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Philippe Julien Lacan y la psicosis 1932 - 1976 “Lom eohun corps et nan-na kun"* J. Lacan, Joyce le aymptome, el 16.6.75 En una presentacion de enfermos, el 13 de febrero de 1976, el sefior G.L, manifestaba a Lacan que tenia palabras smpuestas: “La palabra impuesta, decia, es una emergencia que se impone ami intelectoy no tileneninguna significacion concreta, Son frases que emergen”... Luego de este encuentro, Lacan dira alos presentes: “eso, és una pstcosts lacantana..., verdaderamente caracteriza- da, Las palabras impuestas, lo tmaginarlo, lo simbdlico y lo real. Por eso mismo no soy muy optimista respecto a este jo- ven", ‘Ala semana siguiente, el 17, en su seminarlo, precisa en Frase donde Lacan Juega con la Habria fdentidad fone ica con: Phome quia un corps et n’en a qu'un lo que podria traduetr9e por: El hombre tlene tun euerpa y s6lo uno. (N. de los 7) 7 8 Littoral 7/8 qué esta psicosis ¢s lacantana, “Resulta que el viernes en mi presentacion de algo que se considera general mente como un caso, un caso de locura seguramente, un caso de locu- ra que comenz6 con el sinthome palabras impuestas... Al menos es asi como el paciente articula, él mismo, ese algo que, me parece, hay de mas sensato en el orden de una ar- Uiculaclén que puedo decir lacantana’.* Dicho de otra manera, la sensaci6n de palabras impues- tas define exactamente lo que Lacan entlende por psicosis: palabras impuestas, y no el delirto, “Yo no lo encuentro de- Urante’, dice Lacan al sefor G.L. En 1976 esonoera unano- vedad; ya en el seminario de 1955-56 sobre las psicosis, La- can definia a estas tomando de su maestro Clérambault el término de automatism mental: “si el lenguaje habla por si solo aqui o nunca tenemos que utilizar el termino de auto- matismo y esto da al término que uttlizaba Clérambault, su resonancla auténtlca, su aspecto satisfactorio para noso- tros"2 Es satisfactorio en el sentido en que esta estructura es primera y fundante en relacton a todo afecto que pueda ex- perlmentar el sujeto: “El mérito de Clérambault es haber mostrado su cardcter {déicamente neutro, lo que en su len- guaje quiere decir que esta es plena-discordancia con los afectos del sujeto, que ningdn mecanismo afectivo basta pa- ra explicarlo, y, en el nuestro, que es estructural"? Es de- lr, que ese fenémeno da cuenta esencialmente de la estruc- tura del Jenguaje en tanto tal, y “que hay que ligar el nudo de la psicosis a una relacién del sujeto al significarte”, Considerarlo asi, gsignifiearia excluir lo imaginarlo y lo realy privileglar lo simbélico?. Estas tres funelones zno ¢on- J. Lacan, Le Sinthome, seminario del 17 de febrero de 1976. 2 3: Lacan, Fl seminarto, libro 3, Las pstcosts, Paldés, Barcelona, Bue: nos Aires, 1984, p. 438, 5 Ibid: p. 359, Lacan y ta psicosis 9 sisten las tres en ese fenémeno de las palabras impuestas?. En 1956, Lacan decia: “Podemos en el seno dela palabra, in- tegrar los tres planos: de lo stmbéticorepresentado por elsig- nificante, de lo tmaginarto, representado por la significa- clén, y de lo real, que es el discurso realmente pronuncia- do en su dimensién diacronica’. ¥ en 1976, dira lo mismo, a propésito del sefior G.L.: “Las palabras impuestas, lo ima- ginario, Io simbéllco y lo real”. Lo sentido Estas afirmaciones se aclararan a partir de otra pregun- ta formulada por Lacan : “yCémo es que no sentimos todos que las palabras de las cuales depenclemos, de alguna manera, nos son tmpuestas?, Es en esto que lo que se llama un enfermo va, algunas veces, més lejos que aquél alque se llama un hombre normal, La cuestiones ‘mas bien saber por qué un hombre normal, llamado normal, ro seda cuenta que la palabraes un partstto, que la palabra es un enchapado, que la palabra es la forma de cancer de la que esta ‘aquejado el ser humano, Cémo es que hay algunos que llegan a sentito?"