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CAGUMENR eu a cad andlisis de juegos: POKER HOMBRES Y PARTICULAS, MARCHA ATRAS EN EL TIEMPO por Martin Gardner ea Veg CINCO FABULAS, Cuento de Ambrose Bierce Pe HHS WV (al TNS PB UR LU LEN TERMINABLE Oe) ease ze LA AUTENTICA REVISTA DE PASATIEMPOS GACGUMEN ‘ACUMEN ASO IIT- NUMERO 27 Revista Mensual cdltada por ZUGARTO EDICIONES, S.A, Pablo Aranda, 3 Teléfono: *411 42 64 28006 MADRID. Gerencia: Gonzalo Gonzilez ello Direccion Eaitoral: Begona Garcia Bilbao, Director: José Manuel Gémer Paris nase Manuel Abia Quijano Maquetacion: Juan Leria Pastor Colaboradores: Javier Ayesa * Miguel ‘Angel Burderas « Brdecoll # Rafael Casle- ‘man # Ceo * Dose * Dutl *J. A, de Iedier Lawes “* Luthecio * Maleas » Ma-Jo * Marin * Luis Martinez Villa » Meiji» Tadeo Mone- ‘yin * Daniel Paz * Perinclll * Jame Po: slachik » D. Reynoso » Hector Saavedra * Daniel Samoitovich + Santiago *"Tacho * Carmen Teri = Mario Tobelem * Romén Torin * Die- ‘g0 Usibe » Alvaro Volando Y¥ ta colaboracién especial de Suegos & Co, Pablicidad: Departamento propio Susripeiones: Zogarto Ediciones, S.A. Impresién: COCULSA Torregalindo, 8. 28016 Maavia Distribuci ‘COEDIS - Valencia, 245 - 08007 Barcelona Depénito Le Copyright by «Cacumeny, 1983. Prohibida la reproduccion de textos, {otografias, dibujos o Juegos, mi aun ‘ltando su procedencia. Lo que le espera Personas y particulas, marcha atras en el tiempo. Un articulo de Martin Gardner, iné- dito en lengua castellana. Pagina 8. Barba de tres dias Un enigma criminol6gico de Rafael Castleman, GA quien le sobresalta que el trans- Formista asesinado quisiera emular a las estrellas de varietés del Madrid chispero: La Otero, La Luzbel, La Guadita, La Gardenia? Pagina 42. Lo raro, lo nuevo, lo viejo Un, dos, test Humor de Santiago: «So- bre los uerpos y las transparencias» 12 «lslas y manchas» 16 Convocatoria creativa: «Caritas capicéas» 18 Quinto 20 Tournetete (Cap. IV) 23 Lexicén 24 Juegos literarios. La polarizacion 27 Clasicos del ingenio 28 Historieta enigma: «La historia terminable» 30 A vueltas con el idioma: «Todos los sonetos, el soneton 34. Biribis Neutron Un juego jbombal que no hace ipum! ni mata a la gente. Lo tinico ue mata nuestro Neutrdn es el abu- rrimiento, Pagina 54. fos fe\ Ks) Un juego donde el fin justifica los medios. En él deberd proceder con toda la astucia, doblez y perfidia de que sea usted capaz. Pagina 56, 35. El acertijo mas viejo del mundo 36 Un relato y cinco fabulas 40 Los lectores al poder 46 ) ca. Se convirtié en una piedra angular > de su famosa visién espacio-temporal, que completé ocho aiios después. La teoria es equivalente al punto de vista tradicional, pero la danza en zigzag de las particuias de Feynman aporsa un ‘modlo nuevo de realizar ciertos ealeulos, simplificdndolos. ;Debemos entender ue el positrén es «realmente» un elec- {rém retrocediendo en el tiempo? No, é5- taes s6lo una interpretacion fisica de los ‘graficos de Feynman»; otras interpre- taciones, tan validas, no hablan de in- versiones temporales. Los recientes experimentos han echa- do, sin embargo, nueva luz sobre esta situaeién y sugieren una misteriosa in- teraccién de carga, paridad y tiempo. ‘La danza en zigzag de las particulas de Feynman, saltando hacia atras y hacia adelante en el tiempo, ya no parece tan extravagante como antes se la conside- raba. Silas antiparticulas observadas en la Tierra pueden ser vistas, sin contra~ dicciones, como particulas que retroce- den en el tiempo, podemos imaginar sin dificultad un universo exactamente co- mo el nuestro salvo que las tres sime- tulas —carga, paridad y tiempo— estan invertidas con respecto a nuestro mun- do. Si resultara que la carga es, en un sentido que ain no sabemos, una inver- sién izquierda-derecha, entonces el an- timundo seria simplemente un mundo que esta invertido con respecto al espa- cio y el tiempo. Los fisicos actuales estén menos sor- prendidos por el fenémeno de la asime- tria espacial en el micronivel que por el sentido tinico del tiempo de ciertos mi crosuces0os. El punto de vista de Feyn- ‘man provee una maravillosa puerta de escape a tal dificultad. Recordemos un clasico problema planteado por Kant: las dos manos de una persona son idén- ticas pero no pueden, sin embargo, su- perponerse. E! escollo se salva pensan- do que tal superposicin es realizable en un espacio de