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LA METAMORFOSIS DE LAS PLANTAS Una de las obras cientificas mas bellas de J.W, von Goethe. Pertenece a un grupo de escritos poco conocidos en el dmbito espafiol, pero que hoy despiertan un interés creciente en el mundo cientifico pues el especial enfoque del método de Goethe abre nuevas posibilidades para la investigacién de la naturaleza. La publicacién esté enriquecida por una intro- duccién y por las notas y comentarios de Rudolf Steiner. f _somtne_MIN JW. VON GOETHE LA METAMORFOSIS DE LAS PLANTAS | Johann Wolfgang von Goethe (nace sl 28 de agosto de 1749, en Franklur del Mein, Hesse, Alemania y musre el 22 de marzo de 1832, en Weimar, Turingia, Alernoni), Fue posta, novelist, dramaturgo y Gientfice y ayuds @ fundar el fomanticisno, movimiento ol aque influencié profundamente. En palabras de George Eliot, Golhe fue ‘el més grande hombre de letras alemén... yl timo verdadero hombre universal que caminé sobre la Tiere. Su obra, que aborco géneros como la novela, Ia possta livco, el drama ¢ inclu $0 controvertides _trotados cientficos, dajé una profunda huella en importantes escrito- z 2 res, compositores, pensadores et y oristos posteriores, siendo incalculable en ta filosofia ee Lasse clemana posterior y constants fuente de inspiracién para todo tipo de obras. Su opellide da nombre ol Goethe-Institut, organismo encorgado de difundir la cullura olemana en todo el mundo. 4 W. VON GOETHE LA METAMORFOSIS DE LAS PLANTAS Con notas e introduccién de Rudolf Steiner @ | ANTROPOSOFICA ‘Titulo original: DIE METAMORPHOSE DER PFLANZEN rit Anmerlangen und Einleicung von Rudolf Steiner Publicado por Rudolf Steiner Vertu Domach, Suiza ‘Von Goethe, Johann Wolfgang ‘La metarnonfsis de las plantas / Johann Wolfgang Yon Goethe, = iped. Villa Adelina: Antroposéftea, 2021 104 p.522% 15m. ISBN 978-987-682-198-8, cD 580.1 ‘Version castellana de los textos de Goethe: Martin Wertheimer de las introdacciones y comentarios de Rudolf Steiner: Miguel Lépez Manrest ‘Reservados tados tos derechos de impresién, incluidos los extractos, {otocopias y reproducciones clecrdnioas a favor de Eaitorial Antroposotice. Hecho el depésito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina en octubre del 2021 Ecditrial Antroposéfiea ‘Buenos Aires, Argeatina E-mail: info@editorilantroposofes.com ‘www etorialantroposofica.com INDICE - De la introduccién de Rudoif Steiner a los escritos cientificos de Goethe 2.- Bl origen de la Teoria de la Metamorfosis, (Rudolf Steiner) mw VI vol vill xu XML XV - XVL XVII XVI Introduccién Delos cotiledones Formacién de las hojas del tallo de nodio a nodio Transicién a la inflorescencia Formacién del caliz, Formacién de la corola Formacién de los estambres, ‘Nectarios Algo mas sobre los estambres Formacién del pistilo De los frutos De fas envolturas inmediatas de la semilla Vision retrospectiva y transicién De las yemas y su desarrollo Formacién de las infloresceneias ¢ infructescencias compuestas Rosa con crecimiento traspasado Clavel con crecimiento traspasado La teoria de la anticipacién de Linneo Recapitulacién 37 47 5d 54 37 - 64 68 +72 78 82 84 - 88 92 94 - 96 100 : i ' | i : : i | Non quidem me fugit nebulis fubinde hoc emersuris iter offundi, istae tamen dissipabuntur facile ubi pluriraum uti licebit experimentorum luce, natura enim sibi semper est similis licet nobis saepe ob necessatiarum defectum observa~ tionum a se dissen tire videatur. Linnaei, Prolepsis Plantarum Diss. I 1 Dela INTRODUCCION de Rudolf Steiner a los “Escritos cientificas de Goethe”. El 18 de agosto de 1787, Goethe escribié a Knebel desde Italia: “Después de haber visto plantas y peces en Napoles y en Sicilia, si yo fuera diez afios mis joven, me veria tentado a hacer un viaje a la India, no para descubrir nada nuevo, sino para contemplar lo descubierto tal como yo lo concibo”. En esas palabras se haila el punto de vista con el que hemos de ‘observar las obras cientificas de Goethe. Lo que busca no es descubrir nuevos hechos, sino abrir paso a un nuevo punto de vista para contemplar la naturaleza de una manera determina- da. Bs cierto que Goethe hizo una serie de descubrimientos puntuales, como el del hueso intermaxilar y a teoria de la indole vertebral del craneo en osteologia, la identidad de todos los érganos de la planta con la hoja caulinar en botinica, etc. Pero como alma que vivifica todos estos elementos nos encontramos ante una magnifica concepeién de Ia naturaleza que los sostiene a todos, En la Teoria de los Organismos nos cencontramos con un extraordinario descubrimiento que eclipsa todo el resto: el de la esencia del organismo mismo. Goethe expuso el principio por el que el organismo se muestra tal como es, las causas que provocan las manifestaciones de la vida y todo lo que habriamos de preguntarnos sobre el tema, Desde el comienzo ese es el objetivo de todos sus esfuerzos en las ciencias naturales orginicas. Si lo seguimos con conse- cuencia veremos que todos los detalles encajan por si mismos. Tenia que encontrarlos si no queria verse obstaculizado en sus ulteriores esfuerzos. La ciencia natural que, antes de él, no conocia la esencia de los fenémenos de la vida e investigaba los organismos segin la mera superposicién de partes, siguiendo sus rasgos exteriores, como suele hacerse también enlos objetos inorganicos, habia de suministrar con frecuencia explicaciones erréneas a los detalles e iluminarlos con una luz falsa. Ese error, evidentemente, no se advierte en las manifes- iaciones aisladas, S6lo Hegamos a descubrirlo cuando com- prendemos el organismo, puesto que, observadas de modo aislado, las particularizaciones, por si mismas no conllevan el principio de su explicacion. Sélo se las puede explicar por la naturaleza del conjunto global que les da esencia y significado Sélo cuando Goethe desveld precisamente la indole de esa globalidad, se le hicieron evidentes las explicaciones erroneas, que no podian conciliarse con su Teoria de los Seres Vivos, porque entraba en franca contradicoién con ella. Si queria seguir adelante en su camino, también habia de desechar los ‘mismos prejuicios. Uno de los casos fue el del hueso interma- xilar, Hechos que sélo tienen valor e interés cuando se posee quella teoria de la indole vertebral del creo eran desconoci- dos para aquelta antigua doctrina natural. Todos estos impedi- ‘mentos debian ser apartados del camino mediante experiencias particulares. Por eso, estas iiltimas nunca se nos aparecen en Goethe como propésito en si mismo, se han de hacer siempre para confirmar un gran pensamiento, aquel descubrimiento central. No hay que negar que los contemporaneos de Goethe, tarde o temprano llegaron a realizar las mismas observaciones y que hoy quizas también serian conocidas sin los esfuerzos de Goethe; pero tampoco puede negarse que su gran deseubri- miento, que abarca toda la naturaleza orgénica no ha sido expresado por nadic hasta hoy independientemente de Goethe de una manera tan soberbia, incluso nos sigue feltando hoy tuna valoracién minimamente satisfactoria del mismo, En el fondo da igual que Goethe haya descubierto un hecho por primera vez o que no haya hecho mas que redescubrirlo. Lo importante es que ese hecho comienza a cobrar su verdadero significado por el modo en que Goethe lo integra en su concepeién de fa naturaleza, Eso es lo que siempre se ha pasado por alto. Demasiadas veces se han puesto de relieve 6 estos hechos particulares y se quiso provocar con ello polémi- ca, Con frecuencia se recurre a la conviccién goetheana sobre lo consecuente que es la naturaleza, solo que no se tiene en cuenta que con ello sélo se esta mostrando alguna caracterist cca accesoria ¢ irrelevante de las concepeiones de Goethe y que, por ejemplo, lo importante en la ciencia orgénica es mostrar de qué indole es lo que posee esa capacidad de ser consecuente. Si en ese caso se menciona el ripo hay que decir entonces en qué consiste la esencia del tipo en el sentido goetheano Lo importante de la metamorfosis de las plantas no se halla, por ejemplo, en el descubrimiento del hecho tnico de que [a hoja, el céliz, Ia corola, etc., sean organos idénticos, sino en la soberbia estructura mental que de ahi resulta, estructura hecha de leyes que actiian interpenetrandose en un conjunto viviente y que determina, a partir de si misma, los componentes aislados y los diversos grados evolutivos. La magnitud de ese pensamiento que Goethe quiso también ampliar al mundo animal sélo se nos hace evidente cuando intentamos revivirlo en a propia mente, cuando emprendemos Ia tarea de reflexionar en él. Entonces se da uno cuenta de que ese pensamiento es la naturaleza misma de la planta traducida en la idea que vive tanto en nuestra mente como en el objeto; uno también constata que se esta representando en si mismo un organismo vivificado hasta en las partes més pequefias, y ‘no como un objeto muerto y cerrado, sino como algo que est en constante inguietud, evolucién y devenir, Al intentar exponer con mayor detalle lo antedicho en lo que sigue, se nos revelaré al mismo tiempo la verdadera relacién que tiene la concepeién natural de Goethe con la de nuestra época, en particular con la teoria de la evolucién en su forma moderna, | : | i | = | i i | nt BL ORIGEN DE LA TEORIA DE LA METAMORFOSIS Si se sigue de cerca la historia de cémo surgieron las ideas de Goethe sobre la formacién de los organismos, con facilidad podemos llegar a dudar sobre la participacién que tuvo en ella la juventud del poeta, es decir, el periodo anterior a su entrada en Weimar. Ei propio Goethe pens muy poco en sus conoci- mientos de ciencia natural en ese época: “De lo que realmente quiere decir naturaleza exterior tuve muy poca idea y carecia del mas minimo conocimiento de sus Tamados tres reinos”. Basiindome en esas declaraciones se suele pensar que empez6 sus reflexiones cientificas a partir de su legada a Weimar. Y atin asi parece necesario retroceder ain mas si no se quiere dejar en la penumbra el espiritu de todas sus concepciones. El poder vivificador que dirigié sus estudios enaquelta direcci6n, ‘como ya veremos mis tarde, se manifiesta ya en la juventud més temprana, ‘Cuando Goethe Meg6 a la universidad de Leipzig, atin dominaba en ella el espirit propio de una gran parte del siglo XVII, que dividia toda Ta ciencia en dos extremos y no se sentia ninguna necesidad de reunirlos, Por un lado, se hallaba la filosofia de Christian Wolff (1679-1754) que se movia plenamente en Io abstracto; por el otro, las diversas ramas particulares de la ciencia que se habian perdido en la descrip- cién externa de infinitos detalles y a las que les faltaba ta aspiracién de buscar un principio superior en el mundo de sus respectivos objetos, Aquella filosofia no podia encontrar el camino que la sacara de la esfera de sus conceptos generales y la llevara al reino de la realidad inmediata, de la existencia individual. Las cosas més evidentes se trataban en ella con todo lujo de detalles, se sentia que Ja cosa era un algo sin contradiceién en si misma, que habian sustancias finitas ¢ infinitas, ete, Pero si uno se acercaba a las cosas mismas con esas generalizaciones, para comprender e6mo actian y viv las cosas, uno acababa alli en medio totalmente desorientado, No se podia aplicar ninguno de aquellos conceptos al mundo en que vivimos y que queremos comprender. Se describian de una manera aislada las cosas que nos circundan, sin un principio global orientador, siguiendo puramente la apariencia visible, sus caracteristicas y rasgos exteriores, Se encontraban frente a frente, sin posible mediacién ni fecundacién mutua, ‘una ciencia de los principios a la que le faltaba el contenido vivo, la profundizacién afectuosa en la realidad inmediata, y una ciencia sin principios a la que le faltaba el contenido ideico, La naturaleza sana de Goethe sintié rechazo ante ambas unilateralidades por igual’ y en contraposicién a ellas se fueron desarroliando en él representaciones que, més tarde, Je condujeron a aquella fecunda concepcién de la naturaleza, en la que la idea y la experiencia se vivifican mutuamente desde todos los lados y se convierten en un conjunto global. El concepto que aquellos extremos eran menos capaces de captar fue el primero que se desarrollé en Goethe: el concepto de vida. Sito observamos seginn su aparicién exterior, todo ser vivo nos muestra una serie de particularidades que se nos presentan como miembros u érganos. La descripeién de dichos Srganos segin su forma, tamafio, posiciéa mutua, puede convertirse en objeto de amplia exposicién a la que se entrega- ‘ba la segunda de las concepeiones que hemos descrito. Pero de ese modo se puede también deseribir toda composicién mecénica de los cuerpos inorgénicos. Se olvidaba totalmente que, en el caso del organismo, hay que tener en cuenta sobre todo el hecho de que en cacla érgano actita el conjunto. Cada manifestacién exterior, la situacién espacial de los miembros, también pueden observarse después de que se haya destruido la vida, porque todavia perdura cierto tiempo. Pero lo que tenemos en un organismo muerto en realidad ya no es ningin organismo, ha desaparecido aquel principio que penetra todas IW. Goethe: “Poesia y verdad”. Parte 2° Libro 6° eI las particularidades. 4 la observacién que destruye Ja vida para conocer la vida, Goethe lo opone desde muy pronto, la posibilided y la necesidad de algo superior. Vemos ya ese ‘hecho en una carta de su €poca de Estrasburgo, fechada el 14 de julio de 1770 (es decir, poco antes de cumplir los 21 ailos), en la que habla de una mariposa: “El pobre animal tiembla en la red, se despoja de sus mis ellos colores, y cuando, incdlume, queda atrapado, acaba quedindose rigido y sin vida. El cadaver no es todo el animal, le falta algo, una parte fundamental y en este caso, como en todos los dems, le falta una parte imprescindible: fa vida.. De Ja misma concepcidn salen las palabras del “Fausto” (Primera parte, Habitacion de estudio): Quien quiere conocer y deseribir lo vivo busca primero quitarle su espiritu; y se queda con las partes en la mano, ‘nas, jay! le falta el vinculo espiritual, Como muy bien podria suponerse por su forma de ser, Goethe no se limit a negar esa concepeién, sino que siempre intenté desarrollar la suya propia; y en las modificaciones que se producen en su pensar entre 1769 y 1775 reconocemos muy a menudo los gérmenes de sus posteriores trabajos. Ahi se va formando la idea de un ser gracias al cual cada parte vivifica la otra, en la que un principio impregna todas las partes. En el Fausto (Primera Parte, Noche) dice Goethe: *Cémo todo se entreteje en el conjunto, y el uno actia y vive en el otro”. Y ol Satyros (4° acto), dice: Igual como en la nada broté la cosa primordial, el poder de la luz resoné en la noche, penetré en las honduras de los seres haciendo germinar el torrente de los apetitos y los elementos se abrieron derramandose hambrientos unos en otros, 10 penetrindolo todo, peneirados det todo” Concibe a ese ser de tal modo que en el tiempo esté sometido a constantes transformaciones, pero de manera que en todas sus gradaciones de variacién sélo se revela un ser que se afirma dentro del cambio como su elemento permanente y estable. En el “Satyros” se nos vuelve a hablar de ese “algo primordial” “Arriba y abajo siguié rodando el algo total, tinico y eterno, iSiempre distinto, siempre estable?” “*Compérese con ello lo que Goethe eseribi introduccién 2 su Teoria de tas Metamorfosis: “Si observamos todas las formas, en particular, las organicas, descubrimos que, en ninguna parte aparece algo estable, en reposo @ cerrado en si mismo, mis bien todo parece hallarse en un movimiento constante”. Acese fluctuar le opone la Idea o, dicho de otro modo, “algo que en la experiencia se mantiene fijo s6lo un momento”, es decir, lo permanente. En la frase anterior del Satyros podemos reconocer con claridad que la base para sus pensamientos morfolégicos ya se habia plantado antes de que entrase en Weimar. Lo que hay que fijar es que la idea det ser vivo no hay que aplicarla a un solo organismo, sino que hemos de imaginarnos todo el universo como un ser vivo. Ahi seguramente hay que buscar el impulso inicial en sus trabajos alquimistas con Ja sefiorita von Klettenberg y en la lectura de Paracelso después de su regreso de Leipzig (1768/69). Lo que se intentaba era retener, mediante experimentos, aquel principio que penetra todo el universe y hacerlo aparecer en una sustancia.? Pero esa forma de ver el mundo, rayana en lo mistico, no es més que un episodio pasajero en la evolucién de Goethe, y pronto deja paso a una forma de pensar mis sana y objetiva. La concep- cién del universo global como gran organismo, que ya vimos en 1807 como 2 Poesia y Verdad. Pane Libro 8° ut sugerida en los fragmentos extraidos del Fausto y el Satyros, sigue en pie hasta alrededor de 1780, como ya veremos mis adelante en el ensayo sobre “La Naturaleza” y vuelve a surgi en el Fausto, cuando el espiritu de la Tierra se describe como ese principio vital que penetra el organismo total “Bn los flujos de la vida, en la tempestad de los actos a borbotones asciendo y desciendo, de un lado para otro voy tejiendo! Nacimiento y sepultura, un océano eterno, un tejer cambiante, un vivir incandescente”. Mientras se desarrollaban esas concepciones conoretas en la mente de Goethe, y estando en Estrasburgo, le liegé un libro a las manos que pretendia expresar una concepeién del mundo precisamente opuesta a Ia suya. Se trataba del libro de Hol- bach “Systtme de la Nature”, $i hasta entonces sélo habia tenido que quejarse de que se describia lo vivo como si fuera tuna aglomeracién mecinica de cosas aisladas, en Holbach reconocid a un filésofo que consideraba 10 vivo como si realmente fuera un mero mecanismo. Lo que en un lado surgi como mera consecuencia de la incapacidad de reconocer la ‘vida en sus raices, Hevé a Holbach a un dogma que mataba la vida, En su “Poesia y Verdad” (3* parte, libro 11°) nos dice Goethe al respecto: “Toda materia debiera existir desde Ia eternidad y con ese movimiento, a derecha e izquierda y a todos lados, ya tendria que producir, sin més, los infinitos fendme- nos de Ia existencia, De todo esto estariamos incluso contentes si el autor nos bubiera mostrado realmente como se estructura el mundo ante nosotros partir de su materia en movimiento, Pero él apenas quiere saber 12 nada de la naturaleza, porque al ir afianzando algunos conceptos generales los deja enseguida para