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Claves para reconstruir historias

Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers
Claves para reconstruir historias

Edición: Sebastián Canavoso.


Correctoras: Adriana Martinez, Victoria Vagni y Vilma Brondo.
Diseño gráfico: Federico Torres y Federico Sanders.
Fotografía: Juan Garcilazo.

Idea original:
© Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers, 2023.
Av. Padre Viera 41, Alta Gracia, Córdoba, Argentina.v

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons.


Se permite el uso: Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
Autoridades Nacionales Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y
Casa del Virrey Liniers

Presidencia de la Nación Dirección


Alberto Fernández Tomás Ezequiel Bondone

Vicepresidencia de la Nación Equipo


Cristina Fernández de Kirchner Vilma Brondo
Sebastián Canavoso
Ministerio de Cultura Juan Garcilazo
Tristán Bauer Mariano Giosa
Hernán González
Secretaría de Patrimonio Cultural Verónica Goycochea
Valeria González Viviana Guardabassi
Daniela Haspert
Dirección Nacional de Museos Adriana Martínez
María Isabel Baldasarre Sandra Otero
Natalia Quevedo
Teresa Reyna
Laura Romero
Antonio Sabatté
Federico Sanders
Federico Torres
Nancy Torres
Martha Troncoso
Belén Trucco
Victoria Vagni
Agustin Villarreal
Claudia Villarroel
Marcel Virga
Alejandra Zega
AgradecimientOs

A Gabriela Mirande Lamédica, directora del Museo Mitre.

A Pablo Montini, director del Museo Histórico Provincial


de Rosario Dr. Julio Marc.

A Gabriel Di Meglio, director del Museo Histórico Nacional.

A Horacio Mosquera, director del Museo Nacional del


Cabildo de Buenos Aires y de la Revolución de Mayo.

A Don Enrique Liniers Vázquez, investigador del


Museo Naval de Madrid.

A Mónica Pecorari, directora de la


Escuela Santiago de Liniers.

Y un agradecimiento especial a todas aquellas personas que


colaboraron entusiastamente con este proyecto.
A manera de prOlOgO

¿SOY LINIERS? es una propuesta curatorial del Museo Nacional


Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers, concretada
en 2023. Particularmente interesante resulta esta iniciativa para
la cultura de Alta Gracia, su memoria y su contexto histórico. Es
aquí donde Santiago de Liniers y Bremond (1753-1810) vivió durante
algunos meses, en un año clave de nuestra historia como lo es 1810.
Hoy, en la toponimia de la ciudad serrana Liniers suena y resuena
como un eco insistente, sin saber muy bien por qué. Y en ese sentido
la exhibición se despliega como una herramienta posible para
desentrañar algunos significados y formular nuevas indagaciones,
junto a la variedad y diversidad de actividades que la complementan
y enriquecen.

Conformar la exposición implicó más de un año de gestiones,


al reunir obras pertenecientes a los acervos del Museo Histórico
Nacional, el Museo del Cabildo y la Revolución de Mayo, el Museo
Mitre, el Museo Histórico Provincial de Rosario Dr. Julio Marc.
Además contamos con el apoyo de la Escuela Santiago de Liniers de
Alta Gracia al brindarnos, como obra invitada, su retrato de Liniers
realizado por el artista altagraciense Osvaldo Rugani. Asimismo
diferentes artistas locales proponen intervenir esta exposición con
sus obras, recuperando dinámicas y contextos singulares desde
la escala regional en diálogo con procesos de nivel nacional e
internacional.

Así, esta exhibición inédita no pretende mostrar un elenco


exhaustivo de representaciones de Liniers. Tampoco investigar
sobre el clima de época que determina su imagen, sino plantear
los condicionamientos de significación de un ámbito particular:
el abierto por el cuerpo ausente del retratado. Cada retrato quiere
adelantarse al trabajo de la memoria, dejar constancia no tanto de
una semejanza como si de una presencia expuesta. Apostamos así
con las palabras de Ticio Escobar a la eficacia de mostrar retratos
históricos de una manera diferenciada:

Convencionalmente, el acierto de un retrato es evaluado a partir


de la veracidad de la mirada del modelo. Quizás ese canon clásico
deba ser conservado con la condición de que sigamos los trayectos
posibles de esa mirada. Mirada que devuelve la del espectador.
Mirada que apunta al más allá del cuadro, escapa del campo de
la representación, observa los azares de su tiempo y vislumbra, o
permite vislumbrar, otras perspectivas de mirada1.

Se propone entonces concretar aquí, desde una nueva


perspectiva, una exposición que estimule, motive y renueve la
imagen hasta ahora poco conocida de quien fuera el virrey del Rio
de la Plata Santiago de Liniers. Un personaje controvertido que
genera preguntas (¿héroe o traidor?) para pensar el rol del museo
como símbolo nacional desde una perspectiva actual2.

En relación a la construcción de la imagen heroica de los


personajes que fueron protagonistas de nuestra historia, resulta
revelador el abordaje teórico de la académica Laura Malosetti Costa.

1 Escobar, Ticio “Los rostros que hoy no reconocemos” en Catálogo de


exposición El Mariscal. El cuerpo del retrato, Paraguay, siglo XIX.
Asunción, Centro de Artes Visuales / Museo del Barro, 2011, p. 5.
2 Para una “clásica biografía” puede consultarte el trabajo pionero de
Groussac, Paul, Santiago de Liniers. Conde de Buenos Aires (1753-1810).
Buenos Aires, Arnoldo Moen y hermano, 1907. Existe un volumen
importante de bibliografía actualizada disponible en la Biblioteca del
Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers.
En su reciente libro Retratos públicos se ocupa del retrato como
soporte de la memoria en su doble dimensión de arte y documento.
Junto a ello es interesante también observar el lugar que ocuparon
y ocupan estos cuadros en los museos. Y como lo sostiene la autora,
si se aleja un poco el punto de vista para encarar la cuestión de la
vida de estas imágenes, su deriva a lo largo del tiempo histórico,
se introduce en el debate el problema de su supuesta asincronía
respecto de la modernidad artística europea contemporánea y su
también supuesta anacronía respecto del gusto y la valoración
estética contemporánea3.

Presentamos esta publicación, a modo de claves de lectura,


con una “galería de imágenes” junto a reflexiones escritas que nos
aproximan tanto a los retratos como así también a las distintas
facetas de Santiago de Liniers. Nancy Graciela Mármol nos invita a
contemplar el cuadro de Paul Émile Chabas (1869-1937) analizando
los elementos tomados por el artista en su obra. Vilma Brondo
nos lleva a recorrer la historia a través de fragmentos extraídos
de las cartas escritas por Santiago de Liners. Antonio Sabatté nos

3 Malosetti Costa, Laura, Retratos públicos. Pintura y fotografía en la


construcción de imágenes heroicas en América latina desde el siglo XIX.
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2022, p. 23.
propone una interpretación personal del edificio, reconociendo las
decisiones de Liniers para adecuar la Residencia Jesuítica al estilo
de vida y costumbres del Conde de Buenos Aires. Finalmente el
texto de Tomás Ezequiel Bondone nos plantea una reflexión sobre
el valor de los archivos para interpretar el pasado y la vinculación
con Liniers en la documentación conservada.

A partir de esas ideas expresadas en diseño, imágenes y


palabras, esperamos que al recorrer la exhibición, o leer estas
páginas, nuestros públicos visitantes sean una parte fundamental
del proyecto curatorial: generando preguntas, compartiendo
experiencias, tensionando la historia. ¿SOY LINIERS? se propone
entonces como un polo dinámico, abierto, plural y participativo.
Pensamos a este proyecto y sus diversos componentes (exhibición,
publicación, actividades complementarias, conversatorios, media-
ciones) como una instancia anual que se convierte en un valioso
medio de comunicación de nuestro Museo Nacional.
Paul Émile Chabas
(Nantes, 1869 - París, 1937)

Santiago de Liniers, ca. 1890


Óleo sobre tela, 91 x 78 cm
Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia
y Casa del Virrey Liniers
Alta Gracia, Argentina
Liniers, la histOria en un retratO
Nancy Graciela Mármol

Cuando pensamos en un retrato lo primero que se nos viene a la


mente es la expresión facial que puede reflejar su protagonista. Las
emociones son un ingrediente fundamental que posee todo artista
para la lectura del lenguaje corporal partiendo de la observación,
el análisis y sobre todo el de pensar en cómo recrear una imagen
que sea el fiel reflejo de una personalidad en potencia para llamar
la atención de sus futuros espectadores. Es así, como muchos
retratos en las diferentes épocas dentro de la historia del arte han
fascinado y atrapado la mirada de muchos, para que cada uno
pueda completar con sus propias experiencias emocionales un
perfil impensado, inclusive para el propio artista en el momento de
su ejecución. De esta manera, se puede decir que el retrato posee
un aspecto muy particular, no sólo el de detener el tiempo en un
momento determinado que quedará para siempre, sino el de poseer
una característica fundamental donde se escapa de lo meramente
pictórico para pasar a tener un valor informativo y documental.
De esta manera, el sujeto representado puede ser objeto de
múltiples lecturas para ser abordadas por distintas disciplinas del
conocimiento.

Dentro del retrato como género, se puede hablar de los


denominados retratos auténticos donde cada artista percibe la
individualización del personaje observando sus rasgos personales.
También se encuentran los llamados retratos reconstruidos en
los cuales quien pinta no ha visto nunca a la persona. Tales obras
emulan la expresión psicológica del personaje basándose en
descripciones e informaciones brindadas por familiares y conocidos.
Estos son los casos de destacadas personalidades del pasado, de
los cuales se poseen una especie de identikit donde se describen
rasgos físicos con rasgos psicológicos propiamente dichos. Como
ejemplo encontramos los retratos realizados por diferentes artistas
de un personaje de nuestra historia argentina conocido como el
héroe de la Reconquista: Don Santiago de Liniers y Bremond. Uno
de sus biógrafos, Paul Groussac1 describe algunos elementos de su
personalidad diciendo que era “alegre, intrépido, ligero, pródigo
de su sangre y de su bolsa, sincero hasta la imprudencia y bueno

1 Groussac (Toulouse, 1848 – Buenos Aires, 1929) fue historiador y crítico


literario, director de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires por 44 años,
entre 1885 y 1929, y su labor en ese repositorio fue polifacética.
hasta la debilidad (...) Devoto del rosario y amigo del galanteo, no
destituido de talento y lectura, un tanto pagado de su elegancia y
nobleza, pero con un don de simpatía irresistible.”2

Los retratos de los siglos XIX y XX en Argentina

Se podría decir que los retratos y las escenas costumbristas


fueron los temas más trabajados por los artistas durante el siglo
XIX y parte del siglo XX en nuestro territorio. El retrato, como tema o
género, “adquirió en el siglo XIX un renovado brío, de tal modo que la
actividad de los pintores decimonónicos, es decir, aquellos pintores
que pertenecieron a este siglo, estuvo reducida casi siempre a
ejercer el oficio de retratistas. Quienes encargaban esas pinturas
eran los más linajudos representantes de una sociedad en vías de
transformación, que, a pesar de mantener incólumes las rígidas
normas de la tradición española, se abría a los nuevos modos de
vida, a las costumbres y a las modas europeas mucho más liberales.”3

2 Groussac, Paul, Santiago de Liniers: conde de Buenos Aires: 1753-1810.


Con un retrato al Agua Fuerte y un Plano de Buenos Aires en 1807. Buenos
Aires, Arnoldo Moen y Hermano, 1907, p. 409.
3 Ribera, Adolfo Luis, “La Pintura” en Historia General del Arte en la Argentina
Tomo III, Academia Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, p. 111.
En sus comienzos, la producción artística en nuestro país
estaba en manos de pintores europeos, actividad seguida más
tarde por pintores locales formados en su gran mayoría en Europa.

A partir de la Revolución de Mayo se dejó atrás la temática


religiosa heredada de España para tomar como guía los nuevos
ideales artísticos y estéticos que el arte del Neoclasicismo planteaba
en su momento, tales como la idea del héroe, la grandiosidad, la
belleza, la sobriedad, entre otras. Se destacaba en este contexto el
resurgir de las nuevas ideas filosóficas tomadas de la Revolución
Francesa a partir 1789, donde se buscaba un orden social más justo.
Posteriormente ello trae aparejado un siglo XIX complejo y variado
desde el punto de vista artístico, donde diversos estilos llegados
a nuestro país tienen su origen mayoritariamente en Francia. Las
influencias tanto del Neoclasicismo como del Romanticismo son
paralelas y difíciles de desvincular, es decir, no sólo coexisten sino
que muchas veces son aplicados por un mismo artista.

El retrato según Chabas

Muchos artistas retrataron a Don Santiago de Liniers y Paul


Émile Chabas, retratista francés de gran popularidad, fue uno de
ellos4. Su lenguaje pictórico se encuentra dentro de un academi-
cismo tardío, que cultivó un naturalismo clasicista y mimético con
cierto “aire de época” tras algunas resonancias postimpresionistas.
El cuadro que Chabas le dedica al capitán de navío Liniers y que
es objeto de este texto, está pintado en Francia hacia finales del
siglo XIX. El encargo fue realizado en forma privada por su principal
biógrafo Paul Groussac y actualmente forma parte del patrimonio
del Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del
Virrey Liniers. Los primeros propietarios de este cuadro fueron la
familia Macías Groussac convirtiéndose en su propietario definitivo
el museo a través de la donación otorgada por la Fundación Bunge
y Born en el año 1978.

Una lectura minuciosa

La obra es una pintura realizada con la técnica al óleo sobre


tela, cuyas dimensiones son, incluyendo el marco, de 91 cm de alto
por 78 cm de ancho y 8 cm de profundidad.