dimensin superior y que, por lo tanto, la diferencia entre las dos anos idénticas es slo una ilusién que surge cuando las manos quedan apre- sadas, con distinta orientacién en el es- pacio tridimensional. Nuestro mundo y el antimundo podrian ser idénticos del ‘modo en que son idénticas la mano de- recha y la mano izquierda, sdlo que aho- ra debemos hacer dos saltos imaginarios 10 en ver de uno: un salto a un espacio su- perior y un salto a un tiempo superior. Nosotros, que estamos apresados en tres dimensiones espaciales y una temporal, vemos los dos mundos como imagenes especulares una de la otra, avanzando en sentidos temporales opuestas. Una hipermente en un espacio-tiempo supe- rior podria ver nuestro mundo y el an- timundo como idénticos, En su novela jMira los arlequines!, Vladimir Nabokov plantea preguntas sobre las simetrias del espacio y el tiem= Po que son tan esenciales en la trama ue me gustaria pensar que el libro fue influido por Ia lectura que hizo Nabo- Koy de la primera edicion de este libro mio. Lo que yo habia llamado proble- ma Ozma aparece explicitamente descri- to por Iris, la primera mujer del narra- dor, como un «estiipido acertijo filosé- fico». El narrador, sin embargo, no lo considera estiipido. Por el contratio, él sufre de una singular patologia que es su tormentos de por vida: no puede ima- ‘ginarse, mentalmente, dindose la vuel- ta de modo que la izquierda se convier- ta en derecha. Asi es como describe su cenfermedag «En la vida fisica real puedo darme la vuelta tan facil y rapidamente como cualquiera. Pero mentalmente, con mis ojos cerrados y mi cuerpo inmévil, soy ineapaz de pasar de una direccién a la otra. Alguna célula giratoria de mi ce- rebro no funciona. Puedo hacer tram- Pa, por supuesto, apartando la imagen ‘mental de una perspectiva y seleccionan- do con calma la perspectiva opuesta pa- 1a mi camino de regreso al punto de par- tida. Pero sino trampeo, algtin tipo de obsticulo infame, que me llevaria a la locura si perseverara en el intento, me impide imaginar la torsion que transfor- AHORA TIEMPO ‘ma una direccién en la otra, directamen- te opuesta. Estoy abrumado, arrastro al mundo entero sobre mis espaldas en el proceso de tratar de visualizar el modo de darme la vuelta y de hacerme ver en términos de “derecha”” lo que veo en términos de “izquierda”’ y viceversa.» Al final de la novela, el narrador, abs- traido, se pasa de un’precipicio y cae. Al acercarse al borde se habia sentido incapaz de girar para darse la vuelta. «Hacer ese movimiento hubiera signi- ficado dar la vuelta al mundo sobre su eje y eso era tan imposible como ir real- mente marcha atras del momento pre- sente al momento previo.» Es este contraste entre Ia inalterable direceién del tiempo y nuestra libertad para darnos la vuelta en el espacio lo que constituye el niicleo de la novela de Nabokov. «El error enfermizo (del na- rrador) es bastante simple. Confundio direccién y duracién. Habla del espaci pero piensa en ef tiempo.» Es s6lo al pa- sado al que no podemos dar la vuelta y.volver a recorrerlo. Pertenece a lo que Thomas Wolfe llamé «lo hecho, el teji- do indestructible... la extraia finalidad del tiempo», EI narrador de Nabokov sobrevive al accidente, pero, como es cribe T. S. Elliot en Ash Wednesday, é] «no puede tener la esperanza de volverse otra ver». La habilidad de los fisicos para «ha cer girar el tiempo» (cito ahora del it ‘mo pardgrafo de {Mira los arlequines! es como una de esas nitidas formulas que ellos garrapatean en una pizarra «hasta que otro colega le quita la tiza». No hay manera de escapar a la unidi- receionalidad del tiempo, de evitar la «caida» final, el «morirnos», cuando somos catapultados fuera del es- pacio, fuera del tiempo. SOBRE LOS CUERPOS Y LAS TRANSPARENCIAS Por Santiago HABIA UNA VEZ UN SER QUE festa WACIA BME Las DERAS HERA A ERA ABSOLUTAMENTE TRANGPA- | FTRAVES DE EL TODA LA LOZ, Si | RENTE [Persewnie sompRas 91 oiTeesicues LA PERFERCION NO MDS PERTENECE COMD {i FUERA UNA PUERTA WECELARA féso Wrevaba A PENSAR A UD DEMAG, [DE BUENA FE TAL VEZ, Que THABEN, SE PODIA PAAR PoR DENTRO DE EL oy OMe MGEVA FELCIDAD POSIBLE | DENA SeH0 | S| FL DESPUES DE PUCK PAGERS] «QUE. COMEWES A SOLIDIFICARSE POR \y semioas ACUMULADAS PROPO LAPERO DE LAS CICATENCES ENB A SoLipes o° DEMAS ALEIARSE, ¥ wuridipoce EL sua) CA cousisre lev URCESARIA PARA PODER COUTINIAR TATA