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A treinta días del poder

Henry Ashby Turner Jr.


Ensayo Histórico – EDHASA, Barcelona, 2000, 358 páginas

Mara Pegoraro – Florencia Zulcovsky

Sin lugar a dudas Adolf Hitler ha der y deseos de venganza) resultaron


sido uno de los personajes emblemáti- tener consecuencias políticas profun-
cos del siglo XX. Ese lamentable prota- das” (p. 314).
gonismo nos remite inevitablemente al Si el libro intenta describir la mane-
horror del proceso del que ha sido artí- ra en que Hitler llega a ser canciller de
fice. Las vicisitudes de su régimen y sus la República, la elección de su título re-
inefables consecuencias han sido obje- sulta por demás exacta. El 1º de enero
to de numerosos estudios, interpreta- de 1933 nadie hubiera previsto los acon-
ciones y análisis desde las más diversas tecimientos de fin de mes; Hitler estaba
posturas teóricas e ideológicas. Sin em- sin embargo a sólo treinta días del po-
bargo, nadie hasta ahora nos ha invita- der. De ser un político en decadencia
do a recorrer con tanta minuciosidad, pasaría a convertirse en el personaje cen-
como lo hace Henry Ashby Turner, las tral de la política alemana por los si-
intrigas palaciegas que culminaron con guientes ocho años. Un mes fue, enton-
el ascenso de Hitler al poder. ces, tiempo suficiente para que su acceso
Enfrentándose a los relatos tradicio- a la cancillería se presentara ante los
nales que sólo de manera circunstan- demás actores como la única alternativa
cial nos acercan a los protagonistas de en un escenario político cerrado y ase-
la historia, el autor (profesor de histo- mejable a un “jaque mate” de ajedrez
ria de la Universidad de Yale) nos pro- para la República y la democracia.
pone conocer la microfísica de la polí- La virtud del libro de Henry Ashby
tica alemana en esos años, colocándo- Turner pasa entonces por sumergirnos
nos así frente a un libro repleto de de- día por día en los imprevisibles sucesos
talles, datos, información inédita hasta de ese “intrigante y oscuro” lapso de la
el momento y buscando mostrar el ca- historia de Weimar. Esa descripción dia-
riz subjetivo de la política. En sus pro- ria asemejable más a una crónica que a
pias palabras: “en un momento en que un relato logra colocar al lector en el
la asignación del poder de un país tan lugar de testigo privilegiado, reactuali-
grande descansaba en un grupo de in- zando el pasado para introducirlo en la
dividuos tan reducido, algunos de los historia de manera presente. El ensayo
sentimientos humanos más elementales irá, a lo largo de sus siete capítulos,
(afinidades y aversiones personales, or- desgranando la trama, mostrando suce-
gullos heridos, amistades echadas a per- sos cruciales así como aquellos que po-

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drían parecer, a los ojos de un observa- por Schleicher, quien había sido hasta
dor preparado, triviales y hasta superfi- entonces su patrocinador y mentor. La
ciales. artera jugada llevada adelante por el
En un rescate de sujetos y personali- nuevo canciller impondrá el ritmo y
dades el autor compone a la manera de cariz de las relaciones con su predece-
un rompecabezas la imagen global. Así sor, un vínculo signado por el odio, el
los grandes acontecimientos (cambios deseo de venganza y la subestimación
constantes de gabinete, uso de poderes que hará considerar como razonable
presidenciales, frecuentes disoluciones cualquier alternativa al triunfo del opo-
del Reichstag, Hitler canciller) son pro- nente. “La amistad por su parte (Von
ducto de una peculiar combinación de Papen) había dado paso a un odio ve-
las diferentes piezas. hemente hacia el hombre que lo había
A lo largo del relato, Turner se em- puesto en el candelero para después
pecina en mostrarnos que los hechos desembarazarse de él” (p. 93). Es preci-
del 30 de enero de 1933 podrían ha- samente en este punto donde las cues-
berse evitado. A través de una descrip- tiones personales, siempre presentes en
ción del encadenamiento, en algún política, comenzaran a inclinar el fiel
punto fortuito e involuntario de acon- de la balanza y a constituirse en el úni-
tecimientos y circunstancias desafía al co motor y fundamento de las decisio-
lector a aceptar que la historia pudo nes a tomar.
haber sido de otro modo. Así, nos deja Un segundo momento puede ubicar-
la sensación de que si cualquiera de los se en los encuentros que tuvieron lugar
personajes involucrados hubiese conta- entre Von Papen y Hitler, iniciados el 4
do con algo más de conocimiento o de enero de 1933. Las motivaciones para
voluntad hubiera tenido la oportunidad ello se hallaban en el deseo de vengan-
de cambiar el destino de las cosas. Es la za y de retorno al poder por parte de
posibilidad de cambio a la que los acto- Von Papen y en las intenciones del di-
res se vieron enfrentados aquello a lo rigente nazi de contar entre sus aliados
que el autor apela permanente para con- al personaje que había sabido granjear-
trarrestar el determinismo. Identifica se la confianza del Presidente de la Re-
una sucesión de momentos donde cada pública, condición que podía garanti-
decisión supone consecuencias previsi- zarle el acceso a la cancillería que tanto
bles y a la vez no intencionadas, siendo anhelaba. Sin capacidad de preverlo,
éstas últimas las que aporten la cuota Von Papen con el encuentro de Colonia
de azar que Turner reconoce en la lle- “acabó con el aislamiento político de
gada de Hitler a la cancillería. Hitler, al tiempo que supuso un enor-
A través de las páginas podremos me empuje para su cada vez peor
rastrear los hechos que luego serían re- fortuna”(p. 97). Como una muestra de
conocidos como claves para entender la insensatez e incapacidad de realizar
el desenlace de la historia. Turner ubi- una buena lectura de esos acontecimien-
ca como primer momento, hacia fina- tos, el autor señala como determinante
les de 1932, el desplazamiento de Von la subestimación que realizaría la ma-
Papen de la cancillería y su reemplazo yoría de la dirigencia alemana. “Solo

