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INTRODUCCIÓN
Noten las palabras de Teresa de Ávila, una monja Carmelita del siglo
XVI:
Comenzaron por los libros de Moisés, pasaron por los libros históricos,
salmos y proverbios, los profetas mayores y menores, los 4 evangelios,
el libro de Hechos y las epístolas hasta llegar al Apocalipsis. Estos
temas son tan centrales en las Escrituras que el resultado fue una Biblia
totalmente arruinada. Existen casi 2000 versículos en la Biblia que
tratan acerca de la pobreza y la justicia social. Sin duda, una
demostración de la profunda preocupación de Dios por los pobres y los
oprimidos.
Todas las veces que Jimmy predica sobre estos temas, levanta su Biblia
toda perforada y dice: queridos hermanos y hermanas, esta es nuestra
Biblia, una Biblia con un Evangelio lleno de agujeros.
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EL EVANGELIO COMPLETO
En inglés existe una frase que describe bien este principio: we should
walk the talk. Es decir, debemos vivir lo que predicamos.
Queridos:
Creer no es suficiente.
Adorar no es suficiente.
La moral personal tampoco es suficiente.
Vivir en comunidad tampoco es suficiente.
Dios nos llamó para ser sus representantes. Él nos llama para salir al
mundo y nos pide 3 cosas:
Proclamar las buenas nuevas
Ser las buenas nuevas
Y como resultado, nos pide que transformemos el mundo. Fue
exactamente eso lo que él hizo utilizando apenas 12 personas, y
es exactamente lo que él quiere hacer hoy, a través de usted y de
mí.
En otras palabras, vivir una religión privada nunca fue ni nunca será una
opción.
Rut pudo cosechar trigo en los campos de Booz porque Dios había
instruido a quienes tenían el control de las tierras para que no
cosechasen todo el trigo, de tal manera que hubiera alimento también
para los pobres.
Alguien dijo que existen solo dos tipos de personas en el mundo: los
que viven para dar, y los que viven para recibir y acumular. ¿Qué tipo de
persona es usted?
Versículos 35 y 36
Llegó la tarde y las personas estaban con hambre. ¿Cuál fue la reacción
de los discípulos? “Jesús, las personas están con hambre y tú tienes
que resolver el problema”.
Juan 6:9: “Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y
dos pececillos”.
¿Será que en medio de tan grande multitud había solo un joven con
algo de comida para ofrecer?
Dios nunca nos pide que demos lo que no tenemos, pero al mismo
tiempo, él no puede usar y multiplicar lo que no estamos dispuestos a
ofrecer.
CONCLUSIÓN
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