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MARIA MARTA GARCIA NEGRONI MARTA TORDESILLAS COLADO LA ENUNCIACION EN LA LENGUA DE LA DEIXIS ALA POLIFONIA Lee etn OS XE an GREDOS BIBLIOTECA ROMANICA HISPANICA. 126 Temas y Problems El acto perlocucionario es el acto que provocamos Por el heey, de decir algo. Es especifico de la situacién de enunciacién, Y, por : tanto, no se lo realiza convencionalmente por medio de la emisign lo una determinada oracién. Se lo caracteriza en términos de perlocucionarios producidos por nuestras palabras sobre nueg terlocutores. Dichos efectos, que pueden ser deseados 0 no, Previsto, © no, son a menudo indeterminados. Convencer, persuadir, impedi asustar, inducir en error, disuadir son, entre otros, algunos de log efectos perlocucionarios posibles. Como dijimos, estos tres tipos de actos se realizan simulténea. mente. Asi, por ejemplo, si alguien dice: (28) Mafiana estaré a las 8, Sectos trOs in, esta Ilevando a cabo a la vez el acto locucionario de decir (28), el acto ilocucionario de promesa (0 advertencia, o amenaza, o simple afirma- cién, segin el caso) de que estara a las 8 al dia siguiente y el acto perlocucionario de tranquilizar (0 asustar 0 confundir, etc.) a su in- terlocutor. 1.5. Clasificacién de los verbos realizativos Austin propone cinco clases generales de verbos realizativos y por lo tanto, cinco familias generales de actos lingiiisticos en funcién de su valor ilocucionario: d) verbos judicativos: tienen como caso tipico el acto de pronun- ciar un veredicto 0 juicio basado en la evidencia respecto de un valor o de un hecho (@j.: condenar, absolver, estimar, decretar, evaluar, establecer, interpretar como, etc.); €) verbos ejercitativos: consisten en el ejercicio de potestades, derechos o influencia (ej.: designar, votar, ordenar, instar degradar, aconsejar, prevenir, etc.) f) verbos compromisorios: tienen como caso tipico el compro” meter al locutor a realizar una accién determinada (4 Jos actos de habla 127 prometer, garantizar, comprometerse a, jurar, apostar, ha- cer voto de, etc.); g) verbos comportativos: se refieren a las actitudes y al compor- tamiento social (ej.: pedir disculpas, felicitar, elogiar, dar el pésame, maldecir, desafiar, criticar, deplorar, protestar, etc.) h) verbos expositivos: son utilizados para exponer conceptos y para clarificar el empleo de las palabras (¢j.: afirmar, ne- gar, conceder, ejemplificar, parafrasear, responder, obser- var, postular, etc.) 2. La TEORIA DE J. SEARLE John Searle, que habia estudiado en Oxford bajo la direccién de Austin durante los afios 1950, se convirtié en el continuador y mayor defensor de las ideas del filésofo inglés en los Estados Unidos. Su li- bro Speech Acts (traduccion espajiola: Actos de Habla, Madrid, Cate- dra, 1980), publicado en 1969, es una prolongacién de las lineas de investigacion iniciadas por Austin asi como una sistematizacion desa- rrollada de sus principales ideas e intuiciones. Inscripto en el punto de contacto entre una teoria del lenguaje y una teoria general de la accién, Searle considera que «hablar un len- guaje es tomar parte en una forma de conducta (altamente compleja) gobernada por reglas»®. La forma mas especifica y detallada que adopta esta hipotesis general es que hablar un lenguaje consiste en «realizar actos de habla, actos tales como hacer enunciados, dar orde- nes, plantear preguntas, hacer promesas y asi sucesivamente, y mas abstractamente, actos tales como referir y predicar y, en segundo lu- Qar que esos actos son en general posibles gracias a, y se realizan de 9 Searle, J. [1969] (1980), Actos de Habla, Madrid, Catedra, pag. 22. 172 Temas y problematicas 3. DEFINICION DEL CONCEPTO DE ENUN- CIACION EN LA TEORIA DE Ducror Antes de adentrarnos en la teoria polifonica de la enunciacién, conviene especificar la definicién que otorga Ducrot" al concepto de enunciacion con el fin de conocer el punto de partida del que parte e] planteamiento polifénico posterior. Ducrot define la nocién de enun- ciacion como sigue: Es el acontecimiento constituido por la aparicién de un enuncia- do. La realizacién de un enunciado es, en efecto, un acontecimiento hist6rico: se da existencia a algo que no existia antes de que se habla- se y que ya no existira después '°. En nuestros dias, referimos a la teoria polifénica de la enuncia- cién nos lleva igualmente a referirnos a la teoria de la argumenta- cién en la lengua'®, ya que para Ducrot argumentacion y enuncia- 1 Es interesante contrastar la definicién del concepto de enunciacién de Benve- niste con el de Ducrot. Cabe observar una diferencia importante como es la idea de «apropiacién» que para Benveniste resulta ser un proceso esencial, mientras que para Ducrot no lo es. En este segundo caso, responde al propio planteamiento tedrico que sustenta la propuesta de la teoria polifénica de la enunciacién basado no sélo en no identificar lengua y pensamiento, sino también en la idea de la existencia de figuras discursivas, asi como en Ia posibilidad de que existan diferentes voces virtuales en ¢l sentido mismo de un enunciado, cuestién esta de la que no se ocupa Benveniste. 'S Cfr. Ducrot, O. (1987), «Sémantique et vérité: un deuxiéme type de rencontre», Recherches linguistiques, 16, pag. 179. 