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Él odia las festividades. Ella las ama. Está llena de alegría festiva.
Está lleno de Bah, Humbugs. Además de los nombres
irrazonablemente estacionales, lo único que Jonathan Frost y
Gabriella Di Natale tienen en común es una buena dosis de
desprecio mutuo. Bueno, ese y el mismo lugar de trabajo en la
librería independiente más querida de la ciudad, Bailey's Bookshop.
Pero cuando los dueños de la tienda confiesan su terrible situación
financiera, Jonathan y Gabby descubren otro desafortunado punto
en común: la inminente amenaza de desempleo.
—El día que coma algo que tu hiciste será un día frío en el
infierno, Sr. Frost. Y para que lo sepas, envenenar a alguien es un
delito.
Le saco la lengua.
—Es con quien estás —había dicho, con una voz dura y llena
de desprecio—. Trey Potter. Hijo y heredero de Potter's Pages,
nuestro competidor número uno, que está intentando comprarnos.
Con esa nota triunfal, hago una pirueta para alejarme del
mostrador y recojo mis adornos caseros.
—Ocupado —responden.
—Sí, El. —Le doy un codazo juguetón con el pie— ¿De qué
lado estás? ¿Puedo recordarte que trabajar con Jonathan Frost me
ha quitado años de encima? ¿Que he desarrollado reflujo ácido
desde que él llegó a la tienda?
—Sí.
—¿Qué quieres decir? —Pregunta June, dirigiéndole una de
sus agudas e intimidantes miradas.
—Lo que quiero decir es que con los Bailey, Gabby, eres tu
auténtico yo, ¿no?
—Cinco. Pensé que había sido bastante clara. Así que llegó
este ramo —les digo— Jonathan vio la nota, y entonces me echó
mierda sobre que mi novio no era lo suficientemente considerado
como para pedir un ramo con poca fragancia. Fue entonces cuando
le dije que ya no tenía novio.
Eli se sienta, acariciando su mandíbula. —¿Y cómo respondió
Jonathan a eso?
Me estiro hacia el sillón reclinable de June y presiono play en el
mando a distancia que tiene en la mano. —Se puso del color de la
nieve de la calle después de un largo día de tráfico y se quedó
boquiabierto como un cascanueces roto. Fue encantador.
—Hola.
—Lo sé. —Sonrío—. Los quiero a los dos por ello. Estoy bien.
Sólo cansada.
Pero no lo hizo.
Hay una razón por la que fantaseas con él, susurra el diablo.
¿No quieres averiguarlo?
—Entra, Gabby.
Lleva una alegre pajarita a cuadros y tirantes a juego con la
falda de la señora Bailey. Son tan preciosos que se me hace un
nudo en la garganta. Esta gente me importa, su tienda y este trabajo
me importan. Y algo está mal. Lo sé.
—Aquí.
—Gabriella.
—Gabriella.
Abro los ojos de golpe y me encuentro con los suyos, con una
nueva oleada de lujuria creciendo en mi interior. Esto es tan injusto.
Aquí estoy, a punto de tener una reunión de negocios muy seria con
mis jefes y mi némesis profesional, con él que tuve un sueño
candente y no resuelto (si sabes a qué me refiero). Estoy
desprevenida y con el trasero al aire y caliente, y aquí está Jonathan
con bebidas calientes para todos, fresco como un jodido pepino.
Esto es todo.
¿Cómo sabe Jonathan exactamente cómo lo bebo? ¿Y por qué
no huelo el veneno para ratas? ¿El cianuro tiene olor?
Cierra los ojos y aprieta los dientes. Sabe que está atrapado.
—Quería decírtelo. Te lo juro.
—¡Chocolate caliente!
—Lo sabes desde hace una semana —le respondo—. ¿Por qué
has esperado hasta el último momento?
Se frota la cara.
Ahora parece afectado, sus ojos pasan por los míos. Se acerca
un paso. Doy un paso atrás y tropiezo con una mesa de libros,
haciendo que una pila caiga al suelo.
—Gabriella...
—¿Mejor?
Doy un pisotón.
—Iba a comprarlo.
Me siento desnuda.
Escribo a máquina.
¿Tradicionalistas tecnofóbicos?
Me río.
¿Cómo es eso?
¡SPOILERS, CATWOOD!
Es perfecto.
Bien. Cuídate, MCAT. Y duerme bien.
—Lo sé, pero quiero que sienta que puede hablar conmigo de
ello y que entenderé por qué ha sido un buen partido o no, por qué
ha jugado bien o ha tenido problemas. Quiero entenderlo.
—Luke diría que tengo ojos. He dicho que está bueno, no que
me lo quiera tirar.
Al oírnos, Jonatan mira por encima del hombro y mira a Eli con
los ojos entrecerrados antes de volver a mirar hacia mí.
—Señorita Di Natale.
Eli sonríe.
Jonathan mira hacia él. —Sí, tal vez sea eso. Soy un miembro
en el lugar abajo en...
