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La Terra Sigillata Italica
La Terra Sigillata Italica
E
ste libro pretende ser una contribución al conocimiento de la
dinámica productiva y comercial de Roma en la península
Ibérica durante el Alto Imperio. Su contenido no es sino la
continuidad cronológica de los temas tratados en el volumen an-
terior de esta misma colección que abordó las producciones de
época republicana.
La obra es fruto de un nuevo curso de formación impartido en
el Museo Arqueológico Regional en colaboración con la Sección
de Arqueología del CDL de Madrid y la Sociedad Española para el
estudio de la Cerámica Antigua Hispana (SECAH). En el curso par-
ticiparon expertos investigadores que conocen en profundidad
los temas tratados y que accedieron a plasmar sus intervencio-
nes en una obra de conjunto actualizada desde el punto de vista
científico y orientada a la praxis arqueológica cotidiana.
El libro presta atención a las producciones finas de mesa del
periodo altoimperial, es decir, la terra sigillata itálica, gálica e his-
pánica, todas ellas presentadas tanto desde sus orígenes, a par-
tir de los centros productivos, como desde la perspectiva de su
amplia comercialización. A esta trilogía tradicional se han agre-
gado tres series cerámicas cuya importancia en los contextos ar-
queológicos está fuera de toda duda como son las lucernas, la
cerámica pintada y una producción singular, muy abundante y
característica de la regiones interiores de Hispania, que se suele
denominar como terra sigillata hispánica brillante.
A través de los diferentes capítulos de esta obra, el lector in-
teresado encontrará una información ordenada y puesta al día
sobre la trayectoria histórica de cada producción, un análisis de
los contextos cerámicos más significativos, una aproximación a
las indispensables aportaciones de la Arqueometría, así como
una visión crítica de los problemas que afectan a las distintas se-
ries tratadas. Diversas ilustraciones, imprescindibles en los estu-
dios cerámicos, completan el panorama ofreciendo numerosas
imágenes, algunas inéditas, gracias a la generosidad de los in-
vestigadores participantes, de algunos colegas y de las institu-
ciones museísticas o de investigación que han colaborado para
hacer más atractiva la edición del libro.
Manual de cerámica romana II
Cerámicas romanas de época altoimperial en Hispania.
Importación y producción
Imprime: B.O.C.M.
Dep. Legal: M-20766-2015
I.S.B.N.: 978-84-451-3519-8
Introducción
La cerámica romana, de fósil director a herramienta de investigación
Carmen Fernández Ochoa, Ángel Morillo y Mar Zarzalejos 9
1. La terra sigillata itálica: abriendo los caminos del Imperio Capita selecta
Rui Morais (Universidad de Porto) 15
Rui Morais
Rui Morais
Universidad de Porto-FLUP/CECH
1. Prolegomena (o, de las cosas que se cuentan antes…)
n el mundo griego y en el romano se fabricaron cerámicas finas desti-
2. Historiografía
En la Antigüedad, las principales referencias a la terra sigillata itálica se en-
cuentran en Plinio (Naturalis Historia XXXV, 46), cuando, a la par de la ce-
rámica samia (gálica), menciona la afición de los romanos a la cerámica de
Arezzo, en Marcial (apud. Pucci, 1985: 366) y en Isidoro de Sevilla, quien en
su enciclopedia Etymologiarum sive Originum, obra del siglo VII d.C., señala
que algunos escritores antiguos mencionan vasos aretinos (aretina vasa), ex-
plicando esta denominación de la siguiente forma: Arretro municipio Itlaliae
dicuntur, ubi fiunt; sunt enim rubra (XX, 4, 5).
Debemos esperar hasta 1282 para que de nuevo se haga alusión a estas ce-
rámicas. Esa referencia se debe a un gran cosmógrafo aretino, S. Restoro,
quien las menciona en la obra Della Composizione del Mondo colle sue cascioni,
dedicándoles un capítulo entero.
Más tarde, en el siglo XIV, encontramos nueva referencia a esta cerámica,
hecha por G. Villani, en su Storia di Firenze (Livro I, cap. 47), y por M. A.