16 Debemos especificar que, desde su origen, la teoria de la argumentacién en bb lengua ha pasado por diferentes etapas que, por no ser objeto de este libro, no ents remos a especificar. En cualquier caso, esta evolucién queda en parte reflejada en Is obras siguientes: Anscombre, J.-Cl., y Ducrot, O. (1994), La argumentacién en Ia len- gua, Madrid, Gredos; Ducrot, 0. (1990), Polifonia y Argumentacién, Cali, Colombi® Universidad del Valle; Anscombre, J.-Cl. (ed.), (1995a), La théorie des topo a Kimé 0 el namero especial de la Revista Signo y Seiia, 9 consagrado a !a argumen! cién en la lengua. En torno a las voces del discurso y a la polifonia enunciativa 173 cién” constituyen los ejes claves de su planteamiento cientifico y de la descripcién semantica de los enunciados. El entramado de ambas facetas se refleja en la polifonia enunciativa'’, Cabe sefialar que en la formulacién estandar de la teoria de la ar- gumentacién, presentarse como si se discurriese sobre un estado de cosas es ante todo aplicar formas tépicas que, desde la teoria de la polifonia de Ducrot, se formula diciendo que «el punto de vista de los enunciadores» consiste en convocar, a propésito de un estado de co- sas que comenta, un principio argumentativo 0 topos” por aplicacion de una forma topica®. Recordemos en este sentido, que la polifonia enunciativa, tal y como Ducrot la presenta, concibe el enunciado co- mo una escena de teatro en la que se cristalizan voces abstractas, lla- madas enunciadores, introducidas en escena por el locutor, 0 perso- naje ficticio al que el enunciado atribuye la responsabilidad de su enunciacion. Asi, el sentido mas profundo del enunciado consiste en la superposicién de distintas voces. Desde esta perspectiva, la des- cripcién lingiiistica de una oracién indica, en términos polifénicos, los guiones segun los cuales los enunciados deben ser introducidos en 1” Ducrot, desea situarse en aquel nivel de la lengua en la que la argumentacién y la enunciacién se confunden. Véase para esta idea: Ducrot, O. (1987), «Sémantique et vérité: un deuxiéme type de rencontre», Recherches linguistiques, 16. '® Véase Ducrot, O. (1984), Le dire et le dit, Paris, Les Editions de Minuit, cap. VIIT 0 la traduccién espafiola de Irene Agoff: de 1986, El decir y lo dicho: Polifonia de la enunciacién, Barcelona, Ediciones Paidés. ° En la version estandar de la argumentacién, Ducrot define el topos (en plural topoi) como un principio comin, general y gradual que acta como garante en los en- cadenamientos discursivos. Para mayor detalle sobre cada una de las caracteristicas del topos, véase: Ducrot, ©. (1988a), «Topoi et formes topiques», Bulletin d’études de linguistique frangaise, 22, Tokyo, pag. 2. *° Para el desarrollo y evolucién del concepto de forma tdpica (intrinseca y extrin- Seca), véase Ducrot, O. (1988a), «Topoi et formes topiques», Bulletin d'études de lin- Suistique frangaise, 22, Tokyo, pag. 2, asi como Anscombre, J.-Cl. (1994c), «Topique SF not topique: formas topicas intrinsecas y formas t6picas extrinsecas», en Anscom- bre, J.-Cl. y Ducrot, 0., La argumentacién en la lengua, Madrid, Gredos; consiiltese s Anscombre, J.-Cl. (1995 a), Théorie des topol, Paris, Kimé. 174 Temas y probleméticas escena, y, por otro, en términos argumentativos, especifica el tipo ge. neral de topoi que dichos enunciados tienen a su disposicién. En esta propuesta, cabe insistir en la idea de la aplicaci6n del topos y con ello en la funcién que cumple o puede cumplir el locutor respecto de] sentido del enunciado. La respuesta la abordaremos a continuacién y de forma conjunta en la formulacién de la lengua y de la consiguiente configuracién discursiva que proponemos. 4, La TEORIA POLIFONICA DE LA ENUNCIACION Con la nocién de polifonia, Ducrot formula que el autor de un enunciado no se expresa directamente, sino que pone en escena, en el enunciado mismo, un cierto numero de personajes, de figuras discur- sivas. El sentido del enunciado nace de la confrontacién de los dife- rentes personajes, es pues el resultado de diferentes voces que alli aparecen. Observemos cémo con esta concepcién se rompe con el axioma de la unicidad del sujeto hablante que postula que detras de cada enunciado habria una y solamente una persona que habla. Segin la teoria polifénica de la enunciacién, en un mismo enunciado estan presentes varios personajes con estatutos lingiiisticos y funciones di- ferentes. Los personajes a los que nos referimos son figuras discursi- vas que el propio sentido del enunciado genera. Ducrot hablara de tres figuras esenciales vinculadas con el sujeto hablante: se trata del sujeto empirico, del locutor y del enunciador. Solo dos de ellas espe- cifica Ducrot, la del locutor y la del enunciador, deberian ser objeto de atencién del lingilista. Veamos el desarrollo de cada una de las ci- tadas funciones del sujeto hablante: 4.1. Funciones del sujeto hablante: el sujeto empirico (SE) El sujeto empirico, representado por las siglas SE, es el autor efectivo, el productor del enunciado. Desde el momento en que po- demos decir que todos nuestros discursos son repeticién, determinar quién es el autor efectivo de un enunciado resulta mas complicado de En torno @ las