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4 \e g Ae ceetio SRE BS Rear Coleccién: HISTORIA ARGENTINA Director: José Carlos Chiaramonte Esta coleccién se propone poner al alcance de un piblice ampli, que exceda ‘al universitario pera que lo incluya, una serle de obras sobre los principales. segmentos en que se suele dividir el pasado argentino. Ellas abordarsn aus temas en forma cronotiglcamente completa, acercandose al presenta lo mis que lo permitan iss fuentes disponibles, de manera tal que, Idealmente, el Conjunto cubriera ta Historia toda del pale. Para lograr ese objetivo de ser itil a la vaz 2 los historiadores y al pablico no ‘specilizado, estas obras ofercerén una sintesie actualizada del conocimlento ‘sobre su compo, asi como, entre otros rasgos, prescindinin de la erudicion ‘gemmGn a fos trabajos profesioneles, incluyendo en cambio un ensayo bibogré- {ico destinado a los lectores interesados en deatinar el tema. Pero, an eee berepectiva, tratarén de evita la Ingenua asplracion a un conocimlento integro Y definktvo ‘de! pasado, dado que is Historia, como toda dleciplina, edlo:nos. ‘ofrece un conjunto parcial det saber relativo 8 eu objeto, ael como una labor de Incesante reconstruccién de ese saber, En un campo tan maltratade por prejuicios Ideolégicos de todo tipe como el de 4a historia nacional, los autores aeleccionados adoptardn un enfoque que s° ‘esas perepectives deformes y refieje lo mejor de ia historiogratia ‘respective, guiados por el rigor intelectual al que debe aspirar todo historiador. Fernando J. Devoto HISTORIA DE LA INMIGRACION EN LA ARGENTINA Con un apéndice sobre ta inmigracién limitrofe por Roberto Benencia EDITORIAL SUDAMERICANA bs BUENOS AIRES. to Con la colaboracién de fa Agencia Espafiola de Cooperacién Internacional ‘un sistema de eecaperacién ningéa medio, sea mecknico, ‘lectrosptico, por ferocopia fotoquimico, electrdnico, magnétice, i in permiso previo por Diseho de cubierts: Ariana Jenike Foto: “El barco de Antonia Basich", de Silvia Gabarcot IMPRESO EN LA ARGENTINA Queda hecho ef depdsizo reviene la ley 11.723, 62005, Gnjdbo SA T531, Buenos Aires, © Fernando Devoro ‘wow edsudamericana.com.ar ISBN 950-07-2345-X Publicado por Editorial Sudamericana S.A.® bajo licencia de Grijabo SA. A mi hija Mercedes, por que los suehos sean posibles cionales en esa Argentina inmigratoria, No todos los gruy rigentes se resumfan en una tinica voluntad de reconocimiento. ‘Oxo segmento era el de los intelectuales, periodistas, publicis- tas, pastores, exiliados politicos, que compartian con los anteriores Ia idealidad patriética exaltada y la necesidad de construir, conser- var 0 inventar los lazos comunitarios y, en los de més amplias miras, propender a algo que confusamente se podrfa denominar progreso social o a la transformacién de la vida politica de sus naciones de origen. En ellos. el mévil principal era lograr un piblico para sus propuestas mis que obtener reconocimiento soci El éxito de toda esta empresa de creacién de instituciones, vista desde el nimeto de las entidades, desde la cantidad de socios co desde los balances de gastos y recursos, fue notable en compara- cién con cualquier otro contexto inmigratorio que se tome en ‘consideracién. Al menos para los casos de los italianos y los espa- fioles, que son aquellos acerca de los que tenemos mayores datos y algunos estudios comparativos, antiguos o recientes. Bsa florecien- te vida institucional preparaba los marcos para recibir y encuadrar al aluvién migratorio que comenzarfa a llegar a la Argentina en el decenio sucesivo. Tema que abordaremos en el préximo capitulo. 