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iEse defecto no Io he podido arreglar! contratapa y entres a la tapa la lectura ser normal... de miel papel se da vuelta y cuando salgas dela Disculpé mi escritura, aqui sale al revés, pero adentro. pero digamos a partir de los 9 aifios.. ENivel lector...? Mmm, es solo una sugerencia, que narra una aventura por las profundidades oceanicas. 20.000 leguas de viaje submarino de Jules Verne, En este momento estoy procesando el libro Los lectores, claro, se hacen con libros. Hola, yo soy LA MAQUINA DE HACER LECTORES. ISBN 978.987-1935.208 St in 9 | b 719352: Escaneado con CamScanner Jules Verne Version de Beatriz Actis Escaneado con CamScanner Escaneado con CamScanner z 7 8 $ 8 g 5 : 3 E g g 3 @ & = 4 ¥ cS ALU © Oa egen Sry —_ / 20.000 leguas de Viaje submarino Jules Verne Version de Beatriz Actis oyecto y direccion eurturiar. itt Feeeeeeree erere neneeeeeeeE san Hh y' y es una obra de produccién colectiva Raul A. Gonzalez creada y disevada por el Departamento : a Editorial y a ee torial y de Arte y Grafica de Estacién Mandioca de ediciones s.a., bajo proyecto Vanina Rojas y direccién de Raul A. Gonzdlez, Subdirectora editorial: Cecilia Gonzalez Edicion: Nina Jager Correccién: Emiliano Orgueira Diagramacion: Jessica Erizalde Ilustracion de tapa e interior: Maine Tratamiento de imagenes, archivo y preimpresién: Liana Agrasar Profliccion industrial: Leticia Groizard Qpr SILVIA CU DIRECTORA Esc. Nira. Sra de FATIMA PEREZ ISBN: 978-9871935-20-8 © Copyright Estacién Mandioca de ediciones sa. José Bonifacio 2524 - C1406GYD - Buenos Ares - Argentina “Tel/Fax: (+54) 11 4637-9001 Verne, Julio 20.000 leguas de viaje submarino / Julio Verne. - 1a ed 6a reimp. - Ciudad Auténoma de Buenos Aires : La Estacién, 2022. 80 p.; 21x13 om. - (La maquina de hacer lectores verde) ISBN 978-987-1935-20-8 1. Narrativa Francesa. |. Titulo. COD 843 Queda hecho el depdsite que dispone ta ley 11.723 Irmpreso en a Argentina, Printed in Argentina Premera edicidn; enero de 2014 Este lt no puede ser reproducido total ni parciaimente por ningun medio, tratamiento o procedimiento, ya sea rmeaiante reprograti,fotocopia, mcrofmacién o mimeograti, o cualquier otro sistema mecénico, electrénico. {otoqumice, magnético. informatica 0 electrodptico, Cuslquier reproduccién no autorizada par los editores viola |. eects reservados. es tepaly consttuye un delta, Escaneado con CamScanner {NDICE Un misterio surgido del mar. Por qué estaba yo alll... El rey de los arponeros iComienza la expedicién! Del Atlantico al Pacifico... Al fin, el encuentro..... Ala deriva Prisioneros Preguntas sin respuestas Nemo, el capitan ... Nautilus, la nave secret La gran pecera ... . Rodeados de peligros. En tierra firme ..... Una tumba submarina. El precio delas perla: Un paso oculto .... Un mundo escondido.. La ruta de las ballenas. El sur La asfixia Historia de El Vengador ... dEste es elfinal?...... Escaneado con CamScanner JULES VERNE Jules Gabriel Verne nacié en Nantes, Francia, el 8 de febrero de 1828. Es uno de los mas co- nocidos escritores de novelas de aventuras y se lo considera uno de los padres del género de ciencia ficcidn. Sus historias han sido traducidas a casi todos los idiomas y han llegado al cine, al teatro y ala television en variadas versiones. Verne tuvo el talento de prever muchos inventos y viajes que en su €poca se planteaban como imposibles, pero que con el paso del tiempo se convirtieron en realidad. Fue condecorado con la Legion de Honor, uno de los galardones mas —» { importantes en su pais. Fallecid enlaciudad =f \ de Amiens, el 24 de marzo de 1905. Escaneado con CamScanner 420.000 leguas de viaje submarina 4 5 BEATRIZ ACTIS Beatriz Actis (Sunchales, provincia de Santa Fe, 1961) es egresada de la carrera de Letras de la Universidad Nacional del Litoral y vive en Rosario. Public literatura para nifios y j6venes: Para ale- grar al cartero (cuentos), Historias de fantasmas, bichos y aventureros (cuentos, Destacado de ALIJA 2004), Criaturas de los mundos perdidos (novela), Alrededor de las fogatas (novela, Premio La Movi- da de Editorial Colihue), entre otros libros; literatu- ra para adultos: Lisboa (cuentos, Premio Municipal de Rosario), Los poetas nocturnos (novela, Premio Fondo Nacional de las Artes), Los afios fugi- \_ tivos (novela), Sin cuerpo no habra crimen (poesia), entre otros; y también libros de Educacién. 6 ft Jules Verne a 4 & Capitulo 1 <0 Un mislerio surgido del mar trafio acontecimiento en altamar. La noticia llegé hasta tierra firme, a las ciudades mas pobladas de los continentes. “Algo” desconocido hacia su aparicién en medio del océano y alteraba, con violencia, la navegacion de los barcos... Las suposiciones sobre qué era lo que realmente su- cedifa eran muy diversas: Unos decian que una rara variedad de ballena gigante asolaba el mar. ¢ Otros, que un monstruo fosforescente atacaba las embarcaciones y convertia en naufragos a SUS tripulantes. ¢ Algunos, que un islote flotante marchaba a la deriva provocando accidentes. e Los menos, que era una alucinacién, una fantasia o —incluso— un simple invento de los marineros. En las poblaciones de los puertos crecian las dudas y las habladurias. Casi todos temian. Y nadie, a través de los tiempos, pudo olvidar aquel fendmeno inexplicable. 