transformar fo que aparece superior a Ja naturaleza como naturaleza superior en ella misma, en una naturaleza material, pesada y, que aunque sea mévil, carece de direccisn y forma. Y con ello cree haber logrado mucho”. Abi Goethe slo podia encontrar “materia en movimiento” y, ‘opuestos a ello, se fueron aclarando cada vez mis sus propios conceptos sobre la naturaleza. En su ensayo sobre “La Natura- leza”, que escribié alrededor de 1780, los vemos reunidos. Como en ese ensayo aparecen todos los pensamientos de Goethe sobre Ja naturaleza que hasta entonees solo habiamos encontrado repartidos aqui y alli, eso fe da un particular valor. La idea de un ser sometido a un constante cambio y que atin asi permanece siempre idéntico, se nos aparece aqui: “Todo es nuevo y siempre lo antiguo”. “Ella (la naturaleza) se transfor- ‘ma eternamente y en ningiin momento hay en ella reposo”, pero “sus leyes son inmutables”. Mas tarde veremos que Goethe busca en la infinita cantidad de formas vegetales la protoplanta Ginica. También se insinétan ya esos pensamicntos enel citado ensayo: “Cada una de sus obras (las de Ja naturaleza) tiene un ser propio, cada una de sus manifestaciones posee el concepto aislado y afin asi todo se resuelve en el uno.” Incluso la posicién que mas tarde tomé frente a las excepeio~ nes de no verlas meramente como errores dle formacién, sino de aclararlas segiin leyes naturales, ya se expresa ahi con claridad: “También lo no-natural es naturaleza” y “sus excepciones son raras”, Vimos, pues, que Goethe ya se habia hecho una idea conereta de lo que es un organismo antes de entrar en Weimar. Porque aunque el mencionado ensayo “La Naturaleza” surgié mucho més tarde, ya contiene en gran parte Jas primeras concepciones de Goethe. Pero afin no habia aplicado ese concepto a una especie de objetos naturales niaseres aislados. 13 Para ello le hacia falta el mundo concreto de ios seres vivos en la realidad inmediata. El vislumbre que sobre la naturaleza habia penetrado la mente humana no era suficiente para estimular 2 Goethe, Las conversaciones boténicas con el consejero dulico Ludwig en Leipzig apenas tuvieron influen- cia, igual como las conversaciones de sobremesa con los amigos médicos en Estrasburgo. En cuanto a los estudios cientificos, el joven Goethe se nos aparece como el Fausto, privado de una fresca y espontinea concepci6n de la naturale- zay que, anhelando llegar a ella, se expresa diciendo: “j Ay! Si pudiera ascender a las montafiosas cumbres en tu amada luz (de ia luna), y flotar con espiritus en las cavernas de la montafia, yen tu crepiisculo tejer en las praderas”. Cuando, al entrar en Weimar, se alegra de cambiar “el aire de la habitacién y de la ciudad” por la atmésfera del campo, del bosque y el jardin” nos parece como si hubiera satisfecho ese anbelo. Como estimulo inmediato para el estudio de las plantas, nos enicontramos con la dedicaci6n del poeta. las plantas del jardin que le regala el duque Carlos Augusto. Goethe lo recibe el 21 de abril de 1776, y en los “diarios” publicados por Keil nos habla cémo, desde entonces, trabajar en el jardin fue la ocupacién preferida de Goethe. Otro campo para sus esfuerzos en este sentido se lo ofrecié el bosque de Turingia, donde tuvo oportunidad de conocer también los organismos inferiores en. sus fendmenos biol6gicos. Particularmente le interesaron los musgos y los liquenes. El 31 de octubre de 1777 le pide a la Sra. von Stein musgos de todas clases, en Io posible con las raices y humedad suficiente para que puedan volver a reprodu- cirse, Es de mucho interés descubrir que Goethe ya se ocupara ahi de fos organismos inferiores, y mds tarde lo hizo de las leyes de la organizacién vegetal de las plantas superiores. No 14 meneionamos esta circunstancia, como suelen hacer muchos, para menospreciar el valor de los setes menos evolucionados, sino con un propésito muy consciente. Desde entonces ef poeta ya no abandona el reino de las plantas, Ya muy pronto parece haber acometido la lectura de los escritos de Linneo. Descubrimos que los conoce ya en las cartas a la Sra, von Stein en el afio 1782. Los esfuerzos de Linneo iban encaminados a lograr una claridad sistemética en el conocimiento de las plantas, Habia que encontrar una determinada secuencia en la que se encuen- tra cada organismo en un punto determinado, de modo que fuera siempre ficil situarlo, es decir, que se llegara a tener un medio de orientarse en la ilimitada multitud de particularida- des, Conese fin habia que investigar los seres vivos segiin sus grados de afinidad y clasificarlos en grupos de acuerdo con dicho parentesco, Y como se trataba sobre todo de reconocer cada planta y averiguar facilmente su lugar dentro del sistema, habia que fijarse especialmente en los rasgos que diferencian unas plantas de otras. Para hacer imposible la confusién entre una planta y otra se investigaron preferentemente los rasgos difecenciales. Y conese fin Linneo y sus diseipulos considera- ron caracteristicos los rasgos exteriores de tamafio, niimero y posicién de los érganos particulares. De esa manera las plantas quedaban ordenadas en una secuencia, pero de la misma ‘manera a como podria haberse ordenado una serie de cuerpos inorgénicos: segiin caracteristicas tomadas de la apariencia exterior de la planta y no de su naturaleza interna. Aparecian asi enuna yuxtaposicién exterior sin conexi6n interna necesa- ria. Esa forma de observar las cosas no podia bastarle a Goethe, que poscia un importante concepto de cual es la naturaleza de todo ser vivo. En Linneo no se investigaba la esencia de la planta, y por eso Goethe debia preguntarse: {En qué consiste ese “algo” que hace que un determinado ser de la naturaleza sea una planta? Y ademas habia de admitir también que ese algo ha de presentarse igualmente en todas las plantas. 15, acacia aaa carmen caer enna nRamnmeENNl Pues al mistno tiempo existia la interminable diferenciacion de los especimenes, que necesitaba ser aclarada. ;Y c6mo es que ese aspecto tinico se manifiesta en formas tan miiltiples? Esas eran las preguntas que iba haciéndose Goethe cuando lefa los escritos de Linneo, porque también dice de si mismo: “Lo que Linneo intentaba mantener forzadamente diferenciado, mi ser mAs intimo necesitaba unirlo” Més o menos en esa misma época en que empieza a conocer a Linneo coinciden los estudios botiinicos de Rouseeau. EL 16 de junio de 1782 escribe Goethe a Carlos Augusto: “En las obras de Rousseau se encuentran las més bellas cartas sobre botinica en Jas que explica esa ciencia a una dama de la manera mas comprensible y agraciada. Es un verdadero ‘modelo de cémo hay que enseiiar las cosas y es un suplemento a su Emil, De ahi aprovecho la ocasién de recomendarle de ‘nuevo a mis bellas amigas el hermoso reino de las flores”. Los estudios de Rousseau en boténica debieron causar una honda impresion en Goethe. La puesta en relieve deuna nomenclatu- ra procedente de la esencia de tas plantas y, adecuads a ella, la originalidad de la observacién, Ia contemplacién de la planta por si misma, al margen de cualquier principio de utilidad, todos estos factores tal como aparecen en Rousseau, estaban perfectamente de acuerdo con la orientacién de Goethe. Los dos, ademis, tenian en comiin que habian llegado al estudio de la planta no por una aspiracién cientifica en especial, sino por motivos humanos generales, El mismo interés los ligaba al mismo objeto. Las siguientes observaciones del mundo vegetal serealizan en el afio 1784, Wilhelm Freiherr von Gleichen publicé entonces dos escritos cuyo objeto cran las mismas investiga ciones que interesaban vivamente a Goethe: “Lo més moderno en el reino de las plantas” (Nuremberg, 1764) y “Descubri- mientos microsedpicos en las plantas” (Nuremberg, 1777-81). Ambos eseritos trataban de los procesos de fertilizacion en la planta. El polen, los estambres y el pistilo se investigaban con 16 minuciosidad y se mostraban en tablas detalladas los procesos quelli tenfan lugar. Goethe volvi6 a hacer esos experimentos. El 12 de enero de 1785 le escribe a la Sra. von Stein: “Tengo: preparado mi microscopio para comprobar y controlar, cuando entre la primavera, los experimentos de Gleichen”. En esa primavera estudié también la naturaleza de la semilla como nos lo muestra una carta del 2 de abril de 1785 escrita a Knebel: “He reflexionado a fondo sobre el tema de la semilla hasta alli donde Hlegan mis experiencias”. En ninguna de esas investigaciones busca Goethe lo particular. El objetivo de sus esfuerzos es descubrir la esencia de la planta. Sobre ello le habla a Merck, el 8 de abril de 1785, diciéndole que habia “hecho hermosos descubrimientos y combinaciones”. El término combinaciones nos muestra también que se trata de esbozarse mentalmente una imagen de los procesos que tienen lugar en el mundo vegetal. El estudio de Ia botinica se aproximé velozmente hacia un determinado objetivo. Hemos de considerar que en el aiio 1784 Goethe descubrié el hueso intermaxilar, del que luego hablaremos con més detalle, y con ello dio un importante paso en el acercamiento al secreto del ‘cOmo se comporta la naturaleza en la formacién de los seres orginicos. Por otra parte hemos de pensar que la primera parte de la obra de Herder “Ideas sobre la Filosofia de la Historia” fue concluida en 1784 y que en aquella época Goethe y Herder mantenian frecuentes conversaciones sobre objetos de la naturaleza. Charlotte von Stein escribe a Knebel el 1 de mayo de 1784: “EL nuevo escrito de Herder hizo plausible que nosotros hubigramos sido antes plantas y animales... Goethe estd muy reflexivo dandole vueltas a estas cosas y todo lo que pasa por su capacidad de representacién se convierte en algo sumamente interesante”. Vernos ahi cual era el tipo de interés que tenia entonces Goethe por las grandes cuestiones de la ciencia. Por consiguiente ha de sernos totalmente evidente esa reflexi6n sobre la naturaleza de las plantas y las combinacio- nes que él realiza en la primavera de 1785. A mediados de 17 emanate cama cacma aca cerca arent eeimnrunnasNnaEaNEameeenmontE Abril de ese aio viaja expresamente a Belvedere para intentar solucionar sus dudas y preguntas, y el 15 de mayo le comunica a la Sra von Stein: “No puedo expresarte lo suficiente cuén legible se me hace el libro de la naturaleza, mi prolongado deletrear empieza ahora a obrar en mi y mi pacifica alegria es inexpresable”. Poco antes quiere escribir un pequefio ensayo boténico para Knebel y ver si logra gandrselo para esa ciencia. La botiinica le atrae tanto que su viaje a Karlsbad, que emprende el 20 de junio de 1785 para pasar alli el verano, se convierte en un viaje de estudio boténico. Knebel le acompa- fia, Cerca de Jena se encuentran con un joven de 17 afios, Dietrich, cuyo tambor de hojalata mostraba que estaba de regreso de una excursién de botiinica. Sobre ese interesante viaje averiguamos més detalles por la “historia de mi estudio boténico” de Goethe y por algunas comunicaciones de Cohn, en Breslau que pudo exiraerlas de un manuscrito de Dietrich, En Karsibad los temas sobre botdinica con frecuencia ofrecen una agradable conversacién. De regreso a casa, Goethe se dedica con energia al estudio de la botinica. Y teniendo a mano la “Filosofia” de Linneo se dedica a observar hongos, musgos, liquenes y algas, como podemos comprobar por una carta enviada a la Sra.von Stein, Sélo ahora, cuando ya él mismo ha pensado y observado mucho, empieza a serle aitil Linneo, pues en él encuentra claves para muchos detalles que Je ayudan a avanzar en sus combinaciones. E19 de noviembre de 1785 le escribe a Ia Sra, von Stein: “Sigo leyendo aLinneo, no tengo otto libro conmigo, el mejor modo de leer un libro a conciencia es tener que practicarlo mucho, porque no suclo terminar los libros faeilmente. Este no esté escrito para leer, sino para recapitular y me ha ofrecido los mejores servicios, porque yo mismo ya habja pensado sobre la mayoria de los puntos que expone”. Durante esos estudios se le hizo cada vez, mis claro que siempre se trata de una forma fundamental que ‘se manifiesta en la interminable variedad de los diversos individuos vegetales, y esa forma también se le hizo cada vez 18 ads visible, y mis adelante reconocié que en esa forma bésica subyace la facultad de infinitas variaciones, por ia que la ‘muttiplicidad es generada por la unidad. B19 de julio de 1786 escribe a la Sra. von Stein: “Es un apercibirse de la forma con Ja que ia naturaleza parece estar siempre jugando y en ese juego va generando la vida miltiple y variada.” Ahora de to ‘que se trata sobre todo es de hacerse una imagen plastica y mis detallada de lo que permanece y continua, de aquella forma primigenia con la que la naturaleza parece jugar. Para ello hacia falta hallar una oportunidad de separar lo verdadera- mente constante y duradero en la forma de la planta de lo variable ¢ inconstante. Para realizar observaciones de este tipo Goethe habia investigado aim otra regién, Tenia que observar una y la misma planta sometida a condiciones ¢ influencias variadas. Pues s6lo asi lo mudable se hace evidente nuestros ojos. En las plantas de diversas especies se nos hace menos facil de observar. Todo eso aporté el feliz viaje a Talia que emprendié el 3 de septiembre partiendo de Karlsbad. Ya en la flora de los Alpes hizo varias observaciones. Allino sélo cencontré plantas nuevas que no habia visto antes, sino muchas que él ya conocia, pero modificadas. “Si en las zonas bajas las amas y los tallos eran mas fuertes y masivos, las yemas se hallaban mis cerca entre si y las hojas eran anchas, en las alfuras montafiosas ramas y tallos eran mas delicados, las ‘yemias se separaban mis generndose mas espacio entre nodio y nodio y las hojas tenian forma mis lanceolada, Noto esto en un sauce y en una genciana y me convenzo de que no son especies distintas. También en el lago Walchen descubro juncos mas largos y delgados que en las tierras bajas”. Observaciones semejantes se repiten una y otra vez. En Venecia, ya cerca del mar, descubre diversas plantas que le ‘muestran propiedades que s6lo podia conferirles la antigua sal del terreno arenoso, y atin mis el aire salado, Alli se encontré una planta que se le presentaba como nuestra “inocente ufia de caballo (Tussilago farfara)”, pero que abi estaba equipada con 19 agudas armas y la hoja parecta de cuero, lo mismo que los pericarpios y {os tallos, todo era masivo y graso. Alli vio Goethe todas las caracteristicas exteriores de la planta, todo en ella era visiblemente inconstante y mudable, Y de ahi deduce que la esencia de la planta no se halla en esas propiedades, sino que hay que buscarla mucho més profundamente. De observaciones parecidas a las de Goethe partié también Darwin cuando resalt6 sus dudas sobre la constancia de las formas exteriores de las especies y fos tipos. Pero los resulta- dos que extrajeron ambos son totalmente distintos. Mientras que Darwin de hecho considera que la esencia del organismo se agota en esas caracteristicas y de ta mutabilidad extrae la conclusién de que no hay nada constante en la vida de las, plantas, Goethe penetra més hondo y concluye que si esas propiedades no son constantes, lo constante hay que buscarlo en otro dmbito que subyace en los elementos mutables exteriores, Y buscar eso iltimo se convierte en el objetivo de Goethe, mientras que los esfuerzos de Darwin pretenden investigar y explicar las causas de esas modificaciones en 10 particular. Ambas formas de abordar las cosas son necesarias y se complementan mutuamente. Nos equivocamos si creemos encontrar la grandeza de Goethe en la ciencia de lo vivo en el hecho de considerarlo como el mero predecesor de Darwin. Su forma de examinar las cosas es mucho mis amplia, pues barca dos aspectos: = El Tipo, es decir, el conjunto de leyes que se manifiestan en el organismo, lo propiamente animal en el animal, la vida que se va conformando a partir de si misma, que tiene la fuerza y la capacidad de desarrollarse en variadas formaciones exteriores (especies, clases) a través de las posibilidades subyacentes en ella. 2.- La interacci6n del organismo y la naturaleza inorginica , y de los organismos entre si (adaptacién y lucha por la ‘existencia). Darwin solamente desarrollé el segundo aspecto de la ciencia orgénica. Por eso no puede decirse que la teoria 20 de Darwin sea la elaboracién de las ideas bisicas de Goethe, sino que sélo lo es de una parte de ellas. Solamente presta atencién a los hechos que leven a que el mundo de Ios seres vvivos se desarrollen de una determinada manera, ¢ ignora ese “algo” sobre el que actiian determinantes esos hechos. Si solamente se sigue uno de estos dos aspecios no se puede generar una plena teoria de los organismos, para llegar a ella, en realidad habria de seguir esenciaimente en el espiritu de Goethe, habria que completarla y profundizarla con el otto aspecto de su teoria, Una sencilla comparacién puede eviden- ciarnos ese hecho, Tomemos un trozo de piomo, fundémoslo aplicdndole calor y derrarémoslo entonces en agua fria. El plomo ha pasado por dos etapas sucesivas de su estado; la primera la provocé fa alta temperatura, la segunda la baja. El cémo se generan ambos estadios no depende sélo de la naturaleza del calor, sino en fo més esencial depende de la naturaleza del plomo, Si sometigramos otro cuerpo a los ‘mismos procedimientos se producirian estados muy distintos. ‘También los organismos se dejan influenciar por los elementos del entoro, estimulados por éstos, adoptan diversos estados y lo hacen de acuerdo con su propia naturaleza, con su propia esencialidad que los convierte en organismos. Y esa esenciali- dad la encontramos en las ideas de Goethe. Quien logre entender esa esencialidad, sera capaz de comprender por qué los organismos responden (reaccionan) precisamente de esta otra manera a determinados estimulos. Y ser capaz de hacerse representaciones correctas sobre la versatilidad de las formas de manifestacién de los organismos y de las leyes respectivas de adaptacién y lucha por la existencia, (No hace falta decir aqui que con esto no es que haya que poner en duda la moderna teoria de la descendencia o que haya que restringir sus afirmaciones; al contrario, lo antedicho sera precisamente Jo que permitiré generar una base segura). La idea de la Protoplanta o Planta Primigenia se va configurando cada vez con mayor determinacién y precision 21 cent la mente de Goethe. En el jardin boténico de Padua (Italia Viajes. 