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FERDINAND DE SAUSSURE CURSO DE LINGUISTICA GENERAL Traduccién, prélogo y notas de AMADO ALONSO. \VIGESIMACUARTA EDICION ‘Tilo del vignal frances: Cows de ngutzique genérale Eiitoral Losada § A. Moreno 3362 Buonoe Aes. 1945, Notas dl edicién digital 2) Se ha conservado le aumeracin de pins original ') Pueden existir diferencias (fespecto del original) en los caracteras ‘oostions silizados, que abindan. sada paso. an cada pagina En sadise de lo posible hemos untetado ser fies sl oeiginel Aquellon que reesiten esinela precision en estos puntos, deberin remtirse secesriamente al original para aclarardudas. INDICE PROLOGO ALA EDICIONESPANOLA, > CURSODE LINGUISTICA GENERAL 20 PREFACIO A LA PRIMERA EDICION FRANCESA, a aTRODUCCION CAPITULO I- OFEADA ALA HISTORIA DE LA LINGUISTICA. CAPITULO Ml MATERIA ¥ TAREA DE LA LINGDISTICA. SUS RELACIONES CON LAS CENCIAS CONEXAS, 20 CAPITULO Mt - OBIETODELALINGCIsTICA 32 CAPITULO IV - LINGUISTICA DE La LENGUA Y LINGCISTICA DEL HABLA. 4 CAPITULO V--ELEMENTOS INTERNOS Y ELEMENTOS EXTERNOS DE LALENGUA, “4 CAPITULO Vi- REPRESENTACION DE LA LENGUA POR LA ESCRITURA. 31 CAPITULO VIL- LA FONOLOGIA, 35 APENDICE - PRINCIP(OS DE FONOLOGIA. 60 CAPITULO 1 - LAS ESPECIES FONOLOGICAS. © CABITULO-LOS FONEMAS ENLA CADENA HABLADA 2 PRIMERA PARTE - PRINCIPIOS GENERALES. o CAPITULO I- NATURALEZA DEL SIGNO LINGUISTICO 91 CAPITULO Il- INMUTABILIDAD ¥ MUTABILIDAD DEL S1GNO 92 CAPITULO Ml-La LINGUISTICA ESTATICA ¥ LA LINGUISTICA EVOLUTIVA 10s SEGUNDA PARTE - LINGUISTICA SINCRONICA. 20 CAPITULO I GENERALIDADES, 120 CAPITULO Il- LAS ENTIDADES CONCRETAS DE LA LENGUA. im CAPITULO IIl-IDENTIDAD, REALIDAD, VALORES. 2: CAPITULO IV EL VALOR LINGDISTICO. 1 (CAPITULO V -RELACIONES SINTAGMATICAS Y RELACIONES ASOCIATIVAS. 12 (CAPITULO \1- MECANISMO DE LA LENGUA.. 7 CAPITULO V- LA GRAMATICA Y SUS DIVISIONES..._ 153 CAPITULO VII- PAPEL DE LAS ENTIDADES ABSTRACTASEN GRAMATICA 156 ‘TERCERA PARTE - LINGUISTICA DIACRONICA. 18 CAPITULO. GENERALIDADES 9 CAPITULO I- LOS CaMBIOS FONETICOS. 168 CAPITULO IIT - CONSECUENCIAS GRAMATICALES DE LA EVOLUCION FONETICA, 1m CAPITULO IV - ANALOGIA, igo CAPITULO V-ANALOGIa YEVOLUCION, 188 CAPITULO Vi- LA ETIMOLOGIA POPULAR 95 CAPITULO VIL- LA AGIUTINACION - 198 CAPITULO VIT- UNIDADES, IDENTIDADES ¥ REALIDADES DIACRONICAS. 201 APENDICES - A LAS PARTES TERCERA Y CUARTA, - ‘CUARTA PARTE - LINGUISTICA GEOGRAEICA. 212 CAPITULOI-DELA DIVERSIDAD DE LENGUAS, . a2 CAPITULO Ii - COMPLICACIONES DE LA DIVERSIDAD GEOGRAEICA. a is CAPITULO Il- CAUSAS DE LA DIVERSIDAD GEOGRAFICA.... 219 CAPITULO TV -PROPAGACION DE LAS ONDAS LINGUISTICAS 29 (QUINTA PARTE - CUESTIONES DE LINGUISTICA RETROSPECTIVA, a 236 CAPITULO I- LAS DOS PERSPECTIVAS DE LA LINGUISTICA DIACRONICA, 236 CAPITULO Il- LA LENGUA MAS ANTIGUA Y EL PROTOTIPO. 339 CAPITULO II -LAS RECONSTRUCCIONES 2 CAPITULO IV- EL TESTIMONIO DE LA LENGUA bas EN ANTROPOLOGIA YEN PREHISTORLA. CAPITULO V- FAMILIAS DE LENGUAS Y IPOS LINGUISTICOS CAPETULO TI OBJETO DE LA LINGUISTICA § 1. LA LENGUA: SU DEFINICION {Cual es el objeto a la vez integral y conereto de la lingtistica? La cuestién es particularmente dificil: ya veremos luego por qué: limitémo- ‘nos ahora a hacer comprender esa dificultad. Onras ciencias operan con objetos dados de antemano y que se pue- den considerar en seguida desde diferentes puntos de vista. No es asi en la lingtistica. Alguien pronuncia la palabra espatiola desmdo: un obser vvador superficial se sentira tentado de ver en ella un objeto linguistico concreto; pero un examen més atento hard ver en ella sucesivamente tes © cuatro cosas perfectamente diferentes, segtin la manera de considerar- la: como sonido, como expresion de una idea, como comespondencia del latin (dis)nadum, et Por otto lado, sea cual sea el punto de vista adoptado. Por ejemplo: 1° Las silabas que se articulan son impresiones aciisticas percibidas por el oido, pero los sonidos no existirian sin los érganos vocales; asi una no existe més que por la courespondencia de estos dos aspectos. (ver pig. 56 sigs.) 2° Pero admitamos que Sonido sea una cosa simple: zes el sonido el jue hace al lenguaje? No; . Aqui surge una nueva y formidable correspon- dencia: Por ultimo: a la vez tial sistema estable- Complejidad del lenguaje 37 en cada momento @3/tia iastiticion actial UA Parece a primera vista muy sencillo distinguir entre el sistema y su historia, entre lo que es y lo que ha sido: en realidad, la relacién que une esas dos cosas es tan estrecha que es dificil separarlas, {Seria la cuestion ms sencilla si se considerara el fenémeno lingtistico en sus origenes, si, por ejemplo, se comenzara por estudiar el lenguaje de los nifios? No, pues es una idea enteramente falsa esa de creer que en materia de lenguaje el problema de los origenes difiere del de las condiciones permanentes. No hay manera de salir del circulo. Asi, pues, de cualquier lado que se mire la cuestion, ‘fos ieee eateto objeto de la ngsiea, or todas_pares Topamos con este dilema: 0 bien nos aplicamos a un solo lado de cada problema, con el consiguiente riesgo de no percibir las dualidades arriba seftaladas, o bien, si estudiamos el lenguaje por muchos lados a la vez, el objeto de la lingtiistica se nos aparece como un montén confuso de cosas heterogéneas ¥ sin trabazén. Cuando se procede asi es cuando se abre la puerta a muchas ciencias —psicologia, antropologia, gramética normativa, filologia, etc—, que nosotros separamos distintamente de la Linguistica, pero que, a favor de un mérodo incorrecto, podrian reclamar el lenguaje como uno de sus objetos. A me; tro er, no hay més que una solucién para todas estas icles: EER EST pe En efecto, entre tantas dualidades. i Pero gqué es la lengua? Para nosotros, la lengua no se confunde con el lenguaje: que esencial. Es la ve7 tn Tomado en su conjunto, caballo en diferentes dominios, a la vez pertenece ademas al J; no se deja clasificar en ninguna de las categorias de los hechos humanos, porque no se sabe como desembrollar su unidad. or el contrario, EStunalltotalidad east ylaa En cuanto le damos el primer lugar entre los hechos de len-guaje, introducimos un orden natural en un conjunto que no se presta a ninguna otra clasificacién. 