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BOSQUEJO COLOSENSES Actualizado
BOSQUEJO COLOSENSES Actualizado
SECCIÓN INTRODUCTORIA
A. Tema Central
La epístola a los Colosenses es semejante a la epístola a los Efesios, ya que ambas
fueron escritas por el mismo autor: el apóstol Pablo. Esto a su vez no significa que
dichas epístolas tengan el mismo mensaje. A los Efesios, Pablo les escribe la
ciertísima afirmación de que la iglesia es el cuerpo de Cristo, pero, a los Colosenses,
el apóstol les escribe haciendo énfasis en Cristo, como la cabeza de la iglesia.
C. Contexto histórico
Colosas era una ciudad de la región de Frigia, en la provincia romana de Asia
Menor, actualmente Turquía. La ciudad de Colosas específicamente estaba ubicada
en el Valle del Lico, a unos dieciocho kilómetros en dirección sureste de Laodicea y
cerca de Hierápolis. Se encontraba situada en una ruta comercial clave que
conectaba desde Éfeso hasta el Éufrates, muy prospera e importante hasta el siglo
VIII d.C., luego de que un cambio de carreteras favoreciera a Laodicea.
Pablo nunca visitó la iglesia de Colosas, pero es evidente que fue el apóstol el
fundador de la misma. Se considera que Epafras era el líder o pastor en esta iglesia
y es él mismo quien lleva la carta enviada para la edificación y crecimiento
espiritual.
Pablo escribió esta carta en un tiempo en que la iglesia estaba atravesando por la
primera herejía desde el inicio de su existencia. Esta herejía era conocida como
Gnosticismo, la cual opacaba las doctrinas fundamentales sobre Jesucristo como el
hijo de Dios, como Dios mismo encarnado y como el Salvador del mundo.
Podemos notar como el apóstol se identifica con una gran seguridad sobre su
llamado y resalta que es por voluntad de Dios que él es apóstol de Jesucristo. Dicho
de otro modo, el aclara que es Dios mismo quien lo coloca en ese puesto.
Algo muy importante a resaltar también es que Pablo llama a los cristianos “santos”
lo que significa “separados para Dios” como se supone que todo cristiano debería
estar. Podemos darnos cuenta que en sectas como la iglesia católica, una de sus
doctrinas es que hay santos, quienes interceden por la humanidad luego de que han
muerto. Pero, Pablo en su saludo llama santos a los vivos y no a los muertos.
Precisamente porque nuestra vida debe reflejar nuestra separación del mundo y
entrega a la voluntad de Dios.
Podemos afirmar también según nuestro propio testimonio que a partir del momento
en que aceptamos a Jesús en nuestro corazón, la paz de Dios comienza a inundar
nuestro ser y es algo que nos distingue de todas las falsas religiones, las cuales no
pueden proporcionarles a sus seguidores esa paz que sobrepasa todo entendimiento
y que, a diferencia de ellos, los creyentes en Cristo podemos disfrutar.
“Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor
Jesucristo” Col. 1:3
Necesitamos aprovechar el privilegio que tenemos para con Dios que podemos
acceder directamente a él por medio de Jesucristo. Hay religiones que creen que
para poder tener contacto con su dios necesitan un intercesor o intermediario.
Nosotros tenemos la dicha de servir al Dios Todopoderoso y único que, en su
infinito amor, gracia y misericordia, a partir de la aceptación del sacrificio
expiatorio de Cristo, nos ha abierto la puerta de acceso a su trono para hallar el
oportuno socorro y tener una relación personal, cercana e íntima con Dios.
“Habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos.”
Col. 1:4
Por las palabras de Pablo podemos notar que esta iglesia había crecido en fe, lo que sin
dudar era fruto según Romanos 10:17, de oír la Palabra de Dios continuamente. De igual
manera según Gálatas 5:33, podemos identificar en este texto dos virtudes que solo
podemos poseer si el Espíritu Santo está habitando en nosotros realmente. Algo que la
iglesia si poseía era fe y amor, lo cual se evidencia por la forma en que Pablo estaba
halagándolos.
“A causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por
la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el
mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la
gracia de Dios en verdad.” Col. 1:5-6
Jesús ascendió al cielo, pero nos dejó al maravillo Espíritu Santo como nuestro
ayudador que nos guía para vivir agradando a Dios al dar frutos. Estos frutos deben
evidenciar un evangelio practico, es decir que, en nuestra vida cotidiana, el mundo
debe notar esos frutos como, amarnos unos a otros, el perdón y la unidad.