Alessi, en una breve e importante obra titulada Libellus de antiquitate urbis
Arretii (cap. 24), donde ya se señalan 84 marcas (Paturzo, 1996: 30). Tras és-
te sigue un largo periodo de olvido hasta que encontramos, en pleno siglo
XVI, una breve referencia a la cerámica aretina en G. Vasari. Pero la preocu-
pación por el estudio de estas producciones acontece sólo en 1734, en la obra
de A. F. Gori, titulada Iscriptiones antiquae Graecae et romanae in Etruriae ur-
bes extantes.
El verdadero paso se da, sin embargo, un poco más tarde con el susodicho
anticuario y erudito F. De’ Rossi. Nacido en el seno de una familia noble de
Arezzo, a él se deben las primeras excavaciones arqueológicas realizadas en
1779. Otros nombres se le siguen, como Inghirami, Zannoni, Cavedoni, Ca-
pei, Braun y Jahn (id. 34-38).
Señalando una nueva fase en el estudio de estas producciones está la mo-
nografía de A. Fabroni, publicada en 1841, obra en la que se discuten las
fuentes antiguas y se realiza un análisis de las aportaciones de autores que
hasta esa época las habían mencionado, sin olvidar presentar algunas piezas
(incluyendo marcas) y referirse a las técnicas de producción y a la condición
jurídica de los alfareros.
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lieve aplicadas; Servicio III: forman parte de este servicio platos, copas con
borde y pared formando una doble curvatura o con bordes destacados de la
pared por una gruesa moldura, copas hemisféricas y vasos ovalados, todos
con borde redondeado hacia el interior; Servicio IV: platos, cuencos y vasos
cilíndricos con borde vertical. Casi treinta años después de la publicación de
Haltern, Loeschcke da a conocer el material de Oberaden (Loeschcke, 1942),
individualizando 17 formas, 12 de las cuales lisas, y atribuye una numeración
distinta de la de Haltern. (Fig. 2)
Fig. 2. Formas lisas de terra sigillata itálica. Los cuatro “servicios” de Haltern (Lamboglia, 1952)
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De estas primeras décadas del siglo XX son también las obras de J. Deche-
lette y de K. Hänle. Dechelette publica un estudio que aborda, por primera
vez, el tema de las producciones tardoitálicas (Dechelette, 1904), y Hänle pu-
blica su obra (Hänle, 1915), donde pretende asignar un taller específico a frag-
mentos decorados, sin tener en cuenta la presencia de marcas de alfarero. De
este periodo es la aportación de H. B. Walters sobre las producciones decora-
das depositadas en el British Museum (Walters, 1908).
Dando continuidad a los estudios de la llamada “escuela germánica”, con-
tamos con la valiosa aportación de A. Oxé (1933). En su obra se valoran los
fragmentos decorados encontrados en el territorio renano, utilizándolos co-
mo instrumentos válidos para la resolución de numerosos problemas históri-
cos. Oxé clasifica la cerámica por antigüedad y por función, distinguiendo los
catini (fuentes), de los catilli (platos) (15-18 cm) y de los paropsides (copas pa-
ra beber). Entre los catini refiere varios tipos: sesquipedales (44 cm), palmipe-
dales (37 cm), pedales (29, 6 cm), bessales (20 cm) y trientales (10 cm). En 1943,
publicó el material aparecido en 1925, en las excavaciones de Haltern, mo-
mento en el que sugiere el origen sudgálico del aprovisionamiento cerámico
renano, ampliando el repertorio formal y de marcas a partir de los centros
productores de TSI instalados en el sur de la Galia (Oxé, 1943: 15-76).
