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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA

FACULTAD DE HUMANIDADES

ASIGNATURA: ESTETICA

PROFESORA: GUADALUPE RINALDI

ALUMNO: QUINTANA VILLACORTA LUIS MARIA

TITULO: “LAS FUERZAS DE APOLO Y DIONISOS: REFLEXIONES ACERCA DE


NIETZSCHE Y GIANNI VATTIMO”

FECHA DE PRESENTACION: 10 DE DICIEMBRE DE 2022

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El pensamiento que expresa Friedrich Nietzsche es de una riqueza y profundidad importante.

Temas como el nihilismo, el eterno retorno, la voluntad de poder, la tragedia y la vida son el

cimiento de un estilo particular y provocativo.

Muchos son los temas y las perspectivas para abordar a Nietzsche. Pero hay que tomar un

punto de partida que nos permita de alguna manera establecer las conexiones de los temas y

los autores que vimos en clase para dar cuenta de los conceptos y así vincularlos con

problemas de carácter estéticos y políticos.

Los objetivos que persigo al realizar este trabajo son: 1- reflexionar acerca de la pulsión que

ejercen las fuerzas de Apolo y Dionisos en la obra El nacimiento de la tragedia. 2- En qué

medida los conceptos de Apolo y Dionisos me sirven para reflexionar su inserción en el

régimen estético.

Dentro del primer objetivo hay que hacer notar que Nietzsche en su obra da cuenta del

nacimiento de la tragedia Ática como resultado de la dualidad de fuerzas opuestas pero que en

el fondo muestran un interesante movimiento. Movimiento tal que involucra a dos grandes

fuerzas: Apolo y Dionisos. Nietzsche afirma:

“ Con sus dos divinidades artísticas Apolo y Dionisos, se enlaza nuestro

conocimiento de que en el mundo griego subsiste una antítesis enorme,

en cuanto a origen y metas, entre el arte del escultor , arte apolíneo, y el

arte no escultórico de la música, que es el arte de Dioniso: esos dos

instintos tan diferentes marchan uno al lado del otro, casi siempre en

abierta discordancia entre sí y excitándose mutuamente a dar luz frutos

nuevos y cada vez más vigorosos, para perpetuar en ellos la lucha de

aquella antítesis, sobre la cual sólo en apariencia tiende un puente la

común palabra arte: hasta que finalmente por un milagroso acto

metafísico de la voluntad helénica, se muestran apareadas entre sí y en

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ese apareamiento acaban engendrando la obra de arte a la vez

dionisiaca y apolínea de la tragedia ática” (Nietzsche, 1994, p.p.40-41)

En efecto existe una dualidad claramente expuesta de dos divinidades que se vinculan a través

de un movimiento de necesariedad. Comprender esta dupla de carácter dinámico reflejada en

Apolo y Dionisos llevan a Nietzsche a reconocer que estas fuerzas están presentes en toda

obra y que las mismas se reflejan en la realidad de la existencia humana de manera fuerte y

contundente. Apolo es el dios de la luz, el sol, el orden, y la mesura y por tanto del límite, en

otras palabras, refleja el arte del escultor porque tienen formas establecidas y controladas por la

matemática.

Más adelante Nietzsche establece una analogía con el hombre de la barca de Shopenhauer en

su obra El mundo como voluntad y representación y la confianza que tiene Apolo con el modelo

de principio de individuación, su zona de confort.

Dionisos es todo lo contrario es el dios de la vendimia, del vino, representaría lo terrenal, la

sensualidad desatada, el éxtasis, la fiesta y el descontrol. Por consiguiente este impulso es el

dios de la desmesura, de lo amorfo, del frenesí, claramente presentado por analogía, por la

embriaguez:

Si a ese espanto le añadimos el éxtasis delicioso que, cuando se

produce esa misma infracción del principium individuationis, se asciende

desde el fondo más íntimo del ser humano, y aun de la misma naturaleza,

habremos echado una mirada a la esencia de lo dionisíaco, a lo cual la

analogía de la embriaguez es la que más se aproxima a nosotros. (Ídem

1 p.44)

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Así vemos que esta fuerza es presentado en estado fisiológico, caracterizada como la fuerza

del entusiasmo y que da cuenta en el hombre de una conducta que se encuentra fuera de sí y

que va despertando y exaltando las emociones y el desorden provocando así la transgresión.

