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BIBLIOTECA DELPENSAMIENTO SOCIALISTA CONTRIBUCION A LA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA KARL MARX Siglo veintiuno editores KARL| CONTRIBUCION MARX] A LA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA edicién, advertencia y notas a cargo de jorge tula traducci6n de jorge tula le6én mames pedro scaron miguel murmis josé aricé x siglo xxi editores, s.a. de c.v. CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, 04310, MEXICO, D.F. siglo xxi editores, s.a. ‘TUCUMAN 1621, 7N, C1050AAG, BUENOS AIRES, ARGENTINA siglo x x i de espafia editores, s. a. MENENDEZ PIDAL 3 BIS, 28036, MADRID, ESPANA portada de maria oscos primera edicién en espafiol, 1980 novena edicién en espafiol, 2008 © siglo xxi editores, s.a, de c.v. isbn 978- 968-23-0993-9 en coedicién con © siglo xxi de espana editores, s.a. titulo original: zur kritik der politischen okonomie derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico INDICE ADVERTENCIA DEL EDITOR i INTRODUCCION, Por MAURICE DOBB xr CONTRIBUCION A LA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA 1 PROLOGO 3 seccién primera EL CAPITAL EN GENERAL CAPITULO I. LA MERCANCIA 9 A. CONSIDERACIONES HISTORICAS ACERCA DEL ANALISIS DE LA MERCANC{A 36 CAPITULO II. EL DINERO O LA CIRCULACION SIMPLE 49 1. Medida de los valores 49 BR, TEOR{AS SOBRE LA UNIDAD DE MEDIDA DEL DINERO 62 11, Medio de circulacién 73 a] La metamorfosis de las mercancias 4 b] La circulacién del dinero 85 c] La moneda. El signo de valor 94 1m, El dinero m a] Atesoramiento 114 b] Medio de pago 127 c] Dinero universal 139 tv. Los metales preciosos 44 . TEOR{AS SOBRE EL MEDIO DE CIRCULACION Y SOBRE EL DINERO 149 APENDICES 1] FRAGMENTO DE LA VERSION PRIMITIVA DE LA CONTRIBUCION A LA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA 183 VALOR INVARIABLE DEL DINERO 185 E] dinero en cuanto dinero 185 Forma de la propiedad 187 {v] PROLOGO Consideraré el sistema de la economia burguesa en la siguiente secuencia: el capital, la propiedad de la tierra, el trabajo asala- riado; el estado, el comercio exterior, el mercado mundial. Bajo los tres primeros investigaré las condiciones econémicas de vida de las tres grandes clases en las que se divide la sociedad bur- guesa moderna; la relacién entre los otros tres rubros salta a la vista, La primera seccién del primer libro, que trata del ca- pital, consta de los siguientes capitulos: 1] la mercancia; 2] el dinero o la circulacién simple; 3] el capital en general. Los dos primeros capitulos constituyen el contenido del presente fascicu- lo. Todo el material se halla ante mi en la forma de monogra- fias, escritas en periodos muy distanciados entre si y destinadas a mi propia comprensién del asunto, pero no a su edicién, y cuya elaboracién coherente segin el plan indicado habra de depender de circunstancias externas.["! He suprimido una introduccién general {7! que habia esboza- do, puesto que, ante una reflexién mas profunda, me ha pare- cido que toda anticipacién de resultados que afm quedarian por demostrarse seria perturbadora, y el lector que esté dispues- to a seguirme tendrd que decidirse a remontarse desde lo par- ticular hacia lo general. Por ello, acaso sean oportunas aqui al- gunas indicaciones acerca de la marcha de mis propios estudios politico-econémicos. Mi carrera profesional ha sido la de jurisprudencia, aunque sdlo la he ejercido como disciplina subordinada, junto a la filo- sofia y a la historia, Durante los afios 1842-1843, en mi cardc- ter de director de la Neue Rheinische Zeitung,'*! me vi por vez primera en el compromiso de tener que opinar acerca de lo que han dado en Mamarse intereses materiales, Los debates de la Dieta renana acerca del robo de lefia y el parcelamiento de la propiedad de la tierra, la polémica oficial sobre la situacién de los campesinos del Mosela, iniciada por el sefior von Schaper, a la sazén gobernador de la provincia renana, con la Rheinische Zeitung, y por iltimo debates sobre el libre comercio y los aran- celes proteccionistas, me brindaron una primera ocasién para ocuparme de problemas econémicos. Por otra parte, en aquella [3] 4 CONTRIBUCION A LA CRITICA DE LA ECONOM{a POLITICA época, en la cual la buena voluntad de “seguir adelante” com- pensaba en gran parte los conocimientos técnicos, se habia tor- nado perceptible en la Rheinische Zeitung un eco, con un débil tinte de filosofia, del socialismo y el comunismo franceses, Yo me declaré contrario a esa chapuceria, pero al mismo tiempo, en una controversia con el Allgemeine Augsburger Zeitung,!