QUE, WEDTARLEAENTE, RPIDO! JEL AsO UE LA Laz ATRAIES EEL ae ISLAS Y MANCHAS ~ Introduccion a la Polulogia por J. A. de Echagiie Introduccién a la Polulogia o teoria de las manchas, en donde no se da ninguna receta eficaz para su erradicacién, pero se explica con todo lujo de detalles por qué, por mucho cuidado que ponga al limpiarlas, siempre queda un circulo mayor que la propia mancha. go decidieron instalar en el centro de cada una de las dos islas mas importantes —llamadas imaginativa- ‘mente por los islefios Mayor y Menor— sendas torres de comunicaciones y radio-enlaces. ‘Se encomends el proyecto a dos equi- pos de ingenieros y topdgrafos, uno de cada isla. Coincidieron en considerar que el centro de su respectiva isla habia de ser el punto que menos distase de sus extremos mas alcjados; la idea parecié razonable y nadie alcanz6 a vislumbrar Qué otro criterio sensato pudiera adop- tarse, Sin embargo, una vez realizadas las mediciones precisas y los proyectos de stalacién de las torres de comunica- cciones, se observaron algunos resulta- dos inesperados. En primer lugar se dio la mala suerte de que el centro de la Is- la Mayor caia nada menos que en me- dio de la mar salada y océana. Aun su- oniendo que tal obstaculo pudiese su- perarse no podian pasarse por alto cier- L: autoridades de un archipiéla- 12 tos hechos como minimo chocantes. Por ejemplo se comprobé que existian dos untos interiores de la isla, no costeros naturalmente (A y B), tales que la dis- tancia entre ellos era sorprendentemente mayor que la existente entre los dos puntos costeros extremos mas alejados entre si (P y Q). Ademds resultaba que, ese a ello, una sefal de radio emitida desde A hacia el centro caleulado de la isla, y reemitida hacia B, recorria una distancia menor que la que deberia sal- var otra sefial que desde P llegase a Q pasando también por el centro. ;No ha- bia en ambos resultados algo contradic- torio? Quiza no estuviera bien calcula- do el centro, aunque los ingenieros es- tuviesen dispuestos a jurar por su vida que si. Lo grave es que parecian existir ‘muchas parejas de puntos como A y B. El equipo que trabajaba en la Isla Mayor tuvo més fortuna; el centro de Ja misma result6 estar situado en firmi- sima tierra firme, aunque con el peque- fio inconveniente de caer en medio del jardin de Su Eminencia Reverendisit Jo que podia llegar a dar origen a alein incidente en su dia. Desde luego no se detectaron en lo mas minimo los raros. problemas de distancias que abrumaban, a sus compaferos de la otra isla. Asi las cosas no es de extrafiar que cuando se reunieron ambos equipos de trabajo para contrastar y coordinar sus respectivos estudios, el dela Isla Menor hubiese de soportar, con buena cara, més de una broma; con tanto mayor ‘motivo cuanto que de siempre habia ha- bido una cierta rivalidad interinsular, Alguien pregunté si la Menor, ademas de fea, pequefia y rara, seria realmente euclidea; otro mas decidido llegé a se- falar que una de dos: o los aparatos de medicion de la Isla Menor tenian com- portamientos relativistas o bien sus usuarios eran aficionados a alternar los trabajos de topografia con el estudio practico de la enologia. Los desdicha- dos miembros del equipo de la Menor no sabian en verdad ni qué decir, hasta que uno de ellos repasando ambos pro- yyectos, anuncié un detalle que dejé a to- do el mundo, y en particular a «los otros» tragando saliva. El asunto era asf. Todos sabian des- La mancha A tiene longitud maxima igual quiere un eirculo minimo envolvente mi de siempre que la Isla Mayor lo era real- ‘mente; no s6lo en mds superficie que la Menor, sino en longitud, es decir la lon- sgitud maxima, 0 distancia entre los dos puntos mas alejados posibles, era supe- rior en Ia Isla Mayor que en su herma- na pequefia. Esto era indudable, pero entonces, ;qué clase de mediciones y céleulos habian realizado los queridos compaiieros de la Isla Mayor, para que resultase que el circulo que la engloba- ba o cefifa pasando por sus puntos ex- tremos fuese mas pequefio que el equi- valente de la Isla Menor? PROPIEDADES DE LAS MANCHAS ‘Aunque parezca mentia el relato an- terior no tiene nada que ver ni con la teoria de la Relatividad, ni con geome- trias no euclideas, ni con figuras 0 su- perficies extravagantes. Las islas que tantos quebraderos de cabeza dieron a las inflices ingenieros y topégrafos son —podemos jurarlo y o juramos— bas- tante corrientes como puede verse en la figura n.