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8 ow KEwern CALARAITH tuecin de las obras piblicas necesaras. Sus normas en materia. ‘ributara, justamenteeélebres,preseriben que los lmpuestoy sean | de percepcion segura, convenientes, y econdmicos en eu evalua| ‘in y recaudacién. Es partidario de que se aplique, como min ‘mo, un impuesio sobre Is renta de cardcter proporcional: wes tb | ‘ites de too Estado deborian contribuir al sosten del gobicrno, lo \ mds ajustademente posible, en proporcién a sus respectivas post | bilidades; ex decir, en funcién de los ingresos que respectivamen te perciben bajo la proteccin comin del Estado." Pero no todas [as ideas de Smith pueden comentarse aqui. Para Intentarlo seria preciso escribir otro libro tan voluminoso como dl suyo, y hacer menos caro, come él lo hace cons amor al detale, cl meollo central y vital desu pensamiento,o sea, precisamente el fque hemos procurado descrbir en estas paginas. VIL REFINAMIENTO, AFIRMACION Y LAS SEMILLAS DE LA REVUELTA Con Adam Smith la historia del pensamiento econémico regis 06 el mayor de sus progresos. Como dice Eric Roll, «el apsstol del liberalismo ezonémico ablé en términos licides y persuas- ‘oss, Se dirgla a ina audieneia dispuceta recibir su menase, Iy con] Ia vor de los industries que estaban ansiosos por barrer fon todas las restrieciones del mereado y de la oferta de mano 4e obra; remanentes del anticuado régimen del capital mereantil y de los intereses de los teratenientess.! Durante los clon aos 3: fgulentes, ain mas, los cconomistas de la escuela tradicional se ‘edicaron a enmendar y refinar sus conelusiones, @ luchar para resolver sus ambigiedades y a buscar la forma de completar Sistema en otros aspectos. [La obligacin impuesta al historiador funcional, al escrtor que ‘0 sélo se interesa por la historia sino también por su relevancia moderna, adquiere especial complejidad cuando examina la clen- fla econémica después de Adam Smith. A parti de entonces, en ‘mayor grado que anteriormente, xe le planteaba ct problema, antes ‘nadvertdo, de seleccionar entre una gran cantdad de material las ldeas de immportaneia principal y perdurable. Gran parte de las obras publicadas derpuce de Smith revisten un interés puramente transitori. Se presentaban ideas, se formlaben teoris, se hacian ‘observaciones sobre las continuas y a veces amargas polémicas de la époea, que no llegaron a sabrevivi. Hubo tambien clocuentes r= presentantes de la tradicinestablecda —como, por elemplo, John Stuart Mill que fueron los grandes docenter de su épaca, pero {que no modificron en forma sustancial la ancha corviente del pen. Samiento econémico. Gran parte de esta prodvccion, especalmen: teen lo que se refiere a las polemicas, debe pasarse por alto para as von ker oatmeatrie {que Ios temas esenelales no se pierdan en la masa de referencia Una vee més, ln piedra de toque dabe ser. no un examen genes de todas as aportaciones —ya son demasiados los que han inten- {ado hacerlo, sino la seguridad de no haber omitido nada de im- Portancia permanente a loss subsigulentes a la muerte de Smith, surgieron tres ‘grandes figuras que relinaron y ampliron si obra, se tataba {de tres autores easi exactamente contempordneos, a saber. un francés, Jean-Baptiste Say (1767-1832) y dos ingleses, Thomas Robert Malthus (1766-1834) y David Ricardo (1772-1823), Los tres, ‘ero Malthus y Ricardo en particular, prexenciaron el vigoroso fle. ‘imiento de fs Revolucén industrial, , perfeccionando In obra de Smith, trataron de que la cencia econémiea se desarrollaa en con- Sonancia con este enorme cambio. Com ello leg la teoria econe- Imiea correspondiente al orden industrial Jean-Baptiste Say era un hombre de nogocios que desde tem- prana edad actué como precursor en matcria de sequror de vid, uego se eonvirtis en profesor y finaliz6 su carrera en el College de Francs. Por ser Irancés, y no pertenceer, por tanto, a la enon ces (y después) hegeménica tradiciin del idioma inglés —resul- tante y exponente dela preeminenca industrial de Gran Beta los historiadores no se han cupado tanto de él como de Malthus ¥ de Ricardo. Hay quienes simplemente lohan dejado