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Etnicidad doble identidad, tradicionalmente han sido vistos como seres desleales por naturale: precisamente a causa de ese doble origen. El hibrido es, pues, monstruoso, ya que su iden- tidad es conflictiva y se aleja de aquello que es futéntico y completo. Y, como ya sefialé Mary Douglas én su famoso libro Pureza y peligro. Un anélisis de los conceptos de contaniinacién y tabti (2000), en muchos sistemas simbélicos, sélo lo que ¢s completo es puro y santo. El es- tigma, ya sea fisico, moral o tribal, es siempre tuna marca de imperfecci6n y de falta de com- plitud, lo que confiere a su portador, el estig- matizado, su cardcter triplemente impuro, contaminante y peligroso. Bibliografia ALLUE, Marta (2003): Diseapacitados. La reivindi cacién dela igualdad en la diferencia, Barcelona: Edicions Bellatera. BARBIN, Herculine (1978): Herculine Barbin, di te Alexina B. Presenté par Michel Foucault. 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POS Y ESENCIALIZACION, Etnicidad Extranjero, Global y local, HIBRIDACION IDENTIDAD, INTEGRACION, Integra cin religiosa, MULTICULTURALIS Pluralismo sincrénico, SABER Y SABERES, gregacién, TERRITORIOS, VIOLE} IA POLITICA, Xenofobia y xenofilia Etnicidad Un modo de constatar el surgimiento de las etnias en los procesos de *modernizacién y * desarrollo lo constituyen las definiciones que de ellas se han dado a partir del s. x1X. Los an- tropélogos de este siglo XIX y otros estudiosos describen los orfgenes colectivos y el desarrollo de los seres humanos hasta nuestros dias como sisc tratara de una manera primitiva y atada al suelo y a la sangre. Frente a este procedimien to de constituir los grupos étnicos se encontra ria el *moderno y/o civilizado: las etnias s una forma especifica de juntarse que tienen los individuos pertenecientes a una determinada colectividad. Esta forma de agruparse se co deraba no solamente diferente, sino inferior. Se trata del niicleo duro en que descansan la mayor parte de las definiciones de la ctnia practicamente hasta la actualidad, En este sentido es més que ilustrativa la definicién de etnia que proporciona Topi nard a finales del siglo xIx. “Los caracteres €tnicos comprenden todos los hechos que re sultan de la asociacién de hombres entre sf, sea cual fuere el mévil que los guia, la necesi dad de vivir en sociedad, el capricho o las pasiones bélicas. La unidad nacional y la fede- racién de las provincias auténomas son las formas més elevadas de esa ilustrada asocia- ci6n. Las pequeias tribus de los todas, cuyos miembros estén unidos por los lazos de pa 129 rentesco y donde la asociacién es sindnimo de familia, son el ejemplo del més intimo grado inverso” (1878: 447). ‘Aunque de forma mas matizada y con una mayor complejidad de los muchos y va- riados elementos que entran en juego, “en el actuar comunitario”, en expresin de Weber, también subyacen formas de asoclacién dife- rentes a la modernidad y al desarrollo, Para Weber, la comunidad étnica se asemeja a la nacional, pero son otros los elementos en que ésta tiltima se funda. Para Weber, lo étnico y laetnia se encuentran unidosa la herencia ge- nética, al parentesco, ala tradici6n y a las cos- tumbres, a antiguas ereencias, “en la afinidad oextrafieza de sangre”, y a formas ancestrales comunitarias con sus rasgos lingiifsticos, polf- ticos y religiosos. La nacién, en cambio, se halla constituida por una “unién politica par- ticular” y por la “¥cultura”, entendida esta til- tima como memoria politica y forma de comportamiento, de “cultura sensual”, inclu- so, como ocurre con los miembros de la Gran- de Nation, Francia. Es lo que produce el “sentimiento nacional”, esa especie de “leal- tad politica” capaz de herrumbrar las *di- ferencias estamentales, de clase y los particularismos. “Los sentimientos colectivos que se designan con el nombre genérico de ‘nacionales’ no son unfvocos, pero siempre el concepto de ‘nacién’ nos refiere a su ‘poder’ politico y lo ‘nacional’ -si en general es algo Uunitario~ constituye un tipo especial de pathos que, en un grupo