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EL FIN DE IUSNATURALISMO

La idea del Estado-razón llega hasta Hegel, quien define al Estado como “lo
racional en sí y por sí”. Pero Hegel es también el crítico más despiadado del
iusnaturalismo. Los iusnaturalistas, los cuales se dejaron seducir más por la
idea de delinear el Estado como debería ser, que por la tarea de entenderlo tal
como es.

La “sociedad civil”, que representaron par tiendo del estado de naturaleza, no


es el estado en su realidad profunda. Para ser un auténtico Estado, un Estado
real y no imaginario, un Estado tal como es y no como debiera ser, a la
sociedad civil de los iusnaturalistas le falta, según Hegel, el carácter esencial
de la “totalidad orgánica .

Si realmente un Estado fuese nada más que una asociación fundada con base
en un acuerdo entre individuos, guiados por la razón calcu ladora (que para
Hegel es intelecto y no razón), cada individuo debería considerarse libre de
negarse a la asociación cuando la con veniencia ya no contase y, por tanto, de
enviar el Estado a la ruina con su propia acción, y no se explicaría cómo es
posible que un Es tado como tal, a merced de sus ciudadanos, pudiese tomar,
como de hecho lo pretende, el sacrificio de la vida de los mismos ciudadanos
cuando está en juego de supervivencia

El helium omnium contra omnes, que para Hobbes era la imagen de un estado
originario o bien de algunos momentos excepcionales en que la unidad del
Estado se disuelve en la anarquía de la guerra civil, o bien un dato permanente
pero limitado a las relaciones entre Estados soberanos, para Marx se convierte
en la imagen del estado permanente de la sociedad capitalista, caracteri zada
por la competencia económica. Según esta nueva filosofía de la historia, ningún
Estado, y mucho menos el Estado de la sociedad burguesa, ha suprimido el
estado de naturaleza, porque el Estado, en lugar de ser el triunfo de la razón
sobre la tierra, como creyó toda la filosofía política —desde Hobbes a Hegel—,
es el medio con el cual la clase económicamente dominante mantiene su propio
dominio. En consecuencia, para salir del estado de naturaleza, no se trata ya de
instituir el Estado, sino de destruirlo. En esta forma el modelo iusnaturalista
queda completamente invertido.

¿Cuál de las dos filosofías de la historia —la que va de Hobbes a Hegel y ve en


el estado el momento culminante de la vida colectiva, o la que, comenzando con
Saint-Simón, pasando por el socialismo utópico y el científico, manifestándose
abiertamente en las diversas formas de anarquismo, vislumbra y proyecta como
fin último de la historia la destrucción del estado— es la que mejor ha
interpretado el curso histórico del último siglo?

En el comienzo de El Ciudadano Hobbes asesta un fuerte golpe contra la hasta


entonces dominante tradición aristotélica que concebía al Estado en términos
naturales. Para Hobbes las sociedades políticas no tienen su origen en la

naturaleza misma del hombre sino en las asociaciones y en los pactos. 75 Por lo
tanto, los hombres no son seres políticos por naturaleza, sino por educación

El estado de naturaleza fue uno de los recursos metodo lógicos más utilizados
por la filosofía política de la moderni dad para sentar las bases teóricas tanto
de la legitimidad del Estado como de los derechos de los individuos.
Consistía en hacer abstracción de las características fundamentales de la
naturaleza humana en el caso de que los individuos no estu vieran obligados
por mandatos legales, de tal modo que solo poseían sus instintos y sentido
común como guía de conduc ta.

Para Bobbio en las distintas teorías del Estado se uti- lizan dos dicotomías: la
primera de ellas en una re- lación opresión-libertad y la segunda en una
relación anarquía-unidad. El autor en Thomas Hobbes, afirma que el autor de
Leviatán: “[...] pertenece decidida- mente a la facción de aquellos cuyo
pensamiento po- lítico se inclina por la segunda dicotomía. El ideal que
defiende no es el de la libertad contra la opresión, sino el de la unidad contra la
anarquía” (1992 p. 36). Bajo esta lógica anarquía-unidad, muestra cómo el
interés primordial del autor de Leviatán, es sostener que el poder de los
hombres ha de ser limitado, pues el exceso de poder ocasiona la anarquía y de
la anar- quía se deriva la guerra de todos contra todos.

El pacto de la unión es la reconciliación entre el pac- tum societatis y el pactum


subiectionis, pues sustenta que los contratantes son los individuos singulares
vin- culados entre sí que se comprometen recíprocamen- te a someterse a un
tercero no contratante, el Estado. La función que Hobbes atribuye al pacto de la
unión es permitir que los seres humanos pasen del estado de guerra al estado de
paz, instituyendo un poder soberano. El pacto también se caracteriza porque de
él se desprende la soberanía del Estado median- te tres atributos
fundamentales, la irrevocabilidad, el carácter de absoluto y la indivisibilidad.
En De Cive, Hobbes (2010) estipula el pacto de la unión como un contrato en
favor de un tercero, los signatarios asumen una obligación, no solo uno con el
otro sino también con el tercero que es el Estado, en cuyo fa- vor se ha
estipulado el contrato. El concepto de pacto de la unión le permite a Hobbes
constituir los princi- pios fundamentales del Estado moderno, la unidad política
y la unidad jurídica.

El contractualismo, que sustenta la aparición del Estado en Hobbes, no es de


tendencia democrática, por el contrario, el contrac- tualismo hobbesiano se
mueve en un horizonte ab- solutista, que piensa en la libertad como un pretexto
para el desenfreno de las humanas pasiones y que por ello propende por la
unidad en contra de la multipli- cidad, por la norma objetiva contra al derecho
subje- tivo y por la obligación contra lo arbitrario. El pacto de la unión permite la
aparición del Estado hobbesiano como máquina monstruosa, como un Leviatán
que permite la superación del estado de naturaleza y su visión de libertad y
solo libertad, por un Estado que tiene que ser autoridad y solo autoridad.
También la teoría política de Hobbes se fundamenta en una visión pesimista de
la naturaleza humana,

Para Hobbes el origen del pacto de la unión se en- cuentra en comprender la


naturaleza humana, que tal como se muestra en Leviatán se deriva de tres causas
principales: “Primera, la competencia; se- gunda, la desconfianza; tercera, la
gloria. La primera causa impulsó a los hombres a atacarse para lograr un
beneficio; la segunda para lograr la seguridad; la tercera, para ganar
reputación” (2011, p. 102). Esto significa que el ser humano se encuentra regido
por el egoísmo, la maldad y el afán de alcanzar el poder sobre los demás seres
humanos, mediante el uso de la violencia, esto es lo que Hobbes va a
denominar anarquía natural. No obstante, según Hobbes esa misma naturaleza
humana egoísta, malvada y con afán de poder, es gobernada por un miedo, el
miedo de perder la vida de manera violenta.

para Hobbes los fines del con- trato social son principalmente tres: 1) La
superación del estado de anarquía natural por un Estado civil; 2) la
conservación de la vida; y 3) el establecimiento de la paz y la seguridad.
La teoría contractualista da origen a un Estado que regula mediante leyes y, que
sirvió para sepultar las instituciones jurídicas y políticas de la Edad Media, pero
que además, permitió el triunfo del liberalismo político, económico y social, a
través de varias revo- luciones en Europa, que terminaron en la consolida- ción
de un Estado moderno. Por lo tanto, la teoría política y jurídica de Hobbes dio
origen a una teoría del Estado, que sirvió de transición entre el mundo
medieval y el mundo moderno, pero que además, fue la base del Estado
moderno,

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