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& BIBLIOTECA NIETZSCHEANA Baio la drecibn de Jacobo Me ial publcados claro ‘Sve ta uilidad y el perio de ta Wisteria para la vida Trtenbeston 3S cna edecaer Friedrich Nietzsche SOBRE LA UTILIDAD Y EL PERJUICIO DE LA HISTORIA PARA LA VIDA (IL INTEMPESTIVA] Edicion, traduecion y notas de German Cano BIBLIOTECA NUEVA, © Bat ne Ma, fy Mii 199 ‘oI Mae Isa, 4700.04. Bape tra 4171960 Inpro eo Riga, SA Impress en Ha Pe i ie pe in pai ne us ain eo ‘uke, mins, dpe bac 9 de Reap iNDICE Prefacio «Por lo demés, me es odioso todo aquello que jiniea- mente me instruye, pero sin acrecentat mi actividad 0 ‘animarla de inmediato». Con estas palabras de Goethe, 2 modo de un Ceterum censes' expresado enérgicamente, qui- sera comenzar nuestra consideracin sobre el valor o la inutilidad de la historia, En ella se descrbird en realidad por qué la ensefianza sin vivifiacién, por qué el saber en el que se debilita In actividad y por qué tinicamente la historia como preciosa superfluidad del conocimiento y articulo de Iujo ha de resultarnos, segiin las palabras de Goethe, seriamente odiosa, pues todavia nos falaria lo ‘mis necesario, al_no ser lo superfiuo sino enemigo de lo necesario, Es cierto que necesitamos la historia, pero la necesitamos de un modo distinto a la del ocioso male- 1 Se ata de una ali a I elebee frase de Catin Ca ot see Carhagton ie diendom (apor ra parte, soy de opinion de que CCartago debe desrursen) com la que éte sila conctuir cualquier die ‘eur 0 tpico hasta que fnalmente ince los romanos a emprendet 1a texceraguevea pinica, Pasblemente eta ceérencn In proporsene Plaareo y sus Tia poral (ease nots 42) Por ato lad, ls palabras de Goethe provenen de una earta dirgda a Sehiler el 19 de ciem- bre de 1798, Puede consultarse para ella (A. Rus, ed) Brig! niche Sabilly and Gute (1794-1805), Teri, "Hermann Seo- ‘mann, 1900, 7 eee tiempo, su cultura historica, como algo perjudicial, como defecio y carencia de esta época. Porque creo, incluso, que todos nosotros sufrimos una ardiente flebre historica Y que, como minimo, deberiamos reconocer qué la sufri- ‘mos. Si, como dijo Goethe, cultivamos nuestros vicios si- rmulténeamente al lado de nuestras virtudes*, y si, como cualquiera sabe, una virtud hipertrofiada —como asi me parece que ¢s el sentido historice de nuestro tiempo puede muy bien legar a convertirse en causa del posible deterioro de un pueblo como un vicio hipertrofiado, en- tonees se me debe permitir exponer estas opiniones con toda libertad. Tampoco, dicho sea esto sin animo de ex- cculpacién, deberia silenciarse que las experiencias que provocaron estas torturantes sensaciones proceden de mi mismo, y que s6lo mediante Ia comparacién con otros tiempos, en conereto, sélo en tanto diseipulo de la Anti- sguedad, sobre todo de los griegos, he legado a tener ta- les experiencias intempestivas como hijo de este tiempo actual. Una experiencia a la que tengo derecho por tan- 1 a causa de'mi trabajo como filélogo clisico. Porque no sabsia qué sentido tendria la flologia en nuestra época si { no fuera el de actuar intempestivamente dentro de ella. \Dicho en otras palabras: con el fin de actuar contra y por encima de nuestro tiempo en favor, eso espero, de ‘un tiempo futuro. chueado en el jardin del saber, pese a que éste contemple ‘con desprecio nuestras necesidades y las considere rudas y carentes de gracia. Esto quiere decir que necesitamos Ia (historia para la vida y para la accién, aunque, en reali dad, no para su cémodo abandono, ni para paliar los | electos de una vida egoista y de una accién cobarde y deshonesta. Sélo en la medida en que la historia sive & la vida qucremos servirla nosotros, aunque exista una max nera de practicarla y una apreciacién de la misma por la que la vida se atrofia y degenera: un fenémeno cuyos cu- losos sintomas hay que llevar ahora a la experiencia de ‘nuestro tiempo de un modo tan necesario como doloroso, ‘Me he esforzado por explicar una sensacién que me ha atormentado con bastante frecuencia; me vengo de ella entregindola a luz. piblica, Tal vez exista alguien gue, motivado por tal descripcién, me explique que tam- bbién conoce dicha sensacién, pero que yo no la he seni do de un modo suficientemente natural y auténtico y, Por tanto, no he sabido expresarla con la debida seguric dad y madurez de experiencia. Puede que éste sea el caso; pero la gran mayoria diré que éste no es sino un sentimiento totalmente falso, antinatural y abominable, cuando no absolutamente ilicito. En realidad, con esta sensacién me he mostrado indigno de tan’ poderosa frientacién historica del presente, tal y como es conoc. dda desde hace dos gencraciones entre los alemanes. De cualquier modo, en tanto que me atrevo con la descrip. fea cin natural de mi sentimiento, intento estimular mis ue dificultar et beneficio general, pues de este modo offezco a muchos la oportunidad de alabar la anterior 2 Goethe J. Ws ov ghar (Mexico, comprender algo de lo que con razén se enorgulleee PGE, 1993, pgs 379.495). 38 1 Contempla el rebafio|que pasta delante de ti: fgnora to ‘que es el ayer y el hoy, brinea de aqui para alla, come, des- cansa, dgiere, vuelve a brincar, y asi desde la mafiana a la noche, de un dia a otro, en una palabra: atado a la inme= jeiatex'de au placer y disgusto, en realidad atido a la estaca | del momento presente y, por esta razdn, sin atsbo alguno ‘de melancolia © hastio. Ver esto se le hace al hombre duro, porque él precisamente se vanagioria de su humanidad fienteva la bestia y, sin embargo, fja celosamente su mira- da en su felicidad’, Porque él, en el fondo, dnicamente quiere esto: vivir sin hartazgo y sin dolores como el animal, aunque lo quiera, sin embargo, en vano, porque no lo quie~ re tal y como lo quiere éste. Adi el hombre pregunta al ni- mal: gpor qué no me hablas de tu felicidad y tinicamente jme miras? El animal quiere responderle y decide: «esto | pasa porque siempre olvido lo que quisiera decir», Enton- ces, también se olvid6 de esta respuesta y callé, de modo «que cl hombre se quedé asombrado. Pero tatabiéi se asombi6 de si mismo por no poder aprender a olvidar y depender siempre del pasado; y 8 que cuanto mas lejos vaya, cuanto més ripido corra, est * Aunque no sea ctado, Nietache recage esta contaposicién ear tee animal que vie feizmente el presente el hombre sgebiado por ‘el paso del teipo et poeta italiano Giacomo Leopard, en coerce del porma sCanto natin de an ptr en An A tei de ss tmiltudes om otras importantes teleencias espinal de Nietsche (Hotdeti, Schopensaner, 20 puede desprecine Ia inet del poe fm ialano, sobre todo en lo releente aia termi de laff ‘el genian. En 11 gy saber 92, por ejemplo, Leopard ex'onserado, Junio s Mevimée, Emerson y Walter Surag’, uno de low macs eh rosa del sigow. Netsche poeiaen wo bbloteca Ia teachcion lem ha de R. Hamering (ldburghainen 1966), Geile nm Cina Lae for. Destacar, por timo, que et poema veve ser tans en el fragmento péstumo KSA vit 30 Qh. 40 | Inixima que aparece al homfre para recordarc, por me cadena siempre le acompafia, Bs nsombroso: ahi sth el Instante presente, pero en un abrir y cerrar de ojos desa- parece. Surge de Ia nada para desaparecer en I. misma nada, Sin embargo, luego regresa como un fantasma per- turbando Ia calma de un presente posterior. Continua- mente se separa una hoja del libro del tiempo, cae y se aleja aleteando para, de repente, volver al seno’del hom- bre. Entonces, al mismo tiempo que el hombre dice «me acuerdo», envidia al animal que olvida inmediatamente mientras observa cémo ese instante presente legs a morir realmente, vuelve a hundirse en la niebla y en la noche desapareciendo para siempre. Asi vive el animal de. ma- nnera no iste fnitrsl), pues se aparta del tempo de, ‘modo similar a un nGinero que no deja como resto nin- guna fraccién fantéstica y aparece completa y absoluta- mente como Io que es, pues no puede ser otra cosa que sincero. Por el contrario, el hombre intenta levantarse con todas sus fuerzas de ese gran y pesado lasire que es 84 pa- sado, Este no hace sino aplastarle hacia abajo 0 doble- garle hacia los lados, obstaculizando su marcha como un peso invisible y oscuro que aparentemente alguna vez puede rechazar, como él hace demasiado gustosamente dclante de sus semejantes, a fin de despertar su envicia, Por esta razén no puede sino emocionarle, como si de un paraiso perdido se tratase, ver un rebafio pastando 0 al hilo que juega en conliada ineonsciencia entre las cereas ‘del pasado ¥ cl futuro sin tener ain que rechazar nada de ss pasado, Sin embargo, ese juego un dia tendré que ser perturbado, pues demasiado pronto sera invocado por el pasado. En exe momento aprendera la palabra afne>, 6s | | dio de Ia hicha, el sufrimiento y el tedio, lo que es en el fondo su existencia: un inpertim que manea llega ara liearse de modo completo. Todo ello hasta que un buelt ~dia Ia muerte, finalmente, waiga el ansiado olvido, susta- yendo Ia