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SUMARIO

Portada de Vicente Martín. .. Poemas de Juan Ramón Jiménez, Carlos Rodríguez Pintos,
Jorge Guillén, Carlos Alberto Garibaldi, Uruguay González Poggi, Rafael Alberli, Manuel
de Castro, Gonzalo Pedro Losada, Luis Alberto Caputi, Julio Fernández, Orfila Bardesio,
Dora Vasconcelos y Vicloriana Díaz. .. Prosas de Carlos Vaz Ferreira, José Bergamín,
Susana Soca, Juana de Ibarbourou, Julio Casaravilla, Clotilde Luisi, Corpus Barga, Alberto
Rusconi, Cipriano S. Vitureira, Jesús Díaz Bentancourt, Hans Platschek, Justino Zavala
Muniz, R. Ardoino, Julio Casal Muñoz, Ricardo Gullón y Benjamín Jarnés.· Reproducciones
de José Cúneo, H. Platschek, Angel Ferrant, A. Pastor, Norberto Berdía y Jean Cocleau. ..
libros: .. Notas de Daniel D. Vidarl, Selva Márquez, Pío Baroja, C. Sabat Pebet, Lucila
Velázquez, Angel Aller, W. González Penelas, Dora l. Russell, J. Orliz SaraJegui, A. Esteban
Ralli, Antonio Vega, Julio Fernández, F. de Miomandre, Hugo Emilio Pedemonte, E. S. Brightman,
Alberto Rusconi, Eduardo J. Couture, Carlos A. Garibaldi, Vicente Aleixandre y Julio 1 Casal.

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Los pájaros de yo sé dónde, de Juan Ramón Ji, coní.
m¡énez. Poema de Alicia., de Julio Fernán.dez.
Las ideas liebres, por José Bergamin. Primer día, de Orfila Barde..sio.
Tréboles, de Jorge Guillén. Al poeta Vicente BasS9 Maglio. por Luis Alberto
José Cúneo y camilo Mori. Estudio de Hans Caputi
Platschek. Reproducciones de Camilo Mori y José Dora Vasconcélos, de Cipriano S. Vitureira.
Cúneo. Poemas, de Dora Vasconcelos. TraduC'ciones de
Jos.é Cúneo" por Justino Zavala. Muniz. Cipriano S. Vitureira.
Las Flores, de Susana. Soca; El profetismo hebreo a través de la exégesis mo-
Algunas causas que tienden a. disminuir artifi- derna, por Jesús BentanC'our Díaz.
cialmente el goce artístico, por Carlos Vaz Fe- Romances de la noche vieja, de Victoriana. Díaz.
rreira. Ha.ns Platschek. Estudio de A. Goldschmidt.
El Uruguayo Carlos Rodriguez Pintos, por Jua- Reproducciones de Hans Platschek.
na de Ibarbourou. Escritos, por Julio Casa.ravilla.
Canto mayor de los siete pecados capitales, de Balzac entre nosotros" por Rimaelvo Ardoino. Di-
Carlos Rodríguez Pintos. Dibujo de Adolfo Pastor. bujo de Jean Cocteau. •
Para Juvena.l Ortiz saralegui, de Uruguay Gon· El café de Oriente, de Benjamín Jamés.
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Reencuentro, de Manuel de Castro. las, Dora Isella Russell, Juvenal Ortiz Saralegui,
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de Luisi. nández, Francis de Miomandre, Julio J. Casal, Hu-
Poema sobre el tiempo, de Gonzalo Pedro Losada. ¡go Emilio Pedemonte, Ed:gar S. Brigthman, Vicen·
Taller, óleo de Norberto :serdíá, te Aleixandre, Eduardo J. Couture y Alberto Rus-
Relato sobre el .perú, por Corpus Barga. coní.

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correspondencia acerca de éllos, publicando solamente trabajos rigurosamente inéditos.
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los pájaros han estado que van y vienen oliendo,
cantándome s1.1s colores. .volando por todo el orbe.

Otros colores,
(No los colores
·nesus alas. matutinas el paraíso sin cambio
con el fresco de los soles. que el hombre en· sueños recorre.

Toda la: no.che,


No los colores los pájaros han estado
de sus pechos vespertinos c:antándome los colores.
·al rescoldo de los soles.
Otros colores
No los colores que tienen en su otro mundo
.de sus picos c:otidianos y que sacan por la noche.
que se apagan por la noche,
Unos colores
.como, se apagan
que yo he visto bien despierto
los colores cohocidos
de las hojas 'y las flores). y que están yo se bien dónde.

Yo sé de dónde
Otros colores, Jos pájaros han venido
el paraíso primero a cantarme por la noche.
que perdió del todo el hombre,
el paraíso Yo sé de dónde,
que las flores y los pájaros pasando vientos y olas,
inmensamente conocen. a cantarme mis colores.

'J U A N R A M. o N JIMENEZ

.
L A S I D E s s
(Heine duendístico y musarañero)

Con este enunciado titular de las ideas supo juzgarlo. La aguda mirada de Heine
liebres, escribí, en España, hace tiempo, pu- percibía con extraordinaria penetración el
blicándola en i-UJF.AR, una esquemática di- correr de las libres ideas, de esas liebres-
vagación que, si mal no recuerdo, finalizaba ideas del pensar poético.
por dudar de la existencia misma de tales "Yo no he nacido para carcelero de peIL-
ideas; o sea, de las ideas que corren y que samientos", nos dice también Enrique Hei-
son las que nadie tiene. "Las ideas liebres ne en este mismo libro sobre Alemania. Li-
-escribía- son las ideas que corren y, por bro curiosísimo y peligroso; divertido, y
consiguiente, :las que nadie tiene". Pero ¡, es acaso cruel como una cacería. Cacería de
que las ideas se tienen ~ ideas liebres. ¡, Cacería maldita 1
En nuestro lenguaje habitual solemos de- Pero i, es que pudo haber alguna vez ideas
cir de las ideas que son eomo si fueran nues- liebres en Alemania 1, nos preguntamos,
tras; les atribuimos para nosotros, o para Pues por este libro del poeta corren las ideas
los demás, una suerte de posesión; y así de- como si lo fueran: libres o ,liebres de ver-
cimos que tenemos idea de algo, o que al- dad. Sugerente lectura la de este libro, en
guien tiene o no tiene idea de alguna cosa. el que el autor va, poco a poco, y sin no-
A veces, llegamos a extremar nuestra afir- tarlo, enredando sus ligeros pies en las mis-
mación de un determinado desconoeimiento mas enmarañadas frondosidades que descri-
diciendo que no tenemos siquiera ni la. más be; hasta tener que detener su rápido pa-
leve idea de lo que se trata. Jugando con so; hasta hacércele pesado el andar, a fuerza
este modismo popular tracé una vez "la de querer desbrozarnos el confuso labérinto
más leve idea de Lope"; tratando de ex- enredoso en que se ha metido.
presar con ello una idea o conocimiento del Aprovechando una suave neblina luminosa
ligerísimo poeta, justa y apropiada. que, con rara delicadeza norteña, envolvía
Ideas libres o liebres,corredoras, rápidas el transparente cielo, leíamos, releíamos a
como el pensamiento, son las que creemos Enrique Heine. Releíamos su Atemania.
tener de algo, que, cuando. quere;mos apre- Seguíamos su pensamiento en este libro so-
sar, se nos escapa. Nunca supimos con cer- bre Alemania, en cuya primera parte} se
teza si las misteriosas ideas de Platón lo nos describe, como en un mentiroso cuento
eran de esta naturaleza divina; huideras eo- de cazador, al amor de la lumbre, el gran
mo fantasmas. Y nunca comprendimos có- movimiento idealista de la filosofía alemana.
mo el genio olímpico de Weimar trató de Desde duendes y trasgos, hasta Lutero.
embarazar su can'era, embarazándolas, efee- Desde Lutero hasta Kant. Desde Kant has-
tivativamente, con el peso entrañable de una ta Hegel. Pasando por Leibnitz, Jacobi,
maternidad insospechada y sospechosa: "las W olf, Fichte, Schelling, Lessing, Herder,
ideas-madres". Goethe. . . Luego, vi!3nen los poetas y es-
"Las palabras de Goethe -leemos en la critores románticos: los Schlegel, Tieck,
Alemania de Enrique Heine- son estériles, Novalis, Hoffman, Arnim, Juan Pablo,
incapaces de engendrar vida". Duro jui- Uhland ...
cio. El admirable poeta nos confiesa su Recordábamos este libro de la Alemania
envidia hacia el gran pagano alemán, del de Reine con nostalgia de apasionada lectu-
que nos dejó esbozado, en ese libró, un re- ra adolescente. No es extraño que su lec-
trato perfecto. ¡, Cómo pudo ver Heine a tura actual, su relectura, nos haya desilu-
Goethe. tan claramente, si, efectivamente, lo sionado un poco. Lo recordábamos más ágil,
envidiaba ~ En realidad, esta confesión de ligero, penetrante. Hoy nos parece enve-
envidioso fué un irónico escamoteo de su jecido. No se le debe examinar enteramen-
propia veracidad.' Heine no envidió a te a una luz demasiado intensa; aunque ésta
Goethe, precisamente por la claridad con sea velada por una suavidad blanquecina de
que pudo verlo. Y por la ligereza con que nube. Se perciben ya sus arrugas. Y hay
algo que suena cascado en esta voz que, en llllClaclOn de sueño. Ray, en efecto, algo
nuestra adolescencia, nos encantaba con el de "soñarrera de la mente" como dijo
mágico escamoteo palabrero de sus maravi- nuestro don :aliguel, en este pensar alemán
llosas evocaciones ideales. Ahora, sólo de de un idealismo trascendido de figuraciones
cuando en cuando, sonreíremos, aquí o allá, poéticas, como el que nos da Reine. Encan-
percibiendo, como un relámpago, una su- ta, todavía, en este libro centenario, ese vi-
gestiva imagen certera, un vivo destello de YO resto juvenil que nos sOlllie entre sus
poderoso ingenio. Libro admirable y peli- dobleces y arrugados festones de melancó-
groso. Cualquier ignorante puede cerrarlo lico romanticismo. Pero las ideas que 'nos
creyendo tontamente haberse podido quedar deja prendidas entre sus páginas se nos an-
con esas ideas que tan fugazmente nos des- tojan como esas florecillas disecadas por el
cribe. tiempo, que, al abrir un libro, se deshacen
Ran amarilleado las páginas de este li- en un polvillo sutilisimo; como el que, al
bro admirable, secándose, arrugadas, como desprenderse de las alas de las mariposas,
hojas muertas. A su lectura se desprende les impide seguir su vuelo.
ese vagq olorcillo a cloroformo de las hejas Y, sin embargo, estas ideas de Enrique
caídas al pudrirse sobre la tierra de los sen- Reine conservan su color, su perfume. El
deros en otoño. No sabemos si esta melan- poeta, que temía encarcelarlas en un libro,
colía surge del libro mismo o de nuestra al dejarlas correr libremente nos las trans-
lectma actual. La Alemani.a de Enrique mitió intactas. De tal modo, que si acaso
Reine, que evocan estas páginas, tiene de- perdieron su vuelo, el correr ligero y fugi-
masiada lejanía para no entristecernos. To- tivo de su paso por las palabras del poeta,
do en este libro es, o nos parece, en el sen- 110S dejaron, con esas palabras, sugerentes
tido estricto del vocablo, ideal; y trascen- imágenes evocadoras, profundas resonancias
dente. Todo es romántico paisaje oscmo, ideales en la mente.
con sonoridades misteriosas de bosque inver~ Advirtamos que los románticos fueron
nal, agonizante de crepúsculos. Y el cuerno, muy dados a idealizar, en este sentido de
que resuena siempre a lo lejos con siniestra tomar a las ideas como cosas, más que al
tristeza. idealismo como cosa de ideas. El mismo
Las ideas de Reine toman un tinte, un Reine nos ha hablado de las ideas, admira-
tono extraño y desprendido, alejado de la blemente, con irónico humor, en sus RAISE-
misma voz que nos la cuenta. Porque es BILDER. Y nuestro Gustavo Adolfo Béc-
como un cuento de cazador, decíamos, este quer tuvo siempre ante sí esa representación
recital filosófico y poético que nos da Reine, real de las ideas como de cosas vivísimas y
al amor de la lumbre. Fuera, debe haber pere",O'rinas. También Larra, por no ser, ni
un paisaje yerto, de nieve helada, cielo ce- hacerse, wnelero de pensamientos, les abrió
rrado, sombrías y cercanas montañas. realmente la prisión en su propia cabeza, si
El gusto de hablar por hablar fué siempre no en su corazón, de un pistoletazo.
un placer más humano que el pmamente fi- Pero las ideas de Enrique Reine, en este
losófico. A la salida de la infancia, este libro suyo sobre Alemania, son verdaderas
chisporroteo parlanchín del poeta Enrique ideas libres o liebres; ideas fugitivas y bur-
Reine, encantaba nuestra curiosidad, po- lonas, ideas de las que no se pueden tener,
blándola de ideas como de imágenes fantás- ni retener. Reine lo sabía. Y esa es su
ticas de sueño. El charlatanismo poético de mágica virtud poética de aprendiz de brujo
Reine, en este libro, nos ilusiona de muy filosófico. Cuando desencadena, al conjuro
distinto modo que el inglés de Carlyle,· pon-
go por ejemplo, o que el castellano de nue~
tra pobrecita habladora Santa Teresa.
prodigioso de su palabra humana, todos
esos fantásticos seres ideales que cruzan por
su libro ante nuestro mirar interrogante,
-
Reine, siempre poeta, y maravilloso poeta, lo hace, sabiendo que esa travesura de su
sabe dar a tiempo un salto o cabriola ima- pensamiento no tendrá posibilidad de COll·
ginativa, suficiente para despertarnos, cuan- tención; y que, todo el mundo ilusorio que
do su propio hablar empieza a languidecer, ha libertado de su conciencia, se le escapará
a extenderse, pesadamente, cayendo sobre para siempre de entre los dedos, como agua,
nuestros párpados, al leerle, como una leve como arena. Lo sabe y lo quiere de este
modo. El, no corre riesgo alguno con ello. pactos patés, muy sabrosamente guisados,
El peligro es para el lector. con picantes sabores que hicieran desapare-
Reine, ojeador, o cazador furtivo de ideas cer su gusto amargo i verdaderos Ilasteles de
liebres, de tales idealizaciones poéticas, nos ideas liebres, a los que se empezó a llamar:
las echa encima, como un prestidigitador 1:deologías.
sensacional sus trucos i y haciéndolo, tan Y ya no se hablaba, como en Reine, de las
limpiamente, que en. el justo momento en ideas, de esos ligeros seres corredores y fu-
que, llegan hasta nosotros se desvanecen como gitivos, nómadas misteriosos y desvelados
sombras. Y este es su peligro, que decimos, de nuestro más fantástico pensamiento, sino
para .el lector: creer que alimenta su pa- de las ideologías, compuestos pesadísimos e
sión de conocimiento, su apetito ideal, con indigestos de ideas muertas; compactos
iales fantasmas éoloreados, con tan asom- pasteles o conservas en mantequilla de la
brosa mascarada ilusoria de pensamientos. carne muerta de aquellas mismísimas ideas
¿ Ideas liebres ~ j Ay del que las persigue vivas, libres' o liebres ideales, que escapaban
para matarlas, para hacerlas suyas, para corriendo al pensar del hombre.
querérselas comer! 6Las ideas liebres 1 j Quién sabe si ya nun-
El conde Williers de nsle Adam nos con~ ca volveremos a verlas correr!
tó la historia de aquel Tribulat Bonhomet, Ahora, cada cual tiene, o dice tener, su
que mataba cisnes. Sus contemporáneos y idea o sus ideas; cuando no su ideología
élescendientes aburguesados mataron ideas: propia. La tiene, guardada en su cabeza o
para comérselas. Durante el siglo diez y en su vientre -que no en su corazón. Y
nueve, y mientras las ideas corrían y reco- se dice pensar o razonar con ella. Poniendo,
rrían el mundo libremente (huideras y bur- sobre todo, especial empeño en asegurarse
lonas, como liebres i durmiendo con los ojos de lo que tiene: para no perderlo i para
abiertos siempre y las grandes orejas er- que no se le escabulla, ni se lo birlen. Es
guidas i ágiles y listas para el salto, la ca- como una avaricia ilusoria de materializar
rrera, la escapada i inasibles, vistas y no lo más imposible: las ideas.
vistas, pór la rapidez extraordinaria de su Y nos guardaremos muy bien de confun-
carrera), los pensadores, los poetas, nos las dir a un ideólogo con un idealista. Este,
señalaron sin detenerlas, sin ponerles tram- nos dirán los ideólogos, es un ser absoluta-
pas a su paso i ni, mucho menos, hacerles mente trasnochado, inútil, si no perjudicial,
madrigueras en sus cabezas i y sin matarlas romántico, enteTamente incomprensible. Por-
para alimentarse de su carne negra con que hay ideólogos sin ideas como hubo idea.·
olor a cadaverina. Porque es fama de lie- listas sin ideología. Lo que no hay es, en
bres, probablemente mala fama, la de que este libro, melancólico y admirable de Enri-
estos animalitos comen carne muerta y po- que Heine, en este panorama ideal, lumino-
dr·ida. Mala fama, sin duda, pues sabemos so y sombrío de lUla Alemania que no exis-
1'01' San Francisco de Sales, de aquellas lie- tt, ideología que valga. Sus ideas, como
bres blanquísimas que, según nos afirma el blancas liebres invernales que otra cosa no
santo, lo son porque en las largas llanuras pudieron comer sino puras nieves de poético
nevadas del invierno no comen otra cosa que pensamiento, son fantasmas evocados a la
nieves. Liebres blancas, inmaculadas, co- luz de la llama que arde en la viejísima
mo los cisnes que mataba Monsieur Tribu- chimenea, cobijo de cuentos y consejas, por
lat Bonhomet. Y, no obstante, su carne es la viv~ palabra del poeta. Palabra, si no
negra. estéril, engendradora de fantasmas. El poe-
Cuando el idealismo dejó de ser cosa de ta conversa con estos espectros, iluminados,
ideas, de ideas libres o liebres i y las ideas encendidos en su mente, eomo si de verdad
a su vez, dejaron de ser cosa ideal, cosa de existieran. Y nos habla, en poeta, de filo-
idealistas, de pensadores y poetas, vino el sofía, de literatura ipero, sobre todo, de las
gusto, el malísimo gusto, de comerse la car_ dos eosas que él mismo nos dice que más im-
ne de tales cosas ideales, carne dura y negra portan en el mundo: de política y .de reli-
con olor a cadaverina i y para disimularla gión.
se fabricaron con esa carne muerta, de tan No os asustéis i para el poeta Enrique
fantasmales despojos, unos pasteles o com- Reine, la política y la religión fueron cosas
vivas, porque ideales; cosas de ideas; y de aparecérsenos fantasmal, es como una vacu-
ideas libres o liebres, huideras, corredoras, na preventiva de otros fantasmas. Y puede
como los tiempos mismos que con ellas y por servirnos, como vacuna que es, aunque pe-
ellas, tal vez, corrieron, huyendo al pensa- ligrosa, arriesgada de manejar, para preve-
miento. nirnos en efecto, idealmente, contra fantas-
Los tiempos que corren con todo, los tiem- males ideologías. Sobre todo contra las de
pos que corremos, son esos tiempos de que la religión y la política. Que no es de lo
las ideas corredoras, ideas libres o liebres, peor que la religión se haga política y la
acaso no son más que un reflejo o imagen política se haga religión; sino que la reli-
furtiva a los ojos de nuestra mente. Que gión y la política se hagan ideologias.
por eso el poeta Emique Reine se hacía de Los que han hecho, o dicen hacer, de la
la religión, de. la política, ideas peregrinas. religión, de la política -las dos cosas que al
Nosotros no. i Remos matado tantas ideas poético parecer de Enrique Reine importan
liebres que su carne tan dura y. negra, con más en este mundo,- ideología o ideologías,
olor a cadaverina, nos alimenta, conservada pastelería de carne muerta de fantasmas, mi-
en nutritivos pasteles ideológicos! i No te- rarán este libro con desdén, sino con encono,
nemos ya necesidad de más ideas vivas! Nosotros nÓ. Y hasta sospechamos, en
i Pobre, admirable Enrique Reine, que no nuestras noches nebulosas o claras si nos
había nacido para carcelero de pensamien- entretuvimos con, la leQ'tura evocadora\ de
tos, para ideólogo religioso o político, para sus páginas, que todavía la voz del poeta
verdugo espiritual de la palabra humana! influirá con su pálido conjuro desde el pa-
Proscrito, desterrado siempre de la barbarie sado, volviendo escapatoria espectral de pa-
ideológica de una pavorosa Alemania que labras sus ideas liebres: haciéndolas correr
él profetizó -mirando su venidera putre- y brincar otra vez, alegremente juveniles,
facción apestosa por el agujero imperialista por el mundo; por un mundo de muerte, en
más excusado de decir-, sus palabras viven el q~e hasta la sangre vertida se quiso en-
y reviven para nosotros, refugiándose en cerrar y aprisionar empastelándola, en
nuestra conciencia por la poesía que las re- mortales, pedantescas ideologías.
sucita de entre las páginas amarillentas, j Las ideas liebres! j Ojalá las pudiésemos

alTugadas, marchitas, de su frágil libre fan- volver a ver correr y saltar, de nuevo, pOr
tasmal. encima de tantas tumbas!
Este libro de Reine sobre Alemania, nos (Del libro inédito: Los tiempos que corren
parece, paradójicamente, que, a fuerza de - (Pasos del Pasajero).

J o s E B E R G Á. I N
T R E B o L E s

Tuya es la aurora, Jesús. (BERCEO)


Mira cómo luce el sol
En un cielo de «orange-juice».

***
¡Cómo atrae C'on su argumento
Luminosamente fatal
Más allá del bien y del mal
La doncella Ardor-en-el..,Viento!

***
De espaldas. ¡Visión! La melena
Propone como si girase
La figura sobre su base ...
¡Deseo fatal, 'ya en escena!

***
Se nota que son paletos,
Que se callan asombrados
1lnte sus propios secretos:
Pareja de enamorados.

***

~Hasta la flor del jardín (ANTOLOGIA.)


Sucesivo se confía
Soñando a un abril sin fin ~

***
Junio digo. Digo floresta.
Una flora digo carnal.
Cb Sugerí ventura de siesta~)

***
-¡ Honda casa del regreso!
Vivir sobre lo vivido ...
-&Nada más? - Lo más es eso.

***
Esa boca de veinte años. . . (VENUS ETERNA)
¡Oh carnación, oh dentadura!
Para el orbe no hay desengaños.
¡Vida, vida: vedla segura!

***
¡Oh centro de mi vehemencia,
Imán de irresistible pozo,
Blanco incesante de más gozo,
Divinidad en su evidencia!

***
Rubio femenino se ahonda
-Claror que vibrase hacia el grana-
Bajo ese otoño de esa fronda.
Húndete en la ardiente mañana.

***
Sevilla; gracia de estar
En el minuto infinito
Según la ola en el mar.

***
Flor tan vivaz que nos despliega
Femeninamente unos labios
De amante, ya flor en su entrega.

***
Lo gris, no. Se opone Octubre.
No, no quiere ver el suelo.
Con alegrías lo cubre.

** *
Es tan hermosa, tan grata
Que envuelta va en la delicia
De lucir cómo la trata
La mano que la acaricia.

***
«Oh vo~~"que j'eusse aimée», pensé.
El minuto volaba tanto
Que procuré no perder pie.
- j Todo es ya, potencia de encanto!

***
Sin mi voluntad, el amor
Se impuso al ya cómplice sueño,
y escena fuí de su candor.
j Oh sonámbulo Clavileño!

***
Humo de la gasolina (BAUDELAIRE)
Sobre el asfalto 'y la lluvia ...
La dulce noche C'amina.

J o R G E G u I L L E N

, .
.J t '-,(1,
Composición Camilo Morí

JOSE CUNEO y CAMILO MORI

Paralelo entre dos pintores

Cúneo nació en 1889, Mori en 1896. Sus camino de liberación, aunque hacia distintas
comienzos pictóricos podrían ubicarse en la direcciones. Cúneo, en el Uruguay, se re-
academia italiana, compuesta de destreza laciona con Blanes Viale quien, por su par-
manual y de anacronismos espirituales. te, se halla más cerca de la pintura impre-
Ambos pintores eUC'11entran en el Impresio- sionista española que de JYIonet o de Sisley.
nismo, como casi todos los de su época, un :lVIori, en Chile, entra en los talleres de Va-
Papagayo Camilo Mori

lenzuela Llanos y de Juan Francisco Gon- ear la expesión de su inquietud personal.


zález, donde se practica una pintura a ple- El descubrimiento de una pintura nueva que
no aire que de impresionista sólo tiene la rompió con las formas para él tradicionales,
pincelada suelta. Pero cabe señalar, en fué desconcertante. Cúneo ya había estado
aras de la justicia, que los chilenos, tal vez en esta fecha varias veces en Italia y Fran-
por el control de los tonos, tal vez por su, cia: su emancipación se produjo de manera
sensibilidad en los matices cromáticos, son más orgánica, a través de Fontanesi, An-
pintores más puros si los comparamos con glada, Ruisiñol, los impresionistas france-
Blanes Viale y sus discípulos, adictos a las ses y Van Dongen. (*)
estridencias verdes, violáceas y anaranja- Hasta aquí, el desarrollo de ambos pinto-
das. Los demás problemas quedaron lejos
y s~ bien se debatía en torno a sus reflejos
(") V. las monografías: Camilo Moti, por An-
locales, se ignoró la aparición de las gran- tonio R. Romera. cuadernos del Pacífico. Santiago de
des corrientes del arte moderno. Mori par- Chile. 1949. y José Cúneo, paisajista del Umguay,
por José P. Argul. Ed. San Felipe y Santiago de
te a Europa en 1920, para estudiar y bus- Montevideo. 1949.
Composición Camilo Mori

res fué en mayor o menor grado el típico en NIonte"ideo, abre sus :expoSIcIOnes ;con
aprendizaje ,del pintor sudameri:cano de obras que de inmediato propor0ionan mate-
esta generación. Pero tanto lVIori como Cú- ria .de discusión. L'O notable es que este es-
neo saltan de esta ruta oonvencional. Cuan- píritu 00ntinúa en ambos hasta la fecha. Mo-
do regresan a sus países, no se incorporan a ri obtuvo el Premio de Honor en el Salón
los oficialismos ni se deslizan lentamente ha- Oficial chileno, Cúneo el Gran Premio de
cia el fracaso de sus aspiraciones. Adoptan Pintura del Salón Nacional uruguayo (coin-
actitudes polémicas y afirman un sentido de cidencia curiosa: ambos en 1942), pero si lV1:o-
vanguardia en su obra. lVIori es el primer ri o Cúneo inauguran hoy una muestra, se-
pintor de Chile que no sólo trabaja dentro de guirán siendo discutidos. Son pintores que
una estética contemporánea, sino que tam- continúan experimentando y que piensan
bién la defiende con ímpetu; como Cúneo, . honradamente en la evolución de su pintura
Barranco José Cúneo

donde otros se han resignado a adoptar fór- sionario que, de todos modos, trata de expre-
mulas cerradas. sar su reacción frente a la realidad prima-
El paralelo Cúneo-Mori puede llevarse a ria. Pero hoy demuestra la misma aficción
definiciones más concretas. Mori es el pin- de Mari a la materia pictórica, como Mori,
tor a sec'as: se repite, en este caso, la supre- a su vez, busca dar trascendencia a su pin-
macía que señalé en los antecesores impre- tura pura. Y esta comulgación, mucho más
sionistas. De ahí que cualquier tela del chi- intrínseca que aparente, planteó a ambos ar-
]tno contiene una esencia plástica muy su- tistas, en un momento dado, cuestiones acer-
tilmente elaborada, con una gama de matices ca de sus tendencias temáticas, ineluso lite-
muy amplias y al mismo tiempo muy 'concen- rarias.
trada. Cúneo, que al principio pagó tributo Aquí el paralelo pierde su simetría. Mori,
al colorido de Blanes Viale, es el pintor vi~ por ejemplo, se encamina alrededor de 1940
Luna y ranchos Jose Cúneo

hacia una especie de surrealismo neo-román- co, apenas percibe su artificio y vuelve a
tico. Hombre comunicativo, no le alcanzan partir de los elementos netamente pictóricos.
las meras armonizaciones plásticas. De ahí No obstante, la experiencia le deja una per-
que comienza a ilustrar estados de ánimo con cepción más poética de la forma, sin que
alegorías. Cúneo, a su vez, encaminado de tenga que entrar en temas literarios. "Lo in-
entrada hacia lo temáti00, busca unir su ex- animado, en relación a cierto espacio domi-
presión personal con sus recursos pictóricos. nante - declara más tarde - ha ejercido
En determinado momento produce una obra en todos los 0asos gran atracción sobre mi
puramente expresionista (muy fuerte en su espíritu. Relaciones que pueden ser 'creadas,
época de los paisajes de Cannes). Mori, en pero que suelen encontrarse también en el
cambio, se da cuenta que esta actitud queda hecho real. Combinaciones que para mi cris-
al margen de su dirección formal: así la talizan en el .que yo llamo el "conjuro" de
atempera hacia un expresionismo, 00mo en las cosas ( más allá de la simple conjugación
la serie de las "Máscaras". Y mientras Cú- de los elementos), por lo mágico que emana
neo sigue desarrollando su visión del campo de esos totales". En sus cuadros últimos, los
uruguayo, Mori abandona su 0iclo románti- objetos alcanzan una atmósfera irreal, aun
Dormilones José Cúneo

cuando se trata de una naturaleza muerta conquistar formas. Sus primeras "Lunas"
con un botellón, dos jarras y dos pescados. demuestran el arrebato producido por ritmos
Sus colores cobran significados que sobre- amplios, colores agresivos y una luz dramá-
pasan la calidad plástica en sí, por más den- tica. Pero a medida que este mundo se vuel-
sa que ésta aparezca sobre el lienzo. ve natural para el pintor, va introduciendo
En Cúneo se produce justamente lo contra.. en estos paisajes una mayor gravedad y un
rio. Cuando sale de su modo poético y tra- sabor terrestre. Sus ranchos, sus árboles, sus
ta de pintar tres limones o un paisaje, con- pájaros se convierten en formas que aprie-
tradice con su color explosivo a la forma es- tan una materia densa . y un color dosifi-
tática elegida. Como Mori su incursión ro- cado; los contrastes de la primera época des-
mántica, Cúneo abandQp.a de inmediato la aparecen para dar lugar a lo que Mori llama
postura objetiva, al considerarla inapropia- el "conjuro de las cosas".
da. Su trayectoria ('Or1'e a la inversa de la A ]vfori se le reprocha su <'inconstancia es-
de :rvIori: parte de la emoción temática para tilística". A lo largo de sus años de trabajo
Ranchos José Cúneo

ha realizado obras de diferente factura y de quier análisis verbal. En cuanto a Cúneo,


apariencias distintas. A Cúneo, que también ha vuelto al tema de las "Lunas" y paisajes
ha ensayado diversas expresiones, se señala de campo. También en su caso, la pintura
la superioridad de sus acuarelas sobre sus se ha integrado con elementos nuevos, sobre
óleos, o viceversa. Ambas observaciones no todo una gama de grises coloreados cuya
son sino síntomas del desconcierto que pro- densidad conjuega los contrastes del claro-
voca el hecho de que dos artistas maduros oscuro (1). Al mismo tiempo, la superficie
siguen con sus inquietudes jóvenes. Con de sus telas demuestra una elaboración de
todo, tanto en Mori como en Cúneo existen por sí y una materia ya desligada de la des-
eonstantes, aunque ambos están dispuestos a ,cripción de las superficies reales.
arriesgarse en nuevos ensayos. En estos mo- No creo que lVIori y Cúneo se conozcan per-
mentos, es cnrioso observar que los dos pin- sonalmente, al menos más allá de un fugaz
tores vuelven a partir de algunas de sus ex- encuentro en París. La yuxtaposición de am-
periencias anteriores, para volver a encarar- bos en este artículo responde a las similitu-
las desde su punto actual de desarrollo. Las des en su posición dentro de sus ambientes
obras de este período de Mori que conocí, y en el paralelo, interior y exterior, de su
entre ellas la "Sobremesa", la "Composición" trayectoria. Sería tan útil como instructivo
o el "Papagayo" de su envío a la Bienal de que la crítica se ocupara con mayor fre-
San Pablo, arrancan en sus pinturas pari- cuencia de estas afinidades.
sienses, como la naturaleza muerta ''L'In-
transigeant", pero la sola confrontación de
esta tela con las recientes, demuestra con (1) ,Las zonas más 1nminosas de los cuadros
de Cúneo constituyen, a la vez, las tónicas de co-
más claridad su evolueión plena que cual- lor. Las fotos no lo reflejan con exactitud.

FOTOS CE MANDELL.O

H N s p L A fT s e H E K
Luna nueva José Cúneo

J o s E e u N E o

Pintor de la luna. Y el artista sintió aquellas verdades con la misma aterrada


que la armonía del paisaje que está bajo ignorancia del hombre que la oyó en la pri.
la curva del cielo, no es otra que aquella que mera noche del mundo, ardió en fervores re-
está bajo la curva de su frente. Sólo que ligiosos su alma.
mientras en lo alto la expresión era diáfa- y la luna sangrienta pasa en los cielos
na, su alma no hallaba la suya, ni apresaba fantásticos, sobre las humilladas cosas de
las eternas voces que le quemaban en an- los hombres.
gustia. Y la que se sintió bajo el peso de En Bañado de ~fedina 1933.

J U S T 1 N O Z A V A L A 1\.1: U N 1 Z
L' A s F L o R E s

..Ahora he llegado y sé que no hay envejecimiento en las co-


sas nuevamente eneontradas. Ha'y una separación entre ellas
y yo, una de las formas crueles de la fidelidad. Todos los vera-
nos que 'yo no vi y no únicamente éste que se acaba ahora, han
tejido con su agotamiento el oro para los follajes. Y ellos se
acercan no sin curiosidad a la ventana de un cuarto adonde por
azar penetro.
Es una habitación que no significa nada. No he recorda-
do ninguno de sus objetos, sólo y vagamente la ventana, aun-
que es parte de una casa de la cual salí hace mucho tiempo
decidida a vivir o a morir.
Cerrada la ventana se respira una humedad engañosamen-
te blanca del color del hongo que crece en el cercano cantero
más o menos entregado a sí mismo hace mucho tiempo. Todo
está nuevamente delante de mí y nada se ha movido como para
dejarme medir la fidelidad de mi separación.
Veo entonces un cuadro bastante grande que representa
unas flores, quiero caminar hacia él pero el cuadro no me deja
tiempo; se coloca bruscamente delante de mí y devora las pa-
redes desnudas 'y bajas. Había olvidado el· cuadro pero no la
sensación,· el momento del salto cuando casi antes de ser visto
parecía venir a mi encuentro. Había olvidado el cuadro pero aho-
-
ra sé que había buscado sus flores; intrigada por ellas las. per-
segtúa en sueños. Las flores caían sobre los ojos repentinamente
sin que ellos supieran de qué parte del 6uadro provenían. Y
dlu'ante muchos años pesó sobre mi ausencia el secreto de las
flores saliendo inesperadamente de un marco que parecía limi-
tarlas en pleno crecimiento.
La presencia de estas flores sin tierra me había seguido
por muchas tierras, la abundancia de los setos hacía pensar
en una floresta oprimida sin sitio para respirar, las corolas 01'..
denadas y dÓciles en un jardín del centro de Francia. Su des-
bordamiento estaba hecho de una aridez sin .uombre como si
el excesivo deseo de respirar que habitaba en ellas lo "Volviera
infecundo. Entretanto las gamas de sus colores entremezcla..
das hablaban de una noble saciedad.
.Ahora sé que me había obstinado en buscar el nombre de
esas flores aunque podía reconocerlas sin llamarlas.
Quería saber cómo y de dónde salían del cuadro cuando
avanzaban sobre los ojos, a la manera de ciertos films humo-
rísticos en relieve. Eran tan insistentes que para verlas yo
hubiera venido mucho antes, cuando comprendí que había sa-
lido en vano de la casa y del paisaje y que en aquel momento no
era posible ni vivir ni morir. Pero ignoraba entonces dónde es-
taban las flores y no podía volver a ellas. Las flores me segtúan
por el m1illdo, crecían en mí, prestaban sus formas a los sue-
ños que sin ellas no hubieran conocido imágenes. Salidas de su
cuadTo volvían a salir de un espejo, de una estatua, de un cam~
po no plantado, de 1ill torso humano; tenían raíces simultáneas
en las tierras cuyos mapas nunca miran el uno hacia el otro.
Busqué su nombre entre flores reales e inventadas. Entre
unos agapantos que se estiraban queriendo salir de sí mismos
para poder respirar, en un jardín interior de París con las pa-
redes pintadas como si prolongaran los lambrises de las salas.
Busqué su nombre en el color de los laureles a la orilla de un
mar que esconde sus flU'ias.
Durante un tiempo pensé que estaba entre las rosas de mi
infancia encontradas y perdidas. En un cuarto lleno de rosas
y sobre una alfombra desteñida que parecía contenerlas todas;
las de los cuadros, las de los vasos y las rosas obsclU'as y suyas
que por momentos se encendían. El cuarto tenía un aire vic-
toriano y hasta la caoba labrada imitaba la forma de una rosa.
Lentamente fueron retirando objetos y cuadros, luego la al-
fombra, y el aire victoriano también desapareció, después pu-
sieroIII en su lugar algo que no era el cuarto, otra sala, un co-
rredor, parte de una calle, algo que no era él" Pero en mis sue-
ños aparecen y se enredan alfombras que nunca se enC'ontra-
ron en vida y sobre aquella de las rosas se colocan las flores
sin nombre; más tarde cuando se desgarran las alfombras y
me desgarro en ellas al despertar, sin saberlo yo vuelven al
cuadro colgado por años en un lugar adonde nunca se detuvo
la sombra de mi ausencia cuando venía a tocar los objetos uno
a uno.
Delante de mis ojos está el cuadro desbordado de flores;
ahora sé que las he buscado día tras día en otro cuad1;o peque-
ño y diferente, en él unos pistilos monstruosamente finos es-
condJian y señalaban a 1illa mujer J.'ecostada debajo de una
ventana.
En apariencia un siglo separaba las dos pinturas. Era
normal que en el cuadro de las flores como inventadas, ellas
salieran de la figt1l'a secretamente alargada debajo de la ven-
tana.
Pero la pintura tranquila que está nuevamente ante mis
.ojos ha sido hec.iha en una isla favorable a los jardines y en ella
el misterio no esperado amenaza marcos y paredes con una
ruptura imprevista. Y hace desbordar las flores no se sabe de
dónde Di hacia adónde; ahora las reconozco por el salto, el em-
puje peculiar que tenían en el sueño cuando éste se obstinaba
en trenzarlas con otras flores para hac'er de ellas una guirnalda
absurda. Las flores están aquí, como en otro tiempo, absorben-
¡tes hasta la exasperación y repentinamente sé que no saldrán
nunca más de su marco. Acabo de ver en un ángulo del cua-
dro, sugerido a la dere6'ha una tapia de jardín pequeña y ama-
rillenta que explica la presencia de las' plantas trepadoras. El
muro las ordena en un manojo, las sostiene como una mano, les
impide que vayan por el mundo a perturbar las rosas victo-
rianas recogidas en una alfombra que nerdió su color mucho
antes de que el sueño la encontrara.
He penetrado al azar en una habitación en el instante en
que el follaje del otro lado de la reja desviaba hacia un ángulo
del cuadro el rayo de luz necesaria para mostrarme lo que por
años no había sabido ver.
Por otros muchos años he caminado a lo lejos para hacer
ese solo descubrimiento. Aquí todo estaba en.. orden, como el
amor 'y el odio sabían que estaba. Habían sido lo bastante po-
derosos para conocer los cambios de las cosas. El cuadro solo,
aparecía ordenado por sí mismo. Y la ausencia se partía con-
tra la pequeña pared que ella ayudara a descubrir.

