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Presentación

Qhapaq Ñan I,
Taller Internacional en torno al Sistema Vial Inkaico

Desde el año 2000 en adelante se visualizan en la América andina los lugares donde el Tawan-
tinsuyu dejó sus diversos testimonios y un creciente interés por desentrañar el repertorio vial del
Inka, constituyéndose en una línea de investigación que ha aportado al conocimiento de una de
las expresiones culturales que caracterizó al Estado Inka. Esta preocupación analítica arranca
desde la obra fundacional de Regal en Perú, que prosiguen Levillier, Strube Erdmann, Rafino,
Hyslop y una serie de connotados investigadores hasta el presente. A este fecundo trabajo se
sumó en 2001 el Proyecto Qhapaq Ñan, que impulsara Perú y que sumó a Colombia, Ecuador,
Bolivia, Argentina y Chile, logrando conjuntamente en 2014 la nominación del Camino Principal
Andino como Patrimonio Mundial por parte de la UNESCO.

No obstante, y junto con los alcances críticos que han emanado desde la academia, apreciamos
también una omisión de la esfera investigativa del camino en este proyecto, en prácticamente
todos los países referidos.1 Por otro lado, se observa que los conceptos y los criterios para re-
gistrar, estudiar e interpretar esta clase de evidencias varían de acuerdo al enfoque analítico de
cada investigador o de los objetivos de un proyecto en particular, no siendo muchas veces el
centro de la focalización analítica. De igual forma, no existía el conocimiento entre los investi-
gadores sudamericanos sobre cuáles eran las características viales especíicas, variabilidades y
probables signiicaciones del conjunto vial andino. Esto redundaba en la falta de una instancia
académica, independiente, que congregara a los especialistas que investigan el Qhapaq Ñan
para presentar sus trabajos y exponer sus problemas.

A raíz de lo señalado, en un colectivo de colegas del subcontinente surgió la necesidad de im-


plementar un encuentro internacional, tipo taller, que acogiera estas inquietudes. Así, en 2014
se formó un Comité Organizador compuesto por diez miembros de Ecuador, Perú, Bolivia,
Argentina y Chile, quienes precisaron los criterios para deinir a los invitados (trayectoria y es-
pecialización en el tema), la orgánica del taller y sus objetivos. Como Chile fue el gestor inicial
del evento, este inalmente se realizó los días 23 al 26 de marzo de 2015 en San Pedro de
Atacama, denominándose “Qhapaq Ñan I, Taller Internacional en torno al Sistema Vial Inkaico”.
Contó con 25 expositores de los seis países que formaron parte del otrora Tawantinsuyu, como
también con 45 asistentes provenientes de Perú, Argentina y Chile.

1 Excepción al respecto lo constituye el Ministerio de Cultura de Perú, que desarrolla trabajos permanentes de investiga-
ción, conservación y educación en torno al Qhapaq Ñan peruano, con la participación de las comunidades locales.
8 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

El taller tuvo el patrocinio del Museo Chileno de Arte Precolombino, la Universidad Arturo Prat,
la Universidad Católica del Norte, la Universidad Nacional de Salta, el Instituto Francés de
Estudios Andinos, el Programa de Postgrado en Antropología de la Universidad Católica del
Norte y Universidad de Tarapacá, y del Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto
de la Universidad de Tarapacá. Los departamentos de antropología de la Universidad de Chile
y de la Universidad de Tarapacá, la Sociedad Chilena de Arqueología y la revista Inka Llaqta
apoyaron igualmente el taller. Además, colaboraron las secretarias técnicas del Proyecto Qhapaq
Ñan del Ministerio de Cultura de Perú y de la Universidad de Nariño de Colombia.

La reunión puso de maniiesto la importancia de la comunicación directa entre los estudiosos del
camino, junto con la necesidad de conocer sus avances investigativos, discutiéndose aspectos
teóricos, metodológicos e interpretativos. La ordenación de las mesas por países permitió que
todos los participantes tuvieran un panorama global tanto del Qhapaq Ñan como de sus ca-
racterísticas esenciales. También se generó el último día una instancia donde se compartieron
ideas y experiencias de campo, concurriendo ponentes y asistentes a distintos puntos del camino
inka en el Alto Loa.

En consecuencia, consideramos relevante la realización del taller, ya que concentró el quehacer


investigativo arqueológico en torno el tema, destacándose como un deinido objeto de estudio
dentro de la llamada arqueología vial, pero que no se encuentra ajeno a la ocupación inkaica
de un territorio. En este proceso se destacó que las poblaciones locales no son pasivas y que los
inkas ocuparon rutas preexistentes, en conjunto con la implementación de nuevos caminos. En
segundo término, se obtuvo un actualizado estado del arte sobre el particular, dando cuenta de
problemáticas globales e individuales. En tercer lugar, se trazaron algunas temáticas a tratar en
futuras versiones del taller. Por último, se logró “unidad en la diversidad”, siendo posible delinear
las singularidades de una comunidad cientíica que comenzó a fortalecerse en las jornadas de
trabajo y en las variadas actividades de camaradería. Asimismo, se acordó que los trabajos
expuestos fueran sometidos a un proceso de revisión por pares caliicados. Este propósito se
cumple con la presente edición a modo de actas del taller, las cuales comprenden los dos volú-
menes de 2017 del Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino.

El encuentro fue dedicado a la memoria y obra del colega argentino Ángel Amilcar Alberto
Manzo, uno de los impulsores del taller y miembro del Comité Organizador, fallecido repenti-
namente a ines de septiembre de 2014. En el ámbito de los reconocimientos, por unanimidad
el Comité Organizador realizó un homenaje al colega argentino Dr. J. Roberto Bárcena el día
24 de marzo, por sus importantes trabajos dedicados por más de 40 años al conocimiento del
camino inka en Argentina, cuyos detalles se presentan a continuación.

José Berenguer, Carlos González, Cecilia Sanhueza, Christian Vitry


Palabras en homenaje al Dr. Joaquín Roberto Bárcena
(San Pedro de Atacama, 24 de marzo de 2015)

Tengo el honor de introducir algunas palabras para el merecido homenaje que la Comisión
Organizadora del Taller Qhapaq Ñan I ha decidido otorgar en mérito a la trayectoria y en
reconocimiento por sus aportes a la arqueología inka al Dr. Joaquín Roberto Bárcena.

Esta ceremonia reconoce en forma simbólica, pero con la más alta investidura, la labor de este
arqueólogo radicado en Mendoza, que en las últimas décadas recibió el reconocimiento explícito
del sistema cientíico de nuestro país y de países vecinos por la labor investigativa de toda una
vida que, afortunadamente, ha podido cumplir con los postulados que sostienen el quehacer
cientíico: la investigación con intachable ética profesional y la formación de recursos humanos.
Asimismo, el Dr. Bárcena ha servido de espejo, sostén y progreso para varios discípulos, alumnos
y colegas que lo han imitado, con lo cual ha venido ya siendo tributado, si tomamos la frase de
Concepción Arenal: “El mejor homenaje que puede tributarse a una buena persona es imitarla”.

Antes de comenzar a detallar solo algunos aspectos de la prolíica actividad del Dr. Roberto
Bárcena, quiero destacar que cuando en primera instancia Ángel Alberto Manzo le sugirió la
posibilidad de un homenaje y cuando posteriormente yo hice lo propio, comunicándole la deci-
sión tomada por los colegas y referentes chilenos, expresó que lo agradecía ininitamente, pero
que –por supuesto, como era esperable en él– no se sentía merecedor de tamaña distinción por
considerar que sus productos cientíicos habían sido intensos, por cierto, pero no más de los
que también han realizado varios de los colegas que están aquí presentes. Aún así, haciendo
uso de su aplomado criterio y tratando de “ponerlo en su justo lugar”, como él mismo diría, me
comunicó la orgullosa aceptación a la distinción a la que hoy estamos asistiendo.

Comentábamos y esperábamos junto a colegas argentinos y, fundamentalmente con Carlos


González, que Bárcena no tomara el homenaje como un reconocimiento que le era conferido
por haber llegado al inal de su trayectoria como investigador, o que el mismo le signiicara
una despedida de la actividad. Por el contrario, esta distinción debe ser un reconocimiento al
mérito de sus prolíicas acciones y una distinción por haber desarrollado una labor profesional
comprometida en todo sentido con el quehacer de la ciencia arqueológica, que aún tiene enorme
potencial para el futuro. Lo mejor seguramente está por venir.

Debido a los aconteceres personales y en relación con la salud del Dr. Bárcena, damos por
descontada su pronta sanación, ya que conocemos algo de la inquebrantable fortaleza física.
Para ilustrarla, solo basta contar un dato a manera de anécdota que quizás no todos conozcan:
Roberto no solo usa medios convencionales de transporte, sino que elige también los más ex-
tremos. Desde hace años y hasta la actualidad, recorre con su cuatriciclo todos y cada uno de
los rincones de la cordillera muestreados en las áreas de sus proyectos, y en una de sus últimas
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campañas, llegó a Mendoza algo dolorido en una de sus extremidades, sin haberse dado cuenta
de que tenía ni más ni menos que una fractura que le había propinado el áspero y farragoso
terreno que había prospectado; quizás ello resuma nuestro optimismo por su rápida recuperación.

Saliendo de esta informalidad, yo creo que para Roberto será doblemente gratiicante recibir
esta distinción en un marco como el del Taller Qhapaq Ñan I, donde están representadas todas
las voces de quienes se han acercado a este costal tan relevante de la arqueología andina,
como son los estudios inkaicos.

En lo que a mí concierne, cuando el Comité Organizador me delegó esta tarea comencé a pensar
cómo abordarla, porque signiicaba en lo personal una doble responsabilidad: la de dejar de lado
las subjetividades propias de la amistad y compañerismo que me unen a Roberto, para así juzgar
lo que realmente se debe juzgar; y por otra, elegir correctamente si era conveniente valorar las
actividades de la vida profesional repasando sus encomiables actividades o exponer lo que signiica
Bárcena como persona en los diversos contextos en los que ha actuado o se ha desempeñado.

Siguiendo lo que Roberto creo que querrá –y espero no equivocarme en ello– es que he optado
por la primera, apoyándome en sus trabajos como investigador, como gestor cientíico, como
docente o como arqueólogo; dimensiones que, en deinitiva, siempre primaron en el espíritu
de este homenaje. No obstante, inyectaré por supuesto algunos rasgos de su conducta que son
realmente difíciles de separar de su actividad profesional.

En primer término, permítanme excusarme por sintetizar las actividades cientíicas y de docente
investigador universitario del Dr. Bárcena, pero las mismas son demasiado extensas (casi 100
páginas); resumir su actuación profesional nos llevaría realmente más tiempo del que tenemos,
de manera que con su anuencia enumeraré solo las que a mi criterio han sido las más relevantes
de su vasta trayectoria.

Roberto Joaquín Bárcena nació en Lomas de Zamora (Buenos Aires) un 12 de octubre de 1944,
pero a temprana edad se trasladó junto a su familia a la Provincia de Mendoza y allí desarrolló
sus actividades iniciales de escolaridad. En la etapa secundaria de su formación, obtuvo los
títulos de Operador Radiotelegraista (Escuela Nacional de Educación Técnica Ing. Pablo Nogués,
Consejo Nacional de Educación Técnica), en 1962, y de Bachiller y Agricultor Enólogo (Liceo
Agrícola y Enológico D. F. Sarmiento, Universidad Nacional de Cuyo), en 1963.

Sus primeros pasos universitarios los da en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad


Nacional de Cuyo, obteniendo los grados de Profesor y Licenciado en Historia en el año 1974,
ambos con el mejor promedio de la promoción. Posteriormente, en el año 1998, obtiene el grado
de Doctor en Geografía e Historia, especialidad Prehistoria (Apto cum laude, por unanimidad del
jurado) en la Facultad de Geografía e Historia, Universidad Nacional de Educación a Distancia
de Madrid, España. Su tesis –como no podía ser de otra manera– se tituló: “La dominación
Homenaje al Dr. Joaquín Roberto Bárcena 11

Dr. Joaquín Roberto Bárcena.

incaica en el extremo austral oriental del Tawantinsuyu: estrategias del dominio inka en Cuyo”,
bajo la dirección del reconocido investigador paleolitista Dr. Eduardo Ripoll Perelló.

Desde el año 1999, ocupa el cargo de Investigador Principal del Consejo Nacional de Investi-
gaciones Cientíicas y Tecnológicas (CONICET) y ha sido además Director del Instituto de Ciencias
Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA) del CONICET en Mendoza, posición que desde el año
2005 ha obtenido por concursos nacionales abiertos, con dictámenes unánimes del jurado.
Sin embargo, debemos resaltar que su cargo de mayor gravitación para el sistema cientíico
nacional lo ejecutó hasta hace muy poco tiempo, cuando fuera designado como Director del
Centro Cientíico Tecnológico CONICET-Mendoza, por unanimidad por el Consejo Directivo del
citado centro para el período 2010-2012 y luego durante el ciclo 2012-2014, desarrollando
una prolíica performance, que en este caso beneició a las diversas disciplinas cientíicas que
desarrolla el CCT de esta provincia cuyana.

Entre otras actividades, el Dr. Bárcena se ha desarrollado además como Jefe del Grupo de
Antropología, INCIHUSA-CONICET (2005-2015), Asesor Honorario de la Comisión Nacional de
Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, Asesor Cientíico Honorario del Programa
Qhapaq Ñan Camino Principal Andino en la Ex Secretaría de Cultura de la Nación (devenido
hoy en Ministerio de Cultura de la Nación), Coordinador Cientíico del Programa Qhapaq Ñan
Camino Principal Andino de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Mendoza, Miembro
correspondiente de la Academia Nacional de la Historia, Miembro de Número de la Junta de
Estudios Históricos de Mendoza, Miembro correspondiente de la Reial Acadèmia de Bones
Lletres (Barcelona, España), por solo citar algunos de los más relevantes.
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Su profusa actividad docente le valió alcanzar la jerarquía de Profesor Titular Efectivo de Arqueología
Prehistórica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza,
casa de altos estudios en la que también está dejando su impronta como Director del Instituto de
Arqueología y Etnología desde el año 2011 hasta la actualidad. Ha sido asimismo consultor de
distintas universidades nacionales e internacionales y alcanzó el grado honorario de Profesor
Extraordinario, en la categoría de Profesor Visitante, de la Universidad Nacional de La Rioja.

Igualmente, ha obtenido numerosas becas de investigación en el país y en el extranjero, entre


las que destacan:

- Subsidio del Programa Nacional para la movilidad de profesores de universidad e investigado-


res españoles y extranjeros. Concedido en concurso internacional abierto por la Secretaría de
Estado de Universidades e Investigación (Dirección General de Universidades) del Ministerio
de Educación y Ciencia de España (abril de 2005).
- Beca (desplazamiento y alojamiento) de la Universidad Internacional de Andalucía, Sede
Iberoamericana Santa María de La Rábida, para realizar la II Maestría en Conservación del
Patrimonio. La Rábida (febrero de 2003).
- Becario ad honorem del Instituto de Cooperación Iberoamericana (1985).
- Becario de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo para realizar el Seminario de pos-
grado sobre “Las Crónicas de Indias”. Sevilla (1984).
- Becario de la misma universidad para realizar el Seminario de posgrado “Metodología de la
investigación en arte parietal prehistórico”. Palacio de la Magdalena, Santander (junio de 1984).

También ha sido merecedor de numerosas becas nacionales e internacionales otorgadas por el


Concejo Nacional de Investigaciones Cientíicas y Tecnológicas.

En lo relativo a las actividades editoriales, ha ejercido la Dirección y Edición de Xama (Unidad


de Antropología, INCIHUSA, CRICYT), publicación categoría 1 (Latindex); y también de Anales de
Arqueología y Etnología (IAE, Facultad de Filosoia y Letras de la UNCuyo) (1997-2000) (2011-
2015), incorporada al Núcleo de Publicaciones Cientíicas, CAICYT-CONICET.

Ha sido presidente de los dos últimos Congresos Nacionales de Arqueología Argentina en Men-
doza, en el mes de octubre del año 2010 y en La Rioja durante el mes de abril del año 2013.
La profesión le ha permitido colaborar además en actividades altamente sensibles relacionadas
con la defensa de los Derechos Humanos, al ser convocado por el Juzgado de Garantías Nº 5
del Poder Judicial de la Provincia de Mendoza, para la búsqueda de personas desaparecidas
durante la última dictadura militar, utilizando metodologías arqueológicas en relación con las
aplicaciones de la Antropología Forense. Asimismo ha incursionado en el campo de la arqueolo-
gía contractual, en el que desarrolló algunas experiencias sobre la evaluación de impacto sobre
bienes culturales, medidas de mitigación y/o rescate arqueológico en áreas limítrofes entre las
Provincias de San Juan y Mendoza.
Homenaje al Dr. Joaquín Roberto Bárcena 13

Ha sido galardonado con los siguientes premios y distinciones:

- Premio Cumbres de América (Cultura). Municipalidad de Las Heras (Mendoza, 20 de sept.


de 2001).
- Mención especial libro mejor impreso y editado en la Argentina bienio 1998-1999; categoría
obras de estudio y consulta, por Arqueología de Mendoza: las dataciones absolutas y sus
alcance. Cámara Argentina de Publicaciones (Buenos Aires, 17 de mayo de 2000).
- Premio Academia Nacional de la Historia. Medalla de oro al egresado con mayor promedio
en Historia Argentina y Americana de la Carrera de Historia de la Universidad Nacional de
Cuyo (y mejor egresado de la promoción. Buenos Aires, 1974).

Fue también distinguido e incorporado por sus relevantes actividades como:

- Académico correspondiente en la provincia de Mendoza de la Academia Nacional de la His-


toria (Buenos Aires, 11 de noviembre de 1997). Disertación de incorporación: “Arqueología,
historia y patrimonio cultural” (Buenos Aires, 14 de agosto de 2001).
- Académico correspondiente en Mendoza de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona,
España (Barcelona, 14 de enero de 1999).
- Académico de número de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza (Mendoza, 4 de diciem-
bre de 1998). Disertación de incorporación: Arqueología e Historia: la indagación cientíica
en los límites del registro arqueológico y de la documentación histórica (Mendoza, 24 de
septiembre de 1999).

Asimismo, fue consultado, por su experticia profesional, por diversos organismos vinculados a
la Defensa y Protección del Patrimonio Arqueológico de las Provincias del Nuevo Cuyo, Parques
Nacionales y Parques Provinciales, como las acciones desarrolladas en el Parque Provincial
Aconcagua del Noroeste de Mendoza, por solo citar uno entre tantos casos.

Dentro de la producción cientíica, posee más de 100 artículos (entre libros, publicaciones
cientíicas y de divulgación masiva) en diversos órganos de publicación nacional e internacio-
nal, que comprenden todas las etapas de la prehistoria regional del área cuyana, abarcando
los estudios de las primeras ocupaciones humanas, la época de dominación inka, las primeras
fundaciones hispánicas o la arqueología de templos eclesiásticos de épocas republicanas. En
este ítem, su último capítulo de libro en prensa y próximo a ser editado es: “Qhapaq Ñan:
Andean road system through the Collasuyu to the end of the Tawantinsuyu”, en The great Inka
road engineering an Empire, R. Matos, Comp.; S. Barrows, ed. Washington: National Museum
of the American Indian, Smithsonian.

Quiero destacar que a partir de la década de los noventa comenzó a publicar obras de singular
relevancia, como la edición de Arqueología de Mendoza: las dataciones absolutas y sus alcan-
ce, un libro que, en mi opinión, es altamente recomendable para cualquier profesional de la
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arqueología. En tal obra, Bárcena plasma con claridad sus actividades arqueológicas en diversos
momentos de la prehistoria cuyana, contrastando el registro arqueológico con experimentación
de los fechados radiocarbónicos y por termoluminiscencia por él efectuados. El resultado devino
en un excelente tratado referencial sobre los alcances y limitaciones teóricas, metodológicas y
técnicas de las mediciones isotópicas con ines cronológicos aplicados en arqueología.

Entre sus contribuciones a la dominación inkaica en la Argentina, rescatamos el tratamiento de


una perspectiva ampliamente comprensiva desde lo espacial, que comprende las tierras altas
y bajas del Centro-oeste Argentino (COA) y también la porción más meridional del Noroeste
Argentino (NOA), en los que prospectó y excavó sitios imperiales y de las poblaciones locales
relacionados con estos últimos.

Sus estudios analíticos sobre materiales en registros artefactuales de altura y sobre la funciona-
lidad de los tambos en la provincia de Mendoza, así como el registro y excavación de sitios
en la cordillera riojana solo han sido superados por el redescubrimiento y por sus importantes
aportes acerca del notable sitio Paso del Lamar, ámbito donde el Inka exteriorizó su poder a
través de una arquitectura que comprende elementos semejantes a los sitios más conspicuos
ubicados en el Kollasuyu.

Sobre la organización de eventos acerca de la problemática inka, Bárcena fue uno de los miem-
bros fundadores del Simposio Tawantinsuyu, que a partir del Congreso Nacional de Arqueología
Argentina realizado en Córdoba en el año 1999, se convirtió en un verdadero “clásico”, con
numerosas participaciones de colegas tanto del medio nacional, como de países vecinos y de
alejadas latitudes. Con ahínco y un encomiable espíritu ordenativo, participa de las coordinaciones
y organización del citado evento en los congresos nacionales argentinos. En varias ocasiones
y aun hasta estos días, le ha cabido a nuestro homenajeado la no menos compleja tarea de
edición y publicación de los resultados de las reuniones, siempre lográndolo de manera exitosa.

Para resumir, podemos decir que se le otorga la distinción a un excelente arqueólogo, de perma-
nente actualización, de incansable actividad, un gran estratega y planiicador, muy sistemático
y organizado. Un individuo irme en sus proyectos y de sólidas convicciones, con grandes cua-
lidades de liderazgo, seguro de sus acciones y, por sobre todas las cosas, una persona que se
ha distinguido por la ética, la alta responsabilidad en cada una de sus intervenciones y por su
palabra. Siempre ha mirado frontalmente a la vida. Nunca ha aguantado desplantes, agravios,
calumnias u ofensas para él o para su equipo de investigación, a cuyos miembros además siempre
les ha permitido ascender en la medida en que realicen los méritos pertinentes.

Sergio Martin*

* Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. Profesor adjunto de Antropología Social y Cultural
FCAd, Universidad Nacional de Entre Ríos.
BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, No 1, 2017, pp. 15-34, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

ARQUEOLOGÍA VIAL DEL QHAPAQ ÑAN EN SUDAMÉRICA:


ANÁLISIS TEÓRICO, CONCEPTOS Y DEFINICIONES
ROAD ARCHAEOLOGY OF THE QHAPAQ ÑAN IN SOUTH AMERICA:
THEORETICAL ANALYSIS, CONCEPTS AND DEFINITIONS

CARLOS GONZÁLEZ GODOYA

Se presentan y discuten determinados antecedentes de la INTRODUCCIÓN


investigación arqueológica contemporánea del Qhapaq Ñan
en Sudamérica, fundamentalmente referida a la temática de
la vialidad. Asimismo, se exponen las deiniciones en torno a Desde 2004 emprendimos el estudio sistemático de la
qué entendemos conceptualmente por un camino arqueoló- vialidad inkaica en la Región de Atacama, Chile. Debi-
gico. Por último, se analizan algunos criterios clasiicatorios do a este quehacer investigativo (González 2007, 2013;
de los caminos inkaicos, profundizando en sus implicancias Westfall & González 2009; González & Castells 2010;
arqueológicas.
González & Westfall 2010), surgieron algunas interro-
Palabras clave: Qhapaq Ñan, Camino del Inka, arqueología
vial, Tawantinsuyu. gantes epistemológicas referidas al estudio del Qhapaq
Ñan, que no eran respondidas, según nosotros, por la
his paper is a presentation and discussion of data regarding obra esencial de Hyslop (1984, 1992, 2014). Así, nos
contemporary archaeological research of the Qhapaq Ñam in preocupaba comprender cómo los supuestos teóricos
South America, mainly focused on paths and roads. It also eran contrastados con datos arqueológicos especíicos al
includes deinitions on what is a road in archaeological terms.
pesquisar algún tramo del camino inka en la Sudamérica
Finally, there is an analysis on Inka road classiication criteria,
deeply focused on archaeological implications. andina y, por ende, en Chile.1 De igual modo, nos inte-
Keywords: Qhapaq Ñan, Inka Trail, road archaeology, resaba entender cómo este proceso analítico derivaba
Tawantinsuyu. en la formulación de explicaciones e interpretaciones
de un discurso, en nuestro caso del Tawantinsuyu en
general y del Qhapaq Ñan en particular.
Este panorama acrecienta sus dudas por las aún
escasas discusiones teóricas desde la arqueología sobre
el Camino del Inka en Sudamérica. No obstante, se
encuentran importantes precedentes en este sentido,
tanto en obras monográicas como globales (ocupa-
ción inka de un territorio). En Chile se reconocen los
alcances metodológicos de Niemeyer y Rivera (1983),

A
Carlos González Godoy, Instituto de Investigación en Ciencias Sociales y Educación, Universidad de Atacama, Copiapó, Chile,
email: carlos.gonzalez@uda.cl
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: junio 2016.
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los usos históricos del camino identiicado por Lynch Ordóñez (2013) en el tramo de Huánuco Pampa a Ta-
(1995-1996), los aportes teóricos y metodológicos de paraco; Cavero (2014) en Ayacucho; Casaverde (2015)
Berenguer et al. (2005, 2011a) y de Castro et al. (2004), en el valle medio de Cañete; Julien (2012) y Pino (2016)
que analizan algunos tramos en el Norte Grande. analizando el camino del Chinchaysuyu y las observaciones
Asimismo, destacan el trabajo de Muñoz y Chacama de Chacaltana (2010) acerca del rol de los tambos. Junto
(2006) en los Altos de Arica, de Santoro et al. (2010) en a lo señalado, se encuentra el trabajo de Topic y Topic
el extremo norte de Chile y de Castro y Varela (2000) (2013) en relación con las redes y rutas preinkaicas del
en el Loa superior. También son relevantes los artículos norte del Perú; la redeinición del término kallanka de
monográicos de Uribe y Cabello (2005), Uribe y Urbina Barraza (2010) y su vínculo con los tampus y los deta-
(2009), como de Méndez (2007), en torno al estudio lles de Bar (2013), referidos a la afectación histórica de
de cerámica, arquitectura y lítica del camino inka del los caminos prehispánicos. Signiicativos son también
Alto Loa. Por su parte, Zori y Urbina (2014) entregan los numerosos informes del Proyecto Qhapaq Ñan del
algunas vinculaciones de la red vial inka con el sitio Ministerio de Cultura de Perú.
Tarapacá Viejo. A su vez, Sanhueza (2002, 2004, 2012) En Bolivia destacan los aportes de Avilés (2008),
visibiliza el papel de los hitos camineros (sayhuas) en la Ballivián et al. (2012), Gutiérrez (2005, 2012), Michel
creación de paisajes inkaizados en un espacio la Región (2011), Michel y Ballivián (2013) y Coben (2010). En
de Antofagasta. En tanto que, Garrido (2016) y Pavlovic Cochabamba, Sánchez (2012) trata la visualidad infor-
et al. (2012) contribuyen a la discusión, al igual que la mativa del camino y, en el sur de Bolivia, Manzo et al.
línea de investigación desarrollada por Stehberg (1995). (2011) correlacionan actividades con características
A la par, se conocen las propuestas de Jenkins formales de los restos inmuebles del camino. En Lípez,
(2001) y Matsumoto (2008) para analizar el camino, a Nielsen et al. (2006) deinen el trazado del Qhapaq Ñan
las que no adherimos por su determinismo. En tanto, en y su incursión hacia Chile, discutiendo sobre circulación
Sudamérica sobresalen en la problemática las síntesis de de bienes y prácticas rituales camineras. Valga señalar
Raino (1981: 201-240), López (2014), Lumbreras (2014), la investigación de Erickson (2000) en Bolivia, desde la
Matos (2015), Matos y Barreiro (2015) y los trabajos teoría vial, aunque no abarca el camino inka. Por últi-
de difusión de Berenguer et al. (2011b), así como el de mo, en Ecuador iguran los trabajos de Fresco (2004),
Sanhueza et al. (2011). De la misma manera, se regis- Hocquenghem et al. (2009), Sistrunk (2010), Almeida
tran las contribuciones metodológicas para el camino (2015) y el estudio de caminos antiguos de Lippi (2000)
de López (2013), Juillard (2007, 2009) y Casaverde y en el Pichincha Occidental.
López (2009, 2010); estos últimos identiican también Aun considerando estas investigaciones y los cre-
estructuras ortogonales del camino (Casaverde & López cientes registros arqueológicos del camino en Sudamérica,
2013). En Argentina se distinguen las especiicaciones observamos todavía una indeinición conceptual y el
teóricas y metodológicas de Raino (1981), Vitry (2000, uso por convención de ciertos términos –p. e., tambos
2004, 2007), Moralejo (2011) y Moralejo y Gobbo y chasquiwasis–, dando cuenta, desde nuestro punto
(2015), para el tratamiento del camino en el Noroeste de vista, de un tema no tratado adecuadamente en el
Argentino. A ello se agrega el estudio de Fernández Do proceso investigativo del Qhapaq Ñan.2 A raíz de esta
Rio y Ochoa (2010) en la Quebrada de Humahuaca. situación, consideramos que la nomenclatura existente
Del mismo modo, en el centro oeste argentino están sobre el sistema vial inka es más funcional que deini-
los trabajos sistemáticos de Bárcena (1993-1998, 2002; toria, con una fuerte incidencia del enfoque historicista
por mencionar algunas de sus obras), García (2011) y (sensu McEwan 2006). Esto se une a la falta de discusión
Martin (2010, 2015a, 2015b). sobre qué se entiende por un camino arqueológico, como
En Perú se cuentan las investigaciones de Matos también respecto a la conceptualización teórica de la
en Junín (1992); Coello (2000) en San Damián; Kendall totalidad de los componentes arqueológicos del Qhapaq
(2000) en Ollantaytambo; las relexiones geográicas Ñan, problemática que analizaremos en futuros trabajos.
inkaicas de Saintenoy (2013) desde un camino del Por consiguiente, en este ensayo se presentan y
Apurimac; las aportaciones de Amado (2015a [2014], discuten, sucintamente, determinados antecedentes
2015b [2014]) en Cusco; Astuhuamán (2010) en la Sierra terminológicos de la investigación arqueológica contem-
de Piura; Serrudo (2002, 2010) en Taparaku y Haytara; poránea del Qhapaq Ñan en Sudamérica. Igualmente,
Arqueología vial del Qhapaq Ñan / C. González 17

se exponen y analizan las deiniciones en torno a qué


comprendemos por un camino arqueológico, detallando
algunos aspectos clasiicatorios de los caminos inkas, en
la dirección de aportar a una arqueología vial del Qhapaq
Ñan desde el ámbito teórico y conceptual.

¿QUÉ ES UN CAMINO ARQUEOLÓGICO?

Como señalamos, la explicitación sobre qué se con-


ceptualiza cuando se alude a un camino arqueológico
corresponde a una faceta poco tratada en la literatura
especializada en Sudamérica, salvo por destacados tra-
bajos orientados a expresiones viales preferentemente
prehispánicas e inkas (Hyslop 1984; Schreiber 1984,
1991; Oyuela 1990; Beck 1991; Wallace 1991; Cardale
de Schrimpf 1996; Cardale de Schrimpf 2000; Erickson
2000; Herrera 2000; Lippi 2000; Vitry 2000, 2004, 2007;
Castro 2004; Castro et al. 2004; Fresco 2004; Isbell &
Vraninch 2004; Berenguer et al. 2005; Botero 2006,
2007, 2008; Avilés 2008; Pimentel 2008; Sánchez 2008;
Juillard 2009; Manzo et al. 2011; Moralejo 2011; Rivera
2011; entre otros). Concomitantemente, encontramos
Figura 1. Ejemplo de “culunco” ecuatoriano. Parque arqueológico
estudios dedicados al tráico caravanero (Núñez 1976; y ecológico Rumipamba, Quito, Ecuador (fotografía de Dinora
Núñez & Dillehay 1995 [1979]; Nielsen 1997; Núñez Vergara, 2013). Figure 1. Example of an Ecuadorian “culunco”.
& Nielsen 2011; entre otros), que también aportan a la Rumipamba Archaelogical and Ecological Park, Quito, Ecuador
(photo by Dinora Vergara, 2013).
problemática de la vialidad prehispánica.
Siguiendo estos textos, es factible desarrollar una
línea de entendimiento sobre la vialidad, comenzando probablemente, en el marco del Ingañan (Lippi 2016,
desde las expresiones materiales de las rutas. En esta comunicación personal); evidencias que se suman al
perspectiva, en un estudio de caminos arqueológicos de reconocido Qhapaq Ñan ecuatoriano (Hyslop 1984:
Colombia se menciona que una senda, trocha o vereda 19-36; Fresco 2004; entre otros). Esto es importante
se origina primero como la expresión morfológica de de considerar, porque en el contexto del camino inka
una huella, “producida por el desgaste erosivo del suelo, una senda constituye una vía de comunicación y una
en respuesta al continuo tránsito, ya sea del hombre expresión física no menor dentro de este sistema vial,
o de animales, por una franja de camino determina- como lo corroboran Berenguer et al. (2005) en el Alto
da. La presencia de un móvil, a través de una huella Loa, Chile, y como lo comprobamos en un extenso
física, introduce el concepto de vía de comunicación” tramo del desierto meridional de Atacama (González
(Correa 2000: 32). 2007) (igs. 2 y 3).
En una dirección similar, se indica que las sendas Si bien en Chile apreciamos una conceptualización
pedestres de las rutas tradicionales de los Andes ecua- inicial sobre los caminos inkaicos (Castro et al. 2004;
torianos, conocidas como chaqui ñan o camino de pie Berenguer et al. 2005), en Colombia, ante la convivencia
(Lippi 2016, comunicación personal), son formadas por de caminos prehispánicos e históricos, Botero sostiene
el paso reiterativo de viajeros y animales (Fresco 2004: que existen vaguedades sobre el término camino:
20). Dentro de ellas están los culuncos (Lippi 2000),
nombre de las zanjas o trincheras profundas, angostas y
El concepto mismo de camino, vía de comunicación, ruta,
erosionadas, de data preinkaica (ig. 1), implementadas trocha o sendero, toma muy distintas connotaciones, no sólo
por los Yumbos o culturas más antiguas y reutilizadas, en cada uno de los autores sino a lo largo de los mismos
18 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Figura 2. Senda del Camino Inka en dirección al sureste. Pampa del Carrizo, Región de Atacama (fotografía de C. González, 2012).
Figure 2. Path of the Inka Trail, toward the Southeast. Pampa del Carrizo, Atacama Region (photo by C. González, 2012).
Arqueología vial del Qhapaq Ñan / C. González 19

rial, de una ruta de viaje que posibilita la comunicación


entre puntos o áreas de actividad (Trombold 1991: 3).
Realidad innegable, pero que remite un camino solo a
la infraestructura (Argounova-Low 2012: 201) y obvia
su gravitación simbólica, enfatizando una perspectiva
funcionalista. En tanto, otros acercamientos reieren
que la generación de paisajes, entre ellos los caminos
y los senderos, debe ser entendida en el marco de los
sistemas de pensamiento (Erickson 2000: 316-317, en
Sánchez 2008: 38). Complementariamente, se postula
dentro de la teoría caminera que las huellas, las sendas
y los caminos deben ser comprendidos como paisajes
en movimiento (Snead et al. 2009). Con anterioridad
se planteaba, en un trabajo pionero en Chile (Massone
1980: 4), que las redes viales constituían una persistente
trama de vínculos o estructuras de movimientos, con
un extenso rango temporal.
Para Fournier (2006: 27), senderos, caminos y
rutas son una expresión formal que los grupos emplean
para organizar el espacio social desde lo geográico. Más
bien diríamos junto a lo geográico, ya que “lo social” y
“lo espacial” son caras opuestas de una misma moneda
según Berenguer (2004: 20), retroalimentándose mutua-
mente y deiniendo una dialéctica socioespacial (Pillet
Figura 3. Senda del Camino Inka en cerro Indio Muerto, El 2004: 150). Tomando en cuenta estas consideraciones
Salvador, Región de Atacama (fotografía de C. González, 2004).
sociales de los caminos, concordamos con Erickson
Figure 3. Path of the Inka Trail in cerro Indio Muerto, El Salvador,
Atacama Region (photo by C. González, 2004). (2000: 17) al señalar que:

Los caminos encauzan y dirigen la actividad humana de una


textos; en general, estas palabras y categorías se utilizan como manera cultural apropiada. Los caminos son “un modelo
sinónimos –cuyo uso, la mayoría de las veces, es valorativo de” y “un modelo para” una sociedad, puesto que son un
y no descriptivo–, y prácticamente en ningún caso se realiza elemento de la isonomía permanente del ambiente. En
una deinición explícita de ellas (Botero 2006: 267). este sentido, los caminos no son un simple “relejo” de las
instituciones sociales, políticas, económicas y culturales sino
que más bien cumplen un papel activo en, la estructura de
Para el desierto de Atacama se menciona un tipo
la vida diaria de las personas y de los grupos (Tilley 1994;
de camino prehispánico anterior al Inka, los sende- Ingold 1993; Bender 1998).
ros simples y múltiples del tipo rastrillo (Muñoz &
Briones 1996: 55-56). Por otro lado, Berenguer et al. A partir de estos postulados, nuestra deinición de ca-
(2005) fundamentan conceptos como ruta, vía, senda mino arqueológico, incluyendo al Qhapaq Ñan, precisa
y sendero, al igual que Casaverde y López (2009, 2010, que un camino de esta naturaleza es:
2013) en Perú, que deinen segmento, tramo, subtramo,
camino reconocido, trazo de camino y posible ruta de 1. Producto de las prácticas sociales del pasado y posee
camino; términos que son utilizados en una guía de una identidad singular; genera interrelaciones y
relevamiento caminero (López 2013: 70-72). Previa- signiicados sociales, no necesariamente uniformes.
mente, Hyslop (1992: 39-40) reconocía tramos con
elementos constructivos y trazas originales intactos y 2. Como expresión vial, material e inmueble de las
tramos únicamente con la traza intacta. interacciones humanas, un camino en sus distin-
Desde las deiniciones funcionales se ha determinado tas manifestaciones (sendas, senderos y caminos
que un camino corresponde a una evidencia física, mate- como tales) es constitutivo de toda sociedad, sin
20 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

ser exclusivo de una determinada formación so- dad un itinerario cultural (Suárez-Inclán 2003;
ciopolítica (p. e., Estado). Martorell 2003a, 2003b, 2008; Martínez, G. 2009;
Martínez, C. 2010; Feliú 2011), tal como acontece
3. Un rasgo lineal, inmueble, superficial –con la con el otrora Qhapaq Ñan en varios lugares de la
salvedad de los culuncos o los “canalones” co- Sudamérica andina.4
lombianos (Cardale de Schrimpff 1996: 9)– y
comúnmente visible de una vía de comunicación Asimismo, un camino articula en forma simétrica:
que ha modiicado una franja extensiva de terreno,
contemplando de uno a varios espacios y adqui- 12. Una ruta especíica, deinida secuencial y espacial-
riendo características monumentales, en términos mente.
de creación signiicativa.
13. Las expresiones materiales de una vía: sendas y/o
4. Ha sido concebido en un evento –o etapas sucesi- huellas, senderos y caminos que tienen un carácter
vas– por una o varias comunidades, relacionadas “inherentemente performativo” (Turnbull 2007: 143).
con ines políticos, económicos y ceremoniales.
14. La presencia o ausencia de construcciones aledañas,
5. En el caso de sucesivos entramados viales, estos traen evidencias muebles diversas, entre otras.
consigo la yuxtaposición de diferentes narrativas,
desarrolladas en el marco de paisajes en movimiento 15. El recorrido pedestre sensoexperiencial de las personas
(Snead et al. 2009), que son pluridiscursivos. que transitan bajo deinidas pautas culturales –entre
ellas su funcionalidad–, con una particular narrativa
6. Conceptualizado como un espacio multidimensional, social y en un período limitado de tiempo. Por narra-
un camino interrelaciona continuamente espacios tiva entendemos no solo los motivos personales de un
geográicos, paisajes culturales y entornos sociales viaje (Argounova-Low 2012: 195-198), sino también
diversos (Manzo et al. 2011: 138-139). los códigos culturales de un grupo de viajeros y la
información para otros; aspectos difíciles de pesquisar
7. Vincula fundamentalmente personas, asentamientos, arqueológicamente en sociedades desaparecidas. Sin
actividades y lugares –relacionales, de identidad e embargo, compartimos el planteamiento de que un
históricos (Augé 2004: 83)–, en tiempo(s) y espacio(s) camino sintetiza y dinamiza una concreta narrativa
determinado(s).3 social espacializada (Turnbull 2002).

8. Conecta territorios, posibilita el transporte y la Comprendemos un camino arqueológico en un sensu


circulación de bienes y productos, al igual que los lato y no moderno, puesto que: “En su acepción in-
intercambios entre distintas sociedades. genieril, se habla de camino cuando ocurre un hecho
constructivo, esto es, la conformación de una banca, una
9. Puede representar un instrumento de dominación calzada y un sistema de drenaje” (Correa 2000: 32). De
en un contexto histórico especíico. ahí que nos distanciemos de tipologías deterministas
e interpretativas de rutas informales y formales, y de
10. Responde a un solo propósito o a un conjunto de las subdivisiones de estas últimas como “caminos” y
objetivos, manifestando un uso restrictivo o colectivo, “calzadas” (Trombold 1991: 3), que parten de una pers-
aunque por lo general cumple ines comunitarios pectiva ingenieril y moderna. Para nosotros, un camino
de largo plazo. arqueológico engloba distintas manifestaciones de na-
turaleza vial: senda, senderos y caminos propiamente
11. Como testimonio arqueológico, se presenta habi- tales, diferencias que responden a nociones descriptivas,
tualmente inactivo. También puede ser ocupado con de acuerdo a su materialización especíica como vía de
posterioridad a su activación inicial, modiicado en comunicación en términos arqueológicos. En conjunto,
distintas etapas o reutilizado a lo largo del tiempo apuntan frecuentemente a un sistema caminero, con sus
en términos de su ruta, especiicando en propie- particulares denotaciones y connotaciones.
Arqueología vial del Qhapaq Ñan / C. González 21

Concuerdan con lo dicho Botero (2007: 344), redes camineras guiaron la expansión del estado mediante
Huiliñir (2015) y Gabelmann (2015). Esta última autora la construcción de asentamientos a lo largo de las rutas
indica, desde un estudio etnoarqueológico en Bolivia, por las cuales los recursos eran transportados hacia las
que: “Los caminos transitados se presentaron en una áreas interiores o hacia otras fronteras del estado”; así
variedad inmensa y poco formalizada” (Gabelmann 2015: se subraya que la infraestructura vial inkaica (caminos
45). Por otra parte, Huiliñir precisa en una investigación longitudinales, transversales y laterales) permitía, además
sobre senderos pehuenches en Chile que: “Los caminos de comunicaciones internas expeditas y el transporte
–o rüpü para los pehuenches– constituyen un concepto de recursos, una visión integrativa.
global que remite a las redes viales en su conjunto”
(Huiliñir 2015: 62). En esta misma línea, Matos (2015: Características y clasiicaciones
12) señala con respecto al Qhapaq Ñan que: “Ñan es
palabra quechua y signiica camino; cualquier tipo de La iliación inka de un camino es plausible gracias a las
camino, desde los pequeños senderos, casi imperceptibles, características del trazado y a la asociación con cons-
hasta las vías formales, construidas con alta ingeniería”. trucciones y materialidad mueble distintiva (Hyslop
Hyslop (1984: 3) entendía el camino inka desde estas 1984, 1991: 31-32). Igualmente, se acepta que un camino
deiniciones. Retomaremos esta discusión más adelante. inkaico incluye cualquier ruta con o sin formalización
constructiva utilizada en época inka y relacionada con
sitios del Estado inka (Hyslop 1992: 32).
DEFINICIONES Y ALCANCES DEL Por nuestra parte, entendemos por ruta el rumbo
CAMINO INKAICO o derrota de un viaje (drae 1997: 981), el itinerario
(Berenguer et al. 2005: 14), que puede integrar una o
Esta red de caminos era conocida como Qhapaq Ñan, varias vías de comunicación y tráico, no necesariamente
Inka Ñan o Jatun Ñan, conceptos quechuas traducidos implementadas en un mismo tiempo. Estas vías, reco-
como Camino Real, Camino del Inka o Camino Común, rridas en forma regular y pedestre, son las expresiones
respectivamente (Gonçalez Holguín 2007 [1608]: 120, físicas de la ruta inka, las cuales pueden desglosarse en:
148, 280), los cuales se ocupan como términos sinoní- camino –calzada en un sentido lato– (despejado, amojo-
micos.5 Ellos pueden englobarse en una denominación nado, empedrado, etc.; Raino 1981; Hyslop 1984; Vitry
generalizada desde el siglo xvi: Camino del Inka (Pease 2004; entre otros); senda (huella estrecha formada por el
2007: 86). Debe su nombre por pertenecerle simbólica y tránsito de personas y animales) o sendero (generalmente
efectivamente al Sapaq Inka (Çapay Inca çapay apu. El tropero y marcadamente geomórico; Berenguer et al.
rey desta tierra; Gonçalez Holguín 2007 [1608]: 77). Su 2005: 14); presentándose en distintas combinaciones
importancia era tal que: “toda la estructura del Imperio dentro del Qhapaq Ñan (Fresco 2004; Berenguer et al.
se apoyaba en esta red de caminos que no tiene réplicas 2005; Juillard 2009; Manzo et al. 2011; Moralejo 2011;
entre los estados antiguos de la humanidad” (Raino entre otros). Estas especiicaciones han explicitado la
et al. 2001a: 494). Su funcionamiento se consolidó en variabilidad del sistema vial inkaico, pero también se
el siglo xv y estaba formada por al menos 23.000 km han destacado estas diferencias por las condiciones
(Hyslop 1992: 19), ocupando un gran número de rutas disímiles del terreno andino (McEwan 2006: 115; Regal
preexistentes de diversas sociedades andinas y activando 2009 [1936]). Si bien constituyen un factor a tomar en
otras. Tradicionalmente se mencionan dentro del Qhapaq consideración, no representan una condición sine qua
Ñan: “dos rutas principales que tienen una dirección non para sostener las características variables de los
general N-S; el camino de “La Sierra”, que transcurre caminos inkas, por su orientación unicausal y logística.
por la cordillera de los Andes, altiplano de Bolivia y Desde nuestras concepciones, junto con sortear
Noroeste Argentino y el de “La Costa”, que lo hace por distintos escenarios geográicos, lo cual es patente, el
el poniente de Los Andes, entre el Océano Pacíico y las Camino del Inka se desenvuelve con los espacios geo-
montañas” (Raino et al. 2001a: 494). gráicos y los paisajes culturales (sensu Snead et al. 2009),
En términos funcionales, Dillehay y Netherly (1998 representando elementos signiicativos para comprender
[1988]: 17) especiican que: “Como D’Altroy y Earle (1985), conceptualmente un territorio y una geografía sagrados
Hyslop (1984) y Morris (1972) lo han demostrado, las para los inkas (Rostworowski 1986; Schobinger 1986;
22 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Regalado 1996; Van de Gutche 1999; Bauer 2000; Vitry Aparte de las vías con trabajos empedrados en el
2000, 2007; Sanhueza 2002, 2004, 2012; Santillana 2012; Qhapaq Ñan, Hyslop (1984: 225-229, 240-242; 1992:
Saintenoy 2013; Pino 2016; entre otros); conjunción que 58-65) reconoce: hileras de postes de madera; hileras
se expresa en el marco de una ritualidad paisajística (Gil de piedras; sendas en la arena; caminos señalizados por
2008), que debe pesquisarse para cada caso. Dentro de pilas de piedras; caminos con muros laterales en piedra,
este contexto, y de acuerdo a la acotada duración del adobe o tapia; caminos con bordes señalizados por hi-
Tawantinsuyu, se comprende que: “la deinición de un leras simples de piedra; y rutas con trazas despejadas,
paisaje sagrado era un proceso dinámico, como lo fue con muros de retención y zigzags. Estas expresiones
en el valle del Cuzco” (Julien 2012: 157), por lo que el camineras recorrían y trasponían una serie de accidentes
camino actúa como un instrumento, siguiendo a Julien naturales de la geografía andina, como lo hacían también
(2012: 164), de ingeniería sociopolítica. puentes y túneles (Rowe 1946: 232-233; hompson &
A partir de lo anterior, el camino inkaico opera Murra 1966; Regal 1972; Mellafe 1983; Hyslop 1984:
fundamentalmente para el viajero como un derrotero 317-334, 1992: 215-244; Raino et al. 2001b; Raino et
simbólico, ritual, experiencial y relacional –en términos al. 2006; Stehberg & Sotomayor 2012: 103).
diferenciadores– con las poblaciones locales, constitu- Raino (1981: 202-205) presenta una clasiicación
yéndose también en un símbolo de poder y territoria- instrumental y descriptiva para los caminos inkaicos de
lidad inkaica, junto a sus funciones preeminentes. En los Andes del sur, consistente en: despejado; despejado
consecuencia, el camino vincula experiencialmente y amojonado; encerrado por muros (y con graderías);
el mundo fuera del Cusco con el centro del poder del empedrado; adoquinado (con o sin desagüe); con
Tawantinsuyu (Kaulicke 2004: 337). Por eso compartimos taludes; escalonado y con rampas. Vitry (2004) anexa
que: “El camino es para ser visto desde fuera y desde amojonamiento lateral en llanuras, en cornisas o en
dentro, al pisarlo, al transitarlo, al vivirlo” (Fonseca & zonas de transición entre llanura y cornisa; muros de
Alonso 2006: 2). Por consiguiente, concebimos el camino contención o retención, muros de protección; elimina
inkaico como un espacio ideológicamente experimentado el adoquinado; incorpora el escalonado con curvas, los
(sensu Ananchev 2013). empalmes, drenajes en función del camino (canales
En la red vial inka se han destacado los caminos y acequias) y caminos con estructuras asociadas. Se
empedrados o pavimentados con piedras y lozas hori- agregan la calzada sobreelevada o terraplén y las gradas
zontales, debido a las menciones de algunos cronistas o zigzagueo (Manzo et al. 2011: 63).
y su alta frecuencia en el núcleo cusqueño (Rowe 1946: Estas deiniciones se expresan también en combi-
230) y las tierras altas (Nair & Protzen 2015: 216). Sin naciones y particularidades, como lo singulariza Sánchez
embargo, se han registrado en otros sectores de Perú (2008: 229) para Cochabamba: “camino airmado de
(López 2013: 95-96), como también en Ecuador (Fresco tierra, camino con borde alzado con uno o dos bordes
2004), Bolivia (Manzo et al. 2011) y, minoritariamente, de piedra, camino empedrado, camino amurallado,
en Argentina (Raino 1981, 1991; Vitry 2004) y Chile camino amurallado y empedrado, camino con rampa
(Santoro 1983; Castro 1992; Santoro et al. 2010). Los en ladera y empedrado, camino con rampa en ladera
caminos empedrados fueron relativamente cortos, con y muro lateral, camino empedrado con escalinatas”.
excepciones, implementándose desde tiempos preinkaicos Por su parte, Regal (2009 [1936]) reconocía las
en los territorios húmedos (Lumbreras 2014: 35). Con variabilidades del camino por el propósito de acortar
esta clase de caminos en Perú se encuentran canales distancias y atravesar accidentes geográicos, desta-
de desagüe o alcantarillas (Rowe 1946: 230; Cavero cando el trazado en línea recta como rasgo principal.
2014: 479), presentes también en Ecuador, Bolivia y Generalmente se destaca la existencia de caminos y
Chile (Muñoz & Briones 1996: 57; Jaimes & Gutiérrez senderos, argumentando que el Inka los utilizó como
2000: 237; Fresco 2004: 36-37; Avilés 2008: 196-200; expresiones físicas para deinir su vialidad, “y en muchos
Hocquenghem et al. 2009: 59, 75, 77; Manzo et al. 2011; casos la misma ruta varía desde un camino formalmente
Sánchez 2011).6 Otro dato que podemos mencionar, aun construido a un simple sendero dentro de unos pocos
cuando no era una práctica generalizada, es la presencia kilómetros” (Hyslop 1991: 29) (igs. 4, 5, 6 y 7).
de empedrado en tramos cercanos a los núcleos pobla-
cionales (Santoro 1983: 50).
Arqueología vial del Qhapaq Ñan / C. González 23

De vías formales e informales a caminos


principales y secundarios
Desde las especiicaciones tipológicas, se deine que los
caminos corresponden a rutas formales, planiicadas,
generadas por sociedades “complejas”, mientras que los
senderos son considerados expresiones materiales de
rutas informales, no planiicadas, siendo manifestacio-
nes camineras de sociedades de “menor jerarquización
social” (Pimentel et al. 2007: 353; cf. Earle 1991, 2009;
Trombold 1991). Erickson (2000: 17) sigue en parte estas
determinaciones en su trabajo de caminos prehispánicos
de la Amazonía boliviana: “Deino a los caminos como
estructuras formales, demarcadas claramente, hechas
de una variedad de materiales, que conectan «lugares»
deinidos culturalmente. En contraste con los senderos,
los caminos son planeados deliberadamente, con límites
o bordes y a menudo son detalles importantes de la
coniguración del paisaje”.
Sin embargo, para un caso particular en Jujuy,
Argentina, Cruz y Jara (2011: 90) mencionan que el
reconocimiento de caminos y senderos no fue siempre
obvio; un problema arqueológico real, pero que también
parte de las deiniciones teórico-metodológicas que se
adopten. En lo que se reiere a Chile, constatamos el
Figura 4. Camino del Inka en Llano de San Juan, El Salvador.
uso de las categorizaciones formales e informales en Angosta senda rectilínea con alineamiento unilateral de piedras
arqueología vial (Pimentel et al. 2007: 352-353), como (amojonado) (fotografía de C. González, 2012). Figure 4. Inka
en un análisis etnográico de senderos pehuenches con- Trail in Llano de San Juan, El Salvador. Narrow, straight path with
temporáneos (Huiliñir 2015). En el caso del Qhapaq Ñan, a one-side alignment of stones (photo by C. González, 2012).
una senda de características informales forma parte de
las rutas inkaicas, reconociéndose como un “camino” en
términos conceptuales y no modernos. Aquí coincidimos
con Juillard (2009), cuando indica que materialmente
hablando es difícil probar la incidencia de planiicación
en términos arqueológicos, debido a que la preparación
física de un camino no implica necesariamente una
planiicación. Además, conceptos como planiicación
y construcción de caminos presentan variaciones de
una sociedad a otra. En consecuencia, creemos que
la estricta división interpretativa entre vías formales e
informales –no la especiicación descriptiva– responde
a una noción generada desde el presente, a partir de
supuestos teóricos derivados de una actual vialidad en
términos referenciales, categorizando dicotómicamente Figura 5. Camino del Inka, Región de Atacama. Corresponde a
la variabilidad cultural vial de distintas sociedades la senda por donde transita el autor, demarcada por dos hitos y
senderos troperos (fotografía de Christian Vitry, 2010). Figure
prehispánicas e indígenas. 5. Inka Trail, Atacama Region. he author walks along the path,
Una concepción disímil de las clasificaciones demarcated by two stone landmarks, and parallel trails for beasts
modernas de caminos la ejempliicaban los lupaqas. of burden (photo by Christian Vitry, 2010).
24 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Figura 6. Senda en dirección suroeste, Camino Inka San Pedro de Cachiyuyo. Noreste de Inca de Oro, Región de Atacama (fotografía de
C. González, 2013). Figure 6. Path toward the southwest, Inka Trail, San Pedro de Cachiyuyo. Northeast of Inca de Oro, Atacama Region.
Arqueología vial del Qhapaq Ñan / C. González 25

De acuerdo a Bertonio (en Sánchez 2008: 107-116),


se reconocían tres tipos de caminos o thaqui: un “ca-
mino angoto”, llamado Hucchufa, kullko; un “camino
ancho”, denominado Haccancca thaqui; y el “Camino
Real” o tupu, relacionado con el accionar inka. Por
consiguiente, para los lupaqas las diferencias tipológicas
de los caminos no son deinitorias para establecer una
división entre caminos y vías informales; menos para
ser interpretadas equivalentemente con sociedades
“complejas” o “simples”. Para los lupaqas todos ellos
eran caminos, independientemente de la presencia o
ausencia de formalización constructiva.
En una línea coincidente con nuestros plantea-
mientos críticos, Erickson (2000: 37-38) reiere que:

Las redes formales de caminos a menudo han estado ligadas


a organizaciones socio-políticas complejas tales como caci-
cazgos y estados en una perspectiva evolutiva (Earle 1991;
Trombold 1991a; Spencer & Redmond 1998; Heckenberger
1996). La planiicación, construcción, uso y mantenimiento
de los terraplenes y otros trabajos de tierra estuvo necesari-
amente centralizada bajo un estado o cacicazgo. Creo que
sería un error equiparar a los terraplenes formalizados con
estados y a los caminos informales con sociedades simples. Figura 7. Camino del Inka, Región de Atacama. Traza despejada y
La organización laboral y las técnicas de ingeniería para con amontonamientos laterales (fotografía de C. González, 2006).
construir terraplenes no estaban más allá de la capacidad Figure 7. Inka Trail, Atacama Region. Cleared path with side stone
de grupos comunitarios pequeños. accumulations (photo by C. González, 2006).

Por estas razones, nos parece riesgoso equiparar con-


cretas manifestaciones arqueológicas camineras con con sus particularidades regionales y locales. De esta
formaciones sociopolíticas especíicas (Earle 1991, 2009). manera, el Qhapaq Ñan connota el poder del Inka y la
Esto no quiere decir que neguemos la existencia de estas síntesis de antiguas tradiciones andinas, subsumiendo
deiniciones, pero ellas parten de una correspondencia en muchos casos las rutas y los caminos de las socie-
determinista y generalista, que restringe los “caminos” dades preinkaicas.
solo a Jefaturas y Estados, descartándolos de otra clase Similar situación puede establecerse para las cla-
de sociedades (Earle 2009: 259, 268-269). Al respecto, siicaciones de caminos de primer o segundo orden,
cabe precisar que el Qhapaq Ñan presenta en Sudamérica primario y secundario, principales y menores, reales y
una diversidad de expresiones físicas viales, tanto de las secundarios (Rowe 1946: 229-230; González 1980: 70-
llamadas vías formales como informales (Raino 1981; 71; Raino 1981: 214-217; Agurto 1987: 38-40; Hyslop
Niemeyer & Rivera 1983; Santoro 1983; Hyslop 1984; 1992: 106-125; D’Altroy 2003: 290; entre otros). En una
Hyslop & Rivera 1984; Lynch & Núñez 1994; Stehberg posición distinta, Coello y Díaz (1995: 132) sostienen
1995; Vitry 2000; Raino et al. 2001a; Castro et al. 2004; que especiicar cuáles caminos inkaicos son principa-
Fresco 2004; Berenguer et al. 2005, 2011a; Muñoz & les o primarios y regionales o secundarios constituye
Chacama 2006; Nielsen et al. 2006; González 2007; una difícil respuesta. Martin (2002-2005: 33) también
Avilés 2008; Sánchez 2008; Hocquenghem et al. 2009; cuestiona estas deiniciones, proponiendo el uso de
Santoro et al. 2010; Manzo et al. 2011; Moralejo 2011, categorías que no maniiesten jerarquías. Postulado
2012; Pavlovic et al. 2012; López 2013; entre otros). Lo que compartimos, porque estos criterios dependen, por
anterior no implica una derivación evolutiva de sen- lo general, del soporte interpretativo de los cronistas
deros a caminos (Earle 1991), sino más bien denota las (Rowe 1946; Iribarren & Bergholz 1972-1973; Gon-
características de un sistema vial estatal, premoderno, zález 1980; Raino 1981; Hyslop 1984; D’Altroy 2003;
26 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

7.150.000 R E G I Ó N D E A N T O FA G A S TA

Quebrada del Carrizo


Pampa del Carrizo
R E G I Ó N D E ATA C A M A
Quebrada del Ochenta
Quebrada de Doña Inés Chica Cachiyuyo
7.100.000
EL SALVADOR Cerro Indio Muerto
Llano San Juan

DIEGO DE ALMAGRO Río de La Sal


Pampa del Inca
Sierra Caballo Muerto

Probable Ruta Transversal


7.050.000 Quebrada de Chañaral Alto

INCA DE ORO

Tres Puntas

Quebrada Salitrosa

7.000.000 Medanoso

Llano de Llampos

Llano La Brea Llano de Chulo


ARGENTINA

COPIAPÓ

COPIAPÓ
0 40 km

6.950.000
350.000 400.000 400.500 500.000

SIMBOLOGÍA

Ruta Inka prospectada y Camino Lateral Proyección


reconocida en la Región de Atacama Qhapaq Ñan Camino Lateral

Figura 8. Reconstrucción de la ruta inkaica longitudinal en la Región de Atacama, con la ubicación de un camino lateral y una probable
ruta transversal inka. Figure 8. Reconstruction of the original Inka route in the Atacama Region, including the location of a lateral road
and a probable transversal Inka path.
Arqueología vial del Qhapaq Ñan / C. González 27

Figura 9. Senda angosta y recta del Camino Inka, al norte del oasis de Finca de Chañaral, Región de Atacama (fotografía de C. González,
2015). Figure 9. Narrow, straight path of the Inka Trail, north of the Finca de Chañaral oasis, Atacama Region (photo by C. González, 2015).

Hocquenghem et al. 2009; entre otros), con los sesgos Estas apreciaciones no pueden extenderse a toda
que ello implica (Ramírez 2008: 7). Sin embargo, esto la vialidad estatal inka (p. e., Martin 2002-2005: 33). Así
no le resta importancia a las fuentes etnohistóricas. En lo atestigua el Qhapaq Ñan del extremo meridional del
este sentido, nuestras observaciones se dirigen más bien desierto de Atacama que estamos investigando. Presenta
a la ponderación y contrastación del dato etnohistórico una extensión de más de 170 km desde la quebrada del
(Kaulicke 2004: 332) con un registro arqueológico re- Carrizo por el norte a Copiapó por el sur (ig. 8). Prácti-
lexivo, que no parta de supuestos y evite deiniciones camente no presenta construcción formal ni un ancho de
funcionales a priori, tipologistas, como por ejemplo, en 3 o 4 m, sino menos, predominando una angosta senda
el caso de los tampus. de menos de 1 m en casi todo su trayecto (igs. 9 y 10).
En el ámbito clasiicatorio, Hyslop reiere otro Debido a estas características, y siguiendo a Hyslop,
punto para sostener la relevancia de un camino inka en sería secundario. No obstante, este extenso tramo forma
el Tawantinsuyu, el ancho: “Los caminos inkaicos que parte del camino longitudinal inkaico que viene de San
sabemos de menor importancia (ver la sección siguien- Pedro de Atacama, atraviesa el Despoblado de Atacama
te), se caracterizan por dos factores relacionados con su y llega a Copiapó (González 2007), correspondiendo
ancho. Por un lado, estos caminos rara vez tienen más al denominado “camino de la Costa” o de los “Llanos”
de 3 o 4 metros de ancho; y por el otro, largos tramos (Sanhueza 2002: 106).
de los mismos son frecuentemente de construcción no Para Hyslop (1991: 30), los grandes caminos con
formal” (Hyslop 1992: 106). un ancho considerable y frecuente pavimentado podrían
28 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

tener una signiicancia simbólica en un sentido político.


Creemos que no solo los caminos anchos y pavimentados
tendrían esa connotación, sino todos los caminos del
Tawantinsuyu, con independencia de sus características,
tamaños, anchos y funciones. Efectivamente, todos ellos
conforman un sistema vial con diferencias sintácticas y
pragmáticas, pero con una misma orientación semántica,
son los caminos del Sapaq Inka.

COMENTARIOS FINALES

Las determinaciones analizadas en este trabajo se han


asumido no solo como herramientas descriptivas, cla-
siicatorias, en la arqueología vial sudamericana –salvo
las excepciones señaladas–, sino como argumentos
interpretativos para efectuar el reconocimiento positivo
o negativo de “caminos” y para categorizar vías inkaicas
de diversa morfología. Por lo mismo, consideramos
que las estrictas tipologías entre rutas formales e infor-
males, como de caminos de primer o segundo orden,
primario y secundario, principales y menores, reales
y secundarios, han adquirido con el paso del tiempo
Figura 10. Senda del Camino Inka, al norte de Copiapó, Región
distinciones axiológicas. de Atacama (fotografía de C. González 2008). Figure 10. Path
Con lo tratado, no queremos dejar la impresión of the Inka Trail, north of Copiapó, Atacama Region (photo by C.
de que objetamos la diversidad de caminos inkaicos, González, 2008).
una diferenciación local por usos (Sánchez 2008: 107)
o la utilización de análisis micro y macromorfológicos sariamente inka, de un territorio determinado. Aunque
de caminos (Trombold 1991: 4-6). Tampoco negamos resulta innegable que la activación y funcionamiento
la deinición descriptiva de caminos, senderos y sen- del camino obedece a una espacialidad impulsada por
das como expresiones viales formales e informales, el Inka, donde las poblaciones locales no son pasivas,
las diferenciaciones entre caminos construidos y no no es menos cierto que la focalización arqueológica
construidos (Juillard 2009) o la existencia de caminos del Qhapaq Ñan entrega evidencias para una mejor
inkas longitudinales, transversales y laterales, al contra- comprensión del sistema vial inkaico. Asimismo, pro-
rio de caminos principales y secundarios. Discutimos porciona antecedentes que pueden incorporarse al
la prevalencia de algunos elementos, explicitados a lo entendimiento de una ocupación inka en cualquier
largo de este trabajo, que fortalecen una visión analítica lugar del otrora Tawantinsuyu.
arqueológica que uniforma y generaliza las caracterís- Considerando estos aspectos, nuestro propósito
ticas viales del Qhapaq Ñan en Sudamérica. Refuerza central apunta a particularizar progresivamente una
esta visión la lógica circular del enfoque historicista arqueología vial orientada teórica, metodológica e
del Tawantinsuyu (McEwan 2006: 198) y el criterio interpretativamente hacia el análisis de los testimonios
de autoridad de Hyslop (1984).7 Esta convergencia del Qhapaq Ñan y sus problemáticas. De esta forma,
analítica busca abordar las deiniciones tipológicas, destacamos en este ensayo algunos aspectos teóricos y
componentes, jerarquizaciones y funcionalidades del conceptuales, a partir de las especiicidades sociales y
Qhapaq Ñan. culturales andinas del camino, distanciándonos de sus
Resulta indudable que las opiniones sobre el Camino preeminentes interpretaciones economicistas, como
del Inka se entrelazan con el entendimiento teórico e también de las comparaciones con otras expresiones
interpretativo de la ocupación inkaica y tardía, no nece- camineras imperiales (Roma, China), que presentan
Arqueología vial del Qhapaq Ñan / C. González 29

características distintivas y connotaciones culturales 5


De acuerdo a Cerrón-Palomino (2011), la palabra “Capac”
diferenciadas (Hitchner 2012; Kim 2012; entre otros). sería un término prestado de la lengua puquina.
6
En Argentina se cuenta con un antecedente puntual de un
Con esto buscamos, junto al colectivo de “vialólogos”
sistema de drenaje, en un paso labrado sobre supericie rocosa en
dedicados al estudio del camino inka, subrayar las poten-
el Shincal, Noroeste Argentino (Moralejo 2011: 106-110).
cialidades heurísticas de estas singulares manifestaciones 7
No minimizamos la magnum opus de Hyslop (1984), al
viales y precisar sus variabilidades regionales y locales, decir de Lippi (2000: 121), pues la ocupamos en varios de sus
las cuales representaron y posibilitaron, parafraseando contenidos, reconociendo sus indudables aportes; sólo diferimos
a Snead et al. (2009), la “inkaización en movimiento” de en algunas de sus ideas.
distintos territorios de la Sudamérica andina.

RECONOCIMIENTOS A los investigadores sudamericanos REFERENCIAS


del Qhapaq Ñan, especialmente a Cecilia Sanhueza, José Be-
renguer y Christian Vitry, por vuestra amistad. A la Ilustre Agurto, S., 1987. Estudios acerca de la construcción, arquitectura
Municipalidad de Diego de Almagro por su apoyo constante. A y planeamientos incas. Lima: cpc.
mi amiga Carmen Castells por su ayuda. A Marianne Cardale Almeida, E., 2015. El Camino del Inca en la sierra norte del
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MO_INKA_DEL_CUSCO._NUEVAS_APORTACIONES>
1
Abarca los actuales territorios de seis países andinos: Co- [Consultado 09-08-2016].
lombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile, donde se Amado, D., 2015b [2014]. Awkaypata y el camino ritual del Inti
conformó el Tawantinsuyu. Cuando nos referimos solamente a Raymi. En El urbanismo inka del Cusco. Nuevas aportaciones,
Sudamérica, aludimos a estos países. C. Alfaro; R. Matos, J. A. Beltrán-Caballero & R. Mar, Eds.,
2
Discusiones sobre la problemática de los tambos se en- pp. 140-149. Cusco-Washington-Tarragona: Municipalidad
cuentran en Chacaltana (2010) y González (2013). del Cusco-nmai-Smithsonian Institution-Universitat Rovira
3
Lugar, en geografía contemporánea, contempla un concep- i Virgili. <https://www.academia.edu/22481682/EL_URBA-
to dinámico y un proceso con interacciones sociales. Igualmen- NISMO_INKA_DEL_CUSCO._NUEVAS_APORTACIONES>
te, considera sus particularidades con el exterior, sin identidades [Consultado 09-08-2016].
únicas y esenciales, aunque con conlictos internos. A su vez, es Ananchev, G., 2013. Perceptions of landscapes of movement: phe-
singular, porque articula procesos globales y condiciones locales nomenology and the archaelogy of roman roads. <http://www.
históricas, permitiendo articular cuestiones globales e indivi- arch.ksu.edu/seamon/Ananchev_Roman_Roads_fall_2013.
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4
Por itinerario cultural se entiende una construcción, valga Argounova-Low, T., 2012. Narrating to road. Landscape Research
la redundancia, cultural, que se articula a lo largo del tiempo, 37 (2): 191-206.
incluso en la actualidad, como se ha constatado en varios paí- Astuhuamán, C., 2010. La red de sitios y caminos incas en la
ses andinos, incluido Chile. En la esfera caminera, corresponde sierra de Piura, Perú. Inka Llaqta 1 (1): 29-60.
a una vía de comunicación terrestre con características físicas Augé, M., 2004. Los no lugares. Barcelona: Gedisa.
determinadas y dinámicas culturales, que deben ser especiica- Avilés. S., 2008. Qhapaqñan. Caminos sagrados de los Inkas. La
das en términos históricos. Reúne, además, diversos paisajes Paz: Producciones cima.
culturales y espacios geográicos. Se origina por el movimiento Ballivián, J.; A. Goytia & M. Michel, 2012. El Qhapaq Ñan
interactivo de personas, como de intercambios multidimensio- Urco y los tambos de Caquiaviri y Caquingora, aproxi-
nales, continuos y recíprocos, tanto de ideas, conocimientos, mación arqueológica. Anales de la Reunión de Etnología
como de valores entre distintas poblaciones de un país o re- 24: 169-189.
lacionado países y variadas regiones (Suárez-Inclan 2003). En Bar, A., 2013. Afectaciones históricas a la red vial inca y la necesidad
un sentido diacrónico, genera interrelaciones culturales en di- del estudio documentario de carreteras para la investigación
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consiguiente, se destaca el carácter social, cultural y simbólico Ñan 1: 32-51.
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ISSN 0716-1530

EL ROL DEL QHAPAQ ÑAN Y LOS APUS EN LA EXPANSIÓN


DEL TAWANTINSUYU
THE ROLE OF THE QHAPAQ ÑAN AND APUS IN THE EXPANSION OF
THE TAWANTINSUYU

CHRISTIAN VITRYA

En este artículo se plantea la importancia del vínculo entre CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LOS
la red de caminos incas, con su infraestructura edilicia, y
los apus o montañas sacralizadas, con su infraestructura
PAISAJES Y LA ADORACIÓN A LAS
simbólica, como elementos fundantes de una nueva y espe- MONTAÑAS
cialmente uniicada manera de construir y percibir el paisaje.
Se revisan los elementos constituyentes y deinitorios de los Las sociedades del mundo andino prehispánico estuvieron
caminos incaicos y se plantea como hipótesis de trabajo una íntimamente ligadas al espacio geográico, no solo por
conquista territorial basada en cinco puntos, que van desde
la producción y obtención de recursos, sino fundamen-
la exploración socioambiental hasta la ocupación efectiva
del territorio. Finalmente, se analiza de manera integral la talmente por la construcción simbólica de los paisajes,
información relacionada con los caminos incas y el paisaje, hecho que sirvió como herramienta y estrategia en la
proponiéndose una clasiicación tripartita. expansión territorial y dominio político realizado por
Palabras clave: apus, Qhapaq Ñan, arqueología del paisaje, los incas durante el siglo xv y primer tercio del siglo xvi.
caminos incas, expansión, Período Inca.
Se podría decir que la expansión territorial de los
Incas operaba en dos escalas o niveles diferentes. Por
In this article, there is a discussion on the signiicance of the link
between the Inca road network, with its physical infrastructure, una parte, vinculando poblados y centros de producción
and the apus or sacralized mountains, with their symbolic in- a través de la vasta red de caminos, es decir, el ámbito
frastructure, as the founding elements of a new and particularly de lo cotidiano y material; por otro lado, una escala
uniied way of building and perceiving landscape. here is an mayor, proyectada desde el horizonte a la esfera celestial,
analysis of the constituting and deining elements of the Inca
en la que entraron en juego las montañas y el enorme
roads and a hypothesis consisting of ive points, ranging from
social and environmental exploration to efective territorial oc- esfuerzo realizado por los Incas para institucionalizar
cupation. he article concludes with an integral analysis of the y legitimar –bajo nuevas formas– las antiguas creencias
information regarding Inca roads and landscape, which leads relacionadas con el poder simbólico de los apus.
to the proposal of a tripartite classiication. La construcción social de los espacios fue analizada
Keywords: Apus, Qhapaq Ñan, landscape archeology, Inca por diferentes autores de las más variadas disciplinas,
Roads, expansion, Inca Period.
quienes en deinitiva realizan propuestas vinculadas a

A
Christian Vitry, Universidad Nacional de Salta, Facultad de Humanidades. Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de
Salta. Proyecto Nº 2108/0. Director del Programa Qhapaq Ñan Salta, Subsecretaría de Patrimonio Cultural. Vicente López N° 195,
Salta Capital (4400), Argentina, email: chvitry@yahoo.com
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: agosto 2016.
36 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

la jerarquización del espacio como relejos de las socie- diicaciones del espacio expresaron las concepciones de
dades que lo crean. Eliade (1994), como historiador de ambos (Niles 1992). Asimismo, hicieron del Cusco algo
las religiones, habla de la contraposición y complemen- más que una ciudad central por ser la capital o sede del
tación entre el espacio sagrado y el profano, en que la poder político: fue el centro del cosmos incaico, la zona
manifestación de lo sagrado (hierofanía) se les presenta sagrada por excelencia, la residencia de las wakas de todo
a los hombres en un determinado lugar y tiempo, pro- el Tawantinsuyu; por ello, se preocuparon de reproducir
duciendo una transmutación de ese espacio común en en el vasto territorio y a menor escala “nuevos cuscos”
uno especial, cargado de una nueva signiicación. Augé (Farrington 1998) o centros administrativos y religiosos
(1995), desde la antropología contemporánea, habla de de variado tamaño, repitiendo en ellos los elementos
los lugares y los no lugares: los primeros están cargados básicos de la arquitectura y la disposición espacial. Gran
de historia, representatividad social y símbolos. Esta cantidad de signos, íconos y símbolos fueron plasmados
construcción social del espacio es denominada por en el paisaje con la inalidad de transmitir un mensaje
Augé como lugar antropológico y posee tres rasgos co- visual tangible, conformando una unidad geopolítica del
munes que se consideran identiicatorios, relacionales poder plasmada en una serie de formas de ocupación
e históricos. Greimas (1980), por su parte, analiza el del espacio, diseños arquitectónicos (kallancas, ushnus,
espacio desde la semiótica, y lo considera una dualidad hornacinas, adoratorios de altura, etc.), morfología
de signiicante espacial y signiicado cultural, en que el estandarizadas de vasijas, textiles, ofrendas, ceremo-
primero se reiere a las materialidades tangibles natu- nias y caminos, entre otros elementos que trascienden
rales o artiiciales y el segundo al signiicado que cada al lenguaje escrito y se vinculan con la oralidad. Con
cultura le atribuye a dichos elementos. Desde la ilosofía, ello, generaron puntos de referencia especíicos, hitos
a ines de la década de 1960, Foucault (2008) introduce construidos o signiicados en el terreno y en el cuerpo
el término heterotopía en contraposición al de utopía, social, los que introdujeron un orden y facilitaron la
para analizar esos contraespacios que, a diferencia de comunicación entre los hombres y el mundo sobrena-
las utopías, son tangibles y reales, pero a los cuales la tural (Bauer 2000).
sociedad les otorga una signiicación que restringe su De esta y muchas otras maneras se fue gestando
uso cotidiano; así, proyectan un signiicado que va más un nuevo territorio, sumando acontecimientos sociales
allá de la dimensión física y funcional, ya sea de una puntuales de luchas de poder a un proceso territorial
geoforma o de un ediicio o complejo arquitectónico. genealógico que no se detuvo y que quedó en mayor o
Llevado a nuestro análisis, podría ser el caso de los cen- menor medida plasmado en el paisaje y también en la
tenares de montañas sacralizadas por los incas (igs. 1 y memoria colectiva. Los nuevos espacios socialmente
2), junto con una mayor cantidad de wakas dispersas por construidos fueron portadores de una nueva historia
el Tawantinsuyu, las que le otorgan una jerarquización que pretendía arraigarse en el tiempo y ser tradición,
de signiicaciones a los espacios que tienen la inalidad como dice Assmann (2008: 15): “El ser que puede ser
de organizar y ordenarlo (Greimas 1980). recordado es texto”; y por ello se reiere a estos lugares
Vemos que estos signos poseen un valor descriptivo, como “espacios del recuerdo” cuya inalidad es trascender
pues nombran los lugares, la vida, la técnica, los seres el tiempo de la memoria social que está acotado casi
y los fenómenos naturales, adquiriendo con el tiempo generacionalmente. En cambio, busca dar lugar a la
un contenido de carácter emotivo (Duncan 1990). Esta memoria cultural, la cual es considerada por el autor
emotividad, cargada de historia y de contenido político o como la base de la existencia, pues: “No hay comprensión
religioso, es la que lleva a las sociedades a crear y habitar sin memoria, no hay existencia sin tradición” (Assmann
espacios que suelen estar acompañados conceptualmente 2008: 47). Llevando esta línea de pensamiento al ámbito
de dobles o modelos con encantos y virtudes superiores andino, coincidimos con Sanhueza (2012: 13) cuando
al entorno familiar. Surgen entonces los mundos per- expresa que: “Los caminos en sí mismos expresan una
fectos, libres de males y manchas de lo real, los paraísos forma de concebir y organizar el territorio, de dialogar
perdidos, la utopía, la tierra sin mal, la edad de oro y y de imponerse al entorno geográico, de jerarquizar y
otras idealizaciones (Eliade 1965; Claval 1999). sacralizar ciertos lugares estableciendo la impronta del
Cuando los incas ocuparon el espacio sagrado de Estado, dando cuenta de lo que podríamos llamar una
los kollas, adoptaron su historia como propia y las mo- cartografía oral del Tahuantinsuyu”. Es justamente esta
El Qhapaq Ñan y los apus / C. Vitry 37

COLOMBIA

ECUADOR

BRASIL

PERÚ

BOLIVIA
CHILE

P A R A G U AY
SIMBOLOGÍA

Adoratorios de altura
Tramos según Hyslop

Antisuyu
Chinchaisuyu
Collasuyu
Cuntisuyu ARGENTINA

Límites internacionales
Límites provinciales
0 720 Km

Figura 1. Principales redes viales y adoratorios de altura del Tawantinsuyu. En los Andes se registraron unas doscientas montañas
con evidencias arqueológicas, las cuales son divisadas desde el Qhapaq Ñan en forma continua. Figure 1. Main road network
and high-altitude shrines in Tawantinsuyu. Nearly two hundred mountains with archeological evidence have been registered in
the Andes, which are continuously seen from the Qhapaq Ñan.
38 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

SIMBOLOGÍA

Adoratorios de altura
BOLIVIA

Tramos según Hyslop

Antisuyu
Collasuyu

Límites internacionales
Límites provinciales
CHILE

ARGENTINA

AMÉRICA
DEL SUR

0 300 Km

Figura 2. Extremo meridional del Tawantinsuyu donde se localiza más del 50% de los adoratorios de altura y donde se pudo
comprobar la conexión visual existente entre estos y el Qhapaq Ñan. Figure 2. Southernmost end of the Tawantinsuyu, where
more than 50% of the high-altitude shrines are located, and where visual connection between them and the Qhapaq Ñan can be
demonstrated.
El Qhapaq Ñan y los apus / C. Vitry 39

cartografía oral la que brinda un marco de signiicado geosímbolos le aportan una historia al paisaje que con-
cultural al signiicante espacial o paisaje donde se va tribuye a la consolidación de esa cartografía oral andina
dibujando el Qhapaq Ñan y su anastomosada red que (Sanhueza 2012) que actúa como pivote de la identidad
atraviesa kilómetros de distancia por los lugares más y de la legitimación de un nuevo orden socioespacial
inhóspitos del territorio andino. propuesto por los incas en su proceso expansión.
Las montañas, que habían sido veneradas desde tiem-
pos inmemoriales pero no ascendidas por ser la morada Expansión inca: una propuesta
exclusiva de los apus o deidades, fueron escaladas por los
incas y resigniicadas con nuevas y valiosas ofrendas, lo La conectividad del mundo andino prehispánico data
que en cierta forma contribuyó al refuerzo del dominio de varios siglos antes de la expansión Inca. Al respecto,
religioso, ya que a la vista de los grupos dominados, los existen abundantes evidencias –especialmente para el área
incas entablaron una comunicación más directa con los centro sur de los Andes– sobre el tráico multiambiental
apus. ¿Cuáles son los motivos para adorar a las montañas? de los caravaneros, quienes fueron los responsables de
Es una pregunta que muchas veces nos realizamos ante generar un complejo proceso de circulación de bienes
la abrumadora evidencia arqueológica registrada en las domésticos y de estatus entre los distintos y alejados
montañas durante un siglo (Beorchia Nigris 1987). territorios (Nuñez & Dillehay 1995 [1979]; Nielsen 1997;
Besom (2009: 117-145) realiza un exhaustivo y Berenguer 2004; y otros), los cuales no serán abordadas
prolijo análisis de los cronistas que se reirieron al culto en el presente artículo.
de las montañas y los clasiica en quince categorías que Es a través de las crónicas que se sabe con bastante
merece la pena nombrar: (1) la naturaleza extraordinaria detalle la historia de los incas; aunque sesgadas por
de los cerros; (2) su rol preponderante en la mitología motivos políticos que la etnohistoria analiza porme-
andina; (3) su papel transicional o como “peldaño” hacia norizadamente desde hace décadas, ellas nos aportan
los dioses superiores; (4) su capacidad para controlar suiciente información respecto a la forma en que el
los fenómenos meteorológicos; (5) su asociación con espacio fue colonizado (Murra 2002). En tal sentido, el
el agua; (6) su relación con la salud humana; (7) su relato mítico de Felipe Guamán Poma de Ayala (1992
asociación con la producción económica; (8) su relación [1614]; Sanhueza 2012) nos habla acerca de deter-
con los viajes; (9) su capacidad de asustar o intimidar; minadas prácticas “civilizatorias” tendientes al orden
(10) sus funciones oraculares; (11) su incorporación y social, político, religioso y, de hecho, espacial, ya que a
rol en las líneas de visión; (12) su función como mar- través del amojonamiento y deslinde de tierras el Inca
cadores de límites y fronteras; (13) su rol relacionado sentaba las bases para la legitimación del nuevo orden
con la unión de personas de diferentes comunidades; político. El cronista Betanzos (1987 [1551]) nos dice que
(14) su función simbólica con respecto al bienestar del los incas, al tomar posesión de una nueva “provincia”,
imperio y (15) su manipulación para crear y reforzar diseñaba o “pintaba”, “medía”, “amojonaba” y “repartía”
las relaciones de poder. sus territorios y recursos, generando un ordenamiento
A esta exhaustiva lista de motivos prácticamente territorial del espacio social y productivo, a lo que ne-
no resta agregarle nada y, aunque el autor citado lo cesariamente se sumaba el espacio religioso o mítico.
menciona en su análisis, deseamos destacar la impor- Todo este proceso “civilizatorio” y de conquista tuvo
tancia que tiene la imponencia visual de la montaña como eje principal el desarrollo del sistema vial, que
en esa ruptura de la horizontalidad y su proyección de acuerdo a las descripciones de los cronistas estaba
vertical hacia el cielo; asimismo, su belleza, su íntima organizado y señalizado según determinadas técnicas
relación con la minería (Cruz 2009; Salazar et al. 2013) de medición de distancias (Cieza de León 2005 [1553];
y su humanización, hecho que ha demostrado Bastien González Holguín 1989 [1608]; Bertonio 1984 [1612];
(1978) en la denominada Montaña del Cóndor, en cuyos Guamán Poma de Ayala 1992 [1614], Sanhueza 2012),
diferentes pisos ecológicos las comunidades kallawayas que fue interpretado como “leguas del Inca” (González
de Bolivia basan su organización social y espacial. Holguín 1989 [1608]). Las evidencias arqueológicas se
Las montañas poseen una doble función, pues, condicen bastante con las crónicas en este punto, pues
como grandes hitos marcan una presencia y un punto de la gran cantidad de mojones, hitos, sayhuas, apachetas
referencia en la organización espacial; asimismo, como y otros dispositivos repartidos en los espacios circun-
40 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

dantes a los caminos dan cuenta de este sistemático contrapropuestas. Los resultados de estas decisiones son
procedimiento de conquista y organización territorial los que hoy podemos comprobar arqueológicamente,
(Vitry 2000; Sanhueza 2004, 2012). como hemos observado en Tastil (Salta, Noroeste de
Sobre la base de lo antedicho, y teniendo en cuenta Argentina). Allí, los incas cambiaron la polaridad de
algunas de las variables posibles del proceso de cons- los centros de consumo, producción e intercambio
trucción de paisajes y consolidación de un nuevo orden preexistentes, dotando al lugar de una nueva lógica
geopolítico, se intentará hipotetizar de forma esquemática espacial, dinámica del movimiento de las personas y
sobre procesos que pudieron haber ocurrido durante el control de las mismas junto al espacio geográico. En
avance de los incas en los territorios conquistados, sin este proceso, el gran eje ordenador fue el sistema vial y
olvidar que, al menos arqueológicamente y particular- la infraestructura asociada (ig. 3), la cual, además de
mente en zonas alejadas del Cusco, lo incaico se debe los ediicios tradicionales, tenía también dispositivos
pensar en función de los grupos que fueron incorporados de control ubicados en lomadas (Vitry 2005). La des-
a la propuesta política del Tawantinsuyu. estructuración espacial está directamente relacionada
Se sugiere entonces la siguiente y posible secuencia con la simbólica en mayor o menor medida, pudiendo
en el proceso de conquista territorial: (1) exploración manifestarse a gran escala, como la recientemente
socioambiental, (2) estrategias de negociación con los mencionada, o a pequeña escala, como el caso del sitio
líderes políticos, (3) planiicación estratégica, (4) cons- arqueológico Los Amarillos, ubicado en la Quebrada
trucción de infraestructura vial y (5) ocupación efectiva de Humahuaca, donde los incas destruyeron de manera
del territorio y funcionamiento pleno. violenta los principales emblemas del poder político y
La exploración socioambiental se reiere al hecho de simbólico precedente (Nielsen & Walker 1999; Nielsen
recabar información de los territorios, tanto de manera & Boschi 2007). Existen pocos casos en la región donde
indirecta como directa, para elaborar un panorama com- se haya registrado tanta violencia en el proceso de ex-
pleto de los recursos humanos y ambientales reinantes en pansión e incorporación de poblados al Tawantinsuyu.
cada una de las zonas que pretendían conquistar. Muchas Si bien está acotada en el espacio, la conquista ritual y
de las poblaciones andinas de los siglos xv y xvi estaban dominación política perpetrada en Los Amarillos debió
organizadas en forma segmentaria, siendo la base de tener un impacto a gran escala geográica y también
estas estructuras los ayllus, es decir, grupos de personas temporal, sirviendo como advertencia a los poblados
que administraban colectivamente recursos naturales de la región. A este tipo de ejemplo se puede sumar el
estratégicos y entre ellos se consideraban parientes por de sitios como Turi, La Paya, Pucará de Tilcara y otros
descender de un antepasado común, fuera este real o que tienen particularidades edilicias que dan cuenta de
mítico. Estos ayllus menores o pachaqas se agrupaban acuerdos violentos o pacíicos (Raino 2007).
en organizaciones mayores de ayllus, mitades, grupos Una vez concluidas las negociaciones, los incas ya
étnicos y confederaciones (Nielsen & Boschi 2007: 46). se encontraban en el nuevo territorio, lo que les permitía
Seguramente se informaron entre grupos étnicos y al trabajar en una suerte de planiicación estratégica sobre
interior de ellos sobre los conlictos, las jerarquizaciones la base de los recursos, personas, conectividad y situa-
internas, liderazgos, técnicas productivas, especiici- ción de la sociedad luego del acuerdo. En esta fase, se
dades, redes de intercambio, principales productos o puede advertir que hubo una relación de dominante y
bienes intercambiables, etc., es decir, es imaginable un dominado –aunque no haya corrido sangre– y una buena
trabajo de inteligencia que les habría permitido tener cantidad de detalles, no solo del lugar sino también en
un diagnóstico e información clave para poder diseñar relación con los vecinos próximos y antiguas formas de
una estrategia de negociación con cada uno de los líderes intercambiar bienes, que servirían de punto de partida
políticos. Contando con toda la información territorial- para poder llevar a la práctica el ejercicio del poder en
social y habiendo analizado y seguramente discutido el nuevo escenario. Una de las principales obras debió
internamente las diferentes estrategias de negociación ser la construcción de los caminos y la infraestructura
futura, ya fuera llegando a un acuerdo pacíico o a una vial asociada, ya fuera empleando las sendas existen-
confrontación bélica, debieron haberse puesto recién tes, realizando modiicaciones de trazado previo o
en contacto con los líderes políticos para acordar los bien construyendo una nueva vía, según el caso. Todo
encuentros y poder plantear la propuesta y escuchar las esto debió requerir un ejercicio del poder muy fuerte,
El Qhapaq Ñan y los apus / C. Vitry 41

a b

TASTIL TASTIL

INCAHUASI INCAHUASI

Figura 3. Desestructuración espacial llevada a cabo por los Incas en relación con el poblado de Tastil: a) principales zonas productivas y
vías de comunicación que convergen en Tastil; b) reconiguración del espacio realizada por los incas, dejando de lado el poblado de Tastil
y priorizando las zonas productivas. Figure 3. Spatial destructuring by the Inca regarding the town of Tastil: a) main productive areas and
communicating roads that converge in Tastil; b) spatial reconiguration by the Inca, who let Tastil aside and prioritized productive areas.

ya fuera mediante estrategias de liderazgo acordadas imprime indefectiblemente su sello. No estamos frente
con los curacas locales o a través de la imposición en a una tropilla de constructores incas que se disemina-
cualquiera de sus posibles formas. No debió ser fácil ron por el Tawantinsuyu, sino frente a constructores
en ningún lugar instaurar un nuevo régimen por más locales que seguían las pautas de construcción que se
convincente que fuera, ya que, de una manera u otra, les indicaba. No hay que perder de vista tampoco los
los pobladores cedieron o perdieron parte de su liber- procesos en sí mismos, pues también sabemos por la
tad y forma tradicional de vida a favor de un proyecto etnohistoria de levantamientos, traiciones, resistencias,
ajeno. Finalmente, se produce la ocupación efectiva del reocupaciones, traslado de comunidades completas y
territorio y funcionamiento pleno en el nuevo panora- una buena cantidad de situaciones conlictivas que ob-
ma geopolítico. Si bien con anterioridad el territorio viamente repercuten de una u otra manera en el registro
ya estaba ocupado por los incas, se considera como el arqueológico (Murra 2002).
in del ciclo y el inicio de otro a la culminación de las Este modelo esquemático planteado nos hace
obras que permitirían a dirigentes y ejércitos moverse pensar, salvando las diferencias, en lo que los urbanistas
a través del sistema vial. Esto no quiere decir que las denominan un tipo de expansión tentacular dispersa1 y
obras necesariamente hayan tenido que estar termina- también expansión capilar,2 las cuales se relacionan con
das, pues la literatura arqueológica nos brinda sobrados el crecimiento urbano en torno a una vialidad principal,
ejemplos de obras inconclusas, ampliaciones posteriores, en el caso del primer ejemplo, o bien, en el desarrollo y
arreglos o modiicaciones realizadas, etc. Todo ello nos crecimiento que se maniiesta a través de las vías secun-
sugiere la dinámica del proceso que se fue adaptando darias (Pozo Urquizo 2011: 114). Lo que nos interesa,
a las coyunturas que se les presentaban en cada lugar. más allá de las características técnicas o teóricas de los
Este esquema hipotético no debería ser pensado tipos de expansión mencionados, es el concepto de una
de manera lineal ni evolutiva, pues, como se dijo an- expansión que se va haciendo efectiva a través de caminos
teriormente, desde el punto de vista arqueológico, la y poblados, líneas y puntos, nodos e internodos, brazos
experiencia nos indica que lo incaico se deine por lo que se van expandiendo y vinculando con un centro
preexistente y el tipo de acuerdo al que llegan y no al lejano; lo importante es que dicha vinculación es real
revés. La infraestructura edilicia inca tiene ciertos ele- y tangible, un sistema vial que no solo está plasmado
mentos que debe cumplir, pero la mano de obra local le en el paisaje sino también integrado al mismo desde
42 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

un punto de vista tanto económico como simbólico y paisajes diferentes, donde lo que hace la diferencia son
ritual. En un mundo desconocido, lejos del Cusco, los determinadas geoformas que se destacan y pueden ser
caminos constituían lo conocido y propio; los tambos, reconocidas tanto a la ida como al regreso.
chasquiwasis, centros administrativos, apachetas e hitos, Los caminos avanzan en horizontal, asociados a
junto con los detalles constructivos de los ediicios como una buena cantidad de infraestructura de soporte de
las hornacinas trapezoidales, brindaban esa sensación carácter administrativo que responde a las necesidades
de “estar en casa”. La construcción de tan vasto sistema biológicas humanas. Asimismo, en un nivel macro, so-
vial sin dudas fue mucho más allá de un mero soporte bre la línea del horizonte y proyectándose hacia arriba
para el traslado de personas o productos; representaba se encuentran las montañas y sus apus, brindando un
también un anclaje al propio mundo en tierras lejanas, soporte de carácter simbólico, una geografía sagrada que
un vínculo con la identidad, tanto hacia adentro como nos remite a una cartografía oral con profundo sentido
hacia afuera, un emblema detentado por el estado a miles cultural (Sanhueza 2012), de manera tal que apus y
de kilómetros del principal centro y un sello deinitivo Qhapaq Ñan se encuentran íntimamente vinculados en
de la conquista realizada (Sánchez 1992; Eliade 1994). el proceso de avance y creación de los nuevos espacios
Esta manera de expandirse e ir ingresando a un incaizados fuera del Cusco (ig. 6).
territorio “nuevo” implicó también la creación de pun-
tos ijos y claramente visibles del horizonte: me reiero Análisis integral del camino y su
particularmente a las montañas sagradas, es decir, los entorno
geosímbolos propuestos por Bonnemaison (1992: 76),
quien airma que: “los geo-símbolos son ‘lugares’, relieves, Venimos sugiriendo que los caminos jugaron un rol
itinerarios, rutas, construcciones, sitios, etc. que, por determinante en el proceso de conquista de los nuevos
razones religiosas, culturales o políticas, adoptan en territorios anexados al Tawantinsuyu. Asimismo, existe
los ojos de los grupos étnicos y sociales una dimensión una impronta en estos caminos que nos hacen identi-
simbólica que los arraiga en su identidad, y que por ende, icarlos, al menos en lugares alejados del Cusco como
participa activamente en la construcción territorial” (en el Noroeste Argentino y el norte de Chile. Así como
Cruz & Jara 2011: 76). Raino (1981) identiicara rasgos de primer y segundo
En los Andes, por lo que conocemos hasta el presente, orden para la arquitectura inca, podemos hacer lo mis-
los incas ascendieron dos centenares de montañas y en mo para los caminos y la infraestructura asociada. Sin
ellas erigieron construcciones de carácter ceremonial embargo, como el abordaje implica también el paisaje
donde llegaron a ofrendar vidas humanas (Beorchia asociado y la importancia de la geografía sagrada en la
Nigris 1987; Vitry 1997; Schobinger 1998; Reinhard & deinición de los caminos, ese tipo de clasiicación nos
Ceruti 2000; Besom 2009; y otros). Desde el punto de vista resulta insuiciente y solamente aplicable a una parte
visual, podemos decir que este complejo de montañas relacionada con la infraestructura caminera y sus ca-
no tiene interrupciones desde el Cusco hasta el cerro El racterísticas puntuales a las que se reirieron numerosos
Plomo en Chile o el Aconcagua en Argentina (igs. 1 y 2). autores (Raino 1981 y 2007; Pereira 1982; Niemeyer &
La visibilidad en la cordillera puede abarcar centenares Rivera 1983; Santoro 1983; Hyslop 1984, 1992; Muñoz
de kilómetros, tal como pudimos comprobar en la cima et al. 1987; Stehberg 1995; Vitry 2000; Castro et al. 2004;
del Llullaillaco, desde donde se divisa el Nevado de Cachi Fresco 2004; Berenguer et al. 2005; González 2007;
situado a 220 kilómetros hacia al este; o en el volcán Avilés 2008; Manzo et al. 2011; Moralejo 2011; Sánchez
Antofalla, que permite observar el Pular y Pajonales a Canedo 2012; entre otros).
180 km (ig. 4). Asimismo, las montañas sacralizadas Se considera que al estudio de caminos incas no
siempre son observadas desde el Qhapaq Ñan, como si le debiera faltarle un análisis profundo del paisaje aso-
diesen un marco de contención, protección o pertenencia ciado, ya sea de las geoformas destacadas como wakas,
al sistema vial (ig. 5). Cuando se transita por el Qhapaq las montañas circundantes, como también de todos
Ñan siempre hay alguna montaña u otro geosímbolo los espacios relacionados con el agua, tales como las
de referencia. En este sentido, es importante comentar nacientes, lagos, ríos, arroyos y humedales, pues en
el carácter dual que tienen las vialidades, pues no es lo lugares semidesérticos estos recursos son muy valiosos
mismo transitar en un sentido que en el otro: se trata de y por ende están investidos de sacralidad.
El Qhapaq Ñan y los apus / C. Vitry 43

Figura 4. Vista desde el volcán Antofalla (6.450 m) en la puna de Catamarca, desde donde se divisa el volcán Llullaillaco y los cerros
Pular y Pajonales, ambos ubicados a casi 200 km de distancia. Figure 4. View from the Antofalla volcano (6,450 m) in the Catamarca
puna, where the Llullaillaco volcano and the mountains Pular y Pajonales, both located almost 200 km away, can be seen.

Figura 5. Apacheta de El Palomar junto al Qhapaq Ñan, desde donde se divisa el nevado de Chañi en forma constante y durante varias
decenas de kilómetros de recorrido. Apus y Qhapaq Ñan están conectados visualmente. Figure 5. Apacheta of El Palomar next to the Qha-
paq Ñan, where nevado de Chañi can be seen constantly for several tens of kilometers. he apus and the Qhapaq Ñan are visually connected.
44 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Figura 6. Camino ceremonial que asciende al volcán Llullaillaco. Al fondo se divisan otros apus, como el cerro Inca o Chuculai y el volcán
Socompa. En la montaña, los caminos marcan un lugar diferenciado del resto tanto física como simbólicamente. Figure 6. Ceremonial
road ascending the Llullaillaco volcano. Other apus can be seen in the background, such as the mount Inca (Chuculai) and the Socompa
volcano. Roads mark a diferentiated place from the rest of the mountain both physically and symbolically.

Finalmente, nuestro análisis desde la perspectiva dejaban crecer los árboles nativos para extraer madera y
del paisaje debe considerar la percepción cultural del frutos, mientras que los asentamientos, terrazas de cultivos
espacio, que podemos deinir como andina y occidental. y caminos los realizaban a media ladera; las cumbres y
Nuestra disciplina (arqueológica en particular y de las ilos montañosos eran utilizados para comunicarse, a
ciencias sociales en general) y nuestra forma de vida veces con caminos principales (ig. 7). En la concepción
están signadas por la cultura occidental, lo cual nos lleva occidental del espacio, se tiende a concentrar todas
muchas veces a planteamientos o conclusiones sesgadas. las actividades en los fondos de valles y quebradas, en
Por ello, debemos realizar un esfuerzo considerable para detrimento del resto de la montaña que representa un
poder pensar y analizar los espacios con criterio andino. obstáculo y un lugar no apto para los modernos medios
Para ejempliicar lo dicho, baste utilizar las mismas de transporte (Vitry 2010).
montañas, que en el mundo andino estaban signiicadas Deberíamos pensar los elementos recientemente
como lugares de importancia: estructuraban el espacio, mencionados de manera integrada en un sistema mucho
vinculaban a las personas y también estaban humani- mayor y complejo, pero no por ello incoherente, sino
zadas a través de relatos e historias míticas fundantes todo lo contrario; estamos frente a historia y situaciones
(Bastien 1978; Beorchia Nigris 1987; Besom 2009). En microrregionales que se integran a una superestructura
la concepción occidental, las montañas representan política, cultural y simbólica proveniente del Cusco a
barreras y normalmente dividen, ya que son límites nivel macrorregional, entretejiendo un nuevo y por
naturales (internacionales, nacionales y regionales), cierto último capítulo de la historia prehispánica andina.
están despersonalizadas y no representan nada desde Siguiendo los lineamientos metodológicos de
una perspectiva simbólica o cultural. De esta manera, Otero Vilariño (2003: 6), que considero adecuados
también la utilización de los espacios es diferente; los para ayudar a pensar, quizás de una manera más
andinos prehispanos utilizaban las quebradas y valles organizada, la complejidad de los caminos incas, me
estrechos como lugares de intercambio (tinku) donde permito readaptarla del mundo ibérico al andino y de
El Qhapaq Ñan y los apus / C. Vitry 45

ESPACIO GEOGRÁFICO
APUS
CONCEPCIÓN ANDINA

Caminos Terrazas
Viviendas de cultivo
Árboles Árboles

CONCEPCIÓN OCCIDENTAL

MONTAÑAS MONTAÑAS
(barreras) (barreras)
Caminos Viviendas

Cuadros de cultivo

Figura 7. Dos maneras diferentes de concebir un mismo espacio, un claro ejemplo de cómo las sociedades construyen y signiican sus
paisajes. Figure 7. Two diferent ways of conceiving the same space, an example of how societies build and signify their landscapes.

un contexto entográico a uno arqueológico. El autor rentes a la materialidad de la vía en sí, mientras que el
realiza una clasiicación tripartita de acuerdo al grado macromofológico es holístico y realiza un análisis de
de vinculación de los bienes con respecto a un camino, amplio espectro geográico distribucional de las vías y
a saber: (1) elementos sustantivos: aquellos cuya exis- su articulación regional. En nuestra propuesta, ambos
tencia solo se puede entender en relación con una vía estudios formarían parte de los Elementos Sustantivos,
de tránsito; (2) elementos adjetivos: aunque pudieran así como las de otros autores (aunque con algunas excep-
tener lugar al margen de la red vial, su existencia nos ciones) que sí consideran el paisaje (Raino 1981, 2007;
ayuda a entender el camino (lo adjetiva) y viceversa; (3) Pereira 1982; Niemeyer & Rivera 1983; Santoro 1983;
elementos complementarios: su existencia puede tener Hyslop 1984, 1992; Muñoz et al. 1987; Stehberg 1995;
lugar perfectamente al margen de la existencia de una Vitry 2000; Fresco 2004; Castro et al. 2004; Berenguer
vía de comunicación, pero pueden ser de utilidad por et al. 2005; González 2007; Avilés 2008; Manzo et al.
los valores que pudieran aportar. 2011; Moralejo 2011; Sánchez Canedo 2012; entre otros).
Este planteamiento, llevado al mundo andino y
particularmente al análisis de los caminos incas, podría Indicadores arqueológicos relacionados
resultar de la siguiente manera (tabla 1): con el espacio
La propuesta metodológica de ordenar en tres
grupos de elementos que se debería considerar para el A falta de “textos”, los andinos recurrieron a estrategias
estudio de la vialidad inca no se contrapone a las pro- basadas en otra lógica comunicacional, mecanismos
posiciones existentes, como por ejemplo los abordajes mnemotécnicos y sistemas de registros que llegaron
micro y macromorfológicos propuestos por Trombold a tener un alto grado de soisticación; tal es el caso de
(1991) y empleado por autores andinos como Beren- los quipus, en los que, además de datos cuantitativos
guer et al. 2005 y otros. El estudio micromorfológico relacionados con la contabilidad, aparentemente tam-
es particularista y se centra en las características inhe- bién se guardaba información espacial, pues los hilos
46 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Tabla 1. Tabla comparativa que sintetiza la clasiicación tripartita de acuerdo al grado de vinculación de los bienes con
respecto a un camino. Table 1. Comparison table that synthesizes the tripartite classiication per degree of connection
between goods and road.

Elementos sustantivos Elementos adjetivos Elementos complementarios

Formados principalmente por Formados en su mayor parte por Todos los elementos que de una
elementos artificiales, edificios componentes naturales que poseen u otra manera nos remiten o nos
que componen la infraestructura connotaciones simbólicas o míticas, ayudan a pensar en los caminos y
asociada a los caminos incas. aunque hay algunos elementos su entorno.
artiiciales que lo integran.