® No todosstentenestaexterioridad, esta coaccién dela pa- Jabra, Y sin embargo, para todos, el lenguaje esté ya alli, enorme, englobante por todas partes, desbordante, cercan- do todas sus acciones, guléndolas, susciténdolas y llevan- dolas a cualquier parte. Efectivamente, “la idea misma de un pensamiento inconsctente, esa gran paradoja préctica que introdujo Freud, no quiere decir otra cosa”.® © abid: p. 98, 5 J. Lacan, Le Sinthome, seminario del 17 de febrero de 1976. © J, Lacan, EI seminario, Ibro 3, Las palcosis, Paldés, Barcelona, Bue- nos Aires, 1984, p. 163, 10 Littoral 7/8 Pero elloco stente con fuerza este parasito lenguajero, ¢s- ta modulacién continua, esta ‘artieulacion que organiza nuestras acciones como acciones habladas”,” Ciertas pala- bras, clertas férmulas iluminantes, clertas sonoridades enigméticas, le tocan el “alma” con mas violencia que a otros, Esto es del orden de losentido: sensacién, sentimien- to, pasion [jy todas las modalidades del thumos griego!) 0 se- gin la Jerga de Ia pstcologia: afecto, lo que se entiende ast: soy afectacio por el lenguaje. Por consigutente nuestro primer interrogante nos con- ductré al afecto. Y lo responderemos adentrandonos en es- ta paradoja: es precisamente de la ausencia de un afecto; en especial la agresividad, que Lacan cuatro veces se sintié in- trigado y se dejo cuestionar por la locura: — en 1932: con Almée — en 1956: con Schreber — en 1965: con Lol V. Stein — en 1978: con Joyce La tyché le tendié esta mano: es cuando el cancer de la palabra afecta demasiado a un sujeto, que el afecto espera- do por Lacan falta a la cita. Ya veremos como, Aeste primer interrogante se agrega un segundo: qué es sentirse tener un cuerpoy s6lo uno? JEs en raz6n de la ima gen especular que nos hace creer “en el sentido de que el su- Jeto se identifica en su sentimiento de Si con la imagen del otro y 1a imagen de! otro viene a cautivar en él este sentl- miento?"® 20 bien este “tener un cuerpo” proviene de otro Amaginario, que es el tinico que da consistencia al cuerpo y por alli al afecto? Lo que se juega en esta eleccién aparece- ra poco a poco en Lacan de 1932 a 1976 a medida que va- ya respondiendo al primer interrogante, 7 Ybid: p. 164, © J.Lacan, Eseritos I, Acerca de la causalidad psiquica, Siglo XI, 1084, Mexico, Espana, Argentina, Colombia, p. 171. Lacan y ta pstcosts ry Aimée Lo que para Lacan fue el objeto de una intuicién primor- dial y ordenard el conjunto de su tests de 1932, es lo que él llama “un acontecimiento que sera decisivo en el desarrollo de la vida de Aimée”; Ja intrusién de su hermana mayor en Ja vida de Ja pareja de Atmée y de su marido después del na- cimiento de un nifo y su “apropiarse de la direcclén pric- tica de su hogar”! tomando un “rol de madre”. Lo que esta ‘hermana dijo a Lacan, durante mas de una hora, le revela que todo esto no es el fruto de la imaginacién de Atmée. Ahora bien, lo que lo asombra al punto de determinar et sentido de su investigacién, es que Aimée no reaccioné an- te la actitud de su hermana en su hogar. Mas aim, ante La- can que hoy la interroga sobre ese punto en espera de una confesién de un reproche legitimo (jpara él!), Aimée se calla: inada de agresividad! Esta se define como rivalidad frater- na, capacidad de lucha, de e6lera y de competicion para ha- cer reconocer su derecho, mantener su proplo lugar; yseml- deconel poder decir“no"y de sostenerse en respuesiaa una intrusi6n destructora de parte desu semejante, gNosecom- prueba clinicamente la ausencla de esta agresividad en el psicético antes de todo delirio (0 en el prepsicdtico si se ha- ce del delirio el desencadenamiento de la psicosis)?."" Ante Almée con quien se encuentra durante un afioy me- dio, Lacan se sorprende por esta ausencia, Y este asombro Jo impulsa a descifrar este enigma, “La personalidad de Al- ‘mée no le permite reaccionar de manera directa con una ac- ® J. Lacan: De la psicosis paranoica en sus relaclones con la persona dad, Siglo XX, Méxtco 1976, p. 209. 