7 ranscurria el afio 1866 cuando se produjo un ex- KKK Escaneado con CamScanner as sociedades cientificas debatian entre si para aclarar la cuestion de la manera més razonable, con las argumentaciones mas creibles. Los incrédulos se divertian: se escribieron cancio- nes y se representaron obras de teatro a partir de este misterio. La curiosidad, el miedo y el desconcierto crecian dia a diay noche a noche. Fue entonces cuando se decidié que una expedi- cién integrada por especialistas partiera a recorrer los mares. La expedicion intentaria averiguar qué era aquello que habia alterado la vida de los navegantes y también de la gente que vivia en la costa. Y como se podia poner fin a la amenaza. * Escaneado con CamScanner 8 A Jules Verne Ae # * o& Capitulo 2c0 Por qué estaba yo alli. Pues bien: me llamo Pierre Aronnax y soy profesor del Museo de Historia Natural de Paris. En aquellos dias me encontraba en América debido a que habia participado de una exploracién cientifica en Nebraska. Culminado mi trabajo, estaba en Nueva York junto con mi fiel ayudante Conseil. Nos preparabamos para partir pronto de regreso a Europa cuando los rumores de aquella historia fabulo- sa llegaron hasta nosotros. Como me dedico a la biologia, de inmediato pensé que la bestia desconocida podria ser un tipo de mami- fero acuatico llamado narval, que, en ese caso, debia de tener un tamafio descomunal. Al narval se lo conoce también como “ballena uni- cornio”, porque posee un larguisimo y pesado colmillo retorcido que lo vuelve muy peculiar. Ya habfan pasado varios meses desde la primera aparicion de la bestia; nos encontrabamos en los ini- cios de 1867. Pero las versiones impactantes sobre el fendémeno segulan vigentes. Uno de los hechos recientes que se contaban sobre el misterioso atacante de los mares era que en el Paci- fico Sur habfa embestido a un gran barco, el Scotia. S € preguntaran quién esta contando esta historia. Escaneado con CamScanner Escaneado con CamScanner De ese choque salié malherido el barco, y no la bestia: ial Scotia se le hizo un boquete de dos metros en el casco! Esto reafirmaba mi teoria: con su poderoso cuerno, un narval gigantesco habia averiado la embarcacién en medio del océano distante. Ademas, como seguramente era una especie que vi- via amuchisimos metros de profundidad, su esqueleto eta capaz de soportar la presién del agua. Por eso era tan duro y funcionaba como una sdlida barrera contra la que chocaban los barcos. La prensa, que seguia el caso con avidez, me hizo reportajes, consultandome como especialista. En Francia, yo habia publicado un libro titulado Los misterios del fondo submarino y eso parecia haberme convertido en una autoridad en la materia. Mis palabras tuvieron mucha repercusion. Sin em- bargo, no todos estaban de acuerdo. Otras voces del mundo cientifico crefan que no era un monstruo de fuerza colosal, sino un objeto siniestro de gran potencia. Este objeto —segtin tal teoria— emergia del océano y se interponia en el camino de las naves como un obs- taculo que no podia evitarse. Pero si esa posibilidad era cierta, estabamos frente a una creacién humana... 2Y quién tendrfa recursos su- ficientes como para disefiar y construir un artefacto submarino? cAcaso algtin gobierno? éCual de ellos? éY con qué secreta intencién? Nadie podia dar respuesta a esas preguntas. “ole Escaneado con CamScanner 270,000 leguas de viaje submarina 11 ja’ ce Capitulo 3 co El rey de los arponeros maritimo decidieron, como ya he dicho, organizar una expedicidn. Querian averiguar cual era el origen del misterio. Los guiaba —afirmaban— la intencidn de devolver la paz alos mares. Una fragata veloz, la Abraham Lincoln, al mando del comandante Farragut, seria la encargada de partir des- de el puerto de Nueva York para abrirse paso 4 través del océano Atlantico. Después se dirigiria hacia el Pacifico Norte, en donde una nave que hacia el recorrido San Francisco-Shanghai habia divisado a la bestia por ultima vez. Yo segu(a las noticias con atencién a través de los diarios. Ademas, escuchaba los comentarios que todo el mundo realizaba, no solo en los ambitos cientificos, sino también en las calles, que estaban alborotadas con el asunto. Grande fue mi sorpresa cuando, apenas tres horas antes de la partida de la fragata desde el muelle de Brooklyn, recibf una carta que decia lo siguiente: E | gobierno y las empresas dedicadas al comercio Escaneado con CamScanner 12 fe Jules Verne Senor Atonnax Profesor del Museo de Paris Filth Avenue Hotel. Nueva York, ‘Muy seror nuestro: Si desea unitse a la expedicion del Abtahare Lincoln, el gobiemo de (a Uniént vera con agiado que Flancia estuviese repesentada por usted en esta empresa El conmandante Farragut tiene un camarote a su disposicion. Lo saluda muy cordialmente. JB Hobson Secretario de Marina iMe invitaban a participar de la expedicion! Y, conmi- 0, a mi permanente compafiero Conseil. KK atripulacion del Abraham Lincoln, comandada por el capitan Farragut, estaba integrada, ademas, por un arponero canadiense con mucha experiencia en los mares. Era Ned