Camino y sus características in- Geosímbolos, montañas (apus, acha- Toponimia, antroponimia, narrativa
trínsecas, tambo, corpawasi, chas- chilas), vertientes, lagunas, cuevas, del paisaje, mitos, leyendas, tradi-
quiwasi, estructuras ortogonales, geoformas singulares y signiicadas ción oral, iestas, cantos, idioma,
collcas, centros administrativos socialmente, Rumituru, Sayhuas, mapas mentales, textiles, tocapus,
(kallanca, haucaypata, ushnu, etc.), Gnomon, columnas astronómicas. motivos rupestres, alfarería y otros.
puestos de observación, puestos de
control, apachetas, mojones, mo-
chaderos (u otras wakas asociadas
al camino).

podrían haber representado los ceques y los nudos las tierra, como al cielo, éste último reiriendo al día y a la
wakas (Sánchez Canedo 2008). Asimismo, desde la noche, los movimientos del Sol, la Luna, las estrellas
antigüedad hasta el presente muchos textiles pueden y constelaciones, formando parte importante de los
ser leídos como mapas (Platt et al. 2006). También, calendarios agrícolas y rituales, en particular los pun-
según los cronistas, se guardaba el recuerdo a través de tos extremos de sus salidas y puestas en el horizonte”
cantares para alabar las hazañas y proezas ancestrales, (Farrington 2015: 43).
reteniendo de esta manera una memoria colectiva y Dentro de los elementos arquitectónicos que los
generando una cartografía oral (Sanhueza 2012). Por incas emplearon tanto en el Cusco como en todo el
último, existieron pinturas o tablas en las que se repre- Tawantinsuyu, hay algunos que poseen una particular
sentaban momentos históricos y que eran conservadas importancia a la hora de analizar su relación con la
en un lugar denominado Poquen Cancha, aunque geografía cultural y el proceso de construcción de pai-
lamentablemente el registro arqueológico no pudo dar sajes, me reiero puntualmente a los ushnus que estaban
con estas tablas (Rostworowski 1988). emplazados en las aukaipata. En los ushnus no solamente
Los caminos incas fueron concebidos con una se realizaban los principales rituales estatales, sino que
infraestructura asociada, que fue planiicada, estruc- también desde ellos se proyectaban líneas visuales sobre
turada, administrada y signiicada en función de cada el horizonte montañoso que servían para organizar ritual
espacio geográico y el rol social, económico, religioso y geográicamente el espacio. Es conocida en la literatura
y político que cumplían dentro del Tawantinsuyu. Por desde hace muchas décadas la proyección de 41 ceques
otra parte, cuando hablamos de infraestructura asociada que irradiaban desde el ushnu del Cusco; a nivel regional
estamos haciendo referencia, entre otros, a tambos, se están observando situaciones similares, como el caso
centros administrativos de diferentes dimensiones y del sitio El Shincal en la provincia de Catamarca, cuyas
hasta Wamanis o capitales provinciales, las cuales no proyecciones se relacionan con una geografía sagrada
fueron emplazadas al azar, sino en espacios que tuvieron y con ciclos solares y lunares (Farrington 2015: 44).
ancestralmente un valor para los pobladores del lugar Moyano (2010; Moyano & Díaz 2015) ha investigado
o bien en nuevos espacios estratégicamente ubicados y alineamientos astronómicos en el sitio minero Viña del
planiicados en función del entorno. Los paisajes incas Cerro en Chile, como también en el ushnu de Potrero
tenían un carácter holístico, ya que incluían “tanto a la de Payogasta y el sitio arqueológico La Ciudacita en el
El Qhapaq Ñan y los apus / C. Vitry 47

cordón del Aconquija, ubicados en el Noroeste Argentino, RECONOCIMIENTOS Agradezco los valiosos aportes realizados por
y sus trabajos siguen arrojando valiosa información al los evaluadores del presente artículo, lo cual obligó a reorganizarlo
y ciertamente mejorarlo. A Federico Viveros, encargado del área
respecto. Por otra parte, recientes estudios realizados en
Geomática del Programa Qhapaq Ñan Salta por la confección de los
el sector norte del valle Calchaquí también vinculan el
mapas y a Jorgelina Flores Barrantes por su apoyo incondicional.
arte rupestre con las montañas sagradas (Leibowicz et
al. 2015), y en Potosí con fenómenos atmosféricos como
son los rayos y su indisociable relación con la deidad
NOTAS
panandina Illapa (Cruz 2015).
Numerosos autores coinciden en que uno de los 1
Este tipo de crecimiento es lineal y en varios sentidos o bra-
principales motivos de la expansión inca en el Noroeste
zos, siempre siguiendo las vías de comunicación en un proceso de
Argentino y el norte de Chile fue la minería. Aquellas dispersión-concentración. En nuestro caso, tenemos los caminos
montañas que poseían minerales tenían un plus de incas y su infraestructura asociada, la que se maniiesta de manera
signiicación porque eran dadoras de los metales pre- regular cada cierta distancia, ya sea que se trate de tambos (20-25
ciosos y divinizados que utilizaban los incas para sus km), chasquiwasis (6-8-km) o puestos de control, centros admi-
ceremonias. Por ello, los incas llegaron a conformar nistrativos, etc. Lo cierto es que la ocupación del espacio se mani-
paisajes mineros metalúrgicos de carácter sagrado, iesta por lo general en torno a los caminos principales, ya sea que
se trate de centros urbanos o campos agrícolas o ganaderos.
wakas minerales que también sirvieron para estructurar 2
El crecimiento capilar es complementario o una conse-
y jerarquizar el espacio (Cruz 2009; Salazar et al. 2013), cuencia del tentacular cuando se va incrementando la población
las que, huelga decir, se relacionaban con los sistemas o el uso del espacio en torno a los caminos principales y sus
viales. Los ejemplos de materialidades vinculadas al nodos. En tal sentido, Pozo Urquizo (2011: 117) expresa que: “El
paisaje abundan, y analizarlos excede los objetivos del tipo de crecimiento urbano capilar debe su nombre a su forma y
presente trabajo. En forma genérica, se puede ver que, dinámica de desplegarse sobre la difícil topografía local. Aunque
desde un punto de vista cultural y simbólico, determi- nacen por su cercanía a vías principales de acceso a las ciudades
al igual que las formas tentaculares, este tipo de crecimiento es
nados ediicios y geosímbolos se encuentran amarrados
diferente. Nacen de vías secundarias, caminos o senderos que
al paisaje y viceversa.
parten interceptando las vías de acceso a los centros urbanos,
para después adentrarse a través la topografía rural compleja y
agreste. La coniguración de su trama vial es como de capilares
PALABRAS FINALES que brotan de sí mismos constantemente”.

En los Andes no podemos comprender las sociedades


sin su espacio, como tampoco podemos concebir los REFERENCIAS
caminos sin la infraestructura asociada; en tal sentido,
los geosímbolos y el Qhapaq Ñan se encuentran inex- Assmann, J., 2008. Religión y memoria cultural. Diez estudios.
trincablemente unidos, la infraestructura edilicia y la Buenos Aires: Lilmod.
simbólica no pueden estar separadas. Los geosímbolos y Augé, M., 1995. Los ‘no lugares’. Espacios del anonimato. Barce-
lona: Gedisa.
el paisaje adjetivan a los caminos a través de una narrativa
Avilés, S., 2008. Qhapaqñan. Caminos sagrados de los Inkas. La
o una cartografía oral que les da sentido de pertenencia y
Paz: umsa.
tradición, vinculando a las sociedades con sus ancestros Bastien, J., 1978. La montaña del cóndor. Metáfora y ritual en un
que habitan en las montañas y otros lugares naturales, ayllu andino. La Paz: Hisbol.
como describieron los cronistas y sintetizaron algunos Bauer, B., 2000. El Espacio sagrado de los Inkas. El sistema de ceques
autores (Besom 2009; Leibowicz et al. 2014). del Cuzco. Cuzco: Centro Bartolomé de las Casas.
Convencido de que la siguiente propuesta es solo Beorchia Nigris, A., 1987. El enigma de los santuarios indígenas
la punta del ovillo, pienso que es una línea de investi- de alta montaña. San Juan: Centro de Investigaciones Arqueo-
lógicas de Alta Montaña (ciadam).
gación que promete mucho y, por ello, no quería dejar
Berenguer, J., 2004. Caravanas, interacción y cambio en el desierto
de plantearla en el presente artículo, que pretendió de Atacama. Santiago: Sirawi.
aproximarse a un análisis de relación entre los geosím- Berenguer, J.; I. Cáceres, C. Sanhueza & P. Hernández, 2005.
bolos y el Qhapaq Ñan. El Qhapaqñan en el alto Loa, norte de Chile: un estudio micro
y macromorfológico. Estudios Atacameños 29: 7-39.
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ISSN 0716-1530

TERRITORIALIZACIÓN DEL MODELO MINERO INKAICO EN


EL RÍO SALADO: UNA AGLOMERACIÓN PRODUCTIVA ENTRE
1
LÍPEZ Y SAN PEDRO DE ATACAMA
TERRITORIALIZATION OF THE INKA MINING MODEL AT SALADO RIVER:
A PRODUCTIVE CLUSTER BETWEEN LÍPEZ AND SAN PEDRO DE ATACAMA

JOSÉ BERENGUERA & DIEGO SALAZARB

El objetivo de este artículo es discutir una de las formas en INTRODUCCIÓN


que los inkas utilizaron los factores locales de producción y
crearon territorialidad para explotar recursos mineros en el
norte de Chile. Sobre la base de la amplia información ar- La mayoría de los investigadores concuerda en que
queológica existente en la cuenca alta del río Salado (ii Región la principal motivación de la expansión inkaica en el
de Antofagasta), se sostiene que, en gran parte, la ocupación norte de Chile fue explotar su riqueza minera (p. e.,
inkaica de dicha cuenca conformó un sistema agrominero. Raino 1981; Cornejo 1995; Niemeyer & Schiappacasse
Este sistema tomó la forma de una aglomeración de faenas
1998 [1987]; Núñez 1999; Aldunate 2001a; Salazar
mineras, agrícolas y ganaderas en torno a Turi, poblado local
desde donde los agentes estatales habrían administrado la zona. 2002; Berenguer et al. 2005). Varios razonan, además,
Palabras clave: territorialización, aglomeración productiva, que la especialización e intensidad de esa explotación
minería, Tawantinsuyu, norte de Chile. seguramente requirió reorganizar la producción agrí-
cola local para proveer a los mineros de alimentos
his article discusses one of the ways in which the Inkas used que asegurasen su subsistencia (Llagostera 1976a;
local production factors and created territoriality to extract Aldunate 2001a; Núñez et al. 2005; Berenguer 2007).
mining resources in Northern Chile. Based on the extensive
Y, en efecto, al menos en la ii Región de Antofagasta,
archeological information available for the upper Salado river
basin (ii Region of Antofagasta), the authors argue that, to a una revisión de las investigaciones arqueológicas de
large degree, the Inka occupation of that basin constituted an los últimos 35 años sugiere que los inkas organizaron
agricultural-mining system that took the form of a cluster of los nodos o centros atacameños más importantes
mining, agricultural and livestock production centers around con el in de producir excedentes agroganaderos que
Turi, a local settlement from which agents of the Inka Empire permitieron aumentar sustancialmente la escala de la
administrated the zone.
Keywords: territorialization, productive cluster, mining,
producción cuprífera.
Tawantinsuyu, northern Chile. A nuestro juicio, uno de los ejemplos mejor do-
cumentados proviene de la cuenca alta del río Salado,
principal aluente del río Loa. Este caso será discutido
en detalle en el presente trabajo. Por ahora, es suiciente
adelantar que en tiempos de la ocupación inka este
sistema funcionó como una bien articulada aglomera-

A
José Berenguer, Museo Chileno de Arte Precolombino, Santiago, Chile, email: jberenguer@museoprecolombino.cl
B
Diego Salazar, Departamento de Antropología, Universidad de Chile, Santiago, Chile, email: dsalazar@uchile.cl
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: agosto 2016.
52 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

ción de faenas mineras, agrícolas y ganaderas en torno


0 20 Km
a Turi, poblado local desde donde los agentes estatales
Lequena
habrían administrado la zona (véase, por ejemplo,
Castro et al. 1993; Adán 1999; Aldunate 2001a; Adán
& Uribe 2005; Salazar et al. 2013). Sostenemos que la
“aglomeración”, entendida como una asociación de Taira
actividades productivas en estrecha vecindad (Johnston
et al. 1987), es una de las maneras en que el modelo Santa Bárbara
extractivo (sensu Lobos 2012) inkaico se territorializó Conchi Pucará de Turi

Chuquicamata
en la Región de Antofagasta. O, dicho de otro modo:
es una de las formas mediante la cual la estructura de Ayquina Toconce
dominación cusqueña ejerció el poder para explotar los Chiu Chiu Río
lado
recursos locales (véase Sack 1986, en Del Río 2002).2 Río Sa Río
Sa
lad
o
Caspana
Central en la articulación de esta aglomeración era el CALAMA Ca

a
spa

Lo
na

Río
camino inka que pasa por la zona y que es parte de un
corredor estatal de unos 250 km de largo que unía la
Figura 1. Zona del interior de la Región de Antofagasta, norte de
península de Colcha K, en Lípez, con San Pedro de Chile, donde se focaliza el estudio. Figure 1. Interior of Antofagasta
Atacama (Castro et al. 2004; Nielsen et al. 2006). A Region, Northern Chile, focal area of the study.
continuación, detallamos la aglomeración productiva
del río Salado como un caso de territorialización del
modelo minero inka. (Raino 1981; Cornejo 1995; Niemeyer & Schiappacasse
1998 [1987]; Núñez, L. 1999; Uribe & Carrasco 1999;
Aldunate 2001a; Salazar 2002, 2008; Berenguer et al.
SISTEMAS AGROMINEROS 2005; Núñez et al. 2005; Salazar et al. 2013).
Es evidente, sin embargo, que para aumentar esta
Una de las principales políticas aplicadas por los inkas producción tradicional de metales y piedras semipreciosas
en las provincias del Tawantinsuyu consistía en inten- manteniendo la misma tecnología local, era necesario
siicar la producción local. La incorporación de una intensiicar la producción, ya fuera incrementando la
región en la economía política imperial implicaba la cantidad de trabajadores en las faenas mineras y/o el
reorganización de sus procesos productivos para generar tiempo que estos dedicaban a estas actividades extractivas.
bienes en cantidades muy superiores a las necesitadas Un buen ejemplo de lo anterior ha sido documentado
por las comunidades locales (Murra 1978). Para ello, en El Abra, donde los volúmenes de producción crecen
los inkas solían evaluar rigurosamente los recursos notablemente durante el Período Tardío, al igual que la
de los territorios conquistados, lo que les permitía cantidad de sitios, su tamaño y la densidad de los depó-
explotarlos según sus diferentes vocaciones de uso. Por sitos ocupacionales que en ellos se emplazan (Salazar
ejemplo, en el extremo norte de Chile (xv Región de 2002). La intensiicación productiva requería como
Arica y Parinacota) los inkas parecen haber valorado elemento esencial el aprovisionamiento de los núcleos
sobre todo la complementación de recursos ganaderos, extractivos, lo cual presentaba importantes desafíos para
agrícolas y marinos entre las tierras altas y bajas, una el poder estatal, en especial en el caso de los recursos
economía de tipo vertical que las poblaciones de los mineros en el desierto, los cuales suelen ubicarse en
valles, la sierra y el altiplano llevaban practicando desde áreas distantes de los nodos agropastoriles (Núñez, L.
hace siglos (Muñoz & Chacama 2006; Williams et al. 1987; Angiorama 2001). Basado en planteamientos de
2009; Llagostera 2010; Santoro et al. 2010) (ig. 1).3 En Franklin Pease y John Murra, Llagostera (1976a: 45)
la Región de Antofagasta, en cambio, privilegiaron los sostiene que los inkas buscaban incorporar “regiones
recursos mineros –incluyendo una variedad de óxidos, de interés para la economía estatal, que ya existían
silicatos y carbonatos de cobre, cobre nativo y turquesa–, como ambientes organizados”, y postula que en la ver-
muchos de los cuales habían sido explotados por los tiente occidental de los Andes del sur organizaron “un
habitantes del desierto desde el Período Arcaico Tardío complicado sistema agro-minero, en el que entraron
Modelo minero en el río Salado / J. Berenguer & D. Salazar 53

en juego complementario los núcleos mineros y los LA SITUACIÓN ANTES DE LOS INKAS
núcleos agrarios, siendo estos últimos los nutrientes
de los primeros” (Llagostera 1976b: 217). Como anticipamos en la Introducción, la mejor evi-
En los sistemas agromineros inkaicos la cosecha de dencia de un sistema agrominero en el norte de Chile
la región no solo era fundamental para el sostenimiento proviene de la cuenca alta del río Salado, una zona de
diario de los contingentes en las minas, sino también la hoya superior del río Loa situada a unos 70 km al
para la hospitalidad y el comensalismo político que este de la ciudad de Calama. Aun cuando varias de las
el Estado practicaba con ines administrativos. No se interpretaciones sobre el Período Inka realizadas en las
debe olvidar que estos constituían un elemento central décadas de 1980 y 1990 posiblemente requerirían más
en la reproducción de los vínculos entre el Estado, las excavaciones, así como también una mayor sistematiza-
comunidades locales y las divinidades, al legitimar las ción de los datos (Castro et al. 1993: 100), a comienzos
prestaciones de servicio que las poblaciones sometidas del 2000 la información publicada proveía todos los
entregaban al Tawantinsuyu. En efecto, las investiga- elementos para reconstruir este sistema productivo en
ciones sobre los inkas han demostrado la importancia sus trazos gruesos. Permítasenos hacer este trabajo de
de los banquetes de comida y bebida que la burocracia reconstrucción examinando con cierto detalle la situación
inkaica organizaba para retribuir las mitas o prestaciones antes y durante la ocupación inkaica.
rotativas de trabajo de los mitayos (Morris 1978-1980, Al momento del arribo de los inkas a la Región de
1982; Murra 1978). Realizados en contextos rituales y Antofagasta, la referida cuenca era una de las zonas más
ceremoniales en los que interactuaban poblaciones locales, densamente pobladas, con aldeas en lugares como Turi,
representantes del Tawantinsuyu y divinidades, estos Toconce y Caspana (ig. 2).4 Se ha planteado que estas
exuberantes festines representaban un aspecto clave de poblaciones estaban estructuradas en grupos corporativos
la administración estatal (Morris & hompson 1985: 83). basados en el parentesco (Adán & Uribe 2005; véase tam-
Seguramente, son requerimientos como los prece- bién Uribe 1996), bajo un sistema similar al de los ayllus
dentes los que subyacen a las operaciones de ampliación de otras partes de los Andes (p. e., Albó 1972; Platt 1987;
de tierras de cultivo y de mejora de suelos y andenes Isbell 1997; Nielsen 2007). La sociedad formada por este
agrícolas que los inkas efectuaron en el interior de la conjunto de comunidades era el resultado de un proceso
Región de Antofagasta, labores que se aprecian en sitios de amalgamación gradual entre las poblaciones de las
como Paniri, Toconce y Socaire y que habrían resultado tierras altas de la cuenca del río Salado y las del altiplano
en un considerable incremento productivo de tubérculos, meridional de Bolivia que databa, por lo menos, desde
maíz, quinua y otros cultivos (Núñez, P. 1993; Aldunate principios del Período Intermedio Tardío (cf. Castro et
1993, 2001a; Adán 1999; Adán & Uribe 2005; Núñez al. 1984). Dichas comunidades poseían amplios terrenos
et al. 2005; Parcero-Oubiña et al. 2016). Aunque estas de cultivo, abundante agua para el regadío y numerosas
ampliaciones, mejoras e incrementos no han sido aún áreas de pastoreo, incluyendo la vega permanente más
sistemáticamente establecidos, tal cantidad de terrazas grande y rica en forraje. Precisamente a orillas de esta
y campos de cultivo no se explica solo en función del importante área de pastizales, junto a unos manantia-
consumo local interno. Parece correcto, por lo tanto, les, sobre una oscura colina de lavas y con las cumbres
plantear que, a diferencia del énfasis agromarítimo actualmente más veneradas en el horizonte, se extendía
aplicado en la Región de Arica y Parinacota, en tierras el mayor asentamiento atacameño –el llamado pucará
antofagastinas las autoridades cusqueñas organizaron de Turi– desde donde probablemente ejercían el poder
sistemas agromineros en los que las operaciones agrí- los ancestros de los pobladores de la zona (ig. 3).
colas eran subsidiarias de las operaciones mineras. Son En los grupos andinos organizados bajo el sistema
aquellos excedentes agropecuarios producidos en los de ayllus los recursos no pertenecen a la comunidad, sino
principales nodos locales los que habrían permitido a a los espíritus de los cerros y a los ancestros fundadores;
los inkas intensiicar la extracción de cobre en la Región así, los comuneros son tan solo sus guardianes (Isbell
de Antofagasta (Salazar 2002; Berenguer et al. 2005; 1997; Del Río 2002). Coherentemente, tanto en las aldeas
Berenguer 2007; Salazar et al. 2013). locales como en el pucará de Turi, el culto de los cerros
en torres o chullpas y la veneración de los muertos en
sepulcros ubicados en abrigos rocosos ocupaban una
54 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

570 UTM 590 UTM

SIMBOLOGÍA Cerro
Carcanal
Localidades

Desierto absoluto Volcán Paniri

Pampa

Tolar 400
0 Cerro Chao
CUPO
Pajonal
PANIRI
po

Equidistancia altimétrica:
Cerro del León
de Cu

200 m

Cerro Topaín
ón
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Qda.

de
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0 10 Km Volcán Toconce
Q
Vegas de Turi PUCARÁ DE TURI
300
0
7540 UTM

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Cerros de Ayquina Río
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Morros
de Cablor
7520 UTM

Figura 2. Cuenca alta del río Salado y localización de los principales sitios mencionados en el texto. Figure 2. Upper Salado river basin
showing the location of the main sites mentioned in the text.

parte central de su vida ceremonial (Aldunate & Castro huesos de camélidos, palas, cuchillos y raspadores de
1981; Aldunate et al. 1982; Berenguer et al. 1984) (ig. piedra, eran otras de las bien arraigadas manifestacio-
4). En realidad, de un modo similar a como señala Gar- nes ceremoniales, al punto que este tipo de entierro
cilaso de la Vega (1943 [1609]: 72) cuando se reiere a se encuentra distribuido por gran parte del pucará, a
las wak’as en los Andes, tanto cerros, chullpas, sepulcros veces a modo de ritos de fundación de las estructuras
y muertos eran tratados como personas; de hecho, los arquitectónicas, como veremos más adelante (Aldunate
restos culinarios que aparecen en estos espacios (Aldu- 1995; Adán 1996; para una deinición más general de
nate et al. 1982: 156-157 y pss.) pueden ser vistos como waki, véase Aldunate et al. 1982: 136).
modos de comensalismo ritual en los que los humanos Las fechas radiocarbónicas y termoluminiscentes
se relacionaban con entes no humanos con los cuales revelan que el llamado pucará de Turi permaneció ha-
compartían lazos de parentesco (Bray 2012). Los waki bitado durante más de 700 años, desde ines del primer
o entierros de diversos objetos de ofrendas, tales como milenio hasta mediados del siglo xvii, aunque es claro
Modelo minero en el río Salado / J. Berenguer & D. Salazar 55

Figura 3. Poblado de Turi visto desde la vega (fotografía de Andrea Rojas/Qhapaq Ñan Chile-cmn, 2011). Figure 3. Settlement of Turi
as seen from the high altitude wetland (photo by Andrea Rojas/Qhapaq Ñan Chile-cmn, 2011).

que sus más de seis centenares de recintos, distribuidos


en aproximadamente 4 ha, no fueron habitados en
b
forma simultánea (Aldunate 1993; Castro et al. 1993; Corte este-oeste Chullpa Nº 1
Adán 1996). Es posible que el sitio iniciara su historia Excavación interior y exterior frente al vano
ocupacional como un pequeño asentamiento de pastores
(Adán 1996: 237) –quizás en conexión con el cercano 100
cementerio de Turi-2 (Castro et al. 1994)– y que, con
40
el tiempo, fuera creciendo en tamaño hasta constituirse Jamba
en el poblado dominante de la zona.5 Su coniguración 0 cm
Exterior
Interior
polinuclear (sensu Nielsen 2007) durante el Intermedio
Tardío, con diversos “barrios” dotados de espacios de
uso colectivo (Castro et al. 1993; Adán 1996) asimilables Emplantillado de piedra
a patios o plazas no formalizadas, es compatible con
una organización social de índole segmentaria (Adán Corte norte-sur Chullpa Nº 36
& Uribe 2005; González 2016). Excavación exterior frente al vano

Exterior
a
140
Jamba Vano
100

60

20
0 cm

Estrato estéril Fogón Piso rocoso

Figura 4. Chullpas del sitio Likán, valle del río Toconce: a) chullpa N° 36 (fotografía de Victoria Castro, 1979); b) cortes en chullpas
N° 1 y 36 (según Aldunate et al. 1982: ig. 1). Figure 4. Chullpas at the site of Likán, Toconce river valley: a) chullpa N° 36 (photo by
Victoria Castro, 1979); b) cuts on chullpas 1 and 36 (ater Aldunate et al. 1982: ig. 1).
56 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

EL DOMINIO INKA Varios autores consideran que los inkas además


modiicaron el sector central de Turi, dándole un trazado
Cuando los ambientes desérticos se piensan desde la ortogonal mediante recintos que recuerdan a los típicos
perspectiva de quienes viven en zonas templadas, es “rectángulos perimetrales compuestos” o rpc inkaicos
entendible que sean caracterizados como espacios áridos (Aldunate 1993: 74, 2001b: 41-42; Castro et al. 1993: 84,
intercalados con espacios todavía más áridos (Aronson 94; Adán 1996: 235; véase, sin embargo, Cornejo 1999:
2008), pero la verdad es que la cuenca superior del río 174). Estas alteraciones, destrucciones y construcciones
Salado posee numerosas áreas focales de vida y cuan- transformaron el sitio en un asentamiento mononuclear,
tiosos recursos (Berenguer 2004: 92 y pss.). Situada en con su núcleo edilicio ubicado en el sector donde están
una fértil franja intermedia entre el desierto absoluto y la plaza y la kallanka.
una no menos árida puna, el potencial económico de la Tales cambios sugieren que los recién llegados
cuenca no pasó inadvertido para los inkas. dirigieron con gran precisión los trabajos, estableciendo
En el siglo xv, los cusqueños ocuparon Turi y una marcada segregación social del espacio ediicado.
colonizaron la zona. El viejo pucará fue rodeado con Mientras la mayor parte del poblado original siguió
muros de dimensiones monumentales (Aldunate 1993; orientada hacia el poniente, el sector inkaico fue direc-
cf. Adán 1996), uno de ellos con un trazado en zigzag cionado hacia el oriente, como si los nuevos moradores
que, guardando las debidas distancias, recuerda a Sacsay- dieran la espalda a los comuneros que habitaban el otro
waman (ig. 5). Como una violenta señal de conquista, sector (Cornejo 1995; Aldunate 2001a) y reservaran
los inkas destruyeron parte del sector de chullpas, para para sí el este, punto cardinal privilegiado dentro de
ediicar allí una gran plaza rectangular con una kallanka la ideología cusqueña (Hyslop 1990). Así, se puede
de 26 m de largo en uno de sus extremos, esta última decir que el sector de ediicios inkas fue diseñado para
construida con cimientos de piedra y muros de adobones funcionar como una arquitectura de la diferencia y
(Aldunate 1993, 1995) (ig. 6).6 Además, en el exterior los también como un elemento legitimador, que propendían
inkas ediicaron casi una decena de otras construcciones, a identiicar al Inka (o a sus representantes) con los
cuatro de ellas también de adobe, y todas alineadas con puntos de salida del sol y, de esta manera, con el orden
un tramo de camino inka de unos 5 m de ancho sobre permanente y universal del cosmos.7 En última instancia,
el que volveremos más adelante (ig. 7). el objetivo de las autoridades estatales era producir un
fuerte y muy visible sentido de orden, un orden nuevo
y distintivamente inkaico.
En todo caso, la población de la cuenca siguió
realizando ritos en el pucará, tanto en las chullpas
preinkaicas que sobrevivieron a la destrucción como
en aquellas construidas durante la ocupación inka
(Aldunate 1993; Adán 1996; Uribe 1996). En otras
regiones, esta insistencia ritual ha sido interpretada
como cuestionamiento de las comunidades locales
del “olvido impuesto por los inkas sobre la historia
del lugar” (Nielsen 2007: 119). En efecto, en Turi este
comportamiento puede haber sido una continuación de
formas tradicionales de actualizar la memoria colectiva,
pero también puede haberse tratado de una respuesta a
la colonización cusqueña y sus políticas de supremacía.
La insistencia ritual correspondería en este último caso
a manifestaciones contestatarias, acaso contrahege-
mónicas, orientadas a fortalecer la reproducción de
la debilitada organización de parentesco nativa frente
Figura 5. Vista aérea del poblado de Turi (fotografía de Fernando
Maldonado/mchap, 2001). Figure 5. Aerial view of the settlement a las demandas e imposiciones estatales. Al respecto,
of Turi (photo by Fernando Maldonado/mchap, 2001). cabe señalar que la práctica usual en los procesos de
Modelo minero en el río Salado / J. Berenguer & D. Salazar 57

anexión era que el Estado transiriera el dominio so-


brenatural y político de los recursos desde los ancestros
locales al Inka (véase supra), pero solo una vez que se
resolvía ritualmente una salida a la contradicción entre
las ideologías del ayllu y la estatal, se validaba la “re-
creación” de estos recursos y se pasaba a una etapa de
colaboración entre comuneros y agentes estatales (p.
e., véase Isbell 1997: 302).
Digamos que un arreglo político en estos términos
parece haber ocurrido en la cuenca alta del río Salado.
Considérese la siguiente argumentación: Cornejo (1999:
igs. 3 y 4) sostiene que en el mismo lugar donde se Figura 6. Kallanka de Turi (fotografía de Andrea Rojas/Qhapaq
ubica la kallanka de Turi hubo antes un gran recinto que Ñan Chile-cmn, 2010). Figure 6. Kallanka de Turi (photo by Andrea
interpreta como un rpc, el cual correspondería a una Rojas/Qhapaq Ñan Chile-cmn, 2010).
primera etapa de ediicaciones inkaicas y cuyo carácter
rudimentario obedecería a que sus constructores no la kallanka habría contenido otros tres recintos en el
asimilaban todavía las técnicas de construcción inkaicas interior cuyo tamaño decrece de derecha a izquierda
(véase también Aldunate 2001b: 41) (ig. 8). Sin embargo, (Cornejo 1999) y donde pudieron haberse depositado
los colegas que excavaron la kallanka estimaron que los cuerpos de los mallquis o ancestros fundadores de
los depósitos de basura acumulados allí podrían ser la sociedad local. Si a esto agregamos que bajo la es-
anteriores, preinkaicos o no deinitivamente de la época quina sureste de la kallanka fue enterrado el cráneo de
inka (Aldunate 1993: 67, 74; Cornejo 1999: 168, 172). un adulto, posiblemente nativo de la región (Aldunate
Cualquiera de estas alternativas abre la posibilidad de 1995, 2001b: 42),9 existen indicios para sugerir que la
que el presunto rpc destruido haya sido, más bien, una instalación del Inkario en la zona se produjo dentro de
estructura ceremonial local preinkaica, tal vez análoga un clima de asperezas y fricciones que parece haberse
a la arrasada por los inkas en Los Amarillos (Nielsen resuelto mediante negociaciones que involucraron un
2007: igs. 3.11 y 3.17).8 De hecho, al igual que en Los cuidadoso protocolo ritual. Estamos insinuando que el
Amarillos, en Turi, el gran recinto previo o anterior a cráneo pudo haber pertenecido a uno de los supuestos

a b

Figura 7: a) vista aérea del sector inkaico de Turi, incluyendo un segmento de camino inka (fotografía de Fernando Maldonado/mchap,
2001); b) otras construcciones inkaicas junto al camino (fotografía de José Berenguer, 2010). Figure 7: a) aerial view of the Inka sector
of Turi, including a segment of the Inka Road (photo by Fernando Maldonado/mchap, 2001); b) other Inka constructions alongside the
road (photo by José Berenguer, 2010).
58 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

a Recintos, chullpa b
y muros hipotéticos
Cimientos de chullpa Sondeo 5
bajo Kallanka Sondeo 6

Sondeo 4
Sondeo 7 Muro
incompleto 1

Muro Muro doble


incompleto 2 con relleno
Muro
Sondeo 8 incompleto 4
Muro
incompleto 3 Sondeo 3
Sondeo 1
Sondeo 2
DETALLE
30 m 30 m

c
Recintos destruidos
Muro perimetral norte

Camino Inka

Muro perimetral este

Kancha
Kallanka
Recinto 7
Recinto 6
Recinto 5
Recinto 4

Recinto 607
Entrada Recinto 3
Recinto 2

Recinto 1

Entrada
Camino
Inka

Recinto 608
Entrada 30 m

Figura 8. Evolución del sector inkaico del poblado de Turi (según Cornejo 1999: igs. 2, 3 y 4): a) durante la ocupación local pre Inka; b)
durante la fase inicial de construcción de elementos inkas; c) detalle de los rasgos de la kancha (la plaza) y la kallanka. Figure 8. Evolution
of the Inka sector of Turi settlement (ater Cornejo 1999: igs. 2, 3 and 4): a) during local pre-Inka occupation; b) during the initial stage of
construction of Inka structures; c) details of the kancha (plaza) and kallanka.
Modelo minero en el río Salado / J. Berenguer & D. Salazar 59

1 2 3 1 2 3

4 5 6 5 6

1 cm 1 cm

Figura 9. Cántaros aribaloides, escudillas y jarros del tipo Inka Figura 10. Vasijas “Inka Foráneo” (según Uribe & Carrasco 1999:
Local, Caspana (según Uribe & Carrasco 1999: igs. 1 y 2). Figure ig. 3). Figure 10. “Foreign Inka” vessels (ater Uribe & Carrasco
9. Cántaro jugs with aribalo features, serving dishes and pitchers 1999: ig. 3).
in the Local Inka style, Caspana (ater Uribe & Carrasco 1999:
igs. 1 and 2).

mallquis desalojados de la estructura destruida por los la celebración de pactos con sus líderes étnicos y el reco-
cusqueños, y que su colocación en un waki a modo de nocimiento de cierta “autonomía política e ideológica a
cimiento de la kallanka sería una actividad dedicatoria cambio del cumplimiento de las cuotas de producción
de consagración del ediicio (sensu Osborne 2004).10 para el Estado” (Núñez et al. 2005; cf. Castro et al. 1993;
Asimismo (y sobre todo), esta maniobra parece ha- Uribe & Carrasco 1999; Aldunate 2001a; véase también
ber sido parte de una operación político-ritual para Malpass & Alconini 2010). Quizás esta forma vicaria de
transferir el dominio de los recursos de la zona desde dominio podría explicar por qué dentro de los más de
los ancestros locales al Inka. De modo similar a como 1000 kg de fragmentos cerámicos recuperados en Turi
lo plantea Del Río (2002: 675 y pss.) para el Pucará de abundan los componentes alfareros Inka Local y Loa/
Surasura (Paria, Bolivia), muy probablemente el viejo San Pedro, mientras que escasean notoriamente las
pucará de Turi constituyó para los ayllus de la zona “el cerámicas importadas de estilos provincial e imperial o
espacio de representación (e imaginación) seleccionado cusqueño (Aldunate 1995, 2001b; Cornejo 1995; Adán
por la memoria que dio sentido a sus descendientes” y, a 1996; Uribe 1996). Este patrón cerámico sugiere que
la vez, “el lugar del simbólico sometimiento al Cuzco”.11 la gestión estatal no estuvo directamente en manos de
No hay buena evidencia arqueológica ni docu- autoridades foráneas, sino de dirigentes locales cooptados
mental que indique que la cuenca alta del río Salado por el Inka. Es más, en el cementerio Los Abuelos de
fue gobernada por los inkas desde centros localizados Caspana (Ayala et al. 1999; Uribe & Adán 2004; Adán
en el altiplano boliviano o en la puna argentina (Uribe & Uribe 2005) se encontró enterrado solo a un reducido
1996; cf. Aldunate 2001b; Llagostera 1976b, 2010). Más “número de individuos locales rodeados de parafernalia
bien, hoy se piensa que los agentes estatales gobernaron inkaica”, lo que sugiere que “la incorporación al imperio
a la población desde las propias instalaciones inkaicas habría generado procesos de diferenciación al interior
incrustadas en la parte más elevada de Turi, bajo un de la sociedad” del río Salado (Uribe & Carrasco 1999:
régimen que proponemos caracterizar como de control 70) (igs. 9, 10).
estatal efectivo con mando indirecto. Entendemos por Como sea, luye ostensiblemente de esta discusión
tal un sistema de gobierno en el que las autoridades que el objetivo de los inkas en la zona fue la captura del
cusqueñas promocionaban a las élites locales mediante “sistema o ambiente organizado” (Llagostera 1976a)
60 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

a b

Figura 11. Estructura inkaica en el sitio Likán, valle del río Toconce: a) vista desde el norte; b) vista desde el oeste (fotografías de José
Berenguer, 2015). Figure 11. Inka structure at the site of Likán, Toconce river valley: a) view from the north; b) view from the west (photos
by José Berenguer, 2015).

preexistente con el in de incorporar al conjunto de co- estructura inkaica en la cima de la colina, justamente
munidades del río Salado dentro de la economía política en el centro del sector de chullpas del sitio Likán (ig.
del Estado cusqueño (ig. 1). Insertando al liderazgo 11; véase Aldunate et al. 1982: nota 13). Solo entonces
local en la jerarquía administrativa estatal, los inkas quebradas cercanas a Turi con amplias extensiones de
gobernaron el Salado en forma “indirecta”, con lo que cultivo en graderías, como Toconce, Caspana y Ayqui-
simpliicaron las tareas de organización, supervisión y na (ig. 12), o bien, de cultivo en faldeos, como Paniri,
toma de decisiones (Alconini 2008), pero mantuvieron pudieron ser reorganizadas por el Inka para producir
un control efectivo sobre la fuerza de trabajo y los me- grandes cantidades de alimentos, pasando a formar
dios de producción. A través de diversos mecanismos parte del hinterland agrario de este centro provincial.
de control social y de ejercicio del poder, así como de la Muy probablemente, algunos artículos como el
reconiguración física y simbólica de los espacios públi- maíz fueron llevados a Turi para su procesamiento.
cos (Gallardo et al. 1995) y la resigniicación del paisaje
circundante como un paisaje del Imperio (Berenguer
2007; Salazar et al. 2013), la maquinaria estatal creó en
el alto Salado una nueva territorialidad, superpuesta a
la local, que hizo posible la apropiación y reformulación
del sistema de producción tradicional. Esto quiere decir
que la muchas veces referida “inkanización” no sería otra
cosa que una desposesión seguida de una territorializa-
ción inka (Lobos 2012); y su resultado, la aparición de
una multiterritorialidad (sensu Rincón García 2012),
es decir, distintos proyectos de apropiación y control
territorial en conlicto, fenómeno típico, por lo demás,
de los procesos de dominación que ocupan mecanismos
de expansión territorial.

EL COMPONENTE AGROGANADERO

En la captura del sistema local llevada a cabo por los


Figura 12. Terrazas agrícolas en gradería, valle del río Toconce
inkas, la neutralización de las “personas no humanas”
(fotografía de Fernando Maldonado/mchap, 2001). Figure 12.
de las comunidades (sensu Bray 2012) fue esencial. Al Hillside agricultural terraces, Toconce river valley (photo by Fernando
respecto, qué más elocuente que la ediicación de una Maldonado/mchap, 2001).
Modelo minero en el río Salado / J. Berenguer & D. Salazar 61

interna en la etapa tardía del asentamiento, así como la


intensiicación de la producción agrícola en las quebradas
adyacentes (Núñez, P. 1993), constituyen evidencias
circunstanciales de que estos molinos efectivamente se
emplearon en el procesamiento de granos para producir
algún producto a gran escala.
Buena parte de la cosecha de las quebradas habría
sido destinada a la producción de alimentos para el con-
sumo diario (p. e., tubérculos, maíz, porotos, calabaza,
quenopodiáceas, entre otros), pero, a nuestro juicio,
también a la elaboración de chicha para los festines que
las autoridades estatales organizaban para agasajar a
los trabajadores que servían bajo el sistema de la mit’a
(Morris 1978-1980, 1982; Morris & hompson 1985).
Estas “tomateras” y “comilonas” estatales explican
buena parte de la importante acumulación de basuras
en Turi, especíicamente en las áreas cercanas a los
Figura 13. Wirkes etnográicos, según Varela (1992: lám. 18).
morteros. Serían parte de este sistema de producción,
Figure 13. Ethnographic wirkes, according to Varela (1992: pl.18).
redistribución y hospitalidad estatal una variedad de
grandes contenedores de cerámica –algunos de ellos
Así lo sugiere el hallazgo de cientos de grandes arte- asimilables a los wirkes etnográicos (Varela 1992;
factos de molienda concentrados en el sector central Uribe 1996; ig. 13)–, numerosos morteros asociados
del poblado (Aldunate 1995), un espacio que –ya vi- a bodegas dispuestas en hilera al interior de amplias
mos– habría sido remodelado por los inkas (Castro et estructuras de uso comunal (Adán 1996: 235), así
al. 1993: 82, 95, 97). Es cierto que la investigación no como qollcas de estilo inkaico (Castro et al. 1993: 95;
recuperó evidencias directas que permitan identiicar González 2016).12
los productos procesados en esos artefactos (Cornejo A juzgar por su tamaño, emplazamiento y tipo
1993), pero su abundancia, los densos basurales que arquitectónico, otras estructuras parecen haber sido
cubren parcialmente los recintos y las vías de circulación corrales: nos referimos a recintos espaciosos, localizados

Lípez
A
VI Vn. Licancabur Camar
LI Vn. Toconce
BO
SALAR
Colcha K Tambo San Pedro
Salado
DE UYUNI
de Atacama
Cerro León Toconce SALAR DE
Vn. Paniri
Catarpe
ATACAMA
Incahuasi
San Bartolo
Paniri Caspana
Pabellón Vn. San Pedro
E
IL
Inca CH Turi Cerro Verde
Cerro Colorado Co. Quimal
Miño 2
Incaguasi
Río
Sa

Río Loa
Collahuasi Miño 1 El abra
lad

Camino Inca
CALAMA
o

Figura 14. Trazado del camino inka entre Lípez y San Pedro de Atacama (producción de Fernando Maldonado sobre base topográica
cortesía Laboratorio sig caseb, puc). Figure 14. Outline of the Inka Road between Lípez and San Pedro de Atacama (produced by Fernando
Maldonado, based on topography courtesy of Laboratorio sig caseb, puc).
62 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

a b

c d

Figura 15. Segmentos del Qhapaq Ñan en la zona del río Salado: a) vista del camino desde el norte hacia Turi (fotografía de Andrea
Rojas/Qhapaq Ñan Chile-cmn, 2010); b) el mismo camino visto desde Turi hacia el norte (fotografía de José Berenguer, 2010); c) cuesta
con peldaños de piedra, cañón del valle del río Caspana (fotografía de Fernando Maldonado/mchap, 2001); d) el camino inka a la altura
del centro minero de Cerro Verde, valle del río Caspana (fotografía de Fernando Maldonado/mchap, 2001). Figure 15. Segments of the
Qhapaq Ñan in the area of río Salado: a) view of the road from the north, looking toward Turi (photo by Andrea Rojas/Qhapaq Ñan Chile-
cmn, 2010); b) the same road seen from Turi looking north (photo by José Berenguer, 2010); c) slope with stone steps, in the río Caspana
canyon (photo by Fernando Maldonado/mchap, 2001); d) Inka Road near the mining center of Cerro Verde, in the Caspana river Valley
(photo by Fernando Maldonado/mchap, 2001).

en el sureste del asentamiento, asociados a una vía de ACTIVIDADES EXTRACTIVAS CERCA


circulación que conecta con el camino inka que pasa DE CASA
por allí, como también a otros de similar tamaño que
se encuentran en los extramuros (Castro et al. 1993: Como ya fue adelantado, la colonización inkaica de la
95; Adán 1996: 161-163, 223-224, 237). Los corrales cuenca alta del río Salado contempló la construcción de
constituyen un elemento casi infaltable en la arquitectura un tramo de camino real que proviene del altiplano sur de
de los sitios inkaicos (Raino 1981; Hyslop 1984, 1990), Bolivia (Nielsen et al. 2006: ig. 2) e ingresa a la cuenca por
ya que los rebaños estatales proveían subproductos el abra de Cupo (Castro el al. 2004: ig. 1), pasando por el
como lana, cueros, carne fresca, charki y estiércol sector alto de Turi, para dirigirse al sur hacia Catarpe-Este
para abonar la tierra (Adán 1996), aun cuando parte (ig. 14), el otro centro inkaico de gran envergadura en
de esa masa ganadera seguramente sirviera también la región (Castro et al. 1993; Niemeyer & Schiappacasse
para actividades de transporte. 1998 [1987]). Se trata de otra de las diagonales con las que
Modelo minero en el río Salado / J. Berenguer & D. Salazar 63

Figura 16. Vista aérea del sitio inkaico de Cerro Verde, valle del río Caspana (fotografía de Fernando Maldonado/mchap, 2001).
Figure 16. Aerial view of the Inka site of Cerro Verde, in the Caspana river valley (photo by Fernando Maldonado /mchap, 2001).

el sistema vial de los inkas ingresaba desde el altiplano al Una decena de kilómetros al sureste de Turi, el camino
norte de Chile (véase Berenguer et al. 2011) (ig. 15).13 que une a esta localidad con Catarpe pasa por la mina de
El alineamiento de los recintos inkaicos exteriores cobre de Cerro Verde (Adán 1999; Uribe et al. 2000). En
de Turi con la arteria (ig. 7) es típico de las instalaciones el valle de Caspana, el sitio de Cerro Verde operó como
que en el Qhapaq Ñan servían funciones de albergue un centro productivo, administrativo y ceremonial, con
y almacenamiento (Hyslop 1984). Por lo tanto, es muy tres plazas rodeadas por medio centenar de recintos (ig.
claro que, entre otras funciones, Turi cumplió la de ser 16) y un ushnu emplazado sobre un promontorio rocoso
un tambo, probablemente el más importante en la ruta que domina el asentamiento y desde el cual se divisan los
entre la península de Colcha K, en la orilla sur del salar cerros más sagrados de la zona (Adán 1999; Adán & Uribe
de Uyuni, y Catarpe-Este, en San Pedro de Atacama. 2005) (ig. 17). A unos 300 m al sur de este complejo, se
64 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

a b

Figura 17. Ushnu de Cerro Verde: a) vista desde el norte (fotografía de Fernando Maldonado/mchap, 2001); b) vista desde el sur, con
los cerros de la zona en el fondo (fotografía de José Berenguer, 2012). Figure 17. Ushnu at Cerro Verde: a) view from the north (photo by
Fernando Maldonado/mchap, 2001); b) view from the south, with nearby hills in the distance (photo by José Berenguer, 2012).

halla un campamento minero con cerca de 40 estructuras


a
que muestra evidencia supericial de decenas de martillos
líticos y abundante mineral de cobre molido. Un poco
más al sur del campamento se documentó recientemente
una cantera para elaborar martillos mineros, mientras que
entre los restos de operaciones extractivas históricas se
advierten incuestionables frentes de trabajo y desmontes
de época prehispánica, todos asociados a numerosos
cabezales de martillos líticos (Salazar et al. 2013) (ig.
18). A solo 4 km al noroeste del llamado pueblo viejo
de Caspana –donde habría estado emplazada una de las b
aldeas prehispánicas locales (Adán 1999)–, la mina de
Cerro Verde puede haber sido la principal razón para
que la administración central cusqueña cultivase una
relación privilegiada con los líderes de este valle de la
cuenca del Salado.
Una gran cantidad de artefactos de molienda ha
sido reportada en el sector central de la Aldea Taliku-
na, otro importante sitio habitacional en la cuenca del
río Caspana, con fechas que lo sitúan en el Período
c
Tardío (Uribe & Carrasco 1999; Adán & Uribe 2005).
Al igual que en Turi, estos artefactos podrían haber
estado vinculados con la economía de la chicha y el
comensalismo político inkaico. Evidencias adicionales
del “complejo chichero” en las cercanías de Cerro Verde
serían las “palas” de madera mencionadas por Adán y
Uribe (2005: 47) como parte de los contextos funera-
rios del cementerio Los Abuelos de Caspana (ig. 19).
Aunque no las hemos examinado directamente, por
la descripción de los autores podrían corresponder a Figura 18. Cerro Verde: a) cantera para elaborar martillos, frentes
paletas como la que Nielsen encontró en el poblado de trabajo minero y desmontes; b) martillos líticos; c) taller de
manufactura de martillos (fotografías de Diego Salazar, 2006).
Los Amarillos (2007: fotografías 8 y 9), quien, a partir
Figure 18 . Cerro Verde: a) quarry where material was extracted for
de información etnográica de la localidad de Yakoraite, hammers, working face of the mine and waste piles; b) stone hammers;
en la quebrada de Humahuaca, la interpreta como un c) hammer manufacturing site (photos by Diego Salazar, 2006).
Modelo minero en el río Salado / J. Berenguer & D. Salazar 65

a b c

Figura 19. Paletas de madera: a) Chiu Chiu (Rydén 1944: ig. 75 A-B); b) río Loa (Núñez, L. 1974); c) río Loa, mchap/dscy 1288. Figure
19. Wooden spades: a) Chiu Chiu (Rydén 1944: ig. 75A-B); b) Loa river (Núñez, L. 1974); c) Loa river, mchap / dscy 1288.

a b c

Figura 20: a) paleta de madera encontrada en el sitio Los Amarillos, quebrada de Humahuaca (fotografía de Axel Nielsen); b) chichera
de la localidad de Yakoraite, Quebrada de Humahuaca (fotografía de Axel Nielsen); c) preparación y producción de chicha de maíz
en el Perú colonial, siglo xvii (según Martínez Compañón 1998, vol. ii: 58). Figure 20: a) Wooden spade found at Los Amarillos site, in
Quebrada de Humahuaca (photo by Axel Nielsen); b) chichera (urn for making chicha) in the locality of Yakoraite, Quebrada de Huma-
huaca (photo by Axel Nielsen); c) preparation and production of chicha (fermented corn beverage) in colonial Peru, 17th Century (ater
Martínez Compañón 1998, vol. ii: 58).

utensilio para revolver la chicha en las primeras etapas de en las chullpas y su entorno inmediato, otras fracciones
su preparación (ig. 20).14 Por supuesto, estos artefactos pueden haberse destinado a trabajos de lapidaria o a
bien pueden ser multifuncionales, y es necesario realizar la fundición del metal rojo en alguna colina cercana.
más excavaciones en la plaza y en los recintos aledaños Al respecto, hay información sobre “una considerable
para saber si en Cerro Verde se efectuaron festines de presencia de metalurgia” en Turi, particularmente,
comida y chicha que guardaran relación directa con las alileres, topus, placas y pinzas (Aldunate 1993: 71, 73),
operaciones mineras de las vecindades. aunque, por supuesto, esto no signiica necesariamente
Desde yacimientos como Cerro Verde debe haber que hayan sido manufacturados en este lugar. En todo
provenido el mineral de cobre que se encontró acopiado caso, otros autores señalan que, por lo general, en la
en grandes cantidades en una veintena de estructuras Región de Antofagasta el mineral era fundido en las
semicirculares localizadas en la parte alta del pucará de proximidades de los lugares de extracción (Latcham
Turi, al este de la calzada inkaica (Castro et al. 1993: 94). 1938; Núñez, L. 1999), como hemos visto que ocurre
En efecto, Turi parece haber desempeñado un importante en el caso de Collahuasi, Región de Tarapacá.
papel en la acumulación y distribución de este mineral
(Núñez, L. 1999). Mientras parte de él fue ofrendado
66 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

CONCLUSIONES NOTAS
1
Relexión originada en los proyectos fondecyt N°
Hemos argumentado, a lo largo de este trabajo, que durante
1100905 y N° 7100905, y presentada en Qhapaq Ñan i, Taller
el Período Inka hubo un sistema agrominero operando Internacional en Torno al Sistema Vial Inkaico, San Pedro de
en la cuenca alta del Salado y que este se territorializó Atacama, Chile, 23-26 de marzo de 2015. Una versión anterior
como una bien coordinada “aglomeración de actividades fue presentada en el vi Encuentro de historia local. Visibilizando
productivas” (sensu Johnston et al. 1987) que compren- lo nuestro: comunidades, desierto e interrelaciones sociales en el
día, a lo menos: (1) un yacimiento minero en el valle de tiempo, 13-14 de septiembre de 2013, Diego de Almagro, iii Re-
Caspana (Cerro Verde), (2) varias granjas agrícolas en gión de Atacama.
2
Escribe esta autora: “Como Sack (1986) señalase, todo con-
las zonas aledañas (Toconce, Paniri, Talikuna y, presu-
cepto de territorio implica el del ejercicio del poder, por lo cual
miblemente, Ayquina), (3) dispositivos de almacenaje en
está íntimamente vinculado a las estructuras de dominación”
casi todos estos sitios y (4) establecimientos ganaderos (Del Río 2002: 664). Así, todo proyecto productivo es un pro-
en Turi y, en menor grado, en otras localidades vecinas yecto político y su territorialización no es otra cosa que el avance
(p. e., Chulqui, Cáblor y Mulorotje). Localizados a una e implantación de una territorialidad particular por sobre otras
distancia máxima de una jornada de camino, el centro alternativas (Kretschmer 2011, en Lobos 2013).
3
político-administrativo-ritual, el núcleo minero, las granjas En 2007, la i Región de Tarapacá fue dividida para crear
una decimoquinta región desde la quebrada de Camarones al
estatales y los establecimientos ganaderos se hallaban
norte, denominada de Arica y Parinacota.
asociados en relativa vecindad. Puede apreciarse, por lo 4
Para una síntesis de las diferentes estimaciones de pobla-
tanto, que en esta versión del modelo extractivo inkaico ción en tiempos inkaicos, véase Berenguer (2004: 156-157).
todos los factores necesarios para su desenvolvimiento – 5
El poder generativo de los caseríos o estancias pastoriles
incluidas la población que proveía la fuerza de trabajo y la para originar asentamientos más grandes ha sido planteado por
infraestructura de transporte representada por el Qhapaq Berenguer (1995, 2004) para tiempos prehispánicos en el vecino
Ñan– se concentraban dentro de un radio máximo de valle del Alto Loa y recogido por otros autores para caracterizar
poco más de 15 km en torno al vértice político de Turi, dinámicas de crecimiento de sitios habitacionales prehispánicos
de la subregión del río Salado (p. e., Adán 1996; Ayala 2000).
el cual funcionaba, a su vez, como un sitio ceremonial, 6
Nielsen (2007: 120-121) relaciona esta destrucción en
como un centro administrativo y como el más importante Turi con la que practicaron los inkas en las estructuras ceremo-
tambo del camino real inkaico que vinculaba el Norte de niales del Complejo A del poblado de Los Amarillos, en la que-
Lípez con el oasis de San Pedro de Atacama. brada de Humahuaca, y en la plaza del poblado de Lakaya, en el
Las síntesis –como la que hemos propuesto en este Norte de Lípez. Según el autor, en ambos lugares aparentemente
artículo– son importantes en las reconstrucciones de la las comunidades locales veneraban a sus mallquis o ancestros
prehistoria no solo porque permiten valorar el trabajo de fundadores.
7
Esta dualidad direccional oriente-poniente parece mante-
diversos colegas y encajar sus datos dentro de un relato
nerse en la actualidad. Castro (2009: 262-263) relata un “pago”
más amplio, sino también por su capacidad heurística,
ritual hecho por una pastora local antes de subir a las ruinas
ya que generalmente conducen a nuevas preguntas y, de Turi, consistente en un jarro para los gentiles, anteabuelos y
con ello, a nuevas investigaciones. Por ejemplo, ¿qué reinka, dueños de los gentilares, y otro jarro para “las ánimas
ocurría con el componente administrativo cuando los benditas” (difuntos contemporáneos), cuyos contenidos la pas-
núcleos mineros radicaban en lugares distantes de los tora arrojó, respectivamente, hacia el este y hacia el oeste.
8
nodos agrícolas y de los grandes centros de población, Según Aldunate (1993: 73), “en la kallanka había un estra-
to fechado en 860 ± 150 ap y […] no es claro si esa ocupación
como ocurre con las minas de El Abra, Las Turquesas
pertenecía a la estructura”, información que tiende a respaldar
o Collahuasi? Nos referimos a la organización, super-
nuestra interpretación.
visión y toma de decisiones del más alto nivel en las 9
Masculino de 25 a 35 años de edad cuyo cráneo fue encon-
operaciones extractivas. La respuesta a esta pregunta trado con pintura roja, hojas de coca y otros materiales vegetales
requiere examinar otras formas de territorialización del (Aldunate 1995).
10
modelo minero inka en la región, algunas de las cuales Es interesante mencionar que, de acuerdo a Garcilaso de
hemos planteado en Salazar et al. (2013), pero que aún la Vega (1943 [1609]: 72), las “sepulturas en las esquinas de las
deben ser estudiadas con mayor detalle en términos de casas” estaban en la lista de wak’as o “cosas sagradas” de los inkas,
fuesen ídolos, objetos o lugares a través de los cuales “el diablo
enclaves extractivos.
habla”. Nótese la similitud entre los vocablos wak’a y waki.
Modelo minero en el río Salado / J. Berenguer & D. Salazar 67

11
Necesario es considerar que, al parecer, los linajes nativos Aldunate, C., 2001a. El Inka en Tarapacá y Atacama. En Tras
nunca dejaron de presentar resistencia al nuevo orden; al menos, la huella del Inka en Chile, C. Aldunate & L. Cornejo, Eds.,
así lo insinúa la persistencia de actividad ceremonial en lo que pp. 18-33. Santiago: Museo Chileno de Arte Precolombino
quedó del sector de chullpas original después de su arrasamiento -Banco Santiago.
por los inkas (Aldunate 1993; Adán 1996; Uribe 1996). Aldunate, C., 2001b. El dominio del Tawantinsuyu sobre Turi. En
12
Nos referimos a vasijas de forma no restringida, labio Tras la huella del Inka en Chile, C. Aldunate & L. Cornejo, Eds.,
evertido y supericie tiznada, correspondientes al Grupo 1, Turi pp. 38-43. Santiago: Museo Chileno de Arte Precolombino-
Rojo Alisado, que registraron la más alta presencia en las reco- Banco Santiago.
lecciones de supericie, y con un fragmento datado por tl en Aldunate, C.; J. Berenguer & V. Castro, 1982. La función de las
1490 dc (Varela et al. 1993: 109-110, 117). chullpas de Likán. En Actas del vii Congreso de Arqueología
13
De noreste a suroeste, el itinerario de esta diagonal com- Chilena, pp. 129-174. Santiago: Kultrún.
prende 24 estaciones, entre sitios locales con materiales inkas, Aldunate, C. & V. Castro, 1981. Las chullpas de Toconce y su
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14
Estas paletas son comunes en los cementerios tardíos de Ayala, P., 2000 Ms. Modalidades de ocupación del espacio durante
la Región de Antofagasta, tal como en las “sepulturas en abrigos los períodos Intermedio Tardío y Tardío (900 dc-1500 dc)
rocosos” del sitio Likán, en Toconce (Castro et al. 1979: foto 2.1) en la subregión del río Salado (ii Región).
y en gran parte del área circumpuneña (p. e., Latcham 1938: 152- Ayala, P.; O. Reyes & M. Uribe, 1999. El cementerio de los abuelos
154, ig. 52; Rydén 1944: ig. 75 A-B), incluso, han sido registra- de Caspana: el espacio mortuorio local durante el dominio
das hacia 1270 dc en el sitio Pangal-2, en Chile central (Vera del Tawantinsuyu. Estudios Atacameños 18: 35-54.
1981). Por lo general, se las interpreta como palas agrícolas, pero Berenguer, J., 1995. Impacto del caravaneo prehispánico tardío en
la analogía etnográica de Nielsen sugiere que pueden haber in- Santa Bárbara, Alto Loa. En Actas del xiii Congreso Nacional
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BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, No 1, 2017, pp. 71-94, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

RUTAS Y SENDEROS PREHISPÁNICOS COMO PAISAJES. LAS


QUEBRADAS ALTAS DEL VALLE CALCHAQUÍ MEDIO (SALTA)
PREHISPANIC PATHS AND TRAILS AS LANDSCAPES. THE HIGH
QUEBRADAS OF THE MID CALCHAQUI VALLEY (SALTA)

VERÓNICA WILLIAMSA & PAULA VILLEGASB

En las quebradas altas del valle Calchaquí medio, en la Provincia INTRODUCCIÓN


de Salta, se ha reconocido una serie de sitios Incas y tramos de
caminería imperial, llevándonos a postular la importancia de
las comunicaciones transversales entre los valles mesotermales Los estudios de la colonización inca en los territorios del
y el ambiente puneño en este sector del Tawantinsuyu. Plan- sur del Imperio, especíicamente el Noroeste de Argentina
teamos algunas posibilidades de comunicación entre distintas (noa), permanecen todavía tentativos a pesar de los
unidades geoambientales a partir del registro arqueológico e avances realizados en los últimos 30 años, especialmente
información histórica de los siglos xvi, xvii y xviii.
porque el conocimiento sobre la expansión del Estado
Palabras clave: paisaje, Camino Inca, Qhapaq Ñan, valle
Calchaquí, Salta. Inca hacia los Andes del sur descansa más sobre modelos
emanados de la etnohistoria que sobre la contrastación
In the high ravines of the mid Calchaqui valley, Salta province, y explicación de datos arqueológicos. El énfasis de los
we have found a series of Inca sites and roads that led us to análisis históricos radica en el funcionamiento de las
postulate the importance of transversal communications between estructuras políticas, económicas e ideológicas estatales
mesothermal valleys and Puna environment in this area of the
a nivel de las élites dirigentes, relegando a un segundo
Tawantinsuyu. Based on the archaeological record and historical
information from the 16th, 17th and 18th centuries, we discuss the plano otros segmentos de estas sociedades o los procesos
possibilities of communication between diferent geographic and sociales ocurridos en comunidades locales alejadas de
environmental units. los centros políticos principales. En los últimos años
Keywords: landscape, Inca Road, Qhapaq Ñan, Calchaqui se ha insistido en la necesidad de desarrollar nuevas
valley, Salta.
orientaciones y marcos teóricos alternativos derivados del
análisis crítico de datos arqueológicos cuyos resultados
muestran un panorama más dinámico y heterogéneo
de los modos de interacción del Estado Inca con los
territorios anexados.
El objetivo del trabajo es comprender la construcción
de las particulares espacialidades incas en las quebradas

A
Verónica Williams, Universidad de Buenos Aires, Facultad Filosoia y Letras - conicet. Instituto de las Culturas (idecu). Buenos
Aires, Argentina, email: veronicaw33@yahoo.com
B
M. Paula Villegas, Instituto de Arqueología, ffyl, uba, 25 de mayo 217 3° piso, caba, Argentina, email: paulavil78@yahoo.com.ar
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: marzo 2016.
72 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

altas de Gualfín, Tacuil y Luracatao en el sector medio trucción de paisajes implican actos que recurren a la
del valle Calchaquí, en la provincia de Salta, Argentina, memoria relacionando sentidos, historias y experiencias
donde la red vial es uno de los marcadores de la presencia de vida (Ingold 1993), memoria que estará anclada a
estatal, constituyendo en sí misma un complejo sistema una construcción vinculante de identiicación cultural
administrativo, de comunicación y transporte (ig. 1). Si o pertenencia y a un territorio.
bien muchos de los tramos son en parte mejoramientos Entendemos por territorio, siguiendo la formu-
sobre vías de comunicación previas, la red caminera lación de Rafestin (1986: 177), la apropiación social
asociada a sitios estatales formó la infraestructura del de un espacio mediante el agenciamiento de aquellos
control inca en las provincias (Malpass 1993: 240). recursos económicos y simbólicos que estructuran las
Los caminos constituyeron un símbolo omnipresente condiciones prácticas de la existencia de un colectivo
del poder y la autoridad del Estado, y fueron fundamentales autoidentiicado con el mismo. Este concepto es indi-
a la hora de integrar y mantener el funcionamiento de sociable del de territorialidad, en tanto que estructura
un territorio tan extenso. En este sentido, funcionaron a relacional y multidimensional establecida entre una
su vez como bisagra en la unión de dos paisajes, el local sociedad y su territorio, y que comprende la identidad
y el estatal (Hyslop 1984: 2), siendo al mismo tiempo con un espacio determinado, la exclusividad proclamada
un marcador espacial en la territorialidad simbólica dentro de este y los modos de interacción establecidos
estatal, como propone Berenguer (2001). con el medio. Territorio como geosímbolo, espacio sim-
En el noa, el estudio de caminos está íntimamente bólico conformado por una serie de lugares e itinerarios,
relacionado con aquel de los sitios de iliación Inca pertenencia, asiento de la memoria, ligado a identidades
(Raino 1981; Hyslop 1984; Vitry 2000, 2004; Bárcena colectivas (Bonnemaison 1992, 2005).
2005; Moralejo 2011, entre otros). Aquí seguimos el Las dominaciones inca y castellana reconiguraron
criterio propuesto por Hyslop (1984: 3), quien considera los territorios prehispánicos en muchas partes de los
como Camino Inca toda ruta que exhibe o no elementos Andes (Presta 2013). Un dato que surge de los docu-
formales de construcción, usada en momentos imperiales mentos históricos tardíos para el noa es la explotación
y a la cual están asociados asentamientos cuya función de recursos en distintos pisos y por diferentes grupos.
se vincula con la administración del Estado. Desde la etnohistoria, se ha planteado que las socieda-
Utilizamos datos provenientes del cruce de fuentes des prehispánicas de Calchaquí con asientos en el valle
documentales y el registro arqueológico. Para el primer troncal extendían también sus derechos sobre franjas
caso, destacamos el problema de la escasez de infor- transversales, lo que al mismo les permitía acceso a
mación documental temprana para la zona, razón por recursos complementarios en zonas más altas; o bien
la cual incorporamos documentación del siglo xviii y se ha señalado que aquellas que tenían sus asientos en
cartografía e informes producidos por viajeros y natu- las quebradas altas también disfrutaban de derechos
ralistas del siglo xix. Para el segundo caso, disponemos en el fondo del valle principal, donde “otras veces
de datos arqueológicos producidos a partir de estudios solían hacerlo”, según los relatos (Lorandi & Boixadós
sobre uso y construcción del espacio, y sobre patrones 1987-1988). En el valle Calchaquí medio, en 1659, los
arquitectónicos realizados en asentamientos de tipo gualines tenían derecho a tierras en Angastaco, dado
pukara, sitios ubicados en cotas más bajas o poblados que allí bajaban a hacer sus sementeras. Pero también
pequeños semiconglomerados, terrazas y andenes, arte los sichas compartían terrenos en este oasis junto al río
rupestre, caminería, santuarios y ofrendatorios de altura. Calchaquí, convirtiendo a Angastaco probablemente
La apropiación y el uso que las poblaciones hacen en un territorio multiétnico (Relación Anónima agi,
del medio en que habitan es uno de los principales fac- Charcas 121, en Lorandi & Boixadós 1987-1988: 317).
tores que inluyen en la coniguración de sus patrones La circulación desde los valles hacia la puna y las
de asentamiento. Al considerar el espacio como una yungas está ilustrada por datos históricos y etnográicos,
construcción social, el concepto de paisaje es entendido aunque la arqueología también ha aportado información
como la conjunción de rasgos naturales y artiiciales y sobre los circuitos de circulación.
un tipo particular de racionalidad espacial, factible de Desde Molinos y Angastaco, las vías de comunica-
ser modiicada en el tiempo, cobra particular relevancia ción natural hacia el este son por el norte del Calchaquí
(homas 2001). La percepción, signiicación y cons- y acceden a la quebrada del Toro a través del río Potrero
Rutas y senderos como paisajes / V. Williams & P. Villegas 73

SIMBOLOGÍA Salar Cachi


Tolillar Chico
Localidades Salar Ratones
Cerros Salar Co. Tinti
Co. Luracatao
Tolillar
Salares
Ríos Salar Co. Arcaguay
Co. Incahuasi Seclantás
Diablillos
Salar del Hombre Muerto
Luracatao

Molinos
Co. Blanco
Compuel
Co. del Hombre Muerto
Tacuil
Co. Agua Caliente
Co. Gordo Co. Cuevas
Co. Bayo
0 20 Km Gualfín Pucará
Co. Negro
Co. Diamante Co. Colorado
Co. Bola Pucarilla
Compuel

Co. Galán Compuel


Antofagasta de la Sierra Nev. de Compuel

Figura 1. Área de estudio. Valle Calchaquí medio en la Provincia de Salta, Noroeste de Argentina. Figure 1. Area of analysis. Mid Cal-
chaqui valley in the Province of Salta, Northwestern Argentina.

y por Payogasta, Tin Tin y la cuesta del Obispo, ruta San Pedro de Atacama, y fue la seguida por Ambrosetti
de importante tránsito durante las primeras entradas en 1905; la segunda ingresaba al territorio de los Andes
(Larrouy 1923; Torreblanca 1999 [1696]). Al sur de desde Molinos, a través de Luracatao, siguiendo por
Angastaco, un primer acceso factible se observa a la Pastos Grandes y conectándose con la anterior, y fue el
altura de Los Sauces, y el más meridional a través de la derrotero seguido por viajeros como Bertrand, Doering
quebrada de Las Conchas (Sprovieri 2013). y Holmberg y Von Tschudi en 1860.
Hacia ines del siglo xviii, los valles Calchaquíes Esta movilidad y articulaciones económicas de
se destacaban como área de invernada y tenían gran larga distancia estuvieron respaldadas por relaciones
importancia como corredor de tránsito del ganado mular de parentesco debido a la interdigitación que caracte-
hacia Lima, Cuzco, Alto Perú y norte de Chile (Mata de riza a la población indígena de la puna y el desierto de
López 2000). En el siglo xix, los arrieros de Salta que Atacama durante el Período Colonial (sensu Martínez
llevaban tropillas a Copiapó solían pasar por Amaicha, 1998). Precisamente, García et al. (2002) registraron
Tacuil y Gualfín hasta empalmar con el camino que vínculos de parentesco establecidos entre los habitantes
desde Santa María, en Catamarca, se dirige a Copiapó de Antofagasta de la Sierra, en la puna catamarqueña, y
(Chile) (Strube Erdmann 1963). Para ines del siglo xix los valles interserranos, entre ellos el Calchaquí. El área
y comienzos del xx, Benedetti (2005: 442) menciona las de Compuel era paso en el circuito que unía Antofagasta
dos rutas más utilizadas para el comercio entre Salta y San de la Sierra y Molinos/quebrada de Gualfín, siendo “la
Pedro de Atacama: la primera tomaba por la quebrada tercera o cuarta jornada en el camino a esos mismos
del Toro, Tastil, Chorrillos, Catúa, Hayquina, Soncor y valles” (García et al. 2002: 11).
74 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Desde la arqueología, señalamos en estas quebra- topografía del área, el tránsito habría quedado limitado
das la existencia de asentamientos en zona altas (los principalmente a los pasos de montaña (Villegas 2011,
pukara) y pequeños asentamientos diseminados en 2015). Mediante el uso de Sistemas de Información
fondo de valle (Williams & Villegas 2013). Pero hasta el Geográica (sig) llevamos a cabo análisis de las cuencas
momento no sabemos de qué tipo o naturaleza eran las visuales de los sitios de los diferentes momentos. Estos
relaciones entre estos núcleos residenciales, incluidos mapas nos brindaron información básica a partir de la
los pukara, y los que se encuentran en fondo de valle cual generamos hipótesis tanto de los factores que pudie-
(como El Churcal, La Paya y Molinos 1 ó La Alumbrera ron inluir en la localización de los sitios habitacionales
y Coyparcito para la puna) o en la puna, más allá del como de las posibles relaciones espaciales y/o temporales
hecho de que participaban de una cultura similar y de entre ellos, con otros tipos de emplazamientos y con las
que ambos tenían acceso a tierras, pastos y caza en las vías de circulación. Este análisis resulta de particular
zonas altas. Para el segundo milenio (Período Tardío/ utilidad debido a que las propiedades visuales pueden
Inca-Colonial), proponemos entonces que en las que- ser importantes a la hora de decidir dónde asentarse,
bradas altas, alejadas de los grandes poblados de fondo por motivos tales como vigilancia y/o control (Fábrega
de valle, habrían perdurado las autonomías locales, con & Parcero 2007) o cuestiones estéticas, además de la
una base familiar o comunitaria de toma de decisiones. información que aportan para estudios de percepción
y simbolismo (García Sanjuán et al. 2006).
Hemos priorizado aquí las vías de comunicación
VÍAS DE CIRCULACIÓN NATURALES más directas y de menor diicultad aparente, lo que no
EN EL VALLE CALCHAQUÍ MEDIO signiica que hayan sido las efectivamente utilizadas por
las poblaciones prehispánicas, ya que podrían haber
En el noa, el río Calchaquí constituye una vía de circu- circulado también por las cumbres o partes más altas
lación natural norte-sur de unos 200 km de distancia, (Lorandi & de Hoyos 1995; Williams 2010) (ig. 2).
desde sus nacientes en el nevado de Acay (5.716 msnm)
hasta su conluencia con el río Santa María (1.545 msnm). La teledetección permitió identiicar al menos seis pasos
Fue una ruta privilegiada en las comunicaciones, fun- posibles a la puna (Villegas 2015: 253):
cionando como paso entre la Quebrada de Humahuaca;
la puna de Salta y Catamarca y el valle de Santa María, 1) Por la quebrada de Luracatao hacia el norte, de-
posicionándose como un punto intermedio y de paso sembocando en la puna salteña a la altura del Salar
obligado en la circulación entre la puna occidental y las Centenario y Pastos Grandes, ruta utilizada como
zonas bajas orientales (Tarragó 2000; Sprovieri 2013, paso a Chile (von Tschudi 1967 [1858]; Philippi 1860;
entre otros). Bertrand 1885).
En su sector medio, entre las actuales localidades
de Seclantás y Angastaco, convergen dos ambientes 2) Partiendo de Tacuil, por el cauce del río de La Hoyada,
morfológicos: puna y valles y quebradas. El área aquí a través del Abra del Cerro Blanco a través del río
trabajada está delimitada por la cuenca de Molinos al Barranquillas, accediendo a los salares de Diablillos,
norte y Angastaco al sur y sus correspondientes tributa- Ratones y del Hombre Muerto donde se localiza el
rios, principales aportes de agua permanente en la zona sitio inca de Abra de Minas y la cueva Inca Viejo
(ig. 1). Estas quebradas altas habrían sido corredores (Castillo 1978: 3; López & Coloca 2015; López et al.
naturales entre espacios con diferentes alturas, habita- 2015). Este paso fue utilizado en tiempos históricos
dos por unidades de reproducción social autónomas y (Strube Erdmann 1963).
“puertas” hacia el paisaje puneño en donde se registran
ofrendatorios y santuarios incas de altura, como el del 3) También desde Tacuil, siguiendo el cauce del río
cerro Incahuasi de Luracatao. Blanco, se llega al salar del Hombre Muerto a través
Sobre la base del análisis de mapas topográicos, del abra del cerro Gordo.
fotografías aéreas e imágenes satelitales, observamos una
serie de vías de circulación naturales y consideramos 4) Hacia el sur, y siguiendo el río Mayuco, se ingresa a
que, si bien las posibilidades son múltiples, debido a la la puna al sur del cerro Gordo, llegando al valle del
Rutas y senderos como paisajes / V. Williams & P. Villegas 75

San Antonio de los Cobres


Salar de Pocitos
Nevado Nevado de Acay
Salar de Pastos Grandes de Cachi
La Poma
Co. Incahuasi
1 Campo Quijano
Salar de Diablillos Cachi
2 Luracatao Brealito
La Paya

Sa
Salar del 3 Molinos Gu
Guachipas

.A
Hombre Muerto Tacuil
Cerro Colomé

pa
Río Los Patos

che
Gordo 4 Angastaco
Cerro Galán

ta
Barrancas Gualfín
Pucará
5 Compuel Los Sauces
6
Nevado
de Compuel
Jasimaná
0 18 Km
Cafayate

SIMBOLOGÍA
x

Vías de circulación Pasos Localidades Cerros Adoratorios de altura Salares

Figura 2. Vías de circulación naturales y principales accesos a la puna en el área de estudio (imagen Google Earth). Figure 2. Natural
paths of circulation and main accesses to the Puna in the area under study (Google Earth image).

río Los Patos. Puede accederse a este paso también APORTES ARQUEOLÓGICOS A
a través del cauce del río Gualfín (Bertrand 1885; LOS CAMINOS
Martel 2014).
La presencia de los pasos naturales que hemos señalado
5) Siguiendo el cauce del río Compuel y pasando entre antes no implica necesariamente que los mismos hayan
el cerro Remate y el nevado de Compuel, se llega al sido utilizados por las poblaciones prehispánicas en
río Los Patos y al cerro Galán. El uso de este paso general, ni por el Imperio Inca en particular. Es por ello
está registrado históricamente (Levillier 1926; Olivera que presentaremos las evidencias arqueológicas regis-
1991; García et al. 2002). tradas en el área y su relación con las vías de circulación
naturales, a in de comprender cómo pudo haber sido
6) Al sur de Pucará, por el cauce del río Guasamayo el movimiento de personas, objetos y materias primas
accediendo a Jasimaná y Pampa Llana. También durante el Período de Desarrollos Regionales (pdr) e
se menciona que por esta ruta se puede alcanzar el Inca. Nos centraremos en los sitios de tipo pukara y sus
valle del Cajón y de ahí el valle de Yocavil a través poblados bajos adscritos al pdr, los sitios incas y los
de Punta de Balasto, sitio inca en la actual provincia tramos de caminos arqueológicos relevados.
de Catamarca (Sprovieri 2013: 54). Para la zona, se ha planteado que el pdr estuvo
marcado por la emergencia de tradiciones locales, grupos
La circulación desde los valles hacia la puna y las yungas étnicos o unidades políticas dentro de la llamada tradi-
y viceversa está ilustrada por datos históricos y etno- ción santamariana y la aparición de un tipo especial de
gráicos, aunque la arqueología también ha aportado asentamiento, los pukara. Desde el norte del valle hasta
información sobre los circuitos de circulación desde su sector medio, los asentamientos se ubicaban en forma
ines del siglo xviii. de bolsones en el curso principal del río Calchaquí y
en los valles aledaños. Entre Cachi y Molinos, los sitios
76 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

de envergadura correspondientes al pdr muestran una quien circulara por el fondo de las quebradas. Así, su
integración transversal de las poblaciones de la región localización estratégica pudo haber estado vinculada
vinculada al acceso a territorios de importante produc- al control de tránsito y la interacción entre ambientes,
tividad agrícola y recursos económicos disímiles y al como lo indicaría su localización con respecto a los
control de vías de comunicación entre diferentes zonas pasos naturales (Williams 2010; Villegas 2011) (ig. 6).
(Baldini & De Feo 2000). Para este momento, los sitios más
conspicuos son los pukara, ubicados en terrenos elevados, El Inca en el valle Calchaquí medio
fácilmente defendibles y con excelente visibilidad sobre
su espacio circundante, superando en ocasiones los 200 Uno de los supuestos que goza de mayor aceptación
m sobre el nivel de fondo del valle. Las investigaciones entre los arqueólogos andinos es que la imposición de
realizadas en estas quebradas altas han permitido localizar la dominación cuzqueña en el siglo xv introdujo cam-
25 asentamientos arqueológicos, entre ellos al menos bios especialmente en la distribución de la población,
diez pukara distribuidos en una supericie de 149 ha. De la producción agrícola, ganadera y artesanal, y fomentó
ellos, ocho presentan ocupaciones desde el Tardío local, modiicaciones en la forma y disposición de la cultura
algunos inclusive desde sus inicios (Fuerte Tacuil, Peña material. Conceptos que pertenecen al dominio de lo
Alta, Fuerte Gualfín, Cerro La Cruz, Pueblo Viejo, El social e ideológico se vieron asociados en contextos
Alto, Pukara de La Angostura y Luracatao) y uno es de nuevos que pertenecen a la dominación o a su resistencia
iliación netamente inca (Pucará de Angastaco) (ig. 3) por parte de la población indígena. La dominación inca
(Villegas 2006; Cremonte & Williams 2007). seguramente modiicó el panorama contextual de las
Un rasgo interesante de remarcar es la vinculación relaciones sociales de algunas regiones anexadas, tanto
espacial (aunque no sabemos si temporal o cultural) entre a nivel espacial como de la praxis, pero desconocemos
pukara y espacios agrícolas (que abarcan una supericie si esta situación afectó a todo el Imperio. Posiblemente
aproximada de 350 ha) (ig. 3). Están asociados a estruc- la creación de un nuevo paisaje social como resultado
turas para el manejo del agua, donde además se registran de la conquista inca fue decisiva como una estrategia
grandes bloques con grabados de motivos abstractos, de dominación de las poblaciones locales.
horadaciones o depresiones circulares, cochas (como en El Estado Inca muestra diversidad de estrategias
Peña Alta), motivos de líneas paralelas concéntricas tipo a lo largo de su territorio. En algunos casos, fue im-
andenes (chacras o miniaturas de campos de cultivo) y portante la reorganización de los espacios locales y la
diseños con forma de tumi, escutiformes y ancoriformes resigniicación de los nuevos; en otros, la incorporación
(como los de Quebrada Grande y Tacuil) (Williams et de nuevos signiicados y símbolos relacionados con el
al. 2010). Datos radiocarbónicos de cuatro sitios agrí- Imperio jugó un papel fundamental (Williams 2008: 63).
colas de la zona nos permiten plantear la continuidad La presencia estatal en el Calchaquí medio se
en el uso de los mismos desde el Formativo hasta el distribuye tanto en el valle troncal como en el piso de
Colonial Temprano, a lo que sumamos la presencia en puna y disminuye en las quebradas altas. Rastrear al
los pukara (Gualfín y Tacuil) de motivos icónicos en el Estado no siempre es tarea fácil, pero empezaremos por
arte del Tardío-Inca, como los antropomorfos en T y lo más conspicuo. Se relevaron seis sitios de iliación
escutiformes (Williams 2015) (ig. 4, tabla 1). imperial: Pucará y Tambo de Angastaco, Compuel,
La localización de los pukara en el Calchaquí medio Tambo Gualfín, Celdas de Gualfín 1 y 2 y Amaicha ii,
permitió plantear la hipótesis de que, en caso de ser con- además de los sitios agrícolas de Corralito y Mayuco.
temporáneos, podrían haber estado ligados al control de El Pucará y Tambo de Angastaco es uno de los
la circulación de personas, recursos y objetos (Williams sitios más conocidos, localizado sobre la margen derecha
et al. 2005; Villegas 2011). Las geoformas sobre las que se del río Calchaquí, a 1.862 msnm, a la vera del Camino
asientan destacan en el paisaje natural por su morfología Inca que corre en sentido norte-sur (Ruta 40) y a otro
y dominan visualmente grandes extensiones, pero los camino que, en sentido este-oeste, se dirige hacia Gual-
poblados construidos sobre ellas son visibles únicamente fín y Pucará. Se ubica en un contrafuerte serrano en la
al llegar a la cima (ig. 5). Esto permitió pensar que sus conluencia del río del mismo nombre y el Calchaquí,
habitantes podrían haber tenido un elevado interés en en un punto estratégico de una de las principales vías
vigilar su entorno, pero no en ser fácilmente vistos por de ingreso a las quebradas altas, y está dividido en dos
Rutas y senderos como paisajes / V. Williams & P. Villegas 77

R.
Lur
ac El Churcal
SIMBOLOGÍA 3000 ata
o

Sitios Inca
MOLINOS
Sitios Pre-Inca
Áreas Agrícolas
o
Camino relevado La Campana um ana
R. H
Ríos Pucará de
La Angostura
30
00 La Angostura

R.
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Fuerte Tácuil
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R.

R
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Celdas de Tambo
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Gualfín Gualfín
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GUALFÍN 3000
Fuerte
R.

El Alto
Gualfín R. Gualfín
Cerro
Potrerillos-Remate La Cruz PUCARÁ

Pueblo
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3000
Viejo
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4000
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300

Quesería
P

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0
0

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0
40

yo

COMPUEL

Corralito
el
pu
om

0 15 Km
C
R.

Figura 3. Sitios arqueológicos y tramos de camino relevados en el área de estudio. Figure 3. Archaeological sites and path sections
highlighted in the area of study.
78 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

a b

Figura 4: a) diseño en forma de tumi, Fuerte Tacuil; b) ancoriforme, Quebrada Grande; c) miniatura de campo de cultivo, Fuerte Tacuil.
Figure 4: a) Tumi-shaped design, Fuerte Tacuil; b) anchor-shaped, Quebrada Grande; c) miniature of a crop ield, Fuerte Tacuil.
Rutas y senderos como paisajes / V. Williams & P. Villegas 79

Figura 5: a) Pueblo Viejo de Pucará; b) Peña Alta de Mayuco. Figure 5: a) Pueblo Viejo de Pucará; b) Peña Alta de Mayuco.
80 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

SIMBOLOGÍA 1

2
Camino
Lucaratao

Vías de circulación
3
x Tacuil
Fte. Tacuil La Angostura
Pasos Mayuco
Co. La Cruz El Alto Angastaco
Sitio PDR
4 Gualfín

Fte. Gualfín Tbo. Gualfín


Sitio Inca
Pueblo Viejo
5
Compuel 6
0 12 Km

Figura 6. Vías de comunicación natural e incaicas y sitios arqueológicos relevados (imagen Google Earth). Figure 6. Natural paths, Inca
Roads and archaeological sites highlighted (Google Earth image).

0 100 m

Figura 7. Plano del Pucará y Tambo de Angastaco (elaborado por M. Mariani). Figure 7. Map of the Pucará and Tambo of Angastaco
(by M. Mariani).
Tabla 1. Fechados radiocarbónicos de los sitios del Calchaquí Medio. Oxcal v4.2. (Bronk Ramsey 2009) y curva de calibración del hemisferio sur SHCal13 (Hoggs et al.
2013). Table 1. Radiocarbon dating of the Mid Calchaqui sites. Oxcal v4.2. (Bronk Ramsey 2009) and SHCal13 Southern Hemisphere Calibration curve (Hoggs et al. 2013).

Sitio Unidad de Código Edad Radio Edad Radio 13C/12C Edad Edad Material
excavación laboratorio carbónica carbónica ‰ calibrada calibrada
medida Convencional 1 sigma 2 sigma
(BP) (68,2 %) (95,4%)

Tambo Angastaco ANGLP1Y2 Beta-203739 530±70 570±70 -22.7 1323–1447 1292–1482 carbón

Tambo Angastaco ATOC1N8 Beta-239859 300±60 290±60 -25.2 1509–1797 1460–1938 carbón

Tambo Angastaco ATOR1N1 Beta-239860 420±60 420±60 -25.3 1449–1622 1436–1637 carbón

Tambo Angastaco ATOR2N3 Beta-239861 570±60 550±60 -23.6 1393–1452 1305–1491 carbón

Pucará Angastaco PANC42daExtN3 GX-32997 660±40 -22.1 1310–1395 1293–1403 carbón (AMS)

Compuel RPC CpRPC1R3N2 UGA-5943 430±25 -20.3 1453-1497 1445–1621 hueso

Rutas y senderos como paisajes / V. Williams & P. Villegas


Corralito IV despedres Co4Dsp1 Beta-232248 590±40 700±40 -18.3 1291–1386 1282–1393 sedimento (AMS)

Corralito V despedres Co5Dsp1 Beta-232249 390±40 480±40 -19.5 1426–1479 1407–1615 sedimento (AMS)

Gualfín 2 despedres Ga2Dsp1 Beta-232250 700±40 820±40 17.7 1225–1275 1187–1290 sedimento (AMS)

Quebrada Grande despedres Qg1Dsp1 Beta-232251 1240±å40 1360±40 -17.5 659–765 644–837 sedimento (AMS)

Fuerte Tacuil FTacDAAR1S1N2T5 UGA-5939 630±25 -23.8 1322–1401 1311–1413 carbón

Fuerte Gualfín FGufR15C1N2 UGA-5940 830±25 -24.6 1228–1267 1213–1279 carbón

Fuerte Gualfín Recintos Bajos FGufRBR9C1N4T5 UGA-5944 460±25 -18.8 1443–1478 1434–1610 hueso

Fuerte Gualfín trompeta FGuf Trompeta Beta-278207 370±40 480±40 -18.5 1426–1479 1407–1615 hueso (AMS)

Corralito IV recintos CoIVR3N25-35cm UGA-5941 630±25 -11.2 1322–1401 1311–1413 hueso

Peña Alta de Mayuco PAMayDAAR11N5T3 UGA-5942 580±25 -18.7 1399–1422 1326–1439 hueso

81
82 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

sectores con características arquitectónicas diferentes (ig. 4.000 msnm, siempre asociado a cursos de agua (de
7). El Pucará se encuentra sobre un sector amesetado Hoyos & Williams 2004, 2015; Williams & Villegas 2013).
del cerro que se eleva unos 31 m por sobre el fondo Este sitio se localiza en el cruce de caminos que
de valle (1.950 msnm). Su rasgo más sobresaliente lo comunican hacia el sector sur del Salar de Atacama o
constituyen los cimientos de una muralla perimetral el Alto Loa, la puna catamarqueña y los valles meso-
continua con una serie de salientes cuadrangulares, que termales de Angastaco. Teniendo en cuenta la cantidad
funcionaron posiblemente como torreones. En el interior de estructuras con que cuenta y su localización como
del perímetro, adosados a la muralla, se observan dos puerta hacia la puna donde se registran una serie de
conjuntos de dos recintos cada uno, siendo los únicos ofrendatorios y santuarios de altura, Compuel debió
restos arquitectónicos bien conservados, así como una ser un sitio importante en el área.
serie de estructuras circulares (Kligmann & Díaz País Una característica registrada en este sector es
2013; Williams & Villegas 2013; Williams et al. 2013). que los sitios estatales se encuentran segregados de la
Desde el Pucará se observa gran parte del valle del río población local, en una zona sin evidencias de grandes
Calchaquí, tanto hacia el norte como hacia el sur, así poblados preexistentes, a excepción de los pukara y
como el primer tramo de la quebrada de Angastaco, vía sus pequeños semiconglomerados de base. La lógica
de comunicación hacia el oeste. La geoforma sobre la de localización entre lo local y lo inca es diferente si
que se asienta no es imponente y sus murallas, aunque consideramos que el interés de las poblaciones locales
mal conservadas, son aún hoy perfectamente visibles que habitaron la zona entre el 900 y el 1450 dc fue, a
al viajero que se aproxima desde el valle. partir de la construcción y uso de los pukara, vigilar su
El sector Tambo se localiza hacia el este del pukara, entorno dada la amplia visibilidad desde los mismos,
en un área que actualmente ha sido modiicada por la pero no en ser vistos por quien circulara por las que-
construcción de infraestructura turística. Solamente se bradas y fondo de valle. Esta concepción se modiica
conservan algunas estructuras rectangulares, dos de las con la llegada de los incas, quienes construyeron sus
cuales fueron excavadas (tabla 1). El material cerámico centros en lugares altamente visibles. Propusimos que
recuperado de las excavaciones integra un variado el interés del Tawantinsuyu en este sector del valle fue-
conjunto de estilos de clara iliación Inca, alcanzando ron las tierras agrícolas explotadas largamente por las
más del 50% del total de fragmentos. Este sitio pudo sociedades prehispánicas locales. Aquí, el Estado Inca
haber constituido una defensa contra poblaciones habría invertido energía en maximizar las áreas agrícolas,
locales hostiles, así como un recordatorio constante de administrando la producción de recursos y servicios
la presencia y poderío inca (Williams et al. 2005, 2010; desde sus centros estatales y expandiendo las líneas de
Cremonte & Williams 2007; Chaparro 2009; Williams cultivo a mayores alturas, posiblemente dentro de un
2010; Williams & Villegas 2013). marco de intensiicación agrícola, como registramos en
El Tambo Gualfín se ubica en un punto intermedio Corralito y Mayuco (ig. 9) (Williams et al. 2005, 2010;
entre los sitios Angastaco y Compuel, a la vera del río Williams 2008; Korstanje et al. 2010).
Gualfín y en el ingreso a la quebrada que comunica Si bien no se evidencia una presencia contundente
Pucará con el abra de Pucarilla, por la cual se accede a de cerámica de estilo Inca en los pukara, la existencia
tierras agrícolas (Korstanje et al. 2010; Williams et al. de motivos escutiformes en el arte rupestre de la zona
2010). En la actualidad, presenta unas pocas estructu- y en calabazas pirograbadas del contexto funerario inca
ras a causa de su posterior reutilización como corral, de Pucarilla (Ambrosetti 1896-1899) es un importante
pero está claramente asociada a un tramo de camino indicio de la presencia estatal (ig. 10) (Williams et al.
de tipo despejado. 2005; Williams 2010, 2015).
Por último, en piso de puna (3.384 msnm) se ubica
el sitio de Compuel (ig. 8). Presenta cinco conjuntos Caminos regionales en el valle
de tipo celda (estructuras regulares) asociadas a un rpc Calchaquí medio
sobre una planicie cerca del curso actual del río homó-
nimo (Williams 2010). El patrón celdas, con algunas Vitry (2007: 347), uno de los investigadores que más ha
variaciones, ha sido registrado en distintos puntos de recorrido la vialidad imperial en Argentina, señala que
Argentina, Bolivia, Chile y Ecuador, entre los 2.200 y habría dos posibilidades de acceso al valle Calchaquí
Rutas y senderos como paisajes / V. Williams & P. Villegas 83

SIMBOLOGÍA

COMPUEL 2
Muro arqueológico
Muro histórico
Camino actual
Puesto actual
Piedra
Río

COMPUEL 3

DETALLE

RPC

0 50 m

COMPUEL 6

0 200 m

Figura 8. Plano del sitio Compuel. Figure 8. Map of the Compuel site.
84 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

a a

0 5 cm

b
b

0 3 cm

0 5 cm

Figura 10. Calabazas pirograbadas con motivos de escutiformes:


a) ejemplar de Pucará; b y c) fragmentos procedentes de Pucarilla
(Ambrosetti 1902), Museo Etnográico J. B. Ambrosetti (fotografía
Figura 9: a) andenerías delimitadas por despedres, Corralito v; b) cortesía de C. Castellanos). Figure 10. Scutiform pyrography in
detalle de andenería inca, Corralito oeste; c) andenerías en Mayuco. gourd: a) Pucará; b and c) fragments from Pucarilla (Ambrosetti
Figure 9: a) terraced ield delimited by rock debris, Corralito v; b) 1902), Museo Etnográico J. B. Ambrosetti (photo courtesy of C.
detail of Inca terrace, western Corralito; c) terraced ields in Mayuco. Castellanos).

desde San Antonio de los Cobres, en la puna de Salta. proximidades de Molinos, pasando por el sector occi-
Una sería la conocida ruta a través del Abra de Acay dental de La Paya, por Laguna de Brealito, y se bifurca
(5.000 msnm); la otra, una senda con componentes hacia Luracatao y Colomé-Molinos (Vitry 2007: 337).
de iliación inca que se dirige a la sierra de Pastos En Mayuco, antes de llegar al pukara Peña Alta, se ha
Grandes, arribando a La Poma, en el extremo norte registrado un tramo de camino pavimentado y otro
del Calchaquí. Este autor prospectó un camino con cerca de la localidad de Barrancas (3.471 msnm), 20
componentes incas que va desde Cachi Adentro a las km al sur-oeste de Tacuil, en el camino hacia el cerro
Rutas y senderos como paisajes / V. Williams & P. Villegas 85

Gordo y el paraje Los Patos. Martel (2014), quien ha ingresa a los valles Calchaquíes (Olivera 1991; Williams
investigado el sector norte del volcán Galán, sostiene et al. 2005; Villegas 2011; Williams 2014).
que habría sido paso obligado para quienes transitaban De dirección general este-oeste, el tramo Corralito-
desde Antofagasta de la Sierra (puna de Catamarca) Compuel conecta el actual puesto Corralito, donde se
hacia otros destinos, como el valle Calchaquí central han relevado extensas áreas agrícolas de factible ilia-
y norte o la puna centro-septentrional. ción inca (Korstanje et al. 2010; Williams et al. 2010).
A partir de nuestras investigaciones en el área Se trata de un camino con talud y muro de contención
de estudio, registramos ocho tramos de vías formales (sensu Vitry 2004: 229) que discurre por la ladera de la
factiblemente incaicas (ig. 11). margen derecha del río, pero solo pudimos registrarlo
El tramo Gualfín-Compuel discurre de manera casi por tramos, debido a la abundante vegetación y a los
continua durante 17 km, desde las inmediaciones de la derrumbes. Arribando al abra que comunica con Compuel,
actual Sala de la Finca Gualfín hasta el puesto Compuel, en una parte en que el camino transita por encima de
con dirección norte-sur. Debido a su extensión, el ca- grandes bloques, registramos la presencia de al menos
mino recorre diferentes tipos de terreno (entre 2.795 y siete peldaños de probable origen natural que, con el
3.530 msnm) predominando los faldeos montañosos y continuo uso, se fueron marcando en la roca (ig. 12c).
manteniendo un recorrido general a media ladera. Si bien El tramo Tambo Gualfín fue registrado inmedia-
el trazado del camino no parece haber sido modiicado, tamente al norte de este sitio (ig. 12b). En su primer
en la década de 1950 fue ensanchado para permitir el sector, y hasta que comienza el ascenso al cerro Cuevas,
paso de vehículos (Jorge Fabián 2006, comunicación es de tipo despejado (sensu Vitry 2004: 225) y de 3,87 m
personal), lo que nos impide conocer cuáles fueron sus de ancho. Según se observó en fotografías aéreas, este
características constructivas originales. El único tramo tramo de camino pudo haberse unido con el Angastaco-
no reformado lo hallamos en su extremo norte, rodeando Pucará (Villegas 2006; Cremonte & Williams 2007).
el cerro La Cruz por el sur. Allí, su ancho no supera 1 Otro tramo de camino corresponde al tipo empe-
m, es de tipo despejado y presenta algunos peldaños drado localizado en Colomé, a la vera de la ruta provincial
realizados mediante rocas dispuestas horizontalmente 53, a cuyos lados parece poseer canaletas de desagüe
en los tramos de mayor pendiente. En el punto más paralelas a su trazado (ig. 12d). Es un tramo de 200 m
alto del camino, en el abra donde el paisaje cambia y de largo y 6 m de ancho que presenta en su punto más
comienza a verse el fondo de valle de Compuel hacia el alto una apacheta de grandes dimensiones, de 3,19 m de
sur, ubicamos una apacheta a 3.539 msnm. Desde este alto (ig. 13a). Consideramos que el mismo pudo haber
mismo punto, y mirando hacia el norte, son visibles sido construido y/o remodelado en tiempos incaicos
una serie de picos nevados, entre los que destacan el en base a sus características constructivas, siendo un
nevado de Cachi y el nevado de Palermo, donde se han camino de tipo empedrado y con talud (Cremonte &
registrado santuarios de altura. Continúa hacia el sur Williams 2007; Williams & Villegas 2013).
de Compuel, siguiendo la margen occidental del río y En Colomé, en el paraje La Campana (2.389
es posible que se dirija hacia el cerro Galán y la laguna msnm) donde se han registrado extensas áreas agrícolas
Diamante, donde ha sido ubicado un tambo (Olivera (Raino y Cigliano 1978; Williams 2010), un tramo de
1991). Sostenemos que este tramo de camino estuvo camino en la quebrada que comunica ambas localidades
posiblemente en uso en momentos incaicos, ya que posee un escalonado realizado con rocas dispuestas
conduce a Compuel, uno de los sitios estatales registrados horizontalmente.
en el área (Williams & Villegas 2013). Si consideramos Siguiendo la ruta vehicular que une Pucará con las
la posibilidad de que este tramo de camino haya estado localidades de Jasimaná y Pampallana, registramos el
conectado con aquellos vinculados al Tambo Gualfín tramo Pucará-Jasimaná, un camino de herradura en el
y al que une Pucará con Angastaco, podríamos estar que pudimos relevar tres apachetas (ig. 13c). Si bien no
frente a una importante vía de comunicación entre el poseemos mayores datos, este tramo de camino podría
valle Calchaquí y el área de Antofagasta de la Sierra en haber estado en relación con el Angastaco-Pucará, uniendo
la puna catamarqueña, siendo Compuel y Atacamara las esta última localidad con la puna salteña (Villegas 2015).
dos abras más transitadas que desembocan por distintos A la altura de Tacuil, y entre los dos aloramientos
caminos en la quebrada del río Compuel, desde donde se donde se localiza el pukara homónimo, se extendería
86 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

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SIMBOLOGÍA o

Sitios Inca
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Camino relevado

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COMPUEL

Corralito
el
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0 15 Km
C
R.

Figura 11. Caminos y sitios Incas relevados en el área de estudio. Figure 11. Inca roads and sites highlighted in the area of study.
Rutas y senderos como paisajes / V. Williams & P. Villegas 87

a b

c d e

Figura 12. Caminos arqueológicos en el área de estudio: a) muro de contención en cárcava, tramo Pucará-Angastaco; b) camino de
tipo despejado, Tambo Gualfìn; c) escalones horadados en la roca madre, tramo Corralito-Compuel; d) camino empedrado, Colomé;
e) muro de contención, Colomé. Figure 12. Archeological roads in the area under study: a) retaining wall in concavity of the rocky sur-
face, section Pucará-Angastaco; b) clear-type road, Gualfìn Tambo; c) stairs carved in bedrock, section Corralito-Compuel; d) paved road,
Colomé; e) retaining wall, Colomé.

un tramo de camino que se dirige a Mayuco y de allí es de mayor gradiente. Frente al cerro Cuevas, en la
al abra del cerro Gordo, paso a la puna (Viveros 2014 margen opuesta del valle, el camino continúa por otros
com. pers.). Al sudoeste de Tacuil, por la quebrada de 8 km con dirección oeste-este, ascendiendo al cerro
Palan Palan, se llega al abra Vizconzillo, en donde se Bayo y descendiendo luego hacia Angastaco. En esta
erigen dos apachetas a 3.137 msnm. Desde allí se accede segunda parte el camino es de tipo despejado, con
al pukara de Peña Alta por el este, y siguiendo esta ruta tramos excavados en la ladera y presencia de muros de
a través de Barrancas se alcanza la cuenca del río Los contención en los sectores donde lo cruzan cárcavas, en
Patos en la región puneña. que su ancho varía entre 1 y 2 m (ig. 12a). A lo largo de
Por su parte, el tramo más extenso registrado en su recorrido registramos cuatro apachetas, tres de las
el área es Angastaco-Pucará (de al menos 12 km), el que cuales son muy pequeñas; la más importante se ubica
parte de la base del cerro Cuevas y se extiende hasta en el punto más elevado del camino (2.638 msnm)
unos 4,7 km al sudoeste del Pucará de Angastaco. En y es de 5,76 por 6,78 m (ig. 13c). Luego el camino
su primera parte es un camino de tipo herradura con comienza a bajar por el lecho de un curso de agua con
muros de contención en los sectores donde la ladera dirección este-oeste, siendo aquí de tipo despejado, con
88 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

un ancho de aproximadamente 2,33 m y presencia de


a
dos estructuras circulares o plataformas pequeñas que
pudieron corresponder a lugares de descanso (Villegas
2006; Cremonte & Williams 2007).

