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En El Peru El Sistema Penitenciario Juvenil Esta Basado Nuevo Código de Los Niños y Adolescentes
En El Peru El Sistema Penitenciario Juvenil Esta Basado Nuevo Código de Los Niños y Adolescentes
En el Perú es deber del estado, la familia, las instituciones públicas y privadas y las
organizaciones en velar por la aplicación de los principios, derechos y normas en el proceso
delictivo del menor con el fin de proteger y su resocialización.
En el Perú la palabra cárcel se entiende como un elemento cerrado y rígido, lo que causa
exclusión con el entorno, generalmente en nuestro país se encuentran estos espacios dentro de
un espacio urbano donde se cierra sus perímetros impidiendo de este modo tener una relación
con él y interrelación con sus espacios internos. Por ende, los establecimientos penitenciarios se
tornan como un elemento rígido.
Perteneciendo a tribus urbanas , como un orden frente a una sociedad caótica y agresiva. Así,
se ha dicho de las pandillas: «La pandilla como manifestación social implica una reacción,
producto del acto deliberado de un grupo de jóvenes por poner una voz de protesta, y a la vez
organizar su propio mundo» (Loayza Javier, 2011). Tong (1998)
Otro punto social que influye a los jóvenes en busca del poder económico dejar de de la lado la
pobreza empiezan escalar en el rango más alto de la delincuencia juvenil, como es el acto de
cometer un crimen y por ende en nuestro sistema legal nos encontramos dos perfiles
diferenciadas a nivel jurídico se considera a los menores de 18 años como infractores, mientras
los mayores de 18 son tratados en la plenitud de sus facultades y no reciben trato diferenciado.
Desde esta perspectiva si bien la existencia de pandillas y los enfrentamientos entre estas
representan un problema de seguridad ciudadana, no es menos relevante proponer medidas
con enfoque preventivo que aborde el tema desde la cultura ciudadana y la oferta de formas
de convivencia democráticas hacia los jóvenes. Es decir, si buena parte de las causas del
pandillaje y el despliegue de violencia expresiva se encuentran en la esfera de la cultura
pública, un enfoque que contemple únicamente medidas represivas y mayor severidad en las
leyes no podrá dar resultados sostenibles.
En un escenario distinto al del pandillaje los datos de seguridad muestran que en el país han
aumentado los delitos contra el patrimonio –en denuncias y victimización– durante los
últimos años. Las denuncias registradas por la policía dan cuenta de aumento en delitos
como asaltos a entidades financieras y secuestros. A estos delitos vinculados al crimen
organizado, podemos sumar los casos de extorsiones que se han hecho más notorias en el
país en los últimos años.
ESTIMAGCION
Las ciudades han evolucionado hasta mostrar centros prósperos y residenciales, mientras que
se ha generado una enorme periferia, donde la población enfrenta condiciones de pobreza y
dificultad de acceso a servicios básicos, educativos y de cualquier otro tipo. Las generaciones
más recientes de jóvenes han nacido, en su mayoría, en estas ciudades y enfrentan el
problema de «segmentación residencial» o «efecto vecindario». Los jóvenes rurales que aún se
dirigen a las ciudades se encontrarán en el mismo problema, pues, mayoritariamente, llegarán
a los barrios de la periferia y enfrentarán las condiciones de desigualdad descritas. Esta
situación problemática encuentra correlato tanto al interior de las fronteras nacionales como
fuera de ellas
El impulso que hace que la gente se defina frente a un objeto (el interés por visitar un lugar, la
creencia de que una calle es peligrosa, la percepción de ciertos olores en un sitio) a menudo
brota de las profundidades afectivas de nuestra mente mucho antes de que hayamos
adquirido el conocimiento racional de aquello con lo que nos identificamos, rechazamos o
padecemos. Esa línea divisoria entre el deseo individual y el interés colectivo frente al mismo
objeto -la ciudad- es una frontera frágil pero definitiva en este tipo de estudios. Hay, pues, una
energía social que se redistribuye a diario en el ámbito de un mismo espacio y tiempo
citadinos, que se transmite entre la gente para impulsarla a crear organizaciones o
desorganizaciones colectivas estrechamente relacionadas con su urbe. Así cada ciudad tiene
unas estéticas que nacen de las proyecciones de sus habitantes. El imaginario transporta lo
sentido y percibido en calidad de verdad, como se vive emocionalmente en una colectividad.
Lo bello, lo feo, lo horrible, es su verdad sensorial. La ciudad es mucho más que un espacio
físico construido por sus arquitectos: se convierte en un espacio estético que es materia
ciudadana. “Salir de casa, caminar, oír ruidos, sentir o padecer olores, ir de compras, ver el
propio reflejo en los vidrios de una vitrina, chocar con tantos objetos, admirar unos, desear
otros, sentirse asediado por otro caminante, por un pícaro o un policía, contemplar la llegada
de la noche, ver o admirar el cielo azul, dejarse deslumbrar por las luces artificiales que
prenden sus millones habitantes, refugiarse en cualquier centro comercial, café o restaurante,
o irse en un bus a casa, son todas experiencias del gusto, de las emociones que fabrican
nuestras mentes la belleza de la ciudad”. 1 “Existen dos formas de conseguir llegar a la alegría
y la felicidad. Un camino es realzar la sensual belleza de todo lo que nos rodea. El otro es
eliminar cualquier cosa que pueda ensombrecerla.” 2 A lo largo de los siglos, la cultura nativa
japonesa y el Zen se han unido para crear una increíble variedad de formas artísticas. A estas
formas artísticas específicas puede añadirse una actual variante occidental: el arte de vivir bien
en un ambiente de calma, armonía y belleza. El Zen cree en las cosas en si mismas. Se trata de
comprender la evidente realidad propia de los objetos. Una piedra es una piedra, un árbol es
un árbol. Podemos decir esto con facilidad, pero no se comprenderá exactamente lo que se
dice hasta que se tome la piedra en las manos y se sienta su frialdad sobre nuestras mejillas o
hasta que no pasemos nuestros dedos sobre el tronco y las ramas del árbol y sintamos las
escamas de la corteza crujir, mientras lo hacemos. En términos de diseño, esta filosofía valora
evidentemente la pureza de los materiales naturales, usados sin artificios. El Zen aprecia las
vetas de la madera, la rugosidad de la piedra sin pulir. De todas formas, debido a que no existe
una división real entre el mundo exterior y el interior, el Zen también puede encontrar belleza
en la perfección de los objetos realizados por el hombre.
No puede elegirse como superior la belleza natural o la artificial, por lo que el principio u
objetivo del Zen es intentar la unión de las dos.