Otro hito en el estudio de la sigillata itálica fue la publicación, en 1938, del
material de Oberaden por Chr. Albrecht, demostrando que en este lugar la
producción tuvo lugar un poco antes de la de Haltern, basada en el hecho de
que el asentamiento de Oberaden, fechado a inicios de la campaña de Druso
el 12 a.C. y abandonado a su muerte, el 9 o 8 a. C., fecha coincidente con la
fundación de Haltern. Pero no menos importante es la obra de Dragendorff
y Watzinger, editada tras la muerte del primer autor (Dragendorff, 1948) y
que, a día de hoy, sigue siendo una referencia fundamental para quienes se
ocupan del tema de las producciones decoradas.
Del otro lado del Atlántico tenemos dos obras de referencia, la de G. Chä-
se, quien publicó los moldes aretinos de la colección Loeb en Boston (1916),
y la de C. Alexander, quien dio a conocer en 1943 la colección de terra sigi-
llata itálica del Museo Metropolitano de Nueva York en una de las ediciones
del Corpus Vasorum Antiquorum.
Durante la primera década del siglo XX también revisten especial interés
los estudios del aretino A. Del Vita, especialmente dedicados a ahondar en
los métodos de producción de los talleres aretinos, creando en 1925, en aso-
ciación con su hermano Antonio, un taller artesano para la producción de ce-
rámica al estilo de Arezzo, denominada Arretina Ars (Paturzo, 1996: 50).
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LA TERRA SIGILLATA ITÁLICA: ABRIENDO LOS CAMINOS DEL IMPERIO
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En el estudio de la sigillata itálica de Lyon-La Muette no se ha utilizado la tipología del
Conspectus pues se ha considerado que ésta ha adoptado un criterio tipológico monolítico y
lineal y que ha valorado excesivamente Arezzo y otras producciones fabricadas en la Península
Itálica en detrimento de otros centros productores provinciales (Genin et alii, 1996: 41-42).
Los autores consideran también que la exclusión de fragmentos sin el perfil completo en la
tipología del Conspectus no es igualmente aceptable. Para el estudio de los materiales de La
Muette, los autores optaron así por valerse de la antigua clasificación por “Servicios” (en par-
ticular I y II) de S. Loeschcke, en la perspectiva adoptada en 1982 por S. von Schnurbein a
partir de las marcas de Haltern, refiriéndose a los “Servicios” I y II, subdividiéndolos y crean-
do, cuando eran necesario, “tipos” con formas menos comunes pero a ellos asociados (id. 43).
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cerámicas en el área padana. Asimismo, cabe destacar la obra editada por Po-
blome, Talloen, Brulet y Waelkens, resultado de una conferencia internacio-
nal (ROCT) de la Universidad Católica de Lovaina (Poblome et alii, 2004).
El trabajo recoge varias aportaciones y plantea problemas metodológicos y
cronológicos relacionados con la importación de estas cerámicas.
En el 2000, en la línea de la ya conocida 2ª edición del Corpus Vasorum
Arretinorum. A Catalogue of the Signatures, Shapes and Chronology of Italian Si-
gillata, publicada por Oxé y Comfort, se aborda una nueva edición aumenta-
da, revisada por P. Kenrick (OCK, 2000). Esta nueva edición, acompañada
por un CD-ROM (en forma de base de datos), compila cerca de 36000 mar-
cas, permitiendo constatar su dispersión en el imperio y sugerir el periodo de
actividad de los alfareros (Fig. 4).
Los últimos años hemos tenido varias aportaciones sobre lugares de con-
sumo. Entre otras, podemos destacar las obras de Porten Palange, sobre los
punzones y respectivos talleres identificables a partir de las formas decoradas
(Porten Palange, 2004; 2009), y una nueva visión, publicada el 2006, sobre la
presencia y significado de la sigillata itálica en los asentamientos del limes ger-
mánico (Roth-Rubi et alii, 2006).
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3. Modos de producción
La terra sigillata itálica posee, por regla general, una arcilla muy bien depura-
da, rica en óxidos de hierro, potasio y magnesio, cubierta por un engobe de co-
lor rojo/marrón brillante, resultado de un mayor grado de depuración de la ar-
cilla y de la añadidura de óxidos de hierro como coloides. A nivel formal, estas
cerámicas se agrupan en dos categorías distintas relacionadas con los procedi-
mientos de fabricación, y que se llaman, sin gran rigor, “lisas” y “decoradas”.
