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apituLo I LA REFLEXION FILOSOFICA SOBRE LA EDUCAC! 1. El saber filoséfico ner de manifiesto el carécter omnicomprensivo del queha- cer filoséfico impone, como inicial aproximacién a este saber, la elucidacién de sus peculiaridades en torno a su punto axial “es- fuerzo multisecular de la humanidad para comprender y compren- derse”, esto es, para alcanzar la verdad y con ello el sentido. La filosofia tiene como “| de partida” lo mas propia- mente huma ci y del mundo. Esta dimensié del hombre -la de relevion racional-— es la que lo obliga a no mn la mera pt , con la inmediatez y a in por su fundamento: por el por qué de la cia misma sencillamente, por que esa realidad que concita nue tra atencién, nuestra duda, nuestro asombro, no se comprende na. La Filosofia ante todo, una actitud existencial: aquella que reflexiona sobre el hombre situado y su quehacer en procura del sentido. Filosofia quiere decir: ir de camino, Sus preguntas son m esenciales que sus respuestas, y toda respuesta se convierte en una nueva pregunta. Pero este ir de camino —el destino del hombre en el tiempo— alberga en su seno la posibilidad de una honda satisfaccién, més atin, de la plenitud en algunos dos momentos. Esta plenitud no estriba nunca en una certe enunciable, no en proposiciones ni confesiones, sino en la reali- EZ DE ZUTTION 12 MONICA GONZAI zacién historica del ser del hombre, al que se le abre el ser mismo. Lograr esta realidad dentro de la situacién en la que se halla en cada caso un hombre es el sentido del filosofar.” Este origen de la filosofia que, como tal, es de cardcter in- / temporal y refiere a las condiciones existenciales de incertidum- bre, precariedad y riesgo que hacen surgir en cualquier época la preocupacién filoséfica se distingue de! comienzo histérico, esto es, de la filosofia como saber en tanto disciplina sistemética, or- ganica y unitaria, No obstante, como la filosofia es inherente a la condicién humana, est4 siempre ahi: en el cotidiano vivir como en los apotegmas, creencias, idearios politicos, doctrinas filos6fi cas y, desde el comienzo de la historia, en los mitos. “Quien rechaza la filosofia, profesa también una filasofia, pero sin querer ser consciente de ella””® i El quchacer filoséfico, entonces, es omnicomprensivo, im- i plica una COSMOVISION, una interpretacién de la realidad, del mundo, que incluye en su esfera hasta el, aparentemente, mas pe- \ quefio y neutro problema de la realidad. La cosmovisién es aquel marco referencial o paradigma que me permite articular creen- cias, ideas, modos de vida en una totalidad significativa y pert nece al dmbito de la filosofia llamado metafisica u ontologia que, como sefiala Aristételes, se ocupa del fundamento de todo cuanto existe: el Ser. Hace ineludible referencia, entonces, al hombre en relacién con su subjetividad, con el mundo circundan- te y con el mundo humano. Con ello estamos seftalando que el pensamiento es, siempre, pensamiento situado, no constituye por si mismo un orden auté- nomo de existencia. Las doctrinas o sistemas filoséficos repre- sentan una experiencia humana fundamental y son, en definitiva, respuestas a una situacién conereta; son una determinacion del 2 Karl Jasrens, La filosofia. Argentina, Fondo de Cultura Econémica, 1983, pig. 11 > bid, pig. 11 OFLA DE LA EDUCACION 3 centro hacia el que gravitan las inquietudes fundameniales de los hombres en una determinada épo istorica. un reino de doctrinas imper- nadamente o se concatenan dialé- cticamente, ni la esfe n de problemas eternos, de los cuales sean manifestaciones contingentes las doctrinas singula- res, Es un entramado de relaciones humanas que se mueven en el de una disciplina comiin de investigacién y, asi, trascien- den los aspectos contingentes o insigni para asentarse en los que son esenciales y constisutivos. Revela la solidaridad fun- damental de los esfuerzos que tienden a aclarar tanto como sea ‘posible la condicién y el destino del hombre; solidaridad que se expresa tanto en la afinidad de las doctrinas como en su oposi- idm, en