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~ aii _— ns cr WV : | ‘i MAURICE BLONDEL . 4 ' ! | ! EL PUNTO DE PARTIDA | DELA INVESTIGACION ' FILOSOFICA 152, Lb BARCELONA EDITORIAL HERDER 1967 ‘Tradeeita de Jonce Hovaton, det camye de Mona mown, Le point de dihert an la recherche $uerphees, rtcndo ew le revina sAnuales de paeophie chrcucanes, Pat teh © Retort Herder S:4., Provenaa Ht, Barestne (Eibehe) 97 Ms rmormmio —Derdam imoae: Bgsit-ty PRINTED oF Sei ‘Toller Ontos Arata Wier Pers, wo Becsone {NDICE Prefacio . PARTE PRIMERA I. Las diversas especies del conocimiento. I, Los faltos puntos de partida de ta filosofia . PARTE SEGUNDA |. 4El juicio del filésofo lo abarca todo» Ul, Reflexién analitica y saber unificado . 87 5 PREFACIO En 1906, Maurice Blondel publics en la revista Annales de Philosophie Chrétiennen dos articulos en los que se proponia explicar el método filovéfico que habia puesto cn marcha en su tesis de doctorado Y obra maesral ection, de-i8y3) Deninadin 3 un pablico més vasto que el de tos fildyofos de jrafe- sidn, estoy artfculoy parece a algunos lectores que, sin embargo, eran mis que principiantes', Cuando se releen hoy con perspec- tiva histérica y a la vista de los nuevos cauces por donde se ha deslizado la corriente de Ia filosofia en estos sesenta dltimos afios, dirfamos que estos ar- ticulos nos parecen més comprensibles que 2 los on wancuutonn y dilieiles 1. HL padre Auguste Valensin, entonces estu eribia a Blondel el ag de js “Aannales" en medio de molewas y de wn rei ‘me parecié duro, hablando francamente, y temo no llegat 4 ‘comprenderlo.e A lo que Blondel contaiaba el 7 de octubre No me sorprende que £l punto de parida de la invesigecion Mlossica le haya parecide oscuro, Sobre todo el segundo, tue ‘trabajonamente exrto, es de dill lecture y demasisdo densa 7 lectores de 1906 y que nos permiten captar mejor Ja amplitud y la significacién de la ureforma del entendimienton que propugnaba entonces Blondel, Esto es lo que nos ha movido a traducirlos y poner los al alcance de los lectores de habla castellana que buscan el conocimiento directo de los textos de los grandes pensadores de nuestro siglo. Para situar esta obra en el contexto de las filo soffas que despuntaban ya a principios del siglo xx —Pensamos particularmemte en Bergson y en Hus serl—, recordemos que en 1906 sélo habian visto la luz la primera obra de (Betgson,) también tesis doctoral, Ensayo sobre los datos inmediatos de la_ onciencia (1889) y Materia y memoria (1896), ade- inds de algunos articulos refundidos en obras. pos- teriores. En cuanto a esa fecha ya habla publicado sus primeras obras y Ia primera edicién de las Investigaciones Idgicas (1900-1901), cuyo se- gundo tomo contenia las primeras ideas acerca de la fenomenologia, destinada a adquirir tanta reso- nancia, Es decir, la intuicién bergsoniana y la feno- menologia huscerliana (esta iltima desconocida entonces por Blondel) desplegaban sus velas a los vientos de las nuevas inquietudes humanas. En Ex Pafia, Unamuno empezaba a ser leldo y Ortega ape- nas habla iniciado su brillante carrera, Ahora bien, el breve optisculo que estamos pro- Jogando nos va a mostrar una singular convergencia temitica de Blondel con los dos grandes filisofos citados, especialmente en lo que se refiere a las Nuchas contra el empirismo positivista y a la reha- oa bilitacién de la metafisica mediante un nuevo modo de filosofar que atiende a las significaciones inteli- gibles de lo dado en la experiencia mds positiva y que hace saltar por igual las barreras con las que, tanto el idealismo como el realismo, detenian la especulacién ontolégica. Respecto a Bergson, en efecto, aun cuando el lector encontrar aqui algunas severas y prudentes Teservas que (Blonde) hizo para salvaguardar la rec- ta orientacién del pensar vive y vinculado a la ac- , embargo, mas alli de lo que dejan entrever estas crlticas, se manifiesta un inspiracion en pro- funda alinidad con el fildsofo de la intuicién, En (Blodel yen Hergson) ta_investigacién_filosifica procede de una_accién_espiritual_absolutamente final ¢ irreductible a todas las circunstancias que pueden acompaftarla o céndicionarla; e un Ainamisnio Tatelectual (como no tardardn nocerlo algunos pensadores tomistas como Sertillan- ges y el padre Maréchal) que recorre Ja serie de los fenémenos y de las necesidades légicas, para culmi- nar en la afirmacién ontolégica de la consistencia del espiritu y de Dios. ‘Como Husserl, Blondel suspende también la ac- titud natural del realista ingenuo, que atribuye apresuradamente valor ontolégico a «nuestras re- Presentaciones fragmentarias e inmediatas», pero wen cuanto se consuma la ruptura y se efectia la “reduccién fenomenolégica”, se esfuerza en vincu- ar Jo dado con su verdadero donante, y éste, en liltimo andlisi, ya no es lo trascendental, como para reco. 9 Huserl, sino el Trascendente, Dios mismo, inico Principio ontogenéticon *. A diferencia de Husserl, sobre todo, en Blonde! el trabajo del espiritu no se limita a desplegar la serie de los eslabones légicos de la dialéctica que pone el mundo y sus significa- ciones, sino que es el mismo sujeto espiritual, por su opcién constantemente repetida a lo largo de su actuar, quien decide acerea del sentido privativo 0 Perfectivo que tendr4 en sf el ser afirmado y reali- » «La filosotla slo co- mente cuando... se hace “practi- ‘ante’», es decir, cuando opera la conversién por la cual consiente al Ser y realiza su propia y ltima verdad como adaequatio realis mentis et vitae, De este modo, Blondel se anticipa a todos los Personalismos y existencialismos posteriores que, on o sin dramatismo, angustia y ndusea, han eri. sido una libertad constituyente como fuente abso- uta del existir humano. Se anticipaba a las pregun- tas ontolégicas fundamentantes de Heidegger y a Ja vuelta a una filosofia investigadora y comprome- tida (engagée) —y no convencional y académica— cuyo Elogio parecerd injustamente una originalidad de Merleau-Ponty en 1958 *. Se anticipaba también 4. Gir, Hemy Duxtar, Blondel et la philosophic contem- orsine, en sfiudes Bloodeliennes, a, 11, Prewes Unie veritaira de France, Parls 195. $ sts dado emer que nucitro tempo también encierre al Wésoto cm of mismo y que una ver mis la leno no retulie 10 a las axiologias contempordneas, como la de René Le Senne o la de Louis Lavelle, que proceden del ritmo alternado del andlisis psicol6gico y la