4 Nació en Nantes en 1869 y murió en Paris en 1937. Fue alumno de William


A. Bouguereau y de Robert Fleury, en 1900 obtuvo el premio nacional del
Salón de París y una medalla de oro. Fue integrante del Comité de Artistas
Franceses, miembro del Instituto de Francia desde 1921 y comendador de
la Legión de Honor. Fue un hábil retratista y celebrado por el encanto
de sus desnudos femeninos. https.www.museodelprado.es
La pintura representa a Don Santiago de Liniers de medio
torso y tres cuarto de perfil, con un leve giro hacia su izquierda, con
la mirada dirigida hacia el horizonte fuera del cuadro. Se destaca la
figura central de un fondo totalmente tratado con tonos neutros
mezclados con colores tierras y ocres. En este caso en particular,
el retratado constituye la figura principal despojado de cualquier
objeto que pudiera haber en su entorno, tales como mobiliario,
tapicería o algún otro accesorio. La relación de la figura con el fondo
está totalmente definida y separada por una línea de contorno
ilusoria para destacar un leve halo detrás de la efigie de Liniers.
Así, el tratamiento de la luz hace enfatizar la imagen desde su lado
izquierdo para contrastar la figura con el fondo. Los colores y las
texturas que representan la ropa hacen oponer una tela rústica de
la chaquetilla, del suave y brillante dorado de la solapa.

Paul Chabas nos presenta a un Liniers de mediana edad,


con cabello blanco ondulado peinado hacia atrás despejando
totalmente la frente, destacando las abultadas patillas como
elemento distintivo de los peinados de la época del Virreinato del Río
de la Plata. La mirada, conformada por unos ojos celestes, no está
dirigida directamente al espectador, sino orientada al horizonte sin
un objetivo claro o quizás con una actitud pensativa. Juan Manuel
Beruti, escritor bonaerense, lo describe en sus Memorias como
“un hombre bien apersonado, natural de París de Francia, alto de
cuerpo, grueso, muy airoso, muy blanco y rubio, ojos zarcos, cara
muy placentera, redonda y muy risueña; agregándose a esto ser
muy afable y cariñoso.”5

Su rostro está trabajado con trazos de pincel suave logrando


difuminar los colores entre sí, con gradaciones de los matices
denominados “ocre carne” o “color piel”. El artista logra el volumen
a través de un minucioso modelado del color, terminando con la
representación de una barba recientemente afeitada. Enmarcan
la mirada las abundantes cejas de un suave marrón, destacándose
en contraste de los tintes de la piel y el cabello.

La nariz delgada de tipo aguileña orienta la contemplación


del espectador de una manera lenta y suave hasta llegar a unos
delgados labios realizados con trazos muy finos, con leves toques
de luz al igual que los ojos. Acompaña el conjunto un delicado
pañuelo de seda blanco rodeando a un proporcionado cuello.

5 VV. AA: 1806 - 1807 Invasiones Inglesas al Río de la Plata - A 200 años de
la Reconquista y Defensa de la ciudad. Aporte documental. Buenos Aires,
Gobierno de la Ciudad, 2007, p. 40.
El uniforme en la obra

Antes de interpretar el uniforme del retrato es necesario


resaltar la importancia de este tipo de obras para la investigación
histórica. Fernando González de Canales y López Obrero se refiere
al valor documental que poseen al analizar los uniformes de la
armada española durante el período colonia:

En épocas anteriores a la fotografía, era el retrato el que acerca


la imagen más viva del uniforme en el tiempo y va íntimamente
relacionado con la importancia del personaje al que representa. 6

En tal sentido, al contemplar el retrato que estamos analizando


podemos decir que el uniforme pintado no se corresponde con
la época de Liniers, ya que se lo representa aquí con un uniforme
grande, el cual se usaba en ocasiones muy especiales. Es oportuno
recordar que la obra pintada por Chabas fue realizada tiempo después
de 1810, el año de la muerte de Liniers. Ello puede afirmarse tras una
mirada al cuadro titulado Santiago de Liniers y Bremond que se
encuentra expuesto en el Museo Naval de Madrid, obra de autor
anónimo del siglo XIX. Al respecto, oportunamente se consultó la

6 González de Canales y López-Obrero, Fernando https://es.scribd.com/


doc/206825620/Uniformes-Armada-Volume-Ni Pág. 8.
opinión del Capitán de Fragata Manuel González de Canales Moyano,
experto en uniformes del Instituto de Historia y Cultura Naval de
la Armada (Madrid) y coautor del libro Colección Uniformes de la
Armada tres siglos de historia (1700-2000), referida al uniforme
que reviste a Don Santiago en ese cuadro, muy similar al que se
representa en la obra de Chabas. Las conclusiones a las que arribó
fueron las siguientes:

Liniers está retratado con un uniforme que no corresponde a


su tiempo, eso era muy común cuando se encargan retratos de
personajes ilustres. En el siglo XVIII ya se distinguían tres tipos de
uniformes: el grande, el pequeño y el de todo servicio, Liniers está
retratado en ambos cuadros con un uniforme grande.7

Antes de detener brevemente la mirada en ciertos detalles


del uniforme es importante recordar las palabras de Paul Groussac
sobre el físico de Liniers. Es oportuno tenerlas en cuenta para com-
prender, en parte, qué personaje retrata Chabas y cómo lo reviste.
Groussac ve a Liniers como un hombre “alto, robusto, muy erguido
en su magnífico traje de capitán general, bordado de oro en las
costuras.”8 Con estas palabras el autor no sólo describe el porte,

7 Entrevista realizada por la autora a través de correo electrónico el 8/03/23.


8 Groussac, op. cit., p. 228.
la elegancia y la postura que mostraba Liniers, sino que está
describiendo también el tipo de uniforme de un oficial con el cargo
de Capitán de navío.

Chabas representa sólo la parte superior de la casaca de


paño azul con botones dorados acompañado por un galón dorado
decorado con el diseño de la flor de Lis, realizadas con trazos
muy esquemáticos que casi no se pueden percibir. El cuello tiene
la forma de un triángulo isósceles cuya altura llegaba hasta las
mejillas, estaba cosido por la base mayor al escote de la casaca,
de manera que al abrocharse con un botón en la base, quedaba el
frente abierto en ángulo. Otra prenda fundamental dentro de la
indumentaria del uniforme de un marino de la armada española es
la camisa. Chabas la representa de forma triangular entre ambas
solapas del chaleco, con su base invertida de color blanco. Sus lados
presentan cierta curvatura, rompiendo la rigidez que presenta la
figura del triángulo. Con esta técnica compositiva logra plasmar su
volumen, contrastando las luces y las sombras alcanzando así, con
pinceladas alargadas, la idea de suavidad en la tela.

Todos estos recursos artísticos sirven para realzar la nobleza


del personaje, dado que no todos los marinos estaban en las
condiciones económicas de poder vestir este tipo de uniforme, tal
como lo expresan Fernando González de Canales y López Obrero:

La camisa blanca, desde su creación, se consideró un signo de


distinción, de personas de alto nivel que eran los que podían lavarla
a menudo para tenerla siempre limpia. Era de lienzo, material
agradable para estar en contacto con el cuerpo, su calidad era
diferente, dependiendo del estrato social al que pertenecía. Los
oficiales vestían lienzos finos de lino o algodón.9

Una particularidad tenía el cierre de su parte superior a la


altura del cuello; se lo cerraba con un pañuelo de seda blanco con
un moño que poseía cierto volumen como simulando un broche.
En ambos lados se deslizaban dos tramos pequeños de tela con una
terminación en formas de hojas, posándose en ambos costados del
cuello de la casaca en forma muy sutil.

Por último en la representación del uniforme aparece el


chaleco. Este era una prenda de tono blanco que podría pasar casi
desapercibida por el observador. Está ubicado entre la camisa y
la casaca, quizás confeccionado con una suave seda, remarcando
el pecho con dos importantes solapas superpuestas para resaltar la
elegancia de los anchos hombros de su portador.

9 Op. Cit., p. 104.


Para completar la descripción del uniforme que usaba Santiago
de Liniers Paul Groussac lo describe, al encontrarse el Capitán en
las calles de Montevideo encabezando su división, de la siguiente
manera:

Al frente iba Liniers, vistiendo el brillante uniforme azul y rojo,


flordelisado de oro, de capitán de navío, y, en el pecho, la cruz de
caballero de Malta: con su alta estatura, su robusta presencia, su
belleza risueña y varonil que forma parte de su prestigio entre las
muchedumbres.10

Un carácter de caballero

Santiago de Liniers cumple con un mandato familiar, al


igual que lo habían hecho sus antepasados tanto paternos como
maternos. Sus padres Don Jacobo José Luis de Liniers y Doña
Enriqueta Teresa de Bremond, decidieron enviarlo desde muy joven
a la escuela militar de la Orden de San Juan en la isla de Malta.
Concluye sus estudios en 1768 con la cruz de caballero de Malta.
Su carrera militar se desarrolló al servicio de España, llegando a ser
Capitán de Navío de la Real Armada Española, Comandante General
de Armas de Buenos Aires, Virrey del Río de la Plata y caballero

10 Op. Cit, p. 82.


de la Orden de Montesa, caracterizada por ser una organización
honorífica, religiosa y militar fundada en el siglo XIV.

En el cuadro que analizamos, sobre la solapa derecha de la


casaca, se encuentran abrochadas las dos veneras o insignias que
antiguamente los caballeros las llevaban colgadas al pecho. La
inclusión de este detalle en el cuadro por parte del pintor es muy
importante, porque lo fue para Don Santiago,

cuya cruz de caballero exhibió siempre como única condecoración,


de la que se enorgullecía de tal manera que al tiempo de casarse le
escribía a su padre en 1782, a bordo del buque Fincastle, fondeado
en el puerto de Málaga, que pese a contraer matrimonio pediría la
gracia de seguir llevándola (ya que se requería una dispensa para
continuar llevando la cruz después de casado, ya que los caballeros
de Malta eran solteros).11

En estas palabras se puede percibir a un Liniers con ideales


donde se conjugan el honor, la lealtad, la fidelidad y el orgullo, no
encontrándose los límites entre la vida privada y la vida profesional.
Quizás a todos esos valores de su personalidad, Chabas quiere

11 Fos Medina, Juan Bautista (2017). “Santiago de Liniers, un caballero


cristiano” en Revista Cruz de Sur, año VII, número 26, pp. 13-61. Pág. 25.
simbolizarlos en esas dos insignias al colocarlas al lado izquierdo, no
sólo como lo puede indicar un reglamento sobre cómo utilizarlas en
los uniformes militares, sino más precisamente del lado del corazón
que simboliza el lugar donde se resguardan las emociones.

Escudo de Armas

Durante siglos, los escudos de armas han estado presentes


en numerosas familias de origen noble simbolizando la fama, el
prestigio, sus numerosas hazañas, batallas o simplemente hechos
heroicos. Estas condecoraciones con el transcurrir de los años
quedaron como un sello que identificaba la historia y el linaje de cada
familia junto a su blasón. Los antepasados de Santiago de Liniers
poseían un origen caballeresco, esto se evidencia en la siguiente
cita:

…pudiéndose trazar su filiación hasta el siglo XIII. Sin embargo, los


primogénitos de la Casa en diversas ramas fueron condes y una
de ellas fue creada marqués de Liniers. En sus distintas ramas los
Liniers fueron señores de Liniers. 12

12 “L’Annuaire de la noblesse” (1857, p. 180) en Blasonset Historie: Armorials


de les Villes de France. http://www.santiagodeliniers.8m.net/
En el ángulo superior izquierdo del cuadro de Chabas, apare-
cen dos pequeños escudos paralelos entre sí. En uno de ellos, el
de la izquierda, se observa una pequeña porción superpuesta
tapando parcialmente al escudo que se encuentra a su derecha,
ambos pintados con pinceladas de trazos rápidos que construyen
las formas sin detenerse en los detalles de los elementos que los
conforman. Los colores aplicados son fríos, cálidos y tonos neutros
contrastando perfectamente sobre el fondo. A pesar de su pequeño
tamaño, en los detalles del primer escudo de armas se pueden
apreciar correspondencias al escudo de armas de la familia Liniers,
como se detalla a continuación:

Las armas del Virrey Liniers son las de su linaje, en su cuadrante


interior se encuentran una faja de gules (rojo) y bordura de sable
cargada de ocho besantes de oro, con el agregado de corona condal
por su título de Conde de Buenos Aires; acoladas las banderas
tomadas a los ingleses en los hechos de 1806 y 1807. 13

El escudo se apoya en un par de cañones, bayonetas y anclas


ubicadas en su parte inferior. Es importante aclarar, que la corona

13 Heráldica en Argentina - Escudo del Virrey Santiago de Liniers. Extraído de:


https://heraldicaargentina.blogspot.com/2012/07/escudo-de-santiago-
de-liniers.html?m=1.
“no es una corona de título, el de Conde de Buenos Aires le fue
concedido posteriormente en 1809. Este escudo fue utilizado por
Liniers como jefe de escuadra de la Real Armada, virrey, gobernador
y capitán general.” 14

Otra característica y no menos importante, es la simbología


que poseen los esmaltes o colores empleados en la heráldica para
la confección de los escudos. A la hora de combinarlos, se debe
tener en cuenta el contraste entre ellos para obtener una correcta
composición. En la pintura de Chabas los besantes del escudo se
representan de color oro.

[El oro es] símbolo de nobleza, esplendor, constancia, riqueza


y poder. Quien lo lleve debe caracterizarse por su nobleza y
servidumbre al Rey. Ser primero en defender y portar las virtudes
de caballero, amparar a los necesitados y defender al Soberano,
peleando por ellos hasta derramar su última gota de sangre.