246 CaptruLo 6 LA INMIGRACION DE MASAS FLUJOS MIGRATORIOS, EXPANSION BCONOMICA Y POLITICAS DE PROMOCION Entre 1881 y 1914, algo més de 4.200.000 personas arribaron a la Argentina. De entre ellos, los italianos eran alrededor de 2.000.000} los espatioles, 1.400.000; los franceses, 170.000; los rusos, 160.000. La curva de la emigracién (representada en el rificd 4) Movimiento migrate Ia Argentina ‘: (euapoe ta ope haane 89525) [amin F Dow (190), band on Drasclin Caner emia, Reetmenextadeicg «monet mgratrto ona Raps Argeangs 128 comprendida entre 1901 y 1910, fue de 377 por cada cis Seip ns beta mont cialmente lo en los dos grandes alrededor 15% del total en los dos cao. erie i lun contexto internacional comparativo, la Argentina atraj ‘mayor porcentaje de grupos familiares que viajaron cn forma con, junta o la mayorta de las Yeces de ‘nianera separada, reuniéndose aqui, cuando mujeres y nifios alcanzaban a los hombres emi precedentemente. Atrajorambiénmayor je de deslaraban ocupacion (es der, mls apricltoreaywabsjdone ce feados que jornaleros) y tuvo indices de retorno més bajos que otros DPalses americanos: Es probable, ademds, que para:ciertos perfodos! (como la década de 1880) fa elevada ¢ tierras disponibles ren los flujos de espafioles a la Argentina y a Cuba, 0 los de los italianios a la Argentina y a los Estados Unidos. Por supuesto que cexistian diferencias regionales dentro de los movimientos nacionales Y ello puede permitir relativizar la imagen presentada. Sin embargo, ‘aun si se comparan grupos regionales 0 procedentes de la misma aldea, hasta donde tenemos estudios, las diferenctay se sostienen. ‘Empero, como ya lo hemos advertidqpmningunaigeneralizacién s:vilida mds allé-de.un-ltmite. Si tomamos en consideracion otros {pFupos minotitarios, part los que la Argentina era sélo un destino secundario, mientras quelles Estados Unidosieraniel pant) de arribo casi excluyente, la imagen puede ser diferente. Lamentable- mente s6lo disponemos de estudios recientes comparativos para lowalemanes: Estos mucstran una imagen inverss: Ios que ventan al sur efan predominantemente varones jévenes con mayor tasa de zetotno, em: comparacin. con-los.que iban a. Nottcamérica. ‘La conclusiOn a que se puede llegar es que eldestino-argentino) enue los migrantes del Meditescinco parece. haber sido preferido por grupos con un horizonte de migracién de més largo plaz0, que podlan priotiaat-el tener mejores empleos y vivir en una sociedad ‘que para ellos era menos discriminatorix y/o con menor distancia lingultstica, mientras que los Estados Unidos (0 Cuba) eran escogi- ‘dos en mayor niimer9,por personas que desatsollaban. tnuichas, ye- ces tareas adventiciae, esperaban-retornar~pronto-y-aspiraban a maximizai us ingresos en el menor tiempo posible, por lo que estaban més atraldos por los-altos:satarios o-el- menor costo de la sravesfa existentes en el Norte. Por mucho que las condiciones existentes en los paises de re- cepcién ocupen hoy el lugar preponderante en la historiografia ‘sobre -lassmigraciones, es también visible que las excepelonales ‘condiciones que bablaven la economfa argentina en la década de 1880 se combinaban con cambios que se producfan en los pafses de Europa, a los que aludimos en el capftulo 1, cuando nos refe- timos a la Hamada gran crisis ageati siglo. XIX. Mira- da en su conjunto, la migracién de masas a Ia Argentina coincide con una expansion de la oferta global europea que duplica el por- ‘centaje de emigracién por habitante de la década de 1870 a la de 1880 —y volverd a duplicarlo si se confronta esta sikima con la pprimeraidécadardel siglo (vudlvase a ver el cuadro 1)—. 