Dejando a esos dos en su irritante sesión de unión, me libero
del agarre de Eli y me dirijo a la sala de descanso para colgar mi
abrigo. Su conversación continúa sin mí, y cuando vuelvo parecen
uña y carne, desenvolviendo los platos de galletas navideñas que
pedí para la hora del cuento, ya que estaba demasiado agotada
para hornear, y hablando del efecto perjudicial del azúcar en el
cuerpo.
Le saco la lengua.
¿Quién es él?
Pero sí veo sus ojos. Porque suben por las gradas y se posan
en mí.
Jadeo.
—Elllliiiii —gimoteo.
Me mira bruscamente. —Dos horas, Gabriella. He firmado
libros, leí cuentos y sostuve a niños con dedos pegajosos de galleta
de azúcar en mi regazo como un maldito Santa Claus durante dos
horas hoy.
—Es justo —le digo a Eli—. Pero si tengo que ver a Jonathan
cuando este juego termine, no me pidas que sea amable.
—Eh.
Por primera vez, veo a alguien más ganarse esa mirada ártica.
—Jugué como siempre juego.
—Uh, ¿adiós? —Miró por encima del hombro y los veo a los
dos, todo sonrisas, luciendo molestamente complacidos—. Son
tantas amenazas —digo murmurando.
—No lo estaba.
—Jonathan.
—Gabriella —advierte.
Lo miro. —Sí.
—Lo es —susurró.
Hasta que Jonathan le dice a Siri que ponga 'Holiday Radio' con
una nota de mando en su voz que es francamente pornográfica.
I'll wait up for you, dear. Santa baby, so hurry down the chimney
tonight9
Dios, lo estoy.
—¿Qué sucede?
—No debería hacer esto —dice con brusquedad, tan bajo, que
casi no lo escucho—. Aún no.
¿Por qué es este el mejor beso de mi vida? ¿Por qué tenía que
ser él?
Por otra parte... tal vez cada cosa dulce y sensual que el
hombre apretó en una pequeña hora es exactamente en lo que
debería estar pensando. Tal vez sea hora de usar las armas de
Jonathan Frost contra él.
—No, Trey.
Y lo dije en serio.
—¿Estás bien?
Jonathan me mira con la mirada más fría que jamás haya visto
en esos ojos verdes de gaulteria. —Quizá, Gabriella, consideres que
no todos son idiotas moralmente arruinados como Trey Jodido
Potter. Pero, por supuesto, mantente firme en ese trato. Tíramelo a
la cara en cada momento que vayamos más allá de la mera
cortesía, y ciertamente no dejes que nada como las últimas doce
horas, y mucho menos los últimos doce meses, se interponga en tu
camino.
—Gabby. —La Sra. Bailey se quita las gafas y apoya los codos
sobre el escritorio—. ¿Puedo preguntarte algo?
—¿Chocan ligeramente?
Ella sonríe un poco triste. —No contaba con cuán tercos serían
ustedes dos, cuán resistentes a... darse una oportunidad el uno al
otro. —Por un momento de tranquilidad, la Sra. Bailey escudriña mis
ojos. Soltando mi mano, ella se sienta— ¿Y si intentarán ser
amigos?
—Amistad —dice.
—Listo.
—Espera, ¿qué?
¿No lo fueron?
—¿Qué? —Pregunto.
Asiente de nuevo.
—Esto es un infierno.
—Igualmente, Jack.
—Sí, puedes.
Arquea una ceja hacia Jack, que lo mira con ojos de odio, y dice
—Bah humbug.
—¡Tío Jon!
Desvía la mirada.
—Hmm —dice.
—Estoy alucinando.
Respiro.
—Lo sé. Deberías estar muy orgullosa de lo que has hecho ahí
fuera. Es precioso. Está lleno. Has puesto tu corazón en este lugar,
Gabby, y se nota. Así que celebremos eso. Hoy, céntrate en tu
increíble logro profesional aquí. Dentro de tres días, nos
ocuparemos del Sr. Reddit. Después de eso, nos ocuparemos de los
altos, oscuros y turbios de ahí fuera. Ahora... —De pie, se endereza
el gorro negro que lleva puesto y que casi se confunde con sus
mechones de sable—. Es hora de que me des un tour real.
A cada paso que doy, siento los ojos de Jonathan sobre mí.
Mientras saludo a los nuevos clientes, respondo a las preguntas de
los demás. Cuando me separo de June el tiempo suficiente para
ponerme de puntillas y alcanzar mi romance festivo favorito porque
es justo lo que necesita esta clienta. Para cuando volvemos a la caja
registradora, cuando June por fin lo ha visto todo, mi corazón está
volando, curvando la curva de lo que no conozco, antes de saltar en
el aire y girar y girar...
Hay tanto silencio que miro por encima del hombro. Jonathan
me mira fijamente, la luz del fuego le baña la cara y le oscurece los
ojos.