[El blanco o] plata, del fondo del escudo, representa pureza, fe y


obediencia. Las familias a las que se les concedía el privilegio de
llevar este metal en sus escudos se distinguían por su integridad,

14 Demaría, Gonzalo y Molina de Castro, Diego, Historia genealógica de los


Virreyes del Río de la Plata. Buenos Aires , Junta Sabatina de Especialidades
Históricas, 2001, pág. 323.
firmeza, vigilancia y gratitud. Los portadores de este esmalte en
su escudo eran reconocidos como aquellos que servían al Rey
en la náutica y tenían la obligación de amparar a los huérfanos y
defender a las doncellas.

El rojo o gules representa la fortaleza, honor, osadía y victoria, con


la obligación al servicio y protección de las Armas ante su Soberano
y su Príncipe y a socorrer a los que se ven oprimidos por la justicia
y, por último, el negro o sable símbolo del pudor y como tal, se
concede el privilegio de llevarlo en el escudo como muestra de
modestia, discreción y prudencia.15

La firma de Paul Chabas

Un gran porcentaje de los cuadros que se conocen, son


firmados por los artistas, no sólo para legitimar su autoría, su
nombre e identidad pública, sino como un elemento esencial del
mismo. La firma del autor aporta también, en muchos casos, un
valor estético aunque al observar rápidamente la obra puede pasar
casi desapercibida. En algunas oportunidades se la busca y mira
antes de prestar atención al cuadro, dicho en otras palabras, se trata
de verificar su autenticidad y de paso, encontrar algo allí sobre la
personalidad del artista.

15 http://www.gritosdemadrid.es/2018/05/30/simbologia-de-los-esmaltes-
y-las-figuras-en-la-heraldica/
En el caso particular de Paul Chabas y su retrato de Santiago
de Liniers, la firma se encuentra ubicada en el cuadrante superior
derecho del cuadro acompañada por una pequeña inscripción casi
ilegible situada por debajo de la misma. A diferencia del resto de
sus obras realizadas en el transcurso de su vida, la firma aparece en
el ángulo opuesto de los cuadros. Como característica particular se
podría aseverar que en este caso posee cierta elegancia y firmeza
en su trazo. Las letras mantienen una distancia y un tamaño propor-
cionado entre sí, resaltando las dos iniciales del nombre y del
apellido, entremezclando la letra imprenta con la cursiva de forma
alternada. Así, logra un resultado refinado y distinguido aplicando
cierta dinámica en el trazo de la letra C queriendo envolver y sostener
con una curva a la letra H. El color utilizado para su plasmación,
está totalmente en armonía con el resto de los colores aplicados en
el lienzo.

A modo de conclusión

El Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del


Virrey Liniers cuenta con una gran variedad de piezas, constituyendo
un acervo histórico- cultural muy valioso para nuestra historia
en general, sin obviar el interés científico, cultural y técnico que
aportaría cada una de ellas. Cada objeto que posee es merecedor
de múltiples análisis desde distintas perspectivas, si se lo considera
como producto cultural de una época determinada dentro de un
contexto histórico, social o político.

El retrato de don Santiago de Liniers y Bremond, obra del


pintor francés Paul Émile Chabas, es una de esas piezas importan-
tes con las que cuenta nuestro Museo en Alta Gracia. En ella se
puede ver que el artista, valiéndose de su talento para la pintura y
para el retrato en particular, emplea diversos recursos artísticos para
enaltecer la figura de un hombre que se destaca por su integridad
moral, por su fidelidad a la palabra dada, el honor, la nobleza y su
calidez humana resaltada en su biografía.

Todo esto se observa al ver el rostro de Don Santiago, su


expresión, su mirada, su boca… El artista al revestirlo con ese
uniforme de gala lo enaltece, logrando resaltar esa esbeltez y
afabilidad que expresan sus biógrafos. Para insistir en estos detalles,
el pintor refuerza los rasgos de la personalidad de Liniers con todos
los elementos con que cuenta el artista, el color, la pincelada, el
juego de luces y sombras, volúmenes, texturas. También operando
con la inclusión de elementos simbólicos, los que acompañan en
este retrato al personaje, como son sus medallas y sus escudos
honoríficos.
Buena decisión de Paul Groussac al elegir a Paul Émile Chabas
para orientar en un retrato pintado lo que él expresaba en palabras
sobre la personalidad de tan ilustre personaje de la historia. Santiago
de Liniers trasciende toda frontera y su vida lo coloca en muchos
hechos importantes en el acervo cultural del siglo XIX en el mundo
occidental.
Adolfo Morelli
(Alta Gracia, 1951)

Retrato de Santiago de Liniers, 1971


Pastel sobre papel, 132,5 x 96 cm
Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia
y Casa del Virrey Liniers
Alta Gracia, Argentina
Rafael Del Villar
(Jerez de la Frontera, 1873 – Buenos Aires, 1952)

Retrato de Don Santiago de Liniers, 1945


Óleo sobre tela, 101 x 76 cm
Museo Histórico Nacional.
Buenos Aires, Argentina.
Anónimo

Retrato de Santiago de Liniers y Bremont, Virrey del rio de la Plata.


Óleo sobre cartón 124 x 78 cm
Museo Histórico Nacional.
Buenos Aires, Argentina
Liniers, el DescansO Del GuerrerO
Vilma Brondo

Cumplido su mandato como Virrey interino del Río de la Plata,


entre 1807-1809, Santiago de Liniers consigue el permiso del Virrey
Cisneros para retirarse de Buenos Aires, dejando pendiente la orden
de retornar a España para enfrentar las acusaciones sobre su lealtad
a la Corona. Napoleón Bonaparte había invadido la península ibérica
tomando prisionero al soberano español. La máxima autoridad a
la que debía rendir cuentas por su gobierno ya no se encontraba
en el trono. No era propicio pensar su regreso y el de su numerosa
familia con semejante panorama político.

Desde Buenos Aires viaja hacia el interior acompañado por


sus hijos, su yerno y algunos esclavos con la idea de residir en
Mendoza. El camino, o quizás el destino, lo llevó a detenerse en
Córdoba alterando su viaje hacia la ciudad cuyana. El gobernador
Gutiérrez de la Concha, su antiguo amigo de armas junto a otros
funcionarios del gobierno cordobés, dan la bienvenida al Héroe de
la Reconquista del Río de la Plata que ha defendido dos veces la
capital del virreinato durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807.
Su presencia causó la admiración de sus contemporáneos que
elogiaron “el aire noble de su fisonomía, el elegante y magnífico
porte de su persona, todos accidentes propios de un héroe, que
añadían a ellos para realzarlos la sencillez y cortesía más francas, y
la mayor amabilidad.”1

Tras el cálido recibimiento lo convencieron de quedarse en


Córdoba. Fueron varias las razones que lo indujeron a aceptar este
ofrecimiento. Por un lado, sus hijos varones estudiaban en la Real
Universidad de San Carlos y de Nuestra Señora de Montserrat; por
el otro, la posibilidad de comprar la hermosa Estancia de Alta Gracia
que se encontraba a la venta, propiedad de Victorino Rodríguez
asesor del gobierno de Córdoba. Probablemente al conocerla se
quedó sin palabras. Por fin había encontrado ese rinconcito que
buscaba para albergar a su familia.2

1 Lozier Almazán, Bernardo. Liniers y su tiempo. Buenos Aires. Emecé, 1989.


Pág. 226.
2 Torres, Félix. Santiago Liniers. Sus cartas desde la historia y el psicoanálisis.
Córdoba, Ferreyra, 2006. Pág. 69.
En febrero de 1810 adquiere la Estancia de Alta Gracia. A su
apoderado y amigo Antonio Letamendi, residente en Buenos Aires, le
escribe que ha decidido comprar esta “primorosa hacienda que don
Victorino tiene en total abandono”.3 Aun sabiendo que ha comprado
un establecimiento rural que requiere muchas refacciones, piensa
que su compra le redituará muy buenos beneficios. Por un lado le
solucionaba el problema de vivienda, y por el otro, la producción
rural de la estancia iba a permitirle mejorar su angustiosa situación
financiera –ocasionada por no recibir los sueldos que la Corona le
debía por su desempeño como funcionario– y saldar la reciente
deuda contraída.

Instalado en la estancia pondera las “aguas incomparables de


Alta Gracia”4 con las que espera relajarse y mitigar sus dolencias
físicas. También considera aprovechar su abundancia para el
regadío de alfalfares, el engorde de las reses, cultivar trigo –con el

3 Carta a Francisco Antonio Letamendi. Córdoba, 8 de febrero de 1810. Para


la correspondencia de Liniers citada en el presente artículo se consultaron
las versiones facsimilar disponibles en la Biblioteca del Museo Nacional
Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers. Los documentos
originales se conservan en el Archivo General de la Nación.
4 Ídem.
que hará prosperar la molienda de harina– y probar la siembra de
algodón. Si bien el algodón no era habitual en estas tierras sería
posible con la ayuda de su yerno, un entendido en este tipo de
labranza. Atento al cultivo de la huerta, quizás para proporcionar a
la familia alimentos complementarios, pensó en sembrar todo tipo
de semillas, particularmente de remolachas, zanahorias, perejil,
apio, cebollas blancas y rábanos.

Acondicionar el sistema de acequias, mejorar el funciona-


miento deficiente de los molinos, construyendo dos más para
incrementar la molienda de harina o realizar modificaciones y
mejoras a la residencia, son algunos proyectos que le demandarían
mucho trabajo y esfuerzo. Estaba convencido de que podría
recuperar todas las inversiones en menos de dos años con la renta
de la producción rural. Con entusiasmo asume su condición de
propietario al expresar “he colgado la espada para empuñar el
arado”.5

Para emprender estos arreglos necesita la ayuda de mano de


obra especializada. Para ello solicitó a Letamendi que dispusiera de
lo necesario para que dos antiguos colaboradores de su confianza,

5 Carta a Francisco Antonio de Letamendi, Córdoba, 8 de febrero de 1810.


el carpintero Valentín y el esclavo Bernabé que se encontraban en
Buenos Aires, viajaran inmediatamente a la Estancia de Alta Gracia.
Ambos se destacaban para las tareas de fuerza como lo demostraron
en tiempos de las invasiones inglesas. Mientras aguardaba su
llegada, Liniers se ocupa de “hacer marquitos para poner vidrios
de papel”6 en las ventanas de la residencia de la estancia como así
también, “remendar lo viejo, y arrojar basuras”7.

A su amigo Vicente Echevarría le escribe complacido “ya me


tiene Usted hecho un hombre campestre, ocupado sólo del arado,
del buey, del novillo, del mancarrón, del molino, dando órdenes al
albañil, al hortelano, al capataz, al peón, al domador y al carretero, con
más gusto que cuando las dictara a una provincia y a un ejército”8.

En la casa, quizás inspirado en las nuevas tendencias sobre


la forma de cocinar y comer en la antigua Europa, organiza una
cocina con fogón a la moderna que permitía la preparación de los
alimentos regulando la temperatura de cocción. En el documento
de embargo de los bienes del Virrey, realizado tras su muerte, se

6 Carta a Francisco Antonio de Letamendi, Alta Gracia, 17 de abril de 1810.


7 Ídem.
8 Carta a Vicente Echevarría. Alta Gracia, 2 de marzo de 1810..
registra una gran cantidad de artefactos de cocción como ollas,
cacerolas, moldes para elaboración de quesos, tortas y pescados,
almirez o morteros usados para moler especias y semillas, como así
también prácticos utensilios como cucharón y tenedores grandes.
Cubiertos de plata y una delicada vajilla de loza blanca y ribetes
negros, y otra de bordes amarillos, complementaban el conjunto
de refinados recipientes utilizados para cocinar y presentar los
alimentos.

Se ignora cuáles eran los platos preferidos del Virrey. Sin


embargo ha trascendido el nombre de su cocinero. Se trata de Héctor
un negro asiático9, probablemente de Filipinas, que permaneció
en la estancia después de la muerte de su amo. ¿Acaso Héctor
continúo en el puesto tras demostrar su destreza en la elaboración de
comidas y el manejo del fuego en la cocina moderna? Posiblemente
sus conocimientos gastronómicos le permitieron disfrutar de una
aparente situación de privilegio.

El contacto con la naturaleza al ritmo de la agreste vegetación


serrana, el canto de las aves, la gran diversidad de animales

9 De la Cerda Donoso de Moreschi, Jeanette C.; Villarroel, Luis J. Los negros


esclavos de Alta Gracia. Caso testigo de población de origen africano en
la Argentina y América. Córdoba, el Copista, 1999. Pág 114
autóctonos y la vegetación silvestre insuflaron el ánimo de Liniers.
Aquí encontró la serenidad que buscaba “como el navegante que
desea llegar a tierra después de la tempestad”.10 Con el tiempo
quedaría atrás el recuerdo amargo de sus días como Virrey del Río
de la Plata en los que había sido “víctima de la envidia, la emulación
y de la más injusta como atroz persecución. Todos mis deseos se
cifraron en hallar una soledad agradable y verdaderamente no
puede haber alguna que le aventaje a Alta Gracia”.11

La apacible tranquilidad de esos días campestres se verá


empañada por los avatares políticos que se estaban desarrollando
en la capital del virreinato. La noticia de la Revolución de Mayo llega
a Córdoba a principios de junio de 1810 y lo aleja para siempre de la
Estancia de Alta Gracia. Ha permanecido en ella sólo cinco meses.

Defendiendo los valores inculcados desde su niñez y fiel a


sus ideas monárquicas, junto al Gobernador de Córdoba, el Obispo
Orellana y el Cabildo, resolvió mantenerse leal al rey de España,
desconocer la Junta de Gobierno de Buenos Aires y reconocer la
autoridad del Virrey del Perú en el territorio del Río de la Plata.

10 Carta a Francisco Antonio de Letamendi, Alta Gracia, 18 de febrero de 1810.


11 Carta a Francisco Antonio de Letamendi, Alta Gracia, 18 de febrero de 1810.
Acompañado por el Coronel de los Reales Ejércitos Santiago
Alejo de Allende, el Ministro tesorero de la Real Audiencia Joaquín
Moreno y el Oidor fiscal Victorino Rodríguez, antiguo propietario
de la Estancia de Alta Gracia, convoca a los vecinos más relevantes
de Córdoba a conformar un ejército contrarrevolucionario.

