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Cotenidos Temas 11,12,13
Cotenidos Temas 11,12,13
Proceso de
elaboración de un proyecto de
producción teatral.
• Organización de las tareas de
producción: etapas,
organigrama y funciones.
• Presupuestos. Financiación.
• Recursos humanos, técnicos y
artísticos.
• La preproducción
• Expresé que considero a esta primera fase del ciclo de una
producción teatral como la etapa clave de todo el proceso.
En ella se deberá realizar una cuidadosa y exhaustiva
evaluación -artística, técnica y económica- del proyecto para
decidir si se continúa con él o no, de acuerdo a los objetivos
que se hayan planteado. La preproducción de un
espectáculo puede demandar de uno a varios meses –incluso
años- dependiendo fundamentalmente del grado de
complejidad que implique el proyecto. Generalmente en el
teatro empresarial, la preproducción de un espectáculo se
origina a instancias de un promotor (el empresario o empresa
de compañía) que seguirá un proceso que describiré
brevemente y que puede tener algunas ligeras variantes. En
primer lugar, el empresario comprará los derechos de una
obra, tentará a algunas figuras para encabezar el elenco y a
algún director, hará un primer presupuesto -muy estimativo-
calculando, por un lado, el coste aproximado que le puede
generar la producción y la exploración de dicha obra, y por el
otro la cantidad de localidades que necesitará vender a
cierto precio para amortizar esos gastos, evaluando la
viabilidad económica de ese proyecto.
• Si le resultara realizable, decidirá si lo financia de manera individual, si
se asocia con otros para hacerlo o si busca sponsors que contribuyan
económicamente en la producción; luego negociará y arrendará (si
no fuera de su propiedad) un teatro para la futura representación y
finalmente determinará los aspectos macro del proyecto y los
objetivos económicos del mismo.
• 2. ¿Por qué?
• Responder a este segundo interrogante ayudará a precisar los
motivos que incitarán a desarrollar un proyecto y no otro. Siempre
existirá un <<por qué» para llevarlo a cabo, la dificultad en ciertos
colectivos teatrales reside justamente en ignorarlo o no poder
desentrañarlo.
• No existen proyectos sin motivos. Es como pretender que un
automóvil último modelo funcione sin nafta. El motivo es el
combustible que impulsa a hacer algo determinado. Sin este, el
proyecto rara vez avanzará o lo hará muy deficientemente. Pero
claro que no hay un solo <<Por qué». Obviamente, lo que motiva a
unos puede no hacerlo con el resto, muy pocas veces sucede. Lo
fundamental es poder reconocer lo más honestamente posible cuál
es el motivo. En definitiva, se trata de poder evaluar individualmente
qué es aquello que nos mueve a formar parte de un determinado
proceso colectivo.
• La aventura, en 10 etapas
• 1º Duración de los derechos: habitualmente los pido con una duración de 18 meses
”desde el estreno” de la obra. Se puede poner una cláusula para renovarlos
automáticamente por otros 18 meses más si se da alguna condición específica que
lo justifique, como por ejemplo “haber hecho 50 representaciones en los últimos 6
meses”.
• 2º Tiempo límite para estrenar: es el tiempo transcurrido desde la firma del
contrato hasta que se estrena la obra. Teniendo en cuenta todo lo que hay
que hacer para llevar a término las tareas previas al estreno, 18 meses es
razonable. Recuerda que si no se estrena la obra en este tiempo se pierden
los derechos.
• 3º Territorio: salvo que se tenga intención de hacer un proyecto de alcance
internacional, se suelen negociar los derechos solo para España.
• 4º Idioma: hay que ser prudente en este aspecto, ya que si se pide sólo en
castellano, el cedente puede volver a vender esos derechos en otras
lenguas oficiales en España (catalán, euskera o gallego). Una solución
habitual es pedirlos con la fórmula “para todos los idiomas oficiales del
territorio nacional”.
• 5º Porcentajes: lo habitual es un 10% de la recaudación de taquilla. La
pregunta del millón es ¿cómo se reparte? Se suele hacer más o menos así:
• 6-7% para el autor original
• 2-3% Adaptador
• 0-1% para la música.
• Mucho ojo: los contratos con los teatros suelen poner que no aceptan más de
un 10%, pero sin embargo es posible encontrar situaciones donde los derechos
son un 12 ó 13%. A veces es pura especulación de alguien que los compra para
hacer negocio y otras veces son “circunstancias de la vida”. Ejemplo de
“circunstancias de la vida”:
• Compras los derechos de una obra, trabajas un año en montar una
coproducción y al final uno de los coproductores te dice que la quiere montar
él solo (porque no te entiendes con él, no tienes tiempo, no puedes, etc…).
Muchas veces, el acuerdo se suele cerrar con un porcentaje de la producción,
habitualmente un 5 o un10%… Pero es necesaria mucha confianza para tener
un porcentaje de una producción que no controlas, ya que esto podría llegar a
ser lo mismo que tener un tío en Alcalá (que ni tienes tío ni tienes ná), así que
una fórmula posible es negociar sobre la taquilla. Otra fórmula que se utiliza es
cobrando sobre los derechos de autor. Es un poco chapuza, pero más fácil de
controlar.
6º Forma de pago: hay quien EXIGE que se haga a través de SGAE y quien exige
que NO se haga a través de SGAE. Desde el punto de vista del productor, ¿qué
es lo más fácil? Mi opinión: hacerlo a través de SGAE.
• 7º ¿A quién se los pedimos? Importante cuestión, que puede ser sencilla de
resolver o no, según el caso. Muchos autores fuera de España tienen su propio
agente para gestionar los derechos, pero otros no lo tienen. El agente, cuando
existe, suele llevarse un 0,5% de los derechos (ojo: normalmente de la parte del
autor). Hablar con estos agentes, no obstante, puede ser bastante complicado.
Lo mejor es hacerlo a través de SGAE, ya que no te cobran mucho por ello y
además te soluciona muchísimos trámites.
• 8º ¿Cuánto cuestan? Normalmente lo que se paga es à valoir (al parecer, así se
escribe en francés, pero yo lo he visto escrito de mil maneras). ¿Que significa el
palabro? Fácil: tú pagas esta cantidad y la recuperas sobre los primeros
derechos recaudados cuando estrenas. Entre 1.000€ y 6.000€ suelen moverse
las cifras más razonables. Lógicamente, todo depende de factores como:
• -El éxito que haya tenido la obra
• -La cantidad de gente que quiera adquirir esos derechos (oferta y demanda…)
• -Lo moderna que sea
• Si te piden mucho dinero hay otra alternativa que es negociar una opción sobre
los derechos. Así lo hice yo mismo con Closer:
• Me costaba 6.000€ (y hablamos del año 2005), lo que era un pastón para mi.
No tiré la toalla. Negocié y al final acordamos pagar 3000€ con la opción a
comprar los derechos 6 meses después pagando otros 3000€.
• En mi post anterior “Emprender o no emprender, esa es la cuestión“, también
comenté este tipo de soluciones alternativas para tirar “pa’ lante” cuando
parece que no hay salida.