20 ids p. 211. 1 Monthorlant nos dio un bello elemplo elinico con el caso Exupere en Un assassin est mon maitre (1971) que llam# la atencién del profesor De~ lay quien hizo un extenso prefacio a Ia presentacién de exe caso. ____ con la sigutente pregunta: ,No existe de alguna manera la 12 Littoral 7/8 titud de combate, que seria la verdadera reacclon paranot ca, entendida en el sentido que ha tomado este término a partir de la descripeién de una constituctén asi designa- da”, ‘Aimée hace objecién a la “reacclén paranotca” tal como sela admit corrientemente, Lacan sostiene justamente es- ta objecién apoydndose en Kraepelin (antes de apelar a Freud), Efectivamente, para Kraepelin, citado por Lacan: “A menudo, —dice Kraepelin— cuando tiene medios para cello, elenfermo, conctentede su vulnerabilidad, no se ocupa mas ‘queen hutrde los combates serios de laexistencia, yen lugarde adoptar alguna posictén firme se dedica més bien a vagar por ahi, no atendlendo sino a bagatelas y evitandoel contactocon ta vida’.!? Es asi como se explica ¢l desencadenamiento del delirio. Noes “reacci6n paranoica, sino reaccién a la paranola, Efec- tvamente, prosigue Lacan, sigulendo a Kraepelin: “Cuando se careve de las armas que pueden echar abajo los obstdculos levantados porta vida, se te ofrecen ala persona dos ‘camminos para reprimtr as experienctas que locontrarian: “negar- se a aceptar eljulclo de los demés, o esqulvarse en esperanzas de porventr tneapaces de disolverse por ntngfin fracaso”, Son es- {0s los dos caminos por los que avanza el pensamiento deliran- te Planteados estos hechos de base, Lacan acude a Freud pulsién agresiva en Aimée ya que el contenido de sus dos de- "bids ps 211 1 Ibid: p. 54 bia: p. 68. Lacan y la psicosis ‘ 13 Urios y el pasaje al acto asesino contra Madame Z parecen revelarla? Al respecto, Lacan formula una hipétesis que lo conduce entonces a este interrogante gpor qué la hermana mayor es sistemdticamentte disculpada? Efectivamente, es- cribe, “en las reacclones de Aimée aparecen con evidencia clertas resistencias especiales (véase supra, pp. 211-212) con respecto a esa persona precisa: en efecto, no s6lo aban- dona la lucha directa, sino que renuncia a toda revindica- cién moral de sus derechos”."* ‘Asi, lo esencial de la tesis apuesta a explicar estas resis- tencias especiales. Lacan da dos explicactones, que sincon- tradecirse, no se coordinan sin dificultad en la argumenta- cién. La primera, que justifica la eleccion de la nominacién. de psicosis de autopunicién apela al super yo freudiano co- mo defensa contra la pulsién agresiva, “en las psicosis autopunitivais — que, comolo hemos mostra: do, se traducen clinicamente en un delirto de interpretacton—, las energias autopunttivas del super-ego se dirigen contra tas pulslones agresivas surgidas del inconclente del suleto, yretar- dan, atendan odesvian su efecuctén’.!