Land, a quien llamaban “el rey del arpd6n”. Ya en la fragata, cuando conocf personalmente al capitan Farragut, comprend{ que, para él, el viaje era cuestion de vida o muerte. —__.:siiaita. = 3 1 Uni6n hace referencia a los Estados Unidos. Escaneado con CamScanner } ¥¢ 20.000 leguas de viaje submarino -¥ 13 * x ” Su Unica intencién era atrapar al monstruo y matarlo. El gran cafién que imponia su presencia en la proa del barco parecfa confirmar ese objetivo. También pasaba lo mismo con el prestigio de Ned Land, cuya sola existencia obligaba respeto y hacia pensar que se estaba frente al mejor cazador de grandes animales marinos del mundo. El arpén es un instrumento alargado con una punta de hierro en el extremo; el hierro tiene pulas vueltas ha- cia atras para que se claven en la presa. En Ned Land, el arpon era como otro brazo, fuerte e invencible. ax i Escaneado con CamScanner RS rt) oc» Capitulo 4.co iComienza la expedicidn! diez afios que Conseil me acompafiaba en mis re- corridos por el mundo. Tenia treinta afios, es decir, una década menos que yo; no era francés, sino flamenco. Estaba siempre a mi lado y era de gran ayuda. Su nombre, justamente, sig- nifica “consejo”... Apesar de que estaba acostumbrado a su compaiiia incondicional, antes de zarpar la fragata, en Nueva York, le habfa explicado lo peligrosa que seria la expedicién. Después de eso, le consulté si estaba de acuerdo con seguirme esta vez. Conseil, mi fiel servidor, no dudo un instante y acce- did a acompafiarme. E nla época en que vivimos esta aventura, hacia ya Solo dijo: —éCuadndo partimos, sefior? KK C : Escaneado con CamScanner pe the % 20.000 leguas de viaje submarino ¥¢ 15 Zarpamos sin inconvenientes. El Atlantico fue nuestra primera ruta: el viaje se habia iniciado con rapidez y confianza, sin sobresaltos. En aquellos primeros dias a bordo comenzo nuestra amistad con Ned Land. El canadiense era de pocas palabras. Sin embargo, a veces contaba algunas de sus aventuras en el Artico. Por ejemplo, como habia perseguido muchisimas ballenas, a las que les habia clavado su arpén implacable. En una ocasi6n, cuando yo defendia mi teoria del narval gigante que atacaba los barcos, Ned nego con la cabeza y dijo: —No lo creo, profesor. Tanto Conseil como yo lo miramos sorprendidos. El agrego: —Ni la mas poderosa de las ballenas tiene la fuerza necesaria para romper el casco de un barco. Me quedé pensando en su contun- dente afirmacién. Escaneado con CamScanner o Capitulo 5 co Del Atlintico al Pacifico as primeras semanas a bordo pasaron sin que i; se produjeran grandes acontecimientos, excepto que, en nuestra marcha hacia el sur, nos cr'uzamos con un barco ballenero que nos pidié ayuda. Ned arpone6 algunas ballenas. Su habilidad nos dejé en verdad asombrados. Finalmente, cumplimos la primera etapa del trayecto. Llegamos al estrecho de Magallanes, en el extremo austral del continente americano. Elcapitan decidié no adentrarse por los sinuosos pa- sajes de ese paso maritimo. Doblamos entonces por Cabo de Hornos. iY avistamos el Pacifico! KKK No habfamos visto nada extraho y tampoco habia- mos tenido noticias recientes sobre el monstruo. Las sensaciones de la tripulacién parecian estar entremezcladas. La gran mayorfa estaba ansiosa por atrapar a la bestia. Otros parecfan decepcionados por la forzosa tran- quilidad del viaje. : E nelbarco todos estabamos expectantes. Escaneado con CamScanner Escaneado con CamScanner 18 fF Jules Verne a ; Algunos se habfan dejado ganar, no solo por la des- ilusi6n, sino por la tension y hasta por el enojo. Y aunos pocos (muy pocos) los dominaba un miedo apenas disimulado. Nadie permanecia indiferente a bordo de la fragata. iHabian pasado tres largos meses desde nuestra partida! **KK | océano parecia vigilarnos; a veces hasta te- nia la sensacin de que se refa picaramente de nosotros. Tal vez, Farragut habia sentido lo mismo... Una mafiana limpida y radiante, el capitan nos pidié atencion: —Tomé una decisién —dijo. Y entonces explicd que habia puesto un plazo de tres dias para continuar adelante con la busqueda. —Si el monstruo no aparece, regresaremos. Todos hicimos silencio. Y comenzo la mas breve, la | mas tensa espera. i Mer Escaneado con CamScanner 20.000 leguas de viaje submarino -# 19 Bx AL. fin, el encuentro asados los tres dias de plazo que hab/a impuesto el capitan, durante una noche oscura, en cubierta se oyd, como un estruendo, la voz de Ned Land: —iAllf esta, frente a nosotros! Y, en medio de las sombras, vimos emerger al monstruo. A medida que avanzaba, dejaba una estela fosfores- cente como rastro. Todo él despedia un resplandor que encandilaba; parecia el brillo producido por alguin metal reluciente. Era una luminosidad misteriosa. El foco central del que emanaba nos enceguecia. Y, ademas, a su paso lanzaba potentes chorros de agua. Todos lo mirabamos como hipnotizados. Nos habia ganado el terror. El capitan confirmé mi idea: “No solo es un narval gigantesco, sino que es un narval eléctrico”, dijo con tono grave. El Abraham Lincoln redujo la velocidad y el monstruo, como si lo imitara, se dej6 mecer sobre las olas. Después se aproxim6 a la fragata y comenzo a girar en torno a ella... iSe movia