Se cree que Epafras era el líder o pastor de la iglesia en Colosas, ya que Pablo da
buenas referencias de él como ministro del evangelio y expresa como a través del
Espíritu Santo Epafras está mostrando el fruto de amar a los hermanos, lo que revela
un buen testimonio personal y presenta un evangelio atractivo por ser meramente
practico y no solo se trata de ritos ceremoniales o palabras huecas.
B. Oración de Pablo
“Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros,
y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia
espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto
en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder,
conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad;” Col. 1:9-11
En esta porción de las escrituras encontramos cinco cosas por las que Pablo oraba:
1. Que la iglesia fuera llena del conocimiento de Dios: Su voluntad. Esta sería
una forma sabia de contrarrestar las herejías que estaban teniendo lugar en
ese momento en Colosas.
2. Que vivieran para agradar a Dios en todo y no queriendo complacer a los
hombres.
3. Que llevaran mucho fruto, lo cual es posible sólo si estamos arraigados en la
vid verdadera: Cristo.
4. Que crecieran en el conocimiento de Dios, es decir que no se estancaran o
marchitaran por ningún motivo, ya que la evidencia de una buena salud es
un sano y constante crecimiento.
5. Que sean fortalecidos con todo poder, lo cual sólo es por obra del Espíritu
Santo y tan vital porque nos permite dar testimonio de un evangelio vivo y
poderoso.
“con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la
herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas,
y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre,
el perdón de pecados.” Col. 1:12-14
Todas nuestras oraciones debieran estar llenar de acción de gracias. Aquí Pablo
agradece por las siguientes cosas:
1. Somos participes de una herencia con los santos en luz, lo cual es la mejor
noticia que podemos escuchar en toda nuestra vida.
2. Hemos sido librados de la potestad de Satanás para siempre
3. Ahora pertenecemos al reino de los cielos, lo cual es nuestra realidad
presente a partir de que abrimos nuestro corazón al señorío y gobierno de
Cristo sobre nuestra vida.
4. Tenemos redención por medio de la sangre de Cristo, y consecuente a esto;
5. Somos perdonados de todos nuestros pecados y la sentencia que había en
nuestra contra queda totalmente cancelada por medio de la muerte de Jesús.
C. La superioridad de Cristo
Por más que abordemos el tema de la persona de Jesús y hablemos ampliamente
sobre su persona, nunca será suficiente para darlo a conocer por completo.
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Col 1:15
Al comprender en su plenitud esta afirmación bíblica, nos damos cuenta de la superioridad
de Cristo. El tema central a tratar en este texto es la persona de Jesucristo. Por otro lado,
esta porción escritural es clave para responder a todos aquellos sectarios que niegan la
Deidad de Jesucristo y refutar las herejías más antiguas como:
El gnosticismo: Primera herejía de la iglesia que ponía a Dios en un lugar muy
apartado del hombre. Enseñaba que existía un conocimiento secreto y que solo
ciertas personas lo tenían con carácter exclusivo por lo que se consideraban
superiores a los apóstoles. Este conocimiento en resumen era: Que Dios no creo el
mundo directamente, sino que creo primero a una criatura, quien posteriormente
creo otra criatura y así sucesivamente sigue la secuencia. Que Jesús figuraba en esta
secuencia como una de esas criaturas. Otra señal manifiesta de este grupo de
herejes era la práctica del ascetismo (negación de placeres y apetitos carnales)
como un extremo y, por otro lado, lascivia sin límites (libertinaje sexual) como el
otro extremo.
El arrianismo: Creada por Arrio de Alejandría, quien decía que Jesús solo era una
criatura. Pero, en el Concilio de Nicea en el año 325 d. C. su enseñanza fue
condenada como una herejía por dicho concilio. A pesar de lo sucedido, la herejía
se expandió y dio origen a las sectas unitarias existentes hasta nuestros días, por
ejemplo: Los “Testigos de Jehová”.
3. Jesús creó todas las cosas: Esto seguramente aclara toda duda con respecto a
la deidad de Cristo. Y no solamente que todo fue creado por Él mismo, sino
que fue creado para Él.
4. Jesús es antes de todas las cosas: Esto revela que Jesús cuando se encarnó en
humano, Él venía de la eternidad, ya existía desde el principio.
Cuando dice el texto “reconciliar consigo todas las cosas”, no debe mal interpretarse
con la idea de que todo el mundo va a ser salvo. Esto es un acto del corazón y
totalmente voluntario; y como sabemos no todo el mundo ha obedecido al llamado
del Padre de reconciliarse con su creador y hacer la paz que es tan necesaria.
