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1 - Guia de Ayuno - Maranata 2023
1 - Guia de Ayuno - Maranata 2023
Oramos por una Iglesia que busca al Señor con todo su corazón, mente, fuerzas y alma
(Mateo 22:37; Jeremías 29:13).
A. Prioridades: Clamamos para que se despierte una Iglesia de una sola cosa, que
te pone a ti, Señor, en el primer lugar (Salmo 27:4; Jeremías 29:13).
C. Identidad: Oramos para que se levante una generación que entiende su lugar
como hijos: en los brazos del Padre; que vuelve al primer amor (Lucas 15:20-22;
Apocalipsis 2:4-5).
D. Intimidad: Oramos por una Iglesia despierta, que no se deja dominar por las
emociones, y que entiende que la intimidad es el mejor y primer lugar al que
puede acudir en las dificultades (Salmo 103:1-5; Mateo 22:37).
Oramos por una Iglesia que crece en consciencia de la Presencia de Dios (Salmo 128:1;
Proverbios 1:7).
A. Sabiduría: Oramos por una Iglesia sabia, que entiende el privilegio de que Dios
esté con ella todos los días (Proverbios 1:7; 2:5).
B. Humildad y dependencia: Clamamos por una Iglesia que reconoce su necesidad
y dependencia de Dios, que muere al orgullo y a la independencia para buscarlo
con temor reverente (Mateo 5:3).
C. Santidad: Oramos para que se levante una Iglesia son la santidad como su
bandera, una Iglesia que busca la pureza porque ha entendido el amor de Dios
(Salmo 103:10-11).
D. Reconoce a Dios: Oramos por una Iglesia que se levanta y reconoce a Dios en
todo sus caminos y que solo lo busca a Él (Salmo 139:7-8).
Oramos por una Iglesia plantada en el lugar secreto, que busca a Dios en todo tiempo y
que lleva fruto (Juan 15:4; 1 Juan 2:6; Salmo 51:6).
B. Sobriedad: Clamamos por ser una Novia sobria y madura, que no se embriaga
con los placeres de este mundo, sino que en intimidad sensibiliza sus sentidos
espirituales (Hebreos 5:14).
C. Testimonio: Oramos para ser una Novia apasionada por el Novio, que
permanece en la intimidad y da testimonio a otros para contagiar el amor de
Jesús (1 Juan 2:6; Cantares 5:10-16).
Intercedemos para que, como Iglesia, avancemos con los ojos puestos en Jesús y que, al
conocer su plan, no nos guiemos por las corrientes de este mundo, sino que nos
mantengamos en la verdad (Hebreos 12:2).
B. La Palabra de Dios: Oramos por una Iglesia que pasa tiempo meditando en la
Palabra profética más segura, para no ser engañada con falsas doctrinas (2 Pedro
1:19).
D. El plan de Dios: Clamamos para que, como Iglesia, al conocer el plan de Dios,
respondamos en sobriedad y colaboremos para su cumplimiento
(1 Tesalonicenses 5:8).
BLOQUE 2: UNA IGLESIA QUE EDIFICA CON PRECISIÓN
Intercedemos por una Iglesia que, al comprender los tiempos, cultiva una vida de
intimidad para obtener los diseños del cielo, y así edificar con sabiduría y precisión (1
Corintios 3:12-14).
A. Prestar atención a las instrucciones: Oramos por una Iglesia que conoce y
sigue las instrucciones de Dios, a fin de construir el diseño correcto según la
voluntad del cielo (1 Crónicas 28:19).
D. Edificar para las generaciones: Oramos por una Iglesia que tiene una visión
generacional, construyendo y dejando un legado para ellas (1 Crónicas 28:9-12).
Clamamos por una Iglesia que cumple su asignación con fidelidad y efectividad
conforme a la gracia que le es dada, y así preserva y prepara a sus generaciones para
permanecer hasta el fin (Mateo 7:16-18).
A. Intimidad: Clamamos por una Iglesia que cultiva una vida de devoción y entrega
que la lleva a conocer y experimentar a Cristo, escuchando su voz y
respondiendo en obediencia (Salmo 25:14).
B. Carácter: Oramos para ser una Iglesia que desarrolla el carácter de Cristo,
manifestando en su andar diario los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-25).
C. Autoridad: Clamamos para ser una Iglesia que tiene la autoridad de Cristo,
porque le conoce en intimidad y tiene su carácter (Mateo 16:19).
D. Perseverancia: Oramos por una Iglesia que persevera hasta el fin, porque paga el
precio de comprometerse con los procesos que la hacen crecer y madurar
(Romanos 5:3-5).
HERALDOS DEL REINO
“Y para proclamarlo me nombró heraldo y apóstol. Digo la verdad y no
miento: Dios me hizo maestro de los gentiles para enseñarles la verdadera
fe”. 1 Timoteo 2:7, NVI
Intercedemos por heraldos que saben quiénes son, abrazando su identidad celestial y no
la terrenal, viviendo según lo que el Padre dice de ellos, en libertad y plenitud, y por eso
pueden hablar a otros lo que Él está hablando (Juan 1:19-23).
A. Hijos afirmados en el amor del Padre: Oramos por mensajeros que saben con
seguridad que son amados por el Padre por lo que son y no por lo que hacen, y
viven correspondiendo a ese amor (Mateo 3:17).
B. Hijos obedientes: Clamamos por mensajeros que, al saber quiénes son en Cristo,
escogen hacer su voluntad en todo tiempo, por encima de las circunstancias
(Lucas 22:42; Juan 4:34).
C. Comunión con el Espíritu: Oramos por mensajeros que son guiados y movidos
en libertad, sin temor a lo que vendrá, porque escuchan la voz del Espíritu
afirmando su identidad (Romanos 8:15-16).
Intercedemos por mensajeros que entienden los procesos y los desiertos que viven como
la herramienta que Dios usa para hacerlos heraldos del Reino conforme a su corazón
(Lucas 1:80).
C. Fortaleza: Oramos por mensajeros que entienden que son capaces de soportar
las pruebas que viven porque estas forjan su fe y carácter a la imagen de Cristo, y
los prepara para lo que viene (1 Corintios 10:13; Santiago 1:2-4).