Es así que en la exposición argumental de Nietzsche Apolo y Dionisos son claramente dos

fuerzas que se acompañan en constante contraposición dando cuenta una del arte de la figura

plástica expresada en la pintura y el otro que muestra el arte no figurado expresado en la

música. Pintura y música, mesura y desmesura, orden y caos coexisten en constante oposición,

pero la guerra entre los dos produce algo novedoso y esto es lo maravilloso que de esa pulsión

se gesta una producción artística, del fermento nace una flor. Inevitablemente este

acompañarse es constante, nunca se rompe la relación porque se necesitan, es decir, no son

independientes. Apolo es con Dionisos y viceversa, en El nacimiento de la tragedia el autor nos

dice: El griego conoció y sintió los horrores y espantos de la existencia: para poder vivir tuvo

que colocar delante de ellos la resplandenciente criatura onírica de los Olímpicos (Idem 1,

p.52).Lo que nos diría Nietzsche a este respecto es que hay un progreso en la decadencia. Más

adelante afirma:

Para poder vivir tuvieron los griegos que crear, por una necesidad

hondísima, estos dioses: esto hemos de imaginarlo sin duda como un

proceso en el que aquel instinto apolíneo de belleza fue desarrollando en

lentas transiciones, a partir de aquel originario orden divino titánico del

horror el orden divino de la alegría a la manera como las rosas brotan de

un arbusto espinoso. (Ídem 1, p.53)

Nietzsche nos invita a reflexionar desde su óptica sobre los acontecimientos y a tomar

conciencia de porque el pueblo griego no se percató de la necesidad de convertirse en

apolíneo, de asumirse como tal, ocultando en el fondo la fuerza dionisíaca. Nietzsche nos invita

a que comprendamos el desarrollo del arte desde la dupla apolo-dioniso, recomendándonos

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que la misma ciencia evolucionará de alguna manera si captamos el movimiento de las dos

fuerzas, entendiéndolos como fuerzas que se necesitan y acompañan mutuamente. Vattimo nos

dice:

Los dos principios, que en el primer capítulo se habían comparado al

elemento masculino y femenino de la generación, aquí han resultado

hermanos: pero su fraternidad no es en absoluto paritaria: Dionisos

habla, sí, la lengua de Apolo, pero al final, Apolo habla la lengua de

Dionisos y con ello se alcanza el fin supremo del arte. (Vattimo, 2002,

p.167)

Efectivamente Nietzsche viene a desenmascarar esa realidad histórica del hombre griego.,

viene a desnudar la verdad a la cual se aferró. Es evidente que Nietzsche arremete con

evidencias históricas para presentarle a la cultura occidental, para desenmascararla,

mostrándole el otro rostro de la verdad ( o de la mentira) de esa herencia recibida: de la cultura

griega, del cristianismo, de la ilustración.

Ahora Nietzsche se sirve de una particularidad en sumo importante en cuanto a la cultura griega

porque hay un antes y un después de Sócrates. Antes de Sócrates esta la edad arcaica (siglo

VIII. a.C), que se prolonga hasta el siglo V. a.C. Esta edad arcaica es la que después Nietzsche

rescata y la hace suya, la toma como propia, salva a Dionisio. Mientras que la cultura

decadente es la que parte con Sócrates en adelante. Así también le espera correr la misma

suerte a su discípulo más cercano Platón.

Para Nietzsche, Sócrates y Platón son decadentes porque han profundizado la decadencia

griega que ya se encontraba enferma. Esta enfermedad se relaciona con la irrupción de

Dionisos en un mundo apolíneo. Mundo de la realidad de los límites con la frase célebre del

pórtico conócete a ti mismo. Esta es la suerte que corren desde ahora los griegos, y no solo los

griegos, sino a causa de esto toda la civilización occidental posterior.

