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UNIDAD X NATURALEZA JURÍDICA DEL CONTRATO DEL TRABAJO

INTRODUCCIÓN

En esta Unidad se comprenderán las doctrinas que se han postulado respecto del contrato y relación de trabajo.

OBJETIVOS PARTICULARES:

Analizar las principales teorías civilistas aspecto de la relación de trabajo, sus ventajas y desventajas; así como distinguir
entre contrato y la relación de trabajo.

CONTENIDOS

10.1 . Arrendamiento.

10.2 . Compraventa.

10.3. Sociedad.

10.4. Mandato.

10.5. Contrato de trabajo y relación de trabajo.


[…]Hay arrendamiento cuando las dos partes contratantes se obligan recíprocamente, una a conceder el uso o
goce temporal de una cosa, y la otra, a pagar por ese uso o goce un precio cierto.

El arrendamiento no puede exceder de diez años para las fincas destinadas al comercio y de veinte para las fincaos
destinadas al ejercicio de una industria.

El arrendamiento no puede exceder de diez años para las fincas destinadas a habitación y de veinte para las fincas
destinadas al comercio o a la industria.

La renta o precio del arrendamiento puede consistir en una suma de dinero o en cualquier otra cosa equivalente,
con tal que sea cierta y determinada.
Son susceptibles de arrendamiento todos los bienes que pueden usarse sin consumirse, excepto aquellos que la
ley prohíbe arrendar y los derechos estrictamente personales.

El que no fuere dueño de la cosa podrá arrendarla si tiene facultad para celebrar ese contrato, ya en virtud de
autorización del sueño, ya por disposición de la ley.

En el primer caso la constitución del arrendamiento se sujetara a los límites fijados en la autorización, y en el
segundo, a los que la ley haya fijado a los administradores de bienes ajenos.

No puede arrendar el copropietario de cosa indivisa sin consentimiento de los otros copropietarios.

El arrendamiento debe otorgarse por escrito cuando la renta pase de cien pesos anuales. El contrato de
arrendamiento debe otorgarse por escrito. La falta de esta formalidad se imputará al arrendador.

Si el precio fuere rústico y la renta pasare de cinco mil pesos anuales, el contrato se otorgará en escritura pública.

El arrendamiento no se rescinde por la muerte del arrendador ni del arrendatario, salvo convenio en otro sentido.

Derechos y obligaciones del arrendador:


El arrendador está obligado, aunque no haya pacto expreso:
1. A entregar al arrendatario la finca arrendada, con todas sus pertenencias y en estado de servir para el uso
convenido; y si no hubo convenio expreso, para aquel que por su misma naturaleza estuviere destinada. 2. A conservar la
cosa arrendada en el mismo estado, durante el arrendamiento, haciendo para ello todas las reparaciones necesarias.
3. Ano estorbar ni embarazar de manera alguna el uso de la cosa arrendada ,a no ser por causa de reparaciones
urgentes e indispensables;
4. A garantir el uso o goce pacífico de la cosa por todo el tiempo del contrato; y
5. A responder de los daños y perjuicios que sufra el arrendatario por los defectos o vicios ocultos de la cosa,
anteriores al arrendamiento.

La entrega de la cosa se hará en el tiempo convenido; y si no hubiere convenido, luego que el arrendador fuere
requerido por le arrendatario.
El arrendador esta obligado a poner en conocimiento del arrendador, a la brevedad posible necesidad de las
reparaciones, bajo pena de pagar los daños y perjuicios que su omisión cause.

El arrendador no puede durante el arrendamiento, mudar la forma de la cosa arrendada, ni intervenir en el uso
legítimo en ella, salvo el caso designado.

Si el arrendador no cumpliere con hacer las reparaciones necesarias para el uso a que éste destinada la cosa,
quedara a la elección del arrendamiento rescindir el arrendamiento u ocurrir al juez para que estreche al arrendador al
cumplimiento de su obligación, mediante el procedimiento rápido que se establezca en el Código de Procedimientos
Civiles.

