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¿POR QUÉ BOICOTEAR LA

NAVIDAD? 1ª PARTE

Steve Hearts

Al igual que muchas personas, a mí me encanta la época navideña, y la aguardo cada año
con ilusión. Ninguna otra estación del año me recuerda mejor el inmenso amor que Dios
nos demostró al enviarnos a Su único hijo para darnos la salvación eterna.

A lo largo de los años, me he encontrado con personas que creen que es erróneo que los
creyentes celebren la Navidad. Para respaldar dicha idea utilizan muchos versículos. Por
supuesto que todo el mundo está en su derecho de creer lo que quiera y tener sus propias
opiniones. Cada uno escoge si quiere o no celebrar la Navidad. Lo que pretendo, con este
artículo de dos partes, es compartir algunos motivos por los que valoro y aprecio la
Navidad, así como algunos principios bíblicos que los respaldan.

Para los nuevos creyentes: si fuéramos a boicotear esta oportunidad tan especial de
celebrar y conmemorar el amor que Dios y Su Hijo nos mostraron, nos privaríamos a
nosotros mismos de la oportunidad maravillosa de celebrar el gozo que proporciona la
salvación y conocer a Jesús.

Una razón que algunos argumentan para no observar dicha festividad es que no existe
ningún registro en la Biblia sobre la fecha de Su nacimiento. Es cierto. No dice en qué
época del año nació Jesús. Aún así, de lo que podemos estar completamente seguros es
que nació, y vino a la tierra para redimirnos y darnos vida. La Biblia nos cuenta también
que Su nacimiento fue causa de gran felicidad y gozo. Si los ángeles alabaron y glorificaron
a Dios, y los pastores fueron testigos de ello y compartieron su alegría, ¿por qué no
deberíamos celebrarlo hoy en día?[1]

¿Por qué el simple hecho de no saber el día exacto debería impedirnos disfrutar del gozo
inconmensurable que nos brinda celebrar Su nacimiento?

Una vez conocí a un hombre ciego que era huérfano. Por esa razón, nunca supo la fecha
exacta de su nacimiento. De modo que eligió cierta fecha como si fuera en la que nació. El
gobierno la aceptó y la empleaba en todos sus documentos legales.
—No me importa que no sea la fecha exacta —me explicó—, lo importante que es tengo
algo que celebrar, y al igual que todo el mundo, cada año espero con ilusión ese día.

Si desconocer la fecha exacta de su nacimiento no impidió que este hombre celebrara su


cumpleaños, ¿por qué no conocer el día exacto en que nació nuestro Salvador hará que no
celebremos ni honremos Su nacimiento?

—Bueno —dirán algunos—, pero resulta que hoy en día las festividades navideñas no
honran, ni siquiera conmemoran, el nacimiento de Cristo.

También es cierto. Muchos símbolos navideños emplean indebidamente o relegan la


memoria de Jesús en lugar de honrarla. Por ejemplo, la entrega de regalos simbolizaba el
precioso regalo que Dios nos hizo al entregar a Su Hijo que nos ama y nos da vida eterna.
El verdadero espíritu de la Navidad es entregarnos al servicio del prójimo. Hoy en día la
gente malgasta su dinero en cosas materiales que nadie necesita, mientras que al mismo
tiempo cierran los ojos ante los verdaderos indigentes y necesitados.

En la canción titulada The Christmas Shoes (Los zapatos navideños) interpretada por New
Song, un hombre cuenta como lleva un rato esperando en una larga fila ante una tienda. Es
Navidad y trata de hacer sus compras de última hora. Delante de él se encuentra un niñito
vestido con ropa desgastada y hecha jirones. Parece preocupado. En la mano lleva un par
de zapatos. Se da la vuelta hacia el hombre que está detrás en la fila y le cuenta que desea
comprarle los zapatos a su madre que pronto se reunirá con el Señor.

El niño le da los centavos que tiene al cajero, pero éste le dice que no es suficiente. Así
que, con una mirada suplicante le pregunta al hombre qué debe hacer. El hombre ayuda al
chiquillo y le compra los zapatos.

Como dice la canción:

Yo sabía que fue una vislumbre del amor celestial


cuando me dio las gracias y salió corriendo.
Que Dios había enviado a aquel chiquillo para recordarme
que la Navidad es amor, ¡cuán cierto!

Me recordó las primeras estrofas de un poema navideño que aprendí cuando era niño:

Navidad, época de dar


y la clave para vivir, es dar.
Así que demos de nosotros,
no solo en Navidad,
sino cada día, sin cesar[2].
Estoy completamente de acuerdo en que el mundo se concentra más en la celebración de la
Navidad que en el motivo de dicha celebración. En muchos casos, Santa Claus o Papá Noel
y el materialismo son el elemento central de las navidades en lugar de Cristo.

En la Última Cena, cuando Jesús celebró la comunión con Sus discípulos, les dijo: «Hagan
esto en memoria de Mí»[3]. Deberíamos aplicar el mismo criterio a la Navidad, celebrar Su
cumpleaños. Francamente, estaría muy mal que mientras festejamos, nos olvidáramos de
Él.

Pienso que los que proclaman que es equivocado celebrar la Navidad corren el riesgo de no
separar el grano de la paja, afirmando que todo está mal. Pero 2 Corintios 3:17 dice:
«Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad» [4]. Siguiendo ese criterio, celebrar la
Navidad solo sería erróneo si excluimos Su Espíritu de nuestras celebraciones. Al Señor le
encanta que nos alegremos y hagamos fiesta en Su honor. Pablo dice: «Regocijaos en el
Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!»[5]

Algunas de las mejores oportunidades de guiar a las personas al Señor se me presentaron


durante las celebraciones navideñas a las que asistí. Una de las primeras navidades que
recuerdo es de cuando tenía seis años. Pasamos las fiestas con mis abuelos y mi tía. Era la
primera vez que mis hermanos y yo estábamos con ellos. En la Nochebuena, con la ayuda y
guía de mis padres, los tres chicos hicimos una sencilla actuación navideña para nuestros
familiares.

Aquella noche, mi abuelo rezó conmigo para aceptar a Jesús. Quince años después, antes
de fallecer, me dio las gracias por conducirlo al Señor y dijo que aquella fue su Navidad
más memorable.

Creo que al Señor le encanta vernos celebrar el mayor regalo que hizo a la humanidad con
Su nacimiento, sobre todo si lo hacemos en Su honor, tal y como debería ser. Como dice
un villancico que solía cantar: «El mayor regalo navideño es el amor que Tú nos has dado».

¡Feliz cumpleaños, Jesús!

[1] V. Lucas 2:8-14

[2] Adaptación de «Dar es la clave para vivir», de Helen Steiner Rice

[3] 1 Corintios 11:24 NVI

[4] Nueva Versión Internacional

[5] Filipenses 4:4 RV

© La Familia Internacional, 2015

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