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DESARROLLO SOSTENIBLE: DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES

Alfredo C. Gurmendi – Grecia R. Matos


U.S. Geological Survey

1. INTRODUCCIÓN
Los países en desarrollo (PED) como Perú están en camino al desarrollo
económico sostenido, caracterizado por regulaciones en los sectores
industriales (electricidad, gas, y telecomunicaciones), reducciones de barreras
comerciales, privatizaciones, joint-ventures y consorcios entre capitales
extranjeros y nacionales, los mismos que ya son una realidad económica y una
práctica común en nuestro hemisferio. Estos cambios, para beneficiar a las
generaciones presentes y futuras con los recursos naturales, deben encontrar
balances entre la necesidad de una operación rentable y sostenible, y la
necesidad de una adecuación ambiental, social, y descentralizada. Sin
embargo, en los gobiernos centrales de los PED todavía hay una historia larga
de centralismo, que deja casi nada para las economías locales y regionales
donde la actividad económica (minera, en particular) opera. El Estado debe
cambiar tal práctica enrumbando a la cultura económica del siglo XXI,
diseñando la base para una economía sostenible después de que la actividad
del sector minero desaparezca. Si los recursos minerales son un activo que
brindan una actividad económica sostenible, los mismos son no-renovables; en
ese contexto, el desarrollo sostenible sería una hipótesis nada fácil de
fundamentar.

2. EVIDENCIA HISTÓRICA DE PRODUCCIÓN, PRECIOS, RESERVAS


MINERALES, Y TECNOLOGÍA
Intuitivamente se sabe que los recursos minerales son finitos y no-renovables.
Sin embargo, la evidencia histórica sugiere que la disponibilidad de minerales
ha crecido consistentemente y sus precios, en términos reales, han disminuido
continuamente o relativamente se han mantenido constantes. Tal paralelo ha

1
ocurrrido a pesar de mayores demandas de minerales por poblaciones cada vez
más crecientes y con expectativas de mejores estándares de vida. El panorama
se ha visto poblado por menores leyes de mena y yacimientos de cada vez más
difícil acceso debido a su profundidad, complejidad geológica y distancias
remotas, así como por acciones sociales y políticas adversas. Los datos
estadísticos de U.S. Geological Survey (USGS) sugieren que durante el siglo
pasado, la producción mundial de minerales ha sido de demanda intensa y a
bajos precios. La figura 1 y la tabla 1 muestran las relaciones de
producción/precio (expresado en US$ 1998) de cuatro minerales: aluminio,
cobre, sulfuro y potasio durante el siglo XX.

Fig. 1

2
Los incrementos específicos de producción durante este período fueron:
aluminio, 3,250%; cobre, 2,465%; potasio, 3,770%; y sulfuro, 6,000%. Durante
el mismo período, los precios decrecieron: aluminio (89,7%); cobre (75,0%);
potasio (93,9%); y sulfuro (89,4%). Los efectos de la tecnología en el uso y
suministro de minerales dentro la economía globalizada, con productividad,
eficiencias y economías de escala, han ocurrido a despecho de las predicciones
de escasez de los mismos. Avances tecnológicos, inovaciones y capitales de
inversión han ocasionado el crecimiento de las reservas de cobre en el siglo
XX, incrementando exponencialmente de 80 millones de toneladas métricas
(Mt) en 1930 a 480 Mt en 2000 (ver tabla 2) (Edelstein, 2001, p. 57).

Avances en tecnología tuvieron un papel significativo en las tendencias


(“trends”) de producción, precios y reservas. Cuando una industria, como la del
cobre, es de capital intensivo y se ha invertido grandes sumas de capital en
locaciones o equipo, los inversionistas tienden a tener un incentivo a perpetuar
la industria, invertiendo en tecnología para asegurar o expandir sus mercados,
aumentar sus ingresos, reducir sus costos, e incrementar productividad; a no
ser que los incentivos económicos sean afectados por acciones no-técnicas
como las sociales y políticas. La figura 2 muestra, por cada década, el
crecimiento de consumo per cápita de cobre empezando en 1900. Este se
calcula dividiendo la producción mundial de cobre (por un año dado) por la
población mundial (de ese mismo año).

3
Fig. 2

El efecto de la combinación de aumentos de población y consumo de cobre por


persona, con el tiempo, sería no-sostenible y conduciría a una escasez de
cobre. Sin embargo, este efecto no ha sido el caso. La figura 3 muestra la
producción de cobre en el ámbito mundial durante el siglo XX.

