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Cambio de Sexo en Menores

El 25 de febrero de 2021, el senador estadounidense Rand Paul avergonzó a


todos los congresistas norteamericanos - hombres y mujeres, que se niegan a
declarar pública y definitivamente, que no se debe permitir que ningún
profesional médico le administre hormonas del sexo opuesto a niños y niñas, o
que autoricen la mutilación de su anatomía sexual, como parte
del “tratamiento”, porque supuestamente estos muchachitos tienen
sentimientos contradictorios y desordenados con respecto a su masculinidad o
feminidad.
Las inspiradoras y valientes declaraciones del senador Paul, tuvieron lugar
durante un intercambio sin precedentes entre él y la patética doctora “Rachel
Levine” - un médico travesti a quien el presidente norteamericano, nominó
como su subsecretario de salud. Entre todos los facultativos en Estados
Unidos, el señor Biden eligió a un hombre sicológicamente enfermo, y la razón
para su elección, es porque Levine, no sólo se viste como mujer, sino que le
llama a esta payasada “Su identidad auténtica”.
El senador Paul comenzó recordándole a Levine que la mutilación genital
femenina ha sido ampliamente condenada por la OMS - la Organización
Mundial de la Salud, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y el
Fondo de Población de las Naciones Unidas. Según la OMS, la mutilación
genital está reconocida internacionalmente como una violación de los derechos
humanos. Considerada particularmente atroz, porque casi siempre se lleva a
cabo en menores, lo cual constituye una violación de los derechos de los niños.
El senador Paul señaló además, que al igual que con la mutilación genital, las
fuerzas sociales de hoy desempeñan un papel fundamental en la formación de
creencias y prácticas trans-culturales que dañan los cuerpos de los menores.
Según la OMS, la mutilación genital no se realiza típicamente por la fuerza,
sino por cuestiones, normas, o presión social. Por hacer lo que otros practican
y han estado haciendo, así como por la necesidad de ser aceptado socialmente
y el miedo a ser rechazado por la comunidad.
La evidencia demuestra cada vez más, que la influencia social, pero
particularmente la de las redes sociales y los compañeros y amigos, tienen
efectos profundos en los adolescentes, particularmente en las niñas que
tienden a ser más vulnerables a los denominados “contagios sociales”- como
por ejemplo el síndrome de memoria reprimida: cuando la niña o el varón,
tratando de borrar episodios desagradables en su vida, terminan por crear una
identidad completamente falsa. La disforia de género, la sensación de
incomodidad o angustia que pueden sentir los adolescentes, que llegan a creer
que su identidad de género difiere del sexo con que nacieron, o por las
características físicas relacionadas con su sexo, la bulimia, etc.
Un estudio publicado en el Reino Unido mostró que entre los años 2009 a
2018, hubo un aumento sin precedentes del número de niñas menores de edad
que buscaban la “transición”. Un ascenso impactante que muchos expertos
creen que es el resultado, de que las redes sociales presentan un lente
distorsionado, a través del cual las niñas están malinterpretando sus
sentimientos normales. Es natural que las niñas durante su adolescencia
busquen la amistad de otras jovencitas un poco mayores que ellas a quienes
admiran, también otras pre-adolescentes gustan de practicar juegos o deportes
masculinos, o vestirse como varones, pero eso de ninguna manera implica que
deban cambiar su sexo.
En lugar de recomendar la espera y el asesoramiento para llegar a la raíz de
los sentimientos confusos y desordenados de los menores, los “trans-
cultistas” y sus especuladores aliados, recomiendan medicamentos y cirugías
experimentales mientras prohíben el asesoramiento.
El senador Paul le preguntó a Levine: “Doctor Levine, usted aboga para que a
los niños se les administren bloqueadores hormonales y así evitar que pasen
por la pubertad, como también está en favor con respecto a la destrucción
quirúrgica de los genitales de un menor. Pero tanto la mutilación quirúrgica,
como la interrupción hormonal de la pubertad, pueden alterar y prevenir
permanentemente las características sexuales secundarias’.
“El Colegio Estadounidense de Pediatras informó, que del 80% al 95% de los
niños prepúberes con disforia de género, experimentarán una resolución al
final de la adolescencia si no se exponen a la intervención médica y la
afirmación social. Doctor Levine: ¿cree usted que los menores están en
capacidad de tomar una decisión que les transforma la vida de una manera tan
radical, como el cambiar el sexo?”.
En lugar de responder a las preguntas directas y claras del senador, Levine las
esquivó con palabras evasivas, por lo que Paul volvió a intentarlo, y le
dijo: “Seamos un poco más específicos ya que está evadiendo mis preguntas.
¿Apoya la intervención del gobierno a fin de que se anule el consentimiento de
los padres para poder administrarle a un niño, bloqueadores de la pubertad,
hormonas de sexo cruzado o la cirugía para amputación de senos y genitales?