Ante la gravedad de la situación Gregorio Funes, Deán


de la Catedral de Córdoba, trató de disuadir a los sublevados
aconsejándoles adherir a la causa patriota. Sus palabras causaron
el repudio de las autoridades de Córdoba. Liniers, impulsado por su
condición de militar veterano al servicio del rey, también reaccionó
enérgicamente desaprobando la conducta del religioso acusándolo
de traidor. Consciente de que no habría conciliación posible el Deán
optó por apartarse de estas conversaciones e informar a Buenos
Aires acerca de este movimiento de oposición, adelantando las
intenciones de las autoridades de Córdoba.

Guiado por la lealtad a su Rey, Liniers se mantuvo firme


en la defensa de los derechos de la Corona de España, aunque
esta decisión pusiera en riesgo su vida. De nada valieron las
advertencias de amigos y familiares sobre las consecuencias de
su osada determinación. Martín de Sarratea, su suegro, temiendo
por el desamparo en el que quedarían sus nietos, le escribe una
conmovedora carta intentado convencerlo de apartarse de este
conflicto. Sin embargo, no lo consigue. Liniers le responde con
claridad los motivos por los que ha decidido llevar adelante esta
causa:

¿cómo siendo yo un general, un oficial, quien en treinta y seis años


he acreditado mi fidelidad y amor al soberano, quisiera Usted
que en el último tercio de mi vida me cubriese de ignominia
quedando indiferente en una causa que es la de mi Rey, que por
esta infidencia dejase a mis hijos un nombre hasta el presente
intachable con la nota de traidor? ¡Ah mi padre! yo que conozco
también la honradez de sus principios, no puedo creer que Usted
piense ni me aconseje de motu propio, semejante proceder.12

Enterada la Junta de Mayo, organizó un ejército a las órdenes


del coronel Francisco Ortiz de Ocampo para sofocar a los sublevados
de Córdoba, a la vez que disponía la expulsión del depuesto Virrey
Cisneros y de los miembros de la Real Audiencia a los que embarcó
rumbo a España.

Ante el avance del ejército porteño, el Gobernador de


Córdoba delegó el mando en autoridades del Cabildo y junto a

12 Lozier Almazán Bernardo. Liniers y su tiempo. Buenos Aires, Emecé, 1989,


págs..241-242.
sus compañeros se dirigió hacia el norte del territorio buscando el
apoyo del Alto Perú. Mientras marchaban sufrieron la dispersión de
la tropa, temerosa, quizás, por la desigualdad de fuerzas y destreza
militar. Finalmente, el 7 de agosto Liniers y sus compañeros fueron
capturados en la posta de Las Piedritas, en las cercanías a San
Francisco del Chañar, situada en el Camino Real al Alto Perú en
lo que hoy conocemos como el Departamento Sobremonte de la
provincia cordobesa. Los prisioneros fueron enviados de regreso a
Córdoba, sin entrar a la ciudad, partiendo de allí a Buenos Aires.

En estos momentos de gran incertidumbre, Santiago de Liniers


forjó la esperanza de tener un juicio que justificara su accionar y el
de sus compañeros. ¿Acaso la Junta no aseguraba mantenerse fiel a
Fernando VII tanto como ellos? Sin embargo, la Junta resolvió aplicar
un castigo ejemplar y ordenó al coronel Francisco Ortiz de Ocampo,
jefe de la expedición, arcabucear a los prisioneros “en el momento
en que fueran pillados, sean cuales fuesen las circunstancias sin dar
lugar a minutos que proporcionen ruegos y relaciones capaces de
comprometer el cumplimiento de esta orden”.13 La Junta de Mayo
consideraba que esta medida daría estabilidad al nuevo gobierno
y sería una lección para las autoridades del interior, principalmente
las del Alto Perú.

13 Ídem, pág. 238-239


Córdoba se conmocionó con la noticia de la condena a muerte
y un sentimiento de indignación se apoderó de los cordobeses. La
gravedad de esta orden indujo al coronel Francisco Ortiz de Ocampo
a demorar la ejecución atendiendo los pedidos de clemencia de
los vecinos de Córdoba. El Deán Funes, declarado partidario de los
hombres de Mayo, mostró gran preocupación por esta delicada
situación y haciendo uso de su influencia intentó impedir la orden
de fusilamiento.

Por su parte, Juan Martín de Pueyrredón, gobernador interino


de Córdoba, intentó evitar el fusilamiento otorgando un indulto a los
sublevados. Sin embargo, la Junta de Mayo fue inflexible y designó
a Juan José Castelli para ejecutar la orden de fusilamiento. Este
delegado, junto a un grupo de soldados partió rumbo a Córdoba.
En el camino se encontró con la partida militar que trasladaba a
los prisioneros hacia Buenos Aires en la Posta de Cabeza de Tigre
en territorio cordobés. De inmediato, los sentenciados fueron
conducidos al denominado Chañarcillo de los Loros o Monte de los
Papagayos cercano a Cruz Alta al límite de Córdoba y Santa Fe.

En el paisaje agreste del lugar fueron ejecutados el ex Virrey


Liniers, junto a sus compañeros de infortunio. Aquél 26 de agosto
de 1810 quedaría para siempre en la memoria del único exceptuado
de la pena de muerte: el Obispo Rodrigo de Orellana que salvó su
vida debido a su investidura religiosa. Las desoladas familias de
los fusilados desconocieron durante muchos años el lugar de su
sepultura.

Este trágico acontecimiento quedó reflejado en el folclore


de la región. Una leyenda narra que en un árbol cercano al lugar
del fusilamiento fue grabada la palabra CLAMOR, formada por las
iniciales de los apellidos de los sentenciados: Concha, Liniers, Allende,
Moreno, Orellana y Rodríguez. Otro relato popular hace referencia
que en aquél tremendo día, el hermoso rosal de rosas blancas que
Liniers recibió como obsequio de una dama enamorada de Buenos
Aires, y que florecía al cuidado del Virrey en el antiguo patio de la
Estancia de Alta Gracia, tornó sus pétalos en color carmesí, el color
de la sangre derramada de quien fuera aclamado como el Héroe
de la Reconquista.

En 1861 el Presidente de la Confederación Argentina, Santiago


Derqui, familiar de uno de los fusilados, ordenó la exhumación
de los restos de Liniers y los demás ejecutados para que fueran
trasladados a España donde actualmente descansan, en el Panteón
de los Marinos ilustres de San Carlos, en Cádiz.
Han transcurrido más de 200 años de este trágico desenlace.
Entre dos mundos antagónicos, el de la Junta de Mayo y el de quienes
justificaban sus acciones en defensa del rey de España. La figura
de Liniers trasciende al sostener sus convicciones y el sentido del
deber, única fortuna que heredó a sus hijos. Entonces, ¿fue Liniers
un héroe?, ¿un traidor? ¿Una víctima del enfrentamiento ideológico
entre la España borbónica y la Francia napoleónica? ¿Acaso su
enfrentamiento con los revolucionarios de mayo obstaculizaba el
camino hacia la independencia? Interrogantes que subyacen en la
trama de la historia argentina.

Con sus grandezas y desaciertos Santiago de Liniers, el que


“nació con sangre francesa y murió de corazón español” 14, enfrentó
los desafiantes cambios políticos de su tiempo asumiendo con valor
su trágico destino. En la Estancia de Alta Gracia soñó el descanso del
guerrero. La agradable soledad de las sierras cordobesas le había
devuelto el sosiego que su agitada vida política y militar le había
arrebatado.

14 Nuñez, Ignacio. “Noticias Históricas de la República Argentina”, en


Biblioteca de Mayo. Buenos Aires, 1960, tomo I pág. 375.
Charles Fouqueray
(Le Mans, 1869 - París, 1956)

La reconquista de Buenos Aires


Óleo sobre tela 3.40 x 2.90 m
Museo Histórico Nacional
Buenos Aires, Argentina
Anónimo

Santiago de Liniers y Bremond, s/f


Óleo sobre tela, 136 x 112 cm
Museo Nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo
Buenos Aires, Argentina
Osvaldo Rugani
Alta Gracia, 1951

Retrato de Liniers, s/f


Tinta y lápiz sobre papel, 76 x 56 cm
Escuela Santiago de Liniers
Alta Gracia, Argentina
Liniers en la arquitectura
Antonio Sabatté

La Estancia Jesuítica de Alta Gracia llega a nosotros a través de


un conjunto de construcciones que conformaron su casco y otros
rastros materiales, en un territorio que se extiende desde la actual
ciudad por varios kilómetros, hasta cruzar las altas cumbres o llegar
a Córdoba.

Su arquitectura que se forjó durante más de un siglo, fue


posible gracias: al proceso de evangelización, al sistema esclavista y
a la macro estructura económica extractivista del período colonial.
En ella podemos identificar diversas capas como sustratos. Aportes
progresivos o modificaciones que nos hablan de sus tiempos, de
sus épocas. Incluso su gran escala en medio de aquellos extensos
paisajes abiertos la hicieron escenario de importantes gestas
seminales de nuestra cultura.

Arquitectura que, más allá de sus prestaciones funcionales de


usos, fue y es objeto de operaciones simbólicas. Documento en el que
pueden leerse las condiciones de su producción, las relaciones entre
los diferentes agentes, y su utilización como medio representativo
para la cohesión o coacción social. Conservada y reutilizada también
en ese sentido, declama y oculta a la vez desafiándonos a reflexionar
sobre estos procesos y temas en su nuevo rol de patrimonio.

La Orden de la Compañía de Jesús fue expulsada de estas tierras


en 1767, sumiendo a estos ámbitos en un período de decadencia. La
administración por parte de la Junta de Temporalidades provocó
la atomización de todo el sistema productivo, su vaciamiento y
degradación por la falta de mantenimiento. Tierras, construcciones
y esclavizados fueron separados en diversos propietarios, intere-
sados más por una producción rural primaria de base. La práctica de
arrendamiento de campos a terceros hizo que los sucesivos dueños
ni siquiera habitaran permanentemente sus espacios centrales: la
Residencia.

Desde estos tempranos momentos podríamos rastrear la


relación de Santiago de Liniers con la arquitectura del casco, incluso
antes de su llegada a Alta Gracia. Las mismas habitaciones que
él ocuparía luego, fueron dispuestas para alojar a los prisioneros
ingleses capturados en la reconquista de Buenos Aires, victoria
que lo convierte en héroe y posteriormente Virrey interino. Pero
indefectiblemente su presencia en 1810 plasma un gran salto
cualitativo en estos espacios. Busca establecerse en el casco de la
estancia, convirtiendo la Residencia jesuítica en su casa a partir de
la apropiación y adaptación a los requerimientos de él y su familia.

La tipología original, que habían diagramado los religiosos a


partir de los antecedentes monacales rurales pero en forma abierta
y extendida, pasa a tener como modelo las villas suburbanas. En
ellas la nobleza se vinculaba con la campiña buscando su máxima
rentabilidad y llevando a sus espacios las comodidades de una
vida moderna, sociable y placentera vinculada al contacto con la
naturaleza. Liniers fue virrey y ahora conde, por lo que reproduce
los valores y formas del antiguo régimen en estas tierras. Antes
había fracasado en la empresa industrial con su hermano, quien
intentaba otro sustento luego de la revolución francesa que lo había
despojado de sus privilegios en el viejo mundo.

Santiago de Liniers llega a Córdoba con 56 años luego de


haber recorrido el mundo a partir de su actividad en la marina
francesa y española. ¿Dónde había vivido antes? ¿Qué relaciones o
huellas pudieron quedarle de esas experiencias enriqueciendo su
capacidad proyectual? ¿Cuáles siguieron resonando en su persona
sobre aquellos lugares? Podríamos mencionar apenas algunos de
estos sitios como iniciales hipótesis sobre las que seguir indagando.
Nació en Niort, una ciudad región del Poutieu, en Francia.
Configurada en la edad media, era una pequeña localidad también
vinculada a la producción rural. Católica, militar y al margen de la
ilustración. ¿Será este un recuerdo romántico de remanso digno al
que volver en su retiro?

Ya en el Río de la Plata, se casa con Martina Sarratea luego de


quedar viudo de su primera esposa. Hija de Martín Simón Sarratea
e Indígoras, comerciante acaudalado dedicado al comercio con el
sudeste asiático, quien les brinda en usufructo su casa. Construida
en la ciudad de Buenos Aires en el siglo XVIII, estaba estructurada
por habitaciones que rodeaban sucesivos patios. Organización
espacial difundida en la América hispánica que estaba naturalizado
desde sus raíces en la domus romana hasta las viviendas andaluzas
contemporáneas. ¿Habrá tenido en cuenta estas lógicas para la
nueva organización de las funciones en lo ya edificado de la Estancia
de Alta Gracia? Muy poco queda hoy para la memoria de original
en la propiedad de Sarratea: su fachada, un salón, una salita y el
zaguán de ingreso.

Otro registro a considerar podría ser su experiencia en el rol de


Gobernador interino de las Misiones de Guaraníes y Tapes. Es aquí
donde se vincula con la obra de los jesuitas en la zona de mayor
producción artística ornamental, escultórica y pictórica; como
también en las técnicas estructurales con retículas de madera.
¿Habrá adquirido aquí una particular sensibilidad para con estas
expresiones, que le haya permitido valorar y conservar lo que se
encontró en Alta Gracia?

Lo concreto es que llega con una amplia familia, a pesar de


haber enviudado dos veces y perdido cuatro hijos muy niños. Familia
a la que debe atender en sus necesidades pero que también lo
ayudará en la ejecución de lo que se propuso configurar en su nuevo
hábitat. Luis, hijo mayor de su primer matrimonio con veintiséis
años, María del Carmen de diecisiete años casada con Juan Perichón
y padres de Santiago recién nacido, María de los Dolores Enriqueta
de trece, José Anastasio de once, Mariano Tomás de siete, Juan de
Dios de seis y María de los Dolores de cuatro años.