humano unido por una co- munidad de lenguaje, religion, costumbres 0 destino, se vineula a la idea de una organi cién politica propia, ya existente o a la que se aspira, y cuanto més se carga el acento sobre el. ‘poder’, tanto més espectfico resulta ese senti- miento patético” (1964: 326 y 327). Las naciones constituyen para Weber for- mas de asociacién superior a las etnias, aun- que posean semejanzas, de igual forma a como la civilizacién lo es de la nacién, segin la propuesta de Huntington. Para él las na- ciones constituyen la forma tradicional que Poseen los humanos de definirse por lo Particular y lo *local. “La gente se define des- de el punto de vista de la genealogia, la re- ligién, la lengua, la historia, los valores, costumbres ¢ instituciones. Se identifican con ‘grupos culturales:tribus, grupos étnicos, co- munidades religiosas, naciones y, en el nivel més alto, civilizaciones” (Huntington, 1997: 2). La civilizaci6n angloamericana, por el contrario, lo hace por lo universal y, por tanto, Se encuentra en el nivel més alto. Etnicidad Si bien Huntington sittia las diferencias en lo cultural, en lo universal frente a lo par- ticular, y Weber pone el acento del origen de las naciones en el “ansia de poder”, alo que se refiere el primero esa “los modelos predomi nantes de desarrollo politico y econémico” subyacentes entre la civilizacién angloameri- cana y el resto del mundo. Es de estos mode- Jos de donde dimanan “los presupuestos filoséficos, valores subyacentes, relaciones so- ciales, costumbres y puntos globales sobre la vida” (1997: 30 y 23); no a la inversa. Son estos modelos los que diferencian a unos grupos de otros, a unas asociaciones de otras, antes y ahora. Huntington no desarrolla sino lo que se hallaba in nuce en la construccién de las na- ciones, aunque en ambos casos resulte algo tautolégico, ya que el concepto de *identidad. es, ala vez, explanans y explanandum. ‘Para Huntington y Weber, se trata de los principales ejes que vertebran la modernidad "La especificidad del proceso de moderniza- cién, en comparacién con otras situaciones y movimientos de cambio en la historia de la humanidad ~escribe Fisenstadt-, radica en el hecho de que se hallaba basado en las presu- posiciones de la posibilidad de la creacién ac- tiva por el hombre de un orden sociopolitico nuevo, un orden basado en las premisas del universalismo y de la igualdad. ¥ la propaga- ci6n de estos presupuestos se combiné con el desarrollo de largo alcance, especialmente en Jos campos econémico y politico. A través de esta propagacién se desarroll6 una tendencia hacia una civilizacién universal, mundial, en la cual diferentes sociedades ~comenzando por las europeas—servian de puntos de referencia a partir de los cuales se juzgaba su propio lugar y el delos “otros de acuerdo con esas premisas de universalismo e igualdad” (1973: 209). Que para fundamentar el proceso de mo- dernizacién se recurra a las diferencias cultu- rales puede tener varias explicaciones, que pueden fluctuar desde la visibilidad y tan- gibilidad con que se manifiestan, hasta la invisibilidad e inmaterialidad en que se fundamentan. La explicacién también podria venir de poseer ambas caracteristicas inextri- cablemente relacionadas. Esta parece la mas convincente, ya que tales procesos implican la creencia de que su implantacién no solamen- tees deseable para todos, sino beneficiosa ein cluso salvifica, La modernidad libera a todos de cualquier tipo de ataduras, especialmente deaquellas que igan alos individuos a lasan- gre y a la naturaleza, sobre todo. La cultura justifica tal empresa por partida doble: por la Eticidad clara distinci6n que establece entre los grupos y por la naturalizacién que opera en la vida social al tener su fundamento en las diferen- cias culturales, pensadas como una forma de ser esencial. Pese a la universalizacién y aceptacién de este discurso, la etnia como sustantivo ~referi- do a un grupo que posee existencia real inde- pendientemente delos individuos~ noes expli- cable en sf misma. Tampoco lo es la etnicidad, entendida como cualidad