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DECLARACION DE FE N° 14

En la resurrección de los cuerpos; en la vida eterna para los santos y el castigo eterno
para los inicuos.

EN LA RESURRECCIÓN DE LOS CUERPOS Y LA VIDA ETERNA

1 CORINTIOS 15: 53:55 “Porque es necesario que esto corruptible se vista de


incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya
vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra que está escrita: sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está la
muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?”

Para hablar de la resurrección, primero debemos de hablar de la resurrección de


Jesucristo, lo cual es importante por muchas razones.

Primero, testifica del inmenso poder de Dios mismo. Creer en la resurrección es creer en
Dios. Si Dios existe, y si Él creó el universo y tiene poder sobre él, entonces Él tiene el
poder de levantar a los muertos. Si Él no tiene tal poder, Él no es un Dios digno de nuestra
fe y adoración. Sólo Él, quien creó la vida, puede resucitar después de la muerte. Sólo Él
puede revertir la atrocidad que es la muerte misma, y sólo Él puede quitar el aguijón que
es la muerte y dar la victoria sobre la tumba como leímos en: 1 Corintios. Al resucitar a
Jesús de la tumba, Dios nos recuerda Su absoluta soberanía sobre la vida y la muerte.

Segundo, la resurrección de Jesucristo es también importante porque valida quién Jesús


afirmó ser, es decir, el Hijo de Dios y Mesías. Según Jesús, Su resurrección fue la "señal
del cielo" que autentificó Su ministerio (Mateo 16:1-4). La resurrección de Jesucristo,
atestiguada por cientos de testigos oculares (1 Corintios 15:3-8), provee una prueba
irrefutable de que Él es el Salvador del mundo.

Tercero, otra razón por la cual la resurrección de Jesucristo es importante, es que prueba
Su carácter sin pecado y Su naturaleza divina. Las Escrituras decían que el "Santo" de
Dios nunca vería corrupción (Salmo 16:10), y Jesús nunca vio corrupción, ni siquiera
después de Su muerte (ver Hechos 13:32-37). Fue sobre la base de la resurrección de
Cristo que Pablo predicó: "Por medio de él se os anuncia perdón de pecados...en él es
justificado todo aquel que cree" (Hechos 13: 38-39).
LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO no es sólo la validación suprema de Su deidad;
también valida las profecías del Antiguo Testamento que predijeron el sufrimiento y la
resurrección de Jesús (ver Hechos 17:2-3). La resurrección de Cristo también autentificó
Sus propias afirmaciones de que resucitaría al tercer día (Marcos 8:31; 9:31; 10:34). Si
Jesucristo no resucitó, entonces tampoco tenemos esperanza de que nosotros
resucitaremos. De hecho, aparte de la resurrección de Cristo, no tenemos ningún
Salvador, ninguna salvación, y ninguna esperanza de vida eterna. Como dijo Pablo,
nuestra fe sería "vana", el evangelio sería totalmente impotente, y nuestros pecados
permanecerían imperdonables (1 Corintios 15:14-19).

JESÚS DIJO: "Yo soy la resurrección y la vida" (Juan 11:25), y en esa declaración
afirmó ser la fuente de ambas. No hay resurrección aparte de Cristo, no hay vida eterna.
Jesús hace más que dar vida; Él es vida, y por eso la muerte no tiene poder sobre Él. Jesús
confiere Su vida a los que confían en Él, para que podamos compartir Su triunfo sobre la
muerte (1 Juan 5:11-12). Nosotros que creemos en Jesucristo, experimentaremos
personalmente la resurrección porque, teniendo la vida que Jesús nos da, hemos vencido
a la muerte. Es imposible que la muerte gane.

Jesús es "la primicia de los que han dormido" (1 Corintios 15:20). En otras palabras,
Jesús abrió el camino en la vida después de la muerte. La resurrección de Jesucristo es
importante como testimonio de la resurrección de los seres humanos, que es un principio
básico de la fe cristiana. A diferencia de otras religiones, el cristianismo posee un
Fundador que trasciende la muerte y promete que Sus seguidores harán lo mismo. Todas
las demás religiones fueron fundadas por hombres o profetas cuyo fin fue la tumba. Como
cristianos, sabemos que Dios se hizo hombre, murió por nuestros pecados y resucitó al
tercer día. La tumba no pudo retenerlo. Él vive, y se sienta hoy a la diestra del Padre en
el cielo (Hebreos 10:12).

1 Tesalonicenses 4:13-18 La Resurrección es una victoria triunfante y gloriosa para cada


creyente. Jesucristo, quien murió, fue sepultado, y resucitó al tercer día de acuerdo a las
Escrituras (1 Corintios 15:3-4). Y, ¡Él vendrá nuevamente! Los muertos en Cristo
resucitarán primero, luego nosotros, los que hayamos quedado y vivamos para Su venida,
seremos transformados y recibiremos nuevos cuerpos.
¿Por qué es importante la resurrección de Jesucristo?

Porque demuestra quién es Jesús. Demuestra que Dios aceptó el sacrificio de Jesús
a nuestro favor. Comprueba que Dios tiene el poder de levantarnos de los muertos.
Garantiza que aquellos que crean en Cristo no permanecerán muertos, sino que
serán resucitados a una vida eterna. ¡Esa es nuestra bendita esperanza!