249 Desde luego que todo el proceso coincidié y fue alimentado principalmente por una motable"expaiisise] dela EPA : tina, fo cual @& demasiado conocido para Tie ee aqui, Baste sefialar que la expansion de la. fronteraagropecuaria permitié la puesta en produccién de millones de-hectéreas (pc ejemplo, de 200.000 hectdreas sembradas con trigo y malz en 1872 se pasé a 1.600.000 en 1888), que fue acompafiada por un srecimienta de Ia sed ferrayiaria y que generé un proceso de act, vidades conexas Bide el comercio a fos servicios) quejlosjinmia ‘Sfansenvecuparon. Incluso un consistente nimero de profesiona sles, médicos, farmacéuticos, profesores, tadhiean, macdeoe a dotes; Pe#Gtias con un pequefio capital que, con pocas posibilida- des en la sociedad de otigen, venfan para aprovechar lat oportuni + dades ‘que brinidaban las comunidades inmigradas que necesitaban sus servicios. Todo el proceso atrajo inversiones.extranj ‘numerosas oa un significativo aumento de los ingresos y gastos de un Estado que ademas no dej6 de endeudarse. As! sc generaron nuevas fuentes de srabajovenvotrasjactividades)}como la consteuccism: ‘de-la-infraes- spucrnos (Buenos Aires, Cuyas tareas empiezan en 1887; La Plata, eff 1886; Ingeniero White, en 1882) hasta ferroca- tiles (que crecen de algo més de 2.000 km en 1880 a mis de 9.000 en 1890), en la edificacionvurbanaiyrenvelisectordelicomier. ‘onelarcesanade'yilas idustrias que brindaban oportunidades de on tipo = inmigrantes europeos. "or mucho que se haya enfatizado enol rina el. le las politicas del Estado para atraer Lae my clas ocupaban un lugar limitado ance esa expansién descripta co a parrafo precedente. Bann economies que brindaba-el principal incensivo para cmigrar a la Argentina’ yi elEstagdo.)Pongamos un ‘jetplo, aunque se offecta a los recién llegados un conjunto de servicios, en el mareo-del Hotel de,Tamigrantes, debe recordarse ‘que algo mds de la mitad de los recién-llegados no.se alojaba en él, sino que &fan recibidos en el puerto o se dirigian inmediatarments ‘alessaside amigos y-patientes. Por otra parte, entretosique)st pernoctaban alli, un porcentaje significativo lo hacla en trinsito Hela eVinteri6r, donde también los esperaban amigos o parientes. 250 ‘Una minorfa era la que utilizaba las posibilidades que ofrecia la oficina-de-colocacianes que funcionaba en ef mismo Horel de Inmigrantés'y que disponia de elencos de demanda de trabajo por parte de empleadores (sobre todo rurale). ‘Ciertamente algunos hablanllegadossin,contactosy otros in- cluso al destino equivocado, pero fa mayorfa sf tenia lazosisociales previosienjelinuevoipatssNuevamente aqut Ta distincién oh ‘cerse entre ‘con una (afgalleradiciOnimigratotia y aquellos Cxpusados sabramente del Vijo Mundo 7 que se cabarcaban ias menos cierias y sin contactos. Muchos de. estos dlti- mos eran los que utilizaban el se1 de la trabajo que existia’en el hotel para conseguir empleo o los que eran recltitados en sus portones por mediadores y contratistasqBramilos sgraposimésantiguos (y aqui la dimensién regional es més relevan- ‘te que fa nacional), ave procedfan de Iralia, Francia o Espafia, los menos requerian de sus servicios. Sree j6n-de masas reconoce(dosigrandes oleadas hasta la Primera Guerra Mundial. La primeta en la década idel ochenta: Fueron éstos los afios en que, emigré mayor niimero de familias y el porcentaje de retornos fire menor en todo el periodo sextudiadonlUn gran nimero de clios eran-golonosdecididos ahora a aprovechar las posibilidades que brindaban ‘fas tierras disponibles, con la expansién de la frontera y los precios altos de los granos para los{eostos de produccién argentinos. Pesc a lo exitoso def proceso, fueron éstos los afios en que comenzaron a sonar voces alarmadas ante el curso que tomaba la emigracién. Desde fines de los setenta, ‘una serie de trabajos y memorias idistia[enilainecesidadde'reorien- tar la polftica migratoria consagrada en la ley de 1876, en un sentido ms activo, para promover la inmigracién dé otros grupos europeos en consonancia con aquel ideal de importar personas de la pare més avanzada de Europa. Usa vor emblemdtica de esto era lade Alberdi, ‘que continuaba con su prédica precedente. En los afios setenta, ‘en sa biografia de un norteamericano, William Wheelwright, reiteraba que un emigrante-anglosajéo-valla-pat-fres del, Medite- rrfneo. Otros iban mis allé en esos mismo¥ 2fios, como ef comi- ‘sario central de Colonizacién en Europa, GatlosiCalvoyisugirien- do la existencia de una correlacién entre migea¢ién.iraliana me- ridignal y.criminalidad.en la Argentina. 