s u s A N A s o e A
ALGUNAS CAUSAS QUE TIENDEN

A DISMINUIR ARTIFICIALMENTE

E L G O e E ARTISTICO

Voy a tratar, en esta conferencia, sobre artístico en los gustadores, es un contagio


ciertas causas que disminuyen artificial o inconsciente de un estado de espíritu bastan-
inútilmente el goce artístico. Primero resu- te común en los creadores; y, esto, que pa-
miré ciertas ideas y ejemplos que había pre- rece paradoja, no 10 es. Los creadores de
sentado con detalle en una antigua confe- arte suelen ser demasiado exc·lusivos, siste-
rencia de aquellas que no pudieron ser ta- máticos, y, en muchos casos, verdaderamen-
quigrafiadas, y, por consiguiente, se perdie- te incomprensivos o insensibles para las for-
ron. (Fueron las más de esta Cátedra ... ). mas de arte que no armonizan con su pro-
Lo que quedó, en esos casos, fueron apuntes pio temperamento, teorías o escuelas. En
que me ser-vian para aquellas conferencias, otras de mis antiguas conferencias (se titu-
entonces orales. laban "El autor, el crítico y el sentidor de
Y, después de un ligero resumen de aque- arte) puse muchos ejemplos. Algllnos, gene-
llos apuntes, agregaré, relacionadas c'Ün el rales: insensibilidad u hostilidad frecuente
mismo tema, algunas consideraciones y ob- de los escritores naturalistas con respecto a
servaciones que son de ahora. los idealistas, y vice versa; de los escritores
Sin duda, casi todos los hombres somos de tendencia romántica hacia los de tenden-
más o menos limitados en nuestra capaci- cia clásica (uso a mi pesar estas expresio-
dad para la emoción artística. No sé si se- nes, que, en realidad, tienen poco sentido,
rán muchos los que puedan gozar plenamen- o tienen demasiados; pero repetir la demos-
te de todas las formas de arte y en el mayor tración que de ello he hecho aquí mismo
grado posible· En algunos (prescindiendo ocasionaría una digresión muy extensa y
de aquellos que adolecen de insensibilidad poco pertinente). In00mprensión u hostili-
completa para el arte) la sensibilidad es o dad de ciertos pintores de determinadas
limitada o especializada: en este último caso, tendencias, escuelas o teorías hacia otras di-
sensibilidad para ciertas artes, y no, o me- ferentes, opuestas (es dec'ir: que a ellos les
nos, para otras. Y, dentro de cada arte, pa- parecen opuestas). Pero, mejores que los
ra c'iertas formas, tendencias o escuelas, so- ejemplos generales, eran los individuales,
lamente. .. Etc. que yo presentaba en aquellas conferencias:
Algunos casos extremos, como el de Tolstoy,
Esa insensibilidad relativa puede ser ma-
que negaba el valor de los más grandes es-
yor en países en que la falta de educación
critores. Y otros casos, menos extremos o
la agrava (p. ej .. para artes ,visuales en
más especialidades: Víctor Rugo versus
los países en que no están al alcance nume-
Goethe; Debussy versus Beethoven. Presen-
rosas obras maestras, pictóricas, escultóri-
té muchos de esos casos c!e incomprensión de
cas, por lo menos en sus originales).
creadores. Y, como dije, suele ocurrir que
Pero es ello que, además ·de esa limitación la causa de ciertas limitaciones de gusto en
inevitable (temperamental, o producida o los que no son creadores se deba un poco a
agravada por causas objetivas), hay causas contagio o sugestión de la mentalidad de los
que, artificial o innecesariamente, aumentan que lo fueron. Pero, un poco en este mismo
o exageran esas limitaciones. Sobre esto caso, y, en general, y en mucho mayor gra-
trataba la conferencia a que me refiero, en do, fuera de él, la causa más frecuente de
la cual se presentaron consideraciones y las que limitan innecesariamente el goce ar-
ejemplos de entonces, a los cuales agregaré tístico en muchos gustadores de arte, es el
otros actuales. paralogismo de falsa oposición. Y, en cuan-
Una de las causas que disminuyen el goce to a sus efectos, hay mue-ho que prevenir.
Hay falsa OpOSlClon franca y la hay táci- dolos de una manera nueva... o no ae-en-
ta o disimulada. tuándolos. .. o no midiéndolos... En los
Falsa oposición de escuelas, fórmulas de inventores (séanlo o no realmente) la ten-
arte, técnicas, etc. Cada una se siente o es dencia (tán propia del creador de arte)
sentida como contraria o exclusiva de las será a excluir lo anterior o ajeno a la inno-
otras. (Y sentir así es la más fre:cuente de vación. En ellos, esto es natural. Pero lo
las causas que disminuyen las posibilida- que interesa, en cuanto al gustador de arte,
des de goce artístico. P. ej.: falsa oposi- es que esa tendencia excluyente no se pro-
ción entre realismo e idealismo. Aún en los dnzca en él, por reflejo o espontáneamente,
e'asos en que ciertas obras artísticas pueden ya que, por ese proceso también, suele pro-
ser clasificadas en alguna de esas escuelas ducirse una de aquellas causas que tienden
(naturalmente, no siempre es así), el para- a disminuir innecesariamente el goce artís-
logimo de falsa oposición tiende a produ- tiC'o.
cir frecuentemente tendencia a excluir o Para concluir con la falsa OpOSlClOn
subestimar lo que se tiene por opuesto (y, franca, vuelvo a repetir que ella puede pro-
en verdad, es, en arte, complementario) ; en ducirse en el gustador por contagio incons-
tanto que el esfuerzo debe hacerse (dentro ciente de la psicología de los creadores, que,
de las posibilidades del temperamento) por muy a menudo, son unilaterales. Ya hablé
sentir una y otra tendencia, y las interme- de Tolstoy, que opinaba que la (según él)
clias, en toda manifestación artística de va- sobreestimacción de Shakespeare se debía
lor. Repito que el temperamento o el gus- a que el crítico Schlegel había magnifiC'ado a
to individual suele poner límite; pero el aquel autor porque necesitaba alguna gran
esfuerzo ha de hacerse en el sentido de am- figura qne oponer a los franceses COl'neille,
pliar y enriquecer el temperamento o el Racine, :lVI'oliére, y, como no la encontraba
gusto, y no, por falsa oposición consc'iente entre los alemanes, también mediocres como
o inconsciente, en el de limitarlo. aquéllos en concepto del genial ruso, etc.
Y, dentro de aquellas tendencias genera- Otro de esos creadores que sentían hostili-
les, las escuelas especiales: tendencia a la dades absurdas, era, p. ej., Debussy, que,
falsa oposición entre ellas, y peligro de de- por lo menos en cierta época de su vida,
jarse influir por esa falsa oposición (ya dijo horrores c'Üntra Gluck y contra Beetho-
hemos dicho que ella es bastante común en ven. .. Pero esos son los creadores: el gus-
los creadores; pero que no debe pasar de tador de arte que admirará a Tolstoy, admi-
ellos al gustador). rará a Shakespeare, épe;d'ument, y a Gluck
Otro caso de falsa oposición: arte libre, y a Beethoven, y si se quiere, a Debussy
arte por sí, y arte subordinado a algo: también ...
arte religioso, p. ej., que nos dió tanto en
Sobre el caso de los creadores, no vuelvo.
mUSICa, en pintura, en arquitectura. No
Pero hay también influencia de los críticos.
diré que sea· üomún oponer estas formas de
Estos, deberían, y más que nadie, ser omni-
arte por sí, y arte subordinado a algo;
comprensivos, y no unilaterales; pero mu-
hay que ,guardarse de cierta tendencia a
chos son unilaterales, _por temperamento o
ello.
por escuela. Y: su estado de espíritu limi-
Otra falsa oposición se produce entre ar-
tado a exclusivo puede pasar al gustador de
tes nacionales o de carácter más universal.
arte, que, de esa clase de críticos, también
Otra tendencia a la falsa oposición se pro-
tendrá que guardarse.
duce cuando aparecen, en arte, fórmulas o
escuelas nuevas: una nueva definición; un La fa1<;a oposición es, en cuestiones de
nUevo proce~iento téc'llico: innovaciones arte tan triste y dañoso paralegismo, que
musicales actuales; nuevos tonos; los leit- ¿bra a la vez c'Üntra lo nuevo y contra lo
motifs (que aparecieron como innovación viejo: contra lo nuevo, que viene a enrique-
Wagneriana, aunque ya los empleaba Bach: cer el arte, y contra lo viejo, que es tesoro
ver los ejemplos de Sweitzer). No desarro- de adquisición acumulada. Polarizar por
llar los temas (tendencias de la escuela De- nuevo y viejo, en vez de polarizar por bue-
bussyana); .pintar 'por procedimientos R1ll no y malo, es forma habitual, absurda y
que el que ve el cuadro lo acabe por su~ perjuclicialísima, de falsa oposición.
propia percepción; medir versos acentuán- Pero hay que tener en cuenta toclav1a
que, además de sus formas francas, ese pa- liosos para otros (traje ejemplos); la que
ralogismo actúa en formas disimuladas, lar- es todavía otra razón para no dejarse su-
vadas. ( Dos casos de esto: gestionar por las tales "reacciones".
Primer ejemplo: y en cuanto a la reacción contra Beetho-
Fórmulas, tan comunes, de mte'ita a algo ven, que, efectivamente, existió en cierta
o a alguien. época (de esa reacC'ión, y de la anterior, y
Vuelta a los pintores anteriores a Rafael de otras, hemos felizmente salido; pero ella
(de ahí salió una escuela exclusivista, con existió) expliqué (en mis conferencias del
nombre). a a los pintores de tal período, o centenario, en 1927) algunas de las causas
de antes de tal período. que pudieron dar lugar a ella: la misma
a el ritorno a l'antico, en general. admiración sin distinciones a la obra en
a la vuelta a la música de tal época. \Q a block; la parte de literatura, filosofía, po-
la de tal compositor. Rubo una fórmula de lítica, etc., que él mezcló en cierto grado con
vuelta a Bách, al cual, tal vez, no se nece- su obra (i cuán libre de esto, y de todas
sitaría volver, porque, en su cara dirigida otras causas de reacción, quedó JVIozart!) ; el
hacia el futuro (tiene otra dirigida hacia el carácter del mismo Beethoven (para mí no-
pasado) es tan grande que parece que hu- ble, respetable, admirable; pero, para otros
biera plagiado a todo el porvenir. Pero hu- temperamentos, no simpático); y, sobre
bo casos menores, que estrecharon: p. ej., en todo, que, por la sordera haya quedado es-
Francia, hubo, en cierto momento, una con- crito lo que tuvo que ver con la vulgar rea-
signa de vuelta a Gounod... En ese país lidad: sus demélees con las cocineras, y todo
hubo casos C'uriosos, como el de la gran eje- lo demás; y su admirador Schindler, que,
cutante Wanda Landowska, para la cual la al admirarlo y explicarlo, lo presentó más
música terminaba en Mozart ... vulnerable ... Así, lo que para mí, por ejem-
En todas esas vueltas o retornos, hay que plo, hace más admirable aquella figura (fué
saber distinguir entre volver a admirar, si grande, único C'aso, hasta para su ayuda de
se ha dejado de admirar, o excluir lo res- cámara), para otros daba motivo a aquel
tante. . .. Son formas del paralogismo muy estado de espíritu. Que, felizmente, pasó
vagas, y, por eso, de más peligro. como otras "reacC'iones"; pero hay siempre
Estas vueltas a algo o a alguien son la otras, y hay que guardarse de sus efectos.
contraparte de otra causa de falsas oposi-
Bien: todas esas reacciones, vengan de
ciones vagas, o sea las reacciones contra al-
creadores (éstos pueden necesitar la unila-
go o contra alguien. Reacción contra la gran
teralidad como excitante; pero que no pase
sinfonía, contra las grandes orquestas (al-
a nosotros), vengan de críticos, vengan de
gunos c"Ümpositores modernos "innovan" su-
público; todas esas reacciones, y todas esas
primiendo instrumentos, lo que está muy
"vueltas"" son estados de falsa oposición,
bien si lo ql1e les sale es bueno; pero sin que
más o menos larvada, que son peligro para
eso deba excluir ... ).
nosotros, pues nos unilateralizan, nos es-
y reacciones contra los creadores: reac-
trechan más, nos haC'en más incompletos, y
ción contra Beethoven; contra Waguer ...
menos capaces a la vez de goce y de jus-
Reacción contra Víctor Rugo ...
ticia.
De algunas de estas reacciones traté ex-
tensamente, con ejemplos y leC'turas, en con- Pero hay casos en que la falsa oposición
ferencias de esta Cátedra. P. ej., de la reac- es aún más difícil de percibir.
ción contra Víctor Rugo (leí muchos escri- P. ej.: la idea de "crisis" (Crisis de la
tos franceses al respecto) 1 causada en par- pintura, crisis de la novela, del teatro).
te (aunque de ningún modo motivada) por Esa idea produce reacciones negativas:
la exuberante abundancia de su producción, p. ej.: que no hay en el momento actual
y, en cierto grado, por la desigualdad de creadores tan admirables C'OmO los de antes.
ella (aunque, en esto de la "desigualdad", Puede ser que en el caso de alg1ma de las
habría, en general, mucho que dec-ir: las artes, o en algún momento, se tenga razón.
partes que consideran débiles o de menos Pero no es la misma época la que pueda
valor en la producción de los genios, algu- juzgar. Y, en todo caso, no hay que cerrar
nos críticos o gustadores, son las más va- el espíritu contra lo moderno (que es 11:1.
tendencia falsa que esa idea de crisis tiende explicarse psicológicamente: ellos tienen
a producir). que ver miles de cuadros, leer miles de no-
Tanto más cuanto que, muy generalmente, velas, presenciar demasiadas representacio-
se basa esa idea de crisis en que lo moder- nes teatrales ... Per'o, eso, son ellos ... Y, si
no es muy diverso; en que hay muchas y' ese estado llega a contagiarnos, será otra
diversas tendencias artísticas; y se califica causa más de las que disminuyen innecesaria
eso C'Omo caótico, incoherente... En tanto y artificialmente la capacidad de goee ar-
que, ese estado, es precisamente el bueno y tístico.
deseable: que haya de todo, que se produz- Otros estados que nos vienen de críticos:
ca de todo. Sin perjuicio de un alzo co- p. ej., el de clasificar, en vez de gustar. A
mún, que se percibe después. Y sin perjui- qué escuela o tendencia pertenece tal crea-
cio de que, después también, desaparezca dar; cuestión independiente de su grado de
cuanto de débil, inconsistente o francamen- genio o talento. De dónde se deriva tenden-
te malo se produzca en la época reprochada cia a admirar o no admirar por escuela y
de crisis, como en cualquiera. Por eso el no por valor. Sin duda, puede haber alguna
primer artíe'ulo que publicó un gran escri- escuela tan absurda que sea incompatible 00n
tor nuestl:o, fué equivocado: "En el camino la genialidad, o con su desarrollo, o con las
que conduce a Médan crece la yerba", dijo; condiciones generales del arte, o de la na-
y, entonces, invocaba "al que vendrá". No: turaleza humana. Tal vez: sólo que, cuidado
no tenía que ser uno solo: había que desear con estas incompatibilidades: muchas veces
que vinieran muchos, y de tendencias dis- no son verdaderas, sino resistencia a inno-
tintas. Eso no es "crisis". La crisis, en el vaciones. Pero, volviendo al asunto, hay que
mal sentido, sería cuando se impone dema- tratar de ser capaz de percibir el genio o el
siado uno solo. talento -hablaré mejor: de percibir el valor
También como consecuencia de aquellas - independientemente de las escuelas, o
"reacciones" y de aquellos "retornos", en eon prescindencia de ellas. Para lo cual ten-
cada momento artístico hay maestros ante- dería a incapacitarnos?. por mal contagio, el
riores q~e pierden crédito injustamente, estado de espíritu de aquellos críticos "clasi-
mientras otros no son afectados por las reac- ficadores", como si no fuéramos ya, por las
ciones, y otros son exaltados de más, .. deficiencias fatales de nuestro temperamen-
Defenderse, también, contra esos estados to, tan incompletos, tan incomprensivos ...
de espíritu. Ahora, otro paralogismo que se nos pue-
y están las modas y las consignas. Las de contagiar de críticos; y,. éste, es muy im-
hubo desde las más pueriles, eomo suprimir portante: juzgar el valor de un ereador por
las mayúsculas iniciales en los versos, hasta la fecundidad o infecundidad de su escuela.
las más absurdas, como suprimir el senti- Hablando más directamente: por los imita-
miento, la emoción (ésta se llamó, en su tiem- dores a que dió o puede dar origen. Que la
po, "deshumanización del arte"). Estas con-o escuela de Miguel Angel es una escuela pe-
signas (por lo menos las negativas: y lo son ligrosa (ya lo creo que lo es! Hay que de-
c'asi todas) son otras de las causas que <lis- jarlo solo, como a los genios de esa dimen-
minuyen artificial, innecesariamente-y sión, que no son muchos ... ). (Conste, de
absurda, ininteligentemente- la capacidad paso, que no estoy inventando: cuanto digo,
de goce artístico. lo he leído en críticos). Que la de Wagner
Otra causa: contagio del estado de espí- fué una escuela que no dió nada, y que ce-
ritu b~asé de ciertos eríticos. Ellos -y se rró la música!
explica psicológicamente- están cansados de El sofisma que anda aquí es no ver que
novelas de tal clase, de cuadros de tal clase ése es hecho general, y que, todo genio artís-
(p. ej., de los que imitan la naturaleza, o de tico, es mejor que no sea imitado. Los De-
los que pintan asuntos históricos, o de la bussystas tuvieron buen juego cuando ha-
reproducción del desnudo, o de los que bus- blaban de los imitadores de Wagner. Pero
can reproducir belleza... A veces, de las by los imitadores de Debussy'l
obras más grandes del arte (hubo quien re- Y b qué sentido tendría hablar de imit.ar a
clamó cuarenta años de no oir los clásiC'os de lVlozart'l Para imitarlo, habría: que tener el
la música) . He dicho que tal estado puede sumo genio que tuvo él; y si alguien pudiera
llegar a tenerlo, entonces ése sería el primero alguna vez no trató bien la voz humana; y a,
que no lo imitaría. todos: a Sc·hubert, si no tuvo éxito en el
No: al que hay que juzgar y comprender, teatro (fuera por culpa propia o de sus li-
es al genio mismo: al que creó, o al que lle- bretistas) . A \Veber porque, al contrario,
vó una forma de arte a su perfección suma. no tuvo éxito en el lied. A Waguer, por
Después, que no se le imite es un bien, y no haber introducido en sus óperas discusiones
un mal. Se entiende: por imitación servil. filosóficas, narraciones y diálogos improce-
Pues, en lo profundo, todo creador genial dentes, y, sobre todo, largos, sin noción de
sigue ejerciendo para siempre acción fecun- tiempo.
dadora; pero de un modo mucho más hondo . Y, en poesía, hasta al que fué, en el dra-
-por más complejas reacdones- que la
ma, el más grande de todos, o no menos
imitación. grande que ninguno: falta de medida, de
Ahora, pasemos a otra causa (todavía orden, de unidad. Ciertas cosas que no a
otra) de las que tienden a disminuir artifi- todos les gusta encontrar, como en Troilus
cial o innecesariamente el goce artístico. y Cresida... Alguna pieza menos buena
Esta es: no ha<Jer las concesiones. (aquella de la· fierecilla domada). fugenui-
Concesiones al temperamento del autor y dad, p. ej., del principio del Rey Leal' (cuan-
a la especialidad de su obra. do pregunta a las tres hijas cómo lo quie-
Desde luego, ya, defectos o deficiencias de ren ... ). Griegos y Romanos c"Ün caracteres
e.jertas creadores: Pintor que no es tan buen Elizabethianos. Ignorancia histórica. Cier-
colorista como dibujante, o al contrario~ No- to sentimiento excesivo de importancia de
velista creador de tipos variados y origina- reyes y de nobles. Y que los personajes ha-
les, pero incorrecto en su estilo. Músico dé- blan como no se habla (es decir: como no se
bil en orquestación, o en corrección técnica. habla cuando no se es Shakespeare. Y ...
En otros casos, desigualdad de la obra en haber plagiado un poco a lVlontaigne. A pe-
conjunto: algunas obras más débiles que sa.r de todo lo cual, nadie, en el teatro, fué
otras. tan grande como aquel que un escritor pre-
Empee'emos por este segundo caso. Casi fería a las colonias, y que, después, cuando
todos los creadores dejaron, en el total de su su patria llegó a perder sus colonias, le
producción, algunas obras menos valiosas quedó entre sus glorias, como la más grande.
que otras. Partiendo de que es así realmen- y si es así para los más altos, hay que
te (ya he dicho que no todos apreciarán del aC:'ostumbrarse a hacer las concesiones para
mismo modo la desigualdad, y que lo supe- otros menores: parte inferior de la produc-
1'101' para unos será lo inferior para ción (obras o partes de obras). Escuela o
otros, y vice versa); pero, partiendo género. Temperamento. Epoca. Ideología:
de una desigualdad que no fuera dis- creencias, tesis... Para capacitarse para el
cutible, el paralogismo de apreciación o de mejor goce artístico, hay que acostumbrarse
gusto es hacer, diremos, como una especie a hacer esas concesiones; no, naturalmente,
de promedio. :Nluchas veces esto se hae'e in- para no sentir o no reconocer las defie'iencias,
conscientemente, y tiende como a impurifi- sino para prescindir de ellas en el goce de
car la apreciación o gustación de las obras. las obras o partes de obras que ellas no afec-
En tanto que lo justo es apreciar por lo bue- taron. Eso no quiere decir que podamos, ni
. no, y sentir así. No es cuestión de hacer ba- que debamos, forzar nuestro temperamento,
lance, sino de sentir. ni conceder todo: Ha::;, p. ej.) escuelas absur-
Ahora, en cuanto a las "cone·esiones". das en sí mismos. Hay temperamentos de
Hay que hacer concesiones a la escuela. Al autores demasiado antipáticos. Hasta épo-
género. Al temperamento del autor. A las cas' cuya producción general es antipática o
desig'ualdades que resultaron de su tempe- pobre. Y, en general, hay lo que nuestro
ramento, o de sus sufrimientos o de las obli- temperamento individual ree·haza. .. o no es
gaciones que le impuso la vida. Hay que ha- capaz de captar. No se trata de forzar la
cer concesiones hasta a los más grandes. Al limitación de nuestro temperamento! ni de
mismo Bach, si, en la obligación de escribir viúlentarlo; sino -esto es lo fundamental-
una cantata . por semana, escribió algunas de no incapacl:tarse artlJiciroZmente, por pa-
menos admirables que otras. A Beethoven si ralogismos, o por actitudes mentales mal su-
gerdas, o mal imitadas, para sentir lo que na para la fecundidad y nobleza del arte, y
podríarnos sentir. No incapacitarse artificial- también para la estimación del índice moral
mente, por paralogismos, o por actitudes de la humanidad.
mentales mal sugeridas, o mal imitadas, pa~ Hay otras cosas relacionadas: P. ej., en
ra sentir lo que podríarnos sentir. Dése esto música, la actitud hacia los ejecutantes. No
por repetido muchas veces ... hablaré de los críticos, que, generalmente,
Otra causa de estrechamiento que olvidé adolecen del que yo he llamado "reflejo de
tratar antes: además de los autores que son restricción" (Ne0esidad de hacer casi siem-
grajndes, aunque; \ desi",aua;'les L(por tantas pre alguna reserva). Pero en los "sentido-
causas, o de tantos modos: p. ej.: por haber res" de música, y el público en general. Es
,quedado de ellos produ0ción demasiado ju- dar demasiada importancia al ejecutante, o,
venil, o aun porque sólo en algunas obras mejor: no es eso, sino considerar más im-
llegaron a sn máxima altura (se me ocurre, portante la ejecución que la misma música.
p. ej., Vigny), hay los autores que, en ge- Recuerdo que antes, cuando en este país
neral, son malos o medianos, pero a los cua- no se oía casi más que ópera, no había más
les les salió (diremos) algo bueno. Prefiero pregunta que ésta: ¡, cómo cantó, el tenor, o
no citar casos; pero, aún en éstos, que no la soprano, la romanza aquella ? Yo creía
nos incapacite el juicio general para sentir, que ese era un cierto vic,io de los oidores de
cuando se dieron, esas más o menos raras teatro. Pero suelo notar que esa tendencia
réttssites. continúa en cuanto a música en general:
Agrego otra distinción a tener en cuenta. ¡, Va Ud. a oír al violinista o al pianista taH
Las tesis, en arte, son, en general, antipáti- - Según lo que toque, es la respuesta indi-
cas. Pero no hay que confundir: No hay cada. Y, en cuanto a los ejecutantes, los que
que confundir, p. ej., las obras de tesis ex- tienen verdadero valor nos darán satisfac-
presa, p. eL de pretensión moralizadora, ción, cuando ejecuten buena música, aunque
generalmente insulsas, alguna vez contra- sean diferentes unos de otros en la manera
producentes, con el sentimiento superior, de ejecutarla. Y, aunque no sean extraor-
hondo, vivo, espiritualizador, del amor al dinarios virtuo¡;;os -a veces, esto sucede con
bien. Hay que entender esto: una cosa es simples aficionados, siempre que tengan
que los artistas se propongan expresamente gusto-, el goce de la música superiór será
hacer arte para fines morales o sociales, y grande para nosotros, si disponemos el es-
otra que los afecten, que los conmuevan, y píritu más a la apreciación de la música que
que los hagan sufrir las cuestiones y los he- al de la ejecución. Claro que si los ejecu-
chos sociales y morales. Esto fué en los tantes, concertistas o aficionados, son malos
más grandes: unos, como Dante, llenan con por falta de gusto; por querer predomi-
eso su arte (poco importa alguna injusticia nar demasiado ellos, sobre la música misma
pasional). Otros, como Cervantes, no lo in- (esto es lo más grave).. entonces, natural-
troducen tan expresamente, pero eso les mente, no. Pero, para el goce artístico, la
mejora y completa el alma y la obra. disposición de espíritu, más hacia la música
y el hecho de que tantos autores moder- qeu hacia el ejecutante, es favorable al go-
nos, aunque no sean de esa dimensión, o de ce artístico ...
ese orden, sientan y se conmuevan por los Estas, y otras cosas relacionadas, no caben
problemas sociales, por la miseria, por la en el tiempo de que dispongo hoy: alguna
guerra, es, en general, de significación bue- vez se tratarán.

e A R L o s V A Z F E R R E I R A
LAUREL CASTELLANO

EL URUGUAYO CARLOS RODRIGUEZ PINTOS

ALF.AR se hom'a hoy publicando este prirner capítulo de un li-


bro inédHo en el que mwstra ilustre poetisa est1Ulia la poesía de His-
pano-A1nérica representada en seis poetas contemporáneos: el ur'Wg-u'aiYo Ca1"-
los Rodríg-uez Pintos, el chileno Pablo Neruda, el ecuator-ianoJorge Carrera
An&rade, el meJü;ano Octavio Paz, el cubano Eugeni{) Florit, y eJl argentino
Ricardo Molinarli.

Cuando leí por primera vez el Canto de cristal en lo firme y transparente, que des-
Amor de mi compatriota Carlos Rodríguez lumbra en los ülásicos castellanos, es una
Pintos, experimenté una conmoción seme- tácita respuesta al problema, por lo menos,
jante a la que debe sentir el que recibe de a m!Í problema.
pronto la revelación de un misterio esencial. Rodríguez Pintos ha copado la octava real,
Con frecuencia me preguntaba, llena de disciplina de monje, y en ese ejercicio, su
angustia, si ésta no era la época de la anti- "levantado canto" nos entrega la riqueza de
poesía y si a pesar de que aún se lee y se uno de los mejores poemas de nuestro
sigue amando a Becquer, no son palabras tiempo.
vanas todas aquellas que no "se escriben con Su "Canto de Amor" marca eenita1men-
sangre para que las escuche la sangre". te un momento de la poesía americana, co-
mo "El Cementerio lVlarino" de Paul Va-
El desconcierto era en mi, profundo. FUe-
lery, tan incomprendido en su primera épo-
ra de algunos poemas de belleza lírica supe-
ca, lo marcó en la poesía francesa.
rior el tema político y soeial, poco había en-
Con él he podido entregarme, aliviada, al
contrado eu América que no fuera agresión,
goce profundo del verso sin estridencias ni
amenaza, profecía, con las más sucias pala.-
admoniciones trágicas. Si en la Biblia no
bras del idioma. Sólo aparecían libres, por
existiesen más que Isaías Jeremías; qué
la rabia y el apóstrofe, las espuertas de la
visión de una Humanidad perdida y frenéti-
:Muerte, y ya olvidados, lejanos, repudiados,
ca al borde de una catástrofe despiadada
los potentes portales de la Vida. Un estado
nos habría quedado! El Cantar de los Canta-
emocional parecía cosa de cobardes; tenía
res y los Salmos de David son el auroral
mis oídos llenos de esa metralla del insulto y
contrapeso de la balanza. Y no quedan em-
la amenaza, que hinchan el pecho de deses-
pequeñecidos ni el destino del hombre ni la
peranza y aún de temor. La estética había
soberanía de Dios.
tomado el aspecto del infortunio colectivo,
El verso de aeento contenido es a veces
el refinamiento íntimo tenía los caraeieres
más fuerte que el gritar desordenado, por~
vergonzantes y débiles de una evasión. Pa-
que la violencia más es descomposición que
recía no existir para la poesía más que un
poder. Yo reclamo para el 00razón del
camino: la militancia, y no la de tono armo-
hombre, el eterno reinado de la poesía líri-
ni-oso, sino la del grito exasperante y el rudo
ca, su bálsamo, su isla, su cura de silencio
puilo crispado sobre una mortal granada de
y soledad, sin que por ello crea que la poesía
mano.
de cooperación social y política, la de cada
:Me preguntaba desesperada, qué haría el época y cada generación, no tengan sus
hombre en sus horas de tregua, o si ésta no grandes motivos de existir, para la evolución
existiría ya nunca, hasta que se le rompie- de la especie y las grandes conquistas colec-
sen los nervios tensos y no le diese más el tivas. Luego el Tiempo discrimina y aparta
sobrecargado corazón. lo inútil; sobreviven unos pocos poemas que
• son el pulso de la lucha, el grito de cólera o
Pero este "Canto de Amor" sereno, puro,
rico, que yo he sentido alabar por toda la victoria. Pero como cada generación tiene
crítica sin discrepancias; este lenguaje de- sus problemas restallantes, que luego pasan
purado y a la vez recio, c~n esa calidad de o se transforman, lo permanente es lo que
constituye el inmortal espíritu del hombre Estos tres versos admirables, son como la
y le anda en la sangre y los sueños para el auto-definición de este poeta que lleva en si
servioio infalible de la Vida. Dependemos inmensas fuerzas líricas y espirituales, pero
de la estética más de lo que deseámos admi- que está más allá de la violencia, nunca
tir y es a su servicio que, en el afán de podrá entrar en la lucha temporal y san-
árreglar mejor el mundo, están hasta los grienta de los hombres, sin sufrir profunda
que crean el caos, para ha0er luego más li- y dolorosa náusea. Su posición en el mundo
bre y pura la condición humana. Pero eso está detenida frente a la ira, desvelada, ca-
es cosa más de combatientes que de poetas. vilosa, dramática. Sólo su "Canto de Amor"
Para la hora de la fatiga y del desengaño, como un "alba de esperanzas", como el "trigo
para la hora de la necesidad de recupera- candeal resplandeciente", en "flor de cicla-
ción y de aflojamiento de las fuerzas que mor" despierta en su corazón "los venados
no dan más de tensas, vamos hacia el verso de la luz".
que nos acerca a los manantiales de la Vida, Las tres primeras estrofas de este canto son
como aquél que buscaba, en el viejo cuento, a manera de pórtico por el cual el poeta
la fuente de la salud. permite ver las perspectivas de su rico pai-
Si el hombre deja caer la oanción, si la saje espiritual y crea el clima en el que ha
pierde definitivamente, ¡, qué hará en el fu- de desarrollarse el poema.
turo ? Desde- los oídos hasta el corazón Dice en la primera ociavá:
golpeados de ecos furiosos, no tendrá, al fi- "Por escuchar mi levantado Canto
nal, sino -el desconsuelo y la locura, afilados
abre su noche azul mi sangre antigua ... "
en el alarido y el odio sin remansos. La raza
de Caín habrá matado a Abel definitivamen- Presenta así a su antiguo yo, el yo de su
te y ya ni siquiera sabrá como huir de sí niñez y adolescencia, abriendo su "noche
misma. azul', en todo lo que puede tener de azul y
Se le está pidiendo a gritos al poeta con- nocturna la infancia de un poeta, que no
ducta humana, es decir combatiente, y no puede ser la infancia de todos los niños,
conducta poética, combate .poético, es decir sino llena de temores y presentimientos en
de entrega a su ofic-io y responsabilidad de sus primeros aprendizajes de la vida. Ese yo
sus materiales constructivos. Por el poema detenido en la "sangre antigua" despierta su
mal hecho, no anda ni se ahinca en el cora- pasado para escuchar el canto nuevo, y en
zón ningún ideal justo. Los Profetas cono- ese "levantado Canto" su antiguo dolor "os!
cían el valor de la imagen y la sugestión curo" (premonición, presentimiento, se de-
honda y eficaz de la poesía sobre las masas. leita y refres0a, bebiendo el agua armonio-
Crear belleza ajustada y eterna es crear sa y pacificadora de la poesía del .'lmor que
fuerza espiritual y social. ha florecido fuerte y definitivamente en su
vida de "azaf:ván dramático" o de "oscuras
Carlos Rodríguez Pintos, en su "Canto al
suavidades". Es la paz y es la luz:
Hombre. nuevo" y en su "Cianto al Cielo de
América", hace poesía social, así como en "Ya el niño aquel que fuí, su oscuro llanto
sus grandes poemas "Canto de Amor", "Ofi- en silenciosas fuentes apacigua,"
cio de Tinieblas", "Canto Mayor de los Siete y dice en seguida:
Pec'ados Capitales" hace poesía para el
"Consume en sed futura su quebranto
hombre sin tiempo, como la hicieron los clá-
el que ha de alzar un día sombra exigua ... "
sicos, que también vivieron -porque ese es
El habrá de disminuirse hasta no proyectar
el eterno clima de la tierra- época de enro-
sobre la tierra más que una p~queña som-
lamiento en una u otra causa propuesta por
los hombres: bra. Y en esta primera octava se concen-
tra la esencia toda de este Canto, que es
"Subiendo el río inmóvil de mi profunda como la total esen0ia del Amor. Esta esencia
[sangre detenida, está definida en las admirables palabras del
un toro enorme y triste, de belfo azul y testa Bautista: "Es preciso que El crezca y que
_ [ anochecida, yo disminuya". Estas palabras deL Bautista
rompe el Tiempo en mis venas enderezando en el .;\mor divino, iluminan toda la inten-
[a muerte el pensamiento." ción humana de este Canto, todo él levantado
para que la Amada se eleve y resplandezca, miento, sino una fascinación del propio con-
mientras el que canta, alaba y ama, se hace cepto de la belleza, que no puede ir más
tan pequeño que apenas su sombra se per- allá del monólogo.
cibe junto a la figura armoniosa de la ins- Quiero hacer aquí un paréntesis antes de
piradora. El poeta amante, voluntariamente continuar el estudio de este Canto, para
oscurecido, detiénese y hasta deléctase en las destacar en este poeta, a través de todos sus
zonas sombrías de su Yo humano, a fin de poemas, un acento que, con más insistencia
que la imagen de la mujer amada se perfile cada vez, se asoma en la obra de su maduréz,
más límpida, firme y ejemplar. Es preciso y es una angustiosa y cristianísima necesidad
que Ella crezca y que él disminuya. En tor- de purificación espiritual en el hombre, que
no a este afán amoroso gira el motivo líriC'o, ac"Ompaña la rigurosa vigilancia y el tre-
se construye todo el poema como una torre mendo y obstinado deseo de perfección en la
centelleante, se alza el canto como una es- forma poética. En el "Canto Mayor de los
piral. Siete Pecados Capitales", ya citado, en el
Las tres octavas iniciales crean la atmós- que actualmente trabaja como un empeci-
fera poética, para entrar luego en la invo.- nado burilador, y del que sólo se conoce la
cación a las virtudes de la "alta Dama sin parte que publicara "La Nación" de Buenos
rivaL" Así, en la segunda octava quiere el Aires bajo este título que parece un toque
poeta mostrar la purificación por el amor, de queda: "Oficio de Tinieblas"; en ese ex-
de todos los accidentes, vanidades y mise- tenso Canto, repetidamente sube esta tre-
rias de una vida humana: menda angustia, aparece esta ardiente llaga
en el 0Ostado del hombre cristiano que, una
"Sobre un cristal de fatigada bruma vez abierta, ya no puede secarse más y ha-
ensaya el sueño su presencia leve. brá de acompañarlo hasta sus últimos días
Un trigo de cadáveres rezuma terrestres. Atormentado, enjuto, en la poe-
del encendido pecho al labio breve". sía y en la vida, Carlos Rodríguez Pintos
es un hombre del Greco, que si no usa las
El sueño amoroso ensaya su presencia so- terribles disciplinas para castigarse y de-
bre la fatigada bruma de una vida oscure- purarse, las lleva sobre sí para el oficio del
cida por las pequeñeces de todos los días, verso puro, en el que tiene la irreductibili-
en el alma y las cosas que nos rodean y as- dad de un Domínico español contemporáneo
ciende del pecho hasta la boca el amargo de la Reina Católica. Tenemos, de unos de
sabor de la muerte diariamente vencida" de esos fragmentos aludidos, los siguientes ver-
las emociones e ilusiones calcinadas y que sos que pertenecen a la "Celebración de la
el poeta llama "un trigo de cadáveres". Lujuria" :