CONCLUSIONES

El camino fue el mayor demarcador del territorio incaico


y un recordatorio constante del dominio estatal. En el
sector medio del valle Calchaquí, en la provincia de Salta,
se han relevado varios tramos de caminería imperial
que corresponden a los tipos empedrado con muros
de contención (Colomé), despejado (Tambo Gualfín)
y directamente excavados en la ladera (Angastaco-
b Pucará). En algunos casos, se evidencian escalones para
salvar pendientes más pronunciadas (Gualfín-Compuel
y Corralito-Compuel) y en otros se utiliza y “recicla”
elementos naturales con talud y muro de contención
(Angastaco-Pucará, Gualfín, Corralito).
Estos tramos conectan sitios estatales con clara ar-
quitectura imperial construidos en lugares relativamente
alejados de los asentamientos locales y áreas productivas,
como el Pucará y Tambo de Angastaco sobre una de las
terrazas del río Calchaquí, de fácil visibilidad y acceso;
Tambo de Gualfín en fondo de valle en el río Gualfín
y de los sitios tipo Celdas de Gualfín y Compuel en el
piso de puna.
La presencia estatal en estos sectores del valle
conllevó no solo la colonización de nuevos espacios sino
c la apropiación de lugares con historia previa como los
pukara. La concentración de pukara en el área, emplazados
sobre geoformas elevadas y con excelente visibilidad del
espacio circundate, localizados sobre las vías de circulación
naturales, nos sugiere un interés en controlar/defender
ciertos espacios o territorios y sus pasos hacia la puna
por parte de las poblaciones del pdr (ig. 13). Si bien se
ha sostenido que, dada la multiplicidad de rutas en los
Andes, los pukara no habrían necesariamente defendido
y/o controlado las vías de comunicación (Nielsen 2007),
consideramos que las limitaciones topográicas nos per-
miten sostener la hipótesis de control para este sector.
Williams (2010) señala que estos asentamientos
tuvieron un papel relevante en el pdr, en el sentido de
haber constituido geosímbolos o marcas en el paisaje
Figura 13. Apachetas asociadas a los caminos: a) tramo Pucará-
Angastaco; b) tramo Pucará-Jasimaná; c) tramo Colomé. Figure durante momentos posteriores, cobrando protagonismo
13. Roadside apachetas: a) section Pucará-Angastaco; b) section nuevamente en la Colonia temprana, en los sucesivos
Pucará-Jasimaná; c) section Colomé. levantamientos indígenas.
Rutas y senderos como paisajes / V. Williams & P. Villegas 89

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SIMBOLOGÍA Alto: 5.877 msnm Bajo: 1.746 msnm

x
Sitios Pasos Ríos Áreas Fuerte Peña Fuerte Co. Pueblo El Alto Pucará de
montañosos agrícolas Tacuil Alta Gualfín La Cuz Viejo La Angostura

Figura 14. Mapa del área de estudio para el pdr, con el área visible de cada pukara en relación con los pasos a puna (el Pucará de An-
gastaco fue incluido como referencia). Figure 14. Map of the area of study for the rdp, including visible areas from each pukara in relation
to the mountain passes to the Puna (Pucará de Angastaco included for reference).
90 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

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SIMBOLOGÍA Alto: 5.877 msnm Bajo: 1.746 msnm

x
Pukaras Sitios Pasos Tramos Posible camino inca Ríos Áreas Compuel Tambo Pucará de
PDR Incas montañosos de camino (sensu Hyslop 1984) agrícolas Gualfín Angastaco

Figura 15. Mapa del área de estudio donde se muestran los caminos y sitios incas con el área visible desde cada uno en relación con los
pasos a puna. Figure 15. Map of the area of study, indicating visible areas from each road and Inca site in relation to the mountain passes
to the Puna.
Rutas y senderos como paisajes / V. Williams & P. Villegas 91

Aún no podemos asegurar si los pukara responden a como El Churcal, en las quebradas altas como Tacuil
una situación de conlicto local o interregional previo a la y al sur de Angastaco como en Payogastilla, así como
conquista inca, como espacios de refugio y de resistencia en la Quebrada del Toro (Baldini & Sprovieri 2009).
de las poblaciones locales. Por su parte, los asentamientos En este escenario, en los asentamientos tardíos de
estatales en este sector del valle son notablemente visibles las quebradas altas los estilos locales continúan manu-
en el paisaje, representando posiblemente “un cambio facturándose y circulando durante momentos incaicos.
en la estructura del paisaje local” (Williams 2010: 17). Por ejemplo, en Tacuil la caracterización microscópica
La reconiguración del paisaje durante la colonización de la cerámica permitió reconocer una litología rela-
inca se dio a partir de la instalación de sitios estatales tivamente uniforme y similar a la litología local. Los
sobre el fondo de valle troncal y el piso de puna, a la materiales cerámicos se corresponden con los estilos
manera de marcadores en el paisaje. locales deinidos para el Tardío (fragmentos Santamariano
Sobre la base de la localización de los sitios y de en sus variedades bicolor y tricolor, negro sobre rojo y
los tramos de Camino Inca relevados, observamos que, toscos peinados), aunque también se hallaron escasos
frente a la multiplicidad de posibilidades de circulación fragmentos Belén, negros pulidos tardíos (sensu Baldini
registradas para el pdr en el área, durante el momento & Sprovieri 2009) y unos pulidos cuyas características
Inca la misma parece haberse decantado preferentemente permitieron deinirlos como un grupo separado. La
por el sector sur, comunicando Angastaco con Compuel cerámica de Gualfín también corresponde a los estilos
por un paso que habría conducido hacia la región de locales deinidos para el Tardío en el valle (Santamariano
Antofagasta de la Sierra (ig. 14) (Olivera 1991; Villegas negro sobre crema, negro sobre rojo y tricolor, ordinarios
2011, 2015; Martel 2014). Esto no implica que las otras y pulidos) y aquí se destacan algunos fragmentos que
rutas no hayan continuado en uso, sino que parece haber por su decoración se asemejan al estilo Valle Arriba
sido esta la escogida para asuntos “oiciales”.1 En relación sensu Serrano (1976 [1958]). El hallazgo de cerámica
con este último punto, para el Período Inca se registra de estilo Valle Arriba en un área tan septentrional a la
en la zona un franco predominio del uso, como materia de su área de dispersión (Cafayate), y su presencia en
prima, de obsidiana de la fuente Ona (puna catamar- un contexto de entierro múltiple del Tardío-Inca en la
queña), mientras que para el pdr se registran también zona de Payogastilla, al sur de Angastaco, dio a lugar
obsidianas procedentes del salar del Hombre Muerto y al planteo de la hipótesis de que el estilo Valle Arriba
laguna Cavi (Chaparro 2009: 535). Esto podría haber podría estar representando una Fase Inca para el sur
implicado no necesariamente una regulación estatal del valle Calchaquí (Vasvári 2014: 83).
de las fuentes, sino tal vez una reducción en la libre La presencia en el área de una importante ruta
circulación en el área que habría quedado relejada en el transversal de comunicación con la puna explicaría la
aprovisionamiento de las obsidianas para este período. localización tanto del Pucará de Angastaco como de
En este punto, nos planteamos nuevas interrogantes Compuel (ig. 15). La localización de un sitio de las
sobre el papel de los caminos estatales y locales durante la características del Pucará de Angastaco en la entrada
dominación Inca en la zona: ¿cómo pudo haber inluido de esa ruta pudo obedecer tanto a razones logísticas
esto en los circuitos y las redes de interacción local y en (movimiento de bienes y tropas, entre otros) como
la generación de nuevos espacios y sujetos involucrados administrativas, funcionando asimismo como un
en el manejo de tales circuitos? En las quebradas altas, la demarcador espacial y tal vez como una demostración
presencia de materias primas y objetos procedentes de del poder del estado para las poblaciones locales. Así,
otros lugares (como la obsidiana, los metales y calabazas, la apropiación del territorio del valle Calchaquí medio
así como estilos cerámicos regionales como el negro dentro del Imperio Inca habría resultado en un paisaje
pulido del Tardío, Pacajes y Yavi) en asentamientos y local “incaizado” por medio de una serie de estrategias
espacios anexados a la política inca nos permite sugerir o marcas en el paisaje que constituyeron no solo una
que estos objetos podrían estar dotados de un prestigio inclusión política y económica del área, sino una apro-
similar al de los bienes estatales. Así, la cerámica negra piación simbólica de la misma (Bonnemaison 2005).
pulida típica del Tardío local amplía su circulación Aquí, estas marcas incluyeron desde la instalación de
durante el momento Inca, hallándose en asentamientos nuevos asentamientos hasta la construcción de caminos,
del Calchaquí norte como La Paya, en el sector medio incorporación de un estilo imperial característico en la
92 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

cultura material y la apropiación de espacios productivos quebradas de Gualfín y Tolombón y bolsón de Andalgalá.
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BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, No 1, 2017, pp. 95-117, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

PRESENCIA DEL INCA EN YOCAVIL (CATAMARCA,


ARGENTINA). INTEGRACIÓN EN LA DIVERSIDAD
INCA PRESENCE IN YOCAVIL (CATAMARCA, ARGENTINA). INTEGRATION
IN DIVERSITY

MYRIAM TARRAGÓA, MARINA MARCHEGIANIB, VALERIA PALAMARCZUKC & ALEJANDRA REYNOSOD

Se ofrece una síntesis sobre las particularidades de la pre- INTRODUCCIÓN


sencia incaica en el sur de Yocavil (Catamarca, Argentina),
ponderando las características de las instalaciones imperiales,
la alfarería incaica que circuló en la región y la relevancia del El desarrollo del Estado Inca constituye uno de los procesos
Qhapaq Ñan como eje integrador. Esta síntesis integra nueva históricos más fascinantes de la América precolombina.
información sobre instalaciones relevantes como El Calvario Según las fuentes escritas y las evidencias arqueológicas,
de Fuerte Quemado y Punta de Balasto. Se relexiona sobre tres cualidades sobresalientes fueron su gran extensión,
las características de las interacciones entre las sociedades
la rapidez de la expansión y la organización política
locales y el Estado incaico en expansión, privilegiando el
estudio de los procesos de cambio a partir de la posición de alcanzada. El papel del Qhapaq Ñan (Camino Inca)
las sociedades dominadas. fue crucial en estos tres aspectos. Se trata de una obra
Palabras clave: Noroeste Argentino, valle de Yocavil, sistema física única y una de las entidades más masivas que se
vial incaico, arquitectura, alfarería Inca Provincial. haya construido en los Estados antiguos. Fue planiicada
para unir espacios económicos, sociales, culturales y
his is a synthesis on the main features of the Inca presence in
sagrados a lo largo de ca. 26.000 km de ruta atravesan-
area of southern Yocavil (Catamarca, Argentina), that considers
imperial settings, Inca pottery that circulated in the region and do la cordillera más grande y elevada de América. Las
the relevance of Qhapaq Ñan as an integrating axis. his synthesis habilidades constructivas aumentan la excepcionalidad
includes new information regarding relevant settings such as El de la empresa. Eje central del proyecto político Inca,
Calvario de Fuerte Quemado and Punta de Balasto. here is constituye la síntesis de los caminos utilizados a lo largo
a relection on the characteristics of interactions between local
de más de dos mil años de historia de las sociedades
societies and the expanding Inca State, focusing on the study of
the processes of change from the position of dominated societies. andinas (Strube Erdmann 1963; Hyslop 1984).
Keywords: Argentine Northwest, Yocavil valley, Inca Road El desarrollo de la red vial fue entrelazando lugares
system, architecture, Inca Provincial pottery. y poblaciones con variadas lenguas y tradiciones, con

A
Myriam Tarragó, Universidad de Buenos Aires, Instituto de las Culturas (idecu) uba - conicet, Facultad de Filosofía y Letras,
Museo Etnográico Juan B. Ambrosetti. Moreno 350 (1091), caba, Argentina,
email: tarragomyriam@gmail.com
B
Marina Marchegiani, Museo Etnográico Juan B. Ambrosetti. Moreno 350 (1091), caba, Argentina,
email: marinamarchegiani@yahoo.com.ar
C
Valeria Palamarczuk, Universidad de Buenos Aires, Instituto de las Culturas (idecu) uba - conicet, Facultad de Filosofía y
Letras, Museo Etnográico Juan B. Ambrosetti. Moreno 350 (1091), caba, Argentina, email: valepala@yahoo.com.ar
D
Alejandra Reynoso, Museo Etnográico Juan B. Ambrosetti. Moreno 350 (1091), caba, Argentina, email: ad_reynoso@yahoo.com.ar
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: mayo 2016.
96 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

lo que propició una integración en la diversidad. Este de 42 km de la red troncal en el Noroeste Argentino
proceso puede abordarse desde el núcleo político que (noa), cubierta hoy en gran parte por la Ruta Nacional
propendía a la integración mediante el pacto con sectores Nº 40, que se emplaza en la parte meridional del valle
locales o la violencia militar y desde la diversidad de los Yocavil, entre Fuerte Quemado y Punta de Balasto,
pueblos de la periferia que nunca antes habían formado Departamento Santa María, Provincia de Catamarca.
parte de un gran Estado. Se discuten las instalaciones vinculadas y el material
Para mejorar la comprensión de estos procesos que cultural diagnóstico de la época (ig. 1).
se desarrollaron en una escala espacial sorprendente es Las fuentes escritas del siglo xvi son escasas para
fundamental seguir estudiando la red vial cada vez con el noa. Sin embargo, pueden rastrearse determinados
mayor precisión incorporando nuevos tramos. Al mis- signos como para tratar de comprender la singularidad
mo tiempo, es necesario indagar la diversidad cultural de esta región en su integración. Las provincias incaicas
–material e inmaterial– de los pueblos que quedaron Xibixuy, Chicoana y Quirequire, aparecen mencionadas
incluidos dentro del Estado Inca. Los dos indicadores en los documentos de las primeras entradas de los
que consideramos más aptos, dada su ubicuidad en los españoles por el norte, Diego de Almagro en 1536 (Fer-
sitios arqueológicos, son la arquitectura de las instala- nández de Oviedo y Valdés 1851-1855: 264), Diego de
ciones anexas o vinculadas al camino y las variedades Rojas en 1543 (González de Prado 1548) y el itinerario
estilísticas en los bienes de uso que circularon en la de Matienzo (1566), entre otros (Tarragó 1984). Según
época. Uno de los materiales más ricos en información las referencias a lugares y su correlación con localidades
es la alfarería Inca Provincial. actuales, la región de Yocavil correspondería al inicio
Desde el punto de vista metodológico, es crucial septentrional de la provincia de Quirequire, en los conines
acudir a las fuentes lingüísticas, históricas y arqueológicas de Chicoana. Estas áreas habrían sido muy importantes
a través de una lectura crítica. para el abastecimiento de comida y de bastimentos para
La imposición del quechua (runa simi) como Diego de Almagro, dado que allí paró varios meses
idioma oficial contribuyó en forma sustantiva a la esperando que se abriera la ruta o “puerto de nieve”
vertebración del Imperio y al funcionamiento del go- hacia la provincia de Copayapo, en Copiapó, Chile. El
bierno, dado que servía como medio de comunicación itinerario bastante temprano del oidor Matienzo (1566),
sobre las numerosas lenguas que se hablaban desde el en búsqueda de una salida a los productos coloniales,
sur de la actual Colombia hasta Chile y Argentina. Una también nos ayuda a desbrozar la importancia de los
indagación que se ha hecho en forma muy limitada es valles Calchaquíes como parte troncal del Camino
el estudio de los topónimos y los antropónimos en el Principal Andino (Strube Erdmann 1958; Vitry 2007).
kakan de los diaguitas (Nardi 1979). Por su parte, las Por ende, la sucesión de sitios y las evidencias del Inca
fuentes escritas son muy ricas para los Andes centrales, en Yocavil resultan sustantivos por encontrarse a la vera
pero su número y especiicidad van disminuyendo hacia de la red troncal del Qhapaq Ñan.
el sur. Tan es así que podríamos plantear una opacidad Se propone aquí un recorrido que sigue un rumbo
en las síntesis que circulan sobre el Estado Inca, sin de norte a sur por algunos de los sectores con evidencias
casi ninguna referencia a los Andes meridionales (cf. incaicas, arquitectónicas y artefactuales, destacando las
Patterson 1992: 170; Stingl 2007: 419). particularidades observadas en la región.
No obstante, las fuentes arqueológicas son con-
tundentes en cuanto a las señales materiales del Estado
Inca y nos permiten penetrar en ese pasado a través FUERTE QUEMADO
de los vestigios arquitectónicos y los múltiples bienes
muebles que se conservan (Raino 1981; Williams El área de Fuerte Quemado ha sido tempranamente
2004). La circulación de producciones materiales y de destacada en las investigaciones de las sociedades
recursos, como de bienes simbólicos e intangibles, llegó prehispánicas de Yocavil. Su riqueza y complejidad
mucho más allá de las fronteras estrictas del Estado arqueológica la convierten en una zona clave para
(Pärssinen 1992: 139). la comprensión de los procesos sociales tanto de los
Como una contribución a estos objetivos de inves- desarrollos tardíos locales como de los momentos de
tigación, presentamos como caso de estudio un tramo ocupación incaica en la región. Para esos tiempos se
El Inca en Yocavil / M. Tarragó et al. 97

SIMBOLOGÍA

Tambo incaico FQ LA VENTANITA

a
ta Marí
Sitio tardío con
arquitectura Inca FQ EL CALVARIO

Río San
Centro poblado tardío
LAS MOJARRAS
Probable trazado
SIERRA DEL CAJÓN
del camino incaico
MASAO
MASAO
RINCÓN CHICO

MEDANITOS
LR JUJUIL

LR SHIQUIMIL

JA
AMPAJANGO 2
CERRO MENDOCINO

UI
Q
BICHO MUERTO

N
PUNTA DE BALASTO
O
AC

ualfín
Hacia H
PAJANGUILLO Z113
s
lita
pil
Ca
cia
Ha

Hacia
BECOBEL

Nevados de
Aconquija

0 20 Km

Figura 1. Mapa del área de Yocavil con indicación de los sitios mencionados en el texto. Figure 1. Map of the Yocavil area indicating
places mentioned in the text.

presentan tres grandes zonas arqueológicas de norte una coniguración tipo pukara en la cumbre y ladera
a sur: La Ventanita, El Socavón y El Calvario (ig. 2). de un espolón rocoso, así como varias instalaciones
En el límite actual de la Provincia de Catamarca distribuidas sobre el piedemonte (Lafone Quevedo
con la Provincia de Tucumán se emplaza el poblado 1902; Bruch 1911; Kriscautzky 1999). Kriscautzky
conocido como La Ventanita o Intihuatana, que incluye (1999) deinió en este asentamiento siete sectores. El
98 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

REGIÓN ARQUEOLÓGICA DE FUERTE QUEMADO


LA VENTANITA DE
FUERTE QUEMADO
Torreones
EL SOCAVÓN DE
FUERTE QUEMADO
Ladera con mayor Sector 4
concentración
de estructuras
Cumbre Sector 1
principal

EL CALVARIO DE
FUERTE QUEMADO

Ushnu
Marí a
Río Santa
Probable trazado del camino incaico

a d

b c

0 5 cm

Figura 2. Superior: región arqueológica de Fuerte Quemado. Inferior: selección de fragmentos de distintos tipos de cerámica inca con
decoración pintada recuperados en El Calvario de Fuerte Quemado (supericie): a) pie de ladera norte, Sector 4; b) Ushnu; c) cumbre
principal, Sector 6; d) bajo circundante ladera norte, Sector 1. Figure 2. Above: Fuerte Quemado archaeological region. Below: selected
fragments of several types of Inca pottery with painted decoration recovered from El Calvario de Fuerte Quemado (surface): a) north face,
foothill, Sector 4; b) Ushnu; c) main summit, Sector 6; d) lower surrounding area north face, Sector 1.
El Inca en Yocavil / M. Tarragó et al. 99

sector iv corresponde a una instalación de arquitectura niveles aterrazados. En el sector oriental, al pie del
incaica emplazada a la vera del Camino Inca. Presenta montículo, también se registraron varios relictos de
estructuras cuadrangulares, rectangulares y algunas muros de contención. La estructura ocupa un área
circulares deinidas como collcas. Las estructuras están aproximada de 35 x 20 m, superando una altura de 6 m.
conformadas por paredes de pirca doble con argamasa En supericie se han recuperado fragmentos de distintos
y revoque, de 60 a 80 cm de ancho, y presentan pisos tipos de cerámica incaica, entre ellos un fragmento de
preparados de barro arcilloso y aberturas de forma plato Inca Pacajes (ig. 2b).
trapezoidal. En las excavaciones se recuperó cerámica Por último, en la ladera norte del centro poblado
Inca en las formas de aríbalos, aribaloides y ollas con pie se ubican construcciones incaicas únicas en la región.
(Orgaz 2012). También se hallaron escorias y restos de Se trata de tres “torres” circulares de entre 3 y 4 m de
moldes incisos, un hacha de bronce y crisoles utilizados diámetro, que según antiguas observaciones poseían más
en la producción de objetos de bronce (Kriscautzky 1999: de 2 m de altura (Quiroga 1901: 236). Las estructuras,
128-129). La cerámica incaica también está presente en denominadas Torreones Superior, Medio e Inferior,
sectores locales, tanto en contextos domésticos (Sector están constituidas por muros dobles sin relleno e hiladas
v) como funerarios (Sector i) (Orgaz 2014). unidas con barro. Presentaban pisos limo-arcillosos
Tres kilómetros hacia el sur se ubica El Calvario de consolidados sobre empedrados de lajas (igs. 3 y 4).
Fuerte Quemado, un pukara construido sobre un cerro Aunque solo se registró revoque interno en uno de los
de múltiples espolones, sus laderas y bajo circundante torreones, se trataría de una característica común a los
(Quiroga 1901; Reynoso et al. 2010). En la década de 1960 tres (Quiroga 1901). Los fechados obtenidos reairman
se formalizó sobre este sitio el calvario católico actual, su temporalidad vinculada a la ocupación incaica: 340 ±
obra que impacta en áreas relevantes del poblado antiguo. 50 AP (LP1903) (Cal. 2 sigma 1459 (95,4%)1665 dc) y
El asentamiento ocupa una supericie de 60 ha 400 ± 50 AP (LP2044) (Cal. 2 sigma 1450 (95,4%) 1634).1
aproximadamente. Se registró un total de 489 estruc- Las excavaciones en área realizadas en los tres
turas arquitectónicas, de las cuales 184 corresponden torreones permitieron recuperar un acontecimiento
a recintos, 54 a posibles recintos y 41 a plataformas extremadamente signiicativo para comprender la in-
(las estructuras restantes son líneas indeterminadas de teracción particular entre los representantes estatales
muros dobles y simples). La arquitectura del poblado y la población local. Para construir el Torreón Inferior,
se basa en la técnica de construcción tardía local, de los incas destruyeron una estructura funeraria local,
muro doble (más de 1 m de ancho) con relleno de ri- redepositando parte de su contenido bajo el piso de la
pio. Este sitio fue ocupado y modiicado por los incas nueva estructura. En íntima vinculación con este acon-
en sectores acotados como son la cumbre principal, la tecimiento, se destaca la abundancia de vasijas locales
ladera norte y su bajo circundante y un área al pie de rotas y dispersas bajo el piso del Torreón Medio, entre
la conjunción de las laderas norte y este, en donde se ellas más de 40 pucos cuyos fragmentos remontaron
emplaza el ushnu. En dichos sectores con arquitectura en un alto porcentaje (en algunos casos hasta el 35 o
incaica también se recuperaron fragmentos cerámicos 40% del total de la pieza). Este sería el caso más claro de
de diversos tipos incaicos (ig. 2). violencia ejercida por los Incas en Yocavil, manifestado
La cumbre principal está constituida por un área a partir de la destrucción de una tumba local de caracte-
circular irregular nivelada. Allí se registró un recinto rísticas diferenciales. Este tipo de prácticas también ha
rectangular de arquitectura inca, de 5 x 3 m de lado sido documentado en otros puntos del sur del imperio,
aproximadamente, con muros dobles sin relleno de como por ejemplo Los Amarillos en la Quebrada de
55 cm de ancho promedio. En esta cumbre se habrían Humahuaca (Nielsen & Walker 1999) y Turi en la puna
ubicado otros dos recintos de características similares de Atacama (Aldunate et al. 2003).
(Quiroga 1901: 240-241).
Ya en el bajo, el ushnu está emplazado muy pro-
bablemente a la vera del antiguo Camino Inca. Está LAS MOJARRAS-RINCÓN CHICO
conformado por un gran montículo rocoso modiicado
artiicialmente. En su lado occidental pueden aún ob- El poblado alto de Las Mojarras denominado “Cerro
servarse al menos tres líneas de muros conformando Pintado” corresponde, por su visibilidad y protección
100 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

EL CALVARIO DE FUERTE QUEMADO


TORREÓN SUPERIOR 1860
CFQ - Sector 3

Torreón
Inferior
1870

Torreón
Medio

1880
B

Torreón
Superior
0 10 m

B
VISTA CORTE LATERAL Estratos relleno Revoque
post ocupación
Piso limo arcilloso
consolidado

E
MADR
ROCA

A Relleno de nivelación

Empedrado de lajas
0 1m

Figura 3. El Calvario de Fuerte Quemado, Torreón Superior (Sector 3). Figure 3. El Calvario de Fuerte Quemado, Torreón Superior (Sector 3).
El Inca en Yocavil / M. Tarragó et al. 101

EL CALVARIO DE FUERTE QUEMADO


TORREÓN INFERIOR Y MEDIO 1860
CFQ - Sector 3

1 2 3 4 5 6 7 8 9
A
Torreón
1870
Inferior
Torreón
9 B Medio

8 1880
Torreón
Superior
7
0 10 m

0 1m Roca madre
5

Techo del alero


Límite interior de la
oquedad del alero
4

0
B
VISTA CORTE LATERAL TORREÓN MEDIO

Empedrado
Relleno de de lajas Entierro
ROCA MADRE

Empedrado
nivelación local bajo
de lajas
alero destruido
Piso limo arcilloso Piso limo
consolidado arcilloso
consolidado
A Relleno
de nivelación
ROCA MADRE

TORREÓN INFERIOR
0 1m

Figura 4. El Calvario de Fuerte Quemado, Torreones Inferior y Medio (Sector 3). Figure 4. El Calvario de Fuerte Quemado, Torreones
Inferior and Medio (Sector 3).
102 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

arquitectónica, al concepto de pukara. En las laderas se domésticas con pie de compotera. La excepción fueron
disponen hileras de recintos de pirca doble, algunos con escasos fragmentos de alfarería Inca Mixta en RCh12
diseños en zigzag de bloques de cuarzo blanco. Al pie y RCh13 (Palamarczuk 2002, 2011) (ig. 5).
del cerro, por el sur, hemos registrado además otros diez
sitios en un área de 31 ha. La planta básica es del tipo
cuadrángulo y estructuras anexas (cea) deinido para SHIQUIMIL-AMPAJANGO
Rincón Chico, es decir, un gran recinto cuadrangular
y estructuras más pequeñas asociadas, rectangulares o La Loma Rica de Shiquimil es un gran poblado tipo
circulares. En el sitio Augier (LM1) solo se conservaba un pukara ubicado sobre un cerro testigo que se emplaza
montículo de 30 m de largo por 20 m de ancho y algunas en la margen derecha del río Santa María, entre los po-
líneas de piedras. Se excavaron varias cuadrículas en el blados actuales de Entre Ríos y Andalhuala. Conocido
eje longitudinal. En el centro del montículo (cuadrícula desde el siglo xix, sufrió diversas intervenciones en
D3a) se registró un fogón y evidencias pirometalúrgicas búsqueda de bienes funerarios por parte de I. Liberani
y se recuperaron algunos fragmentos Rojo Pulido e Inca y J. Hernández, V. Weiser y A. Methfessel. A partir de
Provincial, entre otros estilos tardíos (Palamarczuk & 1986 iniciamos tareas de prospección y excavación
Greco 2012; Greco 2012, 2014). Una muestra de granos que han permitido estudiar la cerámica de supericie y
carbonizados de maíz del fogón brindó una datación realizar dataciones. Los cuatro fechados promediados
de 400±60 AP (LP 1310) (Cal. 2 sigma 1445 (95,4%) dan la siguiente calibración con 2 sigma: 1420 (87,6%)
1641 dc). Este sitio se ubica al oeste del camino vecinal 1504; 1590 (7,8%) 1616 (Greco 2014), es decir, cae en el
Lampacito-Las Mojarras, el que se habría sobreimpuesto período tratado, aunque su ocupación debe retrotraerse
al Camino Inca en este sector. en varios siglos.2 Entre los materiales ilustrados por
La localidad arqueológica de Rincón Chico abarca Liberani y Hernández (1950: lám. 13 y 23; González
una supericie de 500 ha, con construcciones de muros & Tarragó 2005: ig. 16) se encuentra un jarro de asa
de piedra y argamasa de barro que conforman uni- lateral Inca Provincial con decoración pintada en rojo
dades domésticas, instalaciones de trabajo artesanal, sobre blanco y ollas con pie de compotera.
espacios ceremoniales y áreas de tránsito (Tarragó El sitio Ampajango 2-Rosendo Cáceres cubre una
2011). El pukara (sitio RCh1) cubre 39,6 ha, mientras supericie mínima de 11 ha. Se emplaza a 2.100 msnm, a
que el resto de los 36 sitios se disponen sobre un cono lo largo de una angosta terraza transversal al valle, entre
de deyección de la Sierra del Cajón. Del conjunto de el río homónimo al sur y un profundo cauce estacional
más de 40 fechados radiocarbónicos, varios de RCh1, y por el norte. El relevamiento permitió delimitar cinco
también de RCh12, RCh14 y RCh15 se extienden desde sectores a partir de muros que cortan transversalmente
el siglo xiv hasta inicios del xvii, es decir, dentro de la terraza y que coinciden con desniveles en la pendiente
la época Inca y Colonial temprana. Particularmente del terreno. De acuerdo a las evidencias arquitectónicas
interesante es el contexto de actividades destinadas a y al material cerámico de supericie, el sitio muestra una
la producción de chicha en el sitio RCh14, donde la prolongada ocupación, por lo menos desde ines del
conservación in situ de los molinos para la molienda y Formativo al Inca y Colonial Temprano (ig. 6).
restos de los grandes “virques” podría vincularse con El Sector iv demuestra una marcada remodelación
las festividades propiciadas por el Inca que incluían arquitectónica en la época Inca. Se destaca la plaza
libaciones (Tarragó et al. 1999). Del mismo modo, la central, la cual, siguiendo la topografía, presenta una
escala de producción de bienes ceremoniales de bronce planta poligonal demarcada por un muro de circun-
estannífero en el taller metalúrgico de RCh15 se amplió valación de pirca doble. En su extremo oriental, una
en esos momentos, incorporando una batería de hornos rampa de 3,5 m de ancho, tras descender al cauce esta-
de cuba del tipo huayra, quedando evidencias de moldes cional, conduce al conjunto denominado Casas Viejas
de “lingotes” y de discos tardíos (González 2004). Sin (Ampajango 3) que posee también las características
embargo, es necesario recalcar que en la mayoría de de una kancha incaica. En dirección contraria, una de
los sitios solo hemos recuperado vestigios cerámicos las escaleras lleva a la playa del río Ampajango, donde
de los estilos locales como Santa María Bicolor y Ne- comienzan los cuadros de cultivo. Hacia el occidente, el
gro sobre Rojo, Famabalasto Negro Grabado y vasijas asentamiento estaba custodiado desde la Loma Redonda
El Inca en Yocavil / M. Tarragó et al. 103

a
36

37

RCH 1

3
2
400 m
10 20

4 17
7 23
16
8
9 6 5

18 15
26 11

SIMBOLOGÍA

CEA habitacional 14
13
Área funeraria
Otros
21 22 27
Centro poblado
0 200m
25 12

0 5 cm

Figura 5: a) vista aérea de Rincón Chico, tomado de Greco (2014: ig. 3, pp. 21). Se destaca el sector del pukara RCh1 y los sitios dispersos
en el piedemonte; b) hallazgos de cerámica de estilos incaicos en supericie de RCh13. Figure 5: a) aerial view of Rincón Chico, image
by Greco (2014: ig. 3, pp. 21). he area of the pukara RCh1 is highlighted, as the sites spread over the piedmont; b) supericial indings of
Inca style pottery in RCh13.
104 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

a b

Loma
Sector V Redonda
Taller

Ampajango 3
Ampajango 2 Casas Viejas Casas
Ushnu
Sector IV
Viejas
Sector III
Río
Se
co

Sector II
100 m
Río

Sector I
Am
paj

c
ang
o

AMPAJANGO 2 y 3

0 100 m

e
Ushnu

d (vista aérea)

AMPAJANGO 2
Sector IV
Loma
10 m

Redonda
f

Apacheta
0 50 m

Figura 6. Planimetrías y vistas del sitio Ampajango: a) diferentes sectores de Ampajango 2 y 3; b-d) Loma Redonda (Ampajango 7);
e-f) Sector Plaza y Ushnu en Ampajango 2. Figure 6. Charts and views of the Ampajango site: a) diferent sectors of Ampajango 2 and 3;
b-d) Loma Redonda (Ampajango 7); e-f) Plaza area and Ushnu in Ampajango 2.
El Inca en Yocavil / M. Tarragó et al. 105

a b

0 5 cm

c d

e f

Figura 7. Fragmentos cerámicos de época Inca recuperados en supericie del sitio Ampajango 2: a) Inca Mixto; b) Santa María-Belén;
c) estilos locales Negro sobre Rojo; d) Famabalasto Negro sobre Rojo; e) Negro sobre café pulido; f) Ordinario Alisado con muscovita.
Figure 7. Ceramic fragments of Inca period recovered on site surface in Ampajango 2: a) Inca Mixed; b) Santa María-Belén; c) Black on
Red; d) Famabalasto Black on Red; e) Black on Brown Polished; f) Straightened Ordinary with moscovite.

(Ampajango 7) donde se registró un reducto amurallado (84,8%) 1818 dc; 1827 (6,5%) 1894 dc; 1910 (4%) 1952
de cumbre y muros de contención en ladera (Tarragó dc). La muestra cerámica de supericie y de excavación
& González 2005). ofreció tipos Famabalasto Negro sobre Rojo, Santa María
En la esquina noroeste de la plaza se encuentra Bicolor y Negro sobre Rojo, Quilmes Inciso e Inca (ig.
una estructura dominada por un enorme peñasco de 7). En la supericie de la plaza se recogió un liwi incaico
10 m de largo en sentido este-oeste, 4 m de ancho y 3 m (pequeña bola para cazar pájaros) de bronce estannífero
de altura promedio, que ha sido deinido como ushnu (González & Palacios 1996; Tarragó & González 2005).
(González & Tarragó 2005: ig. 15). En la cara que mira
hacia la plaza y más allá, hacia las cumbres nevadas de
la cadena del Aconquija, el peñasco fue enmarcado por PUNTA DE BALASTO
dos líneas de plataformas realizadas con rocas de formas
regulares, algunas con canteado. Hacia el norte y este, el En el confín del valle y a unos 10 km al sudoeste de
desnivel del terreno fue compensado con cuatro y cinco Ampajango 2, se levantaba el Tambo de Punta de Balasto,
líneas de plataformas, habiéndose incluido una rampa sobre el camino troncal que recorría el fondo del bolsón
que permite ascender a la cúspide plana de la gran roca. y en un punto del paisaje sin ocupaciones previas. El
Un primer fechado sobre carbón vegetal proporcionó un tambo fue interpretado como una estación de control del
valor de 340 ± 130 AP (Beta 146374) (Cal. 2 sigma 1418 tránsito de personas y del voluminoso tráico de bienes
106 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

dentro del conjunto de instalaciones administrativas del y excavación (n=1264) está formado por cerámica Inca
sur del Collasuyu (González 1999: 227-228). Por ejemplo, (42%), Famabalasto Negro sobre Rojo (7%), Santa María
una carta del jesuita Juan de León en 1657 menciona que Bicolor (3%), Ordinaria que incluye ollas con pie de
cada año pasaban por el valle “quatro cientos carneros compotera (29%) y de otros tipos e inclasiicada (19%)
cargados de oro” como parte de la renta para el Inca (Marchegiani 2012). El estilo Inca Provincial es el más
(Tarragó & González 2005: 141-143). representativo del sitio, mientras que la frecuencia de los
El tambo se emplaza a 2.140 msnm en la margen estilos Santa María Bicolor, Inca Paya, La Paya Dibujos
oriental del río Santa María y ocupa una franja de casi Negros, Yocavil Polícromo y Santa María-Belén Negro
un kilómetro de largo en el fondo de valle, entre el río sobre Rojo es muy baja (ig. 9).
y la ruta 40, cubriendo unas 10 ha. Fue identiicado por En los sondeos del Grupo 7 se identiicó un área
Bruch (1911) y excavado por el equipo de Cigliano (Ca- de cocción de alimentos, consumo y descarte donde
rrara et al. 1960). Desde 1988, el Proyecto Arqueológico se halló cerámica Ordinaria Alisada, Inca Provincial,
Yocavil realizó prospecciones y excavaciones (González Inca indeterminada y Famabalasto Negro sobre Rojo,
1999; González et al. 2007). El tambo fue dividido en así como restos óseos quemados asociados a lentes de
trece grupos arquitectónicos, que comprenden un ceniza y concentraciones carbonosas de las que se ob-
ushnu de 5 x 5 m asociado a una gran plaza de 80 x 98 tuvo una muestra de carbón vegetal fechada en 680±70
m, dos conjuntos de estructuras y muros vinculados al (LP816) (Cal 2 sigma 1235 (0,8%) 1243 dc; 1265 (94,6%)
complejo plaza-ushnu (Grupo 6), tres kanchas de 30 m 1429 dc). Sobre el piso de un recinto del Grupo 12 se
de largo (Grupos 7, 8, 12), una estructura rectangular halló cerámica Inca Provincial y Ordinaria, asociada a
alargada sin subdivisiones internas de 33 x 10 m tipo un cincel de bronce, un núcleo bipolar de obsidiana y
kallanca (Grupo 9), estructuras vinculadas a una plaza un pequeño instrumento de hueso. En la supericie de
de 70 x 35 m, collcas circulares (Grupo 11) y rectangu- distintos grupos arquitectónicos se recuperaron, entre
lares (Grupo 2), unidades residenciales (Grupo 1) y un otros hallazgos, cuatro puntas de proyectil triangulares
conjunto de estructuras que pudieron formar parte de de base escotada, dos silbatos de cerámica y un tortero
otras kanchas (ig. 8). gris de cerámica inciso con motivos geométricos (ig. 10).
El diseño arquitectónico dual y la presencia del La cerámica y los materiales asociados indican
complejo plaza-ushnu, de kanchas y collcas indican que que en el tambo se realizaron actividades de prepara-
es un sitio de planiicación netamente estatal. El camino ción, transporte, almacenaje y consumo de alimentos.
que divide al sitio en mitades, sin mojones, fue un eje La presencia de torteros y otros instrumentos, por su
estructurador de la arquitectura, como evidencia la parte, permite suponer que también se desarrollaron
construcción de ediicios orientados según su dirección. actividades vinculadas con la producción artesanal. La
Su traza puede apreciarse con claridad debido a su ancho cerámica Inca Provincial, Famabalasto Negro sobre Rojo,
regular que varía de 3 a 3,70 m y a las modiicaciones Santa María Bicolor y Ordinaria Alisada está presente
del sustrato producidas a través del tránsito, elementos en todos los sectores. La kallanca es el grupo con mayor
que lo hacen visible no solo en el terreno sino también frecuencia de alfarería Inca Provincial y mayor diversidad
en las imágenes satelitales y en las fotografías aéreas de de estilos cerámicos; de allí proceden un fragmento de
ese tramo. La planta característica de las estructuras es plato Inca Provincial de posible origen altiplánico (ig. 9
rectangular. La técnica constructiva es la de muro doble a) y también fragmentos de ollas con pie de compotera.
sin relleno de 70 cm de ancho, formado por dos líneas También se observó que la mayor frecuencia de cerámica
paralelas de bloques redondeados unidos con mortero Famabalasto Negro sobre Rojo, al igual que el hallazgo
de barro o mediante pirca seca, diferente del muro doble de los fragmentos Yocavil Polícromo y los torteros con
con relleno de tierra y ripio característico de los pobla- decoración geométrica incisa, elementos todos vinculados
dos locales tardíos. Algunas piedras están canteadas y con la región chaco-santiagueña, provienen de grupos
otras cuidadosamente seleccionadas (González 1999). arquitectónicos situados al oriente del camino. Sin
Hasta ahora se han realizado recolecciones de embargo, las evidencias disponibles hasta el momento
supericie en todos los sectores y excavaciones en los son insuicientes para realizar inferencias sobre sus
Grupos 7, 9, 10 y 12. El material más abundante en el implicancias en términos de relaciones intergrupales
sitio es la alfarería. El conjunto cerámico de supericie dentro del tambo.
El Inca en Yocavil / M. Tarragó et al. 107

,5
2134
2135

3
ía
Mar

213
2133,5 ,5
San
ta 2135
Río
2136
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10

o
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6 4
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7
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13
,5

,5

,5

0 50 cm
42
41

42

43

43

44
21

21

21
21
21

21

SIMBOLOGÍA

Muro Zona de alteración Zanja subactual Camino incaico


antrópica no amojonado

Figura 8. Plano del Tambo de Punta de Balasto, modiicado de González (1999). Grupo 6: ushnu-plaza; Grupos 7-8-12: kanchas; Grupo
9: kallanca; Grupo 11: collcas. Figure 8. Map of the Tambo of Punta de Balasto, modiied by González (1999). Group 6: ushnu-plaza;
Groups 7-8-12: kanchas; Group 9: kallanca; Group 11: collcas.
108 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

a b e f

c d

0 5 cm 0 5 cm

Figura 9. Cerámica Inca del Tambo de Punta de Balasto: a-e) fragmentos estilo Inca Provincial; f) plato pato Inca Paya. Figure 9. Inca
pottery from the Tambo of Punta de Balasto: a-e) fragments, Inca Provincial style; f) Inca Paya duck-style plate.

a b c d e

Vista Vista
posterior posterior
reducida reducida

0 2 cm 0 5 cm

Figura 10. Objetos hallados en el Tambo de Punta de Balasto: a) cincel de bronce (Grupo 12); b) tortero de cerámica inciso con motivos
geométricos (Grupo 4, supericie). Silbatos de cerámica: c) Grupo 12; d-e) Grupo 9. Figure 10. Artifacts found in the Tambo of Punta de
Balasto: a) bronze chisel (Group 12); b) ceramic spindle weight with geometric patterns (Group 4, surface). Whistles of ceramic material:
c) Group 12; d-e) Group 9.
El Inca en Yocavil / M. Tarragó et al. 109

Asociado a Punta de Balasto se encuentra Bicho presencia de inclusiones de muscovita, predominando


Muerto, representando la ocupación parcial de una las de tamaño grande y muy grande, y aunque a nivel
población preexistente. Es posible que en el primer macroscópico el elemento que más se destaca es la
momento de la expansión incaica Bicho Muerto hubiera mica, el cuarzo es el tipo de inclusión más abundante.
actuado como una fortaleza interna, función que más La segunda se caracteriza por la adición intencional de
tarde, con la ocupación consolidada, habría sido más inclusiones de ceniza volcánica. Además de cerámica
simbólica que efectiva. La información etnohistórica Inca, las pastas con muscovita se utilizaron para elaborar
indica que el Morro Blanco, a cuyo pie se levanta el cerámica Ordinaria Alisada, incluyendo ollas con pie de
asentamiento, constituía una venerada huaca en tiem- compotera. Aún no contamos con datos sobre el lugar de
pos prehispánicos tardíos (Piossek Prebisch 1984). Su producción de estas dos modalidades, pero sí podemos
potencial simbólico habría sido incrementado por los airmar que diieren de las tecnologías de producción
depósitos minerales que albergaba la formación y que originarias del estilo Santa María de Yocavil, caracteri-
abastecían a los cercanos establecimientos metalúrgicos zado por la incorporación intencional de tiesto molido
coloniales de El Trapiche y Fundición Navarro (Gon- como antiplástico. En menor proporción, también se
zález 1997). Es posible, entonces, que algún sector de registró cerámica Inca Provincial elaborada mediante
Bicho Muerto constituyera un “mochadero minero”, en otras tecnologías (Marchegiani 2012). Las formas más
una situación similar a las registradas en otros lugares frecuentes son las botellas (aríbalos, aribaloides y botellas
surandinos, como en KonaKona, en la subregión del con asa lateral), jarros con asa lateral y platos, todas
alto Loa (Castro 1992). ellas vinculadas a las actividades de servir y consumir
En la margen occidental y custodiando el tambo alimentos; por lo tanto, se trata de formas que desem-
se yergue el Cerro Mendocino con su excelente pukara peñaron roles importantes en las estrategias políticas
de la cima y laderas. Por su difícil acceso y la presencia imperiales que incluían situaciones de comensalidad.
de construcciones defensivas, se suele considerar al Los fragmentos Inca Provincial aparecen asociados
asentamiento una “fortaleza”, arquitectónicamente a cerámica Inca monocroma pulida (principalmente
una de las más destacadas del noa. Al menos parte de roja y ante), Inca indeterminada, Famabalasto Negro
esta instalación seguía en funcionamiento en la época sobre Rojo y Yocavil Polícromo, cerámica local Santa
inca, a juzgar por el Grupo A de ediicios levantado María Bicolor y, excepcionalmente, fragmentos de
con bloques canteados de cuarcita borra-vino (Carrara estilos Inca mixtos como Inca Paya y La Paya Dibujos
et al. 1960: 37) y la gran kancha al pie (González & Negros (igs. 11 y 12).
Tarragó 2005: 80-83). En los sitios locales con sectores incaicos, como
El Calvario de Fuerte Quemado, se registraron frag-
mentos de cerámica Inca Provincial. Otra situación se
LA VARIABILIDAD ALFARERA DURANTE LA comprueba en otros centros poblados locales, como por
DOMINACIÓN INCA ejemplo Rincón Chico, para el cual existe constancia de
la perduración de su ocupación en momentos incaicos.
Las distintas variantes de la cerámica Inca presentan una Allí, luego de intensos trabajos de campo que involucra-
distribución diferencial, según se trate de instalaciones de ron todos los sectores del asentamiento, entre miles de
planiicación estatal, asentamientos locales con sectores fragmentos cerámicos recuperados no se han hallado
incaicos o poblados sin evidencias arquitectónicas inca. aún fragmentos Inca Provincial. Estas “ausencias” son
Por otro lado, el proceso de dominación incaica trajo también reveladoras: la circulación en el espacio regional
aparejados cambios en los estilos cerámicos preexistentes de los estilos Inca Provincial, tan connotados simbólica-
y generó el surgimiento de estilos nuevos. mente, fue dispar y acotada a determinadas localidades,
El Tambo de Punta de Balasto se destaca por el en comparación con la importancia regional y amplia
hallazgo de tiestos Inca Provincial. Los estudios cerámicos incidencia macrorregional de los estilos de época Santa
que integraron análisis macroscópicos y petrográicos María y Famabalasto Negro Grabado.
permitieron identiicar dos modalidades mayoritarias Por su parte, las variantes de cerámica Inca mixta,
en la producción de pastas de la cerámica Inca del que integran rasgos locales e incaicos, están presentes en
tambo. La primera y más frecuente se caracteriza por la todos los sitios presentados en este trabajo. Cabe señalar
110 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

a b c d

Borde interno

0 5 cm 0 1 cm 0 2 cm 0 2 cm

e f g h

Borde interno
0 3 cm 0 2 cm

i j n q

0 2 cm

k m o

l
p

Borde interno

0 5 cm 0 1 cm 0 3 cm

Figura 11. Fragmentos cerámicos recuperados en el Tambo de Punta de Balasto: a-d) Inca Provincial; e) Inca indeterminado; f-h) Inca
Provincial; i-m) Famabalasto Negro sobre Rojo; n-p) Yocavil Polícromo; q) Santa María Bicolor. Figure 11. Pottery fragments recovered
in the Tambo of Punta de Balasto: a-d) Inca Provincial; e) indetermined Inca; f-h) Inca Provincial; i-m) Famabalasto Black on Red; n-p)
Yocavil Polychrome; q) Santa María Bicolor.
El Inca en Yocavil / M. Tarragó et al. 111

0 5 cm

b c

0 5 cm 0 5 cm

Figura 12. Fragmentos cerámicos recuperados en el Tambo de Punta de Balasto: a) Inca Provincial; b) Famabalasto Negro sobre Rojo;
c) Santa María Bicolor. Figure 12. Pottery fragments recovered in the Tambo of Punta de Balasto: a) Inca Provincial; b) Famabalasto Black
on Red; c) Santa María Bicolor.
112 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

que a partir del estudio de colecciones de museos3 y de DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES


materiales publicados, el área de Fuerte Quemado se
destaca también como localidad de marcada circulación A los sitios aquí desarrollados se suman evidencias de
de cerámica incaica en sus distintas variantes (ig. 13). bienes muebles en Caspinchango, la Terraza de Andalhuala
Un elemento fundamental del desarrollo alfarero Banda, Loma Redonda, Loma Alta y Pajanguillo, entre
en Yocavil en la época Inca es la perduración del estilo otros (González & Tarragó 2005). Los datos construidos a
Santamariano, aunque esta continuidad se produjo en lo largo de casi treinta años de trabajos en la región ponen
el marco de ciertas innovaciones en la forma –aparición de maniiesto que la ocupación cuzqueña no siempre
de pucos con punto angular y alargamiento de cuellos en se ajustó a criterios “monumentales” (González Godoy
las urnas– y en la iconografía –motivos geométricos con 1996: 34) y que el registro arqueológico imperial puede
relleno reticulado, guardas horizontales de triángulos quedar empañado en contextos con preponderancia de
plenos negros, iguración de “guerreros” y escutiformes, elementos locales (Morris 1988: 243-244).
felinización de motivos zoomorfos como el suri y el Sobre el particular, hemos propuesto que, en el sur
camélido (Reynoso & Pratolongo 2008; Marchegiani del valle, la dominación incaica, sin dejar de ser intensa,
et al. 2009)–. A su vez, surgieron nuevas modalidades implicó un complejo proceso en el que participaron los
estilísticas, como las urnas Negro sobre Rojo que inte- intereses del gobierno central y los de los grupos de po-
gran rasgos Santa María y Belén. Simultáneamente, en der locales; los mecanismos diseñados para alcanzar los
esta época se introdujeron en el valle diversos estilos objetivos del Estado y las cualidades de la organización
originarios de otras regiones, como las vasijas y cuencos social, política y económica de estos grupos locales en
Famabalasto Negro sobre Rojo y Yocavil Polícromo de la región y la resolución de los conlictos de facciones
Santiago del Estero, y los pucos Yavi de la puna jujeña derivados de las nuevas condiciones (González & Tarragó
(Marchegiani et al. 2009). Si bien su presencia es minori- 2004; Reynoso 2009).
taria, resultan buenos indicadores cronológicos, debido Considerando la producción tecnológica como un
a que su producción y distribución estuvo mediada en campo adecuado para explorar las formas y resultados
cierto grado por la agencia incaica (ig. 14). del enfrentamiento entre los intereses estatales y los de
Al situarnos desde la perspectiva de los grupos los sectores subordinados, se han propuesto los cambios
dominados, podemos dar cuenta de que la presencia de y continuidades en la metalurgia y alfarería santamaria-
estos estilos mixtos y no incaicos (locales y no locales) nas tanto en sus aspectos técnicos como expresivos. De
otorga visibilidad al proceso de expansión incaica en dicho análisis se desprende que, así como la circulación
Yocavil, incluso en espacios con ausencia de bienes de materiales asociados al imperio operó por canales
muebles netamente incaicos. Las estrategias políticas restringidos, el “modo de hacer” tradicional, en términos
incaicas incluirían el aprovechamiento del prestigio amplios, mantuvo vigencia.
regional de determinados bienes apropiándose de los Interpretando la evidencia en el marco de fenómenos
mecanismos de su distribución social, lo que puede de resistencia cultural, se propone que los administradores
resultar coherente con la amplia representación de los estatales, para alcanzar los objetivos programados para
materiales santamarianos (González & Tarragó 2004). la región, debieron respetar determinados elementos del
Por su parte, esta perduración en la producción de sistema de representaciones autóctono, a su vez vincu-
determinados bienes indica, además de sus atributos lados con cualidades organizativas de las formaciones
de calidad, ciertos niveles de autonomía organizativa sociales (González & Tarragó 2004).
en su producción y en la reproducción de sistemas de De la misma manera ocurrió en los modos de
representaciones por parte de los grupos locales. La construir los espacios habitados que, en gran medida,
comprensión del proceso de dominación incaica en conservaron los patrones locales altamente desarrollados
regiones consideradas marginales, como los Andes a nivel regional. No obstante, como se reirió en el caso
meridionales, requiere una perspectiva amplia capaz de de El Calvario de Fuerte Quemado, el ejercicio de la
integrar la diversidad de evidencias de esa expansión, violencia estatal fue también una estrategia puesta en
evidencias que muchas veces pueden ser sutiles o pasar práctica en el proceso expansivo. Las restricciones ob-
desapercibidas si solo observamos desde la perspectiva servadas en la circulación de bienes netamente incaicos
de los lugares centrales. alertan acerca del problema metodológico implícito
El Inca en Yocavil / M. Tarragó et al. 113

a b d

f h

0 10 cm

j k l

0 10 cm

Figura 13. Cerámica de estilos incaicos. Ejemplares de estilos Inca Provincial e Inca mixto procedentes de Yocavil: a) -28000-, Inca Pro-
vincial, El Paso, mejba; b) -28015-, Inca Provincial, Fuerte Quemado, mejba; c) -29107-, Inca mixto, El Paso, mejba; d) mlp-Ar-(n)5005,
Inca Provincial, Ampajango, MLP; e) -28010-, Inca Provincial, Fuerte Quemado, mejba; f) -29073-, Inca Provincial, Amaicha, mejba;
g) -29108-, Inca Provincial, El Paso, mejba; h) -28011-, Inca Provincial, Fuerte Quemado, mejba; i) mlp-Ar-(n)4492, Ampajango, mlp;
j) 922, Diaguita-Inca, Santa María, Col. mlp (Outes 1907, Plancha iii, N° 6); k) La Paya dibujos negros, Fuerte Quemado La Ventanita,
meb; l) mlp-Ar-(n)4447, La Paya dibujos negros, Masao, mlp. Figure 13. Inca styles pottery. Examples of the Inca Provincial and mixed
Inca styles from Yocavil: a) -28000-, Inca Provincial, El Paso, mejba; b) -28015-, Inca Provincial, Fuerte Quemado, mejba; c) -29107-,
Inca Mixed, El Paso, mejba; d) mlp-Ar-(n)5005, Inca Provincial, Ampajango, MLP; e) -28010-, Inca Provincial, Fuerte Quemado, mejba;
f) -29073-, Inca Provincial, Amaicha, mejba; g) -29108-, Inca Provincial, El Paso, mejba; h) -28011-, Inca Provincial, Fuerte Quemado,
mejba; i) mlp-Ar-(n)4492, Ampajango, mlp; j) 922, Diaguita-Inca, Santa María, Col. mlp (Outes 1907, Plancha iii, N° 6); k) La Paya
black drawings, Fuerte Quemado La Ventanita, meb; l) mlp-Ar-(n)4447, La Paya black drawings, Masao, mlp.
114 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

a b c

0 10 cm

d e f g

h i j k

l m

n o p q

0 10 cm

Figura 14. Cerámica local. Diversos estilos alfareros locales correspondientes a la época de expansión incaica: a) mlp-Ar-(n)5695, Santa
María Bicolor fase iv, Quebrada Chiquimil, mlp; b) mlp-Ar-(n)4436, Santa María-Belén, Masao, mlp; c) 46-70, Quilmes Inciso, mac;
d) mlp-Ar-(n)5245, Santa María Bicolor, Famabalasto, mlp; e) mlp-Ar-(n)5320, Famabalasto Negro sobre Rojo, Famabalasto, mlp; f)
43-2819, Yocavil Polícromo, Andalhuala, mac; g) 47-1830, Yocavil Polícromo, Tafí, mejba; h) mlp -Ar-(n)5335, Famabalasto Negro sobre
Rojo, Famabalasto, mlp; i) mlp-Ar-(n)5347, Famabalasto Negro sobre Rojo, Famabalasto, mlp; j) -36966-, Yocavil Polícromo, Quilmes,
mejba; k) mlp-Ar-(n)5967, Famabalasto Negro Grabado, Lorohuasi, mlp; l) -28040-, Yavi, Amaicha, mejba; m) mlp-Ar-(n)5370, Fama-
balasto Negro Grabado, Famabalasto, mlp; n) mlp-Ar-(n)5266, Santa María Bicolor, Famabalasto, mlp; o) -28012-, Ordinario Alisado,
Fuerte Quemado, mejba; p) 323 Exp. C. Bruch, Ordinario Alisado, Fuerte Quemado, meaunr; q) -28013-, Ordinario Alisado, Fuerte
Quemado, mejba. Figure 14. Local pottery. Several local pottery styles, Inca expansion period: a) mlp-Ar-(n)5695, Santa María Bicolor
phase iv, Quebrada Chiquimil; b) mlp-Ar-(n)4436, Santa María-Belén, Masao, mlp; c) 46-70, Quilmes Incised, mac; d) mlp-Ar-(n)5245,
Santa María Bicolor, Famabalasto, mlp; e) mlp-Ar-(n)5320, Famabalasto Black on Red, Famabalasto, mlp; f) 43-2819, Yocavil Polychrome,
Andalhuala, mac; g) 47-1830, Yocavil Polychrome, Tafí, mejba; h) mlp -Ar-(n)5335, Famabalasto Black on Red, Famabalasto, mlp; i) mlp-
Ar-(n)5347, Famabalasto Black on Red, Famabalasto, mlp; j) -36966-, Yocavil Polícromo, Quilmes, mejba; k) mlp-Ar-(n)5967, Famabalasto
Black Incised, Lorohuasi, mlp; l) -28040-, Yavi, Amaicha, mejba; m) mlp-Ar-(n)5370, Famabalasto Black Incised, Famabalasto, mlp; n)
mlp-Ar-(n)5266, Santa María Bicolor, Famabalasto, mlp; o) -28012-, Straightened Ordinary, Fuerte Quemado, mejba; p) 323 Exp. C.
Bruch, Straightened Ordinary, Fuerte Quemado, meaunr; q) -28013-, Straightened Ordinary, Fuerte Quemado, mejba.
El Inca en Yocavil / M. Tarragó et al. 115

en la inferencia del abandono de sitios o traslado de con los distritos mineros de Capillitas Atajo y Andal-
poblaciones a partir de la ausencia de materiales mue- galá (González 1982: 333). El tercero ascendía hacia
bles o arquitectura incaica en los poblados locales. el sudeste, por la quebrada del río Pajanguillo hasta
Una posibilidad que, no obstante, no puede dejar de llegar al establecimiento de Nevados del Aconquija,
considerarse a priori. con las estaciones intermedias de Pajanguillo, Becobel
Las áreas vinculadas con las actividades ceremonia- y Tambo Colorado.
les y religiosas, como las plazas y ushnu en El Calvario En síntesis, la arrolladora dinámica de expansión
de Fuerte Quemado y en Ampajango 2 fueron, proba- del Estado incaico parece haber arrastrado, en cier-
blemente, los monumentos más versátiles para crear y tas oportunidades, el enfoque de las investigaciones
reproducir las estructuras de poder social. Por un lado, arqueológicas en los Andes meridionales, otorgando
conformaban lugares de convergencia en los cuales las un casi exclusivo protagonismo a las aspiraciones del
condiciones de desigualdad podían enmascararse a partir Cusco y dejando en un oscuro segundo plano a los
de su apariencia pública. Por otro lado, los fundamentos procesos históricos de las sociedades que poblaban
del orden impuesto podían ser renovados y potenciados las regiones incorporadas al Tawantinsuyu. Desde una
mediante la intervención de fuerzas sobrehumanas, las óptica alternativa, en la que se privilegia el estudio de
que, a su vez, eran presentadas como legitimadoras de los procesos de cambio a partir de la posición de las
la estructura de dominación vigente. sociedades dominadas, sostenemos que los intereses
En suma, el caso estudiado pone de maniiesto particulares de las élites políticas locales, la dinámica de
que la ocupación inca en el sur del valle de Yocavil fue los conlictos faccionales y el sistema de representaciones
mucho más intensa que lo que conocíamos hace unas constituyeron factores activos que matizaron el modo
pocas décadas, pero con un relejo arqueológico que no en que la dominación estatal fue plasmada (González
se ajusta estrictamente a los rasgos “típicos” a partir de & Tarragó 2005), articulando estrategias de negociación
los cuales suele evaluarse la presencia imperial en los y resistencia. En el proceso de ocupación territorial no
Andes meridionales. Las cualidades de este registro solo los planiicadores cusqueños exhibieron una amplia
arqueológico señalarían, por una parte, la estrategia lexibilidad para desplegar sus objetivos particulares.
de la ocupación imperial en la región, destacando las También las formaciones sociales abarcadas desarrollaron
áreas con un valor particular para los objetivos político- sus propias estrategias para no perder espacio dentro
económicos centrales y que, en consecuencia, se juzgaron de las nuevas condiciones.
como adecuadas para ser desarrolladas mediante la
inversión en infraestructura. El emplazamiento cercano RECONOCIMIENTOS A todos los estudiantes, colaboradores e
al camino es un elemento en común a todas ellas y fue investigadores que aportaron su interés y esfuerzo a lo largo de
tres décadas de trabajos arqueológicos en Yocavil. Luis González
estratégico para el control del territorio y de la circulación
impulsó las investigaciones sobre la presencia incaica en el área.
de bienes y personas.
Catriel Greco, Sonia Lanzelotti, Mariela Tancredi y Raúl Doro
Sin embargo, de igual modo estas cualidades estarían colaboraron en la elaboración de diferentes ilustraciones que
dando cuenta de las condiciones sociopolíticas y orga- reproducimos en este artículo. A las autoridades y personal del
nizativas vigentes, las cuales en algunos casos podrían Museo Etnográico Juan B. Ambrosetti, del Museo de La Plata, del
haber sido funcionales a la administración cusqueña Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba y
y haber vuelto innecesaria la inversión de energía en del Museo de la Escuela de Antropología de la Universidad Nacional
de Rosario. A los evaluadores anónimos y a los editores de la revista.
obras más o menos monumentales, mientras que en
otros podrían haber actuado como focos de resistencia
en los que la imposición de las normas y de la cultura
material del Imperio se diluyeron. NOTAS
En cuanto al tramo de la red troncal, en la vía
1
Las calibraciones corresponden a la curva de calibración
que atraviesa el tambo de Punta Balasto conluían tres
ShCal04 Southern Hemisphere Calibration (McCormac et al.
importantes ramales. Uno de ellos, con rumbo sudoes- 2004).
te, conectaba con los conspicuos centros de Hualfín y 2
Los fechados considerados para este promedio son:
Shincal (Raino et al. 1985). Otro, hacia el sur, tras una 380±60 (LP 983); 460±80 (LP 2212); 500±60 (LP 2431); 560±80
estación en el tambo de Ingenio del Arenal, enlazaba (LP 2239).
116 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

3
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BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, No 1, 2017, pp. 119-136, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

ARQUEOLOGÍA Y PAISAJE EN EL INTERFLUVIO DE ZAPATA,


CATAMARCA, NOROESTE ARGENTINO
ARCHAEOLOGY AND LANDSCAPE IN THE INTERFLUVE OF ZAPATA,
CATAMARCA, NORTHWESTERN ARGENTINA

REINALDO MORALEJOA

Los lugares de tránsito han sido una constante en la historia de la INTRODUCCIÓN


humanidad. Independientemente de las formas y características
que adopten, constituyen un elemento de comunicación cuyo
estudio nos permite conocer la historia de las poblaciones que La sierra de Zapata constituye un sistema serrano ubicado
habitan un lugar determinado. En este artículo se presentan entre los valles de Hualfín y Abaucán en el centro de
los resultados de las investigaciones realizadas en la sierra la Provincia de Catamarca, Noroeste Argentino (noa).
de Zapata, Catamarca (Noroeste Argentino), en una ruta Se caracteriza por ser un área de interluvio con un
que comunica los valles de Hualfín y Abaucán. Este espacio
constante movimiento de personas y objetos, propio
internodal o interluvio serrano presenta un conjunto de sitios
con diversas características que señalan un tránsito regional de zonas internodales (Raino et al. 2008).
continuo desde épocas preincaicas. La historia de las investigaciones arqueológicas en
Palabras clave: caminos antiguos, preincas, incas, El Shincal el área se remonta a la segunda mitad del siglo xx con
de Quimivil. los aportes de Sempé (1973, 1976) y González y Sempé
(1975), que dejan en evidencia el conjunto de asentamientos
Places of transit have been constant in the history of humanity.
prehispánicos correspondientes al Período Temprano
Regardless of the forms and characteristics they adopt, places
of transit constitute an element of communication whose study y Medio del noa (500 ac-900 dc). Estos trabajos, sin
allows us to know the history of the populations that inhabit a embargo, estuvieron concentrados principalmente en el
given space. his article presents the results of research carried sector suroccidental de la sierra de Zapata, próximo a
out in the mountains of Zapata, Catamarca (Northwestern la localidad de Tinogasta del valle de Abaucán. Por esta
Argentina), on a route that connects the Hualfín and Abaucán
razón, desde comienzos de la década de los noventa, en
valleys. his internodal, interluvial space includes several sites
with diverse characteristics that indicate a continuous regional el marco de los proyectos dirigidos por el Dr. Rodolfo
transit from pre-Inca times. Raino, se comenzó a prospectar el área a partir del
Keywords: ancient roads, pre-Inca, Inca, El Shincal de derrotero inca que provenía desde el sitio El Shincal de
Quimivil. Quimivil. Ello condujo a contar con otras evidencias
arqueológicas vinculadas, por ejemplo, con el hallazgo
de un tambo incaico denominado Tambillo de Zapata
ubicado a media jornada de viaje entre los sitios de El
Shincal y Watungasta (Raino et al. 1994; Raino 1995).

A
Reinaldo Moralejo, División Arqueología, Museo de La Plata. conicet-Argentina. Facultad de Ciencias Naturales y Museo,
Universidad Nacional de La Plata. Av. Paseo del Bosque s/n°, CP: B1900FWA, La Plata, email: reinaldomoralejo@yahoo.com.ar
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: septiembre 2016.
120 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Posteriormente, debido al avance de los trabajos de ban en las zonas altas y bajas de los Andes centrales y
puesta en valor en El Shincal, cesan las investigaciones meridionales, permitiendo la movilización de diversos
en la sierra de Zapata hasta que son retomadas en el año tipos de productos, poblaciones (mitimaes), ejércitos
2004, con el propósito de complementar y ampliar los y dirigentes de alto rango jerárquico, entre otras cosas
estudios realizados hasta ese momento. (Hyslop 1992; Vitry 2000).
En este artículo se presentan los resultados de las De acuerdo al planteo de Anschuetz et al. (2001),
investigaciones llevadas a cabo en el área internodal las comunidades transforman los espacios físicos en
o interluvio de la sierra de Zapata desde un enfoque lugares llenos de contenidos mediante sus actividades
micro y macromorfológico. Se describen, por un lado, diarias, sus creencias y sus sistemas de valores. Como
los elementos de construcción de las vías y, por otro, la consecuencia, un paisaje no es meramente el mundo
información acerca de la coniguración global del sistema que vemos, es una construcción, una composición de
vial. La relevancia de este trabajo reside en la incorpo- ese mundo. Desde esta perspectiva, los espacios físicos
ración de nuevas evidencias arqueológicas de antiguos de un paisaje no son mudos en cuanto a la historia de la
caminos y sitios asociados que permiten comprender la comunidad y a su herencia cultural; son una interacción
importancia que tuvo esta ruta en la comunicación de dinámica entre naturaleza y cultura. Se asume entonces
los valles de Hualfín y Abaucán del centro oeste de la que la acción social que tiene lugar en relación con el
provincia de Catamarca, noa. Una comunicación que, espacio está organizada de manera coherente según el
si bien puede extenderse desde momentos preincaicos sistema de representaciones propio del grupo social que
hasta la actualidad, tuvo quizás su apogeo durante el la realiza. De este modo, la importancia de estudiar los
momento de expansión incaica, al conectar el centro caminos radica en que a través de ellos se construye y se
político, administrativo y ceremonial de El Shincal de expresa la memoria de los pueblos que los transitan, los
Quimivil con la porción más meridional del Kollasuyu elaboran y les dan signiicado a lo largo del tiempo y del
en Argentina y Chile. De esta manera, se pudo dar espacio. Creemos entonces que recorriendo y estudiando
cuenta de la propia lógica interna de la red vial y de su los caminos podemos aproximarnos al conocimiento
contexto signiicativo, como también generar un modelo de la heterogeneidad social de las poblaciones que
de organización respecto de las prácticas y relaciones habitan y circulan un lugar determinado (Moralejo &
sociales que dieron origen al paisaje. Aventín Moretti 2015).
Por otra parte, cuando se habla del estudio de
los caminos no se trata solo de los caminos per se sino
EL ESTUDIO DE LOS CAMINOS también del conjunto de sitios arqueológicos y elementos
del paisaje asociados. El movimiento y la percepción a
El Estado Inca se desarrolló a lo largo de la cordillera través del paisaje permiten producir y reproducir dife-
de los Andes en Sudamérica, desde el sur de Colombia rentes conjuntos de signiicaciones que podrían estar
(Departamento de Nariño) hasta la Región Central materializadas en el paisaje. De este modo, la presencia
de Chile (Región del Maule) y Mendoza en Argentina de apachetas, mojones, rocas sagradas, lugares de libación
(valle de Uspallata). u ofrendas, cuerpos de agua, puestos de observación,
La red vial constituyó uno de los principales tambos, chasquihuasis, los diferentes tipos de trazados,
elementos integradores del Estado y permitió sostener anchura, puentes, rampas, entre otros, le conieren al
un complejo sistema político, administrativo, militar paisaje vial un signiicado geográico y ritual que va
y religioso. Abarcaba más de 40.000 km de caminos, mucho más allá del simple tránsito.
convirtiéndose en el sistema vial más alto del planeta En el lenguaje arqueológico existe una amplia
que logró alcanzar tal magnitud en un lapso menor a los variedad de palabras que se utilizan para designar a un
cien años. La elección del espacio para su construcción lugar o zona de tránsito determinada. El término gené-
no era producto del azar, sino más bien de la ideología rico de vía designa cualquier curso de tránsito humano
y de un profundo conocimiento de la geografía e in- físicamente visible en el terreno, independientemente de
teracción social con el medio ambiente. Este sistema sus características. Por otro lado, el término ruta se usa
infraestructural de caminos favoreció la articulación en como equivalente de itinerario o derrotero de un viaje,
el interior y entre las diferentes poblaciones que habita- siendo entonces una categoría abstracta o intangible.
Arqueología y paisaje en Zapata / R. Moralejo 121

En este sentido, “una ruta puede tener ya sea trazas puntos de conexión con otras vías, asentamientos
separadas o traslapadas de varias vías de una misma o laterales de apoyo, montículos artiiciales de piedra
diferente naturaleza o época” (Berenguer et al. 2005: 14). y presencia de objetos materiales en superficie
Existen dos tipos de vías: los caminos y los senderos. (Trombold 1991).
Un camino es una vía formal que presenta evidencias b) Estudio macromorfológico. Consistió en un análisis
signiicativas de planeamiento y construcción. Por otro regional tendiente a explorar la coniguración global
lado, un sendero constituye una vía informal caracteri- del sistema vial dentro del área de estudio y zonas
zada por no poseer, o apenas poseer, un trabajo dirigido aledañas. De esta manera, se registró información
hacia su elaboración o mantenimiento. Son producto del vinculada con la extensión de la red, función y tem-
desgaste a raíz del continuo movimiento de personas, y poralidad de los puntos conectados (Trombold 1991).
en algunos casos de animales, a través del paisaje (Earle
1991; Trombold 1991). Esta estrategia de investigación combinó el análisis de
En la práctica, no es sencillo diferenciar caminos y cartas geológicas y topográicas, fotografías aéreas e
senderos. Existe una amplia variedad de vías producto imágenes satelitales, toponimia local, fuentes históricas
de la superposición y el cambio en los patrones de inte- y etnohistóricas, antecedentes bibliográicos, entrevista a
racción y planiicación. Por lo tanto, los caminos pueden pobladores, prospecciones y excavaciones arqueológicas.
transformarse en senderos y viceversa (Earle 1991). El diseño de prospección fue de tipo pedestre e
En el caso de la sierra de Zapata, los estudios de intensivo, con la intención de cubrir tanto la vía como las
Sempé (1973, 1976) y González y Sempé (1975), aun lomadas y los cerros adyacentes. Se diseñó un formulario
cuando no mencionan la presencia de caminos o senderos ad hoc para sistematizar y ordenar toda la información
antiguos, ponen en evidencia un corpus de datos que recabada durante la prospección. Para su aplicación, se
nos permiten inferir posibles comunicaciones entre los tomó el concepto de “punto de interés” utilizado para
valles de Hualfín y Abaucán durante momentos preincas. la descripción de caminos en el norte chileno: “un lugar
Por lo tanto, consideramos importante contemplar en donde la vía cambia de aspecto o de visibilidad, una cuesta
nuestra investigación todo el conjunto de vías preincaicas, o terreno en pendiente, un cruce o traslape con otra vía,
incaicas y aquellas que continuaron siendo utilizadas en una conexión vial, un lugar donde hay uno o más mon-
épocas colonial y republicana, hasta incluso la actualidad. tones artiiciales de piedras, un hallazgo de fragmentos
cerámicos, un asentamiento o cualquiera otra estructura
adyacente al camino” (Berenguer et al. 2005: 15).
METODOLOGÍA Toda la etapa de prospección siempre estuvo
acompañada de un mapa base que permitió cotejar los
Nuestra investigación sobre los caminos incaicos se puntos y rasgos lineales marcados en gabinete con la
desarrolló en un marco espacial local y regional y se información de terreno. El instrumental utilizado para
centró en la descripción de los procesos socioculturales el registro y medición consistió en: gps conigurado con
que condujeron a la construcción del paisaje en la sierra Datum WGS84 y coordenadas planas utm; cámara digital;
de Zapata. Para conocer el conjunto de elementos que brújula geológica Brunton; cinta métrica; jalones y Esta-
constituyen el paisaje social de una red vial, fue nece- ción Total para realizar levantamientos arqueológicos en
sario deinir los procesos de formalización a través de detalle. Durante la prospección también se practicaron
los cuales se conigura la cultura material arqueológica. recolecciones sistemáticas de material supericial en los
Para ello se diseñó una estrategia de investigación ba- puntos de interés respectivos. El objetivo de esta tarea
sada en dos enfoques metodológicos complementarios era aproximarse a la cronología, uso y actividades en
(Moralejo 2011): las vías. En el caso de los asentamientos arqueológicos,
cada uno fue tratado de manera particular en conjunto
a) Estudio micromorfológico. Consistió en un análisis con la fase de excavación.
particularista en que se registraron todos los rasgos Con toda la información recabada se elaboró un
relacionados con la construcción de una vía, tales Sistema de Información Geográica (sig) en el que se
como anchura, rectitud, características de la super- volcaron las coordenadas de los puntos de interés y los
icie, presencia de obras viales y otros rasgos como segmentos de caminos identiicados.
122 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

EL PAISAJE REGIONAL DEL ÁREA En cuanto a la Provincia Prepuneña (1.900 a 3.100


DE ESTUDIO msnm), ha sido reconocida como ecotono Monte-Puna
y se caracteriza por la presencia de cardonales y chagua-
La sierra de Zapata comprende el sector central de la rales dispuestos a manera de islotes sobre los faldeos de
provincia de Catamarca, noa. Pertenece al sistema de los cordones montañosos y la loma de los cerros más
sierras pampeanas noroccidentales con alturas que van bajos (Morlans 1995; Moralejo 2011).
de 2.000 a 3.000 msnm y una orientación de noreste
a suroeste (Morlans 1995). Se encuentra limitada al
norte por el cordón de Los Colorados, al noreste por EL SHINCAL DE QUIMIVIL, UNA CAPITAL
las serranías del Shincal y Belén, al este por el campo INCAICA EN EL NOROESTE ARGENTINO
de Belén-Andalgalá o bolsón de Pipanaco, al oeste por
el cordón y río de Las Lajas y la sierra de Fiambalá, y al El Shincal de Quimivil es un sitio incaico ubicado en el
sur por la sierra de Vinquis. Según Raino et al. (2008), noa perteneciente a la porción sur del Tawantinsuyu
corresponde a un área de interluvio –intermedia– entre conocida como Kollasuyu. Se localiza a 5 km de la lo-
dos grandes valles catamarqueños caracterizados por calidad de Londres (Departamento de Belén, Provincia
procesos sociales muy signiicativos para el noa: Hualfín de Catamarca), sobre el piedemonte de la serranía del
y Abaucán (ig. 1). Shincal a una altura de 1.350 msnm. El acceso al lugar se
El clima del área es seco, principalmente hacia el efectúa a través de un camino municipal que se empalma
occidente de la sierra. Sin embargo, existe un conjunto desde la antigua Ruta Nacional N° 40, una de las más
de condiciones microclimáticas locales determinadas por importantes de la República Argentina.
factores orográicos que provocan mayor pluviosidad y La primera descripción y el primer croquis del sitio
que constituyen el asiento de las principales actividades fueron elaborados por Hilarión Furque (1900). Luego
antrópicas (Morlans 1995). continúan los trabajos de Bruch (1911), quien realiza
El río Quimivil es el curso principal que alimenta algunas exploraciones en el pueblo de Londres haciendo
la región. Es de carácter permanente y corre por el límite referencia a las ruinas arqueológicas allí emplazadas. En
norte y noreste de la sierra de Zapata. El uso antrópico al año 1925, Wladimir Weiser y Friedrich Wolters, en el
actual de este río consiste principalmente en el riego y marco de las expediciones de Benjamín Muniz Barreto,
el abastecimiento de agua para la población. realizan un breve pero excelente reconocimiento de
Otros cursos de agua importantes para la región campo en la zona del Shincal y alcanzan a describir una
son aquellos que descienden sobre la falda oriental de la serie de conjuntos arquitectónicos (ushnu y kallankas)
sierra de Zapata hasta insumirse en los llanos del campo con características muy particulares (Moralejo et al.
de Belén. La mayoría son de carácter temporario, incluso 2015). Posteriormente, en la década de los cincuenta,
durante la temporada de lluvias (noviembre a marzo). Alberto Rex González excava un conjunto residencial
Entre ellos, se destacan: el río La Aguada o Vallecito denominado “ruinas de Simbolar”, actualmente conocido
y el río El Tambillo o Piscuyacu, que desciende desde como Casa del Curaca o Sector “Alvis” (González 1966).
el portezuelo de la cuesta de Zapata casi paralelo a la Desde ines de la década de los setenta, el Dr. Ro-
antigua Ruta Nacional N° 40. dolfo Raino comienza sus investigaciones en la zona,
Las comunidades vegetales del área de estudio principalmente en los sectores medio y meridional del
corresponden a las Provincias itogeográicas del Monte valle de Hualfín, la sierra de Zapata y la precordillera del
y Prepuneña pertenecientes al Dominio Chaqueño occidente de Catamarca. Las mismas se prolongan hasta
(Región Neotropical). Dentro del Monte se destaca la la actualidad y son dirigidas por varios de sus discípulos.
presencia del Monte Espinoso sobre la parte apical de El paisaje de El Shincal es muy particular y se
los conos aluviales de la ladera meridional de la sierra caracteriza por la presencia de algarrobos, chañares,
de Belén y oriental de la sierra de Zapata. El mismo acacias, talas y shinkis desarrollados entre los ríos Qui-
está conformado por un bosque abierto con arbustal mivil y Hondo. El área de ocupación supera las 30 ha
espinoso caducifolio (1.250 a 1.500 msnm) y bosques y está compuesta por diversos ediicios y/o estructuras
sobre franjas estrechas de quebradas de ríos permanentes que en conjunto conforman un patrón ortogonal que
(Capparelli 1997). ha sido concebido, planeado y construido de acuerdo
Arqueología y paisaje en Zapata / R. Moralejo 123

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Figura 1. Área de estudio correspondiente a la sierra de Zapata. Figure 1. Area of study, Zapata hills.

al modelo incaico para sus centros administrativos Pérez de Zurita fundara Londres de la Nueva Inglaterra
regionales (Raino 1995-1996, 2004) (ig. 2). En tal en 1558 (Igareta 2008, 2009).
sentido, y teniendo en cuenta que este modelo cultural Entre los principales componentes de su planta
es semejante al observado en otros sitios incas de los urbana se destaca una gran plaza amurallada o aukai-
Andes centrales, se ha pensado que El Shincal replicaba pata, en cuyo centro se encuentra el ushnu o plataforma
simbólicamente la capital del Tawantinsuyu, razón por ceremonial. Alrededor de la aukaipata existen grandes
la cual constituía un “Nuevo Cuzco” (Raino 1990; ediicios rectangulares llamados kallanka (K1, K2, K3,
Farrington 1999, 2013). K4 y K5), donde se realizaban diversas actividades
La importancia del sitio dentro del Kollasuyu ha políticas, administrativas y ceremoniales.
sido tal que, de acuerdo a las evidencias materiales ar- También existen diversos conjuntos residenciales
queológicas e históricas, pudo constituir el lugar donde con un formato regular –sujetos a algunas variaciones–
124 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

QHAPAQ ÑAN

GNOMON

KANCHAS

QOLLQAS

K1 K4
K3
QOLLQAS K5 CAOr.
USHNU
CAOcc.

K2
AUKAIPATA

KANCHAS

CASA DEL CURACA

SINCHIHUASI

ATALAYA
ATALAYA

0 100 m

Figura 2. Plano del sitio El Shincal de Quimivil. Figure 2. Map of site El Shincal de Quimivil.
Arqueología y paisaje en Zapata / R. Moralejo 125

conocidos como rpc (Rectángulo Perimetral Compuesto) El camino de El Shincal


o kancha. Estas unidades se encuentran dispuestas en
torno a la aukaipata y, algunas de ellos, a la vera del El camino incaico que recorre la sierra de Zapata lo
camino incaico. Uno de estos conjuntos, denominado hace en sentido noreste-suroeste, conectando el valle
Casa del Curaca o sector “Alvis”, estaba destinado a los de Hualfín, el pequeño valle de El Shincal, la quebrada
gobernantes o la élite y se localizaba de modo aislado del río El Tambillo y el valle de Abaucán.
hacia el oeste del sitio. Otro, denominado sinchihuasi, El camino ingresa a El Shincal por el sector noreste
alojaba a los habitantes que se encargaban de mantener atravesando un denso bosque espinoso que yace sobre
el sitio a lo largo del año. Las demás podían constituir el piedemonte oriental de la serranía homónima. La
residencias permanentes y alojar a los invitados que supericie del trazado es irregular, combinando pen-
arribaban a los eventos festivos durante determinadas dientes cuesta arriba y cuesta abajo con pendientes
épocas del año. laterales (Hyslop 1992). Su ancho varía entre 0,50 m
Existe otra kancha localizada hacia el suroeste del y 2 m y se caracteriza por la presencia de diferentes
sitio, sobre la vera del camino incaico, que de acuerdo a rasgos estructurales que indican una determinada
las investigaciones que estamos realizando podría haber planiicación y construcción vial. Se han identiicado
funcionado como una kancha templo. Hacia el suroeste diferentes categorías de caminos, algunas de las cuales
del sitio y sobre una colina aterrazada se encuentra pueden encontrarse combinadas entre sí: despejado y
un conjunto de dos estructuras idénticas, enfrentadas amojonado; con muros de protección; con talud (o muro
entre sí. Según Farrington (2013), estarían replicando de contención); con talud y excavación dentro de la
la forma de determinados templos existentes en el área ladera (ig. 3a); con presencia de rampas; con presencia
cusqueña. En la igura 2 se puede observar este conjunto de escalonados y sistemas de drenaje. A estos tipos de
con el nombre de Atalaya.1 caminos se suma también la presencia de sendas como
Otro aspecto interesante a destacar es la presencia, un rasgo informal (Moralejo 2011).
hacia el oriente y occidente de la aukaipata, de dos cerros Otra particularidad a resaltar es la asociación del
aterrazados (CAOr. y CAOcc.) de 25 m de altura cuya camino con determinados sectores del bosque libre de
cima se encuentra aplanada, y que quizás sirvieron para vegetación, grandes rocas tokankas (ig. 4), almacenes
prácticas relacionadas con el culto solar. En la cima del qollqas y varios conjuntos habitacionales kancha. Entre
Cerro Aterrazado Occidental se encuentra una gran roca estas últimas se destaca el conjunto correspondiente a
cuya supericie imita la forma de los cerros tutelares la Casa del Curaca.
que dominan el paisaje de El Shincal. También se han Las investigaciones en la Casa del Curaca han
encontrado algunas oquedades que pudieron actuar planteado su importancia como lugar de residencia de
como lugares para ofrendas y/o marcadores espaciales la élite dirigente teniendo en cuenta su localización,
astronómicos. Esto último también ha sido observado rasgos arquitectónicos y tipos de alfarería recupera-
en otros cerros vecinos, como el Cerro Loma Larga y el da (González 1966; Raino 2004; Giovannetti et al.
Cerro Divisadero, ubicados hacia el sur y suroeste del 2012). Asimismo, los estudios de vialidad proponen la
sitio, respectivamente. existencia de una trifurcación de caminos (Moralejo
En relación con la actividad administrativa y cere- 2011): (a) uno en dirección noreste hacia el valle de
monial, se han encontrado más de cincuenta estructuras Hualfín a través de la serranía del Shincal, y que ha
de almacenamiento o depósitos llamados qollqas y sido descrito en esta sección; (b) otro en dirección
varias rocas con unidades de molienda asociadas con suroeste hacia Watungasta a través del interluvio de
la fabricación de alimentos y bebidas (Capparelli 1997; Zapata, que describiremos a continuación (ig. 3b); (c)
Giovannetti 2009), como también algunos entierros otro secundario o transversal en dirección noroeste,
humanos (Raino 2004). aguas arriba del río Quimivil, hacia los enclaves de
Otro elemento de importancia es la presencia de producción agrícola y pastoreo de Los Colorados y
un Gnomon o Intihuatana, situado a 460 m hacia el Las Vallas, del cual, por razones de espacio, no nos
norte del ushnu, donde se cree que los incas realizaban ocuparemos en este artículo.
observaciones solares (Farrington 1999, 2013).
126 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

a b

Figura 3: a) segmento de camino con talud y excavación dentro de la ladera; b) segmento de camino con talud, muro de protección y
excavación ladera adentro correspondiente a la Casa del Curaca. Figure 3: a) road segment with scree and excavation in the hillside; b)
road segment with scree, protection wall and in-hillside excavation, Casa del Curaca.

Figura 4. Grandes rocas a la vera del camino conocidas como “tokankas”. La de la derecha ha sido denominada Piedra Negra (tomada de
Moralejo & Aventín Moretti 2015: 119, igura 6). Figure 4. Large roadside rocks known as tokankas. he one of the right has been named
Piedra Negra (in Moralejo & Aventín Moretti 2015: 119, Figure 6).

LA RUTA A TRAVÉS DE LA SIERRA los pobladores locales dejaron entrever la existencia de


DE ZAPATA un antiguo “carril del Inca” que conectaba El Shincal y la
región de Abaucán pasando por los sitios de Corralito,
Anteriormente dijimos que desde la Casa del Curaca Paraje La Aguada, Tambillos de Zapata y Cuesta de
de El Shincal derivaba un camino en dirección suroeste Zapata. Como veremos, este relato se ha transformado
con destino a Watungasta en el valle de Abaucán. Este en una de las hipótesis a contrastar sobre el terreno, ya
camino se pierde inmediatamente a la salida del sitio que por el momento se han obtenido resultados que
debido a los efectos provocados por la alta ruralización no se condicen exactamente con lo que el relato indica.
y urbanización. Ello condujo a que la reconstrucción del En cuanto a los antecedentes de investigación
derrotero incaico fuera diicultosa (para más detalles, se pueden mencionar los aportes de Strube Erdmann
véase Moralejo 2011). Por otra parte, las entrevistas a (1958, 1963), González (1966), Raino et al. (1994)
Arqueología y paisaje en Zapata / R. Moralejo 127

y Raino (1995), quienes mediante el uso de fuentes


históricas, etnohistóricas y arqueológicas sostienen la
conexión entre El Shincal de Quimivil y Watungasta de
Abaucán, y dan sustento a la posible ruta de Diego de
Almagro hacia Chile.
A continuación, haremos hincapié en los sitios
arqueológicos y elementos del paisaje que nos han
permitido componer una de las rutas de comunicación
a través del interluvio de Zapata. 0
EA1
EA2
Sitio Corralito EA3 R1
R3

A una distancia de 4,6 km en línea recta al suroeste de R2


El Shincal, se halla el sitio Corralito, a una altura de
1.259 msnm, dentro de un espeso monte espinoso. Se
trata de un antiguo puesto de ocupación transitoria,
actualmente abandonado, donde se encuentra una
gran reserva de agua para abastecer a los animales que
pastorean por la zona. La particularidad de este punto
de interés es la presencia de grandes rocas alineadas
colocadas de forma irregular que delimitan un espacio
amplio que podría haber funcionado como corral, tal
como sucede en la actualidad. Otros hallazgos para
destacar son los restos de qhonanas, morteros múltiples 0 50 m
y muros de piedras bajos en mal estado de conservación.
En cuanto al material en supericie, se recuperaron
fragmentos de vidrio, desechos de talla y alfarería. Los Figura 5. Plano del sitio Paraje La Aguada. R=recinto; EA=espacios
abiertos; O=dos oquedades localizadas sobre un mismo soporte
análisis de la cerámica determinaron la presencia de de granito. Figure 5. Map of site Paraje La Aguada. R=“recinto”
pucos o escudillas Ciénaga y Aguada (gris, pintada y (enclosure); EA=“espacios abiertos” (open spaces); O=two cavities
allpatauca), tinajas Belén Negro sobre Rojo, aríbalos/ localized on a single granite support.
aribaloides Inca Provincial y vasijas globulares utilitarias
(Moralejo 2011).
de 0,50 a 2 m y se han registrado diferentes técnicas
Sitio Paraje La Aguada constructivas. Los recintos medianos están construidos
con pirca doble sin mortero, cuyo ancho oscila entre
Continuando con el mismo rumbo suroeste y a solo 3,3 0,90 y 1,15 m. Están conformados por rocas graníticas
km en línea recta de Corralito, se localiza el sitio Paraje seleccionadas y canteadas de diversos tamaños. También
La Aguada. Este se asienta sobre el cono aluvial del río se han aprovechado grandes bloques rocosos como
La Aguada o Vallecito a 1.331 msnm, por detrás de un cimientos de algunos recintos (ig. 6). Algunas paredes
conjunto de viviendas correspondiente a la población demuestran un máximo cuidado en la técnica construc-
del lugar (ig. 5). Presenta un alto grado de perturbación tiva, ubicando de manera preferencial las caras planas
debido a la utilización de sus rocas para confeccionar de las rocas hacia el interior del recinto. Otras presentan
las viviendas actuales, el uso como depósito de basura un relleno interno de piedras de menor tamaño. Por
y también como corral para cerdos domésticos. otro lado, los espacios abiertos están construidos con
El sitio está compuesto por recintos de piedra pe- muros dobles de 0,80 a 0,90 m de ancho, conformados
queños (R3) y medianos (R1 y R2), y espacios abiertos de por rodados del río y piedras seleccionadas. En cuanto al
tamaño mayor con paredes curvas y oblicuas al trazado R3, este posee una pared doble de rodados cementadas
general (EA1, EA2, EA3). La altura de los muros varía con mortero de barro.
128 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Figura 6. Pared oriental, con vano de acceso, correspondiente al Recinto 1 del sitio Paraje La Aguada. Figure 6. East wall with point of
access, in the Recinto 1 of the site Paraje La Aguada.

Otros hallazgos asociados han sido oquedades con Por otro lado, la ausencia de cerámica en supericie
evidencias de pulido interno dispuestas sobre grandes es un dato signiicativo que lleva a plantear otra hipótesis:
bloques de granito. No se han encontrado materiales recintos que posiblemente funcionaban como corrales.
cerámicos en supericie, lo que diiculta establecer algún La larga alineación semicircular de rocas (que delimita
tipo de aproximación cronológica (Moralejo 2011). el EA3) quizás permitía concentrar con mayor facilidad
A modo de hipótesis y por semejanza con algunos los animales para posteriormente ser introducidos en
sitios correspondientes al Período Tardío o Desarrollos los respectivos corrales. En este sentido, la presencia de
Regionales (900-1470 dc) del valle de Hualfín creemos oquedades (e.g. dos de ellas se sitúan sobre un mismo
que el patrón de asentamiento –recintos subrectangulares soporte de granito semienterrado) podría estar rela-
asociados a espacios abiertos irregulares– observado en cionada con espacios donde se efectuaban diferentes
el Paraje La Aguada podría corresponder a viviendas tipos de ofrendas propias de la mesa o missa andina
comunicadas con grandes espacios comunitarios. En (Flores Ochoa 1997; Matos Mendieta 2009, comuni-
este sentido, vale destacar que la técnica de construcción cación personal).
presente en los espacios abiertos (EA1, EA2 y EA3) es Aproximadamente a unos 2,7 km en línea recta
semejante a la observada en los muros de Corralito. En del Paraje La Aguada, manteniendo el mismo rumbo
cuanto a las diferencias constructivas de los recintos, sur-oeste y paralelo a la antigua Ruta Nacional N° 40,
por el momento no podemos establecer si se debe a se identiicó, gracias a un poblador, un rasgo lineal de
diferencias temporales en su construcción u ocupación, 1,1 km de largo conformado por un talud y excavación
a la presencia de diferentes manos de obra o al resultado ladera dentro. Si bien en la actualidad es utilizado de
de requerimientos funcionales especíicos. manera ocasional como un camino, nuestra hipótesis
Arqueología y paisaje en Zapata / R. Moralejo 129

ha hallado cerámica en supericie, razón por la cual no ha


mbillo sido posible determinar su profundidad temporal hasta
Río El Ta
tanto no realizar excavaciones sistemáticas y estudios
arquitectónicos más detallados.
En la cima del cerro donde se emplaza este sitio
se halló un hito caminero muy particular dentro de
esta ruta (Moralejo 2011). Se trata de una roca apa-
rentemente natural altamente visible desde diversos
puntos del paisaje (ig. 8). Es bien conocida dentro de
la cosmovisión andina la carga simbólica que tenían
determinados rasgos naturales del paisaje (Hyslop 1990;
Farrington 1992). Por esta razón, creemos que esta roca
pudo constituir un verdadero hito o mojón caminero con
un fuerte carácter de señalización, teniendo en cuenta
su altura y visibilidad. También es posible, y no por ello
excluyente, considerar la esfera ritual y simbólica en
la que este rasgo tan peculiar pudo estar involucrado
(Sanhueza 2004), razón por la cual consideramos que
podría tratarse de una roca waka.
A menos de 2 km del Tambillo Viejo se emplaza el
sitio Tambillo Nuevo, sobre el piedemonte oriental de la
sierra de Zapata, hacia ambos lados del cauce seco del río
0 50 m El Tambillo (ig. 9). Entre el Tambillo Nuevo y El Shincal
media una distancia en línea recta no superior a los 17
km, lo que podría equivaler a media jornada de viaje. El
Figura 7. Plano del sitio Tambillo Viejo. Figure 7. Map of site
Tambillo Viejo. sitio Tambillo Nuevo está compuesto por dos sectores
denominados Conjuntos i y ii, uno emplazado sobre una
terraza de baja altura correspondiente a la margen derecha
sostiene que se trataría de una antigua acequia que –aguas arriba– del río El Tambillo y el otro sobre la terraza
ha sido transformada y utilizada para el tránsito opuesta de mayor altura. En términos generales, posee un
(Moralejo 2011). diseño ortogonal conformado por recintos perimetrales
compuestos (rpc) cuya técnica constructiva mantiene el
Tambillos de Zapata canteado de las piedras, la verticalidad y linealidad típica
de las construcciones incaicas (ig. 10). El análisis del ma-
Con esta denominación se hace referencia a dos sitios terial cerámico recuperado en supericie y en excavaciones
arqueológicos localizados al sur-oeste del Paraje La señala la presencia de alfarería Inca Provincial con una
Aguada. Uno de ellos se denomina Tambillo Viejo y alta predominancia de aríbalos/aribaloides. También,
se encuentra ubicado en la base de un cerro dentro de se ha recuperado por fuera de los Conjuntos i y ii una
una pequeña quebrada lateral al río El Tambillo (ig. alta proporción de cerámica Temprana, principalmente
7). Durante las tareas de prospección se pudo constatar Ciénaga correspondiente a escudillas o pucos, y cerámica
una ocupación relativamente reciente, a juzgar por la Aguada Allpatauca correspondiente a vasijas globulares.
presencia de un corral de ramas, restos de botellas de Entre los dos conjuntos anteriormente mencionados
vidrio y plástico y una construcción de adobe muy dete- corre un segmento de camino incaico de 5 m de ancho
riorada. Se hallaron también recintos de pirca doble –con correspondiente al tipo despejado y amojonado dispuesto
piedras canteadas y altamente seleccionadas– rellenos sobre una supericie de arena y rocas (ig. 11).
con mortero de barro, vanos de acceso y unidades de En el Tambillo Nuevo se habrían realizado
molienda múltiples. Algunos muros son simples y están múltiples actividades vinculadas con el alojamiento
compuestos por rodados del río (Moralejo 2011). No se de personas, control vial, reaprovisionamiento de las
130 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Figura 8. Gran roca sobre la cima del cerro. Figure 8. Large rock on the summit of a hill.

caravanas en tránsito e incluso con aspectos ceremo- le sumamos la presencia de las oquedades y la visibilidad
niales (Moralejo 2009, 2011). hacia la quebrada del río El Tambillo podríamos estar
Muy próximo al Tambillo Viejo y Tambillo Nuevo, frente a un contexto muy particular vinculado con
y dentro de dos pequeñas quebradas laterales al río El actividades de fuerte connotación ritual (igs. 12-13).
Tambillo, se han hallado sendos saltos y cuerpos de agua La ruta continúa hacia el sur-oeste de los Tambillos
naturales asociados con oquedades cuyas supericies de Zapata y atraviesa la cuesta de Zapata hasta inalmente
internas están bien pulidas. Uno de estos contextos, salir de la serranía homónima.2 Inmediatamente, se
ubicado próximo al sitio Tambillo Nuevo, es conocido desplaza hacia el occidente por la quebrada Abra del
por los pobladores locales como Pozo de la Rubia. Resulta Paraguay hasta conectarse con el sitio chasquihuasi de
muy signiicativa la semejanza entre ambos espacios Anillaco y comenzar su descenso al valle de Abaucán (ig.
sobre todo si pensamos en la importancia que poseían 14). Desde el Tambillo Nuevo se calculan dos jornadas
las rocas y el agua para los incas (Brown 1998). Si a esto de viaje hasta arribar al sitio de Watungasta.
Arqueología y paisaje en Zapata / R. Moralejo 131

A
SUBCONJUNTO II
B
CONJUNTO I C

SUBCONJUNTO I
D
E

SUBCONJUNTO III

SUBCONJUNTO IV

Río El Tam
billo

QHAPAQ ÑAN

CONJUNTO II

0 50 m

Figura 9. Plano del sitio Tambillo Nuevo. Figure 9. Map of site Tambillo Nuevo.
132 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Figura 10. Imagen parcial del sector donde se emplaza el Conjunto i del sitio Tambillo Nuevo (tomada de Raino et al. 2008: 320, igura
5). Figure 10. Partial image of the sector where Conjunto i is located in the Tambillo Nuevo site (in Raino et al. 2008: 320, Figure 5).

Figura 11. Segmento de camino incaico correspondiente al tipo despejado y amojonado. Figure 11. Segment of the Inca road, cleared
and with boundaries marked by stones.
Arqueología y paisaje en Zapata / R. Moralejo 133

a b

Figura 12: a) salto y cuerpo de agua en el sitio Tambillo Viejo; b) visibilidad hacia el fondo de quebrada del río El Tambillo. Figure 12:
a) waterfall and body of water in the site of Tambillo Viejo; b) visibility toward the end of the El Tambillo ravine.

a b

Figura 13: a) salto y cuerpo de agua en el sitio Tambillo Nuevo; b) visibilidad hacia el fondo de quebrada del río El Tambillo. Figure 13:
a) waterfall and body of water in the site of Tambillo Nuevo; b) visibility toward the end of the El Tambillo ravine.

CONSIDERACIONES FINALES & Cardale de Schrimpf 2000). Es decir, el camino no


es un espacio exclusivamente dedicado al transporte,
Cuando hablamos de nuestro objeto de estudio, el uso sino también un lugar donde se relejan las creencias y
de los caminos y senderos a lo largo del tiempo, lo sistemas de valores de la sociedad.
hacemos teniendo en cuenta el medio que lo rodea, Los resultados de las investigaciones en el interluvio
de modo que pensamos en un paisaje que se presenta de la sierra de Zapata señalan la presencia de diferentes
como socialmente construido. El estudio no es solo de tipos de asentamientos con determinadas característi-
los caminos per se, sino también de sus constructores, cas arquitectónicas, modo de instalación, materiales
de las técnicas empleadas y de los usuarios (Herrera recuperados y relación con el ambiente. Teniendo en
134 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

cuenta esta evidencia arqueológica y su proximidad


con los valles calchaquíes, la puna y el campo de Belén-
Andalgalá, no hay duda que esta sierra constituyó una
importante ruta de comunicación entre los valles de
Hualfín y Abaucán, situación que habría generado una
dinámica sociocultural muy intensa, propia de zonas
internodales (Núñez & Nielsen 2011).
En cuanto a los asentamientos mencionados, es
necesario continuar con las investigaciones en los sitios
Corralito, Paraje La Aguada y Tambillo Viejo con el
propósito de determinar su profundidad temporal y
el rol que tuvieron dentro de esta ruta. Sin embargo,
de acuerdo a los estilos alfareros hallados en Corralito
y Tambillo Nuevo, creemos que el área ha tenido una
ocupación intensa y multicomponente cuyo tránsito
podría extenderse al Período Temprano (500 ac-400
dc). Esta hipótesis también se ve favorablemente con- 0 3m
trastada con la presencia de otros sitios correspondientes
a los Períodos Temprano (ocupación Saujil y Ciénaga)
y Medio (ocupación Aguada) en la cuesta de Zapata
(Sempé 1973, 1976; González & Sempé 1975).
En cuanto a las evidencias de la ocupación incaica,
estas son muy notables y particulares en el centro político,
administrativo y ceremonial de El Shincal de Quimivil,
en el tambo de enlace Tambillo Nuevo y en el pequeño
chasquihuasi de Anillaco. Allí hemos visto que el camino
registra diferentes técnicas de planiicación y construc-
ción y se encuentra asociado a otros puntos de interés
o elementos sagrados de la cosmovisión andina como
Figura 14. Plano del sitio Anillaco (tomado de Raino et al. 2008:
las grandes rocas tokankas que demarcan el camino de
320, igura 5). Figure 14. Map of the site of Anillaco (in Raino et
El Shincal; los sendos cuerpos de agua casi idénticos de al. 2008: 320, Figure 5).
los Tambillos de Zapata y la gran roca waka a manera de
mojón y/o tokanka en el Tambillo Viejo. Para el momento
inca, todos estos rasgos modelaban y representaban un Gregorio Bazán de Pedraza, encomendero de Fiambalá y
paisaje vial integrado con alto contenido simbólico que Tinogasta con residencia en Anillaco, cuando se dirigía
era producto de un dominio territorial de acuerdo a a hacerse cargo de la Gobernación del Paraguay (Raf-
una determinada racionalidad espacial y cultural. Sin ino et al. 2008). En tiempos más recientes, también ha
duda, esta ruta continuó en uso y adquirió un rol rele- constituido la única vía de paso que permite transponer
vante durante el Período Inca (1570-1536 dc) del noa, rápidamente la serranía y comunicar los Departamentos
conectando dos centros nodales de importancia como de Belén y Tinogasta, favoreciendo el arreo de animales
El Shincal de Quimivil y Watungasta de Abaucán. Fue y el lujo de información.
en ese momento donde quizás sufrió una reformulación Por último, consideramos importante continuar
material e ideológica acorde con el proyecto político de con los trabajos en la sierra de Zapata para avanzar
expansión, lo que provocó una intensiicación sistemática en el estudio de las prácticas sociales vinculadas con
del tráico y la comunicación interregional. los asentamientos que jalonan esta ruta pensando en
Posteriormente, siguió siendo utilizada durante la importancia del tráico caravanero como modelo
las épocas Colonial y Republicana. Testimonio de ello de complementariedad para comprender la dinámica
es el viaje que realizó en 1712 el maestre de campo Juan social y cultural del área.
Arqueología y paisaje en Zapata / R. Moralejo 135

RECONOCIMIENTOS A los organizadores del Taller “Qhapaq Farrington, I., 1999. El Shincal: un Cusco del Kollasuyu. En
Ñan i” por la invitación a participar en las exposiciones realiza- Actas del xii Congreso Nacional de Arqueología Argentina,
das durante el mes de marzo de 2015 en San Pedro de Atacama, C. Diez, Ed., tomo i, pp. 53-62, La Plata.
Chile. Al Consejo Nacional de Investigaciones Cientíicas y Farrington, I., 2013. Cusco. Urbanism and archaeology in the
Técnicas, la Agencia Nacional de Promoción Cientíica y la Inka world. Florida: University Press.
Universidad Nacional de La Plata por el inanciamiento. A la Flores Ochoa, J., 1997. La missa andina. En Homenaje a María
Municipalidad de Londres, Secretaría de Estado de Cultura de Rostworowski. Arqueología, antropología e historia en los
Catamarca, Dirección Provincial de Antropología de Catamarca, Andes, R. Varon & J. Flores, Eds., pp. 717-728. Lima: Instituto
comunidad de Londres y Belén y a nuestros compañeros de la de Estudios Peruanos–Banco Central de Reserva del Perú.
División de Arqueología del Museo de La Plata por su apoyo Furque, H., 1900. Las ruinas de Londres de Quimivil (Catamar-
constante durante las tareas de campo y gabinete. Al Lic. Diego ca). Anales de la Sociedad Cientíica Argentina 50: 166-171,
Gobbo por su colaboración incondicional en la preparación de Buenos Aires.
las imágenes. A nuestro gran querido maestro, el Dr. Rodolfo Giovannetti, M., 2009. Articulación entre el sistema agrícola,
A. Raino, quien desde un primer momento conió en nosotros sistema de irrigación y áreas de molienda como medida
y nos brindó todo su apoyo y entusiasmo para llevar a cabo del grado de ocupación inka en El Shincal y Los Colorados
nuestros objetivos. A los editores y evaluadores del Boletín del (valle de Hualfín, Provincia de Catamarca). Tesis para optar
Museo Chileno de Arte Precolombino. al grado de Doctor, Facultad de Ciencias Naturales y Museo,
Universidad Nacional de La Plata.
Giovannetti, M.; J. Spina; G. Cochero; G. Corrado; L. Aljanati
NOTAS & M. Valderrama, 2012. Nuevos estudios en el sector ‘Casa
del Kuraka’ del sitio El Shincal de Quimivil (Dpto. Belén, Prov.
1
Se trata de una denominación dada al comienzo de las in- Catamarca, Argentina). Inka Llaqta 3 (3): 161-190, Lima.
vestigaciones, por lo que está sujeta a cambios en tanto las mis- González, A., 1966. Las ruinas del Shincal. En Actas del Primer
mas avancen. Congreso de Historia de Catamarca, tomo iii, pp. 15-28. San
2
En la actualidad se están realizando nuevas investigaciones Fernando del Valle de Catamarca: Junta de Estudios Histó-
en la cuesta de Zapata, con resultados muy satisfactorios vincu- ricos de Catamarca.
lados con la vialidad incaica. González, A. & M. Sempé, 1975. Prospección arqueológica en
el Valle de Abaucán. Revista del Instituto de Antropología
2: 49-129. San Miguel de Tucumán: Facultad de Filosofía y
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Raffino, R., 1995. Inka Road research and Almagro´s route bet- Histórica xxxiii: 1-113. Córdoba: Facultad de Filosofía y
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BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, No 1, 2017, pp. 137-150, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

LA VIALIDAD INCAICA EN LA PROVINCIA DE


SAN JUAN (ARGENTINA)
THE INCA ROAD SYSTEM IN SAN JUAN PROVINCE (ARGENTINA)

ALEJANDRO GARCÍAA

En el último siglo diversos autores han brindado información INTRODUCCIÓN


sobre el recorrido de la vialidad incaica en San Juan y han
propuesto distintas alternativas para su trazado (Debenedetti
1917; Rusconi 1962; Raino 1981; Stehberg 1995; etc.), si bien Como se desprende del clásico trabajo de Debenedetti
recién en los últimos años se ha puesto mayor atención a la (1917), la traza de la vialidad incaica en la provincia
contrastación empírica de tales formulaciones (García 2011a). de San Juan era conocida hace un siglo atrás por los
Continuando esa senda, en este artículo se brinda un panorama puesteros locales. Desde entonces, los efectos de diversos
actualizado del avance del conocimiento sobre el tema y una
agentes naturales y de algunas actividades humanas han
reconstrucción de la vialidad incaica en la provincia.
Palabras clave: Qhapaq Ñan, vialidad incaica, San Juan, contribuido a borrar algunos tramos, mientras que la
Argentina. ausencia de un trabajo de síntesis que recogiera la infor-
mación disponible sobre su trazado ha llevado incluso
In the last century several authors provided information on the al surgimiento de algunas dudas sobre su localización.
Inca road system in San Juan and proposed diferent alternatives Las menciones más antiguas registradas en el siglo
about its location (Debenedetti 1917; Rusconi 1962; Raino 1981;
xx dan cuenta del paso de un tramo del Qhapaq Ñan por
Stehberg 1984; etc.), but only in recent years such formulations
began to be empirically tested (Garcia 2011). Continuing on this los valles preandinos de Calingasta e Iglesia (Aparicio
path, this article gives an update about further knowledge on 1940; Rusconi 1962; Strube Erdmann 1963), posición
the subject, as well as a reconstruction of the Inca roads found curiosamente no compartida por Debenedetti (1917)
in the province. a pesar de haberlo recorrido y de haber pasado por el
Keywords: Qhapaq Ñan, Inca Road System, San Juan, Tambo de Tocota (sur del valle de Iglesia), sitio excavado
Argentina. varias décadas después (Berberián et al. 1978). Bárcena
(1979) constató la presencia del Qhapaq Ñan en el ex-
tremo sur sanjuanino y registró un llamativo sitio que
denominó Tambería del Leoncito. Más recientemente
(Bárcena 2010), halló los restos de un asentamiento
incaico mencionado por Debenedetti como Tamberías
y lo denominó Río Seco de los Tambillos i, y observó
la senda del camino incaico cerca de la Ruta Provincial

A
Alejandro García, conicet (cigeobio), Facultad de Filosofía y Letras UNCuyo – Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes unsj,
e-mail: alegarcia@unsj.edu.ar
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: marzo 2016.
138 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

412. Aunque no realizó un relevamiento directo, Hyslop Los criterios de identiicación del camino incaico
(1984) coincidió en señalar el paso del Qhapaq Ñan por considerados son dos: (a) que los tramos propuestos
los valles preandinos. Por el contrario, Michieli (2001) vinculen sitios incaicos o sitios locales con claras señales
airmó su inexistencia en dichos valles, y propuso como de dominación incaica; (b) la presencia de cerámica inca
alternativa que el Qhapaq Ñan atravesaba longitudinal- o del período incaico directa y recurrentemente asocia-
mente la región precordillerana. Finalmente, García da a las sendas. Debido a que su interpretación puede
(2011a) registró los sectores actualmente visibles del resultar equívoca –como ha sucedido a nivel local con
trazado del Qhapaq Ñan entre los sitios de Tocota y algunos sitios de la quebrada de Conconta (Michieli et
Tambería del Leoncito y estableció su localización precisa al. 2005)–, en ausencia de otros elementos la arquitectura
a través de los valles de Calingasta e Iglesia. no ha sido considerada como criterio de identiicación
Con respecto a los caminos secundarios, la aten- único para adscribir un sitio al período incaico.
ción no ha sido puesta en los mismos sino en los sitios
localizados a su vera (Beorchia Nigris 1984; Gambier &
Michieli 1986, 1992; Bárcena 2002, 2009, 2010; García LA RECONSTRUCCIÓN DEL SISTEMA VIAL
2005, 2007; García et al. 2007; Bárcena et al. 2008; Scho-
binger 2008; García & Damiani 2009), salvo el caso de El sistema vial incaico se extiende fundamentalmente
Stehberg (1995), quien consideró algunas prolongaciones por el sector occidental de la provincia de San Juan
orientales (en territorio argentino) de los caminos que (ig. 1). La información disponible permite identiicar
registró en el lado chileno. el trazado aproximado del Qhapaq Ñan y de algunos de
En síntesis, el conocimiento sobre la vialidad los caminos secundarios asociados.
incaica en la provincia de San Juan es escaso. A in de
contribuir a llenar ese vacío de información, se brindan El Qhapaq Ñan
aquí una recopilación y una discusión actualizadas del
conocimiento actual sobre la red de caminos utilizados Se han expuesto dos posiciones acerca del recorrido
durante el período incaico en ese territorio, y se propone del Qapaq Ñan en el norte de San Juan. Una es la de
una reconstrucción de la vialidad estatal a partir de los Raino (1981), para quien desde Guandacol (La Rioja)
datos actualmente disponibles. se dirigía al oeste y pasaba por Pircas Blancas y Pircas
Negras para luego tomar el río de los Tambos y cruzar
a Chile por el paso de Chollay. Desde Pircas Blancas, a
METODOLOGÍA su vez, el camino se habría dirigido hacia el sur, y tras
pasar por el tambo de Alcaparrosa habría seguido por
El trazado de los tramos del Qhapaq Ñan desde el sur la quebrada de río Blanco hasta Angualasto, y de allí
de San Juan hasta el Tambo de Tocota fue identiicado hacia el sur (rumbo a Tocota).
directamente en el campo. Su continuación hacia el norte Según la segunda posición, el camino principal
ha sido estimada a partir de las sendas actualmente visibles incaico ingresaba a la provincia de San Juan por el
en las imágenes satelitales del programa Google Earth noreste. En algunos mapas (e.g. Levillier 1945, Strube
y de la información de los sitios arqueológicos del área. Erdmann 1963), se lo hacía provenir de la localidad de
Los caminos secundarios del sector occidental Chilecito (La Rioja), desde donde, con dirección ne-se,
han sido estimados a partir del conocimiento directo se dirigía hasta el sitio Paso del Lámar tras atravesar la
de la orografía de la zona y de la localización de las Cuesta de Miranda y pasar cerca de Pagancillo (de la
vías de menor riesgo y esfuerzo. En todos los casos se Fuente 1971: 343). En cambio, según Strube Erdmann
ha realizado un análisis crítico de la información a in (1963: 52), pasaba “por Villa Unión (antes Hornillos)
de evaluar el grado de probabilidad de iliación incaica a Paso de Lamas, girando luego al o, a Huaco y Jáchal
de los sitios mencionados. En el caso del sector precor- cuyo río sigue hasta caer al valle de Pismanta y por
dillerano, el trazado responde a la observación directa Tocota y Tambillos llegar a Calingasta”.
de un corto tramo aledaño al sitio Matagusanos y a la Una alternativa es que el Qhapaq Ñan haya
continuidad de la senda a partir de su identiicación en provenido de la Tambería de Guandacol, en el sur de
las imágenes satelitales. La Rioja (22º 32’ 4” s, 68º 33’ 3” o), con un rumbo
Vialidad incaica en San Juan / A. García 139

SIMBOLOGÍA

Sitios incaicos o con


evidencias incaicas
Localidades
Qhapaq Ñan
(inferido)
Qhapaq Ñan
(relevado)
Caminos
secundarios

VILLA
MERCEDES
HUACO
RODEO
JACHAL

VILLA NUEVA

CALINGASTA

BARREAL

0 100 Km

Figura 1. Ubicación de los sitios incaicos o con evidencias incaicas de San Juan y zonas limítrofes, y del trazado de la vialidad estatal.
Figure 1. Location of Qhapaq Ñan, secondary ways, inca sites, and sites with evidence of Inca presence in San Juan and proximities.
140 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

nno-sse hasta aproximadamente 29º 52’ 36” s, desde incaica. De cualquier manera, en este sector el camino
donde habría doblado hacia el sso hasta alcanzar el incaico debió llevar una dirección general nne-sso, a
área de la actual localidad de Huaco. Este camino de- juzgar por la ubicación del tambo de Tocota (Rusconi
bió coincidir aproximadamente con la Ruta Nacional 1962; Berberián et al. 1978). Este se encuentra ubicado
Nº 40. Según Aparicio (1940: 252), esta era la opción aproximadamente a 30º 39’ 27” s y 69º 25’ 30” o y 2.550
correcta, ya que este autor señaló que “Debenedetti msnm, sobre la margen derecha del arroyo homónimo.
recorrió, a través de toda la provincia de San Juan, Gambier y Michieli (1992: 15) señalaron la existencia
–desde Yalguaraz hasta Guandacol– la huella que allí de una tambería al norte de Tocota, en Bauchaceta (ca.
denominan «camino del Inca»”. 30º 30’ s y 69º 28’ o), pero no brindaron datos sobre
Desde Huaco se habría dirigido hacia el sse e su localización, características, registro arqueológico,
internado en la quebrada del río Huaco, donde habría vinculación con el camino incaico, etc.
seguido una dirección aproximada e-o. Esta quebrada Desde Tocota, el camino ha sido registrado por
está muy antropizada, por lo cual las posibilidades de relevamientos recientes (García 2011a, 2012). Luego
hallar restos de la vialidad incaica son francamente bajas. de subir una barranca, el camino adopta una dirección
Lo mismo sucede al salir de la quebrada y entrar en la general n-s. En las inmediaciones de la localidad de
zona de la actual localidad de Villa Mercedes, uno de Tocota, la senda se interna en un sector con densa
cuyos parajes se denomina “Tamberías”. Desde allí, el vegetación arbustiva, que lo invade a lo largo de 6,9
camino habría continuado hacia el ese, para pasar por la km y reduce signiicativamente su visibilidad y la del
localidad de Pachimoco, uno de los sitios arqueológicos material arqueológico asociado. La visibilidad mejora
tardíos más grandes de la provincia de San Juan. En este notablemente desde ca. 30° 43’ 17” s, mientras que la
sitio hay un sector en el que aún en la actualidad puede traza del camino se hace más regular y presenta muy
observarse una cantidad relativamente importante de escasa vegetación en su interior.
cerámica incaica (García 2010). Luego, el camino habría A ca. 10 km de Tocota, el camino pasaba por el
continuado hacia el E, por la quebrada del Río Jáchal. sitio Caminca 5 (ig. 2a), un conjunto de estructuras
En este tramo, el río discurre por una estrecha fractura que ha sido cortado y parcialmente destruido por la
que separa dos bloques montañosos de la precordillera. construcción de la Ruta Provincial Nº 412. En el inte-
Aquí, el ensanchamiento de la llanura de inundación rior de estas estructuras, al igual que en todo el trazado
del río en los últimos siglos, bien documentado aguas recorrido, se observaron en 2010 numerosos fragmentos
arriba en otros sectores donde se han perdido zonas de cerámica incaica y artefactos líticos (ig. 3). En este
en las que se habían registrado sistemas de canales de tramo, el camino presenta cinco segmentos, deinidos
riego, restringe las posibilidades de hallar vestigios de a partir de leves cambios en su dirección. Se trata de
la vialidad incaica en este tramo, si bien es cierto que una senda con anchos variables entre 2 y 3 m, que no
en el mismo no se han realizado hasta el momento presenta elementos demarcatorios en sus costados. La
estudios arqueológicos sistemáticos. Luego de pasar extensión total de este tramo es de 25.987,5 m. A lo
el sector precordillerano, el camino pudo dirigirse a largo de más de 18 km, hasta su último punto visible, el
la actual localidad de Colola o a la de Rodeo, ubicada camino corre en forma más o menos paralela a la Ruta
unos pocos kilómetros al se de aquella. La fuerte an- Nº 412, a una distancia variable entre 6 y 200 m, y en
tropización del sector, que incluye la construcción de este recorrido se observa una importante afectación por
un dique y la formación del lago correspondiente, ha los numerosos cauces esporádicos asociados al río Seco
borrado cualquier vestigio del Qhapaq Ñan que pudiera de los Tambillos, que en esta zona corre mayormente al
haber quedado. La situación presenta cierta mejora al este del camino, El último punto visible de este tramo se
sur de Rodeo. Versiones locales hacen pasar el camino ubica aproximadamente a 30º 53’ 29” s y 69º 25’ 11” o y
por las localidades de Pismanta, Las Flores e Iglesia, 2.200 msnm. Algunos kilómetros al sur de este punto,
pero no se han realizado relevamientos sistemáticos sobre la llanura aluvial del río Seco de los Tambillos,
que permitan veriicarlas. De todas formas, la multi- se encuentran los restos bastante destruidos del sitio
plicidad de caminos y sendas que surcan este tramo Tamberías (Debenedetti 1917), cerca de la localidad
hace extremadamente difícil la identiicación, ya que de Villa Nueva.
varios de ellos pueden estar superpuestos a la vialidad
Vialidad incaica en San Juan / A. García 141

Desde aquí, el camino no es visible en los próxi- el último tramo, el camino se dirige hacia el sse y en
mos 67 km hacia el sur. En este trecho, posiblemente general guarda un ancho aproximado de 2 m hasta ca.
avanzaba a través de las llanuras de inundación de los 31º 53’ 48” s, desde donde comienzan a observarse tres
ríos Castaño y de los Patos, muy alteradas en los últimos sendas paralelas que corren a corta distancia, sin que
500 años por las esporádicas crecidas que se registran en sea posible establecer si son coetáneas o tienen distinto
este tipo de ríos de montaña. Además, la mayor parte de origen. Unos 380 m al sur se agrega una cuarta senda;
este trayecto está marcada por una gran modiicación las cuatro se observan de manera discontinua en los
del fondo del valle de Calingasta por el aprovechamiento próximos 1.500 m, hasta el inal del trayecto recorrido
de las fértiles tierras para emprendimientos agrícolas y (31º 55’ 09” s). En el sector inal, las cuatro sendas tienen
por la instalación de una serie de poblados de diverso un ancho de 0,50 m y están separadas (de o a e) por
tamaño (Calingasta, Tamberías y Barreal). Precisamente distancias de 2 m, 1,7 m y 1,7 m.
desde el sector central de esta última localidad, en la Otro elemento importante es la ausencia de gran-
parte distal del piedemonte occidental precordillerano, des construcciones a la vera del camino. El primer sitio
comienza a observarse el trayecto meridional sanjuanino atravesado por el camino es Piedras Pintadas (31º 42’
del camino incaico, desde 31º 39’ 47” s (ig. 2b). El mismo s, 69º 46’ o), importante concentración de petroglifos
ha podido ser reconstruido en una longitud de 30.234 con algunos restos poco visibles de estructuras pe-
metros a partir del relevamiento directo en el campo. queñas no vinculables a priori con el período incaico.
Teniendo en cuenta los principales cambios de rumbo Luego, sobre la supericie de la barranca de la margen
del camino, se han determinado siete tramos. Durante izquierda del arroyo El Leoncito se observa una serie
los primeros 17 km, el camino adopta una dirección sse, de estructuras muy modiicadas en la cima de una loma
y luego de cruzar el arroyo El Leoncito sigue un rumbo baja. Se trata de dos posibles geoglifos realizados con
general aproximado n-s. Hacia 31º 54’ 55” s, el camino líneas discontinuas de rocas de mediano tamaño y tres
deja de ser reconocible en el paisaje, que en esta zona círculos despedrados de entre 1,5 y 1,9 m de diámetro.
está totalmente modiicado por las crecidas aluviales que A 31º 53’ 38” s y 69º 22’ 55” o se observa una pequeña
bajan ocasionalmente de la precordillera. Sin embargo, estructura formada por una acumulación de clastos
en las imágenes satelitales se observan débiles rastros y rocas de colores diversos y de pequeño y mediano
que permiten continuar tentativamente el trayecto hasta tamaño. Tiene forma de óvalo, de 0,80 x 0,60 m. En el
el límite interprovincial, en aparente coincidencia con interior se encontraron varios fragmentos de cerámica
el trazado propuesto por Bárcena (1979: 665). incaica. El lugar presenta un marcado desnivel que
En este trayecto del valle de Calingasta se ob- permite distinguir tres escalones o niveles en el área
servan algunas particularidades interesantes. Por un de la estructura. No se observa en las inmediaciones la
lado, si bien las características formales del camino existencia de recursos que pudieran brindar una razón
son similares a las del trayecto al sur de Tocota (senda práctica para la localización de esta estructura (agua,
limpia sin demarcación ni trabajo adicional), el ancho rocas, sombra, etc.). Finalmente, el camino pasa por el
del camino presenta mayores variaciones: en un primer sitio Tambería del Leoncito (Bárcena 1979), que pre-
tramo de 1,5 km (en el que se destaca un trecho con senta una línea simple e irregular de rocas dispuestas
dos sendas paralelas) es de ca. 1 m, pero luego, en los en forma de arco, de 33 m de largo por 15 m de ancho,
próximos 12 km (en los que coincide con la antigua traza con dos pircados subcirculares y uno oval en su interior
del telégrafo), varía entre 4 y 8 m, lo que hace suponer (ig. 2c). Al costado oriental del camino se observan
la superposición de un camino más reciente, posible- algunos alineamientos de rocas que probablemente sean
mente el vinculado con el servicio de mantenimiento restos de otras estructuras. Evidentemente, a pesar de su
de la línea de telégrafo. Luego de cruzar el arroyo El nombre, la funcionalidad de este sitio no se vincula con
Leoncito, presenta a lo largo de unos 750 metros un el albergue de gente, depósito de bienes, ni cualquier
ancho de entre 3,5 y 4 m y una visibilidad regular, pero actividad administrativa asociada con un tambo. Según
luego su detección se obstaculiza enormemente debido Bárcena (1979: 688), se trataría de un “sitio ceremonial
a las bajadas aluviales que lo cortan transversalmente secundario, de uso más cotidiano que los de altura”. Este
y en varios sectores es identiicable sólo a partir de los es el único sector donde el camino aparece lanqueado
fragmentos de cerámica registrados en supericie. En por una doble hilera de rocas.
142 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Figura 2. El Qhapaq Ñan al sur de Tocota: a) junto al sitio Caminca 5; b) frente al Barreal del Leoncito; c) Tambería del Leoncito, el
sitio más meridional asociado al Qhapaq Ñan en San Juan. Figure 2. he Qhapaq Ñan south of Tocota: a) next to the Caminca 5 site; b)
in front of the Barreal del Leoncito; c) Tambería del Leoncito, the southernmost site related to the Qhapaq Ñan in San Juan.
Vialidad incaica en San Juan / A. García 143

Figura 3. Ejemplos de cerámica asociada al Qhapaq Ñan al sur del sitio Tocota. Figure 3. Examples of ceramics related to the Qhapaq
Ñan in San Juan, south of the Tocota site.