Fig. 3

4
La producción de cobre refleja ambos aumentos de demanda basados en
crecimiento de población e incremento de uso intensivo. En 1900, la producción
minera fue de 500.000 toneladas métricas (t) de cobre provenientes de menas
en vetas de alta ley (2,5% de cobre); en 1930, la producción se cuadruplicó
hasta 2.000.000 t de cobre, y una proporción significativa de esta producción
fue de tajos abiertos de cobre porfirítico y menas sulfuradas; y la producción de
cobre incrementó substancialmente de 2.400.000 t en 1950 a 12.200.000 t en
1998 y a 12.900.000 t en 2000 (Edelstein, 2001, p. 53).

2.1 Evaluación de recursos minerales


La exploración de minerales está basada sobre la evolución continua de
modelos de depósitos minerales. Durante la historia humana (ver figura 4), la
tecnología ha influido para prospectar por minerales (dónde y cómo) basados
en experiencias y modelajes previos o nuevos.

Fig. 3

A medida que el conocimiento aumenta y la tecnología exploracionista


progresa, el modelaje de prospección gradualmente se ha refinado: métodos de

5
prospección y evaluación llegaron a ser más sofisticados y nuevas reservas
fueron identificadas. La figura 5 representa un costo-filtro económico para
interpretar el recurso (mineral) físico como una medida significativa del mismo
para uso de la sociedad.
Fig. 5

Filtros económicos definen los límites de ley-tonelaje de recursos minerales


considerados como productibles económicamente (“E”) a un determinado
retorno (“rate of return”) de aquellos recursos que son no-económicos (“N”).
Estos filtros están basados en datos de minerales provenientes de depósitos
conocidos y usados para construir modelos ley-tonelaje (“grade-tonnage
models”). Los filtros económicos también se usan para estimar la porción del
recurso mineral aún no descubierto, el mismo que puede ser de interés, bajo
ciertas condiciones de mercado (precio), interés de retorno, y ubicación. La
figura 5 muestra la aplicación de un costo-fltro económico a la información ley-
tonelaje de una colección de depósitos porfiríticos de cobre en Alaska (USA), en
British Columbia y en el territorio de Yukon (Canadá). Los depósitos “E” son
considerados económicos a un 10% de retorno (“10-percent internal rate of
return”); es decir, tienen un costo-filtro económico de 10% (“10-percent
economic cost filter”). Los depósitos “N” son no-económicos; sin embargo,
podrían serlos, en función a menores filtros de 10%, a condiciones geológicas
(diseminación, Mina Casapalca), y al mercado globalizado (Bliss, 1993; Drew,

6
1998, p. 1, 4; Ramos, 2002).

2.2 El Caso estadounidense


La figura 6 representa el incremento aparente de consumo (uso) de 86
minerales importantes para la economía americana en el siglo XX.

Fig. 6

La figura 7 muestra la producción minera del país basada en el compósito de


índices de precios para cinco metales (cobre, oro, fierro, plomo y zinc) y siete
minerales industriales (cemento, arcillas, piedras, cal, roca fosfórica, sal, arena
y cascajo).
Fig. 7

Presiones sociales y circunstancias, como regulaciones ambientales y


deficiencias relativas de recursos minerales, iniciaron avances tecnológicos e
innovaciones tendentes a generar nuevas perspectivas económicas, las mismas
que son las razones principales para que las tendencias “trends” mostradas

7
(figuras 6 y 7) no sean contradictorias. La figura 8 muestra en conjunto el
crecimiento de la producción de cobre y el cambio de precios ($1998) en
Estados Unidos en el siglo XX.

Fig. 8

Durante este período, la producción de cobre aumentó con un crecimiento


agregado anual de 2,4%, mientras que en el resto del mundo, especialmente en
América Latina, el crecimiento de producción de cobre fue de 4,0% anual. En
1900, la minería americana produjo 275.000 t de cobre, o sea 56% de la
producción mundial, y 1.660.000 t en 2000, un 13% de la producción mundial.
Esta participación en el mercado mundial (“market share”) es irreversible.
Durante el mismo periodo, los valores (precios) muestran una tendencia
decreciente con un agregado anual de 0,6%. Durante 1905 y 1930, tres
avances tecnológicos de importancia fueron implementados: minería a gran
escala por el método de tajo abierto (“open-pit mining”), convertidores Pierce-
Smith, y flotación de menas sulfuradas (A, B, y C en la figura 9),
respectivamente. La extracción solvente-electrowinning (SX-EW) es introducida
en 1968, y expandida a mediados de los 80 (D en figura 9). Desde 1970, el uso
de oxígeno en fundiciones (“oxygen flash smelting”) reduce el uso de energía
eléctrica, reduce costos, aumenta capacidad de producción, y mejora el medio

8
ambiente reduciendo las emisiones de dióxido de sulfuro (E en figura 9). La
figura 9 representa la producción de cobre por tipo de proceso y de calidad de
mena.
Fig. 9

En 1900, la producción de cobre refinado alcanzó a 300.000 t, y el año 2000 fue


mayor a 2.500.000 t; el que representa un crecimiento agregado (“compound
annual growth rate”) de 2,2% anual. La habilidad de extraer menas de bajas
leyes fue posible gracias a los avances tecnológicos y mayor productividad, en
gran parte, como resultado del impacto tecnológico usado en la industria
minera. La figura 10 representa la implementación de la extracción SX-EW,
entre 1968 y 1998, que ha permitido la recuperación económica de óxidos de
cobre de baja ley.