a nuestro alrededor, rodedndonos, como si, ademas de una amenaza, su movimiento fuera una provocacién o una burla! Escaneado con CamScanner ee Ee ee 1 4 y a 4 ‘ f re > 3 a = 2 20,000 leguas de viaje submarina - 21 | ithe * RY El tiempo pasaba con lentitud y el monstruo no daba ninguna sefial de cansancio. El peligro del choque era inminente. Nuestra nave, en vez de perseguir a la bestia, intento huir de ella. No dormimos durante las horas nocturnas que dur6é aquel acoso. Antes del amanecer, Farragut dio la orden de dispa- rar el cafién. Sin embargo, nada sucedio: la bestia seguia imper- turbable, sin que notaramos ninguna consecuencia en ella de nuestro ataque. Entonces Ned Land actuo y lanz6 su arpon. Luego de eso, la luz del barco se apagé y nos sacudi- mos terriblemente. Todo fue oscuridad, al mismo tiempo que un ruido estrepitoso llegaba a nuestros oidos. Con el choque del arpén contra la dura piel de la bes- tia, la luz que emitia ceso. Y dos gigantescas cataratas cayeron sobre el puente de la fragata. El agua feroz arras6 con todo lo que encontré en su camino. Mis recuerdos del momento del choque y de lo que ocurrié inmediatamente después son confusos. Amimemoria solo viene la horrible sensaci6n de volar sobre la baranda de la fragata y caer en el mar oscuro. “aNer Escaneado con CamScanner 22 Ae Jules Verne ok cy Capitulo 7 co A la deriva nas a flote con desesperacién, vicémo una masa negra se alejaba y se perdia en el horizonte: iera nuestro barco! Me encontraba solo, helado y asustado. Estaba a punto de ahogarme o... a merced del monstruo. De repente, cuando me sentia casi perdido entre mis propios gritos de socorro, una mano me tomé con fir- meza y me sacé a flote. Escuché la voz salvadora de Conseil a mi lado: —iTdémese de mi hombro para nadar! Asi lo hice: mi fiel amigo me “remolcaba” con su pro- pio cuerpo y, de ese modo, ambos pudimos avanzar en- tre las olas. Cuando ya parecia que la fatiga nos iba a vencer, se oyeron los ecos de una voz. Pensé que podria estar aluci- nando. Sin embargo, me parecié reconocer a Ned Land. Al poco tiempo, nuestra marcha a través del agua se detuvo: itrepamos a un islote! Y allf estaba, efectiva- mente, el arponero... Los tres (Ned, Conseil y yo) habiamos caido al mar en el momento en que el monstruo choco contra la fragata. Conseil recobro el aliento y pudo explicar que, antes de caer, escucho decir a los tripulantes que los dientes de la bestia hab/an roto el timdn y la hélice. E n medio del océano, mientras me mantenia ape- Escaneado con CamScanner \ Pw Shy ¥¢ 20.000 leguas de viaje submarina -¥¢ 23 BH El barco, entonces, navegaba sin rumbo. Y no podria volver para rescatarnos. Contemplé la inmensa soledad del océano a nuestro alrededor. Pregunté en voz alta: —déEn donde estamos? Ned respondio: —Sobre “su” narval, profesor. KK Escaneado con CamScanner 24 ae Jules Verne Ae at ‘ iré hacia mis pies. El islote no era tal. No habia tierra ni arena ni vegetacion en el suelo que pi- sdbamos. Eran enormes y seguramente gruesas planchas de acero. Lo que habia creido una especie acuatica descomunal y monstruosa era en realidad una maquina de metal. —Aqui adentro debe de haber un mecanismo de na- vegacién —dije, sorprendido por mi propia conclusién— y tiene que llevar una tripulacién que lo maneje. Era un barco submarino con forma de pez, semisu- mergido, sobre cuyo lomo estabamos parados. —Si hay gente, tenemos posibilidad de salvarnos | —agrego Conseil. | —Quizés... —respondié Ned. Su voz expresaba mu- ! chas dudas. | En eso se escuché un chirrido: el ruido de cerrojos que eran corridos con fuerza. Se levanté una parte de lo que para nosotros era el suelo y aparecié un hombre que casi grit al vernos. Enseguida, un grupo de marinos con las cabezas cu- biertas por capuchas ascendié y nos roded en medio de un silencio amenazante. | pier Escaneado con CamScanner fe 20.000 leguas de viaje submarino ¥ 25 BE ce Capitulo 8 co Prisioneros stabamos paralizados por la sorpresa. Sin oponer resistencia, descendimos, a través de una escalera, hacia el interior de la nave. Tras el descenso, oimos que una puerta (seguramen- te la que conectaba el submarino con la superficie) se cerraba con estrépito. Los hombres enmascarados nos encerraron en una celda oscura con pequefias camas rusticas. Alli permanecimos durante un tiempo que no sé cal- cular, hablando con nerviosismo sobre la experiencia que estabamos viviendo. No sabiamos si la embarcacioén navegaba sumergida o si estabamos asomados a la superficie del mar. Nosotros, los tres prisioneros unidos en nuestra te- rrible peripecia, hacfamos conjeturas sobre qué nos podria suceder de allf en mas... De golpe, la luz se encendio y se abrio la puerta de la celda. Ingresaron dos hombres. Uno se destacaba: era alto, erguido y, a pesar de su mirada serena, su sola presencia indicaba autoridad. Pensé que ese debia de ser, sin dudas, el jefe. Hablaron brevemente entre si en una lengua extrafia. Por nuestra parte, intentamos explicar lo que nos ha- bia ocurrido, en nuestro idioma y en otros que conocia- mos, incluso en latin. Pero no hubo respuesta. Escaneado con CamScanner a 26 fe Jules Verne ie x et Nos miraban con una cortesia