voces del discurso y a la Polifonia enunciativa 175 Jo que parece. Nosotras, €n este momento, estamos transmitiendo lo que Ducrot denomina sujeto empirico; no somos, por lo tanto, necesa- riamente originales y nuestro discurso solo tiene sentido si se consi- dera su utilidad. Otra situacién que refleja esta situacién la podemos encontrar cuando nos llega una circular y viene firmada por el direc- tor: nos podemos entonces preguntar: gha sido él quién ha escrito di- cha circular, su secretaria, su ...? La determinacién del SE no es un problema lingiiistico, ya que el lingiiista, y en particular el semantico, debe Preocuparse por el senti- do de un enunciado, es decir, debe describir «lo que el enunciado di- ce», lo que éste aporta. Le interesa lo que esta en él, y no las condi- ciones externas de su produccién. Por ello, no insistiremos més en esta figura. 4.2. Funciones del sujeto hablante: el locutor (L) El locutor, representado por L, es el presunto responsable del enunciado, i. e., la persona a quien se atribuye la responsabilidad de la enunciacién en el enunciado mismo. En la mayoria de los enuncia- dos, el locutor esta inscrito en el sentido mismo del enunciado y est4 teflejado en las marcas de primera persona «yo», «mi», «me», y , en cierta medida, «aqui» y «ahora». 4.2.1. Caracteristicas del locutor La figura del locutor responde a tres caracteristicas principales: i. Se trata de una ficcién discursiva, que no coincide necesariamente con el productor del enunciado, puede ser incluso totalmente di- ferente. Ejemplo: sre 1p | : En una situacién en la que entro en mi habitacién y veo a mi her- mano mirando en mi cartera, yo podria formular un enunciado como: 4Por qué me meteré donde nadie me llama? 176 Temas y Problemiticas Ante este enunciado, nos podemos preguntar: Quién es designady por el deictico de persona «yo» en esta expresién? En efecto, 0 estoy haciendo la pregunta que mi hermano deberia de haberse formulado antes de mirar en mi cartera sin mi permiso. E] «yoy designa entonces a la persona a la que me dirijo, a «mi» interlo. cutor, que adquiere la funcién de locutor, y no a mi, posible Pro- ductor del enunciado. ii. La distincién entre L/SE permite conceder la palabra a seres, 0 in. cluso a objetos, que no tienen la posibilidad de hablar. Ejemplo; Cuando en un parque encontramos, delante de unas flores, un le- trero que dice no me cortes, se esta haciendo hablar a una flor que se convierte en locutora al utilizar el «me»; el SE sin em- bargo podria ser el jardinero, el alcalde (aquel que realmente haya formulado tal enunciado). iii, Se pueden componer enunciados que no tengan L como por ejem- plo un refran, un proverbio, donde el responsable de lo que de- cimos es ajeno a la situacién de discurso en la que nos encon- tramos; pero no es posible que no posean un SE. Son segmentos discursivos esencialmente sin locutor. Ejemplo: Quien a buen Arbol se arrima, buena sombra le cobija. Esta técnica resulta muy utilizada en discursos politicos para de- legar, en el destino, la responsabilidad de lo que pueda aconte- cer. También permite reprochar a alguien un agravio, por ejem- plo: Quien siembra vientos, recoge tempestades. Se aleja de esta manera de la propia subjetividad individual y adquiere un papel virtual que posibilita un alejamiento de la responsabilidad. Esta voluntad de poner en el destino la suerte para eludir todo tip? de responsabilidad, le lleva igualmente al locutor a borrar la primer persona para designarse con su nombre propio. Por ejemplo lo qué hace César en la Guerra de las Galias. También es frecuente en 10s discursos del general De Gaulle. Ejemplo: En torno @ las voces del discurso y a la polifonta enunciativa 177 Nadie puede suponer que De Gaulle abandonard los intereses de Francia. 4.2.2. Locutores Ly A Por otro lado, Ducrot precisa dos tipos de locutores: 1. «El locutor como tal», L, esté definido como responsable de la enunciacién y considerado tnicamente como detentor de esa propiedad. 2. «Bl locutor como ser del mundo», A, es un personaje que puede po- seer otras propiedades ajenas a si mismo. Los rasgos atribuidos al «locutor», por su enunciacién misma, provienen de L; en contrapartida, si este «locutor» habla de si mismo como ser del mundo, sera A, quien estara implicado. En la autocritica, por ejemplo, L se afirma desvalorizando aA. Veamos ahora la figura del enunciador. 4.3. Funciones del sujeto hablante: el enunciador (E) Al hablar de la figura del enunciador, E, Ducrot propone que todo enunciado presenta cierto ntimero de puntos de vista relativos a las situaciones de las que se habla, y llama enunciadores a los origenes de los diferentes puntos de vista que se presentan en el enunciado. No son personas, son «puntos de perspectiva» abstractos. El locutor pue- de ser identificado con alguno, 0, mantener cierta distancia respecto de ellos; tal es, entre otros, el caso de los enunciados negativos, que Pese a su apariencia monoldgica resultan ser un didlogo cristalizado de al menos dos enunciadores. El locutor se suele asimilar a E,, y dis- tanciarse de E, como en no tengo suefo enunciado que comportaria dos voces abstractas: E, , («tener suefio») y E, («no [tener suefio}»). Las diferentes relaciones que mantiene el L respecto del E se da- tén en el andlisis practico, donde la configuracién seméntica del enunciado nos permitiré determinar qué posicién ocupa el uno en re- lacién con los demés. 