"Bajo inocente rosicler de espuma "La pavorosa orquídea dormida en el deseo


procm'a el alma rescatar su nieve. ultraja un aire tierno donde la muerte danza.
En el alto ejercicio sorprendida, Ordena el alma inquieta STh cotidiano aseo"
la vida intenta desandar la vida". y ardida en su recreo,
bebe un sabor a azúcar y a sangre en la
En la límpida atmósfera que rodea a la [ alabanza".
Amada, en ese "inocente rosicler de espu-
ma", el poeta procura también su purifica- Esta "alabanza", que es para el poeta C'ris-
ción, el rescate de la nieve primitiva. Y es tiano, el instrumento J~ la mecánica terres-
entonc-es que, sorprendida en esa alta em- tre de la purificación cotidiana a que su
presa del alma, la vida intenta desandarse, alma aspira, sufre, por la "pavorosa orquí-
recomenzarse, recuperar su transpaJ'encia dea que duerme en el deseo", un oscureci-
inicial. miento doloroso que él designa como un do-
Con un pleno dominio de las finezas del ble sabor, mielado y salobre, a sangre y a
idioma, el poeta, como Góngora, lleva a tan azúcar:
sutil extremo su soledad artística, que ya
la imagen no es en él un medio de comuni- "1fientras las sienes alzan todo el azul del
cación para más fácil comercio de entendi- [mundo
rompiendo en cinco brasas la raíz del la nuestra, drama que confiere al alma el
[suspiro, angélico destino de la luz vencedora de las
quema la sangre en celo su lirio nauseabundo. sombras, dándole a la victoria el símbolo
Sordo vino profundo, resplandeciente del cristal.
me sube un humo dulce de estiércol y zafiro". Rodríguez Pintos, en una afinada y poé-
tica teología, se enfrenta a la lujuria, para
Nuevamente se levanta aquí la voz de raíz separarla de la pura sensualidad creadora,
tan española, para decirnos cómo, mientras y en tanto enrostra a la primera la tristeza
su ángel alza a través de sus sienes "todo el infinita del alma del hombre, concede a la
azul del mundo" incendiando para ello en otra los modos de recobrar la sana transpa-
las cinco brasas de sus sentidos la raíz mis.- rencia original:
ma del suspiro, es decir, lo más ideal de su
"Lentos vampiros blancos rondan la ardiente
alma, la triste bestia en celo quema en su
[00pa
sangre el signo lujurioso que él llama su
donde el recuerdo enciende sus centauras de
"lirio nauseabundo". [fuego.
De estos dos fuegos en los que el poeta Cavaen la turbia carne la luminosa tropa ...
consume su doble ser angélico y bestial, le y el corazón galopa,
sube, como un profundo vino "un humo puro, solemne J' triste como un caballo
dulce de estiércol y zafiro", de abismo y [ciego."
altma. No puede darse posición de alma y
expresión más española, más de caballero Es el ansia de perfección, por sobre la
del cogollo de Castilla, a pesar de la riqueza oscura aventura terrestre. "Pmo, solemne y
y modernidad de la imagen, que C'ontiene triste", el corazón se dirige hacia Dios, en
el espíritu ávido, c·eñido, ardoroso, comba- una carrera llena ·de vallas que habrá de saL
tiente, como un suntuoso relicario cincelado val' a toda costa si es auténtico el impulso.
en los últimos años de esta mitad de nuestro Rodríguez Pintos, en ese "Canto JIi:I'ayor de
siglo. Pero no olvidemos que Rodríguez los Siete PeGados Capitales", poemiza el
Pintos, que convivió con Unamuno y Falla, teológico ejercicio de la pmificación por el
vivió además doce años consecutivos en Pa- conocimiento, dándole a la dura sabiduría
rís en la amistad blasonada de Valéry, Y si de la vida un valor de penitencia absoluta-
absorbió el trágico sentido emocional de los mente necesario para la ascensión. Suprime
primeros y de su directa sangre española, el limbo y da al infierno categoría de con-
lleva también del segundo y de los grandes ciencia y depuración, que es el estado de
poetas de la Francia contemporánea ese ins- gracia de la virtud. Es una obra grande y
tinto de la disciplina, del c'Úntrol y del or- terrible la que realiza este poeta ac·uciado
den, que presiden la perfección arquitectó- por los demonios y los ángeles. Tiene la
nica del "Cementerio Marino", como los pre- obsesión del niño que fué, porque el niño es
ceptos fundamentales de su concepción. la pmeza a que aspira, y porque su memo-
. Aquello que decía Lorca : ''Yo soy poeta ria entera, la de todo su cuerpo, la de toda
por la gracia de Dios y por la gracia de la su alma, la invocan como el estado natural
técnica", pudo haberlo di0ho también Rodrí- del hombre, que mientras vive sobre la tie-
guez Pintos. Este hombre que vive para la rra, libra una contínua batalla por esa con-
poesía, desdeña el ejercicio de la. facilidad quista esencial que significa.su única atmós-
y prefiere la dura disciplina de la forja, tan fera respirable.
extensa en riquezas. Pero, fondo y cima de En el "Canto de Amor", Rodríguez Pin-
sí mismo, siempre la angustia se alza sobre tos, ante la hermosa y noble mujer que lo
su contingencia temporal y trágica. Él, que inspira, aunque triste, se yergue sereno y
ha sentido como pocos aquello que Wechsler alerta, en búsqueda de las más bellas pala-
llama, y cita Salinas "la feudalización del bras castellanas, de los más elegantes giros
amor", siente también ese definitivo signo de de la lengua, "en homenaje a la criatma
la poesía que es el drama, en los dos polos más clara y de más altas transparencias que
cristianos: el peGado y la penitencia. Dra- le ha sido dado hallar sobre la tierra".
ma del cuerpo y del espíritu, base de todas San Juan de la Cruz le aclara el rumbo
las profundas religiones y especialmente de que le ha fijado la vida:
"Ni tengo ya otro oficio glorioso y resplandeciente. Se dispone a
que ya solo en amar es mi ejercicio". sacrificar todo el pasado, pero lo haoo con
infinita delicadeza, como quien tiene que
Cuanto más eulto y evolucionado es el decapitar fantasmas que fueron muy queri-
ser, esa aspiración es más ardiente y activa, dos o como quien quema flores guardadas
y en la liturgia de todas las religiones, los entre los libros y que siempre llevan una
ritos de purificación tienen una importancia historia de amor.
básica. Su extraña obra "La Ciudad de los Ahor-
Queremos terminar este intercalado sobre cados", en la que Rodríguez Pintos canta a
el gran poema que está terminando Rodrí- la muerte de todos sus "yo" frustrados: el
guez Pintos, leyendo una última estrofa en Criminal de un instante, el Angel y la
la que el poeta da a la lujuria calidad y Bestia de sus instintos sagrados o impuros,
funciones de vigilancia: el Héroe, el Equilibrista de una etapa de su
vida, cuanto fué bajo la perfecta apariencia
"Guardiana de mi frente, tu cicatriz suntuosa de un hombre corriente, es como el prólogo
viste en lutos sensuales mi dolorida gloria. de este Canto de ~\.mor en el que sólo existe·
Amazona, Amazona, viajera victoriosa,: ya el hombre poseído e iluminado por la
Sobre tu abyecta rosa, inefable presencia de una mujer. lVIata con
levanta su cadáver musical la memoria". duIc-e melancolía a los amados fantasmas de
sus antiguas personalidades, borrada suma de
Sobre la "abyec'ta rosa" del pecado capi- si mismo, a fin de quedar libre y límpido
tal, vemos como el hombre, dependiente de para la alabanza de la "suave Señora", pla-
modo decisivo para su alma, de 'la transpa- centera y suave" ...
rencia inicial del ser, levanta el "cadáver El vocablo "suave" adquiere en este gran
musical de la memoria', seguro de que ten- canto, categoría de suprema virtud femeni-
drá que rendir cuentas, y cuentas fieles y na, de supremo pudor y discreción. En él,
definitivas, al alma clara que recibió al na- "mujer" quiere decir "suavidad" en todas
cer. Es un grande y grave problema místico, las circunstancias, aún las más dramáticas.
teológico y filosófico el que Rodríguez Pin- Así leemos más adelante estos versos:
tos enfrenta en este inmenso poema de som-
bría belleza. "Abra el combate, empavesada nave,
"Umbral de humilladero. Salmo de Peni- tu corazón, oh suave, suave, suave!"
tente y Penitencia".

000 La dulzura, secreta espada-o La mayor


virtud ·de :Minerva está en su discrec.i,ón
El "Canto de Amor" es una tregua lumi- más que en su sabiduría.
llosa en el combate eterno entre el hombre Las siguientes estrofas continúan el him-
y los demonios que lo ac'osan incesantemente. no, el salmo, la antífona a la suave Dama,
El ayer, como "un cisne de arena" desciende que en su forma y medida, hechura de Bem-
hasta la sien del poeta, para recibir "deli- bo en Italia y Boscán en España, van des-
c'ada muerte" porque en ese canto, todo para arrollando las dos voces que, en estas octa-
él es presente amoroso ante la Dama que lo vas reales, usa el poeta: la secreta de su
envuelve en el "cendal de su mirada grave". sangre y "la alta y sin morada" del alado
Suprimido, desde la tercera octava, todo y libre espíritu, voces que él llama sus "via-
intento de lucha con cualquier vibraeión del jeras puras". A través de montes y prade-
pasado, el poeta, sólo atiende ya a su afán ras, de ríos y pequeños cauces, él sigue ele-
de rendimiento ante la hermosa mujer gala vando el canto a la Amada que lo recibe co-
que él llama su "dulce luna de Francia". mo una dulce carga en el regazo. Y,
Como Dante para la Beatrice de la Vita
Nuova, en este poema él solo tenderá al arco "quieta la frente su desvelo vierte
de su atención vibrante, hacia las virtudes en la blanc'a paciencia de la muerte".
y la belleza de la inspiradora, a la que ofre-
ce ya cuanto le dé el porvenir, por el que He aquí la sombra. He aquí la tremenda o
está luchando para que sea digno de ella: liberadora presencia que no abandona ni si-
quiera la tregua leve y preciosa del alba, ni florecer por el poderío de su dicha exta-
ya en este exaltado canto de amor la joven xiada:
forma grácil de la mujer querida. Todas las
hermosas palabras habrán de tener ya el "Un agua nueva sin nivel ni dueño,
asordinado fondo musical del rumor de su por veredas de sangre resbalada,
roce sin pausa, contra todas las aristas de levauta a flor el consumido leño,
la vida y así leemos: a sol la alondra y a puñal la azada".

" ¡, En qué silencios arde alucinada Todo se transforma y ennoblece, y el poe-


de tu mirar la madurez graciosaf' ta ordena al sueño que olvide las otras
realidades:
y luego:
"Flaco el vellocino,
"¡, quién ronda Amiga tu ceñida sombra ácimo el pan y sin estrella el vino".
con voz de ausencia que tu ausencia nom-
[bra 1" Es solo un instante. Por un minuto se
y más tarde: corrió de sobre sus ojos el cendal mágico y
ve la magra, la oscura verdad. Pero en se-
"Entre mi ocaso y tu tremenda aurora, guida 'vuelve el rostro hacia ella, aunque su
ya en niebla cendalí anochecido hábito ·de análisis le hace fijar la atención
derrama aún su hora y su deshora en las C'ontradicciones del poder amoroso,
un vino gris en mi reloj de Oilvido. . que ahora lo mueve y manda como su señor
Por alcanzar tu sed mi labio insiste absoluto: .
junto a tu sangre y oon mi sangre triste".
"Amiga, amiga clara, clara amiga
En la novena Octava, la angustia del tiem- todo me trae a ti y de ti me aleja.
po detenido se hace más aguda ... Duéleme en ti la gracia de la espiga
y en ti me es suave el dardo de la abeja."
"i No haya cuartel a la furtiva holganza,
ni blando arrimo al defendido cardo! Es el destino del amor. Regocijarse con
Castiga el Tiempo inmóvil la esperanza el sufrimiento que recibe por su servidum-
con voz de lobo y diente de leopardo". bre, amar sus trabajos, sentirse a gusto en
el sacrificio, aceptar como un dulce premio
Se alzan luego, en las siguientes octavas, las penalidades, no sentir el dolor sino como
Jas invocaciones al sentimiento amoroso, que un placer exeelso.
exige, que devora y que no da respiro: Tanto en el amor humano, como en el di-
vino, este estado emocional' es prueba de la
"Amor, amor, amor, tu antigua llama realidad de su existencia en el ser entregado
Amor, amor, amor, tu voz reclama a su dominio. Termina esta octava con dos
Amor, amor, amor, tu voz reclama versos clave:
a regalado ardor duro sustento".
"De Vida a Muerte, la incurable herida,
El amor, es, para el poeta, una expe- lleva por ti mi mal de Muerte a Vida.
riencia dramática y aún exaltándolo, la
siente como un fuego en la entraña. Pero La herida amorosa que lleva al amante,
es tanto el embeleso, que.a pesar de ello por virtud de amor, de Vida a Muerte, al
todo se le vuelve trasunto de Paraíso, y di- mismo tiempo, por las desazones inherentes
ce de las tierras entrevistas a través de su al estado pasional, lo hace oscilar entre una
sueño: continua muerte y una constante resurrec-
ción.
"se go<;e, _~mor, en ellas tu mirada ... " En las tres omavas siguientes, se descri-
Las "tierras de pan llevar", que ya no son ben las perfecciones de la Amada y los po-
de duro trabajo para que germine y grane deres y consecuencias de sus méritos y vir-
el pan del hombre, sino de vital y extenso tudes, sobre la Sangre, el Alma y el Destillo
humano del poeta. El cielo asalta la "tier- docta, civilizada y mediterránea oliva, muy
na fortaleza" del femenino pecho, ática y muy moderna, y la avellana, la ma-
temática, pulida y modelada avellána, siem-
" en blanca reciedumbre el mar distante pre fiel a su arquitectura para mensajeras e
dobla de sombra a sol su frente alta" intérpretes de las perfecciones formales de
su Dama: y son ellas, las exactas y balsá-
mientras: micas, las que habrán de proclamar al aire
la hermosura y las noblezas de la Amada.
"amaneciendo a lámpara el instante, Idea encantadora ésta, de encargar a dos
muere a sus plantas y en su amor quemado frutos tan ricos y queridos por el hombre,
el gran lebrel del aire arrodillado". la universal alabanza de la mujer elegida.
Pleitesía de la naturaleza, dulce complici-
La naturaleza entera rinde homenaje a la dad de ésta con el poeta, al que cede, como
alta Dama, acompañando, como en el coro voc'eros de alta calidad, dos de los más pre-
antiguo, la voz sonora y rendida del poeta ciosos representantes de su reino. Y sigue
turiferario. El 0anto se hace himno de ala- el canto exaltador:
banza y el poema se levanta y a.,"Tanda en
el elogio, para decir, subrayando, todas las "Umbral ardiente y macerado adorno
dignidades de la carne y del espíritu: tu cuerpo puro su lección redacta ... "

"Goza al paisaje en ti su adolescencia Lo permanente, lo fijo unido al adorno


y alza en tu gracia insospechado mundo, "macerado", porque la mirada y el ensue-
cumplido en la finura y la excelencia, ño no cesan de rondar sus contornos como
ancho en el don y en la merced fecundo." un invisible fuego. Asoma ya aquí cuan-
to de fermento pasional, de tremenda fuer-
Doliéndose luego del tiempo perdido irre- za hay contenida en el poder de un bello
mediablemente sin la presencia de la Amada: cuerpo y de sus líneas armoniosas. Toda
esa fuerza se hace alta y purísima lec0iÓn.
"Un lastimado andar bajo tu ausencia, El poeta nos grita su gozo y c"Ümo siempre
hinca en mi vena su laurel profundo." une el recuerdo de su ser más puro -el
niño que fué- a la dulce presencia amada:
Termina la octava proclamando el poder
apaciguador y la gracia dulcificante de la "l\íareas sordas en febril retorno
presencia viva: calladas suben de mi infancia intacta;
Desnudo, un: gozo sin rubor .desliza
"Alta de soledad, tu voz derrama su delfín de coral en mi ceniza."
vulnerarias 'virtudes en mi llama."
Un prodigioso sentido melódico da a los
Esas vulnerarias virtudes, esas virtudes vocablos, en este poema, una sonoridad espe-
curativas sobre la ardiente llaga del fuego cial. La imagen, de medio expresivo, se vuel-
• amoroso, nos acercan nuevamente a la te- ve medio sensible. El castellano es labrado
rible y dulcísima contradicción eterna del como un márfil.
verdadero amor que quema y a la vez cura En la octava siguiente, el poeta se detie-
la üandente herida. ne a analizar de nuevo y a describir la "fie-
En la octava siguiente, se exalta las ex- ra voluntad" que "guarda la puerta" mien-
celencias del cuerpo amado, con alta, pura tras el ser amoroso anda en "apetito de
y contenida justeza, presentando las per- tormento" y la "substancia temporal des-
fecciones de la Amada en diálogo con el pierta la sien" "yendo a mucha dulzura el
paisaje circundante: pensamiento", para, en dos versos finales,
ahincar de nuevo la eterna 00ntradicción
"Dicen al aire tu feliz contorno trágica del quiero y no quiero:
la docta oliva y la avellana exacta."
"l\íalsufre el alma su ajustada lumbre
El poeta ha elegido la oliva, la sabia, y aspira el pecho a la amorosa cumbre."
Mientras el alma padece el contenido cierra con esta última octava, la vigésima,
fuego del total amor, siempre dolorosa ex- de afinada hermosura:
periencia, el pecho sig"ue, en su extrahumano
estado amoroso, aspirando a cumbres más ".Así el amor de dulce flanco herido.
altas, como si lo empujasen hambre y sed Así el oscuro amante desvelado.
de nuevos gozos, aún a costa de tan sufrien- .Murió el morir de andar desvanecido
tes precios. Y llegamos así a las tres úl- entre olvidadas muertes olvidado.
timas octavas de este extenso y admirable Amor en tierno amante convertido
poema. En las dos primeras, el poeta da por sino adverso y favorable Hado,
las razones por las que brinda la alta -cele- Así -cantó la llama devorante.
bración de su canto, y di0e: Así el amor y así el oscuro amante."

"Por este aliento mío desvaído Está la Dama entre are'os de luz, sobre
que quiebra en ti su vocación nocturna." umbrales de claridad y el poeta, en su "ofi-
cio de enamorado" ha bruñido para ella una
Lo que era vocación de silencio en su peana del mejor oro y los más deliciosos ara-
"sangre triste", cuya memoria siempre está bescos. A veces, en claroscuro, a veces en lla-
vuelta hacia el perdido estado de gracia, marada, sumiso, exaltado, feliz en su estado
se rompe ante la presencia de la mujer que de exaltador de bellezas y gracias, volunta-
quiere, y se hace el himno, la alabanza, la riamente OS0Ul'0, deseoso de no ser más que
antífona, que c'onstituye este singular, y el que ofrenda, da y sufre, para que Ella apa-
levantado canto de amor. rezca brillante y perfecta. Supremo desin-
terés del amor, el de vivir sólo apoyado en
"Por esta voz, que, muerto ya el gemido,
ese sentimiento del que todo se deriva para
. muéveme a riesgo el alma taciturna" .
el poeta: dolor y gozo, gloria, purificación,
Por el mágico poder de la criatura que pertenencia, ascensión.
ha rendido su corazón mata el gemido, oos- 000
tumbre de su angustia, y deja alzarse el
verbo tan solo en la alabanza: Nos hemos detenido largamente, casi co-
mo ante un espejo, en este "Canto de Amor",
"Venga a sosiego la madura frente que hubiéramos deseado nuestro, con ese hu-
y abra en elogio el labio reverente", ID,anoi anhelo d~ propiedad qu\e nos hace
Estado de plenitud, en que la inquietud elegir lo más rico y bello para nuestra po-
antigua se aquieta y resalta la voz del gozo, seSIOn. Pero, desde "Distancias", desde sus
que vuelve dulce la boca, plena de frases "Doce Poemas", que terminan con la admi-
reverentes y deslumbradas: rable "Lamentación por el Augel", desde la
"Canción de alabanza para un Caballo y una
"Por tu perfecta plenitud sabrosa Rosa", desde su funambulesca y taciturna
junto a mi dura desnudez sedienta. "Ciudad de ,los Ahor0ados", desde toda su
Por este ardor que en tu unidad reposa obra, Carlos Rodríguez Pintos está siendo
y en aire, piedra y sangre transparenta". uno de los más altos y originales poetas de
Nuevamente aquello de "es preciso que América, hondo, fuerte, audaz en la con-
ella crezca y yo disminuya", fundamento de cepción y la expresión, con un castellano
.toda adoración, afán de toda entrega, ne- poderoso, que él cuida como obsesionado por
cesidad de toda voluntaria servidumbre. la hermosura de sus delicados y recios ele-
Ella en "perfecta plenitud" él en "dura des- mentos lingüísticos.
nudez", entregándose al ardor que lo some- Está muy cerca nuestro, aun entre nos-
te en cuanto constituye su ser. Todo le es otros, elaborando todavía, para poder verlo
poco para su servicio de pleitesía y duda en todo su crecimiento. Se alzará en el
de a1c'anzar a decir con la débida elocuencia tiempo, dominador del idioma y el verso
cuanto ella le sugiere y merece: <castellano, cuidadoso de. sus fueros, c()mo
aquéllos que lo aelUnaron. Así en este "Can-
"Calle la lengua si dec'ir no sabe
to de Amor" hecho a rigor de perfección, así
el canto inmenso que tu gracia alabe!"
en una serie de leves "Canciones del Aire"
Llega a su término el vasto poema que se que está escribiendo en este momento, tan
gráciles y puras como esas centauras de oro expresión, que es un auténtico refinado, en
que relumbran en uno de sus poemas. Des- lo más íntimo del ser, guarda intacto un
pués, el verso libre, con el dramatismo de "yo" que no podrá ahorcar nunca; ese, pri-
los más sutiles dolores que puede sufrir la mitivo, que no sabe fingir ni mentir y que
criatura: cuando ama ofrece su total entrega, sin re-
taceo alguno. Todos llevamos en la sangre
"Y están llorando a gritos la tortuga y el
esa ciudad trágica de ahorcados. Todos te-
[ángel.
nemos que matar un día al "'asesino" que
La tortuga, porque tú le dijiste que era una
vivió en nosotros el tiempo de un relámpa-
[mariposa
go, a la "bestia" de un minuto, al "aven-
y no quiere volver a ser tortuga;
turero" de tantas horas, a los distintos "equi-
y el ángel porque esperaba que le dijeras
libristas" del circo donde continuamente se
[al~o
está mimando la comedia humana. Todos
y te fuiste sin decirle nada;
los "hombrecitos de humo", que tendremos
y porque es bueno que una lágrima de ángel
que colgar de la horca del arrepentimiento
caiga de cuando en C'ualldo sobre la tierra.
y la decepción; cada uno un "yo" nuestro,
Toda la desolación de la pobre bestia sin de una fracción de tiempo que se sumó a la
alas y sin belleza, trasunto del monstruo y eternidad que es nuestro tiempo.
de la criatura exenta deg;racias, está en I1íax Jacob, aquel funamlmlesco amigo de
esa estrofa, como está la del ángel que espera Picasso que murió de soledad y de asco,
la amorosa palabra humana, talvez en una triste y magnífica marioneta de los ideales
angustia de perfec'ción que lo hace llorar que inventan los hombres para poder matar
de soledad, con lágrimas preciosas para esta y morir de una variedad más de muerte y
tierra sedienta, en su fuego de pasiones, de crimen, sabia de esto. JYlax J acob pudo
una gota del agua del cielo de Dios. Esa encontrarse con Rodríguez Pintos y sentir
dramática experiencia que es la poesía, tie- hacia él una amistad hecha por el 0Onoci-
ne en Rodríguez Pintos un actor de raíz miento del alma del hombre y el afán de
trágica. El mata todos sus "yo" anteriores alcanzar el alma del ángel.
al del momento que está viviendo y siente
000
el dolor de todos esos melancólicos ajusti-
ciados, que han sido él mismo en "la ciudad Desempolvando a JYlontaigne eterno y. casi
de su sangre". Tremendos ajusticiados: olvidado con su aguda sonrisa de filósofo,
por los jóvenes que muerden pólvora y as-
"Con unas tristes manos sin dedos
piran a desintegrar el mundo para hacerlo
Con unos tristes dedos sin uñas
de nuevo a su "imagen y semejanza", vol-
Con unas tristes uñas sin hambre."
vemos al pensamiento de lma .necesidad de
Al esplendor, a la gloria y a la sereni- isla interior remansada en la poesía lírica,
dad, sustituye esta melancolía de auto-ver- que ocupa, en el alma universal, el lugar
dugo, que también tuvo "entre la voz y los exacto del punto superior,y perfecto del
labios" unal$rica pasión de."amapola ¡y arco. No es esto negar a la poesía militante
viento", para luego vivir su deslumbrante y combatiente, si es de "buena' sangre"; es
"Canto de .'imor". Y así va haciendo con reclamar a los que sólo quieren lucha y após-
desnuda lealtad su poesía. Sintiéndola, vi- trofe, una diaria hora lejos del tumulto, en
vi.éndola, dando su drama, su idilio, su ele- la que el hombre ·pueda encontrarse l00n'
gía, su romance y su 0anción, a medida que sus sueños.
pasan por sus células y su alma, a medida Desde el principio del mundo se batalla y
que los sufre y los goza en el instante mis- se odia; pero también desde el principio
mo en que son su frenética realidad. Por- elel mundo se canta.
que Rodrígunez Pintos, que cuida tanto la y la lira fué la única arma de Orfeo.

J U A N A D E 1 B A. R B O U R O U
\-::~.
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~
- ....

.~

Dibujo Adolio Pastor

CANTO MAYOR DE LOS SIETE


PECA D O S C A P I T A L E S

(FRA:Gl\iTENTO)

" ... et Dieu seul sait la part d1¿ péché


dans l' oeuvre d1¿ sal1lt."
GEORGES BERNANOS.
"Les eenfants hmnilies"

l. - Celebración de la LujUria.

Criatura del fuego, tremenda eriatura


nacida del nocturno cristal de mi desvelo:
Bajo tus rojas nieves muere mi sed OSClU'a.
Celebro tu hermosura
Señora de las Sombras, alta sierva del cielo.

:Mientras las sienes alzan todo el azul del mundo


rompiendo en cinco brasas la raíz del suspiro,
quema la sangre en celo su lirio nauseabundo.
Sordo vino profundo,
me sube un humo dulce de estiércol 'y zafiro.
Lentos vampiros blancos rondan la ardiente copa
donde el recuerdo enciende sus centauras de fuego.
Cava en la turbia carne la luminosa tropa
y el corazón galopa
puro, solemne y triste, como un caballo ciego.

La pavorosa orquídea dormida en el deseo


ultraja un aire tierno donde la Muerte danza.
Ordena el alma inquieta su cotidiano aseo,
y ardida en su recreo,
bebe un sabor a azúcar y a sangre en la alabanza.

Guardiana de mi frente, tu cicatriz suntuosa


viste en lutos sensuales mi dolorida gloria.
j .....~azona, Amazona, viajera victoriosa!
Sobre tu abyecta rosa
levanta su cadáver musical la memoria.

Alaba en ti mi flaneo sus ardientes despojos.


Hacia el erial que anega tu antiguo abrevadero
descienden dulces monstruos de naufragados ojos,
y por veriles rojos
mis lobos solitarios suben al aulladero.

Su azul desasosiego lleva la sien herida


por caminos earroños hacia la oscura hueste.
Ya en los vidJ.'ios del aire la paloma suicida,
en la fiesta perdida
recobra el pecho intacto su dimensión celeste.

CARLOS RODRIGUEZ PINT OS


E L R E T R A T o

A Julio J. Casal

Bienvenido en noviembre y sin amigos,


oh dulce estampa del tiempo y del olvido;
qué perfume traes que duele tanto,
qué antiguos cielos mueves en la sonrisa,
por qué cantas con esa voz amarga,
con tu perfil de ser sufriente,
C'on tu blanca sOill'isa de nieve en el estío.
Deseas el olvido, una paz imposible en tus horas tranquilas,
un pequeño ataúd inaccesible,
una flor' detenida en el tiempo,
el mar que solloza su vieja canción
y barcos que se alejan de la costa que amas;
tus viejos amigos de mortal fidelidad,
los guindos florecidos vigilando tu infancia,
un rumor de luna antigua y un puente sobre un río,
nos alejan y acercan en una sola imagen.
Tú ahora estás aquí sobre la mesa,
los cuadros 'y los libros que hubieras amado,
la lámpara sonríe en tu silencio,
y yo te hablo dulcemente, y no sé cómo detenerte,
no sé cómo asir ese largo estremecimiento tuyo,
tu perfil de llamas pálidas y de vientos,
tu traj e de color irreconocible,
tus ojos disolviéndose en la noche.
Bienvenido en noviembre con estrellas:.
qué sOll'isa agregar a tu sonrisa,
qué ojos podrían mirar los tuyos
y comprenderte, y llorar en tu presencia;
qué manos podrían ree:orrer tu frente,
el color de tus cabellos, tus uñas 'y tus dientes,
y acercar una luz leve para reconocer tu rostro.
Nadie, seguramente nadie;
ni una rosa de género extinguido,
ni un día antiguo girando en estos días
ni una :n:riJ.'ada elegida entre los muertos,
ni una mano amiga, ni una brizna de hie~ba.
Es a veces triste poseer este secreto,
sobre. todo en la noche,
cuando el silencio cae eomo flor desamparada,
y la soledad es dura sobre la tierra.
Pero tú estás aquí,
no tienen días ni noches tus ojos en silencio,
rodea tu silueta un aire polvoriento,
y en el fondo un jardín de Verlaine,
y un nombre borrado por el tiempo.

CARLOS ALBERTO GARIBÁLDI

v..' S ..A.:...'....
PARA JUVENAL ORTIZ SARALEGUI

En el libro «Retratos y Cartas de la Montaña»

Constte~e1lte tu voz, vaUe que viene


(A una f~or, Pág. 49).

Consuélate y olvida; nada queda


de lo que ayer cantara dulcemente,
desenlaza el martirio de tu frente
y págale a la flor en su moneda.

Decir esto, pensar en una rueda


que se vuelve a mis oj os filo ardiente,
abarcar un delirio transparente,
es todo, Juvenal, cuanto me queda.

Sigo, me quemo, entonces, la pestaña


leyendo y releyendo el testamento
por el que dejas tu jardín sonoro.

A la palabra fiel, a la montaña,


al ademán y variación del viento,
al lirio de tu limite y decoro.

URUGUAY GONZALEZ POGGI


o

José Luis Galicia

CANCION INICIAL DE PRIMA.VERA

Para Dora .Melena. Por su "Después está el Mar".

Dorada a fuego de aurora, Palmera que al cielo llueve


esbelta de poesía, nadie doble tu airear,
Dora nace en este día porque después está el mar.
que a la primavera dora
Calandria revoladora,
nadie nuble tu c'antar, Dorada a flor de colmena,
porque después está el mar. fina de finos jazmines
Dora nace a los jardines
Dorada a fuego de nieve, que la primavera estrena.
delgada de sentimiento, Abeja y nunca sirena,
Dora nace al rubio viento nadie robe tu libar
que a la primavera mueve. porque después está el mar.

R A F A E L A L B E R T I
Mármol A.ngel Ferrant

EL ESCULTOR ANGEL FERRANT

(FRAGlVIENTO DE UN ESTUDIO)

Ferrant tiene mirada de ereador, el hom- va que las hace fulisurar euando se acierta
bre capaz de descubrir realidades que los con el resorte preciso. Pero es necesario in- ...
demás no ven hasta que él las revela. Y no teresarse cordialmente por ellas, amarlas
sólo eso; figuras conocidas, objetos cotidia- por ellas mismas para que rindan todo su
nos, son vistos en otro plano de modo más significado.
sensible, captando matices inéditos, siguien- En un guijarro, en un utensilio cualquiera
do la pesquisa hasta lID límite no previsto. (también en los prosaicamente utilizados)
Las cosas incluso las más 'vulgares, tienen un encontró Ferrant posibilidades de irradia-
lado secreto una especie de misteriosa reser- ción. Un trozo de madera, un fragmento de
Cabeza (Piedra) Angel Ferrant

roca, puede ser bello y tener, por lo tanto, de la escultura implica un maxIillO de li-
valor en sí. Esa belleza se acrecienta en bertad. Nunca consistió en ligarse a una
ocasiones por el simple ac-ercamiento a ob- tendencia exclusiva, ni hubiera podido ha-
jetos análogos, y así lo demostró el artista cerlo sin abdicar. Justamente esta persona-
con las composiciones logradas en el verano lidad, se c'aracteriza por la riqueza de ma-
de 1944 y expuestas en el Salón de los once tices, dimanante de una inquietud que a su
en 1945. vez es expresión de la vasta anchura por
Ferrant sintió desde la adoles,cencia la donde se derrama su mirada. Se piensa,
necesidad de reflejar la fulgente riqueza por ejemplo, cómo podría el escultor per-
del universo, pues para él las expresiones manecer inmnne frente a la seducción de la
conocidas pecaban de insuficiencia y de tierra convulsa, de la tierra revuelta y cres-
parcialidad. pa de montañas y acantilados. Ferrant co-
i Absurda pretensión la de limitar a una noce la poesía, de las rocas y varias obras
parcela de la tierra las zonas artísticamente suyas están impregnadas de esa poesía, re-!
explotables! Con su habitual tenaz sereni- cia y vigorosa, de las cosas elementales. En
dad trabajó c-ontra ella y por la coloniza- las cosas los hallazgos son en definitiva,
ción de nuevos territorios. fuerzas primarias apenas salidas del caos,
Si recuerda la notable variedad de sus fuerzas aún desordenadas; eS0ulturas como
creaciones, es fácil deducir que su concepto Diálogo Pensativa y Vieja de Castilla, es-
Mujer (Piedra) Angel Ferrant

tán proyectadas, partiendo de la naturaleza das para ser vistas con fondo de sierras en-
desde ella y para ella, -:1 es preciso saludar- tre montaña y cielo, soportan victoriosamen-
las en el escenario adecuado, en el paisaje, te la confrontación 00n las formas natura-
para extraer su significado total, la nota les, a'creditando el acierto con que Ferrant
precisa, de acuerdo con la intención del ar- desempeñó su papel de creador.
tista. La obra de Ferrant fué compuesta siguien-
i Ardua prueba a la que pocos escultores do una incitación a la diversidad y es iló-
querrían someterse! Esas obras, imagina- gico estudiarla prescindiendo de este supues-
Amantes (Piedras) Angel Ferrant

too Sus creaciones no son simples variantes das. Las fOrmas reales y las del orbe fan-
dentro de una dirección única sino aven- tástico habilitado por los suei:íos se entrecru-
turas dispares (y aím opuestas) de la sen- zan formando tupidísima trama en la que es]
sibilidad, cuyo resultado es un eaudaloso re- difícil reparar los hilos de ambos mundos.
pertorio de formas. Alguna vez he señalado Cualquier análisis de la obra de Ferrant
. cuan vibrante y activa es la fantasía de es- que intente bucear en una sola de esas di-
te artista, en invariahle disponihilidad in- recciones resultará fallido. Ambas son igual-
ventora, navegante por aguas nunca surca- mente verdaderas, pues no hay menos ver-
Maternidad (Corcho) Angel Ferrant

dad en el mundo de la imaginación -ni en (los sentimientos del artista, quiero decir;)
el de la fantasía- que en el de la realidad, y esta expresividad fué conseguida inspi-
ni hay en este menos poesía y fuerza meta- rándose -tal es la palabra- en modelos
morfoseadora. literalmente estúpidos, voluntariamente ce-
Acéptese como ejemplo La Comedia hu- rrados a cualquier tipo de comunicación
mana 1940, serie de grandes cabezas en las cordial.
cuales quedó reflejada la dramática verdad "La diversidad de expresiones sutiles, re-
del mundo, a través de sus gentes. En la es- concentradas o patéticas, que Ferrant ha
eultura contemporánea pocas veces se ex- sabido condensar en esas cabezas femeni-
presaron con tanta energía los sentimientos nas, es admirable", a escrito Guillermo de
San Francisco (Madera Policromada) Angel Ferrant
Toro manso al corral (Barro cocido) Angel Ferrant

Torre; y contemplándolas con mirada de ar- ves de la Tauromaquia acometió la tarea


tista, el mismo crítico sugiere: "tPor qué esa qtúzá más difícil entre las que puede abor-
núbil con los ojos cerrados que sonríe tan dar el escultor: la representación de un es-
interiormente no podría ser otra feliz plas- pectáculo cuya esencia es el movimiento. En
mación de "La desconocida del Sena", eon- principio sólo en el relieve cabía intentar-
tribuyendo así a dar un nuevo impulso mi- lo: el relieve por su semejanza con la pintu-
tifieador a la leyenda". Certera llamada a ra admite una dosis de animaoión que la
la poesía, pues en La comedia humana, se escultural en general rechaza. Evidentemen-
advierte una inspiración que bien podemos te esa dosis debe ser mínima, y en la Tau-
llamar lírica, en cuanto corresponde a la romaqtúa lo es.
personal emoción del artista. En los relie- Conforme dice Alain, tales obras "repre-
Banderillas (Barro cocido) Angel Ferrant

el interés del escultor tendía simplemente a


sentan mejor la institución que el aconteci-
captar los valores plásticos contenidos en la
miento", pues, "en todo sitio donde el már-
fiesta, y representó determinadas suertes e
mol habla, la forma domina al incidente".
inC"idencias de la corrida mediante adecua-
En los relieves del toreo, el incidente,
da selección de formas, ,añadiendo, en la
elaborado en el recuerdo, quiere reflejar la reelaboración previa, los ingredientes nece-
gracia de lma actitud, la belleza de un mo- sarios para contribuir al presunto imposi-
mento; no encuentro propósito descripti \'0: ble estético.

R I e A R D o G u L L o N
R E E N e TI E N T R o

Del libro "Retorno", premü¡(lo por el M~nisten~o


de Instr1tCción Pública.

De tan remiso paso, enamorado,


el cielo en tu mirada y en la mía,
otra vez, sin palabras, dejaría
mi antiguo amor, apenas balbuceado.

Sendero para andar, siempre a tu lado,


en musical silencio y lejanía;
del memorable rostro, labraría
el óvalo nocturno, alucinado.
.
Sobre el vértigo blanco de tu hombro,
mi cabeza reclino. Y si te nombro,
modulo apenas la inicial de llanto.

y dócil a la mano que me lleva,


tuyo el camino de la luna nueva,
mía la cruz del último quebranto.