distante, como si no comprendieran. Se fueron. Al rato aparecié otro tripulante y nos trajo ropa seca, hecha de una tela desconocida. También sirvid la mesa para que comiéramos un ment (que resulté riquisimo) hecho con diversas va- riedades de pescado. Asombrados, contemplamos que la vajilla estaba de- corada con una N de color negro. Los cubiertos de plata que nos dieron también lIleva- ban grabada esa inicial. Estabamos hambrientos, asf que comimos con voracidad. Recién en ese momento, saciados y fisicamente mas repuestos, nos detuvimos a analizar la frase en latin que estaba grabada, en forma de semicirculo, sobre la N de la vajilla: Mobilis in mobili. Su significado era el siguiente: “Movible dentro de lo movible”. r 4 E Escaneado con CamScanner ; the % 20.000 leguas de viaje submarino ¥¢ 27 a Me recosté en mi camastro Pensando en esa afirma- cidn reveladora, que destacaba lo movil del submarino que surcaba el elemento también movil: las aguas de los océanos. Los tres nos dormimos profundamente. age Escaneado con CamScanner co Capitulo 9 co Preguntas sin respuestas las aguas del suefio, nos sentimos confusos y somnolientos. Descubrimos que habiamos perdido la nocién del tiempo... Era ya la mafiana siguiente? Otras pregun- tas nos acecharon: éDénde estabamos? éHacia donde nos dirigiamos...? Miactitud, como lade Conseil, era de desconcierto. Pero Ned Land se mostraba, ademas, muy inquieto y enojado. Temiamos que el oxigeno se acabara. Desconociamos los mecanismos que permitifan al submarino navegar y a sus tripulantes sobrevivir. Una posibilidad atroz nos Ilevé a un nuevo interrogan- te, hecho hacia nosotros mismos y, en conclusion, hacia nadie: éEstarfamos condenados a vivir eternamente en aquella habitacién? En medio de ese estado de dnimo, un camarero entrd trayéndonos comida y Ned, en un impulso violento, lo atacé. ; Conseil y yo intentamos separarlos, sin éxito. De pronto se abrié la puerta de la celda y se escuchd una voz pausada, pero gruesa y firme: —Les pido, caballeros, que se calmen. Y escichenme. Era el tripulante que nos habfa visitado antes y que, por su porte y actitud, me habia parecido el jefe. C uando despertamos, después de navegar por Escaneado con CamScanner 42 90.000 leguas de viaje submarina # 29 Ned se alejé del marino al que habia agredido. Tanto él como Conseil y yo nos dispusimos a escu- char con atencién. Me incliné en sefial de saludo. Quien hablaba continud: —No les contesté ni dialogué con ustedes en nues- tro primer encuentro, a pesar de que hablo muchos idiomas, porque querfa comprobar que la historia que contaban era cierta. Ahora lo he hecho. Permanecimos en silencio. Estabamos tensos y expectantes. iAl fin alguien nos iba a dar una respuesta! ay Vor Escaneado con CamScanner Speen ere co Capitulo 10 co Nemo, el capitan nud diciendo ante nosotros: —El mayor de los problemas que tienen, sefiores, es que se acercaron demasiado a mi, a mi mundo secreto. Hizo una pausa que me parecié dramatica y continud: —He roto, desde hace mucho tiempo, mis vinculos con la humanidad. Sus leyes ya no me alcanzan. Y ustedes, de alguin modo, han venido a perturbar esa eleccién. Luego concluy6, solemne: —No puedo permitir que abandonen mi nave, aun- que aqui adentro se moveran, la mayor parte del tiempo, con libertad. E | hombre que poseia todas las respuestas conti- ] Escaneado con CamScanner gan amen never Loree eereeereee eee en ae 4 he Fd Nos invadieron el miedo y el estupor. Pregunté: —dSeremos, entonces, sus prisioneros para siempre...? —He leido su libro, profesor —fue su inesperada ré- plica—. Dada su fascinacion por el mundo submarino, le puedo asegurar que esta expedicidn interminable lo maravillara. La cara de Ned mostraba como iba montando en cdle- ray la de Conseil, cémo no lograba salir de su asombro. En tanto, yo vivia una contradiccidn. La pérdida de la libertad y el inicio de una vida desco- nocida me provocaban desasosiego, pero a la vez era cierto que mi espiritu cientifico se sentia motivado. iDe algun modo extrafio, me sentia un afortunado! Tenia tantas dudas que disipar... Sin embargo, lo Unico que pude preguntarle a nues- tro captor fue cual era su nombre: —Soy, simplemente, el capitan Nemo —respondid—. Y ustedes estan a bordo del Nautilus. Escaneado con CamScanner 32 fe Jules Verne He 4% ce Capitulo 11 co Nautilus, la nave secreta eguimos a Nemo, quien nos guio por el Nautilus | para que pudiésemos conocerlo. Ned susurré entre dientes: “Un paseo por nuestra carcel”. | Apesar de esa verdad murmurada por mi compafie- ro, me sentia no solo interesado, sino en un estado de completa fascinacién. Vimos la biblioteca y el museo personal del capitan. Estaban repletos de libros y obras de arte, todos muy valiosos. Ante nuestros ojos, el submarino aparecfa como la réplica de una ciudad. En el salon de musica se destacaba la presencia de un Organo, ubicado en un lugar central. En un rincén, vitrinas relucientes mostraban joyas del fondo del mar: perlas, corales, piezas naturales de extrafias texturas y formas coloridas. La nave —nos inform6 nuestro anfitrién— asomaba a la superficie durante la noche y los marinos arrojaban sus redes al mar. Al amanecer las recogian repletas