Professional Documents
Culture Documents
Lavyrle Spencer - Otono en El Corazon
Lavyrle Spencer - Otono en El Corazon
OTOÑO EN EL CORAZÓN
1
1895
Querido Davin:
Creo que, por fin, hice un avance.
Encontré a alguien que financie el
barco de casco plano del que estuve
hablando durante años: mi patrón, el
señor Gideon Barnett, ¿qué te parece?
Me hizo instalar en un cobertizo, me
dejó comprar herramientas y madera, y
ya estoy terminando el lofting. Creo
que sigue pensando que estoy loco,
pero está dispuesto a invertir dinero
por la posibilidad de que no lo esté. Me
otorgó tres meses, aunque el buque no
correrá hasta el próximo verano.
Cuando lo haga tienes que estar listo
pan venir aquí. La nave ganará a lo
grande, y todo el país se enterará, y tú
y yo entraremos en la industria. Estuve
ahorrando hasta el último centavo, y
espero que tú también lo hayas hecho,
pues necesitaremos cada centavo si
queremos que Astilleros Harken se
convierta en realidad. Cuando así sea,
tendremos algo con qué empezar, pues
yo pagué los materiales del molde con
mi propio dinero y, por lo tanto, puedo
conservarlo, que es más de lo que
teníamos cuando estaba en el Este.
Me gustaría que estuvieras aquí, y
así podríamos hablar del diseño del
barco y trabajar juntos en él. Conocí a
un nuevo amigo llamado Ben Jonson, y
creo que le pediré que me ayude
cuando llegue el momento de arquear
las costillas. Es nórdico, como habrás
adivinado, y nadie es capaz de alisar
un barco como nosotros, los nórdicos,
¿no es cierto, hermano? Trabaja en el
almacén donde compré la madera, pero
el trabajo disminuye aquí en el otoño
cuando termina la temporada de
construcción, y pienso que estará
disponible para ayudarme. Me llevó a
pescar el domingo, y sacamos una
buena cantidad de sollo, que aquí
abunda.
Ah, de paso, compartí parte del
pescado con una dama.
Mi queridísimo:
Estos días sin ti son muy tristes,
aunque tengo buenas noticias para
ambos. Tomé las riendas de mi propia
vida y corté la relación con Taylor Du
Val para siempre.
Jens le contestó:
Mí amada Lorna:
Sin ti, este cobertizo es como un
violín sin cuerdas. Ya no toca más
música...
Lorna escribió:
Jens escribió:
Queridísima Lorna:
Me espanté cuando leí tu carta. Si
estás enferma, por favor querida, haz
lo que tu madre indica y ve a ver al
doctor. Si te sucediera algo, no sé qué
haría...
La apatía de Lorna persistió. Al
parecer la comida, en particular el olor
de la carne, le daba vuelta el estómago.
Lo más inquietante fue que ese síntoma
del estado avanzado de la enfermedad
de Addison, los vómitos, la asaltaron
una mañana y entonces, Lorna también
se aterró.
Fue directamente a ver a la tía
Agnes.
Agnes echó un vistazo a la cara
pálida de su sobrina y cruzó corriendo
la habitación.
—Por todos los cielos, niña, ¿qué te
pasa? Parece que hubieras dejado toda
tu sangre en un frasco, en tu habitación.
Siéntate aquí.
Lorna se sentó, temblando.
—Tía Agnes —dijo, apretando las
manos de su tía, y alzando hacia ella los
ojos aterrados—. Por favor, no se lo
digas a mi madre porque no quiero
asustarla, todavía, pero creo que en
realidad tengo esa enfermedad de
Addison.
—¿Qué? Oh, claro que no. La
enfermedad de Addison.,. ¿quién te ha
dado semejante idea?
—Busqué en el libro Salud y
Longevidad, y es como mi madre
sospechaba. Tengo todos los síntomas, y
acabo de vomitar y, según el libro, eso
significa que estoy en un estado
avanzado. Oh, tía Agnes, no quiero
morir.
—¡Lorna Barnett, termina con eso
ya! ¡No vas a morirte! Ahora,
descríbeme esos síntomas.
Lorna los describió, sin soltar las
manos de Agnes. Cuando terminó, se
sentó junto a ella en la tumbona.
—Lorna, ¿tú me quieres? —le
preguntó.
Lorna parpadeó y después la miró
fijamente, tratando de digerir una
pregunta tan inesperada.
—Por supuesto.
—¿Y confías en mí?
—Sí, tía Agnes, sabes que sí.
—Entonces, tienes que contestarme
una pregunta, y hacerlo con sinceridad.
—De acuerdo.
Agnes oprimió las manos de su
sobrina.
—Tú y el joven constructor de
barcos, ¿hicisteis lo que hace la novia
con el novio la noche de bodas?
Lorna sintió que le ardían las
mejillas. Dejó caer la vista sobre el
regazo y contestó en un susurro cargado
de culpa:
—Sí.
—¿Una sola vez?
Otro susurro:
—Más de una vez.
—¿Te faltó alguno de tus períodos?
—Uno.
Agnes murmuró:
—¡Dios querido! —Se apresuré a
controlar las emociones. —En ese caso,
sospecho que esta no es la enfermedad
de Addison, sino algo mucho peor.
Tuvo temor de preguntar.
—A menos que me equivoque, vas a
tener familia, querida.
Lorna no dijo una palabra. Sus
manos se soltaron de las de Agnes y se
puso una sobre el corazón. Volvió la
vista hacia la ventana y sus labios
formaron una O silenciosa. Se le
ocurrieron dos pensamientos: Ahora
tendrán que permitir que me case con él,
y, Jens estará tan contento...