Los derechos y Obligaciones del arrendatario.


El arrendatario esta obligado:
1. A satisfacer la renta en la forma y tiempo convenidos;
2. A responder de los perjuicios que la cosa arrendada sufra por su culpa o negligencia, la de sus familiares,
sirvientes o subarrendatarios; y
3. A servir de la cosa solamente para el uso convenido o conforme a la naturaleza y destino de ella.

El arrendamiento no ésta obligado a pagar la renta sino desde el día en que reciba la cosa arrendada, salvo pacto
en contrario.

La renta será pagada en el lugar convenido, y a falta de convenio, en la casa habitación o despacho del
arrendatario.

El arrendatario esta obligado a pagar la renta que se venza hasta el día que entregue la cosa arrendada.
Si por caso fortuito o fuerza mayor se impide totalmente el arrendatario el uso de la cosa arrendada, no se causará
renta mientras dure el impedimento, y si éste dura más de dos meses, podrá pedir la rescisión del contrato.

El arrendatario es responsable del incendio, a no ser que provenga de caso fortuito, fuerza mayor o vicio de
construcción.

El arrendatario que por causa de reparaciones de aquellos deterioros de poca importancia, que regularmente son
causados por las personas que habitan el edifico.

Del Modo de terminar el Arrendamiento:


1. Por haberse cumplido el plazo fijado en el contrato o por estar satisfecho el objeto para que la cosa fue arrendada; 2.
Por nulidad;
3. Por rescisión;
4. Por confusión;
5. Por pérdida o destrucción total de la cosa arrendad, por caso fortuito o fuerza mayor;
6. Por expropiación de la cosa arrendada hacha por causa de utilidad pública, y
7. Por evicción de la cosa dada en arrendamiento. […]
COMPRAVENTA.

[…]Habrá compraventa cuando uno de los contratantes se obliga a transferir la propiedad de una cosa o de un
derecho y el otro a su vez se obliga a pagar por ellos un precio cierto y en dinero.

Por regla general, la venta es perfecta y obligatoria para las partes cuando se han convenido sobre la cosa y su
precio aunque la primera no haya sido entregada, ni el segundo satisfecho.

Si el precio de la cosa vendida se ha de pagar parte en dinero y parte con el valor de otra cosa, el contrato será de
venta cuando la parte en un numerario sea igual o mayor que la que se pague con el valor de otra cosa. Si la parte
numerario fuere inferior, el contrato será de permuta.
Los contratantes pueden convenir en que el precio sea el que corre en día o lugar determinados o el que fije un
tercero.

Fijado el precio por el tercero, no podrá ser rechazado por los contratantes, sino de común acuerdo.

Si el tercero no quiere o no puede señalar el precio}, quedará el contrato sin efectos salvo convenio en contrario.
El señalamiento del precio no puede dejarse al arbitrio de uno de los contratantes.

Por lo cual el comprador debe pagar el precio en los términos y plazos convenidos. A falta de convenio lo deberá
pagar al contado, la demora en el pago del precio lo constituirá en la obligación de pagar réditos al tipo legal sobre la
cantidad que se adeude.

Los contratantes pagaran por mitad los gastos que se generen de dicha venta, salvo en convenio en contrario.

Si la cosa vendida fuera mueble prevalecerá la venta primera en fecha; si no fuere posible verificar la prioridad e
esta prevalecerá la hecha al que se halle en posesión de la cosa.

Si la cosa vendida fuere inmueble prevalecerá la venta que primero se haya registrado y si ninguna lo ha sido, se
observara lo dispuesto en el párrafo anterior.

La venta de cosa ajena es nula y el vendedor será responsable de los daños y perjuicios si procede con dolo o
mala fe debiendo tenerse en cuenta lo que se dispone en el título relativo al Registro Público para los adquirientes de
buena fe. […]

SOCIEDAD.