Hemos de recordar que antes de hacer la paz con Dios, éramos sus enemigos y nos
encontrábamos separados de Él en nuestro modo de pensar, es decir, teníamos una
moral contraria a la santidad de nuestro Señor y por ende hacíamos todo lo
desagradable y diametralmente opuesto a su voluntad.
Es por la obra redentora de Jesús que hoy somos aceptos ante Dios y somos
justificados, es decir que Dios no nos ve como sucios pecadores sin remedio, ya que
Cristo tomó nuestro lugar y nos dio el suyo, que es un lugar de: Santo, justo y sin
mancha ante Dios. Es de esta manera como Dios nos ve hoy, por lo tanto, debemos
sentirnos como tal y vivir a la altura de tales exigencias.
“Si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la
esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que
está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.” Col. 1:23
Esta solo es una afirmación de que si en verdad somos hijos de Dios vamos a
permanecer firmes en la fe y sin movernos de la verdad del poderoso evangelio.
Pablo también hace memoria de su maravilloso privilegio de ser siervo del Señor,
algo que todos también debemos agradecer el haber sido tomados en cuenta para
ministrar en la obra del Señor. No hay ningún trabajo más honorable y mejor
pagado que trabajar para la organización más grande e importante: El reino de los
cielos.
Hemos de hacer una aclaración sobre este texto y es que Pablo, cuando dice que ha
padecido aflicciones en el nombre de Cristo a causa de la iglesia, no se refiere a que
le ha tocado vivir en su carne un tipo de sacrificio redentor, o que este completando
el sacrificio hecho por Jesús, lo cual muchas veces se ha interpretado de esa manera
que es en gran manera incorrecta. Por lo tanto, hemos de diferenciar entre dos tipos
de sacrificio:
1. El sacrificio expiatorio: Cristo padeció como el sacrificio por el pecado del
mundo entero. El murió sólo en esa cruz como el único y suficiente
sacrificio acepto por el Padre; fue desamparado por completo tanto por Dios
como por los hombres. Su sangre era el sacrificio para limpiarnos de todo
pecado.
“El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha
sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de
la gloria de este ministerio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la
esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y
enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo
Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de
él, la cual actúa poderosamente en mí.” Col. 1:26-29
El misterio de que se habla en esta escritura, es algo que no se había revelado en el
antiguo testamento y se refiere a la existencia de una iglesia que estaría compuesta
tanto por judíos como por gentiles, sin acepción de personas. Cristo colocó a los
judíos en el mismo lugar de los gentiles, es decir, todos pecadores y sin poder
alcanzar la gloria de Dios por su propia cuenta. Jesús tomó de todas las naciones, a
todas las razas y las colocó en algo nuevo llamado “iglesia” de la cual, Él mismo es
la esperanza de gloria y en Él alcanzamos toda plenitud.
“Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que
están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro; para que sean
consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de
pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en
quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. Col.
2:1-3
Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas.” Col. 2:4
La historia de la iglesia nos relata que por aquella época estaba teniendo mucha
relevancia y gran impacto el intelectualismo y como consecuencia, muchos
predicadores utilizaban los criterios filosóficos dentro de sus sermones, el problema
de esto es que se desviaban de la verdad de las escrituras y comenzaban a enseñar
sus propias ideas, o las ideologías de los filósofos de esos tiempos, sin duda tales
palabras estratégicamente ordenadas lograban su cometido de confundir y desviar a
los creyentes. Es por ello que Pablo advierte a la iglesia que no se dejen engañar.
Por aquel entonces, Pablo había tenido noticias de que la iglesia de Colosas estaba
firme en su fe y en completo orden y armonía. Esto significa que estaban viviendo
según las demandas del evangelio de Cristo. En estos tiempos de mucha confusión,
es tan necesario que la iglesia como cuerpo de Cristo, permanezca firme, en unidad
y apoyo mutuo, pero lejos de eso, es todo lo contrario.
Se dice que el cristianismo es el único ejercito que mata a sus propios soldados. Nos
enfrentamos a una lamentable realidad, sin tan solo nos diéramos cuenta y
quisiéramos cambiar la historia, esto sin duda beneficiaria nuestro testimonio.