su acuerdo tanto como en su enfrentamiento polémico, (.) El problema de lo que nosotros somos y debemos ser es fundamentalmente idéntico al de lo que fueron y quisieron ser, en su sustancia humana, los fildsofos del pasado”* Lo antes expuesto nos permite elucidar algunas cuestiones tan insoslayables como polémicas al momento de definir o deli- mitar el ambito propiamente filoséfico. a) Universalidad y relativismo. {Filosofia o “filosofias”? Es connatural a la condicién humana universal a actitud filoséfica la pregunta por el sentido de la existencia, pero las respuestas estan, siempre, situadas historicamente y mediadas por el entorno cultural, es decir, son multiples y diversas. Estamos, entonces, hablando de un universal (Filosofia) que se realiza de modo di- verso en lo particular (“filosofias” = doctrinas o sistemas). Asi, el principio solidario de los sistemas filoséficos en su conjunto, tanto en su afinidad como en su oposicién, esté en la bisqueda de la verdad o sentido iltimo. Cada doctrina es una postulacién como sentido vislumbrado (no absoluto ni definiti- 4 Nicolés ABBAGNANO, fa, Barcelona, Hora, 1994, Tomo I, Prefacio, pig. VII. [El destacaido es nuestro} 14 MONICA GONZALEZ DE ZUTT vo), desde la incertidumbre y sin garantias. Se trata de un proce- dialogal y siempre abierto en el que la Verdad va manifes- tandose en forma gradual sin lleg pleno y acabado y, en ello, la riqueza y el limite del saber espe- icamente filoséfi Por eso, el valor de una filosofia no radica en ser hipéstasis de saber logrado sino, fundamentalmente, en ser punto de refe- rencia, movilizador, incitador a recorrer el propio camino, a abrirse a Ja pregunta fundamental. * El postulado de un universal que admite diversa realizacién particular excluye tanto, el universalismo como el relativismo, ‘Ambos conceptos se corresponden mutuamente, su tendencia fi- nal es a la homogencizacién y, por lo tanto, se legitiman en el escenario del conflicto y el desconocimiento de la alteridad. Por el primero, afirmariamos que una doctrina o sistema es expresin de la verdad en sentido pleno y absoluto obviando, asf, los caracteres que constituyen el principio vital de la filosofia bisqueda, problematizacién, reflexién critica, didlogo... la heg monia, el discurso tinico y el autoritarismo son las prc socio-culturales ¢ histéricas de este posicionamiento. Andloga- mente, para el relativismo, la legitimidad de cada doctrina o sis- tema dependera exclusivamente de un punto de vista individual, subjetivo, careciendo de parimetros de razén suficiente que habi- én argumentada. En vontexto cada “smo” se ila como portador de la verdad universal y, como no hay argumentacién ni demostracién racionales, impera el voluntaris mo fundado en apetencias, pulsiones ¢ intereses. b) Universalidad e intersubjetividad. La tensién, antes explici- tada, entre unidad y diversidad de las filosofias pone de manifiesto: el cardcter dialégico de 1a interpelacién filoséfica y conciencia de los propios limites; toda filosofia esta situada historica y culturalmente tanto, es una actividad reflexiva que se proyecta —como linea directriz— en la vida practica, en la facticidad radi cal de la existencia individual y colectiva. Cada época no es sino un entramado cultural (de costum- iencia, moral, derecho, politica, arte, filosofia, religién...) en el que subyacen cosmovisiones como auténticas ¢ intenciona- les implicaciones de sentido; pautas existenciales que son claves de interpretacién del quehacer humano y desde las cuales (por que todo presente conlleva su propia y peculiar “ausencia”) emerge el impulso metafisico de todo hombre a la creatividad imaginativa y esperanzadora: reapropiacién creadora y significa- tiva, en suma, para iluminar la oscuridad del mero existir en mino hacia la plenificacién existencial; un camino que vamos formando y transformando en relacién dialogal con los otros. En este sentido, la filosofia como saber sistematico revalida, nuestra humana condicién, la evidencia qu ne sobre nuestro més auténtico anhelo. verdadero filésofo es un maestro 0 compaitero