[…]Es la unión de diversos socios que se obligan mutuamente a combinar sus recursos o sus esfuerzos para la
realización de un fin común, de carácter preponderantemente económico, pero que no constituye una especulación
comercial.
La aportación que realicen los socios esta será en dinero u otros bienes o en su industria. La aportación de bienes
implica la transmisión de su dominio a la sociedad, salvo que expresamente se pacte otra cosa.

El contrato de sociedad debe constar por escrito y se hará constar en escritura pública cuando alguna socio
trasfiera a la sociedad bienes cuya enajenación debe hacerse en escritura pública.
La falta de forma prescrita para el contrato de sociedad solo produce el efecto de que los socios puedan pedir, en
cualquier tiempo que se haga la liquidación de la sociedad conforme a lo convenido.

El contrato de sociedad debe contener:


I. Los nombres y apellidos de los otorgantes que son capaces de obligarse.
II. La razón social;
III. El objeto de la sociedad; y
IV. El importe del capital social y la aportación con que cada socio debe contribuir.

El contrato de sociedad debe inscribirse en el Registro de Sociedades Civiles para que produzca efectos contra
terceros.

Será nula la sociedad en que se estipule que los provechos pertenezcan exclusivamente a alguno o algunos de los
socios y todas las pérdidas a otro u otros. No puede estipularse que a los socios capitalistas se les restituya su aporte con
una cantidad adicional haya o no ganancias.

El contrato de sociedad no puede modificarse si no por consentimiento unánime de los socios. Cada socio esta
obligado al saneamiento, para el caso de evicción de las cosas que aporte a la sociedad, como corresponde a todo
enajenante, y ha indemnizar por los defectos de esas cosas, como lo esta el vendedor respecto del comprador; más si lo
que prometió fue el aprovechamiento de bienes determinados, responderá por ellos según los principios que rigen las
obligaciones entre el arrendador y el arrendatario.
Las obligaciones sociales estarán garantizadas subsidiariamente por la responsabilidad limitada y solidaria de los
socios que administren, los demás socios, salvo convenio en contrario, solo estarán obligados con su aportación. Ningún
socio puede ser excluido de la sociedad si no por el acuerdo unánime de los demás socios y por causa grave prevista en
los estatutos.

La administración de la sociedad puede conferirse a uno o más socios. Habiendo socios especialmente encargados
de la administración, los demás no podrán contrariar ni entorpecer las gestiones de aquellos, ni impedir sus efectos. El
nombramiento de los socios administradores no priva al os demás socios del derecho de examinar el Estado de los
negocios sociales y de exigir a este fin la prestación de libros, documentos y papeles, con el objeto de que puedan hacerse
las reclamaciones que estimen convenientes. No es válida la renuncia del derecho consignado. El nombramiento de los
socios administradores, hecho en escritura de sociedad, no podrá revocarse sin el consentimiento de todos los socios, a no
ser judicialmente por dolo, culpa o inhabilidad.

Los socios administradores ejercerán las facultades que fueran necesarias al giro y desarrollo de los negocios que
formen el objeto de la sociedad; pero salvo convenio en contrario, necesitan autorización expresa por los otros socios:
I. Para enajenar las cosas de las sociedad, si esta no se ha constituido con ese objeto;
II. Para empeñarlas, hipotecarlas o gravarlas con cualquier otro derecho real; y
III. Para tomar capitales prestados.

Disolución de las sociedades. La sociedad se disuelve:


I. Por consentimiento unánime de los socios;
II. Por haberse cumplido el término prefijado en el contrato de sociedad;
III. Por la realización completa del fin social, o por haberse vuelto imposible la consecución del objeto de la
sociedad;
IV. Por la muerte o incapacidad de uno de los socios que tenga responsabilidad ilimitada por los
compromisos sociales, salvo que en la escritura constitutiva se haya pactado que la sociedad continué con los
sobrevivientes o con los herederos de aquél; V. Por la muerte del socio industrial, siempre que su industria haya dado
nacimiento a la sociedad; VI. Por la renuncia de uno de los socios, cuando se traste de sociedades de duración
indeterminada y los otros socios no deseen continuar asociados, siempre que esta renuncia no sea maliciosa ni
extemporánea; y VII. Por resolución judicial.