Pablo también anima a los creyentes que, así como han recibido su salvación al
recibir a Jesucristo en su corazón, anden en él. Andar en Él tiene algunas
implicaciones, ya que no basta solo con decir a voz en cuello que somos cristianos,
si más bien, necesitamos mostrarlo tan fuerte como podamos con nuestra vida
cotidiana, estando en casa, en la calle, en el trabajo o en cualquier lugar, de modo
que los impíos puedan conocer la gloria del Evangelio y el fruto que resulta de estar
arraigados en Jesús como las ramas lo están al árbol, y edificados en la piedra
angular: Jesucristo. Si nos disponemos a vivir un evangelio practico entonces no
habrá necesidad de comprobarle al mundo que nuestra fe es real y viva.
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las
tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según
Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Col. 2:8-
9
No cabe duda que tener a Cristo como nuestro salvador es estar completos y sin
falta de ninguna cosa. En el antiguo testamento sabemos que como señal del pacto
entre Dios y Abraham se dio la circuncisión y de allí en adelante el pueblo del Señor
celebraba este rito como señal de ese mismo pacto a cada varón Israelita. Pero, en el
nuevo pacto a partir de la muerte y resurrección de Cristo, la circuncisión natural
deja de estar en vigencia y en este nuevo pacto se nos exige más que un simple rito
en lo natural, se nos requiere la circuncisión espiritual que consiste en dejar atrás las
cosas del mundo y las pasiones de la carne y participar de la naturaleza de Cristo
mediante el nuevo nacimiento según lo afirma Pablo en su carta a los Gálatas 6:15.
“Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria,
quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a
las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.” Col.
2:14-15
El acta que había contra nosotros, contenía las sentencias siguientes: “Por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” según Romanos 3:23 y
“Porque la paga del pecado es muerte…” según Romanos 6:23. Dichas sentencias
tuvieron lugar a raíz de que se había establecido una ley que contenía alrededor de
unos seiscientos mandatos, los cuales debían ser cumplidos pero que
lamentablemente ningún hombre sobre la faz de la tierra jamás los cumplió, con
excepción de Cristo quien si la cumplió la ley en su totalidad.
La gran obra que Cristo hizo por nosotros al morir en nuestro lugar y pagar a precio
de sangre nuestro perdón y de esa forma reconciliarnos con Dios, es algo que marca
un antes y un después en la historia del mundo. La obra redentora de Jesús, además,
incluyó despojar a las huestes de maldad de su posición de autoridad sobre nosotros
y desde entonces somos libres del yugo de esclavitud de pecado.
Estamos bajo el nuevo pacto, pero aun así pareciera que muchos creyentes aún
viven bajo el antiguo pacto, ya que quieren seguir acatando las reglas aplicadas en
el antiguo testamento por el pueblo de Israel. Con esta actitud no hacen más que
restarle crédito a la obra redentora de Cristo y la hacen insuficiente e ineficaz según
su propia cosmovisión claro, porque en la realidad todo eso solo lo podemos
observar de la misma manera que observamos un retrato muy antiguo, del cual ya
no deseamos volver a esa época. Ahora tenemos más que reglas de hombres,
tenemos la bendita Palabra de Dios que nos instruye sobre cómo debemos vivir en
este tiempo.
Por esa época en la iglesia de Colosas había un tipo de creyentes que se sentían
superiores a los demás en el área espiritual y su conexión con Dios, al traerlos a esta
época podríamos llamarles los “super-espirituales”, ya que era así como se
consideraban, lo más irónico es que eran ignorantes de la Palabra de Dios y su
presunción era puro espectáculo.
Hoy día dentro del cuerpo de Cristo hay algunos creyentes que aún tienen la
tendencia a hacer de su cristianismo un mero formulismo religioso y si se les
preguntara la razón de porque hacen ciertas cosas, no tendrían una respuesta básica
y puntual que justifique sus actitudes. Necesitamos vivir nuestro cristianismo de una
manera sincera y sabia.
“Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿Por qué, como
si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos Tales como: No manejes, ni gustes, ni aun
toques (En conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se
destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en
culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno
contra los apetitos de la carne.” Col. 2:20-23
Otros cristianos se limitan de hacer algunas actividades como: jugar futbol, salir de
paseo, etc. porque tienen la idea que Dios pide que se priven de todas esas cosas. Al
inicio quizás lo comienzan a hacer de buena gana, pero con el pasar del tiempo,
quizás empezarán a extrañar tales cosas y a lamentar su situación actual y desearan
volver a su pasado.