diferenciadora que distingue alos individuos pertenecientes a uno u otro colectivo, En consecuencia, no es ade- cuado analizar tinicamente los rasgos que dife- rencian a los individuos y deducir a partir de ellos la existencia de distintos grupos étnicos, suponiendo al mismo tiempo que esas diferen= cas dimanan de la forma de ser. La etnia es, en primera instancia, Io opuesto alo que podria deducirse del concep- to de modernidad: aquello con Io que éste cree que ha roto y aquello que cree que puede llegar a aleanzar. En este sentido se podria de- cir que la etnia es una ideacién. Eslo que se imagina que constituye la mo- dernidad lo que la produce con la ayuda de Jos antropélogos. Al resaltar muchos de ellos Jo que la modernidad no es y ellos mismos no son, la antropologfa lo que hace es volver ve- rosimil lo ideado ¢ imaginado. La antropolo- gia contribuye a hacer creible lo que sin ella dificilmente hubiera sido posible presentar como carente de falsedad. Es lo que queda co- mo niicleo duro, como inalterable y fundado en lo natural, en el origen de los tiempos. ‘Tampoco las etnias se constituyen s6lo por cl acervo heredado de los antepasados. Se tiende a pensar con excesiva ligereza que han sido los antepasados de cada uno de los gru- pos quienes habrian creado sus particulares imaginarios sociales, sin reparar en que ~des- de hace mucho tiempo- la mayoria de los co- lectivos, que hoy designamos como etnias, fueron conquistados y que los grupos domi- nados acaban haciendo suyas las eategori iones creadas por los dominadores, segén sefiala Memmi que habria ocurrido con los *colonizados. “La caracterizacién y el rol del colonizado ocupan un lugar privilegiado en la ideologfa colonizadora; caracteristica infiel a lo real, incoherente en si misma, pero necesaria y coherente en el interior de esa ideologfa: y a la cual el colonizado da su con- sentimiento, turbado, parcial, pero innega- ble” (1973: 118). Y agrega, resaltando que la creacién del colonizado constituye el contra- modelo del colonizador, “el colonizado no 130 posce casi nunca la experiencia de la racion: lidad y de la *ciudadanfa, sino de forma pr vativa: nacionalmente, civicamente, él no ¢s sino aquello que no es el colonizador” (1973:125). Es esta situacién la que aboca al coloniza- do a refugiarse en los considerados “valores tradicionales” como la familia o la religién, no el querer 0 los deseos de los individuos de pegarse a la tradicién. En ambos casos, “no se trata de una psicologia original que explica la importancia de la familia, ni la intensidad de a vida familiar, el estado de las estructuras so- iales. Al contrario, esa imposibilidad de una vida social completa, de un libre juego de la dinémica social, Ja que mantiene en vigor a Ja familia, la que repliega al individuo sobre esta célula restringida que le salva y le sofoca” (1973: 130). Bauman se expresa de forma similar, pero es més contundente y explicito al referirse a las *minorias étnicas. Las minorfas étnicas se construyen desde el exterior, desde el poder, y sus diferencias les son otorgadas. Aunque lar- ga, esta cita de Bauman es sumamente escla- recedora: “Las minorias étnicas son en primer lugar y ante todo productos de un confina- miento desde el exterior”, y s6lo en segundo término, si acaso, resultado del autoconfina- miento. La de “minorfa étnica” es una rdbrica bajo la que se esconden u ocultan entidades sociales de tipos diferentes, y rara vez se hace explicito qué es lo que les hace diferentes. Esas diferencias no se derivan de los atributos dela minorfa en cuestién, y mucho menos de cualquier estrategia que pueda seguir la con- ducta de los miembros de las minorfas. Las diferencias se derivan del contexto social en que fueron convertidas en lo que son: de la naturaleza de esa adscripcién impuesta que condujo al confinamiento. La naturaleza de la “sociedad en sentido amplio” deja su sello en cada una desus partes A quienes se les nie~ ga sumariamente el derecho a la asimilacién, Tes adviene con la mayor naturalidad el “*co- munitarismo”. Se les ha negado la eleccién: buscar un refugio en la