Estas cuatro estructuras son de baja visibilidad y existido en la localidad de Talacasto (Gambier & Michieli
sus funciones no parecen asociarse con el albergue de 1992). Localizado por Beorchia Nigris (comunicación
quienes transitaban el camino. Desde la Tambería del personal) en la zona del tambo de Matagusanos, su
Leoncito hasta el próximo tambo hay cerca de 53 km trazado ha sido identiicado a lo largo de ca. 25 km a
de distancia (el intermedio sitio Ciénaga de Yalguaraz través de las imágenes satelitales.
tampoco presenta estructuras incas tradicionales ni El segundo tramo tiene solo 980 m y está vinculado
puede ser considerado como un tambo típico). Y si se con el sitio La Invernada, en el sector precordillerano del
tiene en cuenta que pudo haber un tambo en la localidad centro de la provincia. Está constituido por una simple
de Barreal, entonces el trayecto hasta Tambillos habría senda de entre 0,8 y 1 m de ancho que parte desde el sitio
sido de más de 80 km sin tambos intermedios, lo que hacia el sur a través del valle de la Invernada.
plantea interesantes interrogantes vinculados con las El tercer tramo se encuentra en las cercanías de la
estrategias de tránsito de este sector. localidad de Pedernal (ig. 4) y se trata de una angosta
senda de entre 0,6 y 0,8 m de ancho y de aproximada-
Los caminos secundarios mente 1 km de largo que recorre las lomas en las que se
encuentran los sitios Pedernal 1 y 2 y baja por la ladera
Sector precordillerano de un cerro hacia el sitio Pedernal 3 (García 2005).

En la precordillera sanjuanina se han hallado tres tramos Sector cordillerano norte


de la vialidad incaica. El más largo recorre longitudi-
nalmente la sierra de la Dehesa y habría conectado En esta zona se destacan dos ejes longitudinales: el de
los tambos de la Dehesa, Matagusanos y el que habría los ríos Macho Muerto y de la Sal, y el del río Blanco.
144 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Figura 4. Dos vistas de la senda que une los sitios incaicos precordilleranos de Pedernal. Figure 4. Two views of the path that connects
the pre-Andean Inca sites in Pedernal.

Además, deben haber existido numerosos tramos trans- del río de los Tambos. En este tramo, se han identiicado
versales, pero los datos disponibles brindan sustento a en las imágenes satelitales dos conjuntos de estructuras
solo algunos de ellos. distantes entre sí por un poco más de 6 km, ubicado
uno a ca. 28º 51’ 36” s y 69º 36’ 30” o y otro a 28º 48’
(1) Eje ríos Macho Muerto y de la Sal. El río del Macho 23” s y 69º 35’ 26” o.
Muerto luye de sso a nne en el extremo septentrional Desde el arroyo de los Tambillos, el río de la Sal
de la provincia. Al norte del límite provincial con La tuerce hacia el se y vuelve a tomar una dirección n-s
Rioja se encuentran sobre este río los sitios incaicos hasta desembocar en el río de las Taguas, luego de luir
Arroyo Peña Negra y Río Blanco, en la conluencia del otros 30 km, pero en este tramo no existen sitios incaicos
río del Macho Muerto con los cauces homónimos. En registrados ni ha sido posible visualizarlos en las imá-
territorio sanjuanino se ha registrado, aledaño a este genes satelitales, a pesar de la presencia de topónimos
río, el sitio Macho Muerto 4, cerca de la conluencia sugestivos, como el del arroyo Pircas Blancas.
con el río del Inca. Es posible que el camino incaico
haya remontado unos 8 km el río del Inca en dirección (2) Eje ríos San Guillermo y Blanco. Desde sus nacientes
ne-so para luego traspasar hacia el sur una divisoria de en la cordillera homónima, el río San Guillermo describe
aguas y dar a uno de los aluentes del río Rincón de la un arco y luego toma una dirección general no-se. En
Flecha, que tras recorrer unos 7 km en dirección no-se sus orillas se han registrado los tambos La Gloria (29º
y n-s vuelca sus aguas en el río de la Sal. Este transita en 04’ s y 69º 30’ o), Pircas Blancas (o San Guillermo, 29º
dirección general n-s ha y a unos 20 km recibe las aguas 08’ s y 69º 26’ o) y Huesos Quebrados (29º 16’ s, 69º 20’
Vialidad incaica en San Juan / A. García 145

o) (Gambier & Michieli 1986; García et al. 2007; Bárcena Finalmente, el famoso tambo Valeriano, ubicado
2009). Desde este último sitio, el camino probablemen- sobre el arroyo de los Tambillos, cerca de su conluencia
te tomaba una dirección no-se, hacia la quebrada de con el río de la Taguas, pudo estar vinculado con el paso
Alcaparrosa, que desemboca en el río Blanco. Allí se Valeriano, con sitios de la vertiente occidental andina
encuentra precisamente el Tambo de Alcaparrosa o de y con alguna senda que permitiera el ascenso al cerro
la Junta (Gambier & Michieli 1992; García et al. 2007; El Toro (Schobinger 2008).
Bárcena et al. 2008). Una vez alcanzado el río Blanco,
el camino habría seguido su curso hasta el río Jáchal, Sector cordillerano central
donde probablemente conectaba con el Qhapaq Ñan.
En este trecho, se ha reconocido un tambo denominado En esta zona decrece llamativamente la cantidad de
Pircas Negras (29º 40’ s, 69º 09’ o), al norte del cual sitios incaicos conocidos. Solo se ha registrado un
se encuentran otras construcciones que podrían ser tambo en el río Frío, unos 15 km al norte del cerro
incaicas (Schobinger 2008). Además, existe un conjunto Tórtolas (Stehberg 1995: 195). Además, Schobinger
de sitios locales tardíos que pudieron haber sido ocupa- (2008) señala la presencia de un sitio sobre el arroyo
dos en época incaica –Lamaral, El Rastrojo, El Jumal, La Deidad, si bien no se conocen datos sobre el mismo.
Malimán, etc. (Sacchero 1974)–, pero que aún no han Stehberg (1995: 195) ha propuesto dos posibles vías
sido estudiados sistemáticamente. transversales que seguirían los cursos del río Frío y del
arroyo de la Deidad, pero no se han registrado trabajos
(3) Tramos transversales. Se han identiicado cuatro especíicos que avalen la existencia de estos caminos.
probables tramos transversales principales. Uno habría Raino (1981: 239) pensaba que, desde Angualasto,
partido del extremo meridional del valle del Río del el Qhapaq Ñan “se bifurca seguramente hacia el Paso
Macho Muerto, a la altura del río del Inca, y se habría de las Tórtolas […] para desembocar en Chile en el
internado hacia el este remontando el curso de una Valle del río Elqui”. Según el plano correspondiente,
quebrada de dirección aproximada ono-ese, que se este tramo partiría desde Angualasto hacia el norte y
origina en la cordillera del Cajón de la Brea. Luego remontaría la quebrada de Colangüil hacia el oeste (o
de subir de 4.100 a 5.200 msnm, el camino habría alternativamente la quebrada de Conconta), para cruzar
bajado hacia el tambo Cajoncito Verde de la Brea y el valle del Cura y llegar al paso de las Tórtolas. Si bien
de allí pudo haberse comunicado con el tambo del a priori esta ruta parece viable, no se han hallado indi-
Arroyo Iniernillo (Gambier & Michieli 1986), a ca. cios de su existencia. Más recientemente, se propuso
3.500 m de altura. la presencia de varios tambos incaicos y de algunos
Un segundo tramo se conecta con las nacientes del tramos de vialidad estatal en la quebrada de Conconta
río Huasco, en Chile. En territorio argentino, el camino (Michieli et al. 2005); sin embargo, posteriormente
habría discurrido a través de la quebrada de los Tambos, se constató que estas estructuras correspondían en
pasando por los sitios Río Tambos Aguas Arriba y Río realidad a habitaciones modernas vinculadas con la
Tambos Conluencia; luego habría pasado por el tambo construcción en 1955-1956 del camino hacia el valle del
Arroyo de los Tambillos y de allí habría continuado en Cura (García 2007). Tanto en la quebrada de Conconta
dirección no-se, remontando la quebrada de las Pircas como en el sector distal de la quebrada del río Blanco
para caer en las nacientes del río San Guillermo. Desde y en la del río del valle del Cura, hacia el norte de su
allí, pudo tomar hacia el nne, para alcanzar la quebrada conluencia con aquel, hemos realizado relevamientos
del arroyo Las Olorosas y unir los sitios Alero de los que indicaron la ausencia de sitios incaicos. Teniendo
Petroglifos, Tambo Las Olorosas, Tambo del Indio, Santa en cuenta los antecedentes mencionados, parece pro-
Rosa y Los Sapitos (Gambier & Michieli 1986; García bable que los sitios del Río Frío y el Arroyo La Deidad
et al. 2007; Beorchia Nigris 2014). hayan estado vinculados con exploraciones desde el
Un tramo relativamente corto es el que habría lado occidental andino que no se habrían extendido
unido los tambos de Pircas Negras y Pircas Blancas, más hacia el lado oriental.
aquel ubicado sobre la quebrada homónima y este sobre Más al sur, Raffino (1981: 239) propuso una
el río San Guillermo. Se desconoce si esta senda prose- conexión transversal desde el tambo de Tocota; según
guía hacia el oeste y con qué sitios se habría conectado. Stehberg (1995: 195), este ramal ascendería por el arroyo
146 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

SIMBOLOGÍA

Vialidad incaica

Ramales posibles

Paso Valeriano

R.
de
la
Pa
ila

Paso de la Deidad
Paso de las Tórtolas

Portezuelo Incaguasi

Paso Doña Ana



Toc
o ta

Paso del
Río Calingasta

Azufre

Paso de las Ojotas R. Blanco


atos

Paso de
los P

las Llaretas
R. de

Paso de Valle
Hermoso

0 100 Km

Figura 5. Trazado de la vialidad incaica y ramales posibles propuestos por diversos autores. Figure 5. Inca road layout and possible
secondary roads as proposed by several authors.
Vialidad incaica en San Juan / A. García 147

Tocota, cruzaría por el paso Doña Ana y continuaría queda restringida a la zona del paso. Hacia el oriente,
en Chile por el río Hurtado (ig. 5). Sin embargo, en no se han registrado hallazgos que permitan corroborar
territorio argentino no se han realizado estudios que su continuidad por el territorio sanjuanino.
hayan constatado la presencia del camino o de sitios En resumen, como ocurre con el posible camino
incaicos al oeste del tambo de Tocota. transversal del arroyo Tocota, no se han realizado
hallazgos que permitan veriicar estas propuestas; en
Sector cordillerano sur el primer caso, por falta de investigaciones y en los
restantes por falta de hallazgos, a pesar de haberse
En el suroeste cordillerano sanjuanino se han regis- realizado relevamientos sistemáticos.
trado escasos sitios incaicos y, al igual que en el sector
central, no se observa una toponimia especíica, en
franco contraste con la zona septentrional. En esta DISCUSIÓN
zona se han propuesto varios ramales trasandinos.
Raino (1981: 239) señaló la posible existencia de una Desde hace casi cien años se han realizado diversas
vía de comunicación que habría unido Calingasta con observaciones sobre el registro incaico y el Qhapaq
la región del río Hurtado, a través de la quebrada del Ñan en San Juan. La cantidad de sitios del período
río Castaño Viejo y el paso de Portillo. Para Stehberg incaico identiicados en esta provincia es importante,
(1995: 84-88), habría otros cuatro: (1) uno seguiría el sobre todo en la región de San Guillermo, en el extremo
curso del río Calingasta, y luego posiblemente bordea- noroeste, situación que sugeriría que el conocimiento
ría los arroyos de la Totora y de Araya y los ríos de las sobre la vialidad estatal podría también ser avanzado.
Salinas y del Calderón, atravesaría el paso del Azufre Sin embargo, en general el estudio de los sitios incaicos
(31º 18’ s, 70º 32’ o) y se comunicaría con la cuenca no ha sido acompañado por un rastreo de las sendas que
alta del río Illapel, en Chile. En el lado argentino, el los comunicaban con otros componentes del sistema de
único sitio incaico conocido sobre el río Calingasta asentamiento/comunicación y por un registro y análisis
es Barrealito (Debenedetti 1917), localizado cerca de del material arqueológico asociado. Como relejo de esta
la conluencia con el río de los Patos y a 100 km en situación, solo se ha elaborado un artículo especíico
línea recta del paso del Azufre. Entre Barrealito y la sobre relevamientos de la vialidad incaica provincial
frontera con Chile no se han registrado aún sitios o (García 2011a), si bien en otros se hecho realizado
tramos viales que permitan comprobar la existencia de alusiones al tema.
aquel ramal. (2) El segundo tramo pasaría por el paso Salvo el caso del Qhapaq Ñan en el sur de Iglesia
de las Ojotas (31º 54’ 30” s, 70º 15’ 50” O) y seguiría el y en Calingasta, en gran medida la vialidad incaica ha
curso del río Blanco rumbo a El Leoncito. (3) Un tercer sido inferida a partir de la ubicación de los sitios in-
camino remontaría los ríos de los Patos y Teatinos, caicos, por lo que su correcta localización resulta muy
para cruzar a Chile por el paso de las Llaretas (32º importante. Como ya advirtiera Bárcena (2009, 2010)
09’ s, 70º 19’ o). Desde el paso de las Llaretas hasta la para los casos de La Dehesa, Iniernillo y Tambo del
localidad de Barreal, este ramal tendría unos 150 km Indio, y como pudieron observar García et al. (2007) en
de extensión, en los cuales no se han encontrado aún la región de San Guillermo, varios de los sitios incaicos
evidencias incaicas. (4) Un cuarto ramal provendría mencionados en los trabajos locales no han sido aún
del río de los Patos y cruzaría a Chile por el paso de ubicados con precisión, lo que puede llevar a errores
Valle Hermoso (30º 47’ s, 70º 16’ o). En este lugar hay al momento de trazar posibles tramos de la vialidad
un sitio incaico denominado Tambillo del Paso de estatal. En relación con este riesgo, otro foco de aten-
Valle Hermoso (Bárcena 1999: 168), del cual solo se ción es el de la identiicación efectiva de los sitios como
ha brindado un plano de estructuras, pero se carece componentes del sistema incaico de asentamiento. Por
de información sobre el registro arqueológico asocia- ejemplo, la adscripción de sitios al período incaico basada
do. Según este autor, “con nuestro reconocimiento y exclusivamente en sus características arquitectónicas ha
hallazgo comprobamos la senda e instalación inca en mostrado recientemente constituir una vía de acción muy
el sector alto de Valle Hermoso” (Bárcena 2001: 290), problemática (Michieli et al. 2005; García 2007), por lo
por lo que la existencia del supuesto ramal transversal que es conveniente recurrir a diversos elementos para
148 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

realizar una identiicación correcta. Con respecto a este ocupación incaica del lado chileno y, a lo sumo, con la
punto, muchos de los sitios incaicos de la provincia de exploración de algunos sectores aledaños por el lado
San Juan han sido simplemente mencionados, sin que se oriental (sin que dicha exploración se haya concretado
hayan publicado fotografías, dibujos o descripciones de en vías de comunicación con las zonas extrandinas
materiales que permitan evaluar y comprobar la adscrip- recurrentemente utilizadas).
ción étnica propuesta. Entre estos sitios se encuentran Por otra parte, el hecho de que hasta el momento
los del Arroyo La Deidad, Río Frío, Valle Hermoso, Los no se haya comprobado la existencia de los ramales
Ocúcaros, Mina El Fierro, Gualilán, Bauchaceta, Tambo transversales sugeridos por algunos autores no sig-
del Indio, Las Olorosas y Tambillos (San Guillermo). niica que algunos de ellos (sobre todo los aún no
En rigor, se han publicado estudios con cierto grado de relevados, como el del arroyo Tocota) no hayan sido
detalle de solo dos sitios: Tocota (Berberián et al. 1978) efectivamente utilizados.
y Alcaparrosa (Bárcena et al. 2008); mientras que otros Con respecto a los tramos de caminos precordi-
tres se encuentran recién en estudio (Paso del Lámar, La lleranos conocidos, si bien son escasos, sugieren que la
Invernada y Pedernal). Indudablemente, la futura reali- red vial en esta región era compleja y probablemente
zación de trabajos sistemáticos en una mayor cantidad discurría por sectores muy afectados en los últimos
de sitios y la publicación de ubicaciones más precisas y quinientos años por agentes naturales y culturales (y por
de mayor información contextual contribuirán a mejorar ende de muy baja visibilidad actual), como la llanura de
las posibilidades de éxito en la localización de las sendas inundación del río San Juan o el valle interprecordille-
que los unían y en su contrastación con relevamientos rano de Gualilán. De hecho, si bien la documentación
de campo. De la misma forma, un estudio detallado de temprana exhibe pruebas de la dominación incaica del
los sitios incaicos puede brindar información sobre su sector donde actualmente se ubica la ciudad de San
funcionalidad y contribuir así a comprender mejor los Juan, la alteración antrópica de la misma ha impedido
intereses que movían la utilización de la vialidad estatal el hallazgo de evidencias, incluidos los caminos incaicos.
en los distintos sectores. Finalmente, parecería claro que el sector oriental
En relación con el trazado general presentado en de la actual provincia de San Juan (al este del valle de
este trabajo, cabe realizar algunas observaciones. En Tulum) no estaba controlado por el Estado inca –aunque
primer lugar, llama la atención la importante cantidad probablemente se encontrara en exploración (García
de sitios registrados en el noroeste sanjuanino, en la zona 2011b)–, por lo que la ausencia actual de vialidad im-
conocida como San Guillermo. Dilucidar la razón de perial vinculada con este sector podría responder a su
esta ocupación intensiva puede contribuir a entender efectiva ausencia más que a una falta de investigaciones
otros aspectos de la dominación incaica, por ejemplo, la en el área.
dinámica de la anexión de los sectores andinos orientales.
Si bien se ha propuesto una actividad especíica como
motor de esa ocupación –la explotación de la lana de PERSPECTIVAS Y AGENDA FUTURA
vicuñas (Gambier & Michieli 1986)–, no se han reali-
zado estudios sistemáticos que permitan veriicar esta Teniendo en cuenta el conocimiento actual sobre el tema,
hipótesis o explorar otras alternativas. los futuros trabajos vinculados con la vialidad incaica en
La elevada cantidad de sitios del sector cordillerano San Juan deberían abordar cuatro aspectos principales:
norte contrasta con la escasez de los sectores central y
meridional. En estos, los hallazgos se encuentran muy (1) El rastreo a pie de las evidencias del Qhapaq Ñan
cerca de la zona limítrofe entre Chile y Argentina (Río Frío, que pudieran haber sobrevivido desde Tocota hacia
Arroyo La Deidad, Cerro Mercedario, Valle Hermoso), y el norte. Si bien se tiene una idea aproximada de su
llamativamente, si bien se vinculan con probables rutas localización, es importante precisar su vinculación
transversales naturales, no se han encontrado sitios en con algunas localidades tradicionalmente asociadas al
el sector oriental con los que puedan estar conectados. mismo, como Pismanta y Angualasto. Por otra parte,
De ahí que, al igual que sucede con el Cerro El Toro y es imperioso hallar elementos que permitan veriicar
quizás con Paso Valeriano, es probable que estos sitios su paso a lo largo del curso del río Jáchal y constatar su
estén en realidad vinculados fundamentalmente con la recorrido al norte de Huaco, ya que la gran alteración
Vialidad incaica en San Juan / A. García 149

sufrida por estos sectores pone en riesgo la posibilidad requiere un cambio de orientación dirigido a su fehaciente
de constatar la información oral (no arqueológica) detección y análisis. Una más completa reconstrucción
relacionada con los mismos. del Qhapaq Ñan y del sistema vial secundario sanjua-
nino no solo brindará importante información sobre
(2) El relevamiento detallado de los múltiples tramos la movilidad de bienes y personas durante el período
transversales recurrentemente propuestos como vías de incaico, sino que además contribuirá a mejorar nuestra
unión de las dos vertientes cordilleranas. Esta inspección comprensión de los mecanismos de anexión y control de
debe realizarse fundamentalmente en los sectores cordi- las poblaciones locales y a enriquecer de esta forma el
lleranos de los ríos de los Patos y Calingasta, y del arroyo conocimiento sobre la frontera sudoriental del Collasuyo.
Tocota. Además, se requiere la prospección de los tramos
medio y distal del río Frío y del arroyo de la Deidad, para RECONOCIMIENTOS Este trabajo se realizó en el marco de
constatar si la presencia de evidencias incaicas alcanza proyectos inanciados por el conicet, la Universidad Nacional
de Cuyo y la Universidad Nacional de San Juan. Agradezco a
sectores más cercanos al valle del Cura o se mantiene
Christian Vitry y Carlos González su gentil invitación para par-
restringida a los espacios cordilleranos más altos. Todo
ticipar del Qhapaq Ñan i. Taller Internacional en torno al Sistema
este conjunto de relevamientos es sumamente necesario Vial Inkaico, y a Sergio Martín y a un evaluador anónimo por sus
a in de clariicar la situación observable en la mayoría valiosas sugerencias.
de los mapas sobre el sistema vial incaico, en los que la
señalización de trayectos “posibles” termina brindando
una imagen gráica sobredimensionada, que en algunas REFERENCIAS
zonas podría distar mucho de la realidad. En el caso
de la zona noroeste de la provincia (San Guillermo), si Aparicio, F. de., 1940. Ranchillos, tambo del Inca en el camino
a Chile. Anales del Instituto de Etnografía Americana i: 245-
bien la situación parecería estar más clara, también es
253, Mendoza.
necesaria la determinación de los recorridos reales de Bárcena, J., 1979. Informe sobre recientes investigaciones ar-
los tramos que unirían los sitios allí registrados. queológicas en el N.O. de la Provincia de Mendoza (valle de
Uspallata y zonas vecinas) (con especial referencia al Período
(3) La ampliación del registro vial precordillerano. Incaico). En Actas vii Congreso de Arqueología de Chile, vol.
Los tramos conocidos en esta región geomorfológica ii, pp. 661-692. Santiago: Kultrún.
son escasos, y conocer las rutas precordilleranas que Bárcena, J., 1999. Contribución a los estudios interdisciplinarios,
arqueológicos y etnohistóricos, sobre la dominación inka en
vinculaban el Qhapaq Ñan con los sitios de los valles
el centro oeste argentino. En Actas xii Congreso Nacional de
de la franja longitudinal central de la provincia puede Arqueología Argentina, vol. 1, pp. 163-178. La Plata: Univer-
contribuir a conocer la importancia asignada por el Es- sidad Nacional de La Plata.
tado a cada zona y su integración diferencial al aparato Bárcena, J., 2001. Consideraciones generales y avances particulares
administrativo y económico. sobre la dominación incaica en el centro oeste argentino. En
Actas xiii Congreso Nacional de Arqueología Argentina, vol.
(4) El análisis del registro arqueológico asociado a la 1, pp. 277-296. Córdoba.
Bárcena, J., 2002. Perspectivas de los estudios sobre la dominación
vialidad incaica. Ya se trate de la abundante cerámica que
inka en el extremo austral-oriental del Kollasuyu. Boletín de
generalmente se encuentra esparcida a lo largo de estos
Arqueología pucp 6: 277-300.
caminos (ig. 5) o del registro de los sitios directamente Bárcena, J., 2009. Avances 2003-2004 sobre arqueología y etno-
vinculados con ellos, la información que albergan es historia de la dominación inca del centro oeste argentino.
fundamental para analizar las características y escala En Problemáticas de la arqueología Contemporánea (iii), A.
espacial de la movilización de gente y productos (Uribe Austral & M. Tamagnini, Comps., pp. 31-47. Río Cuarto:
& Cabello 2005), en vistas a la reconstrucción del uso Universidad Nacional de Río Cuarto.
de los distintos tramos. Bárcena, J., 2010. Aportes 2000-2001 al conocimiento de la do-
minación incaica del centro oeste argentino. En Arqueología
argentina en los inicios de un nuevo siglo (iii), F. Oliva, N. de
En deinitiva, resulta claro que los esfuerzos vinculados Grandis & J. Rodriguez, Comps., pp. 131-142. Rosario: Laborde.
con el estudio de la dominación incaica regional se han Bárcena, J.; P. Cahiza, J. García & S. Martín, 2008. Arqueología
centrado en la búsqueda de sitios y han prestado escasa del sitio inka de La Alcaparrosa: Parque Nacional San Guillermo
atención a la vialidad estatal, cuya reciente revalorización Provincia de San Juan, Argentina. Mendoza: incihusa-conicet.
150 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

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BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, No 1, 2017, pp. 151-162, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

CAMINOS PARALELOS INCAICOS EN MAPOCHO


NORTE, CHILE
INCA PARALLEL ROADS IN NORTH MAPOCHO, CHILE

RUBÉN STEHBERGA, GONZALO SOTOMAYORB, CLAUDIA PRADOC & CAROLINA GATICAD

In memoriam Gonzalo Javier Sotomayor Cabeza


(17 febrero 1974-03 marzo 2015)

Se analizan dos mapas coloniales (1611) que proporcionan INTRODUCCIÓN


información con respecto a las características geográicas, a la
propiedad europea de tierras, a los asentamientos indígenas y
a la vialidad existente en la porción norte del valle del Mapo- Este artículo trata de la presencia del Qhapaq Ñan
cho. Uno de ellos ilustra el trazado de dos caminos paralelos en el acceso norte al valle del Mapocho. Después de
denominados “camino antiguo del Inga” y “otro camino del analizar la historia de su investigación, su importancia,
Inga”. A través de reconocimientos en terreno (2014), uso los problemas con la determinación de su trazado se
de documentación colonial y cartografía histórica se logra
centra en el estudio de dos mapas coloniales de 1611,
identiicar gran parte de sus trazados originales, incluyendo
una reconstrucción cartográica sig de las vialidades coloniales cuya información pudo ser contrastada en terreno, lo
e incaicas. que permitió identiicar gran parte del trazado que tuvo
Palabras clave: Qhapaq Ñan, Caminos del Inca, Mapocho este sistema vial prehispánico pese a que su evidencia
norte, Santiago, siglo xvi. física ha desaparecido.1
A ines del siglo xix, el archivero de la Biblioteca
Two colonial maps (1611) are analyzed here, which provide
information regarding geographic features, European land Nacional, Justo Abel Rosales, descubrió en el archivo de
ownership, indigenous settlements and existing roadways in the la Real Audiencia de Santiago un extenso juicio colonial
northern area of the Mapocho valley. One of these maps depicts datado en 1611, que trató de la exacta localización del
the layout of two parallel paths called “camino antiguo del Inga” camino de Chille o del Inga, el que servía de deslinde
and “otro camino del Inga” (‘Inca’s ancient road’ and ‘another a las principales propiedades localizadas al norte de la
Inca road’, respectively). By means of ield surveys (2014), and
the use of colonial documentation and historical cartography, it
ciudad de Santiago. Debido a que este camino estaba
has been possible to identify a large section of the roads’ original siendo cerrado, al tiempo que se abrían otros, se inicia-
tracings, including a gis cartographic reconstruction of the ron litigios a los que concurrieron numerosos testigos,
colonial and Inca roads. algunos de ellos indígenas del Perú que llegaron al
Keywords: Qhapaq Ñan, Inca roads, North Mapocho, San- valle del “Mapuche” a través de esta vía, acompañando
tiago, 16th Century.
a los primeros conquistadores europeos. De acuerdo

A
Rubén Stehberg, Jefe del Área de Antropología. Museo Nacional de Historia Natural, Chile, email: Stehberg.ruben@gmail.com
B
Gonzalo Sotomayor, Historiador.
C
Claudia Prado, Licenciada en Arqueología. Coordinadora Centro Nacional de Sitios del Patrimonio Mundial, Subdirección
Nacional de Gestión Patrimonial, dibam, Chile, email: Claudia.prado@sngp.cl
D
Carolina Gatica, Licenciada en Arqueología y Abogada. Consejo de Monumentos Nacionales, Chile, email: cgatica@monumentos.cl
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: abril 2016.
152 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

a un informante, este camino venía de Aconcagua y Camino del Inca en el extremo más meridional del
Colina y descendía al valle de “Guachuraba”. Dejaba al imperio” (Rivera & Hyslop 1984: 109). Conocieron la
poniente (sic oriente) el cerro Pan de Azúcar y “después información proporcionada por las publicaciones de
de hacer una extensa curva al este, llegaba a las rucas Justo Abel Rosales, a quien dieron crédito pese a ser un
del cacique Huechuraba inclinándose al occidente, historiador aicionado. Desde el río Mapocho hasta el
desde cuyo último punto continuaba en línea recta al portezuelo o Pasos de Huechuraba, concordaron con la
río Mapuche” (Rosales 1887: 5-6), siguiendo el trazado ruta propuesta por Rosales, pero desde este punto hacia
de la calle Cañadilla, actual avenida Independencia, en el norte, el trazado de la ruta se complicó por falta de
el sector de la Chimba. El autor es perentorio al señalar evidencia. El camino se dirigía “directamente al norte
que este camino era antiquísimo y fue abierto por los hacia el pueblo de Colina. En gran parte recorre el mismo
naturales mucho antes del arribo de los Incas, quienes trazado de la moderna Ruta 57 […] Una ila de árboles
lo reutilizaron. delimita una línea recta al norte del Portezuelo” (Rivera
Pese a que este libro fue editado con otro título a & Hyslop 1984: 116). El camino pasaba cerca del cerro
mediados del siglo xx (Rosales 1948), pasó desapercibido Guaca, localizado 3 km al noreste del moderno pueblo
para la mayoría de los arqueólogos y etnohistoriadores de Colina, ascendía por un portezuelo de los cerros de
que trabajaron el tema de la ocupación inca de Chile Colina y 7 km al norte coincidía con la actual Ruta 57,
central y del valle del Mapocho-Maipo durante la se- siguiendo por el mismo trazado hasta la hacienda de
gunda mitad del siglo xx. No fue mencionado por Keller Chacabuco y de allí al paso de 1.280 msnm que separa
(1960) en sus investigaciones incaicas de Quillota, ni los valles de Aconcagua del Mapocho.
por Mostny (1947, 1957) en sus estudios del cementerio En 2013, el historiador Gonzalo Sotomayor
incásico de La Reina y el adoratorio de cerro El Plomo, encontró publicados on line en los archivos estatales
ni por Stehberg (1976) en su excavación del pucará de del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes de
Chena, ni por Silva (1977-1978) en sus relexiones sobre España (agi. es.41091.agi/27.22/mp-peru- chile 264)
la presencia inca en el valle del Mapocho. Este último dos mapas anónimos de 1611 que cubrían el área norte
señaló que era “signiicativo que el Camino del Inca, del río Mapocho y que proporcionaban datos sobre las
monumento vial indispensable para el funcionamiento de redes viales, entre las cuales destacaban dos caminos del
la estructura estatal, sólo puede reconocerse con relativa Inga. A partir de esta nueva información se realizaron
seguridad hasta el río Copiapó” (Silva 1977-1978: 236). reconocimientos en terreno que culminaron en la loca-
En la década de los ochenta se desarrolló un proyecto lización precisa de varios segmentos de estos caminos
de reconocimiento de los Caminos del Inca en el Norte prehispánicos. Este artículo da cuenta de los resultados
Chico y centro del país que permitió la identiicación obtenidos en la investigación.
de varios segmentos de senderos longitudinales y
transversales atribuibles al Tawantinsuyu. Un tramo
bien identiicado correspondió al de Alicahue Adentro LOS MAPAS
y Almendrillo, entre los valles de Aconcagua por el sur
y Choapa por el norte (Stehberg & Carvajal 1988 a y Los mapas (agi. es.410901. agi/20.26.2//escribania,
b), con localización del tambo Conchuca (Stehberg et 928b) se asocian al litigio por la legalidad de las merce-
al. 1986). Estos estudios mencionaron, de manera muy des de tierras otorgadas en Lampa, entre Juan Ortiz de
vaga y sin lograr determinar su trazado, que el Camino Araya, Juan de Astorga, Andrés Páez de Aldana, Antonio
Inca Longitudinal Andino seguía al sur por el valle de Recio de Soto y otros, todos vecinos de la ciudad de
Putaendo, cruzaba la cuesta de Chacabuco, Colina Santiago. Este litigio debía deinir la exacta ubicación de
La Vieja, portezuelo de Huechuraba, actual Avenida los caminos coloniales e incaicos al norte de la ciudad
Independencia para dirigirse a las inmediaciones de de Santiago hasta la cuesta de Aconcagua (Chacabuco).
Angostura de Paine, por el sur, sin lograr identiicar Aun cuando los mapas no están a escala y abarcan un
físicamente sus restos. amplio espacio, reproducen con bastante exactitud
En julio de 1980, Mario Rivera y John Hyslop los principales accidentes geográicos y proporcionan
realizaron una acuciosa prospección del área al nor- detalles que indican un conocimiento minucioso del
te de Santiago, para “proporcionar un ejemplo del área. El mapa N° 1 tiene por límite norte el cordón de
Caminos incaicos en Mapocho norte / R. Stehberg et al. 153

Figura 1. Mapa N° 1, 1611, autor anónimo (AGI. ES.410901. AGI/20.26.2//ESCRIBANIA, 928B). Figure 1. Map N° 1, 1611, anonymous
author (AGI. ES.410901. AGI/20.26.2//ESCRIBANIA, 928B).

Chacabuco; por el sur, el río de Santiago (Mapocho o norte corresponde al cordón de Chacabuco, mencionado
Mapuche); por el oriente, los primeros contrafuertes de en el siglo xvi como la “cuesta de Aconcagua”; el del
la cordillera andina; y por el poniente, la falda oriental medio corresponde a los cerros de Colina, que nacían
de la cordillera de la costa, incluyendo toda la cuenca en las nacientes del río Colina y casi alcanzaban la
norte del Mapocho (ig. 1). cordillera de la costa, a la altura de Lampa; y el de más
En lo cromático, el mapa utiliza el color negro para al sur se originaba a la altura de Chicureo Arriba y se
deinir los nombres de lugares y de personas; el gris para prolongaba hasta el “serro de pan de azúcar”, Nigueche
las montañas y cadenas montañosas que servían de límite (ra 167, f. 194) o Rregueche (ra 167, f. 22), hito de
externo; el café o caoba para los senderos y caminos; el gran importancia simbólica, administrativa y visual
rojo para las rutas de comunicación y el amarillo para tanto para indígenas como para hispanos. Este cordón,
señalizar los deslindes de los pueblos de indios. luego de una interrupción, continuaba en el cerro de
Los mapas en referencia constituyen una buena Galáz (actualmente denominado Renca), remarcado en
oportunidad para tener un acercamiento al paisaje del el mapa con una gruesa línea negra.
siglo xvi, al menos de aquellos hitos geográicos que En segundo lugar, están los portezuelos que atra-
eran importantes para la estructuración del espacio viesan estas cadenas, que servían de hito vial principal.
hispano e indígena, como la vialidad, puesto que ese Nuestros reconocimientos de terreno confirmaron
parece ser el foco principal de los planos. En primer la exactitud de estos puntos y sirvieron para ubicar
lugar, están los tres cordones transversales de cerros el trazado de los senderos antiguos, incluyendo los
que se desprenden de la cordillera andina: el de más al caminos del Inga.
154 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

En tercer lugar, destacan los cerrillos, muy peque- la supervivencia de sus habitantes. En el caso de los
ños, pero que en la época eran guías muy valoradas por contingentes incaicos, las rutas principales iban al pie de
los transeúntes, entre los cuales destacaban los “zerillos la cordillera andina para conectarse, en el curso medio-
q(ue) llaman de doña agueda” Flores (cerro Calán, ra superior del valle del Aconcagua, con la ruta trasandina
167, f. 183v o Calanmaguida, ra 1978, f. 107), lugar o continuar hacia el norte por las nacientes de los valles
donde suponemos existió una posada caminera, por de Putaendo, Alicahue, El Sobrante y Choapa. En cambio,
la continua alusión que hacen los viajeros a este sector. los senderos coloniales tempranos se emplazaron más
En cuarto lugar, los cursos de agua como el estero al poniente, en dirección al curso medio y bajo del valle
de Chacabuco, en la parte superior del mapa, su con- de Aconcagua, lo que evidencia los distintos intereses
luencia con un aluente para formar, por una parte, el del Tawantinsuyu y el de los conquistadores españoles.
río Lampa, y por otra, el río Colina y su juntura con el
Lampa. Asimismo, el referido río Mapocho, en la parte
inferior del mapa. Destacan, también, los “manantiales CAMINOS DEL INGA
de Liray” y la “Laguna” (Tentencura, Batuco), que tenían
gran importancia durante el siglo xvi y que hoy están Camino antiguo del ynga
en proceso de desaparición.
El Mapa N° 1 presenta una desviación importante El mapa N° 1 dedica la mitad derecha a mostrar cómo
respecto del norte geográico, lo que se evidencia con la el camino partía de la ciudad de Santiago y se extendía
palabra “ojo”, que el autor colocó al lado de los puntos como una línea casi recta, dejando a su mano izquierda
cardinales sur, oeste y norte. Proporciona, asimismo, la las tierras de “quelicura”, hasta atravesar un portezuelo
localización de 28 estancias europeas con el nombre de (Huechuraba) al pie oriente de un cerro (“Serro de pan
sus propietarios, así como la localización de las tierras de de azúcar”, Nigueche o Regueche) para bifurcarse en dos
los indios de Colina, Quelicura, Guachuraba y Lampa, ramales paralelos (ig. 1). Uno de ellos, el “camino antiguo
con su “tanbo viejo”. De acuerdo a documentación in- del ynga”, seguía una dirección oriente hasta llegar a la
édita registrada por nosotros, este tambo se encontraba estancia de “Don j[uan] de la Barrera” y de allí tomaba
en tierras de “chicoco Quilapohe y rrelo” (ra 167, f. dirección norte, cruzaba el “Río de Colina”, trasponía el
10), mientras que las tierras de los indios de Colina portezuelo de los cerros de Colina (Checamo según ra
se llamaban de “Comaico e Ilopaique o Lopalque” (ra 985, f. 14) y continuaba recto hasta el cordón transversal
2258, fs. 180-183v). de Chacabuco (cuesta de Aconcagua). La denominación
El mapa N° 2 es una ampliación del anterior, que de “camino antiguo” alude al origen prehispánico de esta
se extiende desde el “Serro de Galas”, también deno- ruta, conirmada por los testimonios documentales que
minado indistintamente como cerro Renca (ra 1003, se entregan más adelante.
fs. 26 y ss) o cerro de Quelicura (ra 167, f. 194) por el
sur, hasta el estero y “valle de Chacabuco” por el norte Otro camino del inga
(ig. 2). Muestra con mayor detalle los contrafuertes
de la cordillera de la Costa, donde destaca el “Potrero El mapa N° 2 muestra el ramal de este nombre que se
(de los indios) de Lampa” y la “quebrada de Carén”. iniciaba en el nodo del portezuelo Guachuraba, seguía
También exhibe con precisión los manantiales de Li- al oeste del tambo e iglesia de Colina, teniendo a su
ray y su drenaje a la “Laguna” (Tentencura. ra 167, f. izquierda la estancia de Alonso del Pozo, para luego
68v, hoy Batuco), la cual aparece remarcada con color. atravesar el cuarto portezuelo de los cerros de Colina, al
Omite mucha información que aparece en el mapa N° poniente del anterior (ig. 2). Es interesante que ninguno
1, como el “tanbo viejo” (Lampa), el “camino antiguo de estos caminos pasaba por el tambo y pueblo de Colina,
del ynga” y, los deslindes de los pueblos de indios. Por como lo sugirieron Stehberg y Carvajal (1988a) y Rivera
último, enfatiza los senderos coloniales, proporcionando y Hyslop (1984), lo que se explica por el hecho que este
algunas variaciones y agregados respecto al otro mapa. pueblo y su infraestructura física recién se organizó en
A juzgar por estos mapas, la importancia estratégica 1579-1580. Este mapa omite el “camino antiguo del
del área fue la conectividad del valle del Mapocho-Maipo ynga”, situación que se explicaría por las discrepancias
con los territorios de más al norte, indispensable para entre los intereses de los españoles que litigaron por
Caminos incaicos en Mapocho norte / R. Stehberg et al. 155

Figura 2. Mapa N° 2, año 1611, autor anónimo, mostrando detalles de Mapocho norte. Figure 2. Map N° 2, 1611, anonymous author,
depicts details of North Mapocho.

deinir cuál camino correspondía al deslinde de sus ciudad hacia la d[ic]ha cuesta y ba por el camino rreal
tierras (ra 1978). del ynga antiguo y ba a salir a Putayendo…” (ra vol.
1978, pza 1, f. 133). Gonzalo, indio del Cuzco, quechua
hablante, lo denominó “camino antiguo del ynga que
REFERENCIAS DOCUMENTALES AL ba e pasa Chacabuco y ba a salir a Putayendo” (ra vol.
CAMINO DEL INGA 1978, pza 1, f. 135).
Cristóbal Muñoz, de más de 60 años, señaló que:
Los mapas N° 1 y N° 2 (agi. es.41091. agi/27.22/mp-perú-
el camino antiguo que llaman de Chile del Ynga pasa por
chile 264) formaron parte de un extenso juicio colonial
junto a colina e que mas de quarenta y cinco años que este
de 1611 (ra vol. 1978), cuyo objetivo fue determinar testigo saue que es el d(ic)ho camino que es por donde los
cuál era el verdadero Camino del Inga, el cual servía yndios antiguos abian caminado el Ynga a el tiempo que
de deslinde de algunas propiedades europeas, motivo bino a esta tierra e por el caminaban de hordinario anti-
guamente los que yban y benian a Coquimbo y que (sic)
del litigio. Los testigos del juicio declararon conocer
dia estaran las señales del dho camino del qual se rremite
el camino del Inga y sus pircas construidas a ambos por estar señaladas con piedras de un cauo y de otro (ra
costados, camino que viniendo del Mapocho pasaba vol. 1978, pza 1, f. 137).
cerca de Colina rumbo a Putaendo y Coquimbo. El indio
Gaspar, quechua hablante, natural del Perú, de 60 años El Capitán Juan de Córdoba, de aproximadamente 60
aproximadamente, señaló que el valle y las tierras de años (f. 137v), testiicó que “el camino antiguo del Ynga
Lampa se extendía desde “el serro que llaman de Galas es el que pasa por junto a Colina hacia Aconcagua que
hacia la cuesta de Aconcagua que es como ban desta oy d[ic]ho dia esta todavía señalado”.
156 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Melchor de Esixa, de más de 83 años (f. 138v), -70.64021 (información gentilmente proporcionada
mencionó como deslinde de la estancia de Pedro de Val- por Roberto Quiroga, 2015); por el hallazgo de un ce-
divia “el camino rreal del Ynga que es el camino que ba e menterio del período Tawantinsuyu en el condominio
pasa cerca de Colina por donde en aquel tiempo se solia Piedra Roja (Westfall 2014, comunicación personal) y
caminar para yr a Coquimbo y Chuapa y a Putaendo […] de un entierro con cerámica del período Tawantinsuyu
esta asi mismo muy señalado el dia de oy por que estan en el sitio lbch-01 (Vargas 2014).
las piedras puestas”. Marcos Griego, vecino morador de El camino pasaba al pie del cerro Mallautín,
Santiago (f. 139v, 140), expresó que “el camino antiguo mencionado en la documentación colonial como límite
por donde se solia antiguamente caminar es el camino étnico entre los pueblos de indios de Chicureo y Colina,
del Ynga que ba e pasa por junto a Colina que ba a salir para proseguir rectilíneo por el camino Santa Filomena,
a la cuesta de Aconcagua y de alli a Putayendo”. también denominado camino Coquimbo (es decir, que
va a Coquimbo), continuar hasta el pie oeste del cerro
la Guaca e inmediatamente atravesar el estero Colina.
RECONOCIMIENTOS EN TERRENO2 Cabe mencionar que tanto el camino de Los Ingleses
como el camino Coquimbo están siendo ocupados por
El objetivo fue identiicar en terreno la información los condominios que se están construyendo en el área.
proporcionada por los mapas N° 1 y N° 2. Entre los Hay tramos convertidos en basural. Dado que ya no se
rasgos del paisaje interesaba localizar los “manantiales puede recorrer íntegramente el camino, se debe hacer
de Liray”, los cerrillos de “doña Agueda” y otros rasgos grandes rodeos para retomar los tramos cortados.
señalizados en los mapas. Asimismo, se deseaba deter- Tanto los informantes locales como la cartografía
minar la ubicación del mencionado en el mapa como antigua señalan que el camino de Los Ingleses y su con-
“tanbo viejo” en Lampa y, sobre todo, las rutas seguidas tinuación como camino Coquimbo era el único camino
por las principales redes viales del siglo xvi, incluidas que atravesaba longitudinalmente el sector. Los restos
los caminos del Inga. de una antigua casa con pilar de piedra en San Luis,
Las primeras salidas se orientaron a conocer el seguramente de ines del siglo xviii, conirmaron la
grado de coniabilidad y los criterios utilizados por el antigüedad colonial de la ruta, mientras que la presencia
autor anónimo de los planos. Pronto se constató que continua de piedras a ambos lados del camino sugirió
el dibujante conocía muy bien el área. Asimismo, que su origen incaico, concordante con la documentación
utilizó como puntos de referencia principalmente los colonial temprana que señalaba que el camino antiguo
cerros y portezuelos. Justamente estos rasgos fueron iba amurallado por ambos costados.
los que permitieron localizar con precisión el trazado A los 31,8 km al norte de Santiago, la ruta pasó al
antiguo de las redes viales. pie del cerro La Guaca, cruzó el estero Colina y penetró
Respecto a los caminos del Inga, objeto de este en un vallecito irrigado por el estero Colina, donde
artículo, los reconocimientos en terreno se iniciaron, existió un asentamiento de la Cultura Aconcagua, con
por el sur, en el portezuelo de Huechuraba, al pie oeste presencia de sepulturas incaicas, lo que se interpretó
del cerro Pan de Azúcar o Negueche. El primer ramal como intervención Tawantinsuyu de un espacio sim-
prospectado correspondió al “camino antiguo del ynga”. bólico local (Hermosilla et al. 2005). En este sector,
Su primera parte, marcado en el Mapa N° 1 como una la ruta incaica cruzó diagonalmente el pueblo actual
línea oeste-este, no se pudo identiicar. Recién al llegar al de Esmeralda, rompiendo su trazado ortogonal, para
actual camino de Los Ingleses (Chicureo), de orientación ascender directo al primer portezuelo de los cerros de
norte-sur, se tuvo certeza de que la vía correspondía Colina, tal como lo señalara el Mapa N° 1. Continuaba
con bastante seguridad a esta ruta. La presencia de rumbo norte, por un extenso tramo que no pudo ser
algunas piedras a ambos lados del camino apoyó dicha identiicado, hasta unirse al otro ramal cerca del cordón
presunción (ig. 3). El camino pasaba por un sector con de Chacabuco y atravesar como uno solo por la cuesta
ocupación del período Tawantinsuyu, como lo evidenció de Aconcagua. Este sector estuvo sacralizado mediante
el hallazgo de un jarro decorado con diseños incaicos la representación de un unku ajedrezado en la caverna
en el colegio San Anselmo, en el camino Guay Guay del Iglesia de Piedra que personiicaba al Inca o su ejército
condominio Chicureo Alto, coordenadas 33.267492, (Berenguer 2011).
Caminos incaicos en Mapocho norte / R. Stehberg et al. 157

Figura 3. Reconocimiento del camino de Los Ingleses, en Chicureo-Colina, coincidente con el trazado del “camino antiguo del Inga”.
Nótese las piedras a ambos lados del camino y como el camino está desapareciendo por urbanización. Figure 3. Referential image of
“Los Ingleses road”, in Chicureo-Colina, matching the trace of the “camino antiguo del Inga” (‘Inca's ancient road’). Notice the stones at both
sides of the road and how the path is currently disappearing because of urbanization.

La ruta del “otro camino del inga” corresponde muy internacional a Los Andes y Mendoza, continuando por
posiblemente a una calle ancha, situada inmediatamente este mismo trazado ruta hasta la cuesta de Aconcagua.
al oeste del portezuelo Huechuraba, de dirección norte, Según el mapa N° 1, los dos caminos incaicos proseguían
sin salida, convertida en basural, que termina en una paralelos hasta penetrar en el cordón de Chacabuco,
propiedad agrícola particular. A partir de ese punto, situación que no se pudo comprobar en terreno. La ig.
no se pudo continuar el reconocimiento. Tras un largo 5 ilustra los trazados de las vialidades del siglo xvi y
rodeo, se llegó a la calle La Capilla, que se extiende a comienzos del siguiente, tanto incaicos como coloniales,
unos kilómetros al oeste del actual pueblo de Colina y reconstruidos a través del análisis cartográico, histórico
que se dirige directamente al cuarto portezuelo de los y de terreno efectuados en este estudio.
cerros de Colina, concordante con los datos proporcio-
nados por el Mapa N° 1. A partir de ese punto el trazado,
coincidió con el antiguo camino vehicular empedrado DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
a la ciudad de Los Andes, que estuvo en uso hasta la
segunda mitad del siglo xx. Continúa por terrenos de El hallazgo de estos dos mapas en 2013 nos proporcionó
Minera Los Bronces, en Peldehue, con presencia de restos una gran oportunidad para avanzar en el conocimiento
de muros de piedra a ambos costados de la vía (ig. 4). del trazado del Qhapaq Ñan en el tramo Mapocho norte,
Finalmente, el camino conluye en la actual carretera para entender su relación con el extenso juicio colonial
158 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

Figura 4. En la foto se observa restos del antiguo camino vehicular a Los Andes, en el sector de Peldehue, construido sobre el “otro
camino del Inga”. Figure 4. he photograph shows the remains of the old vehicular road to Los Andes in the Peldehue sector, built on the
"other way of Inga".

de 1611 y las declaraciones discrepantes presentadas incaicos, surgió el problema de su deslinde entre los he-
por alguno de sus testigos. rederos de Marcos Veas y sus vecinos. Este inconveniente
Hasta esa fecha, la mayoría de los especialistas desembocó en el pleito de 1611 y en la elaboración de
suponía que la zona norte de Santiago era atravesada los mapas presentados en este artículo.
longitudinalmente por un solo camino incaico, el cual Es destacable el paralelismo de estos dos caminos,
pasaba al costado oeste de la antigua iglesia de Colina práctica bastante común en el proceso de construcción
(Rivera & Hyslop 1984; Stehberg 1995). Sin embargo, y ritualización del paisaje por parte del Tawantinsuyu
el Mapa N° 1 mostró la existencia de dos caminos (Vitry 2001, 2007; Martínez 2009; Acuto 2014). Su
incaicos paralelos y que ninguno pasaba por el lugar presencia en el Mapocho norte reairma la importancia
donde estuvo el tambo e iglesia de Colina. El “camino que tuvo esta área para el Tawantinsuyu.
antiguo del ynga” circuló a varios kilómetros al este de A partir de los datos disponibles, se proponen
este pueblo, mientras que el “otro camino del ynga” lo algunas hipótesis a ser confrontadas en el futuro, cuando
hizo a varios kilómetros al oeste. se disponga de mayores antecedentes. Una de ellas surge
Gracias al título con el que Pedro de Valdivia le de la observación de la parte sur del “camino antiguo
entregó a Marcos Veas la mitad del valle y la mitad de del ynga”, tal como aparece en el Mapa N° 1. Allí, el
los indios de Lampa, se sabe que el límite oriente de la camino tuerce hacia el poniente para conectarse con el
“estancia del Gobernador” era el camino del Inga (ra “otro camino del ynga” y atravesar juntos el portezuelo
vol. 167, 686 y 1978). Habiendo dos caminos paralelos de Huechuraba rumbo a Santiago. En esta oportunidad,
Caminos incaicos en Mapocho norte / R. Stehberg et al. 159

SIMBOLOGÍA

Camino del Inca


Senderos coloniales
Cursos de agua

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Figura 5. Mapa con la localización de las rutas viales incaicas y coloniales utilizadas durante el siglo xvi y comienzos del siguiente, de
acuerdo a los Mapas N° 1 y N° 2 y luego de nuestros reconocimientos en terreno. Figure 5. Map showing Inca and Colonial roadways
that were used during the 16th and early 17th centuries, according to the Maps N° 1 and N° 2, and to our ieldwork analysis.
160 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

se propone que el “camino antiguo del ynga” continuó pueblo de Colina cuando, en 1603, el agrimensor Ginés
rumbo sur-oriente para cruzar una cadena de cerros y de Lillo les consultó dónde querían que se les asignaran
penetrar en el sector de la Dehesa, luego cruzar el río tierras; sector que reirieron como junto al camino del Inga.
Mapocho y continuar por los faldeos de la cordillera La siguiente instalación vial (tambo) debió em-
de Apoquindo, Peñalolén y Macul, en dirección al río plazarse en el sector de casas de Chacabuco, 18,3 km
Maipo y portezuelo de Chada, en el cordón de Angostura. más al norte del anterior (46 km al norte de Santiago)
Durante el período Tawantinsuyu, las tierras de –lugar donde el arqueólogo Hans Niemeyer encontró
Apoquindo, Peñalolén y Ñuñoa fueron dedicadas a la fragmentos de cerámica del período Tawantinsuyu– y,
agricultura, siendo alimentadas por la acequia antigua de inalmente, en El Castillo (60 km al norte de Santiago),
Tobalaba y la acequia de Macul (Stehberg & Sotomayor en el valle de Aconcagua, punto nodal del camino inca
2012). En este sentido, se postula que el paralelismo longitudinal y el camino inca trasandino.
de los caminos incaicos tenía una mayor extensión, ya Con respecto al ramal paralelo, llama la atención
que no concluía en el portezuelo de Huechuraba, como que no se ha encontrado evidencia arqueológica asociada,
indica el Mapa N° 1, sino que atravesaba toda la cuenca lo que sumado a que el mapa N° 1 lo denomina “otro
del Mapocho-Maipo, situación que ya fue sugerida en la camino del Inga”, sin el adjetivo “antiguo”, hace pensar
publicación antes mencionada (Stehberg & Sotomayor en una obra más reciente, incluso contemporánea a la
2012). Esta hipótesis requiere de mayores estudios futuros. primera ocupación hispana.
La segunda hipótesis se relaciona con la posible El área que se extiende al oeste del “otro camino del
existencia de instalaciones arquitectónicas (tambos, Inga” posee casi nula presencia Tawantinsuyu, interrum-
chasquiwasi) asociadas a los caminos que se están pida exclusivamente por el sitio Huechún 3 (Stehberg
describiendo, las que han desaparecido por problemas 1981). Este es un importante asentamiento de la Cultura
asociados al crecimiento urbano y agrícola de Santiago. Aconcagua que tuvo fuerte contacto incaico. En el valle
La primera debió estar en el sector del portezuelo Hue- de Lampa, por el contrario, se desarrolló otro sector
churaba, distante 16,3 km al norte del propuesto centro de nucleamiento indígena con fuerte representación
administrativo y ceremonial del Mapocho (Stehberg & Tawantinsuyu. Allí, aparentemente, el Tawantinsuyu
Sotomayor 2012). En dicho sector, el “serro de pan de no construyó nuevos caminos, sino que aprovechó los
azúcar” (Negueche) fue un apu que sirvió de orienta- antiguos senderos de la población local, los cuales, por
ción a los transeúntes debido a su alta visibilidad desde lo demás, siguieron en uso durante el período colonial
diferentes puntos del valle del Mapocho. temprano. En este valle, el asiento principal estuvo en
El portezuelo fue mencionado reiteradamente “tanbo viejo”, desde el cual, postulamos, se administró la
por los testigos del juicio de 1611 como el lugar exacto extensa población local incaizada, que dejó testimonio
por donde pasaba el camino del Inga (acsd vol. 18). material en distintos lugares a lo largo del valle (homas
Respecto al sector del nodo vial, Tomás indio declaró: et al. 1989) y una colonia mitimae de indios “paxareros”
“vido venir el dho Inga, y le conoció, y a su jente, y le en los alrededores de la Laguna, hoy Batuco (Stehberg
vido, que en la falda de dho serro del portezuelo abaxo & Sotomayor 2012).
hicieron fuego los Yndios Ingas, y pasaron por mitad de Otro sector de nucleamiento incaico se localizó
las tierras y casa que ahora tiene pobladas en su chacara en el sector de Quilicura, al sur del valle de Lampa
el dho Juan Peres de Caceres” (acsd vol. D 18, f. 8), y a medio camino hacia el centro administrativo del
declaración que sugiere que allí existió una instalación. Mapocho, con importante presencia de sepulturas del
A mayor abundamiento, el Mapa N° 1 señala que el des- período Tawantinsuyu. Este sector fue incorporado al
linde entre los pueblos de indios de Colina y Quelicura riego mediante la acequia Quilicura procedente de El
pasó justamente por allí, demarcación que seguramente Salto, de origen incaico.
tiene antecedentes en tiempos prehispánicos anteriores. Finalmente, el sector de nucleamiento Tawantinsu-
La siguiente instalación arquitectónica asociada al yu de Conchalí, Guachuraba y Renca fue regado por la
camino debió estar 15,8 km más al norte, en el sector de un “acequia madre de Guachuraba”, de igual origen, lo que
nucleamiento incaico emplazado en las inmediaciones del permitió el amplio desarrollo de la agricultura. Vestigios
sitio Peldehue (Hermosilla et al. 2005), próximo al cerro de sus pobladores se han reconocido en varios hallazgos
La Guaca. Fue este el sector que escogieron los indios del de sepulturas del período considerado.
Caminos incaicos en Mapocho norte / R. Stehberg et al. 161

En general, se constató una ocupación Tawantin- cedió sus tierras a terceros, partiendo por la mitad el
suyu de espacios deinidos para control de rutas y de valle de Lampa con la mitad de sus indios, que fueron
explotación agrícola y productos suntuarios (plumas), entregados el 14 de noviembre de 1552. Posteriormente,
donde la estrategia no era coercitiva (no existen pucarás el Cabildo de Santiago continuó otorgando estas tierras
o reductos fortiicados en el área), sino de “conquista a beneméritos del Reino, para estancia de su ganado.
ritual” (Hermosilla et al. 2005) o de introducción de Un proceso distinto siguieron las bien irrigadas
“elementos de eicacia simbólica” (Uribe 1999-2000). tierras de Conchalí, Huechuraba, Renca y Quilicura,
Aparentemente, la población local se incorporó pací- las cuales, presumiblemente en virtud de la creencia
icamente al Tawantinsuyu, manteniendo parte de sus de ser incaicas, fueron tempranamente otorgadas en
manifestaciones culturales locales. En el sitio habitacional merced de chacra a los vecinos europeos de la ciudad
de Huechún-3, por ejemplo, los platos de cerámica tipo de Santiago para vivienda y cultivo, proceso similar al
Aconcagua Anaranjado mantuvieron en su cara exterior resto de las tierras dadas en chacra de otros sectores de
el emblemático motivo trinacrio en color negro sobre la cuenca de los ríos Maipo-Mapocho.
naranja, mientras que la supericie interior fue pintada Los mapas en referencia conirmaron la importancia
con diseños trícromos de origen cuzqueño o diaguita- estratégica de esta área, representada por su conectividad
incaico. En el cementerio Las Tinajas, en Quilicura, los con los territorios de más al norte, donde los senderos
grupos locales acomodaron y resigniicaron los diseños fueron indispensables para la supervivencia de los
con motivos foráneos traídos por el Tawantinsuyu, habitantes de los valles de Mapocho-Maipo, tanto en
adaptándolos a su cosmovisión. Así, por ejemplo, tiempos prehispánicos tardíos como durante el proceso
motivos decorativos cerámicos que en el área diaguita de conquista europea. De las cinco rutas viales en uso
o cuzqueña eran organizados espacialmente siguiendo durante el siglo xvi y principios del siguiente, dos tuvieron
el principio de la cuatripartición, en el Mapocho fueron origen incaico, y de las tres restantes, al menos una es
agrupados siguiendo el principio de la tripartición. Resulta mencionada como de origen indígena local.
bastante evidente que, con el apoyo y la colaboración
de la comunidad local, el Tawantinsuyu pudo controlar
el estratégico acceso norte de la cuenca del Mapocho. NOTAS
En este sentido, la estrategia seguida por el con-
quistador Pedro de Valdivia y sus soldados fue bastante 1
Estos trabajos se hicieron en el marco del proyecto “Ar-
distinta. La convivencia pacíica con los habitantes del ticulaciones entre instalaciones arquitectónicas, red hidráulica,
caminos estatales y paisaje ritualizado en los valles de Mapocho-
Mapocho-Maipo duró muy poco y al cabo de unos meses
Maipo durante el período Tawantinsuyu”, patrocinado por el
los enfrentamientos se hicieron cada vez más intensos
Museo Nacional de Historia Natural y inanciado por fondecyt
(León 1991). Valdivia, consciente de la importancia de 1140043/2014-2016.
mantener el control de la población local, de las vías de 2
Se realizaron diez salidas a terreno los meses de junio y ju-
comunicación marítima y terrestre con el Perú y del acceso lio de 2014, en las cuales participaron los autores de este artículo
a recursos naturales valiosos como el oro de Tiltil, la cal más el arqueólogo José Berenguer.
de Tentencura y los bosques aledaños, se autoasignó el
territorio comprendido entre el cerro de Galaz por el
sur y el río Aconcagua por el norte, y desde el Qhapaq REFERENCIAS
Ñan por el oriente hasta las tierras bajas cercanas al
océano por el poniente, lo que incluyó a sus habitantes Acuto, F., 2014. Paisajes rituales incaicos. Una mirada desde las
crónicas coloniales. Haucaypata 3 (8): 123-130. Lima.
que, en la práctica y pese a la legislación protectora
Berenguer, J., 2011. Unkus ajedrezados en el arte rupestre del sur del
emanada de la Corona a favor de los indígenas, pasaron
Tawantinsuyu: ¿la estrecha camiseta de la nueva servidumbre?
a ser esclavos. Constituyó así una unidad económica En Las tierras altas del área centro sur andina entre el 1000 y el
que se conoció como la “Estancia del Gobernador”. En 1600 d.c. tanoa ii, M. Albeck, M. Ruiz & B. Cremonte, Eds.,
su interior se impuso una férrea disciplina conforme pp. 311-352. Jujuy: Universidad Nacional de Jujuy.
a la cual, por ejemplo, “se le cortó un pie” al cacique Hermosilla, N.; C. González & D. Baudet, 2005. Sitio Peldehue:
principal del valle de Lampa por quererse rebelar (ra rescate de un contexto funerario Inca en un sitio habitacional
vol. 1978, pieza 1ª). Controlada la región hacia 1552, Aconcagua. Xama 15-18: 263-278.
162 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 1, 2017

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Presentación

Qhapaq Ñan I, Taller Internacional en torno


al Sistema Vial Inkaico (Segunda Parte)

El número 2 del volumen 22 del Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, presenta los
nueve artículos inales seleccionados y evaluados correspondientes a las actas del Qhapaq Ñan
I, Taller Internacional en torno al Sistema Vial Inkaico. Este segundo grupo de trabajos testimonia
la variedad de las propuestas expuestas en la reunión desarollada a ines de marzo de 2015
en San Pedro de Atacama, Chile. Sumados a los ocho artículos precedentes del número 1, com-
pleta un total de 18 escritos –considerando entre ellos el homenaje dedicado al Dr. J. Roberto
Bárcena–, que dan cuenta de un quehacer investigativo inédito sobre el repertorio vial del Inka,
efectuado exclusivamente por investigadores sudamericanos de Perú, Bolivia, Argentina y Chile.1

Se encuentran en este número las propuestas metodológicas de Alfredo Bar, en relación a la


sectorización y nomenclatura del Qhapaq Ñan como una herramienta de estandarización del
registro caminero de campo. Luego, Joseph Bernabé resume las características de la red vial
inka en la Pampa de Lampas, al sur del Callejón de Huaylas, en el Departamento de Ancash,
detallando un camino formalizado de 28 m de ancho, los asentamientos implementados y el
papel jugado por el camino en las interacciones sociopolíticas y económicas, como también en el
ámbito ceremonial. A continuación, Guido Casaverde plantea la importancia del reconocimiento
de una serie de aspectos viales y de la geografía que posibilitan discutir sobre la movilidad y
la cronología relativa de los caminos, tomando como ejemplo el derrotero del Pariacaca, en
el distrito de Tanta, Departamento de Lima. Estos tres primeros trabajos se han generado en el
marco del Proyecto Qhapaq Ñan del Ministerio de Cultura de Perú, y prueban el compromiso
efectivo del Estado Peruano con un bien patrimonial único, situación que hasta el momento
no es replicada en el resto de los otros paises sudamericanos con evidencias viales inkaicas.

En un territorio argentino emblemático para los estudios prehispánicos del Noreste Argentino,
como es la Quebrada de Humahuaca, Pablo Ochoa y Clarisa Otero exponen las caracte-
rísticas y la variabilidad arquitectónica del sistema vial inkaico en el sector central de dicha
quebrada, que expresa para los autores las conexiones del camino con determinados sitios,
pero que también integra la gravitación simbólica del paisaje en la organización del espacio.

Desde Bolivia, Walter Sánchez reune antecedentes documentales para reconstruir la entrada
de Francisco de Hinojosa en el siglo XVI a la “Montaña de los Moxos”, en Cochabamba.

1 El Dr. Eduardo Almeida de Ecuador, por un compromiso institucional, publicó su ponencia del taller en una revista
del ese país, mientras que los colegas de Colombia, no enviaron las rectiicaciones a su artículo original.
8 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Estudia las posibles rutas de ingreso de los españoles en época colonial, buscando deinir la
existencia de las poblaciones locales que habitaban dicha región y precisar las distinciones
entre las rutas que emplearon los españoles y los caminos locales, que al parecer no fueron
utilizados por los europeos.

Dos trabajos de Chile, uno de Iván Muñoz sobre las especiicaciones del Qhapaq Ñan en
la precordillera de Arica, que apunta a reconocer al papel trascendente de la ruta inka para
deinir el poblamiento tardío, basado en una ruta preexistente, y otro de Cecilia Sanhueza, que
profundiza en el tema de las probables signiicaciones de los hitos camineros de la región de
Antofagasta, representan aportes al entendimiento del camino y sus relaciones con las pobla-
ciones locales en el primer caso, y en cómo los inkas emplearon las saywas en la ordenación
simbólica y efectiva de un amplio espacio del desierto de Atacama, en el segundo caso.

Roberto Bárcena propone que la quebrada del arroyo Peña Negra y el paso de La Ollita, constitu-
yeron uno de los focos de mayor transitabilidad desde épocas prehispánicas, inkaicas, coloniales
y posteriores. De igual forma, con su investigación desestima el planteamiento historiográico
clásico de la utilización del paso San Francisco por parte de Diego de Almagro y su hueste.

Cierra este número Sergio Martin, también con un artículo dedicado a un espacio riojano.
Postula que las particulares evidencias arqueológicas inkas de la Sierra de Famatina, tales
como algunas singularidades del camino, ushnus y plataformas ceremoniales, junto a otros
sitios identiicados, representan en conjunto manifestaciones ideológicas que caracterizan este
territorio ubicado al sur del Collasuyu, como una wak’a interregional.

Estas contribuciones, siguiendo a las presentadas en el número anterior, destacan la vitalidad


análitica, teórica e interpretativa de la temática vial inkaica, que ha logrado trascender las apro-
ximaciones etnohistóricas que marcaron inicialmente la problemática en el siglo XX. Asimismo,
van más allá de las indispensables aunque básicas descripciones del camino, implementando
estudios macro y micromorfológicos, y una vision sistémica que integra los distintos componen-
tes de una determinada ocupación inkaica, con una ineludible articulación simétrica con el
paisaje, inquiriendo, igualmente, en las probables signiicaciones del sistema caminero inka.

De esta forma, las ponencias, las discusiones y las actas publicadas del Qhapaq Ñan I, Taller
Internacional en torno al Sistema Vial Inkaico, han permitido conigurar arqueológicamente
un primer acercamiento colectivo hacia la relevancia económica, política, social y ceremonial
del caminar en los Andes durante el Tawantinsuyu. Sin embargo, también han posibilitado
comprender que las rutas y las vías de comunicación fueron consustanciales al desarrollo de
las sociedades andinas y su memoria colectiva a lo largo del tiempo, cumpliendo, además,
un rol trascendente en la actualidad.

José Berenguer; Carlos González, Cecilia Sanhueza & Christian Vitry


El gran camino Inka: construyendo un Imperio. Una
exhibición sobre el Qhapaq Ñan en el Museo Nacional
del Indígena Americano, Smithsonian Institution
RAMIRO MATOSA

El comité organizador del “Taller Internacional Qhapaq Ñan I”, realizado en Atacama,
Chile, tuvo la gentileza de invitarme para hablar sobre la exhibición que el Museo Nacional
del Indígena Americano, de la Smithsonian Institution, estuvo preparando en aquel entonces
sobre el sistema vial inka. La exhibición, de carácter bilingüe, se tituló: “The great Inka Road.
Engineering an empire” (“El Gran Camino Inka: construyendo un imperio”) y fue inaugurada
el 26 de junio de 2015 en el ediicio principal del museo, ubicado en Washington, D.C. Con
la muestra, Smithsonian se adhiere al homenaje que la sociedad contemporánea tributa a la
monumental obra inka, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en su
reunión anual realizada el 21 de junio de 2014 en Qatar.1 Las seis repúblicas de la region
andina que tienen el privilegio de heredar este hermoso legado son: Colombia, Ecuador, Perú,
Bolivia, Chile y Argentina.

La exhibición coincidió con el 1er aniversario de la declaración del Qhapaq Ñan como Patri-
monio de la Humanidad. Las embajadas de los seis países acreditados ante la Organización
de Estados Americanos (OEA) y los directivos de Smithsonian se unieron para honrar el legado
inka. Como parte del programa inaugural, se organizó una mesa redonda en la OEA con
ponentes de los países andinos y un simposio de dos días en el museo con participación de
expertos en el tema. Tanto el embajador de la Misión Permanente del Perú ante la OEA, Dr.
Juan Jiménez Mayor, como el subsecretario para Historia, Arte y Cultura del Smithsonian, Dr.
Richard Kurin, destacaron el valor histórico, cultural, social y político del Qhapaq Ñan.

Los inkas organizaron un imperio original, inédito, andino, diferente a los conocidos en la
historia universal, el más extenso y complejo del Nuevo Mundo. Lo llamaron Tawantinsuyu,
“territorio de los cuatro suyu unidos”. Para airmar la expansión y dominio de los territorios
conquistados, habilitaron una estratégica red vial dedicada a cohesionar y facilitar funciones
administrativas del Estado. Aprovecharon los caminos pre-existentes, construyeron otros nuevos
y organizaron el sistema vial de mayor longitud y eicacia en la América precolombina. Se
estima que la longitud de esta red era de unos 40.000 km. Fue la infraestructura más comple-
ta, rápida y eiciente para el transporte, comunicaciones e interacción en América durante el

A
Ramiro Matos, curador para América Latina y curador de la Exposición, Smithsonian Institute, email: matosr@si.edu
10 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

siglo XV. Por su monumentalidad y magniicencia, el Camino Inka fue ya comparado por los
españoles en el siglo XVI con el romano, porque no existía un sistema similar en Europa más
que los residuos del camino romano. El camino andino fue llamado Qhapaq Ñan, que en
la lengua quechua y puquina quiere decir “Camino del Señor”. Ñan es quechua y signiica
“camino”, mientras qhapaq es lengua puquina y denota “señor”. El estudio pionero de John
Hyslop (1984), que incluye un mapa sobre el sistema vial inka, tantas veces reproducido en los
ensayos dedicados al tema, ha sido un libro-guía. Para la exhibición, los colegas de los seis
países que trabajaron bajo la coordinación de UNESCO, tuvieron la generosidad de compartir
sus datos con nosotros, con los cuales preparamos un mapa reactualizado (ig.1).

El territorio inka se extendía hasta donde llegaba el Qhapaq Ñan. Este fue un símbolo del
Estado, habilitado para el control político; al mismo tiempo que un agente civilizador, res-
ponsable de la difusión de tecnologías, creencias, costumbres, lengua, música y danzas. El
proceso civilizador ha dejado profundas huellas que hoy vemos en las sociedades campe-
sinas. Además, su dimensión subcontinental no solamente ha permitido desarrollar un gran
imperio en los Andes, sino también sostener por más de cuatrocientos años la administración
colonial y mantenerse vigente al servicio de las comunidades campesinas contemporáneas
(Castro 2004: 41). El Qhapaq Ñan ha jugado un rol importante en la historia andina, nunca
ha perdido su misión integradora y articuladora, tanto en el tiempo uniendo el presente con
el pasado, como en el espacio vinculando las poblaciones y ecologías. Esa fuerza histórica
y cultural del Qhapaq Ñan ha sido el pivote estimulante en la preparación de la exhibición.

La tarea de organizar la exhibición fue grande y compleja, haciéndose eco de la naturaleza


de la infraestructura vial. En este sentido, sabemos que el Qhapaq Ñan gozó de gran pro-
tagonismo en el Estado Inka, y ello se quiso reproducir en la sala de exhibición. Tratamos
de entender el antiguo camino en sus diversas expresiones, signiicados y simbolismos, para
lo cual acudimos al registro arqueológico, al testimonio de los usuarios quechuas y aimaras
contemporáneos y a la información histórica. Apelando a la moderna tecnología electrónica,
preparamos maquetas virtuales, interactivos mecánicos y pantallas informativas. Con esos
auxiliares electrónicos, pretendimos llevar a los visitantes por viajes imaginarios por las cuatro
regiones o suyus, los diversos pisos ecológicos y la pintoresca y agresiva geografía andina;
asimismo, a través del sistema de transporte exploramos algunas facetas de la historia inka, la
estructura del Estado y el vasto territorio del Tawantinsuyu. Se mostró al camino como agente
integrador de geografías y poblaciones, al unir la costa con la sierra y la selva, y al articular
los valles con los altiplanos en una relación de verticalidad.

¿QUÉ FUE EL QHAPAQ ÑAN?

El sistema vial inka es el monumento más grande en la arqueología americana, una obra de
ingeniería de grandes proporciones de la América preindustrial. Los segmentos del camino que
El gran camino Inka (Smithsonian) / Ramiro Matos 11

SIMBOLOGÍA

Camino principal
Camino secundario

PLAZA
HAUKAYPATA
(Cusco)

0 10 Km

Figura 1. Mapa actualizado del sistema vial inkaico. Figure 1. Updated map of Inka Road system.

resistieron al tiempo siguen impresionando al visitante por su monumentalidad, la tecnología


constructiva y el peril que muestra sobre el paisaje andino. Observado panorámicamente, luce
imponente, invitando a relexionar sobre las estrategias para dominar una de las geografías
más complejas del planeta sin el auxilio de soisticados instrumentos. El camino atraviesa
desiertos costeros y la cadena montañosa de los Andes, uniendo la cuenca del Pacíico con
la alta Amazonía y los Andes septentrionales con los meridionales (Hyslop 1984). De esta
manera, ha articulado la gran diversidad de ecologías del territorio andino, así como la di-
versidad de poblaciones asentadas sobre él, ayudando a la formación de la tradición en la
cultura andina. Estratégicamente, esta red vial permitió integrar la diversidad de ecologías y
grupos étnicos a una administración centralizada.

En poco tiempo, los inkas construyeron un poderoso imperio, similar a cualquier otro de su
época, con gobierno centralizado en la capital, el Cusco, y una gran red de caminos que le
12 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

permitía articular luidamente con los gobiernos provinciales. La estructura del Estado estaba
apoyada por instituciones administrativas y una burocracia jerarquizada expandida por todo
el territorio. El imperio tenía una iglesia bien organizada, ejército, centros de enseñanza,
etc., sobre cuyas instituciones el profesor John Murra destacaba “dentro de los modelos occi-
dentales es difícilmente inteligible, imaginar un estado imperial sin mercado, sin moneda, sin
transacciones comerciales basadas en oferta y demanda como los mercados occidentales, sin
escritura convencional” (Murra 1975: 207).

El Estado Inka no tenía un régimen tributario en bienes o moneda, pero disponía del servicio
obligatorio llamado mit’a, una forma de tributo en trabajo, mediante el cual el Estado reci-
bía trabajadores especializados que se desplazaban por todo el imperio para cumplir con
su servicio. El trabajo se organizaba de acuerdo a la agenda político-administrativa y con
atención al calendario agrícola. Se dice que el Inka salía en campaña después de las cose-
chas y volvía para la siembra. El trabajo público se ejecutaba durante los meses de sequía
y solo los especialistas entrenados para un oicio permanecían todo el año en su taller. Estos
profesionales llamados kamayuq estaban exceptuados del servicio de mit’a. Guaman Poma
(1980 [1615]) describe como quiro camayoq al carpintero, rumita chicoc al picapedrero,
pirca camayoc al albañil, etc.

El Estado planiicaba las obras tomando en cuenta las necesidades y los especialistas a dispo-
sición. Una de las obras prioritarias habría sido la construcción y mantenimiento del Qhapaq
Ñan. Es obvio, la red vial debía estar en perfectas condiciones para atender las funciones
del Estado. El camino no solamente unía los centros administrativos, de redistribución y de
almacenaje, sino también los campos agrícolas, plantaciones de coca, reservas de guano,
yacimientos mineros, centros de producción y muchos otros más (Murra 1975: 23).

Durante el gobierno inka, el servicio de mit’a aseguraba que la materia prima, como la lana
de camélidos de la puna, el guano en la costa, madera de la selva, etc., llegara a tiempo y en
cantidades suicientes a los centros de producción, las cosechas a los centros de almacenaje,
las colcas y lugares de redistribución. La energía que los mitayos entregaban al Estado era
también una forma de interacción social llamado ayni o reciprocidad. Se trataba de presta-
ciones recíprocas de servicios. El poder político en los Andes se basaba en la redistribución,
una acción avanzada en la interacción humana, un nivel amplio y genérico de reciprocidad
(Murra 1975, 2002; Pease 2004). El poder inka se materializaba en la fuerza del ayni como
prestación de servicios, movilizando miles de trabajadores por todo el territorio para cumplir
con la mit’a y lealtad.

Los caminos cumplían funciones culturales, sociales y cosmológicas, conectando lugares y


gente. Estos no se desplazan al azar, sus trazos y construcciones no son casualidades, pues
obedecen a criterios estratégicamente planiicados desde la sociedad. El sistema de caminos
constituye el “nervio motor” en la actividad cotidiana de los pueblos, enraizando sus costum-
El gran camino Inka (Smithsonian) / Ramiro Matos 13

bres y la rutina diaria. Para cientos de comunidades indígenas asentadas en los Andes, acaso
los mismos caminos preinkaicos siguen sirviendo ahora como antes, con la misma vitalidad,
“llevando” gente y bienes de un lado a otro. Metafóricamente hablando, el camino es la hebra
de un tejido que entrelaza un pueblo con los otros (Erickson 2000). En ese universo, para las
comunidades indígenas de antes y de ahora, el camino es parte de su cosmología, tiene vida
y espíritu, convive con la gente. Esta fuerza real del Camino Inka es lo que se trata de mostrar
en la exhibición. La historia oral ha sido elocuente para entender la vitalidad del Qhapaq ñan
a través del tiempo, aunque no siempre es fácil ilustrarla en una sala.

ORGANIZACIÓN DE LA EXHIBICIÓN

El diorama está organizado en once secciones. Tratamos de mostrar el sistema vial andino
desde las perspectivas sincrónica y diacrónica. El visitante debe conocer que la red de cami-
nos en los Andes no es solamente obra inka. Tratamos de ofrecer información suiciente para
identiicar a los inkas en el tiempo y espacio, así como la historia del camino como parte de la
historia de la civilización andina. Presentamos el sistema vial como parte del proceso histórico
cultural. En la cronología de las culturas preoccidentales, los inkas están presentes en un corto
período: 1400-1532 DC. Después del episodio de Cajamarca y la muerte de Atahualpa, el
Tawantinsuyu fue destruido, el camino perdió su status político, mas no su religiosidad, ni sus
funciones para el transporte, comunicación e interacción.

Consistente con la metodología y los principios que impulsa el NMAI, tratamos de destacar la
información etnográica y la historia oral que cuentan los líderes nativos quechua y aimara,
usuarios contemporáneos del camino. En tal sentido, entendemos el Qhapaq Ñan desde una
perspectiva etnoarqueológica. En líneas siguientes explicamos el contenido por secciones.

Introducción

Muestra fotos del paisaje andino y unas palabras del Secretario del Smithsonian, Dr. Wayne
Clough, como introducción y mensaje. Clough compara el costo de una autopista moderna
de los Estados Unidos con lo que habría costado la habilitación del Camino Inka. Un lyover
muestra la red de caminos desde el aire.

Los ancestros

Presenta cuatro emblemáticas culturas pre-Inkas: Chavín (primer milenio AC); Tiwanaku, con su
centro de poder a orillas del Lago Titicaca; Wari en Ayacucho, sierra central del Perú; y Chimú,
en la costa norte del Perú, cuya capital Chan Chan fue la ciudad más grande del hemisferio
occidental en su momento (siglos XII-XIV). Las tres primeras culturas vivieron una expansión pa-
nandina, mientras que la Chimú hizo lo propio por los valles de la costa norte peruana, con
14 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

asentamiento y templos en diversos lugares. Estos movimientos implicaron la obvia existencia


de caminos, sobre algunos de los cuales los inkas construyeron otros mejores. Mencionamos
también a los antecesores inmediatos de los inkas en Cusco: Killke y Ayarmaca.

Mitos de origen

De los dos mitos más conocidos sobre el origen de los inkas, escogimos el de la pareja de
esposos-hermanos: Manco Capac y Mama Ocllo, que salieron del lago Titicaca, enviados en
peregrinaje por el padre Inti (Sol), con la misión de fundar una ciudad sagrada y civilizar a
las gentes. Manco es el primer Sapa Inka en la dinastía de trece. Durante el viaje de Titicaca
a Acapana (nombre del valle de Cusco antes de los inkas) habilitó el primer camino. Una
pantalla con dibujos animados narra el mito en la voz de una niña ecuatoriana.

Cusco

Chawpi o Centro. Cusco fue fundado a comienzos del siglo XVI por Manco Capac, en medio
de un valle fértil (Urton 2004). El noveno monarca, Pachacutec Inka (1438-1471), después
de triunfar sobre los chankas, transformó la ciudad imponiendo un nuevo orden, físico, social
y cosmológico. La ciudad tiene la forma de un puma, con el peril del cuerpo delineado por
los ríos Tullumayu y Saphy, la cabeza en Saqsaywaman, la panza es la plaza Hawkaypata,
el chawpi o centro de la ciudad, y la cola formada por la unión de los dos ríos, llamado
Pumachupan (cola de puma) (Betanzos 1968 [1551]: cap. XVII). La residencia de las panacas
(familias reales) se encontraba dentro de la silueta del puma. La ciudad estuvo dividida en dos
secciones: Hanan Cusco (Cusco de arriba) y (L/R) Hurin Cusco (Cusco de abajo). La división
tenía siginiicado físico, ideológico y social. Los primeros cinco Inkas pertenecían a (L/R) Hurin
Cusco y los siguientes a Hanan. El eje imaginario este-oeste cruzaba por el Hawkaypata, el
cual estaba cortado por otro de norte a sur, dando inicio a la formación de los cuatro cua-
drantes del Tawantinsuyu, el territorio de “cuatro regiones unidas”. La plaza era el chawpinpa
chawpin (centro del centro). Los dos suyus: Chinchaysuyu y Antisuyu correspondían al hanan y
los otros: Collasuyu y Contisuyu al (L/R) hurin. El relevamiento isométrico y el 3D de la ciudad
inka fueron hechos por Ricardo Mar y Alejandro Beltrán (Alfaro et al. 2014).

Cusco fue la capital del Tawantinsuyu, el centro de poder y de gobierno inka, el chawpi del
universo inka, popularmente llamado “ombligo del mundo”. Como cualquier capital de imperio,
Cusco fue construido para la administración del Estado, la burocracia administrativa, clero,
ejército y servicios públicos. Susan Ramírez (2005) menciona que bajo el Estado Inka, Cusco
denotaba al Inka, así como el Inka denotaba al Cusco, uno era el chawpi físico, espacio ijo,
y el otro el chawpi movible. La persona del Inka encarnaba el chawpi.

De cada cuadrante de la plaza Hawkaypata salían tres calles, las cuales se juntaban al llegar
a la puerta de salida del valle. En cada salida había una “puerta” con gran visibilidad y
El gran camino Inka (Smithsonian) / Ramiro Matos 15

signiicado político-religioso. La que conduce al Chinchaysuyu se llama Titi Tica, la cual fue
transformada en la Colonia, construyendo arcos sobre los muros inkas. Por ser la vía que con-
duce a Lima, el sitio conserva sus funciones hasta la actualidad, es un lugar de despedida y
bienvenida a la vez. La puerta que conduce al Collasuyu se llama Rumicolca, está conservada;
la que sale a Antisuyu es Yuncaypata, en referencia a la selva (yunca/yunga signiica "selva
alta"). La puerta que conduce al Contisuyu prácticamente ha desaparecido.

En Cusco había otros caminos religiosos llamados ceques, los cuales salían del templo Qo-
ricancha. Hubo 41 ceques organizados en grupos de tres (tríade). Los tres suyus mayores:
Chinchaysuyu, Antisuyu y Collasuyu, tenían 9 ceques, mientras que el pequeño, Contisuyu,
contaba con 14. La organización tripartita funcionaba también como principio organizador,
generacional y social. Collana es el principal, más antiguo, y Cayao el lado opuesto, quedan-
do Payao como intermedio. Los autores también sugieren que la organización de los ceques
tenía funciones calendáricas, con indicación de jerarquías generacionales (Bauer 2000: 40;
Zuidema 2010: 759).

Alrededor de la plaza Hawkaypa se encontraban los recintos públicos, palacios como la Cas-
sana, atribuido como residencias de Pachacutic (Garcilaso) y Huayna Capac (Pedro Pizarro),
Qora Qora (Tupac Inka Yupanqui), dos kallankas o“galpones” para reuniones públicas, un
ediicio en forma de cubo llamado Sunturhuasi. Luego continuaban otros aposentos como el
Acllawasi, Amarukancha, Kusicancha y muchos otros (Farrington 2013), agrupados en doce
barrios descritos por Garcilaso (Rostworowski 2009: 74). Las residencias estaban organizadas
en torno a un patio cuadrangular, rodeado de recintos, por lo que se les llamaba kancha. La
ciudad estaba ordenada en parcialidades reales y no reales. Los cronistas de la Colonia nos
han dejado profusa información histórica sobre Cusco.

La plaza tenía dos secciones: el Hawkaypata (andén de iestas) y el Kusipata (andén de alegría).
En medio de la plaza había una fuente de agua, donde se bañaba el dios Illapa o Trueno,
considerado hermano de Pachacutic. Destacaba el ushnu, un altar piramidal dedicado a Inti,
sobre el cual había una wanka o piedra cilíndrica. El sol de los inka tenía forma humana. El
suelo de la plaza estuvo cubierto con arena llevada del mar, sobre la cual “plantaron” vasos
de oro y plata, estatuillas de alpaca, llama, felino y hombres, esculturas de piedra, oro, plata
y mullu, algunos de tamaño natural.

Para ingresar a Cusco había que cumplir con un ritual y pedir permiso para transitar sobre su
suelo. En la exhibición presentamos a Demetrio Roca Wallparimachi, de 94 años, rezando
en quechua antes de ingresar a Cusco, ritual que repite desde su infancia, cuando llegó
por primera vez con su madre en 1928. Zuidema cuenta que cuando llegó por primera
vez a Cusco en 1960, sus compañeros de viaje le obligaron bajar del vehículo para orar
y cumplir con el ritual.
16 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Para una mejor visualización del Cusco, se ha montado una maqueta electrónica con varios
accesos pulsando señales. El visitante puede ver, escuchar la narración y tener una mejor
experiencia sobre detalles de los recintos emblemáticos, como el templo Qoricancha, el centro
administrativo de Kusicancha, Saqsaywaman, Hawkaypata, residencias, etc. La maqueta es
ampliada con isométricos en 3D, los cuales muestran la división Hanan (arriba) y (L/R) Hurin
(abajo), la isonomía original de la ciudad, con residencias construidas sobre andenes y el
plano de la ciudad con terrazas que se suceden desde el fondo del valle llamado Angostura
hasta Saqsaywaman, sobre las cuales ediicaron los grandes aposentos o kanchas. Algunos
de esos andenes todavía son visibles, otros quedan en la memoria de los ancianos que los
recuerdan. Con la introducción de la rueda, primero con las carrozas de la Colonia, luego
los vehículos motorizados, los andenes fueron aplanados, quedando muy pocos in situ. Con
los testimonios recogidos, podemos airmar que Cusco fue transformada dramáticamente en
los últimos 70-80 años. Los ancianos recuerdan con nostalgia los andenes, calles y casas
inkas. Fue interesante hacer etnografía en la ciudad y escuchar las historias orales. Fuera
del área ocupada por la silueta del puma, en la periferia, se encontraban las viviendas de
los mit’ayoq, jornaleros que acudían a Cusco para cumplir con su obligación de tributo y
de las guarniciones militares.

En esta sección mostramos objetos originales inkas, en oro, plata, aríbalos, quipus, mullu
(Spondylus princeps), una hermosa túnica con decoración de tukapu de la colección de Dum-
barton Oaks y otros objetos imperiales.

Para el valle del Cusco, la exhibición se ha beneiciado con la investigación de Donato Amado
sobre caminos sagrados y seculares. En este trabajo, Amado incluso ha podido identiicar
al autor de alguno de los caminos, como por ejemplo el “camino viejo del Inka”, atribuido a
Pachacutic, así como los caminos que fueron marcadores de dos suyus, etc. (ig. 2).

Rostworowski (2009: 89) ofrece otro dato para Pachacamac, señalando que “existían cinco
caminos que cruzaban Pachacamac de norte a sur, los cuales correspondían a diferentes
grupos de pobladores según sus oicios: sabemos que el quinto correspondía a los chasquis,
mensajeros incaicos, portadores de noticias, era el camino que bordeaba el mar. El cuarto
correspondía a los pescadores, servía para el trajín del pescado. Se desconocen las funciones
especiales de las otras rutas”. Citando a Gutiérrez de Santa Clara, Rostworowski (2009) señala
que en Collasuyu había tres caminos, el del medio era para uso del Inka. En la actualidad se
reconoce en la cuenca del Titicaca dos ramales del camino: Uma y Urqo.

Expansión y conquistas

De los trece Inkas de la dinastía, los cinco primeros son considerados mitológicos y los demás
históricos. De estos últimos, solo tres fueron conquistadores, que expandieron el territorio del
Tawantinsuyu hasta la extensión que conocemos, Pasto en Colombia por el norte, río Maule
El gran camino Inka (Smithsonian) / Ramiro Matos 17

COLOMBIA

ECUADOR

PERÚ

BOLIVIA

CHILE

ARGENTINA

SIMBOLOGÍA

Caminos del Tahuantinsuyu


Tahuantinsuyu
Límites internacionales

Figura 2. Mapa con los caminos del Tahuantinsuyu. Figure 2. Map of Tahuantinsuyu roads.
18 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

en Chile por el sur, la ceja de montaña por el oriente y el Océano Pacíico por el occidente.
Los Inkas guerreros fueron Pachacutec, Tupac Inka Yupanqui y Huayna Capac.

Exploramos los objetivos de la expansión y conquista inka, particularmente la misión religiosa,


la difusión del culto al Inti, la construcción de ushnus por todo el Tawantinsuyu y los peregri-
najes, algunos de ellos vigente en la actualidad, como el caso de Qoyllurit’i en Cusco. Así
mismo se menciona, como objetos de la expansión, el acceso y apropiación de las tierras de
cultivo y pastoreo, agregando nuevas haciendas al Estado y la iglesia, la explotación de los
recursos mineros, el oro, la plata, cobre, salineras, así como las plantaciones de coca, plantas
medicinales, el mullu en la costa de Guayaquil, mopa mopa en Putumayo, Colombia, etc. Por
supuesto, el recurso más importante fue el acceso a la mano de obra, enrolando a los expertos
para llevarlos al Cusco como instructores en los centros de entrenamiento y producción, y los
demás, jefes de familias censados en cada comunidad, para cumplir con el servicio de mit’a.

Pachacutec, “transformador del mundo”, fue el Inka visionario: reordenó el Cusco y expandió
el territorio del Imperio hasta Conchucos y Cajamarca. Impulsó la agricultura en la región de
Chinchaysuyu hasta los reinos altiplánicos del Collasuyu, donde fomentó también la ganadería
y buscó el acceso a los recursos mineros. Tupac Inka Yupanqui continuó con las campañas
iniciadas por su padre y llegó a conquistar a los cañares, los caranques, los mantas y los
huancavilcas, asediando también al reino Chimor, el señorío Ishma o Pachacamac y el reino de
Chincha con su templo Chinchaycamac (estos últimos sometidos mediante la diplomacia). Por
el Qollasuyu consolidó el dominio sobre los reinos aimaras y continuó hacia la región diaguita
hasta el río Maule. Por la sierra avanzó a Cochabamba en Bolivia, Juyuy, la Quebrada de
Humahuaca, y luego hasta las provincias modernas de Mendoza y Córdoba en Argentina. En
esos territorios se beneició de las minas de oro, plata, cobre y plomo. El período de Huayna
Capac se caracterizó por las rebeliones, varias nacionalidades descontentas con el gobierno
del Cusco se sublevaron. El Inka se dedicó a paciicar a los grupos alzados, por lo cual sus
conquistas agregaron escasos territorios al imperio. Murió en Quito poco tiempo después,
afectado por la viruela (ig. 3).

Durante el gobierno inka se crearon talleres exclusivos para producir objetos para el Estado y
la iglesia. Se trataba de bienes dedicados al uso y servicio del Inka, las panacas, el sacerdo-
cio, los templos y espacios sagrados. Fabricaron objetos estandarizados con el mismo patrón
decorativo y forma. Unos fueron producidos en Cusco y otros en provincias. A los primeros se
les conoce como estilo inka imperial y los segundos como estilo inka provincial. Estos últimos
no dejan de expresar la tradición de su cultura ancestral propia. En tal sentido, en la cultura
material inka son muy conocidas la cerámica, tejidos kumpi, objetos en oro y plata repujado,
estatuillas en cerámica, oro, plata y cobre, los cuales repiten el mismo peril de cuerpo, cara,
tratamiento, tanto en eigie de animales como humanos. El patrón de diseño decorativo y la
manufactura se reproduce como si fuera fábrica de símbolos oiciales.
El gran camino Inka (Smithsonian) / Ramiro Matos 19

COLOMBIA

ECUADOR

PERÚ

BOLIVIA

ARGENTINA

CHILE

SIMBOLOGÍA

Pachacuti (1438-1471)
Túpac Inka (1471-1493)
Huayna Capac (1493-1527)
Límites internacionales

Figura 3. Mapa de las conquistas inkas. Figure 3. Map of Inka conquests.


20 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

El Estado administraba grandes y óptimos centros de producción en Cusco y en las cabeceras


de provincias, donde funcionaban talleres con experimentados maestros y trabajadores, así
como las acllawasi, lugares donde vivían las mujeres escogidas, dedicadas exclusivamente
a producir inos tejidos kumpi y otros objetos para el Inka y su familia, el sacerdocio y los
templos. En esos talleres obviamente producían objetos de alta calidad, repitiendo el mismo
patrón regulado por la administración. Esos objetos eran transportados por el Qhapaq Ñan
de un lado a otro, de Cusco a las provincias, generalmente como donaciones a los señores
étnicos y para ofrendas a las divinidades locales.

Mientras era notable la producción estandarizada de objetos muebles, no ocurría lo mismo


con la ediicación de nuevos asentamientos. La planiicación y construcción de las nuevas
instalaciones, aunque respondían a un “urbanismo obligado”, como señalaron Morris y von
Hagen (1993) y Hyslop (1990), no repetían el modelo de Cusco, aunque se preocuparon por
construir los ediicios emblemáticos del Estado, como la kallanka, el acllawasi, las colcas, la
plaza, el ushnu, etc., sin copiar necesariamente el plano de la ciudad prototipo. Más bien, el
registro arqueológico revela que las nuevas instalaciones se adecuaban a la topografía del
suelo y la magnitud de la provincia. Tienen la apariencia de Cusco, pero ninguno es copia o
igual a la ciudad capital. Hyslop (1990), durante su recorrido por las provincias de Tawantin-
suyu se dio cuenta de este hecho, señalando que no existen dos asentamientos inkas iguales.

Durante nuestro recorrido por los cuatro suyus, nos dimos cuenta de otro detalle importante,
el cual dejamos para futuras investigaciones. La construcción con sillar labrado, de estilo Cus-
queño, fue difundido hacia el Chinchaysuyu, mientras que está casi ausente en el Collasuyu.
Existen ediicios de sillar en lugares remotos como Caranque, San Agustín de Cayos, hasta
Rumichaca en Ecuador, el cual es débil o ausente en Collasuyu a pesar de tener la tradición
de Tiwanaku. En Antisuyu hay algunos ejemplos en Vilcabamba y Chachapoyas, mientras
que en Contisuyu su presencia es muy débil. Otro caso que merece estudiarse es la práctica
de la capaqucha, los entierros de ofrendas humanas en altas montañas, los cuales al parecer
son más frecuentes en Collasuyu y Contisuyu y están casi ausentes en el Chinchaysuyu, con
excepción del hallazgo de una capaqucha en la isla de Puná, frente en la costa de Guayas.
Al respecto, no hemos encontrado noticias sobre el Antisuyu.