• 9º ¿Traducción o versión? Hay derechos que lo único que te permiten es
traducir la obra; otros en cambio te permiten hacer ,versiones de la obra,y
adaptarla a tu gusto. Atención: si te piden que sea traducción<<faithful>>(fiel)
¡no puedes mover ni una coma! Normalmente te exigen que les envíes una
copia de la traducción para revisarla ellos después. Como te puedes imaginar,
esto es complicado: lo que para el autor es una maravilla y en su país todo el
mundo lo entiende, a veces aquí no está tan claro. Esto es lo que me pasó en
una obra (no puedo decir cuál, no vaya a ser que me empapelen…):
• Teníamos una traducción “muy” faithful pero al acabar de montarla aquello se
nos hacía eterno. Mantuvimos la traducción faithful pero un “poquito” más
corta… Si te pillan te hacen volver a la versión “larga” o te pueden pedir que la
retires. Nunca he visto este último caso.
• 10º Otras cláusulas: aquí cabe de todo, pero te contaré lo que yo me he
encontrado:
• Tamaño del nombre del autor: Suelen pedir que el nombre del autor aparezca
en el cartel justo después del título de la obra y en un porcentaje de tamaño
de letra relativo al nombre del director. Esto es un auténtico rollo, pero va en
todos los contratos. Cuanto más libre pueda quedar mejor porque si no… ¡el
cartel acaba pareciendo un cuadro! En “Elling” teníamos que poner todo esto
en el cartel:
• 6. ¿Quién lo coordinará?
• Ya avanzamos bastante en la fase de preproducción, pero aún nos falta recorrer la
mitad del camino. Que es largo, no hay dudas. Que hay mucho que pensar, seguro.
Pero si lo recorremos sin prisa, deteniéndonos para estudiar concienzuda y
anticipadamente cada paso que pensamos dar, es muy probable que nuestras
futuras producciones circulen con menos zozobras y que nuestros proyectos,
• por consiguiente, logren mejores resultados. En esta etapa de la preproducción
nadie nos corre, ni nada debe ser urgente. ¿Importante? Tal vez. Pensemos que aún
no comprometimos a nadie en nuestro proyecto, más que a nosotros mismos.
Aunque es cierto que en el teatro tendemos a dramatizado todo, es nuestra
esencia. Nos alarmamos por cosas mayormente ; simples y nos despreocupamos
(nos dormimos) en cuestiones realmente: significativas. Será conveniente
entonces —ya que no estamos a pocos días del estreno— que tengamos la
suficiente serenidad como para transcurrir por la preproducción planeándola del
mejor modo posible.
• Hagamos un pequeño repaso del proceso que recorrimos hasta ahora. Ya
analizamos y determinamos qué proyecto queremos hacer, por qué y qué
queremos lograr con éste, definimos qué acciones, actividades y tareas debemos
realizar para alcanzar nuestras metas y objetivos, establecimos una metodología de
trabajo en común para llevarlas a cabo y evaluamos posteriormente qué recursos
precisaríamos para ello, luego dividimos y articulamos el trabajo a realizar,
asignamos funciones y responsabilidades a cada uno de los componentes de la
agrupación y, finalmente, acordamos algunas pautas de colaboración conjunta.
• El paso siguiente consistirá en estipular quién coordinará la totalidad del proyecto,
lo que no resultará demasiado complejo de entender si recordamos el organigrama
hipotético que presenté antes.
• La coordinación de un proyecto, será en definitiva, la unidad de acción necesaria
para su desarrollo.
• En la mayoría de los colectivos teatrales esta función la suele cumplir el director,
que es quien se ocupa, aparte de sus funciones específicas, de organizar, coordinar
y supervisar todos los aspectos involucrados en el proceso de una producción.
Aunque muchos de ellos, suelen dejar las funciones administrativas de la gestión
(por considerarlas como actividades tediosas e "impropias" de su rol) en manos de
otros componentes de la agrupación, que la asumen a regañadientes y como
pueden. Ya se sabe, donde manda capitán... Sin embargo, esta cesión ocurre en
alguno que otro colectivo, en la mayoría no suele existir o no suelen conocer la
verdadera gestión administrativa.
• Con el advenimiento de algunos productores ejecutivos o equipos de producción a
estas agrupaciones se logró darle un cauce más profesional a esta particular y
necesaria función de la producción teatral. Pero atención: el productor ejecutivo no
es un mero administrador. Será el responsable, como ya mencionamos, de diseñar,
planificar y organizar la logística de la producción así como de coordinar a los
equipos creativos, artísticos y técnicos en la realización del proyecto para alcanzar
los objetivos —respetando los factores de plazo, costo y calidad— acordados por
todos. Lo que requiere en definitiva, por parte de estos, de conocimientos
específicos pero, sobre todo, de una gran creatividad.
• Para que sea posible una coordinación efectiva deben establecerse vías de
comunicación prácticas (si no existían previamente), que permitan una buena
circulación de la información entre los participantes de una producción teatral.
• En muchas agrupaciones alternativas, sobre todo en aquellas que realizan
específicamente un único proyecto, no se le da a la comunicación la importancia
que merece. No hablo de la comunicación del espectáculo, que va a ser rema de un
capítulo aparte, sino de las relaciones que deben establecerse entre los
componentes de un colectivo teatral, entre estos y los profesionales o empresas
'que les provean servicios y con los programadores de las salas, etc., para que el
objetivo del proyecto se transforme en uno común a todos.
• Existe demasiado ruido, mucho "teléfono descompuesto" en las comunicaciones.
• La información suele llegar distorsionada, cuando llega... Prevalece, como señalé
antes “el yo te dije, vos me dijiste, él me dijo" que no sirven más que para
encontrar un culpable. En fin, nada útil. Si no se establecen vías de comunicación
efectivas el proceso de producción se tornará caótico, cada uno hará una cosa
distinta y divergente y nada de ello será, en definitiva, beneficioso para la
materialización del proyecto. Sin comunicación no habrá coordinación posible.
• En ese sentido, un buen productor ejecutivo debe concentrar todo su esfuerzo en
asegurar que, cada uno de los componentes, cada uno de los equipos de trabajo,
reciba la información (discriminando a su vez la que es urgente, la importante y la
rutinaria)
• que corresponda de acuerdo a sus funciones y responsabilidades. En conclusión,
convengo con Pérez Martín al respecto cuando destaca en su -libro Gestión de
proyectos escénicos-que la comunicación entre los participantes de una producción
teatral es fundamental para su desarrollo, señalando que "Cuanto más sepan del
proyecto, mayor será su aportación y la capacidad de resolver problemas, mayor
será la eficacia de las acciones, la autonomía de las partes, la integración y la
motivación“
• 7.¿Cuándo?
• Esta pregunta, obviamente, remite al tiempo. Ya manifestamos que los proyectos
teatrales nacen, viven y mueren. Como los seres humanos, pero a diferencia de
nosotros, los proyectos suelen tener predeterminada su existencia y hasta su fecha
de defunción.