Encontró al antiguo edificio en muy mal estado, sin mante-


nimiento y sucio. Especialmente su carpintería requirió reparaciones
urgentes. En sus cartas menciona la ausencia de ciertas piezas y la
carencia de vidrios en las ventanas. A estos trabajos y a la limpieza
se dedicará junto con sus hijos en un primer momento, mientras se
emprenden las gestiones para intervenciones mayores ejecutadas
por los esclavizados con los que contaba y otros que manda a llamar.
De los documentos que cuenta el Archivo Institucional
del Museo se destacan los cuadernos de campo y fotografías
correspondientes a las investigaciones arqueológicas realizadas en
el proceso de restauración del edificio a cargo de Marta Slavazza.
Junto con los inventarios realizados en diversos períodos por cambios
de propietarios, compilados en la gestión de su primera Directora,
Noemí Lozada de Solla, nos posibilitan una aproximación a lo que
fueran estos lugares. Sobre la interpretación de estos se basan las
siguientes líneas, que incluso dejan planteados interrogantes y
aspectos todavía no explorados.

La Residencia, antes de Liniers, había conservado sus rasgos


de origen jesuíticos. Caracterizada por una secuencia de celdas
o recintos dispuestos en dos alas, con galerías de comunicación
exterior. Cubrían dos de los lados, Norte y Oeste, de un primer patio
rectangular, que se terminaba de enmarcar con la Iglesia y el muro
frontal por donde se ingresaba atravesando la portada principal.
Un segundo patio, por detrás, contenía actividades de labores al
aire libre y el volumen aislado utilizado como herrería. Este primer
planteo en esquema de claustro se diferenciaba bastante de una
construcción para albergar la vida introvertida de una comunidad
en oración. De hecho, ambas alas estaban elevadas con respecto al
nivel del primer patio. La del Norte se encontraba sobre un cuerpo
de locales de usos técnicos principalmente destinados al almace-
namiento. Mientras que el ala Oeste se erguía sobre un zócalo de
piedra que salva el significativo desnivel topográfico donde se
asienta el conjunto. De esta manera, más que cerrarse volcándose a
su centro, se abría en visuales estratégicas hacia su entorno próximo
y al horizonte, a los dominios territoriales de la Estancia: desde las
galerías por sobre el muro frontal, desde la ventana de campo en
el extremo del ala Norte, desde el mirador y desde las ventanas de
la escalera a la espadaña. Se tenía un panorama completo de los
movimientos en la Ranchería, los campos sembrados, la huerta,
el Tajamar, los molinos y batanes, las acequias, el Obraje y de los
caminos que vinculaban el casco con los puestos y con la ciudad de
Córdoba.

Las habitaciones eran de similares dimensiones y caracte-


rísticas. Sin embargo, algunas se distinguían sugiriendo usos
particulares en ubicaciones significativas y funcionales. En el
extremo Sur del ala Oeste, sector más próximo al altar de la Iglesia
y al Obraje se encontraban dos habitaciones comunicadas entre
sí y provistas de alacenas de grandes dimensiones. Seguidamente
otra más grande dividida con un tabique para generar una alcoba
de techo bajo. Estos espacios, en los que se encontraron hilos de
oro con los que se solían ornamentar las prendas propias de rituales
cristianos en aquellos tiempos, podrían considerarse un sector
jerarquizado, ¿tal vez destinado a los jesuitas que administraban
la estancia y oficiaban el culto? En el punto de encuentro entre las
dos alas y cruce central de las galerías del edificio, otra habitación
más grande detrás de la cual se encontraba la cocina, por lo que
al parecer habría sido el refectorio o lugar de reuniones para los
miembros de la orden. Finalmente los lugares comunes, local de
menores dimensiones entre las habitaciones del ala Norte, donde
se alojaba una batería de cinco retretes separados en cubículos
–que incluso se replican en el nivel inferior– daban cuenta del
manejo técnico y de la eficiencia hidráulica para servir de desagües
sanitarios permanentes.

Los jesuitas fueron expulsados de estas construcciones sin


haberlas terminado, a pesar de que en el frontón de su portada
está grabado el año 1762. Esto nos da indicios de algunas de sus
características, como por ejemplo la desnudez de sus muros sin
revoques y la permanencia de los mechinales, esos cuadrados vacíos
que tanto llaman la atención en las fachadas, donde se montaban los
andamios de obra y liberaban la humedad de los morteros calizos.
Pero también se pueden apreciar los rastros del largo proceso que se
siguió para levantarlo, desarrollado en dos etapas. La primera consistía
en habilitar espacios básicos empleando elementos disponibles del
entorno: piedra, barro, madera, cañas, paja. Es decir, con materiales
que simplemente se podía recoger o de elaboración sencilla sin
cocción. Una vez resuelta esta primera necesidad, con el entorno
explorado y la actividad productiva rural activada, se comenzaba
la segunda etapa. Consistía en reemplazar gradualmente las
primeras construcciones por edificios más resistentes, adecuados
a funciones complejas, dignos y jerarquizados de acuerdo al valor
simbólico que quería transmitir la Orden. Trabajos posibles luego
de contar con hornos para la producción de cal, ladrillos y tejas,
como también para la manipulación de metales.

Hoy dan cuenta de este largo progreso truncado entre la


primera y la segunda etapa los cimientos sobre los que se levanta
la Herrería y los rastros de la tecnología de cañizos en el extremo Sur-
este del segundo patio, que podrían verse desde la última ventana
al sur del ala Oeste. Pero también Santiago de Liniers encontró
algo que no podía permitir por afectar una función primordial
para la vida permanente en la Residencia: la cocina todavía era un
Rastros de cubierta inclinada Cimientos de preexistencias “galpón de paja”, y en un estado de deterioro importante por falta
Ténica de cierre en cañizo. Sobre éstos la Herrería. de mantenimiento.
Extremo Sur-este segundo patio. Foto en Archivo Institucional.
Foto en Archivo Institucional. Desde este punto partimos para adentrarnos en las inter-
venciones que instruyó realizar. Cambios determinantes en la
espacialidad y funcionalidad de la propiedad, que comenzaron
por dentro y fueron más allá de los trabajos de limpieza y
reparaciones, luego de los largos años en los que no fue habitada
permanentemente.

Su interpretación del funcionamiento estructural del edificio,


con cubierta de recintos en bóvedas de cañón corrido longitudi-
nales que se apoyan en robustos planos exteriores, le permitió
identificar que ciertos muros operaban más como divisorios entre
recintos en lugar de resistir el peso del techo. Es así que derribando
solo dos de ellos introduce una nueva espacialidad: la sala o salón,
que duplica en dimensiones el existente refectorio jesuítico.
Indagando hoy en el aspecto estructural cabe preguntarnos si
además pudo advertir que los sectores que eligió intervenir son los
menos exigidos ante eventos sísmicos propios de la región.

De esta forma se creó en el ala Norte una sala integrando los


Bóveda de cañón corrido
dos locales más próximos a su arranque, inclusive clausurando la
La sala o salón se logra derribando dos muros que separaban dos
habitaciones, abriendo una puerta para vincular una tercera y puerta del segundo hacia la galería. Pero también se incorporó una
amurando las puertas hacia la galería. transformación tipológica funcional al vincular directamente esta
En la fotografía se observa la primera exhibición principal. sala con la siguiente habitación a través de una puerta vidriada.
Foto en Archivo Institucional. Este segundo espacio funcionó en relación directa con el primero,
una suerte de cámara en servicio a la sala-antecámara, ya que su
puerta hacia la galería también fue cerrada. ¿Será en estos espacios
donde se ubicaron las amplias bibliotecas que contenían su rica
colección de ciento setenta libros en cuatrocientos ochenta y cinco
volúmenes? ¿Habrán conformado junto con el antiguo refectorio
una unidad de usos compartidos jerarquizada por el zaguán que
los conecta con el mirador?

Otro cambio en la misma ala Norte, al parecer muy sencillo pero


significativo, es la conexión directa entre las dos últimas habitaciones
mediante una puerta central en el muro divisorio. Se convierten
en antecámara y cámara, unidad mínima de departamento en que
se agrupaban o componían las viviendas palaciegas modernas. Es
de considerar también que estas conexiones internas o directas
reducían el uso de la galería que se abre en arcos hacia el Sur,
orientación menos favorable por las lluvias en verano y los vientos
fríos en invierno. Lo mencionado podría sugerir que las habita-
ciones de este sector sean las más privilegiadas, alejadas del bullicio
de las labores en el segundo patio y con mejor orientación de sus
ventanas al Norte incluyendo visuales directas al exterior. ¿Habrían
estado destinadas al mismo Santiago de Liniers o a la familia recién
constituida de su hija mayor María del Carmen y su esposo Juan
Perichón?
Cuatro habitaciones comunes en el ala Oeste permanecieron
sin cambios durante este período. Su particularidad era la de ser
las frontales al ingreso y mediar entre los patios. ¿Serán éstas las
ocupadas por los hijos y las hijas de la familia distribuidos según
algún criterio referido a géneros o edades?

Ciertamente, el extremo Sur del ala Oeste atestigua el


mayor impacto de Liniers en la arquitectura de la Residencia.
En los espacios que antes habrían sido claves por su cercanía al
altar de la Iglesia ordenó otra demolición de muro divisorio para
generar un amplio salón comedor. Además, le sumó espacios de
servicios aprovechando la alcoba lindera a través de una puerta de
comunicación directa. A su vez, adaptando las dimensiones de una
de sus grandes alacenas en el muro junto a las ventanas, abrió otra
puerta para comunicar con nuevos locales. Construidos con los
materiales de las demoliciones de tabiques, el volumen incorporado
contenía la antecocina y la cocina que corresponderían al nivel
señorial proyectado en el lugar.

La cocina estaba provista de un “fogón a la moderna”, que para


aquel entonces significó un generoso mesón para disponer de varios
braseros con una ventilación direccionada al exterior. Construido
con ladrillos y tirantes de algarrobo, podía alojar por debajo los leños
que se usaban para alimentarlos permanentemente. Mientras que
entre el arco de la chimenea y el muro posterior se atravesaban vigas
de madera desde donde se podrían haber suspendido cacerolas
para controlar así la temperatura de cocción.

La antecocina hacía de fuelle entre la cocina y el comedor.


Marco del torno pasaplatos
Separada del sector de elaboración de las comidas, presentaba un
El dispositivo separaba la cocina de la
torno pasaplatos como único vínculo necesario. De esta manera se
antecocina, evitando la introducción
de olores al comedor. evitaba la introducción de olores y bullicio, incluso diferenciando al
personal que servía la mesa.

Los muros de estas nuevas habitaciones son más delgados, ya


que soportan una cubierta conformada por cabriadas de madera
y cierre en dos capas cruzadas de bovedillas con mortero de cal. El
entramado estructural de algarrobo se armó disponiendo las piezas
en esquema reticulado de par (cada pieza en los lados inclinados
de la triangulación), nudillo (travesaño más cercano a la cumbrera
que resiste la compresión ejercida por los puntos medios de los
pares) y tirante (travesaño inferior que resiste la tracción ejercida
por los extremos de los pares), con correas que las unen a lo largo
Estructura reticulada de madera y sostienen las bovedillas. En esta variación de la construcción, con
Cabriadas de par, nudillo y tensor, con cierre en dos capas cruzadas de respecto a lo existente, podemos leer con claridad un cambio de
bovedillas con mortero de cal.
época en sus propietarios. Los jesuitas contaban con un importante
número de esclavizados afros a los que podían hacer trabajar al
unísono como se necesitaba para construir bóvedas continuas o
de aristas. La significativa cantidad de materiales cocidos como
ladrillos y cal, junto con las técnicas especiales de soportes para su
armado, o cimbras, ya no serán accesibles luego de la expulsión de
la Orden. Esta vez se empleó una tecnología relativamente liviana
y rápida de construir.

Los patios, compatibles en el período jesuítico con la tipo-


logía doméstica de la colonia hispánica: casas en torno a patios
diferenciados por usos y en gradientes de privacidad, ahora se
vincularon más a la idea de la villa. El primer patio, que en la vivienda
urbana resultaba en espacio formal de representación social y
escenario de tertulias, en su versión suburbana adquiere el carácter
de “patio de honor”: abierto y ajardinado. Mientras que el segundo
patio se concentra más a labores domésticas, adaptando la herrería
en “panaderilla”.

Los lugares comunes, o baños compartimentados que


quedaban entre las habitaciones, todavía se reconocen como tal
en el inventario del embargo de bienes a Liniers, pero ya no en
la venta posterior diez años después. Serán el receptáculo de los
únicos restos materiales de objetos muebles que hoy conservamos
de la vida de su familia en estos espacios. Según los estudios
arqueológicos los dos juegos de loza, los fragmentos de envases y
otros cacharros fueron arrojados, aparentemente en un mismo acto,
con otros residuos y cubiertos con cal, tierra y escombros anulando
el uso sanitario de las instalaciones. ¿Habrían sido utilizados por la
familia de Liniers luego de tanto tiempo en que se descuidaron las
infraestructuras hidráulicas como tantas otras cosas?

Después de todo el ex Virrey apenas vivirá en Alta Gracia


alrededor de cinco meses. Hasta aventurarse y terminar fusilado
por participar en la contra-revolución que pretendía defender el
territorio de la corona española, esta vez de enemigos internos que
habían tomado el poder en Buenos Aires por 1810. Sin embargo, sus
hijos y la familia Perichón permanecerán en la estancia hasta 1820,
concluyendo tal vez las intervenciones que Liniers había iniciado
antes de su partida, vendiéndola por no poder saldar su costo ni
mantenerla.