Esta vez, mis sueños son diferentes. Las manos y el cuerpo que
me sostienen cerca, que me aman, que me llenan, son más suaves,
cuidadosas, como si fuera nuestra primera vez y hubiera un mundo
por descubrir entre nosotros.
Sr. Reddit...
Es él.
Ya sé que lo es.
Estoy a salvo con los Bailey y con Jonathan. Tiene que haber
una razón. Una explicación...
—¿Lo haces?
—Lo hago.
—Jonathan —susurro.
Me mira fijamente, sin aliento, con los ojos muy abiertos. Parece
un poco aterrorizado.
Él.
—Dime dónde.
Se acerca.
—Para ti.
—Para mí.
Lo empujo juguetonamente.
—Mírate.
—Brutal, ¿verdad?
—Hermosa —susurra, con las manos acariciando mi cintura,
acercándome—. La más hermosa. Aquí. —Se inclina y me besa la
sien—. Aquí. —Sobre mi corazón—. Y aquí.
—Durante días.
Me dejo caer en la cama junto a Gingerbread y le doy un
puñado de golosinas.
—¿Gabby? —La voz de June sale del baño Jack y Jill que
conecta nuestros dormitorios.
—¿Sí?
—¡Deprisa!
—Vaya —susurro.
—Te deseo tanto que apenas puedo ver con claridad —dice
bruscamente.
—Quiero saberlo.
Me siento sobre los codos, para poder verlo mejor, ver sus
manos recorriendo mi cuerpo.
—Por favor, hazlo. Has sido demasiado amable las últimas dos
semanas. Tengo síndrome de abstinencia.
—¿Me muestras?
—Porque quería.
—Me parece muy bien que no sea así. —Me agarra el pecho y
se mueve contra mí, llevándome a otro orgasmo con movimientos
lentos y seguros de su polla sobre mi clítoris.
—Te necesito.
—Wow —susurro.
—¿Qué pasa?
—Mucha suerte.
—Gracias, Gabby.
—Campeón, ¿eh?
—Jonathan —susurro.
—Lo sé.
—Dios, sí —gime.
—Sra. Frost.
Mira por encima del hombro, con sus rizos balanceándose, sus
ojos avellana brillantes y sus profundos y dulces hoyuelos en las
mejillas. Dios, es hermosa.
Se muerde el labio.
—Era una auditoría de IRS que parecía muy real, hasta que vi
que iba dirigida a Jonathan Scrooge McGrinch.
—Compórtate.
—Joder, Gabby.
Viendo cómo se separan sus labios de placer, cómo esos ojos
felinos de color avellana se abren y encuentran los míos, le toco el
clítoris como a ella le gusta, en círculos apretados y rápidos que la
hacen trabajar sobre cada centímetro de mí y cabalgar con fuerza,
persiguiendo su liberación. La escalera cruje. Los gritos de Gabby
son cada vez más fuertes, desinhibidos, y resuenan a nuestro
alrededor, humeantes y sin aliento. Absorbo cada llamada
desesperada de mi nombre, cada jadeo de sí y por favor y te amo
hasta que se corre, con fuerza y sin aliento, y me lleva con ella.
—¿A qué viene todo ese transporte? —dice, con los brazos
echados alrededor de mi cuello y la cabeza apoyada en mi hombro.
Su voz es lánguida y satisfecha. Vivo por ese sonido de su voz.
—Tú.
Fin
Agradecimientos
XO, Chloe
Acerca de la Autora
[←1]
Scrooge: Persona que odia la navidad.
[←2]
Slasher: Subgénero del terror en el que un psicópata enmascarado va asesinando
con un arma blanca a un grupo de jóvenes o adolescentes movido por un sentimiento
de ira o venganza.
[←3]
Kinaras: Es el candelero usado en las celebraciones de
Kwanzaa en los Estados Unidos. La palabra kinara es una
palabra swahili que significa candelero. Las siete velas
representan los Siete Principios de Kwanzaa.
[←4]
GERD: Abreviatura de enfermedad por reflujo gastroesofágico.
[←5]
Espectro: El trastorno del espectro autista es una afección relacionada con el
desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa
con otras personas, lo que causa problemas en la interacción social y la
comunicación. El trastorno también comprende patrones de conducta restringidos y
repetitivos. El término «espectro» en el trastorno del espectro autista se refiere a un
amplio abanico de síntomas y gravedad.
[←6]
Demisexualidad: Es la falta de atracción sexual hacia los demás sin una fuerte
conexión emocional.
[←7]
HEA: Happily Ever After. Feliz para siempre.
[←8]
MVP: Most Valuable Player, Jugador más valioso.
[←9]
Te espero despierta, querida. Santa baby, así que date prisa por
la chimenea esta noche.
[←10]
Dreidel: Es una perinola o peonza de cuatro caras, con la que se juega durante la
fiesta judía de Janucá. El dreidel es una variante judía de la perinola, el juguete se
encuentra en muchas culturas europea.
[←11]
Calistenia: La calistenia es un sistema de ejercicios físicos con el propio peso
corporal.