• También señalamos que los plazos eran uno de los tres factores que determinaban
la complejidad de un proyecto. Por lo que podremos establecer lo siguiente:
• Cuanto más complejo sea el proyecto (cuantos más recursos insuma, cuanta más
difícil sean de alcanzar sus metas y objetivos) mayor será el tiempo que
necesitaremos para realizarlo. Cuanto menor sea el tiempo que tengamos para
realizarlo (cuanto más limitados estemos para buscar mejores precios, mejores
condiciones o para contratar mejor) mayor será el costo de su realización.
• Para los participantes de cualquier proyecto teatral será fundamental establecer y
conocer anticipadamente cuándo se lo realizará o qué tiempo le demandará
realizarlo. Establecer los tiempos nos posibilitará planificar un proyecto. Podremos
estipular en qué momento ensayaremos, prever en qué fase de la producción
estaremos más complicados o necesitaremos más fondos, podremos pactar qué
lapso tendrá un sastre para confeccionar el vestuario, podremos establecer en qué
época será mejor estrenar, etc.
• Conocer los tiempos nos permitirá tomar una serie de decisiones. Podremos
adherir o no a los plazos de un proyecto, acordar o no a una propuesta horaria de
ensayos, aceptar o no los plazos de terminación de la escenografía, convenir o no la
fecha de estreno con una sala, etc. En definitiva, cuando pensamos llevar adelante
un proyecto estamos hablando de movimientos pero también de tiempos, de
cronogramas, de calendarios, de agendas, de meses, de semanas, de días, de
horas, incluso de minutos, como veremos luego en el apartado de planificación.
• A diferencia de lo que ocurre en las producciones públicas o privadas
empresariales, que utilizan el factor tiempo de modo similar previéndolo y
precisándolo a través de exhaustivas planificaciones, en los colectivos no se
corrobora ni uniformidad de criterios a la hora de proyectar sus propuestas
teatrales ni la utilización por parre de muchos de estos de herramienta alguna para
planificar.
• Algunos se plantean el comienzo de sus proyectos pero no el final y otros lo acotan
a un período específico, unos combinan horarios de trabajo rígidamente
estipulados a través de calendarios y otros (muchos) lo hacen más
improvisadamente o como pueden; algunos dispondrán de todo su tiempo para
ensayar, otros dependerán exclusivamente del que les quede libre después de sus
trabajos asalariados. Cada uno de los componentes de un colectivo sabrá cuándo y
cuánto le dedicará a sus proyectos.
• Sin embargo, el problema surge en aquellas agrupaciones alternativas —esto
tampoco lo digo como crítica sino para que continuemos reflexionando—, que no
conocen calendarios, que no tienen ninguna noción del tiempo y todo lo que ello
implica. Aquellas (muchas) sin experiencia que desconocen que solicitar los
derechos de autor o conseguir un teatro les puede llevar meses, aquellas
optimistas que cierran un contrato con un sala sin tener la más mínima idea de si
podrán llegar a la fecha de estreno en condiciones (por lo menos dignas), aquellas
ansiosas que contratan agentes de prensa aún antes de saber qué proyecto van a
realizar, etc.
• Otro de los problemas que suelen aquejar a algunos colectivos teatrales, desde el
inicio mismo de sus proyectos, es la ambigüedad o la imprecisión de algunos
directores para establecer los tiempos de trabajo. Sean los que sean, deberían
estar claros desde el comienzo.
• No está mal que el proceso artístico de una agrupación teatral no tenga un período
determinado para su concreción, tampoco esta mal que un director no lo sepa de
antemano, pero seguro estará mal que no se lo comunique desde el principio a los
componentes del colectivo para que cada uno pueda decidir qué hacer. Si el
proyecto que se piensa encarar demandará seis meses o un año de investigación,
será bueno que todos lo sepan. Así como si aquel no tuviese plazos
predeterminados de finalización, también.
• Lo importante en todos los casos, en todos los proyectos teatrales, como se pudo
observar hasta aquí, será que se establezcan y conozcan claramente sus tiempos de
realización. Anticiparnos a ellos y controlarlos y no que ellos terminen
controlándonos a nosotros. En definitiva, preverlos y no padecerlos.
• Para esto no se requiere ser adivino ni vidente, solo tener un poco de sentido
común (ya se que no es fácil) para poder plantearse metas posibles en tiempos
razonables pero, sobre todo, para planificar.
• Esta será, como ya señalamos, una de las principales tareas que tendrá que
desarrollar, en un colectivo teatral, un productor ejecutivo. Es decir, una vez
recabada toda la información necesaria del director y el equipo creativo (la que
haya resultado de responder a las preguntas anteriores de esta guía y a las que
siguen a continuación de esta) deberá poder estimar los tiempos que demandará la
realización de cada una de las actividades y tareas o de cada una de las fases así
corno de la totalidad del proyecto.
• Deberá poder prever (anticiparse al futuro) y prevenir (advertir posibles
problemas) para proponer soluciones, como señalamos en el capítulo 1 a
través de una detallada planificación. En conclusión, como dice Lorenzo Juster,
el productor ejecutivo debe tener "...una concepción sinfónica de la producción.
Para lograrlo, [los productores ejecutivos] debemos establecer con los creativos
una suerte de pacto a fin de acordar el momento en que dejarán de crear, para
que podamos plasmar lo que han ideado. Es una cuestión delicada, pues
sabemos lo que significa para un creativo que se realice algo que él, siente que
no ha terminado de concebir".
• Lorenzo Juster, Producción Teatral. Donde lo obvio no debe ser obviado. (Revista
Ritornello), Año III, Número 5, noviembre de 2003, Pág. 45.
•
• 8. ¿Dónde?
• Esta pregunta, indudablemente, alude al lugar, o mejor aun, a los distintos
sitios en los que puede transcurrir una producción teatral. Así como la
realización de un proyecto demandará un tiempo que se podría predeterminar,
también su materialización nos llevará a lugares que podrían preestablecerse.
• El dónde circulará en todas las instancias del ciclo de un proyecto teatral
alternativo. En la fase de preproducción cuando estudiemos los distintos espacios y
las mejores condiciones posibles para realizar los ensayos (si no se cuenta con
espacio propio) y tal vez, cuando imaginemos —total, no cuesta nada— la sala
ideal en donde nos gustaría presentarnos.
• Para que esto no ocurra será necesario que anticipadamente (tal vez antes o
durante la etapa de ensayos) el director, su equipo creativo (sobre todo,
escenógrafo y diseñador de luces) y el productor ejecutivo del colectivo teatral
entablen una serie de reuniones creativas que permitan establecer qué tipo de
teatro, qué tipo de espacio escénico, qué condiciones económicas serán las
ideales para que el proyecto logre los mejores resultados.
• Eso los obligará (si no tienen en vista algunos específicos) a visitar una serie de
teatros, a estudiar sus diferentes escenarios, a evaluar sus distintas condiciones
técnicas y económicas, a indagar anticipadamente cómo es su programación,
etc. Tal vez el director y su equipo creativo no lo sepan aún, tal vez deban
avanzar un poco más en los ensayos, en el proceso creativo, para definirlo más
precisamente, lo que no está mal. Pero un buen productor ejecutivo debería
poder advertirles a tiempo que, tal vez los plazos que les lleve esto o los que se
tomen para decidirlo, no sean los apropiados para conseguir aquella sala ideal.
