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Ponencia TERMINADA 1
Ponencia TERMINADA 1
Prácticas Psicopedagógicas
en el ámbito de la Salud
Mental
Autoras:
● Bernal, Florencia, DNI 40416231, correo electronico: 97florencia@gmail.com
● Trigo, Daniela Micaela , DNI 40941173, correo electrónico: trigodanielamicaela@gmail.com
● Teléfono: (0351) 153477354
19 de octubre de 2019
RESUMEN
Cuando mencionamos la palabra etiqueta, rótulo, sticker, nos remite a nuestra trayectoria
dentro de la escuela. Cuando en los primeros años de primaria, a cada objeto de la cartuchera,
a los libros que nos pedía la/el docente, le poníamos nuestros nombres y el grado que
cursábamos, o los stickers que colocamos para personalizar nuestros útiles, como marcas
subjetivantes.
En la actualidad seguimos escuchando o percibiendo la continua existencia de rótulos, pero
utilizados de otros modos; etiquetas que no llevan escrito el nombre de los sujetos...
La etiqueta aparece como ese cartel pesado, estigmatizante, discriminatorio que se le coloca
a niños, ancianos, sujetos con discapacidad, padecimiento mental, que no responden a los
“parámetros” impuestos por la sociedad, como “normales”. ¿Se pusieron a pensar alguna vez
qué es la normalidad y lo diferente que es este concepto para cada sujeto? Entonces… ¿Por
qué avalar, normalizar, e incluso colocar rótulos que cobran más entidad que la propia sujeto?
¿Más entidad que sus derechos?
Actualmente estas etiquetas cumplen una función diagnóstica clasificatoria, promoviendo el
pasaje de sujeto a objeto de un mundo clasificatorio.
Generar prácticas transformadoras, se vuelve hoy una necesidad fundamental para luchar
contra éstos modos de estigmatización, discriminación y violenta exclusión hacia los sujetos,
que se traducen en la vulneración de derechos y consecuentemente en procesos de
desubjetivación.
Desde nuestras experiencias en las prácticas, se fue posibilitando la problematización en
relación a nuestro lugar profesional como futuras psicopedagógas en torno a las intervenciones
en salud mental, así como la concepción de Salud Mental y los paradigmas vigentes en la
atención de la misma, pero sobre todo, fue posible observar cómo dentro de un una lógica de
vulnerabilización sistemática, existen espacios, dispositivos, que permiten alojar las
multiplicidades, y generar condiciones de posibilidad de algo nuevo, entendiendo que en las
lógicas más desubjetivantes hay fisuras, líneas de fuga por las cuales producir subjetividad.
Proceso de desmanicomialización
Los dispositivos de Abracadabra con sus objetivos y fundamentos, funden su lógica al
proceso de desmanicomialización, que tiene que ver con el reemplazo del viejo paradigma
manicomial, centrado en el criterio de peligrosidad e irrecuperabilidad y en la lógica tutelar, por
otro, centrado en la comunidad, en la lógica de la rehabilitación e inclusión y garante de los
derechos de los sujetos. Se trata de abrir instituciones a la comunidad y crear nuevos
dispositivos terapéuticos rehabilitadores que tengan como centro el respeto por los derechos
humanos. Porque si de algo estamos seguras, es que salud mental no es encierro, aislación,
exclusión, y que como establece la Ley de Salud Mental el proceso de atención debe
realizarse preferentemente fuera del ámbito de internación hospitalario y en el marco de un
abordaje interdisciplinario e intersectorial, basado en los principios de la atención primaria de la
salud, orientada al reforzamiento, restitución o promoción de los lazos sociales.
Este proceso está íntimamente relacionado con la concepción de Salud Mental que
establece el artículo N° 3 de la Ley de Salud Mental 26657: En el marco de la presente ley se
reconoce a la salud mental como un proceso determinado por componentes históricos,
socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento
implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos
humanos y sociales de todo sujeto.