M A N U E L D E e A S T R o
UN VIEJO FRENTE A LAS TERMAS

Estaba allí, con su traje desteñido, lleno de ancha avenida iluminada y rumorosa, el
arrugas; su traje gTis, de un gris indefini- tiempo de hoy, el que trascurre, el que mue::
ble. Estaba allí, como si nunca más debiera re, el que es capaz de morir porque está
moverse de ese banco. vivo.
Su traje gris, sus bigotes grises, su pelo y él allí, en la zona intermedia, en el
gris, su piel amarillo grisáceo, su sombrero limbo gris, en esa especie de tielTa de nadie
gris, sus zapatos, grises de polvo, comenza- entre dos tiempos: dos tiempos que se en-
ron a confundirse con la noche, no todavía frentan y se combaten, llamando hacia sí el
negra, sino gris, con ese gris de entre dos uno -el de los muerto&--' al otro, al que
luces propio de ~os crepúsculos sin sonrojos. no quiere dejarse vencer, al de los vivos,
Estaba allí, de espaldas a las gentes que que disfrutau de un ancho espacio y un re-
por otra avenida pasaban como incansable ducido tiempo y que sabe, no obstante go-
río. zar del espacio, que será él, al fin, el ven-
Nada veía, sino el muro sombrío de las cido. Vencido por el otro, el tiempo enor-
'l'ermas frente a sus ojos, limitándolo todo: me confinado en un reducido espacio.
no sólo el espacio, sino también, parecería, el y allí estaba él, vivo, pero de espaldas a
tiempo. El tiempo antiguo, muerto, de las los vivos, mirando como hipnotizado la pared
estatuas y de las ruinas; el tiempo de otros rojiza de la fortaleza de Jos muertos y los
tiempos, del otro lado del muro sombrío, de recuerdos: una fortaleza sin almenas ni
ladrillos, y piedras, y cemento, levantado, merlones, sin más armas que su enormidad
siglos hacía, por otras manos; unas manos y su ineluctabilidad, en el reducido espacio
que ni siquiera eran cenizas grises ahora, que le asignaron los vivos; esa fortaleza que,
que eran menos que eso, eran a penas fan- de algún modo, dará razón de sus vanidosos
tasmas de recuerdos consignados en viejas sitiadores; y que después no les dejará si-
crónicas. quiera un lugar en las crónicas, ni un mí-
y de este lado, (pero no allí donde él es- nimo espacio dentro de sus murallas.
taba, sino a sus espaldas; no allí en la zona Su sobrino, un joven serio y elegante, al
gris oscuro de la angosta avenida solitaria despedirse de él, se lo había dicho. Le ha-
y sombría), de este lado, detrás de él, en la bía dicho que dejara de una vez esas ropas
gas~adas y ajadas; esas ropas que caían sin los miles y' miles de romanos anommos que
gracia sobre su cuerpo de sesentón, largui- fueron, en lejanos días a bañarse a esas
rucho y flaco; yesos zapatos que ni para Termas y a dejar en ellas el polvo acumu
darle a un mendigo servirían, pues eran ver- lado en las calles de lilla ciudad que ya no
gonzosos, Eso había dicho. Y él había existe.
Il1:ometido no volver a ponerse tales prendas. Pero él no pensaba en todo eso. Pensaba
Pero se está tan bien dentro de las ropas sólo, con su pereza, con su inercia de viejo,
usadas! Se amoldan al cuerpo como tilla se- que, ahora que su sobrino ya no estaba en
gunda piel. Yesos zapatos, que han ad- Roma para rezongarlo y criticar su atuendo,
quirido la misma forma del pie, con todas podría seguir usando por un tiempo -
sus imperfecciones, a las que se adaptan f, cuánto tiempo? por lo menos hasta que so-
sin combatirlas, bien al contrario, sometién- breviniese el cambio de estación- ese traje,
dose dócilmente a ellas. Y no es que no le viejo, en el que tan bien se sentía.
importase ser elegante, como lo era su so- Como un muerto dentro de un sudario,
brino, no. El hubiera gust~do también con- habría podido decir alguien, uno cualquiera
servar una apariencia juvenil, apariencia de los que paseaban a sus espaldas. Pero él
que, con algunas molestias y cuidados, po- nó, él no lo decía, ni remotamente lo pen-
día mostrar todavía, ya que no lo deforma- saba. Como no pensaba, ni veía, ni podía
ba la obesidad, ni era encorvado, ni tenía las ver, que con sus ropas usadas y sus zapatos
piernas ni las espaldas torcidas. sucios, había ido a sentarse allí, precisamen-
Pero - i qué hacerle!- tenía afición por te allí, en la zona de nadie, en la zona gris,
las ropas usadas; y siempre le ocurría eso que no es de ¡los vivos ni de los muertos,
de dejar las nuevas en el armario hasta que En una zona sin tiempo con, apenas, un
las viejas se eliminaran de por sí, mediante reducido espacio.
algíill' roto especta.cular o alguna mancha El calor era sofocante. No trascurría por
indeleble y afrentosa;. tal como les sucede el aire ni la más leve brisa. Ni una hoja
a algunos viejos empeñados en la rutina de de árbol se movía, como si algo estático, in-
un trabajo que se resisten a abandonar, aun- definido, sin tiempo, se hubiese posesiona-
que estén clamando por el descanso o, por lo do del espacio. Ningún sonido preciso, des-
menos, por otro género de vida; hasta que lindado, llegaba a sus oídos. Tan sólo el
un síncope, u otra grave enfermedad cual- mosconeo confuso y sordo de la muchedum-
quiera, los obliga a jubilarse. bre a sus espaldas, como un: rumor de río,
El decía que era así, que sus trajes no que- sin que una sola palabra determinada o si-
rían abandonarlo. Pero era él, él quien no quiera perceptible en su sentido, se desta-
podía dejarlos porque, ese descanso que case entre el murmullo anónimo. Y más ?llá,
sentía nec'esario, lo hallaba precisamente pero siempre a sus espaldas, el retumbo de
dentro de esas ropas. "Tan cómodas", so- los vehículos en un fundido sucio, gris, de
lía decir. "Mientras las nuevas .. , bueno, bocinas, de frenos, del raspar de las ruedas
hay que acostumbrarse a ellas, adaptarlas. de los tranvías contra los rieles; lill retum-
Son de otro modo, y ese otro modo supone bo opaco, que él no llegaba a distinguir del
un esfuerzo de acomodación que. ,. qué zumbido de las voces, los llamados y los gri-
quieres, hijo, no tengo ganas de hacer". tos.
y no veía, no podía ver, que esas ropas de y delante de él, el silencio.
ayer, eran un poco como la zona de sombra El silencio, agazapado contra el muro de
gris en la que estaba sentado. Y eran tam- las rrermas. Contra ese muro al que, segu- .
bién, un poco, no del todo, eoIllO el muro l'amente, ni el ruido confuso llegaba; por-
rojizo de las Termas. que algo, una cosa inerte como tilla banda
y allí se estába, con su aspecto de vaga- de algodón, lo detenía en la zona neutra.
bundo adinerado; sin pensamientos, casi sin y en esa zona, entre el sonido y el silen-
recuerdos. Pues nadie había escrito, ni cio, estaba él, con sus cabellos grises y su
nadie se ocuparía de escribir nunca la cró- traje viejo de viajero vagabundo en camino
nica de su vida, que a nadie interesaba, co- no se sabía de qué, de algo tan impreciso
mo nadie escribió nunca, porque a nadie in- para él, pero tan seglu'o en su secreto, como
teresaba entonces, la crónica o la historia de el viejo muro ele las Termas.
De pronto, tanteando en sus bolsillos en Un vagabundo cualquiera. Y mi sobrino,
busca de cigarrillos, recordó algo más que que ahora está embarcado cruzando el océa-
también había dicho su sobrino; una reco- no, ni tendría noticia de mi muerte."
mendación casi apremiante, de la que no Esto se dijo, sin horror ni estremecimien-
había hecho caso] como no había hecho caso to; más bien con la curiosidad con la que se
de su adjuración de cambiar de ropas. Y era observa lUl caso raro.
la de que no debía salir nunca sin llevar y otra vez se quedó sin pensamientos,
consigo sus documentos. Un cualquier do- hundido de nuevo en la negrura de un va-
cumento de identidad -había dicho el so- cío mental. Tan hundido, que nadie hu-
brino- siquiera una tarjeta de visita con biera podido decir si estaba vivo o muerto.
nombre y dirección. Ni él mismo hubiera podido decirlo, puesto
-"(, Es que crees que me voy a morir en que no pensaba. Ni nadie hubiera podido
la calle 7", le había contestado él. decir tampoco cuánto tiempo quedó así: pues
-"Cualquiera puede sufrir un accidente, así en la inconciencia, no hay horas ni mi-
ser atropellado por un coche, verse envllelto lintOS, ni la palabra tiempo quiere decir
en una riña o en un desorden", objetó el 11ada; ni las medidas habituales -los días,
sobrino. los años, los minutos, las horas- tienen
y él, según inveterada costumbre, dijo que nada que hacer, ni. de nada sirven, mien-
sí, que lo haría; pero no lo hizo. tras se atraviesa uno de esos oscuros piéla-
Abultan los bolsilos y molestan, se dijo gos. y luego, cuando salió a la superficie
a sí mismo, y... bah!, no ha de sucederme clara, lo hizo pronunciando en alta voz una
nada. ?\unca me ha sucedido nada de ese frase breve que lo despertó con el sonido
género. de su propia voz, que, aunque tenue, le pa-
y se quedó mirando el muro, detrás del reció un retumbo; y que lo sorprendió,
cual estaban, extendidos por el piso y res- pues no tenía sentido alguno.
guardados ahora por ligeras vallas, los mo- y lo que dijo fué: "hoyes ayer".
saicos blancos y negTos, o blancos y rojos, "Qué absurdo! Como si fuese posible que
raramente de varios colores, sobre los que un día dejase de trascurrir!"
antes habían caminado despreocupadamen- y volvió a reir, ahora con risa fuerte y
mente, millares de pies que ahora ni cenizas franca, que hubiera hecho volver la cabeza
eran, a los paseantes, si los hubiese habido. Pero
Se quedó mirando el muro divisorio entre no los había. Y él, que se sentía ahora muy
las dos ciudades, la de los recuerdos y la de vivaz y despierto, volvió las espaldas al
las voluntades e ilusiones. Y sin apartar muro de las Termas, sin concederle una sola
los ojos del muro se dijo: (, y si me muriese mirada, y salió de la zona gris, neutra: la
ahora? zona d.e nadie, y fuese hacia la luz, Cruzó
Lo dijo, y no lo pensó más. la plaza y se entró en los pórticos de la
y por un gran rato siguió disfrutando de Esedra, y se sentó, se arrellanó, contento y
la vaciedad de su cerebro; de esa especie vivaracho, en el silloncito de un café. Y
de hueco negro que se fOlma entre el res- cuando el camarero le trajo la bebida ne-
plandor de los pensamientos, como los lla- gra y caliente, la bebió con fruición y se
mados sacos de carbón, entre las estrellas. sintió del todo recuperado de su extraño
Ese agujero, esa fosa sin luz, ese nada, tan viaje por el vacío: de ese viaje del cual, sin
sedante, tan agradable, tan parecido a un embargo, no tenía conciencia. Y de pron-
dOlmir despierto, a una muerte sin muerte. to murmuró, como quien recuerda algo de
Luego alcanzó el otro borde del foso y se largo tiempo· olvidado: "Hoyes ayer".
encontró de nuevo con el pensamiento que -Qué obsesión ridícula! se dijo; y por
había dejado en la primera orilla, el cual, apartarla compró un diario de la noche.
al parecer, también había navegado por su Pero no lo hojeó, ni leyó siqlúera los gran-
Nadie me conoce en esta ciudad extranjera. des títulos de la primera plana, ni las noti-
cuenta, atravesando con el hombre el negro cias del exterior por las que siempre, natu-
espacio vacío. ralmente, como extranjero que era, se inte-
"Si me muriese ahora, nadie sabría quién resaba; ni el movimiento político del país
es el muerto. Nadie podría identificarme. en el que ahora estaba, cosas que todos los
días acostumbraba seguir, como VIaJero an- ajena, usurpada icomo cosa de otro mundo
sioso que era. No. Fuese derecho a ver las a cuyo uso ya no se tiene derecho i con una
notas policiales, como quien busca algo, una sensación de vergüenza irreprimible, como
noticia, que de antemano sabe debe encon~ la que sin duda experimentaría un hombre
trarse allí. Y allí estaba, en efecto, la no- honorable, que en un rapto de debilidad ha
ticia que buscaba, pero que no sabía que cometido un robo i o como la de quien, por
buscaba. Y leyó: descuido, se ha introducido en casa ajena,
"Sobre un banco de los jardines de la en algún salón brillante y refinado, entre
Plaza Esedra, frente al muro de las Termas gentes elegantes, bien vestidas y alegres,
de Diocleciano, ayer a las 20 y 45, quedó sin haber sido invitado -intruso' desagra-
muerto un hombre, desprovisto de todo do- dable, con sus ropas sucias y ajadas y su
cumento de identidad. El desconocido apa- cara de viejo triste- y siente que todas las
renta tener 60 o 62 años de edad,cabello miradas están fijas en él, con sorpresa, re-
y bigotes grises y ojos también gl'ises i alto probación y disglustoJcomo imitándolo a
1 metro 80. "Vestía un ambo muy usado de retirarse antes de que sea necesario echarlo.
color gris i zapatos algo deteriorados y muy Se levantó y, encorvado ahora, con paso
polvorientos. La poli'eía estlá efectuando tardo r dificultoso, con actitud humilde y
investigaciones a fin de identificarlo y sa- resignada, como de perro perseguido que, a
ber qué le sucedió. El cuerpo ha sido tras- regañadientes, abandona un festín en el que
portado al Ob#orio en espera de que al- no hay sitio para él -así, confuso, y como
guien pueda identificarlo". pidiendo perdón por su retardo, por su error
-Pues nó, no lo identificarán, se dijo, de haber confundido hoy con ayer- atrave-
plegando el diario y abandonándolo sobre só de nuevo la plaza y fué a sentarse en
el velador. Y miró la hora en su reloj de aquel mismo banco en el que antes había
bolsillo. estado i aquel banco, frente al muro de las
Lenta, penosamente, se levantó de la silla Termas, en la zona de nadie.
en la que tan cómodo se sintiera un momen- Allí lo encontró la policía. Nunca nadie
to antes y que ahora le escocía como cosa pudo identificarlo.

e L o T 1 L D E L u 1 s l.
,o

POEMA SOBRE EL TIEMPO

1
~~mol' y tiempo, ..
tiempo de besos,
tiempo de cuerpos
sobre el tiempo,
y más allá
después del tiempo,
todo lo que dá el amor
todo lo que dá la distancia,
todo lo que cambia y queda en el tiempo.
Porque todo cambia en el tiempo,
porque todo queda en el tiempo.
Rosas en pensamientos.
Deseos en los mares.
~~'boles, plantas, pájaros,
mujeres transformadas,
modeladas por las manos del tiempo.
Hombres, casas, ciudades,
muertos, cementerios, soledad,
amor y tiempo.

TI
y la flor
que llora en el tiempo.
y el pájaro
que murió en el tiempo.
y el árbol
que se deshojó en el tiempo.
y el mar
que se en:ful'eció en el tiempo.
y la tierra
que sollozó en el tiempo,
y la vida
que desapareC'e en el tiempo.
y el amor
que besa al tiempo.
y todo esto que es mío,
que es hoy solamente mío en el tiempo,
que me busca en el tiempo,
que me conqlústa en el tiempo,
que morirá comnigo en el tiempo,
que ya ha muerto con mi amor en el tiempo.
Todo esto está en el tiempo.

G o N z A L o L o s A D A.

Taller Norberto Berdía


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--.1
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Dibujo Adolto Pastor

RELATO SOBRE EL PERU

De "Se ayen los g1'itos de las aves y los monos"

Las ruinas. .. He podido divisarlas al ba- dial de la humanidad, edificar, el oficio in-
jar. Pase Ud. profesor, señorita. lYIi hija. nato del hombre, la albañilería, le ha llevado
No quieren Uds. tomarse un descanso~ He- no sólo a construir y reconstruir, sino ade-
mos venido durmiendo, no perdamos tiem- más a superconstruir, a construir sobre lo
po. Las ruinas se ven pronto, usted se da- ya eonstruído con intención doble, poner el
rá cuenta de que lo primero e indispensa- sello, la planta sobre el derrotado, yO a la
ble es apuntalarlas, el estado en que se en- vez, aprovechar lo hecho, economía y señorío
cuentran acabará produciendo más destrozos que nos remonta, en Roma, de las fachadas
que el terremoto mismo, está en trance de barrocas a las columnas de la basílicas, y,
desaparecer todo lo que es arquite0tura co- en el Cuzco, del barroco español al muro
lonial. Ahora bien, esto es precisamente, lo incaico si no preincaico, vamos a ver en el
que nos obliga, profesor, a plantearnos el Templo del Sol, donde las vírgenes ... y mi
problema de... detengámonos aquí, mire hija con el aventurero donde se habrá ido.
Ud. todo esto que es colonial no se va a Por aquí, deje Ud. a los sabios, no dieen
poder salvar, convendría quitar estos es- más que lugares comunes, el Templo del
combros y dejar libre los muros incaicos que Sol, es más curioso por fuera que por den-
han quedado intactos, jí, ji... aquí aparece tro. Si, es más curiosa esta calleja, como
la verdad sobre los siglos de las civilizacio- se llama, me gustan los nombres de las ca-
nes pretéritas, la nuestra no es nada, un lles de las ciudades antiguas. Su nombre
poco de polvo, quitando este polvo podrían queshua significa algo así, como calle de
hacerse nuevas y seguramente fructuosas los tejedores.' Donde se metían los tejedo-
excavaeiones que hasta ahora han sido im- res con este muro cerrado tan liso, da gus-
posibles por respeto a la arquitectura colo- to tocarlo, piedra por piedra, nada más que
nial, arquitectura, después de todo, de se- piedra, parece una joya enorme, en Italia
gunda mano, el Cuzco es colonial, como Ro- los palacios, las iglesias me parecían lo
ma es barroca, porque la función primor- mismo, joyas o joyeros, sobre todo cuando
los "Veía desde arriba, como Santa :María del J" con flautas de hueso y de madera y con
Fiore desde San JYIiniato, y no crea usted tambor. Pues hemos tocado la flauta por
que me gustan las joyas, no me gustan las casualidad con este diapasón para que po-
perlas o las esmeraldas más perfectas, las día servir? No sé, es la flauta mágica, no
piedras que no tienen defecto me aburren. cTee usted en la magia de los números 9
Está usted estropeada por la civilización, le b Qué es eso? La música, el arte, esta piedra
convendría una temporadita de selva. Lo ha sido medida en todas sus partes y ori-
pasaría usted perfecta¡mente. lVíe divierto fios y tiene lo que se llama en arquitectura
encontrándoles el defecto... aquí ha;y una la proporción áurea. Sigo sin saber nada.
piedra que tiene tres agujeros. No he teni- Qué bena es la ignorancia. Por decirme una
do que señalársela es usted una gran obser- tontería ha dicho usted una cosa que en-
vadora, pero cree usted que esos agujeros üUentro muy bien, todo el saber que feo es,
son un defecto de la piedra? Tiene usted yo no sé nada de nada, pero todavía sé de-
razón, parece que están hechos aposta, pa- masiadas cosas que me molestan saber, me
ra que los harían? .A. ver si lo averigua us- gustaría vivir ignorando hasta las cosas más
ted. Qué había detrás de ese muro Dicen sencillas, sería más divertido. Pues la voy
que los santuarios del Sol, de la Luna y de a fastidiar a usted si le digo lo que es la
Venus, de las estrellas, y exactamente de- proporción áurea. Puede usted decírmelo,
trás de esta piedra el consagrado al Rayo, ya lo he advertido que se me olvida todo lo
al Trueno y al Arc·o Iris, como la tormenta que me enseñan. Si le digo lo que es la pro-
de la Pastoral. Pues ya está en las cere- porción áurea no se le olvidará a us~ed nun-
m¡onias dlabría sacrificios. 1 Sangre. Por ca. Por qué? Porque la proporción áurea
aquí correría la sangre de las víctimas. Es es usted. Creí que era usted un hombre
usted una romántica, estos agujeros son na- menos aburrido que los otros. No he que-
da más, que cavidades, no traspasan la pie- rido piropearla, no se equivoque usted, yo
dra. Lo sabe Vd. Haga usted la prueba, soy también la proporción áurea, las me-
tome usted, meta usted esta varilla del trí- didas del cuerpo humano, el crecimiento
pode y ahora pien¿o que no le he hecho a de· las plantas, las distancias planetarias,
usted todavía ninguna foto. No se puede todo está basado en esa proporción. En qué
meter más y aquí, antes, que bien suena. proporción ? Ya picó usted, va usted a ver
Haga usted resonar las tres cavidades, tiene que yo, a mi vez, se ser sabio, que bien lo
usted buen oído 9 espere usted, hágalo usted he dieho supongamos que yo le buscara a
bien, póngase usted a esta distancia, de us- usted en el cuerpo la línea que le corta
ted igualmente los tres golpes... qué ha en dos partes desiguales de manera que la
oído usted 9 Tres notas, la última debe ser parte mayor contenga a la menor tantas ve-
el lVIi. lVluy bien, la primera es el Re y la ces como el cuerpo entero a la mayor ...
del medio el La. Entonces, esto es un dia- Dígame usted claramente por donde me· cor-
pasón. Eso es. No sabía que hubiese dia- taría usted. La verdad es que no sabría
pasones de piedra. Los indios tenían flau- por dónde, reconozco que no sé ser sabio.
tas de piedra pero de un solo orificio, te- Ni asesino. Ya le he dicho a usted antes
nían otros instrumentos de música muy cu- supongamos que lo fuera J'T que hubiese en-
riosos que un médico peruano, el Dr. :.Ar- contrado la línea de su cuerpo para rajarla
turo Jiménez Borja, ha estudiado y clasi- como he explicado habría cometido C'on Vd·
fic·ado con mucha atención. Ahora que este un crimen neno de sabiduría basándome en
muro es menos antiguo que las flautas, pa- la poroporción áurea. Cometían esos críme-
rece que los incas construyeron este tem- nes los incas? No me atrevo a afirmarlo.
plo poco antes de llegar los españoles, un Qué curioso si un pueblo hubiera tenido ver-
siglo antes. No es tan poco. No es nada, dugos que mataran así. Los hombres no
en estos países de civilizaciones milenarias han aprendido todavía a matar, ni con la
se puede uno dar el l1Jjo de derrochar si- silla eléctrica, ni con la bomba atómic'a pa-
glos, en cambio para contar los sonidos mu- san o pasarán de ser unos carniceros. Pero
sicales hasta con los dedos de la mano. No los carniceros son los que saben matar. De
tenía más que cinco sonidos la música de un modo rudimentario, hubo un escritor in-
los incas 9 Cineo y se tocaban con silbatos glés que habló del crimen considerando una
de las bellas artes. Así lo consideran las áurea y ahora comprendo por qué me gus·
novelas policíacas. El arte de las novelas tan las ruinas, rompen la proporción. Por-
policíacas no está en el Grimen, sino en su que fotografía usted ahí a mi hija, no sab-
negativa, en su ocultación, el arte de matar usted fotografiar ruinas, lo importante es
es el que menos ha progresado a pesar de el documento. La fotografiaré a Ud. delan-
lo que ha progresado la ciencia o mejor, la te de la torre caída de Santo Domingo. Una
técnica de matar, en esta técnica el único persona es necesaria como referencia en to-
que ha obtenido realizac'Íones artísticas es da fotografía monumental ,es la medida, su
el doctor Guillotín, o mejor dicho, porque hija de usted es la medida de todas las co-
le dió el nombre, pero no la inventó como sas. Pues mide mal el tiempo, Gamo yo. Va
América no descubrió a América, la guilloti- a apresur14l' nuestro regreso, que enfadado
na, que es una máquina de matar literaria está, qué risa, no puede más. Señores ensé-
pero que 110 ha matado precisamente a la ñenme ustedes hoy todo lo que deba ver pa-
mala literatura. Y los matadores de toros? ra mi informe a la Universidad, mañana
Yo he visto corridas en Méjico. En las co- he de dar en San Marcos la conferencia so-
rridas de toros hay el arte de torear, matan bre mis queridos kanas y al día siguiente
como carniceros, el que mata con arte es el regresar a Estados Unidos, he venido con el
toro, una cornada es más artística que una tiempo demasiado justo. Desiste usted de la
estocada, aquí, en el Perú, los cholos se pe- visita a Machu-Pichin? es increíble, profe-
b
gan a cabezadas, son capaces de matar a sor. No dicen ustedes qué ahí no se ha sen-
un hombre de una cabezada, deben haberlo tido el terremoto? Pero no es posible que se
aprendido de los toros, es un arte primi- vaya usted sin darse el gusto de ver la ciu-
tivo, pero lo hac-en mejor que los toros, de dad misteriosa que su colega. .. Precisamen-
una manera perfecta. pura, sin sangre, una te, no pretendo aprender en ella, en un
manera digna de la muerte, comparados con día, más de lo que me ha exoplicado su feliz
ellos, los matadores de toros, son unos car- descubridor, no es mi especialidad. Que pro-
niceros sobretodo cuando dan la puntilla. bidad, que modestia, la de un verdadero
Está usted seguro de que el buen matador hombre de ciencia perdone usted profesor,
no busca con la espada la línea que mar- comprendemos que usted no es un turista.
que en el cuerpo del toro la división en pro- :Thíe falta tiempo para hac-er turismo, y otras
porción áurea. Con tanto como se ha escri- muchas cosas, he venido en misión de ayu-
to, de los toros, ese problema me pa- da al país de mis amores, de mis estudios,
rece que no ha sido ni sospechado, en que nunca fueron de arqueología sino siem-
todas las artes resulta que se ha desconocido
pre de etnología y de una parte especialísi-
lo esencial,¡ 'pero no la ¡proporción. aúrea,
ma, soy estrictamente un etmólogo que tuvo
110 crea usted que lo digo en broma, sería
la suerte de tropezar con los Andes, con la
muy importante si en una fiesta tan cere-
población más aguerrida y ni siquiera pue-
moniosa cuyo rito indudablemente tiene al-
go de religi.oso se descubriera la proporción do pensar... Está pensando en mi madre.
áurea ,que se encuentra en las pirámides de Visitarla es lástima profesor que tampoco
Egipto, en los monumentos caldeas, en 10f' pueda usted visitar a los Ranas, merecía us-
templos griegos en la construcciones bi- ted el homenaje... Con el deseo que tengo
zantinas, en las romanas, en las catedrales de ir por allí todavía habrá viejos que no
góticas, en los edificios del Renacimiento ... olvidan ... No le perdonarán a usted. Eso
Para hablar así vámonos con los profesare·. creo, tengo que limitarme a dar mi confe-
y con las ruinas, no me gusta la proporción rencia.

e o R p u s A R 6-
BREVES ESCOLIOS SOBRE EL ENSAYO

Ensayo, - Escrito generalmente breve, cial y le imprime el sello que ha de perdurar


sin el aparato ni la extensión que requiere hasta nuestros días. Leemos en su famoso
un tratamiento completo sobre la misma libro lo siguiente: "Tomo al azar el primer
materia. Diccionario Acad. Española. aSlillto; todos me van bien, y no tengo nun-
Se atribuye a 110ntaigne la invención del ca el propósito de tratarlos de una manera
ensayo, y se considera que en este género completa: porque yo no veo el todo de cuaL
literario predomina lo subjetivo, sin duda quier cosa". De cien miembros y caras
porque su presunto creador expresó: "Je que tiene cada e-osa, tomo únicamente uno,
suis moi meme la matiére de mon livre". unas veces para lamerlo, otras para rozar-
Pero remontando la historia literaria, ad- lo, y aún otras veces para pincharlo hasta
vertimos que el ensayo tiene antecedentes el hueso·"
que preceden en mucho a su ubicación en la De lo citado se infiere que el ensayo con-
época renacentista. Acaso sea J enofonte, el figura una especie de vagabundeo lírico,
creador de la biognfía panegírica, quien que lleva con iree'uencia a Montaigne a ma-
instituyó el ensayo en sus semblanzas y nifestaciones de elevada poesía subjetiva
comentarios aeerca del rey Agesilao y sobre con la que puebla su estilo de originales y
Sócrates. bellas metáforas. Por tanto, el ensayo re-
Cuando Aristóteles echa las bases de la chaza todo lo que sea lógica pura, doetrina
ética, expresa que toda actividad humana formal o teoría científica, porque en estas
tiene por fin la realización de un bien, que disciplinas todo se ha de probar y no existe
marcha por el camino de la felicidad, va- género más antitético que el ensayo para la
lor supremo de la naturaleza humana. Esta rigidez de las demostraciones especulativas.
tesis del Estagirita gravitó ¡sobre cuantos Con su gracia sugestiva, 110ntaigne lla-
escribieron acerca de la vida de próceres, ma a sus ensayos "inepcias" y "tonterías";
que se ciñeron a este aspe0to enaltecedor pero estos caracteres harán de su obra uno
de las calidades morales. Tal ocurre en los de los exponentes más placenteros del pen-
relatos de Polibio y Diógenes Laercio, y samiento universal.
luego, en el gran Imperio Romano, en los Bacon, lector de 1Iontaiglle, declara que
retratos de Nepote y en las descripciones de la denominación dada por éste a sus 'escri-
Tácito. tos es nueva, pero que el género es antiguo,
Pero estos ensayos, que son esencialmen- y considera como ensayos a las epístolas de
te biográficos, se caracterizan por su enfo- Séneca, Sea como fuere, el famoso Canci-
que individual y sus condiciones esencial- ller, como asimismo Shakespeare, fueron
mente ane0dóticas. Son más Historia que imitadores del gran pensador francés.
Literatura. Carecen además de penetración Es Inglaterra, precisamente, la que des-
psicológica. Con Plutarco de Queronea, de la época isabelina ha de cultivar el e11-
estas biografías adquieren el valor de ensa- sayo con los más signifi0ativos valores de
yos, es decir, constituyen un género litera- calidad y cantidad. Steele y Addison es-
rio definido, para cuya realización se re- criben en periódicos de su época muchos de
quieren excelsas dotes de esteta, amén de los más hermosos ensayos de la lengua in-
un espíritu sutil que empariente los dis- glesa. El primero, con extraordinaria pu-
tintos procesos de una vida en un período reza de estilo; el segundo, mezclando a los
determinado de cultura. De aquí que "Vidas caracteres "monteñanos" el retrato psico-
paralelas" sea desde el punto de vista de lógico a la manera de La Bruyere. Conti-
la preceptiva literaria, el primer espécimen núan esta trayectoria, Goldsmith y Fulding.
de ensayos, eon las modalidades con que los Luego de un período de debilitamiento con
concebimos en el presente. el poC'o relieve de Cumberland, resurge el
Claro está que, aunque a fines de la ensayo en el siglo XIX con el genio de Car-
Edad Media, Petrarca y Boccacio fueran lyle, con la habilidad de Tomas de Quincey
ilustres ensayistas, es 1Iiguel de Montaigne "j' con la índole amena de Thacheray y Helps.
quien define el ensayo con su índole esen- En el primer cuarto de la pasada centuria,
I
aparece nIacaulay, maestro en este género pieza por ser cultivado por Quevedo, Gra-
literario por la elegancia y claridad de su C'lan, Saavedra Fajardo y el Padre Feijóo,
estilo y la profundidad de sus conceptos. para continuar luego con los nombres de
Sus "Ensayos Históricos" tienen tono polé- Lara ,Donoso Cortés, :U:lenéndez ;Pelayo,
mieo, abarcan los más dispersos aspectos de Valera, Clarín, Ganivet, Unamuno, Gómez
la vida social y adquieren caracteres obje- Baquero, y fundamentalmente, por los re-
tivos. presentantes de la Generación del 98: Ra-
Con Stevenson, toma el ensayo facetas miro de :U:laeztu, Azorín, Pérez de Ayala,
personales y confidenciales, tan tendientes Pío Baroja y Ortega y Gasset.
a la expresión sin trabas del gusto indivi- No podemos cerrar la nómina de ensayis-
dual. Prosiguen este derrotero, entre otros tas de habla ~spañ9Ia. sin mencionar algu-
distinguidos cliltores del ensayo, Chesterton, nos americanos ilustres: Rodó, M:oltalvo,
H uxley, Beltran Russell y Garnett. lVlartí, Hostos, González Prada, José Inge-
'fan grato ha sido siempre el ensayo a los. nieros, Santiago Estrada, Zaldumbide, los
literatos ingleses, sea cual fUere el género e arcía Calderón. SanÍll Cano y una cin-
a que se dedicaran, que es raro quien cuentena más.
no haya publicado su volumen de esta mo- En la pluma de estos escritores el ensayo
dalidad literaria. adquiere contornos más artísticos que cien-
En Francia y España, el ensayo enfoca tíficos, porque han tejido en ellos la trama
principalrr;ente la críti0a literaria, tomando de una historia que es más poesía que ri-
aspectos parcia'les del vasto campo de las gor· La imaginación predomina en estas
letras. Cómoda posición que soslaya el tra- obras sobre el criticismo y la especulación
tado, para cuya realización se requieren lógica. La intimidad de los personajes que
copiosos documentos, tesis y teorías com- han tratado, importa para ellos tanto como
plejas. El ensayo, en cambio, exime de ese su proyección públie'a, con ajuste al con-
ímprobo trabajo y reviste en forma ligera cepto de Emil Ludwig: "El secreto del en-
y atrayente cualquier divagación literaria. sayo biográfico radica en presentar al mis-
Por eso dee'Ía de él Barbey D1Aurevilly : mo tiempo la vida pública y privada, la
"Es la más libre y la más noble de las for- vida activa y la iniciativa de lill hombre
mas que la crítica puede revestir· Consiste interesante, en su invariable coincidencia,
en tomar lill 'libro cualquiera y ejecutar sin tomar una de ellas por más importante
sobre ese libro tantas variaciones como uno que la otra."
pueda tener en el espíritu, a la manera de Declaramos finalmente que' el ensayo se
un instrumentista hábil en ejecutar sobre presta para la erítica impresionista por la
un tema que él no ha creado". libertad que concede a su autor, quien pue-
En este sentido se destacan en Francia, de expresar en él los sentimientos acumula-
Voltaire, Diderot, Lamennais, Sainte Beuve, dos en sus experiencias vitales y transfun-
Taine y Renán, y más próximos a nosotros, c1irlos e identificarlos con el hombre o el
Gourmont, Brunetiére, {Lemaitre, Anatole tema es<lügidos, entretejiendo realidad es y
France, lVraurois, Barrés, :U:lorand, Gide. fantasías en un panorama de horizontes in-
En España es fecundo el campo, que em- definidos.

A L B E R T o R u s e o N I
POEMA. D E ALICIA.

Niña mía, ya no tienes


seis años como en el retrato, no VIenes
-dolido pecho, hojas solitarias,
amarillas, por las veredas-
hacia mí,
para que yo me acuerde
otra vez, que eras
mi hermanita, en un patio
blanco y negro, barrio
de palmeras, lamparillas
eléctricas, 0hiquillos
y rosales.
Si estuvieras
en la casa, podría contarte:
-hoy escribí un poema, se asustan
las Academias, tú lo amas,
lo entiendes, es tuyo.
Alguna tarde
levantando tu mirada
del libro
me dirías:
-había teléfonos
en el mal',
para ti,
para mí,
el sueño nuestro,
que resbaló
por las arenas
hacia él.

-Es verdad, tenemos


un edificio transparente
en el fondo del mar ; que no lo sepa
el presidente, la Cámara
predispuesta, los mayores ...

También, en los primeros días


de mayo, -hace tres años-:
en jóvenes
películas, dejamos arrollados
dos primitos. " Vé a la casa
de fotogTafía, pide
que los fijen en una eternidad
blanco-gris, de cartulina ...
o sino, llama
alguien que te respete,
y sepa músiea, y en el piano
negro, me deje escuchar
la tarde lluviosa, los juncos
quebrados, y la magnolia
rota, por los hombres; hoy, que aún
no he escrito mi autobiografía, pues soy
de los papeles y neblina.
-Es cierto,
te encontramos en un jardín,
cuando éramos pobres: no habíamos
crecido los dos; apenas si las tablas
de multiplicar nos unían,
y los triángulos.. Aún no teníamos
automóvil; sandalias
en los pies, lejanos en cuadernos
y celdillas, sabios locos,
con un lirio y Roma
en cada mano, por un mundo
de adultos y bocinas ...

Solos, muertos,
mirándonos; llevamos
tilla carta de Rilke
junto al pecho, y nos deshacemos
en un límite perdido,
abandonado. Suenan los nuevos
teléfonos ... ; seguramente
mamá está llorando, papá pierde
tilla esquela, nosotros
hlÚDlOS del retrato. Y en esta soledad
sentimos que aquellos
pequeños malvones del jardín
dieron florecillas, en invierno,
tan lejos de su tiempo. Dios
lo sabe en un camino,
sonríe
comprendiendo. El
ama esta imprudencia.

J U L I -o F E R N A N D E z
p R I M E R D I A.

Pausados elefantes abandonan las sombras


ante las voces de los cristales y los violines
que los invitan a columnas y palomas altas,
y cuando mueven sus grandes tiempos
en los valles vacíos llueven campanas grises,
el agua busca manto y se recoge
en rocas silenciosas donde piensa su historia futlU'a,
los tigres y los osos confían sus olores a una cueva,
sobre castillos clauslU'ados las focas reciben siglos recientes,
viajan imanes en clarines,
los blane:os extienden líneas,
las puertas se abren,
los plenilunios gritan,
planean lianas sobre sus esclavos,
las superficies se deslizan,
un ejército ele robles, un ejército de abetos,
un ejército de acacias y de álamos
avanza ele la niebla a las altlU'as
en naves orielltadas por una brisa de la aurora
sobre azules que las montañas dividen,
la hierba corre derramada por la som'isa,
juegan dianas del alba del Primer Día,
un hombre, una mujer, - antes que los ciervos, -
asaltan el aire sobre sonidos verdes, los plenilunios griw-»,
fatigados por el asombro descansan entre flores
confundidas de sitio, los guijarros les cuentan aventlU'as
mientras tocan la primera rama,
-r
la luz les vuelca e:erezas sobre los pies desnudos,
las golondrinas, olas en las cabelleras ...
peró ... , j no !:
se levanta una llama
de un fuego misterioso y profundo.

s
.O
o R F I L A B A R D E 1
Augusto Torres

AL< POETA VICENTE HASSO MAGLIO

Hasta quedar de nácar, lágrima y aventura,


Te afinas en la cuerda que la gracia conjuga.

Si porque duradera tu músiea más frágil


A todos los silencios pones sello de arcángel.

Hondón de la gran noche donde resuena el eco


De aquel orfebre bíblico que vaciara su espejo.

Das al fin con la estrella que se muere dormida,


Con una afinación de pestañas o cítara!

y porque al fin te quiebras en la arista de lID astro


La orilla de la mar es tu altura de llanto.

L U 1 S A L B E R .T O CÁPUTI
DORA VASCONCELOS PUBLICA
s U PRIMER POEMARIO

La tratamos fraternalmente durante años, "Procuré mi amor por las esquinas - pero
en nuestra capital, donde ocupara, honrán- las esquinas - eran todas redondas", hay
dolos, responsables cargos consulares y di- U1la sencilílez -dis~ursiva, lógica emocional,
plomáticos en lalVIisión brasileña. Por sa- sobre la cual se extienden como una tonali-
las públicas o en la más rigurosa distinción dad apenas, las purezas del alma; tales los
hogareña, hubimos de aquilatar su natural ejercidos atributos de Bandeira. Y así el
gracia y su serena soledad. Unas veces la sentido evocativo del poema IX y aun la
belleza tierna de su persona; otras la tí- fragilidad infantil del poema VII que dis-
mida confesión de sus versos; siempre la tinguimos muy especialmente.
clara fortaleza de su oficio de madre en sa- En el poema 111, que desde ya nos obli-
crificio, nos la hicieron admirable a los ojos gamos a traducir prontamente, evocamos con
del cuerpo y del espíritu. toda libertad c-rítica la jerarquía de Cecilia:
Recatada en su calidad de poeta que sur- allí la desolación vista de frente, el espíritu
giera quizás de entre las c-enizas, por sobre enamorado de la vida pero rebelde ante sus
una vida de martirio, algunos pocos amigos urgencias hostiles, y una ancha eNpresión
de infinito tacto afectuoso logramos cono- desnuda de preciosismos, logran la calidad
cer sus escritos, sus meditaciones mejor, y de los versos de "Viagem", una bella unidad
hubimos de alentarla en su erguida timidez lírica. lVlás leve, aunque en el mismo sen-
y asegurarle la responsabilidad de nuestros tido, el poema 11, "quero chorar estrelas" ...
juicios. y en los numerados I, IV, VI y XI, late
Hoy, desde Río de J aneiro, en las "Edi- convulsa, como en Drurnmond, una dura vi-
goes Hipocampo" de selectísima textura, nos bración ósea. Asqueada del vivir sin sen-
llega "Palavras sem eco", apenas 20 poe- tido pero rebelde a la entrega conformista,
mas precedidos de lID digno dibujo de Adol- -existencial diríamos-, Dora Vaseoncelos
fo Pastor, eompañero en el afán solidario. se resigna y lucha a la vez en los poemas I
y ratificamos ahora nuéstro homenaje de y IV, con semejantes oposiciones temáticas
siempre para con esta nueva voz pública del sacadas a menudo de lo cotidiano; o se des-
Brasil más fino y más tembloroso, surgido compone un segundo en el bello poema XI,
de un pasado y un ámbito lleno de natu- aunque allí constata cómo, "desde el fondo
raleza y de vida primitiva, que sobrevive del tiempo brilló mi sonrisa ingenua".
en todo; y que emociona en -esta voz nostál- Pero debemos rápida una aclaración. Aun
gica no por íntima poco universal, no por en esos poemas citados, donde en verdad
experimentada menos ágil, no por abismal Brasil mismo, -es decir, lIDa poética a tra-
poco lúcida: vés de algunos de sus c'uItores más repre-
La reconocemos ubicada líricamente y con sentativos-, se expresa por ella, Dora Vas-
valor, en un plano inmediato detrás de :1\fa- concelos es siempre una tonalidad personal.
nuel Bandeira, Cecilia lVIeireles y Carlos Una especie de reposo físico que no llega a
Drurnmond de Andrade. No detrás en cali- sal' :res\ignación y a,lguna manera piadosa
dades sino en el tiempo; no en segundo para sí y para los demás que no alcanza a
plano por disminución sino por recato, por ser absolución, así como cierto decantamien-
algo de hermana piadosa que comparte la to reflexivo -más pensamiento que grito--
religión de esos sus mayores: el sentimen- ponen en valor los poemas referidos y se
talismo bondadoso del autor de "Ritmo Di- despliegan en los que son más suyos, éstos
soluto", la desolada moral de la autora de que tradujimos y algunos que el espacio y
"Vaga lVIúsica", y el dislocamiento crítico del el tiempo nos impiden difundir.
creador de "Poesía até agora". La forma libre; la imagen sólo contenido,
En el poema X, por ejemplo, que c-omienza no imagen en sí; la representación metafó-
rica de lo humano, a menudo una sendllísi- y una verdad abstracta definitiva: aquella
ma melancolía superior, a veces una feli- pintoresca, ésta desolada. Así en un mismo
cidad triste, (poema XVI), se logran con y maravilloso poema sintético se confiesa:
notable espontaneidad que no disminuye la "soy una inmensa catedral va,cía" y con-
gracia muchas veces illDlensamente desolada: cluye al final trascendiéndose: "y el ángel
"los corredores no llevan - traen de vuel- - me contempla imposible - el índice en
ta" ... (·ruz - sobre los labios complacientes".
No hay en verdad desarrollo sostenido, Integral pues como poesía íntima, puesto
clásico, de las imágenes o de la parábola ge- que se balancean pensamientos, ternuras y
neral: no una secuencia de gran composi- ritmos a la vez, "Palavras sem eco" (20
ción en los medios expresivos. Pero hay en poemas que como los del gran Pablo po-
üambio, porque es poesía moderna, una cons- . drían titularse "20 poemas de amor y una
tante diversidad de relaciones que se enfren- canción desesperada" porque hay una que
tan para complementarse y matizar a la vez las habita a todas) nos merece muy alta
las ternuras; o para contrastarse y revelar consideración estimativa.
angustias. Tal un impresionismo lírico de En realidad desde la primera estrofa del
calidad en que se siente un aparente desen- poema Y, tan naturalmente emocional, tan
cuentro de las imágenes pero también una pura de sencillez finísima, hasta la última
luz entre ellas, que las ambienta, que las del poema XVI: "y que el alma de los pa-
eleva. jarillos muertos ~ se anide en la soledad
Así en ese ejemplar poema XVII. En de mis hombros", tan poderosamente triste,
él, después de afirmar desde el comienzo de tan augusta belleza, se alternan esas dos
"es todo fácil a veces". " y de recoger ama- maneras fundamentales de este elevado poe-
bles y aun tristes sonrisas de la existencia mario. Viajera de paso por la existencia
(,diversas cosas, opuestas realidades, "cuan- que asoma sobre los muros o por entre una
do la risa en guirnalda, une un árbol con duda y un sendero, y a la cual recoge un
otro", "cuando mi sombra me antecede, sin punto o aC'aricia en la reflexión, siente por
otra sombra al lado" -encantamiento de la otra parte que liviandades angelicales y
soledad-) , etc.; después de esa paz pura, acongojadas se le posan sobre los hombros
llega la sorpresiva estrofa final: "mas de re- vegetales. . . Así la imagen total que ella
pente - el amor muda de posición - y to- ama ubicar delicadamente en el mundo de
do vuelve otra vez - inexorablemente ... ". sus palabras sin eco, acaso su imagen pro-
Poesía eminentemente subjetiva en sus pia inconsciencia, es la del "coqueiro", la pal-
raíces, revelación y comentario dulcísimo y mera intrépida, "la única cosa positiva" que
muy femenino, de una amarga experiencia la acompaña a menudo, "la inmobilidad den-
vital, y graciosamente objetiva en sus me- tro del silencio". Brasilidad expresiva y
dios de expresión, resulta un largo monó- profundidad individual pues, dos signos de
logo sencillo, cuyas palabras son las cosas la gTan C'alidad que hoy retorna a nuestra
que rodean a un ser sensible y cuya ausente devoción con las raíces en la tierra más an-
retórica es un balan0eo meditativo y un ba- cha y las almas de los pájaros por las altu-
lance a la vez, entre una nada con formas ras ...