° |; las propiedades en ellas de- tectadas son precisamente prueba ine- uivoca de su vulgaridad. En cierto mo- do la sorpresa de los equipos de medi- cién de las islas viene a ser como la in- genua extrafieza de aquel hidalgo por- {ugués asombrado de que desde su tier- na infancia todos los nifios en Francia supiesen hablar frances. Las aparentemente extrafias propie- dades métricas de ls islas son trviales, aunque presentadas en la forma en que lo han sido puedan parecer algo raro 0 chocante; esto ocurre con frecuencia con cosas muy simples, por no decir la mancha B. Sin embargo esta ultima re- francamente tontas, que pasan desaper- cibidas habitualmente, y si se nos pre- sentan de forma adecuadamente cripti cca algunas de sus triviales consecuencias pueden parecer sorprendentes a prime- ra vista. Las propiedades que hemos sefialado para las islas son, en realidad, muy co- rrientes en toda clase de figuras planas que en general llamaremos MAN- CHAS. Una isla; un pais; una figura geométrica cualquiera; un chorrito de café en el traje nuevo; algunas pinturas ( murales de Mird; y hasta el mapa de ‘Ciudad Real, son simplemente MAN- CHAS en el plano. Como tales tienen propiedades comunes 0 gencrales nada dificiles de deducir, si es que alguien se cocupa de tales cosas. ‘Una mancha es un conjunto de put tos de una superficie, acotado o delim: tado por un contorno continuo y cerra~ do. Las propiedades a que ahora nos re- ferimos no dependen en absoluto de su forma, superficie o contorno, sino tini- camente de sus distancias entre puntos y de las posiciones relativas de un ni- ‘mero muy pequeio de éstos de entre los infinitos que puede tener la mancha. La caracteristica mas importante de una mancha es su longitud maxima (L), que ¢s la distancia existente entre los dos puntos mas alejados entre si {Cua es entonces el «centro» de una mancha?; zexiste algin procedimiento para definirlo sin ambigiiedad, indepen- dientemente de la forma y dimensiones de la misma? Por supuesto que pode- mos definir diversos centros segiin qué ‘queramos expresar con ello; asi pode- mos hablar del centro de gravedad, o det centro minimo cuadratico, incluso del tan traido y llevado centro politico Pero a nosotros —al igual que antes Jos ingenieros de nuestra islas— lo que ‘nos interesa es el centro del circulo mi. nimo ideal que envuelve,cife, 0 englo- ba en su interior a toda fa mancha pa- sando por los puntos extremos de ésta. iNo podré darse cl easo de que una mancha tenga dos 0 més circulos envol- vente minimos de igual radio pero con dlistintos centras? No, no es posible: et circulo envolvente asi definido ademas dde minimo es tinico, como puede de- mostrarse por un senillo razonamien- fo que no precisa ni de efleulos ni de diagramas sino de un poco de sentido comin. Por io tanto el centro de este cirewlo envolvente minimo es el centro de la mancha que buscamos, sin ambietiedad alguna, Cuestién distinta es que exista tn procedimiento para su determina- ciom exacta en un ntimero finito de pa Sos, Personalmente recomicndo proce- der por astuto tantco y dejarse de pro- blemas Es evidente que el circu'o envolvente tendré al menos dos puntos de contac to con la mancha (puntos extremos) El centro asi definido es tal que ningun punto de la mancha estaré 2 mas distan- Gia del mismo que el radio del circulo, yy ave ésta es Ia menor distancia ala que «1 punto extremo mas alejado puede es- tar situado, Si movigsemos el centro de jaria de cumplitse la propiedad de dis- fancia minima. Esto es clarisimo, tanto como que el centro puede esta situado fuera de la mancha. La posicion del cen- tro depende de Factores muy corapejos. 13 Ahora bien, como la longitud maxi- ‘ma de la mancha (L) ha de ser la més grande distancia posible entre dos pun- tos, necesariamente del contorno o frontera, es inmediato deducir que el circulo envolvente minimo ha de tener por didmetro... precisamente L. Pues No, lo siento pero no es asi, al menos ‘con cardcter general Desde luego fo que sf es cierto es que el didmetro del circulo envolvente (D) hha de ser como minimo igual a L; en ninguna mancha, sobre una superficie euclidea, D sera menor que L. Pero en muchos casos puede ser preciso un cit culo de diémetro superior a L para en- slobar una mancha de esa longitud mé- xima, En la figura n.