27 de septiembre de 1786) donde se pasea rodeado de una vegetacién nueva para él, escribe: “aqui, en presencia de esta diversidad, nueva para mi, siento més viva la idea de que todas las formaciones de las plantas deben proceder de una sola”. El 17 de noviembre de 1786 le escribe a Knebel: “Mi poquito de botdnica esté empezando a darme sus alegrias precisamente on esta tierra donde existe una vegetacién mas risueiia e ininterrumpida. Ya he hecho algunas anotaciones mejores que apuntan a lo general, que en su sucesién también te serdn agradables”. El 19 de febrero de 1787 esoribe desde Roma: “estoy en camino de descubrir nuevas y hermosas relaciones. A saber, c6mo la Naturaleza, este prodigio que no se parece a nada, desarrolla de ta unidad toda esa diversidad”. F117 de abril escribe en Palermo las siguientes palabras sobre Ja protoplanta: “Una cosaasi tiene que existir, sino, ;de donde iba a reconocer que esta o aquella forma es una planta, si no estuvieran todas formadas siguiendo un modelo?” Tiene en mente el complejo de las leyes formativas que organiza la planta y que la convierte en lo que es, y que ante determinado objeto de fa naturaleza nos permite pensar: esto es una planta, yese complejo de leyes es la planta primordial, fa protoplanta. ‘Como tal, elia es de indole ideica, solo se la puede retener en el pensamiento; que luego adquiere forma conereta, tamaiio, color, nlimero de érganos. Esa forma externa no es algo fijo , sino que puede sufrir infinitas modificaciones, todas ellas siguiendo ese complejo de leyes formativas, emergiendo de él con necesidad. Si hemos captado esas leyes de formacién, ese arquetipo de Ia planta, hemos captado en la idea lo que en cierto modo la naturaleza toma como base en cada espécimen vegetal individual y desde lo cual ella lo deriva y lo hace surgir. Efectivamente, incluso se pueden inventar, de acuerdo con esa ley, formaciones vegetales que partiendo de la esencia de la planta resultarian con necesidad y que podrian Hegar a cexistirsi se dieran las necesarias condiciones para ello. Goethe 22 intonta generat en su mente Jo que naturaleza realiza en la formacién de sus seres. El 17 de mayo de 1787 escribe a Herder: “Por otra parte, he de confiarte que estoy a punto de descubrir el secreto de la generacién de las plantas y que es lo més sencillo que podria imaginarse, La planta primordial (protoplanta) seré la més extrafia criatura del mundo por la que la naturaleza misma habré de envidiarme. Con este modelo y con la clave que lo explica se pueden inventar plantas hasta él infinito, es decir, que aunque no existan, podrian perfectamen- te existir y que no son tan s6lo sombras o apariencias pict6ri- cas 0 poéticas, sino que contienen una verdad y una necesidad interiores. La misma ley se podria aplicar a todas las otras criaturas vivientes”. Surge aqui otra diferencia entre la concepeién goetheana y la de Darwin, sobre todo cuando uno constata cémo suele presentarse esta iitima, (Tenemos aqui menos en cuenta la evolucién de los investigadores naturales que se fundamentan en el terreno de Ia experiencia sensorial que los fundamentos teéricos, los principios que Darwin establecid. Y naturalmente sobre todo la escuela de Jena con Haockel a la cabeza; en este espiritu de primer rango, la doctrina de Darwin, con toda su unilateralidad, encontré su consecuente despliegue.) Segiin esa doctrina las influencias exteriores actian sobre la naturaleza de un organismo como si fueran causas mecanicas y lo modifican en consecuencia. Pero segin Goethe las diferentes modificaciones son diversas manifestaciones del organismo primordial que posee en si mismo la facultad de adoptar miiltiples formas y que en cada caso conereto adopta aquella que esté mis acorde con las condiciones del mundo cirundante exterior. Esas condiciones exteriores son el mero estimulo para que las fuerzas formati- vvas interiores se manifiesten de una manera particular. Sélo estas tiltimas son el principio constitutivo, el elemento creador en la planta. De ahi que el 6 de septiembre de 1787 Goethe también la denomine un &v Koi mév (el uno y el todo) del mundo de las plantas. 23 Si ahora nos dedicamos a la misma protoplanta se puede decir lo siguiente al respecto. Lo vivo es un conjunto cerrado en si mismo que establece sus estados a partir de si mismo. Tanto en la distribucién espacial de sus miembros como en la secuencia temporal de los estados de todo ser vivo existe una correlacién que no parece determinada por las propiedades sensorialmente perceptibles de sus miembros, ni por la determinacién mecénico-causal de lo anterior sobre lo poste- rior; sino que parece dominada por un principio superior que se halla por encima de los miembros y estados. Esta previsto en la naturaleza del conjunto que un determinado estado aparezca como el primero y que otro emerja como el ditimo; y la secuencia de los estados intermedios se halla también determinada on la idea det conjunto; el antes depende del después y viceversa; en pocas palabras, en el organismo vivo existe evolucién de lo uno a partir de lo otro, una transicién de estados que se interpenetran mutuamente, no existe una existencia acabada de lo individual, sino un constante devenir. En la planta esa determinacién de cada miembro individual aparece en funci6n del conjunto en la medida en que todos los ‘Srganos estén configurados siguiendo la misma forma funda- mental. EI 17 de mayo de 1787 le escribe a Herder estas ideas con las siguientes palabras: “Me ha venido a la mente que en el 6rgano de la planta que habitualmente solemos Hamar hoja s¢ halla oculto el verdadero Proteo que puede esconderse y ‘manifestarse en todas las formas (del vegetal). Hacia delante yhacia atrés, Ia planta nunca deja de ser hoja, tan inseparable- mente unida con el futuro germen que no se puede pensar lo uno sin Io otro”. Mientras que en el animal, ese principio superior que domina todos los pormenores individuales se nos presenta de una manera muy conereta como aquello que mueve los Organos, y los utiliza de acuerdo con sus necesida- des, ete. la planta todavia echa de menos un principio de vida real; en ella éste s6lo se revela en la manera indeterminada en que todos los drganos se hallan construidos siguiendo el 24 mismo arquetipo de formscién, que cada parte contione la planta entera en potencia y que bajo circunstancias favorables toda ella puede volver a surgir de esa parte, Ese hecho se le hizo especialmente claro a Goethe cuando, estando en Roma, el consejero Reiffenstein estaba dando un paseo can él, y aqui y alla arrancaba alguna rama y afirmaba que si se la volvia a plantar en tierra volveria a crecer y acabaria resurgiendo una planta entera, La planta, pues, es un ser que, en intervalos temporales sucesivos, desarrolla determinados érganos que estén constraidos siguiendo una y la misma idea, tanto en sus relaciones reeiprocas como en su relacién con el conjunto. Cada pianta es un conjunto arménico de plantas. (En diversos pasajes ya tendremos acasién de exponer en qué sentido esas partes se relacionan con el conjunto. Si quisiéramos tomar prestado un concepto de la ciencia actual para esa interaccién de las partes vivas con su conjunto, serfa algo semejante al concepto de tronco en zoologia. Es una especie de colonia de seres vivos, un individuo que a su vez consiste en individuos independientes, como un individuo de orden superior.) Cuando eso se le hizo claro a Goethe, el paso signiente consistia en realizar observaciones concretas que le permitic- ran exponer sobre todo los diversos estadios de desarrollo que {a planta establece desde si misma. Para eso también ya habia sucedido lo necesario. Vimos que ya en la primavera de 1785 Goethe examing semillas, Y desde Italia te comunica Herder el 17 de mayo de 1787, que habia encontrado claramente y sin lugar a dudas el punto donde esta inserto el germen. Con ello se habia proporeionado el primer estadio de Ia vida de la planta, Pero pronto también se le mostré con la suficiente claridad la unidad de construccién de todas las hojas pues, entre otros ejemplos, Goethe encontré, sobre todo enel hinojo, la diferencia entre las hojas inferiores y las superiores, y que, a pesar de ello, no dejan de ser el mismo érgano. El 25 de marzo de le pide a Herder que haga saber que su doctrine de los cotitedones estaba ya tan sublimada que le era dificil ir 25 mucho més allé, Le faltaba dar un simple paso para contem- plar los pétalos, los estambres y el pistilo como hojas meta- imorfoseadas, A ello podian conducir las investigaciones del bbotinico inglés Hill, por entonces muy conocidas, cuyo objeto de estudio se centraba en las transformaciones de unos ‘érganos florales en otros. "Al penetrar en Ta existencia real, las fuerzas que organizan el ser de la planta, adoptan toda una serie de formas espaciales diversas, Se trata, pues, del concepto vivo que vincula esas formas en diversas direceiones. Si observamos la doctrina de la metamorfosis de Goethe tal como se nos presenta en 1790, encontramos en ella que en Goethe ya esté presente ese concepto de a alternancia entre expansién y coniraccién, En la semilla, la formacion de la planta esté concentrada al maximo. Con las hojas se produce el primer despliegue, la primera expansién de las fuerzas