tigacién, cuya voz nos llega debilitada por el tiempo, per de tener para nosotros, para los problemas que ahora nos ocu- pan, una importancia decisiva. Es preciso disponerse a investigacin con sinceridad y humildad. (..) quien ve en los fi Jésofos det pasado maestros y companeros de investigacién, no tiene interés en fisonomia, enmascarar su manera que quien emprende un viaje dificil tiene interés por conocer Ia verdadera naturaleza de! que quier ilusién 0 engaiio en este asuntd Filosofia y Ciencias Saber (del latin sapio/sapere) significa tener sabor a y comple menta su significado el sentido figurado de tener conocimiento, sen- io, discernimiento. El -ntonces, implica un conglo- 16 ICA GO merado de pricticas en las que es posible gustar, “saborear” el proc de descubrimiento. En la realidad lo que se da son modalidades de mo, por ejemplo, los saberes experienciales y/o cotidianos, ficos, los Teligiosos, etc. El saber se dice de teéricamente, técnicamente, moralmente. Epistemolégicamente, la filosofia es un tipo de saber proble- inte entre la conciencia de finitud y pre y su vocacién a la plenitud; radical: procura escla- el sentido de la existencia desde su significacién «ltima; argumental: apela esencialmente a la razén natural obviando todo tipo de autoridad, sea ésta por tradicién o por Revelacién; eriti- co: en un doble sentido, porque esta abierto a la revisién perma- nente de sus supuestos tedricos y porque tiene una funcién riti- ca respecto a los presupuestos que sustentan los paradigmas hist6rico-culturales; ¢ interdisciplinar: esti en didlogo permanen- te con otros saberes y disciplinas. Desde sus origenes (hacia el siglo VI a.C) y hasta la Moder- nidad, la filosofia occidental, en tanto disciplina, estaba configura- da ampliamente abarcando todo y cualquier campo de investiga- teérica. Asi, la definicién de ciencia (como otra modalidad se instituye historicamente. La ciencia es una actividad humana que tiene como objetivo jematizacién del saber. La causa final de toda investigacién cientifica es la busqueda de la verdad. En el mundo elfsico (grecorromano y medieval) la cienci © episteme reconoce, como presupuesto necesario, el ambito me- tafisico: un saber de lo real, del origen y sentido de todas las cc sas con una ineludible dimensién ética: de lo que se trata es d vivir en la Verdad como condicién de realizacién humana. Es un saber que implica un proceso mediato ¢ inferencial, una interro gacién que incluye subrayar la pura presencia pero también la simple ausencia. El criterio de verdad es la pura inteligibilidad (en el mundo griego) y la Fe (en el mundo cristiano) LA FILOSOFIA DE LA EDUCACION Filosofia y episteme coinciden y, a la vez, se distinguen del ber empirico o techné (Gr. vn; Lat. Ars: saber hacer) que no se-puede traducir por técnica en el sentido modemo. La tech- né encuentra su sentido exclusivamente en el servicio que presta a la autosuficiencia material: es un conocimiento utilitario, orien- tado a la satisfaccién de las necesidades vitales, al bienestar y a la distraccién y, por lo tanto, obstaculiza la autorrealizacién hu- mana apartando al hombre de lo absoluto. En el mundo clasico, entonces, ciencia y techné se distin- guen y estén en relaci6n jerérquica, correlativamente el “artefac to”, lo artificial tiene menor entidad ontoldgica que lo natural En cambio, y a partir del Renacimiento (siglos XV y XVI), hablamos ya de una “ciencia nueva” que implica un conocimien- to como referencia a situaciones objetivas cuya sistematizacién da lugar a las ciencias e implica una huida de la abstrac una marcha a lo conereto. Se trata de un saber eficiente y func nal con una prevalencia del conocimiento empirico. El criterio de verdad es, ahora, la experiencia. Se produce una desvinculacién progresiva de la filosofia como episteme (en sentido clésico) con el nuevo ideal de ciencia: paso de lo abstracto y especulativo a lo concreto, practico y experimental A 1a prevalencia del conocimiento empirico le sigue la fusién no es posible pensar la técnica como sidiaria de la ciencia ya que ésta depende de aquella