° 2, la mancha B requiere un circulo de didmetro superior su maxima longitud, mientras que la mancha A se conforma con un circulo de didmetro exactamente igual a su mé- xima longitud. Si no le agrada tan de- sordenado estado de cosas vaya con su reclamacién a Euclides. eExiste alguna relacion entre D y L, © es arbitraria dependiendo de las capri- chosas formas de la mancha? Pues bien, en efecto existe una relacién y es inde. Pendiente por completo de la forma, contorno, o superifcie de Ia mancha. Se demuestra que una mancha cualquiera de longitud maxima L tiene siempre un circulo envolvente minimo llamado cir- culo de dispersion de Jung, de didme- tro (D) no superior a 4 Los puntos extremos de esta mancha son los, Sefialados con 1, 2y 3. Per no extremos| Jados entre si. 2x_ V3 3 Esto equivale a decir que el diémetro D del circulo minimo que cifie la man- ‘cha no sera nunca inferior a la longitud maxima (L) de la misma, pero puede lle- gar a ser un 15,4 por 100, aproximada- mente, mas grande que L. Naturalmente este es el origen de par- te de las aparentemente extrafias propie- dades de algunas manchas, como pasa- ba con las famosas islas. De entrada, dos manchas de distinta longitud maxi- ma pueden ser.cefidas por el mismo cir- culo minimo; y contrariamente dos ‘manchas con idéntica longitud maxi pueden requerir circulos envolventes mi nimos cuyos didmetros difieran entre si mas de un 15 por 100, como ocurre en la figura n.° 2. Incluso puede legarse al extremo de que dadas dos manchas de distinta longitud maxima, la menor Tequiera un circulo envolvente mayor. jCUIDADO CON LAS DISTANCIAS! El concepto de distancia euelidea en cl plano no es ni mucho menos inocuo. Es claro, segiin creo, que en cualquier ‘mancha los puntos més alejados de su centro han de ser los de contacto con el circulo envolvente (puntos extremos de la mancha); ningin otro punto puede estar a una distancia mayor del centro. Esto es lo mismo que decir que ningin XL=1154xL, unto de la mancha puede distar del Centro (que quizé no esté wen» la man- cha) mas de “3 XL y posiblemente estén la mayori cerca, Hay que tener, sin embargo, cuida- do en no cometer un error. La longitud maxima de una mancha (L) no es nece- sariamente la distancia entre dos pun- tos extremos, ni siquiera tiene que ser la distancia entre los dos puntas extre- ‘mos ms alejados uno del otro. Lo tini- ‘co que podemos decir es que, si la loi gitud maxima de la mancha es L, el dia ‘metro del circulo envolvente (D) en ni atin caso seri menor que L ni mayor que 1,154 L; pero esto no nos indica en ab- soluto cudntos sean los puntos extremos ni como estén situados. Por un razona- miento trivial podemos no obstante de- ducir que, sean cuantos fueren estos Puntos extremos, y estén como estén distribuidos sobre el circulo envolven- te, los dos puntos extremos mas aleja- incluso todos, mas 2 dos entre si nunca estaran a una distan- . También son quintas los pares de cartas del mismo palo que suman 5, es decir, A.y 4, 6 3 y 2, si aparecen en la misma baza. Ademds, el joker es una s«quinta real, y tiene més valor que las uintas comuines El valor de una quinta se determina segtin su palo, como sigue: Quinta real: 25 puntos. Quinta de corazones: 20 puntos. Quinta de diamantes: 15 puntos Quinta de tréboles: 10 puntos. Quinta de picas: $ puntos. TRIUNFOS Para ganar bazas no hay un solo pa- Jo de triunfo, sino que todos los palos 18 pero no demasiado complicado. tienen un grado relativo de superiori- dad: 1.° Corazén (el més alto). 2.° Dia mante. 3.° Trébol. 4.° Pica (el més ba- jo). Un jugador que no puede seguir el palo que manda (determinado por el primero en jugar), puede jugar cual- uier otro palo. Si juega uno de mas va- lor, éste mata a la carta que manda. Deeste modo, las 52 cartas tienen un orden de superioridad: el As de corazén es la més alta, y el 2 de picas la mas ba- ja. El joker, que no tiene ningtin valor para ganar bazas, pero si como quinta real, puede tirarse en cualquier mo- mento. DUPLICACION Antes de jugar, cada uno por turno tiene una oportunidad de duplicar el va lor de las bazas hasta 10 puntos, y un oponente puede entonces redoblar has- ta 20. Esto aumenta el valor relativo de | 1900, este delicioso juego de parejas que presenta las bazas sobre las quintas, ya que é- tas no son afectadas por la duplicacién. FINAL DEL JUEGO ‘Una mano termina cuando la iltima bbaza ha sido ganada. El que gana levan ta también el «pozo sorpresa» como si fuera una 13.