178 Temas y problemétig ls Los enunciadores son seres cuyas voces son presentadas enunciacién sin que se les pueda atribuir, sin embargo, palabra cisas; no «hablan» en realidad, pero la enunciaci6n permite expre, sus puntos de vista. Hy 4.4. Contribuciones a la teoria polifonica de la enunciacién Conscientes de la transcendencia filos6fica, de la pertinencia Cien. tifica y de la utilidad para la descripcién lingilistica de la teoria poli. fénica de la enunciacién, pero también sensibles a la necesidad de afinar ciertos conceptos y desarrollar otros nuevos, distintos discipy. los y/o seguidores de la teoria polifonica de la enunciacién han te. formulado algunos de los conceptos y, a su vez, han propuesto otros, La necesidad del desarrollo que presentamos en los apartados sj. guientes es fruto de una investigacién pormenorizada en toro a los modos verbales en Espajiol y Francés, en el caso de Donaire, y de una investigacion detenida sobre las dindmicas discursivas de causa, con- secuencia y concesidn, en diacronia y sincronia, en lo que se refiere a Tordesillas. En ambos casos, la reformulacién y desarrollo de los conceptos deben entenderse y contextualizarse en un marco mas am- plio como es el de la Teoria de la Argumentacién en la Lengua de Anscombre y Ducrot, en cualquiera de sus fases tedricas. 4.4.1. Polifonia y modos verbales Donaire?!, partiendo de los principios enunciados por Ducrot, propone una definicién mas amplia de la polifonia enunciativa que permite considerar que no solo algunos enunciados son polifénicos (negativos, concesivos, irénicos, etc.), sino que todos lo son. Esta ob- 5 7 ire, M 21 Los planteamientos cientificos mas actuales pueden encontrarse en Dona id, 2, (4), Buenos L. (2000), «Polifonia y punto de vista», Discurso y Socieda is We res/Madrid, Gedisa, asi como en Donaire, M. L. (2001), Subjuntivo y ee drid, Arrecife, cap. 3. Ambos estudios son muestra de la rigurosidad, inn) : nalidad de las propuestas de la autora cuyo aporte lingiiistico tiene U? cientifico indudable, Cariruto VII NEGACION Y CONECTORES UNA APROXIMACION A SU TRATAMIENTO POLIFONICO- ARGUMENTATIVO INTRoDUCcCION Tal como afirmabamos en la Presentacidn, en esta tercera parte titulada Descripciones, explicaciones y perspectivas, nuestro propé- sito es presentar algunas de las posibles aplicaciones de las herra- mientas teoricas hasta aqui expuestas asi como también algunos de los desarrollos y perspectivas que a partir de ellas pueden avizorarse. Es asi como en este capitulo abordamos, desde una perspectiva poli- fonica y argumentativa, el estudio de algunas caracteristicas de los enunciados negativos, de las locuciones de polaridad negativa y de ciertos conectores argumentativos en espafiol. En un primer momento y luego de pasar revista a la distincién que, en el marco de su teoria polifénica de la enunciacion, Ducrot establece entre negacién polémica, negacién descriptiva y negacion Metalingitistica, nos concentraremos en el estudio de esta Ultima. De- = general desde una perspectiva fuertemente Gray as i ia que se opone y contradice una palabra ee Teg ce on metalingiiistica tiene sin embargo propi¢ Tos variados Pecificas que permiten, a nuestro entender, explicar los “& 204 Descripciones, explicaciones y Perspect; Vas usos a los que se la destina. A través de la descripcién semantj argumentativa que propondremos, trataremos de demostrar que a ferencia de las negaciones polémica y descriptiva, esta Negacién i. caracteriza por descalificar el marco de discurso impuesto por tne palabra anterior del interlocutor o del propio locutor, y por declarer entonces situarse siempre en un espacio discursivo diferente del = chazado o descalificado. En este marco, analizaremos su telacién con la presuposicién y los predicados escalares e introduciremos Ciertas observaciones respecto del enunciado correctivo o rectificacién que normalmente (aunque no obligatoriamente) sigue a este tipo de nega. cién. En un segundo momento, nuestro estudio se concentrara en el andlisis de las locuciones de polaridad negativa (LPN). Partiremos pa- Ta ello de las reflexiones, observaciones e investigaciones realizadas por O. Ducrot, I. Bosque y S. Palma para luego proponer a partir de las nociones de modificador desrealizante, realizante (Ducrot, 1995) y sobre-realizante (Garcia Negroni, 1995a), una clasificacién y caracte- rizaciOn lingiiistica de tres tipos de locuciones de polaridad negativa: LPN desrealizantes, LPN realizantes y LPN sobre-realizantes. Finalmente, y para concluir, abordaremos el estudio de ciertos conectores argumentativos en espajiol. Analizaremos y describiremos asi las instrucciones polifénico-argumentativas contenidas en el se- mantismo de cuatro conectores: los adversativos pero y sino y los aditivos o encarecedores incluso y es mas. Fi oN 1. ANALISIS POLIFONICO DE LA NEGACTO Es sabido que entre enunciados afirmativos y enunciados sae vos existe una profunda disimetria: la afirmacién esta presente en 1% negacién de una manera mas fundamental de lo que la nega Oe esta en la