de varie- dades de peces, que iban directo al sector de la cocina. Seguimos recorriendo distintas habitaciones y llega- mos a la sala de maquinas, que ocupaba la parte final del submarino y era aireada con frecuencia debido a las emanaciones de sodio que de allf provenfan. Escaneado con CamScanner #e 90,000 leguas de viaje submarino # 32 4 tt. vi et Fue entonces cuando el capitan Nemo explicé lo siguiente: —En el Nautilus todo funciona gracias a la electricidad. Y aclar6é que provenia del mar. La energia se acurnu- laba en baterias de mercurio y de sodio. Este Ultimo componente, que no era otra cosa que sal, podia ser hallado en el océano en abundancia. El motor de la nave era propulsado, entonces, por la electricidad producida por esas baterfas. Agrego: —El submarino en su totalidad fue construido por mi, en el mayor de los secretos. Yo mismo lo disefié. Sus piezas fueron encargadas a astilleros de diversas partes del mundo para no despertar sospechas. Des- pués fueron ensambladas por la tripulacion en una isla desierta. Aquellas palabras resonarian en mis ofdos durante mucho tiempo: équién era el poderoso y excéntrico ca- pitan Nemo? éQué razones lo habian empujado a llevar esa vida oculta y misteriosa? wiler Escaneado con CamScanner 34. Jules Verne ie #t ‘ co Capitulo 12 co La gran pecera mos unos dias —aunque, en aquellas condicio- nes, para nosotros era dificil medir el tiempo con exactitud— encerrados en nuestra celda-camarote. Solamente vefamos a diario al camarero que nos traia la comida, que consistia siempre en pescado y frutos de mar. En una oportunidad, le ped{ papel y lapiz porque que- ria escribir mis impresiones a modo de diario. No sabia si el tripulante accederia a mi pedido (ima- giné que lo consultarfa con el capitan); sin embargo, reaparecié con lo solicitado al cabo de unas horas. Conseil se fijé en la pluma: era una barba de ballena, lo cual fue corroborado por Ned, un verdadero espe- cialista en el tema. El papel (igual que la tela de nuestras ropas) estaba confeccionado a partir de los tejidos que recubren a ciertos moluscos. Todo en la nave parecia pro- venir del mar. Asi pude comenzar a lle- var un registro del viaje, a modo de bitacora. Un dia recibimos una invi- tacion que nos desconcerté. T ras el primer recorrido por el Nautilus, estuvi- Escaneado con CamScanner | A t A 690.000 legquas de ‘viaje submarina % 25 La esquela decia lo siguiente: — altima El capitdn Nemo los invita a usted y a sus wpareros a participar de una partida de caza. 4 Serd maanana por |a manana en los bosques de KK se mismo dia —que resultd estar lleno de sorpresas—. nos acompafiaron hacia una sala enorme. De pronto, las paredes se corrieron y pudimos ver, a través de un vidrio grueso, el increible paisaje submarino. Eramos como una gran pecera, pero al revés: el agua, los peces, las plantas acuaticas estaban alla fuera, y nosotros contemplabamos aquellas maravillas desde adentro, a través del cristal. Escaneado con CamScanner ri 36 Y Jules Verne A o Capitulo 13 eo Rodeados de peligros rfamos en una isla (Ned pens6, incluso, que podia ser una oportunidad para fugarnos), muy pronto entendimos que la caceria a la que nos habia invitado Nemo iba a ser submarina. Salimos del Nautilus con trajes de goma, escafandras y tubos de oxigeno que cubrfan nuestro cuerpo y, pro- tegidos por ellos, nadamos bajo el agua. El bosque submarino estaba formado por vegetacion acuatica muy alta, que crecfa de modo abigarrado y se parecia a un conjunto de arboles uno junto a otro. Divisamos de pronto una nutria marina. Con velocidad, Nemo apunté su arma hacia el animal. Pero no pude ver si habia acertado o no porque de inmediato el mismo Nemo se acercé bruscamente y me empujo. Vi entonces a mi alrededor a un grupo de tiburones feroces. En los inicios de nuestra aventura, Conseil me hab{a salvado la vida al caer al agua, y en esta oportunidad lo habia hecho el capitan. S ien principio habiamos creido que desembarca- Escaneado con CamScanner Escaneado con CamScanner 38 Jules Verne HE #% : Nos quedamos inméviles esperando que las bestias no nos advirtieran. Felizmente, eso fue lo que sucedié, y siguieron de largo. Al menos por el momento, habiamos escapado de] peligro. **K sa no iba a ser la Unica vez que los tiburones me llenarfan de pavor. Tras la experiencia frustrada de caza submarina, estuvimos recluidos en el interior del Nautilus. Pero a través de su pared transparente, pudimos ver un espectaculo horroroso: un barco recientemente hundido. Las consecuencias del naufragio estaban a la vista. Los cuerpos de los ahogados flotaban y enormes ti- burones nadaban al acecho. Estabamos navegando a través de unas islas del océano Pacifico. La zona cercana al Mar de Coral, proxima a la costa australiana, era muy peligrosa. Unas semanas después, nos adentramos en el estre- cho de Torres, en donde también se divisaban restos de embarcaciones que habian naufragado. De pronto, un estruendo nos aturdid. Conseil comprendié de inmediato lo que sucedia: —iEI Nautilus chocé contra un arrecife! —dijo. Nos quedamos inméviles como uno de los barcos rotos que espidbamos a nuestro paso. se 7 Escaneado con CamScanner $e 70.000 leguas de