A. Un solo amor: Oramos por mensajeros que, como amigos del Novio, se alegran
en permanecer a su lado escuchando su voz, haciendo menguar otros amores y
otras voces para que solo crezca la de Él (Juan 3:29-30).
D. Lugar de envío: Clamamos por hijos e hijas de Dios que, desde el lugar de
intimidad, son envíados como heraldos del Reino a proclamar el Evangelio eterno
con poder y denuedo (Hechos 13:1-3).
UN LLAMADO A LOS ATALAYAS
“¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas,
del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica
salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina! ¡Voz de tus atalayas! Alzarán
la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán que Jehová
vuelve a traer a Sion. Cantad alabanzas, alegraos juntamente, soledades de
Jerusalén; porque Jehová ha consolado a su pueblo, a Jerusalén ha
redimido. Jehová desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las
naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación del Dios
nuestro”. Isaías 52:7-10, RVR
Intercedemos por hijos de Dios que no solo conocen el Evangelio completo, sino que lo
viven y se convierten en el mensaje, siendo cartas abiertas y leídas por todos
(2 Corintios 3:2-4).
A. Consumidos por este llamado: Clamamos por vidas que han sido consumidas
por las Palabras de Dios, porque fueron transformadas por ellas y lo único que
desean es responder al llamado de ser heraldos (Jeremías 20:9).
Intercedemos por ser una Iglesia que se levanta como una antorcha alumbrando con la
verdad y siendo la voz de Dios que manifiesta el Reino de los cielos en medio de esta
Babilonia moderna (Jeremías 6:16-18).
A. Con una visión profética: Oramos por una Iglesia que ve la realidad desde una
perspectiva espiritual (Ezequiel 33:2-6).
B. Con una voz clara: Clamamos por ser una Iglesia que transmite el mensaje que
Dios les dió, de una manera clara y certera (Ezequiel 33:7).
C. Con un propósito: Oramos por ser una Iglesia que conoce y cumple con la tarea
que le fue encomendada por Dios, proclamando, advirtiendo, apercibiendo y
preparando a otros (2 Timoteo 1:11).
D. Con una responsabilidad: Clamamos por ser una Iglesia que responde al
llamado de Dios, asumiendo el compromiso de proclamar el mensaje hasta lo
último de la tierra (Mateo 24:14).
Clamamos para que, como Cuerpo de Cristo, sigamos asumiendo el compromiso de ser
atalayas, dispuestos a pararnos en la brecha para interceder y proclamar el mensaje que
Dios nos entregó, siendo fieles administradores (Mateo 25:23).
D. Anunciar: Oramos por atalayas que se levantan con poder, autoridad y valentía
para anunciar, de manera clara y creativa, el mensaje del Evangelio completo
(Ezequiel 3:17).
LA PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO QUE
PREDICARON LOS APÓSTOLES
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con
otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”. Hechos 2:42, RVR
Intercedemos para ser una Iglesia que conoce y vive el Evangelio completo con amor,
autoridad y osadía, preparando así el camino para el regreso de Cristo (Isaías 40:3).
A. Jesús, el que vino: Oramos como Iglesia para que la revelación de Jesús, el que
vino como hombre, nos lleve a vivir en obediencia y lealtad hasta el fin, como Él
lo hizo (Filipenses 2:7-11).
B. Jesús, el que venció la muerte: Clamamos para que como Iglesia, al creer en el
poder que le fue dado al Señor Jesucristo al vencer la muerte en la cruz,
experimentemos sus victorias hoy (Efesios 1:19-20; 4:10).
C. Jesús, el que ascendió: Clamamos para que como Iglesia tengamos una
revelación mayor de Jesús como el Hombre en el cielo y el Hijo del Hombre que
viene en las nubes a tomar todo dominio y Reino en la tierra, y así nos
mantengamos esperando aquel día activamente con gozo (Daniel 7:13-14; Mateo
24:30; Hechos 1:9-11).
D. Jesús, el que pronto volverá: Clamamos como Iglesia para que nuestra
esperanza en todo tiempo y situación esté en Jesús, el que ha de venir, y eso nos
impulse a preparar camino para su regreso (Mateo 24:30-31; Colosenses 1:5).
BLOQUE 2: UNA IGLESIA CON ENFOQUE APÓSTOLICO
Intercedemos como Iglesia para que nuestro entendimiento sea renovado y así podamos
comprobar la buena voluntad de Dios, al vivir en el diseño apostólico que nos dejó en su
Palabra (Romanos 12:2; Hechos 2:42).
A. Perseverancia: Clamamos para ser una Iglesia que en medio de las dificultades,
pueda mantenerse conociendo a Jesús, el que ha de venir, y así, persevere hasta
el fin (Mateo 24:12-13).
B. Revelación de las Escrituras: Clamamos como Iglesia para que nuestra hambre
por la Palabra nos lleve a tener revelación constante de la belleza de Jesús (Lucas
24:32; Efesios 1:17-18).
C. Comunión: Clamamos para ser una Iglesia que persevera en el amor unos por
otros, que perdona y pasa por alto las ofensas, y así seamos fuertes en unidad
(Juan 15:12).
D. Intercesión constante: Clamamos para ser una Iglesia que intercede día y noche
con el anhelo de ver al Rey justo regresar a traer su Reino a la tierra
(Lucas 18:7-8).
Intercedemos como Iglesia para que Cristo sea el centro en todo lo que somos y
hacemos. Que nuestros corazones ardan por conocer más de Él cada día
(Filipenses 3:8).
A. Atraer su Presencia: Clamamos para que podamos crecer como una Iglesia que
busca atraer la Presencia de Dios y sabe responder cada vez que Él viene
(Salmo 25:14).
D. Seguir la nube: Intercedemos para ser una Iglesia que sigue la nube de su
Presencia, entendiendo lo que está en el corazón de Dios y sus planes, y así
perseveramos hasta el fin (Éxodo 40:36-38).
HAY UN HOMBRE EN EL CIELO
“Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las
celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del
Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el
desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:12-15,
Juan 3:12-15, RVR
A. Es del cielo: Oramos por ser una Iglesia que contempla a Jesús como el Hijo de
Dios que viene del cielo, teniendo la revelación correcta del Padre
(1 Corintios 15:47-49; Colosenses 1:15).