afirmacién. Un posible test para probar esta idea 7 7 ae encadenamiento con la locucién adverbial «al contrario». Asi, 8 continuacion de (1): Negacion y conectores ps (1) Juan no es inteligente. podria ser: (1’) Al contrario, es medio tonto. no ocurre lo mismo con (2) y (2’): (2) Juan es inteligente. (2’) Al contrario, es brillante. Es que, como afirma Ducrot (1984), «al contrario» encadena so- bre un punto de vista positivo (en (1), Juan es inteligente) negado y vehiculizado a la vez en el enunciado negativo. La teoria polifénica de la negacién da cuenta de esta posibilidad al plantear, en el enunciado negativo, la existencia de dos puntos de vista: uno positivo que «ya esta marcado en la oracién —cuya signifi- cacién misma impone personalizarlo, asi fuese de una manera vaga— en el momento en que se interpreta el enunciado» 'y otro negativo, opuesto al primero. Pero si esta es la descripcién general de los enun- ciados negativos no todos ellos tienen exactamente las mismas ca- racteristicas. En el marco de su concepcion polifénica del sentido, O. Ducrot distingue tres tipos de negacién: la polémica, la descriptiva y la metalingiiistica. Veamos en detalle las caracteristicas de cada una de ellas. Ll. La negacion polémica A modo de un didlogo cristalizado Punto de vista de dos enunciadores antagonicos. Estos enunciadores Puestos en egcena por el locutor son E,, punto de vista de la asercion "echazada, y E,, enunciador del Techazo. Si el locutor se identifica Son E, (ie., hace de él el objeto de su enunciacién) y se opone a E,, , la negacién polémica opone el ot Pucrot, 0. (1984), Le dire et le dit, Paris, Minuit, pag. 216 [Traduccién al espa- “El decir y lo dicho, Barcelona, Paidés, pag. 221] — 206 Descripciones, explicaciones Y Perspect Vas nada hay en la significacién de las oraciones negativas que imp; que el punto de vista de E, sea atribuido a algin otro pers onaje ge cursivo, por ejemplo al interlocutor. Supongamos, a modo a lis. plo, la siguiente escena doméstica. Acabada la cena (que ha si pe parada y servida por la duefia de casa), el marido observa ae basura ha quedado sin tirar a lo que la mujer responde: 2 (3) Yo no puedo hacerlo todo. En términos de enunciadores, el andlisis de (3) podria ser esque. matizado como sigue: E, responsable del punto de vista segin el cual la mujer podria ha- cerlo todo. E, responsable del punto de vista del rechazo de E,. Es evidente que el locutor (de aqui en mas L) de (3), ie, aquel a quien se atribuye la responsabilidad de la enunciacién en el enuncia- do mismo y que en (3) queda asimilado a la figura de la mujer, se identifica con el punto de vista de E,. Respecto de E,, L se opone a él, pero en la situacién imaginada, este punto de vista absurdo queda ademas atribuido al interlocutor lo que explica el efecto por cierto al- go agresivo de la réplica (3). Otra de las caracteristicas centrales de la negacion polémica es que permite conservar las presuposiciones del enunciado positivo subyacente”. Tal como puede observarse en los siguientes ejem- ? De hecho, tanto en la tradicién filosdfica como en la lingiiistica, siempre se ha considerado que, junto con la interrogacién, la negacién constituye un buen método Para reconocer los contenidos Presupuestos. Ducrot agrega a estos dos, un nuevo on Tio, el del encadenamiento: solo es posible realizar encadenamientos sobre los con nidos expuestos, nunca sobre los presupuestos que funcionan como marcos se So. (Véase Ducrot, O. (1984), «Présupposés et sous-entendus (réexamen)» ridad dF et le dit, Paris, Minuit, pags. 33-46). A modo de ejemplo, comparese la ne é& Juan ha dejado de fumar porque le hacia mal (donde, al indicar la causa del ‘a fumar, la subordinada causal encadena sobre el expuesto) frente a la imposi ge ee Neg ion Y conectores om jos, tanto en (4) como en (4°), se presupone que «Juan fumab; a antes (4) Juan dejé de fumar, (4) Juan no dejé de fumar, En (4), el locutor aserta que «Juan no fuma ahora» (por asimila. cign con el punto de vista del enunciador Tesponsable del contenido expuesto, E)y Presupone que «Juan fumaba antes» (punto de vista de E, al que se asimila una cierta voz colectiva SE en cuyo interior se encuentra el locutor en tanto ser en el mundo o 4). En (4’), y como se trata de una negacién polémica, ella solo atafie al contenido ex- puesto (i.e., el punto de vista de E,), y no al Presupuesto (i.e., el punto de vista de E,). De ahi que éste permanezca inalterado y que la inter- pretacion de (4”) sea: «Juan sigue fumando», Una ultima caracteristica de la negacién polémica es su efecto siempre descendente o reductor lo que explica la lectura «menos que» asociada a este tipo de negacién. Este efecto que se explica en virtud pragmitica de *Juan ha dejado de fumar porque le encantaba (donde la subordinada causal encadenaria sobre el presupuesto para indicar asi la causa del fumar de Juan). + Esta presuposicién es generada al usar la expresion dejar + de + infinitivo. Para otros elementos (lexemas, construcciones sintacticas, etc.) generadores de presuposi- cidn, véase, por ejemplo, Levinson, S. (1983), Pragmatics, Cambridge, University Press, ‘De este modo, el enunciado (4) permite llevar a cabo un acto primitivo de aser- cién (L se identifica