formativas. Lo que en la semilla se halla contraido en un punto, se separa y extiende en las hojas. Enel céliz Is fuerzas vuelven a concentrarse en un punto axial; la corola es produei~ da por la siguiente expansién; los estambres y el pistilo surgen, gracias a la siguiente contraccién; el fruto es producto de la tercera y tiltima expansién, después del cual toda la fuerza de Ja vida de la planta (el principio enteléquico) vuelve a ocultar- se en un estado de maxima contraccién en la semilla, Mientras que podemos seguir todos los pormenores de la idea de la metamorfosis hasta su final aplicacién en cl ensayo aparecido en 1790, no le fue tan bien con el concepto de expansién y contraccién, Pero no nos equivocaremos al suponer que esa idea, por otro Indo tan profundamente arraigacia en la mente de Goethe, ya empez6 a entretejerse en Italia en el concepto de la formacin vegetal. Como el contenido de esa idea consiste simplemente en el mayor omenordespliegue espacial determi- nado por las fuerzas formativas, y por tanto subyace en lo que se presenta directamente al ojo cuando contemplamos la planta, emerge Iuego con facilidad cuando se emprende la 26 labor de dibujar la planta de acuerdo con las leyes de forma- cidn natural. Ahora bien, Goethe encontré en Roma una especie de arbusto de claveles que le mostré la metamorfosis con especial claridad, Sobre ello escribe: “Al no tener conmi- go ningin medio de conservar esa prodigiosa forma, me propuse dibujarla con la maxima precisi6n, y al hacerlo me acerqué cada vez mas a la intuicién del concepto fundamental de metamorfosis”. Esos dibujos tal vez se han hecho muchas voces y eso podia llevar entonces al concepto que él menciona, En septiembre de 1787, en su segunda estancia en Roma, Ie explica el asunto a su amigo Moritz; y, al hacerlo, descubre cua vivo y clara es el tema en una exposicién asi. Siempre se ha escrito fo lejos que llegaron. De este pasaje y de otras manifestaciones de Goethe parece probable que el poner por escrito la doctrina de la metamorfosis ya se realizé en Italia, aunque fuera de forma aforistica. Y sigue diciendo: “De ese modo, al hacerle la exposicién a Moritz, pude exponer algunos de mis pensamientos sobre el papel”. No hay duda alguna de que a finales de 1787 y a principios de 1790 se escribié el ‘trabajo en la forma como Io tenemos actualmente. Ya es mas dificil decir en qué medida este ultimo escrito estaba en mera forma de redaccién y que és lo que vino después. Un libro anunciado para la siguiente misa de pascua, que podria haber contenido mas 0 menos las mismas ideas, le indujo a exponer sus ideas y a promover su publicacién. El 20 de noviembre le escribe al duque que se sentia estimulado a escribir sus ideas sobre botinica, El 18 de diciembre le envia ya el escrito al botinico Batsch en Jena para que lo revise; el 20 é1 mismo se traslada a Jena para hablar personalmente con Batsch; el 22 le dice a Knebel que Batsch habia acogido bien el asunto. Regresa a casa, trabaja sobre el escrito una vez mas, lo vuelve a mandar a Batsch que se lo devuelve el 19 de enero de 1790, Las vivencias que tuvo Goethe frente al manuserito y a la edicién impresa nos las ha explicado con sumo detalle. 27 INTRODUCCION gh Todo el que observe el cre~ cimiento de las plantas por poco que lo haga, se dara cuenta fécilmente de que determinadas partes exte- riores de la misma a veces se modifican y se transfor- man total o parcialmenteen Ja forma de las partes mis inmediatas. §2. Asi, por ejemplo, la flor simple se convierte en compuesta cuando, en lu- gar de los estambres y de Jas anteras, se desarrollan pétalos que en su forma y drt on Se Maomerts eo as cOlOTigualan por completo Santas’ Las fases dela foraciin han a los demés pétalos, o bien sido separadas. En ells vemos, de todavia presentan indicios Abajo arb cz oa, esMOe oe ee igen, pis, Modiicado por Kemer § 3. Si ahora observamos que, de esta manera, a la planta se le da la posibilidad de dar un paso atrés ¢ invertir el orden del crecimiento, tanto més nos llamard la atencién el proceso regular de la naturaleza, y reconoceremos de este modo las 28 leyes de Ia transformacién por las cuales, Ia planta produce ‘una parte con ayuda de otra, mostrando asi las mAs variadas formas por modificaciéa de un solo érgano. Con frecuencia se ha considerado la idea goetheana de la metamorfosis de las plantas como un descubrimiento provoca- do por una intuicién correcta y no por principios cientificas. Para apoyar esa afirmacién se suele decir que la fundamenta- ccidn de esa idea en Goethe se basa en fendmenos de naturale- za subordinada, en la observacién de malformaciones. Pero precisamente ese tipo de fundamentacién de Goethe descansa en un principio profiundo, ¥ Negamos a éste cuando reunimos el pasaje de sus Anales (del afto 1790), donde dice que: “la naturaleza no guarda ningtin misterio que no llegue a mostrar claramenteen algtin punto ante el ofo del observador atento”, jy aguel otro en que dice: “cuando las leyes de formactén de {a planta que interactiian arménicamente y que regularmente Ja van construyendo se obstruyen en su interaccién mutua, cada elemento individual que tiende a sus propios fines acaba ejerciendo su derecho particular”. Alaparacérsenos laplanta como un conjunto, no se nos hacen conscientes las diversas fuerzas de formacién que generan ese conjunto: slo cuando una parte u otra logra imponerse, es decir, cuando se ha trastocado el curso regular y aparecen malformaciones, silo entonces reconocemos esas fuerzas concretas y a partir de ellas podemos reconstruir mentalmente la vida de la planta g4. El secreto parentesco de las diversas partes exteriores, como hhojas, céliz, corola y estambres, que se desarrollan sucesiva- mente y de algin modo surgiendo una de otra, hace tiempo que fue reconocido por los investigadores en general, ¢ incluso estudiado en lo particular, A la accién por la que un drgano se hos presenta en miiltiples modificaciones se le lamé La 29 I Metamorfosis de las Planias. Encontramos resonancias de la teorta de la metamorfosis en Teofrasto de Eresos (371-286 a.C). Véase Wigand, Critica ¢ historia de ta teoria de la metamorfosis de ta planta (1846), igualmente en Joachim Jung en su Isagoge phytoscopica (1678). Chr. Ludwig en su obra: Institutiones historico- physicae regni vegetabilis (1742) habla de una analogia entre nnodios, zarcillos, espinas, etc, ademas de una transformacion del pistilo en pétalos, de que en el capullo se encuentra ineluida toda la planta y de que ésta no es mas que un analogon de la semilla. La expresion metamorfosis en un sentido parecido al de Goethe la hallamos por primera vez en Linneo. § 5. Esta metamorfosis se nos presenta de tres modos: regular, irregular y casual. § 6. A lametamorfosis regular podemos llamarla también progre- ‘siva; porque ella es la que siempre se observa en su actividad ‘gradual desde las primeras hojas seminales (cotiledones) hasta Ja formacién final del fruto; transforméndose una forma en otra, como si estuviera subjendo por una escala espiritual, hacia aquella cumbre de la naturaleza que es Ia propagacién, bisexuada, Esta metamorfosis regular es la que he observado durante varios afios atentamente, y que trataré de explicar en el presente ensayo. Por eso, en la siguiente demostracién trataremos de contemplar tnicamente 1a planta anual que procede ininterrumpidamente desde la semilla hasta la fecundacién. 30 §7. Ala metamorfosis irregular podriamos denominarla también regresiva. Porque, si en el primer caso la naturaleza se apresura en alcanzar la gran finalidad, aqui va retrocediendo uno 0 varios peldafios. Igual como alli va formando las flores con un imparable instinto y un poderoso esfuerzo, equipindo- se para las obras de amor; aqui de algiin modo desfallece y deja a su criatura abandonada en un estado indeciso, flaccido, a menudo agradable a nuestra vista, pero interiormente sin fuerza ni efectos, Mediante las experiencias que tendremos la oportunidad de realizar en ia metamorfosis irregular, podre- sos revelar aquello que la melamorfosis normal nos oculta, y veremos claramente lo que en ésta solamente podemos deducir; de este modo podemos esperar aleanzar nuestro propésito con la maxima certidumbre, §8 En cambio, apartemos nuestra atenci6n de la tercera metamor- fosis, la metamorfosis casual, producida desde fuera, en especial por los insectos, ya que desvirtuaria nuestro proposi- to. Tal vez se presente una oportunidad en otro lugar para referirnos a esas deformaciones monstruosas, aunque reduci das a ciertos limites. Lametamorfosis casual no parece ser producida por leyes que subyacen en la esencia de la planta, sino por intervenciones exteriores. Y por eso, para la naturaleza, para el interior de Ja planta, carece de mayor significado. § 9. Me he atrevido a elaborar el presente ensayo sin referirme a grabados ilustratives, aunque en algunos aspectos puedan 31 parecer necesarios, Me reservo la libertad de presentarlos posterionmente, lo que podré hacerse con mayor comodidad pues sobra suficiente material para comentar y ampliar el actual ensayo provisional. Entonces ya no hard falta mantener tun paso tan mesurado como el de este escrito. En ese caso podré mencionar algunas afinidades y diversos pasajes seleccionados de autores que piensan del mismo modo. No dejaré de hacer uso de recuerdos de maestros contempordineos que ennoblecen esta noble ciencia. A ellos tes dedico las presentes paginas. 