38 Lenguaje y lengua iede responder. En primer Inga — tal como se manifiesta cuando hablamos Los lingtistas estan lejos de ponerse de acuerdo sobre esto. Asi, para Whitney, que equipara la lengua 41umna insttucién social con el mismo titulo que todas las otas, el que nos sicvamos del aparato vocal como instrumeato de Ia lengua es cosa del azar. por simples razones de comodidad: lo mismo habrian podido los hombres elegir al gesto y emplear imagenes visuales en lugar de las im- genes acisticas. Sin duda, esta tesis es demasiado absolute: la lengua hho es tina institucién social semejante punto por punto a Ins otras (Ver pag. 99 y sigs. y 101); ademas, Whytney va demasiado lejos cuando dice {que nuestra eleccién ha caido por asar en los érganos de la voz: de cierta manera, ya nos estaban impuestos por la naturaleza. Pero, en el punto Cierta definicién de lo que se lama lenguaje articulado podria cor firmar esta idea. En latin articulus significa ‘miembro, parte, subdivision en tna serie de cosas’ en el lengua, la articulacién puede designar o bien ln subdivision de In cadena hablada en silabas, o bien la subdivision de la cadena de significaciones en unidades significativas: este sentido es el que los alemanes dan a su gegliederte Sprache. Ateniéndonos a esta segunda definicién, se podria decir que también sobre esto se han apo- yado algunos para atribuir cardcter natural al lenguaje. Pero esa loca- lizacién se ha comprobado para todo lo que se refiere al lenguaje, incluso la escritura, y esas comprobaciones, afladidas a las observaciones hechas sobre las diversas formas de la afasia por lesién de tales centros de loca- lizacién, parecen indicar: 1° que las diversas perturbaciones del lenguaje oral estén enredadas de mil maneras con las del lenguaje escrito: 2° que en todos los casos de afasia o de agrafia lo lesionado es menos la facultad Circuito del habla 39 de proferir tales 0 cuales sonidos o de trazar tales 0 cuales signos, que la de evocar por un instrumento, cualquiera que sea, los signos de un len- guaje regular. Todo nos lleva a creer que por debajo del funcionamiento de los diversos érganos existe una facultad mas general, la que gobierna los signos: ésta seria la facultad Lingoistica por excelencia. Y por aqui lle- gamos a la misma conclusién arriba indicada. ara atribuir a la lengua el primer Iugar en el estudio del Lenguaje, se puede finalmente hacer valer el argumento de que la facultad —aatural 0 no— de articular palabras no se ejerce mas que con la ayuda del ins- trumento creado y suministrado por la colectividad: no es, pues, quimé- rico decir que es la lengua la que hace la unidad del lenguaje. § 2, TOGAR DE IA LENGUA EN 10S HECHOS DE LENGUAJE Para hallar en el conjunto del lenguaje la esfera que corresponde a la lengua, hay que situarse ante el acto individual que permite reconstruir el cireuito de la palabra. Este acto supone por lo menos dos individuos: es el minimum exigible para que el circuito sea completo, Sean, pues, dos personas, 4 y B, en conversacién: EI punto de partida del circuito esté en el cerebro de uno de ellos. por ejemplo, en el de 4, donde los hechos de conciencia, que llamaremos cor ceptos, se hallan asociados con las representaciones de los signos ling ticos o imfgenes acisticas que sirven a su expresién, Supongamos que un concepto dado desencadena en el cerebro una imagen acistica correspon- dionte: éste es un fendmeno enteramente psiquico, seguido a su vez de un proceso fisioldgico: el cerebro transmite a los érganos de la fonacién un impulso correlativo a la imagen: luego las ondas sonoras se propagan de la boca de 4 al oido de B: proceso puramente fisico. A continuacién el cit- cuito sigue en B un orden inverso: del oido al cerebro, transmision fisio- logica de la imagen acuistica; en el cerebro, asociacion psiquica de esta imagen con el concepto correspondiente. Si B habla a su vez, este nuevo 40 Circuito del habla acto seguiré —de su cerebro al de A— exactamente In misma marcha que el primero y pasaré por las mismas fases sucesivas que representa- ‘mos con el siguiente esquema: Auten Fonactin ©. Concepto 1, Imagen acsticn Fonaciin udlcién Este andlisis no pretende ser completo. Se podria distinguir todavia: Ja sensacién acistica pura, la identificacién de esa sensacion con Ia imagen actistica latente, la imagen muscular de la fonacién, etc. Nosotros sélo hemos tenido en cuenta los elementos juzgados esenciales; pero nuestra figura permite distinguir en seguida las partes fisicas (ondas sonoras) de las fisiologicas (fonacion y audicion) y de las psiquicas (imigenes verbales ¥ conceptos). Pues es de capital importancia advertir que la imagen ver- bal no se confunde con el sonido mismo, y que es tan legitimamente psi- quica como el concepto que le esta asociado. Cristalizacién social at Pero, para comprender bien este papel, hay que salirse del acto indi- vidual, que no es mas que el embrién del lenguaje, y encararse con el he- cho social. Entre todos los individuos asf ligados por el lenguaje, se estableceré una especie de promedio: todos reproducirin —no exactamente, sin duda, pero si aproximadamente— los mismos signos tnidos a los mismos con- ceptos. {Cual 2s el origen de esta cristalizacién social? {Cual de las dos partes del circuito puede ser Ia causa? Pues