*] confesaba lisa y llanamente que los estudios. que habia realiza- do hasta ese momento no me permitian arriesgar juicio alguno acerca del contenido de las corrientes francesas.!*] Por el contra- tio, aproveché avidamente la ilusién de los gerentes de la Rhei- nische Zeitung, quienes, mediante una posicién mas atenuada de ese periddico, creian poder hacer retrogradar la sentencia de muerte que se habia dictado en contra del mismo, para reti- rarme de la escena publica hacia mi gabinete de estudio. La primera tarea que emprendi con el objeto de resolver las dudas que me asediaban fue una revisién critica de la filosofia del derecho de Hegel,{*) un trabajo cuya introduccién aparecié en los Deutsch-Franzésische Jahrbiicher,""! editados en Paris en 1844, Mi investigacién desembocé en el resultado de que tanto las condiciones juridicas como las formas politicas no podian comprenderse por si mismas ni a partir de lo que ha dado en lamarse el desarrollo general del espiritu humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida, cuya totalidad agrupa Hegel, segin el procedimiento de los in- gleses y franceses del siglo xvi, bajo el nombre de “sociedad civil”, pero que era menester buscar la anatomia de la so- ciedad civil en la economia politica. Comencé en Paris la investigacién de esta ultima, prosiguiéndola en Bruselas, ha- cia donde habia emigrado como consecuencia de una orden de expulsién del sefior Guizot. El resultado general que obtuve y que, una vez obtenido, sirvié de hilo conductor de mis estudios, puede formularse brevemente de la siguiente manera. En la pro- duccién social de su existencia, los hombres establecen deter- minadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de produccién que corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus fuerzas productivas materiales. La tota- lidad de esas relaciones de produccién constituye la estructura econémica de la sociedad, la base real sobre Ja cual se alza un edificio [Uberbau] juridico y politico, y a la cual correspon- den determinadas formas de conciencia social. El modo de pro- duccién de la vida material determina [bedingen] el proceso PROLOGO 5 social, politico e intelectual de la vida en general.[*) No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, es su existencia social lo que determina su concien- cia.°] En un estudio determinado de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradiccién con las relaciones de produccién existentes 0 —lo cual sélo cons- tituye una expresién juridica de lo mismo— con las relaciones de produccién dentro de las cuales se habian estado moviendo hasta ese momento, Esas relaciones se transforman de formas de desarrollo de las fuerzas productivas en ataduras de las mismas. Se inicia entonces una época de revolucién social. Con la mo- dificacién del fundamento econémixo. todo ese edificio descomu- nal se trastoca con mayor o menor rapidez, Al considerar esta clase de trastocamientos, siempre es menester distinguir entre el trastocamiento material de las condiciones econémicas de pro- duccién, fielmente comprobables desde el punto de vista de las ciencias naturales, y las formas juridicas, politicas, religiosas, artisticas o filos6ficas, en suma, ideolégicas, dentro de las cua- les los hombres cobran conciencia de este conflicto y lo dirimen. Asi como no se juzga a un individuo de acuerdo a lo que éste cree ser, tampoco es posible juzgar una época semejante de re- volucién a partir de su propia conciencia, sino que, por el con- trario, se debe explicar esta conciencia a partir de las