• 9. Cuánto costará?
• Este es el segundo (el anterior era el cómo) interrogante clave de la preproducción.
Como señalamos, para un buen productor ejecutivo será fundamental en primer
lugar establecer cómo se va a llevar a cabo el proyecto —su planeamiento— y
luego ¿cuánto costará? .
• Ya en uno de los seminarios que dicté en 2003 , elegí a la planificación de
proyectos, y su posterior estimación económica, como ejes, considerando que, si
estaban exhaustivamente realizados, resultaban herramientas esenciales para
optimizar al desarrollo de las producciones alternativas.
• Los planes y la valoración de sus costos aparecen en los más diversos órdenes de
nuestra vida: cuando planificamos un viaje, cuando organizamos una cena con
amigos, cuando proyectamos las reformas de nuestra casa, cuando planeamos ir de
compras, etc. Tomemos este último ejemplo: imaginemos que queremos hacer
regalos a nuestra familia para Navidad. Decidiremos cuántos regalos habrá que
hacer. Calcularemos cuánto dinero estamos dispuestos a gastar. Recorreremos
distintos negocios, miraremos precios, hasta que, finalmente elegiremos algunos
obsequios acordes a nuestro presupuesto original. Puede ocurrir que hayamos
visto un regalo algo costoso pero que consideramos que sorprenderá a nuestro
hijo.
• Entonces, evaluaremos si nos excedemos de aquel presupuesto original o no (si
convendrá gastar de más o no). Supongamos que igualmente decidimos comprarlo.
• Tal vez no tengamos a mano más efectivo... decidimos entonces improvisar (al fin y
al cabo somos gente de teatro); aparece nuestra tarjeta de crédito. Finalmente,
aprovechamos para hacer la compra financiándola en doce cuotas.
Con un proyecto teatral debiera suceder lo mismo: idear, planificar, cotizar,
presupuestar, financiar y comprar, es decir preproducir. Luego producir y explotar.
No es tan complejo. Sin embargo, como hemos visto, no sucede así en la mayoría
de los colectivos teatrales que pueblan la escena alternativa, sobre todo en lo
referente a planificar, cotizar y presupuestar y todo lo que ello implica.
• Por qué, no lo podría decir exactamente. Lo que si sé es que no son diez, ni
cincuenta... son muchas las agrupaciones teatrales que edifican sus espectáculos
con cimientos demasiado frágiles. Con esa base, uno o dos proyectos podrán
salirles bien —de casualidad. Vuelvo a repetir que no es una crítica sino una
continua reflexión.
• Si el funcionamiento de los colectivos teatrales —su metodología de trabajo— no
mejora día a día, tengo la sensación de que no podrán jamás dar ese salto a la
profesionalización que tantos sueñan. Lamentablemente, muchas agrupaciones
alternativas se encuentran a menudo con el reconocimiento artístico, cuestión que
opera como maquillaje que disimula tanto estas falencias como las pérdidas
económicas de sus espectáculos (medidas en relación al capital que aportaron).
• Tal vez piensen que me limito demasiado a los resultados económicos de los
proyectos alternativos y no a aquellas distinciones. Deben entender que soy
productor ejecutivo y no crítico especializado. No me compete a mí emitir una
opinión al respecto. Tampoco es la finalidad de este libro. Aunque mi mirada actual
este impregnada de números, de diseños de producción y de cronogramas de
actividades, no dejo de reconocer las enormes cualidades creativas de cientos de
artistas alternativos que bucean incansablemente en aguas desconocidas con el fin
de hallar el mejor modo de canalizar sus inquietudes artísticas.
• También registro el extraordinario esfuerzo económico que realizan, producción
tras producción, sin recuperar al finalizar sus temporadas nada de lo que
dificultosamente invirtieron. Tal vez esto se deba a la falta de planificación, al
hecho de no presupuestar... quién sabe. Esto es lo que verdaderamente me
preocupa. Hablamos antes de la importancia de prever el costo de un proyecto
teatral alternativo. Aún continuamos en el prediseño de su producción (si, todavía).
Les advertí que era largo el camino de la preproducción. Falta poco para decidir si a
nuestro anteproyecto vale la pena llamarlo proyecto definitivo o si, por el contrario
debemos volver a replantearnos todo desde el principio. Ustedes decidirán.
• Los costos de todo proyecto teatral (comprendidos en cualquiera de las tres fases
del ciclo de su producción) deberán ser evaluados por anticipado, primero de
manera aproximada y luego más exhaustivamente.
• En el teatro empresarial, la primera estimación económica (aproximada o
comparativa) “Se denomina previsión comparativa a aquellas estimaciones que se
valen de la analogía con otros proyectos similares” ,la efectúa, usualmente, el
empresario o promotor. Como expresamos antes, la previsión estimativa de costos,
la proyección de ingresos potenciales y el presupuesto final serán tareas específicas
del productor ejecutivo. El resultado de cruzar las dos primeras evaluaciones
preliminares permitirá establecer si el proyecto será o no viable económicamente.
A esta evaluación se la denomina estudio de viabilidad del proyecto 32, que
veremos después de nuestra primera planificación.
• También advertimos que la mayoría de los colectivos teatrales ven continuamente
afectados de manera negativa los resultados económicos de sus espectáculos
porque no están acostumbrados a prever los costos de sus producciones y menos,
a proyectar sus ingresos potenciales (la infaltable gestión administrativa que
desconocen o rechazan). Por suerte, esta situación se ha ido modificando
lentamente a medida que se han incorporado productores ejecutivos a algunos de
ellos, lo que les ha posibilitado lograr desenlaces menos inciertos. Debemos
comprender que llevar adelante cualquier proyecto teatral será siempre una
empresa ardua y sobre todo de riesgo, por lo tanto anticipar de manera exacta sus
logros (económicos o artísticos) pertenecerá al terreno del azar.
• Ningún productor ejecutivo, por más profesional o eficiente que sea, podrá
garantizar los resultados de ningún espectáculo. Pero lo que si puede, y de eso se
trata esta profesión, es establecer anticipadamente a través de un preciso diseño
de producción (planificación, estudio de viabilidad, etc.) las distintas consecuencias
posibles a las que puede arribar un proyecto. El riesgo, en el teatro, persistirá. La
cuestión a resolver, entre los componentes de un colectivo teatral y su productor
ejecutivo será si, a pesar de todo, se lo asume o no.
• Para realizar la previsión estimativa de costos de una producción, el productor
ejecutivo primero deberá desglosar el proyecto en actividades y tareas, preverá lis
recursos humanos, económicos y materiales, evaluará la duración que demanda-á
la realización de cada una de ellas y por último elaborará una primera planificación
que le permitirá estimar el tiempo aproximado de producción del proyecto (la
variedad y cantidad de actividades y tareas de cada fase dependerán de la
naturaleza y características del proyecto). Obsérvese en esta secuencia que
mencioné corno se ha ido encadenando casi toda nuestra serie de preguntas
respondidas hasta aquí.