refle- xién metafisica, para desentrafar el sentido y el valor del deber moral. Anticipaba, en fin, el funda- mento filoséfico de una actitud que ha Hegado a ser comin y caracteristica de nuestra civilizacion de la posguerra, Ia actitud prospectiva, de la que su discfpulo Gastén Berger ha trazado un programa de gran envergadura ‘. «Este Punto de partida —nos escribe Mlle, Panis (antigua secretaria de Blondel y que todavia hoy custodia sus archivos en Aix-en-Provence)—, que Blondel lamentaba tanto no haber editado aparte y que habla quedado sepultado, usted lo va a ex- humar muy oportunamente. Espero que, siguiendo au ejemplo, sea publicado en seguida en francés.» Creemos, en efecto, que en el contexto de las filo: sofias contempordneas, el mensaje de Blondel y su modo de filosofar, en particular, tienen una viviente actualidad, un asombroso poder sugestivo y respon- den a la espera del hombre contemporanco, Una palabra acerca de nuestra traduccién. He- ‘mos procurado conservar el estilo blondeliano, aun mis que nubes. Porque (laL)e buscar ¢ implica que hay ‘caus que ver y que debet ier dichis; Pero hoy ya no se busca: s€ vuelve a tna w otra Wadicion para “defenderla”'» Mumtaau Powry, floge de la Philowphie, Gallimatd, Parts 1953. p. 57 4. Cle, Gaston Buacen, Phénomienologie du Temps et Prot Pectve, Premes Universiaires de France, Paris wf, 2 costa de cierta claridad, Ocasionalmente, argo, hemos aligerado ciertos giros dificiles, donde la expresién parecia buscarse trabajosamente 0 don- de el tono oratorio algo recargado parecla dafiar a la precisién de la idea. Esperamos, con todo, no haber traicionado un pensamiento tan rico, mati- zado y sutil que nos honramos en ofrecer a la me- ditacién de la filosofia hispanoamericana, por la ‘cual merece ser mejor conocido, Jorct Hourton P. Pecultad de Filowa, Universided austin de Chile ae = e? PARTE PRIMERA 4 ricta y colscindese —para abarear el conjunto de todas us cueniones— en wn pun devia ens or Al considerar las diversas doctrinas del pasado © del presente, tal duda parece, de hecho, justifica- da y aun, de derecho, legitima, Por una parte, + Feconoce la cualidad de ufilosdficas», tratindose de os mayores intereses del hombre, a muchas consi- deraciones que suponen sin duda, en quienes las han propuesto, una gran penetracién de espiritu, pero nada que exceda el alcance de una aten: fragmentaria y sin que nada sobrepase las verdades obvias. Por otra parte, los filésofos, aquellos que en % (Chass biversas especie: Mu Acabo de coger esta hoja de papel y escribo en ella estas palabras de mi trabajo. Este hecho —ya que esto es lo que cl lenguaje corriente designa CD El conocimiento directo Para coger, disponer y utilizar este papel en el he resumido en un acto que me p vamente simple gran numero de cias pasadas, bajo Ja insp ideas y de movimientos proyectados; pero en el momento en que ejercia mi accién no necesitaba ‘en modo alguno preguntarme qué hacla para ha- cerlo con plena conciencia; y este conocimiento i mediato era una parte integrante de mi trabajo, tan estrechamente si atin: en el momento en que advierto expresamente la presencia de esta hoja, el uso que hhago de ella, el movimiento de mi mano que la ha cogido, el fin al que mi propésito Ja destina, me aparto de la corriente en I tendia a converger ein. cluso ya no conozco lo que conocia, porque ya no estoy s6lo en aquello que produjo y explica el he- cho; y cuando creo estudiar este hecho tal cual es, fuerzo vy . Lo que efectivamente considero cuando mi atencién se concentra exclu- sivamente sobre exe fragmento de mi pasado reci que podria recibir otros pensamientos, letras que Podrfan trazarse con intenciones distintas a las mias. Esto es tan cierto, que si trato de volver a lo que hacta y era, sentido riguroso han merecido este nombre, tien- diversas ciencias parecen - den a revetir siempre tu pensamiento con una ; wiientras que forma sstemitca, ya reduce Ia wniverslidad de _—lla misma guarda 0 man ke py debe agregarse ain que las principales ideas filosoficas se han descubierto, pre- cisado y formulado validamente, gracias a esta sabia organizacién, aun cuando luego se desprendieran de Ja envoltura con la que habian sido concebidas, por el cono- para tubsistir como verdades independientes, he. cimiento erudito de los problemas que implica, se has ya viables, 0 para incorporarse a nuevas sinte- seid an miei de nny dc sis: de manera que en cierto sentido puede decirse 8 otros sabios tienden a adaptar, por 7 tun progreso colectivo, su método impersonal al ob- ‘Asi, de hecho, tanto en la historia general det pensamiento humano como en la génesis de cada doctrina particular, parece, primero, que el paso se opera insensiblemente desde la reflexién trivial a 1a sistematizacién técnica; parece reducida o condenada a conten oon qqe'ie'refexiods en eatatanomsllarse {arse con tener como forma a diversos sistemas, to- ve surgir una difcultad verdaderamente seria y 40s ellos individuates como una obra de arte, como que patece provenir de las condiciones exenciales un logro inestable, sin que el lado por donde ella de la investigacion flosbfica: parece que el desa- ata de adquirir una precision técnica, pueda ja- endo emive br santevin /ta(Gersma eis elencia mds tener un cardcter cientific, colectivo, perfec tiene que ser inevitable, Por una parte, en efecto, ible por el esfuerzo acumulado; de tal manera que la elaboracién de las ideas que terminan por con- ducir al mundo se cumple y se realiza, positiva y peligrosamente, fuera de la vida comin de la huma- de muerte que las " nidad, en el dominio cerrado de la ideologia abe tracta, No se podria concebir, sin emb Me propongo en estas paginas exponer y justi ficar muy someramente estas dos tesis vinculadas ition ea Salguicr pare tan cualquiee temper por una reflexién vaga que se precisa poco a poco, ‘sino que ‘as. Pero, afin de mostrar cudn necesario es legar a la solucién propuesta, serd util, en cuanto haya- ‘mos enunciado los datos del problema, indicar los errores de orientacién que han sido. cometidos, Jos callejones sin salida o los falsos caminos que es Precis evitar, Esta primera parte estd dedicada a esta exposicién y a esta critica preliminar, venir, del que depende la integridad de mi esfuerzo ‘este modo, recta, inteligente, generosa, muy ple Presente, vida de accién, de bondad, de abnegacién, que prac- Hay, pues, un primer tipo de conocimiento