9
Fig. 10

Los escombros (“stockpiles”) llegan a ser nuevos recursos para el proceso bio-
lixiviación y requieren menos mano de obra para recuperar mayores cantidades
de cobre a bajo costo. El SX-EW ha sido una mayor innovación para la
sostenibilidad de la industria del cobre desde 1985. Otros factores, como la
biotecnología, mayores inversiones de capital, la consolidación industrial, los
“joint-ventures”, los consorcios y los acuerdos laborales equitativos han
contribuido a mantener una productividad sostenible después de 1985 hacia el
nuevo milenio (Simpson, 1999, p. 126).

2.3 Tecnología y ciclo de materiales


La tecnología permite mejorar el ciclo de minerales y materiales para satisfacer
las necesidades actuales del consumidor. Las mejoras tecnológicas
frecuentemente desarrollan métodos para facilitar o mejorar la eficiencia de
exploración y desarrollo, extracción y procesamiento, y fabricación, uso, y
disposición del producto. Los avances tecnológicos han hecho posible la
recuperación económica de cobre de menas progresivamente de menor ley y
químicamente más complejas. La figura 11 representa la disminución aparente
de contenido de cobre, a escala mundial, desde 1750. Comparativamente, en el
tiempo de la Revolución Americana (1775-83), el promedio de ley de la mena
tratada fue de 13% de cobre; durante la Guerra de 1812 (1812-15), el promedio

10
de ley bajó a 9%; durante la Guerra con Mexico (1846-48), el promedio de ley
decreció a 5% de cobre; durante la Guerra Civil (1861-65), las leyes continuaron
bajando a 4%; y durante la Guerra Española-Americana (1898), menas de
cobre económicamente viables fueron de 3,5% (Groeneveld, 1998).

Fig. 11

Hoy en día, algunas menas sulfuradas contienen menos de 0,5% y menas


oxidadas contienen menos de 0,2% de cobre recuperables por el método SX-
EW. La figura 12 muestra la tendencia general de cada vez más bajas leyes de
mena alimentadas a las plantas de concentración durante el siglo XX.

11
Fig. 12

Las figuras 11 y 12 muestran la misma tendencia de decrecimiento de las leyes


de cobre. El pico alto (figura 12), asociado con la Gran Depresión económica
de 1932-33, representa el cierre de minas marginales, producción de cobre de
menas con leyes enriquecidas (“high-graded ore”), y lixiviación de escombros
antiguos. Esta tendencia de menores contenidos de cobre, normalmente sería
conducente a mayores costos de producción, ya que menas con menores leyes
requieren mayor volumen para producir la misma cantidad de cobre (metal). La
aplicación de tecnologías innovadorass han permitido reducir los costos de
producción dramáticamente (figura 8). La figura 13 muestra el ciclo del flujo de
materiales, incluyendo: extracción, procesamiento fabricación, utilización,
reciclaje, reuso y medio ambiente.

12
Fig. 13

Este ciclo es dependiente en economía de consecuencias ambientales, efectos


en la sociedad civil y el poder político relativo de los intereses en competencia.
El reciclaje decrece la escasez de cobre a través de procesos de re-uso del
material-desecho u obsoleto. La figura 14 muestra históricamente el uso de
cobre-desecho (“old copper scrap”) como porcentaje del consumo aparente de
cobre en los Estados Unidos. Consumo aparente es definido, como [producción
primaria (menas) + producción secundaria (reciclaje) + (comercio =
importaciones - exportaciones) + ajustes de reservas en metal (“stocks”)].

13
Fig. 14

2.4 Efecto multiplicador-económico y dependencia mineral


El “Western Economic Analysis Center” (figura 15) muestra para los Estados
Unidos en 1995 una producción minera valuada en $ 60 billones, contribuyendo
directa e indirectamente a la economía americana con $ 524 billones; de los
cuales $ 296 billones fueron en actividades colaterales (negocios), $ 144
billones en salarios, y $ 84 billones en impuestos (Humphreys, 2000, p. 2).