LOS CUATRO SUYUS DEL TAWANTINSUYU

El diorama incluye los cuatros suyus del Tawantinsuyu individualizados. El objetivo es mostrar las
características geográicas, económicas, culturales y sociales de cada suyu, en tanto que ellos
tienen sus propias particularidades, ninguno es igual al otro. Además, consideramos necesario
que el visitante entienda que los cuatro suyus no están identiicados literalmente con los cuatro
puntos cardinales, como ocurre en otras culturas indígenas. En los Andes, estos asumen una
connotación mucho más amplia. El Chinchaysuyu es el área septentrional, el Collasuyu es la
El gran camino Inka (Smithsonian) / Ramiro Matos 21

meridional, el Antisuyu se identiica como el oriente y el Contisuyu como occidente, cada cual
con potenciales recursos y paisajes particulares.

Aprovechamos estas secciones para mostrar algunos casos de estudio sobre ingeniería inka,
como la tecnología empleada en la construcción de caminos, de puentes, manejo de aguas,
inclusive las estructuras asociadas como tambos, lugares para alojamiento, colcas, centrales de
almacenaje y los trabajos complementarios para la conservación. Presentamos el Qhapaq Ñan
en su contexto, como una infraestructura con servicios, acompañada de facilidades, una ruta
de viaje confortable. La construcción del camino necesariamente conllevaba la ediicación de
servicios para la comodidad del viajero. Los ingenieros inkas previeron estos hechos prácticos,
especialmente para viajes de larga distancia. Por eso, construyeron aposentos para los viajeros
con servicios básicos, como habitaciones para dormir, corral para ganados, cocina, servicio
de agua, etc, a los cuales llamaron qorpawas, una especie de hostal. Igualmente habilitaron
tianas, pascanas o descansaderos, apachetas o lugares de ofrenda, los chaskiwasi, caseta
instalada como posta para el chaski.

El nombre de los hospedajes, qorpawasi, muy pronto después de la invasión española se ha


perdido, posiblemente en parte por su ubicación en la entrada a las instalaciones administrativas
o centro provinciales, como Tarmatambo, Xauxatambo, Limatambo, etc., siendo remplazados
con el nombre general de tambo o tampu.

Quisimos que la exhibición diera cuenta del ingeniero de caminos en acción, con ejemplos con-
cretos en los que soluciona los desafíos impuestos por las diversas topografías. En este aspecto,
los usuarios contemporáneos ofrecen interesantes informaciones. Por ejemplo, hemos observado
que los constructores modernos acuden con frecuencia al sentido común, no siguen una regla
que repiten mecánicamente, que se aplica tanto para el uso de recursos (piedra, madera, ibra,
etc.), como para la experiencia humana. Los habitantes de un lugar conocen mejor que nadie
su medio, están familiarizados con las luctuaciones climáticas, naturaleza del suelo, la textura
de las rocas y piedras, la lora y fauna; sin duda, están habilitados para ejecutar trabajos de
gran envergadura. El puente colgante de Qeswarchaka, por ejemplo, es construido con ichu de
puna, porque tienen este recurso, mientras que en Sarhua, Ayacucho usan la pajpa o cabuya.

Hemos tratado de entender el sistema de caminos en el Tawantinsuyu, en sus diversas carac-


terísticas y tecnología, para poder mostrarlo en la exhibición y compartirlo con los visitantes,
pero esto no fue tarea fácil. Intentamos inclusive hacer una tipología de caminos dentro del
sistema del Qhapaq Ñan; la tarea fue muy compleja. La experiencia aprendida fue que así
como no existen dos instalaciones inkas iguales, tampoco hay dos porciones del camino igua-
les, aunque en ambos casos se repiten ciertos patrones, inclusive determinadas tecnologías,
como el empedrado, uso de marcas como las sayhuas, las apachetas, etc. Hemos apelado a
las pioneras publicaciones de Hyslop (1984) y Vitry (2000), entre muchas otras que describen
el camino e intentan ordenarlos en grupos. Obviamente nos hemos beneiciado con algunos
22 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

reportes de los colegas que trabajan para el expediente de la UNESCO, pero confesamos que
no hemos logrado un didáctico ordenamiento desde el punto de vista de la ingeniería, a pesar
del excelente registro arqueológico existente. La multiplicidad de relieves topográicos, nichos
ecológicos, climas y condiciones del suelo obligaron a los constructores a acudir a soluciones
locales, con respuestas singulares para cada caso, cuidando la armonía y la integridad del
paisaje. Sintetizar el mosaico de hechos y datos que presenta el Qhapaq Ñan para una ex-
hibición es materialmente imposible.

En las áreas agrícolas de los valles de la costa, por ejemplo, el camino es formal, con anchas
avenidas encerradas en muros de tapia a ambos lados, canales de drenaje y cunetas, terraple-
nes o calzadas con elevación y muchas veces empedrados. Estas avenidas son generalmente
ingresos a grandes asentamientos o ciudades, como Chincha, Pachacamac, Tambo Colorado,
Chan Chan, Puerto Inka, por mencionar solo algunos. Inclusive existen citas tempranas como
la de Cieza (1962 [1553]: 182) quien señala que “el camino costeño era una gran realiza-
ción, aunque menos difícil de construir que el Camino Inka principal de la sierra”. Los grandes
desiertos no fueron cruzados por el Camino Inka, estos atravesaban cerca de las estribaciones
o por el Chawpiyunga, por donde generalmente existen ojos de agua.

En terrenos con gran humedad, como los altiplanos o zonas humedales, construyeron el ra-
sante en plataforma, una especie de vereda, con suiciente elevación para evitar la humedad
permanente o estacional en el rasante. Estos tramos generalmente son cortos. Tomaron las
previsiones necesarias para las descargas de lluvias y deshielos estacionales. En otros casos
como Cajamarca, Huánuco Pampa y Cusco, empedraron el rasante con grandes adoquines
debido a las condiciones el suelo. Cobo escribe el tramo de Chucuito: “como va el camino
real por la ribera de la laguna de Titicaca, cuando ella crece en tiempo de aguas, añega el
contorno del camino, y solo la calzada queda descubierta y por ella se camina, cubriendo el
agua la tierra por un lado y otro, unas veces medio estado y otras más. Por debajo de estas
calzadas hay sus caños y desaguaderos, con sus portazuelas hechas de grandes lozas, por
donde corre el agua de unas partes a otras sin detenerse ni rebosar” (Cobo 1964 [1653]:
128- 129). Existe otro igual para la pampa de Anta en Cieza (1962 [1553]: 240-241).

Chinchaysuyu

Es la región ubicada al norte de Cusco, ocupada actualmente por las modernas repúblicas
Perú, Ecuador y sur de Colombia. Chinchaysuyu fue “la ruta hacia Chincha o Chinchaycocha”
(Julien 2012). Chincha era un gran señorío, asentado en la costa central peruana, al sur de
Lima. Sus habitantes fueron expertos tejedores y grandes navegantes. Los balseros que se
cruzaron con los españoles frente a la costa de Guayas fueron precisamente los chinchanos.
Aunque Chinchaysuyu fue un territorio con gran variedad de recursos naturales, se destacaba
por ser región agrícola, la cual fue reconocida por los cronistas y el registro arqueológico.
Desarrollaron sistemas de riego en los valles de la costa y de la sierra, construyeron andenes
El gran camino Inka (Smithsonian) / Ramiro Matos 23

y bancales para ampliar las fronteras agrícolas, se preocuparon por conservar el medio am-
biente, protegiéndola de la erosión y la desertiicación.

Los cronistas de la Conquista y la Colonia no dejaron de expresar sus sorpresas por la cantidad
de colcas llenas de comida y otros bienes encontrados en el norte, así como por la calidad de
los caminos, comparables con los romanos. Hyslop (1984) ha observado que los viajeros del
siglo XVI evaluaron las características constructivas, secciones pavimentadas, bellas escalinatas
construidas y/o talladas en piedra de los caminos del Chinchaysuyu asociados a tambos y
centros administrativos principales, llamados algunos de ellos Segundos Cuscos.

Chinchaysuyu se extendía hasta el territorio de los Pasto y el Putumayo al sur de Colombia.


En esa región crecia el árbol llamado mopa mopa, cuya resina era utilizada para pintar y
laquear los keros, el cual sigue en uso con el nombre de “barniz de Pasto”. En Putumayo
habitan los Ingas hasta la actualidad, hablan quechua y se identiican como mitimaes inkas y
siguen transitando por el Qhapaq Ñan.

Hemos incluido dos casos de estudio en esta sección: el puente colgante de Qeswarchaka y
la construcción de camino en una zona con fuerte humedad y precipitaciones luviales, como
Machu Picchu, donde el manejo de agua para conservar el camino es importante. Para el
puente Qeswarchaka contamos con el apoyo y los estudios de John Oschendorf, professor del
MIT, y para Machu Picchu con las meticulosas investigaciones de los esposos Ruth y Kenneth
Wright (Wright et al. 2000).

Antisuyu

Es el suyu o ruta que se desplaza hacia la región anti o ceja de selva, la alta Amazonía.
Anti signiica foresta tropical, donde crece la coca y plantas medicinales, y donde habitan
pájaros con exóticas plumas, el otorongo (jaguar) y, también por gente considerada como
“no civilizada”. Los inkas tuvieron muchas diicultades para asentar sus dominios sobre esta
región, principalmente por ser endémica, con enfermedades como la malaria, iebre amarilla,
verruga, uta, etc. Las llamas no pueden permancer más de 3-4 días por el calor. Tomando en
cuenta el signiicado lingüístico, cultural, las referencias coloniales y la evidencia arqueológi-
ca, consideramos como territorio del Antisuyu, el oriente del Tawantinsuyu, desde las tierras
bajas de Bolivia (Chaco, Santa Cruz, Beni), oriente del Perú (Madre de Dios, Vilcabamba,
Chanchamayo, Chachapoyas) hasta Ecuador y Colombia (Morona, Quijo, Sabandía, etc.).
Es decir, el Antisuyu es la franja transandina, no se reduce al oriente del Cusco como se creía
tradicionalmente. Como un caso de estudio presentamos la ruta de la coca, el camino de pe-
netración de Cusco-Paucartambo-Cosñipata, aunque reconocemos el enorme valor que tuvo
la ruta a Sonqo, en las yungas de Bolivia, sobre el cual existe una visita publicada por Murra
(1991). La administración inka controlaba la producción, transporte y distribución de la coca,
la cual se mantuvo durante la colonia hasta mediados del siglo XX.
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Collasuyu

Collasuyu signiica “la ruta hacia el Colla o Collao”. El altiplano del Titicaca se conoce también
como Collao, habitado por los poderosos reinos aimara y puquina. Los habitantes de esta
zona fueron por excelencia pastores y caravaneros. Aun cuando se distinguieron por desa-
rrollar extensiva ganadería (llamas y alpacas), fueron también agricultores, principalmente de
la papa, quinua y otros productos altoandinos. El Collasuyu es actualmente ocupado por las
modernas repúblicas de Perú, Bolivia, Chile y el noroeste de Argentina. Qhapaq Ñan en el
altiplano del Titicaca tiene dos ramales: uno atraviesa por el lado occidental y se llama Urqo,
el otro por el lado oriental y se llama Uma, con el lago como centro o taypi. Esta composición
dual empieza en el valle del Cusco y tiene profunda connotación cosmológica. En la región
existen, además, grandes recursos mineros, de oro, plata, cobre, plomo, tungsteno, salares
como los de Uyuni y Atacama (Berenguer 2009). Minas importantes como las de Potosí en
Bolivia, Chuquicamata en Chile, entre muchas otras, ya eran explotadas desde la época inka.
Como caso de estudio, destacamos los caminos construidos sobre terrenos pantanosos del
Titicaca, las casas de hospedajes para los viajeros o qorpawasi, así como la producción de
papa en Cochabamba, Bolivia.

Contisuyu

Es el suyu más pequeño pero el más sagrado. Saliendo el camino del Cusco, se desplaza
directamente al occidente, sobre la vertiente occidental de la cordillera hasta las playas del
Pacíico. Es la “ruta hacia la etnia conde”. Los Conde fueron un importante grupo étnico
asentado en la cuenca del Colca. En en valle de Cusco disponían de 14 ceques. Su territorio
incluye una de las cordilleras más altas de los Andes, con volcanes como el Ubinas, el cañón
del Colca, amplias y hermosas playas en el litoral, ubicadas entre Atiquipa en Arequipa has-
ta Ilo en Moquegua, con grandes recursos marinos, como el pescado, mariscos, qochayuyu
(alga marina) y guano, así como el algodón nativo llamado pardo por el color, que crece en
abundancia en los valles adyacentes. Como caso de estudio consideramos la construcción y
manejo de colcas, centrales de almacenaje del Estado Inka, las cuales por extensión conceptual,
se reieren también al cañón del Colca, como almacenaje natural de bienes de consumo. Una
de las instituciones que marcaba diferencia con los españoles era la cantidad de colcas, llenas
de comida, ropa, herramientas y muchas otras cosas (Cieza 1962 [1553]: caps. XLIV y LXXXIX).

Colonial

El imperio del Tawantinsuyu, construido con gran visión social por los inkas (siglos XV-XVI), un
país con ambiciones de integración, con política redistributiva de bienes en todo el territorio,
sin pobreza ni esclavos como los que había por aquel entonces en Europa, en pocos años fue
desarticulado y destruido. Francisco Pizarro y sus 160 compañeros de aventura asaltaron Caja-
marca, el 15 de noviembre de 1532, invitando con engaños al inka Atahualpa a una reunión.
El gran camino Inka (Smithsonian) / Ramiro Matos 25

Luego que el Inka asistiera al encuentro, fue capturado y encarcelado. Para liberarlo exigieron un
ambicioso rescate en oro y plata. El Inka cumplió con el rescate, pero igualmente fue asesinado.

Huayna Capac, el último Inka del Imperio tuvo dos hijos, Atahualpa con una princesa quiteña
y Huáscar con su esposa cusqueña. Huayna Capac construyó una ciudad en territorio Cañar,
a la cual llamó Tomebamba, nombre de su panaca, repitiendo los símbolos y ediicios emble-
máticos del Cusco (Rostworowski 2009: 119). Era un segundo Cusco. Huayna Capac murió
infectado por viruela sin designar un heredero. La enfermedad tomó delantera a los españoles.
Los dos hermanos, Huáscar y Atahualpa, no demoraron en enfrentarse en una guerra civil
buscando el poder. Huáscar fue muerto cerca de Huánuco Pampa por los guerreros de su
hermano. Mientras Atahualpa celebraba el triunfo, recibió la invitación de Pizarro, a la cual
accedió sin imaginar el engaño.

Luego de la muerte de Atahualpa, el Imperio sucumbió, los templos fueron saqueados y destrui-
dos, la población sometida a un nuevo orden político y social, obligada a practicar costumbres
y creencias ajenas a las suyas. Ese episodio, conocido eufemísticamente como el “encuentro
de dos mundos: América Indígena y Europa”, ha producido el mestizaje cultural y biológico.
La familia real inka fue empobrecida y las comunidades explotadas. Pizarro justiicaba la
conquista en nombre de la iglesia católica y los reyes de España. Fue una invasión de hombres
blancos sobre nacionalidades indígenas. En la exhibición destacamos la transformación del
mundo andino, el aniquilamiento de lo indígena para privilegiar lo occidental. La crónica de
primer escritor y etnógrafo andino Felipe Guaman Poma de Ayala (1980 [1615]), es la fuente
que usamos para mostrar el antes y después de Pizarro.

Muerto Atahualpa, los hermanos Pizarro marcharon sobre el territorio del Tawantinsuyu, uno a
Pachacamac, uno de los ricos templos en la costa, otro a Cusco para capturar y desarticular la
estructura política de gobierno y la administración del Estado. Unos meses después fundaron
Xauxa (1533), como primera capital del gobierno español, la cual solo tuvo vigencia de unos
meses. Luego fundaron Lima como capital del Virreinato del Perú, el 18 de enero de 1534,
con la cual, Cusco fue desactivado. Lima es el nuevo centro de poder, Cusco pierde su estatus
político pero nunca su ideología andina. Los españoles fundaron nuevas ciudades, general-
mente en valles agrícolas, otras asociadas a minas, ingenios; también crearon pueblos para
indios junto a reducciones y obrajes. Surgieron entonces ciudades como Charcas, La Plata,
Quito, Huamanga, Santiago, Huancavelica, etc., entre otras. Para esta sección contamos con
la asesoría de nuestra colega Carmen Arellano (2015).

La agricultura con plantas importadas y la crianza de nuevas especies de animales trans-


formaron dramáticamente el paisaje andino. Sin embargo, los cultivos nativos y el pastoreo
de camélidos se mantuvieron consistentes hasta la actualidad. Se formaron latifundios con
trabajadores indígenas, surgieron los mercados con mercaderes y trajinantes, desarrollaron el
comercio con sus actividades complementarias. Las carrozas españolas tuvieron uso limitado
26 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

debido a la topografía andina, entonces el Qhapaq Ñan siguió siendo el sustento principal
para el tráico y transporte, muchos tambos abandonados fueron rehabilitados por orden de
las nuevas autoridades (Glave 1989).

Durante la Colonia se introdujo el sistema de mercado, no obstante el intercambio de produc-


tos o trueque persistió, sin mediación de la moneda. Esta forma de transacción generalmente
se llevaba a cabo entre bienes de un piso ecológico por otros, como la lana, charki, chuñu,
tejidos de la puna por maíz, frijoles, fruta, coca de los valles, siguiendo el antiguo sistema
de verticalidad andina. El sistema todavía se practica en la región sur andina. El transporte
con caravanas de llamas todavía es vigente en la sierra andina del Perú y Bolivia. Algunas
comunidades han remplazado o agregado las acémilas occidentales como bestias de carga,
pero el camino sigue siendo el Qhapaq Ñan, a veces llamado “camino de herradura”, en
referencia a los herrajes del caballo.

Esta sección está ilustrada con objetos coloniales, por ejemplo, una manta del Titicaca, con
imágenes religiosas, la cruz sobrepuesta sobre las apachetas, objetos vinculados a la caballería,
fotografías mostrando la superporsición o imposición de construcciones españolas sobre las
inkaicas, como el Qoricancha, cargando encima al convento de Santo Domingo.

Camino vivo

Después de la invasión española, el Qhapaq Ñan siguió dando su servicio, cumpliendo con
su misión de transporte y comunicación, con la misma vitalidad de antes. Para las comunida-
des quechuas y aimaras contemporáneas, es parte de su universo, evoca la grandeza de los
inkas, es el acompañante cotidiano del viajero y un legado histórico que une el presente con el
pasado. Para ellos, el camino tiene vida, es “camino vivo”. En tiempos modernos ha recibido
diversos nombres: “Inka ñan”, “Ñawpa ñan” o “Chaki ñan”, “Ingañan”, “chakiñaani”, etc.
En ciertos lugares se le reconoce como “camino real” o “camino del Inka”, para diferenciarlo
de los otros. Ciertos elementos asociados al Camino Inka se conservan, como la apacheta, la
sayhua, el tampu y los espacios sagrados, la mayoría de ellos con una cruz católica encima.

Después de cinco siglos, muchas comunidades quechuas y aimaras siguen habitando los mis-
mos asentamientos inkas, sembrando sus productos en las mismas chacras, usando los mismos
canales de riego, tejiendo sus ropas con la misma técnica ancestral, hablando su misma lengua,
practicando sus creencias dedicadas a la Pachamama, los apus y wamanis y transitando por
el mismo Qhapaq Ñan. Se estima en 8 millones a los quechua hablantes y en un millón a los
aimara. Ellos son los depositarios de la historia y la cosmología vinculadas a los caminos.

Muchos tampus inkaicos fueron abandonados después de la invasión española. Sin embargo,
el nombre persiste aunque con signiicado original cambiado. El concepto de tambo estaba
asociado a centros administrativos inkas, en los cuales obviamente existían lugares de aloja-
El gran camino Inka (Smithsonian) / Ramiro Matos 27

miento y de servicios para el transeúnte, casas de hospedaje para viajeros o qorpawasi. Hoy
existen tambuypata y tambowasi en algunas comunidades, que consisten en una habitación
techada y un corral para los animales. A veces estos tampuwasi se encuentran dentro de una
propiedad privada, pero cualquier transeúnte puede solicitar alojamiento. Los alojados retri-
buyen al dueño o administrador con un obsequio, que es una forma de ayni.

Para los nativos contemporáneos, el Camino Inka es un “camino vivo”, con alma, espíritu
y energía. Para los quechuas de Cusco, el camino es guía, “es el que lleva al transeúnte al
lugar deseado”, mientras que en la sierra central del Perú, “el Camino Inka acorta distan-
cias”. Reconocen que “caminar por el Camino Inka [...] no cansa”. Los curanderos cañaris
del Ecuador, kallawaya de Bolivia, mencionan al camino como depositario de energía, dicen
que está presente el espíritu del Inka.

Entre tantos caminos que surcan los Andes, los restos del Qhapaq Ñan se pueden reconocer
por la toponimia, como “inka tiana”, “inka samana” o “inka jarana” en Bolivia, “paskana”
en Chile (lugar de descanso), “inka pata”, “inka chaka”, “inka qawarina”, “ñusta wayqo”,
etc. Sin embargo, de la multiplicación de caminos, los nativos pueden todavía reconocer el
Camino Inka y diferenciarlo de los otros. La etnia Yumbo del Ecuador, por ejemplo, diferencia
los coluncu del camino real, es decir, el Camino Inka usado en la Colonia.

En muchos lugares el Qhapaq Ñan está vinculado a lugares donde se desarrollaron las ferias,
especios abiertos para el intercambio y comercio de bienes de consumo. Las ferias generalmente
son semanales, otras anuales, estas últimas coinciden con la celebración del santo o santa
patrón o patrona del pueblo. Desde la Colonia hasta la actualidad, en las ferias pueblerinas
alternan la transacción con moneda y trueque. Los pastores de la puna llevan sus productos
como charki, chuño y tejidos, para trocar con maíz, frijoles y otros que crecen en los valles.

Un hecho interesante que salta a la vista es el aprovechamiento que los ingenieros modernos
hacen del Qhapaq Ñan. Con relativa comodidad, sobreponen las carreteras modernas sobre
las inkaicas, tal como se ve en muchos segmentos de la Panamericana de la costa, que se
desplaza del Ecuador hasta Santiago en Chile, la Ruta 40 o Camino Inka, la Calle Real del
valle del Mantaro, en el altiplano de Junín, etc., (Matos 1992). Mientras en algunas partes
el antiguo camino es aprovechado por los modernos, muchas comunidades andinas todavía
siguen practicando las formas de trabajo inka, como la minka y la chuta tradicionales, con las
cuales los comuneros conservan los caminos y canales de agua. Por el sistema de chuta, cada
ayllu se obliga a conservar una sección del camino o canal de agua. El líder de la comunidad,
llamado qollana, convoca para cumplir con la obligación.

El transporte con llamas, aunque limitado, es todavía vigente entre las comunidades de pastores
de Perú y Bolivia. Los pastores de Canta y Huarochiri, en la sierra de Lima, por ejemplo, bajan
a los valles de la costa, Cañete y Chancay, para trabajar en la cosecha, a cambio reciben
28 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

maíz como pago. Las llamas son usadas para el transporte de la chacra a la casa del dueño.
Los pastores de las punas de Cusco y Titicaca, bajan a los valles contiguos del oriente y occi-
dente, en busca de coca, maíz, frutas y otros productos, prestar servicios, a cambio de recibir
bienes como retribución. Muchos aimaras se desplazan hasta los valles de Tacna y Arica por
la antigua ruta del Qhapaq Ñan. Fue interesante para nosotros, ver cómo grandes porciones
del Camino Inka siguen sirviendo, incluyendo los espacios sagrados, los descansaderos y las
apachetas (Núñez & Nielsen 2011).

La exhibición concluye con algunos mensajes. Tratamos mostrar a la sociedad moderna, especial-
mente a la norteamericana, que en la América indígena hubo un gran Imperio llamado Tawantin-
suyu, igual que otros de su época en el viejo mundo, el cual para su desarrollo y funcionamiento,
disponía de un sistema vial bien organizado, el más extenso y rápido del Nuevo Mundo, con
servicio de mensajería tan rápido como exigente, a cargo de los postas llamados chaski.

En la narrativa tratamos de enseñar la historia del Camino Inka, como parte sustancial de la
historia de la civilizacion andina. A través del Qhapaq Ñan, los visitantes a la exhibición deben
salir reconociendo que, los inkas además de los logros en la ingeniería de caminos, fueron
también portadores de importantes productos para el consumo humano, como la papa, maíz,
quinua, la lana y carne de alpaca, entre muchos otros. Esta riqueza lograda con “tecnología
andina”, muestra a la sociedad moderna, el ingenio, conocimiento y manejo que los andinos
tuvieron de su medio ambiente, al punto de domesticar plantas y animales, al igual que otras
civilizaciones, las cuales estamos compartiendo con los pueblos del mundo.

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BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, Nº 2, 2017, pp. 31-46, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

PERSPECTIVAS DEL PROYECTO QHAPAQ ÑAN EN TORNO


AL REGISTRO DE LA RED VIAL INCA: PROPUESTAS DE SU
SECTORIZACIÓN Y NOMENCLATURA
PERSPECTIVES OF THE QHAPAQ ÑAN PROJECT ON THE REGISTRY
OF THE INCA ROAD NETWORK: PROPOSALS FOR SECTORIZATION
AND NOMENCLATURE

ALFREDO BAR ESQUIVELA

Desde el año 2003, el Proyecto Qhapaq Ñan-Perú ha realizado INTRODUCCIÓN


diversos trabajos de investigación y registro de la red de Ca-
minos Incas extendida en el territorio peruano con el in de
promover su conocimiento, conservación y puesta en uso social. Desde hace casi quinientos años, diversos autores han
La experiencia obtenida en el desarrollo de estas actividades descrito en sus obras las secciones que forman parte
ha permitido generar una propuesta de nomenclatura para los del Qhapaq Ñan. Cronistas como Miguel de Estete
caminos basada en su originalidad y continuidad de uso. El (1533), Pedro Cieza de León (1553), Pedro Sarmiento
presente texto hace una breve reseña de las diferentes etapas
de Gamboa (1572), Martín de Murúa (1590) y Felipe
del trabajo de campo llevadas a cabo y la problemática que han
llevado a la elaboración de nuevas deiniciones y el rediseño Guaman Poma de Ayala (1615), por citar solo algunos,
de las técnicas de recolección de datos, con la elaboración de dan cuenta –en sus crónicas– de la admiración que les
nuevos instrumentos de registro que buscan contribuir con causaran los Caminos del Inca en su tránsito durante el
el entendimiento del estado situacional de la red vial inca. proceso de conquista, o bien durante labores de índole
Palabras clave: registro, red vial, tramo, sección.
eclesiástica o administrativa. Aunque sus escritos suelen
Since 2003, the Qhapaq Ñan-Peru Project has carried out research estar marcados por un juicio historicista en favor del
and registration of the Inca road network throughout the Peruvian régimen colonial, constituyeron un primer acercamiento
territory in order to promote its knowledge, conservation and al estudio de caminos. Posteriormente, en el siglo xix
social use. Experience obtained during the development of these viajeros como Jacob Tschudi (1838-1842), Antonio
activities led to a proposal of nomenclature for Inca roads based
Raimondi (1851-1869), Charles Winner (1875-1877) y
upon originality and continuity of use. he present text briely
outlines the stages of the ieldwork carried out here, the problems Ernst Middendorf (1876-1888) tomaron la documenta-
involved in the making of new deinitions, as well as the redesign ción etnohistórica como base para el conocimiento de
of data collection techniques, including the development of new la red vial inca y elaboraron también, luego de recorrer
registration tools intended to contribute to the understanding of los caminos, los primeros mapas del Qhapaq Ñan. Esto
the state of the Inca road network. fue posible gracias al auspicio del gobierno peruano,
Keywords: registry, road network, road section.
preocupado de impulsar el intercambio de productos
entre la costa y la sierra a través del diseño de alternativas

A
Alfredo Bar Esquivel, Arqueólogo de la Coordinación de Investigación y Registro de la Red Vial Inca. Proyecto Qhapaq Ñan,
Perú. R. Orellano 190, Santa Luzmila, Lima 7, Perú, email: abarsel@hotmail.com
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: junio 2016.
32 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

viales que brindasen un mayor lujo de productos para el 2012 la revisión de los informes presentados en las
su exportación (véase Bar 2013). distintas temporadas y ha notado, en principio, su
En el siglo xx, el interés por el Qhapaq Ñan llevó a dependencia del criterio subjetivo de los arqueólogos,
nuevos investigadores a retomar la revisión de las crónicas aun cuando se había consensuado un instructivo para
y otros documentos redactados por funcionarios colo- el manejo de información entre los países que integra-
niales, como ordenanzas y visitas, con el in de recorrer ban el pqñ-Camino Principal Andino, en vías de su
los caminos (aunque no en toda su extensión) y elaborar nominación como Patrimonio Mundial. Este hecho,
mapas más detallados de la red vial inca. Tal es el caso sumado a la profusa ejecución de trabajos, dentro de
del ingeniero peruano Alberto Regal (1936, 1972), el la llamada arqueología de contrato, expuso la necesidad
padre estadounidense León Strube Erdmann (1963) y de reestructurar los lineamientos técnicos del acopio y
el periodista prusiano Víctor von Hagen (1977), quienes procesamiento de datos a in de integrarlos en una sola
establecieron las bases del estudio metódico de la red base informática, independientemente de su origen.
vial inca, que luego servirían en la sistematización del En el siguiente texto, realizamos un recuento de
estudio cientíico realizado por John Hyslop (1992) y otros los criterios empleados por el pqñ en el registro de
autores como R. Raino cuyo trabajo de sistematización caminos, y centramos la discusión en las propuestas
de caminos y sitios incas, del Noreste Argentino, Los de sectorización y nomenclatura de transectos y su
Inkas del Kollasuyo, fue publicado previamente en 1981. categorización.
En los últimos años, el estudio de caminos pre-
hispánicos en el ámbito peruano se ha desarrollado
dentro del marco de desarrollo del Proyecto Qhapaq ESTRATEGIAS DEL INSTITUTO NACIONAL
Ñan (pqñ) desde su creación el año 2001 a raíz de la DE CULTURA (inc) PARA EL REGISTRO DEL
publicación del Decreto Supremo N° 31-2001-ED que QHAPAQ ÑAN
declara de interés nacional la investigación, identi-
icación, registro, protección, conservación y puesta Tomando como punto de partida el Decreto Supremo
en valor de la red de caminos existentes en el imperio N° 31-2001-ED, el Estado peruano emprendió la am-
incaico dentro del territorio nacional, dando preferente biciosa labor de inventariar la vasta red de Caminos
atención al Gran Camino Inca, conocido como Qhapaq Incas y sitios arqueológicos asociados, encomendando
Ñan. En atención a este decreto el Perú inició el registro esta misión al Instituto Nacional de Cultura (actual
del Qhapaq Ñan y, posteriormente, a mediados del año Ministerio de Cultura) que por medio del pqñ realizó
2002, suscribió un acta de compromiso para fomentar varias temporadas de campo (2003, 2004 y 2008).
acciones conjuntas a favor del mismo con los países de Las primeras pautas de registro fueron establecidas
Argentina, Bolivia, Colombia, Chile y Ecuador, durante en el 2003 en el marco del Proyecto de Levantamiento de
la Reunión del Patrimonio Mundial llevada a cabo en Información del Sistema Vial Inca (plisvi), y se organizó
Montevideo (Uruguay). Ese mismo año el gobierno su recorrido en torno a cuatro macro regiones (norte,
peruano propuso inscribir al Qhapaq Ñan en la lista centro, centro-sur y sur) que congregaban regiones
tentativa del Patrimonio Mundial ante la unesco (Fi- especíicas sobre la base de su realidad geopolítica y
gueroa 2009: 11). Esta propuesta fue acogida, por los facilitaban el control logístico del trabajo de campo
países mencionados, en la xvii Cumbre del Grupo de considerando también el estudio de comunidades mo-
Río (2003) realizada en Cuzco, y derivó en la creación dernas y su diagnóstico situacional para conocer cómo el
del pqñ-Camino Principal Andino (Bákula 2009: 4) Qhapaq Ñan se integra con el desarrollo social del Perú.
cuyo objetivo era lograr la inclusión de la red vial inca, Entre otras, el componente arqueológico del pqñ
y de los sitios asociados a esta, dentro de la Lista del tenía como funciones: a) registrar y evaluar el estado
Patrimonio Mundial, meta alcanzada en junio del 2014 de conservación de las estructuras arqueológicas del
y que, en el caso peruano, implicó la declaratoria de seis sistema vial inca; b) generar mapas temáticos usando
tramos y ochenta y dos sitios arqueológicos. un Sistema de Información Geográica (sig), a partir
En este contexto, a in de colegir los datos obte- del inventario de tramos y sitios; c) generar fichas
nidos en las diversas campañas, el pqñ-Sede Nacional, catastrales de los tramos y sitios asociados al sistema
del Ministerio de Cultura, Perú, viene realizando desde vial inca; d) promover, concebir y ejecutar planimetrías
Sectorización y nomenclatura del Proyecto Qhapaq Ñan / A. Bar 33

para el estudio de tramos de camino y sitios asociados nueva metodología, plasmada en el “Instructivo para el
a partir de los datos registrados en el levantamiento manejo de las ichas de caminos”,2 permitía mantener
de la información; e) promover, concebir y ejecutar el uso de las macro regiones (ig. 1) en las que exclusi-
proyectos de investigación arqueológica a partir de los vamente debería seguirse el eje lineal de los caminos y
datos registrados en el levantamiento de información. efectuarse el reconocimiento de sitios asociados a estos
No obstante, el accionar técnico no fue uniforme en un rango de 200 m a partir de sus bordes; además
en todo el ámbito de intervención, pues mientras en de ello, conceptualizaba el tramo como la proyección
las macro regiones norte, centro y sur se realizaron mayor a 100 km de una ruta, en contraste a la distancias
prospecciones en torno al eje lineal de los caminos, en la recorridas los años 2003 y 2004.3 Una siguiente división
macro región centro-sur estas se organizaron por áreas podía darse en subtramos (distancias mayores a 10 km)
geográicas. Asimismo, aunque la información recibida y segmentos (distancias menores a 10 km) que eran
de los equipos de campo (ichas, puntos tomados con categorizados de acuerdo con su visibilidad y su estado
navegador gps en Datum WGS84, informes, etc.) pasó de conservación como: camino reconocido, trazo de
por un proceso de veriicación y depuración con respecto camino y posible ruta para distinguir entre la extensión
a las descripciones del plisvi para la generación de una real de un camino de origen arqueológico y otro que
base de datos única, esta mostraba marcadas diferencias hubiese perdido esta condición debido a las continuas
entre el dato original y su proyección en el sig, por ello remodelaciones y/o reconstrucciones hechas por las
los caminos no podían ser fácilmente identiicados comunidades de la zona geográica en la que se emplaza.
dentro del ámbito de acopio del dato por los diversos El implemento de una “posible ruta” definía
investigadores o arqueólogos de las sedes regionales del aquellas proyecciones donde no se reconocía evidencia
inc. Además, los caminos eran representados como una arqueológica, debido a la superposición de alguna trocha
sola unidad sin precisar su originalidad, reconstrucción carrozable, carretera, autopista o las modiicaciones por
o pérdida total, debido, por ejemplo, a la superposición obras civiles o de otra naturaleza. Casaverde y López
de obras viales, lo que llevó a cuantiicar un total de (2010: 95) resaltan la diicultad de determinar esta cate-
8.194 km de caminos recorridos el 2003, a los que se goría cuando señalan: “La posible ruta se puede inferir
vinieron a sumar 3.132,512 km el 2004, entre tramos a partir del análisis y evaluación de las condiciones del
de camino reconocidos y su trazo.1 medio físico en las que se pudo ubicar el camino y, con
La clasiicación de transectos fue explicada en algo de suerte, gracias al hallazgo de restos del camino
la versión digital de los informes de campaña (cd de bajo los escombros arrojados al momento de abrir una
difusión por macro región) del siguiente modo: por un carretera, por ejemplo”.
lado, camino reconocido es aquel que tiene sus elementos Si bien el planteamiento de una nueva metodolo-
constitutivos (calzada de arena, tierra, piedra, sobreele- gía era auspicioso, inalmente su aplicación dependía
vada de tierra o piedra, muros laterales de contención del criterio de cada profesional, ya que en general la
superior y/o inferior, alineamientos laterales de piedras, selección de “tramos” estaba organizada sobre la base
escalinata, etc.); obras de infraestructura vial (puentes, del conocimiento de caminos que no necesariamente
canaletas de drenaje, etc.), en regular o buen estado de estaban integrados entre sí, por lo que no había corres-
conservación. Es decir, que los agentes de deterioro pondencia entre la longitud señalada en el instructivo de
no lo han afectado en gran medida. En este sentido, el registro y el registro de campo. Además, la nomenclatura
camino es claramente identiicable de modo tal que se de tramos se realizaba de acuerdo a los puntos inicial y
puede seguir por él ya que se encuentra bien deinido. inal del recorrido, lo que no relejaba necesariamente el
Por otro, trazo de camino es donde no se encuentra sentido de articulación del camino con la red vial inca.
camino, pero es posible ver aún sus restos, es decir, sus Por último, no había clara distinción sobre la originali-
elementos constitutivos, la arquitectura vial presente en dad de las secciones de caminos y las transformaciones
él si la tuviera (Instituto Nacional de Cultura 2005: 10). ocurridas por su tránsito continuo.
A in de contar con un mismo criterio de ope- Al estar supeditados a las apreciaciones inmediatas
ración, en el 2006 se establecieron pautas de registro de los investigadores, los datos obtenidos en campo pocas
técnico con mayor detalle, en consenso con los países veces eran correlacionados con aquellos provenientes
que integraban el pqñ-Camino Principal Andino. La de la arqueología de contrato, que entre el 2003 y el
34 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

80o 0‘0” W 70o 0‘0” W

0o 0‘0”
AMÉRICA
COLOMBIA DEL SUR

ECUADOR

TUMBES
LORETO
AMAZONAS

PIURA

LAMBAYEQUE CAJAMARCA

SAN MARTÍN
PERÚ BRASIL
LA LIBERTAD

ANCASH
HUANUCO
UCAYALI

10o 0‘0” S
PASCO

LIMA

JUNIN

MADRE DE DIOS

SIMBOLOGÍA
HUANCAVELICA
Campaña 2003- 2004 CUSCO

Campaña 2008
AYACUCHO APURIMAC
ICA PUNO
Macro Región Norte
Macro Región Centro BOLIVIA

Macro Región Centro Sur


Cusco AREQUIPA

Macro Región Sur MOQUEGUA

Selva del Perú

TACNA
Límites internacionales
Límites regionales 0 300 Km
CHILE

Figura 1. Red de caminos identiicados por macro región, entre los años 2003-2008. Figure 1. Network of identiied roads by macroregion,
between 2003 and 2008.
Sectorización y nomenclatura del Proyecto Qhapaq Ñan / A. Bar 35

2009 superaban ampliamente a los de investigación y vial localizado en distintos ámbitos geográicos que han
proporcionaban “oportunidades únicas para el registro inluido en su planiicación y construcción. Estos factores
y recuperación de información arqueológica que, de también deben ser considerados en el registro y en la
otra manera, permanecería ignorada o se perdería irre- posterior interpretación de las evidencias arqueológicas”
mediablemente” (Ríos 2014: 170). Esta situación podía (Ministerio de Cultura 2013: 71).
derivar en una documentación reiterativa, como en el Entendiendo que los caminos forman parte de un
caso del Camino Inca que se emplaza en la quebrada paisaje integrado al quehacer social y cultural de los
de Chuspiragra, distrito de Huallanca, región Ancash, pueblos que los transitan, su estudio debe extrapolar
y que fuera reconocido previamente por dos proyectos diversos factores como la distancia entre asentamientos,
de evaluación arqueológica y luego denominado por el tiempo de viaje y facilidad del recorrido entre ellos, ade-
pqñ como “sección Chuspiragra-Hornillos” (Bar 2008).4 más de su densidad demográica, etc. (Castro et al. 2004;
En el mismo contexto, secciones del camino Topic & Topic 2014). Así, por más tediosa que parezca
longitudinal de la sierra fueron objeto de un doble la cuantiicación de detalles o cambios estructurales
reconocimiento. El ejemplo más palpable se dio entre existentes, esto debe coadyuvar en el reconocimiento
las localidades de Pazos y Marcavalle, ubicadas en las de cánones constructivos que expliquen su origen, uso y
regiones de Huancavelica y Junín respectivamente. Hacia función en relación con cada época cultural arqueológica.
el 2003, esta sección fue registrada como parte del tra- Para un primer acercamiento al estudio de la red
mo Acostambo-Jauja (orientación sur-norte) y el 2008 vial inca deben emplearse las representaciones de nodo
como parte del tramo Marcavalle-Pampas (orientación (sitios) y eje lineal (caminos) como atributos gráicos
norte-sur) (Varela 2003; Bernabé 2008). y la información asociada a estos (como atributos no
Actualmente, la Coordinación de Investigación y gráicos) que puedan ser integrados a un Sistema de
Registro de la Red Vial Inca (irrvi), después de analizar Información Geográica (sig). Por ello, se cree conve-
los alcances de los trabajos realizados, ha considerado niente mantener la categorización de transectos, pero
replantear las estrategias de recopilación de datos y su deiniéndolos en torno a sus nodos de conexión, antes
correlación con toda la información de campo existente que su extensión lineal, y contemplando en el estudio
–indistintamente de su procedencia– a in de crear una de tramos las secciones de camino que no forman parte
sola Geodatabase que pueda ser aprovechada por el pqñ, de su eje lineal pero sí de la red articulada en torno a
las diversas áreas técnicas del Ministerio de Cultura y este, sea en cuencas hidrográicas o divisiones políticas
los profesionales e instituciones que centran su estudio referenciales (históricas o actuales), por lo que la no-
en la red vial inca. menclatura a emplearse debe estar acorde con los nodos
que forman parte de la red vial, en preferencia sobre
los puntos que demarcan la extensión del registro de
SECTORIZACIÓN DE LA RED VIAL INCA campo, que debe realizar además una nueva evaluación
de los caminos en torno a su visibilidad (originalidad y
En diciembre del 2013, el pqñ publicó la Guía de Iden- transformaciones dadas por su uso).
tiicación y Registro del Qhapaq Ñan, instructivo para Asimismo, bajo este criterio se proponen las siguien-
la recolección de datos y diagnóstico situacional de los tes unidades de sectorización: a) tramo: el trayecto cuya
Caminos Incas. Esta publicación, que tuvo aceptable distancia promedia, o supera, los 100 km; b) subtramo:
acogida, viene siendo revisada y “actualizada” con base trayecto variable entre 10 y 100 km; c) sección: trayecto
en los proyectos de investigación desarrollados por menor que varía entre 1 y 10 km; d) segmento: la unidad
la Coordinación irrvi y las supervisiones conjuntas mínima de medición menor a 1 km (ig. 2).
con las diversas direcciones del Ministerio de Cultura, Aunque pareciera repetirse el criterio del 2008,
en aquellos transectos identiicados en evaluaciones no se establecen unidades ijas de medida, ya que cada
arqueológicas. categoría varía o depende, además de la geomorfología
Como se indica en dicha guía, “[...] los caminos en la cual se emplaza el camino, de los nodos que deinen
están compuestos no solo por diversos elementos de su extensión y trayectoria, ya sean sitios arqueológicos de
infraestructura vial sino también por diferentes tipos de relativa importancia, localidades modernas o accidentes
establecimientos que en conjunto integran un sistema geográicos de signiicativa particularidad.
36 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

0 +100 km
TRAMO

0 +10 km 51 Km 72 km -100 km
SUBTRAMO

0 +1 km -10 km
SECCIÓN

0 -1 km
SEGMENTOS

Figura 2. Categorización de transectos de caminos del Qhapaq Ñan. Figure 2. Categorization of sections of the Qhapaq Ñan roads.

El tramo, visto en esta perspectiva, no deine la la integración al entorno geográico. Dichos nodos
distancia métrica en sí misma, como se hace en la seg- son aquellos asentamientos que controlan el lujo de
mentación de una obra vial moderna, sino la proyección productos o poblaciones entre los nodos primarios.7
de un eje lineal que pueda o no superar los 100 km. Su Un ejemplo práctico de esta sectorización puede verse
uso se orienta a la descripción de una ruta especíica y en la división del Tramo Xauxa-Pachacamac, que en
su entorno geográico, comprendidos entre dos sitios su extensión lineal de 217,70 km cuenta con cuatro
de relativa preeminencia (nodos primarios).5 Tal es el subtramos: a) Hatun Xauxa-Julca Tambo (46,81 km);
caso, por ejemplo, de la ruta –de más de 320 km– que b) Julca Tambo-Huarochirí (65,49 km); c) Huarochirí-
se sigue en el camino longitudinal de la sierra, entre los Sisicaya (59,26 km); d) Sisicaya-Pachacamac (46,14 km).
asentamientos incas de Huánuco Pampa y Huamachuco, La sección y el segmento como integrantes de las
centros administrativos ubicados en los actuales depar- unidades mayores –subtramo y tramo– se asocian a la
tamentos de Huánuco y La Libertad, tipiicados en la extensión del camino deinida tanto por el relieve y la
bibliografía histórica como “cabezas de provincia”. Esto supericie del terreno, como por su estado de conser-
mismo ocurre con las rutas transversales que conectan vación. Lo resaltante de una sección es su proyección
localidades modernas, superpuestas a antiguos centros entre nodos de menor rango, que pueden ser: sitios
administrativos, como es el caso de las ciudades de Hua- arqueológicos, localidades modernas, puntos de in-
raz y Casma, localizadas en las regiones centrales de la tersección vial y accidentes geográicos que demarcan
sierra y costa peruanas, respectivamente, y distanciadas cambios en su traza o el paso entre regiones propiamente
entre sí por unos 90 km.6 dichas. Pueden considerarse también aquellos accidentes
Para el caso de los subtramos, su uso es factible geográicos que por su geomorfología son elementos
solo cuando la anterior categoría ha sido ya establecida, preeminentes sobre el paisaje o han adquirido un ca-
y necesariamente al interior de ella. La sectorización rácter especial en la concepción de las localidades que
se corresponde con la distancia existente –no siempre se asientan en torno a estos. Tenemos como ejemplo la
equidistante– entre los sitios arqueológicos, o las loca- sección: Iglesia Cochamarca-Tablachaca o Camino Inca
lidades asentadas sobre estos, que han servido como de Cochamarca (5,73 km), que forma parte del subtramo
nodos secundarios o “intermedios” en relación con el Upamayo-Corohogo y que en toda su proyección, en
conjunto existente en la proyección de un mismo eje el llano altoandino de la región Pasco, mantiene una
vial. Estos sitios pueden ser localizados mediante el traza lineal recta y bordes simples formados por surcos
estudio de diversas fuentes históricas –la ordenanza de excavados en el terreno.8
tambos de Vaca de Castro (1909 [1543]), por ejemplo–, Por su parte, el segmento se emplea por temas de
así como por el estudio arqueológico que contempla operatividad que, aunque arbitraria, depende de las
Sectorización y nomenclatura del Proyecto Qhapaq Ñan / A. Bar 37

características del camino y su estado de conservación, NOMENCLATURA DE LA RED VIAL INCA


y no de los nodos de conexión. La recurrencia de ele-
mentos arquitectónicos, como los drenes subyacentes o Como se expone en distintos estudios sobre redes de
la falta de estos, en una calzada empedrada, por ejemplo, camino, estas evolucionan de modo dinámico, relejando
puede determinar su longitud total, la misma que es en su diseño el lujo del tránsito, así como los eventos
relativamente corta. Tomando en cuenta los proyectos políticos y económicos de los nodos que la componen
de puesta en valor que prevén acciones de restauración, “y, en menor grado, la manipulación de las rutas por
el segmento puede ser subdividido en unidades meno- entidades políticas más pequeñas de las zonas de tran-
res o “componentes” a in de maximizar el diagnóstico sición a través de las cuales discurre la ruta” (Topic &
de su estado de conservación. Los criterios de dicha Topic 2014: 57). Como consecuencia, consideramos
división pueden ser desarrollados en la competencia que el estudio de la red vial inca debe contemplar el
de cada proyecto. principio de jerarquización entre los diversos centros
Hasta aquí el criterio de sectorización observa una administrativos del Qhapaq Ñan, ya que su construcción
jerarquización de nodos, situación que no le era ajena al se orientó a servir como un complejo sistema adminis-
Estado Inca al momento de ordenar su propia red vial trativo, de transportes y de comunicaciones, así como
y los centros administrativos que vinculaba; lo cual se un medio para delimitar las cuatro regiones del Imperio
identiica en las nominaciones que Guamán Poma (2008 Inca (Hyslop 1992: 31), por lo cual su denominación
[1615]: 34) hace de estos como: Tambo real, Tambo, debe seguir también un sentido radial teniendo a la
Tambillo, etc., en referencia a su importancia dentro ciudad de Cuzco como punto origen a partir del cual
del aparato estatal. Aunque sometida a discusión hoy se produce su extensión:
en día, el empleo de la categorización señalada, obra
como un medio instrumental que facilita el registro Desta plaza [del Cuzco] salían cuatro caminos reales; en
de campo. La interpretación de un sitio arqueológico el que llamaban Chinchasuyo se camina a las tierras de los
como centro administrativo, o tambo, solo puede llanos con toda la serranía, hasta las provincias de Quito
y Pasto; por el segundo camino, que nombran Condesuyo,
darse tras comparar su particularidad arquitectónica
entran las provincias que son subjetas a esta ciudad y a la de
con aquellas características físicas reconocidas para Arequipa. Por el tercero camino real, que tiene por nombre
los sitios incas (Kendall 1976; Gasparini & Margolies Andesuyo, se va a las provincias que caen en las faldas de
1977; Hyslop 1992) y su asociación al entorno y sitios los Andes, y algunos pueblos que están pasada la cordillera.
En el último camino destos que dicen Collasuyo entran las
locales.9 Bajo esta propuesta, el uso o interpretación
provincias que llegan hasta Chile. De manera que, como
de un sitio arqueológico como nodo primario o se- en España los antiguos hacían división de toda ella por las
cundario, en contraste con los aspectos geográicos y provincias, así estos indios, para contar las que había en
lugares sagrados, se hace a razón del origen del Qhapaq tierra tan grande, lo entendían por sus caminos (Cieza de
León 1995 [1553]: 258; fol. 118).
Ñan cuya coniguración mantenía un orden político
y administrativo.10 Los sitios sagrados, montañas y Todo el Reino estaba dividido en cuatro partes, que lla-
adoratorios de altura son generalmente anteriores a maban Tahuantinsuyo, que eran Chinchasuyo, Collasuyo,
la expansión del imperio inca; su origen no se debe Andesuyo, Condesuyo, conforme a cuatro caminos que
salen del Cuzco, donde era la Corte, y se juntaban en juntas
al Qhapaq Ñan y su integración al mismo inalmente
generales. Estos caminos y provincias que les corresponden
formaba parte de estrategias políticas (Vitry 2007; están a las cuatro esquinas del mundo, Collasuyo, al Sur,
Astuhuamán 2010). No obstante, la correlación que se Chinchasuyo, al Norte, Condesuyo, al Poniente, Andesuyo,
haga de cada uno de estos, cualquiera sea su nomina- al Levante (Acosta 1954 [1590]: 418).
ción, debe discernir su interacción, como sucede con
el Tramo Xauxa-Pachacamac, que integra un centro Como podrá verse en la nueva Guía de identiicación y
administrativo inca y un centro religioso panandino registro del Qhapaq Ñan, la denominación de los tramos
de origen anterior al Tahuantinsuyu, que inalmente debe darse de la siguiente manera:
fue incorporado políticamente a este.
- Tramos que se ubican hacia al norte de Cusco se deno-
minarán de sur a norte, como por ejemplo: Huánuco
Pampa-Huamachuco, Aypate-Las Pircas, etc.
38 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

- Tramos que se ubican al oeste de Cusco o del Camino Motupe. En el caso de los segmentos, al ser divisiones
Longitudinal de la Sierra se denominarán de este menores, su nomenclatura puede consignarse mediante
a oeste, como por ejemplo: Cusco-Vilcashuamán, el uso de numerales que seguirán también el sentido
Vilcashuamán-Pisco (Tambo Colorado), Xauxa- de orientación de la sección en la cual están insertos.
Pachacamac, etc.
- Tramos que se ubican al este de Cusco o del Camino Redes alternas y la nomenclatura de sus
Longitudinal de la Sierra, como los que se dirigen hacia secciones
la Selva, se denominarán de oeste a este. Por ejemplo:
Cusco-Paucartambo, Ninacaca-Huancabamba, etc. La proliferación de sitios fuera de un único eje vial, así
- Tramos que se ubican al sur de Cusco se denominarán como la presencia de sitios arqueológicos aislados geo-
de norte a sur, como por ejemplo: Cusco-Desaguadero, gráicamente, por lo general origina la ramiicación de
Cusco-Arequipa, etc. caminos que funcionan en torno al eje lineal de mayor
longitud. Como consecuencia, un tramo puede adscribir
Solo para el caso del Camino Longitudinal de la Costa el entorno geográico en el que se emplaza, aun cuando
o de los Llanos se recomienda seguir una orientación este sea de gran extensión (por ejemplo, una cuenca hi-
norte-sur, en atención a diferenciarlo del Camino Longi- drográica), siempre y cuando logre vincular sus nodos,
tudinal de la Sierra (ig. 3), ya que su construcción habría sean sitios arqueológicos o geografía histórica, con la
empezado en la región de Tumbes bajo órdenes del Inca red vial inca. Nuevamente el tramo Xauxa-Pachacamac
Túpac Yupanqui y su articulación inal solo fue posible, permite ejempliicar lo dicho, pues una vez que traspasa
según relatos de los cronistas europeos, luego que el la cordillera del Pariacaca, hacia el oeste, se extiende
Inca Huayna Capac, consolidara la conquista de Quito: en un valle de amplitud reducida (en la cuenca del río
Lurín) y sirve como eje articulador de los caminos que
abaxó a lo de Túnbez y fue honradamente recibido por los
comunican los diversos asentamientos arqueológicos
naturales, a quienes Topa Ynga mostró mucho amor; y luego
se puso del traje quellos usa[va]n para más contentarles y ubicados tanto en el cono de deyección del valle bajo
alabó a los prencipales el querer sin guerra tomalle por como en las quebradas escarpadas del valle medio (ig. 4).
señor, [y] prometió de los tener y estimar como a hijos El principio de nomenclatura de las secciones que
propios suyos. Ellos, contentos con oyr sus buenas palabras y
componen estas redes puede regirse también al orden
manera con que se tratava, dieron la obediencia con onestas
condiciones y permitieron quedar entre ellos governadores establecido previamente, pero partiendo siempre del eje
y hazer ediicios; [...] Saliendo de aquel valle caminó el rey lineal del tramo mayor. En el caso de secciones de corta
Ynga por lo más de la costa, yendo haziendo el camino real extensión, o de sendas anteriores a la red vial inca, estas
tan grande y hermoso como oy parece lo que dél ha quedado
deben nominarse sin uso de la categorización propuesta,
(Cieza de León 1996 [1553]: 169; fol. 70).
teniendo como criterio la jerarquización (por área y
cuando otra vez el mismo Guaynacaba quiso volver a visitar monumentalidad) de los sitios que conectan; esto si
la provincia de Quito, a que era muy aicionado por haberla aún no se ha podido establecer el orden u origen de
el conquistado, torno por los llanos, y los indios le hicieron
en ellos otro camino de casi tanta diicultad como el de la su sistema vial o, también, teniendo como indicadores
sierra (Agustín de Zárate, en Garcilaso 2007 [1604]: 800). los referentes geográicos inmediatos. Solo cuando
los caminos parten de un punto especíico hacia otra
En atención a este hecho, los tramos que integran el Ca- cuenca o región, y llegan también a un sitio arqueoló-
mino Longitudinal de la Costa podrán ser denominados gico, pueden ser considerados como unidades Tramo
en orientación norte-sur, como por ejemplo: Tumbes- indistintamente de su longitud.
Motupe, Chincha (La Centinela)-Nazca, Nazca-Atico,
Arequipa-Sama, etc.
Finalmente, la orientación especíica de cada tramo DEFINICIONES EN TORNO A LA
–longitudinal o transversal– debe servir también en la VISIBILIDAD DE CAMINOS
descripción técnica de las secciones que lo conforman.
En la práctica, la descripción del tramo Tumbes-Motupe, La experiencia adquirida por la coordinación irrvi
por ejemplo, iniciará con la primera sección hallada en en el desarrollo de proyectos de investigación y las
Tumbes y inalizará con aquella que se encuentre en funciones de una institución gubernamental, como lo
Sectorización y nomenclatura del Proyecto Qhapaq Ñan / A. Bar 39

Pasto
COLOMBIA
Quito

ECUADOR

Cabeza de Vaca
PERÚ
Aypate
BRASIL
Cajamarca
Huamachuco

Huánuco Pampa
Pumpu
Hatun Xauxa
Pachacamac
Vilcashuamán
Haytará Cuzco

Hatuncolla

Tambo de Ático La Paz BOLIVIA

Camata
Paria

CHILE San Pedro de Atacama

Salta

SIMBOLOGÍA Copiapó
Shincal
Sitio inca con población actual
Sitio inca
Población actual ARGENTINA

Red de caminos Hyslop Mendoza


Límites internacionales
0 4000 Km

Figura 3. Mapa del Tahuantinsuyu indicando la nomenclatura de tramos según su orientación. Figure 3. Map of Tahuantinsuyu, indicating
the nomenclature of road sections according to orientation.
40 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

300.000 325.000 350.000

Matucana
PERÚ
Santa Eulalia Cocachacra

ac
Chaclacayo Rim
0 10 Km
8.675.000 Santiago de Tuna

San Damián
Sisicaya Lurín

Antioquía
La Molina
Lurín
Lahuaytambo
Cieneguilla Huarochiri
Lanca

Chama
llanca
Villa
El Salvador 8.650.000

Pachamac SIMBOLOGÍA

Eje vial tramo Xauxa-Pachamac Centro poblado


Lurín Red de caminos prehispánicos Predios rurales
Red hidrográica Cuenca hidrográica del río Lurín
Oceáno Pacíico

Figura 4. Red de caminos en la cuenca baja del río Lurín, Tramo Xauxa-Pachacamac (tomado de Medina 2012, redibujado por Julio
Fernández 2015). Figure 4. Road network in the lower basin of the Lurin river, section Xauxa-Pachacamac (from Medina 2012, redrawn
by Julio Fernández 2015.

es el Ministerio de Cultura, le ha permitido elaborar - Camino reconocido: presenta componentes es-


un modelo de registro que combina datos de identii- tructurales bien deinidos. Su calzada (la supericie
cación, descripción e interpretación, propias de la labor acondicionada para el tránsito en el eje del camino),
académica, con otros de cuantiicación y sociabilización ya sea: empedrada, despejada o elevada, se encuentra
del quehacer técnico administrativo. Este esquema se en regular o buen estado de conservación, por lo que
orienta a la evaluación de aquellas secciones o segmentos es posible recorrerla con relativa facilidad. Además,
que presentan evidencia arqueológica y hace una clara sus elementos de borde, como los muros (de conten-
distinción de su particularidad física, estado de conser- ción o laterales) y los alineamientos de piedras, así
vación, originalidad y proyección lineal, que pueden como otros elementos integrados: puentes, canales
ser trasladados al Sistema de Información Geográica de drenaje, cunetas, etc., son fácilmente identiicables
(sig) para el estudio del emplazamiento de una red en la sección o segmento de registro.
especiica o los porcentajes que contrasten no solo su
extensión sino también las condiciones para su defensa - Trazo de camino: Deine la intermitencia de evidencias
y aprovechamiento como recurso patrimonial, que es el o elementos estructurales del camino en contraste a la
propósito inal del pqñ–Sede Nacional.11 continuidad de su calzada. Un “paso natural” puede
De acuerdo con las deiniciones preliminares hechas ser considerado en esta categoría en tanto exhiba en
por el pqñ (2003-2008), y la Guía de identiicación y su derrotero elementos integrados como: saywas, apa-
registro del Qhapaq Ñan, los caminos, ya sean supericies chetas, marcadores, etc. Aquí se encuentran también
holladas debido al tránsito constante o vías construidas los caminos caravaneros que se extienden en los llanos
para el tránsito, se identiican como: de la costa y puna y se distinguen solo por su desgaste.
Sectorización y nomenclatura del Proyecto Qhapaq Ñan / A. Bar 41

- Camino afectado: presenta evidencias claramente Cada una de las categorías deinidas puede ser represen-
reconocibles pero que se encuentran en mal estado tada en una serie de líneas con codiicaciones de color
de conservación debido a peligros naturales (desli- para su reconocimiento en los sotwares Google Earth
zamientos de ladera, caídas de roca, lujo de lodo, o Bing Maps como soporte graico para el diagnóstico
etc.) o antrópicas (redes viales, expansión agrícola, situacional previo a la creación de una base de datos sig
predios urbanos etc.) que diicultan su recorrido. El en los que puedan articularse los ejes lineales y nodos
camino no ha perdido su originalidad, sino que los del Qhapaq Ñan. La igura 5 resume los criterios de co-
factores indicados han “dañado” su estructura arqui- diicación con uso de la escala de colores Google Earth.
tectónica, la misma que es factible de ser recuperada. En caso de que la ruta seguida no guarde relación
Aquí se incluyen las secciones “reconstruidas” sin concreta con el eje vial de un camino arqueológico,
supervisión técnica. pero por temas de operatividad sea considerada en la
cuantiicación métrica del mismo, debe ser categorizada
Del mismo modo, el uso de la “posible ruta” se orienta entonces como “trazo recorrido”, detallando las razones
en la evaluación de los cambios sostenidos en el tiempo para dicha inclusión.12 Asimismo, si por razones ajenas
de aquellas secciones o segmentos que relejan una: al trabajo de campo, extensas áreas geográicas no fueron
prospectadas, pero en la revisión de imágenes satelita-
- Proyección por daños: línea imaginaria que recrea la les, fotográicas o cartográicas (históricas o actuales)
ruta del camino que ha sido destruido totalmente por se observa su proyección, estas deben ser consignadas
causas naturales (deslizamientos de ladera o caídas como tentativas o “identiicadas” y deberán ser también
de roca, lujo de detritos, etc.) o antrópicas (redes sustentadas técnicamente.
viales, expansión agrícola, predios urbanos, actividad La aplicación práctica de todo lo dicho puede verse
minera, etc.); su uso facilita unir dos secciones que en el diagnóstico situacional del camino prehispánico
cuentan con clara evidencia arqueológica. Huancas-río Utcubamba (8,12 km), ubicado en la región
Amazonas, que fuera llevado a cabo por el pqñ en el
- Proyección por remplazo: línea eje de registro en 2013 y derivara en su declaratoria como Patrimonio
la que se tiene la superposición especíica de vías Cultural y el establecimiento de su área intangible por
de transporte moderno como carreteras y caminos la Dirección de Catastro del Ministerio de Cultura el
de herradura. No obstante, en esta puede seguirse año 2014 (tabla 1).
el derrotero original del camino con base en docu-
mentos históricos que detallan su trayectoria y a la
recurrencia de sitios que vinculaba. Como ejemplo, se A MODO DE CONCLUSIÓN
tiene la carretera central, que en la ciudad de Jauja se
ha superpuesto al camino que ingresaba a la plaza del El estudio y el análisis de los caminos deben realizarse
antiguo centro administrativo inca de Hatun Xauxa. con la integración de múltiples capas de información
Aunque la superposición de infraestructura vial es que comprendan la revisión de datos provenientes de la
recurrente en todo el Qhapaq Ñan (Matos 1992; Bar arqueología, historia, toponimia, etnografía (tradición
2013), cabe aclarar que si una vía moderna no cuenta oral), documentación fotográica y cartográica, sea his-
con suiciente respaldo histórico o arqueológico debe tórica o reciente, así como de otras fuentes relacionadas
ser consignada en la siguiente categoría. a estas que permitan reconocer las características del
objeto de estudio: en nuestro caso, la red vial inca. Todo
- Proyección por ausencia: línea eje de registro cuyo este bagaje de información debe ser incorporado a un
recorrido, a pesar de no contar con evidencia estruc- sistema de información geográica, que a su vez brinde
tural, por las condiciones topográicas del entorno, un mayor conocimiento de los caminos registrados a
hace posible conectar dos secciones de camino bien in de desarrollar las estrategias de investigación o de
deinidas. Muy aparte de los cortes de ladera por obras intervención. En ese sentido, las conceptualizaciones
viales modernas, aquí pueden citarse las áreas de hechas nos ayudan a tener un mejor discernimiento
bofedal de puna o los corredores naturales formados de los caminos y de su articulación e interacción con
al pie de estribaciones costeras. los sitios arqueológicos, al igual que un mejor manejo
42 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Colores básicos

CAMINO REGISTRADO
(RECONOCIDO)
Colores personalizados

Añadir a los colores personalizados

Colores básicos

TRAZO DE CAMINO
Colores personalizados

Añadir a los colores personalizados

Colores básicos

CAMINO AFECTADO
Colores personalizados

Añadir a los colores personalizados

Colores básicos

PROYECCIÓN POR
DAÑOS
Colores personalizados

Añadir a los colores personalizados

Colores básicos

PROYECCIÓN POR
REEMPLAZO
Colores personalizados

Añadir a los colores personalizados

Colores básicos

PROYECCIÓN POR
AUSENCIA
Colores personalizados

Añadir a los colores personalizados

Figura 5. Categorización y codiicación de color en la proyección visual de caminos. Figure 5. Categorization and color codes in the
visual projection of roads.
Tabla 1. Diagnóstico especíico del camino Huancas-río Utcubamba. Tabla 1. Speciic diagnose of the Huancas-Utcubamba river road.

SEGMENTO UBICACIÓN ESTADO DE LONG V1 V1 V2 V2 TIPO


CONSERVACIÓN M COORNUT COREUT COORNUT COOREUT

1 Área urbana Regular 204 182896 9316751 182693 9316716 Proyección por reemplazo

2 Trocha Carrozable Regular 520 182693 9316716 182242 9316553 Proyección por reemplazo

3 Trocha Carrozable Malo 957 182242 9316553 181348 9316220 Proyección por reemplazo

4 Cima de cerro Malo 1110 181348 9316220 180508 9316860 Proyección por daños
Baulcucho

Sectorización y nomenclatura del Proyecto Qhapaq Ñan / A. Bar


Quebrada Shallo Bueno 553 180508 9316860 180250 9317004 Camino reconocido

6 Quebrada Bueno 663 180250 9317004 180409 9317442 Camino reconocido


Chacahuayco

7 Quebrada Malo 952 180409 9317442 180007 9317887 Proyección por ausencia
Chacahuayco

8 Ladera de cerro Bueno 364 180007 9317887 179828 9318171 Camino reconocido
Lluychubamba

9 Ladera de cerro Malo 721 179828 9318171 179297 9318562 Trazo de camino
Lluychubamba

10 Quebrada Coóndor Malo 1096 179297 9318562 179265 9319375 Proyección por daños
Armana

11 Ladera de cerro Malo 986 179265 9319375 178584 9319758 Proyección por daños

43
44 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

de la data misma. Además, la categorización planteada sirven como controladores del lujo; y los nodos de menor
permite realizar un diagnóstico inmediato de su extensión rango se relacionan con todos los sitios –de indistinta ilia-
total, en el que puede conocerse el proceso de cambio ción– que son interconectados por el eje vial o los caminos
que se desprenden de este.
ocurrido a través del tiempo (relejado en el historial 8
Su identiicación se dio dentro del Proyecto de inves-
de registro trasladado a la Geodatabase). tigación y registro con excavaciones en la red de caminos
Lo expuesto tiene como in estandarizar –al menos inca en la meseta de Bombón, dirigido por el autor el pre-
en territorio peruano– los criterios para la sectorización sente año.
y nomenclatura de las diversas secciones de camino que 9
Esta relación debe primar sobre las descripciones ha-
puedan ser reconocidas como pertenecientes a la red vial lladas en fuentes etnohistóricas para no crear deiniciones
inca, ya sea en el marco de un proyecto de investigación forzadas (véase Barraza 2010; Chacaltana 2010).
10
Algunas veces con evidencia de origen y función mi-
o dentro de la arqueología de contrato; sin embargo, esta
litar, como en el caso de Inkahuasi de Lunahuaná, que fue
propuesta puede ser revisada en el estudio de las redes
construido como un “nuevo Cusco” durante el tiempo que
viales originadas en las diferentes etapas culturales y duró el conlicto bélico entre el ejército cusqueño y las fuer-
bajo los criterios de cada realidad institucional, social zas del señorío de Guarco (Hyslop 1985).
o profesional, por lo que los planteamientos hechos 11
Toda esta información es llevada a una Geodatabase
son perfectibles. que puede ser visualizada en el Sistema de Información Geo-
gráica de Arqueología (sigda) del Ministerio de Cultura.
12
Esta situación había sido ya prevista el año 2005, por lo
que en documentos internos del pqñ el “recorrido” represen-
NOTAS ta el espacio caminado siguiendo una determinada ruta sin
encontrar evidencia del camino. Sin embargo, en el registro
1
Instituto Nacional de Cultura (2004, 2006). del año 2008 no fue consignado como una categoría en sí
2
Elaborado en la vii Reunión de Expertos del Qhapaq misma, por lo que en ocasiones fue incluido como parte de
Ñan, Pasto, Colombia 2006. la “posible ruta”.
3
En dichas campañas el tramo se deinía como: “cada
una de las partes en que está dividido o se puede dividir una
extensión lineal. Los caminos se dividen en tramos los cua- REFERENCIAS
les son arbitrarios, pero generalmente se denominan por los
asentamientos que están en sus extremos” (Álvarez & Espi- Acosta, J., 1954 [1590]. Historia natural y moral de las Indias.
noza 2004: 23). Biblioteca de Autores Españoles, Tomo 73. Madrid: Atlas.
4
Los proyectos en cuestión son: el Proyecto de evalua- Álvarez, A. & J. Espinoza., 2004. Glosario de tecnología
ción arqueológica con excavaciones para la construcción caminera. Documento de trabajo del componente de
de la carretera Azul Mina-Matash-Huanzalá Sur, distrito de arqueología del Proyecto de levantamiento del sistema
Huallanca, Provincia de Bolognesi, Región Ancash (2007) y vial inca. Proyecto Qhapaq Ñan-inc. Lima.
el Proyecto de reconocimiento arqueológico “Línea de trans- Astuhuamán, C., 2010. La red de sitios y Caminos Incas en
misión LT–33KV S. E. Huallanca Nueva – S. E. Pucarrajo” la sierra de Piura, Perú. Inka Llaqta 1: 29-60. Lima.
(2008). Bákula, C., 2009. Qhapaq Ñan, trabajo permanente. Gaceta
5
Caso del camino costero en la región Tumbes. El tramo Cultural del Perú 38: 4-5. Lima: Instituto Nacional de Cultura.
en estudio comprende desde la quebrada Cusco, en la mon- Bar, A., 2008 Ms. Actividad de identiicación y registro del
taña de los Amotapes, hasta Playa Hermosa en el litoral; tie- sistema vial inca. Macro Región Centro, Ancash-Huánuco.
ne una longitud de casi 100 km con dirección de sur a norte, Informe inal, Proyecto Qhapaq Ñan. Lima: Instituto
con alturas que oscilan entre 1538 y 0 msnm. Políticamente Nacional de Cultura.
se ubica entre los distritos de San Jacinto y Corrales, Provin- Bar, A., 2013. Afectaciones históricas a la red vial inca y la
cia y Departamento de Tumbes (Vilches 2013: 4). necesidad del estudio documentario de carreteras para
6
Estas localidades son también nodos del Camino Lon- la investigación y registro de caminos prehispánicos.
gitudinal de la Sierra y el Camino de los Llanos o Longitudi- Cuadernos del Qhapaq Ñan 1: 169-179. Lima: Ministerio
nal de la Costa. de Cultura.
7
La diferenciación de nodos se hace por el carácter fun- Barraza, S., 2010. Redeiniendo una categoría arquitectónica
cional y jerárquico de los sitios que representan: los nodos inca: la kallanka. Boletín del Instituto Francés de Estudios
primarios corresponden a los sitios (de iliación inca) que Andinos 39 (1): 167-181. Lima.
deinen el origen y extensión de un eje vial; los nodos secun- Bernabé, J., 2008 Ms. Actividad de identiicación y registro del
darios a los sitios que se ubican al interior del mismo y que sistema vial inca. Macro Región Centro, Junín-Huancavelica.
Sectorización y nomenclatura del Proyecto Qhapaq Ñan / A. Bar 45

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Nacional Mayor de San Marcos.
BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, Nº 2, 2017, pp. 47-63, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

LA RUTA INCA A LOS HUAYLAS. ESTUDIO DE LA VIALIDAD


INCA EN LA PAMPA DE LAMPAS-CHOQUERECUAY, EN EL
DEPARTAMENTO DE ANCASH, PERÚ
THE INCA ROUTE TO THE HUAYLAS. A STUDY OF INCA ROADS IN PAMPA
DE LAMPAS, CHOQUERECUAY, DEPARTMENT OF ANCASH, PERÚ

JOSEPH BERNABÉA

En este trabajo se presenta el registro de la red vial inca en INTRODUCCIÓN


la pampa de Lampas, región ubicada al sur del callejón de
Huaylas, en el lado occidental de la cordillera Blanca en la
Región Ancash. Para ello, se recurre al análisis del registro La red vial inca o camino principal andino nacía en la
arqueológico, producto de trabajos de campo desarrollados plaza Haucaypata, en el centro del Cusco, proyectándose
por el Proyecto Qhapaq Ñan en sus temporadas 2003 y 2004, mediante un trazo longitudinal de sur a norte hacia
así como la actualización de información, que tuvo como el Chinchaysuyu y de norte a sur hacia el Collasuyu;
punto de inicio el análisis de imágenes satelitales. Esto llevó a
y dos caminos transversales, uno hacia el oriente: el
realizar nuevos trabajos de campo los años 2014 y 2015 para
registrar las características formales de la vialidad y realizar Antisuyu, y otro al occidente: el Cuntisuyu. El camino
el levantamiento planimétrico de los sitios asociados a los se materializaba mediante una red vial perfectamente
caminos. La revisión de fuentes bibliográicas, arqueológicas constituida que comunicaba nodos de conexión o
e históricas nos ha permitido desarrollar el presente estudio. centros administrativos, permitiendo la administra-
Palabras clave: caminos, pachacoto, ushnu, kancha, pampa
ción y control de regiones culturalmente diferentes a
de lampas, Choquerecuay.
la nación cusqueña.
his work presents the information documented for the Inca Esta extensa red vial de uso pedestre permitía el
road network in the Lampas Pampa, a zone located south desplazamiento de funcionarios cusqueños y locales,
of Callejón de Huaylas, on the western side of the Cordillera ejércitos, mitmaq, capacochas, caravanas de camélidos
Blanca of Ancash Region. he authors analyse the archeologi-
que transportaban bienes de producción y otros especia-
cal records collected by the Qhapaq Ñan Project in the 2003
and 2004 ieldwork seasons, as well as updates based irst on listas al servicio del Estado. Todos ellos se movilizaban
an analysis of satellite images then expanded during ieldwork por motivos estrictamente oiciales de índole política,
in 2014 and 2015 to record the formal features of the roadways económica, militar y religiosa. Su construcción y man-
and the elaboration of a planmetric survey of associated sites. tenimiento dependió de instituciones públicas y fuerza
A review of bibliographic, archeological and historical sources de trabajo obtenida de grupos mitmacunas.
enhanced the study conducted.
Keywords: roads, Pachacoto, ushnu, kancha, pampa of
El aparato estatal instituyó los tambos, estableci-
Lampas, Choquerecuay. mientos estratégicamente ubicados a la vera del cami-

A
Joseph Bernabé, Proyecto Qhapaq Ñan, Perú / Ministerio de Cultura. Av. Javier Prado Este 2465 San Borja, Lima 41, Perú,
email: josephberna@hotmail.com
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: mayo 2017.
48 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

no que facilitaban el abastecimiento de las comitivas lugares principales por donde transitaron, llegando a
oiciales y de los ejércitos, a la vez que se construyeron “Guarax” el 24 de enero siendo recibidos por el señor
elementos arquitectónicos sobre las principales rutas: Pumacapillay, continuando hacia “Sucoarocoay”, prosi-
plataformas, marcadores, puentes colgantes, calzadas guiendo hasta Pachacoto el 25 de enero, donde tomaran
empedradas, lo que sumado al desarrollo de diferentes el camino que baja a la costa por “Marcara” (Marca) y
técnicas, permitió su sostenimiento y funcionamiento. el valle de Fortaleza hasta Paramonga; allí tomaron la
Precisamente, este trabajo presenta los resultados ruta del camino costero rumbo al valle de Lurín. En
preliminares de un estudio sobre la vialidad inca en el esta relación se hace mención de los principales asen-
Departamento de Ancash, en el marco del Proyecto tamientos asociados a la vialidad inca en nuestra área
Qhapaq Ñan. Para este in, se ha utilizado la información de estudio, como Sucorecuay (Choquerecuay o Pueblo
obtenida de los reconocimientos de campo realizados Viejo) y Pachacoto.
entre 2003 y 2004, de los tramos de caminos prehispánicos En agosto del mismo año, Francisco Pizarro realizó
y sus componentes asociados. Al mismo tiempo, se han la marcha de Cajamarca al Cusco, tomando el mismo
revisado fuentes históricas, informes de investigación, trayecto que su hermano Hernando Pizarro. Cruzó la
material cartográico y aerofotográico, así como el Provincia inca de Huaylas, donde permaneció aproxima-
análisis de imágenes satelitales mediante la plataforma damente 12 días entre Tocas y Recuay (Zuloaga 2011: 70),
Google Earth. Dicha información ha permitido actualizar continuó por Pachacoto hacia Cajatambo, tramo en el
y precisar la data de campo. que debió cruzar la pampa de Lampas. En estas primeras
incursiones hispanas al centro del Tawantinsuyu se utilizó
un ramal del Qhapaq Ñan que se proyectaba por todo
ÁREA DE ESTUDIO el Callejón de Huaylas, aprovechado estratégicamente
por la alta densidad demográica asentada a la vera del
El ámbito de estudio se ubica en el extremo sur de Ca- camino. Esto permitió el abastecimiento de alimentos
llejón de Huaylas, en la jurisdicción de la provincia de y un mayor conocimiento acerca de la organización
Bolognesi y Recuay, en el departamento de Ancash. El política y social del Estado Inca (Del Busto 1999: 24).
área comprende una gran meseta altoandina conocida
como las pampas de Lampas (4050 msnm, ig. 1) y Pa- La conquista inca a los Huaylas
chacoto (3900 msnm). La proyección de la vialidad inca
en esta región abarca un subtramo de 62 km de longitud, La vialidad inca no solo logró la integración y control
el cual formó parte del camino longitudinal de la sierra. de las cabeceras de la cuenca alta del río Santa, sino que
Geográicamente, el área de estudio se enmarca también abarcó las cuencas bajas de los ríos: Huaura,
en la cuenca alta del río Santa, donde destaca la región Pativilca, Fortaleza, Huarmey y Casma, anexando a un
la quechua (3000 msnm), jalca o la suni (3500 msnm), abigarrado conjunto de grupos étnicos de habla quechua
puna (4000 msnm) y la janca o cordillera Nevada (4800 ubicados sobre ambas márgenes de la cordillera Blanca
msnm) (Pulgar 1967). La red vial inca se emplaza entre las y Negra en la Provincia inca de Huaylas. Durante el Ho-
tres primeras regiones naturales y, en mayor porcentaje, rizonte Tardío (1470), toda esta región estuvo anexada
en la región puna. Esta región se encuentra formada política y administrativamente al Estado Inca, teniendo
por grandes estepas y zonas inundables como bofeda- como eje integrador una variante del camino longitu-
les, arroyos y lagunas que se originan de los glaciares dinal de la sierra, que nacía en el centro administrativo
ubicados en el lado occidental de la cordillera Blanca. de Pumpu (Pasco) y continuaba con rumbo noroeste
hacia el Callejón de Huaylas.
Antecedentes históricos Esta vasta región, que integró los grupos étnicos de
Lampas y Huaylas, fue conquistada por el Inca Pachacutec
La importancia de este subtramo Lampas-Choquerecuay a mediados del siglo xv, quien encomendó a su hermano
se describe en las primeras fuentes históricas, entre ellas Inca Capac Yupanqui la dirección de la expedición que
la escrita por Miguel de Estete, en la relación del viaje consiguió dominar a los Huanca, Huarochiri, Yauyo,
que hizo Hernando Pizarro de Cajamarca al Santuario Chucurpu, Atapillo, Canta, Tarma, Chinchaycocha,
de Pachacamac, en enero de 1534.3 Estete menciona los Checra, Cajatambo y Lampacollana (Robles 2003: 116).
La ruta inca a Los Huaylas / J. Bernabé 49

Figura 1. Vista de la pampa de Lampas teniendo en segundo plano el nevado Jeulla Rajo. Figure 1. View of the pampa of Lampas with
Jeulla Rajo in the background.

La primera expedición conquistó dos provincias exten- Esta división por guarangas tenía un carácter netamen-
sas y de alta demografía llamadas Ancara y Huaillas. Si te administrativo, pero con una signiicación social,
embargo, esto no fue suiciente para asegurar el control económica, ecológica (Varón 1980), a la que hay que
sobre los pueblos de Huaylas, por lo que Pachacuti Inca añadir la simbólica o religiosa impuesta por los incas.
envió nuevamente a su hermano, acompañado esta vez Además, esta división respondía a un aprovechamiento
por el hijo y sucesor de Pachacuti, Inca Yupanqui quien racional de zonas de producción, tales como los extensos
tenía 16 años, y un ejército de 50.000 hombres (Garcila- pastizales de la pampa de Lampas aptos para la crianza
so 1985 [1609]: 229-230). En esta segunda expedición de camélidos.
quedó aianzado el dominio inca sobre la región de los La conquista inca provocó cambios a gran escala,
Huaylas, Pincos y Piscobamba (Garcilaso 1985 [1609]: los que implicaron la restructuración de la organización
229-230; Varón 1980: 39). política regional y local, entre ellos, la incorporación a
A la llegada de los hispanos, la provincia de Huaylas una nueva demarcación administrativa con patrones
se encontraba dividida políticamente en dos mitades: externos, tales como la estructura hanan y hurin; la
Huringuaylas, en el extremo sur, y Hananguaylas, en reordenación del espacio y del acceso a los recursos; la
el extremo norte. Cada una de ellas se subdividía en imposición de dioses regionales (provinciales) y esta-
seis guarangas (Varón 1980: 40; Zuloaga 2011: 69, tales (el sol); la introducción de autoridades políticas y
2012). Colindante con la frontera sur de los Huaylas regionales jerárquicamente superiores a los locales; el
se encontraba la región de Lampas, organizada en tres traslado masivo de poblaciones locales y, inalmente, la
guarangas:1 Collana Guaranga, Chaupi Guaranga y la creación de la Provincia inca de Huaylas.
Guaranga de Ocros (Pereyra 1989: 24). Cada una de La Provincia inca de Huaylas mantuvo su estructura
estas subdivisiones contaba con un curaca principal y local de producción, pero integrándola a la economía
señor de varias guarangas con sus curacas subalternos. estatal a través de los diversos depósitos y caminos que
50 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

se construyeron a la vera de la ruta principal, y la suma Sectorización de la vialidad


de un nivel superior de reciprocidad con el gobernante
Inca. Huaylas pasó a depender administrativamente de Para la sectorización de los tramos del camino prehis-
Huánuco Pampa, y se instaló una capital provincial de pánico se utilizó la propuesta metodológica desarro-
menor jerarquía ubicada en el extremo norte del Callejón llada por el Proyecto Qhapaq Ñan y presentada en la
de Huaylas, en las inmediaciones del actual pueblo de Guía metodológica para la identiicación y registro de
Huaylas, denominada como Hatun Huaylas2 (Varón Qhapaq Ñan (Ministerio de Cultura 2013: 71). La Guía
1980: 42). Al extremo sur, en la región de hurinhuaylas establece cuatro unidades de sectorización con ines
se estableció otra cabeza de provincia que tuvo como de registro y descripción de caminos. Las unidades se
centro de poder el asentamiento inca de Sucoarecuay clasiican mediante las siguientes categorías: Segmento
o Choquerecuay (Zuloaga 2012). (0-1 km), Sección (1-10 km), Subtramo (10-100 km) y
Tramo (100+km). Esta propuesta de sectorización se
ha realizado sobre la base de las distancias registradas
ESTUDIO DE LA VIALIDAD INCA ENTRE entre los sitios arqueológicos vinculados al Qhapaq
LAMPAS-CHOQUERRECUAY Ñan. Los segmentos y secciones se han organizado
de acuerdo a divisiones arbitrarias mediante su lo-
En mérito al Decreto Supremo N° 031-2001-ED, el calización en diferentes ámbitos geográicos, como
Estado peruano declaró de interés nacional el registro, quebradas, lomas, valles y pampas, donde se presen-
estudio y conservación de la red vial inca, iniciándose el tan determinadas características formales y técnicas
Proyecto Qhapaq Ñan – Perú. El proyecto se inició con constructivas, deinidas por el relieve y la supericie del
el desarrollo de las primeras temporadas de reconoci- terreno y por su estado de conservación (Ministerio
miento para la identiicación y registro de la red vial inca. de Cultura 2013: 71).
Para este in se requirió la implementación de equipos La división en tramo y subtramo responde a la
de arqueólogos especialistas que realizaron labores de proyección general de un camino arqueológico, que
reconocimiento en el ámbito nacional durante los años deine un itinerario de comunicación entre los diversos
2003, 2004 y 2008. Parte de este registro corresponde al asentamientos arqueológicos asociados, como también la
presente trabajo en el subtramo Lampas-Choquerecuay, ubicación entre localidades actuales que se sobreponen
entre las provincias serranas de Bolognesi y Recuay, en a antiguos centros administrativos y tambos. En el caso
el Departamento de Ancash. del ámbito de estudio, el tramo se circunscribe entre las
La información fue procesada en el año 2014 y, localidades más importantes en el Callejón de Huaylas,
en algunos casos, actualizada mediante la teledetección mencionadas en la crónica de Miguel Estete.
digital o fotointerpretación arqueológica de imágenes
satelitales proporcionada por las plataformas Google
Earth y ArcGIS Esri, la que fue luego trasladada a una IDENTIFICACIÓN Y REGISTRO
base de datos sig, permitiendo la sistematización de la
información vectorial (caminos y sitios). Asimismo, En el subtramo Lampas-Choquerecuay se origina la
la utilización de esta plataforma permitió elaborar bifurcación de caminos que se inicia en el centro ad-
propuestas para la identiicación de posibles tramos ministrativo inca de Pumpu, ubicado en la meseta de
de caminos prehispánicos asociados a sitios arqueo- Bombón, en el Departamento de Pasco. El subtramo
lógicos, para luego pasar a su veriicación de campo continúa luego como un ramal del camino longitudinal
mediante el empleo de equipos de posicionamiento de la sierra que bordea el lanco occidental de la cor-
satelital gps, ichas de campo y el registro gráico. Las dillera Blanca. Se trata de una vía secundaria paralela
imágenes satelitales de alta resolución permitieron la al camino longitudinal, por las cabeceras de los ríos
elaboración de la planimetría de los sitios, lo que llevó Huaura, Pativilca y Fortaleza llegando a la meseta de
a la sectorización y determinación de los componentes pampa de Lampas. El camino bordea el lanco oriental
incas para su posterior veriicación en campo. de la laguna de Conococha, proyectándose hacia el
norte hasta Pachacoto, puerta de ingreso al Callejón
de Huaylas.
La ruta inca a Los Huaylas / J. Bernabé 51

Figura 2. Trazo de camino sobre la pampa de Lampas. Figure 2. Road trace in the pampa de Lampas.

1. Sección Lampas-Yanamarca (7,3 km) en el corte de la carretera Conococha-Chiquián,aunque


es visible en la pampa de Lampas entre los sectores de
El camino se desprende del sitio arqueológico de Lampas Mesapampa y Romatambo. El camino se proyecta sobre
ascendiendo a la pampa de Lampas por una suave pen- un terreno ondulado propio del páramo de puna, ca-
diente, mediante un trazo recto con rumbo sur-norte. racterizado por alineamientos de piedras que delimitan
En esta sección solo se conserva el trazo del camino, los bordes, cruzando pequeñas quebradas formadas por
presentándose ligeramente elevado ya que, al parecer, ha los riachuelos que nacen de los deshielos de los nevados
perdido parte de su calzada debido a la erosión producida Jeullarajo y Juchurajo. El camino presenta una calzada
por la humedad del terreno por los extensos bofedales de un ancho aproximado de 9 m.
que se han formado por iltraciones de la laguna de Asociado a este subtramo destaca el sitio arqueoló-
Conococha (igs. 2 y 3). A 6 km del sector de Lampas gico de Huarirraga, denominado también Huariraka o
se ubicó una plataforma de planta rectangular de 5 m x Inkaraka (Antúnez de Mayolo 2007). Este asentamiento
3 m, asociada directamente al trazo del camino (ig. 4). se ubica en una extensa planicie altoandina denomina-
Esta sección se asocia al sitio arqueológico denominado da pampa de Pachacoto, desde la cual se distribuyen
Yanamarca o pampa de Lampas Alto (ig. 5), asentamiento dos conjuntos arquitectónicos de patrón ortogonal. El
constituido por construcciones de plata rectangular y principal presenta estructuras de planta rectangular
circulares de neta iliación inca. formando dos canchas y estructuras difíciles de de-
inir por el mal estado de conservación. Destaca un
2. Subtramo Yanamarca-Huarirraga montículo aterrazado el cual presenta dos escalinatas
(27 km) de acceso, las que, por su ubicación y características
formales, habrían constituido una plataforma ceremonial
El subtramo se proyecta desde la altiplanicie ubicada frente o ushnu (igs. 6 y 7). Precisamente, en este sector del
al asentamiento de Yanamarca. El trazo es recto salvo sitio conluyen dos caminos, el principal o longitudinal
52 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 3. Vista de norte a sur del trazo del camino entre Lampas y Yanamarca. Figure 3. View from the north to the south of the road
trace in Lampas and Yanamarca.

Figura 4. Plataforma ubicada en la vera del camino Yanmarca-Huarirraga. Figure 4. Plataform on the side of the Yanmarca-Huarirraga road.
La ruta inca a Los Huaylas / J. Bernabé 53

254700 254900 255100 255300 255500

409
0 8879600
408
5
40
4090

80
8879500

4085
408
407

0
40

8879400
70
40
65
40
60
40
55
8879300

8879200
SIMBOLOGÍA

Trocha carrozable
Quebrada 0 200 m

255000 255200 255400

Figura 5. Croquis del sitio de Yanamarca. Figure 5. Yanamarca site diagram.

Figura 6. Plataforma ceremonial de Huarirraga. Figure 6. Ceremonial platform of Huarirraga.


54 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

que se orienta de sur-norte y otro secundario que se En este subtramo se ha registrado el sitio arqueológico
proyecta de oeste-este hacia la cima del cerro Yeso. de Pueblo Viejo, formado por una plaza de planta trape-
zoidal cruzada por el camino que ingresa de sur a norte.
3. Sección Huarirraga-cerro Yeso (6 km) El sitio incluye dos sectores claramente diferenciables.
El sector bajo está formado por la primera plaza, frente
Esta sección comprende un camino formalmente a dos estructuras de planta rectangular, posiblemente
construido de 28 m de ancho, delimitado por alinea- kallankas; el segundo sector, ubicado en la parte alta,
miento de piedras hacia ambos lados. El tramo se está formado por un muro de contención que divide
orienta desde la plataforma principal de Huarirraga la primera plaza con la parte más elevada, en la cual se
orientándose hacia el sureste y proyectándose a la cima ubica una estructura escalonada, construida sobre un
del cerro Yeso (4624 msnm), con una longitud de 6 km. montículo natural; junto a la estructura escalonada se
Es posible que este camino se proyecte hacia la cima encuentran tres estructuras de planta cuadrangular que
del nevado Caullarajo o Jeullarajo, denotándose por semejan tres canchas (igs. 11 y 12).
su orientación como un camino de índole religioso, Por su ubicación entre los límites de la región
posiblemente vinculado a capacochas. Esperamos quechua e inicio de la región suni, el área debió producir
continuar prontamente con los estudios de esta sección abundantes tubérculos como la papa, por lo que destaca
para deinir su signiicación (ig. 8). en el sitio un sector de depósitos o qolqas ubicadas
en una colina hacia el este del sitio. Este componente
4. Sección Huarirraga-Pachacoto (8,5 km) arquitectónico es un patrón recurrente en los grandes
centros administrativos incas y permitía el acopio de
Esta sección es una de las mejores conservadas y se la producción provincial estatal y el control de la pro-
presenta como un camino encerrado por muros bajos ducción de los grupos locales asentados en la cuenca
en ambos costados, formados por dos hileras de piedra, alta del Santa.
con un ancho de 50 cm. El camino adquiere un ancho
promedio de 28 m (ig. 9) y está formado por una Otros ramales (ig.13)
calzada de tierra y piedras sueltas. El trazo del camino
se proyecta en un trayecto aproximado de 8,5 km de Se han registrado caminos transversales que se bifur-
longitud desde el asentamiento de Huarirraga hacia el can del camino principal hacia ambas márgenes de la
sitio arqueológico de Pachacoto, el que destaca ya que cordillera Blanca y Negra. Del asentamiento de Lampas
es mencionado en las primeras crónicas soldadescas. se bifurcan dos caminos. El primero hacia el valle bajo
El sitio de Pachacoto se encuentra formado por una del Pativilca, cortando parte del macizo geológico de
cancha deinida por 4 estructuras de planta rectangu- la formación Fortaleza. En su extremo sur, este camino
lar de 5 m de ancho x 18 m de largo, dispuestas en el desciende hacia la antigua provincia de Ocros y continúa
entorno de un patio central delimitado por un muro hacia el valle bajo. El segundo ramal está orientando
perimétrico (ig. 10). Lamentablemente, este sitio se hacia el este y conduce hacia las cabeceras de la cuenca
encuentra en mal estado de conservación debido a alta del Pativilca, conectándose con otro ramal de la
factores antrópicos. ruta al Huayhuash.
Del sitio arqueológio de Pachacoto se desprenden
5. Subtramo Pachacoto-Choquerecuay varios caminos, destacando históricamente el camino que
(16 km) conectaba con el valle de Fortaleza por la vía prehispánica
hacia Marca. La ubicación del sitio es estratégica, ya que
Este camino continuaba desde Pachacoto hacia el sitio permitió la articulación con otras regiones.
arqueológico de Pueblo Viejo o Choquerecuay, trazo que El asentamiento inca de Pueblo Viejo permite
actualmente ha desaparecido producto del reemplazo de enlazar con los valles de Huarmey y Casma, por un
la carretera Catac-Chavín y una trocha carrozable que camino que baja por las estribaciones occidentales de
se proyecta por el antiguo trazo con dirección al sitio la cordillera Negra, hacia Huarmey por el paso Huanca-
de Choquerecuay o Pueblo Viejo, ubicado al costado peti, entre Aija y Recuay, y hacia Casma por el paso de
derecho del río Santa. Puntacallan. Otro camino se orienta de Olleros rumbo
La ruta inca a Los Huaylas / J. Bernabé 55

242500 242600 242700 242800 242900

8904300
04
41

06
41

CAMINO INCA
8
410

0
411

2
411

4
411

8904200
4116

8
411
8904100

414
4142
4140

4
413
413
4134

8
4132

6
4130
4128
4126
4124
4122
4120

8904000
0 120 m

Figura 7. Planimetría del sitio de Huarirraga. Figure 7. Huarirraga site planimetric sketch.

Figura 8. Trazo del Camino Inca entre Huarirraga-Cerro Yeso. Figure 8. Trace of the Inka Road between Huarirraga and Cerro Yeso.
56 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 9. Trazo del Camino Inca entre Huarirraga-Pachacoto. Figure 9. Trace of the Inka Road between Huarirraga-Pachacoto.

Camino
a Pastoru
8909800

ri
az

3750
3700

uar
aH

0
376
ino
Cam

0
377
8909600

0
378
10
37

0
372
anta

03
8909400

37
Río S

40
37
8909200

90
37

00

SIMBOLOGÍA
38

1 0
38

Camino Inca
8909000

Trocha carrozable
Vía asfaltada
Quebrada
0 320 m

235600 235800 236000 236200 236400 236600 236800 237000

Figura 10. Croquis del sitio de Pachacoto. Figure 10. Pachacoto site diagram.
La ruta inca a Los Huaylas / J. Bernabé 57

230000 230400 231000 231200


3430

3370
00
raz 34

3410
ua

8926200
80
nta
Camino a H

33
3420
3420

Sa

90
3430

33
Río

0
350 0
351
0
352
0
353

8926000
3410

0
354

0
355
3400

8925800
3560
3390
8925600

SIMBOLOGÍA
0
344
5
344
0

Camino Inca
345

60
34

34 0
7

Trocha
80
34

carrozable
90
8925400

34

Vía asfaltada
0 320 m
Quebrada
230200 230600 230800

Figura 11. Croquis del sitio de Pueblo Viejo o Choquerecuay. Figure 11. Diagram of the Pueblo Viejo or Choquerecuay site.

Figura 12. Sector de las kanchas en Choquerecuay. Figure 12. Area of the kanchas in Choquerecuay.
58 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

tar SIMBOLOGÍA
uan
eH
nd
h avi Sitios arqueológicos
AC
A Olleros
Ca
sm
Elementos asociados
a
Capital provincial
Capital distrital
PUEBLO VIEJO
as
uc
Pa Camino registrado
RECUAY A
Trazo de camino
Camino afectado
Ticapampa
Proyección de camino
por ausencia
Catac Límite distrital

LA LIBERTAD
PACHACOTO
HUANUCO

Marcador

HUARIRRAGRA
Oc

RECUAY
eán
oP
ací
ico

Cotaparaco
LIMA

Tapacocha

Aquia
Huayllapampa
Marca
a
ng

Huasta
mo

Pampas Plataforma
ra

Chico
Pa
A

YANAMARCA

Cajacay
CHIQUIAN
Raquia
A
Ca
ja
ta
mb
o
s
A Ocro

Huayllacayan 0 12 Km Ticllos

Figura 13. Mapa del registro de la red vial en Lampas - Choquerecuay. Figure 13. Map of the roads documented in the
Lampas - Choquerecuay area.
La ruta inca a Los Huaylas / J. Bernabé 59

al portachuelo de Yanashallash, bajando hacia el valle de Algunos indicadores, como la asociación de sitios,
Pushca por el centro ceremonial de Chavín de Huantar, permiten plantear el carácter económico y religioso.
continuando por su rivera hasta el puente prehispánico Por ejemplo, la construcción de Choquerecuay como
de Chocchian (Llamellín) y cruzando el Marañón, una un centro administrativo que constituyó “cabeza de
ruta de interconexión con el oriente y la ceja de selva provincia” en la parte sur de la Provincia inca de Hua-
que lleva al valle del Monzón. ylas, parcialidad que tomó el nombre de Rurinhuaylas.
Por otro lado, queda por resolver el rol que jugó el
asentamiento de Pumacallan con respecto a la parte
DISCUSIÓN sur de la Provincia de Huaylas. Este asentamiento se
encuentra ubicado en el centro de la actual ciudad de
A lo largo del sistema vial se han registrado ramales Huaraz, donde se han hallado evidencias de ocupación
de caminos que el Estado Inca construyó para unir inca (Serna 2009).
áreas de suma importancia por su potencial económi- El sitio arqueológico de Choquerecuay o Pueblo
co y su carácter simbólico. Así tenemos ramales que Viejo comprende una extensión aproximada de 44 ha,
se deprenden de los principales asentamientos para conservando componentes arquitectónicos de iliación
unirse después de varios kilómetros, en otro punto de inca, como la estructura escalonada que destaca por su
importancia. Por ejemplo, el camino al Collasuyu que volumen y posible funcionalidad como ceremonial. Esta
bordeaba ambos lancos del lago Titicaca,4 bifurcán- estructura presenta 3 plataformas superpuestas y una
dose en la actual localidad de Pucara, y uniéndose en escalinata orientada al noreste, permitiendo el acceso
el extremo sur del lago en el sector denominado como a la parte superior, donde se ubica un recinto de planta
Laja (actual Bolivia). rectangular. Su ubicación estratégica le permite, ade-
Recientes estudios en la meseta de Bombón han más, tener una visión panorámica de todo el conjunto
permitido comprobar que el camino longitudinal se y del camino que cruza la plaza dividiendo al sitio en
bifurcaba en el sitio de Chacamarca para continuar por dos mitades. Consideramos esta estructura como una
la margen oriental del lago Chinchaycocha, asociado a plataformas ceremonial ushnu. Como veremos, se han
asentamientos de iliación Intermedio Tardío (Guido localizado a lo largo del sistema vial establecimientos
Casaverde y Alfredo Bar, comunicación personal). incas con ushnus conformados como plataformas su-
El subtramo Lampas-Choquerecuay sería parte perpuestas, por ejemplo: en Huánuco Pampa (presenta
de un ramal del camino longitudinal de la sierra que 3 plataformas superpuestas), Vilcahuaman (4 platafor-
se bifurcaba en el centro administrativo de Pumpu, mas), Curamba (3 plataformas), Pumpu (3 plataformas)
continuando por el lanco occidental de la cordilleras (Monteverde 2010: 49).
de Chacua, Raura, Huayhuash y la cordillera Blanca, El sitio de Pachacoto es importante por su alto
cruzando valles interandinos de suma importancia grado de conectividad, ya que se asocia al camino lon-
económica, política y religiosa para el Estado Inca. El gitudinal que se proyecta por la margen derecha del río
concepto geográico y paisajístico está integrado en Santa. Se articula con una red de caminos transversales,
la planiicación del territorio por los Incas, quienes tanto para el occidente como para el oriente, conectando
controlaban grandes zonas de pastoreo y producción con establecimientos de la costa y con regiones de alta
de camélidos, en especial la llama (Lama glama), úni- productividad como los valles de Pushca y el Vizcarra,
co animal utilizado para el transporte de carga en el rutas que permitían el acceso a la cuenca alta del Mara-
Tawantinsuyu. El carácter ceremonial de la vialidad ñón. Hacia el sur se conecta con la pampa de Pachacoto
inca se observa por la ubicación del asentamiento de y Lampas, áreas de alta producción de camélidos y re-
Huarirraga, al pie de la cadena montañosa donde destaca cursos hídricos. Así, la red vial inca permitía el control
el nevado Jeullarajo o Caullarajo. Allí se proyecta un y administración del lujo de bienes de producción que
camino de 29 m de ancho desde la plataforma principal circulaban hacia los principales centros administrativos
con una longitud aproximada de 6 km, orientándose como Huánuco Pampa.
hacia el este con dirección a la cima del cerro Yeso. Los sistemas de depósitos asociados a los centros
Dicho camino continuaba posiblemente en ascenso administrativos, explicados por algunos autores y re-
hacia la Cordillera (Vitry 2007). gistrados en Huánuco Pampa, Pumpu, Xauxa, destacan
60 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

como una característica en los componentes incas. Los 5 CONCLUSIONES


asentamientos registrados en Choquerecuay y Pachacoto
cuentan con qolqas o depósitos claramente identiicados, El subtramo Lampas-Pueblo Viejo presenta una conec-
como en Choquerecuay, caracterizado por estructuras tividad valiosa que se articulaba mediante un camino
alargadas que presentan subdivisiones internas que longitudinal de norte a sur, con características formales.
forman pequeñas estructuras de planta rectangular. El camino, con un ancho de promedio de 28 m, per-
En Pachacoto se han registrado aproximadamente mitió el transito luido de las comitivas estatales. Los
20 estructuras de planta circular alineada y orientada incas fundaron asentamientos sobre su eje longitudinal,
hacia el noreste. En Huarirraga y Lampas no se han los cuales funcionaron como centros administrativos,
ubicado sectores diferenciados que nos puedan indicar ceremoniales y tambos, desempeñando un rol activo
construcciones que cumplieron la función de qolqas. En y dinámico y permitiendo el desarrollo de toda la red
Yanamarca, el sector 1 corresponde a un conjunto de caminera en esta región.
estructuras circulares que falta deinir, pero es posible La vialidad inca cumplió funciones de interacción
que conformen áreas de depósitos. social, política y económica, lo que permitió al Estado
Los sitios de Huarirraga y Yanamarca cumplieron Inca controlar diferentes espacios geopolíticos con un
funciones productivas para la crianza de grandes hatos alto grado de signiicación simbólica, como lo fue, por
de camélidos, ya que se asocian a una gran estepa de ejemplo, la vía de carácter ceremonial que se proyecta-
puna con abundante pastizales, lagunas y bofedales aptos ba desde del sitio de Huarirraga a la cima del nevado
para la crianza selectiva de llamas y alpacas, permitiendo Caullarajo o Jeullarajo (tablas 1 y 2).
que esta actividad económica fuera muy productiva. Finalmente, consideramos que el presente texto
Un indicador arqueológico que nos permite conirmar es una aproximación al estudio de la red vial inca en el
esta airmación es el conjunto de estructuras de planta extremo sur de la Provincia inca de Huaylas y es necesario
cuadrangular y rectangular que hasta el día de hoy son abordar la problemática histórico-arqueológica mediante
reutilizadas por los pastores de puna como corrales. la metodología de registro de información que el Pro-
Asimismo, en Yanamarca destacan dos estructuras de yecto Qhapaq Ñan Perú viene trabajando con ayuda de
gran extensión de planta circular que no son propias de la guía básica para la identiicación y registro del sistema
otros asentamientos incas al menos no se ha reportado vial inca. También es necesario implementar trabajos
en tambos o centros administrativos, probablemente arqueológicos sistemáticos que incluyan intervenciones
reutilizados o de origen colonial no se descarta su origen puntuales en el camino y en los sitios asociados para
prehispánico. También el registro de dos estructuras abordar temas como el paisaje cultural, estrategias de
ortogonales fueron utilizadas como depósitos o como conquista, movimiento y dinámicas sociales en relación
campos de cultivo (Casaverde & López 2013). al camino prehispánico.
Huarirraga, sitio de índole ceremonial de 30 ha,
destaca por una plataforma ceremonial o ushnu de la
cual se desprenden tres caminos principales que articu- NOTAS
lan con Choquerecuay y Yanamarca. Una tercera ruta
se desprende con orientación este hacia el cerro Yeso, 1
Las mitades hurin y hanan estaban subdivididas cada
continuando a la cima del nevado Caullarajo. Creemos una en seis guarangas (idealmente 6.000 tributarios cada
que se trata de uno de los principales santuarios de al- una). Así, tenemos que la parcialidad Huringuaylas estaba
tura venerado por los incas en esta región y por el cual divididas en las guarangas de Marca, Allaucapomas, Ichopo-
esta región de Lampas y Huaylas se convirtió en una mas, Ichochonta, Allaucaguaraz y Ichocguaraz. La parciali-
de las principales receptoras de Capacochas, enviados dad Hananguaylas estaba dividida en las guarangas de Hua-
a diferentes conines del Tahuantinsuyo (Hernández ylas, Tocas, Guambo, Mato, Icas y Rupas (Zuloaga 2011: 69).
2
El establecimiento de Hatun Huaylas debió estar asen-
Príncipe 1923 [1621]). Precisamente la documentación
tado en el área que corresponde al actual poblado de Huay-
histórica relata que el curaca de Ocros envió a su hija las, en especial el área donde se encuentra la iglesia matriz
Tanta Carhua quien, luego de regreso del Cusco, fue de origen colonial, construida sobre una terraza artiicial a
ofrendada y colocada en un santuario ubicado en un la que se accede por una escalinata desde la plaza de armas
paraje denominado como “Aija”. de la localidad, en su lado oeste. Esta airmación tendría
La ruta inca a Los Huaylas / J. Bernabé 61

Tabla 1. Red de caminos en el subtramo Lampas - Choquerecuay. Table 1. Road network in the subsection Lampas-
Choquerecuay.