con E,) y un acto derivado de presuposicién (no es L el que se identifica con E, sino 2). Para una caracterizacion y andlisis de la distincién Gee Primitivos / actos derivados, véase Capitulo V, § 4. La teoria de los actos de habl lay las teri ifonia y. mentacién, Como afirma Ducrot «el contenido eorias de la polifonia y de la argumentac 7 Jeceién que es im- Presupuesto no es asumido en la eleccién misma del enunciado (¢l .) no se hace de él el objetivo declarado de la propia palabra» (Ducrot, en la it, plgs. 252-233; trad: 1986, pigs. 237-238). Reeordemos wien an teoria de la polifonia, 4 es caracterizado como una persona compl it Propiedades tiene la de ser el origen del enuncia do. Y aunque solo pu a wuien remiten las marcas ado por su papel de L en el interior del discurso, esa él aa \persona, 208 Descripciones, explicaciones y persp, eCtiy, fas de la ley de inversién argumentativa® permite comprend let por ei plo por qué (1) es interpretado como (1’) y no como (1”") Por ejem, (1?) Juan es menos que inteligente. (1) Juan es més que inteligente. 1.2. La negacién descriptiva En la opinién de I. Bosque (1980), parece haber acuerg, «los diferentes autores sobre el hecho de que una proposicién, Negat, va es el resultado de una cierta operacién sobre la correspongi, an proposicién afirmativa»®, pero sostiene que esto constituye ung tie generalizacién por cuanto no siempre el negativo supone el Posie previo. A modo de ejemplo considera: M © entre (5) No hay una nube en el cielo. Conocida bajo el nombre de negacién descriptiva en la teoria de la polifonia, esta negacién permite «representar un estado de cosas sin que su autor presente su habla como opuesta a un discurso adversoy’, por lo que equivale de hecho a una asercion («No hay una nube en el cielo» por «El cielo estd azul», «No esta mal» por «Esta bien», etc.) En ella, el aspecto polémico ha quedado atenuado o incluso borrado, y es por este motivo que Ducrot propone analizarla como un derivado delocutivo de la negacién polémica: Si puedo describir a Pedro diciendo «No es inteligenten, es por- que le atribuyo la propiedad que justificaria la posicién del locutor en el didlogo cristalizado subyacente a la negacién polémica: deci & alguien que no es inteligente es atribuirle la (pseudo) propiedad qe legitimaria oponerse a un enunciador que ha afirmado que es inteli- gente®. 5 Seguin la ley de inversion argumentativa, los enunciados negativos se encuentra en la escala inversa de la de los enunciados positivos correspondientes. § Bosque, I. (1980), Sobre la negacién, Madrid, Catedra, pag. 12- 7 Ducrot, O. [1984], op. cit., pag. 217 (trad. 1986, pag. 221). 8 Ducrot, O. [1984], op. cit., pag. 218 (trad. 1986, pag. 222). yr aa jgny conectores negaciony 209 la negacion metalingitistica A diferencia de la negacién : Polémica y de su deriy; criptivas este tipo de negacién se ado, la des- caracteriza por descalific: p ; ar el marco acio de discurso impuesto Por una palabra anterior del interlo- cutor 0 del propio locutor y por declarar situarse entonces cio discursivo diferente del rechazado o descalificado, Se trata de una negacién que Contradice los té un habla efectiva (0 de un habla presentada como de refutar y en este sentido no opone dos enunciadores sino dos lo- cutores distintos 0 un mismo locutor en momentos diferentes (i.e., en tanto locutor y ex-locutor). En el contexto de esta refutacién de un lo- cutor previo, la negacién metalingiiistica adquiere ciertas caracteristi- cas particulares que permiten distinguirla con claridad de la negacién polémica, a saber: €n un espa- rminos mismos de tal) a la que preten- a) la negacién metalingiiistica es capaz de cancelar las presupo- siciones del enunciado positivo correspondiente; b) en relacion con los predicados escalares, la negacién metalin- giiistica nunca tiene un efecto descendente o reductor: su efecto es o bien contrastivo (lectura «contrario a») o bien ascendente (lectura «mas que») o bien «diferente a»; c) la negacién metalingiiistica se caracteriza por un contomno entonacional especifico de énfasis, que si bien no es obli- gatorio, muchas veces favorece la interpretacién; 4) la negacién metalingilistica aparece normal aunque no obli- gatoriamente seguida de un enunciado correctivo que intro- duce la rectificacién destinada a reemplazar el foco de la negacion. 13.4, Negacién metalingiiistica y su rechazo del marco de discurso Previo Entre otros usos especificos, la negacién metalingiiistica permite Cuestionar el empleo de un término o de un grupo de palabras en vir- 210 Descripciones, explicaciones y Persp ect j ‘as tud de alguna regla sintactica, morfoldgica, social, etc, qui puesta de manifiesto en el enunciado correctivo Posterior? 