que, tica al pie de la letra el hermoso pensamiento de siendo perfecto en su género, es directo; estd al san Pablo, sin volver atris y sin repliegue mezqui- servicio de nuestras intenciones reales y actuales, no, sin teorfa ni curiosidad especulativa, en un in- ligado a nuestra vida entera, vuelto hacia el futuro, cesante progreso hacia el término al cual se orien- al cual anticipa, como si previéndolo se apoyase en tan el curso del tiem; 41 y lo invocara, Este conocimiento es capaz de cre. cer en claridad y en precisién sin perder nada de su cardcter sintético y prictico, Con él se contenta Por tanto, es un error designar, como se hace generalmente la mayoria de los hombres, y nadie ordinariamente, con el wnico término reflexién vive prescindiendo de é1; conocimiento ad usum, —poniéndola sélo a la espontaneidad— a dos pro- ‘que no necesita volver sobre s{ mismo para ser le- esos del pensamiento tan radicalmente diferentes, gitimo, seguro y util, pero que en relacién al fin, y aun divergentes, como son el conocimientofatento} implica los medios s6lo en cuanto se adaptan a los de la obra siempre concreta a la que tendemos, fines concretos que se propone particularmente; el conocimmient Thacia los resultados) obteni- conocimiento ed summum que, descendiendo por dos_o los procedimientos empleados, cuarido por el curvo de la accién que prepara y a la que acom- abstraccién se analizan retrospectivamente, Este. imo tipo de conocimiento ¢s el que merece exclu- sivamente el nombre Para designar el primero, que recibe su luz y su mismo ser de aque- Ho hacia lo cual se orienta, parece necesario dispo- de un término preciso que evite toda confu- sién; tal vez pueda emplearse ventajosamente en este estudio el término| ~Exte conocimiento directo constituye el fondo De hecl mismo de la actividad razonable, en la simplicidad luna hoja para trazar estas lineas y escribir del age quod agis, que puede acompafiarse con la algunos pensamientos que ya estaban presentes en Prudencia més exquisita. As{ se concibe también —_—_ que una existencia humana pueda desplegarse de 1. Pall 5.15. mi, no necesitaba en absoluto analizar este acto fragmentario o plantearme todos los problemas so- bre Ja naturaleza de mi movimiento y la historia © la calidad del papel, para saber lo que hacia y para acumular innumerables experiencias pasadas en una accién verdaderamente clarividente y previsora, ‘que no podria sin inconvenientes denominarse e+ Pontinea o irreffexiva, aunque no sea tampoco en cl sentido preciso una accién reflexiva, * Q El conocimiento inverso 0 reflexive (No)conocemos(6i9 para actuar y al actuar. Por una Vuelta que no parece menos natural 0 menos humana que el impulso directo de la vida, actus No busco aqui todavi ‘cual ¢s la razén profunda de esa marcha del pensar, ni cul es la relacién de exa reflexién con la «proe Peccién»; pero, sin preocuparme ante todo del ori- gen de ese movimiento inverso del esptritu, lo tomo {al como est en el desarrollo de una conciencia adulta y de un pensar cientifico. ¢Cudles son sus Caracteres distintivos? Con frecuencia se ha pretendido que la refle- xién es un poder de inhibicién y fraccionamiento. eBasta decir eso y es exactamente cierto? No, por- que cuando pienso en lo que hago, en lugar de actuar pensando, no basta y no es cierto decir s6lo 4 que me detengo, que salgo del rfo para ver la co- rriente, que me constituyo en testigo y actor al mis- mo_tiempo-de mi accion. Tales descripeiones, por muy clisicas que sean, deforman enteramente lo que pretenden representarnos. En efecto, cuan ‘reflexiono, por ejemplo, considero aquello por de repetirse indefinidamente, de: datos sucesivos 0 yuxtapuestos, objeto de percepciones dit oo Si iter Le a Pero, en resumen, prescindo de la direccién que habla tomado y de las causas reales de mi es fuerzo, para volverme en un sentido opuesto; a de este modo, ya desde esta primera inversién de la atencién, 5 susceptible de diversi- ficarse y desarrollarse sin limites fijos, a partir de Ja mds rudimentaria percepcién hasta las més com- plejas teorias de las ciencias positivas, sin que, al recer, No hay duda de que este conocimiento reflexivo, por un esfuerzo de voluntad, puede ser aplicado a los fines de la actividad; puede cooperar exteriormente con el movimiento directo de la vida, pero, si bien es lena er ot Gerto que puede controlarlo, canalizarlo, ‘confirmar. lo, no puede re ¥ Proyectados desde fuera sobre el camino que debo Tecorrer para realizar mi intencién, no impide que ciencia oscura y segura de sus fines, no tiene nada cde comin con las ciencias de la embriogenética o el arte del médico, Estos dos tipos de conocimiento son tan diferen- tes, que se puede negar de uno todo aquello que se afirma del otro, por poco que se consideren desde ¢l punto de vista en el que nos hemos situado aho- 72, esto es, el punto de vista de la reflexién que los trata como cosas eonutituidas, in esse, no como pro- Fess que se realizan, in fieri. sin quedar al ‘menos paralizado por la atencién que lo fija, y como ‘muerto por el andlisis que lo descompone; siempre se encuentra enteramente al servicio de los propé- 6 sitos individuales y concretos que forman para cada uno de nosotros la experiencias pasadas conocimiento 1a naturaleza entera de las cosas no es més que la serie de los medios que subordina a sus fines. El segundo tipo de conocimiento, por el contrario, fracciona esta unidad vital; abstrae, com- Para, generaliza; en lugar de las razones verdadera- mente decisivas y singulares del acto que extudia, se ponen los andlisis que parcelan el hecho en mal- tiples objetos susceptibles de ser conocidos y reali- zados aisladamente; examina esos objetos en lo que tienen de genérico, como si fuesen absolutos, nece- , por tanto, su causa, su ser, ya en lo que tienen de propio o inico e: ‘con la realidad singular de la que fueron extraido por la reflexién, sino que parece resi "a genérica que les seria comin, Ia idea de causa tituye la finalidad enteramente singular que " » widovta xai Yéorra, é — Al menos, a medida que la atencién se ha diri- bre? Si lo hay gido preferentemente a los caracteres diferenciales P: Primera o de la especulacién y de la prictica, puede decirse de la segunda? {De la primera a través de la ae. que haya sido fijada y definida convenientemente? gunda, que seré considerada como au prolongacion No. gPor qué? Porque no sélo de ordinario se ha © complemento? De una frente ala otra, que send identificado la accién con la idea de la accién, sino considerada como la paralela, o la original que también se ha confundido el conocimiento pric- tico con Ja conciencia que de él se tiene, reduciendo en suma la prospeccién a una nueva reflexidn, y esto de varios modos opuestos que vale la pena examinar tun instante, Sélo después que hayamos indicado répidamente esos errores de orientacién, A la mirada del historiador, parece indiscutible ve la filosotta ha Vivido largo tiempo a bate de la ‘confusion de estos dos tipos de conocimiento, Po ahi la impresién equivoca que ‘Ro es ni ciencia, ni vida, aunque tenga algo de una y algo de la otra, ora se limite a ofrecer en el espejo 8 49 Ia idea; o bien, reconociendo la imposibilidad de egar por esta 0 bien, luego de haber evidenciado Por un andlisis de la vi ty Los ¥ALs08 PUNTOS DE PARTIDA DE LA FILosoFia# fa. Pero hay, al parecer, en esas maneras tan opuestas de filosofar, un vicio comin que es extremadamente importante destacar, Si tratames de ver, aprovechando las distincio nes recién sefialadas, cémo los distintos fildsofos han emprendido de hecho sus invenigaciones, com- -videntemen- 2. Al lamar sialoss 1 soe puntos de partids, no pretendo : i : dir que lor Alior que tr adopavon en wu invigacga |, pero mientras ex legitimo emplear Ia reflexién, fayan soutenido docrinas enéosss © no biyan aporisdo ver | como se verd mis adelante ddades may dtiler y dureras, No qulero desconacer tampoco ‘que ere impouible eviter cxas confuslooer erginarias; como lat Hoicas aniigun © medienies que, sun en Dacre, no ran 1 Alot ni cencia postin, 7 que fueron indispensable para ‘ port ea & oe fiom En ot onto de vas amplenene | como si el resultado siempre fragmentario de su Jormal en que we colo aqul, se tata de purifca Io que « ino actual de au tegvesin cereane ‘pedicamente fleatGco de toda mesa em le fuente misma det | €sfuerzo y el término actual de su regresién cerca ‘enocimiento. © Iejana fueran la medida y verdad misma del ser. so se adentrd y que criticéramos en Porque, mientras mis bay avancemos por los caminos de la ciencia y de la tante sabemos cudl ha sido en los iltimos dos siglot abstraccién, més nos alejaremos del acto Gnico y_ Ja obra destructora de la reflexién contra la misma ii Teflexién. Por lo demds, si es verdad que sus pre- tensiones no estén en el orden normal del pens miento, debe ser posible reducirlas muy simple mente a su sentido natural, no pactando ni por un momento con ellas. Volvamos al ejemplo que ya he empleado. Mi mano acaba de tomar otra vez una hoja para escri- bir los pensamientos que quiero expresar. Al notar Megar més que a generalidades y nociones ideales. ‘este episodio insignificante, advierto que en este La reflexién cambia el acto en un hecho, y el hecho pequefio detalle hay materia para infinitas investi- —conjunto de una multiplicidad indefinida de he- gaciones: la percepcién que tengo del papel, de mi chos— no es mas que un cuadro y un exquema abs- movimiento, de mi letra, la conciencia que tengo tracto, Considerando las cosas sin prejuicios, carece de mi esfuerzo y de mis intenciones; en verdad, no de sentido tomar cada trozo construido artificial- sera excesivo convocar alrededor de mi mesa de mente, por andlisis, y plantear las cuestiones filo- trabajo al psicofisico con sus instrumentos de medi- séficas a propdsito de cada uno de estos objetos fic- da, al quimico 0 al botdnico que estudiardn la pasta ‘ios y abstractos, as{ como querer resolver separa- y el origen del papel; al psicélogo que disertard damente el problema ontolégico a propésito de sobre mis percepciones naturales o adquiridas, y cada uno de esos fragmentos que no constituyen una parte, sino un to de Ia realidad. Serta demasiado largo y superfluo que siguiéra- ideal de la i ion onder mos aqui, tras la reflexién, las vias por donde ésta sec nici a No. ¢Serd éste el camino por el cual la filosofia ini ciara su investigacién? Si lo emprende, zhallard nunca tampoco, a la inversa, las ad- en él no ya su térmit isiciones subsiguientes logran vincularse al dato inicial, ni a soldarse entre ellas. La percepcién que 38 = Blondel Pato tengo de este papel encierra un elemento cualite tivo del cual el 1 tisico, el quimico, el . Y aun, si se fin considerar como definitives Joa resultados siempre Provisionales de sus experiencia, in, 3 forzoso reconocer que aquello que pueden y que, lejos de re i circa un blue vel sigur aw lee mi mm. Jo dicho. Porque si aquellos que «re- flexionan» sobre las explicaciones cientificas que Proponen quisieran ir hasta el término de sus refle- xiones, no podrian dejar de ver que, ni ¢l orden particular de sus investigaciones, pueden fijar mites. Essentiales rerum differentiae sunt ignotac frequenter et innominatae *; ya que no slo Ja cadena de los‘ descubrimientos s¢ prolonga sin fin, sino que aun los principios particulares de toda ciencia —incluso los de las mateméticas— siempre pueden ser considerados de nuevo a fondo e inti- mamente renovados, en cuanto al alcance y al sen- tido filoséfico que conviene atribuir a las adquisi- Giones més seguras. Y tal vez habria que agregar % Santo Toms, De Poten, 4, 9, 2 u que, si se quisiera realizar las concepciones més esenciales de la reflexién, como la de movimiento espacial, de dtomo extenso, de ondulacién rit nos veriamos arrastrados, por un anilisis lar dente, a incoherenci: ibilidades, acer deen as See OTTO | presupone, incapaz de otorgar a los datos de la percepcién o de la ciencia Ia sotidez y la solidaridad que haria de ellos verdaderos seres, incapaz de He- nar las lagunas que en el seno de cada ciencia y ‘entre todas ellas impiden siempre que el saber hu- mano se wunifique», incapaz de hacer posible la unién y la coherencia de las nociones fundamen- tales que debe emplear, Ta filosofia que emplea exclusivamente la reflexién parece ya muerta, Ha vivido y vive s6lo por una especie de fideismo ini- cial y latente, por un empréstito técito y un recurso inconsciente a la uprospeccién», al acto subjetivo que persigue implicitamente fines que no necesita conocer para ejercerse sitilmente. Y, finalmente, se quisiera tomar a Ta letra esta filosofia de la idea yy juzgarla segiin lo que pretende ser, no se podria descubrir en ella ningun punto de partida definido, Ya sea que sostenga que nuestras ideas, «tomando del objeto que representan todo su contenido