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Resumen Belloch.
Resumen Belloch.
Para aquellos casos en los que las características del individuo no se acomodan bien a
ninguno de estos tres grupos, se propone un cuarto núcleo denominado mixto y
atípico. En la DSM-III-R se incorporaron dos nuevas categorías: la personalidad sádica y
la autodestructiva. En el DSM-IV se elimina la personalidad sádica del para considerarla
un trastorno sexual. Por lo que se refiere a la categoría de personalidad
autodestructiva, desaparece.
Para cada uno de los trastornos, de los cuales han de estar presentes en el paciente, al
menos, tres (en la mayoría de casos, siempre la mitad de los síntomas característicos).
Las diferencias entre ambos sistemas con considerables y no deberían ser utilizados
como versiones alternativas de los mimos trastornos. Tampoco en la CIE-10 se aporta
una gradación de la gravedad de los trastornos. Quien sí ha realizado tal gradación y
sigue actualmente insistiendo en la organización de las anomalías de personalidad
según diferentes niveles de gravedad es Millon, además de utilizar otros criterios
variables de organización.
EVALUACIÓN.
Mediante, distintas cuestiones el clínico que utiliza una entrevista, ya sea estructurada
o semiestructurada, puede distinguir entre problemas situacionales y rasgos de
personalidad. Esta distinción es importante.
Los problemas principales que afectan a las entrevistas clínicas para diagnosticar
trastornos de personalidad son los mismos que aquellos que afectan a cualquier tipo
de entrevista clínica, pero parecen resultar de mayor importancia el efecto de halo
cometido por el clínico, quien puede formarse una primera impresión del cliente y a
partir de ahí dirigir la entrevista hacia un punto determinado que puede no ser el
esencial; el error fundamental de atribución, si se defiende que los rasgos de
personalidad son los únicos determinante de la conducta humana sin considerar que
hay circunstancias sociales y ambientales que pueden explicar las manifestaciones
comportamentales del “presunto” paciente; la distorsión de la información aportada
por el propio sujeto resulta un problema en cualquier tipo de evaluación. Frente a
todo, las entrevistas tienen una ventaja, permiten al clínico realizar una observación
directa del paciente, observación que se considera necesaria para hacer un diagnóstico
del trastorno de personalidad, presencia que no es necesaria para algunos trastornos
mentales.
Se denuncia que este tipo de pruebas exageran las respuestas del paciente, ya que
interfieren factores situacionales además del sesgo de aquiescencia y la tendencia a
exagerar los síntomas cuando es uno/a mismo/a quien los describe.
Se recomienda que la evaluación se complemente con la información aportada por
una tercera persona, por lo que deberían utilizarse escalas de clasificación. El
Personality Assessment Schedule (PAS) de Tyrer y Alexander, que es a la vez
autoinforme y escala de calificación incluye la información de terceras personas.
La última crítica proviene de los mismos rasgos a medir. Algunas de las pruebas a partir
de las cuales se establecen los diagnósticos miden sólo aspectos muy concretos del
trastorno. Critica la ausencia de medidas de conductas adaptativas para establecer un
diagnóstico de trastorno de personalidad. Según este autor, deberían evaluarse tanto
aspectos funcionales adaptativos como no adaptativos en función del contexto en el
que vive el paciente.
El factor que parece tener un patrón más estable es neuroticismo. Parece clara la
relación positiva entre la inestabilidad emocional y los trastornos límite, dependiente y
obsesivo-compulsivo, pero en unos casos se acompaña de una relación negativa con el
trastorno narcisista y en otros positiva. En el caso de extroversión, las relaciones que
se mantienen para los cinco grupos tienen que ver con los trastornos esquizoide y de
evitación con signo negativo. El factor de cordialidad, solo mantiene relaciones
similares con el trastorno paranoide, mientras que la minuciosidad, en ambos casos
con relaciones negativas. Finalmente, el factor de apertura no mantiene relaciones
claras con ninguno de los trastornos a través de los cinco trabajos.
Las ventajas que parecen tener los sistemas dimensionales frente a los categoriales
son:
- Se resuelven los dilemas clasificatorios que se presentan en los sistemas
actuariales al utilizar estos últimos el criterio de experto al clínico para
establecer el diagnóstico de un paciente. Los sistemas multidimensionales
dicen aportar datos empíricos a partir de los cuales se establece cuándo es
un trastorno y cuando es otro.
- La cantidad de información que se poseería del paciente cubriría un rango
más amplio de características.
- Los sistemas dimensionales permiten una mayor flexibilidad. Esta última
postura es mucho más flexible a la hora de considerar la importancia del
ambiente-situación-contexto en el momento de decir cuándo una persona,
por manifestar las conductas que reflejan sus rasgos de personalidad,
puede ser diagnosticada de padecer un trastorno de personalidad. Tal vez
la principal dificultad de los sistemas dimensionales sea justamente esta
flexibilidad en el sentido de cómo encontrar los puntos de corte que
permitan separar lo anormal de lo normal y tomar decisiones clínicas a la
hora de establecer el tratamiento.