Fig. 15

14
En 2002, la minería estadounidense ha contribuido con $ 1.700 billones, que
representa un 16,3 % de su producto bruto interno (PBI) de $ 10.400 billones.
La figura 16 representa el balance económico de la producción doméstica,
incluyendo: importaciones, exportaciones, valores agregados, y reciclajes de
minerales (U.S. Geological Survey, 2002; U.S. Department of Commerce,
2002).
Fig. 16

Las figuras 15 y 16 muestran a la minería americana como a una actividad


económica sostenible y resultante de incentivos de inversión y políticas
económicas serias y transparentes. Sin embargo, el país continúa con una
dependencia globalizada de minerales selectos para su economía (figura 17).
Hoy en dia, el debate de sostenibilidad se enfoca más en PED; pero, debido al
tamaño de sus economías, el impacto minero tiende a ser mucho mayor con
menor efecto. Es decir, los PED, como el Perú, tienen una base industrial
menos diversa e innovada para promover desarrollo económico sostenible
basados en sus recursos minerales. Exportaciones de los mismos sin mayor
valor agregado e importaciones de productos finales a precios generalmente

15
más altos impactan no solo al balance del comercio internacional, sino
fundamentalmente retrasan el proceso de desarrollo económico y social
sostenibles con protección ambiental tan deseada y necesaria para un mejor
nivel de vida en los PED.
Fig. 17

2.5 El caso canadiense


Veamos un ejemplo de estímulo al sector privado por un país desarrollado. En
Canadá, la jurisdicción sobre recursos minerales es ejercitada por las
Provincias (excepto en Yukon Territory y Northwest Territories; sin embargo,
bajo la claúsula de “Control Gerencial de Recursos”, en Ottawa ambos

16
territorios están ganando poderes de independencia administrativa). Las
provincias regulan todos los aspectos de exploración y producción. El Gobierno
Federal Canadiense en Ottawa ha negociado con cada provincia acuerdos
multilateras (“Multiyear”) para el desarrollo sostenible de minerales (“MDA—
Mineral Development Agreements”). Ottawa, a través de los MDA, provee
fondos (inversiones) para mejorar la competitividad del sector mineral en cada
provincia. Este programa denominado “Super Flow—Through Shares” es de
suma importancia como factor incentivador y contribuye al desarrollo sostenible
de las economías Provinciales y Federal. En octubre de 2000, el Gobierno
Federal Canadiense introdujo un 15% de crédito al impuesto no restituíble como
adición al existente del 100% de deducciones a los gastos incurridos (uso de
capitales de riesgo) en exploraciones (“grassroots”) de minerales. Ambos
incentivos asisten al sector privado a obtener nuevas inversiones y estimular las
actividades de exploraciones en Canadá. De esta manera, Ottawa establece la
fundación base para su sector minero, con incentivos fundamentales, alentando
innovación y promoviendo desarrollo sostenible con protección del medio
ambiente (Gurmendi, 2002, p. 8-9). El descubrimiento de níquel-cobre-cobalto
en Voisey’s Bay en Labrador, Canadá, es un caso muy interesante para más
exploraciones en Canadá, no importa todo lo atractivo que sean los incentivos
en Asia, Australia o América Latina.

2.6 El caso Voisey’s Bay


Voisey’s Bay Nickel Co. (subsidiaria de Inco Limited. en St. John’s,
Newfoundland) fue establecida como una firma independiente para financiar y
desarrollar el depósito inmenso y rico de níquel, cobre, y cobalto en la
Península Labrador, Canadá. En 2001, este depósito contenía reservas
probadas de 32 Mt con leyes de 2,83% níquel y 1,68% de cobre; recursos
indicados de 91 Mt con leyes de 1,25% níquel y 0,59% de cobre; y recursos
inferidos de 14 Mt con contenidos de 1,00% níquel y 0,70% de cobre. De todos
estos recursos, 95 Mt con leyes de 1,24% níquel y 0,59% de cobre pueden ser
minados subterráneamente, y 10 Mt con leyes de 0,92% níquel y 0,72% de
cobre pueden ser producidos por tajo abierto. No fueron dadas a conocer las
leyes de cobalto para el depósito Voisey’s Bay (McCutcheon, 2001, p. 37.8;
Giancola, 2002, p. 195). Hay planes propuestos para producir 15.000 toneladas