251 a como el que instaljal en Entre Rios greta coe nada’ désdefiable, aun arribad« i scr orca cl mismo perlodo, Sivié sobre todo paraldaflipulls subsidiados, quel pos como cerca de Tres: Actoyos inmigracion. Eso explica por qué sctla Sle.los pasajes subsidiados y algunas fius clulan formalmente los ialinn arte 6 A Tos clone hilatidesessque se llegarian quevos gril 252 ings —como Juan Alsina, pucvo.direcror.de, Migraciones— fue ‘que era preferible qolyersa-lacmigraciGneesponténeay Las clites de Jas comunidades inmigrantes consolidadas, como los italianos, y tuna parte de los dirigentes argentinos remarcarlan todas las des- ventajas de la inmigracién que amaban-“artificial” sSostenfan (volveremos luego sobre ello) queienienitasilalinimigeacion espon- ‘dneaseleccionaba a los més fuertes, la pioiovida por el Estado aeclutaba entre los més débiles. Esparcian ademés sospechasinten- fas de que los reciutadores.estaban trayendo_mendigos. y personas alojadas en las circeles. El mismo Alsina dirfa, un par de anos despues, que se habia traido “el baja. fando se las ciudades”, ya que la mayorla‘fip eran agricultores como habfan declarado. En. realidad, la experiencia fue-bastante negativa-para los mismos in- migeantes, independientemente de donde procedicran. La cuantia del nimero de arribos, sumada a la atin mayor de la inmigracién ‘espontinea, gener6 un enorme desorden en la gestién. Ya el mis- mo Hotel de Inmigrantes y aquellos otros acondicionados apresu- radamente en la cindad para el mismo fin fueron objeto de criticas ppor testigos que llegaron en es0s afios, como Alpersohn, al que mencionamos en el capitulo precedente o el holandés K. J. De Hoop. Los integrantes de este ultimo grupo expresan bastante bien, en su itinerario, redasilasiificultadesiquerencontrarianm.- chos de aquellos que llegaron com pasajes. subsidiados y fucron ‘colocados en distintos puntos del pais, a través de la Oficina de ‘Trabajo. Lbs 4.500 holandeses que llegaron mayoritariamente con asajga subsidiados x6) ninguna estabilidad (salvo en Tres ‘Arroyos) y reverticron sobre las ciudades, en especial Buenos Aires y Rosario, donde las dificultades para construir instituciones co- muni (incluso una Iglesia reformada) fueron grandes y con- trastan con el destino de los daneses, que tenfan una insercién antigua y alimentada por sucesivas oleadas esponténeas que po- dfan aprovechar los vinculos de los compatriotas que los precedie- ron. Ms allé de toda polémicasfuejeliquiebreideilasifinanzas de! Estado nacional, con la crisis del.90, lo que puso punto final a las, posibilidades de financiar la inmigracién. En 1891 sc decidid sélo conceder algunos passjes para promover la llegada de familias que viniescn a reunitse con inmigrantes ya instalados en el pats. 253 EL DEBATE SOBRE LA INMIGRACION EN LA DECADA DE 1880 inqui lamentaria en 1887, los eventuales planes nunca et caren de weber ‘Un ‘intervencionismo més dindmico habla La politica migratoria que buscaba motivos tan contradictorios tenido lugar, mediante esa especie de diplomacia de la cafionera, a como expandir el flujo migrarorio y rcorientarlo regionalmente se to largo del rfo Parand, en las décadas precedentes de la que habla- ‘enmarcaba, en realidad, en