contra- dicciones de la vida material, a partir del conflicto existente en- tre fuerzas sociales productivas y relaciones de produccién. Una formacién social jamas perece hasta tanto no se hayan desarro- lado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta am- pliamente suficiente, y jamas ocupan su lugar relaciones de pro- duccién nuevas y superiores antes de que las condiciones de existencia de las mismas no hayan sido incubadas en el seno de la propia antigua sociedad. De ahi que la humanidad siem- pre se plantee sélo tareas que puede resolver, pues consideran- dolo m&s profundamente siempre hallaremos que la propia ta- rea sdlo. surge cuando las condiciones materiales para su reso- lucién ya existen 0, cuando menos, se hallan en proceso de devenir. A grandes rasgos puede calificarse a los modos de pro- duccién asiatico, antiguo, feudal y burgués moderno de épo- cas progresistas de la formacién econémica de la sociedad. Las relaciones de produccién burguesas son la dltima forma anta- génica del proceso social de la produccién, antagénica no en e] sentido del antagonismo individual, sino en el de un antago- 6 CONTRIBUCION A La CRITICA DE La ECONoMiA POLITICA nismo que surge de las condiciones sociales de vida de los in- dividuos, pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean, al mismo tiempo, las con- diciones materiales para resolver este antagonismo. Con esta for- macién social concluye, por consiguiente, la prehistoria de la sociedad humana.!°] Friedrich Engels, con quien he estado manteniendo un cons- tante intercambio epistolar de ideas desde la aparicién de su genial esbozo de una critica de las categorias econémicas (en los Deutsch-Franzésische Jahrbiicher), habia legado conmigo, por otra via (véase su Lage der arbeitenden Klasse in England {La situacién de la clase obrera en Inglaterra]), al mismo re- sultado,"] y cuando se establecié asimismo en Bruselas en la primavera de 1845, resolvimos elaborar conjuntamente la opo- sicién de nuestros puntos de vista contra el punto de vista ideo- légico de Ia filosofia alemana o, de hecho, ajustar cuentas con nuestra antigua conciencia filos6fica.4*] Este propésito se levé a cabo en forma de una critica a la filosoffa poshegeliana. El manuscrito, dos gruesos voliimenes in octavo, ya habia arribado desde mucho tiempo atrés al lugar donde debia ser editado, en Westfalia, cuando recibimos la noticia de que un cambio de condiciones no permitia su impresién, Dejamos librado el ma- nuserito a la roedora critica de los ratones, tanto mds de buen grado cuanto que habiamos alcanzado nuestro objetivo princi- pal: comprender nosotros mismos la cuestién. De los trabajos dispersos en los cuales presentamos por entonces, hacia uno u otro lado, nuestros puntos de vista al ptblico, sélo citaré el Manifest der Kommunistischen Partei [Manifiesto del partido comunista], redactado conjuntamente por Engels y por mf, y un Discours sur le libre échange [Discurso sobre el librecam- bio], publicado por mi parte. Los puntos decisivos de nuestro concepto fueron insinuados por vez primera en forma cientifi- ca, aunque de un modo sélo polémico, en mi trabajo Misére de la philosophie, etc. [Miseria de la filosofia], publicada en 1847 y dirigida contra Proudhon. Un ensayo sobre el trabajo asala- tiado, escrito en alemin —Die Lohnarbeit—, en el cual entre- teji mis conferencias pronunciadas sobre este tema en la Aso- ciacién Obrera Alemana de Bruselas,*! resulté interrumpido en su impresién por la revolucién de febrero y por el hecho de que, a consecuencia de la misma, fui violentamente alejado de Béalgica. PROLOGO 7 La edicién de la Neue Rheinische Zeitung!