17
métricas por día (t/d) de concentrados, los que serían transportados al complejo
fundición-refinería de Argentina con una capacidad anual de 122.500 t. Inco
firmó un acuerdo de principio con las Provincias de Newfoundland y Labrador
para desarrollar el depósito Voisey’s Bay. El acuerdo consiste de una operación
de 30 años y una inversión de $1.900 millones, con la primera producción de
concentrados en 2006. Inco está desarrollando un proceso especial
hidrometalúrgico para tratar menas sulfuradas de níquel de Voisey’s Bay. Es de
esperar que el total apoyo del Gobierno Federal asegure el desarrollo
económico sostenible de las provincias (Inco Limited, 2002). Canadá continua
muy bien posicionada gracias a sus recursos minerales con acceso a los
mercados de Estados Unidos, Europa, Japón, y otros. En 2002, la industria
minera canadiense (metales, minerales industriales, y recursos energéticos,
fueron valuados en US$ 6.4, US$ 4.9, y US$ 40.6 billones, respectivamente)
está principalmente orientada a la exportación, con casi 90% de algunos de sus
minerales exportables con valor agregado, hacia los mercados a nivel mundial
(Natural Resources Canada, 2003). Estados Unidos continuará siendo su
mayor mercado para sus minerales y tales exportaciones tienen una
significativa ventaja económica debido al intercambio monetario favorable a
Canadá. Sin embargo, el país no puede escapar las realidades de la
globalización, debido a la creciente competitividad internacional, especialmente
de los PED con mejores recursos minerales, quienes tienen sus sistemas
políticos y económicos liberalizados para atraer inversión extranjera. Canadá
puede a largo plazo lograr un concenso popular en apoyo de un desarrollo
sostenible respetando los intereses de las compañías mineras, de sus nativos, y
la preservación del medio ambiente (Gurmendi, 2001, p. 5.13).

2.7 El caso chileno


En los 80, la economía chilena estuvo paralizada (“stagnant”). En general, los
inversionistas consideraron que los riesgos políticos y económicos fueron
sumamente altos. BHP Billiton y Rio Tinto consideraron que tales riesgos
disminuyeron lo suficientemente como para invertir en Escondida en 1988; sin
embargo, ellos no pudieron conseguir financiamiento convencional en ningún
banco comercial. Eventualmente, el financiamiento fue posible a través de las
agencias gubernamentales (“import-export”) de Alemania, Canadá, Finlandia y

18
Japón, con fondos adicionales del Banco Mundial (“IFC”). Como resultado, Chile
produjo el 18% del cobre mundial en 1990, y 9 años más tarde (1999) produjo el
33% (figura 18).
Fig. 18

El cobre contribuyó de manera importante a las exportaciones chilenas. El PBI


anual de Chile creció de 2,6% (1979-89) a 7,2% (1989-99), y 5,5% en el 2002
($153.100 millones de poder adquisitivo o “purchasing power parity (PPP)” y
15,5 millones de habitantes) (figura 19; tabla 3).

Fig. 19

19
20
Este crecimiento ha sido debido a la liberalización de su mercado y estímulo a
las inversiones en su sector minero. Las decisiones macroeconómicas, como
restricciones de flujos de capitales especulativos y a corto plazo tanto hacia o
fuera del país fueron medidas necesarias para limitar los efectos
desestabilizadores del dinero caliente (“hot money”) en el cambio monetario y
en la bolsa chilena. Adicionalmente, un fondo de estabilización fue diseñado
para neutralizar en parte los efectos del “cobre fuerte” (precios altos) en el
cambio real (Humphreys, 2000, p. 5).

2.7.1 Caso Escondida


Es realmente intrigante. La Mina no tiene condiciones para establecer una
actividad económica sostenible porque el cuerpo mineralizado está localizado
en una zona árida. El enfoque de “economía sostenible” es entonces en los
lugares donde radican los empleados, específicamente en la capital de La
Región II, Antofagasta. Los impuestos (renta) son usados para mejorar,
permanentemente, la infraestructura de la ciudad, incluyendo vivienda,
escuelas, y hospitales. Usando como ventajas la ubicación geográfica de
Antofagasta y la necesidad de Escondida por un puerto; Antofagasta busca su
desarrollo como un centro transoceánico (“transhipment center”) para Argentina,
Bolivia, y Brasil. Escondida viene sosteniendo actividades económicas en
Antofagasta que no dependen de la minería, especialmente en servicios de
ingeniería y electrónica que son transferibles a otros sectores de la economía
chilena, y es de esperar que continúen siendo sostenibles, aún después que
Escondida cierre. El contraste con Chile es Rusia y China, donde existen
comunidades post-minería, con hospitales y otras infraestructuras sociales sin
actividades económicas que las mantengan sosteniblemente (Humphreys,
2000, p. 7-8).

La figura 20 muestra las reservas y recursos de cobre y la figura 21 representa


la producción y leyes de menas sulfuradas entre 1988 y 2000, con producción
futura al 2014 de Escondida.