B. Tiene un nombre que es sobre todo nombre: Clamamos por una Iglesia que
reconoce el poder que hay en el nombre de Jesús, y que todo lo que pide lo hace
en su nombre (Filipenses 2:6-11; Juan 14:13-14).
C. Está sobre toda autoridad: Oramos por una Iglesia que tiene la revelación de la
autoridad de Jesús sobre todas las cosas que están en el cielo y en la tierra, y le
da la gloria que merece, creciendo en el temor de Dios y adorándolo (1 Pedro
3:22).
D. Es divino y glorioso: Clamamos por una Iglesia que contempla al Hijo de Dios
en su gloria y divinidad, siendo cautivada y transformada por su belleza
(1 Timoteo 3:16).
BLOQUE 2: JESÚS, EL MODELO PERFECTO
Intercedemos por una Iglesia que, al mirar al Hijo del Hombre que está en el cielo, es
inspirada a creer que, así como Él venció, ella también lo hará (Apocalipsis 5:9-10).
A. Su poder en nosotros: Clamamos por una Iglesia que cree que el poder que
levantó a Cristo de los muertos, es el mismo poder que está disponible para
operar a través de ella (Efesios 1:18-23).
B. Nuestro Intercesor: Oramos por ser una Iglesia que confía en Cristo como aquel
que está intercediendo por ella día y noche (Romanos 8:34).
C. Nuestro Sumo Sacerdote: Clamamos por una Iglesia que, por medio de Cristo,
tiene acceso al trono del Padre para conocerlo y entrar en intimidad con Él para
siempre (Hebreos 4:14; 8:1).
D. Nuestra esperanza: Oramos por una Iglesia que tiene sus ojos en Jesús, teniendo
una esperanza segura, que la lleva a confiar plenamente en Él mientras espera su
regreso (1 Tesalonicenses 4:16-18).
Intercedemos por una Iglesia que vive en obediencia a Jesús, quien determina su
identidad, dirección y autoridad, cumpliendo así su propósito y colaborando con los
planes de Dios en los últimos tiempos (Apocalipsis 14:6-7).
A. Ciudadanos del cielo: Clamamos por una Iglesia que reconoce que su
ciudadanía no pertenece al sistema de este mundo sino al del cielo, y vive según
la constitución del Reino esperando el regreso de Cristo (Filipenses 3:20-21).
B. Sentados en lugares celestiales con Cristo: Oramos por ser una Iglesia que
entiende que es heredera y coheredera juntamente con Cristo, y que le fue dada
toda bendición espiritual (Efesios 1:3-5; 2:5-6).
C. Propósito pastoral: Clamamos por una Iglesia que ama y se multiplica en
discípulos como Cristo lo hizo (Mateo 28:19-20).
D. Preparada para el regreso de Cristo: Oramos por ser una Iglesia que se prepara
para las dinámicas venideras, predica el Evangelio y espera activamente el
regreso de Cristo (Apocalipsis 19:7-8).
EL ESPÍRITU Y LA NOVIA DICEN VEN
“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene
sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”.
Apocalipsis 22:17, RVR
Intercedemos, como Cuerpo de Cristo, para que se levante en cada nación el remanente
preservado por Dios, que ha recibido y guardado la promesa de la venida del Mesías, de
la restauración de todas las cosas y de ponerle fin a Satanás, perseverando así cada día
en la carrera hasta el día que Cristo traiga justicia a la tierra (Génesis 3:15; 2 Timoteo 4:
6-8).
A. Una generación sacerdotal: Clamamos para ser esa generación sacerdotal que
se ofrece voluntariamente y por completo a Dios, en oración y adoración como
expresión de ese deseo por ver a Jesucristo regresar y cumplir todas las profecías
señaladas (Salmo 110:3).
B. Pelear la buena batalla: Clamamos para que, como hijos de Dios, cada día
elijamos con sabiduría las batallas correctas para pelear, usando las armas
espirituales que Dios nos ha dado, mirando a Jesús y su segunda venida,
entendiendo que esto nos prepara para lo que vendrá (Zacarías 4:6; Efesios 6:12).
D. Correr la carrera: Clamamos para que, como Iglesia, avancemos con paciencia y
gozo en esta carrera, cumpliendo la asignación que Dios nos ha dado,
perseverando hasta alcanzar el premio mayor, y entendiendo que aunque el
camino es angosto tenemos un destino seguro (1 Corintios 9:24-27).
BLOQUE 2: AMANDO SU VENIDA
Intercedemos para que, como Iglesia, sigamos creciendo en amor y pasión por Jesús y
su regreso, permaneciendo anclados a esta esperanza que nos hace vivir siendo certeros
hoy, haciendo su voluntad y siendo fieles hasta aquel gran y glorioso día (1 Corintios
16:22; 2 Timoteo 4: 7-8).
A. Una Iglesia apasionada: Clamamos para mantener el fuego del primer amor
encendido, cultivando aceite para que nuestras lámparas permanezcan
encendidas en medio de la noche más oscura, hasta que el Deseado de las
naciones venga y llene la tierra con su gloria (Mateo 25:4; Hageo 2:6-7).
B. Amar los placeres superiores: Clamamos para que, como Iglesia, nos
mantengamos amando la venida de Cristo, debilitando así todo amor por los
placeres de este mundo y creciendo en pasión y celo por todo lo que es eterno (1
Juan 2:15-16).
C. Amar las recompensas eternas: Clamamos para que, como Iglesia, crezcamos
en un deseo ardiente por las recompensas eternas más que por aquellas
temporales que este siglo pueda darnos, a fin de recibir la corona cuando llegue
el día glorioso del Señor (Apocalipsis 22:12; Santiago 1:12).
D. Ser sobrios: Intercedemos como Iglesia, para seguir siendo sobrios en todo,
bebiendo del agua que sacia para vida eterna y desechando todo vino de
Babilonia que busca adormecernos y hacernos insensibles a la voz del Espíritu
Santo (2 Timoteo 4:2-5; 1 Pedro 5:8-11).