lo més probable es que no todas pat- ticipen igualmente. La parte fisica puede descartarse desde un principio. Cuando oimos hablar una lengua desconocida, percibimos bien 1os sonidos, pero, por nuestra incomprensién, quedamos fuera del hecho social. La parte psiquica tampoco entra en juego en su totalidad: el lado ejecutivo queda fuera, porque la ejecucion jams esté a cargo de la masa, siempre es individual, y siempre el individuo es su arbitro; nosotros lo Mamaremos el habla (parole) Lo que hace que se formen en los sujetos hablantes acutaciones que llegan a ser sensiblemente idénticas en todos es el funcionamiento de las facultades receptiva y coordinativa. ;Cémo hay que representarse este producto social para que la lengua aparezca perfectamente separada del resto? Si pudigramos abarcar la suma de las imagenes verbales almacena- das en todos los individuos, entonces topariamos con el lazo social que constituye la lengua del hiabla (langue et parole), se separa a la vez: hablamos en la pag. 147 y sigs. en el cual conviene distinguir: 1° 2 Caracteres de la lengua Hemos de subrayar que lo que definimos son cosas y no palabras: las distinciones establecidas nada tienen que temer de cierios términos am- bigos que no se recubren del todo de lengua a lengua. Asi en alemén Sprache quiere decir lengua y lenguaje: Rede cortesponde bastante bien a habla (ft. parole), peto aiiadiendo el sentido especial de 'discurso!. En latin, sermo significa mas bien lenguaje y habla, mientras que lingua de- signa la lengua, y asi sucesivamente. ‘Ninguna palabra corresponde exactamente a cada una de las nocio- nes precisadas arriba; por eso toda definicion hecha a base de una palabra es Vana; es mal método el partir de las palabras para definit las cosas, ‘Recapitulemos los caracteres de la lengua: 1° Es un objeto bien definido en el conjunto heterdclito de los hechos de lenguaje. Se la puede localizar en Ia porcion determinada del circuito donde una inogen ‘actistica viene a asociarse con un es — Hasta tal punto es la lengua una cosa distinta, que un hombre privado del uso del habla con- serva la lengua con tal que comprenda los signos vocales que oye. 2° La lengua, disinta del habla, i Gls peo OT amram va ‘no hablamos las lenguas muertas. pero podemos muy bien asimilarnos su organismo lins 3° Mientras que el lenguaje es heteragéneo. asi delimitada 4° La lengua, no menos que el habla, es un objeto de naturaleza con- creta, y esto es gran ventaja para su estudio, Ja eseritura puede fijarlos en imége- nes convencionales, mientras que seria imposible fotografiar en todos sus detalles los actos del habla: la fonacién de una palabra, por pequetia que sea, representa una infinidad de movimientos musculares extremadamen- te dificiles de conocer y de imaginar. En la lengua, por el contrario. no La lengua y la semiologia 4B hhay mas que la imagen actstica, y ésta se puede traducir en una imagen visual constante, Pues si se hace abstraccién de esta multitud de movi- inientos necesarios para realizarla en el habla, cada imagen actistica no fs, como luego veremos, més que Ia suma de un nimero limitado de elementos 0 fonemas, susceptibles a su vez de ser evocados en la exeritura por un niimero correspondiente de signos. Esta posibilidad de fijar las cosas relativas a la lengua es la que hace que un diccionario y una ramuitica puedan ser su representacién fel, pues la 5 3. OBR De Lp ENGR BN 10s HECHOS IRAN. TA SEM Estos caracteres nos hacen descubrir otro més me Lalen- ‘Acabamos de ver que la lengua es una institucién social, pero se diferencia por muchos rasgos de las otras instituciones politicas, Jjuridicas, efe. Para comprender su naturaleza peculiar hay que hacer intervenir un nuevo orden de hechos. Puesto que todavia no existe, no se puede decir qué es lo que ella seré; pero tiene derecho a la existencia, y su lugar est determinado de antemano. ‘Al psicdlogo toca determinar el puesto exacto de Ia semiologia”; ta- rea del lingtiista es definir qué es lo que hace de la lengua un sistema 2 No confindi a semiologia con la semdnica, que extudia los cambios de signiiea- idm v dela que Ferdinand de Saussure no hizo tne exposicion melodie, aunque os defo $ormulado su principio Umidemente on la pep. 150. (By 5.) 2.Of. A. NAVILLE, Classification des sciences, 2a edicin, pig. 104 4 La semiologia y la lengua especial en el conjunto de los hechos semiolégicos. Mas adelante volvere- mos sobre la cuestion; aqui sdlo nos fijamos en esto: si por vez primera hemos podido asignar a la lingiistica un puesto entre las ciencias es por haberla inciuido en la semiologia. {Por qué la semiologia no es reconocida como ciencia auténoma, ya que tiene como las demés su objeto propio? Es porque giramos dentro de un circulo vicioso: de wn lado, nada mas adecuado que la lengua para hacer comprender la naturaleza del problema semiol6gico; pero, para plantearlo convenientemente, se tendria que estudiar Ia lengua en si misma; y el caso es que, hasta ahora, casi siempre se la ha encarado en funcién de otra cosa, desde otros puntos de vista. ‘Asi, ese caricter no aparece claramente mas que en la lengua, pero también se manifiesta en las cosas menos estudiadas, y de rechazo se suele pasar por alto la necesidad o la utilidad particular de una ciencia semiolégica. Para nosotros, por el contrario, el problema lingtistico es primordialmente semiolégico, y en este hecho importante cobran signifi cacién muestras razonamientos. Si se quiere descubrir la verdadera natu- raleza de la lengua, hay que empezar por considerarla en lo que tiene de comntin com todos los ofros sistemas del mismo orcen; factores lingisticos ue a primera vista aparecen como muy importantes (por ejemplo, el jue- del aparato fonador) no se deben considerar ms que de