ori- ginal y distinto, nos orientan con un primer impul- s0 hacia el ser mismo del que son meros calcos» +; ya sea que estime que_su, papel consiste en Uenar | fina; “4 Ch La erie de epoiogetique, «Reve Thomas, mayo e858, p. 250. las lagunas del saber, partiendo de los fragmentos obtenidos, para sobrepasar o para resumir la cien. cia positiva mediante hipétesis inverificadas, y aun inverificables; en suma, que proceda como si de Bolpe se instalase en el corazén de la realidad o que pretenda limitarse a rodearla y enfocarla sin jamés asumirla, la flosofia en ninguno de esos casos pue- de justificar o determinar su origen. Y, desde ese Punto de vista, quienquiera que no se niegue a Poner en cuestién el instinto realista del pensar cum dubitantibus de principiis non est disputan- dum—, é1e no tiene ningin medio para esquivat legitimamente el inevitable relativismo, ee Empresa que, no por haber sido tradicionalmente ida ida en la actualidad, Fesultal me- ha - Pero, si laVeitied que se le ha puesto en eviden. hecho en tos tiltimos tiempos mente aaa *. como opina el més penetrante histo- el kantismo*, upuede con razén juzgarse, Por eso reaparece un problema andlogo al precedente. i al bre el objeto no pudo cenerlo Ja reflexién so No insistiré aqu{ en las objeciones que surgirin contra la tentativa que enunciareinos después de ésta, y que valen a fortiori contra este primer en- sayo de una reconstruccién de Ia filosofia mediante una intuicién de la conciencia moral y dle la raz Pura prictica, Bastard notar, por lo demés, hasta qué punto i Tas antinomias silo existen en ¢l plano de la rellexidn metafisica confundida erri- eamente con Ia totalidad del 5 Vicron Detane, Le Philowophie pratique de Kant, p. 751. 7 después de la prueba que le ha significado mis de tun siglo de trabajo critica y cientlfico, que la Me tafisica de las costumbres concede demasiado a las determinaciones rigidas y excoldsticas de la anti- gua metafisica, que en el modo como presenta sus abstracciones y sus distinciones més legitimas que- da demasiado sujeta —sin quererlo— a los proce: deres ontolégicos, quié/habiendo»aislado_con raxbnt la moralidad para captarla mejor en sus atributos especificos, hace de ella luego una especie de rea- lidad en si, dotada con una fuerza de exclusién Tespecto a aquello que en las formas emparentadas de la vida moral —como la vida religiosa— no se dejalabsorber estrictamente. As{ es como, por un moralismo, Kant ha definido otra ver y Mevado al absoluto el racionalismo del pensar humanon, No hay duda de que Kant, bbasinidose cada vez mas en la idea de un sistema completo de la razin pura, no se resignaba a «dejar simplemente en.pre- sencia mutua al mundo de la experiencia y al mundo) moral, sin descubrir el médio|dé “acercatlos ¥ vinicularlos entre!siv. Pero esperaba que los hibi- tos contraidos en el andlisis de la percepcién y en la critica de la ciencia Jo habilitarian para planteat Y Tesolver, con ayuda de la reflexi6n, un. problema que por definicién puede decine que escapa de tale# condiciones. Como si, avanzando de espaldas, mantuviese su mirada puesta en la ideologia, vien- do en ella la tinica forma posible de Ia metafisica. Aqui otra vez, la\filosotta) carece devunt punto de partida distinto y original: debuta en medio de las 8 formas derivadas de la reflexién y de a accién; permanece sujeta a los resultados del esfuerzo an- terior del que ella misma deriva en lugar de abo- arse a este esfuerzo inicial. 3. ¢Procede la flosofia de la intuiciin psicologicat Abandonando las vias dridas y los sccos terre: nos de la abstraccién, una filosofia inédita, «la filo sofia» siempre esperada, ¢brotard aciso con todo el ffeicor de la novedadydesde el instante en que, por una mirada ingenua sobre las cosas y sobre s{ mis mo, el pensamiento s6lo tender a volver a la in- tuicién y no ya a un dato de Ia razén, ni siquiera de la razén préctica, sin6/@/lo inmediato de! senti- do intimo? gNo consistird todo el esfuerzo filoséfico en emplear el andlisis contra el anilisis a fin de aptar la vida/delespitit, por asi decirlo, en esta- do naciente, en ese encuentro fecundo entre las ‘cosas y la conciencia del que es imposible que la eflexién se aleje sin que el pensamiento se ponga fuera de sf y de la misma realidad? ‘Sin duda, es una visién exacta y profunda aque: lla que, no contenta con desbaratar por una critica abstracta el prestigio de los sentidos y del entendi- miento, y quitar al espacio homogéneo y cuantifica- ble Ia pretensién de contener y proporcionar toda la realidad, se esfuerza ademas en captat la rica ‘complejidad, la heterogencidad cualitativa, la com- penetrabilidad concreta de las cosas y del espiritu. 9 puts de convertido a la reflexién en el instrumento artificial de la perversién filoséfica, no se la emplea como el instrumento natural de la salvacién; como 4i ella no fuese también un instinto de la naturaleza y como si, Gnalmente, fuese preciso volver la espalda a la espontaneidad sélo para volver a ella, ‘cae considerar jvamente como trumento de accién, pero conocerlo como tal; «it a ‘buscar la experiencia en su fuenten y convenir en ‘oneroso aprendizaje que wes necesario un © como si aquélla no fuese verdadera y sincera sino cuando se libera de éstas. Todas estas divergencias\) “hsm que se extraen del ne mo algunos ie los postulados implicitos con que presentaba in- visiblemente sus afirmaciones mds sutiles y mis “ ‘orque, una de dos: a) o bien se permanece Tesueltamente fiel a la tesis segiin la cual el pensar Teflexivo no es més que un artificio al servicio de las parcialidades de a accién; y entonces, por una vuelta a la plenitud integral de la intuicién, el co- nocimiento quedard sepultado en su triunfo y slo tendré por fin y por ideal su suicidio, ya que uperci- bir todas las influencias de todos los puntos y de todos los cuerpos posibles serfa descender a la con- dicién de objeto material», dado que ast, al pare- cer, la conciencia total equivaldrfa a una uconcien- cia neutraliadan y a una upercepcién imperso- nal *; 6) 0 bien se busca en verdad en la accién un medio fara verificar y enriquecer el conoci- miento, como en el conocimiento un medio para alumbrar y preparar, hacer el inventario y promo- ver la accién; pero entonces ya no basta decir abs. tracta y genéricamente que wel pensamiento ¢s un instrumento para la accién y eso sélo», como si la idea de la prictica sustituyera a la prictica misma No, saber que el verdadero conocimiento versa sobre lo concreto no da la realidad concreta del conocimiento verdadero, Y si nos contentiramos con esta teorla acerca del upensamientoacciénn, sin completatla por la practica de la uaccién pen- sadan, gqué ganariamos con ello? Habriamos sus- 8. CL Matitre ot Mémoire, p. 98, 45. 