* La segunda, que como lo veremos tendré un largo futu- ro, hace derivar la resistencia del amor mismo, de este amor de Aimée por su hermana, Retomando la frase de Freud: “El perseguldor, en el fondo, era el amado 0 alguien que lo fue en el pasado” e interpretado su famoso articulo de 1922: “Algunos mecanismos neuréticos en los celos, la paranoia y Ja homosexualidad”, Lacan muestra que en el psicético, alli 15 bids p. 256 4 bids p. 272 17 Bn su articulo de 1915 *Un easo de paranola que contradice Ia teoria patcoanalitica’ 0.C. T. XIV, Amorrortu, 1976, p. 288. “4 Littoral 7/8 donde hay “elecetén narcisista de objeto” del mismo sexo, la agresividad es inhibida y reprimida por fijactén al comple- Jo fraterno, El sujeto se plerde, se olvida, se niega, se auto castiga en la cautivaci6n de la tmago de] objeto amado, En qué deviene entonces la pulsién agrestva? Reprimi- da, retornaria en el pasaje al acto asesino, Lacan tlene difi- cultades en admitir esta tesis en lo que concierne a la psl- cosis. El pasajeal acto, lejosdeser la inversion delamor nar- clsista, es su realizaci6n. St en efecto, esto tiene por objeti- vo una autopunicién, gno es la suprema confesién de un amor loco por la imagen del perseguidor en la negacién de simismo?. El acto asesino no es verdadcramente una agre- si6n contra el otro, sino la tiltima reacetén defensiva ante ‘una intrusi6n invasora de la imagen del objeto narcisistica- mente adorado. Dicho de otra manera, a través de la tests de 1932 que- da planteada una pregunta: qué es lo que falta a Atmée, de tal forma quela eleccion narcisista de objeto” (quees laher- mana mayor) la condujo a rechazar una Justa agresividad hacia ella?. Lacan respondera cuatro aftos mas a partir de Ja inven- clon del estadio del espejo en 1936; en el psicdtico hay au- sencia de la “identificacién resolutivade una fase psiquica”® denominada fase del espejo. Esta opera una “metamorfosis de las relaciones del individuo con su serpejante”® gracias ‘a ese modo de identificacién especular, segiin el cual el yo ‘encuentra su origen: en la imagen del otro cumpliendo fun- cldn de espejo. Esta imago constituye mi propia imagen es- pecular. Esta relacién es de identificactén porque es libtdt- nal: el jibilo es signo de ello, Ahora bien, porque ese otro de mi mismo permanece 18 J, Lacan: Bserltos I, p. 178, © Th. Lacan y la pstcosts 15 otro, porque esta identificactén se funda sobra la alteridad, se abre una division, y una dualidad interna permanece irreductible. Es por eso que, a la cautivacién erética se agre- gaslempre, por estructura, una tensién agresiva. Esta es el signo de que la identificacion narcisista en tanto lograda funda una logica de exclusion: soy yo oes el otro. No hay fu- si6n, y sin embargo no hay abandono de la faseinacion ex6- tiea. Efectivamente, la relacién agresiva es constitutiva de esta formact6n que se lama el yo y.es en esto mismo que la identificacién imaginaria es positivamente resolutiva por 1 mantenimiento, ala vez, de la intrusion del otro y de su ex- clusi6n, sin que ninguno de los dos logre suprimir a su con- trarto, Posicion eminentemente inestable, porcierto, pero inter- naa Ia relacién imaginatia y a sostener en su tensién mis- ma segiin una dialéctica tal como por ejemplo la define Mer- Jeau-Ponty: “La dialéctica es una tensi6n de una existencia hacia otra existencla que la niega y sin la cual, sin embar- g0, no se sostiene”.* ,No es esta capacidad lo que faltaba en ‘Aimée? Lacan esperaba encontrar en ella “una actitud de combate, que seria la verdadera reaccién paranoica’.”" Aho- ra bien, no encuentra nada de eso. Stes verdad que elyotie- ne una “estructura paranoica” ~ comoLacanlomostraraen 1948 on “La agresividad en pstcoandlisis’— entoncesesne- cesario concluir que la psicosis es un déftelt del yo ly no del intelecto) insufictencia de “paranoia”, ausencia de amor propio, de Selbsgefiihl. gCémo dar cuenta de esto?. Schreber El seminario sobre la psicosis (1955-56) y espectalmen- 2 Merleau Ponty, M.: Signos, Selx Barral, Barcelona, 1964, 21 J, Lacan: De la palcosts paranotca en sus relactones con la persona: ded, Mexteo, Siglo XXI, 1976, p. 211. SPREE eee Heer E es 16 Littoral 7/8 te el articulo "De una cuestién preliminar a todo tratamten- to posible de la psicosis” (1957-58) instauran un camblo en Ja ensefianza de Lacan sobre la psicosis. Con la ayuda del esquema L, al que llama su pequefto cuadrado magico, La- can distingue dos diagonales: la de la relacién imaginarta a’ ~ ay la de la relacion simbélica A ~ S. Adelanta asi dos proporciones complementarias. 