supuesta “fraterni- dad” del grupo nativo es su tinica opcién. Los miembros de las minorias étnicas no son “co- munitaristas” naturales. Su “comunitarismo realmente existente” est impulsado desde el poder, es el resultado de la expropiacién. La. propiedad de la que no se les permite dispo- ner o que se les retira es el derecho a elegir” (2003:118 y 114). Las etnias de la modernidad y del desa- rrollo nada tienen que ver, sin embargo, con 7 BL las surgidas en Occidente a fines del siglo x1x y comienzos del siglo Xx. Su surgimiento esta relacionado con los procesos de moderniza- cién, pero se trata de reacciones ala moderni- dad que socavan las bases de “un especifico aspecto de tradicionalidad, la legitimacion del orden social, politico y cultural en térmi- nos de una combinacién de patterns 0 sacrali- dad con sus derivados en lo simbélico y en lo estructural” (Eisenstadt, 1973: 208-209). Se trata de un proceso que provoca la recons- truccidn de la tradicién para dar respuesta a los problemasjsurgidos del socavamiento de Ia legitimaciéxl tradicional, El modelo segui- does el mismo que el de la modernidad (An- derson, 1993), aunque basado y legitimado en tradiciones diferentes. ‘Ni estas etnias ni las anteriores tienen que ver con las etnicidades surgidas a media- dos de los afios setenta y promovidas, dentro de los *Estados nacionales, por colectivida- des de diversos origenes —raciales, profesio- nales, de género, de nacionalidad, etc.-. Lo expresa claramente Bennett en Ia introduc- ciénal libro colectivo The new ethnicity. Pers- pectives from etnology, resultado de los ‘proceedigns de la Sociedad Americana de Et- nologia. Escribe que: “La nueva etnicidad posee un doble significado. El primero, la nueva etnicidad implica algo nuevo en el mundo-o, en cualquier caso, algo nuevo re- portado por los antropélogos: la proclividad de la gente a definir su propia identidad en base a signos culturales tradicionales—o para reafirmar el propio yo, sobre y, con respecto al estado impersonal o para obtener los re- cursos que uno necesite para sobrevivir y consumir. El segundo significado de la nue- va etnicidad es interdisciplinario: se refiere al corte del marco de referencia en la antro- pologa; el paso de la consideracién cultura- poblacién-grupo a un marco cognitivo y estratégico-conductual que considera la et- nicidad como un componente de la partici- Pacién social” (1975: 3-4). Muchos de los trabajos que se recogen en este libro se inspi- ran en la pionera obra de Barth (1976). Igualmente estas etnias son diferentes de las nuevas etnias y etnicidades surgidas re- cientemente en paises colonizados. El resur- gir de estas nuevas etnicidades en la era de la ‘globalizacién econémica tiene que vet, se- gin Samin Amis, bisicament con as estes, -gias del capital y de las clases dominantes” (iB de capital de las clases do La hipétesis general de Samin Amir es que, “en periodos de crisis estructural las Etnicidad fuerzas centrifugas pasan a primer plano. El desarraigo, producto del estancamiento y de la regresi6n de las condiciones sociales y eco- némicas (y al mismo tiempo de una superes- tructura caracterizada por la pérdida de la ilusién, algo para que los pueblos no estaban preparados), refuerza esas fuerzas centrifu- gas: En ls siempre fragiles *periferias, las fuerzas centrifugas rompieron la unidad de las clases dirigentes y las pusieron en apu- ros. De pronto parecan haber perdido toda la legitimacién en que se basaba su poder” (1998: 90), Samin Amir ve el auge de la etnicidad li- gado a este proceso, lo que recuerda al pro- ducido en Occidente en el siglo XIX con la modernidad y al que hemos aludido anterior- mente, Las diferentes etnias y los dirigentes de las mismas, apoydndose en las précticas politi- casy econdinicas que crea ls diferencia en tre las distintas etnias, compiten ahora entre sf y dentro del mismo Estado-nacional “por al- canzar el poder y el control del capital”. Los tipos de etnias y de etnicidades sefala- das no son, sin embargo, las tinicas posibles. Existen otras que surgen en situaciones his- téricas y