CIPRIANO s. VITUREIRA
p o E M A s

POEMA V

Yo te hallé así
simplemente,
como se arranca la hoja
en el borde del muro.

Ni quedó más brillante


el sol,
ni más fría el alba,
ni repicaron las campanas
ni heraldos lo anunciaron.

Yo te hallé
'no sé si en luz
o en sombra,
si en alegría o dolor
o desaliento.

Sé que permanecí contigo


en luz, sombra
alborada
J en el paisaj e
J en el resonar de los pasos por el camino.

Así te hallé,
naturalmente,
entre. un tiempo
J otro
entre una angustia
y otra
entre una duda
J mi sendero.

y sosegadamente continúo
sin exigir más nada.

POEMA VIII

Construí piedra sobre piedra


piedl'a sobre piedl'a
piedra sobre piedl'a.
y hoy soy una inmensa
catedral vacía
donde resuena tu nombre
tu nombre
tu repetido nombre
vibrando
en las altas notas del órgano.

y el ángel
me contempla imposible
el índice en cruz
sobre los labios complacientes.

POEMA XIII

'3ilencio en el hospital:
sólo las 0uatro patas se oyen
del gato negro.
La palmera aún es la única cosa
positiva.
El dolor, una parcela
de gemidos,
mientras el claro de luna muerde el tejado
y el cerro resulta una cascada
de tugurios
que se anidan
uno en otro
teme.roso~ de resbalar sobre el barro.

Silencio en el hospital:
calor y noche.
La cigarra no canta 'ya,
grita junto a las raíces
del sauce.
y las raíces de la vida
se desprenden
cuando respiran los moriblilldos.

La vida está tan lej os


y la noche entra
a borbotones por la ventana.
Los corredores no llevan,
traen de vuelta.
Son cardos, cardos
estos cuerpos horizontales
que crecieron
bajo la luz de la luna.

La muerte es el silencio,
la muerte, el gato negro
que se desliza.
La muerte es otro día
que amanece.
La muerte es ese bulto
del árbol positivo,
la inmovilidad
dentro del silencio.

En mí quedó de esa manera:


claro de luna, cerro, palmera
y calor y silencio.

y la ciudad a lo lejos
muy lejos ...

POEMA XIV

Si la vela se extingue,
la delirante cabeza
ardiendo en llamas
Si ya duerme la cigarra
suicida, después
del canto último
Si ya va el ala azul
de la que fué mariposa
llevada por el cordón opaco
de las hormigas.
Si ya están vacíos los nidos
y desolados los pájaros.
Si ya no es verde
el verde de las ranas en el pantano.
Si los charcos desiertos
están, de barquichuelos.
Si ya calló la voz de la guitarra
vencido el día.
Si Margarita ya no es más :Margarita
y sí Señora Santos.
Si el gTillo de levita
no es 'ya maestro de escuela
Id pastor protestante
de la feligresía de los grillos.
Si en esa casa
ya no vive más,
y en esa calle
no existe más,
Yeso acabó,
y el perro se murió,
y se fué de la esquina la palmera,
y aquel geranio
no lo cultivo más.
y del pie de guayabo
no me recuerdo más ...
Mejor fuera
no haber vuelto
arrastrando a mis fantasmas
lívidos del pasado,
muñecos de trapo,
blandos,
que traj e muertos
entre mis brazos infantiles
para contemplar
la tierra de promisión,
donde la calle tiene otro nombre,
álguien se mudó,
el pájaro se fué
y el pasado murió
cansado de esperar.

POEMA XVI

Por el blanto y el negro de las gaviotas


y por la luz del crepúsculo sobre las aguas detenidas,
Por todos los brazos inmóviles de los pinos
y por el perfume de las flores del naranjo,
Yo te amo!

Por los primeros cánticos de la infancia


y por mi papagayo de cinta roja,
Por la cabeza quebrada del muñec:o de loza
y por los fantasmas vacilantes y asustadizos
Juro que te amo!

Por las seis campanadas del ave-maría


y por la tranqtúlidad de las gradas de la iglesia,
Por la noche blanca en las magnolias
y por la angustia de la tarde sombría,
Yo te amo!

Por la vida del grillo desamparado


y por la esperanza de la aurora,
Por las hojas de los álamos desnudos,
y por el arpa h'úmeda q.e Debussy
Juro que te amo!

Por las promesas que cumplí


y por las palabras no pronuriciadas,
Por todo lo que quise ser
y que debía haber sido,
Por la bifurcación de los sentidos,
Yo te amo.

Tal vez haya olvidado palabras del manual


Tal vez abandonado oraciones .antiguas,
Acaso mis cabellos se em'edaron
Al viento.
Tal vez jamás retornen
Las carcajadas simples
y las pausas más claras.
Tal vez hayan quedado en el arca
:Mis vestidos de alU'ora y de crepúsculo.

Pero jlITO
Por el nido de paja
y por el sabor de la miel,
Por el abandono del espantapájaro
y por el destino del escarabajo dorado,
Que te amo 'y te amaré
Hasta el comienzo del fuflITo.

. . .y que el alma de los pajarillos muertos


Se anide en la soledad de mis hombros.

D O R A V A S e O N e E L O S
Traducciones de Cipriano S. Vitureira
EL PROFETISMO HEBREO A. TRAVES
DE LA. EXEGESIS MODERNA.

Acerca ele la obra elel Dr. Celedonio Nin y Silva,


"Historia de la ReUgión ele Israel".

El Dr. Celedonio Nin y Silva acaba de personal del autor. En efecto, como lo C'on..
publicar el octavo volumen de su obra "His- fiesa en el· Prólogo de su primer tomo, el
toria de la Religión de Israel'''; el primer Dr. Nin y Silva fué "un cristiano ferviente
tomo apareció en 1935, y se ammcia ya el y sincero", pero sus creencias terminaron
noveno, que tampoco será el último. E¡¡ta por "esfumarse por completo" gracias al
información cronológi<la y numérica nos ha- estudio. Su drama íntimo ha sido, pues, el
bla de una empresa de amplia envergadura de la lucha entre la razón y la fe. Por eso
cuya mera tarea publieitaria insume ya más se complace en señalar, en ese mismo volu-
de dieciséis años y cuya preparación doc- men primero, la evolución espiritual de al-
trinaria ha exigido, necesariamente, la de- gunas de las figuras más representativas
dicación constante de toda una existencia. del llainado "modernismo" francés, como
Pero no es sólo el producto del esfuerzo fa- Alfredo Loisy y José T:urmel. ~bos, ini-
tigoso y consecuente de la erudición, el fru- ciados en el sacerdocio católi00, terminaron
to de una larga pasión por el estudio y la excomulgados; ambos podían afirmar lo que
docencia. A su calidad de proeza intelec- decía el primero en 1883: "Al presente, la
tual agrega la dignidad de un elevado gesto Iglesia es un obstáculo a,l desenvolvimiento
moral. Esta obra es, en cierto sentido, un intelectual de la humanidad". En todos los
testamento. casos, inclusive en el de nuestro compatrio-
Nos confesamos remisos en la apreciación ta, la eliminación de las construcciones dog-
pública de una empresa de esta jerarquía.· Es máticas vino por el camino de la historia de
cierto que hemos emitido sobre ella nuestro la religión y la exégesis bíblica. El pode-
más entusiasta jlúcio en la conversación pri- roso desenvolvimiento de la C'iencia histórica
vada y desde la cátedra, pero nos sentíamos en el siglo pasado destruía el baluarte de la
cohibidos de señalarla a la consideración superstición. El análisis de los textos bí-
general. Ello tiene su explicación. El es- blicos a la luz de la crítica histórica resul-
tudio del Dr. Nin y Silva marca época, no taba terminante. Hay quienes temen las
ya en la bibliografía nacional o española - exageraciones de la crítica histórica. No
dentro de las cuales, por razones de orden puede haber tal temor. La ,crítica es una
c-ientífico y religioso, es casi inconcebible-, faceta del método histórico, un instrumen-
sino en la bibliografía universal. Era lógi- to de investigación. No 00rresponde des-
co aguardar que sobre ella emitieran su confiar de sus excesos: cuanto más se em-
opinión los más grandes eruditos. Y poca plea, mejor. En los trabajos de albañilería,
significación tendrían nuestras apreciacio- nunca será excesivo el empleo del nivel. La
nes frente a las altamente laudatorias de obra estará nivelada o no, nunca excesiva-
exégetas de fama mundial como Alfredo Loi- mente nivelada. La crítica histórica se ha
sy, José Turmel, C. Toussaint, historiadores ejercido sobre los textos bíblicos de la mis-
de Adolfo Lods, Ch. Guignebert y Lucién ma manera que sobre la constitución espar-
Febvre, profesores como Clemente Ricci y tana de Licurgo o los orígenes de Roma,
otros. para citar dos casos muy 00nocidos. El re-
sultado ha sido siempre el mismo: un con-
Hemos dÍC'ho que esta obra constituye un siderable aumento de la verdad histórica.
testamento, y lo es en un doble sentido: 1.°, El Dr. Nin y Silva nos trasmite su expe-
porque contiene un legado; 2:, porque obli- riencia personal. Ella es, sin embargo,
ga a sus herederos. muy distinta a la de los "modernistas" fran-
El legado que trasmite es la experiencia ceses que menciona. En primer término,

..
porque Loisy y Turmel proceden del sacer- samente un compendio de esa nutrida inves-
docio romauo y sus obras conservan algo de tigación moderna. No se domina fádlmen-
la niebla teológica y la opacidad metafísica te ese vasto campo y sus infinitos problemas.
católicas. El Dr. Nin y Silva, eneambio, El trabajo científico no tolera improvisacio-
proviene del campo protestante, que siempre nes. El ateismo desmelenado y anárquico,
fué, dentro de su espíritu puer~lmente prác- producto de la ignorancia, se ha mostrado
tico, más dúctil a las conquistas de la cien- contraproducente. El libro que comentamos
cia. Esto beneficia la obra de nuestro au- es de lenta y concienzuda maduración. Cada
tor: sus apreciaciones son de estilo más cien- problema se plantea en él con sinceridad y
tífico, se apartan de la típica modalidad amplitud y se dilucida con docota informa-
teológica. ción. Una notable fortaleza de espíritu· le
En segundo término, el Dr. Nin y Silva ha permitido al autor derribar fronteras
formula sus juicios con equilibrio y sereni- casi infranqueables, e iluminarnos con con-
dad. Loisy y Turmel estuvieron largos quistas imprescindibles del pensamiento hu-
años en la Iglesia y les >costó abandonar sus mano. De ahí nuestra actitud de reconoci-
filas. Turmel siguió vistiendo el hábito y miento.
llamándose "pretre".· Ambos se sintieron Ese rico legado nos impone, además, obli-
defraudados o estafados y reaccionaron con gaciones. Ante todo, porque es un ejemplo
indignae'.Íón. Turmel tomó como lema un de trabajo silencioso y tenaz, de un trabajo
texto de Isaías: "el día de la venganza está efectuado sin más recompensa que la íntima
en mi córazón". Su obra no es, natura1- satisfacción del sabio que llega a dominar su
mente, fruto de la pasión, sino de conoci- tema. Esta obra tiene que depararle a su
mientos muy profundos y meditaciones de- autor muchos sinsabores, provooados por la
tenidas; pero en ella se aprecia siempre la incomprensión y la hostilidad. La incom-
vibración del sentimiento. El Dr. Nin y prensión, porque es accesible a muy pocos
Silva ha procedido con notable ponderación, espíritus; la hostilidad, porque en un me-
con sereno equilibrio, tanto más visible dio como el nuestro choca necesariamente
a medida que avanza su obra. Casi· podría con el sectarismo doctrinario o la beatería
decirse que sólo en el primer tomo muestra común. ~4gréguese a ello, las tremendas di-
su ·corazón; el resto es obra de ciencia pura. ficultades de edición. Y bien, trabajar en
El autor entrega su rico legado a las ju- esa forma, sin estímulos pero sin desfalleci-
ventudes de habla española. Esto implica, mientos, es una lece'.Íón insuperable.
de parte de sus beneficiarios, recoonocimien- La obra, asimismo, confiere lID método -
to y obligaciones. Reconocimiento, ante to- la investigación científica-, y entraña una
do, porque la juventud hispano-americana posición espiritual -el racionalismo- que
vive en el mayor desamparo en cuanto al hay que recoger y desarrollar. Desearíamos
slUninistro de material científico sobre estos que esta obra fuera un punto de partida y
tópicos. La literatura corriente es apologé- que nuestro pequeño Uruguay se transfor-
tica y sectaria. Excepcionalmente se le su- mara en un oasis de estudios racionalistas
ministra alguna mala traducción: un viejo en medio de este páramo de filosofías deca-
libro de S. Reinach o un breve ensayo de dentistas y angustiadas, de moral cínica o
Lods. Los países de origen ibérico suman, corrupta que nos ofrece este promediar del
a su atraso ee'onómico, una verdadera indi- siglo veinte.lVluchas tradiciones culturales
gencia intelectual. En cuanto a los estudios tienen como origen un aC'Ontecimiento litera-
bíblicos, muy pocas personas podrían cote- rio. Las investigaciones de Ohampollion de-
jar la versión latina de San Jerónimo con terminaron en Francia una secuela de egip-
la griega de los Setenta, y ambas con los tólogos que -a través de Lenormant, lVfa-
textos hebreos. :Muy pocos, inclusive, pue- riette, lVlaspero, lVIoret, lV1ontet- se prolon-
den consultar las clásicas versiones y comen- ga hasta nuestros días. El famoso libro de
tarios de Reuss y La BtiMe dll. Centenaire. y Gibbon -"Decline and Fall of the Roman
eso en cuanto a una parte de las fuentes, a Empire"- creó en Inglaterra un profundo
las que habría que agregar un cúmulo. pro- interés por los estudios romanos y bizanti-
digioso de trabajos de exégesis y hermenéu- nos que ilustran los nombres de Finlay,
tica. El libro del Dr. Nin y Silva es preci- Freeman, Bury y Baynes. Esperamos que el
libro del Dr. Nin y Silva afirme un prece.- la competencia del autor así como del sen-
dente similar. Su exégesis del Antiguo tido general de la voluminosa obra.
Testamento, por ejemplo, debe ser continua- El tema desarrollado aquí es de un inte-
da por una del Nuevo, y su Historia de la rés apasionante, "Los Profetas del siglo
Religión de Israel por una historia del cris- VIII", y comprende, por tanto, el estudio
tianismo elaborada con idéntico espíritu. histórico y exegético de cuatro grandes pro-
fetas oanónicos: Amós, Oseas, el primer
Isaías y JYIiqueas.
Dado el carácter eminentemente científi- lVIe permito recordar la importancia que
co de la labor historiográfica, no se estila ha tenido, en' la historia de la cultura, el
juzgar la obra histórica desde el punto de profetismo hebreo. En toda religión ha ha-
vista literario. Hemos dicho en uno de bido augures y videntes, es decir, intérpre-
nuestros libros: "La Historia, por la natu- tes o anunciadores de la voluntad divina.
raleza que ha aloanzado, debe tener un len- Así, por ejemplo, la antigua civilización
guaje preciso, científico. Cada hecho, cada griega nos muestra el ejercicio de la mán-
circunstancia se denomina con un vocablo tica en la institución de los oráculos, y los
determinado, y cada término tiene signifi- romanos continúan la práctica del haruspi-
cado exacto. Consideramos de gran conve- cil~m heredado de los etruscos. Pero ningu-
niencia una amplia difusión de diccionarios na de esas formas de adivina0ión ha teni-
de términos históricos, sociológicos, de eco- do la importancia del profetismo del pueblo
nomía política, etc. que suministren, al que de Israel. Comenzaron por conferirle esa
intente escribir Historia, el repertorio téc- jerarquía los propios hebreos, que designa-
nico indispensable. Como en la ciencia ju- ban sus libros sagrados con el nombre de
rídica, cuyas formas de expresión tanto ad- "La Ley y los Profetas". La mantuvo en
mirara Stendhal, la Historia 'debe alcanzar ese plano la apologética cristiana, aunque
su suprema belleza por la utilización de un ésta pretendió descubrir en los profetas el
lenguaje claro, exacto, preciso" ("Introduc- vaticinio de la aparición de Jesús y, de ma-
ción al estudio de la Historia", pág. 80). nera general, de todo acontecimiento histó-
Como el Dr. Nin y Silva domina ese ins- rico ocurrido o por ocurrir. La exégesis crí-
trumental técnico, su obra posee la belleza tica del siglo pasado mantuvo y aún redo-
exigible. Agreguemos que en éste, como en bló, por lo que se verá, ese interés. Renán,
todos sus libros, el autor acredita su antigua por ejemplo, dice en la introduc0ión de su
oondición de profesor de idioma español ha- "Historia del pueblo de Israel":
ciendo frecuentes y atinadas consideraciones "Grecia no tuvo, en el círculo de su acti-
de orden gramatical. Llega a la prolijidad vidad intelectual y moral, más que una la-
dfl señalar con un asterisco los neologismos guna ; pero esa la-","1lna fué considerable.
o vocablos no aceptados aún por la Real Despreció a los humildes y no sintió la ne-
Academia Española, e incorporar vocabula- cesidad de ,un Dios justo. Sus filósofos, so-
rios en los que explica su significado y ñando con la inmortalidad del alma, fueron
aboga por la constante renovación del idioma. tolerantes para con las iniquidades de este
mundo. Sus religiones no- fueron más que
encantadoras niñerías mun~>cipales; jamás
Si de la obra de Historia no interesa ma-
llegó a la idea de una religión universal.
yormente el valor literario, aunque lo tenga,
en cambio se le exige mucho en otros aspe<;- "El genio ardiente de una pequeña tribu
tos: planteamiento del tema, dominio de las establecida en lID perdido rincón de Siria,
fuentes y la bibliogl'afía, tesis que se sus- parecía hecho para suplir este defecto del
tentan, esclarecimiento de los problemas y espíritu helénico.
muchos otros y delicados tópicos. Sería va- "Israel no soportó jamás ver el mundo
na pretensión la de querer juzgar en ese tan mal gobernado bajo el gobierno de un
sentido los ocho volúmenes de la "Historia Dios calificado de justo. Sus sabios sufrían
de la Religión de Israel". Nos limitaremos, accesos de cólera ante todos los abusos de
pues, a reseñar el tomo VIII que acaba de que está plagado el mundo. Un mal hom-
publicarse. Los lectores de esta revista ten- bre que muriera viejo, rico y tranquilo, ha-
drán así una idea aproximada del método y cía rebosar de rabia sus corazop.es.
"A partir del Siglo IX a. C., los profetas nes y otras prácticas rituales, elevados idea-
dan a esta idea la magnitud de un dogma. les de justicia, etc.
Los profetas israelitas son publicistas fogo- Estos problemas los plantea el Dr. Nin y
sos, del género de los que hoy llamamos so- Silva en el capítulo I de su obra (yen al-
cialistas y anarquistaS. Son fanáticos de gunos otros tomos anteriores). Destruye la
la justicia social y proclaman en alta voz interpretación que del profetismo hace la
que si el mundo no es justo o susceptible de ortodoxia; fija la opinión de la psiquiatría
llegar a serlo, es preferible que sea destrUÍ- moderna sobre el éxtasis de los nebiim o po-
do ... " (op. G'it., I, iijiii). seídos (nab'i, en singular, y nebiiJn, en plu-
ral, es la denominación hebrea de los pro-
fetas); analiza el contenido habitual del
mensaje profético desde el punto de vista
Se señalan los siguientes períodos del moral y social, así {;omo su papel de "crea-
profetismo hebreo: Profetas legendarios, dores originales de concepto¡J. religiosos";
como EIías y Eliseo. Profetas del s. VIII, señala, por último, el ámbito histórico de los
los que estudia nuestro autor en el volumen profetas pre-exílicos, antes de estudiar al
comentado, verdaderos creadores del mono- primero de ellos. Amós.
teismo y de la concepción de un Dios uni-
versal, y otros del s. VII (Sofonías, Nahum).
La prédica de todos ellos conduce a la gran El estudio del rudo profeta de Tecoa (co-
reforma deuteronómica del año 621. Profe- mo el de los demás) se hace en forma siste-
tas del cautiverio (como Jeremías, que 10 mática, siguiendo el texto línea a línea. El
anuncia, Exequiel, Deutero-Isaías y otros)· suministro de las fuentes constituye uno de
Y, finalmente, los del retorno, promotores los méritos mayores de la obra del Dr. Nin
de la reforma levítica. El Dr. Nin y Silva y Silva. El autor viene dando, práctica-
los ordena adecuadamente en estos tres mente, una nueva traducción de la Biblia.
grupos: profetas pre-exílicos, exílicos y post_ Esa nueva versión es crítica, erudita, ajus-
exíliC'Os. tada fundamentalmente a La Bible d:w Ce1/¡-
tenail'e, insuperable traducción al francés
La crítica moderna, al mantener y. redo-
cuya ejecución insumió treinta y dos años.
blar el interés por el estudio del profetis-
Cuando hay discrepancias, el Dr. Nin y
mo, destaca estos' aspectos de su significa-
Silva cita las diversas formas: el texto ma-
ción histórica:
sorético, la versión de los LXX, la Vulgata
1. - La Ley, o sea, la legislación que se y las comunes traducciones a nuestra lengua.
pretendía atribuir a 1VIoisés, es, en su mayor Estas, ya sean las que usan los protestantes
parte, posterior a los profetas y una conse- (versiones de Valera, Pratt y otros), como
cuencia natural de la prédica de éstos. la católica de F. Scio sobre la Vulgata, pier-
2. - Los profetas son agitadores adecua- den todo valor, como no sea dogmático o li-
dos a su medio histórico, dentro del cual túrgi00, frente a esta nueva versión que
hay que estudiarlos. Es inútil buscar en viene elaborando el Dr. Nin y Silva. En to-
ellos vaticinios de todo lo sU0edido o a su- dos los casos, el autor realiza sus comenta-
ceder. rios 'sobre los textos que los exégetas coin-
3. - El profetismo se inicia como una re- ciden en considerar como auténticos; pero
acción contra las transformaciones sufridas no por eso deja de traducir los trozos apó-
por el pueblo de Israel a raíz de su estable- crifos o agregados, señalando minuciosamen-
cimiento en Canaán: propiedad privada, te las razones que ha tenido la crítica para
injusticia social, corrupción, lujo, idolatría, negarles autenticidad.
etc.
El ministelio de Amós se cumple en el
4. - Representa una corriente espiritual reino del Norte, Isra'el, durante el brillante
opuesta a la religión sacerdotal y a la cre- reinado de J eroboam II (783-743). El pro-
dulidad popular. feta es lID sencillo pastor del reino del Sur,
5. - Los profetas son 10s0l'eadores de Judá. En cierto sentido, su misión refleja
algunos de los rasgos característicos de la la indignación de un pueblo aS0ético que
religión hebrea: mücidad y universalidad subsiste apenas al borde del desierto frente
de Yahvé, oposición al culto de las imáge- a la opulencia y la corrupción en que ha
caído una parte de ese mismo pueblo en su vida depravada y le da tres hijos de adul-
contacto con los ricos cananeos. terio. El mensaje de Oseas consistió en pre-
El libro de Amós contiene: una larga y sentar a Israel como la esposa infiel de Yahvé,
cadenciosa lista de reproches contra los esposo amante, puro J leal. También Oseas
pueblos vecinos, inclusive 00ntra Judá, con condena la injusticia y, particularmente, la
el presagio de castigos terribles; vibrantes corrupción de su pueblo. Ataca incluso a la
invectivas, rebosantes de indignación, fusti- propia institución monárquica y a su mala
gando a los ricos y poderosos, a los jueces polítiea internacional. Fustiga las falsas prác-
venales, al lujo, la molicie y la sensualidad ticas religiosas, llenas de actos orgiásticos e
de hombre y mujeres ("j OhJ vacas de Ba- idolátricos. La lujuria es una verdadera, ob-
sán !"); condenando las fiestas y los sacri- sesión para Oseas: prostitución, adulterio,
ficios, las peregrinaciones y los santuarios; concepción, embarazo, abortos, pechos secos,
reclamando que "el derecho surja como el matrices estériles, son sus temas más frecuen_
agua y la justicia00rra como torrente inago- tes. La idolatría es condenada en forma ter-
table"; y termina anunciando, ante el peli. minante: "l\Ie es odioso tu becerro, oh Sama-
gro que avanza (los asirios), el castigo im- ria. .. Un artífice lo ha fabrÍC,ado; no es un
placable de Yahvé, al que nadie escapará. dios". Sólo una cosa reC'lama Yahvé: piedad,
Todo esto dicho en un lenguaje de rudeza y amor, misericordia. El término hebreo (he-
fuego, con gráficas imágenes extraídas de sed) significa a la vez, piedad religiosa y
su experiencia de pastor, con frases que son ternura familiar.
verdaderos latigazos de cólera y reivindica- Oseas anuncia castigos divinos, especial-
ción social. Amós ha sido considerado siem- mente una invasión extranjera y el destierro
pre un revolucionario; el padre espiritual, de Israel. Pero he aquí una nota novedosa
á través del tiempo, de un Savonarola o un en la prédica de Oseas: el profeta transfiere
Carlos Marx. a su dios una modalidad de su propio carác-
El Dr. Nin y Silva analiza el panfleto de ter, que es la facultad de perdonar indefini-
Amós versículo a versículo, para llegar a damente. El Yahvé de ~~ós es juez sañudo
fijar algunas conclusiones: el con0epto de e implacable; el de Oseas presenta, frente a
Dios que emana de ahí, es el de un juez im- su pueblo, la misma tolerancia que el profeta
placable y terrible (hay algunos trozos me- había tenido en su azarosa vida 0Onyugál.
SIalllCOS en el libro, naturalmente espu- Dios castigará con energía la infidelidad de
rios); pero ese Dios no es ya el Yahvé pri- Israel, pero está dispuesto, ante un acto de
vativo de los hebreos, sino un dios univer- arrepentimiento, a olvidarlo y perdonarlo
sal; es, en cierto sentido, la rígida encar- todo. Con Oseas nace la idea de un dios
nación de los principios abstractos y uni- tierno y misericordioso.
versales de justicia y moral. En su nombre,
pues, debía atacar, con señalada ·virulencia,
la injusticia social, el ritualismo hipóC'rita,
Los dos primeros profetas canónicos tienen
la fanfarronería nacional, el orgullo de la
riqueza y la jactancia de la lujuria. un fondo original de profecía, con algunos
agregados posteriores. En el libro de Isaías
nos encontramos, como dice Gauthier, con
"una verdadera antología profética". Bajo
l\Iuy distinto es el caso del segundo pro- su nombre se reunen obras de muy distinta
feta estudiado: IOseas. Nace y vive en el époc'a, de las que se destacan tres principa-
reino de Israel; es hombre de ciudad, de- les conjuntos: 1.0) el primer Isaías o Isaías
duciéndose, de sus imágenes, que era de a secas, integrado por los 39 primeros capí-
oficio panadero. Actúa desde el brillante tulos; 2.°) el Déutero-Isaías (cap. XL al
reinando de J eroboam U y asiste a la de- LY), de fines del cautiverio; y 3.°) el ter-
crepitud y posiblemente a la· caída del reino cer Isaías (L\TI-LXVI), posterior al retor-
del Norte, cosa que ocurre en 722 0uando no· Cada una de estas partes, por lo de-
los asirios toman Samaria. más, está llena de interpolaciones.
Oseas transforma su drama personal en En esta obra se analiza, por supuesto, el
una advertencia divina. Casado con Gomer, pimer Isaías, único del siglo YUI. Este
kadesha o prostituta sagrada, ésta continúa profeta, en efecto, actúa desde 740 a 701,
bajo los reinados de Uzías, Joatam, Acaz y como se ve en los Oráculos Sibilinos O en
Ezequías de Judá. Su importancia es tan Horacio y otros autores; el niño de cuyo
considerable que el Dr. Nin y Silva le de- nacimiento habla Virgilio es simplemente
clica muc!ho más de la mitad de este volu- Salonino, hijo segundo del cónsul Polión, al
men de 510 páginas. He aquí _las razones que está dedicada la Egloga; los exégetas
principales: 1.0) Isaías es el mayor de los ortodoxos han deformado evidentemente el
clásicos, el más notable escritor del siglo de texto suprimiendo versos y alterando otros,
oro de la literatura hebraica; 2.°) al revés eomo el Iam redit et Virgo redeunt Satm'nia
de sus antecesores, Isaías es hombre de ele- J'egna, en el que la clara referencia cosmo-
vada alcurnia, un aristócrata, consejero, gráfica se ha traducido como una alusión a
médico y valido de reyes, aunque lUlO de la madre de Jesús; y, en fin, autorizados
éstos -dice una leyenda- lo mandó colocar padres de la iglesia, como San Jerónimo,
dentro de un troneo hueco que hizo aserrar; sintieron escrúpulos o repugnancia en dar a
3. es político eminente, que conoce y do-
0
la composición de Virgilio esa interpreta-
mina los grandes problemas internacionales ción apologética.
de su época, que son realmente graves (ex-
pansión asiria, caída de Samaria y ruina
del reino de Israel, etc.) ; 4.°) con él se con.- El último profeta estudiado, Miqueas, es
solida la concepción d~ Yahvé como dios contemporáneo del anterior, pero, en C'ierto
universal; 5. 0
sus profesías contienen la
)
sentido, su antípoda. De cuna modesta, na-
prédica escatológica del fin del mundo; cido en provincia, se siente despavorido e
6.°) finalmente, se ha hecho famoso por ser indignado ante el lujo y la situación inter-
un profeta mesiánico que anuncia a su pue- nacional de su época. Sólo una cosa lo her-
blo la llegada de lUl glorioso rey (especial- mana con Isaías: el brillo y la riqueza de
mente en el c. XI), en lo que la ortodoxia su estilo literario. Ambos pertenecen al pe-
cristiana ha visto un preanuncio de Jesús. ríodo clásico de las letras hebreas, aunque
En lo demás, Isaías sigue las ,grandes líneas en lVIiqueas se insinúan ya virtuosismos de-
de la predicación de Amós y Oseas, conde- cadentes, como la abundanc'Ía de imágenes,
nando la injustic"ia social y la explotación los juegos cacofónicos de palabras, etc.
del poderoso, fustigando a los corrompidos, Del libro que se le adjudica, es relativa-
rechazando la multitud de sacrificios y ac- mente poco lo que le pertenece. Su prédica
tos rituales. Todo ello dicho con grandio- es eminentemente moral: fustiga al rico, al
so, elocuente y poético lenguaje. USlITerO, al juez accesible al cohe0ho, al
La exégesis del Dr. Nin y Silva es mi- magistrado que prevarica, al profeta com-
nuciosa, precisa, exhaustiva. Analizando el placiente y venal. El problema más inte-
mencionado cap. XI, por ejemplo, el autor resante, quizá, es el que se refiere al cap. V.
no sólo estudia su contenido y su posible Tiene contenido mesiánico, y es muy difí-
feeha, ya que en general trasunta esperan- cil que sea realmente de lVIiqueas. Anuncia
zas post-exílicas· Alude igualmente a lo a un monarca victorioso que impondrá la
que se podría llamar el mesianismo gentil paz en la tierra y cuya autoridad se ejer-
o pagano, fervoroso anhelo de un retorno a cerá sobre todas las naciones. Díeese allí que
la edad de oro. En trances de decadencia, saldrá de Bethleem de Efrata y pertenecerá
el período helenístico creó utopías, soñó al tronco de David. Es esta, pues, la pro-
con el advenimiento de épocas de ventura. fecía que, al elaborarse la leyenda del me-
De esas ~xpresiones de esperanza, el cris- sianismo de Jesús, obligó a los evangelistas
tianismo ha exaltado la IV Egloga de Virgi- a toda clase de -contorsiones. lVlateo y Lu-
lio, a la que presenta como un vaticinio de cas, en efecto, explican de distinto modo y
la llegada de Jesús. Como en todos los de- por razones inadmisibles el nacimiento de
más casos, y a través de un buen texto que Jesús en Belén. Ambos, igualmente, dan
reproduce, el Dr. Nin y Silva estudia esa genealogías distintas a fin de adjudicarle
Egloga, consulta la opinión de los eríticos y estirpe davíclica, con lo que se plantea un
llega a conclusiones definitivas: el adveni- doble problema: por un lado, resulta in-
miento de una época de felicidad era un compatible la simultánea filiación davídiea
deseo frecuentemente expresado entonces, y divina de Jesús; y, por otro, ambas ge-
nealogías parten de José el carpitero que no como obra profana, trabajo humano, les ha
fué, según los propios relatos evangélicos, hecho recobrar su carácter de hermosos res-
más que el padre putativo de Jesús. Del tos literarios, de invalorables tradiciones
análisis de ese cap. V se deduce, puesl que históricas. Frente a ellos, desde luego, y
el :l\1esías anunciado sería un rey poderoso, como en todos los casos, la crítiC'a histórica
con el cual se iniciaría una era de paz uni- se ha vuelto exigente. Ha disipado mitos,
versal. Sus atributos no coinciden con los eliminado fraudes, rectificado errores. Moi-
de Jesús, y el empeño de los cristianos por sés ha dejado de ser autor del Pentateuco,
identifieoarlos no ha hecho más que echar como Licurgo perdió su carácter de legisla-
las bases para que se plantee el problema de dor espartano; el Génesis ha pasado a ser
la historicidad misma del fundador del una cosmogonía más. Toda esa heterogénea
cristianismo. masa de tradiciones ha sido radicalmente
reordenada lógica y cronológicoamente. Con
La larga consideración de la Biblia como todo ello, ha ganado enormemente la cultu-
libro revelado, a la que todavía sigue afe- ra humana, aunque haya perdido algo la
rrada la Iglesia, impidió durante siglos su ciencia divina. Antes, el hombre se acer-
estudio científico. Las tradiciones hebrai- caba a esos textos con el temor y el sobreco-
cas del Antiguo Testamentq constituían un gi¡rniento de quien pisa terreno sa",OTado;
libro sagrado, ahistórico,. de valor ritual o hoy, con el despejo, el entusiasmo y la so-
teológico pero no literario. Quien transi- lidaridad de quien estudia la obra de sus
taba sus páginas, lo hacía con uncoión fervo- hermanos. Y los profetas, por ejemplo, no
rosa; sus palabras eran fórmulas que se son ya meros instrumentos divinos, sino in-
musitaban en tono sacramental. domables agitadores, vigorosos caracteres de
La moderna exégesis bíblica ha devuelto perfiles contradictorios, a veces, pero de
a esos libros su virtud. Al considerarlos indudable pasta humana.