1) La primera retoma lo ya adquirido: en Ja psicosis la re- action imaginaria que muestra la fase del espejo es deficita- Ha, De dos maneras. La relaci6n imaginarla “no tiene la sig- nificacién de exclusion reciproca que conlleva al enfrenta- mlento especular, sino la otra funcién, la de captura imagt- naria”,?? La imagen del yo no esta fundada “en la orbita que da el modelo, més logrado, del otro".?* Ademis, el interlocutor imaginario de Schreber, 0 sea su Dios, sélo tiene que ver con imagenes, con seres de dos di- mensiones, sin interior, como vestimentas sin cuerpo: “na- dacomprende de todo cuanto est dentro|...),y quesélo tra- tacon sombras 0 cadaveres",’* sombras de hombres chapu- ceados a la sels-cuatro-dos, como tradujo Pichon en fran- cés, Asi se desarrolla una dialéctica antertor al “espejo": la del cuerpo trozado, fragmentadoy ta de las tdentidades mial- ples, abundantes y enigmaticas de un mismo personaje. Pero la novedad de esta enseftanza de los afios cmeuen- taconsistird en mostrar que ése “mecanismo imaginarto da 2 ‘Esta notnetén se encuentra cn Esertios, p47, y en el seminario Il, Las pslcosts, p.26. Es algebrizada pero inversamente a>, dos afioa despues ___ Teh, Bsertos p. 690), pero se mantiene lo que designa: el otro ~ el % J. Lacan, El seminarto Ill, Las peleosto, Paldés, Barcelona, Buenos At rea, 1984, p. 992, ° Ibid: p, 202 2 Ibid: p. 116, Este tema de Ia imagen-hbito, tomarit cada vez mas im- portancia para Lacan: el vago en el esquema éptico, el vestido de Lol en 1065, el de In infanta Margarita en el 66, la chaqueta de Picasso en 1972. Lacan y la pstcosis 7 Ja forma, pero no la dindmica, de la allenacién psicética’ 2° muestra pero no explica nada. De alll la necesidad de una segunda proposicion: 1) Laalteracion de la relacion smaginarla tiene su causa en una “salida del ee" de la otra diagonal: la de la relacin simbélica A ~ 8, La inestabilidad de la imagen en las rela- clones interhumanas proviene de un defectoen la red dena- turaleza simbélica, Efectivamente, lo que manifiesta el desencadenamiento del delirio (pero que esta ya abt en su latencia antes del de- rio), ¢s una falta en el orden del significante. En unmomen- tode la existencia del sujeto, cuiando para conducirse como hombre (ante una mujer, un nifio, un padre, los colegas, etc.) las muletas tmaginarias habituales de la relacién a’-» no bastan para sostenerlo, entonces hay un llamado mas all4, al lugar del Otro en su heterogeneldad de Otro. Pero en ese lugar nadie responde. Se apela a un signifieante, pero est auisente, forcluido; es el impase, la perplejidad, el de- rrumbe, 4Qué resulta de esto? Alli donde eso no responde, viene allugar el automatismo mental de palabras tmpuestas, Hay Tespuesta a la ausencla de significante mediante la afirma- eidn tanto mas sostenida cuanto sentida, en su preston ver- bal, de la accién del gran Otro reducida al pequefio otro, Este esti muy presente ensu Intclativay en elenigma deesta int- clativa, en una relacién dual; para Schreber es Flesching, luego, el Dios seductor al que se sacrifica, Esta proyeccion sobre la diagonal imaginarta es una de las consecuencias de un agujero causal a nivel de la cadena simbéllca, mas pre- ‘cisamente: a forelusion del significante del Nombre-del-Pa~ dre. Es asi como en 1964 Lacan podra sintetizar en tres tests 7 bid: p. 212 | \ 18 Littoral 7/8 su posicién freudiana sobre lo que falta en la psicosis. La primera dice el fundamento de orden simbélico; la segunda Ja via imaginaria de su efectuacion; Ja tercera el