Para que la disolución de la sociedad surta efectos contra terceros es necesario que se haga constar en el registro de
sociedades.

Liquidación de la sociedad. Disuelta la sociedad se pondrá inmediatamente en liquidación la cual se practicara dentro del
plazo convenido o pactado en contrato. Cuando la sociedad se ponga en liquidación, deben agregarse a su nombre las
palabras “en liquidación”.

La liquidación debe hacerse por todos los socios salvo que convengan en nombrar liquidadores o que ya estuvieren
nombrados en escritura social. Ni el capital social ni las utilidades pueden repartirse sino depuse de la disolución de la
sociedad y previa la liquidación respectiva, salvo pacto en contrario. […]

MANDATO.

[…]El mandato es un contrato por el que el mandatario se obliga a ejecutar por cuenta del mandante los actos jurídicos
que éste le encarga.

El mandato se reputa prefecto por la aceptación del mandatario. El mandato que implica el ejercicio de una
profesión se presume aceptado cuando es conferido a personas que ofrecen al publico el ejercicio de su profesión, por el
solo hecho de que no lo rehúsen dentro de los tres días siguientes. La aceptación puede ser expresa o tácita. Aceptaron
tacita es todo acto en ejecución de un mandato. Puede ser objeto del mandato todos los actos lícitos para los que la ley
no exige la intervención personal del interesado.
Solamente será gratuito el mandato cuando así haya convenido expresamente. El mandato puede ser escrito o
verbal. El mandato escrito puede otorgarse en escritura pública, escrito privado, firmado por el otorgante y dos testigos y
ratificadas las firmas ante notario público, Juez de Primera Instancia, Juez de Paz, o ante el correspondiente funcionario o
empleado administrativo, cuando el mandato se otorgue para asuntos administrativos y en carta poder sin ratificación de
firmas.

El mandato verbal es el otorgado de palabra ante presentes, haya o no intervenido testigos. Cuando el mandato
haya sido verbal debe ratificarse por escrito antes de que concluya el negocio para que se dio.

El mandato puede ser general o espacial. Son generales los todos los poderes generales para pleitos y cobranzas
bastará que se diga que se otorga con todas las facultades generales. Cualquier otro mandato tendrá el carácter de
espacial.
El mandato podrá otorgarse en escrito privado firmado ante dos testigos, sin que sea necesaria la previa
ratificación delas firmas, cuando el interés del negocio para el que se confiere n exceda de mil veces el salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal al momento de otorgarse.

Solo puede ser verbal el mandato cuando el interés del negocio no exceda de cincuenta veces el salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal al momento de otorgarse.

Obligaciones del Mandatario con respecto al Mandante. El mandatario, en el desempeño de su encargo se


sujetará a las instrucciones recibidas del mandante y en ningún caso podrá proceder contra disposiciones expresas del
mismo.

En lo no previsto y prescrito expresamente por el mandante, deberá el mandatario consultarle, siempre quien lo
permita la naturaleza del negocio. Si no fuere posible la consulta o estuviere el mandatario autorizado para obrar en su
arbitrio, hará lo que la prudencia dicte, cuidando del negocio como propio.
Si un accidente imprevisto hiciere, a juicio del mandatario, perjudicial la ejecución de las instrucciones recibidas,
podrá suspender por el medio mas rápido posible.