21
Fig. 20

Fig. 21

2.8 El caso peruano


La figura 22 muestra la variación porcentual del PBI de la economía peruana.
El PBI total decreció de 2,5% en 1996 a 0,2% en 2001. En el mismo período, el

22
sector minero-energético contribuyó de 5,1% a 11,2%. En 2002, el PPP fue de
$132.000 millones con 27,9 millones de habitantes (tabla 3). En la tabla 4 se
muestra la contribución del sector al PBI del país durante la década 1992-2001.

Fig. 22

Tabla 4

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, el PBI anual de la


minería metálica creció de 0,8% en 1992 a 12,8% en 2001. En el mismo
período, la contribución del cobre al PBI nacional fue mucho más intensa, a
pesar de su caída de -7,0% en 1998 (crisis brasilera), creció de 0,2% a 38,5%.
Durante el siglo XX, el crecimiento de la producción de cobre peruano fue
sumamente impresionante. La producción de cobre metal en 1903 fue 9.500 t,
en 1913 (27.800 t), en 1923 (44.200 t), y en 1933 bajó a 24.900 t debido al
efecto de la Gran Depresión Americana (1932-33); durante 1903-33, el
crecimiento anualizado fue de 5,4%; durante 1934-64, fue de 17,9%; durante

23
1965-95, fue de 4,2%; y durante el siglo XX (1903-2000), el crecimiento total fue
de 5.733% (tabla 5).

2.8.1 Caso Antamina


Es otra interesante operación minera en América Latina. Antamina,
originalmente de la Cerro de Pasco Corporation, fue nacionalizada por el
Estado en los 70. Después de permancer en manos de Minero Perú por más
de 15 años, el yacimiento fue estudiado, mediante 12 kilometros (km) de
perforación diamantina, para determinar su potencial minero; pero el
financiamiento para su desarrollo no fue posible. En 1998, después de su
privatización (1996), los nuevos dueños (BHP Billiton plc., 33,75%; Noranda
Inc., 33,75%; Teck Cominco Ltd., 22,5%; y Mitsubishi Corporation, 10%)
perforaron 118 km, permitiendo incrementar sus reservas de 120 a 559 Mt con
leyes de 1,24% de cobre; 1,03% de zinc; 13,71 gramos de plata por tonelada
métrica; y 0,029% de molibdeno, ó 1,8% de cobre equivalente (Baertl, 2001, p.
8; Botts, 2001, p. 1-2; Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, 2001, p. 29-31;
Ministerio de Energía y Minas, 2002, p. 35). La Compañía Minera Antamina
(CMA), logra con una inversión minera de casi $2.300 millones, la
infraestructura necesaria para tratar en la concentradora 70.000 t/d y producir
en promedio 300.000 t de cobre y 180.000 t de zinc al año. La figura 23
muestra la inserción de Antamina y su efecto en la producción futura de cobre
en el Perú.

24
Fig. 23

Antamina es operada por CMA desde el 28 de mayo de 2001, eficientemente


(Baertl, 2001, p. 12). El proceso de construcción ha significado una generación
de empleo a un nivel alto de 10.000 trabajadores y otros 30.000 empleos por el
efecto multiplicador en otras industrias de servicios. También ha generado
sinergías en turismo, agricultura, ganadería y creación de pequeñas empresas
(Baertl, 2001, p. 11-12; Botts, 2001, p. 1-6). Antamina debe ser una operación
modelo en tecnología, en prácticas ambientales, y en responsabilidad social y
empresarial. CMA implementa un programa de desarrollo comunitario en toda el
área de influencia de Antamina, con el objetivo de que las comunidades
encuentren y lideren sus destinos hacia un desarrollo sostenible, con logros de
mejores niveles de vida aún después del cese de operaciones. El enfoque de
“economía sostenible” debe ser notable entre Yanacancha, Huarmey y el
puerto minero de Punta Lobitos, si se tiene en cuenta la ventajosa ubicación
geográfica de Huarmey, principalmente, y podrían desarrollar otros mercados,
especialmente en servicios de ingeniería y electrónica transferibles a otros
sectores de la economía peruana.

25
2.9 Formas de capital
El reto del país está en el uso apropiado de ingresos (privatizaciones,
impuestos, regalías, y otros) provenientes de sus recursos minerales, los que
son una forma de capital, al que se denomina “capital natural.” Si tal ingreso
proveniente de este capital es usado exclusivamente en consumo, no proveerá
la base para un desarrollo económico sostenible. Parte de este “capital natural”
es necesario invertirlo en reemplazo del capital ya usado en el sector. También
implicaría invertirlo en capital de estructuras: factorías, vivienda y carreteras;
capital humano: educación y entrenamiento; y capital social: estructuras
institucionales, escuelas, hospitales, y salubridad (tabla 6).