efecto real que se produce en ella: “Freud nos revela: = quees graciasal Nombre del Padre cémo el hombre no permanece atado al servicio sexual de 1a madre, 7 = que la agresion contra el padre esta en el principio de Ja ley. — que la ley est al servicio del deseo que instituye por Ja prohibicién del incesto. (yo subrayo).2” Lo parcial del esquema L, Esta primacia de lo simbolico sobre lo imaginario y sobre loreal permite, por cierto, el establecimiento de una doctri- na coherente tlustrada por el esquema L, luego por elesque- ma R, en 1958, Pero es sélo un preliminar en vista de otra cosa: un tratamiento posible de la psicosis. Para el aborda- Je de esta practica, Lacan relativiza esa doctrina que some- tea’ aaA-*S. Conslataclinicamente hablando queel ps!- ‘c6tico la desborda y escapa de ella, Efectivamente, a pesar de su delirlo, no es menos clerto que Schreber escribiendo su libro se dirige a nosotros y que contintia escriblendo a su muyer, por quien, como é1 dice “ha conservado su antiguo amor" 2” 4Qué somos?, zquién es ella para é1?. Lacan responde en su articulo de 1958 dando su opinion del examen de ese caso: “la relactOn con el otro en cuanto con su semejante, ¢ incluso una relacion tan elevada como la de la amistad en el senticio en que Artst6teles hace de ella ta esencia del lazo conyugat, son per- 27 J, Lacan Bscritos 2, Del trieb dé Freud y del deseo del pstcoanalisia, Siglo XXI, México, Espafe, 1984, p. 631 27 Cf, Nanataracls, Schreber, pire et fl, Seull, Paris, 1968, p. 218. Lacan y la psicosis 19 fectamente compatibles con la relacibn salida de su eje con et ‘gran Otro, y todo lo que tmplica de anomatia radical~** Dicho de otro modo, hay autonomia de la relacion ima- ginarla, El delirio es s6lo parcial, no solamente porque noor- dena ensu totalidad la existencla del sujeto, sino porque és- te nolo cree ciento por ciento. La alteridad absoluta y exclu- siva de este otro que es el Dios de Schreber no elimina la al- teridad de los otros seres de su entorno.”*Alli se indica la po- sibilidad para el psicoanalista, del abordaje del psicético. eDe qué manera? La amistad, en el sentido dela Etica de Nt comaco (L. Vill y IX), como esencia del matrimonio, es una phitia estrictamente correlativa de la philautia {amor de si) siguiendo la frase de Aristételes: “Igual que, cuando quere- mos contemplar nuestro rostro, lo hacemos mirandonos en elespejo, asi, cuando queremos conocernos a nosotros mis- mos, nos conocemos viéndonos en un amigo. Pues el aml- g0, decimos es un otro nosotros mismos" (Magn. Mor. 1213, a 15-24). Ahora bien, este amor fraternal esté en el funda- mento de cada sociedad, como bien lo observa Freud al ha- lar del yo como fuente de los sentimientos sociales y del Massbildung. El amor al otro-y el amor de si son correlati- vos, La cautivacién amorosa encuentra alli su limite y su temperamento; pues estando este amor de amistad “fuera 28 J, Lacan, Bsortas, p. 658. Lacan inscribe estas dos relaciones (con el pablico, con sut miler) segin el ee aa’ en el campo deo real, sobre el eequema I, p. 853. 2° Contrariamente a fo que decfa Lacan tres aftos antes, en su seminn- to Las psicosts, p. 404, 2° By erletiantemo retomd muy pronto este fundamento aristotélico del matrimonio (via Cleerén y 241 Be offitls) dfindole por objetivo ademas de los hijos lo adjutorium, la ayuda mutua entre eénytges, Hubo alli conjun- clon entre “la ayuda semejante a él de la ereactén de Eva en el Géneste y Ja phila greco-romana, 20 Littoral 7/8 ° de sexo" excluye la pregunta sobre la diferencia de los se- x08, lo que da en a velocidad del crucero, un clertorégimen de serentdad, tranquilidad y constancia, Ahora bien, en el psic6tico este nexo se mantiene en su relatividad, dirigiéndose a otro, a determinado “lerapeuta”, No