Agnes se levantó y se paseé por la
habitación, pellizcándose la boca.
—Tengo que pensar.
Lorna murmuré:
—Voy a tener un hijo de Jens.
Agnes dijo:
—Lo primero que tenemos que hacer
es corroborarlo, pero creo que no hay
motivo de que tu madre se entere hasta
que estemos seguras. He aquí lo que
haremos. Buscaré a un médico, quizás
uno de Minneapolis que no nos conozca,
y te llevaré. Le diremos a tu madre que
tú y yo saldremos a tomar el té y a hacer
compras, y tomaremos el tren. Escucha,
querida, me llevará cierto tiempo
organizarlo, pero lo haré lo más rápido
posible. Entretanto, come mucha fruta y
verdura, y bebe leche, si es lo único que
puedes tolerar.
—Sí, eso haré.
—Debo decir que no te veo tan
perturbada como lo estarían la mayoría
de las chicas en tu situación.
—¿Perturbada? Pero, ¿no te das
cuenta?: ahora tendrán que dejar que me
case con él. ¡Oh, tía Agnes, es la
solución a nuestras plegarias!
En el rostro de Agnes apareció un
remolino de pliegues que podía
significar muchas cosas diferentes.
—No creo que tu madre opine lo
mismo.
Querida Lorna:
Pasaron muchas cosas desde que te
vi, hace veinticuatro horas. No sé por
dónde empezar. Primero, déjame
decirte que te amo, y que nuestro futuro
es más prometedor que nunca. La de
anoche fue la peor noche de mi vida, y
supongo que para ti también, pero no
podemos permitir que eso nos
desanime, en especial después de lo
que ha sucedido hoy.
Fui a ver a Tim y, por increíble que
parezca, me ayudará a establecer el
negocio. Te escribo desde su cabaña.
No sólo me dejó usarla durante el
invierno sino que pondrá todo el dinero
que necesite para empezar con el
astillero. Ya recorrí White Bear Lake a
lo largo y a lo ancho buscando un
edificio vacío que sirva, pero en todos
hay barcos guardados durante el
invierno. Encontré un terreno que está
en venta, y mañana Tim irá conmigo a
verlo y. si le gusta, construiremos un
edificio que será la sede de Astilleros
Harken. No está lejos de la cabaña de
Tim, entre ella y el club, en un
agradable terreno que tendré que
limpiar primero, pero no me molesta.
Tengo espaldas anchas, y un hacha
buena, y un noruego no necesita más
para sobrevivir. Decidí construirlo yo
mismo y ahorrar todo el costo de ese
trabajo. Ben me ayudará, pues el
almacén de maderas le dio licencia
hasta la primavera. Otra buena noticia
es que Ben encontró un aserradero que
podremos usar para cortar las tablas, y
así ahorraremos en la madera también.
Será mucho trabajo, pero no me
importa. Para la primavera, la
construcción estará terminada, lista
antes de que llegue el niño, y así
cuando nazca, seré oficialmente
constructor de barcos. ¿Qué te parece?
Te darás cuenta de que estoy muy
entusiasmado:
Todo lo que queríamos se hará
realidad. Lo único difícil es que
tendremos que casarnos sin que se
enteren tus padres. Lorna, al ver que te
sacaban del cuarto como una criminal,
se me rompió el corazón. No me dolió
ni la mitad que me gritaran y me
insultaran, como ver que te trataban a
ti de ese modo. Ya veo que me
equivoqué al imaginar que nos
tratarían bien cuando supieran lo del
niño, y no tenemos que volver a
cometer el mismo error. De ahora en
adelante, todos nuestros planes serán
secretos. Ahora, mi dulce Lorna,
tendremos que encontrarnos para
hacer algunos arreglos. Pensé mucho
en eso hoy, y creo que lo que tendrías
que hacer es venir en el tren de las JO
y media de la mañana, el próximo
viernes. Saca pasaje para Stillwater en
lugar de White Bear Lake. En esa
ciudad te conocen muchas personas, y
no quiero que tu padre se entere de
esto. Cuando llegues a White Bear, yo
subiré al tren y seguiremos juntos hasta
Stillwater, al Palacio de Justicia de
allí, y obtendremos la licencia de
matrimonio. En Stillwater hay tantas
iglesias que podremos elegir la que
queramos para casarnos, y después
podremos vivir en la cabaña de Tim
durante el invierno, luego, en
primavera, cuando esté terminado el
astillero, tendrá un desván que
podremos usar como casa hasta que
estemos en condiciones de construir
una verdadera casa en algún lado. Sé
que representa un gran paso para ti
vivir en una cabaña de troncos y en una
buhardilla sobre un astillero, pero no
será para siempre. Trabajaré más de lo
que viste jamás trabajar a hombre
alguno, para darte la clase de cosas
que tú mereces, mi amor, y algún día tu
padre se comerá sus palabras.
Acabo de leer lo que escribí y,
ahora que lo pienso, creo que será
mejor que tomes el tren el martes de la
semana que viene, así daremos tiempo
a que esta carta le llegue a Phoebe, y
ella te la dé, y tú tengas tiempo de
encontrar buenas excusas para salir de
tu casa.
Bueno, Lorna Diane, eso es lo que
haremos. Espero que estés de acuerdo
con mis planes. Seremos muy felices. Te
quiero mucho, querida muchacha, y
también a nuestro niño. Dale al
pequeño una palmada en la cabeza y
dile que es de parte del papá y que este
invierno, en mi tiempo libre, le haré
una cuna de madera de nuestra tierra
(al menos lo será algún día).
No estés triste. Sonríe, y piensa en
la semana que viene, cuando seremos el
señor y la señora Harken.
Tu amante futuro marido Jens
Fin