para su desarrollo y continuo perfeccionamiento. El espiritu baconia- no® preside la nueva actitud: de lo que se trata es de promover la © Francis Bacon (1561-1626) prevé la uilidad prictica del saber teérico y la posibilidad de transformar la sociedad mediante las aplicaciones de ta ciencia y la \enica. Para ello, entrevié la necesidad de una roforma del fente en una reorier ia Ja natural el recurso a una metodologia adecuada, no basada en la logica aristotlica, Bste huevo método es el que expone en su Novum Organum, y consiste en una observa- leza y hacia los hechos, y cién ewidadosa y completa de los hechos, ‘historia natural y experimen tal", realizada segin tablas de is ia y comparacién o grados, La in 18 MONICA GONZALEZ DE ZUTTION idea del hombre como amo de la naturaleza y de una reconduc- cin de la misma al modelo técnico subrayandose igual entidad ‘ontoldgica para los objetos naturales como para los técnicos. ‘A partir de la Modernidad, Filosofia y ciencia se distinguen delimitando sus respectivos ambitos de saber. El conocimiento como referencia a situaciones objetivas -cuya sistematizacién da lugar a la ciencia tiene una finalidad ex- tracientifica que le es inherente: nace y se desarrolla signada por la finalidad de recrear un mundo que esté al servicio del hombre por mediacién de la técnica (en una simbiosis de ambos concep- tos). La ciencia es auténoma, factica, procura la certidumbre, el control y el progreso; busca la previsién a través del conocimien- to de las causas 0 razones inmediatas y su trabajo es eminente- mente descriptivo-explicativo ‘A su vez, la configuracién en distintas éreas de conocimien- to cientifico producird, en el seno de la Filosofia, un paulatino desarrollo de nuevas disciplinas filosdficas todas ellas encuadra- das en la consideracién del ente desde determinados presupuestos metafisicos u ontoldgicos: Filosofia politica, Filosofia social, Fi- losofia de la historia, de la religién, de la cultura, de la educa- cién, ete, ‘El conocimiento de la realidad se obtiene, por consiguiente, mediado por la ciencia y Ia filosofia, pero, mientras la ciencia al- canza el aspecto material de la misma, la filosofia permite asu- mirla como una totalidad significativa constituyéndose en guia axiologica del proyecto existencial individual y colectivo, (..) La filosofia busca precisamente como realidad lo que es con independencia de nuestras acciones, lo que no depende de ellas; antes bien, éstas dependen de la realidad plenaria de faguellas. (..) Entrevimos que la verdad cientifica, la verdad fi- sica posee la admirable calidad de ser exacta —pero que es in completa y peniiltima, No se basta a si misma. Su objeto es par- Guceidn baconiana supone de hecho la obtencién de hipétesis o conjeturas por eli ‘minacién, las cuales somete de nuevo a otras pruebas LA FILOSOFIA DE LA EDUCACION 19 cial (..) no se apoya en si misma, no tiene en si misma su fun damento y raiz, mo es una verdad ra ) Donde acaba la ca no acaba el problema; el hombre que hay detrés del cis tifico necesita una verdad integral, y, quiera 0 no, por la co tucién misma de su vida, se forma una concepcién enteriza del universo. (..) Antes de ser fisico es hombre y al serlo se preocu- pa del Universo, es decir, filosofa —mejor 0 peor— téenica 0 espontineamente, de modo.culto 0 ) ‘La filosofia es una cosa...inevitab De manera que, ci y filosofia nacieron juntas en la tra- dicién occidental y, una vez diferenciadas, debieran complemen- tarse ¢ interaccionar posibilitando el paso del ,cémo? al jqué? y {para qué?, esto es, un hombre que interpele la realidad en su pistemoldgico como el desde donde > de su existencia, la interrelacién entre estas dos modalidades d en procurar una articulacién entre las impli- iones de la investigacién cientifica y la busqueda de sentido: wrando, en definitiva, a las tecnociencias en un marco huma- de la dignidad humana. En la respuesta al anhelo de cosmovisién cohesionada de las, ciencias y de las actividades humanas —en una interdisciplina- riedad estricta encuentra su “anclaje” natural la Filosofia: ar- ntacién