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La referencia ética, especialmente en tiempo de crisis general como el que vivimos, aparece ante nosotros con gran fuerza. Frente a la amarga realidad que nos rodea, frente a lo que es, a lo que observamos en la cotidianeidad, que se~ guramente provoca el rechazo y la censura de no pocos, esta lo que debe ser. Lo que debe ser de acuerdo con los postulados de la recta ra76n nos interpela seria- mente para reflexionar acerca de lo que esté mal en el sistema politico, econé- ico y social de este tiempo. En efecto, hay comportamientos y conductas, no pocas, que se separan del ideal de vida que nos transmite Ia referencia ética como, por ejemplo, estafas, fraudes, cohechos, prevaricaciones... en el émbito publico. Y también en el ambito privado, especialmente en el de las institucio- nes econémicas y financieras, observamos comportamientos inapropiados © inadecuados. Comportamientos, en todo caso, de personas constituidas, tanto en el sector privado como en el piblico, en autoridades, en dirigentes, de los que se espera ejemplaridad y buena administracisn, Se habla mucho de los derechos humanos y, sin embargo, nos invade un mundo en el que avanza la desigualdad, sobre todo en estos momentos de crisis, ‘en el llamado mundo occidental, Se habla mucho del problema del hambre, pero desgraciadamente no disminuye, Se insiste tanto en la proteccién ambien- tal y, sin embargo, falta todavia una sensibilidad clement nfin, de los derechos de la mujer y, sin embargo, el panorama general no deja de ser francamemte desalentator. Se habla mucho de responsabilidad social corporat va y nunca las empresas, sobre todo en el dmbito financicro, han exprimido mas a los ciudadanos con tal de obtener pingties beneficios, El urbanismo, otrora uno de los sectores mis propicios para la racionalizacién cn el uso del suelo, es hoy el principal espacio para la corrupcidn. Cada ver. los pobres son mas pobres y los ricos son mas ricos. Si a este alar mante dato se le afiade la injustificable pasividad de fa Comunidad Intemnacio nal ante tantos tristes acontecimientos de muerte y opresidn, la verdad es que ‘cnesta entender para qué tanto desarrollo cient/fico, o tanta expansicin econémi a En el fondo, mientras no se avance en sensibilidad social y mientras no se sientan como propios los constantes oprobios y humillaciones que todavia su- fren una buena parte de los habitantes del planeta, atin queda mucho por hacer. Eneste contexto, frente a los fdolos caidos ha surgido la Etica como una po- es verdad. Pero en mi opinién, esa Ptiea de la que todos habla- eXige que Ta nucYa sociedad mundial que estamos alumbrando sea wnat so~ ciedad! a escala humana en la que prevalezcan Ia libertad, la igualdad y la solidaridad. Realmente, es bicn importante que los poderes publicos sean mas sensibles ante los derechos humanos y, por ello, que asuman una referencia ética ‘en su actividad. Sin embargo, como nos recuerda Adela Cor Tix, los dirigente: pliblicos no son agentes de moralizaciGn en una sociedad pluralista’ como tam: poco es el Estado el guardidin de la Ftica. Sin embargo, es necesario que polfticos y funcionarios tengan, como regla, un comportamiento profesional y personal integra e irreprochable por razén de ser los representantes de los ciudadanos en ‘el primer supuesto y, en el segundo, los encargados de ejecutar la Ley

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