Las primeras se fabrican en el torno del alfarero, aunque puedan poseer dis-
tintos adornos. Se elaboran con la ayuda de modelos, lo que permite una mayor
estandarización formal y acelerar el tiempo de ejecución (Pucci, 1985: 367).
Fig. 5. Molde de terra sigillata itálica de la oficina de P. Cornelius en Arezzo. Época tardoaugustea-tibera-
na. British Museum, London. GR 1896.12-17.3 (AgTigress (Own work) [CC BY-SA 3.0 (http://creativecom-
mons.org/licenses/by-sa/3.0) or GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html)], via Wikimedia Commons)
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Agradecemos al Museo de Palencia las imágenes de las piezas bajo su custodia.
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tar formas más toscas con los nombres de los esclavos Bargathes, Crescens y
Saturninus.
En el repertorio liso, la presencia de marcas es más frecuente. Al inicio
aparecen marcas radiales múltiples en platos de gran diámetro, de tradición
etrusca/campana, aunque los vasos de menores dimensiones sólo presenten
una marca en el centro; a partir del 15/10 a.C. se abandonan las marcas ra-
diales y queda solamente la marca central, generalmente en cartela rectangu-
lar. Coincidiendo con la ascensión de Tiberio al poder, a partir del 15 d.C.,
desaparece la cartela rectangular, que cede lugar a la marca “in planta pedis”,
adoptada rápidamente por la mayoría de los centros productores.
De Arezzo se conoce un conjunto de marcas asociadas a cerca de 90 talle-
res. Es probable que la mayoría de ellos tuviese menos de 10 esclavos espe-
cializados (para algunos están documentados sólo 1 o 2 esclavos). Más nume-
rosos son los talleres en los que trabajaban entre 10 y 20 esclavos. Los que
tenían más de 20 y hasta 60 esclavos debían de ser muy escasos. De estos nú-
meros se excluyen, naturalmente, todos los trabajadores anónimos dedicados
a la cocción o a otras actividades, como la extracción y depuración de la arci-
lla, el secado de los vasos, la aplicación del engobe y el almacenamiento.
Las marcas nos permiten conocer mejor la constitución del personal es-
pecializado en la ejecución de las partes decorativas, en el modelado de los
vasos decorados, o, aun, en el simple alisado de los vasos lisos.
Los vasos aretinos decorados corresponden a uno de los ejemplos más ex-
quisitos de la artesanía artística de la época de Augusto. De hecho, de los cer-
ca de 500 alfareros conocidos en el conjunto de la producción de terra sigilla-
ta itálica, sólo 40 se habrían dedicado a la producción de vasos decorados. En
otras palabras, sólo cerca de una veintena de talleres, económicamente “fuer-
tes”, parece haber tenido la capacidad para poseer estos esclavos-artistas que
producían vasos decorados.
Algunas de estas marcas, inicialmente, se recogieron en los tomos XI y XV
del Corpus Vasorum Inscriptionum Latinarum, los cuales incluyen más de mil
recogidas en vasos provenientes de Arezzo, Roma y Ostia. Más tarde, Oxé y
Confort llegaron a documentar más de 2600 marcas en su Corpus Vasorum
Arretinorum (1968), información ampliamente aumentada en una nueva edi-
ción del Corpus, de 2000 (OCK, 2000).
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LA TERRA SIGILLATA ITÁLICA: ABRIENDO LOS CAMINOS DEL IMPERIO
4. Centros de producción
En el estado actual de nuestros conocimientos, se han documentado nume-
rosos centros de producción en la Península Itálica y en ambientes provincia-
les. Sin la pretensión de hacer una descripción exhaustiva, tan sólo nos refe-
riremos a los más significativos y se mencionarán otros, de menor dimensión,
para servir de ejemplo de la complejidad del tema (Fig. 8).