La compra José Manuel Solares, quien también habita


la Residencia. Sin descendencia directa que reclame mayores
comodidades no se ve en la necesidad de realizar modificaciones
significativas en el edificio. Su legado será en el territorio, ya que va
a dejar en herencia a sus trabajadores “de notoria honradez” lotes
en el primer fraccionamiento justo en frente al conjunto de edificios
del casco, dando vida a la Villa de Alta Gracia como asentamiento
urbano. Fragmentación que con el tiempo se dio también al interior
de la Residencia, ahora en manos de los descendientes de su capataz
Telésforo Lozada. Sucesivas divisiones espaciales para varias familias
y comercios, adiciones de instalaciones sanitarias contemporáneas
más los cambios en terminaciones de envolventes alteraron su
legibilidad interior.

En 1968 el edificio es expropiado para uso como museo


y comienza su proceso de restauración. El primer criterio que
se observa en la misma es el de liberar al edificio de las últimas
modificaciones para retomar a un estadio anterior. A través de
investigaciones históricas y arqueológicas que se realizan casi a
la par de las intervenciones, se van descubriendo y datando los
diferentes elementos y características de la construcción. ¿A qué
punto de su historia volver? El peso histórico y significativo de
Liniers como el héroe militar para la gestión cultural pública del
momento, y a la vez el antecedente nobiliario de una identidad
social en conformación, pudo más que su origen jesuítico. Sobre
todo, porque “lo jesuítico” era un tema que ya se trataba en el Museo
Jesuítico Nacional ubicado en el casco de Estancia que la Orden
tenía en Jesús María.
Muestra de esto es la reconstrucción de la cocina de Liniers
que se encontraba en estado ruinoso. También se había descubierto
la puerta hacia la galería de una de las habitaciones, tapiada en la
unificación de espacios para conformar la sala en el ala Norte, se
decide no abrirla conservando así su relación con Liniers. Se busca
mantener todos los cambios que introduce en el edificio. Al punto
tal de colarse en su imaginario y atribuírsele un balcón de madera,
que se construye y proyecta instalar en la habitación donde luego
se descubren los lugares comunes dejando de lado esa idea. La
particularidad técnica de ese espacio incide en la decisión para
reconstruirlos. En ellos se pone de manifiesto la destreza jesuítica en
el manejo del agua a través de las acequias. Varias de las cuales son
excavadas en los patios, pero solo se deja a la vista las encontradas
tardíamente en un pequeño local de planta baja. Asombra reconocer
que mayor impacto en los jardines del primer patio tuvo la leyenda
de Liniers y los rosales...

Podemos concluir que, si la arquitectura nos sirve entonces


Hallazgo de puertas Puerta habilitada en ala Norte para aproximarnos a conocer la historia, y de ella a las personas,
Descubiertas en el proceso de La decisión de hacerlo fue para esta Residencia, hoy Museo, tiene el atributo de ser el único espacio
investigación arqueológica.. favorecer el recorrido museológico..
cualificado según los modos, el pensamiento, las aspiraciones
Foto de archivo.
de Santiago de Liniers, y hasta el de su imagen de alguna manera
recreada por los artefactos culturales... por lo que bien está ser
llamada su Casa.
Horacio Crespo

Retrato de Liniers, 1981


Óleo sobre tela, 100 x 70 cm
Museo de la Reconquista
Tigre, Argentina
Anónimo

Retrato de Santiago Liniers y Bremond, ca. 1812


Óleo sobre lienzo, 82 x 67 cm
Museo Naval
Madrid, España
Guillermo Kraft
(Brunswick, Alemania, 1839-1893)

Trofeos de la Reconquista de la ciudad de Buenos Aires


en el año 1806, 1882
Litografías color, 19 x 11,5 cm c/u. Enmarcado 73 x 58 cm
Museo Mitre
Buenos Aires, Argentina
Liniers en el ArchivO
Tomás Ezequiel Bondone

El archivo es ante todo la ley de lo que puede ser dicho,


el sistema que rige la aparición de los enunciados
como acontecimientos singulares
Michel Foucault

El fondo documental del Archivo institucional del Museo Nacional


Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers está
constituido por un valioso material. El objetivo del presente
texto, dentro de esta publicación, es revelar en parte el carácter
y el significado de ese acervo, destacando la importancia de la
información en él contenida. En relación a la temática que nos
convoca y particularmente centrando la observación en la figura
de Santiago Liniers y Bremond, nuestro Archivo se presenta como
un repositorio de gran interés. Ello nos induce a expresar algunas
reflexiones desde distintas miradas sobre lo que es un archivo y
las dimensiones que representa, deconstruyendo y construyendo
significados.
En La arqueología del saber el filósofo Michael Foucault
nos propone una mirada enriquecedora en la cual su punto de
vista no está focalizado en el aspecto físico ni en las instituciones
que conservan la memoria. El archivo no es el recinto donde se
resguardan los documentos que testimonian acontecimientos,
sino es el ámbito donde rige la aparición de los enunciados, la raíz
del enunciado-acontecimiento.1 La mirada de Foucault y la de otros
pensadores como Derrida, de Certeau o Hartog nos posibilitan, junto
a la teoría y la práctica archivística, pensar el archivo y transitar su
trabajo en él como un espacio diferenciado, múltiple y dinámico.
Manifestar, exponer, declarar, revelar, articular el archivo como el
lugar de lo que puede ser dicho, donde se expresan y se expanden
ideas.

Al hablar de archivo desde una perspectiva centrada en lo


disciplinar nos referimos a una entidad que conserva de forma
organizada documentación producida y recibida por una institución
en el desarrollo de su actividad sustantiva.2 Estos conjuntos orgánicos

1 Foucault, Michael, La arqueología del saber. México, Siglo XXI, p. 122.


2 En nuestros tiempos enfrentarse al concepto de “archivo” implica carecer
de una definición única y universalista que sea extensiva a la diversidad
de tipologías, como también a las perspectivas disciplinares a partir de
de documentos son tratados con procedimientos especializados
(clasificación, ordenación, descripción) en instalaciones apropiadas
y dispuestos a la accesibilidad para su consulta. La Archivología
como ciencia ha consolidado sus bases epistemológicas a lo largo
del siglo XX y ya en siglo XXI diversos factores han contribuido a
su desarrollo profesional y científico en la esfera internacional. En
nuestro país la homologación de marcos regulatorios, la constitución
de grupos de trabajo especializados en el tema, el fortalecimiento
de las asociaciones profesionales y la promoción de la formación
universitaria, han conducido a su institucionalización.3

Entendiendo que los archivos son también recursos funda-


mentales de información, se constituyen en acervos de la memoria,
tanto para la vida pública como para la vida privada. A pesar de
ciertas insistencias vinculadas en nuestro país a destrucciones,

las cuales ha sido tratado. Para una aproximación a esa multiplicidad de


tipologías, véase: Santelices Werchez, Carolina y Guzmán Bastías, Cecilia,
Constitución de Archivos de arte. Valparaíso, Universidad de Playa Ancha,
Facultad de Ciencias Sociales, 2010.
3 Córdoba cuenta con una legendaria “Escuela de Archivología” dentro
de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de
Córdoba. Creada en el año 1959 fue una entidad pionera dentro del campo
de la formación universitaria en Latinoamérica.
abandonos, ocultamientos o manipulaciones que pusieron en
peligro testimonios y fuentes, los archivos pudieron sobrevivir
atravesando situaciones de oscuridad. Así, la posibilidad de acceder a
los documentos nos permite reflexionar sobre los acontecimientos
del pasado y sus protagonistas, arrojando luz en un presente
dinámico.

Como lo sostiene la profesora Anna Szlejcher los nuevos


paradigmas dejan atrás la visión de los documentos de archivo
como objetos físicos estáticos y apunta a comprenderlos como
“conceptos virtuales dinámicos”. En la era contemporánea se ha
dejado de ver a estos como productos pasivos de las actividades
administrativas o institucionales y en cambio se los considera como
representantes activos en la formación de la memoria humana y
organizacional.4

En ese marco de pensamiento hemos decidido crear el


Archivo institucional de nuestro Museo Nacional, con fecha de
nacimiento el 17 de Mayo de 2019. Sobre la base de un gran caudal

4 Szlejcher, Anna, “Una política de gestión de documentos de archivo


en su contexto” en Anuario de la Escuela de Archivología, N°/S. VII-VIII,
2015-2016. Córdoba, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad
Nacional de Córdoba, pp. 51-71.
de documentos celosamente conservados, aunque dispersos e
inaccesibles, resolvimos constituir un Archivo dotándolo de la
infraestructura y el equipamiento necesario. Desde su creación
se están llevando a cabo acciones y procedimientos archivísticos
teniendo en cuenta la validez de eficaces indicadores tradicionales
como la noción del “principio de procedencia y orden original”.
Sobre esa base se delinea un nuevo marco conceptual en el que
este principio es reinterpretado, no sólo en relación a la entidad
productora sino también a los procesos que causaron la producción
de los documentos.5 De la misma manera la elaboración de un
“cuadro de clasificación” es también una acción pensada desde
una perspectiva contemporánea. Asentado en el conocimiento
empírico del Archivo y para su mejor organización, elaboramos un
cuadro de clasificación ad-hoc, identificando todas las categorías
de actividades y los tipos documentales que ellas generan. Esta
sistematización actúa como una potente herramienta, de utilidad
en los procesos y acciones implicados en la gestión de documentos.
Asegura que estos sean nombrados de una forma consistente en
el tiempo, ayudando a su recuperación, brindando seguridad en
el acceso por categorías, trazando un mapa de las relaciones que
median entre funciones y actividades. El cuadro de clasificación

5 Ídem, p. 59.
refleja el proceso en el cual han sido creados los documentos y es
una atribución esencial dentro de las actividades que le competen
al profesional archivero.6

Tras estas operaciones técnicas y conceptuales nos encontra-


mos hoy con una sección de nuestro Museo donde se comienzan a
visualizar los gestos del pasado institucional, donde verificamos un
carácter, constatamos un “clima de época”. Por ejemplo dentro de
los cartapacios que constituyen la serie hemeroteca llamada “las
carpetas de Liniers” se conserva material de diferentes procedencias
y características, constituyéndose hoy en fuentes referenciales para
exhumar información. Las distintas facetas de la vida y la actuación
del personaje, se comprenden en el estudio de los datos que van
más allá de su figura institucional (“Liniers estanciero”). Igualmente
revelador se torna la localización de documentación vinculada a la
génesis de nuestro Museo y al por qué de su denominación originaria
(“Casa del Virrey Liniers”).7 Una vez instaurado, la tarea cotidiana

6 Cruz Mundet, José Ramón, Qué es un archivero. Gijón, Trea, 2009, p. 83.
7 En plena dictadura militar y evidente carácter castrense, el Museo fue
inaugurado oficialmente con un gran acto protocolar diurno el 26 de
agosto de 1977 “al conmemorarse el 167 aniversario del fusilamiento del
Virrey Liniers en Cabeza de Tigre”. Numerosas crónicas periodísticas dan
cuenta del acontecimiento.
de pensar el Archivo como un engranaje dentro de nuestro Museo
es necesaria para plantear nuevos modelos en relacionarse con él,
donde la historia se abre al porvenir.8

El Museo cuenta además con un amplio reservorio docu-


mental, gestionado en la década de 1970 ante el Archivo General de
la Nación y ante el Archivo Histórico Provincial de Córdoba. Dichos
documentos facsimilares, cuyos originales pueden datarse desde
1788 a 1822, se refieren a temas como la autorización que solicita
Liniers para ingresar al Puerto de Buenos Aires con su mujer y su hijo;
gestiones de trámites que hacen a su actuación como Gobernador
de las Misiones y como Virrey del Rio de la Plata o documentación
de carácter privado referida a cuestiones políticas y económicas.
También se destacan los “Autos de Embargo” que realiza la Junta
sobre los bienes del difunto Liniers y el posterior reclamo de sus
acreedores y deudos. Toda esta basta documentación se constituye
como copias fieles únicas (por cuestiones de conservación el
acceso a los originales es hoy verdaderamente compleja), por lo
que han servido durante las últimas décadas a una gran tarea de
investigación que aún hoy a 46 años de la apertura de nuestro

8 Nava Murcia, Ricardo, Deconstruir el archivo. La historia, la huella, la


ceniza. México, Universidad Iberoamericana, 2016, p.
Museo no ha culminado. Por ello, la institución viene desarrollando
un paciente y minucioso trabajo de transcripción y digitalización de
esta serie documental, con el objetivo de su preservación y difusión.