un conjunto de preocupacioncs de las mos en el capitulo anterior. En los afios 80, todo no pasari de lites argentinas ante la inmigracién. La idea de reorientar el flujo alguna intervencién ocasional de las estaciones navales europeas ‘enfa que ver, como-dijimos, con el predominio dé los cexistentes en el Plata para proteger intereses de los connacionales, -nunca habfan sido los inmigrantes.preferidos, pese ‘que eran amenazados cn ocasién de revo! que tenfan lugar 7 relaciones que habfan existido y que segufan exicti ‘cn Buenos Aires, En el enzo, ado do entre personajes de la elite portefia como Mitre y Varela y Ia elite incremento del envio de € a.de eva colectivi- antidlerical de las instituciones italianas. La comin pervenencia dad. Bstas, al igual que los escablecimientos educativos de muchos masbnica de muchos miembros de ambos grupos ayudaba a ello. otfos grupos en las zonas de colonizaci6n, apuntaban a preservar el Los estrechos vinculos se revelaban, por cjemplo, en el papel muy sentida de_percenencia a-la-tierra de origen de sus padres.de los activo que las insticuciones italianas habfan ocupado en [as batallas hijos argentinos, dando ensefianza.en la propia lengua y enfatizan- por las leye laicas Ss Tor schenee, ‘en cuyas manifestaciones hablan do el estudio-de-la literacura, la geografla.y la historia del pals Participado muithias asociaciones mutuales italianas con sus estan- eurgpeo respectivo. Eee ao artes. Otra idea predominante ya fue enunciada: la tenaz persisten- ‘Al cémenzar los afios 80, {armnisntg fue uno de los més enérgi- cia de ivilizadores s6lo 4 los migrantey del norte de ‘cos en, manifestar su disgusto ante un proceso que no. seguia.cl Europa y' ‘€n menos a los que procedian del Mediterréneo. rumbo prefijado. Particularmente irritada fue su reacci6n contra un bs Zontora dea critica a Los italianos eran, con todo, varia ‘congreso pedagégico italianoy.que se anticipaba al argentino, reuni- bles y no uniformes. Existan dentro de ellos subgrupos regionales 7 i “B81, (Que era exo de, querer educar considerados mucho més pésitivamente, como los genoyeses,7 “italianamente” a los hijos, s¢ preguntaba Sarmiento. La educacién piamonteses. Lo mismo ocutrfa con los grupos espagices lov vas, no Fequetla etiquetas, Pero ya antes, en su recortida por las colonias cax.ran siempre los ms elogiados. Sin embargo, 08 eran santafesinas, habla quedado negativamente impresionado por la Para muchos un grupo 69 preferido no s6lo por razohes culturales Poca integraci6n que se producta entre los distintos grupos étnicos. yrecon6micas, sino por el hecho de que parecian haberse convert. ‘Los inmigrantes.ademéschiqse-macionalizaban y ello les impedia do'en una amenaza.dado su nimero, su poca disposicién a inte. cumplir ef rol transformador del sistema politico que sélo una ‘ratse, la forealeca de sus insticuciones émicas y au presencia pabli- mesocracia (y los inmigraptes eran esa clase media 0 eran vistos @_organizads en manifestaciones y.mitines para celebrar a sis “Como ella) podia garantizar. Era la funesta escisi6n entre “producto- éioes, Matzinjyy Garibaldh. Las desconfianaas hacia lor ialiance ' oy i cufiada por el pensador sanjuanino. Las ideas se acentuaban también ance el temar de que exstise a palltica de Sarmiento no eran s6lo de él, sino que eran compartidas por impetialista de Italia hacia-syg “colanias” libres. Esto estaba ce- ‘muchos otros miembros de la elit: tas posibles soluciones que aque- tamente presente en las retéricas de algunos politicos ¢ inteloctua. llos diagnésticos sugerfan eran: la politica migratoria selectiva, la es pehinsulates que defendian una de las dos lineas contrapuestas ~ educacién publica y.l2 nacionalitacién politica de los inmigrantes. de su diplomacia: que