En las operaciones hechas por el mandatario, con violación o con exceso del encargado recibido, además de la
indemnización a favor del mandante de daños y perjuicios, quedará a opción de éste, ratificarlas o dejarlas a cargo del
mandatario. El mandatario esta obligado a dar oportunamente noticia al mandante de todos los hechos o circunstancias
que puedan determinarlo a revocar o modificar el encargo. Así mismo, deberá dársela sin demora de la ejecución de dicho
encargo. El mandatario esta obligado a dar al mandante cuentas exactas de su administración, conforma al convenio, si lo
hubiere; no habiéndolo, cuando el mandante lo pida, y en todo caso al fin del contrato. El mandatario puede encomendar
a un tercero el desempeño del mandato si tiene facultades expresas para ello. El substituto tiene para con el mandante los
mismos derechos y obligaciones que el mandatario.

Obligaciones del Mandante con relación al Mandatario. El mandante debe anticipar al mandatario, si éste lo pide, las
cantidades necesarias para la ejecución del mandato. Si el mandatario las hubiere anticipado, debe reembolsarlas al
mandante, aunque el negocio no haya salido bien, con tal que éste exento de culpa el mandatario. El reembolso
comprenderá los intereses de la cantidad anticipada, a contar desde el día en que se hizo el anticipo.

Debe también el mandante indemnizar el mandatario de todos los daños y perjuicios que le haya causado el
cumplimiento del mandato, sin culpa ni imprudencia del mismo mandatario. El mandatario podrá retener en prenda las
cosas que son objeto del mandato hasta que el mandante haga la indemnización y reembolso correspondiente. Si muchas
personas hubiesen nombrado a un solo mandatario para algún negocio común, le quedan obligadas solidariamente para
todos los efectos del mandato.

Diversos modos de terminación del Mandato:


El Mandato termina:
I. Por la revocación;
II. Por la renuncia dl mandatario;
III. Por la muerte del mandante o del mandatario.
IV. Por la interdicción de uno u otro;
V. Por el vencimiento del plazo y por la

Cuando apareció con fuerza incontenible el fenómeno laboral hemos visto que los juristas tuvieron que encuadrar dentro
del ordenamiento jurídico, a las instituciones recientes que respondían al desarrollo industrial que cada día habría más
fuentes de trabajo y demandada la presencia de numerosos trabajadores.

Los juristas recurrieron a las expresiones hasta entonces usadas en la terminología legal y denominaban “ contrato” al
acuerdo de voluntades que surge entre un patrón y un trabajador. La expresión no era la más feliz; pero su uso universal
vino a darle un reconocimiento pleno, aunque tuvo que aceptarse que, en este contrato, no es aplicable en su integridad
al principio de su autonomía de la voluntad, porque la ley tenía que proteger a la parte más débil en la relación
contractual. Así vemos que en materia de salario mínimo, de duración de la jornada, del trabajo para mujeres y menores,
entre otros puntos, las partes no tienen libertad para convenir tales extremos y cualquier acuerdo entre ellas que
disminuya o restringa las disposiciones legales, adolece de nulidad.

Posiblemente estas limitaciones y un propósito no advertido de aumentar la facultad intervensionista del estado y
disminuir el ámbito de libertad del individuo, llevó a ciertos juristas a sostener que el contrato de trabajo es una institución
sin importancia, pues lo que debe servir de base para todas las convenciones que se derivan de la prestación de trabajo,
es el hecho mismo de enrolarse o engancharse en una empresa, mediante los actos concretos de ejecución de las labores,
a lo que llamaron “ relación de trabajo”. Con ello se hace una reminiscencia de lo que ocurría en los gremios de la edad
media: bastaba que un sujeto ingresara a la corporación para que le fueran aplicables todas las disposiciones de la
ordenanza respectiva. Podríamos pensar también, para entender la postura de los sostenedores de esta doctrina, en la
situación de hoy se plantea cuando alguno de nosotros ingresa a una Asociación Civil.

Se pretende por los partidarios de la doctrina de la Relación de Trabajo, también llamada de la Incorporación, que en el
momento en que el obrero comienza a laborar es cuando surge los derechos y obligaciones para el patrón y para el –
mismo trabajador, siendo intrascendente que hubieran celebrado contrato de trabajo o no.