*] en 1848 y 1849, y los acontecimientos posteriores, interrumpieron mis estudios econémicos, que sélo pude reanudar en Londres, en 1850. El ingente material de historia de la economia politica que se ha- Ila acumulado en el British Museum, el punto de vista favorable que ofrece Londres para la observacién de la sociedad burgue- sa, y por iltimo la nueva etapa evolutiva en la cual parecié entrar esta tiltima con el descubrimiento del oro californiano y australiano, me decidieron a reiniciarlo todo desde un comien- zo, y a abrirme paso criticamente a través del nuevo material. Estos estudios me condujeron, en parte por si solos, hacia dis- ciplinas totalmente distantes en apariencia, dentro de las cuales he debido demorarme por mayor o menor tiempo. Pero sobre todo, el tiempo que se hallaba a mi disposicién quedé reducido en virtud de la imperiosa necesidad de una actividad lucrativa. Mi colaboracién, que ya lleva ocho afios, con el primer perié- dico anglo-americano, el New York Tribune") torné necesaria una extraordinaria fragmentacién de los estudios, puesto que sélo por excepcién me ocupo de correspondencia periodistica propiamente dicha, Sin embargo, articulos relativos a notables acontecimientos econdmicos en Inglaterra y en el continente constituian una parte tan significativa de mis contribuciones, que me vi forzado a familiarizarme con detalles practicos situa- dos fuera del 4mbito de la ciencia de la economia politica pro- piamente dicha. Este esbozo acerca de la marcha de mis estudios en el terre. no dela economia politica habré de demostrar solamente que mis puntog de vista, comoquiera se los pueda juzgar y por poco que coincidan con los prejuicios interesados de las clases domi- nantes, son el resultado de una investigacién escrupulosa y que ha levado largos afios. Sin embargo, al entrar en la ciencia, asi como en la entrada al Infierno, debe formularse esta exi- gencia: Qui si convien lasciare ogni sospetto Ogni vilta convien che qui sia morta. [‘‘Abandénese aqui todo recelo/Mate- se aqui cualquier vileza.” (Dante.) ] Londres, enero de 1859 KARL MARX 348 NOTAS DEL EDITOR y Uberbau. Este iiltimo ha sido traducido habitualmente como “superes- tructura”. {1 Recordar al respecto el siguiente fragmento de La ideologia ale- mana: “La moral, la religién, la metafisica y cualquier otra ideologia y las formas de conciencia que a ellas corresponden pierden, asf, la apa- riencia de su propia custantividad. No tiene su propia historia ni su pro- pio desarrollo, sino que los hombres que desarrollan su propia produccién material y su intercambio material cambian también, al cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la con- ciencia” (La ideologia alemana, México, Ediciones de Cultura Popular, 1974, pp. 26-27). 0] Esta teorfa seré expuesta en forma mis detallada en La ideologia alemana y en diversos lugares de la Miseria de la filosofia. Posteriormente, en abril de 1892, en el “Prélogo” a la edicién inglesa de Del socialismo utépico al socialismo cientifico, Engels bautizaré este “hilo conductor” como “materialismo histérico” (véase Karl Marx/Friedrich Engels, Obras escogidas en tres tomos, Mosci, Editorial Progreso, 1974, t. m, pp. 98ss.).. [21] Marx se refiere al trabajo de Engels, Umrisse zu einer Kritik der Nationalékonomie (1844) [Esbozo de critica de la economia politica, en Marx/Engels, Escritos econémicos varios, México, Grijalbo, 1962] y a Die lage der arbeitenden Classe in England (La situacién de la clase obrera en Inglaterra, Buenos Aires, Futuro, 1946]. 62] El manuscrito de La ideologia alemana fue publicado por primera vez de manera integral en 1927 en las MEGA, v, pp. 3-528 (véase la versién citada de Wenceslao Roces). [18] La Asociacién Obrera Alemana fue fundada por Marx y Engels en Bruselas, en agosto de 1847, con el fin de esclarecer politicamente a los obreros alemanes residentes en Bélgica y familiarizarlos con las ideas del comunismo cientffico. Bajo la direccién de Marx y Engels, asi como de sus compafieros de lucha, la asociacién se desarrollé para convertirse en un centro legal de los obreros revolucionarios alemanes. La Asociacién Obrera Alemana se hallaba en conexién directa con las asociaciones obre- ras flamencas y valonas, Los miembros progresistas de la Asociacién se incorporaron a la Comunidad de Bruselas de la Liga de los Comunistas, 4] Neue Rheinische Zeitung. Organ der Demokratie. Bajo la direc- cién de Marx, este diario se edité en Colonia desde el 1 de julio de 1848 