propia del saber cientific tando sus supuestos en una totalidad significative Asi, a la mera yuxtaposicion de saberes, en la que una dis- lina destaca, subsumiendo, a las demas (Pluridisciplinariedad) debe anteponerse la interdisciplinariedad en ta que, las prete nes de liderazgo exclusivista, ceden al respeto’escrupuloso y dia- gal entre las variadas perspectivas de las distintas disciplinas pos de un marco referencial y significativo que las articule con los valores trascendentes de ta vida humana. Se desprende de 38 ORTEGA Y Gasser, 26 fia? Madrid, Espasa-Calpe, 1973. Vid, Leccién Il, pig. 42 y ss 20 MONICA GONZALEZ DE ZUTTION sto, que es distinta Ia relacién interdisciplinaria entre cien particulares y positivas que entre éstas y la filosofia ya que aqui la articulacién implica un puente entre “lo fundado y el funda- mento”, Ocurre, sin embargo, que —a partir de la segunda mitad del siglo XIX— se consolida un vertiginoso proceso de adseripeién de todo conocimiento legitimo al exclusivo ambito de la tecnociencia, al servicio de la innovacién y el desarrollo econémico. En la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX predomina de un modo casi hegembnico el Positivismo (Fun- dado por Auguste Comte 1798-1857) acompafiando el nacimien- to y la afirmacién de la sociedad técnico-industrial establecida y condicionada por la ciencia. Delimitado en un fenomenismo (la tinica realidad es el fen6: meno, aquello que puedo percibir); un nominalismo (los univer- sales no son conceptos ni objetos sino meros “nombres” que se aplican a grupos de cosas que percibimos semejantes) y una uni- dad metodolégica (segin la cual, cabe pensar en un solo ambito de saber, reducible a la observacién y la experiencia) estrictos, el positivismo tiende a instituir una unidad dogmética, cultural y practica de la humanidad dominada y dirigida por una corpora cién de “filésofos” positivistas que han cerrado disciplinariamen- te, mediante la educacién, cualquier incursién por el dominio de la trascendencia o la metafisica circunscribiendo el conocimiento humano a los limites de lo relativo y contingente. Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se desarrolla el Positivismo légico, Empirismo légico 0 Neopositivismo que crista- liza en torno al llamado Circulo de Viena (Carnap, Neurath, Gédel, entre otros). El Neopositivismo centra sus estudios en el andlisis l6gico del Lenguaje, la induccién probabilista, el principio de verifica- cién empirica y una ciencia unificada cn torno a un lenguaje ba- sico: el del fisicalismo que permitiria la captacién de la realidad en forma “pura”, liberada de toda subjetividad. Asi, esta corrien- te, consuma el repliegue del status ontolégico de la Verdad al FILOSOFIA DE LA EDUCACION circunscribir a la Filosofia en una mera actividad metalingiistica asentada en la ciencia positiva como ‘nico conocimiento valido. En el primer cuarto del siglo XX, se desarrolla en EE.UU. la doctrina filoséfica denominada Pragmatismo (Peirce, James y otros) cuya variante fue el Jnstrumentalismo de John Dewey (1859-1952). Esta corriente se opone a las especulaciones sobre cuestio- hes que no tengan una aplicacién prictica: las ideas y el conoci- miento s6lo son procesos funcionales, es decir, s6lo tienen im- ortancia en la medida en que-sean iitiles a la conveniencia 0 satisfaccién de la experiencia; la verdad estd siempre relacionada n el tiempo, el lugar y los intereses verificdndose a través de su utilidad préctica; el pensamiento se legitima en su capacidad de guiar la accién hacia los efectos deseables y, la Filosofia, no es sino la aplicacién de lo conocido a la conducta inteligente de la vida humana, esto es, garantizar en lo posible el uso y disfrute de los bienes y valores necesarios para el “n tial) de la vida, Se da, entonces, la consumacién del relativismo no sélo en el plano gnoseolgico, sino también en el ético, cial, educativo y politico. La realidad objetiva pierde jerarquia ontolégica: ahora es funcional a la subjetividad humana Pragmatismo e Instrumentalismo, como superacién de los “resabios metafisicos” propios