segundo orden sino sirven mas que para distinguir a la lengua de los otros sistemas. Con es0 no solamente se esclarecers el problema lingtistico, sino que, PRIMERA PARTE PRINCIPIOS GENERALES CAPITULOT NATURALEZA DEL SIGNO LINGUISTICO § 1. SIGNO, SIGNIFICADO, SIGNIFICANTE Para ciettas personas, la lengua, reducida a su principio esencial, es una nomenclatura, esto es, una lista de términos que corresponden a otras tantas cosas. Por ejemplo: ARBOR BQUOS cw hue ‘2 Esta concepcién es criticable por muchos conceptos. Supone ideas completamente hechas preexistentes a las palabras (ver sobre esto pag 166; no nos dice si el nombre es de naturaleza vocal o psiquica, pues arbor puede considerarse en uno u otro aspecto: por iltimo, hace suponer que el vinculo que une un nombre a una cosa es una operacién muy simple, lo cual esti bien lejos de ser verdad. Sin embargo, esta perspectiva simplista puede acercamos a la verdad al mostrarnos que la unidad lingtistica es una cosa doble, hecha con la unién de dos términos. Hemos visto en la pag. 40, a propésito dal circuito del habla, que los términos implicados en el signo lingtistico son ambos psiquicos y estin unidos en nuestro cerebro por un vineulo de asociaciéu. Insistimos en este punto. Lo que ¢! signo lingdistico une no es una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen acistica’. La imagen acistica no es el sonido El ténmino de imagen acstica parecer quizh demasiado estrecho, pues junto ala representacion de los sonidos de una palatra eta ‘ambien le de ev articulation, la magea ‘muscular del ect fonstoro, Paro pare F. de Savesue la lengva es erencilments un dep6- sito, una cosa recibide de fuera er pg. 41). La imagen acistica es, por excelencia fz fepresetacion natural dole pslabr, on cuanto hecho de lengua ral, fra de toda real avin por el habla. El especto motor puede, pues, quadersobresatendido o en todo caro 29 lcupar mis que uz lugar subordinado com relaciéna la imagen acistia. (B. 9 5.) 92 material, cosa puramente fisica, sino su huella psiquica, la represen- tacin que de él nos da el testimonio de nuestros sentidos; esa imagen es sensorial, y si llegamos a llamarla «material» es solamente en este sentido ¥¥ por oposicién al otro término de Ia asociacién, el concepto, generalmente nds abstracto El cardcter psiquico de nuestras imdgenes actisticas aparece clara- mente cuando observamos nuestra lengua matemna, Sin mover los labios ni la lengua, podemos hablarnos a nosotros mismos o recitarnos mental- mente wn poema, ¥ porque las palabras de la lengua matema son para nosottos imagenes actisticas, hay que evitar el hablar de los «onemas» de que estén compuestas. Este término, que implica una idea de accidn v cal, no puede convenir mis que a las palabras habladas, a la realizacién de la imagen interior en el discurso. Hablando de sonidos y de silabas de una palabra, evitaremos 1 equivoco, con tal que nos acordemos de que se trata de Ia imagen acistica. El signo lingiiistico s, pues, una entidad psiquica de dos caras, que puede representarse por la siguiente figura: ay Estos dos elementos estin intimamente unidos y se reclaman reef procamente. Ya sea que busquemos el sentido de la palabra latina arbor 0 Ja palabra con que el latin designa el concepto de 'arbol’, es evidente que SI Jas vinculaciones consagradas por la lengua son las tinicas que nos apare- cen conformes con la realidad. y descartamos cualquier otra que se pudie- 1 imaginar. Esta definicién plantea una importante cuestién de terminolo- gia. Llamamos signo a la combinacién del concepto y de la imagen aciistica: pero en el uso cortiente este término designa generalmente la imagen actistca sola, por ejemplo una palabra (arbor, etc.). Se olvida que si llamamos signo a arbor no es mus que gracias a que conlleva el concepto El signo es arbitrario 93 “irbol', de tal manera que la idea de la parte sensorial implica la del con- junto. La ambigiedad desapareceria si designdramos las tres nociones aqui presentes por medio de nombres que se relacionen reciprocamente al mis- ‘mo tiempo que se opongan. Y proponemes conservar la palabra signo para designar el conjunto, y reemplazar concepto e imagen actistica res- pectivamente con significado y significamte; estos dos tltimos términos tienen [a ventaja de seilalar Ia oposicién que los separa, sea entre ellos dos, sea del total de que forman parte. En cuanto al término signo, si nos contentamos con él es porque, no sugiriéndonos Ia lengua usual cualquier otro, no sabemos con qué reemplazarlo. El signo lingtistico asi definido posee dos caracteres primordiales. Al enunciarlos vamos a proponer los principios mismos de todo estudio de este orden. § 2. PRIMER PRINCIPIO: LO ARBITRARIO DEL SIGNO El lazo que une el significante al significado es arbitrario; © bien, puesto que entendemos por signo el total resultante de la asociacién de un significante con un significado, podemos decir més simplemente: ef signa lingitistico es arbitrario. Asi, la idea de sur no esti ligada por relacién alguna interior con la secuencia de sonidos s-u-r que le sirve de significante; podria estar repre- sentada tan perfectamente por cualquier otra secuencia de sonidos. Sir- van de prueba las diferencias entre las lenguas y la existencia misma de lenguas diferentes: el significado ‘buey' tiene por significante bwél a un lado de la frontera franco-espaitola y bas (boen) al otto, y al otto lado de la frontera francogermana es oks (Ochs) EI principio de lo arbitrario del signo no esté contradicho por nadie; pero suele ser mas ficil descubrir una verdad que asignarle el puesto que le toca. El principio arriba enuncindo domina tods la lingilistica de Ia len- ua; sus consecuencias son innumerables. Es verdad que no todas apa- recen a la primera