J E S U S B E N T A N e o U R T D I A Z
ROMA.NCES DE LA NOCHE VIEJA

Amarilla en la vejez que de ese árbol tremendo


de esos jazmines del cabo; eres tú la última rama.
desgranada en los misterios Un árbol que veinte siglos
de innumerables rosarios; en ronda de anhelos guardan,
(si alguna perla aún te queda por conservar con cuidado
ponla al fondo de mi vaso.) sus flores quintaesenciadas
Han desflecado tus vestes que en nuestro suelo corrupto
clamores desesperados; lo que en él caiga, se pasa.
tantas dudas las transieron Un sOill'osado mancebo
que se te pegan al flanco, en tu ceder se agiganta;
r así vas, mi noche vieja, ya puntea en el Levante
hasta el borde del ..Arcano: con ine::endios escarlatas.
tus pies calzando sandalias Adios vieja noche mía!
que pierden su 'último esparto. No flúste injusta, ni mala,
Tambaleando te adelantas. si acaso fué inexorable
levantas curvos los brazos, la ley que mi estrella gtúaba,
r caes, o fruta madlU'a, r fué esa ley qúe ordenó
en abismales espacios. a las doce dar la plaza.
- y entre sorbos de champaña Por aquéllo .. , r por aquéllo
te dicen adiós los labios-o te doy cien veces las gracias;
Con tu carga de ventlU'as, por no borrar con tus párpados
ostracismos y falacias más de un ensueño de plata.
r de penas que se hinchan y hasta espumas en mi copa
'y de patrias que adelgazan, deja tu seco champaña.
nacimientos, estertores, Ahora otra vez la lleno
nuevas drogas, nuevas máquinas, por el retoño que amaga,
entre púberes atisbos, pero a pesar del aroma
ideas plU'as o falsas, que exhalan sus justas mallas,
es tal el lastre que llevas alill percibo en el ambiente
que no hay fondo donde caigas. los efluvios que emanaban
En este siglo que crece amarillentos jazmines,
lo Eterno por ti se afana, entre tus pechos de nácar.

v I e T o R I A N A D I A z
La pareja Hans Platschek

H A N s p L A T s e H E K

A pesar de su juventud, Hans Platschek de los objetos del mundo representativo. Su


ha llegado ya dentro de la pintura moderna penetración ideativa, más allá de la exte-
a una línea de fuerte impulso personal y de rioridad corpórea, fué siempre la verdade-
propósitos claros en cuanto a una doctrina ra finalidad de toda pintura seria del pa-
estética y a un concepto plástico. Se define sado. Es decir, una objetividad concoreta,
este pintor en un mundo analítico, de for- solamente Con otro punto de partida que la
mas objetivamente concretadas, aunque sus pintura no-representativa de nuestros
estrueturas tienden a la abstracción, den- tiempos. Es ésta la verdadera ubicación
tro de una realidad plástica interna inspi- dialéctica del problema complejo que sigue
rada, por medio de su imaginación, en la siendo causa de tanta confusión.
realidad externa y en sus reflejos mentales. No cabe duda de que Platschek demues-
Tal significado y 'Contenido pictóricos co- tra antecedentes de estas ideas, ya experi-
rresponden al mundo propio de las formas mentadas en el campo del abstractismo pico-
que existen, plásticamente, en la misma ob- tól'Íco, al cual es afin por temperamento y
jetividad concreta, por encima y a través posición espiritual en materia de los con-
Arlequín Hans Platschek

ceptos estéticos. Pero este joven ya se di- que su forma llega a ser sobre-dimensional.
rige a una visión propia, por su particular Considerándose la relatividad del espacio
filtración de esta problemática en que la objetivo, la pintura de Platschek eonsiste en
postura teórica se funde a priori con la ne- la extensión del espacio interpretado yen
cesidad emotiva de expresarse. He aquí la su fijación monoplana mediante el signo,
razón por la cual llega a la pintura. Tam- como elemento constitutiVo en función plás-
bién expliea eso su orientación estética y tica. Por medio del colorido del "fondo"
su determinación formal, su estilo, que in- (que, en realidad, es ,en esta pintura un
dican la aleación mental de lo que espiri- fundamento fuera de lo dimensional), el
tualmente es, para él, la verdad plástica y pintor da movimiento y vibración a su pin-
que guía su sentimiento hacia una realiza- tura; la lleva a la intensidad material y a
ción del propio acto artístico. la hondura de la sensación pictórica, den-
Así, lo encontramos más intelectual, me- tro de la cual los signos, con su densidad
nos lírico y romántico que Paul Klee con el propia y su diferente extensión lineal, pro-
cual Platschek demuestra eierto contacto en ducen el choque con un empaste, que en
el modo de sentir. Pero la sugerencia poéti- este mundo carente del objeto visual exte-
ca de su arte se halla más ubicada en la in- rior, no tiene función cromática ni atmos-
tensidad de S1.1 refleXión introvertida y feriea.
hasta contemplativa, aunque no faltan tam- Lo esencial de su pintura radica en la su-
poco auténticos momentos dramáticos en gerencia de la unidad interior de la forma,
medio de la misma factura aparentemente relativa a toda clase de dimensión, sin que
estática. Lo dinámico está compensado es- tenga que recurrir a abstracciones geomé-
piritualmente por la intensidad en su or- tricas de índole metafísica, incompatible
den categorial interno. . con una realidad objetiva interna. La obra
Su visión entraña un mundo pictórieo de pictórica de Platschek es de tensión vitalis-
inmaterialidad imaginaria desde dentro, ya ta y no se agota en un mundo ficootieio de
los simbolismos. Y lo prin~oipal es que su estilístico, nÓtanse. dos expresiones diferen-
pintura posee organización, que responde tes: el ritmo de las formas lineales y el vo.-
al orden interno de la visión de valores, con lumen insinuado por algunas valoraciones,
ideación perforante de los elementos plás- especialmente en algunas de sus obras de
ticos que insinúan, más de una vez, a seres 1949. Pero por lo general, predomina la
fantásticos que corresponden a los signifi- concepción abstracta más concluída, más
cados mágicos de la realidad social de to- "pictográfica" y de más directa sugerencia
dos los tiempos. Platschek es colorista y hacia un mundo trascendente. Existe, con
sus medios demuestran definición y disci- todo, un contacio interno entre las dos ma-
plina formal. Su obra certifica imagina- nifestaciones estilísticas en el orden más
ción colorística que acusa una seria concen- intrínseco de las cosas.
tración en cuanto a la estructura tonal, a También sus gO'Uaches, en los que se ad-
la transparencia del color y que concuerda vierte la misma materia con mayor lumi-
con la finalidad de su pintura: materia fi- nosidad y soltura, siguen la idea principal
namente valorizada y diferenciada, nobleza de su obra, verificado en el ódeo. Se pro-
en la variedad tonal de sus gamas. Los ver- duce allí la disolución casi "atmosferizaCta"
des, sienas, bermellones, carmines, €tc., etc" del fundamento o plano único, más traspa-
llegan a darse con verdadero sentido pictó- rente aún, más luminoso y envuelto hacia
rico y con conciencia de oficio. Sus ento- los signos, líneas, etc. Aquí se desta0an so-
naciones no son sino resultados de un tem- bre todo las gamas delicadam€nte matiza·
peramento verdadero y de una sensibilidad das en celeste-verdoso~riscon sus respecti-
de pintor que atestiguan su refinamiento vos tonos contrapesados y con sus entreva-
estético. En lo que respecta a lo puramente lores.

A • G o L D s e H M I D T

Desnudo (1944) Hans Platschek


.E s e R I T o s
No habrá de parecernos menos espantable torno, a los más dulces signos de la espe-
lá muerte porque meditemos en ella, ni es- ranza.
taremos por eso mejor preparados para afron- En el perfeccionamiento de una intención
tarla. Lo contrario sucede; pues es en pro- de amor cada día más irreparablemente de-
porción del pensamiento de la muerte que fraudada.
la muerte existe. No es un acto como los
demás de la vida, al que nos sea posible Cómo dioses, desposeídos de todas sus
avezarnos por el ejercicio y esperar de ese virtudes eficaces, pero de ninguno de sus
modo hacerlo nuestro. Si los animales, y propósitos divinos, van aprendiendo así a
muy fre0uentemente los hombres, viven y conocer lo que de toda fué, Eternidad es,
mueren con valor o con indiferencia es sigue y seguirá siendo el mundo.
porqué la muerte para ellos no existe en Los modos de la ignorancia y de la ini-
razón de su falta de pensamiento acerca de quidad son infinitos. Jesús debe ser perdu-
ella. Pero quien se ha habituado a meditar rablemente crucificado.
en la muerte, o lo que viene a ser lo mismo,
en la vida, le ha dado toda la realidad, que La verdad es aspiración de almas infor-
podía tener en su espíritu, y en proporción tunadas. Inspirac"Íón del dolor es lo que
que sea su meditación esencial y profunda mueve a buscarla.
estará allí representada más distintamente Las gentes felices no tienen necesidad de
y menos preparado estará para acercarse a ella.
ella. Cualquier cosas les hace sus veces.
En lo aparente ponen sUS afectos.
i Qué tarde se hizo todo ya Dios mío! que En realidad no piensan.
a deshora voy por la vida! i Ay! que todo Sienten y creen.
ahora temprano es sólo J'a para la muerte!
Cómo el hombre que reparte con prodi-
El orden de nuestra perfección es santi-
galidad suicida sus bienes entre innobles
dad, no la magiá.
mendigos, fuí yo.
bEn qué consisten los progresos de CIer- Y, cómo el mendigo, en cuyas manos un
tas almas en la vida? irrisorio azar ha puesto un bien inestima-
En el desdén metódi00 de todo lo exis- ble que dilapida temerariamente para vol-
tente. ver a la sordidez y a la miseria, también
En un desencanto, sin posibilidad de re- fuí. ..

J u L I o e A s A R A V 1 L L A
Dibujo P9T Jean Coeteau

BALZAC ENTRE NOSOTRO~

EL MUSEO ICONOGRAFICO DE HONORATO DE BALZAC y


LA COHFRA.TERNITE VNTVERSELLE BALZACIENNE,
DE MONTEVIDEO.

El genial autor de "La Comedia Huma- Balzac, fué el gran hallazgo de su vida, y
na", tiene en esta capital un profano san- a quien desde sus primeros 2.0 años, ha de-
tuario en su honor, para difundir las ense- dicado los más numerosos y ricos de sus
ñanzas de sus libros y hacer aun brillar con esfuerzos. Lo leía hasta en los intervalos de
mayor fulgor la plurifacetariedad maravi- teatro, ensimismado en él en su butaca de
llosa de este Maestro. espectador.
El Museo Iconográfico Balzaciano, con
Ya, en 1920, comenzó a publicar sobre
sede en la actualidad en la calle Solano Gar-
Balzac en la revista mensual "La patria
cía 2587, en Villa Biarritz, fué creado en
italiana en el Uruguay", dirigida por don
1929 por su Director Don Santiago Gastaldi,
Rafael ~~bella, después, lo hizo en el suple-
montevideano, nacido el 21 de Diciembre de
1891, en pleno c<orazón de esta ciudad; en la mento de "La lVIañana" dirigido por el ilus-
calle Miguelete y Ejido. tre OttoJ\rIiguel Cione luego, en "El Ideal", a
Realmente curioso es el génesis de la vo- cargo del Dr. Alberto Schinca, más tarde al
cación de balzacista de este hombre de -letras. de Don Ricardo ES0uder, y con posteriori-
dad en "El Pueblo" dirigido por el Dr. Juan En 1936, Don Santiago Gastaldi, recibió
Antonio Buero. del Gobierno de Francia la encumbrada dis-
y de este intenso y perseverante amor tinción eonstituída por las Palmas Acadé-
admirativo a Balzac, de Gastaldi, surgieron micas, oficial recompensa a sus trabajos por
dos grandes frutos: 1. 0 La Confraternité Balzac, que en causa no muy lejana, lo son
Universelle Balzacienne, hermandad que por Francia y por el Uruguay, principal-
une a más de 3000 literatos distribuídos en mente.
los más diversos puntos del mundo. Idea- :lYfuchas son las distinciones recibidas por
lista organización que mantiene el nombre de Gastaldi provenientes de todas partes de la
Balzac como gallarda bandera de compren- tierra, pero, antes digamos que su obra tie-
sión solidaria con la humanidad. ne la adhesión de: Camille :lYIauclair, Ga~
Esta Confraternidad, fué fundada en briel Hanoteau, André '1Iaurois, W. Somer-
1929, y tuvo por primera reunión prelimi- set :lYI'augham, Gabriela :lYIistral, Albert
nar a su constitución, a la realizada en la Einstein, Henry Bordeaux, lVIanuel de Fa-
redacción de "La Mañana", en la 0alle Ciu- lla, Ricardo Rojas, Mauricio M:aeterlinck,
dadela, por los amigos de Santiago Gastal- William Hobart Royce y tantas otras pre-
di, Otto Miguel Cione, Julio Frieri y Amé- clarísimas.
rico Agorio. Después, se hicieron varias re- Además, Gastaldi, ha, publiC'ado -y si-
uniones en la residencia del señor Gastaldi. gue haciéndolo- durante más de 30 años,
2. 0 El :lYIuseo IC'onográfico de Honorato de artículos en su mayoría sobre Balzac y su
Balzac. ohra, en diversos diarios, periódicos y re-
Su inauguración en 1935, tuvo lugar en vistas de varios continentes. En nuestra "Re-
la pintoresca Villa Colón, donde permaneció vista Nacional", en "El Oomercio" de Lima,
instalado hasta hac-e unos cinco años. en "La Prensa" de Nueva York, en "La Ma-
La prensa se ha ocupado muchas veces de ñana", en "La Tribuna Popular" de Mon-
este museo. En el ":lYIundo Uruguayo", apa- tevideo ...
reció hace años, una interesante nota, fir-
Figura de responsabilidad en el campo de
mada por Servando Cuadros.
las letras es este balzacista, dando testimo-
¿ Qué posee este museo especializado? Mi-
nio elocuente de su valía los siguientes títu-
les y miles de ilustraciones, de textos bal-
los honoríficos, entre tantos otros, con que
zacistas, cien y tantas carpetas con minu-
ha sido agraciado: :lYIiembro Correspondien-
{.josa y excelente información personal de
te de la Academia de la Pensée Francaise,
Gastaldi -en su mayoría- sobre el emi-
~M:iembro del Comité de Honor de la Fede-
nente autor de "Papá Goriot". Fotografías
ration Intemationale Des Arts, Des Lettres
de visitas de personajes a este instituto cuL
et Des Sciences, Miembro de Honor del Club
tural, condecoraciones a su director y pro-
Faubourg, y Vioopresidente honorario de
pietario.
"The Glorious Company of Balzacians of
Este museo, verdadero ambiente francés
America", de Nueva York.
injertado en Montevideo, ha sido visitado
por muchísimas personalidades, entre éstas, Tal es este museo, esta confraternidad
en 1940, recuérdase a Stefan Zweig, que lle- balzacianos, y tal es Don Santiago Gastaldi
gó a él en búsqueda de amterial literario amable literato que ha ofrendado su vida
para escribir la bio~afía sob¡re Balzac, entera a la personalidad hercúlea del gran
obra que dejó incompleta al quitarse la vida psicólogo en sus libros, que fué Balzac, con
en Petrópolis (Brasil), en Febrero de 1942. su pluma llena de color, de vida exuberante.
El álbum de visitantes de este museo, re- Las obras de este magnífico francés COllS-
gistra firmas prestigiosas como las de: Ru- tituyen una grande y potente antorcha, toda
fino Blanco Fombona, Arturo Capdevila, luz, y es Gastaldi, en el Uruguay quien la
Pierre Defontaine, Eugen Relgis, Carlos sostiene con abnegada eficiencia desde hace
Martínez Vigil, Raúl Montero Bustamante, más de un cuarto de siglo, alumbrando a
:Margarita Sarfatti, Leo Poldés, Gastón Fi- la humanidad, siempre en pos del más allá
gueira, Alberto Zum· Felde ... dichoso.

R I M A E L v O A R D o I N O

..
EL CAFE DE ORIENTE

GARRÁN, EL DIACONO

Una gran ceja dramática sobre el tecla- no rec'Ünoce tubos digestivos. El arte sólo
do desnudo de unos dientes enormes. De- creado para comer puede llegar a no ser crea-
bajo, un poco de humanidad enlutada. Este do yana ser arte. Y i ay del artesano que
es Garrán, el diácono. pudo ser artista!
Al crear a Garrán debió padecerse un gra- No, no hay dos vidas: una para el templo
ve error. La báscula de pesar espíritus es- y otra para la plazuela. No se puede ser
talma en desnivel, porque a este pequeño a un tiempo diácono y pregonero. Garrán
hombre negro le tocó un alma demasiado ha deleitado a muchos golosos, con vientres
grande. Menos mal que utiliza el sobrante y senos desnudos, ha regocijado a muchos
para ejercicios de amor... Escribe innu- pasatiempistas, con travesuras escritas al pie
merables cartas rosadas a una novia lejana de los dibujos -ancha y florida carrete-
y azul que periódicamente - ¡ay! - le ra-; pero el arte de Garrán no es la de des-
aguarda en unos jardines bien reales. Pero nudar vientres ni senos, sino el de desnudar
Garrán, en un confortable despacho del ca- espíritus, dejándolos presos en la fina ma-
fé de Oriente, después de llenar varias ca- lla de la caricatura.
rillas de dulce prosa emocionada, vuelve al Joven diácono Garrán : No la carne desho-
ensueño de su vida - el arte - y ya le jada, sino el espíritu sorprendido. Ese es
vemos oficiar de diácono en la mesa anti- tu blanco.
papal de Rafael Barradas ... , confiando en
que pronto tendrá también su silla, su rito
y sus cánones. Elll'ique Garrán ya tiene su emblema: Un
Maravilla hallar ahora un diácono, entre pino desmayado, y, en la rama cimera, un
tantos ya definitivamente ungidos... Sor- cascabel. Esta gran ceja dramática que bro.
prende hallar un aprendiz entre la gran ta sobre el teclado desnudo de unos dientes
muchedumbre de maestros. Es un feliz ha- enormes - negro matorral sobre un pia.
llazgo el de un disc~:r}Ulo... , pero puede no - tiene debajo un poco de humanidad
ser esto una red. Nadie mejor que aquél enlutada, pero su paso lo anuncia un cas-
que se dice Benjamín del arte puede meter cabel. Guardémonos del cascabel. Si acaso
en su costal - con suave astucia - las co- quisierais esquivar la tragedia de este pe-
pas de plata de sus hermanos mayores. Ga- queño hombre sombrío que se perdió en las
rrán - el negro y dócil diácono - ya tie- encrucijadas del arte, no aguardéis a que
ne alguna escondida - Bagaria lo sabe y os hiera el ruidillo un poco agrio del cas-
sOlll'íe, - y si el discípulo sabe fundirlas en cabel. Si vaciláis, y el cascabel suena, ya
su horno interior y ofrecernos la suya llena estáis perdidos. El ruidillo os hará son-
de buen vino ... reír, y un hombre que sonríe está vencido.
Pero hay que vendimiar con cariño en las El pequeño y negro diácono apenas toma-
propias c-epas. Hay que hallar pronto el ca- rá nunca parte en los graves concilios esté-
mino. No valen en arte las encrucijadas. ticos; pero, si lo hace, será para intercalar
La indecisión no suele producir frutos ge- en el discurso un inciso punzante... que
niales. Hay que avanzar resueltamente por suele ser punto y aparte.
el camino más duro, si ese es nuestro ca-
mino. Hay que desdeñar anchas carreteras
y vereditas entre rosales. Y1 no gozarse Garrán - negro y pequeñito - es el gra-
mucho de los hallazgos, sino inquietarse por no de pimienta, o de pólvora, en las asam-
lo aún no logrado. bleas amables del café de Oriente. Pero en
y menos creer que en arte puede haber arte no vale sonar siempre el cascabel ...
dos caminos paralelos: el del hombre que Ya no queremos sirenas, ni anzuelos, ni ape-
.sueña y el del hombre que come. El arte ritivos ni siquiera adobos. Ya sólo quere-
mos el hilo de agua clara y' pura, sin 'per- pronto ha de tener también su silla, su rito
fume de jardines definitivamente muertos. y sus cánones... Quemará el pino des-
Arte sinc-ero como ahora comienza a sen- ma;yado y con el cascabel adornará el collar
tirlo Garrán - dóeil y atento diácono que de 1Ul perrito que le lama los pies.

B E N J A M I N J A R N E s

BIENVENIDA A XA,\rIER ABRIL


La obra poética de Abril «Descubrimiento del Alba», mereció el alto ga-
lardón de ser seleccionada y estimada por James Joyce. Tal es así que en
la obra «James Joye:e -La vie- sOn oeuvre son rayollliement» - La Hune
París, 1949 figura la mención bibliográfica bajo el número 454.
Joyce, como Valery Iarbaud, Jean Cassou, Marcel Brión, Jules Supervie-
ile" César Vallejo y muchos otros han exaltado al poeta que surgiera en los
inolvidables díass de la revita «Amanta», de José Carlos Mariategui.'

Hace ;ya un tiempo se encuentra entre nos- dio, que cada día cree lllenos en el anacró-
otros Xavier Abril. Viajero y trotamundos, nico poeta de café, intoxicado de vagueda-
por íntima convicción o secreta esperanza, des literarias y deslllayada postura sibilina.
nos llega este hermano del Ande peruano, de
Varias son ya las conferencias literarias
un mundo gobernado por la tradición de la
y artísticas que Xavier Abril nos ha ofreci-
sensibilidad y el sueño. Entre la incerti-
do, C'OIllO henchido fruto de su tránsito por la
dumbre y el desamparo del hombre actual,
literatura. Entre ellas, se destacan por sus
mantiene Abril con inexorable dignidad y
illlborrables valores, las pronunciadas sobre
cOlllIlostura, su calidad, poco habitual en es-
César Vallejo. La filiación poética del gran
tas tierras, de "holllbre de letras". Y esta
maestro, venida de las más secretas sustan-
denominación, la aplic'amos no COlllO una ce-
cias de la tierra alllericana, ha encontrado
ñida adjetivación de su personalidad, sino
en el escritor cOlllpatriota su exégeta lllás
porque consideralllos que es, acaso, la que
c'olllpleto, penetrador de la estructura ínti-
mejor le define y señala. Porque fuera del
llla del autor de Trike, y expositor exitoso
Xavier Abril poeta, de graves y profundas
de su lllensaje.
resonancias hUillanas, de vitales experiencias
estéticas y perlllanente ejercicio, del Abril Xavier Abril es un poeta de firllle itinera-
crítico de literatura o arte, de sagaces son- rio. Desde Hollywood; escrito en el territo-
deos y lúcidas inteligencias con la poesía o el rio surrealista de la hora, hasta Descu-bri-
problellla artístico, sobresale, c'On vigor no- 1nciento del Alba y sus últilllOS poelllas, ha
torio, la calidad de que hablalllos. Es enton- perlllanecido fiel a las auténticas cualidades
ces este poeta peruano, el ser de las íntilllas del creador. Su inspiración, afiliada a la
convivencias con la literatura en sus lllás ensoñación lllás delicada y rica, ha obtenido
jerarquizadas categorías, en sus más vastos perdurables voces en el concierto lírico de
panoramas. Lector refinado y cotidiano, de América. De irrefrenable alegría y jugue-
seguros y eficaces rastreos, mezclado del si- tona aventUra poética en sus prillleros an-
baritiSlllO de la confrontación del dato o la dares, su poesía se va adensando ya en expe-
fecha precisa, c"On la inlllersión honda en los riencias definitivas. Mas, Xavier Abril pue-
espíritus creadores, su cultura e inforlllación de decir ahora lo dicho en suAgtob~:ografía
literarias, de privilegiados valores, le han de 1931: "Para lllí la vida sigue siendo un
singularizado con brillantez en nuestro llle- continuado fi1lll de sueño".

CARLOS A L=B E R T O GARIBALDI


EL MENSAJE DE EUGEN RELGIS

Eugen Relgis, este profundo escritor y personal como "Los Principios Humanita-
poeta rumano, está entre nosotros, y él sa- ristas", "Cosmometápolis" y ":Mirón el sordo".
be bien el sentido, que tiene su permanencia Sólo nos ocuparemos ahora de los dos
que quiere ser estable, en un clima de autén- primeros testimonios, para sentir un poco
tica libertad en la expresión del pensamien- . más cerca el pulso de este ilustre humanista
tO,casi extraño en nuestro mundo convul- euya enseñanza puede alcanzar valores es-
sionado por el terror y la miseria. pirituales fecundos en la formación de la
Como fué Holanda en la época de Descar- conciencia moral en nuestros pueblos, orien-
tes, y fué Francia cuando los imperios cen- tando sobre los legítimos esfuerzos de los
trales y hasta no hace mucho Suiza, --como grandes pensadores europeos y aclarando
para Romain Rolland- el amigo y maestro su influencia libre ya de la tragedia y del
de Relgis, refugio imprescindible para me- drama de la guerra, que fácilmente puede
ditar y eS0ribir con dignidad, para denun- desorientar sobre los reales valores del es-
ciar la violencia y la intolerancia en donde píritu..
aparecieran; así lo vemos a Relgis entre Cuando Stefan Sweig por su propia vo-
nosotros y releemos sus obras más persona- luntad se quita la vida en 1942 en el Bra-
les, que van apareciendo o reformándose sil, "este admirable país" que hubiera de-
poco a poco a medida de su aclimatación a seado reconstruir allí su vida, ya que su
estas esferas de culturas nacientes y de patria Austria se hundía entre las bayone-
fuerzas vivas aún en latencia, pero con la tas del nacismo, y que "Europa patria es-
asombrosa jerarquía de su auténtica liber.- piritual, se destruye a sí misma", nos con-
tad, lo sentimos muy cerca nuestro, y com- fiesa en su última página en forma desga-
prendemos su mensaje, este hombre singular rradora: "Estimo, pues, que vale más con-
que ha sido llamado por la crítica: "Un pe- cluir a tiempo, y en pie, 'una vida para la
regrino de la justicia y la verdad", "Un hu- que el trabajo espiritual ha sido siempre la
manista libertario", "Un .sobreviviente de máxima alegría, y la libertad personal el
los g-randes pacifistas entre las dos guerras mayor de los bienes sobre la tierra"; las
mundiales"; nos entrega en sus últimas obras sombras triunfales de la barbarie amenazan
verdaderos testimonios sobre la labor in- entonces con extenderse sobre todo el pla-
mensa por la paz y la cultura de Romain neta y pareeoía mejor morir aÚn libre y no
Rolland, Stefan Zweig, George Nicolai,JY1ax VJVU' como esclavo. Han trascurrido diez
Netlau, y obras fundamentales de carácter años desde entonces, Relgis sufrió en su
tierra natal la soledad y la angustia, pero nio de la guerra y la paSlOn creadora del
cruzó el Atlántico y estas playas recogieron mundo espiritual, Stefan Sweig, buscó, se-
al luchador infatigable; hurgó entre los pa- guramente, con insistencia, un escape, una
peles y las noticias la verdadera causa de liberación.".
la actitud trágica de Sweig, del autor de i Ante el espectáculo de los posesos del
obras ya clásicas aunque recientes y espe- odio y de la destruc-ción!
eialmente de su afirmación del amor y de Y en su testimonio sobre Romain Rolland,
la tolerancia al revivir las figuras de Eras. nos entrega Relgis su mensaje de lucha por
mo y de Castellio, los humanistas del me- la paz y la libertad tan seriamente amena-
dioevo preñado de intolerancias. No podía zadas. Nos recuerda que Rolland solía repe-
olvidar su traducción al rumano de catorce tir el aforismo de Heráclito: "Es 'con diso-
libros de Sweig, como reacción humanista nancias que están tejidas las más bellas ar-
contra la opresión de los fascismos. Nos di- monías".
ce Relgis: "Toda semilla arrojada en este Y así fué como en el encuentro en Ville-
vasto universo, aun cuando caiga sobre pie- neuve con el Maestro, y luego en la corres-
dras y arena árida, da finalmente su fruto, pondencia surgida de la encuesta que Relgis
i Haz tu trabajo, sembrador! Otros vendrán hace en aquella oportunidad, y en la cual
a coser·har los granos de tu fe y de tu fide- no siempre hubo comprensión por parte de
lidad hacia tu prójimo". Y nos afirma que Romain RoUand de la posición idealista de
Sweig -y él no pudo resistir- nos legara Relgis, incomprensión que culmina con la
en su libro "El Mundo de Ayer" "una con- última carta abierta de éste a Rolland, "De
fianza invencible, a pesar de todo, en un profundis Clamans", en donde ya en plena
porvenir mejor". madurez se afirman sus conceptos' sobre el
Nos relata su encuentro con el autor de humanitarismo, la política, Europa y la
"Amok" en Salzburgo, y en medio de su sen- Humanidad, y se' reconoce al Maestro, aún
cillez que oculta al agudo psicólogo que nos en sus errores) para trasmitir sus ideas so-
diera retratos perfectos como el de Balzac, bre la C'ultura occidental.
Nietzsche, Tolstoi, Stendhal, aparece su fie- Con motivo del 60 aniversario de Romain
bre por des<mbrir el secreto de los grandes RoUand, el 29 de Enero de 1926, Relgis nos
hombres y de las grandes pasiones, nos dice cuenta que esta celebración no tuvo el fas-
Relgis: "Sweig, es el poeta armado con la tuoso ruido de los banquetes diplomáticos,
temible arma del Dr. Freud". Y descubre ni fué festejado por los plutócratas ni por
al artista en su móvil central de "sangre y sus pensadores esclavos. Sino que una
espíritu" como las fuerzas que mueven to- auténtica generación de hombres de "con-
dos sus dramas y biografías. ciencias libres" se adhirió al homenaje.
y Relgis, en su Bucarest, cuando la ocu- Es que Romain Rolland ya no se perte-
pación alemana, escribe en su diario, al ne- necía a sí mismo, al ser reconocido en vida
garle la noticia de la muerte de Sweig, ''Por "como una de las más altas expresiones de
qué? me preguntan mis amigos y lectores, las aspirar'iones modernas, prueba que la
me pregunto yo mismo, agobiado de incerti- lucidez de los contemporáneos, ya no es la
dumbres". El me instaba, no hacía muc·ho misma que la veneración religiosa de los
desde Buenos Aires, a tener paciencia y co- antiguos".
raje, le faltaron a él, o es que era demasia- El testimonio de esta recordación, prue-
do lúcido para ,conservar aún esperanzas en ba la supervivencia del espíritu libre entre
su generación". las ruinas de la guerra, entre los amigos de
"Y ahora recuerdo su "Amok", también Rolland adheridos en una u otra forma fi-
él sufrió los efectos de esa fiebre terrible, guran: Máximo Gorki, Georges Duhamel,
pero trasladada al plano superior del espíri- Stefan Sweig, Felicien Challaye, Séhneider,
tu y el alma". Y continúa Relgis su pro- León Bazalgette, Paul Aroman, etc.
fundo análisis sobre Sweig. Aparecen en Se afirma que después de la muerte de
América "El mundo insomne" y "La pasión T'olstoi, entre el desierto del odio y el li-
creadora" obras de Sweig, "Títulos que de- bertinaje, lioUand ,es la gran esp:~ranza.
ben tener una interpretación testamentaria. Nos dice Amadée Dunois de "Juan Cristó-
Entre un mundo atormentado por el insom- bal" "es la sinfonía heróica y doliente de
una época." Los héroes de Carlyle son se- de surgir algunas pequeñas diferencias con-
midioses, los de Rolland, hombres de gran ceptuales entre ambos, rpero ello afirma la
corazón, que nos guían a través de la vida, afinidad fundamental en la corriente hu-
una vez bien conocidos, -nos dice .Antón manista -noble y desinteresada, que por
Sikabon;yi, y en seguida pensamos" en el des- amor entrega a la acción la plenitud de las
file heróico de las figuras evocadas por Ro- ideas feeundas, por el mejoramiento de
main Rolland: Beethoven, Tolstoi, Gandhi, las relaciones, para la eonviv,encia entre los
Miguel Angel, Vivekananda. pueblos y los hombres.
y esa fe absoluta en el destino del hom-
En Rolland vive la música y el arte hu-
bre superior, de su evolución histórica y su
mano, aquel más puro, el que no puede mo-
realización de ideales, es el mensaje que
rir, a pesar de los incendios de las grandes
Eugen Relgis nos trae desde la vieja Euro-
ciudades. Lo eterno que acompaña al hom-
pa sacudida por la incomprensión y el
bre en su peregrinaje por la historia, lo que
egoísmo, por la materia y la ambición in-
merece salvarse de la Europa milenaria,
controlada. Y este dirigir la mirada a
que aún sigue revolcándose en sí misma,
nuestra América, más allá de todo panna-
entre odios y negaciones de la persona hu-
cionalismo, como van~uardia y depositaria
mana.
de una misión de salvación de la humani·
Eso que ha llegado a América con la
dad, nos obliga a buscar el camino que cada
antorcha eneendida, como en Einstein y en
pueblo debe encontrar de su liberación, an-
Nü;olai, y que nos llega aquí, con la figura
tes de pretender imponer a otros sus regíme-
de Relgis.
nes políticos. Y especialmente en la órbita
Recordamos aquella carta de Romain Ro- de la cultura. Relgis nos enseña desde su
lland a Eugen Relgis ~el 30 de Octubre de experiencia y su lucha: "La libertad es la
1929, acusando recibo de "La Internacional condición esencial del progreso cultural".
Pacifista", dice esencialmente: "Estoy pro- "La cultura expresa la unidad humana en
fundamente conmovido de la afectuosa es- la variedad de los pueblos, la permanencia
tima que me testimoniáis. i Estad seguro de del espíritu en el flujo y re±1ujo de la evo-
la mía! No existe un europeoi -en -cuyas lueión universal". Como un día le dijo Rel-
manos yo remita Don más confianza, en el gis a Romain Rolland, hoy podemos nos-
ocaso de mi vida, mi pensamiento pacifista y otros recordarle a él mismo: :Mientras us-
universalista, rpara trasmitirlo al porvenir. ted, esté entre nosotros, la antorcha no pue.
Pues nadie tiene de él una inteligencia más de estar en mejores manos que las suyas,
entera y comulga íntimamente con él" Es- debiendo mantenerla bien alta, sobre la cum-
ta carta tiene un profundo sentido testa· bre, para iluminación del espíritu, en los
mentario, es cierto que más tarde habían hombres de buena voluntad.