• Esta primera previsión le permitirá al productor ejecutivo valorar lo que puede
llegar a costar cada una de las actividades y tareas implicadas de forma parcial así
como el de la producción del proyecto en forma global hasta el estreno.
• Es importante señalar aquí que esta previsión se reduce sólo a los costos que se
puedan generar durante la producción y no los referidos a la explotación que se
deben estimar aparte. Al respecto, vale esta aclaración de Xavier Marcé
"Nosotros cuando producimos un espectáculo tenemos muy claro que el
esquema económico de un espectáculo es: ¿cuánto vale producir este
espectáculo? Eso requiere analizar un proceso de amortización que puede ser a
corto, mediano o largo plazo ( ...) Esta es una parte del espectáculo, la
producción. Pero, hay otra mucho más gravosa que es la explotación. La misma
se rentabiliza a corto plazo, por lo que cada mes hago el dinero para pagar la
explotación o este espectáculo no va y juntar las dos cosas es un error garrafal.
" Xavier Marcé, "La rentabilidad es un camino que llega a Dios de muchas
maneras", sl r, s f.
• Repito, que me refiero a pensar a la gente a la que se puede llegar y no a la que nos
gustaría llegar, que es una cosa bien diferente.
• Se que para una agrupación alternativa esto es difícil -estimar, que hay cosas que
les pueden parecer más urgentes de resolver, pero como dice Xavier Marcé “esa
idea no la construyo, tampoco se qué acciones debo hacer y a dónde debo llegar (.
.) Me parece muy bien que hagamos una obra para llegar a cien personas no hay
ningún problema, si es una decisión que hemos tomado conjuntamente y hemos
asumido el riesgo que esto supone”
• Un productor ejecutivo debiera poder colaborar con la agrupación estimando el
universo de público potencial de un proyecto alternativo para poder establecer de
manera consensuada con todos los componentes la mejor forma de alcanzarlo.
Obviamente los componentes del colectivo tendrán algún tipo de vínculo
sentimental con el proyecto que les impedirá ser totalmente objetivos. Nadie es
absolutamente objetivo. También entiendo que no es fácil aceptar que un
productor ejecutivo, una vez expresados todos nuestros deseos y expectativas, nos
diga que el público potencial de nuestro espectáculo podrá ser de alrededor de 300
personas en ¡¡¡16 funciones!!! .
• Nadie en el teatro, ni aún los colectivos teatrales, desean que sus espectáculos
sean vistos por tan solo 300 espectadores en dos meses, a menos que haya sido
una decisión estético—artística premeditada y consensuada. Tal vez se pregunten
¿cómo puede evaluar el productor ejecutivo esa cifra? ¿No era que estos
profesionales no podían vaticinar los resultados? No adivinan, suelen interpretar
los datos, prevén.
• El productor ejecutivo se basa en su conocimiento, habilidad o experiencia para
analizar la naturaleza y características del proyecto, para estimar el tiempo y el
costo estimativo de aquel y por último, para proyectar los ingresos potenciales que
le permitan evaluar si el proyecto será o no viable económicamente. Si no lo es o si
esto no importa tanto será una decisión consensuada dentro la misma agrupación
la que termine definiendo si se asume el riesgo a pesar de todo. Ahora bien, si a
pesar de toda la incertidumbre que implica llevar adelante un proyecto teatral, un
colectivo tiene la valiente intención de identificar y cuantificar potencialmente a su
público, entonces deberá poder contestar una serie de preguntas que, en esta
instancia de la preproducción, requieren de honestidad, sentido común y de la
mayor objetividad posibles.
• La identificación y cuantificacion del público no tienen por que ser exactos, basta
con tener una idea lo más aproximada posible depara quién es el espectáculo y
cuántos podrán ser nuestros espectadores. Si las no se contestan a las apuradas,
estas respuestas serán muy útiles para la agrupación a la ra de establecer y
convenir conjuntamente las estrategias a seguir, para atenuar el grado de
incertidumbre sobre los resultados del espectáculo Y para definir una
comunicación mejor orientada. A medida que se familiaricen con esta metodología
de trabajo que propongo, podrán pensarse y surgir muchas preguntas que
colaboren al establecimiento de estrategias. Algunas de estas preguntas podrían
ser:
•
" Xavier Marcé, "La rentabilidad es un camino que llega a Dios de muchas maneras",
slr,
• 1.-¿A que público va dirigido nuestro espectáculo?
• ¿Lo podríamos identificar de alguna forma? La clasificación de los
espectadores puede ser múltiple. Los hay adultos, jóvenes, niños, familias,
hombres, mujeres o estudiantes, trabajadores, profesionales, amas de casa o
público común, público especializado", etc. Ante todo recordemos que no
todos los espectáculos son para todo público. Es más... ninguno lo es. Cada uno
tendrá que tratar de precisar cuál es el suyo. Por ejemplo: si nuestro proyecto
trata con humor la problemática de cinco mujeres solteras, es muy probable
que nuestro público sea —mayormente— femenino; si aplicamos nuevas
tecnologías en un espacio no convencional en el que el público deba estar de
píe, es muy posible que acudan espectadores jóvenes.
• Esto nos ayudará también a buscar una sala acorde y un horario adecuado para
nuestro espectáculo. Los distintos públicos, está comprobado, no suelen asistir
a cualquier teatro ni en cualquier horario de funciones." Una vez que se haya
reflexionado sobre todas las posibles variantes que ofrece esta primera
pregunta y se haya identificado potencialmente el segmento de público al que
se dirigirá un proyecto, habrá que plantearse otras.
• 2. ¿Cómo harían para llegar a él?
• Este interrogante gira sobre las herramientas (prensa, carteles, programas,
postales, e-mail por bases de datos, publicidad gráfica, etc.) se utilizarían. Esta
pregunta a su vez podrá disparar otras tantas: ¿Qué estrategias de comunicación
usarían para atraerlo? ¿Cómo las implementarían? ¿Contratarían a un profesional o
lo harían ustedes mismos? ¿Cómo lo llevarían a cabo? ¿En que etapa de la
producción sería conveniente difundir el espectáculo? ¿Repartirían gacetillas de
prensa? ¿Cómo y en dónde? ¿Qué medios periodísticos serán los indicados para
difundir nuestro espectáculo? ¿Qué harían a futuro para mejorar las funciones de
prensa y difusión? ¿Distribuirían programas en la calle? ¿Imprimirían postales? ¿A
dónde convendría colocar carteles del espectáculo? (negocios, a escuelas de teatro,
bares o en ciertas zonas, barrios, etc.)