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Reseñas

una minoría reconoció que la explica- historia, hace del libro de Turner un
ción más sencilla era también la más ensayo histórico original y desmitifica-
probable; es decir, que los dos políticos dor sobre el origen del Tercer Reich.
hostiles al canciller Kurt von Schleicher A punto tal busca el autor contrariar lo
se hubiesen reunido para conspirar con- establecido que se permite sostener que
tra él...” (p. 103) “la creencia de que lo que tuvo lugar el
El siguiente momento crucial en el 30 de enero de 1933 fue una toma de
ascenso de Hitler y caída de Schleicher, poder es falsa. En realidad, Hitler no
la reunión del 22 de enero de 1933, se hizo con el poder; le fue entregado
supuso la incorporación de los más es- por los hombres que en ese momento
trechos colaboradores del Presidente a controlaban el destino de Alemania” (p.
la conspiración, a la vez que implicó la 298).
cesión de la futura cancillería al diri- Resulta innegable el valor documen-
gente nazi. Con el desarrollo cronoló- tal que la obra de Turner presenta, la
gico de los acontecimientos se introdu- reconstrucción detallada y prolija que
ce al lector en el entramado de relacio- del mes de enero el autor realiza en-
nes que acabarían por dar un resultado cuentra en el diario de Goebbels, las
aún imprevisto para sus propios artífi- declaraciones juradas que miembros del
ces, tal el caso de Von Papen incapaz régimen nazi presentaron ante el Tri-
de imaginar que cediéndole de dere- bunal de Nüremberg, diarios de la épo-
cho la cancillería a Hitler no solo no ca y documentos partidarios como di-
lograría ser el poder en las sombras con- plomáticos sus principales fuentes.
forme a su plan, sino que se convertiría Más allá de constituir una obra re-
en cómplice de la experiencia totalita- comendable por su original enfoque y
ria más devastadora del siglo. detalle, hacia el final de la obra el autor
Turner busca así, dar crédito a su busca realizar un ejercicio de historia
tesis del nivel de influencia que sobre contrafáctica que no solo le resta rigu-
los acontecimientos tuvieron las moti- rosidad analítica sino que incluso re-
vaciones individuales, los egoísmos y sulta urticante para quien se enfrente a
ansías de poder de cada uno de los pro- sus afirmaciones. Turner parte de la
tagonistas, revelándonos la escasa con- premisa, compartida por todos, que
currencia de objetivos que entre ellos cualquier alternativa hubiese sido pre-
existía y la coincidencia en un solo fin: ferible al régimen nazi; sin embargo la
poner punto final a la experiencia defensa que de un régimen militar como
Schleicher. opción viable y “mal menor” realiza
El autor detiene entonces el relato despierta, resquemores sino tajantes
al final de la partida, presentándonos objeciones. Sostener la tesis del “mal
un escenario de jaque mate. La dinámi- menor” resulta por lo menos peligrosa,
ca que conjuga la inevitabilidad de los pues nos habilita a caer en un relativis-
acontecimientos del 30 de enero junto mo al momento de evaluar la solución
con el sinnúmero de oportunidades de conflictos por vías no democráticas.
previas que se les presentaron a los pro- De igual forma el autor argumenta que
tagonistas para modificar el curso de la una experiencia militar en Alemania

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hubiese estado muy lejos de asemejarse desafiantes, precisamente porque fui-


a la experiencia vivida: “una dictadura mos testigos de las muchas dictaduras
militar (...) podría haber llenado pri- militares que han replicado caracterís-
siones con oponentes políticos, pero no ticas emblemáticas del régimen nazi. No
habría poblado un archipiélago de cam- podemos sin embargo dar una respues-
pos de concentración gobernados por ta acabada a la pregunta que el autor
una plantilla de sádicos (...) ni se ha- nos plantea de manera elíptica al final
bría embarcado en un programa siste- de su obra ¿de no haber existido el na-
mático de genocidio” (p. 321). zismo, las dictaduras militares hubieran
Para nosotros, lectores latinoameri- tenido por sí mismas la capacidad de
canos, las palabras de Turner resultan diseñar mecanismos similares?

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