Intercedemos como Iglesia, para responder, con ayuno y oración, a la voz del Espíritu
Santo que está clamando: “Ven Señor Jesús”, uniéndonos al clamor Maranata, porque
deseamos que Cristo regrese a hacer su lugar de habitación con nosotros, aquí en la
tierra (Apocalipsis 22:17).
A. Una esposa ataviada: Clamamos para prepararnos como esa Esposa gloriosa,
llena del Espíritu Santo, que hace obras de justicia, que ayuna, ora y proclama,
con el espíritu de la profecía, el regreso del Novio, porque extraña y anhela la
presencia física de Jesús y su encuentro con Él (Apocalipsis 19:8-10).
B. Amar a una Persona: Oramos como Iglesia, para crecer en amor y en una espera
gozosa, no por un evento glorioso, sino por el Señor Jesucristo quien regresará
en gloria. Clamamos para que esta verdad nos lleve a anhelarlo con intensidad y
a buscar conocerlo más (Juan 14:21).
Oramos para ser una Iglesia de una sola cosa, y que nuestro único objetivo sea
contemplar la belleza de Jesús todos los días en intimidad (Salmo 27:4).
C. Elegir la mejor parte: Oramos como Iglesia para permanecer a los pies de Jesús,
y que este sea nuestro mayor deleite (Lucas 10:42).
D. Escuchar la voz del Amado: Clamamos para ser una Iglesia que reconozca la
voz del Esposo y responda a su llamado con amor (Apocalipsis 3:20).
Intercedemos como Iglesia para aprender a vivir en unidad con el Cuerpo de Cristo,
edificándonos en amor y perdonándonos unos a otros (Efesios 4:15-16).
A. Ser familia: Oramos para ser una familia de fe, unidos por la voluntad del Padre y
con el mismo objetivo de ver el Reino de Dios en la tierra (Mateo 12:50).
B. Hermanos en tiempos de crisis: Intercedemos para permanecer en amor y
unidad en todo tiempo, aun cuando aumente la persecución sobre la Iglesia
(Proverbios 17:17; Mateo 24:12).
C. Hogares que viven el Reino: Oramos por entendimiento para vivir el Reino de
Dios en familia, en unidad, y con la misma intención de permanecer juntos hasta
el fin (Hechos 2:46; 5:42).
C. Tomar la cruz de Cristo: Oramos para ser de aquellos que pagan el precio de
seguir a Jesús y ser sus discípulos. Queremos ser una Iglesia que lleva en su
cuerpo las marcas de Cristo (Mateo 16:24).
Intercedemos para ser una Iglesia con un espíritu de revelación y sabiduría, que conoce
a Cristo en profundidad por medio de las Escrituras (Efesios 1:17-18).
A. Hambre: Oramos para ser una Iglesia que crece en hambre por la Palabra de
Dios, meditando en ella de día y de noche (Salmo 119:97; 1:2).
B. Revelación: Clamamos como Iglesia para que a través de sus palabras seamos
alumbrados y guiados en nuestro andar diario (Salmo 119:105).
C. Entendimiento de las profecías: Oramos por una Iglesia que conoce las
profecías y puede discernir las temporadas que está viviendo, para prepararse y
preparar a otros (Mateo 24:32-34).
D. Libre de falsas doctrinas y engaños: Clamamos para ser una Iglesia madura
que conoce la Palabra y discierne lo verdadero de lo falso, librándose de todo
engaño y centrándose en la verdad (Efesios 4:14).
Intercedemos para que, como hijos de Dios, nuestra mente sea transformada y renovada
diariamente por medio de la Palabra, y así poder conocer y vivir en la voluntad de Dios
(Romanos 12:2).
A. Conocimiento de Cristo: Oramos por una Iglesia que tiene revelación de la
belleza de Jesús por medio de las Escrituras, y así es transformada a su imagen
(Salmo 45:2; 2 Corintios 3:18).
C. Sabiduría, entendimiento y autoridad: Oramos por una Iglesia que conoce los
tiempos que está viviendo y sabe cómo responder, guiando a otros a la verdad (1
Crónicas 12:32).
D. Propósito: Clamamos por una Iglesia que ama y obedece la ley de Dios, y por
medio de ella enseña, corrige e instruye a otros, perfeccionando a los santos
(2 Timoteo 3:16-17).
A. Instructores de la verdad: Oramos para ser una Iglesia que instruya a muchos
en la Palabra de Dios, formando verdaderos discípulos preparados para estos
tiempos y los que vienen (Daniel 12:3).
B. Actos de justicia: Oramos para ser una Iglesia que ama y hace el bien al prójimo,
llevando a cabo obras de justicia que dan a conocer a Cristo (Apocalipsis 19:8;
Isaías 1:17).
C. Evangelio eterno: Clamamos por una Iglesia que tiene el entendimiento del
Evangelio completo y lo predica con denuedo, sabiendo que la Palabra tiene el
poder de transformar vidas (2 Timoteo 4:1-2; Apocalipsis 14:6).
D. Plan de Dios con Israel: Oramos para ser una Iglesia que tiene la revelación del
plan de Dios con Israel, participando activamente a través de la intercesión y de
la predicación de la Palabra (Romanos 11:11-12).
DESPERTAR DE UN MOVER PASTORAL
“Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con
inteligencia”. Jeremías 3:15, RVR
Clamamos por una Iglesia que crece en el carácter de Cristo, dejando todos los otros
deseos para cultivar y manifestar los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-24).
A. Obediencia: Oramos para ser una Iglesia que camina en sujeción al Padre, que
ama su Palabra y la pone en práctica en todo tiempo, siendo obediente al
Espíritu Santo y a las autoridades que Dios puso (Hebreos 5:8).
B. Misericordia: Oramos por una Iglesia que pasa por alto la ofensa teniendo
misericordia de sus hermanos y de aquellos que no conocen a Jesús
(Proverbios 19:11).
C. Humildad y mansedumbre: Oramos para ser una Iglesia mansa y humilde que
sigue el modelo de Jesús sirviendo a su prójimo y estimando a los otros como
superiores (Mateo 11:29).
D. Dominio propio: Oramos para ser una Iglesia constante en todos sus caminos y
que se mantiene firme en Cristo en toda circunstancia, respondiendo con poder,
amor y dominio propio (2 Timoteo 1:7).