CAMINOS SECTORIZACION LONGITUD ANCHO TIPO


PREHISPÁNICOS (KM) (M)

Lampas - Pueblo Viejo Subtramo 62 25 Longitudinal

Lampas - Ocros Subtramo 35 2 Transversal

Lampas - Chiquian Sección 9 1 Secundario

Huarirraga - Cerro Yeso Sección 6 20 Ceremonial

Pachacoto - Valle de Fortaleza Subtramo 37 2 Transversal

Olleros - Chavín de Huantar Subtramo 35 2 Transversal

Pueblo Viejo - Huarmey Tramo 103 1 Transversal

Pueblo Viejo - Casma Tramo 95 2 Transversal

Tabla 2. Sitios asociados al subtramo Lampas - Choquerecuay. Table 2. Sites related to the subsection Lampas-
Choquerecuay.

SITIOS ALTITUD COMPONENTES AREA FUNCIONALIDAD


PREHISPÁNICOS ARQUITECTONICOS (Ha)

Lampas 4030 Canchas, estructuras circulares, 11 Tambo (residencial)


estructuras rectangulares

Yanamarca 4097 Canchas, kallancas, plaza, corrales, 17 Tambo (residencial,


plataforma (ushnu?) productivo, ceremonial)

Huarirraga 4131 Canchas, corrales, plataforma 48 Tambo (residencial, cere-


(ushnu), kallancas monial, productivo)

Pachacoto 3750 Cancha, corrales 2 Tambo (residencial,


control)

Pueblo Viejo o 3421 Plaza, kallancas, canchas, collqas, 54 Centro administrativo


Choquerecuay plataforma escalonada (ushnu?)
62 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

que ser corroborada con trabajos sistemáticos de investiga- Duviols, P., 1973. Huari y Llacuaz: agricultores y pastores: un
ción arqueológica, incluyendo excavaciones que permitan dualismo prehispánico de oposición y complementariedad.
determinar el carácter ocupacional de la iglesia matriz. Es Revista del Museo Nacional 39: 153-191.
importante anotar que, en las inmediaciones de Huaylas, se Espinoza, W., 1981. Un testimonio sobre los ídolos, huacas y
ha registrado el sitio de Chupacoto, asentamiento formati- dioses de Lampa y Cajatambo. Siglos xv-xvii. Supervivencias
vo compuesto por varias plataformas superpuestas (Chupa- en Cajarmaca. Scientia et Praxis (separata) 15: 115-152.
grande), ubicándose en supericie fragmentos de cerámica Estete, M., 1929 [1534]. Viaje de Hernando Pizarro desde
de estilo Huaraz y Recuay. Estas evidencias indican, efectiva- Caxamalca hasta Jauja. En Verdadera relación de la conquista
mente una continua secuencia ocupacional desde el Forma- del Perú, A. Rodríguez-Moñino, Ed. Badajoz: Arqueros.
tivo hasta la época Colonial. Hernández, R., 1923 [1621]. Idolatría del pueblo de Ocros.
3
La primera fuente histórica fue escrita por Miguel de Cabeza desta comunidad. Año de 1621. Revista Inca I: 50-60.
Estete (1534), quien acompaña a Hernando Pizarro como Holdridge, L., 1967. Life zone ecology. San José: Tropical
veedor. En dicho documento se señala que los españoles to- Science Center.
maron el camino que bajaba desde Pachacoto a la costa por Hyslop, J., 1992. Qhapaq Ñan. El sistema vial incaico. Lima:
el valle de Marca y Fortaleza hasta el asentamiento de Para- Instituto Andino de Estudios Arqueológicos- Petróleos
monga, donde continuaba por el camino de los llanos hasta del Perú.
el santuario de Pachacamac. Hyslop, J., 2014. Qhapaq Ñan. El sistema vial inkaiko. Lima:
4
El camino que se orienta por el lanco occidental era Ediciones cope.
denominado Urcosuyu y el del lanco oriental Umasuyu Garcilaso de la Vega, I., 1985 [1609]. Comentarios reales
(Hyslop 2014). de los Incas. Lima: Ediciones del Centenario del Banco
de Crédito del Perú.
RECONOCIMIENTOS a mi compañero Julio Fernández Lane, K., 2010. Continuidad y cambio en comunidades Huaylas
por el apoyo en la elaboración de la planimetría y mapas del durante el Período Intermedio Tardío, Inka y Colonial
presente texto. Asimismo, a Guido Casaverde, Alfredo Bar y 1000-1615 d.c. Inka Llaqta 1: 7-28.
Miguel Cabrera por las sugerencias y comentarios que per- Pereyra, H., 1989. Chiquian y la Región de Lampas entre
mitieron enriquecer el presente trabajo. Finalmente a Sonia los siglos xvi y xvii. Una hipótesis sobre el origen de las
Ríos por la revisión del presente texto. campañas de extirpación de idolatrías en el Arzobispado
de Lima. Boletín del Instituto Riva Agüero 16: 21-54.
Masferrer, E., 1984. Criterios de organización andina: Re-
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Folleto-1-Caracteristicas-Cuenca-Rio-Santa.pdf> [Citado
15-08-2017].
BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, Nº 2, 2017, pp. 65-81, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

DEFINIENDO LA CRONOLOGÍA RELATIVA EN LOS


CAMINOS: EL CAMINO DEL PARIACACA
DEFINING RELATIVE CHRONOLOGY ON THE ROADWAYS:
THE PARIACACA ROAD

GUIDO CASAVERDE RÍOSA

El estudio de caminos prehispánicos se ha desarrollado tomando El camino del Pariacaca, en el trayecto del camino
su asociación con los sitios arqueológicos como el principal transversal, tramo Hatun Xauxa-Pachacamac, fue
indicador de iliación temporal. Aunque esta vinculación es
parte del sistema vial inca que durante el Horizonte
válida, no resuelve problemas signiicativos al momento de
determinar la iliación cronológica de grandes extensiones de Tardío comunicó Pachacamac, en la costa, con el gran
camino. Mediante el análisis de los caminos que se emplazan en asentamiento inca de Hatun Xauxa, en la sierra central
la cordillera del Pariacaca, especíicamente entre cerro Porta- del Perú. Desde Pachacamac el camino sigue aguas
chuelo y la laguna Mullucocha, se identiican variantes de traza, arriba por el valle de Lurín comunicando y uniendo
trayectoria, pendiente, arquitectura de borde y superposición varios asentamientos prehispánicos, tanto en la mar-
de vías, todo lo cual constituye un indicador de temporalidad
que permite distinguir secciones correspondientes al Período
gen izquierda como derecha. Entre los sitios asociados
Inca, post-Inca y/o Colonial, los que inalmente se contrastan que presentan componentes incas están: Pachacamac,
entre sí para determinar la continuidad histórica de la red vial Tambo de Gallinacera, Chontay, Antapucro. El camino
establecida en esta región. continúa aguas arriba y toma una orientación hacia el
Palabras clave: Pariacaca, camino, inca, colonial, escalinatas. este con rumbo hacia el Pariacaca. En sus cercanías,
el camino se conecta con una red de caminos que lo
In the study of pre-Hispanic roadways, association with ar-
chaeological sites has been the main indicator used to determine comunican con los sitios incas de Tambo Real y Pirca
temporal ailiation. Although that linkage is valid, it does not Pirca (Casaverde 2014: 117).
solve the signiicant problems related to deining the chronological Hacia el noreste el camino pasa junto al nevado
ailiation of long stretches of roads. In analyzing roads in the Pariacaca, importante deidad andina citada reiteradamente
cordillera del Pariacaca, speciically between cerro Portachuelo
en las fuentes históricas tempranas de los siglos xvi al
and laguna Mullucocha, investigators identiied variants in line,
trajectory, slope, roadside architecture, and overlapping tracks xviii. Precisamente, en esta zona, entre las nacientes
that were then used to deine sections corresponding to the Inca, de la laguna Mullucocha y cerro Portachuelo, entre los
post-Inca, and/or Colonial Periods. hese sections were then 4400 y los 4780 msnm, se ha identiicado una serie de
contrasted to determine the historical continuity of the road ramales o variantes en este camino.
network established in this region.
Keywords: Pariacaca, road, Inca, colonial, stairways.

A
Guido Casaverde Ríos, Coordinador del Área de Investigación y Registro de la Red Vial Inca, Proyecto Qhapaq Ñan. Sede Nacio-
nal Perú. 51.1, email: guidocasaverde@hotmail.com
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: junio 2016.
66 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

El camino del Pariacaca (en adelante, cp), situado presencia de aloramientos rocosos, habría requerido la
en el Distrito de Tanta, Provincia de Yauyos, Departa- habilitación de escalinatas y muros de contención, entre
mento de Lima, cubre una longitud aproximada de 4 otros elementos, para facilitar el tránsito por esta zona.
km, en la parte sur y sureste del nevado Pariacaca, en las Así, por ejemplo, en el entorno del cerro San Cristóbal
inmediaciones de los cerros Portachuelo, San Cristóbal, abundan aloramientos rocosos que marcan desniveles
lagunas Escalera y Mullucocha. Estas últimas, junto a muy pronunciados y que descienden con proyección
otras de menor tamaño localizadas en los cerros San hacia las nacientes de Mullucocha. En esta parte existe
Cristóbal y Portachuelo, formarían parte del sistema un considerable número de escalinatas y no es coinci-
que alimenta al río Cañete. dencia que la denominación de la laguna Escalera se
El Pariacaca, nevado ubicado entre los departamentos atribuya al inicio del ascenso por cerro San Cristóbal.
de Lima y Junín, es una prolongación de la cordillera Actualmente este tipo de relieve ha implicado establecer
de los Andes, que en Canta se conoce como cordillera soluciones técnicas, como la construcción de desarrollos
de La Viuda y hacia el norte en Pasco como cordillera para sortear la pendiente con vehículos rodantes.
Callejón, pero que en documentos históricos iguraba Esta zona del Pariacaca posee gran cantidad de
como “La Gran Cordillera del Pariacaca”. Efectivamente, fuentes de agua producto de la cercanía del nevado.
esta gran cordillera ubicada al lado este de los Andes
representa una muralla prácticamente infranqueable de
cruzar con sus casi 5860 msnm (Instituto Nacional de ANTECEDENTES
Cultura 2009: 101), y su ubicación a pocos kilómetros
del mar le habría otorgado la connotación religiosa que Abordaremos los antecedentes en dos partes en atención
el hombre andino reconocía. a su contenido. La primera corresponde a los anteceden-
El acceso hacia el camino propiamente tal se efec- tes directos relacionados con el área de estudio y que
túa tomando la vía que pasa por el Pariacaca, es decir, condicionaron la identiicación de las modiicaciones.
siguiendo la ruta cerro Portachuelo con proyección a La segunda tiene que ver con el estado situacional y
la laguna Mullucocha, aproximadamente a 9 km del permite establecer la iliación temporal de los caminos.
poblado de Tanta. El año 2001, miembros del “Centro de Investigaciones
El cp es uno de los espacios más representativos Andinos umasuyu” realizaron el reconocimiento del
del sistema vial inca, como evidencian las famosas es- Camino Inca entre Cajatambo y Pumpu. En ese trabajo
calinatas descritas en la crónica de Cieza de León (2005 se detectaron modiicaciones al camino, principalmente
[1553]: 427). Este camino está compuesto por escalinatas, en la localidad de Hatumpata (“escalera grande”) en
empedrados, muros de contención y puentes, elementos Oyón, Lima, en la cercanía a la cordillera de Chacua
que, en una geografía única donde la técnica autóctona Grande. Estos cambios fueron considerados soluciones
milenaria se confunde, compiten con el reto impuesto por para el tránsito en el camino.
la naturaleza. Vale decir, los componentes que muestra Entre los años 2006 y 2007, como parte de las acti-
el cp representan una síntesis de los tipos de camino vidades de delimitación de la Dirección de Arqueología
que existieron en el Tahuantinsuyu, observándose desde del ex Instituto Nacional de Cultura, el autor recorrió
alineamientos de piedras, muros de contención, caminos el camino, identiicando de manera preliminar las mo-
elevados hasta imponentes calzadas empedradas (ig. 2). diicaciones, principalmente entre cerro Portachuelo
Para analizar los ramales o variantes de caminos y la laguna de Mullucocha. El año 2011, el equipo de
en el Pariacaca es muy importante tener en cuenta el Nominación del Proyecto Qhapaq Ñan concluyó el
relieve, dado que las soluciones técnicas en la construc- levantamiento topográico y planimétrico del Camino
ción caminera habrían considerado las características Inca, el mismo que formó parte del expediente para la
naturales del territorio, como la pendiente. En ese nominación del camino como patrimonio mundial ante
sentido, el relieve del Pariacaca entre cerro Portachuelo unesco (Ministerio de Cultura 2011). En este docu-
y las nacientes de la laguna de Mullucocha presenta mento se esquematizan las características del camino,
alturas que varían entre los 4750 y los 4400 msnm, es manifestándose unos ramales desde las inmediaciones
decir, en una longitud de 4 km se produce un descenso de cerro Portachuelo hasta las cercanías de la laguna
de hasta 350 m. Lo abrupto del terreno, además de la Mullucocha. En octubre del año 2012, se realizó un
El camino del Pariacaca / G. Casaverde 67

PERÚ
8850000

ANCASH

CAJATAMBO
PASCO
BARRANCA

OYON
8775000

HUAURA

JUNIN

HUARAL

CANTA
8700000

a
aux
AX
HUAROCHIRÍ
Nevado
LIMA Pariacaca
Chontay
Antapucro Tambo Real
Pirca Pirca
Gallinacera
8625000

OCÉANO P
PA C Í F I C O Pachacamac

YAUYOS

CAÑETE
SIMBOLOGÍA

Sitio arqueológico
8550000

Camino
Río
Límite provincial
Límite departamental

ICA

225000 300000 375000 450000

Figura 1. Plano con el área estudiada y sectores investigados. Figure 1. Map of the research area showing sectors under study.
68 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Puente nº1 Puente nº2 Alineamiento


de rocas
8665500

Camino a Pariacaca

a
amp
hip
ac
Hu
Río
Puente nº3
150 m
TAMBO REAL
8665000

PIRCA PIRCA
PERÚ
ero
A Tragad

A Tanta
390.000 388.500 389.000 389.500 390.000 390.500

Figura 2. Distribución de los componentes de los sitios arqueológicos Tambo Real y Pirca Pirca (tomado de Casaverde 2014).
Figure 2. Distribution of the components of the archaeological sites Tambo Real and Pirca Pirca (from Casaverde 2014).

recorrido por todo el camino a solicitud del Grupo el sitio en un tiempo y espacio deinidos. Por otro lado,
gea, para deinir los espacios donde se propondría la no es válido considerar un Camino Inca que irrumpe
señalización para la vía. En el recorrido se constataron accidentalmente en yacimientos preincas como corres-
también las modiicaciones en el camino, evidenciándose pondiente a dicho período tan solo por el hallazgo de
los ramales o variantes. material en supericie. En la Región de Ayacucho existen
Considerando las características que se utilizan para varios ejemplos de este tipo, si bien no de Caminos
deinir la iliación temporal de los caminos prehispánicos, Incas, pero sí de las trasformaciones ocasionadas por
los profesionales dedicados a la investigación y registro la habilitación de vías a inicios del siglo xx, que han
de estas vías hemos empleado diferentes métodos para puesto al descubierto locaciones con material cultural
determinar la temporalidad de los caminos, principal- Wari y que utilizando este método han sido ubicadas
mente su asociación o vinculación directa e incluso cronológicamente en ese período.
indirecta con los sitios arqueológicos, asumiendo que, Se hace evidente que la propuesta por deinir la
si el camino llega o comunica dos sitios incas, este debe iliación temporal solo en torno a su asociación o vin-
ser asignado a dicho período. No obstante, ¿podemos culación a sitios cuya posición cronológica ya ha sido
deinir la iliación temporal de los caminos sin tener deinida puede ser válida. No obstante, esto implica tam-
que recurrir a la existencia de sitios arqueológicos?, ¿o bién problemas, sobre todo cuanto mayor es la distancia
es que acaso las características del camino constituyen que existe entre los sitios y el camino, dado que existe la
suicientes evidencias para determinarla? posibilidad de que muchos de sus segmentos hayan sido
A partir del año 2005 empezamos a tratar de modiicados en períodos posteriores a su construcción
resolver esta problemática gracias a la existencia de producto de la presencia hispana, o incluso en el Período
un registro más amplio de caminos a nivel nacional, Republicano, donde muchas vías continuaron en uso y
levantado durante las campañas de campo 2003, 2004 y consecuentemente fueron habilitadas y adecuadas para
2008. Así, actualmente es posible manejar una propuesta su tránsito continuo. Sería ideal establecer el área de
más sólida sobre la iliación temporal de los caminos. inluencia de un sitio de iliación temporal reconocida
Recurrir a la asociación o vinculación del camino respecto del tramo de camino adyacente.
con un sitio para deinir su iliación temporal implica Pero, ¿qué ocurre con las modiicaciones en los
que dicho camino es directamente temporal al sitio que caminos reconocidas en un primer momento como
este comunica. Por vinculado o comunicado entendemos ramales, o aquellas que, en casos extremos, se conside-
la intencionalidad de construir el camino para conectar raron redes viales locales? Algunos de estos “ramales”,
El camino del Pariacaca / G. Casaverde 69

394.000 395.000 396.000 397.000 398.000 399.000 400.000

Lago
Mayococha
8.672.000

SECTOR 2
Lago
SECTOR 3
Escalera SECTOR 1
8.671.000

SECTOR 6
Lago
SECTOR 7 Yurajcocha

SECTOR 4
Lago
8.670.000

Shajsha
SECTOR 5
Lago
Lago SIMBOLOGÍA
Atarhuay
Quihuacocha
SECTOR 8 Red de camino Inca
8.669.000

Red hidrográica

Lago Lago Curva maestra


Mullucocha Pumarauca
Curva secundaria
8.668.000

0 2 Km
Sectores

Figura 3. Plano con el área estudiada y sectores investigados. Figure 3. Map of the research area showing sectors under study.

que denominaremos a partir de aquí variantes, no son Tabla 1. Sectores. Table 1. Sectors.
más que soluciones prácticas para el tránsito y tienen
una connotación temporal. SECTOR ESPACIO VARIANTES
GEOGRÁFICO

EL ESTUDIO DE LOS CAMINOS DEL 1 Cerro Portachuelo 2


PARIACACA
2 Cerro Portachuelo 2

Metodología 3 Cerro Portachuelo 2

La recolección de información del camino en campo se 4 Cerro San Cristóbal 2


inició en el cerro Portachuelo con dirección hacia el este,
hasta las nacientes de la laguna Mullucocha. 5 Cerro San Cristóbal 2
La sectorización se efectuó considerando el ámbito
territorial, quedando deinidos los sectores en relación 6 Cerro San Cristóbal 6
a los accidentes o espacios geográicos como cerros o
7 Naciente de laguna 2
nacientes de lagunas (tabla 1). Así, en el entorno del Mullucocha
Pariacaca se tiene: cerro Portachuelo, cerro San Cristóbal
y las nacientes de laguna Mullucocha. La siguiente tabla 8 Naciente de laguna 2
indica la sectorización y los espacios geográicos donde Mullucocha
se ubican, los que serán detallados más adelante (ig. 3).
70 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Emplearemos también las deiniciones estipuladas Descripción de caminos


en la nueva versión de la Guía de identiicación y registro
del Qhapaq Ñan (2016), acerca de los segmentos como Sector 1
unidad mínima de análisis, que en este caso equivale
entre 0 a menos de 1 km. Esta segmentación se realiza Se ubica en la ladera este del cerro Portachuelo, en
sobre la base de su localización en diferentes accidentes su ascenso, 140 m al noreste del lugar epónimo. Está
naturales, como quebradas, lomas, cerros, presentán- compuesto por dos variantes, la primera al norte y la
dose en ellas bajo determinadas técnicas constructivas segunda al sur (tabla 2).
deinidas por el relieve, su estado de conservación, etc.
(Bar et al. 2016: 71). Variante 1: la traza asciende de manera zigzagueante
Considerando que la expansión inca se habría en dirección oeste y luego da un desvío hacia el sur,
dado de manera radial desde el Cusco como centro del para interceptarse con la segunda variante. La traza
Tahuantinsuyu, la descripción se realizará de este a oeste, (2 m de ancho y 104 m de largo) está representada
siguiendo así el sentido de la denominación del tramo por restos de rocas derruidas con escombros en la
Xauxa-Pachacamac (Bar et al. 2016: 72). supericie de la calzada.
En primer lugar, entendemos una red como el
conjunto de caminos que comparten y funcionaron Variante 2: está representada por un trazo de camino
en un determinado espacio. Se reiere a aquellas vías que se desplaza al lado de un macizo rocoso que
que se diversiican en un área determinada y que son yace deinido en su lado norte por las paredes casi
relativamente coetáneas. perpendiculares del aloramiento rocoso y en su lado
En el caso de las variantes, el Diccionario de Lengua sur por una parte abrupta de roca. Este trazo tiene
Española señala: “Llamamos variante al desvío provisio- aproximadamente 65 m de largo, presenta muros de
nal o deinitivo de un tramo de un camino o carretera, contención de hasta 1,20 m de altura en su extremo.
con la variante, así por ejemplo la carretera nacional El camino se desplaza de manera recta pasando por
ya no pasa por el centro del pueblo”. En ese sentido, la el callejón que tiene aproximadamente 2 m de ancho,
variante se deine por dos puntos comunes, tanto de asciende hasta llegar a conectarse con la zona del ca-
inicio como de inal. Hemos utilizado esta variable en mino donde aparecen peldaños. Los escasos peldaños
el primer momento del análisis y su numeración va de que se conservan están debajo de escombros (ig. 4).
norte a sur. Esto signiica que la variante 1 es aquella
que se ubica al norte, mientras que la variante 2, que Sector 2
se ubicaría inmediatamente después con respecto a la
variante 1, se localiza en el lado sur. Por lo tanto, en cada Se ubica en parte de la cima y la ladera oeste del cerro
sector o subsector existen 2 variantes. Portachuelo y a 140 m al oeste del sector 1. Está compuesto
Esta actividad se realizó con el apoyo del equipo por dos variantes que se desprenden inmediatamente
gps para realizar los ajustes al ubicar el trazo del ca- al lado oeste del lugar conocido como Portachuelo. Las
mino y marcar puntos de control donde las distintas dos variantes descienden de Portachuelo para dirigirse
proyecciones de camino se diferenciaban o se inter- hacia el suroeste y conluyen después de recorrer apro-
ceptaban. Así, registramos las trayectorias de muros de ximadamente100 m. La primera variante se ubica en el
contención, empedrados, escalinatas, etc., información lado norte y la segunda en el lado sur (tabla 2, ig. 5).
que fue complementada mediante el correspondiente
registro fotográico. Posteriormente, se realizaron los Variante 1: se desprende exactamente a la altura
cálculos de altitud de las variantes para estimar los del cerro Portachuelo. Está conformada por piedras
periles, utilizando, además, las medidas de longitud. que deinen una pirca en los bordes del camino. Este
Finalmente, se deinió su iliación temporal de acuer- camino tiene 1 m de ancho en promedio, produce dos
do a las características de las variantes y el análisis desarrollos hacia el norte, para luego interceptarse
adecuado de estas. con la variante 2 en dos puntos, en la parte central
y en la parte inal de la traza. Esta variante prosigue
dando otro pequeño desarrollo hacia el sur.
El camino del Pariacaca / G. Casaverde 71

Tabla 2. Sectores y medidas. Table 2. Sectors and measurements.

SECTOR 1 SECTOR 2 SECTOR 3 SECTOR 4 SECTOR 5

DEM Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante
1 2 1 2 1 2 1 2 1 2

Largo: 104.54 64.91 129.39 105.05 14.83 21.02 74.49 52.28 156.88 125.55

Azimut (°): 235.26 235.26 223.58 223.58 261.8 261.8 255.62 255.62 269.42 269.42

Rumbo (°): 55.26° 55.26° 43.58° 43.58° 81.80° 81.80° 75.62° 75.62° 89.42° 89.42°
SW SW SW SW SW SW SW SW SW SW

Altura inicio 4775.74 4788.72 4723.00 4638.43 4625.00

Altura inal 4757.40 4764.38 4719.88 4626.62 4600.00

Variante 2: se presenta a nivel de traza, ya que las


evidencias del camino han desaparecido. La traza
tiene una dirección bastante recta, muy deteriorada.
Esta parte habría tenido 3 m de ancho aproximado,
existiendo solo evidencias de piedras dispersas en
la supericie de lo que habría sido el camino. En la
parte cercana a Portachuelo, el borde maniiesta un
alineamiento de piedras alargadas ubicadas de ma-
nera perpendicular al eje del camino, mientras que
en la parte extrema del lado oeste presenta un muro
de contención con terraplén, compuesto por piedras
alargadas que deinen el borde del camino (ig. 6).

Sector 3

Se ubica en la ladera oeste de cerro Portachuelo,


aproximadamente 350 m al suroeste del sector 2. Está
compuesto por dos variantes que pasando por un alora-
miento rocoso descienden una pendiente para dirigirse
al oeste. La primera variante se ubica en el lado norte y
la segunda en la parte sur (tabla 2).
Figura 4. Sector 1: variante 2. El callejón formado por el alo-
ramiento rocoso (fotografía de Alfredo Bar). Figure 4. Sector
Variante 1: queda a nivel de traza, pues las evidencias 1, variant 2: he narrow passageway formed by the rock outcrop
del camino han desaparecido. Se presenta gastado y (photo by Alfredo Bar).
muy deteriorado. En esta parte, el habría tenido 3 m
de ancho aproximado. Tan solo hay evidencias de Variante 2: se desprende a la altura del aloramiento
piedras dispersas en la supericie de lo que sería el de rocas, muestra un desarrollo hacia el sur para pasar
camino desde la altura de los aloramientos rocosos. por los aloramientos y la pendiente, la supericie está
La variante tiene una orientación recta. cubierta por escombros de piedras, no se observan
peldaños ni muros de contención.
72 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

397.600 397.650

47
96
4798
8.671.200

47
4800

84
47
82
47
80
47

4802
78
477
4774

6
4772

37
96
4804

37
477

94
3792
4768

3790
4766

3788
3786
4764

SIMBOLOGÍA
8.671.150

Variante 1
Variante 2
0 50 m

Figura 5. Plano topográico del sector 2, en el cerro Portachuelo. Figure 5. Topographical map of sector 2 on Portachuelo hill.

Figura 6. Sector 2. Variante 2. Muro de contención (fotografía de Alfredo Bar). Figure 6. Sector 2, variant 2. Retaining wall (photo by
Alfredo Bar).
El camino del Pariacaca / G. Casaverde 73

396.625 396.650 396.675


4632

34
46

36
46
8.670.475

4656

46
54

46 SIMBOLOGÍA
52
46
50 Variante 1
8.670.450

Variante 2
0 25 m

Figura 7. Plano topográico del sector 4, en el cerro San Cristóbal. Figure 7. Topographic map showing outline of sector 4, by the San
Cristóbal hill).

Sector 4 Sector 5

Se ubica en la ladera este de cerro San Cristóbal, 1 km al Se ubica también en la ladera este de cerro San Cristóbal,
suroeste del sector 3. Está compuesto por dos variantes 130 m al suroeste del sector 4. Está compuesto por dos
que se separan cuando el camino ingresa hacia un alo- variantes que se separan cuando el camino ingresa hacia
ramiento rocoso, cercano a una pequeña laguna. Las dos un aloramiento rocoso. Las dos variantes descienden una
variantes descienden una pendiente, la primera se ubica pendiente y se dirigen manteniendo la misma dirección.
al norte y la segunda al sur, ambas se unen nuevamente La primera variante se ubica al norte, la segunda hacia
al culminar la pendiente (cuadro 2, ig. 7). el sur (tabla 2).

Variante 1: se separa exactamente a la altura de los Variante 1: se separa a la altura de los aloramientos,
aloramientos cuando se inicia la pendiente, y luego se apenas inicia la pendiente. Se dirige hacia el norte
dirige hacia el norte para después mostrar un desarrollo para después mostrar una traza sinuosa sorteando
girando hacia el suroeste donde termina la pendiente, aloramientos, hasta tomar la dirección hacia el su-
la supericie de la calzada está cubierta por escombros. roeste, donde termina la pendiente, y se une con la
No se deine muro de contención ni peldaños. variante 2. La supericie de la calzada está cubierta
por escombros y no se deinen muro de contención
Variante 2: el camino muestra un trazo más recto que ni peldaños.
la variante 1. No evita la pendiente, sino que se dirige
directa hacia ella. En la supericie de la calzada se ob- Variante 2: el camino muestra un trazo más recto
servan restos de peldaños de hasta 0,20 m de ancho, que la variante 1. No evita la pendiente, sino que
desplegados entre los aloramientos, bajo los escombros. se dirige directamente hacia ella. La supericie de la
74 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

calzada está conformada por empedrados y peldaños de una pendiente realiza un desarrollo (desarrollo
de hasta 0,20 m de ancho, los cuales tras culminar la 2) en dirección hacia el sur para evitar la pendiente
pendiente se dirigen de manera recta. para posteriormente unirse con la variante 1. La su-
pericie de la calzada está cubierta por escombros, no
Sector 6 se deinen muro de contención ni peldaños en buen
acabado. Se detectó un muro de contención o una
Se ubica en la ladera oeste del cerro San Cristóbal, 150 pirca que se sobrepone por encima de unos peldaños
m al noroeste del sector 5. En líneas generales, está de la variante 1 (ig. 9).
compuesta por dos variantes que se separan a la altura
del aloramiento rocoso y desde el inicio de una pro- Subsector 6C
nunciada pendiente. Las dos variantes se entrecruzan
para dirigirse hacia el suroeste. Se han organizado en Variante 1: el camino muestra un trazo más recto
tres subsectores denominados 6A, 6B y 6C, a in de que la variante 2 y se dirige directamente hacia la
determinar la ubicación de cada una de las variantes pendiente. La supericie de la calzada está conforma-
respecto de la otra, debido a que las dos se entrecruzan da por empedrados y peldaños de hasta 0,20 m de
constantemente, lo que hace un total de 6 variantes en ancho que se dirigen de manera directa tras culminar
el sector 6. No obstante, la variante 1 tiene una traza la pendiente.
más recta, mientras que la variante 2 muestra hasta tres
desarrollos (tabla 3). Variante 2: se separa a la altura de los aloramientos
y antes de una gran pendiente realiza un desarrollo
Subsector 6A (desarrollo 3) en dirección hacia el sur para evitar
otro desnivel y luego unirse con la variante 1 conti-
Variante 1: el camino muestra un trazo recto, no evita nuando por su trayectoria. La supericie de la calzada
la pendiente; al contrario, se dirige directamente hacia está cubierta por escombros, no se deinen muro de
ella. La supericie de la calzada está conformada por contención ni peldaños en buen acabado. Hay otro
empedrados y peldaños de hasta 0,20 m de ancho grupo de peldaños en el desarrollo 3 construido con
hasta culminar la pendiente y aparecen afectados piedras de grandes dimensiones y muy tosco acabado,
por la variante 2. totalmente diferente de los peldaños de piedras que
caracterizan a Escalerayoc.
Variante 2: se separa a la altura de los aloramientos
y antes de descender una gran pendiente realiza un Sector 7
desarrollo amplio (desarrollo 1) en dirección hacia el
sur, para luego unirse con la variante 1. La supericie Se ubica en las nacientes de la laguna Mullucocha, a
de la calzada está cubierta por escombros, no se de- 750 m al suroeste del sector 6. Está compuesto por dos
inen peldaños en buen acabado, presenta un muro variantes que se separan en las nacientes de la laguna
de contención de factura burda. Mullucocha a la altura del cerro San Cristóbal. Las dos
variantes descienden una pendiente para dirigirse hacia
Subsector 6B el sur la variante 1 y al sureste la variante 2 (tabla 3).

Variante 1: el camino muestra un trazo recto, no evita Variante 1: se separa apenas inicia la pendiente, se
la pendiente sino que se dirige directamente hacia orienta hacia el sur, no evita la pendiente; al contrario,
ella. La supericie de la calzada está conformada por se dirige directamente hacia ella. La supericie de la
empedrados y peldaños de hasta 0,20 m de ancho, calzada está conformada por empedrados y peldaños
que se dirigen de manera directa tras culminar la de hasta 0,20 m de ancho, los cuales orientan de forma
pendiente (ig. 8). directa tras culminar la pendiente.

Variante 2: se separa a la altura de los aloramientos, Variante 2: el camino muestra un desarrollo mediante
aproximadamente 60 m al este del subsector 6a, y antes una traza sinuosa sorteando los aloramientos, al
El camino del Pariacaca / G. Casaverde 75

Tabla 3. Sectores y medidas. Table 3. Sectors and measurements.

SECTOR 6 SECTOR 7 SECTOR 8

SUBSECTOR 6 A SUBSECTOR 6 B SUBSECTOR 6 C

DEM Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante
1 2 1 2 1 2 1 2 1 2

Largo: 42.42 63.72 19.73 23.16 54.65 94.32 63.28 118.13 429.09 287.35

Azimut (°): 283.24 283.24 244.69 244.69 283.9 283.9 201.44 201.44 203.14 203.14

Rumbo (°): 103.24° 103.24° 64.69° 64.69° 103.9° 103.9° 21.44° 21.44° 23.14° 23.14°
SW SW SW SW SW SW SW SW SW SW

Altura Inicio 4587.73 4556.05 4541.07 4466.36 4444.91

Altura Final 4573.19 4550.08 4517.26 4454.18 4406.58

Figura 8. Sector 6. Subsector 6B. Variante 1, debajo de la variante 2. Línea blanca indica traza prehispánica, línea amarilla indica mo-
diicación colonial (fotografía del autor). Figure 8. Subsector 6B, variant 1 below variant 2.he white line indicates the pre-Hispanic route
and the yellow line the modiied colonial route (photo by the author).
76 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 9. Detalle del muro de pirca de la variante 2, al lado los peldaños de la variante 1. Línea blanca indica traza prehispánica, línea
amarilla indica modiicación colonial (fotografía del autor). Figure 9. Detail of the pirca (drystone wall) of variant 2, next to the steps of
variant 1. he white line indicates the pre-Hispanic route and the yellow line the modiied colonial route (photo by the author).

terminar la pendiente se une con la variante 1. La Variante 2: se separa apenas inicia la pendiente. Se
supericie de la calzada está cubierta por escombros, dirige de manera directa hacia el sur, sin evitar la
no se deinen muro de contención ni peldaños. pendiente, yendo directamente hacia ella. La super-
icie de la calzada está conformada por empedrados y
Sector 81 peldaños de hasta 0,20 m de ancho, los cuales siguen
en dirección recta tras culminar la pendiente.
Se ubica en las nacientes de la laguna Mullucocha, 180
m al sur del sector 7. Está compuesto por dos variantes
que se entrecruzan evitando una suave pendiente. Las DISCUSIÓN DE LAS EVIDENCIAS
variantes descienden para dirigirse hacia el sur. La pri-
mera se ubica en el lado oeste mientras que la segunda Veremos los aspectos que se desligan de las evidencias
en la parte este (tabla 3). que se identiican en el camino y que, en una propuesta
general, se relacionan con un tema tan importante como
Variante 1: el camino muestra dos desarrollos mediante la movilidad en el camino.
una traza sinuosa sorteando aloramientos rocosos. El
desarrollo 1 se ubica al oeste y el desarrollo 2 al este. La Gradiente del camino
supericie de la calzada del desarrollo 1 está cubierta
parcialmente con escombros. Presenta restos de empe- La gradiente del camino debe ser tomada en cuenta
drados y pequeños grupos de escalinatas. El desarrollo siempre, más aún si consideramos los cambios his-
2, más extenso, presenta algunos peldaños y muros tóricos en ella desde tiempos prehispánicos hasta la
de contención junto con peldaños de acabado burdo. actualidad.
El camino del Pariacaca / G. Casaverde 77

El empleo de peldaños para transitar pendientes y modiica los peldaños, y se suelen extender zigzag
abruptas ha sido una de las soluciones más importantes o desarrollos sobre el Camino Inca para facilitar así
para facilitar el tránsito por el camino. Se ha regis- el ascenso cómodo.
trado entre 20° y 26° de inclinación en la gradiente
del camino (sector 6, subsectores 6A y 6C: variante Los peldaños o la mayor presencia de ellos son un
1). Los segmentos que presentan peldaños lo hacen indicador para determinar o identiicar un camino pre-
frecuentemente para gradientes pronunciadas entre hispánico, diferenciándolo de uno colonial o posterior.
7° a 26°. Esto se observa en los segmentos que tienen Las modiicaciones que se hicieron en el camino
más peldaños y cuya arquitectura de borde está dei- estuvieron directamente asociadas a las necesidades de
nida con piedras colocadas de manera transversal a las nuevas sociedades, para la adecuación y tránsito de
la trayectoria del camino, permitiendo los amarres y los animales de carga que llegaron con los hispanos.
posibilitando que el borde del camino se conserve. A
diferencia de esto, se han registrado pocos peldaños Adaptabilidad y variaciones del trazo
asociados a los senderos que presentan una construcción
de pirca en sus bordes. Solo en el sector 6 (subsector Nos centraremos en explicar las diferencias entre los
6C) la variante 2 muestra tales atributos, así como la caminos prehispánicos y los caminos coloniales o ca-
variante 1 del sector 8. La presencia de estos peldaños rreteros. Al llegar los españoles e introducir animales
en menor cantidad y de factura burda asociados a de carga como el caballo y el asno, entre otros, habrían
senderos indicaría su posterioridad con respecto al condicionado la realización de modiicaciones en los
camino prehispánico.2 caminos. Las vías con pendientes, que antes albergaban
peldaños para ser transitadas a pie por personas o por
Cambios en la traza del camino camélidos (llamas), fueron modiicadas y acondicionadas
para favorecer el tránsito de animales de herraje. En
Los sectores 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8, muestran en sus consecuencia, se abandonaron las secciones de caminos
variantes 2, 2, 1, 2, 2, 1, 1 y 2, respectivamente, una con fuertes pendientes y peldaños para habilitar en su
traza mucho más recta, a diferencia de los senderos lugar rampas sobre los peldaños, destruyéndolos. Tam-
con pircas en sus bordes, donde la traza es más si- bién se prepararon nuevas secciones con desarrollos al
nuosa y presenta desarrollos, aspecto directamente lado del camino original, para sortear las pendientes,
vinculado a una gradiente moderada. En estos no se ha tal como se observa en el camino del Pariacaca donde
reconocido mayor cantidad de peldaños, a diferencia existen dichas “variantes”.
de las variantes que mantienen una traza recta y casi Debemos indicar que, en los Andes, los caminos
continua (tabla 4). fueron construidos para el tránsito pedestre, por donde
transitaban personas y animales de carga. En ese sentido,
Características arquitectónicas en el los caminos estaban acondicionados para el tránsito
camino exclusivo a pie, incluyendo todos los elementos arqui-
tectónicos que eran adecuados para dicho in: muros
Superposición de caminos: en los sectores 4 y 6 y sus de contención, empedrados, alineamientos de piedra,
respectivas variantes notamos la superposición en las etc. No obstante, el tránsito pedestre sugirió además del
evidencias de camino, lo que indicaría su posterioridad acondicionamiento del terreno y del paisaje circundante,
(tablas 5 y 6). el conectar de manera directa dos puntos de interés
distantes. La linealidad del camino permitió vincular
1. Caminos postinca: la traza es sinuosa, presentando dos espacios, aun cuando existían obstáculos, estos se
desarrollos. Tienen una pendiente o gradiente más podían salvar mediante el empleo de peldaños, muros de
suave. No presentan gran cantidad de peldaños y la contención, entre otras soluciones, simplemente porque
arquitectura de borde se realizó con pircado simple. el camino estaba preparado para el tránsito a pie sin la
necesidad de emplear animales de carga u otros vehícu-
2. Rotura de caminos: en las escalinatas incas que man- los de transporte de individuos como los caballos o las
tienen una traza más recta, el camino postinca rompe carrozas que llegarían después con la presencia hispana.
78 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Tabla 4. Sectores y sus características. Table 4. Sectors and their characteristics.

SECTOR VARIANTES TRAZA CALZADA BORDE OBSERVACIONES

1 Sinuosa
1
2 Recta Escalinata Escalinata debajo de escombros

1 Sinuosa Pirca Presenta 2 desarrollos


2
2 Recta Escalinata Muro Muro de contención

1 Recta Escalinata Restos de Escalinata


3
2 Sinuosa Pirca Presenta 1 desarrollo

1 Sinuosa Pirca Presenta 1 desarrollo


4
2 Recta Escalinata Escalinata debajo de variante 1

1 Sinuosa Pirca
5
2 Recta Escalinata

1 Recta Escalinata Escalinata afectada por la variante 2


Subsector
6A
2 Sinuosa Presenta 1 desarrollo

1 Recta Escalinata Escalinata debajo de variante 2


Subsector
6
6B
2 Sinuosa Presenta 1 desarrollo

1 Recta Escalinata
Subsector
6C
2 Sinuosa Escalinata Pirca Presenta 1 desarrollo, escalinatas rústicas

1 Recta Escalinata
7
2 Sinuosa Pirca Presenta 1 desarrollo

1 Sinuosa Escalinata Pirca Presenta 2 desarrollos, escalinata rústicas


8
2 Recta Escalinata

En el paisaje circundante se observa cómo los Pero, ¿por qué los caminos prehispánicos no eran
caminos coloniales sortean o se ramiican del camino adecuados para el tránsito de los animales de carga
original prehispánico, volviéndose luego a unir a ellos. peninsulares? Existen pendientes abruptas en los ca-
Esto se produce dado que la trayectoria del Camino minos prehispánicos, como aquella de 26° grados en
Inca era la más indicada, por ser más recta y rápida para el Pariacaca. Estas pendientes tenían peldaños de unos
llegar a un objetivo o punto de interés. 20 a 30 cm de ancho, con pasos angostos pues, como
hemos dicho, estaban preparados para las personas y
El camino del Pariacaca / G. Casaverde 79

Tabla 5. Sectores y Cronología. Table 5. Sectors and Chronology.

SECTOR 1 SECTOR 2 SECTOR 3 SECTOR 4 SECTOR 5

DEM Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante
1 2 1 2 1 2 1 2 1 2

Diferencia 18.35 18.35 24.342 24.342 3.122 3.122 11.816 11.816 25.000 25.000
altura 946 946 27 27 438 438 212 212

Distancia 104.54 64.91 129.39 105.05 14.83 21.02 74.49 52.28 156.88 125.55

Porcentaje (%) 17.55 28.26 18.81 23.17 21.05 14.85 15.86 22.60 15.94 19.91

Grados (°) 10.16 16.64 10.91 13.52 12.24 8.57 9.17 13.18 9.21 11.56

Cronología Post-Inca Inca Post-Inca Inca Inca

Tabla 6. Sectores y Cronología. Table 6. Sectors and Chronology.

SECTOR 6 SECTOR 7 SECTOR 8

SUBSECTOR 6 A SUBSECTOR 6 B SUBSECTOR 6 C

DEM Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante Variante
1 2 1 2 1 2 1 2 1 2

Diferencia 14.535 14.535 5.968 5.968 23.807 23.807 12.181 12.181 38.327 38.327
altura 267 267 128 128 604 604 937 937 085 085

Distancia 42.42 63.72 19.73 23.16 54.65 94.32 63.28 118.13 429.09 287.35

Porcentaje (%) 34.27 22.81 30.25 25.77 43.56 25.24 19.25 10.31 8.93 13.34

Grados (°) 20.44 13.30 17.88 15.10 26.67 14.78 11.17 5.93 5.13 7.69

Cronología Inca Post-Inca Inca Post-Inca Inca

los camélidos. Es decir, tanto la pendiente abrupta y En contraste, las llamas son más gráciles y livianas
lo angosto de los peldaños, habrían imposibilitado el (máximo 120 kg) con una longitud promedio de 1,40
tránsito de los caballos u otros animales peninsulares. m, lo que las hace aptas para el tránsito por una vía con
Entre estos animales, los caballos son los más las características del Camino Inca.
robustos (1,50 m de altura y 1,80 m de largo en prome-
dio) y pesados (alrededor de 500 kg), por lo que una
pendiente de 26° con peldaños angostos era más difícil
de transitar, sobre todo con carga extra. Por esta razón
el camino habría sido modiicado y acondicionado para
el paso de estos animales.
80 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

CONCLUSIONES PRELIMINARES nuevas bestias. Esta sería la razón por la que Cieza de
León maniiesta su satisfacción en favor de los caminos,
Estableciendo pautas para la iliación dado que los segmentos que presentaban diicultades
temporal de caminos permitían el desplazamiento más cómodo a lomo de
bestia. Un buen ejemplo es el camino del Pariacaca,
En el camino del Pariacaca se han identiicado indicadores donde la ocurrencia de peldaños asociados a pendien-
que nos permiten diferenciar los caminos prehispánicos tes hacía difícil el tránsito de animales traídos por los
de los caminos coloniales, habiéndoselos detectado en hispanos. Es un tema que, evidentemente, merece más
el emplazamiento donde existen pendientes abruptas, atención para discriminar las modiicaciones postinca
como lo demuestran principalmente los cerros San en los caminos del sistema vial inca.
Cristóbal y Portachuelo. ¿Qué dicen las evidencias arqueológicas? En un
En esta recurrencia de pendientes y peldaños, primer momento el registro arqueológico no permitía
observamos que estos últimos son una de las carac- comprender la presencia de “variantes” en el camino,
terísticas principales para el reconocimiento de los sobre todo si dichas modiicaciones se presentaban en
caminos prehispánicos, sobre todo considerando que espacios deinidos del terreno, como pasos estrechos,
deben haberse construido manteniendo una traza recta pendientes abruptas, entre otros, a tal punto que se
que permitía el tránsito más directo. llegó a aceptar aquellas modiicaciones como parte del
La llegada del nuevo orden condicionó y modi- planeamiento vial inca.
icó estos peldaños, realizando superposición en ellos, Considerando las características del territorio y la
poniéndose desarrollos y ampliándose la trayectoria necesidad de realizar un tránsito más luido y eiciente,
del camino. De esa manera, se habilitó el camino para así como una mayor accesibilidad hacia otras zonas te-
adecuarlos a los nuevos animales peninsulares. rritoriales, podemos airmar que los caminos sufrieron
¿Qué dicen las fuentes históricas? Mucho se ha modiicaciones posteriores desde la conquista europea y
dicho sobre el registro efectuado en los caminos, sobre que estas estuvieron sujetas a las necesidades del nuevo
todo cuando dichas descripciones provienen de la sistema de gobierno y administración, con requerimientos
versión hispana, asociadas al tránsito y movilidad en especíicos para el transporte de productos de regiones
los caminos con animales peninsulares como caballos, distantes, por ejemplo.
asnos y ganado vacuno. Esperamos que este estudio preliminar permita
Sin lugar a dudas, el tránsito de estos animales plantear nuevas preguntas, particularmente tomando
habría afectado signiicativamente las vías prehispánicas, en cuenta la importancia del conocimiento de las redes
originalmente habilitadas para el tránsito de personas a de caminos para la comprensión de la movilidad en el
pie y para animales ligeros como las llamas, cuyo peso proceso histórico de una región.
y tamaño era menor respecto de los occidentales, a lo
que se agrega su grácil desplazamiento.
Los reportes de los primeros años de la conquista NOTAS
dan cuenta del malestar que ocasionaba el tránsito por
dichos caminos, ya que no estaban diseñados para
1
Por cuestiones de espacio, y a diferencia del Sector 6,
hemos considerado solo dos variantes para el sector 8.
animales tan grandes como los caballos. Esta situación 2
Los peldaños del camino tienen alrededor de 20 a 30 cm
se complicó aún más en tiempos de clima adverso, de ancho; no obstante, existen peldaños de hasta 40 cm de
como el invierno en los Andes, tal como lo graica ancho que están burdamente trabajados y serían posteriores.
la travesía de Hernando Pizarro (1969 [1533]: 37)
realizada durante el invierno de 1533. Por otro lado, RECONOCIMIENTOS Esta investigación no se hubiese
es muy diferente la percepción que tiene Pedro Cieza concluido sin el apoyo de Giancarlo Marcone Flores y la co-
de León (2005 [1553]: 329-332) de los caminos a poco laboración de Alfredo Bar, Miguel Cabrera, Sonia Ríos, Julio
Fernández, Jorge Flores y Diego Guevara. A todos ellos mis
más de diez años desde la carta de Hernando Pizarro.
sinceros agradecimientos.
Al parecer, ya se habían efectuado las modiicaciones en
determinadas secciones para permitir el tránsito de las
El camino del Pariacaca / G. Casaverde 81

REFERENCIAS Ministerio de Cultura, 2011. Proceso de nominación del


Qhapaq Ñan a la lista de patrimonio mundial, levantamiento
topográico del tramo Portachuelo-Piticocha.
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BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, Nº 2, 2017, pp. 83-101, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

CONTRIBUCIONES AL ESTUDIO DE LA VIALIDAD


INCAICA EN EL SECTOR CENTRAL DE LA QUEBRADA
DE HUMAHUACA (JUJUY, ARGENTINA)
CONTRIBUTIONS TO THE STUDY OF INCA ROADWAYS IN THE CENTRAL
ZONE OF QUEBRADA DE HUMAHUACA (JUJUY, ARGENTINA)

PABLO OCHOAA & CLARISA OTEROB

En este trabajo se presentan los resultados de las investigaciones INTRODUCCIÓN


desarrolladas en los últimos años orientadas al estudio del Qhapaq
Ñan en el sector central de la Quebrada de Humahuaca (Jujuy,
Argentina). A partir de la identiicación de nuevos trayectos En las últimas décadas, el sistema vial incaico se ha
de caminos vinculados a tambos, centros administrativos, constituido como uno de los indicadores arqueológicos
sitios estratégicos de control, campos agrícolas y un santuario más precisos para establecer los límites del Tawantinsuyu
de altura, se propone que el Estado Inca consolidó un nuevo (Hyslop 1988). No solo ha sido utilizado para determi-
sistema vial con la intención de articular espacios y controlar el
nar la anexión de diversos territorios al Imperio, sino
tránsito. Las evidencias demuestran que este proceso pudo ser
el resultado de la aplicación de políticas versátiles para anexar que además ha permitido avanzar sobre problemáticas
territorios mediante la incorporación de prácticas religiosas relacionadas con interacción y fronteras sociales, y prin-
locales al culto estatal y la resigniicación de los paisajes locales. cipalmente sobre los modos de control y organización
Palabras clave: Qhapaq Ñan, inca, control político, waka, política de las poblaciones sometidas. Quizás uno de
paisaje.
los aportes más importantes es que se ha reconocido
his paper presents the results of research conducted in recent que el estudio integral de este sistema debe compren-
years on the Qhapaq Ñan in the middle reaches of Quebrada de der tanto las características de su trazado como las de
Humahuaca ravine (Jujuy, Argentina). Based on the identiication la articulación con otras estructuras próximas a la red
of new stretches of road linked to tambos, administrative centers, vial. Esta asociación a sitios arqueológicos de diferente
strategic control points, agricultural ields and a high-altitude
funcionalidad y los atributos propios de cada tipo de
shrine, the authors propose that the Inca state created a new
road system to connect spaces and control transit. he evidence camino, desde las técnicas utilizadas para su construc-
shows that this process may have been the result of versatile ción hasta las formas de emplazamiento, han servido
policies aimed at annexing territories by incorporating local para deinir la jerarquía de los distintos tramos (Hyslop
religious practices into the state religion and the resigniication 1992) y, a su vez, evaluar la organización e integración
of local landscapes. de diversos paisajes sociales (Berenguer 2007).
Keywords: Qhapaq Ñan, Inca, political control, waka,
landscape.

A
Pablo Ochoa, Instituto Interdisciplinario Tilcara, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires,
email: pabloadolfoochoa@yahoo.com.ar
B
Clarisa Otero, Instituto de Ecorregiones Andinas, Universidad Nacional de Jujuy-conicet. Instituto Interdisciplinario Tilcara,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, email: clarisaotero@yahoo.com.ar
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: mayo 2017.
84 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Este trabajo tiene por propósito presentar una encuentra deinido por la quebrada de Yacoraite y el
síntesis de los principales trayectos de Camino Inca sur por la quebrada de Purmamarca (ig. 1). En este
registrados hasta el momento en el sector central de la trabajo también incluimos a la serranía de Tilcara ya
Quebrada de Humahuaca y sus quebradas tributarias. que, además de presentar extensos campos de cultivos
Para este sector proponemos que el emplazamiento de prehispánicos (Albeck 1993), en ella identiicamos
las distintas arterias del sistema vial respondió a un caso numerosos trayectos de Camino Inca utilizados para
particular y especíico de control del tránsito, como acceder de forma directa a los valles y yungas de Jujuy.
resultado de las estrategias aplicadas para organizar En esta serranía también se cuenta con la presencia del
el territorio (Morris 1988). Estas estrategias políticas cerro Sixilera. Proponemos que este cerro fue una waka
habrían incluido la instalación de tampus, centros pro- de un importante protagonismo que funcionó como
ductivos, la ampliación de campos agrícolas, enclaves referente simbólico y espacial a nivel regional, dadas
estratégicos de control y la apropiación de una waka las evidencias arqueológicas encontradas en su cima y
con el objetivo de resigniicar el paisaje social. De allí el desarrollo de peregrinaciones en el marco de festivi-
que la red de caminos asociados a cada uno de estos dades religiosas desde momentos prehispánicos hasta
sitios arqueológicos y a diferentes elementos del paisaje el presente. Asimismo, incluimos parte de la sierra del
permite demostrar que, además de estar orientada a la Mal Paso por donde ingresa el camino proveniente de
conexión de distintos ambientes, sirvió para organizar la sierra del Aguilar, desde la puna, al sector central de
espacialmente a las poblaciones locales. Por tal motivo, la Quebrada de Humahuaca. En suma, en este trabajo
presentamos las características arquitectónicas y de se caracterizan los trayectos identiicados en todo el
emplazamiento de los trayectos identiicados en todo sector central de la Quebrada, incluidas las quebradas
este sector teniendo en cuenta su vinculación con los tributarias, parte de la sierra del Mal Paso y la serranía
sitios que pudieron tener una función destacada durante de Tilcara, y se avanza en la vinculación de la red vial
la dominación inca. con distintos elementos del paisaje de carácter simbólico
y con sitios arqueológicos que, en algunos casos, fueron
estudiados por otros investigadores.
EL ÁREA DE ESTUDIO La metodología utilizada para cumplir con los ob-
jetivos propuestos contempló una estrategia integradora.
La Quebrada de Humahuaca es un corredor natural Principalmente, se combinaron la georreferenciación
que apenas supera los 100 km de extensión y ofrece en de distintos indicadores del paisaje, a partir del uso de
cientos de kilómetros las vías de comunicación más cortas imágenes satelitales, con el desarrollo en el campo de
entre las yungas y la puna, y en un plano más amplio, extensas prospecciones arqueológicas, tanto en la que-
entre el área circumpuneña y los Andes meridionales brada troncal como en las tributarias para identiicar
(Tarragó 2013). El Río Grande, que la atraviesa en sen- tramos de red vial y sitios arqueológicos. Por otro lado,
tido norte-sur, brinda a este valle semiárido un curso se realizó el relevamiento planialtimétrico, fotográico y
de agua permanente. A lo largo de su cauce, la quebrada registro mediante coordenadas geográicas de distintas
presenta zonas con amplias llanuras de inundación, estructuras asociadas a los caminos. Asimismo, se tuvieron
que superan los 3 km de extensión, mientras que en en cuenta la toponimia local, documentos históricos y
distintos puntos se estrecha hasta alcanzar solo 30 m antecedentes bibliográicos para la identiicación de sitios
de ancho (Reboratti 2003). Además de estos estrechos, y rutas. A partir del análisis de todos estos elementos se
denominados angostos, a lo largo de su cauce también confeccionaron mapas de simulación que permitieron
se suceden desembocaduras de ríos que conforman estimar de manera preliminar posibles vías de tránsito
quebradas tributarias. Estas quebradas, al igual que la según la extensión y características topográicas entre
troncal, han sido utilizadas desde momentos prehis- distintos puntos de la Quebrada y las regiones adyacentes.
pánicos como corredores naturales que conectan esta Los trayectos de camino fueron registrados a
región con otros ambientes (Albeck 1992). partir del uso de una icha que incluyó variables tales
El área especíica de estudio, el sector central de la como ancho, pendiente, características constructivas,
Quebrada de Humahuaca, se delimita por dos de estas sistemas de drenaje, cruces de senderos y tipos de
quebradas tributarias. El límite norte de este sector se emplazamiento (tabla 1). Vale mencionar que se puso
Vialidad incaica en la Quebrada de Humahuaca / P. Ochoa & C. Otero 85

Tabla 1. Características arquitectónicas y lugar de emplazamiento de los trayectos de Qhapaq Ñan mencionados
en el ttrabajo. Table 1. Architectural features and location of the Qhapaq Ñan sections mentioned in this paper.

TRAYECTO CARACTERÍSTICAS ARQUITECTÓNICAS LUGAR DE EMPLAZAMIENTO(PENDIENTE)

Despejado Con muros Con muro de Escalonado Amojonado Ondulada Rocosa Natural Lateral
o espedrado laterales retención lat. y/o enlajado (zig-zag)

Tilcara-La Huerta X X X X

Yacoraite-La Huerta X X X X X

La Huerta-Sixilera X X X X X X X X X

Sixilera-Tilcara X X X X X X X X

La Huerta- Caspala X X X X X X X X

Yacoraite-El Aguilar X X X X X X X X

Tambo de Tokante

Peñón de Yakoraite Angosto de Yakoraite


Yakoraite bajo

Campo Morado
La Huerta
Tambo Puerta de la Huerta
Complejo del Peñónde la Huerta
El Churcal
Tambo de Casa Mocha

Pucará de Tilcara
Tambo de
Qaqaral
SIMBOLOGÍA

Qhapaq Ñan
Ciénaga Grande Sitios arqueológicos
Sitios estratégicos de control
Tambos
Abra de Punta Corra Wakas
0 10 Km

Figura 1. Mapa del sector central de la Quebrada de Humahuaca con la ubicación de los principales sitios arqueológicos que se men-
cionan en el texto y el trazado del Qhapaq Ñan. Figure 1. Map of the central zone of the Quebrada de Humahuaca including the location
of the main archaeological sites mentioned in the text, and the layout of Qhapaq Ñan.
86 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

énfasis en aquellos rasgos constructivos que permitie- cia el norte, el centro administrativo La Huerta con
ron asignar con precisión los senderos al Qhapaq Ñan, los pucaras de Campo Morado y Yacoraite (ig. 3a).
teniendo en cuenta que posiblemente la gran mayoría Este trayecto de 6 km de extensión presenta variadas
de los caminos relevados fueron reutilizados desde técnicas constructivas, como muros de retención
momentos preincaicos y que pudieron constituirse lateral, despedrado y entre muros (ig. 3b, c, tabla 1).
incluso como caminos de herradura. Por último, las Asimismo, su ancho varía según las diversas formas de
tareas de campo contemplaron la participación en las emplazamiento, alcanzando como máximo los cuatro
peregrinaciones al cerro Sixilera, en el marco de las metros. En trabajos anteriores fue descrito el trayecto
celebraciones organizadas por la comunidad indígena de camino que rodea la base del pucara de Campo
de La Huerta. El propósito de esta participación fue el Morado, destacando su asociación con petroglifos
de registrar los trayectos prehispánicos que conducen posiblemente atribuibles a la época preincaica (Fer-
al santuario de altura construido en la cima del cerro. nandez Do Río & Ochoa 2010).
A los tramos identiicados en torno a La Huerta,
se suman otros trayectos de caminos con muros de
EL QHAPAQ ÑAN EN LA QUEBRADA retención lateral, próximos a dos estrechamientos
TRONCAL naturales de la quebrada troncal, conocidos como
angostos de Perchel y Yacoraite (ig. 1). En la cima de
Los estudios sobre el Camino Inca en la Quebrada de estos angostos se emplazaron poblados refunciona-
Humahuaca se inician en la década de 1980, con los lizados por el Inca. A estos sitios los denominamos
trabajos de Raino (1983), quien propuso que una de enclaves estratégicos de control, por presentar un difícil
las arterias principales del Qhapaq Ñan atravesaba la acceso, ofrecer un excelente dominio visual, segregar
quebrada en sentido norte-sur. Seguidamente, Nielsen naturalmente el espacio y controlar el tránsito que luía
(1989) registró tramos de camino en los sectores supe- a lo largo de la quebrada.
riores de la serranía de Tilcara y en el sector norte de El pucará de Yacoraite (Krapovickas 1981), cons-
la Quebrada (Nielsen 1994; Nielsen et al. 1997). Los truido sobre el angosto de Yacoraite (ig. 4a), presenta
aportes de ambos investigadores orientaron nuestros numerosas estructuras con rasgos arquitectónicos
trabajos para completar la sistematización de la red incaicos tales como nichos, muros con banqueta, án-
vial en el sector central de la quebrada. A los tramos gulos rectos en las esquinas de los recintos y un rpc
relevados por Raino (1993) próximos a La Huerta, sitio en la cima. Este sitio se emplaza en la desembocadura
que él deiniera como un centro administrativo inca, en de la quebrada homónima, la cual se constituye como
los últimos años detectamos segmentos de camino que un corredor natural para acceder a la puna. En la base
vinculan este sitio con el tambo Puerta de la Huerta de este pucará se localizaba el tambo Yacoraite Bajo
(ig. 2a, b). Este tambo, construido a partir de la traza (Krapovickas 1968), lamentablemente destruido du-
edilicia de un Rectángulo Perimetral Compuesto (rpc) rante la construcción de la Ruta Nacional n° 9. Si bien
(sensu Madrazo & Otonello 1966), de media hectárea de Krapovickas (1968) destacó los atributos incaicos de
supericie presenta 15 qollqas, varias terrazas de cultivo los materiales recuperados durante sus excavaciones,
y corrales. Asimismo, sobre el faldeo del promontorio actualmente es posible sostener que, efectivamente,
donde se emplaza, localizamos otros tramos de camino se trató de un tambo. La lectura de fotografías aéreas
que lo conectan con el sitio arqueológico Angosto del tomadas antes de su destrucción permite distinguir su
Perchel y la posible cabecera política de la wanami de traza edilicia, en la que se identiica un rpc y un gran
Humahuaca: el pucara de Tilcara (ig. 1) (González 1982; corral asociado a pequeños recintos. En su publicación,
Williams 2004; Otero 2013). Este trayecto de dos km Krapovickas describe la presencia de escalones en
de extensión presenta muros de retención lateral y en voladizo al interior de estructuras cuadrangulares que
algunos segmentos su ancho supera los cuatro metros no presentaban vanos de ingreso. De allí que se pueda
(ig. 2c, d, tabla 1). estimar que se trató de qollqas. Por último, asociado a
Por otro lado, sobre el espolón ubicado frente al este angosto, sobre la serranía de Tilcara se encuentra
tambo de la Huerta se registró el trazado del camino el complejo prehispánico Agrícola del Moya (ig. 4b,
que vincula de manera paralela al Río Grande y, ha- c) (Nielsen & Boschi 2007; Fernandez Do Río 2010),
Vialidad incaica en la Quebrada de Humahuaca / P. Ochoa & C. Otero 87

a
Corral Espacios
habitacionales SIMBOLOGÍA

Qhapaq Ñan
Quebrada de la Huerta

Qollqas
Terrazas de cultivo

Campos
de cultivo
Barranca
10 m
Quebrada de Humahuaca

b c d

Figura 2. Tambo Puerta de la Huerta: a) planimetría; b) panorámica; c-d) tramo del Qhapaq Ñan con muros de retención lateral que
ingresa a La Huerta desde el sur de la Quebrada de Humahuaca. Figure 2. Tambo Puerta de la Huerta: a) planimetry; b) panoramic view;
c-d) section of the Qhapaq Ñan with lateral retaining walls, which enter La Huerta from the south along the Quebrada de Humahuaca ravine.

a b

Figura 3. Tramo del Qhapaq Ñan que ingresa a La Huerta desde el norte de la Quebrada de Humahuaca: a) despedrado; b) entre muros;
c) con muros de retención lateral. Figure 3. Section of the Qhapaq Ñan that enters La Huerta from the north side of the Quebrada de
Humahuaca: a) cleared of stones; b) between walls; c) with lateral retaining walls.
88 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

b c d

Figura 4: a) angosto de Yacoraite; b) complejo minero del Moya; c) complejo agrícola del Moya; d) tramo del Qhapaq Ñan que vinculó
ambos espacios. Figure 4: a) angosto (narrows) of Yacoraite; b) Moya mining complex; c) Moya agricultural complex; d) section of Qhapaq
Ñan that connected both spaces.

donde también registramos segmentos de Camino al parecer cumplió más bien un rol de índole política
Inca que articulan estos sitios (ig. 4d). Durante las y territorial. En las crónicas coloniales, este angosto es
prospecciones que realizáramos en este complejo se descrito como angosto de Tumi y límite norte de los
identiicó una mina utilizada en momentos prehispá- tilcaras (Sánchez 2004). Otra articulación espacial re-
nicos, asociada a pequeñas estructuras de planta lineal fuerza la idea del carácter multifuncional que pudieron
y cuadrangular. tener estos enclaves. El complejo agrícola de El Churcal
A diferencia del caso de Yacoraite, el camino que (ig. 5b) (Fernandez Do Rio 2010) se encuentra en
atraviesa el angosto de Perchel se emplaza sobre la base dirección al este de Perchel (ig. 1). En su conjunto, el
del pucará de Perchel, un poblado de una hectárea pucara de Perchel y los caminos asociados (ig. 5c, d)
de supericie ubicado a 40 m de altura sobre el nivel debieron cumplir con un rol particular en la organiza-
del río (ig. 5a). Este pucará cuenta con estructuras ción de la producción agrícola, principalmente para el
cuadrangulares, una plaza y un recinto circular. Tal desplazamiento de las personas dedicadas a las tareas
como plantea Scaro (2009), si bien presenta evidencias campesinas y para la circulación de granos y cultivos
que relejan una ocupación preincaica, los materiales (Albeck 1993, 2016).
asignables al momento incaico son más abundantes. Su
función principal pudo ser la de controlar el tránsito a
lo largo de la Quebrada de Humahuaca. No obstante,
Vialidad incaica en la Quebrada de Humahuaca / P. Ochoa & C. Otero 89

b c d

Figura 5: a) el angosto del Perchel; b) complejo agrícola del Churcal; c-d) trazado del camino que pasa por la base del sitio hacia el sur.
Figure 5: a) angosto (narrows) del Perchel; b) Churcal agricultural complex; c-d) stretch of road that passes by the base of the site, running
southward.

EL CAMINO INCA EN LAS QUEBRADAS los angostos (ig. 1). Este sitio, al que denominamos
TRIBUTARIAS peñón de Yacoraite, fue construido utilizando la cuarcita
rosada que alora en la supericie de la peña (ig. 6a).
La quebrada de Yacoraite Entre sus estructuras, algunas de ellas ediicadas con
banquetas de refuerzo, se reconocieron torreones (ig.
Esta quebrada fue posiblemente utilizada durante toda 6b), terrazas de circulación (ig. 6c) y qollqas (ig. 6d).
la historia prehispánica de la región para articular la Al igual que estos rasgos arquitectónicos, el material
puna con la Quebrada de Humahuaca, convirtiéndose cerámico de supericie también es asignable al momento
en uno de los principales ejes de circulación en sentido incaico (Ochoa 2014). Este enclave estuvo posiblemente
este-oeste. Sobre la meseta de Los Amarillos, a la altura vinculado a otro tramo de camino, que fuera descrito
del cerro conocido como la Pollera de la Colla, se detec- previamente por Nielsen et al. (1997), detectado en el
taron tramos de camino que conducían posiblemente al sector superior de la quebrada de Yacoraite y que debía
pucará de Yacoraite y al tambo de Yacoraite Bajo (tabla 1). articular esta quebrada con la sierra del Aguilar.
Asociado a estos tramos y a 10 km de la desembocadura En la sierra del Aguilar identiicamos un tambo
del río Yacoraite se detectó un tercer sitio estratégico y dos tramos de camino que ingresan a Casa Grande y
de control, de características de emplazamiento en Vizcarra desde la puna (tabla 1, ig. 1). Ambos trayectos
altura similares a las de los poblados identiicados en atraviesan la sierra del Mal Paso, presentando direcciones
90 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

a b

Figura 6: a-b) peñón de Yacoraite; c) extensos muros de contención; d) qollqa con escalones en voladizo. Figure 6: a-b) Peñón de Yacoraite
crag; c) large retaining walls; d) qollqa (storage structure) with cantilevered steps.

diferentes. Uno de ellos, posiblemente con dirección debieron desarrollar un papel preponderante en el
sur, articuló a esta sierra con las Salinas Grandes y acceso al sector central de la Quebrada de Humahua-
con Guayatayoc. La otra vía procede del norte, desde ca desde la puna, particularmente en el marco de las
Abralaite y Casabindo. Estos caminos se entrecruzan en peregrinaciones al cerro Sixilera. Tal como se describe
la sierra del Mal Paso, de allí se bifurcan por un lado, a continuación, este cerro funcionó como un impor-
hacia Humahuaca, y por el otro, hacia la quebrada de tante santuario de altura, que por sus dimensiones y
Yacoraite, traspasando el abra de Tokante. Esta última, color es visible desde el sector medio y superior de la
a 4256 msnm, se remarca en el paisaje por una apacheta quebrada de Yacoraite.
(ig. 7a), que presenta asociados numerosos materiales
arqueológicos. Entre ellos se identificaron cuentas La quebrada de Sixilera
confeccionadas en rocas calcáreas y en mineral de cobre
(ig. 7b), trozos de mineral de cobre nativo (ig. 7c) y Esta quebrada se constituye hasta hoy como uno de
fragmentos de cerámica (ig. 7d). Antes de llegar al abra, los principales corredores naturales que conducen a
detectamos sobre un aloramiento rocoso a 4000 msnm los valles orientales de Jujuy. A lo largo de esta arteria,
el tambo de Tokante (ig. 1). Este tambo presenta varias consolidada mayormente como camino de herradura,
estructuras cuadrangulares, dos qollqas y un corral. se han registrado varios trayectos de Qhapaq Ñan que
Los caminos trazados en la quebrada de Yacoraite, surgen desde La Huerta y atraviesan Sixilera en dirección
al igual que los detectados en la sierra del Aguilar, al Molulo (ig.s 1 y 8). En la cabecera de la quebrada de
Vialidad incaica en la Quebrada de Humahuaca / P. Ochoa & C. Otero 91

a b

Figura 7: a) apacheta prehispánica en el abra de Tokante; b) cuentas de collar confeccionadas en roca calcárea y mineral de cobre; c)
trozos de mineral de cobre; d) fragmentos de cerámica recolectados de supericie en el abra de Tokante. La lecha indica en el horizonte
de la serranía de Tilcara, el cerro Sixilera. Figure 7: a) prehispanic apacheta in the abra de Tokante; b) beads made of calcareous rock
and copper ore; c) pieces of copper ore; d) ceramic fragments collected from the surface in the abra de Tokante. he arrow on the horizon
indicates cerro Sixilera in the Tilcara range.

a b c

Figura 8: a-b) escalones incaicos en el camino a Sixilera; c) tramo de camino cavado sobre la roca madre en el abra del Rosado.
Figure 8: a-b) Inca stairs in the road to Sixilera; c) section of the road excavated in bedrock in abra del Rosado.
92 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

b c d e

Figura 9: a) el peñón de la Huerta; b) banquetas de refuerzo; c) rampa de acceso; d-e) torreones semicirculares. Figure 9: a) peñón (crag)
de la Huerta; b) stone reinforcements; c) access ramp; d-e) semicircular towers.

Sixilera, en el faldeo contrario al abra del Rosado y desde (ig. 9d, e) y terrazas de circulación (Ochoa 2012). Para
donde se asciende a la serranía de Tilcara, se emplaza su construcción, al igual que para el caso del peñón de
el complejo del peñón de la Huerta. Este complejo de Yacoraite, se utilizó la cuarcita rosada que alora en la peña.
sitios arqueológicos fue deinido como un sistema militar Las características arquitectónicas y el lugar de
vinculado al centro administrativo de La Huerta (Ochoa emplazamiento sugieren que el complejo del peñón de
2012, 2016). Los senderos registrados en esta sección la Huerta también pudo ediicarse con el propósito de
de la quebrada presentan técnicas constructivas propias controlar el acceso al cerro Sixilera (ig. 10a) (Ochoa 2016,
de la caminería inca, como el emplazamiento en zigzag, 2017). Entre este complejo y el cerro existe un camino
el enlajado (ig. 8a), el escalonado (ig. 8b) y el cavado directo, que atraviesa la serranía de Tilcara. Este sendero,
sobre la roca madre (ig. 8c, tabla 1). que continúa en uso, presenta escalones construidos en
El complejo del peñón de la Huerta puede ser des- piedra y muros de retención lateral (tabla 1). Actualmente
crito también como un conjunto de sitios estratégicos es transitado en el contexto de las peregrinaciones católicas
de control, emplazados en altura con la intención de bianuales que alcanzan la cima de este cerro y la capilla
vigilar el tránsito hacia y procedente de las tierras bajas construida en uno de sus faldeos, con la intención de
(ig. 9a). Entre estos sitios, ocupados durante el Período celebrar a la Virgen María bajo la advocación de Nuestra
Incaico, se destacan un pucara y un enclave militar, que Señora del Rosario de Sixilera. El reuso masivo del espacio
se caracterizan por la presencia de banquetas (ig. 9b), en torno a la capilla (ig. 10b) no permitió identiicar
rampas de acceso con pisos enlajados (ig. 9c), torreones evidencias arqueológicas, considerando la posibilidad
Vialidad incaica en la Quebrada de Humahuaca / P. Ochoa & C. Otero 93

b c d

Figura 10: a) el cerro Sixilera; b) capilla de la virgen de Nuestra Señora del Rosario de Sixilera; c-d) campos de cultivo prehispánicos.
Figure 10: a) Sixilera hill; b) chapel of Our Lady of the Rosary of Sixilera; c-d) pre-hispanic crop ields.

de que se tratara de una parada previa al ascenso hasta el Durante las prospecciones efectuadas en el sector
oratorio ubicado a 4865 msnm, en la cúspide del cerro. donde se encuentra el oratorio a la Virgen (ig. 12a),
No obstante, sobre los faldeos se ha identiicado una construido sobre la cima del cerro, se realizaron varios
gran cantidad de estructuras arqueologías dedicadas hallazgos arqueológicos. Entre ellos se destacan frag-
a la agricultura (ig. 10c, d). Incluso, varios tramos del mentos de cerámica, puntas de proyectil de obsidiana y
camino que conecta la capilla con el oratorio de altura basalto (ig. 12b), trozos de mineral de cobre (ig. 12c)
presentan rasgos arquitectónicos incaicos (tabla 1). Si y cuentas calcáreas y de mineral de cobre (ig. 12d).
bien el primer trayecto de ascenso se trata de un sen- Estos materiales fueron asignados a los Períodos For-
dero entre muros, mientras que el tramo que asciende mativo, Medio, Tardío e Inca, demostrando así la larga
a la cima está emplazado en zigzag y consolidado con perduración del culto a este cerro, considerado quizás
muros de retención lateral, también se destacan otras una de las principales wakas de la región. En la cima se
técnicas constructivas como los escalonados (ig. 11a, detectó una estructura circular, con claras caracterís-
b, d) y enlajados (ig. 11c) (sensu Hyslop 1992). Ade- ticas prehispánicas, y se pudo reconocer que las rocas
más, se reconocieron segmentos amojonados (ig.11a), utilizadas para ediicar el gran recinto cuadrangular,
tal como describiera Guamán Poma (1980 [1615]) la que actualmente funciona como oratorio (ig. 12a),
colocación de piedras en los laterales de los senderos, presentan un canteo regular. Es posible estimar que
posiblemente para actuar como marcadores espaciales estas piedras hayan sido tomadas de otras estructuras
del paisaje (Vitry 2002). arqueológicas asociadas a la circular. Si bien la profunda
94 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

a b

Figura 11: a) tramo de Camino Inca utilizado para ascender al santuario de altura del cerro Sixilera; b) escalonado ino; c) enlajado; d) esca-
lonado ancho. Figure 11: a) section of the Inca Road used to ascend to the high shrine of Sixilera; b) with stairs; c) with lagstones; d) wide stairs.

trayectoria de veneración a esta waka pudo implicar quebrada de la Cruz y en uno de los ingresos al propio
resigniicaciones religiosas y simbólicas durante toda sitio arqueológico de La Huerta (ig. 13a), identiicamos
la época prehispánica, quizás su mayor transformación tramos de Camino Inca sumamente perturbados. Al
se produjo con la evangelización cristiana. parecer, dichos tramos estaban construidos a partir de
la técnica de entre muros (ig. 13b, c) y con muros de
La quebrada de la Cruz retención lateral.

La última quebrada relevada es la de la Cruz, que debió


funcionar también como uno de los corredores naturales DISCUSIÓN
más aprovechados para acceder a los valles y yungas. Si
bien presenta una extensión limitada de tan solo 6 km, El análisis en conjunto de los distintos sitios emplazados
posiblemente permitió vincular el centro administrativo en el sector central de la Quebrada de Humahuaca y
de La Huerta con los sectores más elevados de la serranía su articulación mediante la traza del camino incaico
de Tilcara y Zenta, en dirección al noreste (ig. 1). Desde permite plantear una organización del espacio local con
el abra de la Cruz, ubicada a 3871 msnm, y donde Nielsen ines productivos y religiosos, dentro de un escenario
(1989) identiicara previamente algunos recintos, surge político que promovió el control territorial de esta
una red de caminos de herradura para acceder a los subregión (Otero et al. 2017). A partir del estudio de
caseríos de Mudana, Alonso, Yala de Monte Carmelo y algunas arterias del Qhapaq Ñan en asociación con sitios
a los poblados de Caspalá y Santa Ana. En todas estas estratégicos para la vigilancia de los distintos corredo-
localidades se encuentran distintos tipos de sitios ar- res, proponemos que, en este sector de la Quebrada, el
queológicos, como tambos y campos agrícolas. Más allá Estado implementó un sistema regulado de manejo de
de esta red de senderos, en los sectores inferiores de la la población local según la disponibilidad de la mano
Vialidad incaica en la Quebrada de Humahuaca / P. Ochoa & C. Otero 95

b c d

Figura 12: a) santuario de altura del cerro Sixilera; b) puntas de proyectil de obsidiana negra y basalto; c) trozos de mineral de cobre; d)
cuentas de collar confeccionadas en piedra caliza, mineral de cobre, lapislázuli y valva de molusco. Figure 12: a) high shrine of Sixilera
hill; b) black obsidian and basalt projectile points; c) pieces of copper ore; d) beads of limestone, copper ore, lapislazuli and mollusc valve.

a b

Figura 13: a) Camino Inca que sale de La Huerta hacia el abra de la Cruz; b-c) tramo de Camino Inca construido entre muros en los
sectores inferiores de la quebrada de la Cruz. Figure 13: a) the Inca Road from La Huerta to abra de la Cruz; b-c) section of the Inca Road
running between walls in the lower ravine of quebrada de la Cruz.
96 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

de obra y los recursos naturales. Es posible que para ser la quebrada de Yacoraite y la quebrada de la Huerta/
ejercer este tipo de control se aprovecharan las lógicas Sixilera. La instalación del peñón de Yacoraite y del
preexistentes de movilidad vinculadas al desplazamiento peñón de la Huerta en los sectores inferiores de estas
de estos recursos y de la gente. La aplicación de políticas quebradas, próximos a sitios residenciales, demuestra
versátiles fue quizás una de las estrategias administrativas la intención de controlar los puntos de paso obligado.
más recurrentes en las provincias distantes del centro Asimismo, resulta notoria la repetición de un patrón
del Imperio (Santoro et al. 2010), ya que implicaba para instalar estos sitios, a partir del aprovechamiento
distintas instancias de negociación e imposición hasta de peñas que ofrecen un gran dominio visual, el uso
lograr la adecuación de los intereses estatales en pos de cuarcita rosada como materia prima para levantar
de una mayor productividad económica. En nuestro las paredes de sus muros y la aplicación de técnicas
caso de estudio, el emplazamiento de sitios estratégicos constructivas similares, aunque de origen no local
de control, tambos, centros administrativos y campos (Ochoa 2014).
agrícolas articulados entre sí, no solo a partir de la En las quebradas tributarias el tránsito debió ser
complementariedad de sus funciones, sino también menos frecuente que en la quebrada troncal dada la
por la red de caminos, indicaría que la apropiación del distancia entre los sitios emplazados. A lo largo del
paisaje fue un requisito indispensable para alcanzar esta eje longitudinal, la distancia entre los poblados nunca
adecuación. Otro aspecto inherente a la dominación supera los 10 km, mientras que en las tributarias puede
espacial pudo ser la monopolización del tránsito, tanto alcanzar los 20 km, implicando quizás jornadas de tránsito
de la quebrada troncal como las tributarias. más prolongadas. A su vez, detectamos diferencias en
En la quebrada troncal se observa un ordenamiento el trazado y las técnicas constructivas de los caminos
del espacio longitudinal, es decir, en sentido norte-sur, identiicados en ambos tipos de quebradas (tabla 1).
a través del emplazamiento de sitios de control en los La caminería de la quebrada troncal presenta técnicas
angostos y de tambos en las desembocaduras de las constructivas clásicas, como la construcción entre mu-
quebradas tributarias. En ambos casos se trató de puntos ros, el despedrado y el uso de muro de retención lateral
de paso obligado. Este ordenamiento facilitó quizás el (Ochoa 2014). En las quebradas tributarias, el trazado
desarrollo de las tareas administrativas, considerando del camino que atraviesa las serranías por encima de
la proximidad entre estos tambos y los centros admi- la cota de 4000 msnm presenta técnicas constructivas
nistrativos, y la corta distancia existente para acceder a especíicas, como el cavado sobre la roca madre, el
los grandes campos agrícolas existentes en la serranía de enlajado, el amojonado y el escalonado (Ochoa 2014),
Tilcara. Un ejemplo de esta articulación y organización alternadas con las técnicas clásicas. Estas diferencias
del espacio se expresa en el emplazamiento del tambo respondieron quizás en mayor medida a la topografía
Puerta de la Huerta ubicado a 6 km del centro admi- del terreno, pero se debe tener en cuenta que también
nistrativo de La Huerta, el que a su vez se encuentra a pudo tratarse de rasgos vinculados al carácter simbólico
1 km del complejo del peñón de la Huerta y a tan solo y religioso de las rutas, asociadas a abras y wakas. De
4 km de los campos agrícolas del Churcal. Lo mismo allí que es pertinente relexionar sobre la signiicación
sucede para el tambo Yacoraite Bajo, el que se encuen- de algunos trayectos del Qhapaq Ñan como caminos
tra espacialmente asociado al pucara de Yacoraite y al rituales. Un ejemplo de ello pueden ser los tramos
complejo agrícola minero del Moya. que vinculan La Huerta con el cerro Sixilera y este
Además de presentar un importante circuito último con el pucara de Tilcara. Al igual que ocurre
longitudinal, constituido como una de las principales actualmente en el marco de las celebraciones católicas,
arterias del Qhapaq Ñan, el sector central de la Que- estas rutas de peregrinación pudieron estar cargadas de
brada de Humahuaca se debió destacar por contar con múltiples signiicados a lo largo de todo su recorrido
otro importante eje de circulación, trazado a partir de (Pimentel 2009), aportando a la constitución de un
la articulación entre las quebradas tributarias. Este eje paisaje discursivo en el que el camino resulta ser su
transversal al Río Grande, orientado en sentido oeste- relato (Castro et al. 2004).
este, permitió conectar distintos ambientes, como salares Como ocurrió en otros lugares de los Andes (De
y cordilleras de la puna con los valles orientales. Los la Vega & Stanish 2002; Rostworowski 2004; Platt et al.
principales corredores localizados en este sector debieron 2006), este cerro, sacralizado desde momentos prehispá-
Vialidad incaica en la Quebrada de Humahuaca / P. Ochoa & C. Otero 97

a b

Figura 14: a) caminos de herradura que vinculan el pucara de Tilcara con el cerro Sixilera; b) escalones bien calzados en el cerro Negro;
c) despedrado en Ovejería. Figure 14: a) bridlepaths connecing Pucara de Tilcara and Cerro Sixilera b) well-itted steps at Cerro Negro;
c) stone removal in Ovejería

nicos, debió resigniicarse durante el régimen colonial, el Estado. A lo largo de casi todo el trayecto presentan
reemplazando así el culto de adoración a las wakas por muros de retención lateral (ig. 14a), algunos escalo-
la veneración a la Virgen María (Rostworowski 2003). nes (ig. 14b) y tramos despedrados (ig. 14c) (tabla
No obstante, también debió resigniicarse drásticamen- 1). Asimismo, dentro de este recorrido, el tramo de
te a partir de la ocupación incaica de la quebrada. La camino que desciende a Tilcara desde el Cerro Negro,
inversión de trabajo en infraestructura vial, generada tal como presentamos en trabajos anteriores (Otero &
desde el Estado para ampliar y transformar la red de Ochoa 2011), se encuentra asociado a estructuras que,
senderos próximos al cerro Sixilera, puede entenderse aparentemente, estuvieron vinculadas con la observación
como un indicador de apropiación de un culto local para y registro del movimiento solar.
ser incorporado a la religión estatal (Ramos Gavilán En el paisaje ritual, el pucara de Tilcara, más allá de
1621; Taylor 1999). A su vez, el control de los accesos a su rol como capital de wamani, pudo funcionar como un
este santuario de altura debió servir para fortalecer su centro de integración regional durante las peregrinaciones
relevancia y jerarquía en la región, destacándolo como desarrolladas en el marco de la adoración a esta waka
un centro de peregrinaje substancial para el desarrollo para propiciar una mayor productividad económica.
del Estado, tal como se hizo en otra escala para los Este sitio cuenta con una kancha y otros espacios de
grandes centros religiosos de impacto macrorregional congregación colectiva destinados al despliegue de pa-
(Ramos Gavilán 1621; Stanish & Bauer 2007). Por otro rafernalia relacionada con el culto al sol, los ancestros
lado, los caminos que articulan el cerro Sixilera con el y la fertilidad (Otero & Ochoa 2011, 2012; Otero 2013,
pucara de Tilcara, caracterizado como el centro político- 2015). En estas y otras estructuras con características
administrativo de mayor jerarquía de la región (Otero arquitectónicas especiales se identiicaron objetos que
2013, 2015), también pudieron estar embebidos de una seguramente fueron utilizados en estas festividades. Se
profunda ritualidad. Estos senderos fueron acondiciona- trata de placas circulares de metal que pudieron exhibirse
dos siguiendo las técnicas constructivas impuestas por durante las procesiones a manera de estandartes (ig. 15a,
98 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

a b c d

0 10 cm 0 10 cm

Figura 15. Discos lisos: a) mt 2135-mejba 6011; b) mt 3600; c) mt 2134-mejba 6012), sin referencias sobre su ubicación dentro del pucará;
d) lauta pánica cerrada confeccionada en caliza gris (mt 2305-mejba 6005). Figure 15. Smooth discs: a) mt 2135-mejba 6011; b) mt 3600;
c) mt 2134-mejba 6012), with no information on its location inside the pucara; d) panpipe made of gray limestone (mt 2305-mejba 6005).

b y c) (Guamán Poma 1980 [1615]; González 1992) y de trabajo en infraestructura vial debió implicar no solo
numerosos instrumentos musicales, como sikuris (ig. la planiicación de obras, sino también una importante
15d), trompetas y cascabeles. intervención estatal en el área con el propósito de ordenar
Si se considera que gran parte de los caminos los espacios y controlar la circulación de personas, bie-
identiicados en el sector central de la Quebrada de nes, minerales y productos agrícolas. Es posible que esta
Humahuaca y en las quebradas de La Huerta, la Cruz intervención se produjera producto de las ventajas que
y Sixilera conducen a La Huerta, queda claro que este brindaba este sector por conectar diferentes ambientes
centro administrativo debió cumplir un rol preponde- mediante cortas distancias provistas de corredores natu-
rante durante estas celebraciones. Al igual que el pucara rales. La articulación lograda a partir del tránsito entre
de Tilcara, La Huerta debió trascender su carácter las quebradas tributarias pudo llevar a la constitución
administrativo y productivo, para consolidarse como de un nodo de interacción en el paisaje. De allí que se
poblado multifuncional. Es uno de los pocos sitios instalaran sitios estratégicos de control en diferentes
de la Quebrada de Humahuaca que fue ampliado y puntos, los cuales permitieron delimitar el área y, a su vez,
remodelado casi en su totalidad por el Inca (Raino controlar el acceso desde los cuatro puntos cardinales.
1993; Palma 1998, 2000). La existencia de un ancho Por otro lado, el potencial productivo agrícola y minero
camino que ingresa casi hasta el centro del poblado y en la región debió promover también la construcción de
la construcción de plazas, kallankas y de ediicios con centros administrativos sobre poblados preexistentes y
características especiales en su interior, estén relejando la instalación de tambos con el propósito de organizar
tal vez una readecuación de los espacios con ines mi- estas actividades y redistribuir los excedentes.
litares y religiosos, los cuales estuvieron posiblemente En este escenario, la red vial revela la conexión
ligados con el culto al cerro Sixilera. Asimismo, pudo entre estos sitios, pero también demuestra cómo otros
responder a la necesidad de construir grandes ediicios elementos del paisaje incidieron en la organización del
para cumplir con los principios de reciprocidad política espacio. Esto reiere al trazado de numerosos trayectos
establecidos con las poblaciones locales (Morris 1974). de Camino Inca en torno al cerro Sixilera, posiblemente
una de las principales wakas de la región. Este cerro, al
igual que los poblados identiicados en las quebradas
CONCLUSIÓN de Sixilera y de la Huerta, se encuentra sobre la línea
del Trópico de Capricornio. La disposición de estos
A lo largo de este trabajo presentamos distintas evidencias sitios y la waka sobre esta latitud debió proporcionar
que demuestran que el sistema vial incaico del sector un valor simbólico extra a la región, particularmente
central de la Quebrada de Humahuaca se materializó a durante las festividades del calendario ritual incaico
través de una variada arquitectura. Esta fuerte inversión vinculadas a los equinoccios (Bauer & Dearborn 1998;
Vialidad incaica en la Quebrada de Humahuaca / P. Ochoa & C. Otero 99

Bauer 2000; Zuidema 2010). De este modo, los caminos, Qhapaq Ñan en Atacama: desde el Portezuelo del Inka
como marcas del paisaje, debieron ganar una mayor hasta Río Grande. Chungara 36 (2): 463-481.
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Vol. 22, Nº 2, 2017, pp. 103-113, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

FRANCISCO DE HINOJOSA Y SU ENTRADA A LA


“MONTAÑA DE LOS MOXOS” (COCHABAMBA-BOLIVIA,
SIGLO XVI)
FRANCISCO DE HINOJOSA'S INCURSION INTO THE “MOXOS
MOUNTAIN” (COCHABAMBA - BOLIVIA, 16th CENTURY)

WALTER SÁNCHEZA

En los últimos años, la evidencia arqueológica ha comenzado INTRODUCCIÓN


a mostrar la presencia de caminos prehispánicos que articula-
ban el altiplano, los valles, los yungas situados en la cordillera
oriental de los Andes (“montaña”) y la Amazonía. Muchos de El presente texto es parte del proyecto de investigación
estos caminos fueron inhabilitados durante el Período Colonial arqueológica “Buscando Caminos”, cuyo objetivo es
temprano generándose la idea de que este bloque cordillerano abordar, a partir de la documentación temprana, las
fue una suerte de escollo que dividía las tierras altas de las posibles rutas de interacción prehispánicas entre los
tierras bajas (la Amazonía). El artículo aborda el ingreso de
valles, la puna (denominada en documentos de los
Francisco de Hinojosa hacia la llamada “montaña de los Moxos”
y su fracaso por llegar a los llanos de Moxos. Asimismo, pone siglos xvi-xvii como cordillera de Moxos), los yungas
en evidencia que el cierre de estos antiguos caminos, fue una o sub-andino (la montaña de los Moxos) y los llanos
decisión consciente de las sociedades de los yungas, posiblemente amazónicos (los llanos de los Moxos) en Cochabamba-
en un intento de cortar sus vínculos con la sociedad colonial. Bolivia y el poblamiento en los yungas.1 A partir de
Palabras clave: Bolivia, Cochabamba, yungas, Francisco
este conocimiento documental, se quiere abordar, en
de Hinojosa, caminos coloniales.
una segunda fase, el trabajo arqueológico. Por lo tanto,
In recent years, archaeological evidence has begun to show the el objetivo de este artículo es analizar la entrada de
presence of pre-Hispanic roads that connected the altiplano, Francisco de Hinojosa a las montañas de los Moxos,
valleys, the Yungas (a zone of tropical valleys) in the eastern en la hipótesis de que el análisis de este documento
Andes and the Amazon basin. Many of these roads were aban-
podría arrojar pistas sobre los lugares de ingreso y las
doned during the Early Colonial Period, leading to the idea
that this mountain range was an obstacle that separated the poblaciones que la habitaban. Sobre este último punto,
Altiplano highlands from the Amazon lowlands. his article existe evidencia documental de la presencia de grupos
addresses Francisco de Hinojosa's incursion into the so-called que habitaban los yungas de Chuquiuma, Aripucho,
“Moxos Mountain” and his failure to reach the Moxos plains. It Incachaca y posiblemente Tablas Monte, y que son
also shows that the closure of these ancient roads was apparently hetero-denominados como Umu/Amo/Yumu. Fuentes
a conscious decision made by the societies inhabiting the Yungas,
possibly in an attempt to sever their ties with the colonial society.
locales del siglo xvi y xvii dan cuenta de la presencia
Keywords: Bolivia, Cochabamba, yungas, Francisco de de gente Yuroma que coninaba con “los llanos é tierras
Hinojosa, colonial roads. de los indios Mojos é Chunchos que están conjuntos y

A
Walter Sánchez, Instituto de Investigaciones Antropológicas y Museo Arqueológico-Universidad Mayor de San Simón,
e-mail: walteryambae@hotmail.com
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: agosto 2017.
104 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

límites de la Cordillera de esta Villa [de Oropeza] [...] yungas) ha sido entendida como un escollo que separó
[y] de que había grandes minerales de oro y plata”, así dos espacios y, consecuentemente, dos sociedades y
como grupos llamados Rache (Soruco 1899: 82; Saignes civilizaciones. Tal comprensión ha conducido, inclu-
1985a, 1985b). Las fuentes documentales sugieren en so, a una suerte de especialización académica entre
todos ellos la existencia de una suerte de verticalidad arqueólogos dedicados a las tierras altas (los Andes)
(territorial y de uso de recursos) que se habría desplegado y otros a las bajas (Amazonas/Chaco). Si bien, como
entre la Amazonía y los valles de Cochabamba (Sánchez un primer paso, investigadores como Saignes (1985b)
2008, Schramm 2012). habían llamado la atención desde la etnohistoria sobre
A partir del testimonio arqueológico, muchos la necesidad de encarar el estudio histórico de aquellos
investigadores han reportado evidencia de ocupación espacios olvidados por la historiografía como de aquellos
de larga data en el sub-andino (yungas) (cf. Alconini que se ubicaban en la vertiente oriental de los Andes, su
2016), así como de importantes interacciones entre las estudio es reciente desde la arqueología, aunque con una
tierras bajas y los Andes (Alconini 2013; Cruz 2014; fuerte concepción de la cordillera como “frontera” (para
Alconini 2016). En Cochabamba, tales interacciones una relación sobre algunos trabajos tanto arqueológicos
son evidentes desde los trabajos de Brockington et al. como etnohistóricos véase Pärssinen & Siiriänen 2003,
(1995) para el Período Formativo, Céspedes (2001) y del Río 2011, Alconini 2013).
Sánchez (2008) para el Horizonte Medio, Intermedio Los valles de Cochabamba, ubicados entre los 2000
Tardío e Inca (Sánchez 2008, 2011). De hecho, para el - 3000 msnm, son encajonados dentro de la cordillera
caso de los yungas de Incachaca/Paracti, Tablas Monte Oriental, destacando el valle Bajo, el valle Central (donde
y San José/San Julián no solo existe evidencia arqueoló- se ubica la actual ciudad de Cochabamba), el valle de
gica de constantes articulaciones e interacciones entre Sacaba y el valle Alto. Otros valles más pequeños, pero
los valles y los llanos aluviales del Chapare ya para el importantes, son el de Pocona, Mizque y Totora. Los
Horizonte Medio (Cf. Céspedes 2001; Sánchez 2008, valles se caracterizan por su clima templado con una
2011, 2012), sino de caminos formalmente construi- media de 23ºc. El bloque cordillerano, hacia el norte,
dos (Sánchez 2008). De la misma manera, han sido está conformado por una extensa puna entre los 3500 a
reportados caminos formalmente construidos, de clara 4000 msnm, con cumbres por encima de los 5000 msnm.
factura inca, en los yungas de Chuquiuma (Pereira & Poseen un clima frío y seco. El sub-andino o la cara
Céspedes 1982), Arepucho, Icuna y Antahuagana (cf. oriental de esta cordillera, donde se ubican los yungas
Pereira & Céspedes 1982; Sánchez 2008) y el rio San o la montaña, es una extensa cadena montañosa que
Jacinto. Dichos caminos llegaban posiblemente hasta baja abruptamente desde los 4000 msnm hasta los 350
los llanos amazónicos del Chapare, aunque hasta hoy no msnm, nivel en el que su ubican los llanos amazónicos
se ha realizado un reconocimiento sistemático debido del Chapare. Un elemento que hay que destacar de la
a las diicultades operativas de trabajar dentro de una montaña de los Moxos (los yungas) es que constituye
zona de bosque alto. En el caso de los Caminos Incas una zona de gran pluviosidad y está dominada por un
(Inca yan), hay que señalar que siempre conducen a bosque alto de neblina, con registros que van de los
complejos arqueológicos con iliación cronológica que 4000 a los 9000 mm por año (igs. 1 y 2).
se remonta al Horizonte Medio e incluso al Formativo
y con evidencia material local proveniente de los valles Algunos datos de la vida del Capitán
y de la Amazonía.2 Este hecho pondría en evidencia que Francisco de Hinojosa3
los incas usaron y remodelaron caminos construidos
mucho antes de su llegada. Urquidi (1949: 61) destaca la presencia de Francisco de
El énfasis puesto en la búsqueda de trazas de Hinojosa a principios de la década de 1570, como un
conexión entre los valles y la Amazonía es importante “vecino de la ciudad de la Plata”. Este dato hace suponer
debido a que la arqueología boliviana ha separado que Hinojosa tenía por entonces su residencia en Sucre
tradicionalmente las tierras altas (la parte andina) de y que, desde ahí, comenzaba a expandir sus negocios,
las tierras bajas (Amazonía y Chaco) como si fueran articulando zonas agropecuarias (Chuquisaca y Cocha-
dos estancos separados y no interconectados. Bajo bamba) con el mercado minero de Potosí, por entonces el
esta mirada, la cordillera oriental y el sub-andino (los centro económico colonial más importante de los Andes.
La entrada a la “montaña de los Moxos” / W. Sánchez 105

15º47' BENI
SIMBOLOGÍA

4020 - 4500
B'
3540 - 4020
LA PAZ
A' 3060 - 3540
SANTA CRUZ
16º48'
2580 - 3060
2100 - 2580
1620 - 2100
1140 - 1620
A
17º49' 660 - 1140
ORURO
POTOSI 1800 - 660

0 50 Km B
CHUQUISACA
67º9' 66º8' 65º7' 64º6'

Tapacari Valle de Altiplano Llanos Valle de Cordillera Llanos Laguna


Cochabamba Palca Chapare Totora de Totora Chapare Bolivia
A Yungas de
Antahuagana
4000 Tablas Monte 4000
B
2000 2000
A' B'
1000 0
50000 100000 150000 200000 50000 100000 150000 200000 250000 300000

Figura 1. Departamento de Cochabamba con dos cortes transversales altitudinales que muestran los valles, la puna (altiplano), los
yungas y la amazonía. Figure 1. Department of Cochabamba with two altitudinal cross sections, showing the valleys, the puna (Andean
high plateau), the Yungas zone and the Amazon basin.

15º47' BENI
SIMBOLOGÍA

Precipitación (mm)

200 - 669
LA PAZ SANTA CRUZ 700 - 1499
16º48'
1500 - 1999
2000 - 3999
Mayor a 440

17º49'
ORURO
Lagunas
POTOSI

0 50 Km
CHUQUISACA
67º9' 66º8' 65º7' 64º6'

Figura 2. Cochabamba. Precipitación pluvial según zonas eco-regiones. Figure 2. Cochabamba. Rainfall by eco-regions.
106 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

En 1571, por medio de una carta-poder llevada por y no alcanzando de los dichos trescientos carneros que ansi
Baltasar Gonzales (su mayordomo), pide ser admitido myos van cargados, os hazer pago y cobrar un myll y cien
pesos de plata corriente, que yo os debo y estoy obligado
como poblador de la recientemente fundada villa de a vos pagar, por una escriptura que contra my teneys de
Oropeza (actual ciudad de Cochabamba). Además, mayor quantia, de plazo pasado [...] (Urquidi 1949: 112).4
solicita tierras y solares:
Resumiendo estos dos documentos, podemos destacar
Sepan quantos esta Carta de Poder vieren como yo Francisco los siguientes bienes agrícolas y pecuarios de Hinojosa:
de Hinojosa, residente que al presente soy en este Asiento
de Canata del Valle de Cochabamba, jurisdicción de la Villa “trescientos carneros de la dicha tierra mios” (llamas),
de Oropesa, otorgo y conozco por esta presente Carta a vos “Myll cabezas de puercos chicos y grandes” y “semen-
Baltasar Gonzáles que sois presente, pa que por mi nombre y tera en este Valle de Cochabamba en Companya” del
como yo mismo podays pedir y pidays sea admitido en esta encomendero Francisco de Orellana.
Villa de Oropesa, que nuevamente se funda en este Valle de
Cochabamba, por vez ino della e me den tierras y solares e Todas sus actividades eran administradas por
las demas que dan a los demas y vecinos y pobladores de la un mayordomo, Baltasar Gonzales, “con el qual se ha
dicha Villa de tomar y aprehender la posesion e posesiones sentado aquí [ilegible] y a el se le ha dado lo que ha
de los tales solares e tierra e demas cosas en mi nombre y las sido a su cargo, hasta el dia de hoy, ansi de coca, como
continuar y hazer todo aquello que yo podria hazer y cerca
dello y de lo a ello anexo e dependiente, siendo necesario de trigo, mayz, puercos, vacas e ovejas e ganado de la
parecer en contienda de juicio parezcays ante el Capitán tierra” (Urquidi 1949: 113).
Grmo. Osorio, Corregidor de la dicha Villa, a quien esta
cometida la dicha población (Urquidi 1949: 111). La Entrada a las “montañas de los
Moxos” y la repartición de tierras
Por otros documentos se sabe que Hinojosa ya tenía
actividades agropecuarias en el valle de Cochabamba. Se sabe que, en la década de 1570, Hinojosa fue corregidor
Una carta de hipoteca otorgada en 1571 a Juan Serra- de Cochabamba, momento en el que hace reparticiones
no Dávalos por el préstamo de dinero –saldado en de tierras a españoles en los valles Central y de Sacaba.
1573– muestra que desarrollaba una intensa actividad ¿Cuál fue el motivo para tales reparticiones? Un hecho
agropecuaria: que parece haber incentivado a los residentes españoles
la “repartición de tierras” en Cochabamba era la supuesta
E pa que mas seguro esteis de la paga de lo suso dicho vos
constatación de que, “en todo el dicho Valle de Cocha-
hipoteco por especial y expresa hipoteca Myll cabezas de
puercos chicos y grandes, que tengo en este Asiento de bamba no hay naturales, sino todos son mitimaes de
Canata y la sementera que ANSI mesmo tengo en este Valle diferentes partes, los quales puso alli el Inca, que partió
de Cochabamba en Companya de Francisco de Orellana, los y dividió las tierras del dicho Valle por suios y suertes,
cuales dichos puercos y sementera que ansi vos hypoteco
repartiéndolos a los dichos mitimaes, según la cantidad
me obligo de no lo vender ni enagenar en manera alguna
(Urquidi 1949: 109-110). de gente, que cada uno tenia” (Urquidi 1949: 93). Dicho
de otra manera, al ser los valles de Cochabamba tierras
Otra de las actividades empresariales en las que se halla- ganadas por el Inca tras someter a los grupos locales,
ba embarcado era el comercio de harina de maíz entre le correspondía ahora, por derecho de conquista, a la
Cochabamba y Potosí, tal como muestra la siguiente Corona española. Esta era, sin embargo, una “verdad”
Carta de Poder, hecha en 1571: a medias, ya que existían grupos locales que tenían
tierras antes de la llegada de los Incas como los Chuy,
Otorgo y conozco por esta presente Carta que doy y otorgo Quta, Qhawi y Sipe Sipe. De hecho, uno de estos grupos,
todo my poder cumplido, libre, llenero y bastante, a vos Pº los Qhawi vinculados a los Quta de Pocona, elevarán
de las Cassas, presente, especialmente para que por mi y
a la Audiencia y a la Cancillería Real de la ciudad de
en mi nombre y como yo mismo, representando mi propia
persona podays, en la villa de Potosí, donde van cargados La Plata una demanda. En efecto, en febrero de 1587
trescientes carneros de la dicha tierra mios de harina de mais se presentan ante el capitán Fernando de Casorla Nar-
villcaparo, lo vender. E ansi mismo otras trescientas cargas váez, maese de campo, corregidor y justicia mayor y
que los indios de la Encomienda de Francisco de Orellana,
juez de naturales del Cabildo de Oropeza, don Pedro
vecino de la ciudad de La Plata, me estan obligados a llevar
a la dicha Villa, vender y vendays la dicha comida al iado o Cato y don Francisco Moroco, caciques principales y
contado como os pareciere. E del valor de la dicha comida de los indios Qawi “que rresiden en el balle de sacaba”
La entrada a la “montaña de los Moxos” / W. Sánchez 107

pertenecientes al Repartimiento de Pocona. Ambos tengo titul.o [...] de la [...] tierra de la puna de guara
caciques denuncian: guara y [ilegible] de molino que me dio e rrepartio el
cap. Francisco de Hinojosa que el fue poblador en esta
Franciscº de hinojosa siendo corregidor en esta billa por villa de Cochabamba” (anb-ec 1612.7).
complacer y tener gratos a ciertos soldados para llebarlos a
Estos ejemplos muestran los cambios y los con-
la jornada de los moxos hiço sierta repartición de tierras en
este balle en tres personas quel parecio y quiso como fueron flictos que se venían produciendo en los valles de
joan garcia pinto e joan de sanabria y a sus hijos en el dicho Cochabamba producto de: a) el abandono que cientos
balle de sacaba y en el de clissa e a otras muchas personas de mitmaqkunas que habían llegado con la presencia
en nuestra tierras que habemos y tenemos de tiempo in-
inca; b) la consolidación de tierras por parte de los
memorial a esta parte (ahmc.ecc. Vol. 9, Nº 1, 28.ix.1611).
grupos que eran reconocidos como “originarios”, es
decir, residentes antes de la llegada inca y; c) el cambio
Vistos los alegatos, este caso será resuelto con la devo-
en el régimen de la tierra por parte de los españoles en
lución de las tierras a los Qawi:
este caso, como “pago” por ingresos hacia zonas hasta
su alteça proveyendo justicia dio por ningunas las dichas ese entonces desconocidas.
reparticiones de tierras fechas por el dicho francisco de
hinojosa en las dichas nuestras tierras y mando a pedro La Entrada a la montaña de los Moxos
quiros de abila nuestro corregidor que fue del partido de
misque y el dio comision para que personalmente viniese
llamada también “de Cochabamba”
a este balle y en cenos metiese y amparase en las dichas
nuestras tierras lansando dellas a las personas que estuviesen Es poco lo que se conoce acerca de las diversas entradas
en ellas y pretendiesen tener algun derecho a ellas por la realizadas por los primeros pobladores hispanos en los
dicha repartición [...] en virtud de la qual el dicho nuestro
valles de Cochabamba hacia las montañas llamadas de
corregidor dio posesion e poseciones de las dichas nuestras
tierras como todo ello consta y paresse (ahmc.ecc. Vol. 9, los Mojos. El historiador hierry Saignes (1985a: 63-
Nº 1, 28.ix.1611). 64) ha destacado las siguientes (ver Tabla 1 más abajo).
Una entrada importante fue realizada por el capitán
En otros casos, muchas tierras consideradas “vaças”, Francisco de Hinojosa con la venia del virrey Toledo y el
pertenecientes a grupos altiplánicos y que antes habían patrocinio de la Audiencia de Charcas. Aparentemente,
sido entregadas por el Inca dentro los “repartimientos de este ingreso fue realizado en 1582, aunque, como veremos
tierras”, serán consolidadas por los soldados españoles más adelante, Hinojosa habría realizado entradas ante-
que habían participado en la entrada hacia los Moxos. riores, a partir de las cuales convenció a las autoridades
Tal el caso, por ejemplo, de Pedro Ireviño, español, quién coloniales de que gente que “es rica y mucha”, se hallaba
señala en su testamento: “//4 [...]. -Yten declaro que yo más allá de las montañas (ig. 3).