ojeada con igual evidencia; hay que darles nmichas vueltas para descubrir esas consecuencias y. con ellas, la importancia pri- ‘mordiai del principio. ‘Una observacién de paso: cuando la semiologia esté organizada se tendré que averiguar si los modos de expresién que se basan en signos enteramente naturales —como la pantomima— le pertenecen de dere- cho, Suponiendo que la semiologia los acoja, su principal objetivo no por eso dejara de ser el conjunto de sistemas fundados en lo arbitrario del 4 Las onomatopeyas signo. En efecto, todo medio de expresién recibido de una sociedad se apoya en principio en un habito colectivo 0, lo que viene a ser lo mismo, en la convencién. Los signos de cortesia, por ejemplo, dotados con frecuencia de cierta expresividad narural (piénsese en los chinos que saludan a su emperador prostemandose nueve veces hasta el suelo), no estin menos fijados por tna regla; esa regia es la que obliga a emplearlos, no su valor intrinseco. Se puede, pues, decir que los signos enteramente arbitrarios son los que mejor realizan el ideal del procedimiento semiolégico: por eso {a lengua, el més complejo y el més extendido de los sistemas de expre- si6n, es también el més caracteristico de todos: en este sentido la lingtis- tica puede erigirse en el modelo general de toda semiologia, aunque la Jengua no sea mas que un sistema particular. Se hia utilizado la palabra simbolo para designar el signo lingQistico. 6, mis exactamente, lo que nosotros Llamamos el significante. Pero hay inconvenientes para admitilo, justamente a causa de nuestro primer principio. El simbolo tiene por carécter no ser nunca completamente arbi- trario; no esta vacio: hay un rudimento de vinculo natural entre el signi- ficante y el significado. El simbolo de la justicia, la balanza, no podria reemplazarse por otro objeto cualquiera, un carro, por ejemplo. La palabra arbirrario necesita también una observacién, No debe dar idea de que el significante depende de la libre eleccién del hablante (ya veremos Inego que no esti en manos del individuo el cambiar nada en tn signo una vez establecido por un grupo lingttistico); queremos decir que 2s inmorivado, es decir, arbitrario con relacién al significado, con el cual ‘no guarda en la realidad ningan lazo natural. Sefialemos, para terminar, dos objeciones que se podrian hacer a este primer principio: I Se podria uno apoyar en las onomatopeyas para decir que la eleccién de! significante no siempre es arbitraria. Pero las onomatopeyas ‘nunea son elementos orgénicos de un sistema lingtistico. Su muimero es, por lo demas, mucho menor de lo que se cree. Palabras francesas como fouet"litigo' 0 glas ‘doblar de campanas' pueden impresionar a ciertos ‘oidos por tna sonoridad sugestiva: pero para Ver que no tienen tal cardcter desde su origen. basta recordar sus formas latinas (fowet deriva de fagus ‘haya’, glas es classieum; la cualidad de sus sonidos actuales, 0, mejor. a que se les atribuye, es un resultado fortuito de la evolucidn fonética. En cuanto a las onomatopeyas auténticas (las del tipo glu-glu,ticetac etc.), no solamente son escasas, sino que su eleccién ya es arbitraria en cierta medida, porque no son mas que la imitacién aproximada y ya medio cAPITULOIV EL VALOR LINGUISTICO § I. LA LENGUA COMO PENSAMIENTO ORGANIZADO ENLA MATERIA FONICA Para darse cuenta de que la lengua no puede ser otra cosa que un basta considerar los Psicolégicamente, Considerado en si mismo, el pensamicnto es ‘como tuna nebulosa donde nada esté necesariamente delimitado, No hay ideas preestablecidas, y nada es distinto antes de la aparicién de la lengua rea st sing oan, iotveen los gid ois os (B). Es lo que aproximadamente podriamos representar en este esquema’ El papel caracteristico de la lengua frente al pensamiento no es el de crear ui medio fénico material para la expresién de las ideas, sino el de Pensamiento y materia fénica a7 servit de intermediana entre el pensamiento y el sonido, en condiciones, tales que su union leva necesariamente a deslindamientos reciprocos de unidades. El pensamiento, caético por naturaleza, se ve forzado a preci- sarse al descomponerse. No hay, pues, ni materializacién de los pensa~ mientos, ni espiritualizacién de los sonidos, sino que se trata de ese hecho en cierta manera misterios0: que el «pensamiento-sonido» implica divisio- nes y que la lengua elabora sus unidades al constituirse entre dos masas amorfas. Imaginemos el aire en contacto con una capa de agua: si cambia le presion atmosférica, la superficie del agua se descompone en una serie de divisiones, esto es, de ondas; esas ondulaciones darén una idea de la union y, por asi decitlo. de la ensambladura del pensamiento con la materia fonica. Se podré llamar a la lengua el dominio de las articulaciones, tomando esta palabra en el sentido definido en la pagina 38, cada término lingtis- tico es un miembro, un avrieulus donde se fija una idea en un sonido y donde un sonido se hace el signo de una idea. sss is hacen comprender mgjr fo qe bes dicho en a pigina 98 sobre lo arbitratio del signo, No solamente son confusos y amorfos los dos dominios enlazados por el hecho lingtistico, sino que la eleccién que se decide por tal porcién aciistica para tal idea es perfectamente arbitraria Sino filera éste el caso, la nocidn de valor perderia algo de su carter, ya {que contendria un elemento impuesto desde fuera. Pero de hecho los valo- res siguen siendo enteramente relativos, y por eso el azo entre la idea y el sonido es radicalmente arbitraro. ‘A su vez lo arbitratio del signo nos hace comprender mejor por qué el hecho social es el finico que puede crear un sistema lingtistico. La colec- tividad es necesatia para establecer valores cuya tnica razon de ser esta ‘en el uso y en el consenso