Junto a ello, dentro de la amplia serie “notas producidas y


recibidas” descubrimos la temprana vocación de la primera directora
del Museo, la Sra. Noemí Lozada de Solla, en cuanto a la dotación
de imágenes directamente referidas al Virrey Liniers. El tenor
del intercambio epistolar revela esa denodada aspiración, donde
las más diversas entidades porteñas ofrecen al naciente Museo
“reproducciones gráficas de Liniers en cantidad”9 Un documento
fechado en 1973 revela el interés por la adquisición de un óleo que
representa a Don Santiago de Liniers y Bremond, pintado por el
maestro cordobés Francisco Vidal.10 Este dato se constituye en

9 Algunas de esas entidades, activas hacia la década de 1970, eran: “Casa


Estrada y Cía” o “Casa Pardo S.R.L.” esta última fundada en 1892 y ubicada
en calle Defensa 1170.
10 Aunque no dudamos de la calidad de la obra en cuestión, al día de hoy
no hemos podido identificarla o localizarla. Tras su legado, sabemos que
el pintor fue uno de los más importantes retratistas dentro de las artes
visuales en Córdoba durante el siglo XX. Francisco Vidal (Córdoba 1897-
1980) se formó en la prestigiosa Academia Provincial de Bellas Artes
fundada por Emilio Carrafa en 1896. Luego fue profesor y director de la
misma entidad de 1931 a 1950.
testimonio revelador y es de alguna manera el fundamento que
inspira la propuesta curatorial de la exhibición temporal a la que
esta publicación acompaña. El cuadro en cuestión nunca pudo ser
adquirido por nuestro Museo, ya que la fundamentada y coherente
petición de su entonces obstinada directora fue rechazada por las
autoridades del poder central. Y el tono de la respuesta del entonces
presidente de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos
Históricos es elocuente:

En cuanto al cuadro de Liniers, le recuerdo el criterio sustentado por


esta Comisión Nacional, en el sentido de que los museos no deben
ser revestidos con reproducciones -y menos aún modernas- pues
con ello pierden automáticamente su condición de repositorios
históricos. En último caso, el cuadro podría ser destinado a la sala
de la Dirección, sugerencia que dejo librada al criterio de la señora
directora, luego de analizar si ello compensaría el gasto…11

Algunos años después la Sra. Lozada logró el ingreso de un


formidable retrato de Liniers, pintado en París por el artista Francés

11 La carta está fechada en Buenos Aires el 5 de octubre de 1973 y firmada


por Leónidas de Vedia, presidente de la Comisión de la cual dependía el
entonces llamado Museo Histórico Casa del Virrey Liniers hoy denominado
Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers.
Paul Émile Chabas (1869-1937). Tras valerosas gestiones, el cuadro
felizmente fue donado en 1978 por Fundación Bunge y Born a
nuestro Museo Nacional.12 Toda la documentación referida a este
trámite se conserva en nuestro Archivo institucional y hoy esa
información puede ser accesible a la consulta para investigadores
y públicos interesados. Así, por mucho tiempo Liniers existió
archivado y a partir de ahora es enunciado. Tras escrutar nuestro
repositorio, Liniers hoy “puede ser dicho” y lo que ello significa.
Todo lo cual nos permite la elaboración de manifestaciones que se
expresan por medio de la palabra y la escritura, a partir de la suma
de datos que se constituyen en información y esta se convierte al
fin en conocimiento.

12 Este óleo sobre tela perteneció a la colección Estrada y fue encomendado


al pintor francés por uno de los principales biógrafos de Liniers, Paul
Groussac (1848 – 1929). Cfr. Santiago de Liniers, Conde de Buenos Aires,
Buenos Aires, Arnoldo Moen y Hermano, 1907. Reeditado por Elefante
Blanco, Buenos Aires, 1998.
Rafael Del Villar
(Jerez de la Frontera, 1873 – Buenos Aires, 1952)

Retrato de Santiago Liniers y Bremond, ca. 1945


Óleo sobre tela, 95 x 83 cm
Museo Histórico Provincial de Rosario “Dr. Julio Marc”
Rosario, Argentina
Gustavo José Noyon Guillermo Kraft Anónimo
(Brunswick, Alemania, 1839-1893)

Santiago de Liniers, s/f Santiago de Liniers, 1882 Santiago de Liniers


Aguafuerte, 32 x 25,5 cm Litografía, 18 x 12,5 cm Litografía, 34,3 x 28,5 cm
Museo Nacional Estancia Jesuítica Museo Nacional Estancia Jesuítica Museo Nacional Estancia Jesuítica
de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers
Alta Gracia, Argentina Alta Gracia, Argentina Alta Gracia, Argentina
Andrés Silva Sle
(Alta Gracia, 1977)

Retrato de Santiago de Liniers, 2023


Acrílico sobre lienzo, 80 x 70 cm
Colección del artista
Alta Gracia, Argentina
Bibliografía sobre Santiago de Liniers disponible en la Biblioteca
del Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers.

Aspell, Marcela et.al. Santiago de Liniers y las Invasiones Inglesas. Córdoba,


Hugo Báez, 2006.

Bischoff, Efraín U. Historia de la Provincia de Córdoba. Buenos Aires, Géminis,


1970. Tomo I.

Bruno, Cayetano. Historia de la iglesia en la Argentina. 1810-1812. Buenos


Aires, Don Bosco, 1970.

Cabrera Pablo, Pbro. Ulterioridades del Drama de Cruz Alta. Córdoba.


Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 1930.

Cutolo, Vicente Osvaldo. Nuevo Diccionario Argentino. Buenos Aires, Elche,


1969 - Nueva Historia Argentina.

De la Cerda Donoso, Jeanette C. Los negros esclavos de Alta Gracia. Caso


testigo de población de origen africano en la Argentina y en Córdoba.
Córdoba, El Copista, 1999.

De la Cerda Donoso, Jeanette C. Santiago de Liniers: esposo, padre, abuelo.


Sobre su estadía en Córdoba y Alta Gracia, en Santiago de Liniers y las
Invasiones Inglesas. Córdoba, Hugo Báez, 2006, pp. 203-244.
Elissalde, Roberto L. Liniers íntimo. Buenos Aires: Municipalidad de Tigre,
2003.

Grenón. Pedro, S.J. Altagracia. Primera parte. Córdoba, Talleres Gráficos de


la Penitenciaría, 1929.

Groussac, Paul. Santiago de Liniers, Conde de Buenos Aires. Buenos Aires


1753-1810. Buenos Aires, Sudamericana, 1942.

Lozier Almazán, Bernardo. Liniers y su tiempo. Buenos Aires, Emecé, 1989.

Ortega, Exequiel César. La primera pena de muerte resuelta por la Junta


de Mayo La tragedia de Cruz Alta y su problema histórico. Buenos Aires,
Lumen, 1954.

Ortega, Exequiel César. Liniers, Una vida frente a la gloria y a la adversidad.


Buenos Aires, Claridad, 1944.

Otero, Jorge León. La lealtad como tragedia. Montevideo, El Galeón, 2006

Pesado Ricardi, Carlos. Gutiérrez de la Concha. Una vida para el Rey. Madrid,
Instituto de historia y Cultura Naval, 2007.

Torres, Félix A. Santiago de Liniers. Sus cartas desde la historia y el


psicoanálisis. 1809-1810. Córdoba, Ferreyra, 2006.

Vasallo, Jaqueline. “De Argentina a Cádiz”, en Revista ah. Andalucía en la


Historia. Año XV número 58. Octubre - diciembre, 2017. pp. 48-51.

VV. AA. Biblioteca de Mayo. Colección de obras y documentos para la


Historia Argentina. Buenos Aires, Senado de la Nación, 1960-1979.
Documentos facsimilar disponibles en la Biblioteca
del Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers.
Los originales se conservan en el Archivo General de la Nación.

LINIERS 1788-1809
Índice de Nombres de la División Colonia

1) Se da permiso al Capitán Santiago Liniers, segundo comandante de


la Savina que debe venir a este puerto, para traer a su mujer y su hijo,
quedándose en Buenos Aires hasta su regreso- 5 de agosto de 1788- Reales
Ordenes- Leg.18 foja 200-SalaIX- 25.1.11.-

2) Que al causante de considerarle sin embarco no le corresponde


gratificación de mesa- 10 de agosto de 1791- Reales Ordenes- Leg. 69- foja
66- Sala IX- 25.4.15.-

3) No se le concede lo solicitado por el causante para que se le considere


como embarcado durante su estadía en Buenos Aires, para atender a la
fábrica de pastillas que piensa establecer en esta ciudad-8 de noviembre
de 1793- Reales Ordenes- Leg. 23- foja 211- Sala IX-25.2.1.-

4) El Alcalde de Primer Voto Alzaga se queja de la actitud de Liniers para


con él- Año 1795- Cabildo de Buenos Aires- Correspondencia con el Virrey-
1795-1796-Doc.Nº 81- Sala IX-19.7.7.-
5) D. Santiago Fribeli, solicita se le obligue al citado Capitán a pagar $306
que le debe- Febrero 21 de 1800- Solicitudes Civiles- Leg. 3- Letra F-G- Sala
IX- 12.9.6.-

6) Tomás O´Gorman, pide s embargue los bienes de Liniers, hasta cubrir la


suma de dos mil peos que le es deudor-2 de septiembre de 1800- Solicitudes
Civiles- Leg.5- Letra M-O- Sala IX- 12.9.8.-

7) Para que se entreguen a su apoderado Francisco A. Letamendi, los


sueldos y gratificación que le corresponden desde que obtiene el gobierno
de Misiones- Año 1804- Justicia- L.43- Exp. 1265- Sala IX-31.8.1.-

8-LINIERS SANTIAGO-Se adjunta informe copia del memorial de Liniers,


Capitán de Navío que ha sido relevado del gobierno de los pueblos Guaraníes
y solicita otro destino y la copia del informe del Gobernador del Paraguay,
recomendándole- Febrero 23 de 1804-Reales Ordenes. Leg. 35- foja 41- Sala
IX- 25.2.13.-

9) Representación de este Capitán, Gobernador Interino de los pueblos de


Misiones Guaraníes, quejándose del Capitán de Dragones: Vicente Carballo-8
de noviembre de 1804-(Carpeta solamente, no existe Real Orden) Reales
Ordenes-Leg.35- foja 287- Sala IX- 25.2.13.-

10) Pide se lo promueva al gobierno de Córdoba que se halla vacante por


fallecimiento del Sr. Gonzalez- marzo 1º de 1806-Solicitudes Civiles- Leg.
4-Letra H-Ll-Sala IX-12.9.7.-
11) Expediente obrado sobre comunicación a la Real Audiencia de haber
delegado el mando de la expedición para la reconquista de Buenos Aires,
por hallarse enfermo, en el 2º jefe Juan Gutierrez de la Concha y sobre
otra comunicación de haberse restablecido y asumido dicho cargo-3 de
septiembre 1806- Oficio de Sobremonte a la Real Audiencia Pretorial de Bs.
As. Comunicando su traslado a la Banda Oriental-23 de septiembre 1806-
Comunicado de Sobremonte desde Montevideo a la Audiencia de Bs. As.- 13
de octubre 1806- Tribunales- Leg. 259-E.30-Sala IX-39.5.5.-

12) Se ordena al causante continúe en el mando de la Capital. Febrero 24 de


1807- Reales Órdenes. Libro 38- Foja 34- Año 1807-8- Sala IX- 25.3.1.-

13) En mérito a los servicios del causante, se concede a su hermano el


Conde de Liniers, Coronel agregado sin sueldo al Regimiento de Bs. As.,
una mensualidad para que pueda continuar sus servicios- Libro 84- Foja
97- Reales Ordenes. Libro 38- Foja 122- Año 1807-8-Sala IX- 25.3.1.-

14) Se concede al Virrey Interino de Bs. As. Don Santiago de Liniers, en precio
a sus servicios, la encomienda de Arés del Maestre de la Orden Militar de
Montesa- Septiembre 13 de 1807- Comunicaciones y Resoluciones Reales-
Libro 11-Foja 101 y 102- Año 1806- 12- Sala IX- 25.5.13.-

15) Comunicación Real- Que pide al Virrey Don Santiago Liniers, informe
sobre la conducta del Capitán del Regimiento de Bs. As. Don León Ortiz d
Rosas. Noviembre 30 de 1807- Comunicaciones y Resoluciones Reales- Libro
11- Foja 105- Año 1806-12- Sala IX- 25.5.13.-
16) Por haber caído en poder de los ingleses Don Pascual Ruiz Huidobro, no
pudo tener efecto la Real Orden de febrero 24 del corriente año, quedando
desde entonces estas Provincias al mando de Don Santiago Liniers- Reales
Ordenes- Libro 38- Foja 180-Año 1807-8 Sala IX- 25.5.13.-

17-) Expediente obrado sobre la Presidencia de la Junta de Guerra-Leg.


259de Tribunales- Exp. 25- Año 1807- Sala IX- 39.5.5.-

18) Gobernador y Capitán General del Virreinato sobre que se señalen por
días de tablas los días 12 de agosto y 5 de julio- Leg. 260- Tribunales- Exp.
25- Año 1807- Sala IX- 39.5.6.-

19) Liniers se dirige el Virrey Liniers al Sr. Gobernador Intendente de Potosí


Don Francisco de Paula Sanz, instándole para que fomente el ramo de
azogue a fin de concurrir a las necesidades del erario público- Criminales-
Leg. 58- Exp. 8- Año 1808- Sala IX- 32.7.4.-

20) Concédese por Su Majestad al Mariscal de Campo Don Santiago Liniers,


Título de Castilla- Reales Ordenes- Libro 85- Folio 10- Año 1809-Sala IX-
25.4.31.-

21) Se remite a informe lo presentado por el Comandante del Cuerpo de


Patriotas de la Unión Don Felipe Sentenach, en queja por el atropello sufrido
al Virrey Interino de Bs. As. Santiago de Liniers- Reales Ordenes- Libro 39-
Foja 65- Año 1809- Sala IX- 25.3.2.-

22) Tomás Lorea pide se mande a Don Santiago Liniers pague lo que adeuda
a la testamentaria de sus finados padres- Agosto 14 de 1809- Solicitudes
Civiles- Libro 4- Letra H- Ll- Sala IX- 12.9.7.-
SANTIAGO DE LINIERS Y BREMOND
1790-1807

1) El Conde de Liniers propone al Rey ir a Buenos Aires a establecer una


fábrica de pastillas. Aranjuez- 4 de junio de 1790 - Sala IX- 25.1.13- Archivo
General de la Nación.

2) Santiago de Liniers acompaña presupuesto de los gastos que considera


necesarios para armar baterías flotantes a Fragata El Vertiz y jumaca Nuestra
Señora dl Amparo. Dentro contestación. Montevideo- 13 de septiembre de
1790 - Sala IX- 1.2.2 - Archivo General de la Nación.

3) El Dr. Benito Gonzales Rivadavia contra el Conde de Liniers por cobro de


arrendamiento de la casa en que viven. Buenos Aires-28 de diciembre de
1792 - Año 1792- Sala IX- 36.8.3 - Archivo General de la Nación.