esta alli el Gnteo apoyo de un “tratamiento posible” stel psicoanallsta sabe ocupar este lugar?, Este es el opuesto de aquel que viene a ocupar un dia Un-padre cualquiera, pro- vocando asi el lamado por elsujeto del significante del Nom- bre-del-Padre en gran Ay el desencadenamiento de un de- lirlo, “Conjuncién draméttea” dice Lacan: “ya se presente para la mujer que acaba de dar a luz en la figura de su es- oso, para la penitente que confesa su falta en la persona de su confesor, para la muchacha enamorada en cl encuen- tro del “padre del muchacho’, se la encontrar slempre".* Esta indtcaci6n practica de Lacan es para ser acogida en. su brevedad misma, Relativiza el esquema L, donde la rela- ‘l6n imaginaria esta sometida a lo simbéllco. Esta toma de distancia se esclarecera poco a poco con la presentacién del Lol V, Stein y de J. Joyce. Lol V. Stein “Ah, gqué es ese cuerpo del que se slente provista de re- pente?” Esta pregunta esta en el centro (pag. 44) de la no- vela de Marguerite Duras: El arrebatode Lol V. Stein’ (1964), Ella signa el nacimiento de una sensacién ausente hasta en- Saeebtitule en francts, es "Le ravissement de Lol, Stein’, que podria tra- ne de serlo por identificaci6n, segiin este imaginario: esle- ¥” 7, Ta, totalidad, superficie cerrada, saco... panza, segiineljue- | 38 Littoral 7/8 go de palabras de Lacan: mi cuerpo, “yo lo PANSE, es de- cir lo hago panza, luego lo soporto”.** Lo soporto por adoraci6n de lo que soy. Asi, por amor pro- plo, tenerlo proviene de serlo tantcamente porque creemos que es asi como tenemos un cuerpo. Ahora bien, este espe- cular nos engafia en sus dos dimensiones aplanadas sobre elespejo de nuestro semejante: el panse-ment. Bl pslcoandlisis nos ensefta que tener un cuerpo provie- ne de otro tmaginario, que se engendra a partir del objeto pe- quefto a. Para mostrarlo Lacan eseribié cémo este objeto se atenaza por un nudo, el nudo borromeo, enlazando los tres ordenes: simbélico, imaginario, real, equivalentes pero dis- tintos, Ahora blen, ese nudo tiene la consistencla dela cuer- day no del saco. ¥ es poresta consistencia que tenemos un cuerpo. "LOM tlene (incluso un cuerpo) por el hecho de que pertenece al mismo tlempo a tres... llamémosle érdenes’.”! De Littoral 21 - Octubre de 1986 Cartel de traduccién: Beatriz, Bertero, Elbio Degracia,. Allela Larramendy, Marta Olivera > Ver tamda de la pig, anterior (N. de los T.). ** Je pente done Je suls (yo plenso luego existo) Je anse done Seoul ye panec luego aoperte) wees, om le sus: yo lo soy) 7¥ J, Lacan: Joyce le Sympthome, Actas del V Symposium Internacional dames Joyce, Paris del 16 al 20 de Junto de 1976, Jean Allouch Ustedes estan al corriente hay wna transferencia psicética Ustedes no tlenen Idea hasta donde llega et delirio sobre mt. ‘Jacques Lacan, el 19/3/1980 Hay una transferencia psie6tica, una modalidad de 1a) ransferencia especifica de la psicosts. itn qué consiste es- ta especificidad? eDe qué se sostiene? Pero, {no seria mas simple reconocer que se trata de la transferencla y que el psicético se inscribe en ella exacta- mente de la misma manera que cualquiera? Basta considerar la manera en que esta transferencia Juegaya fuera del andlisis para tener que admitir que no po- ‘demos satisfacernos con esta solucin. En estado salvaje se espeeifica en efecto por una extensién que va mucho mas alld (y entonces también de otra manera) de todo lo que po- dernos observar en otras partes. Mal que les pese a aquellos que creen decir algo al hablar de autismo, el psicético esté wucho menos separade del oclal, mucho mas sen: Bible a clertos acontecimle: cue Mi ocurren, que lo que pueden estar en regla general el neutético y el perverso. Es- oy 2 goa eS

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