generales: el individuo por si solo es incapaz de fijar ni Adena 1h ts le, wo tonite, ra maa cua SOD es considerar un término sencillamente como la union de cierto sonido con cierto concepto. Definirlo asi seria aislarlo del sistema de que forma par te; seria creer que se puede comenzar por los témiinos y construir el sis- tem haciendo la suma, mientras que, por el contrario, hay que partir de la totalidad solidaria para obtener por andlisis los elementos que encierra 138 Valor y significacton Para desarrollar esta tesis nos pondremos sucesivamente en el punto de vista del significado 0 concepto (§2), en el dal significante (§3) y en el del signo toral ($4). ‘No pudiendo captar directamente las entidades concretas 0 unidades de la lengua, operamos sobre las palabras. Las palabras, sin recubrir exactamente la definicidn de la unidad lingtistica (ver pég. 129 ysig.), por Jo menos dan de ella una idea aproximada que tiene la ventaja de set con- creta; las tomaremos, pues, como muestras equivalentes de los términos reales de un sistema sincrdnico, y los principios obtenidos a propésito de las palabras seran validos para las entidades en general. § 2. EL VALOR LINGUISTIC CONSIDERADO EN ‘SU ASPECTO CONCEPTUAL Cuando se habla del valor de una palabra, se piensa generalmente, y sobre todo, en la propiedad que tiene 1a palabra de representar una idea, y, en efecto, ése es uno de los aspectos del valor lingtistico. Pero si fuera asi, gen qué se diferenciaria el valor de lo que se llama significacion? {Serian sinénimas estas dos palabras? No lo creemos, aunque sea ficil la ‘Confusion, sobre todo porque esta provocada menos por la analogia de los, términos que por la delicadeza de la distincién que sefalan. El valor, tomado en su aspecto conceptual, es sin duda un elemento de la significacién, y es muy dificil saber cémo se distingue la significacién a pesar de estar bajo su dependencia. Sin embargo, es necesario poner en claro esta cuestion so pena de reducir la lengua a una simple nomencla- tura (ver pég. 91). Tomemos primero la significacién tal como se suele presentar y tal como la hemos imaginado en Ia pagina 92. No es, como ya lo indican las Aechas de la figura, mis que la contraparte de La| imagen auditiva, Todo queda entre la snagea\ serene auditiva y el concepto, en los limites de la palabra considerada como un dominio cerrado, existente por si mismo. Pero véase el aspecto paradéjico de la cuestién: de un lado, el con- cepto se nos aparece como la contraparte de a imagen auditiva en el inte- rior del signo, y, de otto, el signo mismo, es decir, la relacién que une esos dos elementos es también, y de igual modo, la contraparte de los otros signos de la lengua. Puesto que la lengua es un sistema en donde todos los términos son solidarios y donde el valor de cada uno no resulta més que de la presencia simulténea de los otros, segin este esquema: Significacién y valor C-O-© ge6mno es que el valor, ast definido, se confundiré con la significacién, es decir, con la contraparte de la imagen auditiva? Parece imposible equipa- rar las relaciones figuradas aqui por las flechas horizontales con las que estén representadas en la figura anterior por las flechas verticales. Dicho de otro modo —para insistir en la comparacién de la hoja de papel que se desgatra (pagina 137)—, no vemos por qué la relacién observada entre distintos trozos A, B, C, D. etc., no ha de ser distinta de la que existe en- tre el anverso y el reverso de tun mismo troz0, A/A’, BIB, eteétera Ta a fuera de la lengua, (Gllialonpuisecaineps pores pHibia Estos dos factores son necesarios para la existencia de un valor. Asi para determinar Jo que vale una moneda de cinco francos hay que saber: 1° que se la puede trocar por una cantidad determinada de tna cosa di- feremte, por ejemplo, de pan; 2° que se la puede comparar con un valor similar del mismo sistema, por ejemplo, una moneda de un franco, o con tuna moneda de otro sistema (un délar, etc.). Del mismo modo tna palabra puede trocarse por algo desemejante: tna idea; ademds, puede comparar- ‘Algunos ejemplos mostrarin que es asi como efectivamente sucede El espailol carnero o el francés moufon pueden tener la misma significa- cién que el inglés sheep, pero no el mismo valor. ¥ es0 por Varias razones, en particular porque al hablar de una poreién de comida ya cocinada y ser- vida a la mesa, el inglés dice mutton y no sheep. La diferencia de valor 140 Significaci6n y valor entte sheep y mouton 0 carnero consiste en que sheep tiene junto a si un segundo término, lo cual no sucede con Ia palabra francesa ni con la es- panola. Dentro de una misma lengua, todas las palabras que expresan ideas vecinas se limitan reciprocamente: sindnimos como recelar, temer, tener ‘miedo, no tienen valor propio més que por su oposicidn:; si recelar no exis- tiera, todo su contenido irfa a sus concurrentes. Al revés, hay téminos aque se enriquecen por contacto con otros; por ejemplo, el elemento nuevo iodo dc (oun wcll Ere a al SE dtd por us ood a i ni siquiera de la palabra que significa ‘sol’ se puede fijar inmediatamente el valor si no se considera lo que la rodea; lenguas hay en las que es imposible decir «sentarse al sol» Lo que hemos dicho de las palabras se aplica a todo término de la lengua, por ejemplo, a las entidades gramaticales. Asi, el valor de un plu- ral espaol o francés no coincide del todo con el de un plural sénscrito, ‘aunque la mayoria de las veces la significacién sea idémtica: es que el sins crito posee tres mimeros en lugar de dos (mis ojos, mis orejas, mis bra- 20s, mis piernas, efc., estarian en dual); seria inexacto atribuir el mismo valor al plural en sdnserito y en espaftol o francés, porque el sénserito no puede emplear el plural en todos 1os casos