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En definitiva parece que la preocupación de Nietzsche es el hombre, la vida del hombre, de su

época, de todos los tiempos. Nietzsche no sólo viene a rescatar al hombre de su tiempo, sino al

de todos los tiempos, incluso al del futuro. Pero la pregunta es ¿De quién viene a rescatarnos?,

al parecer de los valores que impone la metafísica tradicional. Entonces ¿qué clase de

nihilismo se nos presenta primeramente cara a cara? . El de la historia, el de la vida misma que

se nos muestra, la que conocemos, la que orgullosamente hemos aceptado y la pusimos en

nuestra memoria como algo que ya no puede ser cuestionado.

Yendo a mi segundo objetivo me serviré del autor Gianni Vattimo en su texto Diálogos con

Nietzsche en el capítulo Sobre la actualidad de la Estética de Nietzsche. En primer lugar

Vattimo refiere que:

Estamos muy lejos de considerar que se pueda hablar de una estética de

“Nietzsche” como conjunto coherente, unitario y claramente reconocible,

pero los problemas que esta expresión inmediatamente evoca forman

parte también, en tanto que cualifican su contenido, de la problemática”

estética nietzscheana”. (Ídem 2 p.163)

En segundo lugar refiere que las fuerzas de Dionisos y Apolo estuvieron presentes desde los

inicios de la civilización. Sin embargo hubo un ocultamiento en la tradición antigua de las

fuerzas de Dionisos y un predominio de las figuras de Platón y de Sócrates, es decir, de las

fuerzas de Apolo. Como resultado dio lugar a un sistema simbólico establecido y que prevaleció

hasta Hegel. Este problema puede ser interpretado como el problema de la identidad, la

apariencia y la desidentificación. Claro que estamos hablando de un periodo donde hubo un

ocultamiento y por lo tanto de una negación de la identidad. Vattimo hace referencia a que en la

historia de la metafísica occidental el modelo del arte no pasaría por la discusión de una

posición estética determinada sino más bien de una conciencia de lo que es real y aparente, es

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decir la tensión entre Dionisos y apolo, tensión que se encuentra expresada y que pervive

solamente en el arte. Para finalizar coincido con el autor cuando

El problema que Nietzsche propone al retomar el nexo “platónico" entre

apariencia y negación de la identidad coincide con el que plantea la

estética filosófica desde la cuestión actual (la experiencia abierta todavía

a la vanguardia) del arte. Ahora que también la filosofía, a través de una

meditación inspirada de manera decisiva en Nietzsche, ha comenzado a

sospechar radicalmente del sujeto, somos capaces de preguntarnos,

frente al arte y la literatura de nuestro siglo, qué es (todavía) “el sujeto” no

sólo de su producción , sino también y sobre todo de su “contemplación”:

quién puede ser “interprete” de un arte cuyo sentido fundamental parece

ser-de modo finalmente explícito- el juego de la apariencia bella como

juego de la des-identificación. Es éste-desde un punto de vista

nietzscheano- el contenido de un diálogo entre “poetizar” y “pensar”, un

diálogo en el que los interlocutores se ponen en juego, ante todo, ellos

mismos. (Ídem 2,196)

A todo esto el filósofo debe partir de estas consideraciones para no excluir mencionadas

fuerzas y para no caer en el juego de la desidentificación que se propuso históricamente. Esto

es lo positivo en Vattimo ya que nos exhorta a pensarnos como sujetos a pensar nuestra

realidad de manera crítica a través del análisis del arte. Siendo esta la actividad del filósofo.

Bibliografía

-Nietzsche. El nacimiento de la tragedia. Trad. Sánchez Pascual .Ed. Alianza. Madrid 1985.

-Vattimo, G; Dialogo con Nietzsche .Ensayos 1961-2000.Barcelona.Paidós. 2002

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