Clamamos por una Iglesia que se deja liderar por el Señor y responde al llamado de
discipular, guiar y servir a otros conforme al corazón de Dios (Hechos 20:28).
A. Paternidad: Oramos para ser una Iglesia que discipula desde la paternidad de
Dios, derriba toda mentira de orfandad y manifiesta el amor del Padre sobre sus
hijos (Gálatas 4:6).
B. Sanidad y libertad: Clamamos por padres espirituales, llenos del Espíritu Santo,
que traen sanidad al Cuerpo de Cristo y libertad a los que están cautivos
(Isaías 61:1-3).
C. Identidad: Oramos para ser una Iglesia transformada a la imagen del Hijo, y que
permanece en la identidad y autoridad que Dios les ha dado, llevando mucho
fruto (2 Corintios 3:18).
D. Propósito: Clamamos para ser una Iglesia que crece en los cinco ministerios y
ayuda a cada miembro a desarrollar su asignación para la edificación del Cuerpo
de Cristo (Efesios 4:11-12).
Clamamos por líderes conforme al corazón de Jesús, que pastorean a la Iglesia con
entendimiento y sabiduría, dándole el alimento indicado para el tiempo correcto
(Mateo 24:45).
A. Integridad: Oramos por líderes con corazones rectos y leales, que pastorean a la
iglesia con integridad (Salmo 78:72).
B. Sobriedad: Intercedemos por líderes sobrios, que no dejan que sus sentidos sean
diluidos con el vino de este mundo, sino que se mantienen velando (1 Pedro 4:7).
Intercedemos para ser una Iglesia que, al conocer el corazón de Jesús en intimidad, está
llena de su compasión y amor por el prójimo (Mateo 9:36).
A. Cultivar amor: Oramos por una Iglesia que cultive el amor de Jesús en su
corazón al conocerlo a Él, para permanecer encendida hasta el fin (Mateo 24:12).
C. Vencer la indiferencia: Oramos por ser una Iglesia que vence toda indiferencia y
desarrolla sensibilidad para reconocer espiritualmente aquellas personas que
necesitan a Jesús como su Salvador (Lucas 10:33-34).
D. Crecer en humildad: Clamamos para ser una Iglesia que sigue creciendo en
humildad hasta la medida de Cristo, y experimenta el mismo sentir que hubo en
Él, despojándose de sí misma para dar su vida por otros (Filipenses 2:3-5).
Intercedemos por una Iglesia que vive consciente de la Presencia de Dios y que responde
al entendimiento de su responsabilidad para extender el Reino con valentía y poder
(Hechos 4:31).
A. Unidad para que el mundo crea: Oramos para ser una Iglesia que camina en
unidad en todo tiempo, manifestando a Cristo (Juan 17:21-23).
B. Llenura del Espíritu Santo: Clamamos para ser una Iglesia dependiente del
Espíritu Santo, que se reconoce pobre en espíritu y se llena constantemente de su
Presencia, para predicar el Evangelio del Reino con poder y autoridad
(Hechos 4:31; 1 Corintios 2:4).
C. Testimonio: Oramos para ser una Iglesia que testifica a Cristo y comprende que
su testimonio es un arma para ganar almas (Gálatas 6:17).
D. Hablar con denuedo la Palabra de Dios: Clamamos para ser una Iglesia que
predica el Evangelio eterno con denuedo y osadía (Romanos 1:16).
Intercedemos por una Iglesia que experimenta la mayor manifestación de Dios, sin
precedentes, como fue profetizado en su Palabra, predicando el Evangelio eterno desde
Jerusalén hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8; Apocalipsis 14:6-7).
A. Clamor por obreros: Oramos para ser una Iglesia que clama por el envío de
mensajeros del Reino que anuncien las buenas noticias (Mateo 9:37-38).
B. Urgencia por la predicación: Oramos para ser una Iglesia que entiende los
tiempos y la urgencia de la predicación del Evangelio a fin de preparar el camino
para el regreso de Cristo (Mateo 3:2-3).
C. Hacer discípulos: Oramos para ser una Iglesia que extiende el Reino de Dios en
todas las naciones, haciendo discípulos desde Jerusalén hasta lo último de la
tierra (Mateo 28:19-20).
D. Etnias no alcanzadas: Clamamos por aquellas etnias que aún no han escuchado
acerca de Jesús, para que el Evangelio pueda llegar a ellos y sean salvos
(Romanos 10:14).
DESPERTAR DE UN MOVER PROFÉTICO
“Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los
que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y
del mal”. Hebreos 5:14, RVR
Intercedemos por una Iglesia que desarrolla los sentidos espirituales para poder oír a
Dios y percibir su Presencia, alcanzando madurez (1 Corintios 2:6).
A. Comunión íntima: Oramos por una Iglesia que cultiva una vida de intimidad
cada vez más profunda, exponiéndose a la Presencia de Dios y creciendo así en
sensibilidad y pasión por Cristo (Salmo 27:4).
B. Oír la voz de Dios: Clamamos por una Iglesia que crece en la habilidad de
escuchar la voz de Dios y discernir su Palabra, percibiendo instrucciones
celestiales y siendo guiada por el Espíritu Santo (Salmo 34:8; Apocalipsis 2:7).
D. Discernimiento: Clamamos para ser una Iglesia que desarrolla una vida
constante de oración, que crece en la habilidad de percibir lo profundo y
escondido, discerniendo entre lo verdadero y lo falso (Filipenses 1:9-10, LBLA).
Intercedemos por una Iglesia que construye una cultura de intimidad, donde la
Presencia de Dios pueda habitar y manifestarse sin límites (Salmo 132:4).
A. Llenura del Espíritu Santo: Clamamos para que cada generación busque y
experimente la llenura del Espíritu Santo diariamente y sea activada en sus
sentidos espirituales (Joel 2:28).
B. Libre de idolatría: Oramos para ser una Iglesia que se mantiene desarrollando
pasión para ver, oír, sentir y experimentar su Presencia, manifestando la realidad
de Dios y haciéndola libre de toda religiosidad e idolatría (Salmo 115: 4-8).
C. Arma evangelística: Clamamos por una Iglesia que ejerce el ministerio profético
incluso desde una perspectiva evangelística, dando testimonio de Dios para
salvación (1 Corintios 14:24-25).