Este es un extremo al que no debemos llegar, con la falsa idea de que así vamos a
agradar a Dios. Al fin de cuentas si solo lo hacemos por obligación no es aceptable
para Dios porque él quiere que lo que sea que hagamos para Él sea de corazón y con
todo nuestro amor y no solo por agradar a los hombres o aparentar una falsa
humildad.
El ascetismo cree que, con privar a la carne de ciertas cosas, logrará santificar el
cuerpo y agradar a Dios, pero el problema de raíz es que el corazón queda sin
santificar y de allí es que surgen todas las pasiones y deseos que combaten con
nuestro espíritu. Dios desea que vivamos gozosos, alegres y en libertad con respecto
al pecado, sometiéndonos cada día al Espíritu Santo, quien nos santificará
progresivamente y de forma eficaz.
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las
de la tierra”. Col 3:1-2
Esta porción escritural es una afirmación que Pablo estaba haciendo a la iglesia, al
decirle que, como consecuencia de su nuevo nacimiento, el cual era evidente por la
fe, la esperanza y el amor que los Colosenses profesaban con su testimonio, ellos
debían enfocarse en las cosas de arriba. Esto significa que, como creyentes,
debemos ambicionar y desear con un gran sentido de urgencia, involucrarnos en las
cosas de Cristo, es decir, debemos esforzarnos cada día por encontrarnos en una
relación íntima con Cristo y que nuestro cristianismo no sea solo algo que nosotros
aparentamos en la iglesia. Sabemos que Cristo está en el cielo a la diestra del Padre.
Si creemos que Cristo es nuestra cabeza y nosotros la iglesia somos su cuerpo, es
lógico que como cuerpo busquemos siempre estar en donde esta nuestra cabeza:
Cristo.
Es una dicha poder estar en Cristo, ya que Dios nos ve cómo ve a Cristo, en el
sentido de su justicia. Dios ve a Jesús como su hijo amado y sin mancha alguna.
Nosotros al ser salvos también recibimos tales características y Dios nos ve de esa
misma manera y no como viles pecadores o sucios gusanos, o cualquiera de esas
cualidades despreciativas que algunos creyentes que ignoran la Palabra de Dios
tienen en mente.
“Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando
Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados
con él en gloria.”. Col. 3:3-4
Ahora que vivimos en Cristo debemos hacerlo de manera plena, porque tenemos la
vida de Dios en nosotros, lo cual es magnífico y una gran dicha porque podemos
vivir sin limitaciones. Tenemos la bendita esperanza que un día de estos (Dios sabe
exactamente cuándo) estaremos con Jesús en gloria, lo cual será para nosotros la
mejor parte de nuestra vida cristiana, lo que tanto hemos anhelado.
“Cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las
cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas”. Col.
3:6-7
Con el solo hecho de saber que la ira de Dios está contra tales cosas mencionadas
anteriormente, es un indicativo de que son cosas contrarias a su santidad y
desagradables ante Dios. También es de sabios reconocer que en otro tiempo
nosotros vivíamos en la práctica constante de todas estas cosas sin que nuestra
conciencia nos lo reprendiera, esto como resultado de que estábamos muertos en el
sentido espiritual.
“Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia,
blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros,
habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,” Col. 3:8-9
En este texto escritural el apóstol está recomendando que como creyentes debemos
dejar todos aquellos hábitos que antes eran practicados con normalidad en nuestra
vida cotidiana, pero que a causa de nuestra condición presente como nacidos de
nuevo nos estorban en nuestro crecimiento espiritual y nuestra continua
santificación.
Tristemente algunos creyentes parecieran tener todos estos hábitos como un vestido,
el cual pueden ponerse al salir de la iglesia y quitárselo antes de asistir a los
servicios y reuniones cristianas. Esto no debe ser así, es por ello que Pablo insta a
los Colosenses a dejar definitivamente o tirar a la basura todos estos hábitos que
sólo son producto de nuestra vieja naturaleza caída.
En Cristo tenemos la solución para poder dejar estas cosas y comenzar a adoptar
hábitos edificantes y que bendicen a Dios y a nuestro prójimo. Necesitamos poner
nuestra mente en las cosas celestiales. Analicemos las repercusiones y el impacto de
estos hábitos si son practicados con regularidad en nuestra vida cristiana:
HÁBITO REPERCUSIÓN
Ira y enojo: Es una irritación que no es -Dañamos a nuestro prójimo al decir
pecaminosa cuando se sabe contralar. cosas groseras. Se destruyen relaciones.
Se convierte en pecado cuando -Acumulamos rencor, perdemos la paz
permitimos que explote sin control. y el gozo. Afecta nuestra salud. Nos
llenamos de amargura.