4) Comunicado en el que se anuncia que en el plazo de 15 días comenzarán


las hostilidades entre España y Francia. Aranjuez-14 de febrero de 1793- Año
1793- Sala IX- 25.2.1 -Archivo General de la Nación.

5) Santiago de Liniers solicita que el envío de su criado Joseph Blond se


realice en un buque negrero que se espera de Inglaterra. Buenos Aires- 12
de noviembre de 1795 - Año 1795- Sala IX- 1.2.3 - Archivo General de la Nación.

6) El Señor Virrey Don Antonio Olaguer Feliú le comunica a Santiago de Liniers


haberlo tenido presente para su destino. Montevideo-19 de septiembre -
Año 1797- Sala IX- 1.2.3- Archivo General de la Nación.
7) El virrey de Buenos Aires instruye del éxito que han tenido las operaciones
de guerra contra la Corona de Portugal. Buenos Aires-26 de marzo de 1802
- Año 1802-Sala IX- 8.3.3 - Archivo General de la Nación.

8) El virrey de Buenos Aires comunica lo que dice al Ministerio de Estado


con motivo de las noticias de un rompimiento con Gran Bretaña. Buenos
Aires-7 de enero de 1804 - Año 1804- Sala IX- 8.3.9- Archivo General de la
Nación.

9) Informe sobre Liniers, después que éste fuera relegado del gobierno de
los pueblos Guaraníes. Buenos Aires-29 de agosto de 1804 Año 1804- Sala
IX- 8.3.7- Archivo General de la Nación.

10) Informes de Liniers sobre el estado de Municiones, Pertrechos de Guerra


y más muebles en los Pueblos de las Misiones al hacer entrega del cargo al
Gobernador B. de Velazco. Candelaria- Octubre de 1804- Archivo General de
la Nación.

11) El Capitán de Navío Don Santiago de Liniers participa al Virrey Sobremonte


de su llegada a la Ensenada de Barragán. Dentro Contestación. Ensenada
de Barragán-24 de junio de 1806- Año 1806- Sala IX- 26.7.7 -Archivo General
de la Nación.

12) Informe al Gobierno de Montevideo sobre las opiniones emitidas por


Liniers al llegar al Fuerte de Barragán. 25 de junio de 1806 - Año 1806- Sala
IX- 26.7.7- Archivo General de la Nación.
13) Nota al Marqués de Sobremonte acompañando la copia de la capitulación
propuesta a las tropas inglesas. Dentro contestación. Buenos Aires-27 de
junio de 1806 - Año 1806- Sala IX- 26.7.7- Archivo General de la Nación.

14) El 2º Comandante Don Antonio Olavarría hace relación de lo ocurrido en


el ataque de Pedriel con las tropas inglesas. Dentro contestación. Buenos
Aires-13 de agosto de 1806- Año 1806- Sala IX- 26.7.7- Archivo General de la
Nación.

15) Nota del Cabildo de Buenos Aires al Virrey Sobremonte del 14 de agosto
de 1806. Buenos Aires-14 de agosto de 1806 - Año 1806- Sala IX- 26.7.7- Archivo
General de la Nación.

16) Nota a la Real Audiencia de Buenos Aires incluyendo un pliego donde


se le pide exponga su dictamen sobre lo resuelto en Cabildo Abierto con
motivo de haber aclamado el pueblo para Comandante Militar al Capitán
de Navío Don Santiago de Liniers. Campamento de las Pontezuelas-18 de
agosto de 1806 - Año 1806- Sala IX- 26.7.7- Archivo General de la Nación.

17) Nota de Sobremonte al Ilustrísimo Don Benito de Lué y Riega al enterarse


por nota del Cabildo que se le había conferido a Liniers el poder político y
militar. Campamento de las Pontezuelas-18 de agosto de 1806 - Año 1806-
Sala IX- 26.7.7- Archivo General de la Nación.

18) Nota del Gobernador Ruiz Huidobro al muy ilustre Cabildo de Buenos
Aires después de la Reconquista. Montevideo-20 de agosto de 1806 - Año
1806- Sala IX- 26.7.7- Archivo General de la Nación.
19) Nota de Liniers a Sobremonte informándole lo acaecido en el día de la
Reconquista. Buenos Aires-22 de agosto de 1806 - Año 1806- Sala IX- 26.7.7-
Archivo General de la Nación.

20) Carta de Sobremonte a Liniers en la que habla de la remisión de los


prisioneros ingleses. Nicolás de los Arroyos-26 de agosto de 1806 - Año 1806-
Sala IX- 26.7.7- Archivo General de la Nación.

21) Carta de Liniers a Sobremonte explicando las dificultades que ha tenido


para formar el ejército. Buenos Aires-20 de diciembre de 1806 - Año 1806-
Sala IX- 26.7.8- Archivo General de la Nación.

22) Real Audiencia pide a Sobremonte se deje al mando de las tropas


auxiliares de Buenos Aires a Don Santiago d Liniers por la confianza que le
tienen. Buenos Aires-27 de enero de 1807 - Año 1807- Sala IX- 26.7.9- Archivo
General de la Nación.

23) Carta al Cabildo de Montevideo a Sobremonte apoyando a Liniers.


Montevideo-29 de enero de 1807 - Año 1807- Sala IX- 26.7.9- Archivo General
de la Nación.

24) Carta de Liniers a Sobremonte acusando recibo del oficio en que se le


participa de la noticia de la pérdida de Montevideo. Real de San Carlos-3 de
febrero de 1807- - Año 1807- Sala IX- 26.7.9 Archivo General de la Nación.

25) Oficio del Rey al Gobernador de Montevideo Pascual Ruiz Huidobro,


ordenándole el arresto de Sobremonte. El Pardo-24 de febrero de 1807 -
Año 1807- Sala IX- 26.7.9- Archivo General de la Nación.
SANTIAGO DE LINIERS 1808
TOMO I

-SANTIAGO DE LINIERS: Le sigue juicio al negro Manuel Quintana por haber


robado en las habitaciones del citado Virrey, en la Fortaleza- Criminales-
Leg.56- Exp. 4-Año 1808- Sala IX- C.8- A. 10- Nº 2- Archivo General de la
Nación. Folios 301.

SANTIAGO DE LINIERS 1808


TOMO II

-SANTIAGO DE LINIERS: Le sigue juicio al negro Manuel Quintana por haber


robado en las habitaciones del citado Virrey, en la Fortaleza- Criminales-
Leg.56- Exp. 4-Año 1808- Sala IX- C.8- A. 10- Nº 2- Archivo General de la
Nación. Folios 357.

LINIERS Y HEREDEROS 1807-1822

1) Victorino Rodríguez comunica la llegada de los prisioneros ingleses.


Córdoba- 3 de abril de 1807- Sala IX- C 9. A2. Nº 10- Archivo General de la
Nación.

2)La Junta de Guerra ordena que en lo que respecta a gastos debe cumplirse
y ejecutarse en cuanto sean conformes a las facultades con que para ello la
autoriza la Real Orden de 28 de febrero de 1795. Buenos Aires- 7 de abril de
1807- Sala IX- 39.5.5- Archivo General de la Nación.
3) Junta de Guerra celebrada en sobre: a) La expedición a la Banda Oriental. b)
Fortificación de Buenos Aires. Buenos Aires- 15 de abril de 1807- Tribunales-
Leg. 259- Exp. Nº 5- Archivo General de la Nación.

4) Francisco Javier de Elío es relevado del cargo como Gobernador de la Plaza


de Montevideo, y dando el cargo a Don Juan Angel Michelena; el primero
exige los autos que se hubiesen formado para tal bochornoso despojo. Sin
Fecha- Tribunales- Leg. 259- Exp. 32- Archivo General de la Nación.

5) Título de nombramiento de Vicerrector del Colegio Convictorio de


Monserrat (incorporado a la Universidad) expedido por el Virrey Don
Santiago de Liniers a favor del maestro Don Joseph Arisa. Buenos Aires- 23
de noviembre de 1807- Sala VI- Leg. Nº 174- Archivo General de la Nación.

6) Santiago de Liniers nombra Segundo Comandante del Cuerpo de


Arribeños a Don Juan Bautista Bustos con el grado de Teniente Coronel.
Buenos Aires- 21 de enero de 1808- Leg. 336 B.N.- Archivo General de la
Nación.

7) Ordenanza sobre colocación de luminarias en celebridad de haber


conferido su Majestad el Virreinato del Río de la Plata al Excelentísimo Don
Santiago de Liniers y Bremond por sus victorias contra las armas británicas.
11 de julio de 1808- Escribanía 4- Leg. 33- Exp.11- Archivo Histórico de Córdoba.

8) Carta de Liniers al Rey explicando la actitud de Saavedra durante el motín


del 1º de enero de 1809. Buenos Aires- 1º de enero de 1809- Sala IX 8.3.12-
Gobierno Colonial- Correspondencia Liniers con los Ministros de la Corona.
Archivo General de la Nación.
9) Carta al Señor Benito Anastasio de Echeverría en torno a los problemas
de Liniers para conseguir residencia. Córdoba- 17 de enero de 1809- B. N.-
Leg. 348- Archivo General de la Nación.

10) Santiago de Liniers confiere el grado de Capitán al ayudante mayor


del Segundo Batallón del cuerpo de Patricios Don Mariano Díaz y Castro-
Buenos Aires- 20 de enero de 1809-Sin Datos- Archivo General de la Nación.

11) Proceso de sedición del 1º de enero de 1809 contra Alzaga y otros. 8 de


marzo de 1809- Sala IX 23.4.2- Archivo General de la Nación. Sala IX 23.4.2-
Archivo General de la Nación.

12) Certificado expedido por el Virrey Don Santiago de Liniers de los méritos
y servicios del Teniente Coronel de Urbanos de Infantería de Buenos Aires
y Segundo Comandante del Batallón de Voluntarios Arribeños, Don Juan
Bautista Bustos, desde que se creara el Cuerpo y entrara a servir en él, en
clase de Capitán. Buenos Aires- 18 de marzo de 1809- B.N.-Sala IX Doc Nº
5458- Archivo General de la Nación.

13) Hipoteca de la Estancia de Alta Gracia. Córdoba- 26 de abril de 1809- Año


1810- Reg.4- Folio 529- Archivo General de la Nación.

14) Carta de Liniers a su amigo Vicente Anastasio Echevarría en la que hace


unas críticas al gobierno de Cisneros y en la que expresa su temor sobre las
aspiraciones de Carlota Joaquina en el Río de la Plata- Córdoba- Septiembre
de 1809- Sin Datos- Archivo General de la Nación.
15) Carta de Santiago de Liniers al Doctor Vicente Anastasio Echevarría.
Comenta sus días campestres y las noticias enviadas a Goyeneche. Alta
Gracia- 2 de marzo de 1810- B.N.- Leg.348- 5919- Archivo General de la Nación.

16) Informes del Deán Gregorio Funes a la Junta de Mayo sobre las reuniones
de los realistas de Córdoba el 31 de mayo. Córdoba- 20 de abril de 1810- Tomo
26- Archivo del Gobierno de Buenos Aires.

17) Santiago de Liniers da poder al Teniente Coronel Juan Perichón Vandeuil,


con motivo de ausentarse a España. Córdoba- 7 de mayo de 1810- Año 1810-
Liniers Santiago- Reg. 4 Folio 541- Archivo Histórico de Córdoba.

18) Escritura de venta en favor del Excelentísimo Don Santiago de Liniers


por la Estancia de Alta Gracia y recibo de una legua de tierra, incorporada
a ésta. Córdoba- 25 de mayo de 1810- Rodríguez Victorino- Reg.4- Folio 561-
Archivo Histórico de Córdoba.

19) Partes oficiales relativos a la Guerra de la Independencia Argentina.


Córdoba- 25 de julio de 1810. Archivo del Gobierno de Buenos Aires.

-Sentencia de muerte a los realistas cordobeses. Buenos Aires- 28 de julio


de 1810-

20) Oficio. El Jefe del Ejército Patriota. Coronel Francisco A. Ortiz de Ocampo
a la Junta Gubernativa. Acompaña la correspondencia tomada a Liniers el
día de su prisión. Córdoba- 10 de agosto de 1810- Sala X- Archivo General de
la Nación.
21) Expediente sobre los gastos causados por el embargo de los bienes de
Liniers. Santiago Alejo de Allende, Joaquín Moreno y Gutiérrez de la Concha,
hasta la llegada de la expedición al Alto Perú. Córdoba- 26 de octubre de 1810-
Córdoba- Año 1815- Gobierno de Pueyrredón. Escribano Olmos y Aguilera-
Archivo Histórico de Córdoba.

22) Nombramiento de Tutor y Curador para los hijos menores de Liniers:


Tomás y Dolores. Nombramiento: Francisca Sarratea. Córdoba- 14 de
septiembre de 1815- Sin Datos-Archivo Histórico de Córdoba.

23) Nombramiento de Tutor y curador de los hijos menores de Liniers. Doña


Enriqueta Liniers los recibe de Francisca Sarratea como tutora y se nombra
fiador de los hijos a Manuel Solares. Córdoba- 27 de marzo de 1820- Sin
Datos. Archivo Histórico de Córdoba.

24) Sobre venta de la Estancia de los hijos de Liniers a Manuel Solares. Se


incluyen documentos anteriores de gastos y costas ocasionados por tal
motivo. Córdoba- marzo y abril de 1820- Año 1821-Reg. 4- Folio 163- Archivo
Histórico de Córdoba.

25) Don Juan Bautista Echevarría apoderado de Enriqueta Liniers vende


esclavos. Córdoba- 8 de mayo de 1822- Año 1822- Reg. 4- Folio 57- Archivo
Histórico de Córdoba.

LINIERS 1810

-Embargo de los bienes de Santiago de Liniers- Año 1810- Escribanía 4-


Leg.46- Exp.8- Archivo Histórico de Córdoba. Total de Folios 196.

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