278. 4s SS . — Y grande es el servicio que 6. En todos lox fampor de la invesigacion, e exiremads- semuible 0 el hecho histéelco slgunas de tas pernicinas iusiones que entrafa tal con{us ‘Asimismo, seria f4cil moutrar que 7. No quldiera que et lector se enganara reapecto al sentido ‘de Ia critica que hare a continusciéa, No me refero en ella al Pensamiento de Berpion, ya que no lo extudio aqul en toda su ‘exteraién ni segiin sus tendencias méa profundas y mis posi: ‘iras, Allo, para uilidad de 1a discuiéa doctinal en Ia que voy 4 entrar ahora, uno solo de lop aspectos bajo el cual exe pemamiento puede ser y ha sido a vec enfocado, por poco . Con el pretexto de ulibrarse de los pre- juicios de la accién», ¢ ‘que se atlenda mis 2 au letra que a su exp ‘este antificlo de exposicién, pore 4 uscar en Heraclito o en. ‘Anaximandie el skvdo sentido de la movilidad universal. Pero, 4) 0 bien se legard a transformar ess mis. ma movilidad en una doctri ‘0 bien rd que confesar que, en bri q en su esfuerzo be imate Y por conocer lo incognoscible, Is ale, ofia no es mds que el impulio, el aliento, la acti vidad misma del pitta siempe cen como exterior alas formula eftmeras co ne a fea Siac a tmabalo siempre inconcluso. ~No debe de. = Konces que la filowofia asi comprendida no Pies Partr de ningin punto determinado, ni s- ten + ninguna disciplina positiva, ni definirse Eiamente la nari, ls pars Toone cies i ges » la pura libertad del pensa- Le “ch propor Nana 2 a objecén capital e encuentra eemrrgtads por la tercera tei, que debemos Gaminat ahora y que, a causa de su import va, exige toda la atencién del lector. 3 En lugar d rein ene ide y tse (cote comin del racionalismo, del telativiens TSA zenonticiomo), x precio plantear el proble. ma Enteramente diferente, de la relacién entre To pensamiento y nuestra accién, de nuestro pnocimiento actual con el extado implicito supues. } preparado por él. Antes de todo prejuich Peculativo, lo que primatiamente nos es dado. se es ni lo fijo ni lo mévil, ni lo relativo ni Jo absolu- to: es lo que Malebranche lamaba «la inquietud», estado de equilibrio perpetuamente inestable 0 de inadecuacién interior, de modo que cada es{uerzo hecho para satisfacer exigencias anteriores que + manifiestan esponténeamente al pensamiento, reve- la exigencias ulteriores que se imponen moralmen- te ala accién, ‘La incbgnita que debemos despejar no es pues tun objeto hipotético o una ficcién ideal; es la rea- idad inmanente que envuelve el origen y el tér- mino, y cuyo efecto ¢ instrumento es nuestro pen- samiento actual. Y para designar esa mezcla de oscuras virtualidades, de tendencias conscientes y anticipaciones implicitas, el término accidn parece estar bien escogido, porque abarca al mismo tiempo Ta energla latente, la realizacién conocida, el pre- tentimiento confuso de todo aquello que en now tros produce, esclarece ¢ inspira el movimiento de Ja vida, La filosofia comienza, pues, cuando se pro- duce expresamente el estudio de esta desnivelacién interior, para tender a una progresiva coincidencia de lo implicito con lo explicito: su objeto propio es la accién, Una ver mis, no hay que comprender este término como si se tratase de una entidad, vista desde fuera, en su oposicién al pensamiento, del cua} seria un objeto particular 0 un término exterior. No. Se trata de la realidad ya contenida cen nosotros, de la aspiracién positiva que estimula el desarrollo del pensar reflexivo y de la vida moral en cada hombre. ¥ he aqui por qué la filosofia no &, que se integre también en la vida toda la verdad gue se manifesta en la conciencia y en la clencia La abstracta y quimérica adaeguatio speculative rf 6 intellectus resulta sustituida por la investigacion mets Tian poe derecho, la adaequatio realis ments + Esta regla intima, al decir de Pascal, man. remedio natural para esa decepcién, Pero la mina nocién de relatividad nace en forma fraudulenta de una ficcién intrinsecamente contradicoria: 1. one, en efecto, que en el fieri total han sido aisla- dos algunos términos para oponerlos como dtomos Iogicos, considerdndolos, desde fuera de su movi- miento, abstractamente, con una especie de absolu- tismo formal. Esta concepcién, viciosa porque per- ‘manece en el mismo terreno que quisiera destruir, debe, pues, sustituirse por la afirmacién de la doble desproporcién normal entre el pensar en acto y la accién en via de realizarse y refiejarse: en efecto, la vida precede y prepara a la idea, y la idea ante- cede y estimula la vida consciente de s{ misma. La nocién de relatividad deja su lugar a la nocién muy diferente de inadecuacién. Y mientras el relati- vismo, definido in abstracto y de una vez por todas, es incurable, porque carece de todo método de re- duccién o de aproximacién progresiva, en cambio resulta siempre posible y aun obligatorio que el hombre tienda a adecuarse a s{ mismo y adquiera mds clara conciencia de lo que es y realice mas completamente lo que sabe, En lugar de estar or- denada al conocimiento de objetos, la filosofia pro- cede de la necesidad en que inevitablemente nos hallamos de equilibrarnos sin cesar moviéndonos. Su punto de partida formal y especifico es la afirma- cién sistemdtica de nuestra inadecuacién actual y Ja solidaridad de todos los problemas que interesan a nuestro ser y a los seres, ya que sélo mediante ‘nuestro propio ser podemos ir hacia los demis se- res y no nos realizamos sino realizindolos més en nosotros. Pero, podrla objetarse, tal investigacién gno & ‘os encierra en «el sujeto» y no desacredit bajo objetivo de la reflexion? No reduce nae sofia sélo al problema moral, es ms, a un aspecto parcial de dicho problema, es decir, a un indivi Aualismo autocéntrico, por no amarlo solipsismo? ©, Porque la filosofta no conoce primero ni «fue- Tai edentrow; pero explica, sin embargo, obmo vida personal se desprende poco a poco de las cosas en las que exté inmersa y muestra cémo resu- mos en nosotros a la naturaleza entera para ha- <&, ave sirva a nucsros fines. Por esta misma obje- in _nes vemos, conducic oa oe lucidos a la verdad de una 