No estamos de acuerdo con esta doctrina, por que independientemente de las limitaciones al principio de la autonomía
de la voluntad, el trabajador sigue siendo un hombre libre que debe expresar su consentimiento de vincularse con un
patrón y puede, si así lo convienen ambos, incluir prestaciones superiores a las legales o a las del contrato colectivo que
rige en la empresa. Consecuentemente, somos partidarios de la teoría contractualista.

Ampliando un poco los conceptos anteriores podemos que existen dos corrientes principales: la de los Contractualistas y
las de los Anticontractualistas. Los primeros sostienen que al iniciar cualquier actividad laboral se necesita un acuerdo de
voluntades, así sea el caso que una se considere tácita. Cuando el acuerdo esta dirigido a producir un efecto jurídico se
llama contrato. Por eso entienden que cuando un trabajador acepta laboral con otra persona, el patrón y ésta convienen
que se realice la labor material de que se trate, ha surgido el acuerdo de voluntades que obligará jurídicamente a los dos
sujetos mencionados, de acuerdo con las leyes vigentes y aparecerán los efectos jurídicos que son la consecuencia de ese
contrato.

Los anticontractualistas sostiene, a partir de Lotmar, en Alemania, que la relación de trabajo se contempla primero dentro
del campo contractual; pero después salió de esta ámbito para abrigar aspectos fuera del vinculo contractual, pues se
refieren a las obligaciones que nacen de la reglamentaciones impuestas por el patrono. Por estas razones nos dice
Deveali, justificadamente, que esta teoría pretende un retorno al Derecho Germánico, en que existe la relación de servicio
fiel entre el caudillo y su séquito.

Coincidimos con Cabanellas al afirmar que si se pretende que puede darse un vínculo jurídico sin que medie la voluntad,
es lo mismo que creer que del vacío pueda extraerse la materia.

Si solo se aceptara la teoría de la relación del trabajo, no se podría justificar la existencia de algún derecho cuando el
obrero firme un contrato de trabajo para iniciar sus labores posteriormente y el patrón más tarde se niegue a recibirlo o a
la inversa.

Aun aceptando la existencia de la cláusula de exclusión pos admisión, que reputamos inconstitucional de nuestro medio,
el trabajador seguirá disfrutando de libertad una vez que lo haya propuesto el sindicato al patrón, para discutir con éste,
aspectos específicos más favorables en su contrato de trabajo.

Nuestra ley laboral, por otra parte a pretendido incluir los dos conceptos en el artículo 20, o sea, que se separa de los
sistemas señalados por la doctrina, pues define la Relación del Trabajo, como la prestación de un trabajo personal
subordinado a una persona, mediante el pago de un salario, cualquiera que sea el acto que le dio origen y a continuación
incluye la definición de contrato de trabajo que adelante comentamos, pero agregan un tercer párrafo:

“La prestación de un trabajo a que se refiere el párrafo primero y el contrato celebrado producen los mismos efectos. “

De lo expuesto deducimos que la relación no sustituye al contrato de trabajo, sino que lo complementa de manera
innecesaria, pues ya en el artículo 18 de la Ley derogada se disponía que existía la presunción del contrato de trabajo
entre el que presta un servicio personal y el que lo recibe.
Más confusión introduce el artículo 21 de la Ley al ordenar que “ se presume la existencia del contrato y dela relación de
trabajo entre el que presta un trabajo personal y el que lo recibe”. Esto nos lleva a considerar que se trata de dos
elementos iguales, cuando en realidad la doctrina había establecido entre ambos, una diferencia tajante.

Definición.

Podríamos referirnos a las definiciones que la doctrina ha dado respecto del contrato individual del trabajo, pero
consideramos preferible recurrir al texto de la Ley, ya que este, por lo demás, responde a las exigencias doctrinales,
interpretando adecuadamente alguna de sus expresiones.