donde es regular en espaiol o en francés; su valor depende, pues. verdaderamente de lo que esti fuera y alrededor de él Si las palabras estuvieran encargadas de representar conceptos da- dos de antemano, cada uno de ellos tendria, de lengua a lengua, corres- pondencias exactas para el sentido; pero no es asi. El francés dice «ouer (une maison)» y el espafiol ailguilar, indiferentemente por ‘tomar’ o ‘dar en alquiler”, mientras el alemAn emplea dos términos: mieten y vernieten: no hay. pues, correspondencia exacta de valores. Los verbo schiitaen ¥ urteilen presentan un conjunto de significaciones que corresponden a bulio a las palabras francesas estimer y juger, esp. estimar y jitsgar. Sin em- bargo, en varios puntos esta correspondencia fala La flexion ofrece ejemplos particularmente notables. La distincién de los tiempos, que nos es tan familiar, es extrafia a ciertas lenguas; el hebreo ni siquiera conoce la distincidn, tan fundamental, entre el pasado, el presente y el futuro. El protogerménico no tiene forma propia para el futuro: cuando se dice que lo expresa con el presente, se habla impropia- ‘mente, pues el valor de un presente no es idntico en germinico y en las Jenguas que tienen un futuro junto al presente. Las lenguas eslavas dis "fo con nuesto ejemplo expadal: el clemento nuevo introduc on ol uso argentine de laverce (aan entusiest lente) resulta desu comxstencia con lar (ean corazn lien te AAD Aspecto conceptual del valor 141 tinguen regularmente dos aspectos del verbo: el perfectivo representa la accién en st totalidad, como un punto, fuera de todo desarrollarse; el imperfectivo la muestra en su desarrollo y en la linea del tiempo. Estas categorias presentan dificultades para un francés 0 para un espafiol por- que sus lenguas las ignoran: si estuvieran predeterminadas, no seria asi En todos estos casos, pues, sorprendemos, en lugar de ideas dadas de antemano, valores que emanan del sistema ‘Alora se ve a interpretacién real del esquema del signo. Asi quiere decir que en espatiol un concepto ‘juzgar’esté unido a la imagen actistica jugar; en una palabra, simboliza la significacién; pero bien entendido que ‘ese concepto nada tiene de inicial, que no es mas que un valor determi- nado por sus relaciones con los otros valores similares, y que sin ellos la significaci6n no existiria. Cuando afirmo simplemente que una palabra significa tal cosa, cuando me atengo a la asociacién de la imagen actistica com el concepto, hago una operacion que puede en cierta medida ser exacta y dar una idea de la realidad; pero de ningtin modo expreso el hecho lingttistico en su esencia y en su amplitud, § 3. EL VALOR LINGUISTICO CONSIDERADO EN SU ASPECTO MATERIAL Silla parte conceptual del valor esté constituida tnicamente por sus conexiones y diferencias con los otros términos de la lengua. otro tanto se sde decir de su parte materi " [Bor ejemplo: para desionar temperatura, rb es Io que no es jo mi caliente para signa citannan a loess a8 aputsu all etal qua noe ero 0 puna anges ae See dos rms is anager ues est, og preset beg de velo AA Ww Aspecto material del valor EEE Quizi esto sorprenda, pero en verdad jdénde habria la posibilidad de lo contrario? Puesto que no hay imagen vocal que responda mejor que ora @ lo que se Ie encomienda expresar, es evidente, hasta a priori, que nunca podré un fragmento de lengua estar fundado, en ditimo analisis, en otra cosa que en st: no-coincidencia com el resto. Arbitrario y diferencial son dos cualidades correlativas. La alteracion de los signos linguisticos patentiza bien esta correla- cidn: precisamente porque los términos a y b son radicalmente incapaces de llegar conto tales hasta las regiones de fa conciencia a cual no perei- bee perpettamente mis que la diferencia a/b—, cada uno de los térmainos queda libre para modificarse segin leyes ajenas a su funcidn significativa, E! genitivo plural checo 2en no esti caracterizado por ningtin signo posi tivo (ver pag. 112); sin embargo, el grupo de formas tena : ten funciona también como el de Zena : Zen que le ha precedido: es que lo tnieo que entra en juego es la diferencia de los signos; tena vale solo porque es di- ferente. Ciro ejemplo que hace ver todavia mejor lo que hay de sistemtico en este juego de las diferencias fnicas: en griego éphen es un imperfecto y estén un aoristo, aungue ambos estan formados de manera idéntica; e8 que el primero pertenece al sistema del indicativo presente phen ‘digo mientras que no hay presente *stemi; ahora bien, la telacién phem éphen es justamente la que corresponde a la relacién entre el presente y el imperiecto (cit. deitaimi-edeéknin), etc. Estos signos actian, pues. n0 por su valor intrinseco, sino por su posicién relativa. Por lo demis, Asi no es el metal de una moneda lo que fija st valor; un escudo que vale nominalmente cinco francos no contiene de plata mas que Ja mitad de esa sumas y valdré mis 0 menos con tal o cual efigie, mas 0 menos a este o al otro lado de una frontera todavia eo sipniiante Hngastico; en su eseci, de ning modo es Este principio es tan esencial, que se aplica a todos los elementos ‘materiales de la lengua, incluidos los fonemas. Cada idioma compone sus Aspecto material del valor 1 palabras a base de un sistema de elementos sonoros, cada uno de los cua- Jes forma una unidad netamente deslindada y cuyo numero esta perfec tamente determinado. Pero lo que los caracteriza no es, como se podria creer, su cualidad propia y positiva, sino simplemente el hecho de que no se confunden unos con otros. Los fonemas son ante todo entidades oposi- tivas, relativas y negativas. 