Malicia: Deseo de hacerle mal a -Mantenemos malos pensamientos
nuestro prójimo a causa de un enojo rondando por nuestra mente, lo cual
acumulado. bloquea que pensemos en las cosas del
Señor.
-Se nos dificulta bendecir a nuestros
ofensores
Blasfemia: Difamar el nombre de Dios. -No permite que tengamos una relación
Decir algo incorrecto en contra de su íntima y verdadera con Dios, podríamos
carácter. Odiar a Dios. ser miembros de una iglesia, pero si
hemos blasfemado contra Dios no
somos creyentes nacidos de nuevo y
mucho menos sus hijos.
Palabras deshonestas: Comunicación -Damos mal testimonio del poderoso
malhablada. Incluye aquello que es Evangelio de Cristo.
abusivo, despreciativo y sucio. -Es una clara evidencia de que no
hemos sido regenerados y tampoco
estamos creciendo en nuestra santidad.
Mentir: Falsificar algo, fingir, -La gente duda de nuestro cristianismo
aparentar. Decir lo contrario a la autentico.
verdad que se cree y se sabe. -Una mentira, induce a otra mentira.
-Sabemos que ningún mentiroso
heredará el reino de los cielos.
Pablo nos llama a ponernos el nuevo vestido de la santidad, el amor y la fe. Todo
esto es posible gracias a nuestro ayudador el poderoso Espíritu Santo que nos da la
fortaleza para permanecer en Cristo y representarlo fielmente acá en la tierra, unidos
como un solo pueblo y un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. De manera que debemos
rechazar y evitar las posibles divisiones y permanecer en unidad.
Si hemos confiado en Cristo como nuestro salvador y estamos dando el fruto del
Espíritu Santo, entonces; somos los escogidos de Dios que este texto escritural
menciona. En un mundo caído, los creyentes debemos hacer la diferencia y tener
estas virtudes en nuestra vida. No ser sólo uno más del número de humanos en el
mundo, sino impactar a los que nos rodean con las siguientes cualidades:
VIRTUD REFLEXIÓN
Misericordia: Compasión por los que Tenemos el ejemplo más grande de
sufren a tal punto que nos mueve a misericordia y compasión en toda la
ayudarles. existencia: Jesucristo. ¿Vamos a
imitarlo?
Benignidad: Buscar ayudar a los demás ¿Todos los días al despertar, pensamos
siempre. Es ser amable y suave. en la manera de cómo ayudar a
alguien?
¿O solo pensamos en nosotros y como
superarnos y salir adelante?
Humildad: Es pensar menos de sí ¿Tenemos la capacidad de reconocer
mismo en comparación con los demás. nuestras limitaciones, ante los demás?
¿Somos capaces de aprender de alguien
que es más joven que nosotros?
Mansedumbre: Manso, pacífico, no ¿Cuándo somos agredidos, cual es
violento a pesar de las circunstancias nuestra respuesta, muestra la paz de
sean favorables o difíciles. Dios?
Paciencia: Es saber esperar y soportar Si hemos pedido a Dios que nos
sin irritarse o quejarse. conforme a la imagen de Cristo, sin
duda vendrán pruebas sobre como ser
más pacientes.
¿Cuánto tiempo deseamos estar en este
proceso de paciencia? La forma en que
respondemos a las pruebas lo
determinarán.
2. Santidad en nuestras relaciones con los demás
“
soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja
contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y
sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios
gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo
cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,
enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia
en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo
lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor
Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” Col. 3:13-17
Es bueno decir que estamos viviendo en santidad. Pero, no tiene sentido si los que
están a nuestro alrededor no pueden comprobarlo. Es decir, no sirve de nada si
nuestro prójimo no puede conocer sobre la santidad solo con ver nuestro ejemplo de
vida. Algunas recomendaciones prácticas que el apóstol hace a la iglesia son las
siguientes:
Sopórtense
unos a otros
Perdónense
unos a otros
Ámense unos a otros
Exhórtense unos a otros sabiamente
Enséñense unos a otros
Vivan en paz unos con otros
Fundamento:
La Palabra de Dios en abundancia en nosotros
La guía del Espíritu Santo
Necesitamos vivir en gratitud con Dios por todos sus favores a nuestra vida y tener
toda la disposición para que absolutamente todo lo que hagamos sea en la iglesia, el
trabajo, el hogar, el mercado, etc. lo podamos hacer en el nombre del Señor Jesús.