4.1. Arezzo
Es el centro de producción más antiguo y con el mayor volumen de producción
(Pucci, 1985; Ettlinger et alii, 1990). Algunos de los más importantes talleres de
Arezzo han sido ya objeto de excavación en el siglo XIX: el importante taller de
S. Maria in Gradi, el taller “dell’ Orciolaia” y del Teatro Petrarca. En el OCK se
realiza un análisis crítico de estos lugares y se refieren otros (OCK, 2000: 25-
29). El hallazgo de material descartado de hornadas del taller de Cn. Ateius re-
cuperado en excavaciones en Via Nardi en Arezzo y, posteriormente, en Pisa,
permitió constatar la existencia de sucursales (Stenico, 1972: 16-17).
Las producciones de la época clásica tienen normalmente una pasta muy fi-
na, de color rosado a marrón claro y un engobe rojo, brillante, ligeramente ana-
ranjado, con manchas más claras en la parte inferior (Goudineau, 1968: 238).
Los datos obtenidos hasta la fecha en Arezzo nos permiten constatar la
existencia de pocos talleres de grandes dimensiones y de una serie de peque-
Fig. 8. Centros de fabricación de terra sigillata itálica (según Corpus Vasorum Arretinorum 2000) (OCK 2000)
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4.2. Pisa
En 1965 tuvo lugar el hallazgo en Pisa (via S. Zeno) del testar de un horno
de sigillata itálica, publicado en 1974, en el que se constata la existencia de
moldes, separadores y bloques de arcilla usados para acomodar y sujetar las
piezas en el interior del horno. Los fragmentos con marca rectangular indi-
caban el nombre de Ateius y de su relación con sus libertos (Mahes, Zoilos y
Hilarus), evidenciando, como ya hemos referido, la relación de este taller con
Arezzo y, en particular, con uno de sus más prolíficos alfareros, Ateius. Más
tarde, se han descubierto nuevos vestigios de producción en la via de Santo
Stefano, correspondientes a otros testares. Este hallazgo se ha ampliado con
el descubrimiento de otros dos centros productores en la región costera del
ager Pisanus, en la Isola di Migliarino y en Poggio Fiori (Pasquinucci, 1988;
Menchelli, 1995; Menchelli, 2004: 271). En OCK podemos encontrar un
análisis detallado sobre estos lugares de producción (OCK, 2000: 30-31). Las
pastas se distinguen por su color beige/rosado y engobe fino de color
rojo/marrón. Un aspecto que las caracteriza respecto a las restantes produc-
ciones itálicas es el hecho de que poseen una película blanquecina aplicada
previamente al engobe.
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4.3. Puteolos/Cumas
Uno de los principales centros de la producción de sigillata itálica fue Puteo-
los, ciudad situada en la región centromeridional, cuyas condiciones de pro-
ducción se procesaron de un modo no muy diferente a las de los centros
etruscos. Este centro productor se conoce desde 1873, gracias al descubri-
miento ocasional de Di Criscio de un gran pozo con moldes y gran cantidad
de sigillata lisa y decorada (Comfort, 1963-64: 7-28), posteriormente publi-
cada por Bruza, en 1875 (Pucci, 1985: 366). Este material se dispersó por
Alemania y Francia; Dragendorff y Oxé publicaron las formas decoradas con-
servadas en los museos de Berlín y Dresde, y Comfort publicó las formas de-
positadas en el Louvre (id. ibídem).
La actividad de este centro se inicia en torno a 10 a.C. (tal vez incluso a
partir de 1 d.C.) y se prolonga hasta el tercer cuarto del siglo I d.C. (OCK,
2000, 32-33; Kenrick, 2004: 254).
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LA TERRA SIGILLATA ITÁLICA: ABRIENDO LOS CAMINOS DEL IMPERIO
presentar perfiles más sencillos y paredes más gruesas. Una característica pecu-
liar de estas producciones es la presencia, en el repertorio de las formas lisas,
de la copa Drag. 35/36, sin presentar nunca marca, decorada en el borde pla-
no con racimos de uvas y palmetas estilizadas aplicadas a barbotina, en vez de
las características hojas de agua de las producciones gálicas (Fig. 9).