posbilidad del prescnte y del existr y presen- tando cl sello de ese conacimiento que enuncia que la a axstenca cs un iinterrampido huber sido, algo que vive niegindose, consumiéndose y contradiciéndose clatinen, mente’, Si To que hace aferramos y estimnlamos a los viven- tesa Ta vida es la flicidad, la aspiracin a la renovada licidad, posblementeningin filo tenga mis raxoa ne el cnico, pues la felicidad de animal x Ia prucba vidoes te de la raxéi de los derechos del cnice. La mis pe. quella dicha, siempre que no se interrumpa y-nos hea falices, es incomparablemente una felicidad mayor ave cualquier po de dicha que solo se manifieste mpeodieee ‘mente, es dpcir, como eapricho o loca oeurrencia en ie, dio del pur6'isplacer, deseo o carencia Pero lat mio equefas y grandes dichas hay algo que hace que le eke Gidad Sea-tlr el poder alvidar”0, dicho de manta mas clita, la capacidad de poder sentir de manera no hiss, Sea, abstayéndose de toda duracion, Quien es incepee |) de'instalase, vida todo lo'ya- pasado, en el oneal el presents, quien es incapaz de permaneccr esguide co un determinado punto, sin vértigo ni miedo, como une \ciesa de la victoria, no sabri lo que ea ls Ricdad 0 Ia que es peor, no haré nunca nada que haga fice «eg lems, Imaginemos el caso extremo de un hombre al que $e le hubiera desposeido completamente de la foes de ‘lvidas, alguien que estuviera condenado a ver en todeg bates un_devenir’. Ese hombre no seria capar de Gece ‘us en su propia exitenci, ya que veria todas Ins cosas ‘luir eparadamente en puntos moviles Se penderia at on | Fata idea no tanto biolgica como stemporals de vida puede ese cI gy seer 26: Vivi signin deshacere continuamete de ‘go en uso mismo que quiere movie—Vivissignicn ser cruel es xorable conte todo cuanto se hae débily vig en nota no sae en nosotros, ® Puede camparare con eit l ele evento de Borges, «Funes 1 memoriowm, en Reiner (Mac, Alana 150. 42 con ons deni. Coo cpl cnc Se ree ce ee cist at icanar oe eis VS tada nin ay ahi, de gual od evi te Ke ta onan neo aes eS Tee st eons ceca date pr om sp tant gem po a, 2 ip Ne Oe me eae EM penne cen i in Coos Mea ee ae ta pam, opktaoer mck eicscale tide Opa ph mt < tema de modo mas sencillo: existe un grado de vigilia, de ru~ eee cals hiio'e dpsed so et cee Taio tani tne a pad a fies 9 is a Then dcerminar ete ao , se een: wt i pe pr oe a Seecnd al preeath ote aoe conoorr exactamente el grado. de forza Fes den Eres ae we cote nie fee on Kahn jar creer por mbna, ee poler de tansor ee ee Se eae Seater pend! de epncar as fama te tl Bach Hoe gue pc gt gai ogo oes weg mayen fe i ‘eo ra er um ee Ps Paste ode un ntact se demsgren te rablemente, Pero también existen, al contrario, los inva SE herbs ele cee * onde ea Cty en em edd ae sees cp iy Wao ge See asa to debs Ss a in Snot wn den Ve Arlen Mag, bro TV, 110 212 (tain, Grd, 1950 Fa Won Coc eh 6 vida ¢ incluso a los hechos de’su propia maldad hasta el exttemo de que en medio de ellos, 0 poco después, le- fan a un regular bieneiar y a una concenca toll Extanto ms poderoray gon las raice dela nations nis interior de un hombre tanto mayor caida de sot sade log aproplane e aprenr.¥ alee pomen ieee podetosy enone naturaiss amas imaginads, tendo | nos que Feconocer que no exsita pan Cihingur de Titacén hstriea que puters actuar sobre tis ie odo agobiante ypetjuicia, pues atari todo ops (st eno set hac ars formaria efi Sangre’. Lo que una naturaleza semejante no llega # dominar, lo sabe olvidar, dejando ‘esto. simple. riente de exis; de este modo, el horizonte permancce cera ceme en mos Nada ere i ne ten mkt alte ela hombre, padiones, dacs y tne sos Er una ey feral og vo 610 pac, lg sr sano, uertey praitivg ent imerior de un he DHTE=S! o incapas de Geant 2 an ede al hens | tat 9 por ota prs demasiado sla come pn [odes inrar su propin perspectiva en interior dena On "Bane enh engi cy rss vet Tecate Soc ae penne os es al rears oe Se decreas ae et tae cn cin he Sareea ne ame _ coniren aera oct porn ong ne con tt Hi router encase Says mgs its hai ae Sea, a Le Nada Grog To cece ee 6 ha ee Rost Ag Mahe poor al en may as da SEA We cm lame yt ois ft ra tres se fa pacha dd a sels ety nn ans detonate So Gerace ct llr pong some wien {tues pede renter y dsr ya sctiedincey tee hd cpl vs tac tous Ps en ae Bee ‘Seine donde» Biri N, Comet TB a \ “ cextrafia, legard al ocaso.enfermo y agotado demasiado prematuramente. La jovialidad, Ia buena conciencia, 1a Alegria en el actuar, 1a confianza en el faturo —todo ello depends, tanto en un individvo como en un pueblo, de Gque-exita una frontera, un limite que separe aquello que Ss claro y capaz de set abareado desde una perspectiva ‘de todo To. que es oscuro y no visiblemete iluminado; ro también depende de que se sepa justa y oportuna™ ene tanto qué olvidar como qué recardar, dl podero- 0 insinto para distinguir en qué momento es necesatio sentir de modo histérico 0 no histérico. ‘mente la tesis propuesta a Ta reflexion del lector: que lo ‘histo y lo histo son en igual medida recess para la a ld de wn individua, de wn pueblo 0 de wna cuba. En este sentida, cunlquiera puede entender esta ob- servacién: por mucho que la ciencia y el sentimiento histérica de un hombre sea muy limitado, por mucho ‘que su horizonte sea tan estrecho como €l de fos habi- tantes del valle de los Alpes, por mucho que manifieste ‘en cada juicio una injusticia y en cada experiencia la ‘creencia errénea de ser el primero en formularla, este hombre, pese a todas sus injusticias y errores, conserva- ri una insuperable salud y vigor y alegrard cualquier mirada, Sin embargo, muy cerea de éste, otro hombre mucho més justo ¢ ilustrado caerd enfermo y se debili- tard, porque las lineas de su horizonte siempre se des- plazan continuamente y porque no lograra liberar de las demasiado delicadas redes de sus justicias y verdades lun robusto querer y desear. Ya hemos visto, en contra posicién a esto, a ete animal que habita de manera to- talmente ahistériea y casi en el interior de un horizon- te unidimensional, pero que vive en una cierta dicha, por lo menos ajeno al hastio y al fingimiento. Por con- siguiente, tendremos que dictaminar que la capacidad de poder sentir de manera no historica es mucho més importante y originaria en la medida que constituye el fundamento sobre el que puede en general desarrollar: 6 cs precisa: jse ¥ execer algo justo, sano y grande, algo, en definiti- {Va anténticamente humano. Lo ahistorico es, pues, se- “mejante a una atmésfera envolvente en la que se desa- rrolla ‘inicamente vida, pudiendo ésta desaparecer si esta atmésfera se destruye. Es vercad que el hombre }sélo llega a ser hombre en tanto que pensando, refle- [xionando, comparando, separando y sintetizando limita ese elemento ahistorico, y en tanto que forma en el in- JHerior de esa envolvente ube tun poco de claridad Iu. ‘mninosa y resplandeciente, es decir, mediante esa fuerza de utilizar. el_pasado como instrumento_para ta vida, ‘ransformando. lo acontecido cn Historia mucva. Pero hho es mens cierto que, por medio del exceso histérico, @1 hombre deja, por el contrario, de serlo. Por eso, sin 1a envoltura de lo ahistérico, no habria munca Ilegado a ser hombre ni se atreveria a comenzar siquiera a ser. lo. gDénde se encuentran esos hechos que cl hombre es capazx de realizar sin antes haber ingresado en esa capa vaporosa de lo ahist6rico? O para dejar de lado las imagenes e ilustrarlo mejor con un ejemptor imaginese un hombre arrastrado ¢ impulsado por una pasion ha ‘cia una mujer o hacia un ideal... ;Qué cambiado esté su mundo! Mirando hacia atras se siente ciego, si mira a su alrededor, para percibir lo extrafio, lo oye como un sonido sordo sin ningun significado. Todo lo que él per- cibe en general nunca lo percibié tan realmente, tan palpablemente cereano, colorido, vibrante ¢ iluminado, como si ahora él comprendiera el mundo con todos sus sentidos. Y es que todas sus apreciaciones han cambia- do y desplazado su valor de antafio; incluso no es capaz de apreciar ya algunas cosas porque apenas puede sen- tirlas. En este momento se pregunta si no habria sido hhasta ahora un mero bufén de extrafias palabras y de extrafas opiniones; se maravilla de que su memoria gire sobre un mismo circulo incansablemente y, sin embar- 0, esté tan débil y cansada para dar un tinico salto fue. a de este circulo. Es éste, desde luego, cf estado mas 46 +" Gpjaste”del mundo, pues es estrecho, desagradecido con 4 ene low peligro; sordo a fos vies, ‘icp sn come’ ux pequato tring er un mar Tuer] ii8de toche y olvor Y, pee a todo, este estado (hi ae Moe Farin” Je princi’) cece ot mean nas ta an Stee logan at agen pretends ‘ing jefe miltar su victoria, ningiin pueblo la libertad ma frames habesta deveate y anhelado en un crn icy St. oi pale ras de Goethe*, el hombre que actha siempre carece ae eee dae ambich deaprovine dela ajuda See eae de shar io pencipal pars centre eee ac ioporay aja ete ie que cae es Capua sn reconocer mis que on Sie