4- Al plantear el problema de la ecuacién i terior, 1a filosofia plantea al mismo clmpo el pe. Dlema de la universal realidad en la nica forma sr due puede ser resuelto, Entre el yo aparente e” 0 integral hay un abismo infinito que debe ser franqueado y Henado. Para igualarme me a m{ mismo, he de poner al univenso 6 Dig €n exe anhelo de ser, de eternidad y de felicidad ANE me constituye. Con los datos fragmentarios de Percepcién actual y de la reflexién cientifica amo ‘nicos materiales, no habria manera de re- fvostris os seres y de constituir in mente el orden iceto; pero cada aspecto que extraemos de las cosas, con ayuda y provecho de nuestra experiencia Personal, abre nuevas perspectivas a nuestro cono- cimiento y a nuestra accién: més realidad y realizar Rt beeen peer 70 De este modo se encuentra cada ver més excla- recida Ia solidaridad de todas las existencias con las que estd hecha Ia nuestra y la solide de la obra que actualiza a nuestra persona. Ab exterioribus ad interiora, ab interioribus ad superiors, Pero, si de Jos tres términos asi indicados por san Agustin se suprimiera el intermediario, se romperia el puen- te y sélo quedarfamos en presencia de entidades incomunicables, Desde el conocimiento objetivo hasta Ia realidad de los sujetos no hay paso directo por via teérica y por dialéctica abstracta, No puede alcanzarse y definirse la trascendencia camino de la inmanencia, la exteri interioridad, Y no podriamos restituir los seres tal como son en sl, si no nos esforzdramos en admititlos ‘en nosotros y si no comenziramos por intentar que nosotros fuésemos para ellos y ellos para nosotros en conformidad con todo aquello que, en now tros y en ellos, se manifiesta como solicitaciones in- fusas, necesidades logicas, exigencias naturales, a piraciones morales y deberes reciprocos. En cada instante y en cada progreso de esta adaptacion, Ia incbgnita que esti en nosotros, que somos noso- tros mismos en nuestra relacién con todo lo demds, se precisa y esclarece: al tratar de realizarnos y ‘conocernos, recorremos y jerarquizamos a los seres y las ciencias, Lejos de tender de este modo al aisla- miento, s6lo nos buscamos y mos encontramos ver- daderamente en la unién con el todo. Superfluo es que insistamos en la evidente con- vergencia de esta doctrina con los mds impetuotos n Parecia que era imposible partir desde Precito, como ai se tratara de descubr: le captar lo inaprehensible: un comienzo ir la manera s ‘¢No parece ahor Aa i logrard legar a un resultado defnide = na doctrina precisa, como si, antes de afrmar algo Bhan wid, Mauitiera agotar lo inagotable? ¥. i = ryado los anconvenientes de} racionalis- “ese fcativismo 0 del simbolisma, ano caeremas gn una éspecie de amorfismo carente de todo valor cientif i coe ico y de toda expresién comuni. ficacién util al progreso siempre solidario del pen- samiento y de la vida, La especulacién no es copia fiel de la accién, No se suplantan la una a la otra, ni regulan exteriormente. ¥ con esto Ilegamos a la verdad que desedbamos esclarecer plenamente, ya que en ella se proyecta normalmente toda la linea de enfoque de la filosofia; de ella procede, por ella resulta inteligible y realizable esta investigacion inicial y esta especulacién técnica, algunos de cuyos aspectos acabamos de indicar y cuyo cardcter espe- clfico nos propontamos determinar desde el comien- 20, estipulando que debla conservar al mismo tiem- Po un sentido enteramente practico. 5. La filosotia s6lo comienza verdaderamente cuando, no contenta con referirse a la idea de la ac- cidn como a su propio objeto, se subordina a la accién efectiva y se hace as{ upracticanten, La ilu- sién comin a la mayorla de los sistemas consiste en. un planteamiento del problema como si, por la via especulativa, implicase una solucién independien- te; como si pudiese Henarse el pensamiento de verdad sin enar el ser de realidad; como si bas tase aplicar sélo después y por una voluntad ente- ramente légica —extrinsecus— ideas determinadas por una dialéctica auténoma, No; la verdad, Ia vie vificante y la real verdad, no es un sistema que pue- da conquistarse sélo razonando; se penetra més y mejor en el conocimiento de lo real cuando se une ‘el método ascético al exfuerzo especulativo, Es muy importante, pues, que comprendamos que la filo- 3 sofia no tiene su fin en s{ misma; que, desde el Principio hasta el término de au investigacién, slo Hene un papel de precursora o mediadora, como yA lo habla intuido Sécrates; que la accién efec. tuada es rigurosamente una condicién integrante del conocimiento filoséfico; que el pensar tedrico no reemplaza a la accién ni es su mero reflejo; que i la reflexién, en algunos aspectos, ilumina y dirige la prictica, en cambio la prictica devuelve a la TeflexiOn una leccién que no se obtendria de nin. guna otra manera; que, contrariamente a lo que dice Descartes, «la accién y la idea de la accignn de ninguna manera son equivalentes; que el obje to de Ja especulacién consiste precisamente en mo. verse en ese intervalo, sin que presuma llenarlo Por si misma y que, por el esfuerzo més técnico que i intenta para definirse, la flosot{a se inserta mia profundamente en la vida. Es preciso que Ja enfo- uemos ahora bajo ese aspecto complementario, Las necesidades del pensamiento nos han conducido a {a accién; las exigencias de la accién nos-temiten al Pensar, sin que debamos temer ser engafiados por la reflexién fragmentaria, Desde esta perspectiva inversa veremos, en efecto, cémo se opera poco a Poco la reintegracién del elemento intelectual, de 1a especulacién objetiva y del conocimiento onto. légico, gracias al mismo despliegue de 1a responsa- bilidad vital del pensamiento, ” u REFLEXION ANALETICA Y SABER UNIFICADO La filosofia no se ha limitado nunca a la relle-, xin analitica, Instintivamente ha tendido siempre al saber totalmente unificado, a la visién sintética, ¥. por consiguiente, a esa ciencia de la accién que Jo abarca todo, Porque, la accién slo es parcialmente conocida por 1a inteligencia (mental- mente), sin embargo, se encuentra siempre de hecho integralmente puesta (en Ja realidad). No hay que extrafiarse, pues, si la dnica filosofia que resulta conforme al sentida comin y al deseo popular e+ tuna filosotia wpracticante», que se inspira, sin dud, ‘en el trabajo discursivo del pensamiento, pero se consagra mis atin a resolver el problema mismo de Ja vida. Una doctrina que