Es decir, que nuestra norma de conducta cristiana sea fundamentada sobre el
principio de: “Todo lo que hacéis, sea de palabra o, de hecho, hacedlo todo en
nombre de Jesús”. Esta es una regla maravillosa que nos permitirá identificar si lo
que hacemos es correcto o, todo lo contrario.
3. Santidad en el hogar
“Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos,
amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros
padres en todo, porque esto agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros
hijos, para que no se desalienten.” Col. 3:18-21
MIEMBRO DE LA FAMILIA MANDATO DE DIOS
Esposa: Sujetarse a su marido Cuando se habla de sujetarse no se trata
de que la esposa sea esclava de su
esposo. Es la aceptación voluntaria de
que su esposo es el líder o la cabeza del
hogar y por lo tanto debe apoyar ese
liderazgo, lo cual es responsabilidad
grande ante Dios y un día el esposo va
a rendir cuentas sobre como dirigió a su
familia. Como un gerente es
responsable de llevar a su empresa al
éxito, así el esposo debe lograr una
familia exitosa.
Esposo: Amar a su esposa y evitar la Al esposo, Dios lo manda a amar a su
aspereza. esposa y no a que trate de entenderla
por completo, ya que son dos seres
diseñados de manera muy diferente. El
esposo debe ser tierno y cariñoso, no
olvidando que está tratando con un ser
más frágil y sentimental que él.
Hijos: Obedecer a sus padres en todo Aunque los niños y jóvenes suponen
que sus padres sólo quieren fastidiarlos
con sus reglas, educación y disciplina,
todo es por el bienestar de ellos y no
existe ninguna excusa que avale la
rebeldía de los hijos.
Padres: No desesperanzar a sus hijos La forma en que los padres críen a sus
hijos debe incluir un ambiente que los
inste a ser temerosos de Dios,
proactivos, obedientes, seguros,
estables emocionalmente y con un
sentido de responsabilidad.
4. Santidad en el trabajo
“Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como
los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a
Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los
hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a
Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que
hiciere, porque no hay acepción de personas.” Col. 3:22-25
Nuestro testimonio personal, también lo damos a conocer en nuestros lugares de
trabajo al mostrar nuestros principios, nuestra ética y sobre todo el temor de Dios
que como cristianos poseemos.
Aunque muchos patronos no son justos con las condiciones de trabajo para con sus
empleados, esto no es motivo para que el creyente en su condición de empleado
abusado responda a su patrón con abusos por su parte, por ejemplo: Robarse los
recursos de la empresa como: Internet, papelería, el tiempo de trabajo, etc.
Debemos tener presente que cada uno dará cuentas al Señor de cómo vivió en lo
personal y para con demás, tratemos de estar preparados para ese momento y que
con gran satisfacción podamos rendir cuentas ante Dios, al vivir una vida ejemplar.
Algo que puede ayudarnos a todos a dar lo mejor de sí mismos es que cada cosa que
hagamos lo hagamos con todo nuestro corazón y como para agradar el Señor y no
para agradar al ojo humano.
“Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también
vosotros tenéis un Amo en los cielos. Col.” 4:1
Así como el empleado tiene responsabilidad ante Dios, el patrón no está excluido de
eso. Por lo tanto, si tenemos el privilegio de tener emplear personas a nuestro
servicio, siempre tratemos de velar por su bienestar y progreso tanto económico,
moral y espiritual. No veamos solo por nuestros intereses y ganancias, lo cual es
muestra de egoísmo.
Mostramos el amor de Cristo cuando nos preocupamos por el desarrollo integral de
las personas que nos prestan sus servicios. Debemos motivarlos a crecer cada día y
ser mejores creyentes si ya han nacido de nuevo. Si aún son inconversos que con
nuestra conducta podamos ganarlos para Cristo. Quizás vamos a ser la única biblia
que ellos puedan leer.
C. Recomendaciones finales
Pablo también aconseja a la iglesia sobre dos áreas de la conducta cristiana que son
de gran importancia para poder permanecer en Jesús. Estas son:
1. La oración:
“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también
al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra,
a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, para
que lo manifieste como debo hablar”. Col 4:2-4
Sabemos que la oración es el cemento que mantiene unidos los ladrillos al cimiento
de una casa, al igual la oración nos mantiene unidos a Dios. La oración, además, es
la respiración de nuestra alma. Hay tantas cosas por las que orar: Los ministerios de
la predicación de la Palabra de Dios, los misioneros, los perdidos, las necesidades
de la iglesia, los medios radiales que llevan el Evangelio, etc. No nos excusemos
diciendo que no tenemos de que orar, porque es sólo eso: una excusa.