Intercedemos por una Iglesia que tiene entendimiento y sabiduría del plan global de
Dios en los últimos tiempos, alineándose con su agenda y con los movimientos que Él
quiere hacer en las naciones (Apocalipsis 1:3).
B. La palabra profética más segura: Oramos por una Iglesia que conoce la
Palabra de Dios y las profecías, considerándolas como una antorcha que
iluminará en los tiempos de mayor oscuridad (2 Pedro 1:19).
C. Preparados para la guerra espiritual: Clamamos por una Iglesia que, por
escuchar y ser guiada por el Espíritu Santo, está preparada para pelear la buena
batalla de la fe y ser vencedora en las dinámicas de los últimos tiempos
(1 Timoteo 1:18-19).
D. La esperanza del regreso de Cristo: Oramos por una Iglesia que está encendida
en pasión, llena de sensibilidad, purificándose por tener la esperanza en Aquel
que ha de venir (1 Juan 3:2-3).
DESPERTAR DE LA MADUREZ EN EL CUERPO
DE CRISTO (APOSTÓLICO)
“Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito
arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire
cómo sobreedifica”. 1 Corintios 3:10, RVR
A. Amor maduro: Clamamos por una Iglesia que conoce íntimamente a Dios,
creciendo y desarrollando un amor maduro, que se compromete a ser fiel hasta el
fin (Cantares 8:6-7).
B. Unidad: Clamamos por una Iglesia que busca la unidad siendo un solo cuerpo y
reconociendo la multiforme gracia de Dios entre sus miembros (Romanos 12:4-5).
C. Alimento sólido: Clamamos por una Iglesia que tiene hambre por el alimento
sólido y crece en entendimiento de las Escrituras, alcanzando así la sabiduría de
Dios (1 Corintios 2:6; Hebreos 5:14a).
D. Perseverancia y paciencia: Oramos por una Iglesia que, a través de los procesos
hoy, desarrolla perseverancia y paciencia para las dinámicas que vendrán,
creciendo en madurez espiritual (Santiago 1:2-4).
Intercedemos por una Iglesia que desarrolla y conecta los cinco ministerios a fin de
perfeccionar a los santos para la obra y edificación del Cuerpo, alcanzando la plenitud
de Cristo (Efesios 4:11-13).
A. Visión integral: Oramos por una Iglesia que ve al Cuerpo, al Reino de Dios y los
ministerios con una mente integral, conectando todas las áreas para que puedan
funcionar coordinadamente, formando así discípulos que alcanzan la madurez
de Cristo (1 Corintios 12:27-28).
Intercedemos por una Iglesia que, al tener revelación del plan, se vuelve colaboradora
para su cumplimiento, siendo fiel en su asignación (Salmo 25:14; Juan 15:15).
A. Mensajeros del Reino: Oramos por la Iglesia que avanza con la gran comisión,
extendiendo el Reino en todas las naciones (Mateo 28:19; 24:14).
B. Reyes y sacerdotes: Clamamos por una Iglesia que ejerce su rol en la intercesión
y adoración día y noche, contendiendo por el plan de Dios y su voluntad sobre la
tierra (Mateo 6:10; Lucas 18:7).
C. El regreso de Cristo: Oramos por una Iglesia que se levanta en el poder de Elías,
para preparar el camino para la venida de Cristo y esperarlo como una Novia
apasionada (Apocalipsis 19:7-8).
D. Israel y las naciones: Clamamos por una Iglesia que tiene entendimiento del
plan de Dios con Israel y las naciones, siendo parte del cumplimiento de las
profecías de los últimos tiempos y de su regreso a la tierra (Isaías 49:6).
CONSTRUYENDO MORADA PARA EL HOMBRE
EN EL CIELO
“No entraré en la morada de mi casa, ni subiré sobre el lecho de mi estrado;
no daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, hasta que
halle lugar para Jehová, morada para el Fuerte de Jacob”. Salmo 132: 3-5,
Salmo 132: 3-5, RVR
Intercedemos por hijos e hijas de Dios cuyo único y mayor deseo y prioridad es atraer la
Presencia de Dios, estimando todo lo demás como pérdida a fin de conocerlo a Él
(Filipenses 3:7-8).
A. Humildad: Clamamos por hijos e hijas de Dios que reconocen sus limitaciones y
debilidades, y esto los conduce a una necesidad y dependencia del Espíritu
Santo, desarrollando humildad (2 Corintios 12:7-10; Santiago 4:6).
B. Quebranto: Oramos por vidas que han decidido entregarlo todo a Cristo,
viviendo quebrantados en su Presencia y con lágrimas en sus ojos (Mateo 5:3-4;
Salmo 51:17).
C. Fe: Clamamos por hijos e hijas de Dios que pierden el control para entregarlo a
Cristo, a fin de vivir por medio de una fe inquebrantable que les permite
experimentar la gracia sobreabundante de Dios (Romanos 5:1-2).
D. Adoración y gratitud: Oramos por vidas que glorifican y exaltan a Dios en todo
lo que son y en todo lo que hacen, reconociéndolo en todos sus caminos y
dándole gracias, a fin de agradarle y ser íntegros y santos como Él (Romanos 1:21;
1 Tesalonicenses 5:16-19).
BLOQUE 2: VIDAS QUE HOSPEDAN SU PRESENCIA
Intercedemos por hijos e hijas que saben responder a la Presencia de Dios con un
corazón sensible, contemplando su belleza y recreándose en su Persona (Salmo 27:4).
A. Temor de Dios: Oramos por hijos e hijas de Dios que son conscientes de su
Presencia y responden con reverencia y honra (Salmo 128:1).
Intercedemos por hijos e hijas de Dios que edifican lugares o estructuras donde habite
su Presencia y Él disfrute quedarse (Salmo 132:3-5).
A. Honra: Clamamos por una generación de hijos e hijas de Dios que viven la
cultura de honra, en la que nos vemos los unos a los otros como Dios nos ve,
estimando y amándonos por encima de nuestros beneficios personales
(Filipenses 2:3-4; Mateo 9:35).
B. Cultura de Reino: Oramos por hijos e hijas que manifiestan la constitución del
Reino, viviendo según sus principios y leyes, porque entienden que no pertenecen
a este sistema sino que son ciudadanos del cielo (Salmo 119:16, Filipenses 3:20).