sélo construyese un pala: cio de ideas y pretendiese encerrarse en él, mirando y dirigiendo desde lo alto las realidades de la exit tencia comin, permaneceria invenciblemente sos 5 Pechosa para la humanidad. Si la filosofia merece las tradicionales alabanzas que ha recibido, no obs. tante los abusos y las desviaciones que a menudo Ja han desacreditado, ello es porque, fiel a la eti, mologia de su nombre —simplemente, wamiga de la mbiduria», consciente de su congénita insufcien. ia y constante subordinacién—, no se ha detenide maticamente no slo ese extéril conocimien es tee en ain tino tin cx cone ‘untuosa que pretende gobernar lo concreto de abstracciones, El verdadero fldsofo, aogin 42 opinién comin, no es quien se contenta con pen. Sr; tampoco el que se limita a realizar; es el que Conociendo més, acta mejor y extrac de su propia QrPetiencia un refuerzo de luz y poder, sabe mejor ién contribuye a re. ier el problema de lo real y amo es poulble que el conocimiento, en el sentido riguroso de Parad. nides, pertenezca al ser, 1. Primum vivere, deir «cio te entende como If eget ee 4a cual Ja reflexion, para nacer, requiere anterior. mente una actividad espontinea. Seria falso si a¢ estimara que 1a filosotia se limita a exclarecer sélo on potterioridad lo que extarfa ya completo sin 6 ella, a reflejar un determinismo ya existente, puer to que se inserta en él y lo afecta, La teoria y la préctica no marchan paralelas ni son exteriores una @ otra, Es preciso que refutemos aqui dos errores: el primero consiste en creer que el conocimiento no et mds que una copia o una reproduccién del ser, un objeto de lujo; y el segundo, paralelo al primero, consiste en creer que la ciencia y la ac-, ién se vinculan entre s{ por la sola relacién extrin- seca de la idea con su objeto, de la aplicacién con 8u principio, En efecto, por lo mismo que «la accién y la idea de la acciénn no son equivalentes, el prac: ticante no puede dispensarse de pensar y el pen- sador de practicar. En cierto sentido, la ciencia de la filosofla no se distingue de la filosofia de la vida. Y en cierto sentido igualmente verdadero, el cono- cimiento constituye un progreso efectivo, realiza una forma de existencia que no se daria sin él, pero tuna forma de existencia que se convierte en parte integrante porque es una expresién normal, una condicién esencial del desarrollo del ser y de la verdad de los seres en nosotros. Para el hombre, en efecto, la vida no seria la vida si no tuviera el pen- ‘samiento, como tampoco el pensar ajeno a la vida terla propiamente el pensar, Es necesario, pues, que empleemos lo que tenemos y lo que somos para conocer y adquirir més, sin que en esta propulsién alternada —como la rueda que gira y avanza— la cicloide se cierre en cfrculo, es decir, sin que la re- flexién especulativa y la prospeccién prictica se recubran y coincidan desde ahora. Con ello se ven n ya la dignidad y la fuerza del conocimiento, la im portancia de su funcién vital y su alcance realista: la filosofia se ordena inicialmente no a explicar nuestra vida sino a hacerla, no sélo a expresar los seres, sino a incorpordrselos y asimilane a ellos: ¢s uuna realidad inmersa en Jo real; no se orienta en sentido inverso, paralelo o exterior, sino que va en el mismo sentido de la corriente de Ia vida, s¢ mezcla a ella, la engrosa y es algo que nos hace ser. Se puede decir, pues, que nace del exfuerzo que el hombre hace buscindose a s{ mismo, para que se construya al hombre, incorporindose al mundo en- tero ¢ incorporando el mundo en s{ mismo. 3. Pero si, para permanecer conforme a sus propias exigencias, para conocerse mejor y desarro- Marse verdaderamente, el pensamiento humano se subordina a la accién, inversamente la accién hu- mana, para determinarse y realizarse, recurre e+ pontdneamente a los andlisis de la reflexién que le Proporciona objetos distintos y fines sucesivos. Cier- to es que la prospeccién no deja por exo de con- servar su cardcter sintético: permanece un cono- cimiento directo y orientado hacia la solucién total del problema que en toda existencia humana s¢ traduce por la inquietud, por la perpetua biisqueda. Pero al fin s6lo discernimos lo que hacemos y lo que debemos hacer fraccionando nuestro fin general en designios particulares y medios subalternos, Se nos impone esta ley, segin la cual wla inclinacién gene- rab», como decia Malebranche, en la que nuestro 7B ~ incesante movimiento se alimenta, s6lo toma con- ciencia de sf y se sostiene cuando asume los aspec- tos de los motivos separados y de los diversos obje- tivos. Mas atin: el andlisis entiquece a la intuicién, fen lugar de reducirse a confeccionar su mero in- ventario, No es slo la ciencia objetiva la que se despliega por este inevitable fraccionamiento, sino que es el sujeto quien se realiza por el mismo e+ fuerzo que hace para conocer. Y as{ vemos todavia mejor cémo el progreso de la flsofia no es extrin- seco y subsidiario sino intrinseco al progreso mismo de nuestro ser y de los seres en nosotros. Por eso seria una ilusién pretender ucolocarse de golpe en el centro de la vida concretan *, creer que es posible que remontemos upor sobre las diso- 1. Para precaver de algunas interpreticiones equivocadas, re pprodusco agul algunas expresiones recentemente empleadas. Pero, yx que las also para crltcarla como si exprearan un enuamlento completo, cuando en realidad se limitaa & poner de relleve ciert aspecion de una doctrins mucho ms compleja, ddebo declarar que no aludo a Ia intencién de sus autores, sino 1 las tendencias a lan que podrian servir de vehicul, Sin em- argo, por poco que el lector haya atendido al tema fundamen- tal deurrolado en el presente trabajo, rewonocerd que el metodo ‘que consiate en invsir aburaciivamente wbre un hecho sislado ‘no 4e conforma a Ins exigencias normales de 1a fool. $i bien eu frgmentacién parece favorecer a lk claridad, en cambio ana a la verdad, Corriendo el riesgo de is oxcuroe, ebemor reconlar continuamente, hasta el dealle de Ie expresion 7 2 fo largo de Jou ms minuciono andlis, Ia complejdad de tuna clencla que emplea siempre simultineamente Ia reflexiga ‘la prospecclon, y no se separa nunca impunemente de la Vida que fo se deja reducir & la login del mono-idetamo, Loe antiguoe representaban por exo a la pridencia con una doble ‘ar, una vuelta hacia delante y ln otra hacia atris, 9 —-=

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