4 ‘Queda casos, la presencia del enunciado correctivo resulta, en e ae gatoria. Consideremos, a modo de ejemplo, los siguientes didlogos en | que B sustituye el marco de discurso juzgado «incorrecto» de A el marco «correcto» desde el punto de vista sintactico (cf. 6), fo (cf. 7), morfoldgico (cf. 8), del registro (cf. 9): (6) A: — Piensa de que tiene razon. —No, no piensa DE QUE tiene raz6n. Piensa que tiene Tazén 10 (7) A: — Es una pelicula de /azién/. ‘ — No, no es una pelicula de /azién/. Es una pelicula de ACCION, (8) A: — La ropa cabié en aquella cajonera, mama. No, no cabié en la cajonera. CUPO en ella. (9) A: — Juan se ha ido al laburo. B: — No, no se ha ido al LABURO. Se ha ido al trabajo, St fecto, obj, » Dor NEticg La misma funcion de rechazo del marco de discurso previo ope- rado por la negacién es la que explica por qué, contrariamente a la polémica, esta negacién es capaz de anular las presuposiciones aso- ciadas a un determinado enunciado. También es ella la que explica por qué, en relacién con los predicados escalares, el efecto de esta negaci6n nunca es descendente. ° Aunque desde una perspectiva semAntico-pragmatica diferente, L. Hom afirma que esta negacién, a la que siguiendo a Ducrot llama también metalingiiistica, puede ser usada por el sujeto hablante para negar u objetar cualquier aspecto de un cance do precedente «incluyendo las implicaturas convencionales 0 conversacionales 4 pueda inducir, su morfologia, su estilo o registro, o su realizacién fonética (Hom, (1989), 4 Natural History of Negation, Chicago University Press, pag. 363). sabes '® Las mayisculas representan aqui el énfasis con que se pronuncian las P2 que, en estos ejemplos, resultan cuestionadas o descalificadas, 0 que cous aquellas que las reemplazan en el enunciado correctivo posterior. Negacion y conectores 211 icay Presuposicién mas e] (4) Juan dejé de fumar, Consideremos una vez ejemplo (4); $ conocido y que representa el punto de vista d eae © una «colectiyi cual est inscripto el locutor, Wvidady dentro de la y tal como puede constatarse en Ja Tesp metalingilistica tiene, contrariamente anular este tipo de contenidos, uesta de B en (10), la negacién a la polémica, la Posibilidad de (10) A: —jQué suerte! jJuan dejé de fumar! B: —No, no dejé de fumar, iSi nunca fumé en su vida! Se notara, de todos modos, que esta es tan solo una posibilidad. En (11), en efecto, la negacién metalingilistica solo afecta al conteni- do expuesto y no toca al presupuesto. (11) A: —jQué suerte! jJuan dejé de fumar! _ B: —No, no dejé de fumar: acabo de verlo prender un pitillo. —_——_ "Como puede constatarse, no es lo mismo decir (4) que Juan aA fuma eet mente aun cuando este tiltimo enunciado aserte lo mismo que el conteni o Gas ).En (4), en efecto, dicho contenido debe comprenderse en el aa Pe e aan “in Juan fumaba antes veiculzada también por (A). Paa un andi de fs Pres Posiciones en términos de espacios discursivos dominantes, ae ae ts es cee ee ay propos de la notion Ch ¥ Zaccaria, G. (eds.), Fonctionnalisme et pragmatique. “theme, Milan, Unicopli, pags. 124 y sigs- a 212 Descripciones, explicaciones y Perspectiy ‘as Se tendra en cuenta asimismo que si en (11) el enunciado come tivo (ie., «acabo de verlo prender un pitillo») puede no aparecer c (10) su presencia es obligatoria: de hecho, si no apareciera, Ja inter pretacién cambiaria y seria similar a la de (11). De este modo enton, ces y puesto que de manera andloga a lo que cocurre en ©a (2 i que la negacién refuta en (10) no es el contenido expuesto, es Ja recti. ficacion (i.e., «si nunca fumé en su vida») la encargada de poner te manifiesto lo que la negacion cancela (i.e., la presuposicion Juan Site maba). 1.3.3. Negacién metalingtiistica y su efecto nunca reductor En relacién con los predicados escalares, y a diferencia de la ne. gacién polémica, esta negacién puede tener, segin Ducrot, «en lugar de su efecto habitualmente «reductor», un valor amplificador. Se pue. de decir «Pedro no es inteligente, es genial» pero solo como respuesta a un locutor que efectivamente ha calificado a Pedro de inteligen. te» 3, Consideremos a modo ejemplo, (12) y (13), y también (14): (12) A: — Pedro es inteligente. — jNo! Pedro no es inteligente. Es tonto. Pedro es inteligente. — jNo! Pedro no es inteligente. Es super inteligente! Pedro es inteligente. B: — jNo! Pedro no es inteligente. (A lo sumo / en todo caso) es astuto. (13) (14) Si no cabe ninguna duda de que el efecto amplificador de (13) es solo posible en el marco de la refutacion de un enunciado previo, ello no implica que el efecto de la negacién metalingiiistica sea en los " Recordemos que en los ejemplos (6) a (9), lo que Ia negacién presen ° enunciado de B rechaza es a forma del enunciado de A previo. Ducrot, O. (1984), op. cit. pag. 217 (trad. 1986, pag. 222). Negacidn y conectores 213 otros casos Teductor © descendente (lectura «menos que») 4 En nuestra opinion, y dado que la caracteristica central de este tipo de negacion es la de rechazar el marco de un discurso previo en favor de otro, el efecto que ella producira podrd ser: a) contrastivo (lectura «contrario a»). En este primer caso, el es- pacio de discurso declarado como el adecuado sera el anto- nimico (cf. ej. (12)); b) ascendente (lectura «mas que»). En este caso, la negacién de- clarara situarse en una escala extrema o extraordinaria, dis- tinta por lo tanto de la ordinaria descalificada (cf. ej. (13))*s c) 0 «diferente de». Esta ultima posibilidad es la ejemplificada en (13), donde el marco de discurso de A es descalificado en favor de otro, simplemente distinto. Segiin B, en (14), no es la escala de la inteligencia la adecuada para calificar 0 caracterizar a Pedro, sino la de la astucia. Se tendré en cuenta que el