• ¿Qué resultado tuvieron los programas, postales y carteles en proyectos
anteriores? ¿Cómo armarían una base de datos eficaz para el envío de
información?, ¿Qué tipo de información sería efectiva?, etc. Muchos espectáculos
alternativos recurren a encuestas, una táctica muy simple para recabar cierta
información de sus espectadores. Esto les permite no sólo conocer las distintas
opiniones sobre su espectáculo o identificar a un potencial público, sino que
además le facilitan la organización de una base de datos (muy útil) que contribuye
al armado de estrategias de comunicación y comercialización más directa y eficaz,
para próximos proyectos.
• 3. ¿A cuánta gente creen que puede llegar el espectáculo? (el universo potencial de
público) ¿Serán 100, 500, 1000? Seguramente no tendrá la misma cantidad un
espectáculo basado en una obra de Shakespeare que se realizará los viernes a las
21 horas, que uno de un autor ignoto —digamos de Kuala Lumpur— que se
presente el mismo día, pero a la una de la madrugada. No tendrá la misma
proporción de espectadores potenciales un proyecto que se piensa presentar en
una sala reconocida del circuito, que uno que se piensa llevar a cabo de manera
experimental en una fábrica abandonada y alejada de la urbe. Si se pensara en
trabajar en una sala con un espacio escénico ideal pero con capacidad de platea
reducida, se deberá prever que tal vez sea necesario hacer más funciones o cobrar
las entradas a un precio mayor para compensar esa limitación. Si pensamos
presentar nuestro espectáculo en una sala que, en vez de butacas fijas o sillas
posee gradas, debemos prever que será solo para un público limitado, dejando
afuera a un público potencial (tercera edad, discapacitados motores, etc.). Si un
programador nos ofrece el horario de las 14 horas de los sábados y domingos para
presentar un espectáculo infantil (fuera de las vacaciones de invierno) deberemos
considerar que tal vez estaremos reduciendo nuestro universo de público potencial
ya que las familias suelen estar comiendo a esa hora. Todos pretendemos que
concurran a vernos 2.000, 5.000 o 10.000 espectadores pero el sentido común y la
realidad nos mostrará cifras muy distintas. Verán luego como esta proyección de
público potencial nos será de mucha utilidad cuando realicemos la proyección de
ingresos.
• Varios autores, docentes y productores ejecutivos (entre los que me incluyo)
coinciden al utilizar una serie de alternativas posibles, no muy complejas de
instrumentar que, de organizarse bien en un colectivo teatral, pueden llegar a
facilitar la captación de público. Veamos algunas de ellas:
• • Ensayos artísticos con público.
• • Ensayos (work in progress). Son ensayos avanzados de la obra, usualmente semi-
montada, en un teatro o en una sala de ensayos. Sirven para que a través de
sugerencias, comentarios u opiniones de un grupo de espectadores selecto
(artistas, creativos, gente del medio teatral afín, conocidos, etc.) nos permita
perfeccionar algunos aspectos artísticos del futuro espectáculo que no tuvimos en
cuenta.
• • Ensayos técnicos. Invitación al público en general a asistir a algunos momentos
finales del proceso de montaje y ensayos técnicos (los procedimientos de
elaboración técnica y la maquinaria escénica suelen ser muy atractivos para la
gente).
• • Funciones de preestreno. —a mitad de precio— Tienen el mismo sentido que los
puntos anteriores pero además pueden colaborar a la hora de generar ingresos
previos al estreno.
• • Invitaciones generales. Durante las primeras funciones de los espectáculos
alternativos suele ser necesario invitar a discreción a amigos, compañeros,
familiares, etc., no solo para cubrir las butacas vacías de la platea sino para que
luego, si les gustó el espectáculo, lo promuevan. Es conveniente que esas
invitaciones no sean gratuitas, a ningún conocido. le resultará oneroso colaborar
con tres pesos y al colectivo le servirá para generar una recaudación
(probablemente exigua, pero recaudación al fin). Esto debe convenirse por contrato
con la sala: cantidad y día de funciones para invitados, así como la duración de este
beneficio.
• • Invitaciones especiales. Convocatoria a docentes de artes escénicas, especialistas
de diversas disciplinas, etc., a las funciones de la temporada con el fin de que
incentiven la asistencia de otros públicos potenciales. En estos casos es de utilidad
invitar a las funciones a diversos formadores de opinión (periodistas no vinculados
estrictamente a la crítica de espectáculos, escritores, artistas plásticos, docentes
universitarios, etc.) •
• Funciones para grupos. Fomentar la concurrencia de grupos numerosos (escuelas
de artes escénicas, sindicatos, empresas, etc.) a las funciones que suelen tener
menor o escasa asistencia de espectadores ofreciéndoles entradas por paquete
más económicas. Esto debe establecerse por contrato y de común acuerdo entre el
colectivo teatral y la sala.
• • Actividades paralelas. Talleres, mesas redondas, debates, encuentros alrededor
del espectáculo con creativos, artistas y técnicos del colectivo teatral, críticos
especializados, investigadores, etc. Esto puede generar un interés particular
alrededor del espectáculo y por otro lado, producir ingresos adicionales al de la
recaudación.
• • Sitios de Internet propios. (con casilla de mensajes) Permite entablar algún tipo
de relación con el público, otros usuarios de Internet (espectadores potenciales).
• Aunque parezca una obviedad, debemos comprender que no todos los proyectos
teatrales tienen las mismas características. Por lo tanto, será necesario reconocer y
considerar sus singularidades antes de llevarlos adelante.
• Primero se deberán estudiar tanto sus puntos fuertes y sus puntos débiles en el
presente, como el probable entorno en el que se llevarán a cabo en el futuro, lo
que permitirá luego desarrollar cursos de acción determinados.
• En cambio, una buena planificación (me estoy refiriendo al plan definitivo) guiará a
la producción del proyecto por un camino llano, sin demasiados baches para
alcanzar el destino final del viaje. Para que eso ocurra, más allá del talento del
productor ejecutivo, un plan de producción deberá ser:
• En cambio, una buena planificación (me estoy refiriendo al plan definitivo) guiará a
la producción del proyecto por un camino llano, sin demasiados baches para
alcanzar el destino final del viaje. Para que eso ocurra, más allá del talento del
productor ejecutivo, un plan de producción deberá ser:
• 1. Gráfico. Es decir, escrito. Deberá ser el documento de trabajo o la Biblia de la
producción, ya que contendrá la información medular del proyecto definitivo que
regirá todo el proceso posterior. Al ser gráfico permitirá, entre otros factores, que
los responsables de cada área involucrada en la creación y producción puedan
visualizarlo y consultarlo en forma parcial (tarea por tarea) o en su totalidad.
• 2. Explícito. Deberá ser claro, preciso y minucioso a fin de evitar confusiones y mal
entendidos, tanto en su estudio previo como en su gestión, ejecución y control.
Además, por su carácter manifiesto y anticipatorio, facilitará la previsión y la
prevención de posibles problemas, desvíos o contratiempos futuros.
• 3. Sencillo. Deberá poder comprenderlo fácilmente desde el director y su equipo
creativo hasta las distintas personas encargadas de su realización.
• 4. Viable. Deberá ser factible de lograr.
• 5. Direccional. Deberá marcar una orientación posible, un sentido de dirección, un
curso específico de acción para lograr las metas y objetivos.