“Todo lo que a mí se refiere, os lo hará saber Tíquico, amado hermano y fiel ministro y
consiervo en el Señor, el cual he enviado a vosotros para esto mismo, para que conozca lo
que a vosotros se refiere, y conforte vuestros corazones,” Col. 4:7-8
Según eruditos bíblicos, se cree que Tíquico era el pastor de la iglesia de Éfeso por aquel
entonces, ya que es mencionado en Efesios 6:21 y sus referencias señalan que era un siervo
de Dios muy dedicado a su servicio.
“
Con Onésimo, amado y fiel hermano, que es uno de vosotros. Todo lo que acá pasa, os lo
harán saber.” Col. 4:9
Onésimo era un esclavo que había huido a Roma desde Colosas de casa de su amo Filemón.
Por la misericordia de Dios Onésimo conoció a Pablo, quien le guio hacia Cristo y como
consecuencia de su conversión, este que otro tiempo era un esclavo malvado, estaba
regresando hacia su amo, pero con un corazón transformado. Por esta razón, Pablo escribe
una carta a Filemón en donde le detalla la buena nueva sobre la conversión de Onésimo y le
pide que tenga las consideraciones necesarias y que lo reciba como un hermano en Cristo.
“
Aristarco, mi compañero de prisiones, os saluda, y Marcos el sobrino de Bernabé, acerca
del cual habéis recibido mandamientos; si fuere a vosotros, recibidle;” Col. 4:10
Este hombre llamado aristarco también estaba preso junto a Pablo, sin duda había sido
también impactado por el testimonio del apóstol y había rendido su vida a Cristo. Luego
Pablo menciona a Marcos, el autor del evangelio que lleva su mismo nombre, de quién
daba buenas referencias, reconociendo que era vaso útil en el ministerio.
“
y Jesús, llamado Justo; que son los únicos de la circuncisión que me ayudan en el reino
de Dios, y han sido para mí un consuelo.” Col. 4:11
Algo curioso es que la mayoría de feligreses de la iglesia de Colosas eran gentiles. Por ello
Pablo hace una mención especial sobre los pocos judíos que habitaban entre los Colosenses
y daba buenas referencias sobre ellos por su amor a Dios y su arduo trabajo en el
ministerio.
“
Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando
encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y
completos en todo lo que Dios quiere. Porque de él doy testimonio de que tiene gran
solicitud por vosotros, y por los que están en Laodicea, y los que están en Hierápolis.”
Col. 4:12-13
Como lo hemos mencionado al inicio, Epafras era el pastor de la iglesia de Colosas, pero en
este momento estaba también encarcelado junto a Pablo, con otro ministerio a su cargo,
orar por que los Colosenses permanecieran firmes y completos en la obra del Señor.
“
Os saluda Lucas el médico amado, y Demas. Saludad a los hermanos que están en
Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa”. Col. 4:14-15
El apóstol menciona a Lucas con gran aprecio, quien fue un médico muy útil para el
ministerio de Pablo y que además escribió el evangelio que lleva su nombre. También
hemos de notar como las iglesias de la época apostólica, iniciaron en los hogares. Que
dicha tan grande para todas aquellas familias que hacen de su hogar la casa de Dios.
“
Cuando esta carta haya sido leída entre vosotros, haced que también se lea en la iglesia
de los laodicenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros. Decid a Arquipo: Mira
que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor.” Col. 4:16-17
Es esta porción escritural se mencionan dos cartas, algunos eruditos bíblicos opinan que la
carta a Laodicea, es una carta perdida, al no estar dentro de las cartas Paulinas dentro del
canon bíblico. Otros teólogos opinan que el mensaje a Laodicea está en Apocalipsis y otros
creen que es la carta a Éfeso y que por ese tiempo dicha iglesia se encontraba en esa
localidad.
“
La salutación de mi propia mano, de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con
vosotros. Amén”. Col. 4:18
Pablo acostumbraba a dictar sus cartas y luego al final sellarlas con un saludo. La carta a
los Gálatas, es la única carta que si escribió completa el apóstol. Al finalizar el recuerda que
los creyentes siempre oren su vida.
Esta carta ha sido realmente maravillosa y confrontativa con nuestro cristianismo que
estamos viviendo hoy en día. Sin duda después de este hermoso recorrido no podemos
seguir siendo los mismos, porque sencillamente la palabra de Dios nos purifica.