huscabe-fortalecer-sus-vinculos.con I3s + “Ui ferultado fue que muchos, come isitia- Manilla, y luego ‘colonias” de América del Sur, antes que perseguit avenruras - ‘otros, como Earaisee. Zeballos ‘comenzaron a pensar en fos afios expandionistey africans. Sin embargo, aunque esa politica exterior ochenta en ‘compulsi Joe fomnigranecs euro italiana se barla miicho més activa, a partir de la legada al poder 254 255 Vi qweleges bidn para resolver, a través de esa via, el problema de la lealtad de. tunos inmigrantes divididos entre la sociedad de otigen y a socie- dad de recepeién. Ello reposaba, entre otras cosas, en algo que era entze Id idea origen étnjco_de_los ancestros y aquella otra cor derivada del territorio donde 1 nace. como. sefialamos en fa inttoduccién. La iniciativa de Mansilla cuvo muchos otros defensores, y hhacia fines de la década de 1880 y principios de Ia siguiente, forma del sistema politico, de parte de se sumaba la fuerte demanda-de-un sector de las elites de las colectividades extranjeras. Ellas de ban de la amenaza que éstas éomenzaron a percibir para el futuro de sus bienes, en especial con la crisis de 1890, si se dejaba en manos de los nativos la gestién de la politica y de la economla. Claro esté que tal iniciativa no gozaba del favor de los gobiernos ‘europeos, para quicnes el statu que existente era satisfactorio, ni de otra parte de las elites comunitarias, para quienes la condicién de “utsped s"Dera_la_mds ventajosa. se inclinaban hacia ‘otra solucién: Ia adquisicién de.los derechos paliticos sin la pér- didi é la ciudadania de origen. ‘La promocién de la igtacién _subsidiada, a través de ‘anticipos de pasajes, que onde a politica del presidente Judrez Celman, entre fines de 181 ‘serfa, como vimos, un ‘ejemplo de esa intencién de incrementar y reorientar el flujo para disolver la importancia de la inmigracién_esponténea italiana. ‘Como consecuencia de ello los capafioles pudieron mejorar su posicién relativa no s6lo dentro del flujo migratorio, sino también dentro de la escala de prejuicios de las elites argentinas. Cierta- mente Satmiento'fenfa, mucho més que ¢n sus escritos juveniles, una tenaz hosillidad hacizel pasado bispégico 7 hacia aquellos que parecian ser sus nuevos pacifices portadores, los inmi 256 pafioles y, en su “condiciOn del extranjero en América”, tas definir- {gs aha “raza de mente atrofiada”, se complacta en recordar Ia famo- to intedoestaibulda't Cloacthino Rosin, segin la cual te, sem- ppre que encontraba a.un espafiol en Parfs, donde residfa, le daba la nano para agradecerle que merced a la existencia de Espatia, Italia no fuera el pals mds atrasado de Europa. Aunque, a decir verdad, ‘Sarmiento agregaba que eran los mis atrasados, a excepcién de los ‘americanos de origen espafiol, que lo eran ain mais. ‘Sin embargo, para muches otros, la poblacién de origen.espa- folicontra la que también habia comenzado el proyecto de trans- “Btaacién de la Argentina, devenia en algunos autores un flujo migratorio deseable, ya que se trataba, como dijo el eéasul. geacsal argentino en Barcelona.en 1885, de poblar a la Argentina, “con personas de nuestra propia raza” y algunos notables nativos crea~ Ffan (sin duda con propésicos crematisticos y no sélo ideales) una sociedad hispana-argentina protectora de los inmigrantes espafio- les destinada a promover su llegada. Los resultados de esa revalua cién parcial no hablan dejado de reflejarse en los heches. Como vimos, los inmigrantes,espafioles acapararon Ja.mayor. cuota de i iados. El descubrir que exista una cyestibn naciorialserd parte de esa reflexién ante las consecuencias imprevistas de la inmigraci6n, que se completaré con las primeras propuestas de cjercer desde la

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