viaje submarina # 29 ‘ Fx the El capitan nos tranquiliz6 —La marea subird en unos dias y nos ernpujara hacia la superficie KK ensamos que el tiempo detenido, con el Nautilus sin moverse, nos iba a enloquecer, en especial a Ned. El arponero se mostraba furioso por el encierro al que estabamos sometidos. Nemo (dandose cuenta, tal vez, de esa situacion) nos hizo una propuesta sorpresiva: cazar no ya en un bos- que acuatico, sino en una isla de verdad. Era el amanecer cuando nos asomamos a la superficie. Nos dirigimos hacia la playa en un bote. Estabamos armados con hachas y algunas armas de fuego. El capitan nos habia advertido que el lugar estaba po- blado por nativos papuias que podian atacarnos. Seguramente por ese motivo nos dejo abandonar por unas horas nuestra prisidn; sabia que, si el ataque se producia, nos veriamos obligados a regresar a ella. Sin embargo, eso entusiasm6 a Ned atin mas, quien veia la oportunidad de escapar en toda ocasion. Tenia espiritu aventurero, ansiaba la libertad y no te- mia al peligro. Escaneado con CamScanner 40 4% Jules Verne HE j * a o Capilulo 14 co En lierra firme aisla era frondosa. L El sol comenzaba a iluminarla. Estabamos ansiosos por conocerla y entusiasma- dos por pisar el suelo y sentir en el aire el olor de la tierra, de la vegetacion... (Y Ned, en particular, deseaba cazar alguna presa para cambiar su dieta y dejar de comer pescado por un tiempo), Recorrimos caminitos entre altos arboles de los que colgaban lianas y helechos; recogimos cocos cuya agua bebimos. Al principio, el arponero apenas pudo cazar unas aves escudlidas. Conseil lo ayudé atrapando algunas palomas. Esto decepcioné a Ned, pero siguid adelante con su propésito. Finalmente, su formidable instinto de cazador lo guio hacia una gran presa: un jabali. Estabamos aséndolo en la playa —la caza habia sido exitosa gracias a la pericia de Ned y a la colaboracién de Conseil— cuando una lluvia de flechas y piedras lle- g6 hasta nosotros. iNos atacaban los nativos! Corrimos hacia el bote... El arponero no queria soltar la carne que habla conseguido y se movia con dificul- tad porque la llevaba a cuestas. Conseil y yo gritabamos, asustados: ee ~~ Escaneado con CamScanner : Escaneado con CamScanner as —iMas rapido, Ned! El bote avanzaba por el agua —remabamos con una energia desconocida— en direccidn al Nautilus. Los papUas se metieron en el mar, persiguiéndonos, Otros se quedaron en la playa y nos observaban des- de lejos. Empezamos a oir gritos; giramos nuestras cabezas y vimos como realizaban sus danzas rituales. Seguiamos remando con desesperacién. Contempla- bamos muy cerca de nosotros el lugar de la salvacién, pero las flechas todavia nos rozaban peligrosamente. Los nativos nos seguian: algunos, a nado y otros, en canoas. Llegamos al Nautilus y, atropellandonos, entramos Por la abertura superior. Escaneado con CamScanner an ye SS 1 4 fhe ee ee \ er % emo nos esperaba en el salon de musica. Dos tri- pulantes nos habian escoltado hasta alli. A medida que nos acercabamos al lugar, una me- lodia casi celestial llegaba con mas nitidez a nuestros ofdos y nos llenaba de ensofiacién. Entramos y vimos al capitan sentado frente al orga- no. Parecia ajeno a todo. Ante él, narramos con detalle nuestra aventura reciente. En un momento del relato, Ned Ilam6 “salvajes” a los papuas. El capitan Nemo lo interrumpio y le pregunto con voz reflexiva y profunda: —éLlama usted “salvajes” a los nativos de estas islas? No son “salvajes” acaso todos los hombres...? # ee Escaneado con CamScanner | 44 Ah Jules Verne He o Capilulo 15 co Una tumba submarina Nautilus con sus canoas. Ned, Conseil y yo temimos que lo abordaran. Parecian un ejército que nos cercaba, dispuesto a atacarnos con fiereza, sin piedad. Pero Nemo no se mostraba preocupado. Pasadas unas horas, entendimos por qué el capitan se sentia tan seguro. Primero espiamos lo que sucedia afuera a través de la escotilla y, después, cuando eso result6 demasiado arriesgado, a través del salon vidriado. Cada vez que un nativo intentaba acercarse ala nave, salia inmediatamente despedido. Comprend/ entonces que quien quisiera acceder al Nautilus sin autorizaci6n recibfa una descarga eléctrica que lo repelia. Los invasores huyeron, llenos de espanto. L os papuas, reunidos en gran cantidad, rodearon el Escaneado con CamScanner 20.000 leguas de viaje submarino ¥ 45 E #H Escaneado con CamScanner 46 Jules Verne He #% 4 a marea subié y empujé al submarino, que as/ pudo abandonar su prisién de coral. Seguimos navegando por las profundidades. Habiamos creado una especie de rutina con la que comenzaba a sentirme cémodo. Conseil, como era ha- bitual, me acompaiiaba en mis habitos recientes. Pero no pasaba una jornada sin que Ned expresara con rabia contenida su deseo de huir. Una noche, Nemo se asom6 a nuestro camarote con cara de preocupacién. Dijo: —Por un tiempo, hasta que yo se los diga, no podran recorrer la nave. Van a permanecer en la habitacién. No tuvimos otra alternativa mas que aceptar, sin ha- cer preguntas. *KX Quiso saber si yo era médico. Le contesté que, efectivamente, esa era mi prime- ra especialidad, aunque después me habia dedicado a la biologfa marina. Me pidié