C. Familia de la fe: Clamamos por hijos e hijas de Dios que reconocen a la Iglesia
como la familia de la cual Dios nos sha hecho parte, por lo tanto crecemos en
unidad, siendo miembros los unos de los otros y haciéndonos el bien
(Colosenses 2:19; Gálatas 6:10).
D. Oración y adoración continua: Oramos por una Iglesia que es casa de oración,
que se mantiene adorando y clamando día y noche, restaurando así el
tabernáculo de David (Isaías 56:7).
SALVACIÓN DE ISRAEL
“Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el
monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y
entre el remanente al cual él habrá llamado”. Joel 2:32, RVR
Clamamos para que venga espíritu de revelación y sabiduría sobre el pueblo de Israel, y
así reconozca a Jesucristo no solo como su Salvador, sino como un Esposo, Rey y Juez
(Efesios 1:16-17; Isaías 9:6-7).
A. Corazones que reconocen a Jesús: Oramos para que el corazón de los judíos
se vuelva a Jesucristo, reconociendo que Él es el Hijo de Dios, el Mesías que vino,
murió, resucitó y regresará a traer justicia a la tierra (Isaías 62:6-7; Romanos 10:1).
C. Jesús Esposo: Oramos para que les sea revelado Jesús, acercándose a ellos como
su Esposo, quien trae salvación y redención (Isaías 54:5; Jeremías 3:14).
BLOQUE 2: ESPÍRITU DE ARREPENTIMIENTO
Intercedemos para que todo Israel sea salvo, reconociendo la obra de Cristo en la cruz
para perdón de sus pecados y redención de sus vidas como pueblo escogido y amado
por Dios, y por el cual también regresará a fin de manifestar su justicia (Isaías 29:17-22;
Mateo 15:24).
A. Jehová es el único redentor: Clamamos para que puedan reconocer que Cristo
es el único camino que los lleva al Padre, el único y verdadero Redentor, y para
que pongan toda su confianza solo en Él, en medio de todo lo que les toque
atravesar (Juan 14:6; Isaías 43:1-7).
Clamamos para que el Espíritu Santo venga sobre toda la Iglesia de Israel, para que sean
llenos, renovados y fortalecidos en su interior (2 Corintios 4:16-18).
Intercedemos para que la Iglesia de Israel pueda ser sustentada en medio de las
temporadas que está viviendo, tal como el Señor lo hizo de manera sobrenatural cuando
atravesaron el desierto yendo hacia la tierra prometida (Salmo 23).
A. Palabra de Dios: Clamamos para que la Palabra de Dios sea el sustento para la
Iglesia de Israel en los últimos tiempos, que la guíe, direccione y dé vida
(Deuteronomio 8:3; Isaías 59:21).
B. Paz de Dios: Oramos para que el corazón de los judíos creyentes pueda recibir
esa paz que sobrepasa todo entendimiento, reconociendo que no se trata de
ausencia de conflictos sino confianza plena en que el Rey de Justicia se
manifestará (Números 6:24-26; Jeremías 29:7).
Clamamos para que se levanten, hombres y mujeres, con un corazón como el de Pablo,
que tenía celo por la salvación de su propio pueblo, respondiendo al llamado de la gran
comisión (Hechos 1:8; Romanos 9:1-3).
Clamamos para ser una Iglesia que camina con entendimiento acerca del misterio de
Israel, batallando contra todo espíritu de indiferencia y arrogancia respecto a Israel,
para que podamos amar de la forma correcta al Pueblo de Dios (Romanos 10:1-4).
B. Misterio de Israel, siendo provocado a celos por los gentiles antes del
regreso de Jesús: Clamamos para que, como Iglesia gentil, podamos
comprender nuestro rol dentro del plan de Dios de usarnos a nosotros, los
gentiles, para la salvación de la nación de Israel, provocándolos a celos, haciendo
que deseen tener lo que los creyentes gentiles tienen espiritualmente en su
relación con el Dios de Israel, ya que verán claramente la "plenitud de los gentiles"
(Romanos 11:11).
C. Que se levanten las Rut de estos días: Rut: Su nombre significa aliada o amiga.
También puede traducirse como "plenitud". Es una sombra de la Iglesia en las
naciones brindando su amistad y aliándose a Israel (Noemí). Oramos para que,
como Iglesia, cuando las dinámicas de los últimos tiempos comiencen a
intensificarse, no busquemos nuestro propio beneficio resguardando nuestras
vidas ante la calamidad que atravesará Israel como el centro de los
acontecimientos que precederán a la segunda venida de Jesús (Mt. 25:41-46), sino
que, junto a la Iglesia de Israel, seamos una familia para el Padre (Habacuc 2:14;
Juan 17:23; Efesios 2:15).
Oramos y pedimos ser llenos de pasión, de tal modo que podamos llevar al pueblo de
Israel a buscar a Jesús de manera insistente, y así cumplir el deseo de Dios de ser un solo
pueblo (Deuteronomio 6:4; Efesios 2:14-15).
C. Centinelas a favor de Israel: Oramos por una Iglesia que se levanta como
centinela a proclamar el Evangelio y a interceder a favor del pueblo de Israel que
se encuentra, no solo en su tierra, sino en todas las naciones
(Isaías 52:7-8; Ezequiel 33:7).
Clamamos para que se rasgue el velo de la Iglesia global, y así podamos entender el plan
de Dios para con Israel y su parte en el mismo (Romanos 11:1-2; 11:11-15; 11:25-26).
A. Estrategia de Dios: Clamamos para que, como Iglesia, entendamos que una
parte del plan de Dios para restaurar a Israel es la plenitud de los gentiles, en
cuanto a número, pero también en cuanto a su madurez espiritual (Romanos 11:11).
B. Despertar a celos: Oramos para que seamos una Iglesia que despierta a celos a
Israel al manifestar a Cristo y su amor por el pueblo judío (Romanos 10:19; 11:13-15).