del Neopositivismo con su pre- tension de una ciencia unificada —en torno a un lenguaje unita- rio— de cardcter absoluto y definitivo, propugnan el ideal de la investigacién y de la conquista indefinidas articulado con el cri- terio del éxito, en una especie de empirismo y “darwinismo”, es: supervivencia del mas apto, y la historia como el tribu- nal supremo, exclusivista de estas corrientes de pensamiento des- emboca en la Posmodernidad regida por el fendmeno de la Glo- balizacién: en cl devenir histérico se fue paulatinamente abando- nando el cultivo de las potencialidades humanas como desarrollo integral de la persona en pro de un racionalismo hedonista 2 MONICA GONZALEZ DE ZUTTION positivizacin del saber y en consecucién de la felicidad como tenencia y disfrute de los bienes materiales. La ciencia se orienta al exclusive conocimiento y dominio del mundo con especial rechazo a toda consideracién metafisica u ontolégica, moral y critica; la accién de la ideologia globaliza- dora asume como condicién indispensable de su dominacién, el control de las ideas y sentimientos de los individuos privilegian- do, en la educacién, el perfil cientificista (Pluridisciplinariedad) que connaturaliza al hombre con el método propio de la cienc! positiva: el saber con una finalidad puramente pragmitico-utilita- ria (la formacién integral de Ia persona pasa a ser simplemente capacitacién para mejor servir a los intereses del desarrollo eco- némico) y, en el avance tecnocientifico, la operatividad, esto es. el éxito experimental de utilidad o transferencia cubrir 0 producir algo que sea comercializable) co—: su eficacia en la produccién de nuevas condiciones psico- logicas y sociales que retroalimenten al sistema; el saber se pone, entonces, al servicio del poder. El modelo técnico tiene supremacia ontoldgica respecto al ‘modelo natural (el hombre es el creador de todo lo bueno y va~ lioso en el mundo) propiciéndose el consumismo y el placer sen- sible inmediato, la realidad pierde sustrato, entremezclada con lo virtual facilitando el dominio y la despersonalizacién. Relativismo y nihilismo son puntos axiales en la configura- cin de la conciencia posmoderna: la sociedad se atomiza, se dis- grega, el sujeto se repliega sobre si mismo sin otro objetivo que lo inmediato, se transforma en una mera pieza heterodirigida por el omnimodo mercado. Es esta huida posmodema de las cuestiones iiltimas, que nie~ ga una ineludible dimensién humana: su apertura originaria al sentido, a lo absoluto, como anclaje de superacién de su indigen- cia radical; el factor prevalente en la génesis de la situacién ac- tual, Dewey, naturalista y fustigador de toda dimensién metafisi- ca y/o teolégica no puede, sin embargo, sustracrse a esta reflexion: LA FILOSOFIA DE LA EDUCACION 23 ‘Seguramente que no se ha planteado al mundo otro problema de mayor significacién que éste de la posibilidad y del método de reconciliacién de las actitudes de la ciencia practica y de la veciaciOn estética contemplativa. Sin hnombs serd juguete y victima de las fuerzas naturales que es incap: jear y dominar. Sin la segunda, ef género humano p. dria convertirse en una raza de monstruos econdmicos, en in- cesante y dura explotacién de la Naturaleca y de unos por otros, hastiado de su holganca o capaces de aplicarla inica- mente a exhibiciones ostentosas y a derroches extravagantes"® ade la Edt La Fil de la Educacién es una reflexién racional y cri tica acerca de la naturaleza, fines y caracteres especificos de la Educacién como factum. Dado que, en primer lugar, toda accién humana esta articulada por una cosmovisién y, en este sentido, la accién educativa (como transposicién intencional) es —en si misma— un entramado de co- nocimientos, valores, creencias € ideas, lo cual —y en segundo lu- gar— se instituye como fenémeno histérico-social en sus proyec- ciones politicas, ideolégicas, econémicas y pedagégicas; la Filosofia de la Educacién no se orienta a la mera especulacién te6- rico-abstracta sino que procura una comprensién hermenéutica del proceso, de las practicas y de las consecuencias que conllevan di- chas practicas. La Filosofia de la Educacién procura, desde la explicitacién de los supuestos constitutivos de la educacién, ahondar en los problemas teleolégicos de la misma proporcionando a los educa- dores 1a posibilidad de encuentro con el sentido de Ia labor peda- gogica en el contexto fundante del sentido de la existencia. La bisqueda y el descubrimiento son, as * John Dewey, La reconsiruccién de la filosofia, Barcelona, Planeta-Agost ni, 1993, pay. 144, [EI destacado es nuestro}. 