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De LA mOLteULA A LA Liming USO POSIBLE DE PARMACOS EN LA CLINICA PSICOANALITICA : Demetrio Demirdyian - Silvia Rosenfeld - Nicol4s Touloupas* esde la antigiledad, el uso ritual de las plantas como de sus sucedéneos, los farmacos, estuvieron en relacién directa al saber. Su utilizacién hacia mds sabio al chamén y esto era inherente a su posicién nunca alejada del poder que representaba para su tribu. La capacidad de los farmacos para influir sobre la conducta humana le otorga um sésgo positivo de eficacia a lo que antes era una profusa, pero fina, fenomeno- logia descriptiva, hoy habitualmente olvidada aim para los mismos psiquiatras. Nos referimos a la Semiologia. Fue con la constitucién de una filosofia de los sentidos y con la atencién al rela~ to del paciente que se ha ido construyendo gradualmente la clinica. En los comien- z0s, sélo era cierto lo que podia observarse, ser mirado; luego se impuso el tocar, palpar, percutir. Lo visible y material, se jerarquizaba sobre lo invisible ¢ inmate- rial, siendo el cuerpo, cuerpo biol6gico, objeto de estudio y de intervencién. + Recordemos que entre los romanos se daba el titulo de “clinicus”, al encargado de visitar a los enfermos junto a su cama (Kliné en griego), que dio lugar @ “kli- nein”, inclinarse sobre el enfermo. A partir de 1952, fecha del descubrimiento “serendipico” del neuroléptico clor~ promazina, \a psiquiatria ba ido tomando sustento cientifico por los efectos obser- vados con el uso de drogas. Con el inicio de la alquimia modema se produjo.un f nomenal traspaso de saber hacia los psicofarmacos y a los agentes de prescri Este saber, hoy en extremo fetichizado, funciona. muchas veces como un ordculo que interfiere y gana con rapidez el terreno de la palabra. Pero el “éxito” de la psicofarmacologia modema se asienta sobre el lecho deja~ do por milenarios mitos, apdlogos y leyendas. Theuth, mostrindole al rey de Egip- to Thamus /as letras que habia inventado, le dijo: “Este conocimiento ~Oh! Rey- ¢s como un férmaco que hard mas sabios y m4s memoriosos a los egipcios”. Pero * Dr. Demetrio Demirdyian. Psicoanalista, Médico psiquiatra de Guardia del Htal, T. de Alvear, Dr. Nicolés Touloupas, Médico psicoanalista especialista en Psiquiatria Infanto- juvenil. Dra. Silvia Rosenfeld, Médica psicoanalista éspecialista en Psiquiatria Infanto- juvenil. Dictantes del Taller: “Los psicofarmacos en i Psicoanalitica” en Con- * Vocatoria Clinica - Espacid psitodialitico. www.conVocatoriaclinica:com TT " a PRICOANALASIS Y EL HOSPITAL N* 33 : PSICOANALIS "BUROCIENCIAS Thamus contradijo el argumento, planteando que Ja escritura no produciria mas memoria sino més olvido, ya que por fiarse de lo escrito, el hombre legara al re- cuerdo desde fuera. Platén, tomando este mito, asigna al farmaco una doble ver- tiente y, como la escritura, tendria un efecto beneficioso sin poder dejar de resultar al mismo tiempo desventajoso. Mas allé de esta doble faz del medicamento, ser& la posicién misma del pres- criptor y el lugar que éste le otorgue, el que asignaré al farmaco su identidad de rémedio.o de veneno. Partiendo de {o actual de la clinica, con las cada vez més frecuentes demandas de medicacién por parte de los pacientes y de Jas interconsultas de colegas para evaluar la posibilidad de administrar un medicamento a alguno de sus analizantes, ‘nos proponemos interrogar la pertinencia y especificidad que el uso de farmacos puede tener en e] marco de una cura psicoanalitica. Coordenadas clinicas: la oportunidad y el criterio Una intervencién farmacolégica, ajustada al momento en que se produce, y sos- tenida con criterio por un medicador, puede brindar algin elemento que ayude a apuntalar la escena analitica. Consideramos aqui medicador al agente que en la transferencia introduce el farmaco, pudiendo ser este /ugar tercero de saber encar- nado por el mismo analista que conduce la cura si éste es médico, 0 por otro profe- sional, pero siempre que su funcién no se reduzca a la mera prescripcién sino que apunte a dar al férmaco elegido para ese paciente particular y a sus efectos una funcién de torsion, de movimiento, que aleje cualquier idea de cura puesta con ex- clusividad sobre la medicacién misma. No se trata de adoptar a ultranza el uso de un psicoffrmaco, ni de abstenerse del mismo, sino de interrogarse acerca de su conveniencia, evaluando [a naturaleza y severidad de lo disruptivo, del deterioro funcional, del sufrimiento subjetivo. Tales elementos, as{ como el saber acerca de la psicofarmacologia que el medicador ten- ge, serdn soporte de su criterio, es decir, los elementos que le permiten discernir y elegir, eventualmente, el! farmaco que a priori parece ser el apropiado. Pero este bagaje de saber necesario puede, paradéjicamente, resultar altamente problematico para la cura si el analista y/o medicador introducen la idea de la medicacion ex- temporineamente. Ya no es sdlo el criterio sino también la oportunidad la que ins- cribe la variable temporal indispensable para que la medicacién pueda, en el mejor de los casos, advenir a un lugar de intervencién. Oportunidad: del latin opportus, entrada al puerto, palabra que en la antigtiedad fue usada por los navegantes para indicar cudndo el viento que soplabe era el nece- sario para que el barco Ilegara bien al amarradero, De alli pasé a significar ocasién propicia, estar bien situado, coyuntura favorable. Asi, y no pocas veces, i i el férmaco ayuda