Permane fo gue debe veallnre en eve momento. De eee caliuioe Nombre que atta ama su accion GHiutenehe mis de To que en realidad merece ser ands mj aes nto eee Door masque, en cualquier cas S20 Pipetite’ dor'y valor sen meee " Gualquiera que esté en la posicién de olfatear y res- pirat sfeanonte ela vioscién de star ai Us ape cg mune a cre Se oie ser apa cntnees on tanto fe co. ‘owrent, He elevate a ane punto. Ge vista palit | (iberistorsch) ya deserito por|Niebubr'®)como un posi- | * GEL hombre de acion ex sempre inconsciente, mai ene cons cieaca, salvo el que observa, Palabras de Goethe en Spice ix Pras ‘copia en Gelinas Hen rock, Mich, p80. ‘Dr cx tebndicncion del papel postive de lx epasionn, Nica che coincide con Hegel y, en cirta medida, con I flvaia de I hte fora de Kant, quien opinaba que sn pains esis le hurmanidad snes progres or Be real historiadoraleman y espedalsta en el impesio roe tmano Barhld Georg Nich Su sha Hct Rone haba ko ” bie resultado de la observacién histrica. «Al menos Para una cosa —dice éste—, es util la Historia, si se ta concibe con claridad y en detalle: para darnos cuenta de que los mas grandes y excelsos espiritus de fuestra raza humana jgnoran de qué modo a at trario y casual su vision ha llegado a dar forma a lo que ven y a lo que exigen ver violentamente a cual. quiera, ¥ decimos violentamente porque la intensidad de su conciencia es excepcionalmente grande, Quien xo conoce esto de modo claro y general y no lo ha comprendido, es avasallada por la idea de la aparia cién de un poderoso espirita que lleva la suprema pa sionia una forma determinada». Podria entonces lac [rmarse_esuprahistoricoy a semejante punto de vista | Waking), puesto que quien lo adoptase no podria Nye Completamente ninguna tentacian de seguir eet ¥ cooperando en la marcha de la Historia, \ya que habria reconocide finalmente la tnica condi n de cualquier suceso histérico: la ceguera € injus ‘icin de los hombres que actian, Es mas: inchiso se hhabria curado por.fin de la tentacién de tomar a la historia de ahora en adelante demasiado en serio. Ha: bria aprendido de cualquier hombre, de cualquier vic vencia, sea entre griegos o turcos, en una hora del si slo 10 xx, a responder a Ia pregunta de cémo y para qué se vive, Si alguien preguntara a sus conoctdos si jdesearian volver a vivir otra vez Ios ultimos diez o | Yeinte afios, comprobaria ficilmente ual de todos | ellos estaria’ preparado para ese punto de vista st J prahinonce Wo ques dctvamene odes Sot rian que no, aunque argumentarfan ese «no» de difes rentes maneras. Alguno, quizd, esperando con co fianza que los préximos veinte afios fuesen mejoreen, slabada por Goethe como cjemplo combinsdo de erica ¢intsicon ‘May posilemente Nietsche coucicrs tal referencia, 48 Son aquellos de los que dice David Hume iré ‘mente: And fiom the dreg of Ui ape to rca, what the fist righ renning could no give, amides hombres histricos, Su mind i ene pasado los empuja hacia el futuro, estimula su valor para Imecdrse mis tiempo con la vida, enciende en ellos la es- peranza de que Ia justcia vendré, de que la felicidad se ‘encuentra ders de una montaia que tendrin que esca- lar, Creen estos hombres histéricos que el sentido de la enistenciasaldrd cada vez mis a la Iuz en el transcurso de tun proces, de abi que sélo miren hacia atris para, 2 tra- Eden cosierctn deo proceon anires haa Inomento. actual, comprender el presente y aprender a desear offi de manera ms tntons; pero no saben hasta qué punto es ahistoriea su mancra de pensar y ac- tuar en Ia Historia y en qué medida su ocupacién histé- Fica no es un instrumento del conocimiento puro sino de Ta misma vida. ‘ Pero esa pregunta cuya primera respuesta ya hemos cid ben puters ver contend de otra manera. jon un ‘eno de nuevo, por supuesto!, pero con un «no» argue ‘mentado de otra manera. Con ese «no» del hombre su- prahistérico que_no ve la salvacién en el proceso, para ‘quien, més bien, €l mando esta completo VTogra su fin en cualquier momento particular. Pues, gqué podian diez ‘fis mis enselar que no hayan enseBado los diez ante 1 des ees de nv espera rec lo qu a pier y ews camera dr no pan. La cits que a ye reproduce Hume pro- viene de John Deyen (Aureng-Zese, Acto TV, esena I) y e5 recog por Nictzche de Dg sel vin naitoa, pace X Day wadveion ‘aatellana de Casmen Garcia Trevjano en Madi, Tezos, 1984) ® ‘Los hombres suprahjstéridps nunca han estado de aaciérd6 entre'ellos sobre'si el sentido de la ensefianza es la felicidad o Ia resignacién, Ia virtud 0 la. penitencia: Peto, opuestos a todos los mods de considerar el pasado, son bastantes unnimes en la aceptacién de la siguiente tesis: el pasado y el presente son uno y el mismo, exo cs tipicamente semejatite en toda su diversidad y, como om. nipresenicia-de"tipos eteriios, una estructura estitica de vac lores inmutables y de eterno significado. Asi como cientos de Ienguajes diferentes corresponden a las necesidades ti pcamente fijadas del hombre, y al igual que alguien que comprendiera estas necesidades no seria capaz de apren- der nada nutvo de todos estos Ienguajes, asi el pensader suprahistorico ilumina toda la Historia de los pueblos los individuos desde dentro, revelando de manera clarivic dente el significado original de los diferentes jeroglificos, eludiendo, lenta y hasta cansinamente, el incesante flujo de los muevos signos escritos. ¢Cémo no iba éste, en la abundancia infinita de fo acontecido, a desembocar en la saciedad, en Ja sobresaturacién, incluso en el hastio vie tal? Tal ver el més osado esté dispuesto a decir a si pro- pio corazén las siguientes palabras de Giacomo Leopardi Yas cases no mercer tus latides, wie gna de susires ff ‘iowa. Hil 9 tao i C 1 dae, naa mds, fang omar Cina? Pero dejemos a los hombres suprahistoticos (ierkito- rische Menschen) su sabiduria y también sa hastio. Porque " Poema de Giacomo Leopardi lado ds eee («A st mie son), en Amalia pata (edison traduccion de Eloy Sine), Vr Jencin; PreTeatos, 1968, pig 87. Recopemos dicha traduccion del po ‘ema. Aunque se desconoce Ia fiche ckneta de componcn, cr thoy Drobable que Leopardi compasers este dereyperdo pcm co 1839, ‘después de una importante rapture sentient 50 hoy queremos més bien saisfcernos com nucstra igno- rancia desde el fondo de nuestros corazones y volvemos Hombres cvs, hombres de progr, ventas oceso. Puede ser que nesta estina por lo. hisrico {ole sea un precio oocidental.;MBentras 0 nos quod tos quictos progresemos como minimo dentro de ee prouiion (Mente aprendamos cada vez mis que Acbe impair Ia histone dete los fines de lide! De este modo no nos importaria ser inferior lor hombres suprahistrices,poteeores de mayor mbiduria que nos tuo, Porque inienvas pudiéranos estar seguro de pos er mis vida que ellos nestrajgnorancia tehdrin de cal- Guier modo fucho mas futuro que toda ss sabia Y'para que con ello no quedara ninguna duda sobre el Sento de ena contraposcin entre vida y conocmient, quisiera proponer ser ningim spo de rodeos algunas tess, ayudindome a su ver devun modo de proceder bien pro- bdo desde hace tempo. Un fenémeno histrico pura y completamente conoci- do, ast como Fedutido se in fendmeno cagoossivo es, para quien lo-conoce de ext forma, algo muero: porque Teeouoce alla usin, la injusiia, Ia pain elegy, en general, todo el horzonte terrenslmenteoseureeido que Foden ese fenbmen y justo en ello también su po- der hisirice. Este poder se ha converido ahora, para quien Io ha conocid, en algo impotent, aunque tal vez to fuera asf para él en cuanto ser vital : [i Hisona, pensada como iene pura y convertda en soberana, sera para la humanidad usa especie de eon dlusion de In vida, un ajuste Gnal de cuentas. Sélo si la ‘educacion histrica va acompaliada de una poderosa mucva cortiente vital de una cultura en devenir, por Sampo tad os indy gad por wna fn fhisma— es algo saludable y prometedora de futur. a historia en la metidn en que sre 3 a vids, esti al ervciosde an poder no hisorico yy por tao, em eta 4 py tee te subordinacién, no puede —-ni debd ser— nlunca una cien- cia pura, como es el caso de las matemsticas. Asi, Ia pre- ggunta de hasta qué punto Ja vida necesita, en general tar al servicio de la historia es una de las preguntas y pre- ‘ccupaciones mis elevadas en lo referente a ln salud le un hhombre, de un pueblo o de una culsura, porque existe una sicuacion de sobresaeuracion histériea que desmenuza la vida y provoca su degeneracion, al mismo tempo dea muha historia. pane a 2 | j,_ Peto que la vida necesita el sevicio dela historia es | higo ave debe comprendere tan claramente como la te je que ge demonrara mig tarde de que un exe de | [fhisoria datiaa lo viviente. En un triple sentido pertencce ‘fis historia al sex vivo: le pertenece como algien ve he: cesta actuary esfrzars, como alguien que neve com _Senvar y venera , alent, como alguien qve sue y (Besse bean a Gen iad de eas corer ponden tes mancras de abordar Ia historia. Asc itn furs una hiria moma una enix