32 DE LOS COTILEDONES $10 ‘Como nos hemos propuesto observar Ia secuenein del creci- ‘s atenci6n hacia la planta en al previso momento en que ella esté brotando de la semilla, En i mn facilidad y precisién las, parte que ie pertenecen de modo inmediato, Bila abandona en 19, sus snvolturas que, poe el svez afianzada la raizen 3 a [a luz ios primeros érganos de su reoimiento superior que ya estaban presentes en forma oculta 4a de ja sem 8 Se conccen con el nombre de cotiledo- milla, foliculos s formas en que alin modo por una materia prima que se extiende por igual ‘en ou grosor y anchura; no se distinguen sus vasos, apenas se diferenoian de la masa total; y apenas se parecen a una hoja, por lo que podriamos vernos tentados a tomarlos por érganos particulares, By Germinacién de una alu- bia. |: Semilla abierta. Los dos coliledones estan situa dos separadamente para que se vea el embrion entre ambos. En el cotile- én derecho se puede ver el iallito por el que esta unido con el embrién. El fembrién mismo consist fen un pequefio tallo que hacia bajo se transforma en raiz, y, hacia arriba, el botén caulinar o plimula, i; Alubia_germinando. Hemos quitado un cotile- én para que ta plantula ‘quede libre. En compa- racién con | ha crecido mucho y ha desarrotlado una poderosa radioula, it: un estadio avanzado de germinacién. §13. ‘No obstante, en muchas plantas, los, cotiledones se aproximam a la forma de hoja, se hacen més planos y se exponen a la luz y al aire, adoptan- do el color verde en mayor grado. Los vasos que contienen se hacen més reconocibles y similares a las nervaduras. En el arce, por ejemplo, los cotile- dones salen a la luz (epigeicos), son verdes y parecidos alas hojas, pero en su forma son muy distintos de éstas. En cambio, en la alubia tam- bién salen a ta superficie (epigei- os) pero son blancos y carnosos. gua. 34 Finalmente, toman 1a apariencia de hojas reales; sus vasos son susceptibles del mas delicado perfeccionamiento, su semejan za con las hojas subsiguientes no nos permite tomatlos por érganos especiales; los reconocemos mis come las primeras hojas del tallo. gs. ‘Abora bien, como una hoja es inimaginable sin nodio, ni_un odio es imaginable sin yema, podemos deducir que el punto donde serin fijados los cotiledo- Germen de haba nes es el verdadero primer nodio de la planta, Esto se ve confirma. ! $¢ Na roto la piel de la do por medio de aquellas plantas Se7"e,8} Semen lene, que, directamente por debajo de desarrola un joven as alas de los cotiledones, hacen véstago. salir yemas nuevas, desarrollando ig. cotiledones amas completas desde estos pri- jnchuides en la piel de la meros nodios. Como suele hacer- semilla se han separado, y lo el haba (entre las legumbres), @n cada una de sus “axllas” se ve un “ojo, es decir, un “botén’, $16. En la mayoria de Jos casos, los cotiledones se nos presentan dobles, y aqui creemos hacer una observacién que en lo sucesivo nos cobraré més importancia, Y es que las hojas de este primer nodio surgen pareadas, incluso euando las siguien- tes hojas del tallo se presentan alternas. Ahi se patentiza un acereamiento y unién de las partes que ta naturaleza posterior ‘mente iri separando y alejando. Atin mis infrecuente es el caso en que los cotiledones se presentan como si fueran miiltiples hojitas unidas en torno 35 aun gje, ¥ cuando el tallo se va desarrollando desde su centro, gene- ra las sucesivas hojas a su alrede- dor, como podemos observar en el crecimiento de las coniferas, donde se forma una corona de agujas como si fuera un céliz, En lo sucesivo tendremos que recordar casos simi- lares al actual, gi. De momento Q | pasemos por fy | alto ciertas semillas de- | formes de | 4 Gorminaoién ds a alubia. plantas que Dibujo de Klinborg tras tuna acuarela de Goethe, geTminan iinicamente conuncotile- don. on 18. Germinacion de pino, § Los cotiledones se ha- jian rounidos como En cambio, descubrimos que los cotile- miitiples hojtas_en .en mas a las hojas, si fomm0 @ un eje, entre Sone eee he °} del ellos el brote caulinar. se comparan con las sucesivas hojas del 21°F 2s ventas: do tos tallo, estan siempre menos estructura- cotiledones estén atin dos. Su periferiaes sumamente isa y no en la seria, en 1! se ‘se notan marcas 0 incisiones, y tampoco & expulsado la césca- ra dela semila. se observan en su superficie palos 0 vvasos como pueden observarse en las hojas bien conformadas. 36 a FORMACION DE LAS HOJAS DEL TALLO. DE NODIO A NODIO § 19. Alora podemos observar detenidamente la sucesiva formacién de las hojas, dado que los efectos progresivos de la naturaleza se van desarrollando todos ante nuestra vista. Algunas o varias de las hojas que siguen, muchas veces se hallan, ya en las semillas, encerradas entre cotiledones; en su estado de plegamiento se conocen conel nombre de plimulas. Su forma, en relacién con los cotiledones y las hojas siguientes varia segén las distintas plantas; pero, en general ya se distinguen de los cotiledones por ser planas, delicadas y formadas como verdaderas hojas que se tifien completamente de verde, posadas en el nodio visible, no pu- diendo negar su parentesco con las siguientes hojas del tallo. No obstan- te suelen estar atrés con respecto de ellas, porque sus bordes periféricos ro se hallan totalmente formados. §20, Ahora bien, la fuerza estructuradora se va propagando inconteniblemente por la hoja, de nodio a nodio, al prologarse su nervadura central y al Rama de Forsythiao _-_-eXtenderse mas o menos los nervios Campanita china, con __laterales que nacen de ella, Estas transiciones a hojas més —distintas relaciones reciprocas de la divides o pinnadas 37 necvadura son [a causa primaria de {) tas miiltiples formaciones de ta ho- ja. Las hojas apareoen ahora denta- das, profundamente recortades, compuestas de varias hojitas (folio- fos), llegando en este caso a confi- gurar pequeiias ramas completas. De esa extrema diversificacién sucesiva de la forma foliar mas simple nos brinda un elocuente ejemplo la pal- mera datilera, A través de un suce- siGn de varias hojas, se va adelan- tando el raguis (nervadura central), la hoja simple en forma de abanico se articula y se desarrolla una extre- Diversas formastoliaresdel madamente pinnada que podtia Jaboreillo (Sapindus sapo- competi con una rama. nnaria) den espécimen joven; ee puade ver la tran- ee tei senaila 2 £2 hoja de las plantas més aliamente hoja pinnada. desarrolladas consia de epidermis, meséfilo (igjido basal) y los cordones fibrovasculares que generan la nerva- dura de la hoja §21. ‘A medida que la hoja misma progre- sa en su formacién, se va perfeccio- nando el peciolo, ya sea en cone- xion inmediata con su hoja, 0 for- a ‘mando un minisculo peciolo espe- Gia ie dsm pet al ee eee mera datilera. |: primera Mcilmente. osm conensce (eimtein ead Sen de pac 38 §2 Bi hecho de que este peciolo inde- pendiente tenga también la tenden- cia a adoptar forma de hoja, lo ve- mos en distintos vegetales, como sucede en los Agrumena; mas ade- Jante, su organizaci6n nos invitard. a realizar algunas observaciones que por el momento pasamos por alto. En una carta a Soret (del 14 de Julia de 1828) Goethe escribe: "Woes gy 0 - esc familia vegetal de citric tiene repre Cramerne de las sn peciolo “alado”, es decir, que a altes tierras). |: hojas de ambos lados se extienden pequerias Peciolo poco dilatado con superficies foliares. En ellos tam- 098 fololos laterales pari- aa pinnados. II: hojas con pe- bién vemos que el peciolo adopta Gioia mas diatade y ports. completamente forma de hoja, con doras ain de mas pares de 0 que ya.no se desarrolla ta ldmina fo¥eles laterales. Il: hojas specs fen las que el peciolo es ‘Propiamente dicha, muy dilalado y que portan muy pocos foliolos. IV: en Ja misma rama, hoja en la que el peciolo mismo se ha dilatado hasta convertirse en un flodio que carece ya de superficie foliar propia mente dicha, §23. ‘Tampoco podemos entrar a 4 Hoja de Pensamien- observar con mas detalle los to salvaje (Viola tr foliolos (hojas secund: 2 : f ajas secundarias), Ja. de nar color) con foislos it~ anotemos tan solo que cuan- ranjo con pe- tensamentedesarro- ciclo “alado" tlados. do forman parte del tallo, en 39 ja posterior transformacién de éste, éstos se veran extrafiamen- te modificados, §24. oe Igual como las hojas deben su prime- & 3 & —_raalimentaci6n sobre todo a las par- ° ‘22% tes acuosas extraidas del tronco, mas © menos modificadas; de! mismo modo deben a la luz y al aire su ma- yor elaboracién y delicadeza. Mien- ‘ras que los cotiledones, nacidos dentro de la envoltura seminal, como si estuvieran saturados de una savia ceruda, parecen presentarsenos casi sin forma o con una organizacién rudimentaria, las hojas de plantas gue crecen debajo det agua, se nos presentan con una organizacion mis primitiva que las expuestas al aire libre; tanto que una misma especie de plantas despliega hojas més lisas y menos refinadas cuando erecen en Tugares bajos y hiimedos. En cambio, si se transponen a esferas més altas, Dos hojas flotantes de ra- produce hojas aspera, provistas de Stet pennng ea pelos, elaboradas con mas delicade~ jo transi hojas acuticas. 