C. Que se levanten las Ester de este tiempo: Clamamos para que, como Iglesia
gentil, podamos adoptar la decisión y postura de Ester ante los eventos que
enfrentará la Iglesia de Israel: “...si perezco, que perezca” (Ester 4:16)- Que se
despierte esta respuesta en nuestro actuar como Iglesia hoy y también en aquel
tiempo, intercediendo por nuestro propio pueblo (Ester 4:16; 5:1-2; Efesios 2:14),
para así, al alinearnos y abrazar el perfecto plan de Dios, gobernar y reinar con
Cristo a su regreso (Apocalipsis 11:15).
RESTAURACIÓN DE ISRAEL
“... Yo he restaurado a Sion, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se
llamará Ciudad de la Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte
de Santidad”. Zacarías 8:3, RVR
Oramos para que, en los momentos oportunos, el Espíritu Santo nos recuerde y traiga a
memoria las promesas de restauración sobre su pueblo (Juan 14:26).
Oramos para que podamos crecer en nuestra respuesta de mantenernos clamando por
la paz de Jerusalén y sus promesas de restauración (Salmo 122:6).
B. Monte de Sion como trono de Dios: Oramos por Jerusalén como la ciudad
desde donde Jesús gobernará la tierra y su trono será establecido
(Mateo 25:31-32; Jeremías 3:17; Ezequiel 43:6-7).
C. Jerusalén, la ciudad del gran Rey y habitación de Dios: Intercedemos para que
crezca la pasión por restaurar un lugar de reposo para Dios (Salmo 48:2; 132:13-14;
Isaías 2:2-3).
Intercedemos para que el Espíritu Santo desate una claridad mayor sobre las profecías
que fortalecen y animan al pueblo de Israel (Sofonías 3:14-16).
Oramos por un mover de oración, adoración e intercesión que se accione a un ritmo sin
igual en toda la tierra (en el espíritu del Tabernáculo de David), que dé como resultado el
despertar de la Iglesia, poniéndose a favor en intercesión por los propósitos de Dios
hacia Israel como nunca antes (Amós 9:11; Isaías 62:6).
Oramos para que sea derramado sobre el Cuerpo de Cristo espíritu de revelación y
sabiduría que se expresen con cánticos que hagan despertar a los corazones a la
revelación de Jesús (Efesios 1:17-19).
B. Cánticos sobre Israel como la Esposa de Dios: Oramos por cánticos que
despierten el corazón de Israel como la Esposa de Jehová, manifestando su amor
y misericordia sobre ellos (Isaías 54:5-8).
Oramos para que, a través de cánticos proféticos que Dios desate desde la Iglesia gentil,
atraiga a su pueblo con cuerdas de amor nuevamente hacia Él, al despertarlo en celo
(Oseas 11:4; Isaías 40:1-2).
A. Cánticos de júbilo: Oramos para que Dios, tal como fue profetizado, traiga
sobre la casa de Israel un cántico de júbilo en lugar de lamentación (Isaías 61:3).
Oramos para que, sobre Israel, venga un verdadero quebranto de corazón y puedan
reconocer la necesidad del gobierno de Jesús. intercedemos por un despertar sobre el
remanente del pueblo judío (Hechos 3:19-20; 2 Crónicas 7:14).
B. Jesús como Juez: Clamamos para que Israel pueda reconocer a Jesús como
aquel Juez que viene a juzgar con justicia y equidad (Apocalipsis 2:27; Isaías 35:4;
Salmo 2:9).
C. Jesús como Esposo: Oramos por el reconocimiento, por parte de Israel, de Jesús
como el Esposo que viene a cumplir con su pacto nupcial, siendo despertados en
clamor por su Amado (Apocalipsis 19:9; Cantares 8:5-7).
A. Predicación del Evangelio completo: Clamamos por una Iglesia que predica el
Evangelio eterno a tiempo y fuera de tiempo, con poder y autoridad, para revelar
a Israel a Aquel que es, que era y que ha de venir (Romanos 1:16).
B. Paciencia y perseverancia: Clamamos por una Iglesia que, en medio de las
circunstancias, no se inquieta por nada, sino que permanece firme porque espera
y confía plenamente en Dios (Mateo 10:22; Apocalipsis 14:12).
C. Las profecías: Oramos por una Iglesia que al conocer las profecías, contiende
por el cumplimiento de ellas como un solo ejército (1 Timoteo 1:18).
Intercedemos para que Israel, al reconocer a Jesús como su Salvador y Mesías, alce su
voz en clamor hacia Él, dando cumplimiento a las profecías (Mateo 23:39).
B. Bendito el que viene en el nombre del Señor: Oramos para que hoy, ya
proféticamente, se extienda este clamor, para que cuando Dios responda al
primer clamor y Jesús aparezca para liberarlos, puedan seguir anunciando:
¡BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR! (Zacarías 12:10; 14:4-5).
Intercedemos, contendiendo por el cumplimiento del mover del Espíritu Santo más
grande y sin precedentes en el pueblo de Israel, donde generaciones serán llenas de Él
(Ezequiel 39:29).
BLOQUE 2: AVIVAMIENTO
A. Siervos y siervas: Oramos por un renuevo y llenura del Espíritu en los ministerios
y ministros del Señor en Israel.
B. Lluvia temprana y tardía: Oramos por un despertar del Espíritu en la
generación del regreso de Jesús. Lluvia del espíritu (Isaías 30:15-19).
C. Fluir del Espíritu: Oramos por un fluir del río de la unción de Dios sobre los
sedientos (Isaías 44:1-5).
Oramos para que se levante una voz que profetiza el soplo del Espíritu Santo sobre la
casa de Israel, trayendo vida y despertando un pueblo para Dios (Ezequiel 37:1-14).
A. Profetizar vida: Oramos por un mover de oración que haga resucitar lo que
estaba muerto por un renacer de la esperanza en Dios sobre la Iglesia en Israel.
(Ezequiel 37:1-14)
B. Purificación: Oramos para que el Espíritu Santo desate un tiempo de temor del
Señor y una búsqueda de santidad, provocando que caiga toda idolatría
(Ezequiel 11:17-20).
C. El Espíritu y la Novia: Oramos por el tiempo en que, como una sola Iglesia, el
Espíritu Santo nos mantenga clamando a una sola voz: ¡VEN SEÑOR JESÚS!,
hasta verlo regresar (Apocalipsis 22:17).