de lado con- ‘iderndolo un autor que no aport6 nada nuevo y que Gnicamente transmidé el mensaje de Adam Smith al publico frances que lo necesita En realidad, hizo mucho més que eso. La transformacién del conjunto desordenado de ideas e Informacion de La rigueza de las rnaciones en una presentacion més ordenada, tan propia del per samiento francés, fue sélo una parte de su tarea, En cuanto a [a susodicha necesidad, no le eabin duda alguna: combinando con {acto excepcional la critica y el encomio, declaré que wla obra de Smith es slo une confusa aglomeracion de los principios mas si lides de la economia polities, con apoyo de luminosos ejemplos y de las mis curiosas nociones de estadistien, mezcladas com relle iones instructivass? Su propia obra principal, Traité d'Economie Politique, es un trabajo mucho més concieo, que tuvo vn gran oo rt: tn Cai: ngs Sts PN op ae sistORIA DE LA EeoNOMlA 9 “Aunque todo esto a alentador, también sobrevendt ‘blancs Welven a descinder a su precio natural, inclso logan ‘caer por debajo de este. en un electo de reaceiOn.) Debe reconocerse que quien aspire 2 defender Ia reputacién de Ricardo del rigor de sus propias conclsiones —de la implacable Ley de Hierro podré apoysrse en cierto instinto de salvacin. cela que la aportacion de eapitales y nuevas t2nieas podria cont ‘ar indefinidaments, con cl corrlativ efecto ascendente en el pre- flo de mercado de la mano de obra. Y por certo, esto ha resulta {do plenamente plausible en el curso de los acontecimientos. Pero | Ricardo se lo recordariay conoceria por su ley dominante, y no por las excepeionas a la misma. Y de esa ley dominante proven: ‘ria su conviccion de In pobreza inevitable de qulenes viven bajo lcapitaliomo, y de la futiidad y error de evalquleracsién correc: tive, que no ttubed en condenar expresamente: «Como todos los demas contrat, los salaries deben quedar Iibrados ala justa y libre competencia del mereado, y nunca deberian someterse a Ia Site acaes 100 oun KEAwEDH GALRAITH Inerfeencia de la lepislatura» La pobreza es inevitable; la ley cconémies que la exige no puede violarse. Asi es el capitalism, ¥ ‘30s lo que Ricardo hizo por lareputacén del sistem Ove nadie dude que simpatizantes y amigos pueden prestar un flaco servielo Desde los tiempos de Ricardo fos cconomistasvienen tratando Be aclarar su concepeiin de las beneficiosTropiezan ahi con un Blea en a medida en que sus explcacions son marailasamen- te confuses, también debido a la circonstancla de ue le costo ‘uchisimo hllaren su sistema un resquelo para alojar dha no: «ion. En efecto: sel valor de un producte ne determina. por el ‘oste del trabalo que con fl pucde encargarse en el punta tal en el que no hay renta de lo term ¥ cl encedente previo al margen es rena de la tierra, entonces no qleda nada como bene- feio del capital. Ingresos para el teratenicnte los habréy desce luego, pero no para el capitalist, Empero, es obvio que en reall dad exlsen dicho ingresos, y Ricard) sin extremar ls clardad de su lengua, se los sdjudica también a mano de obra, Hubo ‘uienes trabajaron antafo para edifiear la fbrica y consiruir le ‘maquinarin que integran la inversion de eapita i y para adi fir lag mereancias en proceso de elaboraciin que constituyen el ‘capital clculante o variable. ELheneficio (inclldo, todavia, el in terés) es, sgn Ricard, el pago dileida de odo este trabajo ane ‘sia expicacn presenta graves problemas, no todos ellos di- simmlados por la enrevesadsexposiclén de Ricardo. Pero una vee ‘is, subsisc ol aspecto central de la cuestion, que ha ejercido tna influencia preponderant. Silos beneicios responder a ls in ‘eios de In mano de obra empleada en ef pasado para constitu ‘leapital, se deduce que toda ganancia del captalita representa tna forma de robo sin dlimuo, La verdad es quero fe asse hing derecho, pues se estdsproplando de lo que en Justicia per tenece al rabajadot) © por lo menos, esto es lo que féclimence puede hacerse crecr.Y ati lo hizo ere con eect historic, Karl ‘Mars Liegaran, pues, a desencadenarserevoluckones basa tess de Ricardo, con el apoyo dela Ley de Hierro y dela teoia ISTORIA DE LA EEONOMIA 101 et valor trabajo, sep