y una ete, 1a Hisxora pertener, sobre todo a que quite actu, sal poder, aquel qué mantiene tuna gran lucha y ne: esa modelos, maestos o conscl, mientras qu, para ene, no escapade encontaros niente sus mare: dasa en a0 presente As, por ejemplo, pertenec®.a Shi le. Nuestro tempo et tan malo, como dijo Goethe, qu poeta no encuentra a su lzeedor ninguna atualees tdeciadal™, Teniondo en cuenta al hombre activo, Poe * Cen fm, 2 ju 1827 fy ace lace de Do co Men, Pt 190) ale esc sicncin Iuenfoton yr Neasche dlvcain ea stacnocone we ‘Gout ane ipa deuce en tote 750 abe Seven ee can toe 82 bio! por ejemplo, define la historia politica como la justa atacién al gobiemo de vn Estado, asi como una isla, cursors quer x travis de resco de lot infortunios de los otros, nos exhorta a soportar con firme ‘a las veleidades de la fortuna. Por eso, quien aqui haya. aprendido a reconocer el sentido de Ia historia, le ha de mmolestar profundamente observar a todos estos viajeros turiosos 0 pedantes micrologos escalar sobre las pirimides de los grandes pasadios; all donde busca las incitaciones a ln emulacida ya la superacién de uno mismo, no desea encontrarse a ese ociozo que, ansiosa de distracciones 0 de Sensaciones, vaga de un lado a otro como por entre los te Soros arisicos guardados en una galeria. Para que el hombre activo, en medio de estos ociosos deébiles y deses peranzados, en medio de estos aparentes hombres activos “en realidad, compaiieros excitados y ruidosos— no se desanime y sicnta hastio, ha de interrurpir la marcha hae tia su meta, mirar det de sf y tomar aliento, Una meta Qque es alguna dicha, quiz no Ia suya propia, a menudo, {hcluso, la de un pucblo o la de toda la humanidad. As mediante la utizacién de Ia Historia, logra escapar de la resignacin, En general, no recibe ningin salario, excepto, dquird, fr gloria, es decir, Ia expectativa de ocupar un sitio de honor en el templo de la historia, dande él mismo pue- de ser maestro, cansuelo y advertencia, Pues su manda- mento reza asi lo que fuera eapaz una vez de dar una mayor dimensién y tna realidad mis hermosa al concep- to de chombren, ha de estar también etemamente presen- te, tiene que ser posible cternamente. Que los grandes mo- smentos en la lucha de los individuos formen una cadena, ‘que en ellos se una la eadena de montafas de Ia human ddad a través de milenios, que lo mas alto de un momento istérico hace mucho tiempo acontecido siga siendo para Polio: Mitra. Libros sso, Madrid, Gredos, 1988 ‘Trad. Manet Balch 53 mi ain Jo més vivo, claro y grande: éste no es sino un Pensamniento fundamental en la ereencia en la humanida, ‘0 humanidad que tiene su correspondencta en la exigen cia de una historia monumental. Justo en esta exigencis de que lo grande deba ser eterno, se desencadena la lucha tis terble, pues todo lo restante que todavia vive dice gue no. «Lo monumental no. debe mergers, éata ex la consigna opuesta. La sorda rutina, lo pequedioy mas bajo, todo lo que envuelve tos rincones del mundo como una at. Iésfera pesada alrededor de lo grande, se precpita sobre cllo para frenasl, engafiarlo, moderindolo'y asfixiénolo en el camino que lo grande ha de recorer hacia la in. mortalidad: Sin embargo, este camino se desarvolla a tras vés de cerebros humanos, a través de los cerebres de ant tales angustiados y contingentes en los que continuamen. fe se presentan las mismas necesidades y que, con ¢sfuerzo, apartan por poco espacio de tiempo su propia ruina. Sobre todo étos quieren slo una cosa: vvit cual uier precio. gQuiém podria sospechar en ellos esa difell ‘marcha de antorchas de la historia monumental por me- dio de"Ta cial tnicamentepervive lo grande? Y'sin en. Barge, é"vee en ‘cuando, algunos se despicrtan de. un ‘modo tal que, en una mirada a la grandeza del pasado y fortalecidos portal vsin, se sienten tan animados como J vida humiana fuera un’asunto grandioso y como si fve= 2 incluso el fruto mis bello de una. amarga planta cls ber que en alguna temprana edad alguien habia sido or. guilloso y fuerte ante esta exstencia, pero, al mismo tiem. Po, también otro habia sido profundo, otro misercondioss ¥.compasivo, y todos ellos dejando como testament une leccién: que el que vive lo més bello no da importancia a 'a existencia, Si el hombre comin toma cate lapso de em- po melancdlca y évidament, los otos sian como, cn vo camino a la inmortalidad y 2 la historia monumental, hes bia que mostrar una earcajada olimpica o, como minim, una clevada soma. A menudo descendian a la timba cor itonia —pues, ¢qué habria que enterrar de ellos? Segu, 54 rente ind ms que aquello que les hubicra atormentado_ tn forma de escort, basura,vanidad,animalida. y que tthora cae en el olvido después de que durante tanto tiem- po inbiera sido expuesto & sv despreio. Pero una cosa si hind: el monograma de’ st exitencia més propia, una Gbra, una accion, una iuminacién poco feevente, una creacion. Viviri porque ninguna posteridad puede pres inde eo tea fra is fn fan mis que el bocado més exyuisto de nace tro am prepio, conto la ha lamado Schopenhauer; ts bin In eee em [a comespondenciay continua Ao rae en toda ins Epes, on rete cone mie go forma, puey sve a hombre del presente a consideracion monumental del pasado, la ocupacin com Ip clisico ¢ infrecuente de tiempos anteriores? Simple- rente: extra de ella In idea de que fo grande alguna vez J existio, que, en cualquier caso, fue pasible, y, por lo tanto, tambien quizé sea posible de nuevo, AS, recorre anima i do su camino, pues la duda de si no querria lo imposible, a guien cree Sarco ata ee ca (Hue Que hoy de sind oie cs er ae ee ex rn ns Sis Set Ree ie her Ets TES MS ite iy iam aM Ron idl Koa se he acne et rape See Me i a iin qu, siguiendo a Quevedo, moda en Alemania, jeémo le tendsia que fottalecer come probar que la cultura del Renacimiento se alai sobre los hhombros de un grupo de tal centenar de hombres! Y, no obstante, para aprender del mismo ejemplo in- mediatamente algo nuevo, jqué arbitraria y vaga, qué ine~ xacta seria esa comparacién! ;Cuantas diferencias han de ser dejadas a un lado para que actie ese efecto lleno de vidal jCon cudnta violencia hay que obligar a la indivic ‘dualidad del pasado a subsumirse dentro de un esquema general y quebrar asi sus asperezas y lineas precizas en jaras de Ia armonia! Es en el fondo, lo que una vez fue po- tle, 0. podria presentarse como posible por senda vveai'a.menos qué los-pitagéricos tvieran razon en ercer que, en una mistna constelacién de los cuempos eelests, ‘leberia repetirse lo mismo sobre la tierra, incluso hasta egar a lo més pequefo c individual. De modo que cada ver. que los astros tuvieran entre si una determinada pest ién, un estoico se unirfa con un epicireo y César seria asesinado y, en otra situacion, Colin descubritia Améri- a, Sélo sila tierra una y otra vex recomenzara su drama de nuevo después del quinto acto, si ftera cierto que el ‘mismo encadenamiento de motivos, el mismo dew ex ma- china, la misma catistrofe, se repitieran en determinados intervalos, entonces el poderoso tendeia derecho a desear 'a historia monumental en tuna completa veacda cs decir, desear cada factun en propiedad y particularidad conereta, probablemente hasta que los astrénomos no se convieteran otra vez en astrologos. Hasta entonces, la his- | toria monumental no necesitara esa completa veracidad: aproximaré lo que no es semejante, generalizar’ y, fi mente, igualard, pero siempre atenuando las diferencias ‘de los motivos ¢ intenciones con el fin de —y al eoste de las causae— presentar los effrtus de forma monumental, “esto es, de manera ejemplar y digna de imitaciSn. Fnton. ces, sin exagerary podria llamarse a la Kistoria monumen. tal, en tanto que en lo posible de las causas, ia eoleccién de © de acontecimientos que fectos Vidtnde, Manuneitad tendean efecto en todas ls épocas. Lo que se eclebra en Tas festas populares yen dan de reeverdos religises 0 militares ex propiaments tm efecto en sin semejante: Ee fel que no dajaningin descanso a los ambiciows y es amo tn amoeto en el corarn para los emprendedores, aunque no como el connexus historico de causas y efectos Gus completamente conocido, slo demostraria que n= ert salir naa sbucltatnene semejante ent juego fe dnos del fatro y del azar 4 Silene el a de Te Ktorograia reside en ot grandes ines que un hombre poderow poede extract ic, micnoas el pasa tengu que ser descr como algo digno de ser imitado, como initable y posble por s- funda ver; corre, cleamente, el peligro de se tore un foco, de ser embeleddo y asf aproximado ala libre in- fencny incluso hay Gempon que no son capaces de di Enguir entre wn pasado monumental y wna fein mica, | porque de un modo u otro pueden ser deduidos los mis) tos imps. Cuan a condom movment de pando domi sobre las otis maneras de consierar la lemons) ‘cs, Ia anticuaria y la critica, sufre el pasado de exe minmo dite grandes partes de te 3¢ olvidan, 3 desprecan, constiuyendowe algo parecido a una corente gs continua