'Y lo prueba el margen y Ia elasticidad de que los hablantes gozan para la pronunciacién con tal que los sonidos sigan siendo distintos unos de otros. Asi, en francés, el uso general de lay uvular (grasseyé) no impi- de a muchas personas el usar la r apicoalveolar (roulé); la lengua no queda por eso dafiada; la lengua no pide mis que la diferencia, y s6lo exige, contra lo que se podria pensar, que el sonido tenga una cualidad invaria- ble. Hasta puedo pronunciar la r francesa como la ci alemana de Bach, doch [= j espaiola de reloj, bo], mientras que un alemén (que tiene tam- bién la r uvular) no podria emplear la ch como r, porque esa lengua reco- noce los dos elementos y debe distinguirlos. Lo mismo, en ruso, no habria ‘margen para una f junto a una ¢" (¢ mojada, de contacto amplio). porque el resultado seria el confundir dos sonidos diferentes para la lengua (cfr.go- yorit’ «hablar» y govorit «él habla»), pero en cambio habré una libertad mayor del lado de la th ¢¢ aspirada), porque este sonido no esti previsto en el sistema de los fonemas del ruso. ‘Como idéntico estado de cosas se comprueba en ese otro sistema de signos que es la escritura, lo tomaremos como témino de comparacion para aclarar toda esta cuestion. De hecho: is Ca Lo tinico esencial es que ese signo no se confunda en su escritura con al de la, de lad, etcétera Este carécter, sin ser idéntico al segundo, esté liga- do a él estrechamente, porque ambos dependen del primero. Siendo el signo grafico arbitrario, poco importa su forma, 0, mejor, s6lo tiene im- portantcia en los limites impuestos por el sistema rn El signo en su totalidad ae (e30 se deduce también de la primera caract ristica). Escribamos las letras en blanco o en negro, en hueco o en relieve, con una plum 0 con unas tijeras, eso no tiene importancia para ta signi- ficacién. § 4. EL SIGNO CONSIDERADO EN SU TOTALIDAD Todo lo precedente viene a decir que en [a lengua no hay més que diferencias, Todavia més: una diferencia supone, en general, términos positivos entre los cuales se establece: pero en la lengua solo hay diferen- cias sin términes positives. Ya se considere el significante, ya el signifi- cado, la lengua no comporta ni ideas ni sonidos preexistentes al sistema lingtistico, sino solamente diferencias conceptuales y diferencias foni- cas resultantes de ese sistema. Lo que de idea o de materia fonica hay ria menos que 1o que hay a su alrededor en los otros sig- (ver pag. 139). Pero decir que en la lengua todo es negativo sélo es ignificante y al significado tomados aparte: ‘Aunque el cada uno aparte, sean puramente negativos y diferenciales, Fie apORAIGE, hasta es Ia tinea especie de hechos que com- porta la lengua, puesto que lo propio de la institucién lingtistica es justa- mente el mantener el paralelismo entre esos dos érdenes de diferen- cia. Ciertos hechos diacrénicos son muy caracteristicos a este respecte son los inmumerables casos en que la alteracién del significamte acarrea la alteracién de la idea, y donde s2-ve que en principio la suma de las ideas distinguidas corresponde a la suma de los signos distintivos. Cuando dos témminos se confunden por alteracién fonética (por ejemplo, décrépit decrepitus y décrépi de crispus), las ideas tenderin a confundirse tam- bign por poco que se presten a ello. ;Se diferencia un término (por ejem- El signo en su totalidad Mas plo ft. chaise y chaire [dos vatiantes fonéticas de una misma palabra 'si- lla’, del latin cathedra])” Infaliblemente, la diferencia resultante tender a hacerse significativa, sin conseguirlo ni siempre ni al primer in- tento. Inversamente, Lo que es verdad respecto al valor lo es también respecto a la unidad (ver pag. 134). Es un fragmento de la cadena hablada correspondiente a cierto concepto; uno y otro son de naturaleza puramente diferencial. Apli cado a la unidad, el principio de diferenciacién se puede formular asi /os caracteres de la unidad se confinden con Ta unidad misma, En Ia len 1, como en todo sistema semiol6gico. lo que distingue a un signo es todo Ea La diferencia es lo que hace Ia caracteristica, como hace el valor y la unidad, tra consecuencia, bien paradéjica, de este mismo principio: lo que comiinmente se lama «un hecho de gramatica» responde en tltimo anéli- s ala definicién de la unidad, porque expresa siempre una oposicién de téminos: s6lo que esta oposicién resulta particularmente significativa, por ejemplo la formacion del plural alemn del tipo Nacht » Nachte. Cada uno de los términos enfrentados en el hecho gramatical (el singular sin retafoaia y sine final, opuesto al plural con metafonia y con -e esté cons- tituido por todo un juego de oposiciones en el seno del sistema; tomados aisladamente, ni Nach ni Nachte son nada: nego todo es oposicién. Dicho Ge otro modo, se puede expresar la relacién Nach : Nache con una for- mula algebraica 2/6, dande a y b no son términos simples, sino que resulta cada uno de un conjunto de conexiones. La lengua, por decirlo asi, es un ey ceca més os ‘érminos nr 0s, ane ee cn [Por sjamplo, en espaol concenciay conceioncia,cuyes significados te polarizan sespectivamenta en al terreno moral yen el cognoscitiva. AA) 146 El signo en su totalidad Tan cierto es esto, que se podria muy bien abordar el problema de las ‘unidades comenzando por los hechos de gramética. Planteando una oposi- cién como Nacht Naichte, por ejemplo, nos preguntariamos cuales son las tunidades puestas en juego en esta oposicida. ;Son finicamente estas dos palabras o la serie entera de palabras anilogas? 0 bien a y a ;0 todos los singulares y todos los plurales, eteétera? (ver pag. 137). Nunca nos per- cataremos bastante de esta verdad, porque todos los errores de muestra terminologia, todas las maneras incorrectas de designar las cosas de la lengua provienen de esa involuntaria suposicién de que hay una substan- cia en el fendmeno lingdistico.

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