enunciado correctivo es optativo sélo cuando se trata de la lectura «contrario a». En relacién con los predi- cados escalares, puede considerarse entonces, si nada indica lo con- trario, que ésta es la interpretacién basica y que Ja negacién metalin- giistica declara en principio situarse en el espacio determinado por la escala antonimica. En los otros dos casos, en cambio, la presencia de la rectificacion es obligatoria: ella es, en efecto, la que permite desen- cadenar una interpretacion diferente de la basica al indicar cual ha si- do el punto cuestionado (i.e., una escala ordinaria, una escala equivo- cada, etc.) en el enunciado positivo prevl0. misma escala argumentativa lo cién metalingilistica se ca- Me discurso previo (Le., una determinada escala ar- otro (i.e., en otra escala argumentativa). 5 Extraordinarias (y, en general, de los maravilloso, etc.), vease rmanecer dentro la 4 Ello implicaria en efecto pe! P . sis segun la cual la nega que irfa en contra de nuestra hipdte: Tacteriza por descalificar un marco gumentativa) y declarar situarse ¢N 'S Para una caracterizacion de las Escala 0 términos de alto grado del tipo de genial, extraordinario, Garefa Negroni, M. M. (1995, 19988). 214 Descripciones, explicaciones y Perspect, Vas 1.3.4. A proposito de la rectificacién de la negacién metalingiiisticg Como dijimos, la negacién metalingiiistica puede aparecer da por un enunciado correctivo que introduce la rectificacign que te. emplaza el foco de la negacién. También dijimos que si bien no siempre lo es'S, en algunos casos la rectificacion resulta Obligatoria (cf. supra ejemplos 6, 7, 8, 9, 10, 13, 14). Quisiéramos ahora llamar la atencién sobre otro hecho: en algu. nos casos (i.e., cuando la negacién rechaza un contenido expuesto, cuando ataca el presupuesto asociado o cuando descalifica una deter. minada escala en favor de la antonimica), la rectificacién puede apa. recer sola, es decir sin que el enunciado negativo aparezca previa. mente. Asi, por ejemplo, en (10’)-(12”): Segui. (10°) A:— jQué suerte! jJuan dejo de fumar! B: — ;Pero si nunca fumé en su vida! (11’) A: — jQué suerte! jJuan dejo de fumar! B: — Pero si acabo de verlo prender un pitillo. (12) A:— Pedro es inteligente. B: — jPero si es un tonto! / jPero si nunca entiende nada! Se observara que en estas réplicas de B, la rectificacién aparece introducida por un Pero si inicial'’, Al respecto y en el marco de nuestra hipotesis sobre la caracteristica central de este tipo de nega- '® Recordemos que la rectificacién no es obligatoria cuando la negacién tiene ut efecto contrastivo (cf., por ¢j."(12)) 0 cuando no pretende cancelar un contenido pre- Supuesto sino tan solo el expuesto (cf. por ej. (11)). Estos casos representan loge més arriba hemos llamado la ‘interpretacién basica’ de la negacién metalingiistice. "7 S. Schwenter (1998) sugiere considerar este ero si inicial como wna version e forzada del conector de rectificacion dialogal si (cf., por ejemplo, en et disloge © guiene: A: Juan es infeligente. B: (Si/ Pero si) no aprobs el imo examen). eB Schwenter, quien postula que la distincién mais,, / mais,, propuesta por Ansco! " i scours? Ducrot (1977) debe ser extendida del nivel oracional (pero y sino) al nivel oi dialogal (pero y si), las bases pragmaticas de la distincién emanan de dos tipo Tentes de oposicién entre puntos de vista en competencia en el discurso. Negacion conectores 215 cién (2 Saber, su capacidad para descalificar o refutar un marco de giscurso previo), sostendremos que el pero si inicial alude a un dis- curso implicito a través del cual el locutor cuestiona fuertemente el decir de su interlocutor. Dicho discurso no dicho puede explicitarse como «qué dices?» «equé estas diciendo?» o incluso, como propone Montolio, «{por qué has dicho lo que acabas de decir?» ". (10"”) - _— ee Suerte! Juan ha dejado de fumar. = — Pero gqué dices/qué estas diciendo/por qué dices eso? si : nunca fumé en su vida! (11) A: — jQué suerte! Juan ha dejado de fumar. B: — Pero gqué dices/qué estas diciendo/por qué dices eso? si . acabo de verlo prender un pitillo. (12”) A: — Pedro es inteligente. B: — Pero {qué dices/qué estés diciendo/por qué dices eso? si es un tonto! — Pero {qué dices/qué estas diciendo/por qué dices eso? si nunca entiende nada. La posibilidad de las rectificaciones introducidas por Pero si que- da, sin embargo, limitada a este tipo de didlogos. En efecto, tal como puede constatarse en los siguientes ejemplos, las réplicas de B resul- tan pragmaticamente imposibles. Recordemos aqui que de lo que se trata en (6’)-(9”) es de sustituir marcos de discurso «incorrectos» des- de el punto de vista sintdctico, fonético, morfolégico o del registro, por otros juzgados «correctos» por B. (6’) A:— Piensa de que tiene razon. *B: — Pero si piensa que tiene razon. (7) A:—Esuna pelicula de Jazion/. trucciones introducidas tadas, en este tipo de si, de una apo- cabas de de- "8 En efecto, segin E. Montolfo (1999), para ess a oe i Por pero si constituyen condicionales sistem care por pero ejemplos «se advierte la omision, tras la once ot hhas dicho lo que 4! dosis ‘callada’, que puede glosarse como ‘gpor qu cit?» (1999: 3681).

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