en la que s6lo hethos pareulares previ iene ads aan tomo aehplagi seas Bin las inffecuentes personas que ealo es perceptible suc: i ante mucstros ojos algo antinaciral y prodgiso, algo sei tem cadena doa qu os ‘i dee as quevian reconocer en su yaestro. Y en que a hi {bra monumental engaa través de analogia: median te sailtudes seduetorae trae al hombre poderoo @ la temeridad, al entwsinta al ate, 5 penea come pletaments esta historia en las manos y eabezaa de ego fas on talento, y-de-malhechores exaltados, termina Tan Gestrayendose reno, sesindndose princes, ng lose gues revolucones y aumentandose de nuevo el mero. de os efectos ema histrcon, eto ede Ton feck ot om ve efectos sin suficientes causas, Baste esto como recuerdo el dafio que la historia monumental puede originar bajo el mando del hombre poderoso y activo, sea éate buenas tnalo.. {Qué ocurriré entonces cuando se apoderan y va, ea de ella los impotentes © innctivos? Tomemos el ejemplo. mis sencillo y fecuente, Imagie nese alas naturalezas mienos artistcas 0 totalmente neo Usteas”annatas y enfimndadas en esta historia, artistes monumental: gcontra quién lanzarian ahora sus arma? Pues contra sus tradicionales enemigos, los espiritus pose, yosamente artisticos, en realidad contra los autenteamens ig veraces de csa historia: los que son capaces de apron E are la'videy traducir fo que han apvendis cree lpréctica més elevada. A éstos se les obstaculiza el camin sles enrarece la atmésfera evando alguien con justa dh, ligencia baila en actitud idélatra alrededor de ut mona, mento de algin gran pasado entendido de modo parcial, como si se quisiera decir: «imitadl, éste es el arte vender deramente real, jqué importan los que se transforma y quieren algolo. Aparentemente, incluso, este tropel balla tin parece poseer el monopolio del «buen guston, pics el szeador siempre ha estado en desventaja freme ¢ quicn Sélo hha observado como expectador sin ademés ponerse manos a la obra, De este modo, en todos los tempos, el Politico de soft ha sido mis incligente, mas justo y sons sat6 que ef hombre. de estado que. gobemaba. Pero a ol uso del voto popular y las mayorias numeéricas se trae daran al dmbito del arte y se obligara al artista igual, mente a defenderse ante un foro de inactives extéhicon, Puede apostarse que seria condenado; pero no & pesat de, | sine justamente a causa de que sus jueces han preclamad, solenanemente el canon del arte monumental (es dee, ce [seuerdo con la explicacion dada’ el arte que ha preaie {ido efecto» en todos los tiempos), En cambio, tote ol yARE aii no monumental, por actual, carece de, en pr |mer lugar; necesidad; en segundo lugar, de pure incline {fons y tercero, precisamente, de esa autoridad de la his, 8 tori, Su faint, pore cones fee evel gu el are pot er an por prop fe To ean {he posse In sutsdad omarental del pas As Sine Sno concedore dele ave gen un Choise jan en ln mezla de los venenos mientras Cel nye Ha on mec de os Wns miei rn engua J 5 gto para exper por queso ‘facto schus inrmencnte fo que ws ee Sra clement ari nustre.Prgeello no quire io grande vaca gi, Se proeinin decir: rads ge oe ain pro co ead lo gr Ge gue ye ai es importa an poco camo lo qu pu sa ain onan oes sino miseare Bj gure ells eo ona lo oda y grande 2 povcos y grant de epoca pastas, iar bao ol que Ly ‘ del estudio histérico se invierte cn Sposa Bl hecho. de que ells scpan eto de maness ereSeaee oo mismo, pues aetan en cualquier Selo como su ema fuse: wed alos muertos entrar * MEd ino de ote es modor de hacer tori > tea icamente en un suelo y bajo un deo cima : Sinlguier eto cece como una mala | mnienras-que en wm a od es capa de ascar todo a 50 paso. a Nr mite cear algo grande necesita el pasado, | time de prog «Dee nd Wb et chp in epee ees scotia SES tne Se ae Saget ia, dey b enon yg 9 », se aduetia de éste por : de Ste por medio de la historia monumental, bres. «Aqui se ha podido vivir —se dice a si mismo—, j 8 quien, por el cortrario, te paciaass 4 tual y veccbae Je gusta perseverar en To hab rue se puede vivir, aqui se podré vivir, porque somos | tances tev, cid To pad como hi Soros y ne es fill que nos quebremos de repente>. De | Tepe ty slo al que una eed de pce festa manera, con este «ostros», él mira por encima de | de a a cualquier prec, a aro tod est carga fuera ta vida fiers, extom,¢ india pare sencin pare ie una historiatoae eaten le eriticar, esto sentirse espiritu de la casa, su gencracion, "fle oe ent, We ete y condene. Del transplant iudad, Ocasionalmente hasa saludard al alma de a pue- lexivo de estos eulvos transplante 3 ma de sp cxtico sin necesidades, of anienerin aounos desastres: el ‘bo como.» su propia alma, incluso a través de anchos, cedor de to giande in la expacidad de eae, cone cxroresy conf si. fice sn a does y vite grande, son algunos ejemplos de tales cultwos comeing de olftear hue ett extingldss un into fer co rrectimente el pasado por mais que se haya escrito enci= 7 mma, una ripida capacidad de comprension de los palimp- be. ‘estos, € incluso de los polipsestos... Con estos. dones lad aaaaa. . Goethe se detuvo ante el monumento de Exwin. von Steinbach, desgurrindos os veloshsiamente exten También fa Historia dos entre cllos a través de Ia tempestad de su sentimien- ae cot, Hits pene on gun ga, a a cere cs ae eee eee amor, lanza una mineta nate cP de confianza y fluyendo a partir dela recia y dura alma alemanao!. Ese proviene, en donde se ha formade. Pru gage te donde mismo rasgo y un significado semejante guid a los italia aga su agradecimiento. por a Por medio de esta piew ‘nos del Renacimiento, despertando de nuevo en sus poe- su existencia. Cuidando tas el antigua genio itlieo «para una prodigiosa conti- nnuacién-del-antigue sonido de cuerda», como ha dicho ‘Jacob Burckhardt, Pero este sentido histrico anticuario les ala s, acs son mis bien poset quetio, lo lini ns pposeidas por éte. Lo per tado, lo cadiuco y'lo eaido en desiso “ech 6 Hage reeenca al enayo de Goede «Von deatcher Rae tuner Sobre artes seman) Stead Bin vo Se ‘bach La ita en eset ae enewena ceten del nal de este reve en 300, "> No. puede: subenimarse la importante inuencia. de Jaol ‘urethane (1810-1897), por oro lado también frente admirndor de In Sosa schopensheriana, 2 fo largo de toda las Tntempesivasy, fen especial, en ft sobre el problema de la. Historia. Nietsche hace aqu referencia a bro Die Kur day Rewison in Tak, Veg, , U. Seemann, 1901 (La cular del rx, Torejon de ‘Ado, Akal, 1992, tad, Terest Blanco, vo. 1, Las easas universe ‘Borde Borcthard atrial que luego sera publeado en sus Cn 6 a venerador tiene su més alto valor alli donde —sobre con- dlciones en las que un hombre o un pueblo vive de ma. era modesta, severa, incluso miserable— se difunde un fencillo y conmovedor sentimiento de placer y satisfac. ion, como, por ejemplo, cuando Niebuhr responde con ingenua sinceridad que en el piramo y en el breza, en ‘te campesinos libres, se vive plicidamente teniendo wna historia, pero sin un arte al que echar de menos. Porque, geémo podia servir la historia de modo mejor a Ia, vide ue atando y vinculando estrechamente a la patria y sus costumbres tradicionales a las generaciones y pueblos mas Gesfavorecidos, convirtiéndoles en sedentarios ¢ impidién- doles asi vagar por tierras extrafias en su biisqueda de lo mejor, cuando no en su lucha por éstas? A voces se ob. serva como obstinacién ¢ insensatez lo que hace al indi. Vidluo aferrarse a tal compaiiia y ambientes, a esa pen. sa costumbre, a este monte pelado, pero, sin embargo, es la insensatez. mas provechosa y saludable para la total dad, como lo sabe cualquiera que haya tomado concien. ia de los terribles efectos asociados a ese placer aventia ero de la emigracién, principalmente en las desbandadss de pucblos enteros, u observe de cerca la situacién de un Pueblo que haya perdido la fidelidad a su pasado y esté expuesto a un incesante afin cosmopolita de descubr. micnto y bisqueda de lo mas nuevo. El sentimiento epuesto, el placer que el drbol siente en sus raices, exe 020 de no saberse mero producto de la arbitrariedad y de la contingencia, sino flor y fruto que ha erccido de un pasado, y, por tal raz6n, justiicado en su exintencias he aqui lo que ahora se define preferentemente como senti. do hist6rico propiamente dicho, Noes éste, en efecto, el estado en el que el hombre es- ‘asia més capacitado para descomponer cientifieamente el deci abe la seria nisl también fueron de gran importancia para Niewsche, fen ieee 82 Le tetas See eee eae pore eee eae ee ae nod era entra en esta perspectiva visual se toma como igualmente Sen som rome ve oe oe igs ec rine 7 Se we miei = ms rc i ee are rior y suprema, cuando el sentido historico no conserva ve dy 68. meee € ya vida, sino que la momifica, entonces muere el drbol dde-maviera antinatura: pereciendo lentamente de la copa alas raices, para, finalmente, atacar ala misma rats, La historia antcuaria se petrifcajustamente en el momento |e que la frescura vial