Fig. 9. Copa en terra sigillata norditálica forma Consp. 38. 2. Procede de la necrópolis de Eras del
Bosque de Palencia. Época augustea (20 a. C.- cambio de Era) (Fotografía: Museo de Palencia)
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Fig. 10. Fondo de recipiente de terra sigillata local de tradición itálica firmado por L. Terentius
procedente de las excavaciones de García y Bellido en Herrera de Pisuerga (Palencia), cam-
pamento de la legio IIII Macedónica. Época augustea plena-tardoaugustea (10 a. C.-15 d. C.)
Museo de Palencia (Fotografía: Museo de Palencia)
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Figura 11. Terra sigillata local de tradición itálica con marca de C. Licinius Maximus aparecida en León y rela-
cionada con los campamentos de la legio VI victrix. Época tardoaugustea-tiberiana (Fotografía: V. García
Marcos)
Figura 12. Copa de forma Consp.22 en terra sigillata local de tradición itálica. Procede de los niveles de los cam-
pamentos de la legio VI victrix en León. Época tardoaugustea-tiberiana (Fotografía: A. Morillo)
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5. Fases de producción
Los materiales recogidos en los asentamientos establecidos para la conquis-
ta de Germania, como Dangstetten, Haltern y Oberaden, cuyo marco tem-
poral es bien conocido gracias a las fuentes literarias, permitieron afinar la
cronología de las diferentes fases de producción con 5 a 10 años de interva-
lo. Debemos, sin embargo, tener cierto cuidado, pues trabajamos, en estos
casos, con centros de consumo y no de producción, lo que puede significar
algún desfase temporal respecto al momento de producción.
Partiendo de los estudios de Goudineau y de otros autores, la fabricación
de sigillata itálica se ha venido enmarcando en diferentes fases de producción.
En lo que respecta a la cerámica lisa, podemos enmarcarla en los siguientes
momentos:
— Fase prearetina o aretina arcaica: periodo de experimentación, entre
50 a 30/25 a.C., con productos de inferior calidad, que se caracte-
rizan por poseer pastas finas y claras, de color ocre o anaranjado,
con desgrasantes fácilmente detectables a simple vista, y un engo-
be poco homogéneo. Estos productos tienen una escasa difusión.
— Fase precoz: periodo comprendido entre los años 30 y 15 a.C. Por
regla general, las producciones poseen pastas claras de color beige
y rosado, con abundantes granos de calcáreo y una superficie engo-
bada de color marrón/rojizo vivo. En esta fase, las producciones
presentan numerosas variantes respecto a los modelos tipo y las
marcas de taller se reparten radialmente, siguiendo la tradición
etrusco-campana.
— Fase clásica: corresponde al máximo auge de la producción, en un
periodo situado entre 15 a.C. y el cambio de Era. En lo que atañe
a las producciones de Arezzo, ésta es la fase de la llamada “buena
aretina”, resultado de un mejor dominio de la temperatura de coc-
ción y de evidentes mejoras técnicas que se traducen en un mayor
grado de depuración de las arcillas y de la homogeneidad y calidad
del engobe. Los productos de esta etapa poseen una pasta de color
asalmonado y una superficie engobada, de color rojo/anaranjado,
muy brillante. En este momento, las variantes formales son más re-
ducidas (en el repertorio liso no se utilizan más que diez formas dis-
tintas) y predominan las marcas en posición central, con el nombre
del alfarero (hombre libre o esclavo) o del propietario del taller, o
incluso ambos los casos.
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Hoy se sabe que esta división no es la más adecuada y que corresponde a un enfoque
puramente conceptual, ya que, por ejemplo, existen producciones de sucursales itálicas, como
Scopietto, que siguen produciendo formas de las llamadas “época clásica” y “época avanzada”.