u L I o e A s A L M TI Ñ o z
L I B R o s
lJN JARDIN PARA LA kIlJIERT;E. - Pau- miza de Celeste y preparando a pleno sol
lina Mecl~l:ros. - Editor·ial Rueda. - B11e- y sin proponérselo, un clima sombrío.
nos Aires. y finalmente los niños, José Pedro y Ce-
leste, ·e¡xtremos masculino .JJ femenino del
Cuando se termina de leer una novela por eje dramático de la historia.
primera vez pueden experimentarse dos sen- Todo esto es del mundo. De nuestro mun-
saciones: la sensación de que nosotros he- do rural, pueblerino, monótono.
mos estado planeando, desasidamente, sobre Pero Paulina Medeiros, con estos mate-
el texto, o la sensación de que el texto nos riales jugosos para la anécdota y desampa-
ha sojuzgado eon ademán profundo. rados al parecer para el logro de finos pro-
Esta última revela el trasunto de un mun- cesos intelectuales, tan gratos a la novelística
do original creado por el espíritu. eontemporánea -Huxley, por ejemplo--,
Tal sucede con el libro de Paulina Me- construye un extremo universo.
deiros: Un Jardín pam la Muerte. Toma los seres humanos y los carga de
El escenario, las cosas y los personajes alta tensión anímica. Los da vuelta én
son nuestros. sUs manos y se pone a contemplar el alma
La frontera bilingüe y contrabandista. El monstruosa de los pequeños seres, el reino
río Yaguarón, corriendo sin clamoreo inútil, de los sueños, la trastienda de los corazones.
entre pueblos que duermen sin soñar. Las Con ímpetu subjetivo que me recuerda a
negras idolátricas y ornamentales. Los dul- Hermann Hesse y prescindiendo de todas
ces, de nombre y cuerpo empalagosos. El
hipocritón Loreto, acicalado, limpio como
lechada de e-al, tratando de cuidar su len-
las posibilidades de una rica esgrima men-
tal, esta escritora se hunde en el interior
de una vida, en la exaltada psiquis de Ce-
-
guaje y sus modales de santón industrioso. leste, la pequeña heroína de Un Jardín pa-
La difunta y dulce Amelia, guardada entre m la M1lerte.
cintas, leyendas y perfumes de alhucema por Entonces el límite objetivo de las cosas
sus pequeños hijos. Sandra, sutil como el comienza a temblar, a parpadear. Una irreal
instinto, lu~trosa ~como un ~nimal, defen- atmósfera de pesadilla y de trasmutación lú-
diendo a su 'Olinto de la curiosidad enfer- cida a un tiempo, envuelven la aventura de
Celeste, la mna atormehtadá, vertig5.nosa- espíritu sobre el paisaje. Y su resplandor
mente a,,011da, extrañamente adulta, llena de vívido, borrando el contorno natural, nos
presentimientos, enardecida por celos oseu- deslumbra con la luz introspectiva de la con-
ros, y víctima al fin de su viejo afán de re- goja humana.
belión y venganza. Dna obra densa y plena, en resumen, que
El lenguaje de Paulina Medeiros se hace jerarquiza la producción literaria nacional
anhelante, entrecortado y telegráfico a ve- y que anuncia próximas y hazañosas em-
ces para penetrar en estos arduos territo- presas del talento creador de Paulina Me-
rios y logra plenamente su objeto. Quiere deiros.
crear y crea. Este es el secreto grande. Da7liid D. .vidart.
Crear. Arrancar de la cantera íntima una
pepita pura. La Sabiduría viene de afuera;
el poder cósmico, la demiurgia están aden-
tro.
"TRAt~SATLANTICO". - A.ntonio Vega.
Quien sabe manejar ese fuego, oomo decía
García LorC:'a, hace obra perdurable y ejem- Corp. Gráfica.
plar.
Paulina iMedeiros, sin embargo, en la No hay una España sola, qlie son muchas
deliberadamente sobria narración, intercala las Españas; parlas diferentes, tierras dis-
de tanto en tanto los hitos estremecidos de tintas, orígenes divergentes. "Castilla de los
sus peculiarísimas metáforas. páramos sombríos, Castilla de los negros en-
,Extraigo algunas: üinares ... " y más allá: "Córdoba la serra-
"Sus manos eran dos personajes toscos, na, . Sevilla la marinera ... " y luego: ... fér-
testigos de su vida, deformados por toda til Extremadura ... ", como así cantó An-
una existencia anterior compartida con la tonio Machado; y costas levantinas; y mon-
joven". "El silbido del hombre, traspasan- tañas astúricas; y paisajes abruptos vascon-
do a veces el pentagrama del látigo, era her- gados ... El lVfiño y el Guadalquivir, el'Ta-
moso. Parecía un pájaro escondido en el jo, el Ebro... Ríos y montañas separan las
pajonal del bañado". "Su piel relucia en Españas y las separan las tierras del QUi-
ciertas partes, comó haciendo señas por las jote.
hendiduras del escote". "Te inclinabas a De todas ellas han salido caminos que
mirarme con tus ojos agachaditos bajo el cruzaron el mar grande y llegaron a esta
párpado de seda; te inclinabas en tu per- 4.<\mérica. Fueron embarcaciones a vela y
cha delgada y sin abrir los labios, sonreías". fueron y son largos barcos, anchos barcos
"El carpincho escapaba eon un nubarrón provistos de tantas oomodidades para que,
colorado en el lomo". "Con la emermedad los que puedan pagarlas, hagan el cruce sin
sus dedos temblaban. Se iban dorando y temores aunque la esperanza que los em-
pareüiéndose todos como las cinco puntas de puje pueda ser igual. Dno de esos barcos
una estrella". "Se zambullía en su ronqui- se llamó probablemente el Nervión y en sns
do como una enorme rana. Lo único que entrañas, allá en el primer decenio del si-
restaba de ella era ese chorro elástico, que glo, venía un niño con sus padres. Hecho
muellemente subía y bajaba". " ... hasta hombre y hombre americano y, uruguayo,
el cielo sube mi rencor, como sube el arrullo aquel niño átó sus reclierdos probables y
de la paloma". los uniÓ a sus experiencias de un segundo
Claro está que estos tropos deben ser gus- viaje adulto, para dar un buen libro que
tados en exacto lugar, cuIminando muy par- llamó Translltlátntico. El Nervión partió
ticulares situaciones aIl.ímicas. de las costas del sUr, pero traía, como en
El desenlace es de una fuerza y de una ex- cualquier otro de sus viajes, toda España
presiv:i!dad extraordinarias. encerrada en él; sólo que esa España, que
La niebla del sueño se volatiliza. La vieja es la que realmente interesa a la eeonomía
serpiente fluvial recibe su presa humana. de nuestras tierras, veliÍa en las bodegas.
Perq el alma' "encabritada, amanecerá en Con un lenguaje claro y fluyente, sin tro~
relámpagos sobre el río". piezos y sin exceso de cUidado que podría
También esta novela es un relámpago del delatar influencias librescas, librándose muy
familiarmente a los giros regionales aunque gllados recursos. Viajaba un torero, no pri-
sin demasiada insistencia, con trazos ligeros mera figura, naturalmente, que bajaba para
(algunas veces apenas líneas de un dibujo encontrarse con una andaluza buena moza,
de dibujante experiente), -con emoe-ión re- Teresa, la que, con su hermana Consolación
tenida pero constantemente en latido por venían para ser las mucamitas prontas para
todo el viaje expuesto, Antonio Vega dice el trabajo y con la hucha lista para el aho-
y hasta canta su travesía. rro. ( Había una niñita enferma. Quizá el
Hacia nuestro puerto, en ese Transatlán- tono de menor emoción lo dé esa niñita, por
tico de Antonio Vega vienen las Españas en tan previsible que resulta su trayectoria,
las bodegas del Nervión. A un lado, haci- por lo acuarelado y vagamente resuelto que
nadas las mujeres y los niños; hacia otro resulta su figura y por su inevitable cone-
lado, en peores condiciones si cabe, vienen los xión sentimental con el niño contador del
hombres. Arriba de ellos están los cama- viaje. También había otros niños, muchos
rotes separados y aireados, los comedores otros niños sin duda alguna, entre ellos los
de manteles adamascados y camareros obse- de Isidoro; y un malagueño, Diego JYIlárquez,
quiosos, el sueño tranquilo, la música para y un zamorano a quien Teresa daba palique
los bailes. Por las noe-hes, -cuenta Antonio y un murciano; este murciano emperrado
Vega cómo se espesan los olores y cómo se en no dejar la enfermería a donde se le ha-
juntan los suspiros y las quejas de las mu- bía trasladado, porque en la enfermería es-
jeres y de los niños; por el día "el mejor taba aislado, dormía en una cama y no en
asiento colectivo es la boca de la escotilla". un coy cubierto con arpilleras y comía otra
Por el día pueden reencontrarse los padres cosa que no la bazofia diaria c"ÚmÚll a to-
y los niños, los maridos y sus mujeres, se dos los inmigrantes. JYIuchas Españas sus-
forman corros, cada España canta, impreca: pirosas, tremantes, ardientes en esperanzas
añora, languidece, esp~ra, sueña conforme y desmayadas en nostalgias cuitas:
al espíritu del pedazo de tierra que repre- "-Qué lástima de casita de Alcalá que
sentan los hombres; los costeros, los de tie- nunca la volveré a ver !"
rra adentro, los de regiones calientes y na- Todas esas Españas del Nervión dibuja-
ranjales y olivos, los de yermos y secanas, das con trazos breves y justos, contadas en
los de sierras C'on soles, los de montañas con una limpia prosa sin obstáculos, muy sere-
nevadas continuas... El Farruco, el vasco na, no pretenden ser, bien se echa de ver,
Fermín Irúa '''de vo; áspera y noble" que la exposición de un problema sociológico;
era "alto y huesudo, con un hombro más sino que ese problema está implícito en ese
.alto que el otro y siempre virando para ese viaje, como lo está en 0ualquiera otro viaje
lado ... " el marinero Remigio a quien des- de cualquier otro Nervión y de cualquier
.~aiaOTa un golpe de mar y a quien el mal otro tiempo que no sea el de 1912. Es el
recibe finalmente; el granadino Pepe Almu- problema del hombre huyendo de las tie-
dena, el gran goloso comedor de plátanos; rras agotadas o fluyendo en una corriente
Paco el gaditano, a "quien las ratas saltll.ban cuyo ímpetu generador bien lo han sentido
por encima de su pecho dormido"; el mur- estas otras tierras americanas, en busca de
ciano jugador; el flaco lsidoro, "que venía Eldorado, de Thulé perdida en las brumas,
de una estirpe de ganaderos sevillanos"; Ca- en busca de cualquier lugar embellecido por
rrión el del Ferrol; Cristobalito el de San- la leyenda y la esperanza y en donde se
tiponce; el zuequero gallego Agustín Pedra- piensa que han de poder encontrarse sin
yo, el otro gallego Celedonio Carballo que vallas los trigales de oro. La nostalgia po-
era de "Peiticiros, valle de Gondomar" (sue- día hacer suspirar, podrá hacer suspirar:
na igual que. un verso 1).. . Tanta gente -Aquellas eran aguas!---, como decía el
cruza el viaje de Antonio Vega! Había gallego.
un maestro que c'Ontaba cosas, don Perico Que más al fondo de ese suspiro estará la
Ocaña, un maestro con su bagaje de cul- decisión sin palabras precisas:
tura inútil para tal crucero en el fondo de -:llfadre: cuando sea grande (cuando yo
las bodegas y cuyas palabras resultaban de- pueda, esta es la verdadera decisión, re-
masiado difíciles para la lenta comprensión gresaremos. Pero regresaremos viajando
de: aquella ,gente de labores pesadas casi de primera!
todos ellos, de tantos problemas y tan men- Selva· Marquez.
HORMIGA Y ESTRELLA. - Angüica QUIJOTE", imaginará de qué se trata. Es
Pla:ya. cierto que, si a veces, hay finas tiradas a lo
Azorín, son más las páginas en que Contre-
He recibido su libro "Hormiga y Estrella" ras Pazo se emancipa y es auténticamente él.
que me ha parecido muy bien, muy brillante. Se advierte en su manera la calidad -alta
Ese tiempo rápido que Ud. emplea con vi- calldad- del glosador. Necesita por momen-
gor en su prosa está muy bien conseguido tos un punto de partida, algo así como un
pero quizá se destacaría mejor si hubiera acápite mental, para luego abrirse camino
períodos más tranquilos y menos violentos. por cuenta propia. Así, apela ya a Juan
Yo siempre he sido partidario del párrafo Ramón, ya a Antonio :lVIachado, ya a Azo-
corto y expresivo. Nunca me ha entusias- rín. No es nueva, ni falta de jerarquía, esa
mado el período largo y castizo imitado de .tendencia ;dentro de ~as letras hispánicas
los e-lásicos. ¿ Qué hay algo de c-átedra, de universitario,
De todas maneras el libro se destaca por en ello? Es posible, y tanto mejor. Quie-
su originalidad de pensamiento y por su ex- nes han sentido la unción de la docencia,
presión. no podrán jamás desprenderse de su influ-
Pío Baroja. jo. Que los hombres están atados a su for-
mación. Y en Contreras Pazo hay como un
canto de adhesión, pleno de reminiscencias..
a sus centros de estudio y un respeto que
EL ESCRITOR ESPAROL GONTRERAS toca en lo místico cuando alude en prólogos
PAZO PUBLICA SU PRIMERA NOVE- y páginas a sus viejos maestros, tan vincu-
LA EN MONTEVIDEO, por J. C. Sabat lados a la Institución Libre de Enseñanza.
Pebet. Están también junto a él sus compañeros.
Es el hombre recuerdo de la époC'a estudian-
til ...
Desterrado desde hace 13 años, ahí está ese
escritor y hombre de alta docencia que tan "Cómo a nuestro parecer
bien ha dejado su nombre y el de sus maes- cualquiera tiempo pasado ... "
tros a través de sus conferencias en nues-
tros Liceos de Enseñanza Secundaria. No y esos estados psicológicos los lleva de
tiene aún 40 años. Si bien andaluz, l\:J1adrid maleta· por los caminos del exilio y los vier-
se ha clavado dentro de él. Con s'!1 ritmo te en la Azorinela. La obra se va haciendo
desigual, con su carota hecha de claridad y a sí misma. Descripciones y estados de al-
simpatía, Contreras Pazo se vino desde Pa- ma.En cuadros de primorosa realización
rís trayendo dos libros editados ("OTRO van apareciendo por separado' los persona-
P'L.A.TERO" y "ALAl\1BRADAS") y mu- jes. Lo vivido abre las puertas a la imagi-
chos por editar. Ha sufrido enormemente. nación pura, para que ésta discurra por los
Ha sufrido dentro y fuera de sus límites campos de la temática. No es por cierto,
nac·ionales. Y, entre sus bártulos, traía su Azorinela, una "Casa de la Troya", por-
sus obras inéditas, una de las cuales acaba que en su espíritu y en el de un desterrado
de publicar -noviembre, 1951- en Mon- no e-abe un Pérez Lugín. Pero incluye pi-
tevideo. Se trata de "LOS' MEANDROS DE randalianamente al autor entre los perso-
LA VIDA DE SILA FABRA". El autor najes. Reviviscencias. Ocurre como si el
-nueva razón para mi afinidad- no la cla- peregrino estuviera permanentemente den-
sifica dentro de moldes hechos. Siente -y tro de su Madrid, sufriendo con la ciudad
siento- terror para con las definiciones. y con los problemas sentimentales de sus jó-
Sin rectificarse de su propósito y sólo para venes. Y siempre, el dominio del idioma,
satisfacer las apetencias del lector, que ge- llevado hasta el exceso de voces de escaso uso,
neralmente pide las obras encasilladas, se que incluye por el ene-anto de sUS valores
evade del problema poniendo un rótulo nue- estrictamente musicales. Obliga al diccio-
vo: AZORI:00-r:ELA. No voy más allá por no nario. Pero, de todas maneras, son buenas
contradecirle y por e-onvicción al respecto· estas reinyecüiones de idioma, ahora tan
Quien ha leído "DON JUAl'I" y "DOÑA esfumado que se nos escapa de las manos.
INES", del autor de "LA RUTA DE DON Otro español interesantísimo integra, con
este volumen,. nuestra éultura. ¿ Hay ialgún "Poesía,me hundo en tu fiebre", en su
preanuncio de ello en la obra ~ Sí, y por título apasionado. Umbral por donde se
vía de lo vegetal más autóctono. Una de llega al interior transparente de un encan-
las primeras cosas que impresionan a un tado país de poesía.
lector montevideano es esa descripción tan Los ochenta cantos que constituyen este
fiel y amable de un ombú, árbol exótico en volumen, son breves, fugacísimas exhalacio-
paseos madrileños. Eso y el pie de impren- nes de mágico asombro. Bien está eso de lla-
ta -aparte alguna acotación accidental- marlos alucinaciones. Sólo de esta manera
es lo único uruguayo del libro. Pero surge se puede incluir el sentimiento sublimizado
un símbolo insospechado: Este hombre, na- que puso su autora al escribirlos.
ddo en Almería, brutalmente bombardeada La sencilla poesía de J ean gana en belle-
por el "GRAF SPEE" ha venido a tranqui- za con este nuevo libro. Son estupendos,
lizar su existencia junto a las aguas que sir- aliados cuadros de armonía, con un color de
vieron de tumba a la nave agresora. pálida dulzura, los cantos a Bolivar, San
Equilibrios insospechados, que dan carác- Agustín, Jesús, Homero, Botticelli María
ter reivindicatorio a ciertos destinos. Aquí Teresa del Toro, Sor Juana Inés de la Cruz,
quedará fijado el de Contreras Pazo. Y María Lionza, Teresa de la Parra y la Ban-
que estas aguas le sean siempre propicias. dera Venezolana.
Al fin, en valientes estampas, la autora
Carlos Sabat Pebet. exalta la verdad absoluta de la Poesía, di-
ciendo su palabra de crítica contra las de-
formaciones interesadas que niegan su esen-
cia en nombre del interés de los oportunis-
LAS PUERTAS DEL SECRETO, poema tas.
por Jean Aristem¿ieta. - Caracas. - Además, la autora revela poseer una só-
Venezuela. lida cultura, implícita en la interpretación
psicológica de los personajes y ambientes
Si hay un artista venezolano dedicado cantados en el libro.
con apasionada disciplina al ejercicio crea- De veras que ha sido para mí un gusto,
dor, tal señaLlam'iento corresponde aJean un gozo, escuchar la confidencia apasionada
Aristeguieta, poeta que canta a la Poesía con de esta bella lectura poética.
'~el alma incontenible .por la adivinación de
sus raíces". L1.tcila Velá2-quez.
Se admira en ella esa constancia, esa en-
trega cotidiana, deslumbrada y ,cada día
más firme, de su misión purísima.
La bibliografía de este poeta de Guayana TRANSATLANTICO, por Antonio Vega.
es extensa y variada; prosa y verso, pero en
ambos creciendo en aire libre el acento Antonio Vega ha escrito una novela:
amoroso de la poesía. "Transatlántico". Memorias de la infancia
El verso libre de Jean es una eaja de mú- es el subtítulo c·on que el autor aclara los
sica sostenida en su canto. Poesía tierna de designios de su libro amargo y tierno. Hay,
dulzura, como una mano de miel acarician- además, una dedicatoria: A. Lola Claro, ma-
do las palabras. Desde "Alas en el Viento" te¡'nal, .(Llta y souitariaen Sl¿ alarn,eda de
hasta "Las Puertas del Secreto", su tránsito c:ielosevil:lano. Lola Claro, unida al escritor
lírico ha sido un acontecer fecundo. por la casta y el ánima, ha muerto ya; pero
Otros libros en prosa, entre los que des- su memoria, como la de Bécquer, sigue va
taca "Poesía-Amor de Europa", con tres gando aún por las celestes alamedas béticas
ediciones, señalan la riqueza bibliográfica alta y solitaria. Sevillano es, también, An-
de su autora. tonio Vega y, al modo de Gustavo Adolfo,
Apenas de vuelta de la lectura de "Las ama la esencia de las cosas, de los seres;
Puertas del Secreto", poemario con el Coual ama la presencia perdida, aquella que se ha
triunfara en el concurso de la Asociación tornado ya puro recuerdo, melancolía pura.
Cultural Interamericana, nos sorprende con "Tmnsatlántico" consiste en una ideali-
una nueva entrega en prosa. zada sucesión de evoc·aciones; mas éstas, tra-
zadas con seguro realismo, muestran los y personaje, están .resueltos con alta maes-
accidentes de ct~ento, pesso e med~da que tría. La descripción emocional encumbra
nuestro :Marqués de Santillana aconsejó al a la plástica, le infunde vida. El libro es
poeta como de buena usanza para guiar los· una peregrina mezcla de armonía verbal y
vuelos de la imaginación. Son así, las de Ve- sentimiento. Doy a esta pa.labra -sentímien-
ga' imágenes de un lejano ayer rec1'eadas, tú-- el alcance sin par, intraductible, que
ahora, con su carácter de senstwlidad inme- suele concederse al eanto andaluz, a ese
diata pero con intacta pureza lírica. El no- canto flamenco que Antonio Vega describe
velista, en su proceso evocador, .no a0ude so- tan mágicamente: Hablaba sola la gt¿itarra
lamente a la memoria intelectual, recons- en l.a red(Jnda noche marinera, Bajo 'los oli-
tructora pertinaz y fría del pasado, ni a la vares del sueño. Pepe Almtwena toro pal-
memoire involontaire de Proust hecha de mas quebrando las paredes del aire. La copla
coincidencias entre una sensación presente y pierde la comprensión de las palabras Ct~n­
otra lejana que se le une y se reaviva en do entra en el gemido.
ella. Cierta copla andaluza canta a los re- Vega, en su novela, no violenta ni desna-
daños del alma, expresión que sólo puede turaliza nunca a los protagonistas. Les deja
ser hispánica. Antonio Vega arranca de la en libertad, y aún, a veces, les sigue con
entraña noble, del almo redaño, su verdad sumisión conmovedora. Lo principal del
y nos muestra un retablo de emigrantes pas- personaje reside mue-ho más en las esencias
mosamente verdaderos, en medio de los cua- que en los accidentes. El accidente es, ape-
les él, niño aíill, mínima talla de madera an- nas, pretexto o estímulo para la angustia
daluza, habla con su memoria ibérica, c"On poética con que el autor comienza por ani-
la memoria de su sangre. mar a sus criaturas y acaba convirtiéndose,
Atribúyese a Proust y a Flaubert el pen- él mismo, en el gran angustiado. La peripe-
samiento de que el único mundo real es el cia surge raramente en este acontecer sen-
del arte, y los paraísos mejores son los que cillo, puro. Termínase el viaje y queda en
l'on a perdus. Lo último parece exacto. No el retablo de vidas rnlgratorias la muda in-
tanto lo primero. Si "Transatlántico" es, terrogante del mañana ¡, Qué va a suceder 1
como Flaubert y Proust querrían, universo Nadie lo sabe. Alguien ha dicho esto: N ove--
verídico por el sortilegio del arte con que la que concluye es tma anécdota. N o es .~lna
fué trazado, lo es, mucho más, por el latido vida en mm'cha. Grandes vidas en marcha
humano que, fuera de toda incitación artís- conduce "Transatlántico", novela del mejor
tica, se percibe en ese buque surcador del linaje.
misterio. Con esquivez medrosa y esperan- Pese a la tristeza del libro, no hay en él
za de rapaz que deja la tierra madre por fatalismo. T'odo es un crédulo andar sobre
lo ignoto, Vega nos da la tónica de su no- las ag·uas, una fe que alborea entre voces
vela, conc'6bida para mostrarnos el drama nostálgicas: alalaes, guitarras, medias co-
y pulsadón del emigrante, inmensa fuerza plas· Ni la ironía ni el cinismo surgen,
anónima. tampoco, en parte alguna. Ambos senti-
La obra, en las primeras pagmas, ofrece mientos suelen nacer cuando hay entre dos
una aCClOn panda, vagarosa, como preludio seres o dos grupos humanos lo que Gide
de sonata o lento germinar de la materia. llamó inadecuación, diferencia, c"Üntraste de
Luego se va orquestando, con su melodía - ánimos. En nuestra novela nada de ello
constante voz poética- sus esquemas o re- ocurre. Sus gentes, sobre toda minúscula
latos de resonancia independiente, propia, desavenencia, tienden el ~smo sueño he-
aunque ajustados a una línea vital, encade- roico, aventurero.
nados entre sí por sentimientos comunes Digamos aJlOra que "Transatlántico" no
más que por sucesos. Breves capítulos, ac- ofrece los caracteres de modernidad citados
tuando sobre la historia o tema de la obra, por Berge tan certeramente, (ansia de lle-
renuevan hasta el fin el efecto de reiterado gar a lo absoluto por caminos diversos:
y sugestivo C'omienzo que siempre se consi- surrealismo, neomisticismo, sincretismo, li-
deró harto difícil de obtener en la novela. bertarismo, gidiano, intelectualismo valerya-
El problema de exposición y diálogo o, dicho no, amor forzado a la introspección, deseo
de otro modo, el ligamento de perspectiva de la acción brutal, etc.), pero hay algo
que sobrepasa a lo moderno. Es lo perenne. mostrar, en la perspectiva espiritual, el en-
Esa multitud de destinos, esas almas que cantado pasaje de su origen. Entonces, f, qué
atraviesan el mar con el tiempo, el espacio otra cosa se puede decir sino?:
y la vida en suspenso -igual horizonte cada
"Aquí estoy hombrecito de la muerte,
día -son, ni más ni menos, universalidad,
pequeñísimo dervo delicado.'."
perennidad; y contra ésta, invencible, nin-
guna hazaña cuenta. Bien haya, pues, An- En esa ubicación de su presencia denun-
tonio Vega que ha sabido traérnosla en la cia un desprendido lenguaje hacia Dios, del
varonía fosca de un gañán, la doliente le- que deja, apenas, un suave resplandor en-
vedad de una niña ---:germen y fruto de la tre los hombres ...
muerte dignos de Rainer Maria Rilke-- el Es cierto que "El Ciervo Meditativo" sien-
tumulto barroco de las nubes, la procela ma- te que:
rina donde brinca el "Nervión", negro, ma-
"La vida debe ser también hermosa
cizo, pero envuelto en la delgada gracia de
en algún resplandor de lo que existe ... "
un poema.
Angel A~ler. y resuelve eróticamente el conflicto de su
16-9-952.
presencia humana. Pero su destino se ubi-
ca en el éxtasis "Del Ciervo Figurativo":
"Fuera de mí, mojado de fulgores ... "

EL VITRAL DE LOS CIERVOS, poemas Walter González Penelas.


por Luis Alberto Caputi. - C'Uadernos
Jtüio Herrera y Re~".sS/Íg. - Montevideo.

"El Vitral de los Ciervos" traduce un PRESENCIA DE LA ROSA, por Arsinoe


creciente afinamiento. en la línea estética Moratorio. - Cuadernos Jtüio Herrera y
del autor. No concibo a la poesía sino Reissig. - Montevideo, 1951.
emanando de una ex:periencia vital de sen-
tido trágico. Puede que ello obedezca a Toda generación tiene su estilo de vida y
una peculiar actitud espiritual pero sospe- de lenguaje; tiene una sensibilidad propia;
cho que el verdadero clima poético se halla tiene un cauce determinado para determi-
en lo más íntimo de las devoraciones vita- nadas formas de la acción y de la idea. Un
les, allí donde la pureza original del enig- denominador común parece singularizar el
ma de vivir resuelve el destino de las esen- módulo de las emociones. Pero dentro de
cias y de los sentidos, de las sustancias y de él, el individuo, con ese impulso agonal que
las formas. El poeta es un actor asombrado signa el afán de aquéllos que han de per-
en esa indevelada escoena del mundo psico- durar, encuentra la manera de realizar la
lógico donde lo viviente se resuelve en el propia personalidad. Ella se cumple den-
infinito misterio de las sensaciones prima- tro de temas ineludibles; el espíritu y el
rias. Es allí donde abre los surcos mágicos corazón llevan grabada a fuego una v00ación
y retorna con una titánica recreación del selectiva. Y quien pueda vibrar - a lo
ser y del cosmos. Por eso, nada tienen que, poético me refiero - de la misma manera
ver con la auténtica poesía ciertas, y harto y en la misma medida frente a una riña
frecuentes, formalistas -aún en lo extra- callejera o frente a un paisaje; aquél a
incursiones por la epidermis de la belleza, quien sacudan por lo igual lo externo y lo
desposeídas del ineludible y legítimamente interno, podrá tener una gran amplitud
fondo vital. comprensiva, pero su creación tal vez se re-
Sus ciervos, de blanda y emónie-a anato- sienta de cierto dilettantismo. También en
mía estética, emergen humildemente de esa la emoción, se especializa, ~e particulariza.
sutilísima penumbra de lo humano. "El El lírico busca coeñir su horizonte y encon-
Ciervo Acuitado", tiene, en mi concepto, el trar su escenario. Y en nuestra época que pa-
carácter confesional de su persona del mun- rece querer olvidar a los poetas, éstos no
do, del ser que viene a ubicarse entre los encllentran nada mejor que las cuatro pare-
hombres deliberadamente mínimo, para des del alma para salvaguardar el ideal.

...
"Presencia de la rosa", el último libro de Arsinoe l\f'Oratorio, sin efectismos, muestra
Arsinoe Moratorio, me ha llevado de la ma- el velado drama de la humana criatura que
no hacia estas consideraciones. Y sin que siente correr el tiempo, igual e irrepetible
esto se convierta e~ alegato o en defensa de como las aguas del río heracliteano. Que
causa propia, entiendo que no puede repro- no otra cosa que advertir nuestro sino pe-
charse al poeta que se mueva dentro de un recedero, es volver el rostro hacia el ayer
núC'leo restringido de temas, Y, más aún, que para busc-ar en él la cifra de lo que no ha
transite por ellos con un bagaje escogido de darse nuevamente. Sólo se mira hacia
de palabras. Hay también un lenguaje de el pasado cuando la fe en el presente se
cada uno Y temas de cada uno. No es po- ha abolido para siempre.
sible eludirlos. Se imponen desde la san-
gre. "Repetición es estilo": no sé de dónde Este perdido corazón que viaja
me ha llegado la frase, ni si es mía o ajena. antiguos rostros por quebrado espejo;
Pero sé que encierra una verdad rotunda. esta callada sangre a la que baja
El libro de Arsinoe Moratorio al centrar el tiempo de la ausencia hecho reflejo.
.en su ego íntimo la motivación creadora Y
cumplirla y contenerla en el recinto de su
vida subjetiva, demuestra la consecuencia
de la autora para con ella misma, Y una Garza Y espuma, corazón Y brisa
limpia fidelidad emocional. perdidos en alguna primavera;
No hay en su libro, vértigos ni huracanes; boca que ostenta la copiada risa,
el equilibrio de la flor que ha elegido como hueso que clama lecho de pradera.
heráldica de su modalidad, impone su ar- Lobo del tiempo devorando olvido
monía, su límite, su perfecta adiaforia, para de aquella voz por siempre prisionera.
decirlo con el vocablo que amaban los grie-
gos. Aún en los poetas de temperamento Juega a "este raro vivir", para tornar a su
lírico, aedas de lo sujetivo, sí, pero de exal- costumbre de soledad:
taciones e ímpetus, las vehemencias desbor- Vuelvo a la soledad que me C'Onduce.
dadas, la furia pasional, rotos los cauC'es, lin- Contemplo el valle, el río, la arboleda,
dan con lo épico, Y la pureza de aquella su vegetal llamada me seduce;
calidad se desvirtúa. Y lo desmesurado ago-
bia Y empequeñece al lector, en tanto que mas una voz en la distancia queda:
un libro de la índole de "Presencia de la la de mi propia soledad perdida
rosa" se le vuelve acogedor Y hospitalario. que por la sangre de la noche rueda.
El sostenido tono confidente, el clima evo- Otra vez la incertidumbre intemporal la
cativo y aquietado, la paleta gris que envuel- asaetea, Y sale en procura de su paso an-
ve en penumbra los símbolos florales, amen-o tiguo:
guando lo que sería alarde del color, la ce-
ñida niebla a la cual el espíritu confía su fa- Iba por los caminos de la ausencia
tiga, configuran un ámbito onírico, soledoso, con cansancio de tiempo ya maduro;
propicio para auscultar la sangre y escuchar por las corrientes del paisaje oscuro
los acentos que despierta su ine·vitable ritmo desterrada mi voz de la presencia.
declepsidra. La antigua sangre de mi adolescencia
Ésta es mi soledad, honda y serena lloraba entre las sombras de mi muro,
y la tortura del andar seguro
dice con voz exacta A.rsinoe :lV1oratorio. y restábale a mi luz, su transparen0ia.
esto de la soledad me hace pensar que, si
bien el rótulo de "solitario" pueda parecer Dos tercetos la retratan fielmente:
manido, porque aflora siempre que de ad- Un silencio de selva entre las venas
jetivar poesía de esta tónica se trata, en el corazón sin rumbo, me sostiene;
cada caso tiene valor y vigencia distintos. la casta soledad de los desiertos
Cada soledad está colmada del propio lati-
do. de la propia angustia, de todo eso que por las desnudas avenidas viene.
es . indivisible y único, absolutamente único Navego sin orillas y sin puertos:
para cada espíritu. una sonrisa me ha quedado apenas.
..Así la vemos, VIaJera de su sueño, por eterno de los rosales de Oriente, que cantara
calles que no existen, intentando descifrar Saadi, conservando a través de los siglos, la
el enigma de ese caos revuelto y ·difícil, que alegoría perdurable de la gracia.
puede ser abismo o llamarada, y que todos Presencia de la rosa" hunde la raíz de su
llevamos como oscuro equipaje irrenuncia- sentido en aquélla, recóndita, que alimenta
ble. los pulsos y confiere al ensueño su más dig-
Busco el dolor, mas sin buscar (mlpable na üategoría estética.
confiesa. Y luego: y Arsinoe Moratvrio supera así, por este
camino que le va dando su segura vocación,
Porque un día, talvez el más oscuro aquel primicial "Muro de Niebla" sobre el
de todos los olvidos de tu ausencia, cual asoman ahora estos rosales de es-
regresará la sombra. de mi esencia tirpe lírica, perfectos en su forma, ricos en
a rescatar su voz contra tu muro. contenido, y en los que se dan esa gracia
fuerte que 'asegura al verSQ el venturoso
destino de ser joven cada día. Y al poeta,
y en ese día azul y desolado, aquello que para el amor señalaba como as-
ha de dar una flor tu lejanía piración máxima Unamuno: que siempre sea
sobre la rama del laurel cansado. principio.
Dora Isella Russell. .

Acaso sea ese "presentimiento de niebla",


esa conciencia de la fugacidad, lo que le ha RETORNO, poemas por ManWoe~ de Castro.
hecho aC'Ogerse a la rosa para descubrirle -Ediciones Salamanca, 1951 - Monte-
la sombra duradera. video.

¿ Quién me legó la rosa desmedida ... 1 Singular poeta, lVIanuel de Castro, de lí-
rica trayectoria, en plena ascención, sus an-
pregunta en un soneto. ticipaciones nos alcanzan el retorno. "R(ltor-
Bajo el signo desnudo de la rosa madura no" es en efecto, el sencillo título de su
levantaré el acento de la sangre temprana reciente libro. Y aquel que tan bien se de-
fine en el poema "Novela", -autobiografía
dice en otro, versos, estos dos, que podría hermosa y exacta-, como poeta de filo en-
tomar como divisa . trañable ya se vé más. allá de su propia vi-
Ya no me duele el rosedal herido vencia; ausculta su luz desde las sombras
presentidas, que a todos nos acechan.
exclama más adelante, ya purificada por el
llanto su sonrisa. "Conservo del amor enamorado,
1.íe refería anteriormente a la soledad poé- secreta pena y tono de elegía ... "
tica. Ahora me detengo ante el tema de la
rosa. También la rosa tiene C'Omo símbolo un "Sobre el oficio de vivir, mantuve
abolengo secular y su perennidad proviene decoración de sueños y romance ... "
de su frescura infatigable; el símbolo no
muere aunque la flor se marchite, y la ima-
"Y cuando ardieron mis fragantes leños
gen perdura más allá del concreto límite.
y áurea ceniza sucedió a la llama,
Porque la rosa, que la mitología hace nacer'

-
yo levanté mi fábri0a de sueños,
de la sangre de Venus, ha informado la ins-
y fué la nube mi última proclama".
piraoión de todas las artes, desde la litera-
tura -en cuya historia no puede omitirse, Nos recuerda al Antonio Machado tam-
hacia el Siglo XII, el celebrado "Roman de bién autobiográfico: no por parecido litera-
la rose"-, hasta las manifestaciones más rio, sino en la actitud evocativa de su pro-
frívolas de los tapices y la decoración, pa· pio .ser, en la novela de cada vida humana
sando por la belleza ornamental de los ro- que se da por cumplida y puede contarse con
setones góticos, y el misterio que guarda en poética y estremecida serenidad. "Eso fuí;
la liturgia; sin olvidar tampoco el aroma eso soy; así espero el infinito tiempo de la

-
poesía" - nos {lanta Manuel de Castro en "Lírica Hispana" animados. por J ean Aris-
endecasílabos sobrios, con su personal técni~ teguieta y Conie Lobel. En el N.O 111 la
ca del lenguaje. Este es uno de los aspec- selección estuvo a cargo de Dora Isella Ru-
tos sobresalientes de su poesía. La vida, ssell; en el 112 de Juvenal Ortiz Saralegui.
desde la ma~a niñez de huérfano, le ha re- Son distintos ángulos de nuestra poética. A
bosado de experiencias: este respecto señalan las directoras de "Lí-
rica Hispana": "Si otro uruguayo (Zum
"carga de ausencia sobre largos rieles,
Felde, Clara Silva, Sara Ibañez, Hum-
llevo conmigo, a displicente modo:
berto Zarrilli)' nos enviara una selec-
que hasta doblar el último recodo
ción de poetas de su patria, tampoco se
han de seguirme como perros fieles"
parecería a la de Dora Isella o a la de
y las experiencias -como lastres- ha ti- Ortiz Saralegui, (así de excelente es la
rado al mar para llegar a la desnudez del lira del Uruguay), vendría en todo 0aso a
canto. Los diestros adjetivos de su verso completar la visión de ese horizonte, difícil-
dejan de ser alegóricos para integrar su vi- mente abar0able en un volumen de "Lírica
tal sustancia. "Paredones de olvido" rodean Hispana".
su fuga subjetiva. Suaves melancolías lo Agradecemos los envíos.
circundan y protejen.AJ.go de su novela
"El Padre Samuel" asoma en estos poemas
trascendentes, como si la historia de su vi- l\TE1YIORIA DEL A1Y.LA.NTE, poemas por
da necesitara ceñirse en la canción del re- ~lJIartín AZberto Boneo. - Colección de la
cuerdo. "Muertas galanías" abren inte- Clepsidra. - Buenos Aires.
rrogantes en el amor siempre firme del
poeta. Décimas y sonetos compone con sin igual
Es fugaz su poemario de viajero amoroso, destreza este poeta argentino, director de la
ahora hondamente pensativo. A medida que revista literaria "El 40", nombre que sim-
más hallazgos lo~a, más transita hacia la boliza a la generación poética de ese año que
voz perdurable alimentada por los fuegos llega a lograda madurez lírica Si la forma
dormidos y eternamente despiertos. es gobernada por Boneo con la habilidad
Celebramos su júbilo elegíaco. El !Manuel que anotamos, la inspiraC'ión no le va en
de Castro de la raíz poética inarrancable zaga· Hay en él un auténtico valor que, a
como los sueños que ha{len definitiva su me- nuestro entender, culmina en algunas de
moria. sus "Dedicatorias" tales como las dirigidas
JttvenaZ Ortiz SaraZegwi. aBen Jonson, Schelley, John Keats, Anto-
nio Machado y Alfonsina Storni.
Para Boneo la poesía es un alto ejercicio,
LA Pli'ITURA MURAL 1YIEXICAi'IA, por
una suma creadora con lejanos lampos de
Norberto Berdía. - C. E. B. A. - Buenos
melancolía. Celebramos su reencuentro, sus
Aires.
"Jardines Celestes" fueron un hermoso an-
Edición en homenaje a José Clemente ticipo de su personalidad, y quedamos reco-
Orozco, contiene la conferencia pronunciada noüidos de toda la gracia que nos acerca en
por el pintor Berdía en el Centro de Estu- "l\Iemoria del Amante".
diantes de Bellas Artes de Buenos· Aires.
Berdía {lomplementa su personalidad ex-
traordinaria de pintor con un vasto cono- ESTAClJON DE LA LUZ, poemas por Juan
cimiento de la materia y una forma de ex- Mant~eZ González. - Ediciones Contra-
pOSlClOn clara y amable, de estudioso y punto. - Caracas.
apasionado en sus enfoques.
En 1949 aparece este libro que recién lle-
ga a 1YIontevideo. Un noble poeta, de vivo
lirismo, da transparencia a los poemas que
POESIA URUGUAYA EN VENEZUELA.
lo integran, donde los elementos de la na-
Por feliz coincoidencia idos panoramas turaleza se convierten en verbo de poesía.
poéticos del Uruguay acaban de publicarse La lluvia) los árboles caídos, la hierba, un
en Caracas, en los pequeños números de río sin cielo, las aves, entran en una con-
jugación de clavos símbolos amorosos y te- Quincey o George Rodenbac-h, Katherine
lúricos. Mansfiel o Henrique Heine. Hay mucho de
Juan Manuel González, nombre sencillo, Luisa Sofovich, minuciosa y espléndida, en
levanta su señorío lírico en "Estación de la la trabazón de los personajes por ella mi-
Luz", únic'a obra publicada. Quedamos en rados· Su preocupación crítica no escatima
espera de "Los Salmos de la Noche" que conocimientos, -la erudicta sale a luz Íl
ammcia. Su torrente de imágenes -alejan- cada paso-- aunque la creadora siempre
drinos musicales casi siempre-- nos llena el ampara sus obras
corazón de amorosas espigas. Sabe internarse en mundos individuales,
no aislándolos, pues los ubica en su sitio
históric-o. Ama a sus predilectos -aunque
PEDRO PRADO, UN CLASICO DE ellos signifiquen distintas corrientes litera-
AMERICA, por J1¿lAO Arriagada A1¿gier y rias y mundos creadores desconexos, sin
Hl¿gO Gol.dsa.ck. - Santiago de Chile más parentesco que el de sus propias gran-
1952. , dezas.
Si Luisa Sofovich no fuera novelista, "Si-
Dos espíritus críticos de jerarquía dentro
l.1wtas en N egro'~ no lograría la sustancia
de las letras chilenas, Julio Arriagada
que las conmueve. Con sentido crítico, y a
Augier y Hugo Goldsack, nos envían la se-
solas expensas, otro sería el estudio, por más
parata de la Revista ~~tenea publicada por
acertado que fuera. Acá se unen dos vir-
la Universidad de Concepción que contiene
tudes esenciales: grandes y universales fi-
el texto de los c-apítulos sobre Pedro Prado
guras son amadas y vistas, no en función
que integrarán un próximo libro sobre "Pre-
intelectual de crític·a libresca, sino de la es-
mios Nacionales en la Literatura Chilena' .
critora que las mira y describe, mirándose.
?edro Prado, figura consular de las le-
De esta doble contemplación las Sil.uetas re-
tras trasandinas. fallecido en Enero del co-
crean vidas y acontecimientos con induda-
rriente año, encuentra en los autores, ex-
ble trascendencia.
traordinarios comentaristas de su vasta. la-
J. O. S.
bor. Saben ellos ubicarlo dentro de su
tiempo, trazando el perfil de su juventud
y de su madurez. Analizan las influencias LA POESIA DE LUIS P ASTORI. -
que recogió y produjo, en páginas de verda-,
dera enjundia, donde la crítica resulta emi- Cinco libros breves nos han dado el cono-
nentemente constructiva. c'imiento de este gran lírico caraqueño. Lo
Julio Arriagada Augier, delicado poeta, encontramos en "Poemas del. oz.·vido" (1945),
en la compañía de Goldsack realiza de este donde aparece a v'iva luz su "duende" al de-
modo obra eminente, de verdadera respon- cir de su compatriota Andrés Eloy Blanco;
sabilidad, tan escasa en nuestro medio¡ "País del. HlImo", "Toros Santos y Flores",
uruguayo. "Herreros de 1ni sangre' y "TaUo sin nmer-
y Pedro Prado recibe grande y merecido te", representan- su producción posterior
homenaje, entrando a la posteridad que re- hasta 1950. La continuidad de la misma
conocerá en él a uno de los valores más señala un alto índice de perfeccionamiento
grandes de América. formal: es diestro en todas las métricas, so-
J. O. S. netista impecable tanto como en el verso li-
bre, donde ritmo, color y movimiento al-
ternan con un donaire poe-as veces logrado
SILUETAS EN NEGRO, por LlIiisa Soto-
vich. - Ed. Sudamericana. - Buenos
Aires.
en la mejor poesía del idioma. Es su verso
alado, reluciente de inspiración, donde el
gracejo castellano se brinda en abundancia,
-
Si el poder expresivo de Luisa Sofovich sin que ello merme las zonas de profundi-
es grande, no le va en zaga el poder sintéti- .dad del poeta.
co que se traduce en las biografías de este Gracias a los mensajes frecuentes de nues-
libro iluminado, donde no solamente res- tros pequeños "Cuadernos Julio Herrera y
plandecen las "siluetas en negro" de seres Reissig" ha llegado a Montevideo en la pro-
extraordinarios y diversos como Thomas de fusión de sus libros, Luis Pastori. Había-
mos sido presentado hace años por Ana En- ELEGIA PlJ/RISIlVIA, poemas por José
riqueta Terán; como es lógico sus cinco poe- Eduardo Serio - Federación, Entre Ríos,
marios, recibidos por varios poetas monte- R. Argentina, 1952.
"ideanos, han intensificado su lectura y en-
"anc,hado las puertas de admiración abiertas La muerte de un amigo ---:Carlos Antonio
por la extraordinaria poetisa de "Presencia Ferrando- inspira a José Eduardo Seri una
Terrena". serie de poemas de encendido y austero re-
Tendríamos que multiplicar citas de sus cogimiento. El tono elegíaco depurado,
tan hermosos versos. Séanos permitido, pa- surge de las numerosas composiciones, sobre
ra deleite del lector de ALF.A.R, la trans- todo de las de métrica menor, como un sig-
cripción de una sola de las composiciones de no de esencial poesía.
sus "Poemas del Olvido": Razón tiene entonces Córdova Iturburu
cuando escribe: "En el panorama de la ac-
"Aquí guardo su voz, y submarina tual poesía entrerriana -orientada hacia un
ancla del corazón, guardo su frente. decantado lirismo- la obra de José Eduardo
Caracol desposado· con la fuente. Seri es singularmente representativa por el
Nombre de santoral o golondrina. decoro de su temática, el sostenido impulso
ele su canto y la depurada dignidad artísti-
"Aquí cruzo en amor de esquina a esquina
ca de su expresión poética".
y me quedo a esperarla de repente
cual se espera un adiós o el estridente
morirse de una flor en una espina.
COPLAS DEL CAÑAVERAL, por Nican-
'1[ aquí aguardo su sangre rumorosa:
dro Pereym. - La Carpa - Tucumán -
Colina, sobre el busto, silenciosa.
Buenos Aires, 1952.
Valle, hacia el vientre, en vello conmovido.
Pocas veces la tierra ha entrado en la
"Y aquí muero, por fin, en su quebranto.
poesía Gon tan arraigado acento, como en
Abajo, entre la sangre, corre el llanto
este lírico tucumano, diestro en el manejo
y arriba, desde el cielo, llueve olvido."
del poema al que eleva en hechizante gracia.
Este es el señorío lírico de Luis Pastori, "Las Coplas están imbuídas de color local,
"un andaluz de los valles de Aragua' según -escribe en el prólogo-, 'pero hay en ellas
don Mariano Picón Salas. suspiro y ritmo universales". Verdadera
J. O. S. afirmación, pues Nicanm'o Pereyra es un
heredero de la gran poesía del romancero
español así como de los aires populares ame-
ricanos, que remoza y profundiza con sin-
DESPUES EST'A EL 1fAR, poemas por
gular maestría.
Dora l!1elella. - Botella al Mar. - Bue-
Ejemplos:
nos Aires.
"Esta coplita que canto
Lo inefable tiene su sitio en la poesía ju- no tiene mano derecha.
venil de Dora lV,C<elella que al decir de su En su pobreza la pobre
prologuista Arturo Cuadrado "nos dá es- 00n la zurda se contenta.
tremecimiento, como la presencia del ángel
"Copla fría soy a veces,
o la velocidad del ciervo". aparcera de la escarcha,
El verso en ella es un juego de gracia que
porque a lo impropio le tengo,
alterna con el hallazgo profundo. Se siente
voluntad de jarro de agua."
jadeante en su búsqueda desesperada" Y
la aparición de lo mágico se entrelaza con Un sentimiento de justicia campesina cam-
sus vivencias. pea a través de toda la obra sin que ello
Joven espiga, de poético asombro, su bre- moleste lo estrictamente poético.
ve libro anuncia una personalidad extraor- Grandes figuras de la plástica argentina
dinaria. como Castagnino, Vigo, Berni, Spilimbar-
":C¡espu€s está -el mar" lleva e:x¡presivos go, Urruchúa y otros ilustran la edición con
dibujos de Luis Seoane. dibujos de insuperable calidad.
A tal poesía, tales ilustradores, en una y estoy seguro que sobre la base de "Gau-
verdadera hermandad de jerarquías.· (·ho Tierra" haría Walt Disney su mejor
película musical.