* baza ganada, y se inclu- yeel tanteo de las quintas que éste con- tenga. En ese momento se calcula la ‘puntuacién obtenida por cada pareja de Jugadores. Si una pareja llega a los 250 untos, la partida termina ahi mismo. ‘Sino, se juega otra mano completa, pa- sando el reparto al primer jugador de la izquierda. Asi, es posible que se de- ban jugar varias manos. En caso de em- pate (porque ambas parejas llegaron a 250, 0 superaron en la misma propor- cidn esa cantidad), se reparte de nuevo y se termina cuando la primera quinta es capturada, NUMERO ESPECIAL SOBRE EL INSOLITO MATCH OCHOROCHO eRe) ORO) eB We vu} DUO" Et ae) NUMERO ESPECIAL 25$ ra ya esta a la venta —iSapos y culebras! —grité espan- tada la princesa Capricho. Su vor tuvo la curiosa virtud de con vvocar a todo el mundo. Consejeros de estado, criados, mucamas, cocineros, guardias y huéspedes entramos atrope- llandonos en el recinto intimo de ta prin- —iBs venenosa! —ehillaban unos. SE! principe Igorrr! —chillaban otras, Cuando al fin logré asomarme pude apreciar que la princesa habia exagera- do un poco os términos. Al girar su ma- jestad la lave de un grifo, la caferia ha- bia empezado a largar un reptil verdo- so. Era.un nico ejemplar y no se vetan sapos por ningiin lado. El pobre animal estaba ahora enroscado dentro del Ia- vabo. —iMatémoslo! —gritaban unos. —jLo ha mandado el principe Igorsr! —sritaban otros. (Para la justa comprensién del rela- to cabe decir que en el lapso que media entre un capitulo y el siguiente —un mes, para. ser exactos— ef principe Igorrr habia deshonrado la flamante bandera de la princesa Capricho. El en- vio de una culebra era una forma diplo- matica de declararnos la guerra— —Es inofensivo —dijo de pronto con voz calmada mi amigo, el doctor Nor~ ton Wine, —ilnofensivo? —se alarmé un con- sejero de estado—. {Cémo puede usted saberlo? ‘Todas las miradas se apartaron de! la vabo y confluyeron sobre mi amigo. —Las viboras y serpientes —comenz6 a decir Wine con tono académico—, al contrario de los elefantes y las calan- drias, no se reconocen por ja trompa ni por el pico, sino por Ia cola. Observan- do atentamente la piel de nuestro ani- mal percibiremos que tiene como gra- bado un largo numero que recorze to- do su cuerpo. Las miradas volvieron a enfocar al reptil. —iAh! —iAn! —iAh! Fueron muchos ahes, incluidos uno 0 dos de la misma princesa, que deno- taban maravillada sorpresa. {EI reptil que habia legado por la caferia tenia un largo mimero que arrancaba de la ca- beza y le Megaba hasta la.cola! Era et 10374521968428. ~Y bien —prosiguié Wine con su ha- bitual soberbia—, el reptiles venenoso I niimero es un cuadrado perfecto, de lo contrario es totalmente inofensi- vo y sacrificarlo seria un pecado. Este es claramente inofensivo. Tras estas palabras se retiraron cabiz~ bajos de la alcoba varios servidores: la ‘mera menci6n de algo tan abstruso co ‘mo los miimeros cuadrados les espanta- ba mas que el propio reptil. —iDiablos! —exclamé necesaria- mente uno de los que allf permanecie- ron—. ,Cémo supo usted claramente, que eso no era un niimero cuadrado? indole la cola —respondié con suficiencia mi amigo. —{La cola? —pregunté escandaliza- da la princesa Capricho—. ,Qué le re- vela esa cola? —Observe su alteza —respondis ‘Wine— Ia iltima cifra de los sucesivos niimeros cuadrados: 1, 4, 9, 16, 25, 36, 49, 64, 81, 100, 121, 144, ... ;Aprecia usted el singular ritmo? —1Lo veo, lo veo! —exclamé encan- tada la princesa—. Hay como una se- ccuencia que va: 149-6, y otra que vuel- ve: 6-9-4-1. La cifta 5 separa una de otra. —iExcelente! —confirmé Wine—. Y luego de completada la ida y vuelta, aparece un cero, y el mismo ritmo vuel ve a repetirse. Ast siempre, Pero, entonces... —la princesa te- nia el cefio fruncido mientras razonaba en voz alta— jnunea apareceran otras cifras que no sean esas en la cola de un cuadrado perfecto! —jSu Alteza lo ha dicho! —el doc- tor Wine estaba exultante. —i¥ nuestro pobre reptil tiene un 8 en la cola! ;No es un cuadrado perfec- tol ;Es inofensivo! —concluyé la prin- esa Capricho. Dicho Jo cual se lanzé raudamente hhacia la llave y la gird, Como era de es perarse, un nuevo reptil empezé a salir de la caferia, Todos aguardamos emo- cionados hasta que acabé de emerger. Era el 843752936526. —iTermina