Tabla 1. Entradas españolas hacia las "montañas de Moxos (siglos xvi-xvii). Table 1. Spaniards incursions to
"montañas de Moxos" (16th and 17th centuries)

FECHAS RESPONSABLES ÁREA/GRUPOS RESULTADO OTRAS PRECISIONES FUENTES

1564 Alemán Montaña de Cochabamba/Yuroma emmi Desaparición RGI 1

1569 Cuellas/Ortega Cochabamba-Río Yuroma emir Expedición no autorizada Sarmiento

1582 (?) F. de Hinojosa Montaña de Cochabamba emir Expedición autorizada. Fracaso RGI 2

1588 Angulo Montaña de Cochabamba emir Maurtúa (Ed.) 9

1630 Bolívar Montaña de Cochabamba emir Desaparición de franciscanos Mendoza

ee = Entrada de Evangelización | em = Entrada Militar | ir = Información/retorno | mi = Muerto por los indios


108 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 3. Fragmento de paisaje de los yungas de Cochabamba en la parte denominada “montaña de los Moxos”. Se halla cubierta por un
bosque denso alto de neblina constante (fotografía de Walter Sánchez). Figure 3. Landscape of the Yungas (tropical valleys) of Cochabamba
known as the "Moxos Mountain", covered in dense, continually mist-shrouded forest (photo by Walter Sánchez).

Según la “Relación de lo sucedido en la Entrada lo de los ingleses que se auisa que venian con designio de
de los Mojos” que Hinojosa hace al virrey Martín poblar esta (actividad) no parece que ay siendo tan lejos de
quererme ay donde y principalmente en Potosí se que ay
Enríquez, señala que: “a quien se debe desta jornada mucha gente vagamunda y lo mismo me dize V.Sa. y que
[es al] Sr. Virrey D. Francisco de Toledo”. De hecho, conbiene desaguarla a lo qual se atendio atención en la
sabemos que el pedido formal de ingreso fue elevado a data de la licencia para esta entrada (1580 (fs. 2) bo abnb,
la Real Audiencia de La Plata y esta entidad lo elevó a alp, cach-15).

instancias superiores.
Con respecto a la relación y a la entrada, La Au- La relación de esta jornada hecha por Francisco de
diencia de la Plata emitió un informe enviado a Lima, en Hinojosa, muestra aspectos de su organización y las
el que se detalla las condiciones en las que debía entrar: diicultades para llevar adelante la expedición, tal como
hace constar este documento:
al capitan Hynojosa se le dieron por mi recaudos y provisiones
para la entrada que auia de hazer por Cochabamba con las y porque desee servir a S. M. en esta jornada me la hizo, y
limitaciones e ynstrucion y advertencias que V.Sa. havra ANSI yo con el celo y cuidado que a S. M. se debe, hice la
visto en prevención de lo que rreiere V.Sa. es la suya con gente en esta provincia, y hecha y habiendo gastado muchos
que no lleue consigo delinquentes ninguno lo qual mandan dineros en adereçar lo necesario y comprar arcabuces y
a V.S.a que ansi se ejecute y guarde que a el se le escreue otros peltrechos; y al tiempo y cuando la gente comenzaba a
haga su entrada como le esta mandado que en quanto a caminar e yo habia de partir de esta ciudad, el D.or. Barros,
La entrada a la “montaña de los Moxos” / W. Sánchez 109

Figura 4. Fragmento de camino empedrado inca. Ramal Colomi-Incachaca (fotografía de Walter Sánchez C.). Figure 4. Segment of a
paved Inca road along the Colomí-Incachaca branch (photo by Walter Sánchez C.).

que presidia, me impidio y deshizo la mejor gente que hasta puna de Colomi con dirección hacia el río Chapare; b)
hoy para servir a S.M. se ha juntado en el Peru y se fue cada hacia la puna de Altamachi, con destino al río Secure,
uno por su parte, donde me llevaron muchos arcabuces y
otras cosas y ceso el hacer de la jornada e yo perdi mas de por donde se señala que vivían los Yuroma, y c) hacia
20 mil pesos que solo de mi parte habia gastado, sin lo que el río Cotacajes (llamado también Quetoto) y que des-
antes de esto gaste cuando entre a descubrir esta tierra, que embocaba en el río Beni (ig. 4).
todo ha sido a mi costa con harto trabajo de mi persona, de En su recorrido señala no haber llegada a los llanos
donde he quedado con algunas enfermedades. (1580 (fs. 2)
bo abnb, alp, cach-15) de los Moxos, sino a un valle (dentro de la montaña),
situado a 24 leguas tierra adentro (¿de los yungas?), y
Aquí vemos que Hinojosa hizo una entrada anterior en donde había unos pocos indios. Para tal efecto, continúa
la que descubre estas tierras. El dato se solventa mucho escribiendo:
más cuando continúa la Relación:
Envie delante a Pedro Velez de Guevara por cabeza de los
que se fuesen juntando y para que alli hiciese sementeras
y luego escribi y di cuenta al Sr. Virrey, el cual mando que no para poder conseguir lo de adelante y que estuviese alli
se me pusiese impedimento alguno, y asi procure de volver a hasta que se juntase la copia de gente que el senor Virrey
rehacer lo que he podido, y sabe dios con cuanto trabajo y costa me dio por comision, y que siendo esto junto ya, entrara. Y
hice hasta 30 hombres; y para que estos se fuesen recogiendo por algunos malos tratamientos se huyeron estos indios, y
y juntando en un valle 24 leguas la tierra adentro, donde yo el Pedro Velez de Guevara levanto de alli con esta ocasión
tenia de paz unos pocos indios que alli hay, que son tan pocos sin orden mia ni hacermelo saber, y fue a un valle que esta
que no llegan a veinte. (1580 (fs. 2) bo abnb, alp, cach-15). la tierra adentro 20 leguas, donde hay poblados algunos
indios, aunque pocos.
No sabemos a ciencia cierta por dónde penetró Hinojosa
y hasta dónde llegó. Dos rutas son probables, debido Aunque no sabemos cuáles son los “pocos indios”
a la existencia de caminos prehispánicos: a) hacia la con los que se encuentran en los valles yungueños,
110 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 5. Fragmentos de camino empedrado inca en Incachaca. Cochabamba (fotografía de Walter Sánchez C.). Figure 5. FSegment of
a paved Inca road along the Colomí-Incachaca branch (photo by Walter Sánchez C.).

es posible lanzar tres hipótesis: 1) que haya sido un Luego del fracaso para alcanzar los llanos aluvia-
grupo local (¿Umu/Amo/Yumu o Yuroma o Rache?, les conocidos como “de Moxos” y la imposibilidad de
de posible iliación lingüística Yuracare?); 2) indios de consolidar un pueblo en los yungas para continuar la
los valles templados de Cochabamba, huidos luego de expedición, el Virrey del Perú, en una carta enviada a
la conquista hispana o 3) antiguos mitmaqkuna que se la Audiencia de la Plata (1.9.1582), es irme al prohibir
quedaron en la montaña. nuevas entradas debido a los problemas que causaban.
No hay ninguna evidencia de que se tratara de “indios
de guerra”, aunque muestran tácticas recurrentes entre vino una información hecha en la Villa de Cochabamba
sobre el daño que sestendio hauer receuido los de la entrada
los yuracare de los siglos xviii y xix, como la huida y
de los Mojos y diome harta pena hasta que por las otras dos
el “griterío”: “y a mi me dieron guaçabara cuando fui a de V.S [...].entendi hauer salido todos de saluamento y que
descubrir y vi ser pocos y de poca fuerza; porque demas el [...] fue despoblar el e como fue despoblar el pueblo que
de correr yo aquellos valles con 25 hombres que tenia e hauian poblado y venirse que no lo tengo por muy grande
respecto a que era poca gente, in orden ni concierto de
ser la mitad muchachos, no me hicieron ningun daño
permanecer y de pressente no me parece de que hay que
ni tienen fuerça para ello, y solo un aracabuz o dos que prouer en ello sino solo a perceuir a francis.co de Hinojosa
se dispararon resistio toda la furia”.5 que si ha de hacer la entrada ha de ser por su per.sona y por
El dato de poca gente y el hecho de que este grupo lo menos con sesenta hombres bien aderaçados y preueni-
dos de lo necessari.o como que lo dexe V. S.a sera seruido
de montaña no tenía vínculos con los de tierras bajas,
mandar que así se lo notiique, y no dexalle entrar desta
generan también la imagen de que podría haber sido manera, ni consentille que ponga Teniente por tan poco
un grupo de mitmaqkunas residentes en la montaña: “Y tuuo comisión para nombralle la otra vez, y con acsque de
la gente de que se tiene la noticia, que es rica y mucha, que yba a recoger la gente mientras quel entraua se estuuo
hasta agora y según la mala orden que deuiron de tener no
esta al principio de la tierra de estos 30 leguas, o poco
ha sido poco no ubiedecerles mas Dmo. V.S. no consienta
mas, y estos que digo donde Pedro Veles fue no tienen que entre mas gente in nueua orden mia porque estos
comunicación ni trato con los otros, que son unos in- negocios de entradas sino Vm con mucho fundamento
diezuelos que están recogidos en la Montaña”. no son de efecto, y mtes. demian que aprouechem, y de lo
que cercado y lo demas que a V. Sa. le pareciera que deuere
De lo señalado, se colige que el grupo no pudo
prouer sera seruido mandar auisarme”. 1 de septiembre de
pasar los bosques cerrados de los yungas y llegar hasta 1582. (bo abnb, alp, cach-35).
los llanos amazónicos (ig. 5).
La entrada a la “montaña de los Moxos” / W. Sánchez 111

Nina Rumi Punta

Huanaquitos
Mayca
Monte

Rasupampa

Tablas Monte

Corani Pampa

San Jacinto
Paracti

SIMBOLOGÍA
Inkachaca
Caminos
prospectados

Comunidades
actuales

Colomi

Figura 6. Mapa de caminos de clara factura inca de la puna hacia los yungas (“montaña”) de Incachaca y Tablas Monte en Cochabamba.
Figure 6. Segment of a paved Inca road along the Colomí-Incachaca branch (photo by Walter Sánchez C.).

Con esta orden se prohíben las licencias de entradas de soldados como pago, ya que el ingreso supone riesgos.
civiles hacia la montaña de los Moxos desde Cochabamba. Finalmente, en su ingreso solamente encuentra un
No obstante, sabemos que en 1588 Angulo realiza una pequeño pueblo de pocos habitantes quienes, luego de
nueva entrada, al parecer por la puna de Colomi, la que un pequeño enfrentamiento, huyen; es decir, asumen
también fracasa (ig. 6). una táctica constante en los grupos de bosque.
Es destacado cómo la entrada de Francisco de
Hinojosa revela la inexistencia de algún camino. Si
CONCLUSIONES PRELIMINARES asumimos que la investigación arqueológica actual ha
venido mostrando la presencia de caminos formalmente
Los distintos documentos asociados a la entrada revelan construidos y que llegan a importantes complejos de
varios elementos. Hay que destacar en primer lugar que presencia inca (cf. Sánchez 2008), existe una fuerte
Hinojoza realiza sus entradas solo con soldados españoles. sugerencia de que, durante el Período Colonial tem-
Es decir, al no existir mención de que hayan participado prano, las sociedades de los yungas (sean Umu/Amo/
gente local de los valles de Cochabamba, menos de los Yumu, Yuroma o Raché) habrían decidido conscien-
yungas o de la montaña, se estaría refrendando la idea temente no dar a conocer estas rutas de entradas y,
de una no participación consciente, cuyo in sería no posiblemente, cortar esas vías de comunicación a in de
dar a conocer las rutas de ingreso. En segundo lugar, escapar del asedio colonial, aunque manteniendo rutas
para hacer efectiva esta entrada, tiene que ofrecer, como de comunicación transversales dentro de los yungas
una autoridad colonial, una repartición de tierras a los y hacia los llanos amazónicas. La decisión consciente
112 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

de clausurar antiguas rutas hacia los valles, habría ge- REFERENCIAS


nerado desde entonces una imagen de la montaña de
Cochabamba como una zona de frontera infranqueable Alconini, S., 2013. Los incas y los guaraníes: conlicto, et-
o solo habitada por mosquitos, serpientes y “leones”, nogénesis y luidez social en la fortaleza de Cuzcotuyo,
hecho que se mantendrá durante todo el Período Co- frontera inca sur-oriental. Arqueoantropológicas 3: 11-26.
lonial y que será refrendada por los padres jesuitas y Alconini, S., (Ed.), 2016. Entre la vertiente tropical y los valles.
Sociedades regionales e interacción prehispánica en los Andes
los curas franciscanos (siglo xviii y xix), quienes se
centro-sur. Sucre: he University of Texas-Universidad Real
esfuerzan por abrir rutas que comuniquen los valles de y Pontiicia de San Francisco Xavier-Plural.
Cochabamba con las misiones y pueblos ubicados en Brockington, D.; D. Pereira, R. Sanzetenea & M. A. Mu-
los llanos de Moxos. Tal imagen contagiará, además, ñoz, 1995. Conchupata: un panteón formativo temprano
a los actuales investigadores quienes refrendarán este en el valle de Mizque, Cochabamba, Bolivia. Cochabamba:
peril de “frontera” o de zona vacía, generando una Universidad Mayor de San Simón.
visión que no da cuenta de la realidad prehispánica: Céspedes, R., 2001. Les vallées de Cochabamba sous la domi-
nation de Tiahuanacu. Dossier d´Archéologie (Tiahuanacu
las constantes interacciones y articulaciones entre las
une civilisation des Andes) 261: 42-49.
tierras bajas y las tierras altas.
Cruz, P., 2014. Fronteras difusas. Nuevas perspectivas en
No obstante, si bien muchos caminos Incas fueron la relación Andes-tierras bajas en tiempos del Inca. En
abandonados por las mismas comunidades de los yungas Ocupación inca y dinámicas regionales en los Andes (si-
durante el periodo colonial, varios ramales siguieron glos xv-xvii), C. Rivera, Ed., pp. 155-176. Lima-La Paz:
siendo usados como rutas de intercambio (de cereales, ifea-Plural.
papa, fruta, sal, miel, madera, coca) entre comunidades. Del Río, M., 2011. Caciques, territorios y multietnicidad
Tal hecho era evidente incluso hasta inales del siglo en la frontera oriental: Pocona y Totora en el siglo xvi.
Arqueoantropológicas 1: 99-118.
xx, cuando seguían bajando tropas de llamas desde las
Jiménez de la Espada, M., (Ed.), 1965. Relaciones geográicas
punas de Pocona, Tiraque, Totora, Colomi, Palqa, hacia de Indias. Biblioteca de Autores Españoles, Tomos clxxxiii
los yungas de Tablas Monte/San Julian e Incachaca, a clxxxv. Madrid: Atlas.
Arepucho, Chuquiuma y Vandiola. Maurtúa, V., (Ed.), 1906. Juicio de límites entre el Perú y
Bolivia. Barcelona: Henrich & Comp.
Mendoza, D., 1976 [1665]. Chronica de la Provincia de San
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Pärssinen, M. & A. Siiriänen, 2003. Andes orientales y Ama-
anb = Archivo Nacional de Bolivia zonía occidental. Ensayos entre la historia y la arqueología
de Bolivia, Brasil y Perú. La Paz: cima-umsa-Colegio de
ahmc = Archivo Histórico Municipal de Cochabamba.
Historiadores de Bolivia.
Pereira, D. & R. Céspedes, 1982. Culturas pre-incas y redes
viales en Cochabamba. Cochabamba: iniam-umss.
NOTAS Saignes, T., 1985a. El piedemonte entre los mitos indígenas
y las quimeras europeas. En Los Andes orientales: historia
1
La documentación del siglo xvi y xvii se reiere a los de un olvido, T. Saignes, Ed., pp. 33-89. Cochabamba-La
yungas como zona de “montaña”. Paz: ifea-ceres.
2
Los campesinos de la zona de Tablas Monte pronuncian Saignes, T., 1985b. Los Andes orientales: historia de un olvido.
la palabra ñan como yan. Cochabamba-La Paz: ifea-ceres.
3
Nacido en España. Posiblemente haya estado empa- Sánchez, W., 2008. Inkas “lecheros” y mitmaqkuna. Cambio
rentado con el General Pedro de Hinojosa, quien dirigió las social y paisajes culturales en los valles y en los yungas de
falanges españolas, diezmadas en las contiendas armadas en Inkachaca/Paracti y Tablas Monte (Cochabamba-Bolivia,
la zona de Charcas (Urquidi 1949: 49). siglos xv-xvi). Uppsala: Uppsala Universitet.
4
Es importante notar esta “tropa” de 300 llamas que iban Sánchez, W., 2011. Redes viales y entramados relacionales
de Cochabamba a Potosí llevando harina de maíz. Muestra, entre los valles, la puna y los yungas de Cochabamba. En
fuera del intenso tráico comercial entre ambas Villas, la im- En ruta, arqueología, historia y etnografía del tráico sur
portante presencia de este camélido en los valles mesotérmicos. andino, L. Núñez & A. Nielsen, Eds., pp. 177-198. Córdoba:
5
Voz caída en desuso, pero frecuente en la colonia tem- Encuentro Grupo Editor.
prana. Según los contextos de documentos tempranos, pue- Sánchez, W., 2012. Cruzando paisajes, transitando caminos.
de ser traducido por pelea, lucha, motín, algazara. El ramal inca de Sipe Sipe hasta Incachaca (Cochabamba,
La entrada a la “montaña de los Moxos” / W. Sánchez 113

Bolivia). En he past ahead. Language, culture and iden- Soruco, A. (Ed.), 1899. Digestos y ordenanzas. Acuerdo y de-
tity in the neotropics, C. Isendahl, Ed., 207-228. Uppsala: cretos de la Municipalidad de Cochabamba. Cochabamba:
Uppsala Universitet. Municipio de Cochabamba.
Sarmiento de Gamboa, P., 1943 [1572]. Historia general de Urquidi, J., 1949 [1571]. El origen de la noble villa de Oropeza
los Incas. Buenos Aires: emecé. (Cochabamba). Fundada por el Capitán Gerónimo de Oso-
Schramm, R., 2012. Hombres de agua: ¿un rasgo común de rio. Comprobación documental. Cochabamba: Imprenta
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BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, Nº 2, 2017, pp. 115-132, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

EL QHAPAQ ÑAN EN LOS ALTOS DE ARICA: COLUMNA


VERTEBRAL DEL POBLAMIENTO PREHISPANICO TARDÍO,
NORTE DE CHILE
THE QHAPAQ ÑAN IN THE ARICA HIGHLANDS: THE BACKBONE OF LATE
PRE-HISPANIC SETTLEMENT IN NORTHERN CHILE

IVÁN MUÑOZA

En los Altos de Arica, a la Ruta Longitudinal Precordillerana INTRODUCCIÓN


que se desplaza en sentido norte a sur se le conoce como Ca-
mino Inca. Diversos autores1 han hecho referencia a tramos
de este camino, sin embargo, el mérito de esta ruta radica en La construcción de caminos, puentes y otras vías de
su antigüedad anterior al Tawantinsuyo. El presente estudio comunicación fue una de las estrategias usadas por las
discute la importancia de este camino en la precordillera de grandes civilizaciones de la antigüedad para el desarrollo
Arica, resaltando la importancia del paisaje en el contexto del del comercio de bienes y especies. Esto habría permitido
sistema caminero y su relación con otras rutas que se desplazaron
la transmisión de ideas, a partir de lo cual manejaron
por el desierto y los asentamientos asociados a esta red vial.2
Palabras clave: poblamiento prehispánico, red vial, Camino y controlaron nuevos territorios y espacios culturales.
del Inca, precordillera, interacciones culturales. En este contexto, uno de los caminos más estudiados
y analizados a través de la historia es aquel construido
In the highlands known as Altos de Arica, the north-south An- durante el Imperio Romano donde, según Chevallier
dean foothills route is known as the Inca Road. Several authors1
(1972), se observa la elaboración de calzadas con un
have made reference to sections of this road, but it is especially
notable for its antiquity, which pre-dates Tawantinsuyo. his nivel de técnica altamente desarrollado. Esto no solo
paper discusses the importance of this route in the foothills signiicó el mejoramiento de las vías de comunicación,
region of Arica, emphasizing the importance of the landscape sino también un embellecimiento de la ruta, dando una
in the road network and its relation to other routes that crossed presencia y consistencia al Estado romano en los lugares
the desert and to settlements associated with the road network.2
donde estableció su dominio. Sin embargo, también
Keywords: pre-Hispanic settlement, road network, Inca
Road, Andean foothills, cultural interactions. conocemos otros caminos que presentan soluciones
ingenieriles complejas respecto a su construcción en
lugares agrestes en cuanto a la morfología del terreno,
entre ellos la carretera real persa y la Ruta de la Seda.3
Dentro de este panorama consideramos la inserción
del Qhapaq Ñan en los Andes, América del Sur, el que
habría alcanzado una longitud aproximada de 5.000

A
Iván Muñoz, Universidad de Tarapacá, casilla 6d, Arica, Chile, email: imunoz@uta.cl
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: mayo 2017.
116 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

km, involucrando los distintos suyus que formaron el EL PAISAJE EN EL CONTEXTO DEL
Tawantinsuyo. La construcción de este camino involucró SISTEMA CAMINERO
distintos pisos ecológicos que conforman el área andi-
na, con una altura que alcanzó los 4500 msnm. Según La reconstrucción de los diversos caminos distribuidos
Hyslop (1992), algunos rasgos distintivos de esta ruta en la sierra ariqueña, desde el momento en que los agri-
están dados por la pavimentación con grandes bloques cultores aldeanos comenzaron a trazarlos, releja cómo
de piedras, incluyendo escaleras y puentes colgantes, se fue estructurando una red vial cada vez más compleja,
especialmente en zonas de difícil desplazamiento pro- cubriendo prácticamente la totalidad del territorio,
ducto de una geografía abrupta y vertical, atravesada por desde y hacia los más diversos espacios geográicos de la
grandes ríos. Sin embargo, en lugares planos el trazado precordillera.5 El estudio de estos senderos y sus rumbos
de la ruta estuvo dado por senderos troperos, donde se permite entender y conocer su función, temporalidad,
desplazaron personas y caravanas de recuas de llamas.4 aspectos tecnológicos aplicados, aprovechamiento de
En lo que respecta a nuestra zona de estudio, durante recursos, experiencia, sabiduría y diversos aspectos de la
el siglo xii dc, la Región de Arica estuvo ocupada por cultura que se desarrolló en torno a ellos, especialmente
poblaciones de agricultores y pescadores, denominados la de los caravaneros andinos que usaron e hicieron de
arqueológicamente como cultura Arica (Muñoz & Choque estos inalmente su oicio y modo de vida.6
2013). Estas poblaciones comenzaron a compartir el espa- Considerados como productos culturales, estos
cio productivo con grupos humanos que se desplazaron trazados contactaron y relacionaron una ininidad de
desde el altiplano a la costa, ocupando enclaves ecológicos puntos del paisaje desértico característico de esta región
en las cabeceras de valles de la vertiente occidental del del extremo norte de Chile, demostrándonos el grado
Pacíico. Si bien ambos grupos vivieron separadamente, de eiciencia alcanzado por la actividad, como también
tuvieron un luido intercambio de productos agrícolas y el conocimiento del medio por el cual esa actividad se
marítimos, tecnologías e ideologías, donde el poder fue desarrolló. No cabe duda de que la presencia humana
ejercido por el cacique principal que vivía en los valles, en estos parajes dejó huellas que no solo relejan lo
funcionando bajo la modalidad de relaciones asimétricas cotidiano y doméstico, sino también lo trascendental,
con los señores del altiplano (Choque & Muñoz 2016). es decir, aquello que compromete, al decir de Turner
El traslado de maíz, ají, coca, calabazas, pescado salado, (1971) y Geertz (1973), su destino, su continuidad, la
guano, textiles y artefactos, fue realizado a través de las vida y la muerte, lo religioso y sobrenatural. Algunas
extensas vías de comunicación que unieron la costa con evidencias materiales que marcan esta profunda rela-
la meseta andina. Dichas obras viales fueron utilizadas ción del caravanero con el paisaje son los registros de
posteriormente por el Inca y las huestes indianas, cons- apachetas y markas que, según Dufait (2012: 621),
tituyéndose en un sistema vial conocido como Qhapaq “constituirían los elementos mediadores que conectan
Ñan. En época colonial, estas redes viales fueron conocidas las vías con las entidades sagradas del paisaje como los
como Caminos Reales y hoy como caminos troperos. En volcanes, cerros y nevados”.7
muchos casos constituyen las mismas vías y han tenido Se pueden diferenciar distintos tipos de senderos,
una utilidad simbólica y práctica para las poblaciones dependiendo de su uso: sendero simple de uso humano,
indígenas, hispanas y mestizas de los Períodos Colonial sendero de uso múltiple para ganado y animales de carga,
y Republicano. sendero simple de uso animal (generalmente camélidos
El deterioro o las alteraciones de los caminos silvestres como guanaco y vicuñas), sendero tipo “rastri-
producto del tráico caravanero o catástrofes natura- llo” y huellas de carretas con sendero de animal de tiro,
les, implicó la necesidad de establecer un sistema de vinculados estos últimos al Período Colonial. Gran parte
mantenimiento de las rutas e instalaciones anexas, entre de estos senderos fueron indistintamente reutilizados
estas últimas los tambos y las estructuras ceremoniales por animales y personas, signo de la importancia que
tales como apachetas y markas. Esto habría permitido alcanzaron hasta después de la Conquista. Esto hace
que las poblaciones locales se integraran al sistema posible recopilar antecedentes que indican la natura-
político regulado por los incas, participando de las leza propia del camino y de sus usuarios. En primer
redes de intercambios con poblaciones de distintos término, está la aguada, requisito fundamental para que
ambientes geográicos. un sendero, de cualquier tipo, se enlace o contacte. La
El Qhapaq Ñan en los Altos de Arica / I. Muñoz 117

aguada -o cualquier otra estrategia para la obtención CAMINOS PREHISPÁNICOS EN ARICA


del recurso hídrico y alimento, como una vertiente, río,
estero o bofedal- fue la principal preocupación que debió Según Wallace (1991), la importancia de los caminos
conocer y manejar el caravanero o arriero andino para prehispánicos está dada por la existencia de dos dimen-
desaiar el desierto. Ante la ausencia del recurso hídrico, siones, una religiosa y otra económica. En el primer
una de las innovaciones destacables de este sistema vial axioma, las redes viales permitían unir las aldeas con
fue la construcción de pozos o norias, emplazadas en las huacas y espacios ceremoniales, tanto cercanos
lugares estratégicos. Estas entregaban una fuente de como de regiones distantes.9 Para el caso de Arica, se-
agua de emergencia en caso de riesgo de la vida de los gún Choque y Muñoz (2016), las poblaciones habrían
usuarios de la ruta.8 usado los caminos portando ofrendas y peregrinando
El conocimiento del paisaje, la geografía y su percep- entre la costa y la sierra para celebrar ritos religiosos. El
ción del entorno ecológico fueron elementos vitales para segundo axioma da cuenta de la integración económica
orientar y resolver óptimamente cualquier diicultad. De y sociopolítica que generó el uso de los caminos, pues
allí que los senderos y rutas presentan siempre la mejor movilizaron diversos tipos de bienes agropecuarios y
alternativa para el viajero, sorteando cuestas, pampas, marítimos generando, además, una integración ideo-
abras, quebradas, serranías y la propia cordillera de los lógica y una articulación económica con las tierras de
Andes. También se agregan los refugios naturales, como la meseta altiplánica.
aleros y cuevas que fueron ocupados desde las primeras Las principales rutas del sistema vial prehispánico
incursiones de los humanos por el territorio, los que en el extremo norte de Chile han sido descritas y discu-
han sido usados como alternativa por todos los grupos tidas previamente por Muñoz y Briones (1996), quienes
posteriores hasta la actualidad. Un segundo tipo de re- señalan la existencia de cuatro rutas principales.
fugio son las paskanas, construidos como parapetos para La primera, ubicada a 3000 msnm y denominada
protegerse de la intemperie, a veces dura, que caracteriza Ruta Longitudinal o Precordillerana Nº 1, se desplaza
al desierto en sus diversos ambientes de costa, pampa, en sentido longitudinal de norte a sur, por la precor-
valles o puna. Otro tipo de estructura más compleja dillera de Arica y se le conoce como Camino Inca o
asociada al andamiaje administrativo del incanato fueron Qhapaq Ñan (ig. 1). Los mismos autores señalan que,
los chasquihuasis o casas de los chasquis que, sumados probablemente, los incas hicieron un mejoramiento de
a los tambos, localizados en lugares estratégicos del la red vial, la que habría sido ensanchada, empotrada
sistema vial, muestran el alto nivel de desarrollo de esta en los sectores laterales y emplantillados con piedras
red. Ejemplo de estos tambos fueron los de Zapahuira en las entradas y salidas de los grandes poblados como
i y ii, Laco Alto, Cobija 2, Incauta y Mollegrande (Mu- Zapahuira, Huaihuarani, Saxamar, Socoroma, etc. Asi-
ñoz et al. 1987 a y b), Chusmiza (Sanhueza 1978), etc., mismo, cimentaron y nivelaron los sectores de mayor
todos ubicados en una cota media de los 3000 msnm, pendiente de los senderos. Este camino conectó todos
relacionados espacialmente a los asentamientos locales. los poblados serranos, constituyéndose en la columna
Otros rasgos culturales asociados a los senderos vertebral sobre la cual giraron los asentamientos locales
fueron los tramos empedrados, generalmente en ac- (igs. 2, 3 y 4).
cesos a pendientes o cuestas, lugares donde el tránsito El segundo camino corresponde a la Ruta Transver-
de animales se veía diicultado. También el sistema de sal por Lluta Nº 2. Es una construcción vial importante
desagüe, canales oblicuos bien construidos que cruza- que une el altiplano con la costa oceánica, alcanzando la
ban diagonalmente el camino o sendero, especialmente costa sur de la ciudad de Arica. Esta ruta se constituyó
cuando este bordeaba una ladera inclinada y pedregosa. en tiempos coloniales como la columna vertebral del
Estos desagües tenían como objetivo desviar las aguas desplazamiento caravanero de Arica a Potosí. Es posible
provenientes de precipitaciones que ponían en riesgo encontrar numerosos asentamientos prehispánicos y
la integridad del camino. Cabe mencionar, además, los recursos hídricos desde la desembocadura del río Lluta
tramos de camino delineado que, a manera de solera, hasta la precordillera (Muñoz & Briones 1996).
marcaron cada uno de sus lados, especialmente cuando El tercer camino corresponde a la Ruta Transversal
estos cruzaban un terreno plano, como los observados por Azapa Nº 3. Esta ruta conecta la desembocadura
en Zapahuira, Belén y Lupica. del río San José con la precordillera en la zona que va
118 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

PERÚ

Parinacota
e Lluta
Valle d
BOLIVIA
ARICA
Valle de Azapa

Valle
de A
cha
Cta. Vitor
Q. de Chaca

CHILE s
ne
maro
Ca
de
Q.
Desembocadura
río Camarones

Tana
Q. de
Q. de Tiliv
iche

Figura 1. El Qhapaq Ñan, Ruta Longitudinal Precordillerana Norte-Sur. Figure 1. he Qhapaq Ñan, north-south Andean foothills route.

desde Chapiquiña a Belén. Al igual que la ruta de Lluta, de distintas regiones de los Andes a los valles de Arica. El
está asociada a asentamientos prehispánicos, recursos registro arqueológico a partir del año 1000 dc muestra
hídricos y tierras agrícolas. evidencias de hallazgos como un mono, de la especie
Finalmente, el cuarto camino corresponde a la Aluatta seniculus, plumas de aves tropicales, fragmentos
Ruta Longitudinal Costera Nº 4, la que se desplaza de de maderas de chonta, lana de camélidos, quinua, entre
norte a sur, cubriendo los actuales sectores de valle otros. Por otro lado, tanto en la iconografía de las piezas
bajo o medio y desembocaduras de ríos, desde la zona de cerámica como en los tejidos del Período Tardío
de Caplina hasta Camarones. Esta ruta, al igual que Precolombino, se representaron una serie de diseños
las otras mencionadas, está relacionada con asenta- entre los cuales destaca la presencia de pequeños simios.
mientos prehispánicos en los valles, recursos de agua Esto demuestra que, más allá de lo económico y de las
y la presencia de apachetas, una de ellas ubicada en relaciones sociales que se dieron como consecuencia
Alto Ramírez, sector bajo del valle de Azapa (Santoro de la movilidad caravanera, el traspaso de ideas fue
& Muñoz 1981). parte importante de las poblaciones que participaron
El uso de estos caminos habría permitido la llegada de dicho tráico, en el esfuerzo por plasmar su identidad
de nuevas ideas, bienes, piezas y productos de consumo y su lugar de origen.
El Qhapaq Ñan en los Altos de Arica / I. Muñoz 119

Figura 2. Sendero empedrado de salida y entrada al pueblo de Figura 3. Tramo de camino empedrado, sector que conecta las
Socoroma. Figure 2. Paved stone road at both entrances to the áreas de cultivos noreste del actual pueblo de Belén. Figure 3.
town of Socoroma. Stretch of paved stone road connecting farming areas northeast of
the present-day town of Belén.

INCAULLO

HUAIHUARANI

Figura 4. Tramo de conexión entre asentamientos: Huaihuarani e Incaullo, área de Belén. Figure 4. Stretch of the road connecting the
settlements of Huaihuarani and Incaullo, in the area of Belén.
120 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

De lo anterior se desprende que, a la llegada de de ocupaciones temporales. Por su parte, pampa de


los españoles, lo que hoy es el extremo norte de Chile Zapahuira constituye una de las áreas más estudiadas
presentaba un mosaico de redes viales, lo que explicaría respecto a la inluencia inca aproximadamente a partir
el intenso tráico que hubo en esta región de los Andes del 1450 dc. Su modo de operar habría sido a través
como centro neurálgico de múltiples relaciones cultu- de poblaciones circumtiticaca portadoras de cerámica
rales, situación que fue muy bien aprovechada por los Saxamar. De acuerdo a los trabajos de Muñoz et al.
europeos para el desarrollo de sus intereses. (1987a), dicha dominación se habría ejercido mediante
el asentamiento administrativo poblado Zapahuira 2,
(AZ-124) (ig. 5), con el cual fue posible ejercer un control
DESPLAZAMIENTO DE LA RUTA sobre la producción del área, cuyo excedente debió ser
LONGITUDINAL PRECORDILLERANA (Nº 1) almacenado en los depósitos construidos en el plano
alto de la quebrada (Tambo de Zapahuira 1, AZ-40) (ig.
Este capítulo fue descrito detalladamente por Muñoz y 6) y llevado posteriormente a otras zonas a través de la
Briones (1996: 57-60). En esta ocasión dicha información red vial incaica que se encuentra presente en el área.
se presenta en la tabla 1. En ella se destacan los despla- En el área de Chapiquiña, enclavada entre la pampa
zamientos de norte a sur del camino (sendero tropero) de Zapahuira y Belén, se hallan asentamientos como Cai-
y la relación de esta ruta con asentamientos principales llama, Laco Bajo, Laco Alto y Pujone, todos conectados
y senderos secundarios. Además, se señalan algunos a través del Camino del Inca. Un aspecto interesante
rasgos especíicos de dichas rutas (ig. 1). de resaltar en Laco Alto es la presencia de un tambo,
situación que nos hace pensar en la presencia Inca en la
fase inal del asentamiento (1400 dc). Probablemente,
LOS ASENTAMIENTOS ASOCIADOS A LA en este tambo se habría almacenado la producción del
RED VIAL PRECORDILLERANA sector medio del valle de Chapiquiña. Curiosamente en
esta misma época y frente de Laco Alto se estructuró
Para entender el trazado de esta red vial en los valles y otro emplazamiento, Caillama, cuya característica más
quebradas de altura en dirección norte sur es importante importantes es la ediicación de recintos de forma circular
conocer la distribución de los asentamientos asociados sobre un abrupto cerro. El lugar presenta, además, un
a ella y la función que estos habrían desempeñado en sendero de ingreso al poblado, el que se halla demarcado
relación al intercambio de bienes, especies, productos y por piedras y en algunos sectores presenta peldaños
transmisión de ideas. Muñoz y Chacama (2006) plantean (ig. 7). Un sistema constructivo distinto se observa
que, en la quebrada de Socoroma, los asentamientos en el sector noreste, en donde se hallan estructuras
estudiados de Calacruz y Cachuchatiza presentan una funerarias tipo chullpas construidas de adobe y paja, lo
particularidad: ambos se ubican en la cima de cerros de cual es novedoso para el área ya que solamente la hemos
gran altura. De acuerdo con sus componentes culturales, observado en Zapahuira, Caillama, Incauta y Miñita 4
corresponderían a asentamientos que se sitúan alrede- (igs. 8, 9, 10, 11 y 12). En este contexto, nos inclinamos
dor del 1200 dc-1400 dc. La ausencia de estructuras a pensar que la población asentada en Caillama pudo
de tipo administrativas y de plazas sugiere que estos haber correspondido a un grupo distinto y más tardío
asentamientos fueron ocupados en forma temporal, que el que se asentó en Laco Alto, y fue el que recibió
en lapsos de tiempo determinado. Sin embargo, al tal vez la mayor inluencia en el área por parte del Inca,
margen de los escasos indicadores culturales hallados, motivo por el cual construyeron las tumbas –chullpas–
llama la atención que están conectados a una extensa con cierto grado de monumentalidad similar a las que
red vial que se desplaza hacia pampa de Zapahuira por se hallan en la zona de Lauca, altiplano boliviano, vin-
el sureste, y por el sector de Coca por el noreste. En culadas a las poblaciones Carangas (Gisbert et al. 1996).
ambos casos se trata de áreas donde se hallan una serie En el área de Belén-Lupica-Ticnamar, el proceso
de asentamientos habitacionales y funerarios (Muñoz et cultural tiene una historia que se remonta al 1.000 dc,
al. 1987a; Santoro et al. 1987; Muñoz & Choque 2013). según los antecedentes obtenidos de los sitios Incahu-
Esta situación indicaría que estos poblados formaron llo, Huaihuarani, Lupica y Saxamar. Corresponderían
parte de una unidad mayor y reforzaría la hipótesis a poblaciones vinculadas a la cultura Arica, las que se
Tabla 1. Desplazamiento de la Ruta Longitudinal Precordillerana (Nº 1). Table 1. Trajectory of the North-South Foothills Route (Nº 1)
SENDEROS SECUNDARIOS (SS)
DIRECCIÓN EXTREMO ÁREA INTERMEDIA/ EXTREMO SITIO CONEXIONES (CN) CARACTERÍSTICA DE LA RED VIAL
PRINCIPAL NORTE CONECTADA SUR ARQUEOLÓGICOS BIFURCACIONES (BF) Y REFERENCIAS DE AUTORES

Oeste-este Tacna y Caplina, sierra Huaylillas, Putre/ Socoroma Calacruz, Coca, Cachuchatiza Bf: De Norte Huaylas a Socoroma/ Putre, Puquios fue usada como alternativa de acceso
Moquegua quebrada Huaylillas y norte-suroeste ferrocarril Arica-La Paz
cuenca río Lluta Bf: De Puquios a Socoroma/ Putre,
noroeste-suroeste

Norte-sur Socoroma Zapahuira, Chapiquiña, Tignamar Tambos de Zapahuira I y II, Pucara y Cn: Ruta Lluta N° 2 Algunos tramos fueron ampliados y mejorados,
Belén, Lupica, Saxamar y aldea de Chapicollo, Laco Alto, Caillama y Ruta Azapa N° 3, este-oeste aún se mantienen en uso actualmente (ig. 4)
Ticnamar Pachama, Pukara de Huaihuarane, Cn: De Murmuntani /Chapiquiña
Trigalpampa, Incaullo, Lupica, Saxamar a Copaquilla/ Río Seco, este-oeste

Norte-sur Zapahuira Pampa de Chapiquiña Laco Alto/ Laco Alto, Caillama, Laco Bajo Cn: De Laco Alto a Copaquilla, En la pampa de Chapiquiña se observa una sección bien conservada del
Chapiquiña este-oeste “camino inca”, con una anchura de hasta 4 m. empedrado y en varios puntos
del trazado en el plano inclinado tiene escalones (Romero 2003, Muñoz 2007)

Norte-sur Chapiquiña Chapiquiña, Pachama Pachama Abundantes restos de cerámica sin decoración y huesos de animales,
demuestran altos en el camino para alimentación

Norte-sureste Pachama Pachama, Belén, Laguane Belén/ Laguane Tabla Tablone, Ancopachane, Bf: De Pachama a Belén, norte-sureste Vía empedrada cercana al poblado actual de Belén, tiene 3 m.
Chajpa e Incaullo Bf: De Pachama a Huaihuarani, de ancho. Se observan ofrendas a lo largo del camino,
norte-suroeste. hay también cruces cristianas.
Cn: Guallatire-Surire/Belén, este-oeste El segundo, el camino está conectado directamente al
complejo arqueológico de Huahuarani, la vía está bien deinida,
se conserva pircado o muro

El Qhapaq Ñan en los Altos de Arica / I. Muñoz


Norte-sureste Huaihuarani Huaihuarani, Lupica Quebrada de Trigalpampa, Tojotojone, El trazado presenta buena conservación: empedrado y amurallado con
Lupica pukara de Lupica su estación de reparo y descanso. Entre los valles de Lupica y Saxamar
la vía presenta empedrados con desagüe de aguas de lluvia.
(Dauelsberg 1983, Muñoz & Chacama 2006)

Norte-sur Lupica Lupica, Saxamar, Tignamar Tignamar/ Surire Pukara de Saxamar Bf: Timalchaca, Umirpa, Itiza, El primero, vía de acceso al oriente boliviano o para continuar
hasta Surire, norte-sureste al sur hasta Isluga y Colchane en la región de Tarapacá, Chile

Este-oeste Umirpa Incauta, Mollegrande, Quebrada de Ss: Codpa a Cobija, Timar, Corralane El primero es un sistema vial alternativo, con recursos propios
Chitita, Guañacagua, Codpa Codpa Bf: Codpa a Cachicoca, Chaca y Caleta Vitor y sustentables por sí mismo (Muñoz 2005). El segundo y tercero,
Bf: Codpa a Camarones proyección hacia la costa del océano Pacíico

Norte-sur Camarones Camarones, Taltape, Suca Pampanune y Huancarane, pukara de Cn: En Chiza-Suca se uniican la Ruta
Chiza-Suca, Suca Taltape, Sabaipugro, Umallani, Saguara, Longitudinal Precordillerana y a la Ruta Hay importantes evidencias de arte rupestre (Niemeyer, Schiappacasse
Chibaljaya Longitudinal Costera & I. Solimano 1972-1973, Niemeyer & Schiappacasse 1981. Schiappacasse
Cn: Suca a Miñi Miñi y Miñita, oeste. & Niemeyer 2002). Suca se conigura como un nexo clave en la
Suca a Nama, este. Suca a Camiña, sureste. redistribución de sistema vial
Suca a Tarapacá, sur. Suca a Pisagua, oeste

Norte-sur Suca Suca, Pampa del Tamarugal, Pica Evidencias de arte rupestre (Sepúlveda et al 2005)
Tarapacá, Pica

121
122 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 5. Tambo de Zapahuira ii. Exterior de unidad arquitectónica sector oeste. Recinto 27. Figure 5. Tambo de Zapahuira ii. External
view of architectural unit i nthe western zone, Enclosure 27.

Figura 6. Tambo de Zapahuira i. Unidades arquitectónicas a los pies del Cerro Huaycuta. Figure 6. Tambo de Zapahuira i. Architectural
units at the base of Cerro Huaycuta.
El Qhapaq Ñan en los Altos de Arica / I. Muñoz 123

Figura 7. Sendero de entrada al poblado de Caillama. Figure 7. Figura 8. Chullpa, recinto 24, construida de adobe, piedra y ibra
Path entering the town of Caillama. vegetal, sector de Zapahuira. Figure 8. Chullpa, enclosure 24, built
with adobe, stone and vplant iber, Zapahuira zone.

Figura 9. Chullpa, Recinto N° 23, frontis de arquitectura funeraria, sitios Caillama. Figure 9. Chullpa, Area Nº 23, frontal view of funerary
structure, Caillama sites.
124 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 10. Chullpa, arquitectura funeraria manufacturada en arcilla, ibra vegetal y piedra. Recinto S/N, sitio Incauta. Figure 10. Chullpa,
funerary structure in clay, plant iber and stone. Unnumbered enclosure, Incauta site.

habrían establecido en dichos poblados con el propósito dicho poblado. Ahora bien, la ubicación de este ediicio
de explotar estratégicamente los recursos naturales y a un costado del poblado no pasa inadvertida, ya que
productivos que el medio les proporcionaba. De esta colinda con las posibles estructuras donde se almacenó
manera, controlaron el recurso agua indispensable la producción agrícola. El asentamiento Cobija 1, a su
para la agricultura, facilitando el riego de extensas áreas vez, presenta similitudes con la arquitectura inca de la
agrícolas, tal como lo demuestran las terrazas halladas sierra de Arica. Sus recintos son de forma oval y circu-
en el sector. Con la llegada de la inluencia inca, las lar, con muros en doble hileras de piedras y entradas
poblaciones locales conservaron los mecanismos que que tienen forma de signo de coma. Ambos poblados
organizaban su vida socioeconómica y política. Cree- se asocian a una extensa red vial que se desplaza por
mos que el aporte del Tawantinsuyo fue el integrar la la precordillera, sin embargo, también observamos
red vial local existente a una de mayor envergadura, lo caminos secundarios que conectan a los dos poblados
que permitió que la precordillera de Arica se insertara con el área de Timalchaca, en la puna y con los valles
políticamente al Estado Inca, construyendo arquitec- de Azapa, Camarones y costa de Arica.
tónicamente Incahullo, el sitio más emblemático de la En el valle de Codpa, la historia aldeana está fun-
ocupación inca en el área (igs. 13 y 14). damentada en la explotación de los recursos hídricos y
El poblamiento humano en la quebrada de Cobija tierras agrícolas a partir del Período Intermedio Tardío
está relacionado con dos asentamientos vinculados a la (Preinca). Esta situación habría permitido que se instalara
inluencia inca en la precordillera. En el asentamiento en él una mayor población a ines de dicho período, la que
Cobija 2, la ediicación de un tambo habría surgido por pudo haber sido en gran parte rural, con un asentamiento
la necesidad del Inca de almacenar la producción para disperso a lo largo de la cadena de terrazas. Sin embargo,
el Estado. En dicho ediicio, se halla la mayor cantidad el manejo del sistema hidráulico releja una sociedad
de cerámica estilo Saxamar encontrada en el asenta- cohesionada y planiicada en torno al trabajo agrícola.
miento, reairmando la presencia del Tawantinsuyo en La administración inca local habría aprovechado esta
El Qhapaq Ñan en los Altos de Arica / I. Muñoz 125

Figura 11. Chullpas manufactura en barro, piedra y ibra vegetal. Recinto chullpas N° 25, Miñita iv. Figure 11. Chullpas made of clay,
plant iber, and stone. Enclosure 25, Miñita iv.

Figura 12. Chullpas de adobe y piedra laja. Recintos 25 y 26, sitios Miñita iv. Figure 12. Chullpas made of adobe and lagstones. Enclosure
25 and 26, Miñita iv sites.
126 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 13. Mampostería y arquitectura recinto N° 20, muros sector oeste, sitio Incahullo. Figure 13. Masonry and architecture, enclosure
No 20, western sector, Incahullo site.

Figura 14. Interior de Recinto N° 20, detalle hornacinas en muro, sitio Incahullo. Figure 14. Interior of enclosure 20, detail of wall niches,
Incahullo site.
El Qhapaq Ñan en los Altos de Arica / I. Muñoz 127

interesante experiencia agrícola en beneicio del poder


estatal, controlando el excedente productivo agrícola del
valle. Para mover este excedente productivo se utilizó la
red vial que se desplaza alrededor de la cota de los 3000
msnm, cuyo destino inal habría alcanzado los valles
costeros y la puna alto andina (Santoro 1983; Uribe et al.
2002; Santoro et. al. 2004). Ahora bien, a lo largo del valle
de Codpa coniguraron una red vial secundaria, asociada
a un sistema de tambos, del cual hemos identiicado dos:
uno en el sitio Incauta (Sector A4), poblado que debió
responder a la función de un centro administrativo
principal, donde se habría depositado la producción del
sector alto del valle de Codpa; y otro en Mollegrande 2,
que debió centralizar la producción del sector bajo del
mismo valle (Muñoz & Briones 1996).10
La presencia inca en este valle ha sido percibida
mediante tres rasgos culturales diferentes. El primero Figura 15. Pictografía similar a una cubierta ajedrezada, basada
corresponde a la construcción de tambos que, por lo en polígonos bicromáticos rojo y blanco. Valle de Codpa, sector
camino a Mollegrande. Figure 15. Pictograph similar to a chec-
repetitivo de su forma, debió obedecer a un plan eje-
kerboard textile design, with red-and-white bichromatic polygons.
cutado en toda el área centro sur andina. El segundo Codpa valley, on the road to Mollegrande.
corresponde a la presencia de cerámica cuyos estilos
Saxamar e Inca Cuzqueño permiten plantear una relación
con la alfarería inca proveniente del área Circumtiticaca. distribuidos a lo largo de la precordillera de Arica. Ahora
En tercer lugar, la presencia en los altos de una ladera bien, este camino presenta una serie de elementos que
de una pintura de color blanco y rojo que asemeja a un se incorporaron gradualmente al sistema vial como la
tablero de ajedrez. Esta pintura tendría similitud a los construcción de tambos, apachetas, pascanas y, en algunos
unkus de Inka Yupanqui y Wayna Kapac en cuanto a la casos, iguras de arte rupestre, todos ellos vinculados a
coniguración (ig. 15). Según Muñoz y Briones (1996: áreas rituales. Otro rasgo tecnológico inserto en la red
78) su confección en el valle de Codpa habría estado vial que estaría marcando la presencia del Tawantinsuyo
relacionada con la presencia del Tiwantinsuyo en un en la precordillera de Arica lo observamos en el trabajo
contexto de orden y equilibrio. especializado en cantería. Tal es el caso de Socoroma,
La inluencia inca en la quebrada de Miñita ha- Zapahuira y Belén, donde se construyeron soleras para
bría utilizado caminos secundarios asentándose en la delimitar y señalizar los senderos, los que fueron además
ladera norte, donde construyeron un emplazamiento de emplantillados con piedras.
viviendas de la misma manera como lo habían hecho
las poblaciones nativas del valle, es decir, estructuras de
forma circular y semirrectangular. Probablemente, lo RUTA LONGITUDINAL PRECORDILLERANA
distinto fue la construcción de ediicaciones funerarias Y LA CONEXIÓN CON LAS REDES VIALES
tipo chullpas hechas de paja y adobe, además de una HACIA EL ALTIPLANO
alfarería cuyo mayor porcentaje son las cerámicas de
engobes rojos con decoración en negro, resaltando el La presencia de una diversiicada red de senderos trope-
estilo Saxamar (ig. 16). Desde el punto de vista econó- ros (ig. 17) que penetran o se dirigen desde el altiplano
mico, estas poblaciones siguieron explotando el valle peruano-boliviano hacia el extremo norte de Chile
como lo hicieron sus antecesoras del Período Intermedio constituyó una organizada red caminera por donde se
Tardío en cuanto al uso de sistemas de terrazas, canales, movilizaron poblaciones con el propósito de intercambiar
producción agrícola y tecnologías. productos y bienes entre distintos pisos ecológicos de
En resumen, el trazado de la red vial precordillerana la vertiente occidental. Este intercambio, generado por
solo fue posible gracias a la ediicación de asentamientos redes de caravanas que transitaban por los distintos pisos
128 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

0 5 cm

Figura 16. Estilo decorativo negro sobre rojo, alfarería precordillerana. Sitio Saxamar, recinto N° 273. Figure 16. Black on red decorative
style, Andean foothills pottery. Saxamar site, enclosure 273.

ecológicos, pudo haber sido manejado por el Inca con al asentamiento de mayor altura –4300 mnsm– construi-
el objetivo de obtener recursos para el mantenimiento do por pastores vinculados a las poblaciones Carangas,
del Estado. Así, la construcción de tambos en distintos aproximadamente en el año 1400 dc. Eligieron el lugar
lugares donde se hallan bofedales explicaría que la función de asentamiento a los pies de los nevados Payachatas,
de estos se haya centrado en el control de la producción aprovechando las potencialidades que les proveía el
ganadera, además de servir de albergue a caravanas bofedal de Parinacota y la majestuosidad como ente
que se desplazaban por el altiplano. Las evidencias de protector que le ofrecían los nevados.11 Dicho poblado
restos de lana, cueros y huesos de camélidos apoyan constituyó un espacio de articulación donde se inte-
esta hipótesis. Ahora bien, dentro de este contexto, en la graron redes viales que conectaban distintos lugares y
puna del extremo norte de Chile sobresale la presencia asentamientos humanos de la puna chilena, como los
de un tambo, ushño y kallanka en el poblado viejo de tambos y bofedales de Caquena, Tacora y Chungara
Parinacota, instalaciones que al parecer fueron diseña- (Muñoz & Chacama 2006)12 y los del altiplano central
das para que se instalaran los representantes del Inca, y sur boliviano como Turko, Saballa, Caquiaviri, entre
quienes posiblemente controlaron la producción agrícola otros (Gisbert et al. 1996; Michel 2000; Sejas 2010).
ganadera con el propósito de mantener las relaciones de La presencia inca, que de acuerdo a las datacio-
reciprocidad y redistribución entre el poder estatal, los nes, se habría dado aproximadamente entre el 1440 al
señoríos locales y las comunidades circundantes. 1510 dc, habría controlado este poblado utilizando la
Los estudios desarrollados por Muñoz et al. (Ms) estrategia de dominio de las autoridades locales, cuya
señalan que el pueblo viejo de Parinacota correspondería representación estaba en manos de las poblaciones Ca-
El Qhapaq Ñan en los Altos de Arica / I. Muñoz 129

PARINACOTA

VISVIRI

Figura 17. Segmento sendero ruta altiplánica prehispánica que une localidades de Parinacota (sureste) y Visviri (noroeste). Figure 17.
Section of the pre-Hispanic highland route that connects Parinacota (southeast) and Visviri (northwest).

rangas. Estas tenían presencia territorial en la puna a lo corporado el Inca, tal vez introduciendo mejoras,
menos 300 años antes de que llegaran los incas, según por ejemplo el ensanchamiento de los senderos y
lo avalan los indicadores de cerámica y arquitectura. el empedrado de las entradas y salidas, como se
Al parecer, el objetivo de los incas estuvo dado por el observa en Socoroma, Zapahuira y Belén. Desde
control de los bofedales y las comunicaciones hacia los el punto de vista ingenieril, estos trazos mejorados
valles serranos y costeros del Pacíico.13 De esta manera, presentan un ancho aproximado de 3 m, sus traza-
el pueblo viejo de Parinacota pasó a constituirse en un dos son rectos y se les construyó muros laterales.
centro administrativo donde se dieron múltiples con- Asimismo, cimentaron y nivelaron los sectores
tactos interétnicos, entre las poblaciones de la puna y de mayor pendiente de los senderos troperos.
la precordillera de Arica. Este camino conectó todos los poblados serranos
constituyéndose en la columna vertebral sobre la
cual giraron los asentamientos locales.
COMENTARIOS FINALES A partir de esto, pensamos que el Camino del Inca
en las alturas de Arica, con sus empedrados, soleras
Del análisis realizado en los capítulos precedentes nuestros y tambos, habría constituido una representación vial
comentarios inales apuntan a cinco aspectos íntimamente del dominio del Tawantinsuyo en el contexto de un
relacionados con el tema vial en la precordillera de Arica. proyecto civilizatorio.
1. El trazado original de la ruta habría sido obra de 2. La ruta Longitudinal Precordillerana se encuentra
las poblaciones locales. A esta ruta se habría in- directamente vinculada a un conjunto de aldeas
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y pucaras como a un conjunto de instalaciones canales, construcción de viviendas, etc. Al término de


caracterizadas bajo el título de Patrón Rectangular, dichos trabajos y como una expresión recíproca, es
donde registramos: tambos, Ushñu, Kancha, qollqas, posible que estos hayan culminado con ceremonias
Chasquiwasi, etc. (Muñoz & Chacama 2006).14 Los y iestas, de allí su importancia social en el sentido
valles que este sistema vial involucró de norte a sur de mantener la unidad en torno a las comunidades
y a una cota aproximada de 3000 msnm, fueron: asentadas en los asentamientos descritos en los
Socoroma (Coca, Pujone, Cachuchatiza); Zapahuira acápites anteriores.
(Chapicollo 1 y 2, Zapahuira 1 y 2, Huaycuta, Co-
paquilla 1 y 2 ); Chapiquiña-Laco (Laco Alto, Cai-
llama); Belén (Ancopachane, Chajpa, Trigalpampa, NOTAS
Incahullo, Huaihuarani); Lupica (Lupica); Saxamar
(Saxamar); Ticnamar (Charcollo, Tangane); Cobija 1
Dauelsberg (1983), Santoro (1983), Cavagnaro (1988),
(Cobija 1); Codpa (Incauta); Saguara (Saguara 1, 2, Gordillo y López (1987), Muñoz y Briones (1996), Berenguer
3 y 4); Miñita (Miñita 3 y 4). et al. (2011), Dufait (2012). El último autor, más allá de estu-
diar las características técnicas de los caminos, discute la re-
lación espacial entre las rutas y el paisaje sagrado, analizando
3. Esta carretera Longitudinal Precordillera se haya entre otros aspectos el culto a los ancestros.
conectada a una serie de rutas secundarias que 2
Otras referencias a caminos en los altos y precordillera
atraviesan el desierto y cuyo destino inal fueron las de Arica, siglos xvi y xvii, se encuentran en Bouysse-Cas-
desembocaduras de ríos o las tierras altiplánicas, vin- sagne y Chacama (2012), en el contexto de la partición colo-
culándose estrechamente con los bofedales y nevados nial del territorio, cultos funerarios y memoria ancestral.
andinos, espacios donde las poblaciones construye-
3
El mantenimiento de los caminos, especialmente el ro-
mano, signiicó la existencia de una orgánica destinada a la
ron tambos. El conjunto de estos senderos troperos
preservación y construcción de caminos, lo que requirió de
constituyó un sistema vial, donde ningún poblado recursos humanos en la planiicación y construcción.
quedo al margen, sino que todos fueron integrados 4
Sanhueza (2004) señala que, junto a las caravanas, estos
a la organización del Tawantinsuyo. Esta estrategia caminos fueron utilizados por los “chasquis”, trasmisores de
venía operando desde la época de los Carangas en los mensajes del Inca a lo largo del imperio.
las relaciones que mantuvieron con las poblaciones 5
Los senderos constituyen la base de las redes de tráico,
de valles costeros y serranas a partir del 1200 dc. sin embargo, tal como señala Berenguer (2004: 319), “solo
son una parte de la infraestructura de tráico que incluye pa-
raderos o lugares de descanso, los puntos de articulación de
4. Los caminos indios fueron trazados bajo un concepto
las unidades sociales asentadas a lo largo de los valles”.
dual: por un lado constituyeron un vehículo por el 6
Criado (1999: 5) deine el concepto de paisaje como un
cual se conectaban los espacios físicos, naturales del “producto sociocultural creado por la objetivación, sobre el
relieve, y por otro lado un vínculo a través del cual medio y en términos espaciales, de la acción social tanto de
las comunidades se conectaban con sus deidades. carácter material como imaginario”. Por su parte, Nogué y
En este contexto, los caminos fueron dotados de San Eugenio Vela (2011: 27) señalan que el paisaje es más que
un profundo sentido espiritual, ya que que estaban todo una manera de ver, es un complejo sistema de signos y
símbolos que requiere, para entenderlo, comprender a su vez
estrechamente vinculados con el culto a los ancestros,
las representaciones no como imágenes estáticas, “sino como
situación que reairmaría el sentido de identidad de imágenes constitutivas de sus signiicaciones”. De esta mane-
cada una de las comunidades que los trazaron. ra, los autores señalan que el paisaje puede ser leído como lo
percibió el arriero andino.
5. El mantenimiento de la carretera longitudinal pre- 7
Desde la cima de los cerros de pampa de Chapicollo y
cordillera y los caminos secundarios permitió el los altos de Socoroma donde se desplaza la Ruta Longitudinal
fortalecimiento de alianzas entre las poblaciones. Precordillerana, se observan hacia el oriente los nevados del
Taapaca y Tacora. Dichos nevados, además de simbolizar los
Esto habría implicado un trabajo comunitario para
antepasados míticos de las comunidades de pastores Carangas,
recomponer trazos empedrados dañados por las constituyen elementos ordenadores del paisaje alto andino.
lluvias, de tal manera que los trabajos debieron haber 8
Luis Briones 2004, comunicación personal.
tenido una importancia en la organización de estos 9
La importancia de los caminos vistos a través del re-
pueblos prehispánicos, así como lo fue la limpieza de gistro etnográico en los valles precordilleranos de Arica es
El Qhapaq Ñan en los Altos de Arica / I. Muñoz 131

presentada por García (2015: 6) al señalar que “el fenómeno Criado-Boado, F., 1999. Del terreno al espacio: planteamien-
social de la movilidad encierra un proceso complejo donde tos y perspectivas para la arqueología del Paisaje. Capa 6,
convergen simultáneamente una serie de intereses y prácti- Grupo de investigación en arqueología del Paisaje. Santiago
cas sociales más allá de la complementariedad ecológica y el de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela.
intercambio de objetos”. <http://digital.csic.es/bitstream/10261/5698/1/CAPA6.
10
Para tiempos históricos, diversas investigaciones seña- pdf> [Consultado 02-11-2017].
lan al valle de Codpa, y especialmente al pueblo del mismo Dauelsberg, P., 1983. Investigaciones arqueológicas en la
nombre, como un importante centro de intercambio de la sierra de Arica, sector Belén. Chungara 11: 63-84.
producción frutícola del valle con otros productos prove- Duffait, E., 2012. Vías prehispánicas y culto de los muertos
nientes del altiplano (Keller 1946; Hidalgo 1978). en el norte chileno (Arica-Tarapacá) durante el Período
11
Jemio (2009), al analizar los relatos de montaña del Intermedio Tardío y el Horizonte Tardío (1000 ac-1532
pueblo de Sajama y del pueblo de San José de Cala, señala la dc) Chungará 4: 621-635.
importancia de los nevados como entes protectores de dichas Geertz, C., 1973. Visión del mundo y análisis de símbolos
comunidades. sagrados. Lima: Pontiicia Universidad Católica del Perú.
12
Los fechados tl obtenidos de muestras de cerámicas Gisbert, T., J. Jemio & R. Montero, 1996. El señorío de
de los tambos Pisarata, Tacora y Chungara arrojan fechas que los Carangas y los chulpares del río Lauca. Revista de la
van desde los 1535 dc a los 1695 dc (Muñoz & Chacama Academia Nacional de Ciencias de Bolivia 70: 2-66. La Paz.
2006: 364). García, M., 2015. Movilidad y territorio en la precordillera
13
Lima (2002-2005, 2008) al discutir las estrategias de de Camarones. Un estudio desde los caminos troperos.
control político de los inkas con los grupos locales del sur Tesis para optar al grado de Magíster en Antropología,
del lago Poopó, plantea distintas formas de operar entre ellas Departamento de Antropología, Universidad de Tarapacá.
relaciones de alianza, así como el uso de la fuerza. Gordillo, J. & M. López, 1987 Ms. Evidencias Tiwanaku en los
14
Los criterios para deinir estas estructuras están dados valles del Caplina, Sama y Locumba. Un análisis preliminar.
por Muñoz y Chacama (2006) a partir de los trabajos de Hys- Hidalgo, J., 1978. Revisita de los Altos de Arica efectuada
lop (1992). por el oicial real don Joaquín de Cárdenas el año 1750.
Arica: Universidad Católica del Norte, Departamento
de Arqueología.
RECONOCIMIENTOS Este artículo es resultado del proyecto
Hyslop, J., 1992. Qhapaqñan. El sistema vial inkaico. Lima:
fondecyt 1130249 y uta 3717-16. Se reconoce el apoyo del
Instituto Andino de Estudios Arqueológicos.
Convenio de Desempeño Universidad de Tarapacá-mineduc. Se
Jemio, L., 2009. Relatos de montaña como articuladores del
agradece la colaboración del Sr. José Raúl Rocha por la confección
pensamiento del pueblo de Sajama y del pueblo de San José
de las iguras que ilustran el presente texto y de Octavio Lagos
de Cala del Departamento de Oruro. La Paz: Instituto de
Flores por la revisión del manuscrito.
Estudios Bolivianos-Universidad Mayor de San Agustín.
Keller, C., 1946. El Departamento de Arica. Santiago: Zig-Zag.
Lima, M., 2008. Interculturalidad como estrategia de control
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sur del lago Poopo. En Arqueología de las tierras altas, valles
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49 (1): 57-86. un relato arqueológico e histórico sobre las poblaciones
132 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

que habitaron los valles precordillleranos de Arica durante Santoro C., J. Hidalgo & A. Osorio, 1987. El Estado Inca
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BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, Nº 2, 2017, pp. 133-152, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

LAS SAYWAS DEL INKA EN EL DESIERTO DE ATACAMA: ¿UNA


INSCRIPCIÓN DEL CALENDARIO EN EL QHAPAQ ÑAN?
INKA SAYWAS IN THE ATACAMA DESERT: INSCRIPTIONS OF THE INKA
CALENDAR ALONG THE QHAPAQ ÑAN?

CECILIA SANHUEZA TOHÁA

Se presentan y analizan desde un punto de vista etnohistórico QHAPAQ ÑAN: EL CAMINO


y arqueoastronómico las llamadas saywas del Inka del Qhapaq
Ñan del desierto de Atacama (Región de Antofagasta, Chile).
“AMOJONADO” Y “MEDIDO”
A partir de dos casos muy diferentes (Lasana y Tocomar), se
sostiene que estas columnas o “tupus” estaban estrechamente Según las fuentes coloniales, cuando el Inka tomaba
vinculadas al culto solar estatal y a determinadas fechas del posesión de una nueva provincia, “medía”, “amojonaba”
calendario inkaico. Se complementan diversas metodologías y “repartía” sus territorios y recursos, reordenando el
que permiten demostrar que las saywas –que responden al
espacio social y productivo (Betanzos 1987 [1551];
mismo nombre que las columnas astronómicas del Cuzco–
cumplían también la función de medir el tiempo, indicando Sanhueza 2004). Así también, los Caminos del Inka
la salida del sol en hitos calendáricos tan relevantes como los fueron descritos por viajeros y cronistas como un
solsticios, pero esta vez situándose no ya en puntos estratégicos complejo sistema vial “amojonado” y “medido” a partir
de la capital del Imperio, sino en el propio Camino del Inka. de patrones de medición que, traducidos a categorías
Palabras clave: Qhapaq Ñan, saywas, arqueoastronomía,
hispanas, se denominaron leguas del Inca (Cieza de León
Región de Antofagasta, Inka.
1986 [1553]; González Holguín 1952 [1608]; Bertonio
Inka saywas (roadside cairns) found along the Qhapaq Ñan in 1984 [1612]; Guamán Poma 1992 [1615]).
the Atacama desert (Antofagasta Region, Chile) are presented En una publicación anterior (Sanhueza 2004),
and analyzed here from an ethnohistorical and archeoastro- propusimos posibles interpretaciones de las categorías
nomical perspective. Examining two very diferent cases (Lasana
de medición aplicadas y sus signiicaciones de carácter
and Tocomar), the authors argue that these cairns (also called
tupus) were closely linked to the state-sponsored cult of the sun espacial, temporal, social y ritual. Desde esa perspectiva,
and to speciic dates in the Inka calendar. Here, complementary podemos señalar que los caminos estaban organizados
methodologies are applied to prove that the saywas –the term y medidos a partir de criterios relativos, que no corres-
used also for certain astronomical columns found in Cuzco– were pondían a unidades rígidas de medición, aplicando una
also used for measuring time, indicating the sunrise on very lógica similar a las que se utilizaban en las mediciones
important dates such as the solstice, in this case not at strategic
points in the capital, but on the Inca Road itself.
de supericies o espacios productivos, frecuentemente
Keywords: Qhapaq Ñan, saywas, archeoastronomy, Antofa- llamados tupus. Sus dimensiones variaban según una
gasta Region, Inka. serie de factores combinados que organizaban o “medían”

A
Cecilia Sanhueza Tohá, Investigadora asociada Universidad Bernardo O’Higgins, Centro de Estudios Históricos, Fábrica 1990,
Santiago. Museo Chileno de Arte Precolombino, Bandera 361, Santiago, email: csanhueza@hotmail.com
Recibido: febrero 2017. Aceptado: mayo 2017.
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el desplazamiento en los Andes, tales como distancia,


tiempo, energía humana aplicada y prácticas rituales
asociadas, entre otros (Sanhueza 2004).1
Guamán Poma (1992 [1615]: 327) deine el Qhapaq
Ñan como un camino cuyas distancias estaban medi-
das y señalizadas: “con su legua y medida amojonado
y señalado”. Sin embargo, no atribuye a esa legua una
extensión determinada, aunque en su ilustración sobre
los caminos reales destaca la presencia de columnas de
piedra asociadas a las rutas (ig. 1). De acuerdo a los
vocabularios coloniales, estas columnas se conocían
principalmente con el nombre de saywa, y estaban
asociadas tanto a la medición de espacios o supericies
como a la de distancias de camino.

Sayhua: Mojón de tierras.


Sayhuani sayhuacuni: amojonar tierra hacer linderos
(González Holguín 1952 [1608]).
Chuta, Sayhua: Término en cada cien braças de tierra en
quadro, y señal de las leguas.
Chutatha, sayhuatha: Ponerle y señalar las leguas de camino,
como hazían en tiempo del Inga (Bertonio 1984 [1612]:
319, 288).

Por otra parte, estas saywas pudieron operar como


deslindes de territorios, provincias o suyus de mayor Figura 1. El Qhapaq Ñan y sus columnas según la ilustración de
o menor envergadura y jerarquía (Murúa 2004 [1590]; Guamán Poma de Ayala (1992 [1615]). Figure 1. he Qhapaq
Guamán Poma 1992 [1615]: 325, 847). Es decir, po- Ñan and its columns in an illustration of Guamán Poma de Ayala
(1992 [1615]).
dían representar fronteras importantes, como hemos
postulado en el caso de Vaquillas, en el borde sur de
la cuenca del salar de Punta Negra (Sanhueza 2005); también estrechamente asociadas al culto solar y a la
como también deslindar territorios menores, o incluso medición del tiempo calendárico.
segmentar localmente la vía para labores comunitarias En efecto, al menos en algunos casos, las sayhuas del
de reparación y mantención del camino (Cieza de León Qhapaq Ñan operaban como indicadores astronómicos
1986 [1553]: 41-42; Lynch 1995-1996: 191-192; Sanhueza y calendáricos. Antes de exponer estos avances de la
2004; Berenguer 2007). investigación, se hace necesaria una breve descripción
En deinitiva, el término medir parece ser la traduc- y discusión respecto a los antecedentes astronómicos
ción española a una serie de prácticas de distribución del del valle del Cuzco.
espacio social y productivo, así como de organización
del desplazamiento y las comunicaciones en un exten-
sísimo territorio. Sostenemos que las columnas de los ASTRONOMÍA INKA EN LA METRÓPOLI.
caminos incaicos, llamadas frecuentemente tupus por ANTECEDENTES GENERALES
los españoles, pero cuya denominación especíica era
saywa, estarían dando cuenta de diferentes sistemas de El circuito anual del sol, la caminata
marcación y medición del espacio, relacionados con la celeste
organización de territorialidades y con la medición de
distancias (Sanhueza 2004). Sin embargo, como expon- El circuito aparente del sol en el cielo representaba una
dremos a continuación, hemos podido comprobar que, serie de acontecimientos de profunda signiicación sim-
al menos en ciertos casos, las saywas del Inka estaban bólica, cosmológica y calendárica. Cada ciclo simbolizaba
Las saywas del Inka en el desierto de Atacama / C. Sanhueza 135

el recorrido que hacía Inti en el cielo durante el año. Los conjunto de elementos asociados a la actividad política,
solsticios pueden deinirse como los momentos en que a la ritualidad y a la astronomía (Pino 2005).
el sol llega a los puntos extremos (al norte o al sur) de su Los cronistas suelen describir el ushnu de maneras
movimiento aparente con respecto a la línea ecuatorial. muy distintas, deiniéndolo como “pilar”, “columna”,
A partir de allí comienza a “devolverse” para completar “mojón”, “piedra hincada”, “bolo”, “trono” o “asiento
su circuito anual. Este momento del calendario andino del Inca”, “tribunal”, “altar”, “escaño”, “estrado”, “placeta”,
es entendido y percibido hasta la actualidad como un “pila” o “fuente” (González Holguín 1952 [1608]: 358;
período (que puede abarcar algunos días) en que el sol Garcilaso de la Vega 1995 [1609]: 590-591; Santa Cruz
“se detiene” en el cielo para luego recomenzar su regreso Pachacuti 1993 [1613]; Guamán Poma 1992 [1615]: 239;
(Urton 1981: 488; Castro & Varela 2004: 295). Los solsti- Zuidema 1989: 402-454). Los investigadores sostienen
cios eran simbolizados en la tradición oral incaica como que esta curiosa diversidad de deiniciones está reirien-
aquellos momentos en que el sol se “sentaba en su silla”, do a diferentes aspectos y funcionalidades asociados al
donde permanecía unos días detenido para comenzar ushnu, como también al conjunto de dispositivos que
luego a “caminar sin descansar” en sentido contrario podían conformarlo según las necesidades especíicas
(Guamán Poma 1992 [1615]: 830). Es decir, de acuerdo de cada ceremonial (Zuidema 1989; Zecenarro 2001:
a su movimiento aparente, el sol “caminaba” desde su 184-186). Entre estas funcionalidades, este altar, pila
silla en el sur (solsticio de verano en el hemisferio sur), o placeta, era por excelencia el lugar del sacriicio a la
hasta su silla en el norte (solsticio de invierno), y de allí divinidad (Zuidema 1989: 425-430). Pero, en su acepción
se devolvía nuevamente, pasando por la línea equinoccial de “pilar”, “columna”, “piedra hincada” o “bolo”, era un
describiendo un círculo virtual (Zuidema 1966: 25). gnomon, es decir, un instrumento utilizado para obser-
En su recorrido anual, agrega Guamán Poma (1992 var y calendarizar los movimientos del sol, la luna y las
[1615]: 830), el sol tenía también una “silla” en cada estrellas.2 En ese sentido, se podía tratar de un elemento
“grado” del cielo, cada una de las cuales representaba ijo, como una columna, o movible, a veces un ídolo de
los meses andinos. ina confección, o un pilar o bolo de oro; otras veces
Estos relatos tenían profundas repercusiones en parece haber sido un palo o una sencilla pieza lítica de
la actividad productiva y ceremonial del Estado Inka. estructura alargada y recta, que se hincaba verticalmente
El calendario cuzqueño combinaba los ciclos solares sobre una base ija de la plataforma o de una columna
(solsticios y equinoccios) con los meses y ciclos lunares cuando se requería su función astronómica (Betanzos
y con la observación de los movimientos siderales. La 1987 [1551]: 51-52; Guamán Poma 1992 [1615]: 214;
observación astronómica permitía establecer y calcular Zuidema 1989: 408-412; Zecenarro 2001). El gnomon
el calendario estatal, señalando así no solo los hitos indicaba la posición de los astros celestes, principal-
signiicativos de la actividad económica, sino también mente el sol en su recorrido anual, su paso por el cenit
las importantes festividades y rituales asociados a ellos y anticenit; y permitía predecir y calcular los puntos
(Zuidema 1989: 402-407). Para ello, los inkas se valían de salida y puesta del sol, así como la proximidad de
de diferentes instrumentos de medición astronómica. los solsticios y equinoccios. Cuando el sol en su cenit
dejaba de proyectar sombra al mediodía sobre el gnomon
El Ushnu (evento que se da en diferentes fechas según la latitud
correspondiente), era un momento, según la tradición
Uno de los principales dispositivos astronómicos de la oral cuzqueña, en que la divinidad “se sentaba” también
ciudad del Cuzco y, en general, de las capitales o centros en la tiana o asiento del sol, simbolizada por uno de
administrativos de las provincias, era el ushnu. En sus los elementos constitutivos del ushnu: el escaño, según
orígenes, estas estructuras habrían tenido una función Zuidema (1989: 409-411), una columna o el propio
ritual dirigida básicamente a la recepción de ofrendas en gnomon según Zecenarro (2001: 185).
determinadas ceremonias (Zuidema 1989). Sin embargo, Por otra parte, la estructura del ushnu en su con-
durante el proceso de expansión, el ushnu se fue com- junto era entendida como un mirador, es decir como
plejizando, adecuándose a las necesidades imperiales. un punto central desde el cual se establecían líneas de
Su estructura se fue soisticando arquitectónicamente, mira o virtuales ejes de orientación hacia el horizonte,
adoptando el aspecto de plataforma, e incorporando un utilizando como referente la disposición de los ceques y
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huacas, tanto para la observación y medición astronómica la luna cuando era nueva e llena e menguante, los cuales
(cuando esta última coincidía con un ceque), como para relojes hizo hacer de cantería encima de los cerros más
la organización espacial de la arquitectura urbana del altos a la parte do el sol salía y a la parte do se ponía”.
Cuzco. En ese sentido, el ushnu era un elemento orde- Estas columnas podían alcanzar “dos estados de altura” y
nador del tiempo y el espacio (Zuidema 1989: 430-445). su objetivo, agrega el cronista, era que “la gente común”
No obstante, el ushnu también tenía una gran reconociera el tiempo de sembrar y de cosechar.3 Por su
importancia como símbolo y emblema del poder po- parte, Cobo (1964 [1653]: 142) describe en forma más
lítico. Era el “trono y aciento de los Yngas”, emulando detallada la utilización de “pilares” para medir el tiempo y
a la divinidad solar, y cumplía la función de “tribunal”, predecir eventos importantes del año. Señala que existían
desde donde se administraba justicia (González Hol- dos pilares al oriente y otros dos al poniente de la ciudad,
guín 1952 [1608]: 358, 684; Zuidema 1989: 445-452). por donde salía y se ponía el sol cuando llegaba a los
Es decir, la función astronómica y la política estaban trópicos y: “al tiempo que salía y se ponía en derecho de
estrechamente vinculadas. los pilares de la banda del sur, mirando desde la dicha
ciudad, tenía por principio el año”. Distingue además otros
Las columnas astronómicas del valle del pares de pilares distribuidos en los entornos de la ciudad,
Cuzco según las fuentes coloniales que permitían establecer los meses del año.
Así como hay referencias a columnas grandes o
Diferentes cronistas y autores contemporáneos han imponentes, se describen también estructuras que parecen
descrito, analizado o discutido la función astronómica ser bastante más sencillas, como las que menciona Cieza
de las columnas del valle del Cuzco (Cieza de León 1973 de León (1973 [1550]: 214) en el cerro de Carmenga,
[1550]; Betanzos 1987 [1551]; Anónimo 1906 [1570- “de donde salen a trechos ciertas torrecillas pequeñas,
1584]; Sarmiento de Gamboa 1942 [1572]; Garcilaso de que servían para tener en cuenta con el movimiento del
la Vega 1995 [1609]; Cobo 1964 [1653]; Zuidema 1966, sol, de que ellos tanto se preciaron”.
1989, 2010; Zuidema & Urton 1976; Bauer & Dearborn Algunas versiones hablan de cuatro grandes co-
1998; Zecenarro 2001; Williams 2001, entre otros). lumnas, incluso de ocho, y otras de pares de columnas.
Aparentemente, la estructura de estos pilares Se distinguen columnas que permitían anunciar la
podía ser de mayor o menor complejidad y tamaño, llegada de solsticios y equinoccios, pero también otras
correspondiendo desde “pequeñas torrecillas” (Cieza que indicaban cada uno de los meses del año. Según los
de León 1973 [1550]), hasta grandes columnas como estudios realizados por Zuidema y Aveni (en Urton 1981:
las que describen Betanzos (1987 [1551]: 74), Sarmiento 6), el número y ubicación de los pilares obedecía a dife-
(1942 [1572]: 93) y Garcilaso de la Vega (1995 [1609]: rentes métodos de observación solar y celeste, según los
93), entre otros. Estas estructuras permitían “medir” requerimientos. Zuidema (1989: 409) señala que habría
los movimientos aparentes del sol (salidas y puestas), habido varias columnas del tipo gnomon en el Cuzco,
de la luna y de determinadas constelaciones y estrellas; y distingue al menos dos técnicas complementarias de
calcular la llegada de los solsticios y equinoccios y ca- lectura o medición. Una consistía en medir la sombra
lendarizar las actividades productivas y rituales del año que producía el instrumento con respecto al sol y una
(Cobo 1964 [1653]: 141-142; Zuidema 1989: 408-412; segunda en observar las salidas y puestas del sol u otros
Bauer & Dearborn 1998; Williams 2001). astros en el horizonte, utilizando las columnas como
Hay distintas, e incluso, contradictorias versiones referente a distancia.
en las fuentes respecto a la ubicación, tamaño y cantidad Es posible, al menos respecto a la primera técnica
en que podían presentarse estas columnas. Betanzos descrita, que las columnas fueran la base sobre la que
(1987 [1551]: 74) describe cuatro grandes pirámides o se ponía, cuando así se requería, el gnomon. Como se
“relojes” y señala que Inca Yupanqui las había mandado ha señalado, el gnomon era un instrumento simple,
instalar para observar a través de ellas los movimientos cuya característica era la de ser un elemento alargado
solares y lunares, “los cuales relojes hizo en esta manera o “enhiesto”, incluso un “palo” o “bolo” que se colocaba
que todas las mañanas e tardes miraba el sol en todos los verticalmente sobre una base (Zuidema 1989: 407-412).
meses del año mirando los tiempos del sembrar y coger y Según Zecenarro, los gnómones parecen haber sido una
ansi mismo cuando el sol se ponía y ansi mismo miraba variante pequeña de las grandes estructuras cónicas o
Las saywas del Inka en el desierto de Atacama / C. Sanhueza 137

troncopiramidales andinas y que se ubicaban vertical- por los dos pilares de en medio, era el momento de
mente sobre supericies niveladas. Señala que podían sembrar en el Cuzco, siempre en torno al mes de agosto
presentar formas cónicas o de paralelepípedos (es decir, de (Anónimo [1570-1584] 1906: 151).
ángulos rectos), los que son frecuentes en la arquitectura Como señala Zuidema, el sistema de lectura y me-
arqueológica incaica de santuarios y huacas (Zuidema dición a distancia requería situarse en un determinado
1989: 412, nota 3; Zecenarro 2001: 180). punto alineado, desde el centro del Cuzco, con los pilares
Con respecto al ushnu, Zuidema sostiene, como se de la periferia del valle. En base a esta misma crónica,
dijo, que el gnomon pudo haber sido una piedra movible, sostiene que ese punto central estaba en los ushnus de
puesta sobre esa estructura solo en los momentos en que ambas plazas públicas del Cuzco (Haucaypata). Como
cumplía su función astronómica, ya fuera cuando el sol decía el cronista Anónimo (1906 [1570-1584]: 151)
pasaba por el meridiano en general, o cuando este o la “es ansí, que, para tomar el punto del sol, entre los dos
luna pasaban por el cenit (Zuidema 1989: 419). pilares de en medio [en el horizonte] tenían otro pilar
No es nuestra intención describir y discutir aquí en medio de la plaça, pilar de piedra muy labrada, de
las posibles técnicas de lectura celeste que pudieron un estado de alto, en un paraje señalado al propósito,
implementarse en el Cuzco, sino destacar algunos ante- que le nombran Osno, y desde allí tomavan el punto del
cedentes relevantes. Según la versión de Betanzos (1987 Sol en medio de los dos pilares”.
[1551]: 74), las columnas que había ordenado poner Inca
Yupanqui consistían en “cuatro pirámides mármoles Pilares, sucancas y saywas. Una breve
de cantería”. Las dos de en medio eran de menor altura discusión desde el Cuzco
que las de los lados (que habrían tenido el doble de la
estatura de un hombre), “cuadradas” y apartada una Hasta el momento, no ha habido acuerdo entre los estu-
de otra por escasos metros. Al parecer, su descripción, diosos del calendario y la astronomía inka respecto a la
sobre todo en lo relativo a la posición y la extensión del cantidad, ubicación, orientación y técnicas de lectura y
espacio que separaba a una columna de otra, responde medición que se aplicaban a las columnas astronómicas
a una observación efectuada desde la distancia. Garci- del Cuzco. La terminología asociada está también en
laso de la Vega (1995 [1609]: 119-120), que dice haber discusión. La palabra sucanca, por ejemplo, ha sido
visto algunas de estas columnas, señala que se trataba interpretada de diferentes formas. Según Williams
de “ocho torres que labraron al oriente y otras ocho al (2001: 124), sucanca era una agrupación de marcadores,
poniente de la ciudad del Cozco, puestas de cuatro en torres o “torrecillas” que señalaba fechas signiicativas
cuatro, dos pequeñas en medio de otras dos grandes”. del calendario mediante la observación desde puntos
Respecto a las pequeñas, dice que se ubicaban a una preijados, obedeciendo a una “astronomía de hori-
distancia de 18 o 20 pies (aproximadamente 10 pasos) zonte”. Habrían existido dos observatorios formados
una de otra, pero no explicita la distancia que separaba por sucancas, ubicados al este y al oeste del Cuzco, que
a las mayores (Garcilaso de la Vega 1995 [1609]: 119). marcaban la salida y puesta del sol respectivamente. Hacia
Por su parte, la descripción del cronista Anónimo el poniente, por ejemplo, se ubicaban cuatro sucancas
–en cuyas exhaustivas referencias se basan los estudios de formadas por cuatro torres cada una, emplazadas en las
Zuidema y Urton (1976) y Zuidema (2010)– señala una cumbres de diferentes cerros.
distribución mayor aún de las columnas en el espacio, Zuidema, por su parte, considera que sucanca era
describiendo una cierta proporcionalidad relativa de un referente de medición solar que podía consistir en
las distancias que separan a una columna de otra. Al un lugar en el que se ubicaban torres o columnas, pero
poniente, en una alta serranía, “hicieron cuatro pilares también podía tratarse de un sitio o accidente natural
a manera de torrecillas”, que se podían observar de a de la geografía del entorno del Cuzco (por ejemplo, una
dos o tres leguas de distancia, abarcando doscientos montaña). Para este autor, sucanca no era el nombre de
pasos entre ambos extremos y “50 pasos” entre las dos los pilares astronómicos, y reconoce muy escasos lugares
del medio (Anónimo 1906 [1570-1584]: 151).4 Según el en los cuales estas torres estaban realmente cumpliendo
autor, “entrando el sol por el primer pilar, se apercebían esa función. Por otra parte, señala que las saywas de los
para las sementeras generales, y començaban a sembrar ceques del Cuzco consistían en pilares o “mojones” cuya
legumbres por los altos, por ser más tardíos”; al entrar función era calendárica, pero no astronómica.5 Es decir,
138 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

“permitían llevar la cuenta del calendario” (¿a la manera pilares o topos que llamauan ellos saybas, que están en
de un quipu?), pero no necesariamente estaban alineadas torno a la ciudad del Cuzco” (en Zuidema 2010: 174). A
con algún astro (Zuidema 2010: 121). Esto signiica que su vez, en el vocabulario quechua más temprano que se
las saywas eran huacas del sistema de ceques que a veces conoce, el término sayhua aparece también asociado a
establecían los puntos de límite de estas líneas rituales en la medición de la posición del sol en el cielo. En efecto,
el espacio, y que eran objeto de ofrendas y ceremonias de acuerdo al vocabulario del dominico Fray Domingo
en fechas ijas del año de acuerdo a la organización del de Santo Tomás (1951 [1560]), primer misionero en
calendario cuzqueño. Esto último habría sido lo que les elaborar una gramática quechua, saywa era sinónimo de
confería su rol de huacas calendáricas, pero no de uso ticnu, término utilizado también en relación a deslindes
astronómico (Zuidema 2010: 115-122). o marcadores de supericies y distancias:

Sayua o ticno. Mojón o lindero de heredad.


LAS SAYWAS ASTRONÓMICAS DEL Mojonar heredad. Ticnoni o sayuani.
Mojonar camino. Lo mismo (Santo Tomás 1951 [1560]).
DESIERTO DE ATACAMA. LOS CASOS DE
LASANA Y TOCOMAR
Aunque con posterioridad a la edición de ese diccionario,
ya no volvemos a encontrar esta asociación entre ambos
Desde hace décadas, el registro arqueológico de los
términos, hacia 1608, el vocabulario de González Holguín
caminos incaicos de la antigua Región de Atacama
(1952 [1608]: 341) entrega una deinición de ticnu que
(hoy Región de Antofagasta, Chile) ha mencionado la
lo vincula a la idea de gnomon y de cenit:
presencia de estructuras de piedra asociadas al camino,
reconocidas como “hitos”, “mojones” o “topus” (Núñez
Ticnun, o sayani. Estar de pie, o enhiesto o pararse.
1981; Niemeyer & Rivera 1983; Hyslop 1992; Lynch & Ticnu. El zenit o punto de la mitad del cielo.
Núñez 1994; Lynch 1995-1996; Berenguer et al. 2005). Intim ticnurayan. El sol está en el zenit.
Se trata de columnas de piedra cuya construcción Intim ticnuy cumun. El sol passa de mediodía o abaxa.6
maniiesta una previa planiicación (a diferencia, por
ejemplo, de la apacheta), y que presentan una base Si en algún momento se entendió este vocablo como
aproximada de 1 m2, con alturas (en el caso de que se afín al de saywa, podemos concluir que ambos asociaron
encuentren mejor conservadas) que pueden alcanzar técnicas de deslinde y marcación de tierras y caminos
1,20 m. Frecuentemente se encuentran en parejas, entre con la medición del movimiento solar y especíicamente
las cuales y equidistante pasa el camino. En otros casos, con la idea de cenit. El concepto de cenit tenía gran im-
se trata de una hilera de cuatro o más hitos alineados portancia en la cultura y conocimientos astronómicos
en forma transversal a la vía. Los investigadores con- andinos. En aymara, Bertonio (1984 [1612]) lo denomina
cluyeron inicialmente que estaban destinados a servir sunaque y lo deine como “Zenith, o punto del cielo que
como guía o señalización de la ruta, en caso de que el corresponde a nuestra cabeça”, como “estar el sol en
camino se borrara (Hyslop 1992: 61, 174). Sin embargo, mediodía”, o estar el sol o la luna “sobre la cabeza”. Lo
estos dispositivos viales representan lo que podría ser asocia además con la “cumbre del cerro”, la “cumbre de
una nomenclatura bastante más compleja, asociada no la casa” o la “coronilla de la cabeza”. Ticnu en quechua
solo a la medición de espacio, sino también de tiempo. y sunaque en aymara nos remiten a un sistema de me-
A pesar de que, en el caso del Cuzco, se ha plantea- dición del tiempo donde el gnomon (el cerro, la casa
do la tesis de que los pilares o “mojones” denominados u otro hito) es el referente (Zuidema & Urton 1976).
saywas no fueran astronómicos, consideramos que Otra razón que nos llevó a sospechar una posible
en el caso del Qhapaq Ñan del desierto de Atacama, alineación astronómica de las saywas es que estas,
las evidencias etnohistóricas y astronómicas estarían aunque dispuestas en forma transversal al camino, no
arrojando una conclusión diferente. eran exactamente perpendiculares a aquel. Más bien
Polo de Ondegardo denomina “saybas” a las columnas dibujaban una diagonal en sentido este-oeste, lo que
astronómicas del Cuzco, señalando que, por ejemplo, nos advirtió que su función no era indicar la orientación
la celebración del equinoccio de marzo se establecía a del camino en caso de que este de borrara. Pero, en este
través de la observación del recorrido del sol “por aquellos caso, ¿a qué estaban apuntando?
Las saywas del Inka en el desierto de Atacama / C. Sanhueza 139

Las saywas de Lasana SAYWAS DE LASANA

Este sitio se encuentra en el valle superior del río Loa


(correspondiente a la Región de Antofagasta, Chile) y
Chuquicamata
se ubica en lo que fue el noreste de la antigua provincia
colonial de Atacama. Esta zona corresponde a un corredor
que articula rutas provenientes de los oasis más bajos
del curso del río como también de la cuenca del salar de Calama
Atacama. Hacia el norte, el camino continúa en dirección
a los valles y altiplano de Tarapacá como también hacia
el altiplano meridional de Bolivia. El tramo de camino
incaico a que nos referimos va bordeando la profunda
quebrada del río Loa y, especialmente, desde la localidad San Pedro
de Atacama
de Lasana hacia el norte, está trazado en plena pampa
desértica por la ladera oeste del cañón, en forma más o
menos paralela al curso del río (Berenguer et al. 2005) Figura 2. Mapa con la ubicación aproximada de las saywas de Lasana.
Figure 2. Map with the approximate location of the Lasana saywas.
(ig. 2). Unos 14 km al norte de Lasana, se encuentra
una serie de hitos de piedra, muy bien construidos y
dispuestos en línea recta, que atraviesan el camino. Se Deslindes, líneas y ceques
trata de un alineamiento de estructuras de base cuadrada
que dibuja una línea transversal aunque inclinada, en una El sistema de ceques del valle del Cuzco, establecido
orientación aproximada este-oeste y en plena pampa. con ines religiosos, calendáricos, sociales y políticos,
Los dos hitos centrales, ubicados en ambos costados de estaba compuesto por una serie de huacas dispuestas
la vía, están separados entre sí por unos 8 m y alcanzan en virtuales líneas rectas irradiadas desde el centro
una altura de 1,20 m. La hilera o línea está compuesta urbano hasta perderse en el horizonte. Según Urton
por las dos columnas centrales, una tercera columna (1984: 15, 56), los ceques pueden ser entendidos como
ubicada a unos 200 m hacia el este, una cuarta a otros “líneas demarcatorias” que deslindaban el espacio ritual
300 m de distancia en la misma dirección y una quinta correspondiente a diferentes grupos políticos y sociales,
saywa, semi destruida, ubicada a una distancia superior regulando, por una parte, la interacción y confrontación
a los 400 m (ig. 3).7 entre ayllus y panacas, y por otra, estableciendo un
Coincidimos con Berenguer (2007), quien inter- ordenamiento espacial-territorial del valle de Cuzco.
pretó este alineamiento como un deslinde provincial Efectivamente, es signiicativo que los vocabula-
vinculado principalmente a la actividad minera inkaica rios de los siglos xvi y xvii asocien semánticamente el
en la región. Por tratarse de un sitio amojonado por el concepto incaico de ceque, como línea divisoria, con
Inca que abarca una extensión que no hemos vuelto la práctica institucionalizada de “amojonar”, “medir”
a encontrar en nuestras investigaciones posteriores, y “repartir”:
creemos que se trata de un sitio de especial jerarquía
(ig. 4). Si bien en el presente registro solo presentamos Sayhuani, sayhuacuni: amojonar tierras, hacer linderos.
y evaluamos cinco columnas (las dos centrales y tres Sayuac o cequec: deslindador.
hacia el este), resulta muy posible –desde el punto de Cequeni o sayuani: deslindar heredad o diuidirla con lindero.
Ceqque: raya, línea, término.
vista de la simetría que caracteriza a la arquitectura
Ceqqueni: rayar, linear, deslindar.
imperial– que originalmente se haya tratado de unas Allpa: La tierra de labor y el suelo.
ocho columnas (fig. 5). En efecto, además de las Allpa tupuk apu, o cequek apu: medidor o repartidor de tierras
mencionadas, pudo haber habido otras tres colum- (Santo Tomás 1951 [1560]; González Holguín1952 [1608]).
nas hacia el oeste que habrían sido destruidas con la
construcción de la carretera aledaña. Estas hipótesis La tarea de los ceques apu correspondería a la ilustración
deberán ser corroboradas en las siguientes etapas de de Guamán Poma en la que representa a estos “jueces”
investigación del sitio. (el “mojonador” y el “medidor”) llevando a cabo su tarea
140 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 3 a y b. Las dos columnas centrales de Lasana. Entre ambas pasa el Camino del Inka (fotografías de W. Faúndez). Figure 3 a and
b. he two central columns of Lasana. he Inka Road runs in between them (photos by W. Faúndez).
Las saywas del Inka en el desierto de Atacama / C. Sanhueza 141

Figura 4. Las sayhuas centrales de Lasana en línea. Al fondo, hacia el este, la lecha indica la tercera columna (fotografía de C. Vitry).
Figure 4. he main sayhuas of Lasana in line. In the background, towards the east, the arrow indicates the third column (photo by C. Vitry).

Figura 5. Saywa central del borde oeste del camino de Lasana (fotografía de C. Sanhueza). Figure 5. Central Saywa on the western edge
of the Lasana road (photo by C. Sanhueza).
142 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

de deslindar territorios o jurisdicciones. Según Guamán


Poma, los amojonadores del Inca, recibían el nombre
de Sayhua checta suyoyoc (ig. 6). El signiicado de la
expresión se relaciona con “lindero” o “mojón” (“saywa”);
con “partir” o “dividir” (“cheqta”); y con aquel que
administra una provincia o una subdivisión (suyuyuq)
(González Holguín 1952 [1608]). Estas subdivisiones
o distritos se establecían principalmente en relación a
las actividades productivas, por lo que la construcción
del Qhapaq Ñan del Loa habría tenido como principal
objetivo unir y articular una ruta de acceso y de circu-
lación de recursos mineros de la región. El territorio
deslindado por el Inka marcaría, posiblemente, una de
las fronteras internas de Atacama, que a modo de ínsulas
o provincias territorialmente discontinuas, el Estado iba
amojonando durante su expansión (Berenguer 2007).
Otra ilustración de gran interés al respecto es la
representación de las saywas del Inka del manuscrito
de Martín de Murúa (2004 [1590]), en la que se pue-
den observar, justamente, líneas de saywas tipo ceques
organizando el territorio andino (igs. 7 y 8).

Las saywas y el sol

El avance de la investigación hizo indispensable el


apoyo cientíico de los astrónomos Juan Cortés López Figura 6. El “amojonador” y “medidor” del Inka, ejerciendo la
política estatal de amojonamiento y medición de tierras, recur-
del observatorio internacional Joint alma Observatory- sos y provincias. Figure 6. he “amojonador” (‘land marker’) and
National Radio Astronomical Observatory (nrao) y “medidor” (‘land measurer’) of the Inka, implementing the state
Sergio Martín Ruiz del European Southern Observatory policy of marking and measuring land, resources and provinces.
(eso). Con ese objeto, se elaboró una icha especíica
del sitio, incorporando la información básica requerida fecha muy relevante. Durante unos días Inti se detiene,
(utm, azimut, altitud, etc.). Se determinó el año 1500 sentado en su “silla”, para luego recomenzar su caminata
dc como una fecha aproximada y estandarizada para en sentido contrario para alcanzar el 21 de diciembre
realizar simulaciones con programas especializados su otra silla en el sur.
de astronomía respecto a las salidas y puestas de sol,
escogiendo como principales fechas de referencia los Las saywas de Tocomar
días de solsticios y equinoccios.
El resultado en el caso de Lasana –con un azimut La ruta que los españoles llamaron “del Gran Despoblado”,
de 64°– fue concluyente. El informe astronómico reveló se iniciaba en el borde sur del salar de Atacama, atravesaba
que la ubicación de las columnas al año ~ 1500 corres- longitudinalmente la región más árida del desierto y se
pondía a la salida del sol en el solsticio de invierno, tal extendía por unos 500 km hasta las cercanías del valle
como se pudo fotograiar con posterioridad. En efecto, de Copiapó. Aunque ha sido una ruta utilizada desde
la línea de saywas está orientada hacia el punto de sa- tiempos muy anteriores a los inkas (Lynch & Núñez
lida del sol en torno al 21 de junio, como lo muestran 1994), el camino del despoblado se distingue de otras
las iguras 9 y 10. Este alineamiento, que en su estado huellas producidas por el uso de personas o animales,
actual alcanza una longitud aproximada de 1 km y que por su trazado muy recto. Se trata de una huella despe-
bien pudo haber abarcado el doble de extensión en sus jada cuyo ancho puede abarcar, sobre todo en aquellos
orígenes, se orienta con el punto de salida del sol en una sectores menos alterados por el uso posterior, unos tres
Las saywas del Inka en el desierto de Atacama / C. Sanhueza 143

Figura 8. Detalle de una saywa del Inka. Figure 8. Detail of an


Inka saywa.

Figura 7. Las “sayvas” o “mojones del ynga”, en la ilustración


de Murúa (2004 [1590]: 163). Nótese cómo están dispuestas en
líneas rectas. Figure 7. he “sayvas” or “mojones de ynga”, in an
illustration by Murúa (2004 [1615]: 163). Note how they are posi-
tioned in straight line.

metros, y en otros puede reducirse a una pequeña huella (ig. 11). Llegamos a ellas gracias a una fotografía publi-
de entre 30 y 60 cm (Iribarren & Bergholz 1972-1973: cada por Lynch (1995-1996) que llamó poderosamente
241-242; Lynch 1995-1996; González 2007). nuestra atención, puesto que las columnas (casi com-
Los estudios arqueológicos han coincidido en que pletamente destruidas) estaban unidas por una hilera
el Camino Inka del despoblado fue una vía expedita de piedras (ig. 12).8 Como se puede observar en la foto
destinada a las comunicaciones administrativas dentro del sitio, la columna correspondiente al lado este había
del Tawantinsuyu (especialmente desde y hacia las “pro- sido prácticamente arrasada en uno de sus costados por
vincias” de Chile) y apta solo para el tránsito de grupos maquinaria pesada, tal vez durante la construcción de
pequeños por su limitada provisión de agua. También un camino aledaño. A pesar de ello, es posible proponer
habría sido una vía de circulación de bienes y recursos, que el trazado de esta línea de referencia corresponde a
sobre todo mineros, incluso de minerales provenientes una antigua técnica de medición astronómica (ig. 13).
de los valles centrales de Chile (Niemeyer & Rivera En efecto, Sarmiento de Gamboa (1942 [1572]: 93)
1983: 254-157). Pero, además, esta ruta conectaba una describe un complejo sistema de “astrolabios” o “relojes
serie de sitios sagrados, especialmente santuarios de anuales” dispuestos hacia el levante y hacia el poniente
altura como el importante complejo ceremonial del del Cuzco, compuestos por columnas de piedra. Señala
volcán Llullaillaco (Niemeyer & Rivera 1983; Lynch que para demarcar la posición en la que el sol se despla-
1995-1996; Vitry 2008). zaría en ciertas fechas, el Inka había mandado a hacer
Las saywas de Tocomar se ubican en una extensa en el suelo y entre las columnas “ciertas rayas niveladas
pampa a orillas del borde sur del salar de Punta Negra conforme a las mudanzas del sol”. Esta técnica tenía no
144 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 9. Amanecer del 21 de junio de 2015, marcando el solsticio de invierno en Lasana. La foto está tomada desde las dos saywas
centrales en dirección oeste-este (fotografía de Sebastián del Campo). Figure 9. Dawn of June 21, 2015, marking the winter solstice in
Lasana. he photo was taken from the two central saywas looking eastward (photo by Sebastián del Campo).

Figura 10. Salida del sol en el solsticio de invierno en Lasana (fotografía de Sebastián del Campo). Figure 10. Winter solstice sunrise in
Lasana (photo by Sebastián del Campo).
Las saywas del Inka en el desierto de Atacama / C. Sanhueza 145

Figura 12. Despoblado de Atacama, saywas destruidas en el camino incaico de Tocomar. Al fondo, al oeste, la cordillera de Domeyko,
paralela a los Andes (fotografía de M. Núñez). Figure 12. Saywas in ruins along the Inca Road in Tocomar, Atacama Desert. In the bac-
kground, to the west, lies the Domeyko mountain range, parallel to the Andes (photo by M. Núñez).