UN ANÁLISIS GENÉRICO.
Desde un punto de vista biológico-médico, los trastornos de personalidad tendrían un
fuerte componente biológico. Pero desde un acercamiento más social, serían las
interacciones interpersonales y los aprendizajes de aquí derivados los responsables.
Más bien sería la interacción continuada entre ambos lo que a lo largo de la infancia y
la adolescencia iría configurando un patrón de comportamiento que conduciría al
establecimiento a partir de aproximadamente la tercera década de ida, de un
diagnóstico de personalidad.
Millon propone que existen determinantes biogénicos y psicógenos que covarían para
formar la personalidad a lo largo del tiempo, de forma que el curso de las últimas
características está relacionado intrínsecamente con los eventos de la infancia. El peso
de cada uno de ellos varía en función del tiempo y las circunstancias, y no se puede
afirmar cuál fue el primer factor que influyó ni que los efectos sean tan sólo
unidireccionales.
Sí parece claro que en caso de existir una fuerte determinación biológica para el nivel
de activación cortical y por ello responsable al menos de la extroversión biológica, las
bases genéticas hay que buscarlas en explicaciones poligénicas y no monogénicas, lo
que dificulta aún más el estudio de las bases biológicas del comportamiento.
Por otra parte, las características constitucionales tienen también alguna relación con
el aprendizaje posterior, al menos como factores coadyuvantes de tal aprendizaje: si
no se tienen las estructuras neuronales adecuadas, pocas conexiones se establecerán
entre ellas y, por tanto, poco se podrá aprender.
También el aprendizaje se puede ver perjudicado por aspectos ambientales que Millon
ordena alrededor de tres fuentes principales: 1) eventos que crean ansiedades
intensas porque socavan los sentimientos de seguridad. Si esos eventos persisten, se
elicitan reacciones adaptativas y autoprotectoras que pueden establecer a largo plazo
estilos de afrontamiento y anticipaciones que en último término minan y se imponen
al funcionamiento sano; 2) condiciones neutrales a nivel emocional o modelos de
conducta que no activan conductas defensivas o protectoras, tal y como lo hacen los
eventos emocionales perturbadores. Esas condiciones neutrales sugieren y refuerzan
estilos de conducta que resultan perjudiciales cuando se exhiben en o se generalizan a
otros contextos diferentes a los que se encontraban presentes y eran útiles y 3)
insuficiencia de experiencias que requiere aprender conductas adaptativas.
Parece que en líneas generales los trastornos de personalidad están asociados con los
jóvenes y con el género masculino.
LA CONTRASTACIÓN EMPIRICOESTRUCTURAL.
Eysenck propone tres dimensiones temperamentales que, en su opinión, dan razón de
los factores básicos de personalidad: neuroticismo, entendido como inestabilidad
emocional y que encuentra en la labilidad neurovegetativa su apoyatura biológica: las
puntuaciones extremas en esta dimensión tienden a ir aparejadas con estados de
ansiedad y diversas reacciones fóbicas: introversión, entendida como reclusión y
aislamiento social, aparejado con una fuerte carga de excitación cortical y procesos de
inhibición cortical lentos y estables, y psicoticismo, tendencias antisociales de la
personalidad, que encontraría su asentamiento a nivel hormonal y genético y que
daría razón de conductas de transgresión de normas sociales y acciones violentas. En
la interacción entre estas se encontrarían situadas las perturbaciones de la
personalidad. Interpreta el factor de “apertura” propuesto por el modelo de los cinco
grandes como el polo negativo a psicoticismo.
Finalmente, se llegó a aceptar que el patrón tipo A era un factor de riesgo para tener
en cuenta para la prevención de las enfermedades cardiovasculares.
La importancia de los estudios inspirados por el estudio del patrón de conducta tipo A
consiste en la demostración de que la personalidad puede ser una de las variables
independientes relevantes a la hora de entender la aparición de una serie de enfermedades
físicas. Tipo A, locus de control, depresión y ansiedad se han presentado como atributos,
rasgos y/o dimensiones de personalidad que desempeñan un papel relevante en la aparición
de la enfermedad.
Tanto los sucesos vitales estresantes (stressful life events) como los fastidios (hassles)
poseen un efecto diferencial sobre algunas, que no todas, las parcelas del funcionamiento
personal, y es a través de estas modificaciones, por las que habría que estudiar el impacto que
posee el estrés sobre el estado de salud.
Las condiciones crónicas llevan consigo asimismo problemas crónicos que pueden
disparar trastornos de personalidad.