2a. Va La formacién de la clorofila en las hojas verdes sdlo es yposible con la presencia de la luz. Las plantas que crecen en Ia oscuridad permanecen palidas (etioladas). Sise las saca al aire libre vuelven a reverdecer. Plantas etioladas de ese tipo ‘por ejemplo serian los tipicos brotes que crecen en las patatas que se conservan en sdtanos. Por otro lado, el proceso de 40 asimilacién que caracteriza a la planta, es decir, la absoreién de anhidrido carbénico y la expulsién de oxigeno esti condicionado por la luz. El proceso opuesto, es decir, la absorcin de oxigeno y la expulsién de ankidrido carbénico s6lo tiene lugar en los brotes vegetales que no contienen clorofita y en los que la contendrian si no se les privara de la accién de la luz. La respiracién, es decir, la interaccién enire Ja savia vegetal y el aire, también depende de la luz. La proposicién de Goethe de que la parte epigeica de la planta debe su existencia a al aire y la luz, adquiere un nuevo significado a la luz de estos hechos. Por eso no habria que extrafiarse que las mentes que investigaron de una manera floséfica los elementos de la vida vegetal, le atribuyeran la méxima importancia a la luz. Voigt dice en su “System der Botanik” pag. 180: “El crecimiento de la planta no es otra cosa que el constante empero de la fuerza de la luz en crear un ser libre”. $25. Del mismo modo, la anastomosis de los vasos procedentes de las nervaduras que tratan de unirse entre sien sus extremos, formando las membranas foliares, se ve considerablemente propiciada y hasta provocada por la accién de modalidades mis finas de aire. Cuando las hojas de muchas plantas que crecen bajo el agua, son filamentosas o adoptan forma de cormamenta, nos inclinamos a atribuirlo a una completa carencia de anastomosis, Esto lo evidencia el crecimiento del raniinculo acuatico, cuyas hojas producidas bajo agua, constan de nervaduras filiformes, mientras que las desarrolladas fuera del agua, se presentan plenamente anastomosadas integrado una superficie continua. En algunas hojas de esta planta, incluso puede notarse con exactitud la transicién, al estar formadas por partes anastomosadas y partes filiformes. 41 § 26. La experiencia ha demostrado que las hojas inbalan distintas clases de gases uniéndolos con fluidos contenidos en su interior; tampoco cabe duda de que las hojas devuelven esos jugos refinados al tallo y de ese modo activan sobre todo la Formaci6n de las yemas vecinas. Se han examinado los gases desprendidos de las hojas de varias plantas, ¢ incluso del interior de los capilares, 1o que permitié el pleno convenci- miento al respecto. La planta acoge sus nutrientes a través de la raiz: luego se extienden hacia arriba hasta legar a las mds extremas ramificaciones de las hojas como corriente de savia ascenden- te; en las hojas, esos nuirientes crudos se ven transformados por la influencia de las partes constitutivas aeriformes en nutrientes ttiles, y entonces regresa yen forma de corriente de savia descendente se expande por las diversas drganos de la planta para contribuir alli a su ulterior formacién. §27. ‘Notamos en varias plantas que un nodio (nudo) nace de otro. Esto salta a la vista en los tallos donde no hay internodio (intervalo entre nodio y nodio): los cereales, las gramineas, las caiias, Noes tan obvio en otras plantas que aparecen completa- mente huecas en el centro y Ilenas de una médula 0 de agin tejido celular. Ahora bien, esa médula carece del rango que ‘ocupan las demés partes interiores de la planta, no tiene la supuesta influencia que parecia tener sobre el crecimiento. Pues es el lado interior de 1a segunda corteza (anillo del cambium) quien posee el poder motor y generador (pues sélo de esa masa celular se puede producir nueva sustancia). Eso nos permite hoy admitirmis ficilmente que un nodio superior, al nacer de otro anterior, del gue recibe indirectamente las 42 savias, las recibir més refinadas y filtradas, tampoco podré dejar de aprovechar la influencia ejercida entretanto por las hojas, y se estructurara de modo més refinado, aportando también savias mas finas a sus yemas y hojas. $28. ‘Asi pues, al desechar de esta manera los liquidos més erudos yaportar otros mas puros, elabordndose Ia planta a estados de mayor perfeccion, ésta aleanzard el punto prescrito por la naturaleza. Finalmente, vemos las hojas en sumayor extension y desarrollo y pronto notaremos un nuevo fenémeno que nos anupcia la conctusién de la época hasta ahora observada y el advenimiento de la segunda época, la de la flor. Esbozo de Goethe mostrando el crecimiento et tao partir de los nodios y hojas. . Ala derecha: “Un nodio con su hoja’. oe “Secuencia de nodios” ta izquierda: “Contraccién" de las hoje formando el céliz. aan 43 am TRANSICION A LA INFLORESCENCIA § 29. “Vemos que la trensici6n a la inflorescencia (perigonio) puede realizarse con mayor o menor velocidad. En el ultimo caso solemos constatar que las hojas del tallo empiezan acontraerse de nuevo desde su periferia hacia dentro, y comienzan a perder particularmente sus multiformes divisiones extetiores, mientras que se expanden en mayor 0 menor grado las partes, inferiores por {as que se relacionan con el tallo. Al mismo tiempo vernos quealli donde no se prolongan notablemente los internodios (las distancias entre nodio y nodio) en el tallo, éste se iri adelgazando y refinando en comparacién a su estado anterior. La boténica actual contempla lo que Goethe aqui denomina inflorescencia como el final de un tallo sobre el que se van formando hojas metamorfoseadas que son partes sexuales de a planta y que a su vez son rodeadas por las hojas transfor- ‘madas del céliz y la corola. §30, Se ha observado que Ia alimentacién frecuente impide la inflorescencia de una planta, mientras que la outricién ‘moderada y hasta escasa la apresura. De ese modo se manifies- tacon mis claridad el efecto de las hojas madre antes mencio- nadas. Mientras quedan por eliminarse savias mas crudas, los posibles érganos de las plantas tienen que servir de herramien- fas para esta necesidad. Con una afluencia excesiva de alimento esa operacién de eliminacion debe repetirse siempre y, en cierto modo, hace imposible Ja inflorescencia. En 44 cambio, cuando se le quita e! alimento a a planta, se le facilita yacorta ese efecto de la naturaleza; los érganos de los nodios ge van refinando, la accién de las savias no adulteradas se va purificando y fortaleciendo, haciéndose posible e irrefrenable Ta transformacién de las partes. 45 Vv FORMACION DEL CALIZ gah. ‘A menudo vemos que esa transformacién se realiza velozmen- te, y en cuyo caso vemos el tallo sibitamente alargado y adelgazado, que asciende desde el nodio de Ia ultima hoja ‘completa y en su extremo superior rene varias hojas alrode- dor de un gje. §32. ‘A nuestro parecer, se puede comprobar con la mayor evidencia {que las hojas del caliz son Jos mismos 6rganos que hasta ahora se habian dejado ver como hojas del tallo, pero que ahora se muestran agrupadas, a veces con una forma muy modificada, en torno aun centro comén, Es dificil de entender cémo se ha podido llegar a pensar que Goethe hubiera concebido su “Metamorfosis” como una remodelacién material de hojas verdaderas en sépalos, ete (A.Braun). Su idea més bien es la siguiente: En el curso regular de la vida de la planta, en el lugar donde aparece un ciliz, en determinadas circunstancias puede desarrollarse una hoja comin, Es decir, que en la planta existe la posibilidad de iproducir eso tiltimo en lugar de ese rgano concreto. Pero si ‘en uno y el mismo ugar pueden producirse dos drganos totalmente distintos segin su apariencia, es que tienen que estar interiormente emparentados “segin la idea”. No esté hablando pues de la transformacién de una hoja factual en un organo distinto. 46 §33. Al tratar de los cotiledones, ya he- mos observado antes una accién similar de la naturaleza y hemos visto varios nodios reunidos en tor- 10 a un punto y situados unos junto a otros. Las coniferas, al desplegar- se saliendo de la semitla, presentan un haz radial de inequivocas hojas aciculares que, contrariamente a la costumbte de otros cotiledones, han aleanzado ya un avanzado grado de formacién (ver imagen pag 37). En a primera infancia de esta planta ya notamos de algin modo insinuada aquella fuerza de la naturaleza que en su edad madura, le permitiré “Hojas dal vastago reuni- i i ‘seen orp deze zener inflorescencia y la fructi- lusio debojo de la corola. I: Acénito de inviemo (Eranths hiemalis), $34 It Arafiuela F (agate cemascena), __-Ee80 vernos en varias flores, hojas dei tallo inalteradas, que se juntan en wna especie de caliz directamente debajo de la corola. Y como evan su forma completa, en este caso podemos referimos s6lo a su apariencia que ha llevado alla terminologia botinicaa denominarlas hojas florales (pétalos), Folia floralia, §35. Hemos de observar con mayoratencidnel caso mencionado en donde la transicién a la inflorescencia se produce lentamente ¥ las hojas del tallo se van contrayendo paulatinamente, se transforman y, por decirlo asi, se introducen furtivamente en 47

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