• 6. Cronológico. Al introducir el recurso tiempo deberá permitir fijar —secuenciada
y anticipadamente— las fechas, plazos y duraciones de las actividades y tareas de
un proyecto a lo largo de un período.
• Llegamos a la instancia que considero clave en el proceso de producción de un
proyecto teatral: la planeación o planificación. Como habrán observado hasta aquí,
privilegio el análisis y la previsión dentro de cualquier preproducción, pero si estos
elementos no se conjugan dentro de una planificación, solo resultaremos
excelentes analistas o individuos muy previsores. El análisis y la previsión fuera de
un contexto o por si solos, suelen llevarnos a la inacción, a dejarnos rumiando en
una idea del proyecto que queremos hacer. Para que un proyecto alcance el
destino de presentarse ante su público, en las mejores condiciones y del modo más
profesional posible, es necesario planificar.
• Es decir trazar con anticipación una ruta del proyecto: de las actividades que hay
que hacer, del orden en que se realizarán, del tiempo que se empleará, de los
recursos que se necesitarán, de las personas que las llevarán adelante y de los
lugares en dónde se desarrollarán. En síntesis, al planificar en el presente
estaremos transitando la ruta de varias de las preguntas del capítulo anterior,
pensando en el futuro. Algunos productores ejecutivos suelen realizar (es mi caso)
una primera planificación aproximada que servirá para prever, después, los costos
de un (ante) proyecto y una planificación definitiva —más precisa y realista— que
permitirá posteriormente presupuestar el proyecto definitivo. Entre una y otra
(más allá de la precisión o el detalle) mediará la viabilidad o la inviabilidad de la
propuesta. Señalé antes, y en repetidas ocasiones, que la mayoría de los colectivos
teatrales no acostumbraban a planificar sus proyectos.
• ¿Por qué? Porque como ya advertí suelen tener apuro por hacer, por producir, por
estrenar sus espectáculos (muy pocos se toman un tiempo para pensar en cómo se
lo hará). Me pregunto yo ¿Quién nos corre? ¿Qué apuro tenemos? ¿A dónde vamos
tan deprisa? Si nos detuviéramos un poco a pensar antes de actuar, a reflexionar
sobre cual es la manera adecuada de hacer las cosas en lugar de hacerlas de
cualquier manera, si nos tomásemos el tiempo para planear nuestros proyectos,
para diseñarles una ruta a futuro, tal vez -y solo tal vez- podríamos anticiparnos a
los problemas que se nos plantean, prever sus posibles soluciones de modo
conjunto y arribar por último a lograr producciones de mejor calidad o por lo
menos, resultados mucho menos inciertos.
• Una buena producción, estoy más que convencido de ello, se basa en esencia en
una buena planificación. La pregunta sería: con qué vara medimos una
planificación para considerarla buena o mala. Lamentablemente, con la de la futura
producción. Y digo lamentablemente porque sólo se podrán comprobar sus
cualidades en el mismo momento que transcurre aquella fase, nunca antes. Una
mala planificación de la producción o la ausencia total de un plan (no sé que es
preferible) provocará:
• • que las personas involucradas en un proyecto no tengan claro qué metas y
objetivos se deben alcanzar;
• • que los equipos de trabajo no sepan ni qué actividades tienen que hacer, ni
cómo, cuándo y dónde las tienen que realizar;
• • que los responsables de la organización no comprendan a quiénes tienen que
coordinar y supervisar;
• • que no se puedan administrar los recursos o que se malgasten en solucionar
problemas imprevistos;
• • que no se pueda prever la duración total del proyecto;
• • que no se pueda calcular su costo de manera anticipada;
• • que no haya una dirección definida (porque no existirá una hoja de ruta y si
existe, está mal trazada);
• En cambio, una buena planificación (me estoy refiriendo al plan definitivo) guiará a
la producción del proyecto por un camino llano, sin demasiados baches para
alcanzar el destino final del viaje. Para que eso ocurra, más allá del talento del
productor ejecutivo, un plan de producción deberá ser:
• 1. Gráfico. Es decir, escrito. Deberá ser el documento de trabajo o la Biblia de la
producción, ya que contendrá la información medular del proyecto definitivo que
regirá todo el proceso posterior. Al ser gráfico permitirá, entre otros factores, que
los responsables de cada área involucrada en la creación y producción puedan
visualizarlo y consultarlo en forma parcial (tarea por tarea) o en su totalidad.
• 2. Explícito. Deberá ser claro, preciso y minucioso a fin de evitar confusiones y mal
entendidos tanto en su estudio previo como en su gestión, ejecución y control.
Además, por su carácter manifiesto y anticipatorio, facilitará la previsión y la
prevención de posibles problemas, desvíos o contratiempos futuros.
• 3. Sencillo. Deberá poder comprenderlo fácilmente desde el director y su equipo
creativo hasta las distintas personas encargadas de su realización.
• 4. Viable. Deberá ser factible de lograr.
• 5. Direccional. Deberá marcar una orientación posible, un sentido de dirección, un
curso específico de acción para lograr las metas y objetivos.
• 6. Cronológico. Al introducir el recurso tiempo deberá permitir fijar —secuenciada
y anticipadamente—las fechas, plazos y duraciones de las actividades y tareas de
un proyecto a lo largo de un período.
• 7. Controlable. Deberá poder evaluarse, coordinarse y controlarse la totalidad de
un plan de producción así como cada una de sus partes en detalle. Un plan debe
poder servirnos para definir lo que pretendemos que suceda y en qué tiempo y, por
consiguiente, permitirnos su control.
• 8. Flexible. Deberá poder adaptarse a los cambios que puedan suceder durante los
procesos creativo, artístico y técnico. En teatro decimos (irónicamente) que un plan
se hace para no cumplirlo, porque durante la producción es muy probable que
sufra muchas modificaciones. En síntesis, un plan debe poder latir al compás del
proyecto. Un productor ejecutivo cuando planifica, de manera aproximada o
definitiva, suele hacer uso de distintas herramientas de gestión —según la que más
le convenga— que van desde simples calendarios de trabajo hasta precisos
diagramas de actividades como el método PERT, la Red de Precedencias o el
diagrama de GANTT .
• Lo importante, en el caso de los colectivos teatrales, no será la herramienta que
utilicen sino que se acostumbren a planificar.
• Ahora, sin importar el método que empleemos, se necesitará seguir una serie de
pasos para realizar una planificación (la primera o la definitiva):
• 1. Determinar la escala temporal.
• 2. Establecer una fecha de inicio del proyecto.
• 3. Desglosar todas las actividades y tareas necesarias.
• 4. Ordenarlas y enumerarlas de forma cronológica y secuencial.
• 5. Evaluar la duración estimada de cada una de ellas.
• 6. Estudiar qué actividades o tareas podrán realizarse de manera simultánea.
• 7. Calcular la duración total del proyecto.
• 8. Establecer los puntos de control.