a apuntalar la recuperacién de un contacto intersubjetivo permi- tiendo el despliegue de la dimensién del juego y la palabra. Dye LA MOLECULA ALA KO jologia y psicoandlisis jento de dos logieas: nsiderado oportuna la introduccién en , ‘Ahora bien, Suponiendo que se ha co ie en ta transferencia del uso de un farmaco, indefectiblemente a ee entrecruza. rmientos de discursos que deberdn trabajarse dentro del andlisis, de tal modo que et a 10, pueda resultar mAs propiciato- farmaco, en su doble vertiente de remedio y¥ ae ae y jencia de} suje! co y menos obataculizaor de In emergent SA wien ‘Ante este entrecruzamiento al que al ulta f dor esté dispuesto & soportar la fia estructural en el saber, de modo tal que al Farmaco 0 venga alli a obturarla, ya que por sus efectos mas o menos inmediatos tende vaturalmente a mitigar cualquier pregunta, por haber aligerado en parte el sufrimiento, Bl firmaco se constituye en Un ‘modo princeps de regulacioo del prin- cipio del placer, pero de una manera tan pronta com0 Poo duradera sino se trabaja analiticamente con los excesos que rompen la homeostasis. Es por esto que ef analst, sin desconocer esta fuerte propiedad del férmaco, tendré que trabajar en la direccién de la cura aconmpatiando, pero a la vez tensando, Js diacronia més o menos calculable de la acci6n quimica. Ri entrecrazam| El firmaco produce su efecto no sélo por impactar sobre ¢] organismo, sino también sobre el cuerpo via los significantes con los que ¢s introducido. Asi, la respuesta a un férmaco puede pensarse més bien como una articulacién de efectos que va mis allé de su accién quimica. i El fenémeno de acotamiento que vn firmaco puede producir sobre la ansiedad, Ja impulsién, las alucinaciones, el delirio que impele al movimiento sin limite, co- mo ejemplos de desborde 0 de excesos con los que el analista se encuentra en su clinica, se debe, por un lado, a la regulacién biologica en mAs o en menos sobre de- terminados circuits neuronales que conllevan a una nueva regulacién de los sis- temas de neurotransmisi6n, pero también al efecto dado por el despliegue signifi- cante con los fendmenos de corte en el discurso que enuncian la emergencia de! su- jeto del inconsciente. Pero neuronas ¢ inconsciente son elementos pertenecientes a diferentes campos que, siguiendo a Freud, se articulan en el concepto de pulsién, Es en el termitorio de lo pulsional donde inferimos que el firmaco, como otro elemento significante y como droga que interfiere en la transmision quimica, puede. amortiguar-los excesos . Creemos, sin embargo, que ambas dimensiones de la accion farmacoldgica se entraman bajo logicas térmporo-espaciales diferentes que cabe articular, ls rémporo-espacialidad biolégica y la témporo-espacialidad del su- jeto. Se llama tiempo bioldgico a la propiedad de los Seres vivos de regular de modo ritmico sus funciones celulares. Desde lo mks mact®, como el ciclo sueio-vgilia & . To ms micro, corag el proceso continuo de sintesis y degradacién de neurotransmi- ———————— “ PRICOANALISISY EL HOMPTTAL N* 39 : PRICOANALIN ¥ NKUROCHENCIAG sores, el organisino funciona de modo sinuso en sus relojes bioldgicos, La imo, arnplitud cue intervencidn furmacoldgic deve tu condo gue no hace mAs que condicionar modificaciones en las funciomes celuares alten ritmo y/o Ia amplitud de los fendmenos, 5 sujeto, por su parte, desconoce perlodos, no entiende de neuron, y ve ca- racteriza en todo caso por una arritmia que le es constittiva, La ldgica temporal del sujeto implica el corte, a ruptura en lo continuo, la sincopa inesperada J Hterando el A modo de conclusion El uso de firmacos en el andlisis introduciria en la transferencia una compleji dad témporo-espacial que tanto el analista como el medicador (en caso de que no sea el mismo analista) no pueden desatender, ya que a la logica temporal del sujeto se le entrecruza la accién del farmaco sobre la dimensién temporal de lo biologico Estos dos modos de lo temporal pueden articularse en la medida que haya un ana- lista que soporte con su funcién los embates de analizantes acallados por la, a ve ces, demasiado répida accién del farmaco; u, otras veces con analizantes que tienen que vérselas con un cuerpo “tomado” por efectos adversos de un medicamento Si un tratamiento se sostiene poniendo el acento en la temporalidad biologica, indefectiblemente se imprime un devenir mas o menos previsible ajeno a la dimen- sién del sujeto. Si, en cambio, se sostienen las coordenadas de un andlisis, cabré em algunos casos, considerar oportuna la introduccién del férmaco cuando algo de lo que no puede aceptar la espera irrumpe de manera incontenible. En ese caso, pensamos el uso del farmaco justamente por su vertiente temporal biolégica, que introduce otro tiempo que puede ayudar a acompasar y atenuar el exceso y el desborde, dando ast lugar a cierta quita en el exceso que permita, con el ‘Otro, un reencauce en el circuito de la pulsién. Finalmente, consideramos que es preciso tomar los aportes de las llamadas neu rociencias, siempre que los avances psicofarmacologicos no nos ensordezcan ni enceguezcan sosteniendo una clinica que procure siempre el advenimiento del suje- to y no que éste quede comprimido. : ‘Para finalizar, y como los marineros de antaffo, la cautela, la prudencia y cierto descreimiento a las cartografias, nos permitirén seguramente una pavegacién mAs cuidadosa para nuestros tripulantes. sasha aA REE S ASC ES aa

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