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T4 CT Arciniega Edison
T4 CT Arciniega Edison
Los lactobacillus son dominantes en la vagina, incluso se podría decir que son casi exclusivos
ya que en el intestino su proporción no es mayor al 1%, por esta razón se considera que
presentan un rol importante en el equilibrio del ecosistema vaginal, ya que actúan
previniendo la excesiva proliferación de microorganismos que pueden producir alteraciones
como Gardnerella vaginalis, impidiendo de igual forma la aparición de una vaginitis y
cervicitis. Posiblemente esta inocuidad se debe a su escasez de información genética, siendo
nutricionalmente exigentes, además son considerados como los principales candidatos para
ser usados en terapias de reposición en procesos patológicos que la afecten.
Actualmente se tienen perspectivas terapéuticas para usar a los lactobacilos como agentes
probióticos, ya que en principio son dominantes en el tracto gastrourinario y debería ser más
sencillo promover la reposición de una microbiota normal, aunque en la práctica no parece
que su instalación haya dado resultados satisfactorios, tal vez se deba a una selección
deficiente de las cepas y el hecho de que casi siempre se administran cepas únicas, lo cual no
proporcione el ambiente adecuado para un ecosistema maduro, por ello es primordial llevar
acabo ensayos clínicos con un diseño adecuado que incluya una metodología a doble ciego,
donde se evalúe el potencial de las cepas candidatas a convertirse en probióticos urogenitales.
Con el desarrollo de más estudios futuros, esta podría convertirse en una terapia fiable y
efectiva, de fácil administración y sin efectos secundarios.
La superficie de la mucosa vaginal se encuentra recubierta por una secreción debida a dos
factores: la exudación del propio epitelio y la proveniente del cuello uterino, siendo
abundante en la edad fértil. Su riqueza nutricional la hace un blanco para la colonización
bacteriana, razón por la que adicionalmente contiene una concentración elevada de fagocitos,
linfocitos y factores solubles como defensinas, lactoferrina, proteínas del sistema del
complemento e inmunoglobulinas de tipo A. El aparato genital femenino pasa por diversas
etapas que son regidas por la actividad endocrina. La vagina se colonizará por lactobacilos
al nacimiento posiblemente debido a su paso por el canal de parto, en niñas premenárquicas,
su sistema endocrino en reposo le proporcionará una mucosa poco húmeda, la producción de
estrógenos en la pubertad provocará el aumento del espesor del epitelio vaginal y secreción
de exudado rico en nutrientes. Durante el embarazo se induce cierta inmunodepresión para
evitar el rechazo del embrión, un efecto compensado por el pH vaginal gracias al aumento
en la secreción de nutrientes y la concentración de lactobacilos. Por último, en las mujeres
postmenopáusicas se producirá una disminución del volumen del exudado vaginal y de los
nutrientes, debido a la interrupción del ciclo estrogénico.
Los lactobacilos son microorganismos inocuos que se encuentran en las cavidades internas
de animales y humanos, forman parte de la microbiota autóctona y solo en casos
excepcionales se las han asociado a procesos patológicos. Los que predominan en vagina son
L. crispatus, L. iners, L. jensenii, L. salivaris, L. vaginalis y L. gasseri. El mutualismo
presentado en la mucosa vaginal se debe a tres principales mecanismos: interferencia con el
establecimiento de organismos patógenos, producción de compuestos antimicrobianos
sintetizados por los lactobacilos vaginales (ácidos orgánicos, agua oxigenada y bacteriocinas)
y la coagregación con los patógenos potenciales.
Los bacilos presentes en la leche humana también han demostrado ser una alternativa eficaz
a los antibióticos, puesto que no presentan afectos secundarios. Las cepas de Lactobacillus
salivarius aislada de leche humana ha demostrado una mayor eficiencia en comparación con
Lactobacillus fermentum ya que ha resuelto más del 90% de los casos. Su dosis terapéutica
recomendada es de 109 ucf, 3 veces al día durante 2-3 semanas y una sola dosis diaria de
manera profiláctiva.
Los Lactobacillus spp. que son bacterias grampositivas generan catabolismo del glucógeno
para producir así el ácido láctico lo cual permite que la vagina se mantenga en su pH
saludable (3.5 – 4,5) mismo que impide la proliferación de microorganismos patógenos. Los
lactobacillus encontrados en la vagina tienen la capacidad de autoagregarse y adherirse al
epitelio vaginal gracias a las glucoproteínas, carbohidratos, ácidos lipoteicoicos y cationes
divalentes de la superficie bacterial celular. Los lactobacillus benefician al epitelio vaginal
ya que producen alrededor del 20% de ácido láctico formando el L-lactato y LD-lactato,
además, metabolizan alrededor del 80% del glucógeno produciendo D -ácido láctico y L -
ácido láctico el cual es regulado por metaloproteínas para controlar los niveles de ácido
láctico. El ácido láctico inhibe respuestas proinflamatorias y estimula respuesta antiviral.
Otra característica de los Lactobacillus es que son productores de peróxido de hidrogeno lo
que ayuda a una mejor protección de la mucosa vaginal frente a alteraciones por otros
patógenos gracias a su capacidad oxidante. Otro mecanismo de defensa producido gracias a
los lactobacillus son las bacteriocinasas que son polipéptidos antimicrobianos.
Cuando las concentraciones de lactobacilos se modifican se produce una disbiosis que alteran
el ambiente vaginal ya que producen cambios de Lactobacillus a anaerobios facultativos,
producción de aminos volátiles por parte de la nueva flora bacteriana y un aumento de pH
mayor a 4,5; esto desencadena en una mayor proliferación de patógenos. El microbioma
vaginal se ve afectado por falta de cuidado en prácticas sexuales lo que incrementa el riesgo
de infecciones de transmisión sexual ya que la cantidad de lactobacillus disminuye. La raza
es otro factor de prevalencia en la vaginosis bacteriana ya que puede estar relacionada con
diferencias genéticas. La estabilidad de la microbiota vaginal también se ve regulada a la
producción de estrógenos lo cual se va modificando con la edad por lo que se puede ver una
mayor de producción de estrógenos en la pubertad gracias a la maduración de las glándulas
adrenales lo que favorece a una mayor cantidad de ácido láctico en la mucosa vaginal, por el
contrario, estos niveles descienden en la menopausia.