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Fig. 13. Fases de producción de la terra sigillata itálica (M. Beltrán Llorís)
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Las primeras formas son herederas de las cerámicas campanienses (formas 1.1, 2, 4, 5, 7,
8.1, 10, 13.1. 30, 36, 38) y se integran en las formas “arcaicas” de Goudineau, algunas de ellas
evolucionando hacia las formas dichas “precoces” (formas 11, 12.1, 12.2, 14.1 y, probablemen-
te, 18.1). Las formas 18.2 a 29 tienen en común el hecho de poseer un borde vertical e inte-
grarse en una fase de mayor productividad y estandarización. En torno a 15 d.C. empiezan a
aparecer decoraciones en relieve aplicadas (Passelac, 1993: 554).
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Copas:
Forma 7
Descripción: copa con pared exvasada
Producción: Arezzo, Pisa, Lyon y región padana B y C. Variantes de esta forma en la
producción del sur de Galia
Datación: var. 7.1: c. -40/25; var. 7.2: c. -40/10.
Forma 8
Descripción: copa con parede exvasada y borde saliente
Producción: Arezzo, padana B y C. Producción local en Bram/Narbona
Datación: var. 8.1 y 8.2: c. -30/10; var. 8.3: c. -30/-1.
Forma 9
Descripción: copa de fondo plano, con pared ligeramente convexa
Producción: Etruria, Campania y región padana
Datación: var. 9.1: c. -10/20.
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Forma 15
Descripción: copa campaniforme con borde convexo
Producción: Etruria, Lyon y tal vez Campania
Datación: c. -15/15.
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Forma 23
Descripción: copa troncocónica con borde vertical
Producción: la sub-forma 23.1 se ha probablemente producido en muchas zonas de
Italia; los ejemplos de producción padana no presentan decoración. La subforma
23.2 se ha producido en Italia pero, aparentemente, no en la región padana.
Datación: c. 25/75.
Forma 24
Descripción: copa con pared exvasada troncocónica y borde convexo reentrante
Producción: probablemente en el centro de Italia o más al sur; la sub-forma 24.3 es
específica de la región padana
Datación: var. 24.1: c. -10/30; var. 24.2: c. 25/75; var. 24.3: c. 25/75 (padana); var. 24.4:
c. 1/40.
Forma 25
Descripción: copa troncocónica o hemisférica, fuertemente moldurada en su parte
superior
Producción: Etruria y probablemente en otros lugares
Datación: c. -10/40.
Otras copas:
Forma 26
Descripción: copa carenada con borde alto vertical o ligeramente exvasado
Producción: centro y norte de Italia (?)
Datación: c. 1/50.
Forma 27
Descripción: copa carenada con pared alta vertical o ligeramente exvasada, con
borde saliente
Producción: centro y norte de Italia
Datación: c. 15/70.
Forma 28
Descripción: copa cilíndrica con pie en anillo, generalmente bajo
Producción: Etruria y Campania (?)
Datación: c. 1/50.
Forma 29
Descripción: copa cilíndrica de fondo plano presentando, de perfil, una moldura ex-
terna que sigue ligada al pie
Producción: norte y centro de Italia, incluyendo una producción tardoitálica y tar-
dopadana
Datación: c. 15/90.
Forma 30
Descripción: copa con pared exvasada y asa vertical en anillo
Producción: centro-itálica?
Datación: c. -40-25.
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Se pueden encontrar fragmentos lisos de borde o fondos que corresponden a formas
decoradas en sigillata itálica y que no constan del Conspectus (Goudineau, quien ha estudiado
la terra sigillata itálica de Bolsena, ha incluido por lo menos diez fragmentos de borde de vasos
decorados (Goudineau, 1968).
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Forma R7
Descripción: Cáliz con borde cóncavo, que se coloca inmediatamente encima de la
decoración en relieve.
Datación: c. -1/25.
Forma R8
Descripción: Descripción: Cáliz de borde ricamente moldado.
Datación: c. -10/40.
Forma R9
Descripción: Cáliz con borde vertical.