del presente ha dejado ya de ans ‘maria y entusiasmarla. All donde la piedad decae, los | etd sence me dee ac Sng todo se convierte en un autocomplaciente egoismo que | gira alrededor de si mismo. Acaso tambien se observa el © penoso especticulo de un ciego afin de coleccionar, de lun incansable empefio por juntar todo lo. que una ver eeii6: el hombre se envuclve en una atmésterallena de pobtedumbre. A través de esta manera anticuaria de com. Siderar Ia historia, incluso sélo se consigue rebajar dones superiores y nobles aspiraciones al nivel de una insaciable curiosidad; con frecuencia, a veoes, se cae tan bajo. que fot ss por stsfcka con elguie iment haa #s2_a devorar_con placer el polvo.de. las bagatelas bi bliograficas.. “= Pero aunque no acontezca esta petrificacién, aunque la Riktoria ancuaria'no pera el findamento sobre’ ‘que puede enraizarse para la salud vital, siempre acecha- el peligro en el caso de que logre dominar¢ invadir los otros mados de considerar Ia historia. La histona antic cuaria inicamente es eapaz y.entiende de ensovar Ia vida, ,jPero.no_de.engendrarla, Por esta razén, subestima sien ‘pre lo quees_cambiante, porque clla carece completa- mente de instinto para esto —a diferencia de Ia historia | monumental, por ejemplo, De este modo no hace sine obsaculizar ese impulso poderoso hacia lo nuevo, llega. o a paralizar al hombre de accién, quien, ome tat no tendri més remedio que violar cierts deveciones, El he- cho de que algo sea viejo produce la exigencia de que tenga que ser inmortal, pues cuando tno considera, ao Jkigo de la experiencia de au existencia, todo lo. que ha tomado el cardcter de antiguedad (una vieja costumbre del padre, una creenciareligios, un privilesio politica hee thedann by nc Bost redado...), cuando se considera la ane de piedad y ve- a ee eee eee i ae ee aoe santa tipi ipa ee te eee inp ti. oome aan le Ye Fe tured es dtm ee ee ae eee ee oe tiva: lajeritica, y también ésta, de nuevo, al servicio de la ee ne eee erm ae es puéda eniplear dicha fuerza de vez en cuando, Esto to pa is re et cco Ban Se ee todo pasade ‘digno de ser condenado, pues asi aconte- ee ee gs zas y debilidades humanas. Pero no es aqui la justicia la ered eee eee ee ee eee ae ne ee ee eae Se ae Santee arkinape pi ee a SS ae ee ae mse mep remeien e ee ee ae ees abe ar ae Se ere de as ee era ae se dg pee ee co ioe a * J. W, von Goth, Fat pane 1. Paras de Mets en wo da bs prime eats en sini de Prot (a0, Ge {hn oat pag Trad oot Rosa 65 snado por un olvido de Dios y que si éste realmente fue biera pensado en la cartleria pesadan, no lo habria crea. dh, Sn embargo, casionalment a sma vida que ne ces ‘cxige también la destruccién temporal tc aid; entonees qua caro gut injec le gar a ser, por ejemplo, la existencia de alguna cosa, sea un privilego, una casa, una dinasta.. es des, en’ qué ‘medida esta cosa reclama su decacencia, Entonees se cen sidera critieamente el pasado mientras sus raices son anc gquiladas con el euchllo, pasando cruelmente por encima de cualquier tipo de piedad. Es éxte siempre in proceso peligroso, en realidad peligroso para ta vida misma; y los hhombres y.las épocas que sirven asi ala vida, jurgande y aniquilando un pasado, son siempre peligrosos y estan exe Puestos al peligro, porque en la medida que somos el re. Sultado de generaciones anteriores, también somos el remutado de sus aberraciones, pasiones y crrores; no es posible liberarmos completamente de esta cadena,’ Pese a tzgar esas aberraciones y estimamnos emancipadon de elias {el hecho cs que no_puerc liminarse que también procede: {mos En el mejor de los eaeos legamos a una lucha ‘entre Ia naturaleca heredaday precedente y nuestro conocts rmiento, tal vez también a una lucha entre una nueva gurosa disciplina y To heredado y aprendido del. pastco; Plantaznos entonces una nueva costumbre, un tuew insinto, tuna segunda naturaleza, y de ese modo ia primera tering ; Por atrofiarse. Se trata'del intento de darse @ puvenar un pasado del que se quiera proveder fente al pasado del efectvament se procede, un inet que es sempre pire, no sélo porque es dif encontrar un limite ala negacion el pasado, sino porque las segundis naturalceas som en Ia mayor parte de Jos casos, més débies que las primeras Es frsunteiexta n conoimino del qv buen sin tealizarlo, porque se conoce lo que es mejor, pero sin la Sr saan eee Be be Jogra la victoria, y para los luchadlores, para los que se srs vyen de la historia crtea, no deja de existir un consuco sine 66 guar saber eloctivamente que esa prim:ra naturleza alguns Nez fue una segunda naturaleza y que cualquiera segunda paturaleza Giunfante también ser agin dia primera. 4 Estos son los servicios que la historia es capaz de prestar ala vida, Todo hombre o pueblo necesta, segin sus metas, fueraas ¥ necesidades, un cierto conocimiento del pasado, bien sea como historia monumental, anticuaria 0 exes, pero no como ua manacda de pensadores meramente limi- Taos a la observacién pura de la vida, ni como individvos hrastiados a quicnes Gnicamente puede satisfacer el saber y para los que-el aumento del conoeimiento es la meta en si Inisma, sino siempre slo para el fin de la vida y, por tan~ to, bajo el dominio y conduceién superior de tal objctivo., és esta también es Ja reacién natural de un tiempo, de ‘una cultura, dc un pueblo con lt. historia motivada por su hhambre, regulada por el grado de necesidad y contenida por la inmanente fuerza plastica. Que el conocimiento del pasado, finalmente, s6lo se desea’ en cualquier época. al fervicio del futuro y el presente, pero no para la debiitacion de este timo 1 para el desarraigo de un futuro leno de ‘italidad es un hecho tan simple como Ia verdad misma y onvence inmediatamente incluso a quien para ello no se deje conducie por la demostracion histrica, HY chora echemos una mirada sipida a nuesto tem. po; nos asustamos, huimos hacia atras.. 0 al conocimiento «érase tna vez...» Dentro de los limites de la formacién historica, la filosofia no po- see ya ninggin derecho en el easo de que pretend aspirar ‘2 algo mis que a un saber replegado hacia el interior y © Referenda La Ss, toe a doctina del estocisno x carente de cualquier efecto. Si et hombre modemo en ge- nerf fuera tinicamente valiente y decidido, sino fuera ine cluso en sus animosidades meramente un’ser interior, él la desterraria, Sin embargo, él asi se da por satsfecho dis frazando pudorosamente) su. desmudez. Ciertamente, se piensa, se eseribe, se publica, sc habla y se ensefia floso- [as dentro de este mite easi todo se permite, aunque tni- camente en el ambito de los negocios; en la llamada vida, por el contrario, todo sucede de manera diferente: aqul sélo una cosa se permite, mientras que todo lo demas set cillamente es imposible, pues asi lo requiere la formacién, historjca. Uno se pregunta entonces: son éstos aiin hom- bres, 0 acaso maquinas de pensar, escribir y hablar? Goethe una vex dijo de Shakespeare: «nadie como él hha despreciado tanto el traje material; conoce muy bien «l traje interior del hombre y aqui todos se asemejan. Se dice que él habia representado magmificamente a los ro ‘manos. Yo no comparto tal idea: éstos son mas bien in- sleses habituales, aunque, por supuesto, son hombres, hombres de arriba a abajo, hombres en cualquier caso a quienes sienta bien la toga romanay, Pues bien, me pre- unto si seria siquiera posible presentar a nuestros actua- Jes literatos, hombres del pueblo, funcionarios o politicos como romanos, Greo que seria bastante diel, rts éstos ‘no son hombres, sino s6lo compendios eneamados y, por asi decirlo, abstracciones concretas. Si ellos tienen im ca- acter y tuna manera propia de ser, lo cierto es que se en- euentra de un modo tan escondide que apenas puede sa- 2 Se reliete al ariculo de Goethe J. We «Shakespeare nl kein Enilon Shakespeare, una evestin inaabadso) Ba ste ate, Goce the muestra que In peculridad de’ Shakespeare conse ent hecho de que vincalaba oa entusasme wo antiguo» com elo macy, al cq Eel deer yo querer denen decrees Ali de tte modo slo antigua» y elo moderno», Shakespeare consuls para Gouthe un modelo insuperable tase 0 rate lon i a en Ls esos eet a era ‘ni animales, sino figuras formadas hist6ricamente, esto es, of ati So es rma Nami in emai ea emg gi mie Sew, es anes me mae Mera lpm i ome en proms ets ae re ee ee cae eres dees Gen ae ae ee si mismo e involuntariamente pide consejo a la historia aloe spain ca ie aoe eee ea nr 2 oct ope a om ru ore wn ee Sn ma eee oe ee eae a ra a ae ey free Secs te corm So feu tet Cir dee foro igre cee cnr be oe ese eee ie ee ae ene eee Deniaia Sere va chit 20 le 20 cn (0 Doe Yat no un poeta, un orador? Y, epor qué tiene que ser un 2 Niue jag pom pena er je pucia sfifearseuctpon, bien de un ser Bumano 0 de una ‘ica esas tering. Bat era que tow S6venes eccconen Toe ports regen como sean eneron acverpoon ves Y materiales ‘Vea nota 7 "Material vi nsigitcame, desecho. at sriego? Por qué no un inglés, un turco? {No