hasta el 19 de mayo de 1849, Integraban Ia redaccién Friedrich Engels, ‘Wilhelm Wolff, Georg Weerth, Ferdinand Wolff, Ernst Dronke, Ferdinand Freiligrath y Heinrich Biirgere. En mayo de 1849, en oportunidad en que la contrarrevolucién pasé al ataque en forma generalizada, el gobierno prusiano, tras haberle denegado yaa Marx la ciudadanfa, impartié la orden de expulsarlo de Prusia. Este hecho, y las represalias contra los demés redactores del periédico, obli- garon a su direccién a suspender la publicacién. El numero 301 de la Neue Rheinische Zeitung, ultimo en ser publicado, aparecié impreso en rojo. a ee de despedida a los obreros de Colonia, sus direc- tores raban que “su ultima palabra seria, siempre y por doquier: *Emancipacién de la clase obrera!” dh NOTAS DEL EDITOR 349 8] New-York Daily Tribune. Periédico norteamericano que aparecié entre 1841 y 1924, Fue fundado por el conocido periodista y polftico nor- teamericano Horace Greeley, y hasta mediados de la década de 1850 fue el Grgano del ala izquierda de los whigs norteamericanos, convirtiéndose Iuego en érgano del Partido Republicano. Durante las décadas de 1840 y 1850, el: periddico asumié una postura progresista, y abogé en contra de la esclavitud, En él trabajaron varios importantes escritores y perio- distas norteamericanos; uno de sus directores fue, desde fines de la década de 1840, Charles Dana, quien se hallaba bajo Ja influencia de las ideas del socialiemo utépico. La colaboracién de Marx en ese periédico comenzé en agosto de 1851 y prosiguié hasta marzo de 1862; gran niimero de articu- los para el New-York Daily Tribune fueron escritos por Engels, a pedido de Marx. Los articulos de Marx y Engels tratan importantes problemas del movimiento obrero, de la politica interna y exterior y del desarrollo econémico de los paises europeos, cuestiones de la expansién colonial y del movimiento de liberacién nacional en los pafses oprimidos y depen- dientes, etcétera. La direccién del New-York Daily Tribune practicé, en muchos casos, modificaciones arbitrarias al texto de los artfculos; algunos fueron pu- blicados, sin firma de su autor, como editoriales del diario, A partir de mediados de 1855, el periédico publicé todos los artfculos de Marx y Engels sin firma. Estos abusos dieron a Marx reiterada ocasién de pro- testar. A partir del otofio de 1857, como consecuencia de la crisis eco- némica en los Estados Unidos, que influyé asimismo sobre la situacién financiera del periédico, Marx se vio obligado a restringir el nimero de articulos que escribia, Su colaboracién con este periédico cesé definitiva- mente a comicnzos de la guerra civil en los Estados Unidos, Un papel decisivo en la ruptura de relaciones entre Marx y el New-York Daily Tribune lo desempeiié el hecho de que la direccién de éste fue ocupada, en medida cada vez més intensa, por partidarios de un compromiso con los estados esclavistas, asi como el abandono de sus posiciones progre- sistas, 6] Con excepcién de la ultima frase, esta cita se encuentra también en El capital (México, Siglo XXI, 1975), t. 1/1, p. 104, n. 39. 17] Vergegenstandlichte Arbeit: este concepto aparece por primera vez en los manuscritos parisienses de 1844, particularmente en el contexto del andlisis del “trabajo enajenado”. Vinculado aquf al concepto de valor de cambio, su connotacién ética reaparecera claramente sélo a propésito del fetichismo de la mercancfa. 8] “Trabajo general abstracto”: medimos el camino recorrido desde el Anti-Proudhon, donde Marx no tenia atin a su disposicién este concep- to nuevo, cuyo fundamento ha sido cuestionado por ciertos criticos. (Véase, por ejemplo, Eugen von Bohm-Bawerk, Zum Abschluss des Marxschen Systems, Berlin, 1896. [La conclusién del sistema de Marx, en Hilferding/von Bohm-Bawerk/von Bortkiewicz, Economia burguesa y eco- nomia marxista, Cuadernos de Pasado y Presente nim. 49, México, 1978]; Rudolf Hilferding, Béhm-Bawerks Marx-Kritik, Viena, 1904 [La critica de Béhm-Bawerk a Marx, en Economia burguesa y economia marxista

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