Por esto mismo sostenemos que los dispositivos de Abracadabra están en correlación con lo
que hoy se aspira en tanto a la implementación de la ley de salud mental y consecuentemente
el proceso de desmanicomialización.
Autogestión y organización
La radio también se convierte en un medio de empoderamiento para quienes asisten,
permite materializar las denuncias a las situaciones actuales del sistema de salud mental;
convoca a las voces de quienes muchas veces no son escuchados, respetados, sufriendo el
silencio y la opresión. Habilita también la construcción de redes con otras organizaciones,
instituciones, luchar colectivamente y comprometerse en esa lucha. Son muchísimas las
experiencias de los tallerístas participando en manifestaciones, yendo a encuentros,
movilizándose por propia su propia voluntad por el reclamo de multiplicidad de derechos
vulnerados.
El estar, encontrarse con otros, en un espacio externo al hospitalario, es lo que habilita otros
modos de producción de subjetividad. Siendo parte de una organización autogestiva, “La
Chispa” se transforma en un espacio que posibilita alojar las multiplicidades de los sujetos, en
la interacción; habilitando en ese estar entre y con otros.
Lo que se evidencia en el dispositivo, es la organización colectiva de sujetos, movilizados
por el deseo, el de hacer radio, lo cual entre otras cosas, permitió superar la idea del “como sí”,
de hacer de cuenta que hacían radio sosteniendo un palito en el patio del Neuropsiquiátrico,
para pasar de un palo al micrófono, a ser escuchado por otros, armar un programa en vivo, sin
recortes, sin censuras.
En palabras de Ana María (2005) lo antes desarrollado está posibilitado por las lógicas
organizativas colectivas, donde prima la horizontalidad, que permite otras formas de circulación
del poder, habilitando condiciones de igualdad.
Estigmas sociales
La oportunidad de ser parte y partícipe de estos encuentros, nos conducía también a
replantear, pensar, y debatir entre nosotras no solo prejuicios vinculados a nuestro quehacer
como psicopedagogas, sino como sujetos construidos socialmente, analizando también cuáles
eran nuestros miedos, ideas, representaciones sociales, al concurrir a esos ansiados
encuentros. Siendo parte y producto de la sociedad actual, cargamos con prejuicios que como
futuras profesionales debemos despojarnos, o al menos problematizarlos.
Gracias a los talleristas y la guía de las docentes durante el desarrollo de las prácticas,
pudimos ir deconstruyéndonos, haciendo hincapié en prejuicios que iban apareciendo en
nosotras, y también los que observábamos en la sociedad.
Como ejemplo del estigma a los usuarios, observábamos la poca y casi nula participación de
los vecinos en radios abiertas, el descontento del barrio donde se encuentra el
neuropsiquiátrico, ya sea por los pacientes o las situaciones que atraviesan, los reiterados
llamados a la policía para avisar que se “escapó un loco”, entre otros.
El “loco”, esa palabra tan usada y estigmatizante, en el sentido que lo plantea Goffman
(2006) como la utilización del estigma para hacer referencia a un atributo profundamente
desacreditador, que propicia la división de la sociedad en categorías, corrompiendo lazos y
hasta en algunos casos haciendo desaparecer vínculos preciados como la familia.
Encontramos válido citar al autor que asiente que construimos una teoría de estigma, una
ideología para explicar su inferioridad y dar cuenta del peligro que representa esa persona. Y
es ahí donde se profundiza el problema de la exclusión y la discriminación, porque el sujeto
deja de ser sujeto , y pasa a ser “loco”, “preso”, “discapacitado”, rompiéndose los lazos
afectivos y las características del sujeto en vinculación con los otros, condenándolos bajo una
etiqueta monovalente.
Podemos pensar que aún persiste la idea del binomio locura-peligro, y entonces deducir,
que también lo hace la idea de peligro y exclusión, materializada en la lógica de los
manicomios, del aislamiento, de la privación de la libertad. Y también ante esto lo que sigue
persistiendo es la vulnerabilización sistemática de los derechos de las personas.
CONCLUSIÓN