Ha dicho que está dispuesto a acelerar los protocolos para los niños de la
calle. Y alarma que los chicos pobres sin padres, que no tienen hogar y están
angustiados, simplemente sigan adelante con esto y que se permita que eso le
suceda a un menor”.
Una vez más, el señor Levine recitó de forma robótica la misma respuesta
evasiva memorizada, que revelaba que sí apoya la esterilización química y la
mutilación quirúrgica de menores que experimentan confusión sexual, a
menudo debido al abuso, o por la influencia tóxica de las redes sociales.
Apenas conteniendo su ira justificada y justa por la ignorancia destructiva y el
engaño de Levine, el senador Paul dijo lo que todo estadounidense decente
debería decir públicamente y con frecuencia: “Deseo que quede constancia de
que el testigo se negó a responder la pregunta. Y es bien específica:
‘¿Deberían los menores adoptar estas decisiones trascendentales?’. Durante
la mayor parte de la historia de la medicina, no se permitía que se suturara una
herida a un menor en la sala de emergencias, pero usted está dispuesto a
permitir que un menor se le administren cosas que impidan su pubertad. ¿Cree
usted que la recuperará? ¿Cree que se le puede dar a una mujer suficiente
testosterona para que le crezca la barba, y que luego volverá a lucir como una
mujer cuando deje de tomarla? ¡La cambiará permanentemente! La
infertilidad es otro problema. Ninguno de estos medicamentos ha sido
aprobado para esto. Todos se utilizan de forma no autorizada. Me parece
irónico que la izquierda, la que se volvió loca por el uso de hidroxicloroquina
para tratar de contrarrestar el Covid, no esté alarmada por estas hormonas que
se están usando fuera de etiqueta”.
La declaración final del senador estadounidense Paul expuso la hipocresía y la
deshonestidad de los izquierdistas. Para ellos el uso no autorizado de
hidroxicloroquina para el tratamiento de emergencia de una pandemia viral que
estaba matando a miles de personas en todo el mundo era inconcebible. ¿Por
qué? Porque tratar con éxito el COVID-19 habría ayudado al expresidente
Trump.
Pero el uso no autorizado de bloqueadores de la pubertad y la prescripción de
estrógeno para niños físicamente sanos y progesterona para niñas físicamente
sanas, no sólo son considerados como médicamente correctos, sino también
actos de amor altruista. Al menos eso es lo que aseguran los que están
empeñados en cambiarles el sexo.
¿Y quiénes son estos aliados? ¿Quiénes son los grupos que se benefician de
la explotación de niños confundidos? Bueno, están los cirujanos estéticos,
endocrinólogos, compañías farmacéuticas, y profesionales de la salud mental,
académicos y todos los que abogan en Facebook y Youtube por el cambio del
sexo, cuyas manos codiciosas se aferran al lucro inmundo que el culto
transgénero les genera.
Ésto es lo que está ocurriendo a nivel nacional en Estados Unidos, pero los
hispano americanos que nunca dejamos de imitarlos, tal vez pronto trataremos
de hacer lo mismo.
En ninguna parte la Biblia se menciona explícitamente la transexualidad, ni se
describe a alguien que tenga sentimientos transgénero. Sin embargo, la
Escritura sí tiene mucho que decir acerca de la sexualidad humana, y es que
Dios creó sólo dos géneros: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen
de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo:
Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los
peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se
mueven sobre la tierra” (Gén. 1:27–28).Todas las especulaciones hoy en día
acerca de los numerosos géneros son ajenas a la Biblia.
Lo más cerca que se aproxima al transgénero, en las Escrituras, es en su
condena contra la homosexualidad “Por esto Dios los entregó a pasiones
vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que
es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el
uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros,
cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en
sí mismos la retribución debida a su extravío” (Rom. 1:26–27).
No importa si la distorsión de género tiene causas genéticas, hormonales,
fisiológicas, sicológicas o espirituales, porque todo se puede superar y sanar
por la fe en Cristo y la continua dependencia en el poder del Espíritu Santo. Se
puede recibir la sanidad, el pecado se puede vencer y las vidas pueden ser
cambiadas a través de la salvación que Jesús ofrece, incluso si hay factores
fisiológicos o biológicos. Los creyentes de Corinto son un ejemplo de este
cambio: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No
erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los
avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores,
heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido
lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el
nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Cor. 6:9–
11).
Hay esperanza para todos: transexuales, transgéneros, homosexuales y
lesbianas, y para esos con trastorno de identidad de género, gracias al perdón
de Dios disponible en Jesucristo.

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