Reproducimos pues, el contenido del segundo párrafo del artículo 20 de la Ley federal del Trabajo, que dice : “ Contrato
individual del trabajo cualquiera que sea su forma o denominación, es aquel por virtud del cual una persona se obliga a
prestar a otra un trabajo personal subordinado mediante el pago de un salario.

Para captar el contenido de esta definición hemos considerado pertinente desmenuzar los elementos de la misma,
analizando que se entiende por trabajo, qué se entiende por patrón y como se explica el nexo que entre ambos existe.

Después de exponer algunos puntos de vista sobre estos temas, volveremos a estudiar el contrato de trabajo y sus
diferencias con otras instituciones que le son semejantes y que pudieran dar lugar a confusiones. En capítulo aparte
estudiaremos algunas modalidades especiales por lo que hace al salario.
Concepto de “ trabajador”

Nos dice el artículo 8° de la Ley Federal del Trabajo que “ trabajador” es la persona física que presta a otra persona física
o jurídica, un trabajo personal subordinado”.

Con acierto nuestra Ley actual precisó conceptos al señalar que el trabajador debe ser una persona física y quiso recalcar
la no diferenciación de la actividad desarrollada para poder clasificar a un trabajador, que para los efectos del precepto, se
entiende por trabajo toda actividad humana, intelectual y material, independientemente del grado de preparación técnica
requerido por cada profesión u oficio.

Por lo que ve al sexo de la persona física la Constitución Política, según su última reforma de 1974, dispone en su artículo
4 que “ el barón y la mujer son iguales ante la Ley “ . por otra parte el artículo 169 del Código Civil para el Distrito Federal,
que también fue reformado recientemente, establece que los cónyuges podrán desempeñar cualquier actividad, excepto
las que dañen la moral de la familia o la estructura de esta. Cualquiera de ellos podrá oponerse a que el otro desempeñe
la actividad de que se trata y el Juez de lo Familiar resolverá sobre la oposición.

Como se ve, el hombre y la mujer han quedado completamente equiparados en sus derechos y, por lo mismo, solamente
en el caso de que el trabajo de la mujer dañe la moral de la familia ( lo que resulta sumamente extraño para un trabajo
licito) cabe la oposición del marido.

Hemos dicho que la ley requiere que el trabajador sea una persona física, lo que excluye desde luego a las personas
morales y de allí se desprende de inmediato que un sindicato no puede ser sujeto de un contrato de trabajo, con el
carácter de trabajador, puesto que el sindicato es una persona moral.

La prestación del servicio debe ser personal y así lo exige no solo nuestra doctrina nacional, sino la extranjera pudiendo al
efecto citar respecto de esta, a Brun y Galland, que en su obra Droit du Travail, al referirse a la estructura del contrato del
trabajo consideran como un elemento indispensable el citado. Es lógica la conclusión anterior pues si el trabajo fuera a
prestarse por una tercera persona, nos encontraríamos en presencia de una persona jurídica que es la de los
intermediarios.

Una conclusión practica también desprendemos de esta definición, o sea que las personas que ya no obtuvieron su
jubilación en una empresa no pueden considerarse trabajadores de la misma, desde el momento en ya no le prestan
servicio personal alguno.

Como hemos visto, nuestra ley solamente se refiere al trabajador como uno delos elementos de la relación laboral, pero
es usual emplear la expresión de “ empleados” refiriéndose a los trabajadores de oficina.

No hay base legal para establecer esa diferencia y solamente en los usos internacionales conviene conocer las
expresiones para designar, como empleadores, a los patronos y con el segundo a los trabajadores.
Fichas Bibliográficas de los documentos

Ficha Documento

10.A. CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO

FEDERAL: TITULO SEXTO,

SEGUNDO, UNDÉCIMO Y NOVENO

10.B. BRICEÑO RUIZ, ALBERTO

DERECHO INDIVIDUAL DEL TRABAJO.

Editorial Harla, México, 1985.


Págs. 102

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