es el pasae do sufentemente grande para encontrar‘en asd tos no 08 haga aparecer tan ridiculamente arbtearios? Conte ya he dicho, éste no es sito un linge de eumicos. Para el uuuco, una mujeres como cualquier otra, justo ado una mujer: La «mujer en sin: lo eternamente fnaccesible ies es tualmente ndereie' que penis eae {gue la misma Historia quede preservada como algo agra: ‘dable y eobjetivon, en realidad por gentes que no prion ‘por ai mismos hacer Historia. Y del mismo modo. qu «ctemo femenino»®) nunca os arrastra hacia las aluuas, fst vowotres lo atrastréis hacia abajo y, como «gente new, Stab, considerdis también la Historia como algo snculros ‘Pero como no quiero que con esto se crea que yo com: paro en serio Ja Historia con lo wetemo femeninon, me Sxpresaré de wna manera mucho més elara y rotunda; cs |imas, considero a la Historia, por el contrario, como lo emo maculinoy, slo que para quienes son chistrice {mente cutesy ade cabo a abon tiene que ser bastante in alierente que sea lo uno 0 lo oro. Estos no son ni tom. re» ni «mujer», ni siquiera algo wcomuim entre ambos, sino sélo «neutralidadess 0, dicho de. mo jae tamente do ctemamenteobjtivon, nme Ina vez. que tales personalidades han quedado extingui- das seg In manera ya desert por esta Perpetua caren de subjetvidad, 0, como se sucle decir, objetividad, nada ex capaz de afectarlas por mas tiempo. Si ocurre algo bueno Justo, ya sea un hecho, una poesia 0 misica, ensequida exe ahuecado hombre de cultura pasaré de largo ante la obra en cuestin y preguntara por lt historia del autor, Si ste ya hha creado algo mits, inmediatamente buscar la interpret cin de la trayectoria que hasta ahora lleva recorida dicha 2 ‘Asin a las dos mas Hens el Fas, pare Hb, oe del Fs, parte HI fb, cit, pie 2 bra y su probable desarrollo ulterior, en ese momento, dix cha obra se colocaré al lado de otras con vistas a la com- paracién en cuanto a la eleecién y tratamiento de su mate- Flak: se discccionaré, despedazard, se recompondra. sabia- ‘rene y se amonetada y repens en su conju ‘Aunque parczca algo totalmente Somprendente, uno siempre {Popa con ea manads de invesuqadoeshstricos new trales echando un vistazo al autor desde Ia Ijania. AL ins- tante resuena el eco, pero siempre como «critica», pese 2 aque poco antes ext ertco ni siquiera habia soiado en Ia posiilidad de este acontecimiento. En parte alguna se lega sia un efecto, sino siempre tan solo a una critica; y Ia or tica, por su parte, no prodhce tampoco ningin efecto, sino tan slo experimenta de nuevo otras criticas. Al mismo tiempo se ha convenido generalmentc en considerar muchas crticas como efectos de algo, pero pocas critcas como sin- toma de fracaso. En el fondo, incluso en los casos que hay ‘efectos, todo sigue igual que antes: durante cierto tempo se charla de algo realmente novedoso, luego, de nuevo, al- ‘gna novedad, y, mientras tanto, hace Jo que siempre se Ti hecho, Lat fomacin histriea de muestos cron ne permite ya mis que se Hegue a ningiin efecto en sent prio, co decry aun eft sobre ln vida y In accion, So bre Ia mas negra excritura aplican enseguida su papel se- ceante, sobre el mis encantador dibujo garabatean unas sgraesas pinceladlas que deben ser vistas como correcciones. ‘Una vez mis y todo ha terminado. Pero ya nunca se detie- ne su pluma critica, pues, habiendo perdido los eiticos todo su poder sobre ela, en lugar de obedecer ya érdenes, es ahora ésia quien dirige sus acciones. Precsamente en este desenfreno de efusividad critica, en exa falta de dominio so- bre alos mistnos, en exo que los romanos Hamaban nfo ti, se revela la debitidad de la personalidad moderna’ 2 Nicwahe mee a recog temas may comune mon cele acorn Lo porn quel etry fa extn a SEINE Ue wendd que Combine In sordad tradional deacons 83 6 Abandonemos esta deblidad y dirjimonos mejor hac cia uno de esos alabadsimos poderes del hombre moder- no con la embarazosa cucstién de st tiene derecho, en vir td de st conacida wobjetvidad> histrica, a denominar- poderogo, esto, jus, en un grado mayor al hombre de otros tempos. 2Es cierto que esta objervidad tiene ovigen una acrecentada necesdad y exigencia de jiumicia? ZO acaso se suscita como efecto de otras causas totalmente distintas, produciendo la apariencia de que la justia es la auténtia causa de este efecto? zNo nos leva sta engaiadora objetivgad mas bien a formamos un no- civo y més que autocomplaciente preuicio sobre las vir ter det hombre modem? Ya Sécrtes matenia que | Jmaginarse la posesién de una virtue que realmente no se | poseia era un mal cercano a la locura; y, ceramente, | ma imaginacién mucho mis peligrota que. Ia ilusion | opuesta: padecer de un error, de une eareneia. Porque, ‘racias a esta iusén, atin quizis es posible ser mejor, Pero por esa imaginacin el hombre ovuna época se has en continuamente peores, es decir, en este caso, mucho ri instr. Fn verdad, nadie obtiene nuestra alabansa en un gr do_més alto que quien posee el impulso yn fuerza de Ia Jusiia, Pues en esta se retnen y ocultan las mis alas © infrecuentes virtudes, de modo parecido a un mar inson- dable que recbe y acoge disintas correntes de diversos ladon. Ta mano det justo, dispoesta a hacer jusici, no Ya cicha conf paruaidad de es circustancias gue dete s th ths mgr nit (nnn {gue se haya leo 0 wo © Grp poco ue \Whva aptadoexactmente lo que han queride city ae no sta eae prs de recone el conjnto de sr angumnentcione, Veo note 7 8 tiembla al alvar la balanza; implacable frente a si mismo, afiade una pes. ras otra; sus ojos no se engatian cuando tos platillos de la balanza suben y bajan. Ni siquiera su vyor se endurece o se quiebra cuando pronuncia su sen- tencia, Si fuera un gélido demonio del conocimiento, pro- pagaria a su alrededor una atmésfera glacial de majestad fan sobrehumana (abemeuclc) y tcrible que tendriamos imis motives para temerle que venerari. Pese a ello, el ser sélo hombre y, sin embargo, intentar ascender desde la duda venial hacia la rigurosa certeza, de la tolerante indulgencia al imperativo «tit debes», de la rara virtud de la gencrosidad a la muchisimo més rara de la justicia, l asemejarse ahora a ese demonio sin ser desde un princ Pio otra cosa que un pobre hombre, y, sobre todo, el her que pagar en todo momento su humanidad y consu- Inirse trégicamente en esta virtud imposible, todo exo lo leva a una soltaria altura como el ejemplar més repeable Ge la especie humana; pues quiere la verdad, pero no sélo ‘como conocimiento fio y sin consecuencias, sino como laquella jueza que ordena y castiga. Quiere asi la verdad, pero no como In posesion egoista del individuo, sino Eomo la sagrada autorizacién para poder desplazar y Cambiar de sito fodos ls Kites de las propiedades egois tas. La verdad, dicho brevemente, como. tribunal del mundo, pero de ningin mode como presa atrapada y placer del individuo eazador. Sélo en la medida en que el Yeraz posee esta voluntad incondicionada de ser justo hay algo grande en ese anhelo de verdad que, en todas par- | tes, es glorificado iereflexivamente. Sin embargo, ante la/ mirada obtusa, toda una serie de muy diferentes impulsos, {ales como la curiosdad, el miedo at abursimiento, a ene Vidia, [a vanidad, el impukso del juego —impulsos todos tdlos que nada tienen que ver con la verdad—, se con- fanden con ese anhelo de verdad que tiene su raiz en la jiusticia, De este modo parece ser que el mundo est lle- ‘no de aquellos que wsirven a la verdad>, cuando, sin em- bbargo, en realidad, es la virtd de la jusica escasamente 85 reconacida, casi siempre odiada a muerte, y el ejervicio de las viruides aparentes es venerado y domvina Sea ‘Tuo, Pocos son los que en verdad sivven a la verdad, porque sélo son pocos los que tienen la pura volunted de Ser justosy, ene estos, algunos menos la fuerza de poder {set justos. No basta tener solo la voluntad. Por ely Ios || més teribles padecimientos ha venido justamente eine | 10s hombres del impuleo de justcia sin Id fuerza de juvio De ello se deduce que el bienetar general nada copia més que exparcir tanto como sea posible la semilla dl ui cio, con el fin de que el fandtico no sea confundide son cl Juez ni el ciego afin de jugar con la fuerza conscion, te que posce el derecho a hacerlo. gDénde se encontrar un medio de implantarjuicio? De ahi que siempre que se habla a los hombres de. verdad y.de.justicia. permasneacan {temamente en wn vaclante indecisién, pregantindoce a 4es habla el fandtieo“0 el juez.Se debe, por tanto, perde, par a los que siempre han saludado con especial benero. lencia a aquellos eservidores de la verdad que o'po- sean ni la voluntad ni la fuerza de jusgar y se ponian a Is tarea de buscar el conocimiento’ qpuron, ac enw, uenciasy 0, més claramente, la verdad sin ningiin tipo de Zesultados. Hay muchas verdades indiferenes, cits hey ‘Problemas cuyo juicio correcto no cuesta ninguna sopert, {don Chern)», menos an, auencrcio Por tno, |\€8 este terreno concreto, carente de peligros ¢ iniferen, ‘te, no es