en 6! jEs venenoso! —salté hacia atrés la princesa —Hummm —hume6 Wine—, no es forz0s0, no todo mimero terminado en 6 es un cuadrado perfecto. —Pero si la cola no nos lo dice, ;c6- mo podremos saberlo? —pregunté la princesa con mas curiosidad matemati- ca que zool6gica. —iExtrayéndole la raiz cuadrada!, Su Majestad —arité muy satisfecho. —iAy, la raiz cuadrada! Nunca pu- de terminar de aprender, cémo se ha- cia eso —dijo desalentada la princesa, —Podemos intentar alin algo més simple —intervino Wine, aniquilando mi intervencién—. Y veremos asi que también éste es un pobre reptil inofen sivo. iLe escucho! —dijo la princesa mi- rando arrobadamente a mi pedante amigo. ‘Usted habré notado, Alteza, que la liltima cifra es 6. Esto significa que el niimero es divisible por 2. —En efecto —dijo la princesa, que ya parecia més una aplicada colegiala que una indolente soberana. En fin, los va- lores estaban trastocados. Pero observe usted, princesa — prosiguié Wine con un tono de far Tidad que estaba completamente fuera de lugar—, que de ser un cuadrado, de- beria ser mas que eso: jdeberia ser divi- sible por 4! La princesa Capricho volvié a frun- cir el cefto, —Veamos —empez6 a razonar en voz alta—. Un mimero cuadrado es el resultado de multiplicar un nimero por simismo. Ahora bien, siel resultado es par, significa, significa... que el niime- ro que se multiplica es par! Por lo tan- to, el cuadrado, resultado de multipli- car dos pares, ;debe ser divisible por 4! La princesa Capricho y el doctor Nor- ton Wine estaban alborozados. Yo te- nia en cambio buenos motivos para ape- narme: jla novela, la aventura, se esta- ba volviendo francamente inverosimil! iEsos razonamientos! jEsas elucubra- ciones! 7En qué novela se ha visto? —Sélo nos resta ver —continud Wi- ne, ajeno por completo a los cénones literarios— si nuestro nuevo reptil es 0 no es divisible por 4. —iAh! —exclamé la princesa—. Re- cuerdo que alguien me dijo que un ni- ‘mero es divisible por 4 tnicamente si sus dos iltimas cifras conforman un nime- ro divisible por 4. ¥ aqui nos encontra- ‘mos con que las dos tltimas cifras for- man 26. jNo es divis un cuadrado perfecto! 5 co reptil inofensivo! Escuchando lo cual, que ya era dema- siado, cerré el cuaderno de mis anota- ciones. Lexicom En cada caso de los que aparecen abajo le damos una cantidad, y a continuacién las. iniciales de aquello a lo que se refiere esa cantidad. El primero, que le damos resuel- to, le serviré de ejemplo: 7 = D. de la S, viene a ser una forma abreviada de decir «siete Dias de la Semana». Descubra de qué se tratan los demas, guiéndose por el nimero y las iniciales correspondientes. D. de la §, DIAS DE LA SEMANA. L. del A, S. en un M. P. del S. S. D. en un A. B. N L. de V. S. C. del A. Made Mie oe ee id = ee ee eS Cen ee ee ee Mig See a M. del A. E. del A N, de la B S. de B. N. de la R. J.enun E. de F. 64= C. en un T. de A. de D. Ciudades eran las de antes Un juego sencillo como para inflamar el ego y seguir, mas contento, el escabroso ca mino de esta revista. Se trata tan solo de unir con una linea los antiguos nombres de estas cludades (columna de la izquierda) con los nombres que llevan en la actuali dad (columna de la derecha). Si no lo consigue, y quiere seguir contento, puede espiar ‘con disimulo en las soluciones. Prometemos mirar para otro lado. 1, Cristiania 15. Mirdbriga 2.-Constantinopla 16, César Augusta 3. Dantzig : 17. Legio Séptima 4: San Petersburgo DD. Cadiz 18. Lugdunaum 5. Stalingrado E. Cartagena 6. Latecia F, Wasit 20. Onuba 1. Bilbilis G. Ankara 21. Tenoehtitin 8. Pompaelo H. Oslo 22, Ciudad de los Reyes 9, Magerit 1. Paris 23. Gades 10, Maguncia 3. Volgogrado 24. Lucentum 7 7 AL. Pax Augusta K. Gdansk 25. Nicea X. Alicante 12, Helméntica L. Zaragora 26. Tebas Y. Ciudad Rodrigo 3B, Toletola M. México 27, Angora Z. Pamplona 14, Oiarso N. Tani Juegos literarios LA POLARIZACION (D por Josep Mai Albaigés i Olivart Con este articulo, que constituye parte de un libro inédito sobre los trabajos en Espafia de la LIPO —movimiento literario si lar al OULIPO francés—, entra a formar parte de nuestro equipo de colaboradores el Ingeniero de Caminos y Licenciado en Ciencias Econémicas, Josep Maria Albaigés i Olivart, hombre que cuenta con una gran experiencia en estas lid lidicas. Desde aqui le damos la mar cordial bienvenida. Gi JF a ley de los grandes niimeros preside