EL CASTIGO ETERNO PARA LOS INICUOS

Esto es un tema que indigna a muchas personas, pero veamos que nos dice la palabra de
Dios

2 TESALONICENSES 1: 6-9 “Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación


a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros,
cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama
de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio
de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de
la presencia del Señor y de la Gloria de su Poder”

En los vientos de cambio de las culturas modernas, la idea de un tormento y un castigo


eterno, es difícil de comprender para muchas personas. ¿Por qué? Bueno, CRISTO
HABLÓ MÁS SOBRE EL INFIERNO QUE DEL CIELO. No sólo Satanás y sus
secuaces serán castigados allí, sino que todos los que rechazan a Jesús van a pasar la
eternidad juntamente con ellos. Un deseo de rechazar o modificar la doctrina del infierno,
no mitigará sus llamas o hará que el lugar desaparezca. Aun así, la idea del castigo eterno
es despreciada por muchos, y aquí hay algunas de las razones:

La influencia del pensamiento contemporáneo. En esta época posmoderna, muchos


hacen todo lo posible para asegurar que nadie se ofenda, y la doctrina bíblica del infierno
se considera ofensiva. Es demasiado dura, muy antigua y demasiado insensible. La
sabiduría de este mundo se ha centrado en esta vida, sin pensar en la vida por venir.

El temor. El castigo interminable, consciente y carente de toda esperanza, es realmente


una perspectiva aterradora. Muchas personas prefieren ignorar la fuente del temor, en vez
de enfrentarlo y abordarlo bíblicamente. El hecho es que el infierno debe ser aterrador,
considerando que es el lugar de juicio originalmente creado para el diablo y sus ángeles
(Mateo 25:41).
Un punto de vista equivocado del amor de Dios. Muchos de los que rechazan la idea
del castigo eterno, lo hacen porque les resulta difícil creer que un Dios amoroso expulse
a las personas a un lugar tan horrible como el infierno por toda la eternidad. Sin embargo,
EL AMOR DE DIOS NO ANULA SU JUSTICIA, SU RECTITUD O SU SANTIDAD.
SU JUSTICIA TAMPOCO INVALIDA SU AMOR. De hecho, el amor de Dios ha
proporcionado el camino para escapar de su ira: el sacrificio de Jesucristo en la cruz (Juan
3:16-18).

El minimizar el pecado. Algunos consideran terriblemente injusto que la recompensa


por una simple vida de pecado debe ser un castigo eterno. Otros rechazan la idea del
infierno, porque en sus mentes, el pecado no es tan malo. Ciertamente no es lo
suficientemente grave como para justificar la tortura eterna. Por supuesto, generalmente
es nuestro propio pecado al que le restamos importancia; otras personas podrían merecer
el infierno, asesinos y cosas así. Esta actitud revela un malentendido de la naturaleza de
pecado universalmente horrible. El problema es la insistencia en nuestra propia bondad,
que excluye pensamientos de un juicio de fuego y niega la verdad de Romanos 3:10 ("no
hay justo, ni aun uno"). LA GRAVEDAD DE LA INIQUIDAD OBLIGÓ A CRISTO A
IR A LA CRUZ. DIOS ODIA EL PECADO HASTA LA MUERTE.

Teorías aberrantes. Otra razón por la cual la gente rechaza el concepto del castigo
eterno, es que se les ha enseñado teorías alternativas. Una de las teorías alternas es el
universalismo, que dice que todo el mundo tarde o temprano llegará al cielo. Otra teoría
es el aniquilacionismo, en el cual la existencia del infierno es reconocida, pero se niega
su naturaleza eterna. Los aniquilacionistas creen que las personas que terminan en el
infierno, morirán y dejarán de existir (es decir, ellos serán aniquilados). Esta teoría
simplemente hace del infierno un castigo temporal. Estas dos teorías son presentadas
como opciones viables para la enseñanza bíblica sobre el infierno; sin embargo, ambas
cometen el error de incluir opiniones humanas por encima de la revelación divina.

Enseñanza incompleta. Muchos pastores contemporáneos que creen en la doctrina del


infierno, simplemente la consideran un tema muy delicado para predicar. Esto contribuye
aún más a la negación moderna del infierno. Aquellos que se congregan en iglesias donde
no se predica sobre el infierno, son ignorantes de lo que la biblia dice al respecto y son
los primeros candidatos para ser engañados sobre el tema. LA RESPONSABILIDAD DE
UN PASTOR es lo que nos dice JUDAS 1:3 "contender ardientemente por la fe que
ha sido una vez dada a los santos", y no escoger o elegir qué partes de la biblia va a
dejar por fuera.

Las estratagemas de Satanás. La primera mentira de Satanás fue una negación del
juicio. En el jardín del Edén, la serpiente dijo a Eva, "No moriréis" (Génesis 3:4). Todavía
es una de las principales tácticas de Satanás. Recordemos lo que nos dice en 2 Corintios
4:4 "El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos", y la ceguera que él
produce incluye una negación de los decretos santos de Dios. Convencer a los inconversos
que no hay juicio, y que pueden "comer, beber y ser felices" sin que les importe el futuro.

SI ENTENDEMOS LA NATURALEZA DE NUESTRO CREADOR, no deberíamos


tener dificultad en entender el concepto del infierno. "Él [Dios] es la Roca, cuya obra es
perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad
en él; Es justo y recto" (Deuteronomio 32:4, énfasis añadido). Su deseo es que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. (2 Pedro 3:9).

Contradecir las enseñanzas de la biblia sobre el infierno, es básicamente decir, "Si yo


fuera Dios, yo no haría el infierno así". El problema con esa mentalidad es su orgullo
inherente, que de manera prepotente sugiere que podemos mejorar el plan de Dios. Sin
embargo, no somos más sabios que Dios; no somos más amorosos o más justos. Rechazar
o modificar la doctrina bíblica del infierno, lleva consigo una triste ironía, como un
escritor dijo: "Por más que tengan buenas intenciones, el único resultado de los
intentos de climatizar el infierno, es asegurar que más y más personas terminarán
allá".

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