que lo siguiera. Ned y Conseil se quedaron en el camarote. Junto con Nemo y otro tripulante que lo acompana- ba, entré a una habitacion muy alejada de la nuestra. Alli, recostado, agonizaba un hombre. Nemo me pidié que curara sus heridas. Su estado era de tal gravedad que tuve que decirle de inmediato la cruda verdad: D ias después, el capitan reaparecié ante nosotros. Escaneado con CamScanner _ aH —Este hombre morird pronto. ECémo fue herido de este modo? —No puedo decirselo. Solo debe saber que fue un accidente —respondi, y su cara expresaba angustia. Apenas un par de horas después, acompaiié al capi- tan y a algunos de sus subalternos a un breve viaje por el agua. Enfundados en nuestros trajes de buzo, participamos } de una triste ceremonia. Nos dirigimos hacia un sector profundo en donde | podian verse algunas cruces hechas de coral. | Alli fue depositado el pobre cuerpo que no habia sobrevivido a aquellas heridas misteriosas. Después nos alejamos del cementerio submarino y regresamos a la nave. | No volvi a ver a Nemo durante varios dias. Se hallaba sumido en un duelo silencioso. Respeté | su dolor. | Tras el funeral, las Unicas palabras que escuché de boca del capitan fueron las siguientes: —Alli reposan mis compafieros. Fuera del alcance de los hombres. { wile Escaneado con CamScanner Escaneado con CamScanner %¢ 20,000 leguas de viaje submarino ¥% 49 ae 4: ce Capitulo 16 ¢o El precio de las perlas Nemo nos propuso visitar un sitio especial en donde habia una gran cantidad de moluscos dentro de los que crecian perlas. Conseil preguntdé como surgian. Le expliqué: —Las perlas se forman dentro del cuerpo blando de las ostras, alrededor de particulas extrafas que, por algun motivo, ingresan en el cuerpo del animal. | Antes de la nueva expedicion, el capitan nos mostr6, en una de las vitrinas de la sala, una perla reluciente que guardaba entre sus tesoros. | Imaginé que su precio alcanzaria una cifra altisima, inaccesible para la mayoria de la gente. Al otro dia, volveriamos a ver perlas, pero en su es- | tado natural. N avegdbamos frente a las costas de Ceilan cuando *KXK Escaneado con CamScanner % legamos a la isla de Manaar en bote y desde sus Costas, vestidos como buzos, nos adentramos en el mar en busca del pequefio tesoro, /Protegida por una gruta, una ostra gigantesca escon- dia la perla mas grande y bella que hubiéramos con- templado jamas. Estdbamos observandola, embelesados, cuando vi- mos alo lejos a un nativo que nadaba enla profundidad en busca de perlas. El método de busqueda que empleaba era primitivo y, Por eso, peligroso. El buscador de ostras descendia con una piedra que sujetaba entre las piernas. La piedra estaba atada a una soga, cuyo extremo quedaba amarrado a un bote en la superficie del mar. El pescador llegaba al fondo, recogia las ostras y as- cendia. Tomaba aire, dejaba los moluscos en el bote y volvia a sumergirse. Hacia eso una y otra vez. En ese momento, vimos también la figura temible de un tiburdn, que se acercaba al pescador. Entonces, Nemo se abalanzo sobre el animal y, tras una breve lucha, le clavé su pufial en el vientre. Tras el impulso, el capitan cayo. El tiburén, atin herido, se abalanzé sobre él. Pero Ned Land, haciendo gala de su velocidad y pun- teria, le arrojé el arpdn que, finalmente, termino con la vida del animal (y con la amenaza que significaba para todos nosotros). Nemo se recuper6 y fue al encuentro del pescauch Loacompafié hastala superficie, como silo protegier Escaneado con CamScanner ary de futuros peligros y le entregé una bolsa con perlas que habfa recolectado en la primera etapa de nuestro descenso. XK OK | volver al Nautilus, Nemo dijo a Ned: A —Le agradezco por haberme salvado la vida. Ned hizo un gesto que interpreté como de fria cortesfa. Yo, ala vez, manifesté ante el capitan que me habfa conmovido su ayuda al pescador. Me miré con seriedad y dijo: —El verdadero precio de las perlas es la vida de esos hombres, que pertenecen a un pajfs oprimido. El mis- mo al que yo pertenezco y al que perteneceré hasta el ultimo de mis dias. as Escaneado con CamScanner 52 Aff Jules Verne He ' et o Capitulo 17 co Un paso oculto Rojo. En tanto, no podia dejar de pensar en la personali- dad de Nemo, en la extrafia decisi6n que habia tomado, en las claves ocultas tras sus palabras... Recientemente, el capitan habia dado pistas sobre su nacionalidad al referirse al pais del que era oriundo el cazador de perlas, en nuestro viaje por las costas cercanas a Asia. En conversaciones anteriores, también dio indicios sobre su profesi6n, al afirmar que é| mismo habia dise- fiado en secreto aquella nave, que cada dia me resulta- ba mas extraordinaria. Pero no solo eso. Su deseo de aislarse del mundo tenia, sin duda, un firme motivo. Por momentos parecia odiar a los hombres, descon- fiar de todos ellos, ignorarlos... Y, sin embargo, yo intufa que su coraz6n cobijaba una infinita compasién hacia los suyos (la tripulacién del Nautilus era su familia bajo el agua) y también hacia los seres mas débiles que habitaban sobre la tierra. E | Nautilus prosiguié su marcha a través del Mar **KK Escaneado con CamScanner

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