El Perú, además de conocer sobre los efectos macro-económicos y de


sostenibilidad de sus recursos minerales también debe enfocarse a sus efectos
microeconómicos. Especialmente, los impactos del sector sobre las economías
locales y regionales a largo plazo; es decir, qué “sucede” cuando los minerales
se agotan. A nivel nacional, la “renta” del sector mineral puede crear activos
(“capital assets”) en otras actividades económicas; sin embargo, el gobierno
central debe entornarse a la cultura económica del “Nuevo Milenio;”
fundamentalmente, diseñando la base para una economía sostenible después
que la actividad del sector mineral cese.

El Estado Peruano debe proporcionar un entorno legal estable y transparente,


que incluya regímenes especiales e incentivos para fomentar, especialmente, la
inversión extranjera directa; proteger y administrar sus recursos naturales
(activos) en forma eficiente para mantener su valor, protegiéndolos al mismo
tiempo contra impactos ambientales negativos y tales activos sean de beneficio
a las generaciones actuales y futuras. El Perú cuenta con capital humano,

26
conocimiento técnico, infraestructura pública y calidad de sus subsectores; sin
embargo, para enfrentar sagaz y eficazmente los desafíos de la integración
(globalización) e internacionalización debe brindar, especialmente, a su capital
humano las oportunidades de aprendizaje y capacitación continuos para su
mejor desenvolvimiento ahora y en el siglo XXI.

2.10 Prospectos de Integración económica en las Américas


En abril de 1998, negociaciones sobre el comercio libre en las Américas
(FTAA—“Free Trade Agreement of the Americas”) fueron iniciadas oficialmente
en Santiago (“Santiago Summit in April 1998”), siguiendo al acuerdo de Miami,
Florida en diciembre del 1994 en que se propone la integración de FTAA en
2005. En abril de 2001, en Quebec City, Canadá (“Quebec City Summit in April
2001”) se formaliza la evaluación de la disposición de los países de nuestro
Hemisferio a participar e iniciar las negociaciones del FTTA. Después de Miami,
América Latina ha sufrido tres mayores crisis económicas, México (1994-95),
Brasil (1998-99) y Argentina (2001-02). Estas afectaron los mercados vecinos y
hubo dudas sobre la durabilidad de las reformas económicas tan críticas para la
participación de América Latina en el FTAA (Schott, 2001, p. 8; Gurmendi,
2002, p. 42). A pesar de esas tres crisis (muy difíciles de superar), desarrollos
económicos sostenibles y sinergéticos, en un futuro no muy distante, son
posibles, y el FTAA podría generar una economía anual de alrededor de
$15.000-20.000 billones. En 2002, el FTAA, con 911 millones de habitantes ó
14.6% de la población global de 6.234 millones, ha generado una economía de
$14.800 billones, equivalente a un 31,5% del PPP mundial de $47.000 billones
(véase la tabla 3).

2.10 Desarrollo sostenible, tecnología, y globalización


Avances e innovaciones han permitido usar minerales, como silicón en “chips”
para computadoras; galio en semiconductores; y níquel, cadmio, y litio en
baterías y otros, que han tenido impactos enormes en la industria electrónica.
El proceso de industrialización en el nuevo milenio continuará usando menos
minerales y energía con un rendimiento superior, durabilidad, y competitividad.
La tecnología moderna emplea cobre de alta pureza en los sectores de
electrónica y transmisión eléctrica. El uso de cobre muy fino (nano-diámetro,

27
más pequeño que el diámetro del cabello humano) ha sido una aplicación
revolucionaria en la produccón de computadoras más pequeñas, muy rápidas,
potentes, y eficientes a costo competitivo. Recientemente, la innovación
tecnológica, en la fabricación de tales computadoras electrónicas, ha hecho que
la fibra óptica de sílica lleve información digital en fotones (“photon packages”)
en lugar de electrones (“electron packages”) por el nano-cobre. La sinergía
entre el cobre y las computadoras modernas en el desarrollo de modelos
matemáticos capaces de simular procesos metalúrgicos, con datos
experimentales, están permitiendo nuevas investigaciones en diseño de “genes”.
También, “bio-insitu-leaching” tiene el potencial de mejorar la recuperación de
recursos minerales (expandir “reservas”); pero este potencial es todavía no
realizable. Una interrogante filosófica (acaso futurista) es sobre el uso de
recursos minerales en la economía globalizada. ¿Qué sucede sí los 6.234
millones de habitantes en nuestro planeta tierra (figura 24, tabla 3) desean
alcanzar el nivel de vida de 281 millones de estadounidenses (figura 25)?