también laliteratura, estableciendo en ella, como en cualquier entidad econémica o demogratica, ~) regularidades en las proporciones de sus ele- j mentos constitutivos. Ha sido y seré motivo ) de abundante especulacién el estudio de lo que ocurre cuando estas proporciones son modificadas in- tencionadamente por el autor. Hablando en un sentido lato, las alteraciones se dan siem- pre. Todo escritor otorga de forma natural a sus frases y ca- pitulos una determinada longitud media, que constituye parte de su estilo. Elige sus palabras entre su vocabulario perso- nal, proporcionaliza de forma peculiar la descripei6n y el dié- logo, en el caso de la poesia cultiva especialmente unas de- terminadas métricas, etc. Pero estas dispersiones en torno a Jos pardmetros estadisticos medios son inconscientes, 0 al me- nos no buscadas como fin en si mismas, como elemento dis- tintivo. Los casos de Gonzalo Torrente Ballester en su nove- Ja La saga/fuga de J. B. 0 del belga Johan Daisne en Vérti- 0, ambas sin apenas un solo punto y aparte, son ejemplos claros de seleccién de un determinado modelo singular esta- distico como reforzador de unas calidades expresivas a tra- vés de la rotura de una regularidad presente en la obra ite- raria en general. El caso mas frecuente de ruptura de la aleatoriedad estruc- tural de los elementos linglfsticos es, desde Iuego, la poesia, que rechaza la distribucion gris y atonal de la frase en prosa para estructurarla en términos de métrica, rima, color y sig- nificado. Pero este ejemplo, por antiguo y conocido, no me- recerd nuestra atencién. Fijémonos més bien en otras agru- paciones antiestadisticas consistentes en el uso —o en el rechazo— de unos determinados elementos presentes de ma- nera regular en la lengua. Llamaremos polarizaciones a es- tas estructuras, La polarizacién més antigua, quiza la mas facil, es la su- presidn en la frase de una determinada parte de la oracién. Nombres, adjetivos, verbos, adverbios y_ particulas prepositivo-conjuncionales se presentan en toda obra litera- ria de una minima longitud con arreglo a una determinada distribucién, propia de cada autor. :Qué ocurre suprimien- do 0 escatimando alguno de ellos? Observemos la peculiar arquitectura de este fragmento del Cantico de San Juan de la Cruz 24 A las aves ligeras, leones, ciervos, gamos saltadores, montes, valles, riberas, ‘aguas, aires, ardores, y miedo de tas noches veladores: ‘por las amenas tiras » canto de sirenas os conjuro. iUn solo verbo entre quince substantivos y cuatro adjeti- vos! Nada menos que once complementos directos y dos com- plementos circunstanciales deben hacer su aparicién antes de conocer qué verbo va a regir esta larga frase. San Juan per- siguid, mediante este extremado desfiguramiento de la estruc- tura tipica de la oracién, transmitir unos determinados efec- tos de ansiedad, riqueza descriptiva y ritmo poético. La mera ruptura del equilibrio habitual de la proporcién de los elementos integrantes de la frase es ya un medio, por s{ solo, transmisor de un mensaje. Un estudio estadistico de la frecuencia con que aparecen verbos, substantivos y adje- tivos en la obra de San Juan de la Cruz daria unos valores muy distintos de los aqui observados. Es una tipica experiencia lipiana llevar al eso. {En qué medida la fuerza de la compo: dicionada por la proporcién de términos en ella? De la mis- ma forma que las propiedades de una mezela de varios com- puestos quimicos puede estudiarse, al menos en cierta medi da, a partir del estudio de cada uno de ellos por separado, también aqui, para iniciar la investigacién, podrian estable- cerse unas composiciones basicas standard formadas s6lo por hombres, 0 por verbos, o por adietivos, etc. ‘Sin embargo, tales composiciones resultan en la prdctica de gran dificultad, tanto composicional como continentemen- te. Las frases asi conseguidas son invariablemente muy cor- tas, y resultan por ello un baremo poco util para el anzlisis de una frase genérica de longitud habitual. Veamos algunos ejemplos de frases formadas s6lo por nombres ‘Mené, Mené, Tekel Ufarsin. (Frase cabalistica recogida en la Biblia. Daniel 5,25.) Vida det escudero Marcos de Obregén. (Titulo de novela, por Vicente Espinel.) Agosto, frio en rostro. (Refran popular.) Agente de ventas para empresa de productos para la cons-

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