Después de recorrer graciosamente el cie,


BERDIA, por Vicent~ P. Caride. Ed. Pam-
lo en verdaderos viajes de placer intelec-
pa. - Buenos Aires.
tual, gracias a los admirables relatos de "La
En la Colección de Arte Americano inie-ia
jubilación de Dios", puede¡ asegurarse sin
temor a equívoco, que es lVIontiel uno de los
la Serie Uruguaya una monografía de Vi-
escritores que maneja con mayor maestría
cente P. Caride sobre el pintor compatriota
en nuestra América, el h~or, la sátira,
Norberto Berdía, que acaba de exponer el
la intriga y la ironía, llevándolos e-omo co-
conjunto de su obra en la sede de la Comi-
rresponde, con amenidad, agudeza y hasta
sión . Nacional de Bellas Artes de Montevi-
con galanura, alternativamente del campo
deo.
ideológico al político y al social, para ex-
El breve estudio del pintor hecho por el
poner ideas e ideales, discutibles por cierto,
critico argentino destacan su singular per-
pero siempre honestos en la exhibición de
sonalidad plena de "un lirismo de raíz te-
cada problema y de las flaquezas humanas
rrena, estimando a sus criaturas hacia una
que lo configuran.
comprensión integral, eludiendo por ende,
Los temas, originalísimos, interesan de
un arte formalista de evasión por un arte
primera intención; pero la principal atrac-
("on sentido de participación." Reproduce en
ción es lo que le da a su prosa un sabor in-
color y en negro distintas láminas, pulcra-
cuestionablemente nuevo, un estilo tan pro-
mente impresas.
pio, tan llano y tan actual, que parece es~
eapar de la literatura para situarse exclusi-
vamente realidad.
Hablo más arriba de relatos, porque la
NOVELÁ'i, CtTENTOS y AFORISMOS.
falta de solución concreta final en algunos
Los tres últim.os 'libros de Montiel Balles-
casos le da al conjunto más bien ese e-arác-
teros.
ter que el de cuentos; sin quitarle, por su-
puesto, mérito alguno) y sin descartar asi-
No obstante en00ntrarla un poco enreda- mismo 1llÍ posible equivocación.
da en su comienzo, la novela "Gaucho Tierra",
me parece una obra dignísima y permanen-
te, que ubico entre lo mejor que he leído en Después ,de haberlo leído con atanción,
su género, en los últimos tiempos. Hay en afecto y deleite!. recorro hace varios días
ella, sobre todo, una extraordinaria fuerza "La rosa en la calavera".
de creación que logra sacar a los persona- A esta hora el volumen está ya señalado
jes de su vida real, pero dejándolos accio- y anotado de acuerdo a 1llÍs preferencias,
nando en este' mundo para lograr así el des- y puedo afirmar, luego de conO('er tres obras
arrollo feliz del fondo de la cuestión, que de JYIontiel Ballesteros, que "La rosa en la
el autor consigue con toda claridad, ayu- calavera" es el receptáculo donde su espí-
dado siempre por su personalísimo lenguaje. ritu purísimo vuelca más a sus anchas esa
Al Gaucho Tierra, el personaje e-entral, integridad que su criatura humana lleva a
creado desde antes de su nacimiento con cuestas, manifestada con dolorosa protesta
tanta maestría, lo encuentro digno de· la en el idioma fino de la agudeza literaria.
imaginación más exigente, y lo veo en su
ficción saliéndose de la novela para trans-
formarse en uno de los héroes de la litera-
tura campera rioplatense.
Esto no significa que considere a éste el
mejor libro del autor, ni que sea, el que más
me agrada personalmente ni que encuentre
por este (·amino su obra más formal. Nada
-
Se gozan, por otra parte, en este libro, de eso, pero este librito tiene una sal espe-
pasajes de un lirismo y Una fantasía tal cial, que me penetra con una suerte de ale-
que superan el ámbito de la creación na- gría dolorosa hasta lo más hondo del ser.
rrativa. Hasta pienso que ellas podrían dig- Yo continúo v'iendo a Montiel en su mag-
l1Íficar el libreto de una ópera americana; nífica novela, -"Gaucho Tierra"-, no obs-
tante hallar en la gracia y la ironía de esos intimidad de sueños y realidades. .Así es co-
aforismos un panorama casi total de su uni- mo asoma caras, con gestos definidos, con
verso endiablado, en cuyas calles, a cada expresiones singula~'es de dolor, de ansie-
paso, me encuentro conmigo mismo. Este dad, de desaliento, de embriaguez de vida.
efecto en el lector creo que es el mayor mé- Porque toda creación, taumaturgia insospe-
rito a lograr en el género que mi oomentado chada, da la fuerza del momento con la sim-
eligió para decir su inquietud, ya expresada .plicidad del instinto. A0aso "El Flanco del
con alta categoría en otras obras. -Tiempo" nos retrotrae y nos impulsa en la
Deseo expresar finalmente que en este li- memoria, nos arropa en la visión lejana, nos
bro de intimidad hay sentencias geniales, mueve escenarios que tiemblan con \lorazón
definiciones ajustadas y aciertos escalofrian- propio y empinado para propicios seres que
tes; todo muy por arriba de la literatura podemos ser nosotros mismos.
He sentido la más genuina emoción transi- "Sin que nadie lo sepa ni nadie nos e0he
'tándolo hasta la identidad. de menos". Pura manera de entrarse con
la dinámica de las cosas comunes al otro
H oracio Esteban Ratti. mundo. Lo interesante y medular es retener
a esa humanida:d que así anda; en la obra
.literaria, por sondeo de sus psicologías, sin
rec-urir a falsos procedimientos de expecta-
tiva.
"EL FLANCO DEL TIEMPO", de Rolina
1pllche Riva. ~Iucho más difícil es palpar el relieve
de esos seres normales que forman en "El
Flanco del Tiempo". En la bahía de su
Cuando al vasto mundo imaginativo con- alma creadora, ¿ están ellos anclados?, no,
vergen la sensibilidad aguda del espíritu y maniobrando con sus propios temperamentos
el múltiple brazo de los sentidos mágicos, en un fondo melancólico-irónico, conmovien-
se logra levantar la existencia sellada de do a los que hemos prestado atención a este
seres intrascendentes, con música interior digno libro de Rolina Ipu0he Riva.
·y perfiles legítimos, capaces de conmover
nuestra indiferencia. Antonio Vega
Rolina Ipuche Riva informa en sus cuen-
o tos de esos secretos destinos descarnados
·en realidad, cuyos pulsos apenas captados
;Por un oído exquisito, personajes que an-
CONCIERTO DE .AMOR Y OTROS POE-
·dan circundándonos casi sin ser vistos, por
}IAS, de Esther de Cáceres. - EditoriaZ
·üpa00s, "i que transitan cargando dramas in-
Losada.
sospechados. No en la fuerte ramazón ar-
gumental deb~mos de buscar a la narrado-
ra, fiel intérprete de la vida humilde y sen- Frente a "Concierto de Amor" de Esther
timental, sino en ese musgo melancólico que de Cáceres surge la naturaleza transfigu-
· decora la ternura del niño; en esa maqui- rada, tiernamente vigilada por ángeles, se
naria diminuta de relojería del alma, que derrama la luz, se permanece sólo en una
da .el ritmo exacto de sus seres; en las es- estación de un gran viaje, en una pausa de
CEnas populares y cotidianas -tranvías, ca- música. Esta pujanza de río que quiere li-
lle, café, "vagabundos", "Josecito, vendedor berarse de las prisiones del cauce, buscando
de pastillas"-, donde el color adquiere una la intimidad en Dios, cruza victoriosamente
témperatura propia a través de su palabra el libro. Reconoce en la naturaleza la huella
-.develadora y poética. de Aquél que participa en ella, que pasó
Como esos tensos cables que sujetan toda derramando miZ gracias por sus formas. Se-
torre de hierro en la rosa de las construC"- c'onfunde con ella y con el Ser, de manera
ciones modernas, son sus recuerdos: parten inefable, porque sabe en su sangre, como
:c1el Pasado y alimentan su Futuro. "El Rilke, como los santos, que somos abejas de
· Flanco del Tiempo" trae su voz de tras- lo Invisible. Canta la ,rida del alma, cruza
mundo, una voz de palpar paredes en que el Tiempo, los árboles, un valle, las flores,
se apoyan, día a día, seres y cosas en la y sueña que su mar se desborda en el :Mar.
Estamos en los "l\fadrigales" en una pausa simpatía más evidente hacia todo lo que
de su aspiración, recordando en un laúd, la producen sus vecinos.
unión del alma con Dios. Pero estamos "Basta para prueba, entre tantas otras, el
sólo en una pausa, porque el libro se cierra papel desempeñado por un hombre de la je-
con un ángel que entre cedros canta la No- rarquía ele Hugo D. Barbagelata, ese emi-
che Oscura, abre las puertas de la Noche nente historiador, al que se le deben los es-
de San Juan de la Cruz, por la que el al- tudios más serios sobre el movimiento de la
ma ha de seguir el camino terrible de su independencia americana, y especialmente
purgación espiritual para unirse en bodas sobre Bolivar, San Martín y Artigas, el hé-
místic-as con su Esposo. roe específicamente uruguayo. Su admira-
Poesía que Juau Ramón Jiménez nombra- ble obra de conjunto sobre la literatura ro-
ría ab~erta, -poesía del fuego-, parece con. mántica de la .'llnérica latina ("La novela y
denada a vivir en profundas soledades; pa- el cuento en Hispano .'llnérica"), publicada
ra la comprensión de_ su dimensión espiri- en 1947, no sólo no ha envejecido, sino que
tual es necesario, más que las medidas de todavía la considero indispensable para to-
la crítica, una inclinación fervorosa al mis- do el que quiera darse cuenta, de una mane-
terio de Amor que canta. Pero en actitud ra que podría decirse panorámica, de los
de contemplar la belleza por sí misma en aspec-tos de la producción literaria en la
el mundo del Arte, la obra de Esther de América latina desde 1820 hasta la fecha, y
Cáceres está sostenida por un delicado aire sobre todo de la evolución seguida por los
de lo perdurable; la belleza desaparecida, espíritus, tanto en los escritores como en el
inefable, de sus "Saetas", el envolvente sen- público. La cantidad de lectura que sirvió
timiento de piedad de "El Llanto", la amitud .de base a tal información es impresionante.
sigilosa de los ángeles que se reúnen en su y uno advierte perfectamente que dicho tra-
pilar, la ráfaga ardi~nte de sus "Trances bajo no tuvo nada de superficial. El autor
de Amor", se eternizan en lo más puro y, enumera no menos de mil cuatrocientas
entrañable de nuestra Poesía. obras, de las cuales una gran parte son sig-
nificativas, y las analiza con una conciencia
Julio Fjernández. no freCUente en todos los críticos. Lo que
ha;y que destacar además, es que en instan-
te alguno procura hacer inclinar la balanza
en favor de su país natal y se contenta,
UN JUICIO DE FiRANCIS DE MIOM:A.N- cuando habla del mismo, diciendo que "ocu-
DRE SOBRE RUGO D. BARBAGE- pa un lugar importante en el dominio lite-
LATA. rario". En verdad, no se puede ser más dis-
creto."
El conocido crítico literario parISIense
Francis de ~fiomandre, ha escrito en la
prestigiosa revista francesa "Hommes et
;n,Iondes", en el número correspondiente al
"RETRATOS Y CARTAS DE LA MONTA-
mes en curso, que acaba de aparecer, este
ÑA", por J1tvenal Ortriz Sara:teg1l~. - Cua-
interesante juicio sobre la obra de nuestro
dernos Julio Rerrera y Réissig. - Mon-
compatriota, el escritor Rugo D. Barbage-
tevideo.
lata:
"De todos los países de América Latina,
es (a mi entender, por lo menos) el Uru- Para decirnos de la vida y obra de al-
guay el que manifiesta una mayor activi- gunos escritores, Juvenal Ortiz Saralegui, re-
dad y produce mayor número de obras en curre al soneto. Y nos da en ritmos anti-
el renacimiento literario del oontinente. Y guos y modernos, medallones de valiosa or-
esto sin ningún propósito preconcebido de febrería. Su escritura es rigurosa y ama
hacerse valer desde el punto de vista nacio- el poeta ir por senderos creados por él mis-
nalista, puesto que, por el contrario, la mo, oon lejanas reminiscencias clásicas. Por-
"élite" intelectual de ese pequeño país - que iOrtiz Saralegui, fué creando su manera
cuya extensión geográfica es relativamen- ele cantar con difíciles voces de Quevedo,
te tan reducida - no deja de expresar la con sabrosos aires y flores lisonjeras de
Garcilaso -su preferido--l con el oleaje ta- gar un preámbulo incidental sobre la novela.
citurno de Bécquer animándolo todo con el uruguaya: la novela uruguaya no existe. El
duende musical de García Lorca y 00n el criterio "novela" en nuestro país, es embrio-
aliento cercano de Julio Herrera y Reissig¡ nario, ocasional, desde el punto de vista de la
y la música eterna y contagiosa de Ruben creación. Digamos que en nuestro medio pro-
Darío. liferan los escritores; arriesg'Uemos una opi-
Frente a estos retratos podremos excla- nión más diciendo que esos escritores son he-
mar: Aquí no hay fotografía, sino el espí- terogéneos, individualistas y sin correlación
ritu del poeta; lo mismo que en esos mag- de significado como generaoionesj y, además,
níficos cuadros de pintores en donde más que frente a ellos hay una C1'Ítíca la 0ual de-
que el exacto rostro y figura del modelo bería clasificar y recrear el sentido de una
alienta su transparencia lírica, su misterio, literatura citerior de nuestra cultura. Nues-
la sombra que los ha llevado por la vida, tra crítica de ahora es ulterior, universalera
la luz que los sostiene más allá de la muerte. y, por ende, generalizadora. Desde Zuro Felde
Entre nosotros, el autor de "Flor Cerra- no apareció otro crítico que pudiéramos lla-
da" es de los que conocen el resorte, la gra- mar t¿ruguayo! Tiene importancia este des-
cia del soneto, por el que anda naturalmen- taque, veremos que para un observador aten-
te, libre, sin artificio con un fuego que le to, los escritores nuestros no tienen sw críti-
nace desde adentro - soneto que él viste ca y que los e-ríticos no tienen a s¡¿ vez obra
como un hábito, que parece haber sido he- nacional que 'los entusiasme. De aquí parte
cho para él; tanta es la gracia con que lo la primera fisurá' grave de nuestra realidad
lleva. literaria: se lee más una crítica sobre libros
No creo que debamos exigir el fin del so- extranjeros que un libro sobre vivencias
neto pero ya es peligroso utilizar su forma, autóctonas. Entonces hace un lapso si no
por más hermosa que ésta sea. Nuestro.i extenso, peligroso, que en relación, sobre
poetas ya lo emplean con excesiva comodi- todo, a la novela, tenemos un concepto ajeno
dad y van c'abalgando en su lomo - todos a nuestra vida propia, diríamos, a nuestra
iguales - con un mismo trote e impulsados existencia intelectual. Conocemos harto la
por el recuerdo de los viejos maestros. inmanencia y la permanencia de un Hux-
Por eso agradecemos a Juvenal Ortiz Sa- ley, Mann, Sartre, Green.. etc., que, primero
ralegui, este tiempo de soneto que nos brin- para sus c·ríticos, son autores nacionales, y
da porque nos dice de una manera, sobria, de ellos reescribimos con una contenteza de
perfecta, toda la posibilidad de su poesía. eruditos formales, en apariencia orientando
Desde el primer momento su verso nos sub- sobre cánones específicos de la creación no-
yuga y en él no hay ejercicio de forma, es velística, y citamos con alardes poliglotos,
un manejarla, dominándola porque en él lo las citas de otros tantos extranjeros céle-
esencial es la música, es esa armonía que bres. La tal crítica no solamente no orienta a
le llega de~de lo hondo y que 10 mismo la nadie sino que, inclusive, es una repetición
derrama por el soneto como por el verso de conceptos vertidos por los q¡¿e saben que
libre. sucede en un país donde viven y hasta qué
"Flor Cerrada", "Las dos Niñas" y ahora punto, la literatura de los escritores que
este libro dan a la obra de este autor un son sus compatriotas, incluyen los elementos
soplo de permanencia, un derecho a quedar genotípicos de una nacionalidad determina-
firme, consciente, libre y conmovido hués- da (por ejemplo: García Lorca estudiado
ped de la poesía. por Díaz Plaja (españoles), muy diferente
Ju·lio J. Casal. a García Lorca estudiado 1?or Arturo Beren-
guer (argentino). La diferencia se explica
por que la críti0a, permítasenos, de control
PRESENCIA DE LA SOBREVIVIENTE, remoto, es absolutamente intelectualista, in-
por Clara S1.'lva. formativa y erudita porque un crítico no
1 español, estudiando a Lorca, podrá tener
Una teoría todos los elementos disponibles de análisis y
Es probable que, partiendo de una teoría de conocimiento menos el elemento vivo, el
negativa, lleguemos a colocar en su justo lu- que se comunica de sangre a sangre y no el
que se comunica de letra en letra. Una de que no tenemos tradición novelística y de
las causalidades que deshumanizan al arte que la técnica y la proyección tiene que to-
es la interpretación de la literatura como marse afuera, y ya hemos visto a qué con-
fenómeno intelectual y no como un fenóme- duce esto, Y es lógico que la técnica se to-
no vital, donde tienen que inc'luirse obliga- ma afuera, el que no lo hace, pierde el
toriamente la comprensión del phatos grie- tiempo, en demérito de los contenidos, im-
,go, por ejemplo, desde dentro del phatos provisando los que otros ya hicieron mejor.
considerado como sensibilidad inherente a Lo malo sería que, además, se tomaron los
un pueblo vivo, y no,: mmca, a un profun- temas foráneos. Veamos cómo es posible so-
do conocimiento discursivo de las obras de lucionar este problema.
Só:focles o de Eurípides. De modo que nues-
tra crítica es meramente intelectualista y
II
erra el camino porque trata así de materias
(materia significa también lo muerto) lite-
rarias, y erige bellas necrópolis estudiando ¿ Desh1lirnanización, vivi!i,capi,ón?
la parte disecada de la literatura. Sería saL Una novela uruguaya La Sobreviviente
varse que tomara nuestra obra. Qlúzá en- de Clara Silva, me ha incitado a este plan-
tonces surgiera, en un easo particular, la teo. En una nota previa de este libro se di-
existencia -de la novela uruguaya. Ahora ce: "su primera creación literaria en pro-
bien. Pero, ¡, hay novelistas? He aquí el se- sa (1), perfilada dentro de las más críticas
gundo problema. Af1tera, es decir, en otros corrientes de la gran novelística contempo-
países, sobresalen netamente dos tipos de ránea, por la libertad de sus formas y de
novelistas. Tenemos ése que podríamos llá- sus técnicas". ¡, Es cierto? Sí, esto es cierto.
mar el novelista no intelectual: Faulkner, y En consecuencia hay 1m serio problema pa-
el profesional, medularmente intelectualiza- ra encararc'omo análisis de esta obra. Es
do: Huxley. Curiosa es la evolución de es- de creer que toda técnica literaria -máxime
tos dos tipos, como la literatura no puede hoy que se ha comprobado el estatismo de la
sostenerse simplemente de aspectos tan ex- retórica aristotélica-, no puede ser simple-
traordinariamente diferenciales,_ acontece mente eso: técnica, una técnica está vincu-
que los escritores de la experienc-ia viva lada al contenido expresivo, a la carne del
(Faulkner) se van intelectualizando y los cuerpo literario, el soneto, por ejemplo, co-
j.ntelectualizados se van vitaUzando (Hri- mo abstracción de catorce versos endecasí-
ley), de otro modo no hubieran podido se- labos es algo que nadie ha escrito, la técnica
guir escribiendo, resultarían ya verdadera-
y el soneto, existen inútil y anónimamente
mente insoportables, aun <mando ellos sigan
como forma, cuando comienzan a vivir ya
todavía sosteniendo cada uno el predominio
se identifican para siempre y son un soneto
de las características que destacábamos. En
de Quevedo o una novela de Elmer Rice,
nuestro país, acontece en primer término,
quiere decirse que la técnica también se
que si la novela no es un género (no se de-
crea, se fmlden formas y contenidos a un
biera decir género literario, sino categm''Ía)
tiempo de la creatividad, y sería terrible
literario abmldante, se debe a causas muy
.decir que un novelista escribe eon la técnica
explicables, el hedonismo primaz, en primer _de Erskine, porque haría una novela falsa
término, con que se dedican a las letras
y no suya. Lo que realmente acaece es que,
nuestros eseoritores, un cierto criterio existis- en teoría, abstractamente, se nota una am-
ta (el poema formal, el cuento instrospecti-
bivalencia de medios proceditivos, pero en
1'0) con mucha técnica y mínimo esfuerzo,
la práctica esos medios son improbables, in-
y la inconsecuencia de la formación litera-
verificables. De ahí que la técnica de nues-
ria personal, de donde no hay entre nosotros
tra novela -La Sobreviviente- le llegue
ni muchos ni muy muchos autores de teatro
-de af1lera y se quede a/'lliera!
o autores de novela. Son los géneros "difí-
ciles". Preguntemos en cuanto a la posibili- Yo sospecho el planteo que Olara Silva tu-
dad de que los haya. ¡, Serían novelistas de
experiencia vivas o novelistas intelectuali- (1) Clara Silva ha escrit() anteriormente, dos
zados? No cabe duda de que serían esto úl- libros de poemas La Cabellera Oscura y Memoria
de la Nada a los cuales debe su consagración li-
timo. Lo refirma precisamente el hec·ho de teraria.
va para su obra. La vivisección, más que el perado de confrontaciones, una angustia in-
análisis, dan algunos indicios de las dificul- quisitiva del por qué, para qué, y el escal-
tades y de las solu0iones. El punto de par- pelo hundido en un yo desasido del "ser
tida es incuestionablemente intelectual- mundo", de entrar en la materia, en el ratio
he ahí, un principio de deshumanización-, de las cosas que no somos nosotros. -La no-
el afán de la novelista es una perm¡mente vela procesa y progresa hacia una concilia-
lucha por un planteo vital, -he ahí, la vi- ción dolorosa con objetos que aún no se
vificación-, de esta antinomia dialéctica comprenden bien para qué nos sirven, qué
debía necesariamente que surgir una sínte- intervención tienen en una lágrima, en la
sis. Había que adaptarse a una permanente larga 0aricia de un hombre que ama por-
lucha hasta que se produjera la simbiosis que los comprende, se comunica con la ,rida
de forma y contenido. Al principio, la pro- a través de no·yoes aparentemente absurdos.
. tagonista no es más que una agonista, en el Laura Meruna quisiera convivirse con lbs
profundo sentido de Unamuno, y se auscul- acontecimientos de los otros, la gente que
ta la cerebralización de su desarrollo; la lee el diario, pulula por los cines, "hace"
agonista tiene qUe convertirse nec-esariamen- que se desdobla en espectadores, poetas, y
te en protagonista, tiene que entrar a domi- algo más que necesariamente no es ella mis-
narse y a triunfar de sí misma, es una obli- ma. La altura de la novela va logrando
gación inalienable del derecho a valer por impactos que demuelen la introversión arác-
sí misma ajena a la influencia de su creado- nida de Laura. Ella tiene de pronto la ,ri-
ra. El génesis de Laura :M:edina -personaje sión del niño m1lerto, la conmoción del poe-
- pertenecerá siempre a Clara Silva, lo que ta perseguido, la aguda impresión (perso-
Laura :M:edina tiene justicia a exigir es que nal) de una fiesta de gente comme il fau.
S1¿ desarrollo como persona le pertenezca a Indudablemente esta enorme c'inestesia vi~
sí misma. Es cierto que la novelista desea tal, insufla en la conciencia de la agonista
otorgarle esa posibilidad a su imaginada Laura, los genes decisivos de su protagonis-
criatura, pero no es fácil porque la propia mo. Pasa a una vivificación tan arrolladorá
Clara Silva no se desprende en seguida de que la emoción comienza a posesionarse de
su dominio o, mejor, de su costumbre a in- todo. Surge, impromtus, la sobreviviente.
terceder intelectivamente en el conflicto de La sobreviviente adquiere cinco sentidos ca-
la obra. Y digamos que hay dos c'Onflictos, paces de sumergirse en las sensaciones del
una de creación y otro de expresión. El mundo. ¿Va amar? ¿va a sufrir? ¿va a vi-
triunfo de la novela radica en la solución vir? ¿Qué necesita hacer una mujer -ya
del conflicto normal, es decir, en cuanto la rugo una mujer- que se llama Laura JVIeru-
expresión alcanza una verdadera talla lite- na? A pesar de todo, sí, va a hacer eso. ¡Va
raria y humana. a dejar el libro que la separa de los hombres,
va a ponerse la vida, los zapatos, el vesti-
ITI do del mundo!
Si además de las virtudes de contenido
La1wa Meilina: LA SOBREVIVIENTE de La Sob1'evúfiente, C'Onsideramos las cali-
dades particulares de esta novela, por ejem-
¿Por qué se llama esta novela La Sob1'evi- plo, un lenguaje de poderosa síntesis des-
viente? Creo que el título es una hermosa criptiva: una patentización de imágenes re-
lección de amor a la vida. Laura :M:edina es frendando agud()s momentos subjetivos; una
la sobreviviente de su propia agonía, y es pareja cadencia de la prosa, con jugosos
muy notable el hecho de que Clara Silva la movimientos sintácticos y, en fin, la imbri-
haya ubicado en un laboratorio, porque yo cación poética naturalmente rica, nos auto-
veo un doble sentido en esa ubicación, rizan a decir que La Sobreviviente es hasta
¿Hasta qué ese laboratorio no es el proce- ahora la novela más importante de nuestra
dimiento implícito de la novela ~ Laborato- literatura nacional contemporánea; que _es
rio: investigación, análisis, resíduos, gesta- un indudable ejemplo de valores auténtica-
ciones, vida y muerte mezclados entre los mente propios de nuestra idiosincrasia in-
mundos del ser y del estar. Al comienzo te- telectual, y que no pasará inadvertida a
nemos la sensación de un estado casi deses- quienes deseen mantener el prestigio de un
arte literario del que es un jemplo culmi- con lo absurdo, ni c'On lo material tranza; si
nante esta notable obra de Clara Silva. esto desnaturaliza la pureza de la literatu-
ra y configura un socabar en su fábrica.
Hugo E1n~lio Pedemonte.
Expone con Sartre, C'on lVIalraux, con Gide,
1:l'arzo de 1952. con Rubachov, con James J oyce, con toda
cabeza de movimiento o de independiente
farallón. La emoción del arte, de lo estético,
de lo puro, de lo trascendente lo toma de
PROBLE.M:ATICA DE LA LITERATURA,
abajo de los brazos y lo impulsa hacia el
de (}uiUermo de Tm·re.
plano de lo inefable. Contra toda neofobia'
SU hierro reaccionario de palabra y aviso.'
Bregar por la existencia del espíritu, tal
Guillermo de Torre. profundo didacta. exi-
la razón y disposición de ánimo crítico de
ge la responsabilid~d del escritor ~omo
Guillermo de Torre en "Problemática de la
hombre libre, como conciencia libre. Capaz
Literatura". Con. un certero sentido analí-
de una literatura tan libre como aquella
tico entra a talar en el desmesurado bosque "AnO"l'
",e lca"de L ea Ferrero, símbolo inabor-
de la literatura, el retorcido concepto o la
dable de la libertad. Guillermo de Torre
asfixiante doctrina, pero no sin la previa
aboga por una literatura abierta, que tome
compulsa de valor de tiempo y razón. Higie-
del universo
, sus naturales fuentes , para
nista de una vasta función creadora, con-
una mas perfecta armonía. No malrotar sus-
trola a través de la literatura el "destino del
tancia inédita en intenciones ajenas a una
hombre" y "las vicisitudes de conciencia en
realidad del día y del ser.
la historia". Lo digno precisamente de sal-
y por último, Guillermo de Torre, cerni-
varse en literatura -espíritu de época- y
dor de culturas, expone su credo de la re-
como, puede salyarse; por gracia mental y
surrección de la literatura. Su esperanza eÍl
fuerza de erudicción,. él, Guilermo de Torre,
su ''Problemática de la Literatura" de que
lo evidencia en su meditada obra.
Ella, e:1.1)l'esión estética del hombre, del es-
Por defender el espíritu del hombre, co- píritu, revivirá de toda arremetida pereu-
mo espíritu creador plasmado en letras uni- ciente, reaccionará de suse-enizas, vigoriza-
versales, cruza esas inquietantes gargantas da, libre de tinieblas y capaz de abrir un
-las crisis-- y de su vértigo extrae la ló- camino mejor a la civilización.
gica de que toda sensibilidad inerme o pos- Así, riguroso C'on su trayectori~~~en este
trada se sume en definitiva muerte. Su opi-
múltiple y apasionante escenario de la li-
nión sobre el proceso evolutivo es sentencio-
teratura universal, en este desbocado mun-
samente favorable. Lo recreativo en litera-
do, hablando sin profetizar, intuyendo, Gui-
tura es musgo, así c"Ümo la realidad cam"
llermo de Torre crea una esperanza a tra-
biante es brazo de agua fértil. vés de su libro de valor permanente.
Complejo es el panorama que el ll",oudo
crítico ofrece al observador y solamenteto- Antonio Vega.
mando altitud puede recogerse en este sim-
bólico lente de comentario, aquellas promi-
nencias de sus conceptos sobre literatura, SOBRE "PüETICA DE LO ABSOLUTO"
y las marcadas rutas del ser superior fiel a de Julio Casal M1l.ñoz.
su estado de alma y tiempo.
Admirable libro de ensayos, "Poética de.
Desde las estribaciones finales del siglo
lo Absoluto".
XIX a esta tenebrosa comba media del XX,
clasifica, mide y parangona;
. . escuelas, im- En casi cada página descubro importan-
pulsos personales, movimientos masistas, tes intuiciones, históricas perspectivas y
convice1ones, circunstancias, credos políti- metafísicas sugestiones.
cos, anticredos, teología de la vivencia, dra- Confieso que no hallo en Heidegger mee
maticidad del ataque a la literatura, exter- jores análisis apuntados, en cuyas ideas no
no e interno; engrillamiento por regímenes sólo hay oscuridad sino que también son
absolutistas o dispersión en una falsa demo- exageradas. Vuestras propias sugestiones
cracia del intelecto. Ni con lo obsceno, ni me parecen superiores en pensamiento.
Me agradó especialmente el capítulo 5.°. Rigor, disciplina, profundidad, a~to-exi­
Yo deseo que Ud. quiera desarrollar más gencia. Escritor consciente. Se trata de
.completamente su c'üncepción de un Sufri- un libro logrado, maduro, de esos que res-
miento Absoluto, la cual encuentro muy útil. paldan un nombre en forma duradera y ci-
mientan sólidamente un prestigio.
Pro!. Edgar S. Br·ig1ttman.
Bastan. Estados Unidos. Dora Isella R~tssell.

SOBRE "LA QUINTA DE LOS LARA",


de J~{)J,n Carlos Gó-rnez Brown.

La Quinta de los Lara,es una interesan-


te obra constituída por dos excelentes rela-
representación, caracteres esenciales que
v~n _perdiendó las novelas contemporáneas
tos, plenos de vigorosa expresión y de vivaz
en desmedro de la esencia de la narrativa.

Alberto R'u.semi.

He leído sus pagInas con el mismo inte-


rés -que saben desperlarme los buenos libros.
HOMENAJE A DELMIRA AGUSTli'U
Su obra es exc'elente. Me han impresionado
particularmente sus conceptos sobre la La A.U.D.E. (Asociación lJ1ruguaya de
idea de belleza en la metafísica de Plotino. .Escri!ores), de Montevideo, organizó bajo el
.Autor pleno de profundas dificultades, en patrocinio del Ministerio de Instrucción PÚ-
sus similitUdes y diferencias con el plato- ~li~adel' Uruguay' uD. con0urso celebrando
nismo,ha sabido perfilar- sus aristas con .el 66.° aniversario del nacimiento de la gran
toda nitidez, en palabras plenas de madu- .Í>o~ÚsaDekiraAgustirii.' Obtuvieron - el
rezy de concisi6n. .1.er 'premio, en poesía, HÚlliberto Zarrilli y
Invalorable contribución a nuestro pen- Alvaro Figueredo; en ensayo, Sarah Bollo.
samiento filosófico, enriquecido ya conside-
rablemente en sus producciones anteriores.
Eduardo J. Cattture. PRIl\lERCONGRESO NACIQNAL DE
ESCRITORES DEL URUGUAY
En los días 25,. 26 y. 27. de Octubre _de
Ud., ("Omo buen filósofo, sabe que el tiem- 1952 tuvo lu,gar en la ciudad de Montevideo,
po no se mide en días sino en vivencias e in- el 1.er Congreso Nacional de Escritores del
tensidades. Y por lo tanto, merced a su Uruguay, realizado en la Universidad y
alianza, pude gustar hondamente el senti- ,en el Atenéo siendo Presidentes _de las
do trascendente de su estudio. No somos un reuniones plenarias A. iMontiel Ballesteros,
pueblo de filósofos, Ud. es una rara y feliz Emilio Frugoni y Carlos Sabat Ercasty.
excepción: rara," por su modalidad y por ·Pron.imció un medular discurso en el acto
su juventud; feliz, por el logro de una doc- de apertura, el escritor Justino Zavala Mu-
.trina que -luego de atender a las fuentes, niz, actual l\finistro de Instrucción Pública
'vierte su agua original desde la entraña os- -de la República.
cura del problema metafísico.
Escribe Ud..con estremecimiento humano
sobre un problema cósmico. Y nos dá. en la'
PUBLICACIONES DIVERSAS.
-medida .de la angustia. de la inútil reb~ldía
y de la meditación de la supervivencia, el
clima vertiginoso de esta temática inmortal. -A. D. Plácido editó su estudio sobre "Ro-
'I1l/t'ldo Risso. - Valoración de su poesía
Dam'el D. VüIart. nativista", trabajo que fuera público en
el N.o 158 de la Revista Nacional de Mon- -Carlos T. Gamba public·ó en Biblioteca Al-
tevideo. far un estudio sobre "La Novela de Pauli-
-Petit Téatre de Federico García Larca, na Medeiros", en torno a "Un Jardúi para
aparece en Les :Gettres JYIondiales, París, la l\Iuerte" y a la novela en general. La
con textos inéditos recogidos y traduci. primorosa edición lleva en la carátula un
dos por Claude Couffon e ilustraciones dibujo de Barradas.
de Dubout. Versión en francés y caste- -"Más allá de las Horas", poemas por Iver-
llano. na Codina de Giannoni, obtuvo el 2.° Pre-
-El il1ito del Toro es un ensayo interpre- mio Municipal en Mendoza, R. Argentina.
tativo por José Ratto Ciarlo, con un poe- Se divide el libro en tres partes: Tiempo
ma de Juan Liscano, el poeta de "Huma- de Ausencia, Tiempo de Esperanza y Bajo
no Destino". - Edición Avila Gráficoa, Cuatro Cielos.
Caracas, 1952, -La trayectoria lírica de la poetisa chilena
-Cuadernos Julio Herrera y Réissig diri- Olga Acevedo culm.:ina en "Las CábaZas
gidos por J1wénal Ortiz Saralegui, han del Sueño", 1951, publicado por Editorial
publicado: Recuerdo de Cielo, poemas de Nascimento de Santiago, con bellas ilus-
Julio J. Casal; bnagen, antología poética traciones de Susana Mardones.
de Humberto Zarrilli; "Presencia de la
Rosa", poemas de Arsinoe Moratorio; "El -"El 4(y', revista literaria bonaerense di-
Vitral de los Ciervos", poemas de Luis rigida por Mart·in Alberto Boneo, repre-
A. Caputi y "Retratos y Cartas de la senta la generación poéti<:a surgida en la
Montmia h , poema de Juvenal OrtiZ Sa- Argentina en el año 1940. La recibimos
con toda nuestra simpatía.
ralegui.
-"Lírica Hispana", la interesante revista -Maria Luisa Rttbertino., la autora de "Ros-
caraqueña, dirigida por Conie Label y tro Distante" escribe desde Buenos Aires a
Jea1~ Aristeguieta, realiza una interesaÍL-
Luis Alberto Caputi sobre "el Vitral de
tísima labor de acercamiento poético ame- los Ciervos": "Sus sonetos son cincelados
ricano. Este año aparecieron dos pano- y al mismo tiempo profundos, constituí-
ramas de la poesía uruguaya de que fue- dos de paciencia y pasión, de sangre y
maravilla".
ron autores Dora Isella Russell y Juvenál
Ortiz Saralegui. -La Embajada de Venezuela en la Argen-
-Entre las últimas ediciones de la Casa de tina edita una serie de pequeñas publi-

an ,
la CuZtw:ra iEcuatqr'iana figllr "Los caciones sobre literatura, legislación e his-
Cuadernos de la Tierra", de Jorge En- toria. Destacamos el volumen de Manuel
rique Adoum; "El nuevórelato ecuatoria- F. R1tgeles intit11lado "Lo popular y fol-
klórico en el Táphira".
no", de Benjamúi Carrión, y '!El.Perfil
de la Quimera", siete ensayos literarios
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titula un cu~derno de amistad y admira- PARAISO PERDIDO, Idea Villarino.
ción a la autora de "Presencia de la Rosa" OH, SOJYLBRA. PURITANA..!, Angel Rama.
y está integrado por sonetos que a ella ALMA EN EL AIRE, Pedro Leandro Ipu-
dedican Juana de Ibarbourou, Luis Alberto che.
Caputi, Juvenal OrtiZ Saralegui, Juan de lVIELUSINA y EL ESPEJO, José Bergamín.
Gregorio, Uruguay González Poggi, Maria- CORAL, H ora<cio Esteban Ratti.
no Qlivera 'Ubios, Asdrúbal Botello, Osval- UN' PA1~ORAMA DEL ESPIRITD, José er.
do JYI. Rodríguez Aydo, JYIanuel de Castro Ant1tña.
y Carlos Sábat Ercasty, y por críticas de SIERVA CELESTE, Elena D1mcan.
autores uruguayos, argentinos, chilenos y LA'S VIÑAS DE SAN AJ.~TONIO, José M."
ecuatorianos. Delgado.
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