la eval el capitalise, para obtener sus is reves, menoscaba lo leitimos haberes del trabalador. La just ‘i econdmica, seg la definld David Ricardo) autor conservador. x agente de bola, liga miembro dl Parlamento y terrateniente, niga que se pusora termino a esta situacién. ‘Algunos eatudiowos, entre los cuales se deslacS muy especial mente Joseph Schumpeter, han sostenido que se exagera la influen- Cia de Ricardo en la historia de Ia eiencia econémica. Tanto la {Toros teorfa del valor trabajo como ru concspeién paralel, la Ley 4 Hierro, fueron digresiones elueubradas 9 partir de una traycc- toria mis Yazonable, menos intransigente en el desarrollo del pens Shmiento econdmico. La cuestién puede diseutirse. Pero. nad puede negarle a Ricardo su papel como chispa y yesca del asl enidero contra el sistema que trat de describ. «St Marx y Lenin Imeresen ustos fen la galeria de los héroes revolucionarios). en n lugar adyacente deberia colocarse tambign una efigie de Ri+ cardoo ‘Obvio ex decir que ni Malthus ni Ricardo fueron conscientes de que extaban ponienda las bases de log textos de ladisdencia y ls revlucién. Las clases gobernantes, los privlegiades. siempre dirgen la viet, con talante aprobador, hacla su propio medi, y ho hacia el exterior para preocuparse de aquellas gentes cuya ira 1 furor pueden estar susitando © podran suseita en lo venidero ‘Vasi sedi también en este casa. Malthus y Ricardo eran port nueva clase dirigente en un nuevo orden econdmico. (Como habrian de hacerlo generaciones de economists futur, he biaban por boca de su public, y a él se digian. No hablaban para quienes, en aguel entonces © posteriormente, pudieran sen Urge initados la rebelion Perm debe reconocerse también que el nuevo mundo industrial el cual y al eval hablaban, aunque fuera, sogdn los criticos ac- ‘wales, cruel y opresivo, representaba un gran adelanto én compa- ‘cin con todos los precedentes. Durante milenos, como Keynes fobservaria mas tarde y como habré ocasién de volver a destacar, Jos seres humanos no haban experimentade ningin cambio bist co y permanente en si nivel de vida’ Ins cosas fban a veces Un poco ‘mejor, 8 veces peor, pero no se definia ninguna tendencia Findamental y duredera. En cambio, gon la industrilizscn, abla 102 J0UN KeNwern GatRam, ShGriigt eset mee mae me Sy Ri aehecnd ta i Mee mark ee enh ace Ss aa ae omelet targa Sohooties meen cme ae Be ey ey eno ea oo Sidra Gir dine ae mene de Ricardo, se tomaran ideas al servicio de ambos nda, VIL LA GRAN TRADICION CLASICA {1} POR 10S ALREDEDORES Durante los setenta y cinco aflos siguientes a la muerte de David Ricardo, la economia experiment6 una transformacion de par- Ueular importancia. Def de ser un tema de contemplacion y dis- cusion por parte de personas que tenn otras ocupaciones y 56 cnvirié en una profesion, Hubo hombres (y virtalmente ninguna ‘uer) que legaron a ganarse la vida come economistas, ¥ que 3© Aeron a si mismos durante mucho tiempo la denorinacién de eco- ‘nomistas politicos. Las innovaciones en la disipina se completa rom con atividades de divulgacién, insrucciny ascsoramiento pi bic. Ast pudo eantarse con distinguides cconomistas politicos que decian muy poco de nuevo, pero que decian mejor que antes lo fave ya se sabia. O blen lo ljeron con gran coherencia interna, © on vncién més persuasiva. Tambien hubo algunos que debieron Su distincion at capacidad para exponer de forma mas elocuen- te 0 repettiva lo que individuor inflayentes se alegraban de oft Dado que Gran Brotana fue la potencia econémica dominante on el mundo durante el siglo XIX, Ia economia fue abrumadors: ‘mente una discipline britinica, Una vex mée es patente la vincu in que ya hemos abservado entre el pensamiento econdimico y | vida econdmice. Ya pesar de la profesionlizacion de la econ: sia y de la vasta ampliscion del debate, bubo en su contenido ‘més elementos de permanencia que de cambio..En sus aspectos ‘mis esencinles y profundos, nose desaiaron seriamente la ideas (el sistema, como podriamor decir hay con mayor precisién) de recer le fue inicialmenteadjudieade por Marx En ai forma poste

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