dil para un hombre consequs legar cers {io demonio del conocimiento. Incuso sien epocat par, ticularmente propicias toda Ia cohorte de sabios ¢ inveons sedores se transformaran en tales demonios, atin seria pos Gesgracia totalmente posible que dicha ¢poca careelce, ee sis y ran jst dicho brevemente que cx recise del nicleg mas noble del asi llamado npullo a in verdad pila Abiora coléquese ante nuestros gjos al virtuoso hisor- 0 del. presente: este el hombre mas justo de vu tears Po? Es verdad que ha formado dentro de siuna sutilens 86 fa nas cme ya rts en an re a ea acs ea oe Bare honey eee oe ieee ai anctsy ape re aoe deade weno y aa de-everdas Es mas enna eee eae a el pe ent gene nia Heroica’® se hubiera dispucsto Pare ae y pare a ae oo ee on Ear cane sea ote can Co er gene ee eee eee SSP ate cnn See Ee len te oie ekg spider en ea nee soe gene © Se mencona aqui Ia tercerasnfnia de Beethoven, Lx Hei. Zi historia, en Ganeco e hsoicmo postivita come elemen- se snatcon, sa tome qe Nica tte 3 ena. Ves por ‘Gemplo ln enara iatempesiva Ricknd Wagar ot Borah, en concte ef apartado LV. Pn 480, slo una fuerza superior puede juzgar, mientras que la deildad no puede ino tlcar far ipdertanents for taleza y desplazar la justicia del lugar del juez a wn mero especticulo teatral. Todavia queda una terrible spriss de historiadores, de caricter riguroso, sincero y eficiente, aunque de cabeza estrecha: aqut se encuentra justamente presente tanto la buena voluntad de actuar con jusicia como el pitas de juzgar, pero todos sus fallos estan equic vocados, casi por las mismas razones por las que lo son las sentencias judiciales de los jurados corrientes y comur nes. {Qué improbable es un talento historico frecuente! YY esto, prescindiendo aqui de todos esos egoistas encubier: (os ysiniembros de partido que disimulan su juego sucio bajo un rostro supuestamente objetivo. Incluso preseindi. mos también de esas gentes totalmente irreflexivas que ts. ajo el nombre de historiadores con la ingenua creencia de que justamente su tempo posce la razén en las las opiniones corrientes y que escribir conforme a dicho tempo signiea lo mismo que sr jut, ana ee cia, por otro lado, en la que vive cualquier religion y de la que por ahora nada mas hay que decir en este terreno, Estos ingenuos histriadores denominan «objetividady jus. famente a medi las opiniones y acciones del pasaclo des. de las opiniones comunes del momento. prevente’ aq ellos encuentran el carton de todas las verdades. Su tra- \ bajo es adaptar el pasado a la trivialdad del tiempo pres sente (exigends) mientras, por el contrario, aman wtb, Jetivay a cualquier historiografia que no tome come es nénicas aquellas opiniones comunes y normales. zNo se introduce ya una cierta ilusin incluso en la interpreta, j clon més elevada del término «objetividadn? Suele entem. © ‘Renata difleil no persibir aqui la polemi ag Ia polémia personal de Nice . Inctuso Grill parzer se ateve a. decir esto: «¢Qué es la Historia sino la forma en la que el espiritu del hombre s¢ mide con los 80 cencinins ue bn inp, ne elements que ‘solo Dios sabe si guardan relacién entre si, sustituye io ine ‘omprensbe pr lo compre into coe e wa Bld exeramente eta enn coe © ae sammie alo a fled tee babii rupone la mano sel azar donde eee scuarn mls de pegs casa? Te home oe sects para, de mdo que miloses oe coon coven paiement se enero en inert ne ‘ess dsfian efenan se inp hac ay hay Sele asunder ars ara cas descontando ls inluencian de lon acntecnienss aun les, imposibilitan la demostracién de una necesidad envol- vente y omniabarcante de lo que acontece»™, Sin embar- Bim ve a salsa cada as hr onc tado de esa «objetivan vision delas cosas? ste es presupuesto que cuando se espesa como dogma por lee Ksorndre slo puede adopt aa ona ar eA errr py en ra & Propiamente steven ext puss eam del hiseriador fendmeno tas fenémeno empiem & see Sscne de a aposimaion co, dls thease a any strane my mene sco ménico qué, ex silo existe en su representaciin»™, Pero, por el contrario, qué se debe pensar de la siguiente afr, Icto aricainete alae ete la eg coneteto down fanen y vin hoon Sr a Fe invocida tonincetomentc ane ce re % Veawe nota 26, Ess 1879 Fredich Scher legs a ser profesor en = 9 ae cn Is Univers ad de Jems Batata recogida por Nietache data del mayo (ss 25 1 27 de’ exe mes) de ext mismo ao durante sa letra ingen Weg ey aque todos los impalsos y aciones humanas estén sujtos al iencioso y a menudo’impercepble, aunque poderow © ihxorable, curso de las cas». Ein tal frase wind no obser~ ve tanto tna enigmdtca verdad cuanto una simple fl- Ud, de manera parecida al dicho de ese jardinero de fa one que ca Goethe: sacaso se puede fear ala naturi- leas, pero nunca obligaria'®, o a esa leyenda de barraca die fea de la que habla Swift cage! puede verse el elefan- te mis grande’ del mundo, exceptuindale a él mismo». Pues, desputs de todo, Zui es la oposieion entre la accion Yc impulso humane’) la marcha de las cosa? Me lama 1 areneion generalmente- que tales histriadores como ¢l (que acabamos de citar dejan de enscfar y adoetinar tan pronto como generalzan y muestran su sentido dela debi Fidad en owcutdades. En otras Gencias ls generalizaciones son deue lego lo mis importante, en tanto que coaienen Ieyen. Pero s emunciados Como los desritestuvieran que ‘ler come lees, entonceshabria que rexponder que el tre Tajo del historador desapareceriay pocs lo que en general th ales enunciades permanece como verdad, exeeptuando fe resto oscuro ¢ fresluble del que hemos hablado, es “igo bien conocido © inchso ta algo. que cualguiera jikode percbir en el ambito mis lmiado de experiencin. Por est natn molestar a pueblos enteros emplear en ello Tangos aos de tbe seta algo setmejante a acumular en dliercno de las cencias naturales experimento tas expe- Timento, despues de. que del tesoro presente de los experi Inontor‘pudera dervane ya hace tmucho tempo la ly. Preciamene para Zélinem™, las cena naturales estan % Carta de Goethe a Schiller 21 de febrero de 1791), Véase nota ‘Wa obra Le nel de fay cma Leipsig, 1872) del aso lenin Jona Kat Piedsich Zoller (189618) con seit aI ‘superficilded cena de sus colegas fue uma de ls letras i= potantes de Nieaoche en este perodo. Como sogere Jane (tomo Ml, a aguciadas de ete cxceso de expeinenacn inset 51 lor ce'un drama debe nde eaten ne Bete pinay enn hain sos SERGE ena gigas rn aca et a eel ony no reconoren su sentido en'lorpareaniene wea 2a como sory sor sho que ecm rida em paratsent on ingens eee db, inci habla, una melodia San cm cone exalt como smbolo universal ya dj eter eh tema onal fod un mand €& pas ern proto sends poe Se gran potencia arsicn, un creative sare ear CA rer ey eres fs, una poédeaelaboracon de tos dae ne Sse vequere cobjetviddy si entecene ta cae oe bmpidid pot. Sin embaay n cjad nnudo no es més que una palabra: en lugar de esa oscura area no erro amc exes SET Ope igieganoen in dea ins i lr a como in ita de hit iy de fueron ral sacle a voor dfn koe aa ee Bt oma de in ype ie ad dea exec openness min que aslo por abut eee Ie trea cad eae ee 1 oi, e artiico en el que tl niet cal ye wake Sel imperepiie. Brentoncts cuando’ buon an eens Aue en genera no Ima la tency eccee ob oy go te Basia 1859/1870, Mat, Ane, 191. Trad Jacobo Matos) soba te Zahacr eaedty ee ese 1056 aportaba na cris «a spopuaraacons de lect a ‘falta de presupuestos cpistemotigioas de los cientificos ‘que coir me con algunas de las idens de Nictrsche, me 92 mis seca se supone mis justa. Se llega incluso al panto de suponer que preciamente a quien no le ndeesa en absolute fun momento del pasado es el mis adecuado para descri- bilo. De este modo se comportan frecuentemente fos fi 1blogos con los griegos: tos no les interesan en lo mts rminimo, o, lo que es fo mismo, a esto st le lama «obje- tividads. All donde justamente lo mas elevado y poco fre~ feente dene que describirse, es donde tiene lugar justo el Imas ostentoso ¢ intencionado desinterés, el flojo axtfcio de esta buscada motivacion objetiva, Algo escandaloso, Snceramente, sobre todo cuando lo que impulsa realmen- te a esta indiferencia que se comporta de manera «abje- tivan no es otra cosa que la vanidad. Por lo dems, en el caso de tales autores, el juicio ha de determinarse lo mis tereano al principio bajo el cual todo hombre posce un grado mis elevado de vanidad cuanto menos entendi- Imiento tiene. No, ;por lo menos, sed honestos! No bus- {qués la apationcia del poder artistico que realmente coin- ide con la objetvidad, no busquéis la apatiencia de jus- tia sino ests lamacls ala terrible llamada del hombre justo. ;Como sila tarea de cualquier época fuese tener ‘que ser justa con todo lo que una vee fue! Existen iem- pos y generaciones que nunca tienen derecho a ser jueces le epocas pretéritas. Sélo a los individuos, y realmente a Jos mis extepcionale, les corresponde tan incSmoda mi- sion, ¢Quién les obliga a juzgar? Y ademas:

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