Fig. 24

28
Fig. 25

Fig. 26

Correlaciones estadísticas nos dicen que para satisfacer tales “necesidades


nuevas,” se necesitarían tres planetas tierra (figura 26). Tomando en cuenta
los desafíos de la globalización (integración) que han cambiado los conceptos
tradicionales de ventaja comparativa, importantes dimensiones de integración:
capital, comercial, comunicaciones, conocimiento, medio ambiente, sociedad y
cultura, reducción de deuda y pobreza, y otros deben constituirse como factores

29
de integración dentro de una economía global incluyente con interacciones
entre países desarrrollados (PD) y los PED.

Indudablemente, la globalización es inevitable. No hay retroceso en las


dimensiones: comunicaciones, conocimiento, medio ambiente y sociedad. Las
dimensiones de flujos de capital, bienes y servicios, comercio, y migración
requieren negociaciones y decisiones políticas entre PD y PED.

3. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
El USGS continúa compilando informaciones sobre flujos de materiales y
energía, además de otros estudios geocientíficos, desde su creación en 1879.
Las series estadísticas sobre minerales empezaron desde la última parte del
siglo decinueve (más de un siglo). La información es importante, a largo plazo,
cuando la examinamos en el contexto del desarrollo industrial, económico,
ecológico y cambio social. La experiencia pasada indica que la creatividad
humana, aplicada a minerales, ha sido un suceso disno de mención que ha
superado desafíos para satisfacer demandas crecientes de la sociedad civil por
más minerales a costo competitivo y con gran utilidad reduciendo los efectos
ambientales durante su producción y procesamiento. El suministro de minerales
se ha mantenido a través de cambios tecnológicos e innovaciones que han
incrementado eficiencias, producción y disponibilidad de recursos económicos.
Es decir, el sector mineral es una actividad física y económicamente
sustentable y aún sinergética. De acuerdo con la regla de economías de escala
(“economy of scales,”), la producción de minerales de bajas leyes es viable
usando conocimientos y tecnologías modernas e innovadoras, bajando costos,
aumentando productividad, y con uso eficiente de capitales. La relación de
precios y costos de producción bajaron paralelamente durante los ciclos de
metales en los mercados a escala mundial y las reservas de los mismos, como
en el caso del cobre, son más abundantes y el término no-renovable se hace
obsoleto. Debido a la economía globalizada, hubo aumentos de productividad y
eficiencia en la producción de minerales y uso eficiente con la ayuda de reuso,
reciclaje, sustitución, y conservación, que reducen las presiones en la
disponibilidad de los recursos minerales. El concepto de desarrollo sostenible
adoptado por la Comisión “Brundtland” explica que la idea de desarrollo

30
sostenible es satisfacer las necesidades de la presente generación sin
comprometer la habilidad de futuras generaciones de satisfacer sus propias
necesidades. A decir verdad, los intereses de las “generaciones” NO han sido
comprometidos por la producción de minerales en el siglo pasado, menos hoy
en día, y es posible que en el futuro tampoco. Una interrogante más importante
que la disponibilidad de minerales sería ¿es el sector una actividad económica
sostenible que puede proveer un mejor estándar de vida a las comunidades o
las regiones donde ellos existen y pueden servir de base a la industrialización
de un país, o simplemente proveen beneficios transitorios? La globalización ha
cambiado los conceptos tradicionales de ventaja comparativa, entonces, los
PED deben proporcionar un entorno legal estable, que incluya régimenes
especiales e incentivos (caso Canadá) para fomentar, especialmente, la
inversión extranjera directa, proteger y administrar sus recursos naturales en
forma eficiente para mantener su valor, protegiéndolos al mismo tiempo contra
impactos ambientales negativos, y para implementar todo esto, debe brindar a
su capital humano las oportunidades de aprendizaje y entrenamiento para su
mejor desenvolvimiento, enfrentando los desafíos de la globalización en el siglo
XXI, competitivamente. En casos de éxito destacan los conocimientos que
generan innovación y facilitan la adopción de tecnologías modernas como
ingrediente decisivo en el dinamismo socio-económico global. Sin embargo, el
flujo de materiales (minerales) generados en la economía globalizada afecta
significativamente el bioambiente mundial. Como la población aumenta y la
gente en el planeta Tierra aspira a un mejor nivel de vida, el planeta es alterado,
se generan desechos y el bioambiente es alterado a una escala sin
precedentes. Para suministrar futuras necesidades, los recursos deben ser
usados inteligentemente y los impactos ambientales deben ser minimizados. El
desafío, entonces, para satisfacer tales necesidades humanas en el Nuevo
Milenio, es usar los tres pilares del desarrollo sostenible: crecimiento
económico, balance ecológico y progreso social, los mismos que deben ser los
objetivos de la “Compañía Minera del siglo XXI,” frente a los desafíos y
oportunidades que la Globalización representa.

31
4. REFERENCIAS
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