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¡DAME ESTE MONTE!

Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día
que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará
conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho. Josué 14:12

INTRODUCCIÓN: Cuando Israel llegó a Cades – Barnea, una región fronteriza de la tierra de
Canaán, que Dios había prometido a su pueblo, Moisés escogió a doce príncipes para que fueran a
reconocer el territorio. Entre aquellos doce espías se encontraban Josué y Caleb.
Al regresar de su misión, los espías trajeron evidencias de la bendición que existía en aquella tierra,
tales como un racimo de uvas que tenían que cargar dos hombres. No obstante, el reporte de diez
espías fue pesimista, tuvieron palabras negativas que desalentaron al pueblo de Israel. Ellos
mencionaron las bendiciones, pero también hablaron acerca de los gigantes que habitaban en la
tierra de Canaán. En cambio Josué y Caleb transmitieron un discurso diferente, un mensaje lleno de
fe y optimismo: Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la
entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis
al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha
apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis. (Números 14:8-9).

Josué y Caleb tenían un espíritu diferente, ellos no tenían el espíritu incrédulo de la mayoría,
tampoco tenían el espíritu murmurador de los israelitas, ellos tenían convicción que Dios era
poderoso para echar a los gigantes de la tierra y tomar posesión de la tierra prometida. Ahora bien
para alcanzar la tierra hubo un proceso que duro cerca 40 años. Caleb ya no tenía la misma edad, ya
era un hombre con diferentes responsabilidades, pero en el momento de la conquista de Canaán el
levanta un grito de guerra, un grito desafiante, un grito de fe ¡DAME AHORA ESTE MONTE!

I.- PARA PEDIR UN MONTE HAY QUE TENER UN CORAZON INTEGRO


El nombre Caleb en hebreo significa: “Integro de corazón”. Para que Dios nos brinde lo que nosotros
queremos debemos tener un corazón puro. Caleb no quería ese monte para enorgullecerse de su
fuerza, él quería ese monte para alcanzar una comunión intima con Dios. Cuando nosotros pedimos
cosas que no están en la voluntad de Dios, Dios nunca las entrega porque tenemos otros fines, por
eso dice la escritura: Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
(Santiago 4:3). Pero cuando nuestras peticiones son agradables delante de Dios, Él nunca se
negará en entregarlas: Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama,
se le abrirá. (Mateo 7:8).

II.- PARA PEDIR UN MONTE HAY QUE CREER EN LA PROMESA DE DIOS


Caleb era un hombre de fe, dice la escritura: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le
buscan. (Hebreos 11:6). El creyó en la promesa de Dios. La tierra de Canaán no era un mito, era
una realidad, y él la vio con sus propios ojos, Caleb no vio la tierra prometida con ojos carnales, sino
con ojos espirituales, porque los ojos espirituales nos hacen ver cosas que los ojos humanos no
pueden ver. El monte de Dios, no es para los incrédulos, escépticos, calculadores, fríos,
murmuradores, es para aquellos que creen que su Dios es fiel en sus promesas: Porque todas las
promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén. (2 Corintios 1:20). Nuestro Dios no es ningún
mentiroso, lo que el habla lo cumple, el es la verdad. (Juan 14:6).

III.- PARA PEDIR UN MONTE HAY QUE TENER UN ESPIRITU DE GUERRA


Caleb sabía que ese monte no era fácil, ahí estaba la promesa de Dios, pero eso no quería decir que
las cosas iban a ser fáciles. Nunca las bendiciones son fáciles, todos aquellos que deseen la
bendición deben luchar. Y ahí había gigantes hijos de Anac, seres gigantes, pero Caleb sabía que
ellos eran unas simples cucarachas en la presencia del Dios alto y sublime: El cielo es mi trono, y
la tierra estrado de mis pies… (Isaías 66:1). Los gigantes no son problemas de nosotros, es
problema de Dios, Él se encarga de destruirlos. Caleb además de significar “integro” también
significa “perro salvaje” un perro salvaje se enfrenta a todo lo que venga, sea un león, u otro animal
se enfrenta, para alcanzar el monte “Hebrón” que significa comunión, es necesario ser violento, no
hay que darle ningún centímetro al enemigo, tenemos que levantarnos victoriosos en el Nombre de
Jesús.

Caleb dijo estas palabras: Quizás Dios este conmigo… El se estaba aventurando, pero que buenas
son las aventuras con el Señor Jesucristo.

CONCLUSION: Aunque Caleb tenía 85 años, el seguía teniendo la misma pasión y la misma fuerza
que cuando era más joven para poder luchar y ser victorioso. Es más la escritura nos dice: Y Caleb
echó de allí a los tres hijos de Anac, a Sesai, Ahimán y Talmai, hijos de Anac. (Josué 15:14).
Es tiempo de echar a Satanás, echar la frialdad, echar a todos esos gigantes que nos están
impidiendo tomar el monte que Dios tiene para nosotros, no hay justificación incluso para los
ancianos, todos pueden decir ¡DAME ESTE MONTE!

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