24 MONICA GONZALEZ DE ZUTTION Educacién como un proceso que libera, crece y transforma a hombres y sociedades. En este contexto, la Filosofia —a la par que completa la insuficiencia de ciencias y tecnologias de la Educacién— busca el sentido de la misma no como un decdlogo de estrategias sino como incitacién a la reflexién sobre las pro- pias prdcticas educativas y sus consecuencias con miras a su pau- Jatino y concreto mejoramiento. “No le importa a la filosofia ni c6mo educar, ni con qué, ni en qué medio, ni a qué sujeto psicobiol6gico; lo que le preocupa es, por ejemplo, quién es el educando metaempiricamente con- siderado, qué es la educacion y para qué es. Interrogantes im- ppertinentes e initiles a los ojos del tecnélogo y del cientifico; interrogantes, empero, insoslayables a menos que el quehacer educador sea muy cientifico y tecnolégico pero, a su vez, muy necio y absurdo”? Ahora bien, la Filosofia de la Educacién para responder a sus cuestiones fundamentales: guién, qué y para qué debe inelu- diblemente arraigar en otras disciplinas filos6ficas, no para ser derivacién légica o aplicacién practica inmediata de las mismas sino por exigencia de la dinémica propia de la indagacién sobre Ia experiencia educativa. Efectivamente, al momento de reflexionar sobre el hecho educativo, lo primero que se evidencia, como vehiculizador del mismo, eS una cierta manera de entender qué es el hombre, es decir que se basa en una concepcién antropolégica determinada; pero muy pronto y, a modo de trasfondo de la misma, aparece una cosmovisién a partir de la cual interpretamos nuestra natura- leza y la de todo lo existente. Por otra parte, el hecho educativo es un hecho intencional, es decir, procura determinados fines que se vertebran en orden aun sistema de valores. Por lo tanto, la Filosofia de la Educacién debe afianzarse en una Antropologia filosdfica. Esta aporta una guia al hacer educa- 9 Octavi FuLtar, Filosofia de la Educacién. Madrid, Sintesi 2000, pg. 13 LA FILOSOFIA DE LA EDUCACION tivo unificando la multiplicidad de saberes acerca de Ia educa- cin en torno a un modelo de hombre; modelo que reconoce como presupuesto axial una cosmovisién, es decir, una Metafisi- ‘a u Ontologia. Bl presupuesto metal perspectivas Y prospectivas en todos los campos de la vida: educacién, politi- ca, sociedad, ciencia, religién, moral, filosofia... Perspectiva y prospectiva nos ponen en el plano tensional entre el ser y el de- ber ser en inevitable referencia a una Etica y a una Axiologia como otros de los fundamentales supuestos de una Filosofia de la Educacién auténtica, Finalmente, y en segundo orden, corresponde a Ia Filosofia de la Educacién considerar otros aspectos propios del quehacer educativo, el lenguaje, como fundamental mediador de la intersub- jetividad humana es, también, el acto comunicativo principal en el proceso educativo correspondiéndole, entonces, a la Filosofia de la Educacion —en articulacién con la Filosofia del Lenguaje despejar confusiones conceptuales y/o lingiiisticas; por ejemplo: {qué significan educar y democracia dentro del enuneiado “Edu- quemos para la democracia”? Definitivamente su significado real se obtendré de la elucidacién del sentido basico o denotativo y de su modificacién 0 extrapolacién a una cosmovisién determinada, Asimismo y, en otra diteccién, la Filosofia de la Educacién traba- en una Epistemologia de la Educacién procurando tanto el qué y el valor de las distintas ‘én como el grado de coherencia metodolégica cientifico-pedagégica

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