• 1. Determinar la escala temporal en qué se piensa planificar el proyecto es
básicamente definir si se lo proyectará en días, semanas, meses, etc., (esto
dependerá fundamentalmente de la naturaleza y características del proyecto). En el
teatro profesional es muy común que se planifique el trabajo en semanas en orden
decreciente hasta acercarse a la fecha del debut del espectáculo (los plazos
estándar de sus producciones suelen ser de ocho semanas). Los quince últimos días
—que exigen más esfuerzo y generan más tensión— suelen organizarse
pormenorizadamente desde el ensayo -15 al 1-.
• PERT Siglas de Project Evaluation and Review Technique (USA, década del 50 del
siglo XX).
•
• 2. Establecer el momento de inicio del proyecto será esencial en una planificación
aunque más lo será el prever —si existiera— un plazo de terminación.' Una cosa es
planificar sin tiempo límite de realización —y que cuando se acabe, se acabe— y
otra muy distinta es tener tiempos de concreción limitados (estrenar en vacaciones
de invierno, participación en un festival, funciones vendidas, etc.). Ya señale que los
plazos eran uno de los tres factores que pueden incidir en un proyecto aumentando
su complejidad.
• 3. Desglosar las actividades y tareas del proyecto, ya lo mencioné, será esencial
para poder planificarlo. Puede realizarse de dos modos distintos: el primero implica
tomar sólo las grandes actividades o tareas de manera resumida, es decir lo que se
denomina tareas resumen: ensayos, diseño escenográfico, realización de
escenografía o de vestuario, prensa y comunicación, etc. que servirán para que el
proyecto sea consultado y comunicado en general y no en particular. El otro por el
contrario, requiere un despliegue minucioso de todas las sub-tareas que estén
involucradas dentro de las tareas resumen, por ejemplo en una realización de
escenografía podríamos detallar: armado de bastidor, cobertura en tela, aplicación
de molduras, pegado y secado artificial, fondeado, pintado en detalle, etc.
• Este último modo de graficar una planificación permitirá que sea consultada de
manera más precisa por áreas o equipos de trabajo específicos. Recordemos que
nos podrá ayudar a un desglose más preciso de las actividades y tareas de un
proyecto, cualquiera sea el modo de planificar que elijamos, aquella breve
clasificación en significativas, identificables y asignables.
• 4. Señalé en el capítulo anterior que era conveniente anticiparse a la planificación
ordenando y enumerando las actividades y tareas del proyecto de manera lógica y
secuenciada.6 La mejor forma de hacer esto, una vez desglosadas, es listándolas
primero desordenadamente en un papel (a manera de ayuda memoria) para
organizarlas y enumerarlas, luego, siguiendo un orden natural —prioritario y
cronológico—.
• 5. Evaluar el tiempo de realización de cada una de las actividades y tareas de un
proyecto, significará estimar su duración (el tiempo que transcurrirá entre el
comienzo y el fin de cada una de ellas). Si no se tienen muchas certezas al respecto
a la hora de planificar, podemos aplicar ciertas fórmulas que proponen Fernández
Díez y Blasco i Font de Rubinats , para calcular de un modo más preciso la duración
de las actividades y tareas de proyectos complejos:
• Habiendo visto los ocho pasos que considero necesarios para realizar una
planificación, les propongo a continuación desarrollar un ejercicio práctico para
comprender mejor su funcionamiento. Imaginemos que el proyecto será la
construcción de unos bastidores de madera, pintados artesanalmente, que servirán
como el único elemento escenográfico de un espectáculo
• Supongamos que —por encargo de un escenógrafo— este trabajo lo realizarán tres
artesanos en su taller de lunes a viernes exclusivamente (los fines de semana no
suelen trabajar)
• 1) Como los artesanos suponen que no será una realización compleja o que
demande demasiado tiempo, toman como escala temporal para planificar los días
de trabajo.
• 2) Pongamos por caso que piensan iniciar el proyecto el 9 de enero y que
establecen, conjuntamente con el escenógrafo, un plazo para construirlos: el 23 de
enero. Es decir que estiman la duración del proyecto en 15 días.
• 3) Primero tendrán que desglosar las tareas del proyecto y ordenarlas de manera
prioritaria y cronológica, como se detalla a continuación.
• Desglose de tareas de un proyecto.
• 4) En tercer lugar deberán prever la duración12 de cada tarea, como se observa a
continuación:
•
• 5)El Artesano A decide reflejar la tabla anterior planificándola en el calendario de
trabajo 1:
• En este vemos expresadas las tareas, con sus respectivas duraciones, que dicho
artesano ordenó, erróneamente, de manera consecutiva. La secuencia lineal de 14
tareas les demandaría 18 días de trabajo, con lo que terminarían recién el 1 de
febrero. Es decir que la duración total del proyecto sería de 24 días como se puede
observar en el calendario (9 días después del plazo acordado con el escenógrafo).
El artesano A no previó, en este caso, ningún tipo de holgura entre las tareas por lo
que los otros artesanos podrían suponer, al estudiar aquel calendario de trabajo 1,
que todas son tareas críticas ya que (salvo los fines de semana) no existiría tiempo
libre entre ellas. Supongamos que el artesano B propone realizar un diagrama de
actividades de GANTT para corroborar este calendario.
• Estos diagrama están constituidos por dos sectores bien diferenciados: a la
izquierda, se enumeran —en un modelo de hoja de cálculo— las tareas por orden
prioritario y secuencia' y a la derecha, se programan —en una planilla con escalas
temporales variables— las duraciones de las tareas expresadas mediante barras
horizontales. Por eso, se suele decir que con estos diagramas se trabaja en 3D
(líneas, columnas y tiempo). Además, el diagrama de GANTT, le permite al
planificador vincular o encadenar las tareas precedentes y consecuentes de muy
distintas formas según convenga al proyecto. En el diagrama 1, el artesano B sólo
trasladó el erróneo calendario 1 a un GANTT en el que se pueden observar, en el
sector derecho del gráfico, las distintas barras de tareas (con sus diferentes
duraciones) relacionadas entre si, sólo de forma consecutiva, mediante
vinculaciones denominadas de Fin a Comienzo (FC). Estas indican que cada tarea,
obligatoriamente, debe culminar para que comience la siguiente.
• Una vez elegido el teatro, lo ideal seria que nuestro productor ejecutivo —en
compañía del delegado de la cooperativa— convenga con los dueños o gerentes de
sala un preacuerdo que establezca los tiempos de montaje y ensayos técnicos, la
fecha determinada para el estreno (2 de septiembre), el período de funciones y,
eventualmente, las condiciones económicas. A su vez esta carta de intención nos
será de utilidad a la hora de solicitar subsidios o de buscar alguna otra fuente de
financiación.
•
• Ahora transportémonos en el tiempo e imaginemos que nuestro colectivo teatral se aseguró
una parte del financiamiento de la producción de la siguiente forma: en primer lugar,
invirtiendo un capital inicial compuesto por el dinero obtenido en una producción anterior
sumado al aporte económico que acordamos hacer cada uno de los componentes en las
distintas etapas de la producción. En segundo, mediante una serie de subsidios que nos
otorgarán distintas instituciones públicas (6000 pesos).