Observaciones: Los vasos aquí reunidos representan la última fase en la produc-
ción de vasos itálicos en relieve; la dimensión de la parte del vaso realizada a mol-
de disminuye progresivamente; la altura del borde aumenta para compensarlo, y la
banda que ocupa esta parte del vaso está decorada con relieves aplicados que se
sistematizan ahora en los vasos lisos R 9.1 e R 9.2. Comienzan, probablemente, en
el periodo de Tiberio y están asociados con el nombre de M. Perenius Barghates,
entre otros. R 9.3 procede de finales de Tiberio-periodo de Claudio. La existencia en
común de motivos aplicados con vasos lisos de la Forma 20 demuestra su contem-
poraneidad con ésta.
Datación: R 9.1 e R. 9.2: c. 15/40; R 9.3: c. 25/50.
Forma R10
Descripción: Cáliz de borde alto y vertical de perfil variado.
Observaciones: Relacionado con R 9 – ¿Tiberio?. Los ejemplos registrados sugieren
que puede existir una relación específica con el taller de Numerius Naevius Hila-
rus en Puteoli.
Datación: R 10.1: c. 15/40; R 10.2: c. 25/50.
Forma R11
Descripción: Vaso hemisférico con fondo en disco.
Datación: c. -10/15.
Forma R12
Descripción: Vaso “tipo Aco”.
Observaciones: Los vasos de esta forma en terra sigillata están relacionados con
vasos idénticos no engobados. Ambos parecen tener origen en el norte de Italia y
comparten un patrón de reparto predominantemente en dicha región y las provin-
cias más septentrionales. Los vasos no engobados se han producidos a partir de
mediados del siglo I a. C. y los ejemplares con barniz en los periodos tardoaugus-
teo y tiberiano.
Datación: c. -10/40.
Forma R13
Descripción: Vaso “tipo Sarius”.
Observaciones: A semejanza de los vasos “tipo Aco”, los vasos Sarius (nombre
asignado asimismo a partir de la marca de taller más conocida) tienen una produc-
ción predominantemente noritálica, difundiéndose en las provincias del Norte y Es-
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Existen algunos ejemplos de vasos fabricados tal vez en Italia Central con decoración en
barbotina en la pared (44.1.4, 45.3.1, 50.4.2, 52.2.1), pero se conocen pocas formas como para
que se clarifique claramente su procedencia.
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7. Difusión
La dispersión de terra sigillata itálica es notable, particularmente la prove-
niente de Arezzo. Estas cerámicas llegaron prácticamente a todo el mundo
romano (e incluso fuera de sus fronteras) a través del comercio marítimo-flu-
vial. Son particularmente abundantes en la cuenca del Mediterráneo, pero al-
canzan también los campamentos militares establecidos en las fronteras re-
nanas.
También se encuentran en cantidades apreciables en Britania y en el
Oriente, en los establecimientos civiles provinciales. En la Península Ibérica,
esta cerámica está asimismo ampliamente difundida, en especial en áreas cos-
teras y valles del Guadalquivir y Ebro, pero también se encuentra en áreas in-
teriores del interior de la Meseta Norte, en concreto en los campamentos mi-
litares de Herrera de Pisuerga, Astorga y León (Pérez González, 1989;
Morillo y García Marcos, 2003; García Marcos, 2005) (Fig. 14).
Como ha referido Pucci, en la monografía sobre L’instrumentum domesti-
cum de Pompeya y Herculano, dirigida en 1977 por A. Carandini, la produc-
ción de Puteolos tuvo también una amplia difusión: además de la evidente
Fig. 14. Cáliz de terra sigillata itálica decorada de forma Consp. R 1. 1. fabricado por M. Perennius Tigranus en
Arretium (Arezzo). Procede del campamento de la legio IIII Macedónica en Herrera de Pisuerga. Época augus-
tea (20 a. C.-10 d. C.) (Fotografía: Museo de Palencia)
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Fig. 15. Modiolo. Terra Sigilata itálica. Forma Consp. R.3. Fabricado por Perennius Tigranus
en el taller de Arretium. 10-40 d. C. Procede de la Colonia Celsa (Velilla del Ebro, Zaragoza)
(Fotografía: José Garrido Lapeña. Museo de Zaragoza)
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