existenciales, mas azarosas, mas circunstanciales y més traumiticas, respectiva- mente. Se trata de etnias y etnicidades que rompen la légica relativamente lineal y causal de los casos precedentes. Su construccién es ‘més compleja en el sentido de que intervienen elementos de herencias y tradiciones al menos aparentemente contradictorias, se fraguan los clementos mas heteréclitos y dispares imagi- nables y convergen en una multiplicidad de factores que, en teoria, aparecen como irrecon- ciliables. Es el caso de las etnias y etnicidad surgidas en naciones otrora “sovietizadas”. Es tas son producto de herencias culturales y de précticas *hibridas, pero también de situacio- nes y acontecimientos vividos recientemente delos cuales toman aquello que les resulta més importante y significativo para sus propésitos. También es cl caso de las etnias y etnicidades surgidas en la actualidad entre inmigrantes en los patses de acogida. Como apunta Sami Nair: “brad a as nis Leyes del meresdo y por tanto privatizada s6lo las leyes dela oferta y la demanda legitiman su valor-, la inmigraci6n se ve sometida a una lucha salvaje y frontal en cl pais de acogida; *expulsada de los margenes dela sociedad, tefritoralizada, *guetizada los efectos del paro,la precariedad, e fracaso esco- lar, la competitividad en el mercado laboral y la territorializacién en barrios relegados pro- vocan el repliegue comunitario y la entregan a Etnocentrismo y relativismo cultural los defensores de los identitarios étnicos, reli- giosos o tribales” (2006: 197-198). Bibliografia AMIR, S. (1998): El eapitalismo en la era de la glo- balizacién. Barcelona: Paidés. ANDERSON, B. (1993): Comunidades imagina- das, Reflexiones sobre el origen y la difusién del nnacionalismo. México: FCE, BARTH, F. (1976): Las grupos éinicos y sus fromte- 1as. México: FCE. BAUMAN, Z. (2003): Comunidad. Barcelona: Paid BENNETT, J. W. (1975): “Introduction. 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Redes sociales, MI NORIAS, Modernidad, Modernizacién, MULTICULTURALISMO, Multicultura- lismo en los estudios étnicos, Nacionalidad, Nacionalismo, Naturalizacién, Nomadis y turismo, NUEVOS MOVIMIENTOS SO- PATRIMONIO, Pluralismo sin- crénico, Poscolonialismo, Racismo y neorr cismo, SABER Y SABERES, Segregacién, Sujeto intercultural, TERRITORIOS, VIO- NCIA POLITICA, Violencia politica. Ti- Xenofobia y xenofilia, Etnocentrismo y relativismo cultural Etnocentrismo es un concepto acuiiado desde las ciencias sociales para dar cuenta de la que ha sido considerada una de las actitu- des frente a —o visiones deel *otro mAs co- munes en la historia de la humanidad. Su primera definicién data de 1906 y procede de Ia pluma del sociélogo norteamericano W. G. Sumner quien lo caracterizaba como “una vi- sién de las cosas segtin la cual el propio grupo es el centro de todo y todos los otros se miden, por referencia a él... Cada grupo ~afiadia— alimenta su propio orgullo y su vanidad, pro- clama su superioridad, exalta a sus propias divinidades y mira con desprecio a los profa- nos” (Summer, 1953: 16). El apelativo de “parbaros” con el que los griegos se referfan a los *extranjeros que quedaban al margen del ideal de la paideia, el de “paganos” con el que designaban los cristianos a quienes no partici- paban de su fe, el de “salvajes” con el que los *colonizadores mentaban a los indigenas de las tierras americanas, el de “primitivos” con el que se refirié la antropologia durante més de cien afios a los miembros de las sociedades no occidentales: todos ellos son términos que expresan prejuicios etnocéntricos frente al otro. Para la antropologia el etnocentrismo ¢s el convencimiento de que las normas por las, que se rige el propio comportamiei Jas pautas culturales adquiridas por el indivi duo durante el proceso de enculturacién, son Jas tnicas posibles, las naturales, las mejores, Jas més bellas, y que todos cuantos exhiban otras apenas son dignos de ser Ilamados hu- manos: sélo los que comparten aquellas nor- mas gozan del privilegio dela humanidad; los,

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