Estación
Zaldivar Imilac

Mina Escondida

Zorras

SAYWAS DE TOCOMAR
Salar de
Punta Negra

Figura 11. Mapa con la ubicación aproximada de las saywas de Figura 13. Detalle de la línea de piedras semiincrustadas en la
Tocomar. Figure 11. Map with the approximate location of the tierra, que unía las columnas de Tocomar. Figure 13. Detail of a
saywas of Tocomar. stone road partially embedded in the soil, that used to connect the
columns of Tocomar.
146 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

solo gran importancia astronómica, sino también ritual del calendario estatal. Como efectivamente agrega
y política, como se puede desprender de la descripción Garcilaso, las columnas más apreciadas por los incas,
de Garcilaso de la Vega (1995 [1609]: 120): eran aquellas que quedaban más próximas a la línea
equinoccial, puesto que en ellas “menos sombra hacía
Para veriicar el equinoccio tenían columnas de piedra la columna al mediodía”. Así, las columnas que estaban
riquísimamente labradas, puestas en los patios o plazas que
más cercanas a la ciudad de Quito eran las más veneradas
había ante los templos del sol. Los sacerdotes […] echaban por
hilo, de oriente a poniente, una raya que por larga experiencia “porque decían que aquellas eran asiento más agradable
sabían donde debían poner un punto y otro. Por la sombra al sol, porque en ellas se asentaba derechamente y en las
que la columna hacía sobre la raya veían que el equinoccio se otras de lado” (Garcilaso de la Vega 1995 [1609]: 121).
iba acercando y cuando la sombra tomaba la raya de medio
¿Pudo la hilera de piedras de las sayhuas de Toco-
a medio, desde que salía el sol hasta que se ponía –y que a
mediodía bañaba la luz del sol toda la columna en derredor mar estar cumpliendo la función de esas “rayas” como
sin hacer sombra aparte alguna-, decían que aquél día era el punto de referencia para una observación solar in situ?
equinoccial. Entonces, adornaban las columnas con todas Otro hallazgo muy valioso que hicimos en este
las lores y yerbas olorosas que podían haber y ponían sobre
sitio fueron dos ejemplares de piedra (basalto) que,
ellas la silla del sol y decían que aquel día se asentaba el sol
con toda su luz de lleno en lleno sobre aquellas columnas. como mostraremos a continuación, eran dispositivos
que se colocaban sobre las saywas y que, de acuerdo a
En este caso, el cronista parece estar confundiendo el nuestras hipótesis, tenían una función o un signiicado
equinoccio con el paso del sol por el meridiano local y el asociado a la idea de gnomon. Previo a su descripción
cenit, evento que parece haber sido de gran importancia será necesario aportar algunos antecedentes.
(Williams 2001: 134). Según Zuidema (1989: 405-406),
el paso del sol por el cenit, es decir, aquel momento en Saywas y gnómones. Una nueva
que el gnomon no proyectaba sombra, era un aconte- hipótesis de trabajo
cimiento ceremonial muy signiicativo. Sostiene que la
referencia de Garcilaso, que hace coincidir el paso solar Como es sabido, la principal diicultad para estudiar las
por el cenit con el día del equinoccio, parece apelar a columnas del Cuzco y su funcionamiento calendárico y
una situación “ideal” que solo se presenta en las zonas ritual es que estas fueron destruidas por los extirpadores
ubicadas sobre la línea ecuatorial. No obstante, la téc- de idolatrías y solo en casos excepcionales se han podi-
nica descrita constituía un principio de medición y de do identiicar algunas de sus bases o cimientos (Urton
predicción fundamental para las fechas importantes 2006). Así también las saywas de los caminos de Atacama

a b

Figura 14: a) Saywa en sector tambo de Catarpe, San Pedro de Atacama; b) Saywa de 2 m de altura (camino inkaico de Río Grande/Río
Salado), Atacama (dibujos a partir de Lynch 1995-1996). Figure 14: a) Saywa in the area of Catarpe, San Pedro de Atacama; b) Saywa,
2 m high (Inka Road, Río Grande/Río Salado), Atacama (drawings from Lynch 1995-1996).
Las saywas del Inka en el desierto de Atacama / C. Sanhueza 147

frecuentemente han sido desarmadas y son escasas las de un pan de azúcar puntiaguda hacia arriba y enforrada
oportunidades en que se puede observar lo que pudo en una faja de oro la cual piedra hizo ansi mismo labrar
haber sido su estructura original relativamente completa. el día que mandó hacer al bulto del sol y esta para que el
En los casos en que estas se encuentran mejor común adorase” (Betanzos 1987 [1557]: 52). Esta otra
conservadas, es posible apreciar su parte superior o imagen venerada por “el común”, que consistía en una
supericie como una base que tiende a ser plana o lisa. piedra de la forma de un “pan de azúcar”, parece ser una
Creemos que esto respondía al propósito de poner un representación muy emparentada con los dispositivos
objeto sobre ellas, como lo demuestran algunos hitos o puestos sobre las sayhuas de Atacama. De allí que otro
“mojones” ubicados en otros sectores de Atacama. Efec- de los hallazgos valiosos que hicimos en el sitio de
tivamente, Lynch (1995-1996: 191) registra algunos hitos Tocomar fue el de ambos gnómones, semisepultados
de los caminos de Catarpe y Río Grande (en la región bajo las piedras. Ambos artefactos eran de basalto, pero
de San Pedro de Atacama) –e incluso los compara con destaca entre ellos el formato y tamaño de la pieza lítica
otros ejemplos similares de la región de Saxamar, en de la columna este que medía 66 cm de largo, 18 cm de
Bolivia– a los que describe como columnas de piedras ancho y 14,5 cm de grosor. Con cuatro caras bien dei-
cuidadosamente apiladas, que contienen lo que caliica nidas en relación a los ejes longitudinales, presentaba su
como una “oreja” (ear) en su supericie (ig. 14). Las fotos extremo proximal (base) pulido. Esta pieza requería de
que reproducimos aquí provienen de la publicación ci- un soporte muy adecuado para su peso (que podríamos
tada y maniiestan, precisamente, la presencia de piezas calcular en unos 30 k) y tamaño. Es decir, es posible que
líticas “hincadas” o superpuestas sobre las columnas y la unión entre la pieza y la columna haya requerido de
cuyas características obedecen a la estructura recta y una técnica especíica para mantenerla en forma vertical
vertical, así como al tamaño moderado del gnomon. (Wilfredo Faúndez, comunicación personal, 2012) (ig.
Como decíamos anteriormente, en los eventos 15). 9 El parecido entre esta pieza de basalto y las de las
en que el sol pasaba por el equinoccio o por el cenit, fotografías expuestas (ig. 14), como también la ilustración
según Garcilaso, los incas adornaban las columnas que de Martín de Murúa que presenta una piedra hincada
tenían puestas en un patio o plaza, “y ponían sobre ellas sobre una torrecilla, nos conirma la sospecha de que se
la silla del sol”, señalando que ese día “el sol se asentaba trata del gnomon o dispositivo que la coronaba (ig. 16).
con toda su luz”, lo que era ocasión de grandes festejos. Creemos que la representación de Martín de
Estas descripciones son doblemente interesantes puesto Murúa nos sitúa en un campo de signiicados comunes
que, además de describir una forma de medición y pre- que vinculan esa ilustración con la representación de
dicción de los movimientos solares, señala la diversidad la divinidad solar y con las saywas o columnas de los
de estructuras que podían servir de soporte material a Caminos del Inka. En ese sentido, estas piezas, dispuestas
la ritualidad solar. En este caso, la silla o asiento del sol, sobre cada saywa podían simbolizar el momento donde
el símbolo del poder de la divinidad celeste y el símbolo se “asentaba”, en determinadas fechas, la divinidad solar.
del poder político del Inca, no estaba sobre una placeta, Por sí sola, la información etnohistórica presentada
sino sobre una columna. Podríamos pensar, siguiendo a hasta aquí nos parece de gran relevancia para continuar
Zecenarro (2001: 182), que la metáfora y el símbolo del investigando. Pero, además, nuevamente el diagnóstico
“asiento” o “tiana” del sol era, al menos en estos casos, de los astrónomos se inclinó favorablemente al identiicar
justamente el gnomon, es decir, la estructura vertical este alineamiento, cuyo azimut alcanzó los 63,73°, con el
que se colocaba sobre las columnas y sobre la cual la punto de salida del sol en el solsticio de invierno (Juan
divinidad se posaba o se “asentaba” en toda su plenitud. Cortés, comunicación personal, 2012).
En el Cuzco, solo la elite gobernante podía adorar
la representación “oicial” del Sol (Inti). Betanzos, la
describe como un “bulto” de oro en forma de niño de ALGUNAS PREGUNTAS Y
un año que se encontraba en el templo principal y a la CONCLUSIONES PRELIMINARES
que solo accedían el Inca y los grandes señores. Pero, a
su vez, existía otra imagen para que “el pueblo” pudiera El hecho de constatar una función astronómica al menos
adorar a la divinidad. Para eso, el Inca “hizo poner en en algunos casos de las saywas del Camino Inka del
medio de la plaza del Cuzco [...] una piedra de la hechura Desierto de Atacama representa un hallazgo importante.
148 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 15. Pieza lítica de la columna este. Su


tamaño y forma natural fue especialmente se-
leccionada para ser esculpida y colocada sobre la
columna por donde sale el sol (fotografías de M.
Núñez). Figure 15. Lithic piece, eastern column.
Its natural size and shape was specially selected for
being sculpted and placed upon the column where
the sun rises (photographs by M. Núñez).
Las saywas del Inka en el desierto de Atacama / C. Sanhueza 149

Figura 16. Ilustración de Martín de Murúa, siglo xvi, de lo que probablemente fue una saywa (2004 [1615]: 105v).
Nótese su parecido con la pieza de basalto encontrada en Tocomar. Figure 16. Illustration by Martín de Murúa, 16th
century, probably depicting a saywa (2004 [1615]: 105v). Note its resemblance to the piece of basalt found in Tocomar.
150 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Sin embargo, a la vez abre la puerta a un conjunto de inexplorado en los estudios del Qhapaq Ñan del norte
preguntas que, por el momento, no estamos en condi- de Chile. Sin embargo, ambos sitios son muy diferentes
ciones de responder. En primer lugar, estas columnas entre sí. Mientras uno presenta un largo alineamiento
aparentemente no estarían relacionadas con el tipo de de, por lo menos, cinco columnas, el otro consiste solo
“lectura” astronómica que suelen describir los cronistas en dos saywas, unidas por una hilera de piedras. ¿Por
coloniales para las del Cuzco. En general, los datos de esas qué el uso de formas y tecnologías diferentes?
columnas se reieren a un sistema de medición donde Hemos podido constatar, por otra parte, que el
estas se sitúan a distancia (horizonte), y donde el astro estudio del Qhapaq Ñan desde una metodología interdis-
(principalmente el sol) sale o se pone por entre medio ciplinaria, que incorpore los aportes de la etnohistoria, la
de ellas (Betanzos 1987 [1551]; Anónimo1906 [1570- arqueología y la astronomía, entre otros, puede abrirnos
1584]; Cobo 1964 [1653]; Williams 2001). Las saywas perspectivas de análisis que no habíamos sospechado
de Atacama, parecen estar obedeciendo a una lectura en los inicios de esta investigación. El Qhapaq Ñan
in situ que se parece más a la función astronómica del representaba un importante eje ordenador y articula-
ushnu como gnomon. Suponemos que las columnas del dor de la estructura de poder del Tawantinsuyu y, en
desierto de Atacama tenían el propósito de ser leídas ese contexto, las saywas no eran elementos azarosos.
desde el camino. En ese sentido, parecen estar represen- Se trataba de estructuras cargadas de signiicado que
tando un calendario astronómico “inscrito” en la tierra pudieron responder a distintas funciones o técnicas de
y especíicamente en el Qhapaq Ñan. Una vez más toma lectura según el contexto y las características con que
sentido la idea de que los principios ordenadores del se presentaran.
espacio y el tiempo se aplicaban a los Caminos del Inca Los alineamientos de saywas en los Caminos
y, a la vez, se sacralizaban con la presencia o el paso de del Inka estaban en directo diálogo o relación con la
una divinidad celeste por sobre los “mojones del Inca”. organización de los astros en el espacio celeste y, por
Por otra parte, en ambos casos descritos destacan tanto, con el calendario andino. La estrecha asociación
las características, no solo desérticas, sino también ca- e interdependencia entre el orden celeste y el terrestre
rentes de población inmediatamente cercana. Se trata se materializaba en un discurso cosmológico estatal y
de espacios “vacíos” (sensu Berenguer & Pimentel 2006), en dispositivos especíicos aplicados al paisaje.
ubicados fuera de los centros poblados y a una impor- Los Caminos del Inca representaban la presencia
tante distancia de los principales centros administrativos del poder estatal hasta en los más remotos conines del
inkaicos correspondientes.10 ¿Por qué razón, entonces, Imperio y relejaban una forma de organizar cultural-
las columnas fueron emplazadas allí? mente el espacio geográico, el espacio social y el orden
Pero, por otro lado, y más allá de su función cósmico. Si bien el desierto de Atacama fue conside-
simbólica y ritual, surge la pregunta respecto a la fun- rado por los españoles solo como una necesaria ruta
ción “operativa” de las saywas del camino. Como ya se de paso y como un territorio vacío, extremadamente
dijo, estas fueron llamadas generalmente tupus por los inhóspito e improductivo (Sanhueza 2005), desde la
españoles, concepto que no era equivocado. Ya hemos mirada andina constituyó un espacio de signiicados
mencionado sus posibles alcances como referentes de complejos. Ameritó la inversión de energía humana
medición de distancias y de territorialidades. Pero, si- y de la ingeniería estatal para sacralizar determinados
multáneamente, estaban midiendo también el “tiempo”, lugares o espacios cuidadosamente seleccionados, donde
es decir un tiempo calendárico asociado a fechas muy marcó la presencia de la divinidad solar ya no solo en
signiicativas del ciclo anual del sol, como los solsticios. los grandes centros urbanos o administrativos, sino
Es muy posible que las saywas de Tocomar constituyeran también en pleno despoblado.
también un deslinde o frontera sacralizada, ya fuera para
la mantención del camino y por tanto de los deberes
hacia el Estado en pleno despoblado, o también para
delimitar el acceso a ciertos recursos de valor. En dei-
nitiva, aunque las próximas etapas de la investigación
están aún pendientes, creemos que los sitios astronó-
micos de Lasana y de Tocomar abren un camino aún
Las saywas del Inka en el desierto de Atacama / C. Sanhueza 151

NOTAS Pedro Hernández (geógrafo), José Berenguer, Carlos


González, Willy Faúndez, Gonzalo Pimentel, Lautaro
Núñez, Felipe Criado-Boado, José Pino, Christian Vitry,
1
En el trabajo citado hemos discutido más proli-
Valentina Figueroa, Pablo Mignone (arqueólogos).
jamente el concepto de “legua del Inca” y sus posibles
interpretaciones, incluyendo en dicho análisis la capa-
cidad de desplazamiento de los chasquis, como posible
unidad de medición. REFERENCIAS
2
“Bolo: Trozo de palo labrado, de forma alargada,
con base plana para que se tenga derecho” (rae, s.v.). Anónimo, 1906 [1570-1584]. Discurso de la sucesión y
gobierno de los Incas. En Juicio de límites entre Perú y
3
Un estado de altura correspondía, aproximada-
Bolivia. Prueba presentada al gobierno de la República
mente, a la estatura de un hombre. Argentina. “Chunchos”. V. Maurtúa, Ed., Vol. viii, pp.
4
Estas columnas descritas por el cronista Anónimo 149-165. Buenos Aires: Imprenta, Litografía y encua-
son las únicas que Zuidema (2010) considera efectiva- dernación de G. Krat.
mente de uso astronómico. Bauer, B. & D. Dearborn, 1998. Astronomía e imperio en los
5
En este aspecto, el autor discrepa de la informa- Andes. Cuzco: Centro Bartolomé de las Casas.
ción otorgada por Cobo, quien sostiene que al menos Berenguer, J., 2007. El Camino Inka del Alto Loa y la crea-
ción del espacio provincial en Atacama. En Producción
algunos de estos pilares o huacas astronómicas estaban
y circulación prehispánica de bienes en el sur andino, A.
alineadas dentro de la estructura del sistema de ceques Nielsen, C. Rivolta & V. Seldes, Comps., pp. 413-435.
(Cobo 1964 [1653]: 172; Cobo en Zuidema 1966: 30). Córdoba: Brujas.
6
Cenit: punto en el cielo ubicado directamente arriba Berenguer, J., 2009. Chile bajo el imperio de los inkas. Santiago:
de un determinado observador, es decir, conigurando Museo Chileno de Arte Precolombino.
un ángulo de 90°. Berenguer, J. & G. Pimentel, 2006. Arqueología de los espa-
7
Hacia el oeste se apreciaba una primera columna cios vacíos: una aproximación internodal a las relaciones
intersocietales. En Actas del xvii Congreso Nacional de
en muy malas condiciones de conservación, por lo
Arqueología Chilena, Vol. ii, pp. 1305-1308. Santiago:
que hasta no tener la completa certeza, decidimos no
Sociedad Chilena de Arqueología.
incorporarla a nuestro registro base. Berenguer, J.; Cáceres, I., Sanhueza, C. & P. Hernández,
8
Agradezco a la antropóloga Marinka Núñez por 2005. El Qhapaq Ñan en el Alto Loa. Región de Antofa-
haber puesto toda su energía y habilidad en terreno para gasta. Un estudio micro y macro arqueológico. Estudios
ayudarme a encontrar este sitio arqueológico. Atacameños 29: 7-39.
9
Agradezco al arqueólogo Wilfredo Faúndez, espe- Bertonio, L., 1984 [1612]. Vocabulario de la lengua aymara.
cialista en líticos, por su análisis de la pieza mencionada. Cochabamba: Ceres.
Betanzos, J., 1987 [1551]. Suma y narración de los Incas. M.
10
En efecto, las saywas de Lasana se encuentran a
C. Martín Rubio, Ed. Madrid: Atlas.
unos 14 km al norte del poblado y pukara homónimos Castro, V. & V. Varela, 2004. De cómo camina el sol durante
y a unos 40 km al noroeste del centro administrativo junio, de lo que se ve en el cielo y de lo que se comenta y se
Inka de Turi (Berenguer 2009). A su vez, las saywas de practica en la tierra. Oralidad y rituales en la subregión del
Tocomar, del llamado Gran Despoblado de Atacama, no Río Salado, Norte de Chile. En Etno y Arqueo-astronomía
cuentan con población cercana y las distantes cabeceras en las Américas, M. Bocass, J. Broda & G. Pereira, Eds.,
inkas se encuentran en las localidades de Catarpe (San pp. 285-298. Santiago: Universidad de Chile.
Cieza de león, P., 1973 [1550]. La crónica del Perú. Lima:
Pedro de Atacama), ubicada a unos 250 km al norte,
peisa-Biblioteca Peruana.
y el valle de Copiapó, a otros tantos kilómetros de Cieza de león, P., 1986 [1553]. Crónica del Perú (segunda
distancia hacia el sur. parte) o señorío de los Incas. Lima: Pontiicia Universidad
Católica del Perú-Academia Nacional de la Historia.
RECONOCIMIENTOS Muy especialmente al Dr. Marco Cobo, B., 1964 [1653]. Historia del Nuevo Mundo. Biblio-
teca de Autores Españoles. Tomo xcii, Volúmenes i-ii.
Curatola, por sus comentarios, críticas y estímulo. Agra-
Madrid: Atlas.
dezco también a todas las personas que participaron de Garcilaso de la vega, I., 1995 [1609]. Comentarios reales
una u otra manera en este trabajo: Juan Cortés, Sergio de los Incas. Tomos i-ii. Ciudad de México: Fondo de
Martín (astrónomos), Marinka Núñez (antropóloga), Cultura Económica.
152 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

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BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, Nº 2, 2017, pp. 153-179, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

LOS PASOS ANDINOS DE LA RIOJA (ARGENTINA):


LA DOMINACIÓN INCA Y EL DERROTERO DE DIEGO
DE ALMAGRO
THE ANDEAN MOUNTAIN PASSES OF LA RIOJA (ARGENTINA):
INKA DOMINATION AND THE DEFEAT OF DIEGO DE ALMAGRO

J. ROBERTO BÁRCENAA

Nuestros pioneros avances permitieron reconocimientos de sitios INTRODUCCIÓN


arqueológicos e itinerarios de altura hacia la vertiente occidental
de los Andes. Estos incluyeron excavaciones y estudios de ma-
teriales de instalaciones que presentan ocupaciones temporales Subsidios del conicet, de la anpcyt y autorizaciones de
(c. 800 al 1480 ad), registrando la impronta del conspicuo las instituciones gubernamentales patrimoniales corres-
Período Inca (c. 1470 al 1536 ad) y alcanzando su utilización pondientes facilitan que trabajemos con nuestro equipo
hasta la primera mitad del siglo xix). Nuestra hipótesis, si bien de investigaciones en el oeste de La Rioja y noroeste
considera posibles las posiciones de colegas que proponen para
de San Juan, principalmente tras las evidencias de la
el derrotero de Almagro un abanico de pasos que van desde Peña
Negra a Pircas Negras, con sus desechos y con Comecaballos época de dominación Inca Regional. Nuestro objetivo
como paso central, señala a la quebrada del arroyo Peña Negra es reconocer la infraestructura de ese origen y de las
y al paso de La Ollita con suiciente probabilidad como uno de poblaciones de los Desarrollos Regionales relacionadas
los pasos transitados, tal vez el más importante. con la misma, entre otros, en los pasos cordilleranos
Palabras clave: pasos andinos, derroteros, Inca, Almagro,
que vinculan ambas vertientes andinas.
La Rioja argentina.
En los casos de las quebradas y pasos riojanos de
Our pioneering research led to the discovery of archaeological sites Pircas Negras, Comecaballos, Peña Negra, La Ollita y
and high-altitude routes on the western side of the Andes. his los respectivos desechos¹ del área de inluencia de la
included excavations and studies of materials form sites exhibiting Reserva Provincial Laguna Brava, descubrimos sitios
temporary occupations (c. 800 to 1480 ad) that pointed clearly to
arqueológicos que abarcan un amplio lapso de la pre-
the Inca period (c.1470 to 1536 ad) and later, up to the irst half
of the nineteenth century. While acknowledging other colleagues’ historia del área. Nos dedicamos en particular a los de
positions that consider a wide range of other mountain passes, época Inca, a su vinculación con poblaciones locales,
from Peña Negra to Pircas Negras, among which Comecaballos was con la posterior presencia hispánica y con la postrera y
the most important, out hypothesis argues that the Negra ravine recurrente acción de los arrieros en la época indepen-
and, particularly, the paso de la Ollita were not only some of the diente, la que alcanza las primeras décadas del siglo xx.
most traveled mountain passes, but also very likely the main ones.
Keywords: Andean mountain passes, Roads, Inca, Almagro,
En el caso particular del sector del paso de La Ollita,
La Rioja argentina. que remontamos hasta 4700-4850 msnm, sumamos a
nuestro hallazgo anterior de un tambo incaico en la zona,

A
J. Roberto Bárcena, incihusa-conicet, iae/ffyl-uncuyo, unlar; incihusa-conicet, CC 131, 5500, Mendoza, Argentina,
email: rbarcena@mendoza-conicet.gob.ar
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: agosto 2016.
154 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

el descubrimiento de otros dos grupos de construcciones La apropiación de estos espacios debió ser de in-
de ese período al pie del paso, siempre del lado argen- terés desde tiempos prehistóricos y continúa siéndolo
tino. Uno de ellos, según nuestra interpretación, es un hasta la actualidad, como se aprecia en la materialidad
posible ushnu o conjunto de plataformas ceremoniales cultural del sector. Con la dominación inca se alcanzó
que tendrían escalinata de acceso. El otro grupo, donde la estabilización de un patrón de instalación y probable-
reconocimos además impronta incaica en parte de sus mente de producción económica, en buena medida con
construcciones, tiene por base estructuras pircadas base en la infraestructura preexistente, reutilizándola y
como recintos circulares y semicirculares, tratándose remodelándola según sus propias plantas arquitectónicas
en este último caso de los típicos parapetos utilizados o implantándola desde el origen según sus modelos.
para la caza de camélidos como la vicuña y el guanaco, Esta última presencia es la que abordamos princi-
que en otras partes del área cordillerana hemos datado palmente con nuestras investigaciones, planteando una
aproximadamente entre el 900 y 4000 ad. aproximación desde el paisaje que admite parangón
Por su parte, el área de Comecaballos nos permi- con otros cuya preferencia y manejo es habitual para
tió reconocer también los parapetos característicos en la organización estatal a lo largo de los Andes. Esto
relación con el curso del arroyo homónimo, así como porque, tras el producido por pelos y lanas, carnes y
entierros del siglo vii al ix en el paso, visibles en super- otros, de camélidos (Vicugna vicugna, Lama guanicoe)
icie sus continentes por su apariencia de montículos. y por plumas de aves migratorias como los lamencos
Además, determinamos infraestructura inca sobre sitios o parinas (chica y grande; Phoenicoparrus jamesi y
arqueológicos preexistentes del trayecto hacia el paso. Phoenicoparrus andinus; Phoenicoparrus chilensis),
Observamos también evidencia del traslado moderno adecua el espacio con su infraestructura, tanto para las
de ganado en pie, sin que nuestro registro haya podido actividades extractivas como para las de circulación, para
incluir vestigios del paso de las huestes de Diego de las votivas de los altos cerros y las de seguridad territorial
Almagro como se ha propuesto, ni de las probadas en un área bisagra, hinterland, entre dos conspicuas del
históricamente, del paso de una de las columnas del Período de los Desarrollos Regionales o, si se quiere, de
Ejército Libertador de San Martín hacia Copiapó, lugar las organizaciones socio-político-económicas regionales
que, pre e históricamente ha sido y es el núcleo principal a nivel de las jefaturas, como son las del noa y las del
de población chilena más cercano al área que nos ocupa. norte chico y sector austral del norte grande chileno.
Las áreas tratadas aquí corresponden a ambientes En los hallazgos de manufacturas en metales que
de altura por sobre los 3000 y 4000 msnm, alcanzando reputamos no indígenas y producidas en otros lugares,
cotas de 4500 msnm o más, correspondientes al ámbito no encontramos -ni sabemos que lo hayan hecho colegas
andino y puneño, en zonas de la Reserva Provincial en el área- indicios que apunten a la minería prehispá-
Laguna Brava en La Rioja o bien de la Reserva de la nica, aunque cabe señalar que pudo ser este otro factor
Biósfera, como es el Parque Nacional San Guillermo importante en la ocupación, dada la relevancia de los
en el norte extremo de San Juan, colindante por el sur veneros de la zona, hoy explorados en los entornos de
con la anterior. Ambas reservas son notables por sus San Guillermo y Laguna Brava con ines comerciales,
poblaciones de vicuñas y de guanacos, acompañadas tras el oro, el cobre y la plata.
por una variada fauna de altura, vegetación acorde y Hace una veintena de años, arqueólogos que
cursos endorreicos, o no, con lagunas salinas y rodeadas nos precedieron con una prospección general en San
de cimas que sobrepasan los 5000 msnm (ig. 1). Guillermo, sin avanzar luego con proyectos en el área,
En rigor, los dos ámbitos destacan por sus mesetas, esbozaron hipótesis sobre tambos que fungirían para
llanos de altura ricos en gramíneas aprovechadas por la el manejo de vicuñas (Gambier & Michieli 1992). En
fauna de vicuñas² y guanacos, con sus subidas hacia las otros casos, para los actuales pasos internacionales en el
mayores alturas montañosas de los pasos cordilleranos suroeste de La Rioja, algunos colegas aludieron a Come-
por quebradas. En ellas, a los cursos de agua se suman caballos como el paso posible para Diego de Almagro y
vegas que son refugio de los camélidos, así como también sus huestes en 1536 ad. Uno de ellos lo propuso como
las bajadas desde los llanos hacia el colector Río Blanco, propio del pasaje hispánico primero allende la cordillera
en muchos casos con vegas, permitiendo la movilidad en esta parte de los Andes, sin que sepamos si el inves-
de esa fauna. tigador accedió personalmente a estas áreas, fundando
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 155

Paso Pircas Negras


a Catamarca Tucumán b
Paso Comecaballos Comecaballos I
LAGUNA BRAVA Paso Peña Negra
Paso La Ollita Tambo Comecaballos II
La Ollita

CHILE CHILE Tambo Minero


LA RIOJA
o
lanc
R.B

ARGENTINA ARGENTINA

San Juan

Tambo
Mendoza Santa Rosa

Figura 1: a) mapa de la región central y norte de Argentina, con la ubicación de Laguna Brava y sector de los pasos tratados aquí; sitos
en el oeste de la Provincia de La Rioja; b) posición de quebradas/ríos/arroyos, pasos y sitios arqueológicos descritos en el texto. Figure
1: a) map of the central and northern Argentina, depicting the location of Laguna Brava and the area of the mountain passes discussed here;
sites in the west of La Rioja Province; b) location of ravines/creeks/rivers, mountain passes and archaeological sites described in the text.

a b

Figura 2: a) vista general del paso de Comecaballos (La Rioja, Argentina); b) vista general de la desembocadura del arroyo Comecaballos
en el Río Salado; c) vista del paso de Comecaballos en su descenso al lado chileno. Figure 2: a) general view of the Comecaballos mountain
pass (La Rioja, Argentina); b) general view of the mouth of the Comecaballos creek into the Salado River; c) view from the Comecaballos
mountain pass down to the Chilean side.
156 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 3. Refugio de Comecaballos, construido hacia el último tercio del siglo xix para pernocte de personas, y de animales en el corral
anexo, integrantes de los arreos de ganado mayor a Chile. Figure 3. Comecaballos refuge, built in the inal third of the 19th century for
overnight stays by people and animals (in the adjoining corral) as part of cattle driving that brought herds to Chile.

principalmente su hipótesis en labores realizadas en Minero, y en el sector de otro subsidiario de este último
el lado chileno del sector y en la revisión bibliográica arroyo, sitio que llamamos Tambo de La Ollita y que se
(Raino 1995; Bárcena 2007, 2015). Creemos que esa halla al pie del paso homónimo.
labor de los colegas solo tendría resultados contrastables Por lo tanto, con la presente contribución nos
y veriicables estableciendo proyectos de largo alcance, proponemos alcanzar el conocimiento arqueológico
que implicaran sumar a prospecciones intensivas en tan de los pasos cordilleranos del centro oeste de La Rioja,
dilatadas y difíciles áreas –desde la perspectiva logísti- la infraestructura incaica presente y su mejor aptitud
ca– excavaciones y estudios sistemáticos, como venimos para la comunicación trasandina, en su relación con la
haciendo con continuidad anual desde hace más de una documentación histórica. Al mismo tiempo, buscamos
década. En este sentido, además de las prospecciones introducirnos en la discusión sobre el o los pasos cordi-
contamos con resultados de nuestras excavaciones en lleranos del actual límite argentino-chileno, utilizado(s)
los tambos de La Alcaparrosa y Santa Rosa, estando en por Diego de Almagro y sus huestes camino de Copiapó.
curso las del Tambo Pircas Blancas, todos en el Parque
Nacional San Guillermo. Resultados
En cuanto a las labores en la Reserva de Laguna
Brava y zona de inluencia reconocimos numerosas La quebrada y paso de Comecaballos
instalaciones prehistóricas excavando los sitios rela-
cionados con la presencia inca en la quebrada y paso La desembocadura de esta quebrada y arroyo homónimo
de Comecaballos, en el sector de un arroyo subsidiario corresponde al Río Salado (ca. 3800 msnm), aluente del
del arroyo Peña Negra, sitio que denominamos Tambo Río Blanco. Remontándola se accede al hito del límite
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 157

internacional Argentina/Chile (ca. 4500 msnm; a unos ocupaciones, la evidencia muestra superposiciones de
20 km de distancia) (ig. 2). materiales de los arrieros del siglo xix y principios del
Comecaballos fue un paso estratégico por el rela- xx, sin evidencia intermedia, como podría haber sido
tivo fácil acceso a Copiapó, al Copayapu que luego se la del pretendido pasaje de Almagro. También halla-
generalizaría como Chili en las crónicas de la conquis- mos otro sitio, de mayor envergadura, desarrollado en
ta. La situación es conirmada por hechos históricos, unas 13 há en el entorno de un cerro bajo, igualmente
como por ejemplo los de la época de las luchas por la próximo al arroyo Comecaballos y al emplazamiento
independencia nacional de Argentina y de Chile, pro- de la referida casucha para arrieros, a unos 15 km de la
tagonizados por la columna sanmartiniana que, desde desembocadura (ig. 4).
varias localidades riojanas, procedieron a Guandacol Este establecimiento, al cual las poblaciones locales
y de allí, por el paso, a Chile, permitiendo la toma de acudirían estacionalmente, ofrece estructuras pircadas,
Copiapó, Huasco y Coquimbo. principalmente circulares, al modo de los parapetos,
Utilizado para el traslado de vacunos hacia Chile, una piedra parada –quizás un menhir pequeño– en
es uno de los pasos conocidos por los arrieros andinos la explanada del cerro, junto a indicios de otras cons-
de todos los tiempos. Esto implicó que, en la última trucciones en pirca, así como estructuras modiicadas
parte del siglo xix, el gobierno argentino levantara allí probablemente en época inca.
uno de tantos refugios para los arrieros, con factura La cerámica del sitio apunta a las poblaciones
de piedras y argamasa, el que persiste prácticamente regionales del Formativo o del Período de Integración,
incólume (ig. 3). con alguna evidencia de cerámica inca, cuya cronología
El paso registra una larga historia de usos, lo que corresponde a la primera mitad del siglo xvi. La eviden-
sin duda fue considerado por los estrategas de la victo- cia de tiestos fragmentados es preexistente y remonta a
riosa campaña libertadora que se rememora año a año.1 unos siglos antes (tabla 1).3
La utilidad del paso y los recursos de fauna del Prospectamos la quebrada por ambas márgenes del
sector fueron aliciente para la instalación en la época de arroyo Comecaballos hasta el hito del paso homónimo,
dominación inca, tal como lo demuestran los estableci- a unos 4500 msnm (S28º 10’ 54.2’’, W69º 22’ 23.5’’, 4.519
mientos de la quebrada. Según los autores, ello tendría msnm, según gps). Las prospecciones entre Comecaballos
relación con el primer ingreso sistemático hispano al 1 y 2, y luego hasta alcanzar el paso a 4500 msnm, nos
noa y el paso a Chile, con Diego de Almagro a la cabeza permitieron reconocer allí una tumba y, al menos, otros
(1535/1536 ad). siete montículos de piedra, cuyas dimensiones van de
Autores dedicados a colegir el sector de paso de 0,80 x 2,5 m a 2 x 7 m, semejantes a las estructuras que
los Andes empleado por el adelantado y sus huestes suelen marcar tumbas sumarias. Constatamos, además,
ofrecieron diversos argumentos sobre esta posibilidad, que el ascenso al paso está jalonado por cornamentas de
destacando entre ellos R. A. Raino (1995, 2004; Raino bovinos, atribuibles a los mencionados arreos.
et al. 2001), quien contrastó datos arqueológicos con los De la excavación de algunos de esos montículos
documentales históricos del paso de Almagro, aunque obtuvimos evidencias en general y de entierros en
sin realizar investigaciones de terreno del lado argentino particular, con la salvedad de uno, situado a unos 300
del paso, quebrada y arroyo de Comecaballos.2 m al sur del paso (límite internacional), que albergaba
Nuestros estudios arqueológicos en la quebrada del buena parte de un esqueleto juvenil. Si bien hallamos
arroyo de Comecaballos y en el paso del mismo nombre algunas piezas dentales, no encontramos el cráneo. El
buscaron evidencias que nos permitieran airmar el esqueleto se encontraba en posición decúbito ventral,
supuesto trajinar de las huestes españolas de Diego de con los brazos cruzados por delante y una pierna sobre
Almagro en 1536 y comprobar en este trayecto el tránsito la otra. La ubicación puede responder, más que a una
y los sitios utilizados en la época inca. Reconocimos un cuestión cultural, a la postura natural de protección
sitio de ese último tiempo, a unos 6 km aguas arriba de ante las rigurosas condiciones climáticas de altura que
la desembocadura del arroyo, donde la implantación inca implicaron inalmente la muerte del joven (ig. 5).
se hizo sobre una preexistente elaborada con pircas del El esqueleto de la tumba del paso tiene vestigios
tipo parapetos, las que fueron modiicadas y, en algunos de vestimenta de arriero y la datación C14 lo coloca
casos, transformadas en kancha o rpc. Luego de estas en el intervalo de los últimos 200 años4. Por su parte,
158 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

a b

3919

3916
3917

0 20 m 3913
Arrollo Comecaballos

c 4045 4043 4041 4043 4037


d
Arroyo
Comecaballos

Hilera de
piedras

0 50 m
4046 4044 4040 4036

e
22 m

26 m
COMECABALLOS II

30 m

34 m Figura 4: a) croquis con los recintos pircados del sitio Come-


COMECABALLOS I caballos 1; b) vista general; c) croquis con los recintos pircados
del sitio Comecaballos 2; d) vista general del sitio; e) posición
38 m
relativa de los dos sitios, en imagen 3D. Figure 4: aa) sketch
showing dry-stone walled enclosures at the Comecaballos 1
42 m site; b) general view of the site; c) sketch of the dry-stone walled
enclosures at the Comecaballos 2 site; d) general view of the site;
e) relative location of both sites in a 3D image.

la datación C14 de los restos de la subida al paso los momentos Formativos Tardíos y a los Desarrollos Re-
colocó en el siglo ix ad (tabla 2). gionales. Se observa presencia de cerámica de inluencia
inca, como el Diaguita de la Fase iii de aculturación
La Quebrada y Pasos de Peña Negra y de inca o el Inca Provincial. No hemos reconocido ele-
La Ollita mentos coloniales, salvo por nuestra interpretación
de los grabados de cruces, sitos en una roca granítica
La quebrada por la que se remonta el arroyo Peña aislada, en la margen derecha del curso del arroyo. La
Negra cuenta con numerosos parapetos y conjuntos de roca incluye, además, motivos claramente indígenas.
estructuras pircadas. Las hemos relevado y, en algunos Según nuestro parecer, la impronta de las cruces es
casos, datado su cerámica (tabla 1), lo que orienta hacia colonial. Según la interpretación de algunos colegas
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 159

a b

c Figura 5: a) uno de los montículos de piedra del paso de Come-


caballos; b) uno de los montículos con un entierro “moderno”,
probablemente de un arriero, con cronología 14C de los últimos
100 a 200 años; c) excavación del montículo 2, que albergaba una
inhumación, correspondiente a un esqueleto juvenil en posición
decúbito ventral, con los brazos cruzados por delante y una
pierna sobre la otra, datado hacia el vii/ix siglo de la Era. Figure
5: a) one of the stone mounds at the Comecaballos pass; b) one of
the mounds with a "modern" gave, probably a cattle driver, C14
dated to the last 100-200 years; c) excavation of mound 2, which
included a grave containing a juvenile skeleton in a prone position
with armed crossed at the front and one leg crossed over the other,
dated to the 7th-9th centuries of the Common Era.

Tabla 1. Dataciones de cerámica de sitios de las quebradas y pasos cordilleranos del oeste de La Rioja y noroeste
de San Juan, entre los pasajes trasandinos de Pircas Negras y Peña Negra, y el río de la Paila (Barrancas Viejas,
Comecaballos/Barrancas Blancas, La Ollita). Prospecciones y excavaciones: J. Roberto Bárcena. Table 1. Ceramic
datings of sites in ravines and mountain passes in western La Rioja and northwestern San Juan, between the Andean
mountain passes of Pircas Negras and Peña Negra, and the De la Paila river (Barrancas Viejas, Comecaballos/Ba-
rrancas Blancas, La Ollita). Prospections and excavations: J. Roberto Bárcena.

MUESTRA* No DESCRIPCIÓN P (Gy) D (Gy/año) EDAD FECHA


(años AP)**

UCTL 2033 1 Cerámica inka, sitio del paso Pircas Negras. 2,03 ± 0,17 4,86*10-3 420 ± 40 1585 dc
UCTL 2034 2 Cerámica inka, sitio del paso Peñas Negras. 2,70 ± 0,27 4,87*10-3 555 ± 55 1455 dc
UCTL 2035 3 Cerámica inka del sitio Tambo Minero, margen izquierda 1,95 ± 0,20 4,67*10-3 415 ± 40 1590 dc
arroyo aluente del Peñas Negras.
UCTL 2036 4 Cerámica del Período Inka, sitio margen izquierda 1,83 ± 0,14 4,75*10-3 385 ± 40 1620 dc
Aº Peñas Negras.
UCTL 2037 5 Cerámica inka del tambo Río de la Paila. 1,70 ± 0,17 3,94*10-3 430 ± 40 1575 dc
UCTL 2038 6 Cerámica inka de excavación del sitio Comecaballos 1, 2,01 ± 0,18 5,11*10-3 395 ± 40 1610 dc
recinto LL 1.1, 10 a 20 cm.
UCTL 2039 7 Cerámica de la etapa agro alfarera regional. Sitio SA2 5,05 ± 0,51 4,78*10-3 1055 ± 100 950 dc
margen derecha Aº Peña Negra.
UCTL 2040 8 Cerámica del Período Inka. Sitio Comecaballos 1, supericie. 1,65 ± 0,14 4,87*10-3 340 ± 40 1665 dc
UCTL 2041 9 Cerámica del Período Inka. Sitio Comecaballos 2, supericie. 2,19 ± 0,21 4,88*10-3 450 ± 45 1555 dc
UCTL 2042 10 Cerámica vidriada, hechura de torno. Sitio del Período Inka, 2,05 ± 0,16 4,98*10-3 410 ± 40 1595 dc
UCTL 2043 11 Tambo de Conluencia, del Aº Peña Negra con el río Blanco. 2,27 ± 0,20 5,26*10-3 430 ± 40 1575 dc
Cerámica inka del tambo Río de la Paila.

* Pontiicia Universidad Católica de Chile, Facultad de Física, Laboratorio de Dosimetría. / ** Año base: 2005.
160 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Tabla 2. Dataciones 14C de Comecaballos I y paso de Comecaballos. Table 2. C14 datings of Comecaballos i and
paso de Comecaballos.

LAB N° MUESTRA MATERIAL RESULTADO AP CAL. AP CAL. AD

Beta 297637 ams CCPasoE2 Colágeno óseo 1250 ± 30 1270 a 1080 680 a 870
Entierro de la
subida al paso

Beta 261730 PCC1LL3.110 Carbón 140 ± 40 290 a 0 1660 a 1960

Latyr 2516 CCEPaso1 Piel humana “moderno” 0 a 200


Entierro del paso

serían propias de arrieros del siglo xix/xx (Revuelta el Peña Negra hacia el norte/noroeste se puede acceder
2007-2008: 10) (ig. 6).5 primero a la quebrada, arroyo y paso de La Ollita, zona
En la profusión de sitios de las márgenes del río bajo exploración minera actual. Además de los conspicuos
o arroyo de la Peña Negra destacan otros dos tambos parapetos pircados más o menos aislados y ubicados
(Tambo ii y iii de la Peña Negra, según nuestra deno- principalmente en la margen derecha y en la llanura de
minación) ¿construidos? sobre impronta de recintos inundación del curso hídrico, se halla el tambo de La
pircados circulares y parapetos preexistentes (ig. 7). Ollita, que reúne características de la clásica arquitectura
La quebrada de Peña Negra, jalonada por las es- inca regional, con varios rpc ubicados en tres sectores,
tructuras señaladas, alcanza la conluencia de un arroyo en la margen derecha del arroyo La Ollita (ig. 9).
que viene del oeste y desemboca en la misma. Lo hemos Los que denominamos Sector ii y Sector iii, más
llamado Cerro Verde. Se encuentra allí un tambo de escala australes del tambo, están separados del Sector i, más
media, de acuerdo a los términos que venimos tratando. nórdico, por una elevación. Se trata de un promontorio
Lo hemos denominado tambo minero, ya que sobre él se alargado en el sentido suroeste/noreste, que impide una
han instalado actualmente galpones y casetas habitables de visión directa entre los sectores, la que se logra desde
una compañía de exploración minera en un cerro que lo una estructura aislada, sita en el lanco del cerro que
enmarca por el norte. El tambo reúne en su arquitectura enmarca el tambo por el oeste.
códigos de la planta característica inca regional, en su caso Al avanzar por la margen derecha del arroyo La
incipientes rpc. Se incluyen parapetos y construcciones Ollita se alcanza una vega de relativa extensión situada
circulares de pirca, que ofrecen materiales de época próxima al tambo, con agua acumulada, de cierta pro-
inca, como los de los tipos cerámicos ya enunciados, fundidad. A 1,7 km al noroeste del Sector i y al pie del
incluidos los de poblaciones locales/regionales. En los paso de la Ollita, se encuentra otra vega y un conjunto
niveles superiores excavados se suman elementos usados de construcciones pircadas, aglomeradas, del estilo de
por los arrieros del xix-xx, denotando al conjunto una los parapetos y recintos circulares. Se trata seguramente
plataforma, seguramente ceremonial, sita en la falda del de locaciones temporales de las poblaciones locales/re-
cerro por encima de las otras construcciones y delimitada gionales, reutilizadas en época inca, como lo demuestra
por grandes piedras escogidas y trabajadas (ig. 8). la presencia de cerámica de los tipos locales y la del inca
Tambo minero se desarrolla en unas 6 há y los es- provincial o del diaguita de la Fase iii de aculturación
pacios delimitados por pirca, que pudieron ser techados por la organización estatal.
o no, alcanzan los 2000 m². El sector que denominamos del ushnu se extiende
Por el arroyo Cerro Verde se puede avanzar al por unos 3000 m², siguiendo luego hacia el sureste el
oeste/suroeste para alcanzar el cerro El Potro, o bien, sector i unos 5000 m², el ii en unos 3200 m² y el iii en
al oeste/noroeste para alcanzar el paso de La Ollita o aproximadamente 200 m². Desde esta última posición,
sus desechos. Si se sigue desde su desembocadura en a unos 6,5 km de distancia, se ubica el tambo minero.
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 161

Tabla 3. Dataciones C14 del paso de La Ollita. Table 3. C14 datings of paso de La Ollita.

MUESTRA DESCRIPCIÓN EDAD (AÑOS AP) FECHA AD SEGÚN INTERVALO DE CALIBRACIÓN

LP- 2804 La Ollita 530 ± 50 1408-1449


Carbón de fogón SIIR1H2S31020 (1420 ± 50 ad)

Tabla 4. Dataciones 14C de Comecaballos I y paso de Comecaballos. Table 4. C14 datings of Comecaballos i and
paso de Comecaballos.

MUESTRA DESCRIPCIÓN EDAD (AÑOS AP = 2010 AD) FECHA AD

UCTL 2295 LOPG1 (cerámica gris) 595±60 1415

UCTL 2296 LOPR2 (cerámica inka) 540±50 1470

a b

c d Fuera de
escala
e
ARGENTINA

Hito internacional
CHILE

Montículo de piedras
moderno con nicho
de ofrendas

Estructura pircada
de época incaica

Figura 6: a) vista de la roca de la margen derecha del arroyo Peña Negra, que alberga grabados indígenas, coloniales y modernos; b)
detalle de los grabados de “cruces” que reputamos de época colonial temprana; c) vista del paso de Peña Negra; d) croquis de las estruc-
turas pircadas del paso de Peña Negra; e) vista de la estructura principal, de época inca. Figure 6: a) view of the rock on the right side of
the Peña Negra creek, harboring indigenous, colonial and modern engravings; b) detail of the the engravings of "crosses" that we consider
to be from the early colonial period; c) view of the Peña Negra mountain pass; d) sketch of the dry-stone boundary structures of the paso de
Peña Negra; e) view of the main structure, from the Inca Period.
162 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Vega
a b

ra
Neg
a
Fuera de

peñ
escala

a
de L
Vega
erro

l río
el c

o de
d

Vega

activ
sur
etro

o
curs
ím
Per
Río de

Vega

del
Huella vehicular al río Blanco

Vega

ión
la Peña

gac
diva
Negra

Cerros bajos
r de
Secto

Vega Abras
Huella vehicular al río Blanco

15 m 15 m

Figura 7: a) croquis de planta de los sitios que denominamos Tambo ii y Tambo iii del arroyo Peña Negra, de impronta arquitec-
tónica regional con modiicaciones inca; b) imágenes de los Tambos ii y iii. Figure 7: a) sketch of the sites we have called Tambo
ii and Tambo iii in Peña Negra creek, of regional architectonic style with Inca modiications; b) images of Tambo ii and Tambo iii.
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 163

Huella de Plataforma
vehículos Cima
cerrito

Moderno

Cause seco
(ripioso) Moderno sobre
antiguo
SIMBOLOGÍA
Piedra de apoyo
Alineamiento para molienda
de piedras
Aluente occidental
Piedras trabajadas del río de la Peña negra
de tamaño mayor

Vestigios de estructuras
con emplantillados
15 m
de piedras

Figura 8: a) croquis de planta de tambo minero; b) vista general del sitio. Figure 8: a) sketch of tambo minero; b) general view of the site.
164 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

a b
Sector III
Zonas de estructuras
pircadas preinkas Sector II
reutilizadas en
época inka

Sector I
Sector del
"Ushnu" 1,7 Km

c d

e f

Figura 9: a) vista general del área del paso de La Ollita; b) croquis de planta del Tambo La Ollita; c) imágenes de las vegas y Tambo
La Ollita (Sector 1, Sector 2, “Ushnu”). Figure 9: a) general view of area around paso de La Ollita area; b) sketch of Tambo La Ollita; c)
images of the vegas and Tambo La Ollita (Sector 1, Sector 2, “Ushnu”).

La supericie total del tambo de La Ollita, encerrada Notable es un conjunto arquitectónico al pie de la
entre pircas, alcanza los 1400 m² (véanse las tablas 3 y hoyada de ascensión al paso. Consiste en estructuras
4 para conocer las dataciones C14 –nivel de ocupación pircadas donde colegimos una escalinata de pocos
inca– y tl –sobre cerámica inca, con motivo pintado de peldaños que une por sus desniveles, siguiendo los de
negro sobre engobe rojo–, respectivamente). la declinación de la hoyada, recintos menores superio-
Las últimas estructuras del tambo de La Ollita res con uno mayor más bajo, del tipo patio o reducida
hacia occidente se encuentran ya en los comienzos de plaza. Esto nos ha hecho pensar que están asociadas a
la hoyada de ascensión al paso. Este sector supera los plataformas ceremoniales que admiten parangón con
4300 msnm y el puerto propiamente tal los 4700 msnm. una clase de ushnu.
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 165

Próximas a esta estructura se encuentran algunas homónimo y al Río Turbio– y Pircas Negras –cae a la
menores y otra mayor, del tipo de los recintos rectan- quebrada Pircas Negras y al Río Turbio–, y sus dese-
gulares cruzados con paredes transversales, divisorias chos, llevan a quebradas/cursos que están más al norte
internas, que delimitan espacios como patios, a los que e implicarían trayectos menos prácticos para alcanzar
se comunican algunos recintos adosados a las paredes de el mismo camino a Copiapó.
mayor longitud. El tipo arquitectónico es característico La posición de La Ollita como paso practicable,
de muchos tambos del noroeste y, particularmente, del aunque más alto que los otros mencionados, implica el
centro oeste argentino, aunque en este caso las piedras camino más corto desde el oriente de los Andes en esa
que lo conforman tienen un poco más de envergadura. latitud para alcanzar el área de Iglesia Colorada y con
El área se completa con un sector que estimamos ella el camino a Copiapó. Esto había sido ya señalado:
de cantera, con ubicación relacionada con los Sectores “Sin duda la ruta más breve para alcanzar la vertiente
i y ii, donde se aprecian remanentes del trabajo de la oriental de la cordillera andina a partir de Iglesia Colo-
piedra, cuyo canteado se ve en ejemplares de las paredes rada es la del paso de La Ollita” (Niemeyer 1986: 192).
de los recintos. Por el lado chileno del paso de La Ollita se han señalado
El tambo de La Ollita destaca en el conjunto de tambos que, sin duda, jalonaban uno de los caminos con
los ubicados al oeste de Laguna Brava y de los relacio- orientación más directa a Copiapó, como son el de La
nados con los pasos entre Pircas Negras por el norte y Ollita A y La Ollita B.
La Ollita por el sur por su impronta arquitectónica y Debemos principalmente a Niemeyer (1986) y a
relativa complejidad. Por otra parte, este paso del sur, Niemeyer et al. (1997), entre otros, la descripción del
de mayor altura que los otros tratados aquí –ronda los área y de los sitios signiicativos de la misma. Fue él
4700-4800 msnm– y que cuenta con cierta diicultad quien, con los apoyos pertinentes, recorrió el sector
de ascenso por la hoyada, tiene la particularidad de registrándolo con la acuciosidad del arqueólogo. A él
“caer” más directamente a los cursos luviales cuyas se debe la descripción de los mencionados tambos, los
quebradas inalmente avanzan sobre el curso principal que probablemente sean los mismos que Raino (2004:
que lleva a Copiapó.6 59, 60, 62, 66)7 menciona en su propuesta del paso
andino por Diego de Almagro, aunque lo hace pasar
principalmente por Peña Negra/Comecaballos (Raino
DISCUSIÓN 1995: 40; 2004: 48, 59).
En la subida occidental de los Andes por el río La
Desde la perspectiva arqueológica Ollita, Niemeyer (1986: 192) reconoce un grupo de pircas
circulares al margen de una vega, conjunto que deno-
Desde los sitios chilenos de la quebrada y el arroyo de mina Tambería b, mientras que más arriba, en relación
La Ollita se avanza hacia el río Ramadillas, del cual La con una vega más extensa, y a 3500 msnm, encuentra
Ollita es aluente. Este río avanza en dirección noroeste
desembocando en el río Vizcachas del Pulido el que, a […] un poblado bastante extenso compuesto en su parte
su vez, tomando rumbo suroeste alcanza al río Pulido principal por recintos circulares aislados o aglutinados en
en el sector de formación de éste en las Juntas del Potro, dos o tres unidades; pero también hay unidades de planta
mucho más complejas en las cuales se combinan recintos
próximo al complejo yacimiento local e inca de Iglesia circulares con recintos rectangulares y con patios o corrales.
Colorada. El Pulido sigue con sentido noroeste hasta Este último conjunto lo hemos denominado tambería [sic] a
alcanzar La Junta con el río Jorquera, encontrándose con […]” (Niemeyer 1986: 198), para continuar después diciendo
el río Manlas, contribuyendo a formar el río Copiapó. que “[…] En la Tambería A, marginalmente a los recintos y
la vera de la vega se conserva un sector de un camino de 2.5
Aguas abajo se halla el notable sitio inca y establecimiento a 3,0 m de ancho que se encuentra emplantillado con piedras
metalúrgico de Viñas del cerro que, con dirección norte- lajas. Sin duda es parte del camino de origen incaico, que
noroeste, lleva a Copiapó. permitía la comunicación más breve entre el valle del río
Entre La Ollita y Pircas Negras, el primer paso Copiapó y La Rioja, en Argentina” (Niemeyer 1986: 198).
nombrado es el que orienta más directamente la tra-
yectoria hacia Copiapó, pues los pasos de Peña Negra Prosigue luego indicando que próximo al paso de 4700
–cae al río Cachitos–, Comecaballos –cae al arroyo msnm halla: “un ediicio en ruinas, de paredes altas,
166 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

pircadas, de piedras bien calzadas” (Niemeyer 1986: que el otro, Comecaballos 2, si bien se desarrolla en un
198) que estima estaba sin uso y en construcción. El espacio de envergadura, ofrece estructuras con pircados
paso consiste en un par de unidades conexas, que son simples, elementales, prácticamente sin impronta inca y
de planta rectangular, de 7 x 12 m; se halló también al con poca cerámica del período, alcanzando la supericie
pie del paso cerámica diaguita de inluencia inca (1986: encerrada entre pircas y pasible de techumbre solo unos
198-199). Para Niemeyer (1986: 200), el conjunto de 700 m². La mayor parte de la evidencia de este último
La Ollita destaca por la relativa envergadura de sus sitio remite a tiempos pre-inca o bien al uso del paso
construcciones (al menos 720 m² sumando Tambería por los arrieros de los siglos xix y xx.
A –500 m²– y Tambería B –220 m²–) en comparación
con los pasos cercanos, a lo que hay que agregar que es Desde la perspectiva histórica
el paso más directo hacia Copiapó, aunque presenta la
diicultad de retener nieve hasta diciembre.8 Los pasos cordilleranos que pudo utilizar Almagro
La cerámica de supericie de las Tamberías (a y b) según las fuentes coloniales
de La Ollita suma a los tipos local/regionales la propia
del diaguita de aculturación inca (Niemeyer 1986). No sería menor en la planiicación del viaje de Almagro
La comprobación de Niemeyer coincide con la la incidencia del Inca Paullu que debió allegar el cono-
nuestra en cuanto a la envergadura de la infraestructura cimiento, no solo de las vías de comunicación en uso
inca, propia o modiicada de la preexistente, en los pasos por la organización estatal, sino la de los ámbitos para
de La Ollita, Peña Negra, Comecaballos y Pircas Negras, procurar agua, alimento y alojamiento. El propio Paullu
destacando en el lado argentino de los Andes las cons- debía pasar los trabajos del conjunto de la expedición,
trucciones de La Ollita, cuyas plantas son claramente por lo que suponemos que procuraría los más aptos
inca desde el arranque, al menos en los sectores i y ii, y pasajes de los que tuvieran conocimiento.10
en el sector que denominamos del ushnu. Por más que llevaran tiendas de campaña y fueran
En Bárcena (2007) puede seguirse la infraestructura muchas las personas y equipos que se desplazaban, a las
que reconocimos en los pasos mencionados (especial- necesidades de la despensa, de aguadas y pastos para las
mente Peña Negra y Pircas Negras, cuya descripción cabalgaduras y otros animales, se sumaría aprovechar al
no se reitera aquí), contrastándola con la trasandina máximo los alojamientos con que pudiera contarse. Al
reconocida por Niemeyer (1986) en el último tramo menos los utilizarían el escogido grupo de vanguardia
de esos pasos9, concluyéndose sobre los itinerarios de Almagro y compañeros. Máxime si se trataba de los
trasandinos con la más caliicada impronta inca y con existentes en las quebradas de acceso a los pasos de
respecto a la mayor escala de la misma. altura y en las proximidades de estos mismos.
Si sumamos la proliferación de asentamientos con En este sentido, está clara la importancia del servicio
mayor o menor impronta inca y su relativa envergadura de tambos en el itinerario que reiere Matienzo (1987
–comenzando con el tambo de Conluencia, en la encru- [1556]), que fue el de Almagro y de Rojas, como asimismo
cijada del arroyo Peña Negra y el río Blanco, remontando se repiten los cronistas para mencionar poblados del
la quebrada Peña Negra y continuando por los tambos recorrido de Almagro o las paradas de este mismo en
y conglomerados de parapetos y las construcciones de aposentos del camino, en tambillos o refugios parecidos,
recintos circulares que ya enunciamos– apreciamos entre otras menciones a estos recintos y a personas que
que la logística de instalaciones es más estructurada y los usan (v.g.: Molina 1968 [1552]: 85; Cieza de León
alcanza mayor envergadura en el derrotero que lleva al 1909 [1553]: cap. xcv; Herrera 1901 [1601-1615]: 488;
Tambo y paso de La Ollita, que en el correspondiente al entre otros).
propio paso de Peña Negra o de sus desechos. Lo mismo Si esto es así, y se descarta que desde “Talombones/
ocurre con respecto al de Comecaballos y el de Pircas la Ciénaga”-“Londres/El Shincal”, como colegimos del
Negras. En los últimos es Comecaballos el que denota itinerario de Matienzo (1987 [1556]), se vire al noroeste
sendos sitios, a unos 21 km y a 15 km del paso. Uno de para alcanzar el alto paso de San Francisco y más lejano
ellos, Comecaballos 1, aunque tiene alguna impronta con respecto al Copayapo, desde Watungasta o donde fuere
arquitectónica inca y cerámica del período, no llega a 500 en sus cercanías, debemos aceptar que lo más práctico es
m² de supericie construida pasible de techarse, mientras el camino al oeste y a los pasos entre Peñasco de Diego/
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 167

Pircas Negras y los intermedios Comecaballos/Barran- del Inga, que iba derecho a las provincias de Chile”.
cas Blancas, Peña Negra y su desecho, hasta La Ollita. Luego agrega Molina:
De estos pasos, la aproximación inmediata a Pircas
Negras se parece más a la especie de páramo/”llanada” y de allí partieron a la provincia de Chicoana; que es de
los Diaguitas […] Aquí vino al Adelantado un capitán con
de dos leguas que se señala en crónicas, mientras que
cincuenta hombres casi todos de caballo y desde aquí a las
Comecaballos es relativamente más accesible, aunque provincias de Copiapó, que es en la costa del Sur, hay casi
no cuenta con infraestructura inca de relieve, siendo la ciento y cincuenta leguas de despoblado, las cuales el Adel-
quebrada del arroyo Peña Negra, partiendo de Conluencia, antado y su campo pasó con harto trabajo, porque le faltó el
mantenimiento y no hallaba pueblos donde poder reparar
la mejor equipada en cuanto infraestructura arquitec-
y si algunos hallaban eran muy pequeños y no tenían para
tónica aún en uso en época inca. Nos encontramos así comer aun de presente. Pasó el Adelantado y su gente, para
con la más clara impronta de ese tipo en La Ollita, que pasar a los valles de Copiapó, un despoblado y puerto de
alcanza el pie del paso homónimo y es precedida, a unos trece jornadas, que cuando es tiempo de nieves es todo el
camino nevado a la rodilla donde menos hay nieve, y cuando
seis kilómetros de distancia, por la instalación de tambo
no la hay, que era cuando pasó el Adelantado, hace tan gran
minero. Suman estas dos, por ejemplo, unos 3200 m² frío que se murieron en una noche en el puerto, que es cinco
pasibles de considerarse supericie cubierta, la que aumenta jornadas de Copiapó, setenta caballos y gran cantidad de
bastante con la del recorrido por la quebrada de Peña piezas de servicio de los naturales, de frío, y con este trabajo
llegó al primer valle de Copiapó (Molina 1968 [1552]: 85).
Negra y con las de las instalaciones que señala Niemeyer
(1986) allende los Andes (770 m² de las Tamberías A y
Francisco López de Gomara, quien no estuvo en América
B), en contraste con unos 1100 m² de instalaciones de
y escribe por testimonios de terceros, reiriere que: “de los
la Quebrada y paso de Comecaballos (ig. 10).
Charcas al Chile pasó Almagro mucho trabajo, hambre y
Por otra parte, tal como lo hemos señalado, La
frío [...] Heláronse muchos hombres y caballos, pasando
Ollita es el paso por el que se accede más directamente
unas grandes sierras nevadas, donde también perdió su
hacia Copiapó, alcanzándose primero Iglesia Colorada/
fardaje” (1901 [1552]: 291). Agustín de Zárate airma:
Choliguín, que debió ser el lugar de refacción del grupo
de Almagro y los que le siguieron en su bajada de los
Grandes trabajos pasó Don Diego de Almagro y su gente
Andes, como lo plantearon otros colegas (Advis 1994; en la jornada de Chile […] y sobre todo, les hizo gran daño
Cervellino 1994; Niemeyer et al. 1997: 252) y hemos el demasiado frío que pasaron en el camino, así del aire tan
señalado en este artículo. helado, como después al pasar de unas sierras nevadas, donde
acaesció a un capitán que iba tras Don Diego de Almagro
Los actuales topónimos Comecaballos y Peñasco
[…] quedársele muchas personas y caballos helados […] que
de Diego mueven a comparaciones con hechos que cuando volvió […] halló en muchas partes algunos de los
señalan las fuentes coloniales inclinando hacia ellos las que murieron a la ida […] con los caballos de rienda también
posibilidades del paso de Almagro. Aunque probable- helados, y tan frescos y sin corrupción como si entonces
acabaran de morir; y así, fue gran parte de la sustentación
mente debiéramos plantearnos primero desde cuándo se
de la gente que venía los caballos que topaban helados en el
utilizan esas denominaciones geográicas y si responden camino y los comían (Zárate 1901 [1555]: 256).
a una antigua tradición local y las circunstancias de su
surgimiento, cuestión que puede no corresponderse con A su vez, Pedro Cieza de León airma “De esta tierra
el efectivo paso de Almagro. fue descubriendo Almagro hasta llegar a Chicuana [sic],
Lo que hemos señalado nos lleva a considerar las (1909 [1553]: cap. xciv):
fuentes que están en el origen de las propuestas de los
autores modernos sobre el lugar de paso de Almagro. […] Partido Almagro de aquella tierra […] Subiendo por
Nos encontramos con que las atribuidas a dos clérigos una quebrada […]; toparon un aposento pequeño donde se
alojó Almagro, vieron no muy lejos grandes sierras blancas
de la expedición de Almagro y por tanto testigos del
de la mucha nieve que tenían: […] Salió la guía con algunos
viaje, que reiere a acontecimientos de Perú hasta 1552 españoles delante, como dieron con la nieve, era tanta que
ad (Cristóbal de Molina –el chileno o el Almagrista– y ni se parecía camino ni roca ni otra cosa que su blancura,
Bartolomé de Segovia) dicen poco del pasaje de la cor- cayendo a la continua copos de ella. […] Pues, como partió
el adelantado anduvo aquel día muy gran trabajo hasta llegar
dillera de los Andes, aunque se enfatiza: “He apuntado
a unos tambillos, donde durmió, sintiendo bien el frío que
esto que vi con mis ojos y en que por mis pecados hacía; y creo me dijeron holgó allí un día […], prosiguió su
anduve”, describiendo que avanzan “por el camino real camino. El austro ventaba tan recio que ni sentían narices
168 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

a b

Cerro bajo

Límite de las
prospecciones

Montículo de piedras
lajas con materiales
modernos

Desplazamiento de
Hito piedras, conforman
una senda c
Concentración Piedra laja
de cerámica inka parada

Pirca conformada
por piedras laja
Hito

A Chile Camino vehicular A Barrancas


asfaltado blancas 15 m

Figura 10: a) croquis con las estructuras pircadas del sitio inca del paso de Pircas Negras; b) vista general del paso de Pircas Negras; c)
vista del sector de aproximación al paso por el lado argentino (¿“llanada” de la crónica?). Figure 10: aa) sketch of the dry-stone structures
at the Inca site of Paso de Pircas Negras; b) general view of Paso de Pircas Negras; c) view of the approach to the pass on the Argentine side
(“llanada” de la crónica?).

ni orejas, […], quemábanseles la nieve, de la cual caía tanta río Bermejo […] Dende algunos días llegaron a vista de las
que era cosa de espanto. De lo alto del puerto del valle de grandes sierras nevadas, […]; como mejor pudieron entraron
Copayapo había doce leguas, como otro día anduviesen en las nieves, […] Fue tan grande el frío que se murieron los
llegó a dormir ribera de un río en otro tambillo al pie de un más de los negros, y indios e indias; y los que se escaparon
alpe, otro día, […], anduvieron hasta que salieron de aquel fueron con los dedos comidos o ciegos de los ojos. […],
tormento […], los que atrás quedaron, […] como entraron en siendo pasados cuatro días, se hallaron fuera de las nieves,
las nieves mayor fue la fatiga, […]; comenzaron a se quedar dejando muertos los dos españoles y muchos indios e indias
muchos de los indios e indias y algunos negros y españoles y negros, y veinte y seis caballos con sus sillas y aderezos,
muertos. Comían algunos con hambre unos limos, que se muchas petacas y líos de ropa (1909 [1553]: cap. xcvi).
crían entre lagunas, leña para hacer lumbre no había otra
que estiércol de ovejas y unas raíces que sacaban debajo de
tierra11. […] Muriéronse treinta caballos, y muchos indios Finalmente, quienes venían aún más rezagados al man-
e indias y negros […] muchos de los indios vivos comían a do de Juan de Rada, “supieron cómo había los puertos
los muertos: los caballos, que de helados habían quedado, de nevados y cómo Ordóñez estaba en Copayapo. Topaban
buena gana los comían los españoles, mas si paraban a los
algunos negros e indios de los que habían quedado
desollar se vieran como ellos; […]; cuando venía la noche,
lo mejor que podían armaban sus tiendas entre tanta nieve cansados, veían estar muchos muertos que era lástima
como sobre ellos caía” (1909 [1553]: Cap. xciv). de los ver” (1909 [1553]: Cap. xcvii).
Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, cuyo hijo
En cuanto a las huestes que venían más atrás al mando murió ahogado en la expedición de Almagro, nos dice:
de Rodrigo Orgóñez, expresa:
fue muy conviniente invernar allí […] porque habiendo,
fueron a Chicuana [sic], […] Tenían noticias de los Alpes de como hay, desde aquella provincia [la de Chicoana] á la de
Chicuana [sic], caminaron hasta llegar a un río, que llaman Pocayapo cincuenta jornadas de despoblado, excepto tres o
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 169

cuatro poblezuelos de caribes […] Pues como el camino fué de cronistas y el contraste de las mismas con documen-
tan largo é los trabajos extremados y la falta de bastimento, tación de la época, logrando una obra amplia y bien
llegó este ejército al pié del puerto con los caballos muy
fatigados é los españoles muy desigurados y cansados, é considerada por la crítica. Sobre la cuestión que nos
como en el puerto había siete jornadas […] como por el ocupa reiere que:
frío é demasiados vientos […], adelantóse el capitán general
con veinte de a caballo, […], en tres días […], entró en la Don Diego de Almagro, […] se adelantó con una buena
dicha provincia […] Porque es no tan solamente espantosa tropa de caballos para pasar con diligencia los puertos […];
cosa pasar aquel puerto, mas aún acordarse dello los que llegado á los puertos, no se descubría sino altísima nieve y
lo vieron tornaba a renovar su temor […] En in, el mejor nevaba terriblemente: comenzólos a pasar, […] hasta llegar
librado perdió su hacienda é quedó sin servicio de indios é á unas casillas, adonde con gran frío pasaron la noche, […]
negros, que se les murieron, […] , y los que mejor les fué, y tras estos trabajos, hallaron que desde lo alto del puerto
perdieron sus caballos y ropas” (1901 [1557]: 223, 225, 226). había doce leguas al valle de Copayapo; pero esforzándose
lo que podían, otro día llegaron al valle (en total fueron tres
Pedro Mariño de Lobera expresó en su momento que: días para el cruce) […] el ejército (los que venían detrás) en
entrando por las nieves fue muy general la angustia; […] y si
“Poco después […] llegó allí el Adelantado con el ejército, se paraban se quedaban helados, […] era mayor la congoja
y […], fueron todos […] hasta otra provincia llamada de la noche, pues no había ningún abrigo; en in, murieron
Chihuana [sic]. […], y prosiguió su camino a otra pro- treinta caballos y muchos indios y negros arrimados á las
vincia llamada Quirequire. En esta descansó algunos rocas se les salía el alma, y la hambre llegó a tal extremo
que los indios vivos comían á los muertos; y los castellanos
días, […] fue prosiguiendo por sus jornadas hasta dar de buena gana comieran los caballos helados […] (Herrera
en una campaña desierta, aunque en medio de ella es- 1901 [1601-1615: 477).
taba un fuerte de dos tapias de alto” (Mariño de Lobera
2003 [1575-1576]: Libro Primero, cap. ii), avanzando Antonio de Herrera agrega que las huestes que más tarde
después hasta: “llegar al río [falta] que es muy famoso siguieron los pasos de Almagro por el mismo camino,
en los conines del reino de Tucumán”, arribando más esta vez con Rodrigo Orgóñez a la cabeza, luego de
adelante: […] a las faldas de una sierra, donde en cierto detenerse en Chacuana [sic] y saliendo de la misma:
lugar […] una carta colgada […]” que el Adelantado
hace leer a […] todo el campo para animarlos con la llegaron a un río, el cual llamaron río Bermejo, […] y desde
esperanza a proseguir su viaje y a sufrir con ánimo los algunos días descubrieron las sierras nevadas, que les causaron
espanto, temiendo el frío; […] animosamente entraron en
trabajos de un despoblado, que, según la carta les decía ellas, […] que aunque armaron los toldos, se murieron los
[…], es el mayor que se sabe, porque tiene de travesía más de los negros y los indios, y los que escaparon salieron
más de ciento y veinte leguas, donde los tres soldados ciegos ó con los dedos comidos. […] y cayó tanta nieve
se vieron en gran alicción de sed y hambre” (Mariño que aquel lugar fue su sepultura con sus negros é indios y
caballos. […] y tomando ánimo como mejor pudieron en
de Lobera 2003 [1575-1576]: Libro Primero, cap. iii). cuatro días salieron de aquel grandísimo peligro, dejando
muertos los dos referidos castellanos, muchos negros é
Fueron tales estímulos para los españoles las nuevas [de indios y veinte y seis caballos con sus sillas y aderezos […];
la carta] […] que […] se fueron entrando por lagrande y quedáronse muchas petacas de ropa, y casi todo el bagaje
fragosa cordillera […], donde al pasar un portezuelo […] […] (Herrera 1901 [1601-1615: 480).
descubrieron una llanada de dos leguas, por la cual corre
ordinariamente un viento tan furioso, helado y penetrante,
que pone a los pasajeros en riesgo de vida […] se partió luego Si bien, no agotamos con estas fuentes de cronistas
el Adelantado con cincuenta hombres de a caballo […], fue todas las versiones existentes sobre el paso de Almagro
tanta la diligencia con que el Adelantado y el escuadrón y tampoco nos adentramos en el análisis crítico sobre
fueron caminando, que a pocas (falta) por el gran valle de
las airmaciones de esa producción, nos parece que
Copiapó […] de algunas horas llegó el ejército (falta) el
mismo día no menos fatigado del rigor del camino, que lleno referirnos a las de Bartolomé de Segovia o Cristóbal
de compasión, por haberse muerto al pasar el páramo cinco de Molina despierta la conianza de protagonistas de
mil indios hombres y mujeres, de los que iban del Perú en la expedición y con esto nos acercamos mejor a lo que
su compañía y servicio, y también algunos negros esclavos
efectivamente pudo ocurrir. En este tipo de datos, más
de los españoles, y más de treinta españoles […]” (Mariño
de Lobera 2003 [1575-1576]: Libro Primero, cap. iv). allá de los que pueden ocurrir por apreciación, no ha-
bría errores intencionales movidos por determinados
Antonio de Herrera, autor de las denominadas Décadas intereses, máxime en una obra que se orienta a la crítica
y que no vino a América, se basa en las publicaciones del modo en que se realiza la conquista.
170 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

En esta crónica se dice que desde Chicoana a Copiapó Más allá de las imprecisiones de los dichos y de
hay casi 150 leguas. Según las diferentes estimaciones y cualquier cálculo que hagamos sobre estas bases, pueden
su transposición al sistema métrico podrían equivaler a estimarse guarismos de distancias recorridas y jornadas
unos 861 km, tomando la media para la legua del siglo para realizarlas que apuntan más al pasaje por los pasos
xvi entre 5572 y 5914 m; o bien de unos 1050 km si riojanos al oeste de Laguna Brava que por los pasos de
consideramos la media aproximada de la relación legua/ Catamarca, en especial el denominado San Francisco.
km de autores como Pollard –según nos parece unos 6,7 En este sentido, la enunciación de la distancia total
km por legua–, en Vitry 2007). Si bien, como distancia al puerto o paso que inalmente los llevaría al Copayapo
tiene el valor relativo o estimativo de un observador de entonces, con los despoblados que anuncian pasar,
como el clérigo autor del escrito, pudo signiicar a la vez hace más verosímil alcanzar la ciudad por el oeste rio-
una distancia con la que se manejaban en la expedición, jano, tal como se hace hasta hoy por los varios pasos
quizás sobre bases de estimación más ajustadas. que hay camino a Copiapó, más que por el paso de San
A su vez, en Molina está la mención de 13 jorna- Francisco, más alto y más distante de esta localidad.
das de despoblado y puerto para lograr el paso andino, Incluso, la distancia que marcan los cronistas del puerto
mientras que de este último a Copiapó se indica el a Copiapó, entre cinco y siete jornadas o bien unas 12
trajinar por 5 jornadas. leguas, se condice más con los pasos riojanos a que nos
Otros cronistas coinciden a grandes rasgos con referimos que con el catamarqueño de San Francisco.14
estas estimaciones, reiriéndose a leguas y jornadas. Ahora bien, que el paso elegido por la expedición
Cieza, por ejemplo, con sus 12 leguas desde lo alto del de Almagro haya sido el de Comecaballos nos parece
puerto que utilizan hasta alcanzar Copiapó, pasaje que una cuestión no resuelta. Por un lado, no hay evidencia
tardan cuatro días en realizar. Fernández de Oviedo arqueológica que lo conirme y por otro lado, las fuen-
da 50 jornadas despobladas de Chicoana a Copayapo tes describen el puerto utilizado como una zona llana,
y 7 jornadas en el puerto, aunque Almagro pasaría batida por los vientos –habitual en cada paso de esas
en 3. Mariño de Lobera airma que la travesía era de alturas–, lo que implica unas dos leguas de extensión.
120 leguas –si es que se refería a la que nos ocupa–. Este no es el caso de Comecaballos o de los otros pasos
Herrera (1901 [1601-1615]) explica que de la altura cercanos que pueden llevar a Copiapó (La Ollita y Peña
del paso había 12 leguas a Copiapó y que fueron 3 Negra por ejemplo), pues, después de la característica
jornadas las del cruce de Almagro y 4 las de quienes subida empinada “caen” en un corto trecho a quebradas
le siguieron más tarde. del lado chileno, con la única excepción del paso de
Sin entrar, como dijimos, al análisis y crítica his- Pircas Negras, que pareciera reunir las condiciones de
tórica de las fuentes, está claro que, sea por el acceso a “llanada” extensa, tal como propone Mariño de Lobera
los escritos de otros o sea por la coincidencia de testigos (2003 [1575-1576) –y podría colegirse que lo mismo
y otros testimonios, se aprecia un marco general de hace Molina–. Este paso reúne hasta hoy en su super-
similitudes con lo expuesto por Molina con respecto a icie vestigios de instalaciones inca de cierta amplitud
distancias y jornadas.12 en su supericie, considerando que se hallan en un sitio
Sobre esta base, las 50 jornadas de Fernández de de tránsito, aunque se encuentran muy deterioradas.15
Oviedo podríamos referirlas a las 120 a 150 leguas de Por otra parte, las alturas de los pasos riojanos
distancia entre Chicoana y Copayapo que proponen son menores a la del paso de San Francisco que tiene
los otros autores, con lo que nos daría una estimación poco más de 4700 msnm, contra unos 4500 msnm de
grosera de avance de 3 a 4 leguas diarias (unos 17 a 23 los primeros (con excepción de La Ollita)–.
km, o bien unos 20 a 27 km). Esta distancia es una po- Por lo tanto, tal como proponen los autores en
sibilidad del trajinar de las huestes y campo de Almagro general (seguir en Raino (1995) y en Vitry (2007) las
y guarda cierta verosimilitud, como la de las 5 jornadas menciones de los mismos y de sus propuestas), estimamos
o las 12 leguas que distan del puerto que pudieron haber que el pasaje de Almagro hacia Copiapó se hizo a través
tomado para alcanzar a Copiapó según Molina. Con esto de los Andes por La Rioja. No obstante, no creemos que
alcanzaríamos una distancia desde el paso de los Andes fuera por el paso de Comecaballos, dejando al mismo y
a Copiapó de unas 12 a 15 leguas (aproximadamente 69 a pasos vecinos como posibilidad de ese tránsito, hasta
a 86 km, o bien unos 80 a 100 km).13 que encontremos vestigios suicientes para contrastar
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 171

la hipótesis con respecto a algún paso en particular o a Luego, se halla la conspicua fortaleza de indígenas
pasos próximos entre sí. La envergadura de la expedición, locales o regionales, según las interpretaciones de las
según se indica en las crónicas, pudo hacer necesario fuentes, que debe tomarse por la fuerza (Mariño de
desplazarse por varios pasos o puertos o, tal como se Lobera 2003 [1575-1576]: libro primero, cap. ii: 4-5) y
los denomina en la jerga geológica y topográica, por que autores como Raino (1995) han identiicado con la
sus “desechos”.16 Watungasta catamarqueña. Con ésta se propone el punto
Vitry (2007) retomó recientemente el tema del de inlexión hacia el oeste y a los posibles puertos del
derrotero de Almagro en el noa contrastando posi- paso –Raino 1995: 40; 2004: 40–, no indicándose en
tivamente muchas de las localidades en el avance de las fuentes otras locaciones de cierta envergadura, más
Almagro en 1536 por el actual noa. Lo hizo con ayuda allá de la referida “Talombones” (Matienzo en Berberián
del conocimiento del terreno, el trabajo con los escritos 1987: 207) y de la interpretación que identiica El Shincal
de los autores modernos y el itinerario indicado por Juan con la mención de Matienzo sobre Londres (Matienzo
de Matienzo. El trabajo fue realizado principalmente en 1987 [1556]), la que sería otro punto en la progresión
las provincias de Salta y de Catamarca. Al acercarse a la de Almagro hacia Copiapó.
provincia de La Rioja y a la posibilidad del paso de los Las fuentes no mencionan funcionarios incas
Andes por el oeste de la misma, la propuesta del autor preexistentes al paso de Almagro por el noa. Sí lo hacen
debió soportar la imprecisión respecto a la geografía con respecto al norte chico y área central chilena. Surge
del área y la infraestructura inca, producto de su menor entonces la pregunta sobre cómo contrastar la existencia
conocimiento y el de los otros autores citados. en ese momento, o en el pasado inmediato, de tal estatus
Justamente, una tarea pendiente consiste en en el noroeste de nuestro país, dadas las menciones
complememtar lo que sabemos sobre el o los Caminos hechas sobre el país vecino, las que deberían tener su
Incas utilizados en el avance hispánico, facilitados se- correlato en el nuestro. En todo caso estas referencias
guramente en su transitar por la ayuda de Paullu y sus parecen constreñidas, en relación a este primer ingreso
colaboradores, con el uso que pudo hacerse del resto hispano y según las crónicas que consultamos, a los
de la infraestructura, coasociada al mismo, por ejemplo dichos de Mariño de Lobera (2003 [1575-1576])18 y de
los tambos, así como la escala de esas construcciones Fernández de Oviedo19 (1901 [1557]).20
en relación con la envergadura de las huestes, personal Con este panorama, los establecimientos incas que
de servicio, yanaconas, indígenas y negros, así como de siguen hacia el oeste son de menor escala, con la excepción
los elementos del campo de Almagro. del correspondiente a Laguna Brava de entidad media21,
Más allá de las reiteradas menciones de “des- hasta alcanzar las quebradas y pasos propiamente hacia
poblados” o de poblados menores en las crónicas, a Copiapó, con estructuras menores, claramente incas en
partir de Chicoana, Chicuana, Chihuana o Chacuana, su patrón arquitectónico o modiicadas por esta arqui-
como es citada en esos escritos y donde quiera que tectura, aprovechando bases indígenas locales/regionales
estuviese localizada en Salta, o incluso de la también de instalación estacional previa (ig. 11).
mencionada por Mariño de Lobera –y por otros–, Los últimos kilómetros hacia el oeste en dirección a
Quirequire –o Quire Quire– (2003 [1575-1576]: libro los pasos ofrecen un paisaje de altura que se caracteriza
primero, cap. ii: 4), puede deducirse que, al menos por los “despoblados” descritos por los cronistas, donde
aquella si efectivamente son dos distintas, debió reu- la presencia humana y bastimentos a disposición serían
nir escala suiciente en sus recursos e infraestructura a una escala muy menor. Se halla arquitectura pircada
como para ser nombrada por todos y soportar las tres de pocos metros de supericie que pudiera estar bajo
principales oleadas de los conquistadores, como las cobertura, siendo excepcionalmente apta para albergar
mismas fuentes lo señalan. Quedan para más al sur la personas, animales y bastimentos de la envergadura de
relación que apunta a escalas menores, aunque allí se la expedición de Almagro, aun cuando avanzara por
halle el imponente El Shincal de Quimivil, utilizado contingentes separados en espacio y tiempo. Quizás
probablemente en el avance, de la posterior localidad el único aspecto que no coincide con las referencias
de Londres en Catamarca, con más de 70.000 m² de de los cronistas es la ausencia de mención acerca de la
supericie ocupada por recintos (Raino 2004: 29), área proliferación de vicuñas, aunque se hable de las deyec-
pasible de haber estado bajo cubierta.17 ciones de las “ovejas” como posibilidad de lumbre.22
172 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 11: a) vista general de Laguna Brava; b) imagen con un sector del tambo de Laguna Brava. Figure 11: a) general view of Lagu-
na Brava; b) photo of part of the Laguna Brava tambo.
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 173

Con alta probabilidad, una de las razones de la profusa de los materiales y la adscripción cronológica, tanto la
presencia de parapetos de caza, poblados de esta índole relativa a la caracterización tecnológica y de los tipos
y de instalaciones inca sobre los mismos o de impronta de artefactos (como los cerámicos) como la derivada
propia, fuera el manejo de estos animales por su estimado de los análisis por C14 y tl, entre otros.
pelo para textiles y otras posibilidades económicas.23 Hay profusión de hallazgos de época inca, varios
Nuestras prospecciones en el área de Laguna Brava de ellos de envergadura en términos de escala relativa
y hacia el oeste, así como las que realizamos en el área del para establecimientos de altura, como la presencia de
Parque Nacional San Guillermo en San Juan, colindante sitios de épocas anteriores y posteriores a la dominación
por el sur, demuestran la proliferación de estructuras inca. Los sitios están representados por la reutilización
de época inca y anterior. Respecto de la organización de las locaciones o la instalación de otras nuevas para uso
estatal, esto implica claramente un patrón de instalacio- de arrieros y viajeros desde la época colonial hispana,
nes que bordean lagunas y salinas, lanquean quebradas con fuerte incidencia del tránsito de arreos de vacunos
con cursos de agua más o menos activos y se ubican, y equinos en época republicana, sobre todo a partir de
asimismo, en la desembocadura de las mismos en los la segunda mitad del siglo xix y primer tercio del xx.
colectores regionales. Esto sin contar las instalaciones En este contexto, no pueden faltar las referencias
relacionadas con el culto, por ejemplo aquellas ubicadas a fuentes bibliográicas y los contrastes documentales
en los cerros, entre otras.24 con el registro arqueológico, tanto de archivos como de
Para la cuestión que nos ocupa, solo señalamos aportes derivados del trabajo crítico sobre escritos de
algunas instalaciones claramente inca, de escala o cronistas, clérigos y soldados de los primeros tiempos
rango medio para el área. Entre ellas, la denominada de la dominación hispana, entre otros.
Laguna Brava, en el extremo noreste de la Laguna, la de A partir de la doble vertiente metodológica de
Conluencia, ubicada en la desembocadura del arroyo la arqueología y la historia concentramos inalmente
o río de la Peña Negra en el Río Blanco, con una matriz nuestro interés en lo atinente a la expedición de Diego
arquitectónica intermedia entre lo local y lo introduci- de Almagro y su tránsito por los pasos cordilleranos de
do. Aquí hallamos alfarería colonial de los tiempos de los Andes en el Noroeste Argentino en 1536, con destino
Almagro. Cerca de esta instalación existe un tambo de trasandino inicial en el Copayapo de entonces. Estimamos
regular envergadura, ubicado en la quebrada del arroyo que nuestra contribución avanza los estudios al respecto.
o río de Las Pailas, en el sector limítrofe con la provincia Dejamos para otra ocasión la labor de profundiza-
de San Juan, curso que desemboca en el Blanco. ción y conclusiones de nuestros estudios sobre dominio
inca y poblaciones locales en el sector analizado, con-
centrándonos en aquellos que atañen al primer paso
CONCLUSIONES hispánico a través de los Andes del Noroeste Argentino.
No obstante, queda claro que esos estudios facilitaron el
Nuestro interés sobre investigaciones cientíicas de que nos ocupa ahora pues, por primera vez, proceden
arqueología e historia regionales atinentes a los desa- al registro arqueológico del conjunto de quebradas y
rrollos de las poblaciones locales y la incidencia inca, pasos que facilitan el acceso trasandino en la porción
permitió avanzar sustancialmente en el conocimiento del actual territorio argentino que abordamos. Este
de las instalaciones preexistentes y las de la organiza- conocimiento implica un claro avance y, en particular,
ción estatal, en una amplia franja territorial. En el caso contribuye a las hipótesis que puedan plantearse sobre
riojano, dicha extensión va desde la Laguna Brava a la el tránsito de Almagro. Podemos ahora contrastar este
cordillera de los Andes, entre el límite con el Parque derrotero posible con la comprensión propia de la ex-
Nacional San Guillermo del noroeste de San Juan por el periencia en terreno, situación que no detentan quienes
sur y la latitud del cerro Pissis por el norte, en el límite nos precedieron con sus propuestas acerca de los pasos
de la Rioja con Catamarca. que pudo utilizar Almagro y compañía.
En la actualidad, hemos reconocido numerosos Desestimado el derrotero por el paso de San
sitios arqueológicos del sector, su relevamiento, pla- Francisco en Catamarca, acentuamos esta premisa con
nimetría y prospección intensiva. Contamos con los el apoyo de la la descripción del licenciado Matienzo,
resultados de la excavación de varios de ellos, el estudio la fuente sobre vialidad inca más pormenorizada de
174 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

la época colonial hispana inicial. La enumeración de En lo fáctico no huelga la presencia de Paullu,


tambos y su relación con el Camino Inca que los une, le pues al prestigio de la panaca gobernante inca sumaría
llevó a sumar a su enumeración de instalaciones hasta el saber, propio o por asesores, sobre poblaciones y
los “Talombones” y cercanías, la mención de que hacia territorios, sobre su organización e infraestructura. Por
el oeste está la cordillera “de Almagro” y, sobre todo, la ello, éste podría indicar con bastante precisión, incluso
orientación de la vialidad, en esa progresión occidental, para la nueva logística que afrontaba desde su conoci-
hacia la Londres de entonces, El Shincal inca. Todo ello miento vernáculo, itinerarios, albergues, despensas y
basado en el conocimiento de los caminos de entonces pasos más aptos para la realidad de la organización de
por el Noroeste Argentino y de la experiencia por los campo de Almagro.
mismos de Diego de Almagro y Diego de Rojas. Dicha Con estas bases repasamos las crónicas, cuyo análisis
información no hace plausible que Almagro y su campo nos permite atender verosímilmente expresiones como
virara de este notable establecimiento inca –un “nuevo las de la extensa “llanada”, que se ajusta más al paso de
Cuzco”– hacia el pasaje de San Francisco al noroeste, Pircas Negras o las que interpretamos reieren al tránsito
reforzando nuestra hipótesis del paso por el occidente por más de un paso, lo que es posible habida cuenta de
andino riojano, en la latitud del Copayapo indígena. la existencia de los “desechos” de los mismos, la cercanía
Dicho esto, la progresión nos lleva al área de Laguna entre ellos y la posibilidad de unirlos pasando de una
Brava y al occidente de la misma, enfrentándonos con quebrada a otra en cercanías de sus nacientes.
los pasos andinos de la actual cordillera en el límite Si bien, la expresión moderna Comecaballos es
internacional, ubicados a lo largo de unos 30 km en sugerente para un paso, una quebrada y un arroyo en
línea recta, distancia que media entre los pasos de Pircas relación con el contexto del relato de las crónica, y que
Negras en el norte y La Ollita en el sur. El Adelantado, su tránsito hasta ponernos en la “bajada” trasandina
sus acompañantes y pertrechos con alta probabilidad implique una veintena de kilómetros desde la desem-
pasaron por esta fracción. bocadura en el río Salado, razón por la cual no resulta
Todos los pasos fueron reconocidos por nosotros, excesivamente penoso, esto no es suiciente para con-
denotando sus instalaciones de altura y de los trayectos trastar positivamente la hipótesis que lo sustenta como
por las quebradas de acceso a los mismos. Los itinerarios principal en el itinerario de Almagro. Hasta donde
fueron posibles siguiendo en sentido inverso el curso de sabemos no hay precisión sobre la época y origen del
arroyos y ríos de distinta envergadura, generalmente de nombre. Podría argumentarse que otros pasos tienen
nombre homónimo con el paso, que luyen a colectores una denominación que aludiría a la expedición, por
como los ríos Salado y Blanco, o como en el caso del ejemplo “Peñasco de Diego”, ubicado en las cercanías
propio arroyo Peña Negra, aluente del Blanco. del paso de Pircas Negras.25
Son paisajes puneños y altoandinos con lagunas, Por otra parte, si nos atenemos a la infraestructura
salinas y mayor o menor profusión y extensión de vegas, inca preexistente en el camino y en las instalaciones
lo que constituye un sustrato relevante en la sustenta- asociadas, las que debieron jugar el papel logístico que
ción de lora y fauna característica y base importante presumimos, Comecaballos cuenta en rigor y según
para la logística necesaria del tránsito a los pasos. El nuestro registro solo con la elemental y no de enver-
ganado montado y arreo dependen de esas condiciones gadura. Estas se desarrollaron en base a instalaciones
para sobrevivir en un área con condiciones extremas, anteriores, sin que el propio paso cuente con evidencias
particularmente si se trata de soportar cargas de en- de arquitectura. En efecto, no presentan hasta hoy los
vergadura en lapsos muy acotados, como las propias montículos que hemos reconocido materiales que aludan
de centenares a miles de personas en tránsito, con sus a ese momento. Con las excavaciones arqueológicas
bagajes y ganados, entre otros. solo pudimos determinar evidencia antropológica en
Por lo tanto, no es de dudar que el paso de Almagro uno, referida a huesos humanos, que datamos hacia la
fuera difícil y que, en buena medida, soportara vicisitudes vii/ix centuria de la Era, con lo que se denota el uso
del tenor de las que los cronistas describen, más allá de del paso por indígenas y no da cuenta del episodio
la exactitud que las descripciones pudieran conllevar en colonial del siglo xvi.
relación con los hechos o de las semblanzas heroicas que Si bien no podemos descartar la hipótesis del
la literatura de la época acostumbrara narrar. tránsito de Almagro por el paso de Comecaballos, tam-
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 175

Figura 12. Estructura pircada, con toda probabilidad de época incaica y de índole ceremonial, sita en la margen sur de una laguna del
sector del paso de La Ollita. Figure 12. Dry-stone structure, most likely from the Inca Period and used for ceremonial purposes, at a site
on the shore of a lake in the area of Paso de la Ollita.

poco podemos sustentarla con evidencia arqueológica, se remontaría al siglo xvi según datación tl. En los
quedando para nosotros como una posibilidad más en grabados de una roca de la margen derecha del arroyo
las conjeturas, más aun cuando carece de suiciente Peña Negra reconocemos cruces que estimamos serían
contraste con la evidencia que pudiera aportar el registro más propias de la época colonial que de la acción de
de la banda occidental de los Andes. arrieros del siglo xix o posteriores.
Justamente, el registro de la evidencia inca por Por lo tanto, sostenemos la hipótesis de que el
ambas bandas cordilleranas muestra el mayor énfasis de avance almagrista se habría realizado por los pasos
instalaciones de esta época y anteriores, aún de relictos de La Ollita/Peña Negra, aunque no desconocemos
de vialidad, a partir del nodo que conforma el tambo las otras alternativas de Comecaballos, Pircas Negras
de Conluencia, en la zona de unión del arroyo de Peña y sus correspondientes desechos. Sustentan esta hi-
Negra con el río Blanco, lugar del tránsito hacia el cor- pótesis, entre las más importantes consideraciones: la
dón limítrofe del cerro El Potro y, más relevante en el sucesión de vegas y de establecimientos relacionados
contexto que nos ocupa, del inicio, desde el cercano Río con las mismas, de envergadura relativa a su escala al-
Salado, del itinerario por la quebrada de Peña Negra, toandina, pero que destaca en el concierto de los pasos
con la posibilidad de alcanzar el paso homónimo, su tratados aquí; la existencia de infraestructura al pie o
desecho y el paso de La Ollita, que están en el origen en los mismos pasos por ambas bandas cordilleranas;
del camino trasandino más directo a Iglesia Colorada/ y el reconocimiento de la antigua vía empedrada en la
Choliguín y Copayapo. vertiente occidental de La Ollita, la vía más directa a
De acuerdo a nuestro registro de los establecimientos Copiapó a través de los Andes.
del área, solo en el Ttambo de Conluencia reconocimos Seguiremos trabajando sobre estas alternativas
cerámica de manufactura según canon europeo, la que procurando la evidencia arqueológica que pudiere
176 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

despejar las incógnitas y resolver un problema que, si desventaja de que en ocasiones sus guarismos cronológicos
bien es de importancia relativa, adquiere mayor signii- absolutos pueden no corresponderse con resultados que los
cación en cuanto al decurso de nuestras investigaciones ubiquen en el período esperado.
4
El resultado proporcionado por latyr fue “Moderno”
sobre lo inca y las poblaciones locales de los Desarrollos
que signiica por convención (Stuiver & Polach 1977) cual-
Regionales. Este es uno de los casos en que con mayor quier edad comprendida entre 0 y 200 años radiocarbónicos.
fuerza puede decirse que, si utilizamos el aforismo 5
La cruz puede tomarse, si fuera de la época en que
de que una dominación pavimentó el camino de la ubicamos hipotéticamente esa parte de los grabados, como
siguiente, la impronta inca que bien manejarían Paullu un ícono hispánico de protección en los espacios de trán-
y su grupo sirvió de base para el desplazamiento del sito –máxime con las características de los que estamos re-
primer ingreso hispánico mancomunado al Noroeste iriendo–, como se ha postulado en determinado sentido,
para ámbitos de Europa: “La cruz como igura geométrica
Argentino. No dudamos que este movimiento alcanzó
aparece con frecuencia en las construcciones arquitectónicas
la actual provincia argentina de La Rioja y sus pasos
religiosas; sin embargo, también es motivo representado en
cordilleranos de los Andes. lugares no especíicamente religiosos, como en los caminos,
los puentes y en los ambientes domésticos, donde surge de
RECONOCIMIENTOS A las instituciones a las que pertenecemos forma espontánea representada por devotos con medios,
(conicet, uncuyo, unlar) y las que sostuvieron estos trabajos muchas veces, precarios, porque aunque en ocasiones su re-
(anpcyt y conicet). Agradecer puede conllevar la ingratitud presentación toma un rango de oicialidad, también en otras
de las limitaciones de recordar, por lo que tratamos de evitarla es una expresión de carácter íntimo y personal pero que, en
con una referencia general de reconocimiento a los miembros de cualquier caso, se hace público. Por último, aparece en las
nuestro equipo de investigaciones, como asimismo nos es también plantas de los ediicios y en los trazados urbanos, como for-
grato referirnos a la predisposición positiva y los apoyos institu- ma que se imagina o se visiona solo desde los documentos
cionales necesarios de las autoridades nacionales y provinciales gráicos más elaborados: los planos” (Sánchez 2010: 18).
que permitieron las labores, al igual que las múltiples ayudas que 6
Como sucede prácticamente en todos los pasos o puer-
recibimos de la comunidad de sectores próximos a las áreas de tos que tratamos, sus aledaños, “desechos” en la denomina-
estudio. Reconocemos igualmente la labor de los editores y de los ción topográica, admiten tránsito hacia y desde la vertiente
evaluadores de nuestra contribución. occidental andina. Además de la hoyada referida, hay otras
posibilidades de paso por alturas cercanas, a las que accede-
mos por rumbos próximos, aunque esto implica aumentar
NOTAS los kilómetros de recorrido. Igualmente, puede accederse
por las alturas a los otros pasos como el de Peña Negra y
¹ Denominación de las alternativas de pasos cordillera- Comecaballos, tal como nosotros lo hicimos.
7
nos conexos a uno principal que tiene nombre propio. En otra oportunidad dedicaremos tiempo y espacio
² En la actualidad, algunas estimaciones arrojan la cifra a tratar varias de las enunciaciones del autor en ese y otros
de 16 animales por km2 para San Guillermo y probablemente escritos –v.g., Bárcena 1995– sobre localizaciones de sitios y
menos de la mitad para Laguna Brava. A diferencia de las pasos incas que no concuerdan con registros previos y con
diicultades logísticas que afrontábamos hace años para ac- los nuestros provenientes de constataciones de campo.
8
ceder al paso de Comecaballos, la acción gubernamental es- Hemos subido el paso en varias oportunidades compro-
tatal de la Provincia de La Rioja llevó en el último tiempo a bando que puede acumular nieve en fechas tempranas con
abrir y mantener anualmente, por esa conmemoración, una respecto a otros pasos, tal como sucede a principios de marzo.
huella para tránsito de vehículos. A través de ella se alcanza Al mismo tiempo, hemos registrando la posibilidad de utili-
con cierta facilidad el límite con Chile. zar varios pasajes a la vertiente occidental andina en la zona
2
Hans Niemeyer (1986: 201-202), quien registra una de La Ollita, algunos sobrepasan incluso los 4800 msnm.
9
intensa actividad de prospección arqueológica en la cuenca Sus prospecciones de altura le permitieron llegar en la
alta del Copiapó, tampoco menciona haber accedido al paso mayoría de los pasos de que trata hasta el límite de nuestras
de Comecaballos. naciones, Argentina y Chile. En el caso de La Ollita pudo
3
Como se aprecia, la tabla 1 reiere resultados tl sobre divisar el lado argentino, apreciando “[...] vegas bien desa-
tiestos hallados en los diferentes sitios estudiados. Estos pue- rrolladas [...]” (Niemeyer 1986: 199). Esta airmación coin-
den no concordar con la cronología absoluta de los inter- cide plenamente con nuestra experiencia de terreno, por la
valos establecidos para sus tipologías. Como hemos referido cual, además de lo que puede visualizarse vía imágenes sa-
en otras contribuciones (v.g.: Bárcena 1998) los resultados tl telitales, comprobamos extensas vegas en relación con los
tienen, a nuestro juicio, la ventaja de ordenar relativamente ríos y arroyos que venimos mencionando, en especial en el
la sucesión de las cocciones cerámicas de los tipos, con la trayecto Peñas Negras/La Ollita. Esta situación permitiría
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 177

asegurar mejores condiciones logísticas para el ganado, tanto timonios, documentos y crónicas que le preceden sobre el
en el primer paso colonial como en los posteriores, particu- tema. Airma que el paso fue por “puertos” o por “dos puer-
larmente en la época de los referidos arreos, sin olvidar el tos”: “Pues todavía se hallaría en Copayapo Rodrigo Orgó-
sustrato especíico para la supervivencia de los miles de ca- ñez respeto [sic] del tiempo que por dos puertos había que
mélidos del sector. pasó”, “ordenándoles que una vez entrados en los puertos”
10
Como expresamos, hay coincidencia en su papel de leal (Herrera 1901 [1601-1615]: 485). Vitry (2007: 13) adhiere a
a la empresa. La crónica de su compañero de viaje, el clérigo la postura de Cervellino (1994) en relación a que la logís-
Bartolomé de Segovia o Cristóbal de Molina, dice: “Y es de tica de una movilización de la magnitud de la de Almagro
saber que aquel Paulo Inga, hermano del Inga, era un indio implicaría el uso de dos pasos: Comecaballos y el de Pircas
muy discreto y sabio y de mucho tono; fue con Almagro a las Negras distantes unos 13 km. En su igura 4, Vitry (2007:
provincias y descubrimiento de Chile y pasó muchos trabajos 12) ubica el paso de Pircas Negras al sur de Comecaballos,
en el viaje y sufriólos con buen ánimo; y, vuelto al Cuzco, le cuando en realidad está al norte. Posiblemente se produjo la
dieron las casas de Huáscar en que viviese, que eran las más confusión con el paso de Peña Negra, que tiene una posición
principales casas del Cuzco” (Molina 1968 [1552]: 80-81). cercana y más austral que el de Comecaballos. Por nuestra
11
Posiblemente se trate del “cuerno de cabra”, una espe- parte, sostenemos que, cualquiera fuera el paso utilizado, la
cie de Adesmia (“acerillo”) como la Adesmia subterránea o envergadura de la expedición supuso desplegar integrantes
similares. y bagaje de la expedición por los “desechos” de esos pasos o
12
Sobre la concepción hispana del espacio en los escritos por pasos colindantes, más que por dos puertos que distan
de cronistas y con respecto a estas situaciones particulares varios kilómetros entre sí. Recientemente hemos unido, con
de los dichos, tradición oral y referencias escritas de los pri- cierta facilidad, los pasos de La Ollita y de Peña Negra avan-
meros pasos de los Andes por los españoles, ver Vega (2011: zando longitudinalmente de uno a otro por alturas interme-
12), quien rememora alertar sobre el uso no crítico de estos dias y quedando al pie de los mismos en el trayecto inal de
escritos como reservorios de datos. las quebradas que permiten el ascenso por el último tramo
13
No obstante, debe considerarse en las fuentes que al- transversal a Chile.
17
gunas referencias del arribo de Almagro o de quienes le si- Llama la atención que no se haya reparado suiciente-
guieron por el o los pasos, en realidad apuntan al cruce y al mente en un dato de Juan de Matienzo que reiere el itinera-
primer lugar de refacción de las huestes en Chile, que debió rio por el Camino del Inca y los tambos asociados en el noa.
ser, como en algún caso se dice expresamente, valle arriba de Según él, esta es la ruta que con toda probabilidad siguió
Copayapo, más precisamente y como se propone moderna- Almagro en esta parte de su itinerario, tal como lo hizo más
mente, en la actual Iglesia Colorada, Choliguín de entonces. tarde Diego de Rojas –Levillier 1943–, virando éste hacia el
14
Una estimación grosera que una en línea recta las ubi- río de la Plata y el otro hacia la cordillera de los Andes. Jus-
caciones sobre imagen satelital Google, muestra que Copia- tamente ese dato de Matienzo, a partir de “los Talombones
pó dista unos 195 km del Paso de San Francisco en la actual [sic], pueblo de indios” y de “los Tambos de la Ciénaga”, “se
Catamarca y unos 130 km de los Pasos de Pircas Negras y de aparta el camino del inga para la cibdad de Londres, y de allí
Comecaballos en La Rioja. para Chili, por la cordillera de Almagro, que dicen, sobre la
15
La “amplitud” a la que nos referimos surge de la con- mano derecha; y sobre la izquierda se toma el camino para
sideración de escala relativa con respecto a la infraestructura Cañete y Santiago del Estero” (Matienzo 1987 [1556]: 207-
existente en los pasos propiamente dichos –máxima altura–, 208). Con ello queda claro que, tan temprano como en 1566
como es la prácticamente inexistente de Comecaballos, la (1536 paso de Almagro, 1543 pasaje de Rojas), ya se llamaba
reducida de Peña Negra o la apreciable al pie del paso de La cordillera de Almagro a la parte de la cordillera de los Andes
Ollita. Si es por llamar la atención, por ejemplo, desde lo que al oeste de Londres –fundada esta en 1558– y que por aquí
podría ser más un aspecto ceremonial, votivo que, de infraes- el Camino del Inca tenía dirección occidental, como señalan
tructura netamente utilitaria, destaca entre los pasos primero los autores modernos (v.g., Raino 2004; Vitry 2007). Pen-
La Ollita con su posible ushnu –y más abajo su conspicuo tam- samos que el itinerario a Copiapó, una vez llegados a Lon-
bo- y Pircas Negras, con lo que parece ser un trazo de camino dres (El Shincal), sigue el rumbo al occidente del Camino
indicado por piedras y estructuras aledañas. Pircas Negras es Inca y no prueba la posibilidad de avanzar al noroeste por
el único sector de paso donde puede compararse la relativa otro Camino Inca para alcanzar el paso de San Francisco. Es
“llanada” de aproximación de unos 10 km de extensión, desde claro para nosotros que el rumbo que tomarían es directo
el paso a la caída a la quebrada del Río Salado, con la mención hacia occidente y a los pasos entre La Ollita y Pircas Negras/
por parte de la crónica hispana de la “llanada” de la diicultad peñasco de Diego.
18
logística, indicada como transpuesta en sentido inverso. Mariño de Lobera (2003 [1575-1576]: Cap. I, v: 2, 9)
16
Si nuestra interpretación es correcta y se trata solo pudo haber agregado el dato con base en su conocimiento
del pasaje último de los Andes hacia Copiapó, Antonio de de Chile por haber ingresado en 1551 e integrado las huestes
Herrera, tal como el mismo señala, sigue en su escrito tes- de Pedro de Valdivia en sus luchas del sur, prosiguiendo su
178 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

colaboración con gobernadores sucesivos, para trasladarse a –Reserva Provincial de Vicuñas y Protección del Ecosistema
Perú después de 1575. de Laguna Brava– en la parte de La Rioja a que nos referimos,
19
Fernández de Oviedo relata que, “é habían escripto al son un reservorio importante de Vicugna vicugna, estimán-
adelantado que se adelantaban seguros con un indio orejón dose su número en varios miles, como ya hemos adelantado.
24
del Cuzco, á cuya subjeción estaba la dicha provincia de Po- A las construcciones pircadas y otros hallazgos de altu-
cayapo” (1901 [1557]: Cap. iv: 227). ra, señaladas por colegas en lugares prominentes de los cerros
20
Cieza de León (1909 [1553]: iii Parte, cap. xcv) ex- del área (Veladero, Don Mario, Don Nicolás, Pilar, Morado,
presa que: “Partió Almagro descubriendo, llegó al valle de entre otros; Beorchia Nigris 1985, 2001; Ceruti 2003; entre
Coquimbo, donde había grandes aposentos de los incas”, otros), sumamos algunas reconocidas por nosotros en torno a
con lo que se reirma para esa época la envergadura de la lagunas, como la construcción de base rectangular pircada por
instalación inca del Norte Chico y la relevancia política muro de doble hilera de piedras, sita en la ribera sur de una
que pudo tener la sujeción del sector. Esta información es gran laguna ubicada al sureste del Paso de La Ollita (ig. 12).
25
consistente con lo manifestado por los otros cronistas y con Seguramente pueda seguirse en documentación de ar-
las comprobaciones arqueológicas en cuanto a su eviden- chivo las épocas del uso de la denominación Comecaballos
cia material. Del mismo modo, por los años en que escribe para el Paso y llegarse a certezas sobre el apelativo. Sin un
Cieza, en 1558 Bibar inaliza su obra de relación sobre los esfuerzo de indagación especial, sabemos que el derrotero de
sucesos del Reino de Chile a partir de la conquista empren- una parte menor de las fuerzas del General San Martín en su
dida por Pedro de Valdivia, quien llega por el despoblado avance sobre Copiapó, se hizo por el Paso de Comecaballos,
de Atacama a Copayapo en 1540. Si bien Bibar no es de la al que llaman así en el plan de campaña de principios del
partida, pues llega más tarde a Chile, releja muchos de los siglo xix (v.g.: Bertling 1917: 40 –Come-Caballos–) y que, al
acontecimientos de esa época y reiere detalles signiicati- menos en cuanto a la denominación, ya estaba en uso a ines
vos respecto del tema que nos ocupa, por ejemplo su alu- del xix, aunque usada generalmente como Come Caballos
sión a que “entendiola porque habían tratado con indios (v.g.: Espinoza 1897: 111, 112).
del Cuzco porque tenían las diez y ocho leguas del valle de
Copiapó un pueblo, como habemos dicho, de indios del
Cuzco y, como con ellos trataban, entendía la lengua este REFERENCIAS
capitán y otros muchos” (1966 [1558]: Cap. xiii: 21). Por
otro lado, se menciona “los tambillos del Inga” “que cierran Advis, P., 1994. Noticias de cronistas e historiadores sobre la
por el sur el perímetro del poblado” (Niemeyer et al. 1997: travesía de los Andes realizada por la hueste de Almagro
253; reiriéndose a Copayapo). Estos últimos autores traen a durante la Jornada de Chile. Boletín del Museo Regional
colación las observaciones de Advis (1994) y de Cervellino de Atacama 4: 103-127. Copiapó.
(1994) según las cuales Almagro habría accedido primero Bárcena, J., 1998. Arqueología de Mendoza. Las dataciones
en la bajada a Chile a Iglesia Colorada –punto que en rigor absolutas y sus alcances. Serie Manuales 19. Mendoza:
sería Choliguín y que las fuentes tempranas no registraron Universidad Nacional de Cuyo.
como tal– buscando pertrechos para auxiliar su campo, y no Bárcena, J., 2007. Avances 2005-2007 sobre arqueología
a Copayapo propiamente dicho (Niemeyer et al. 1997: 252). y etnohistoria de la dominación inka del centro oeste
La información es respaldada, además, por la lectura atenta argentino: arquitectura y vialidad en La Rioja, San Juan
de las crónicas que enlazan el paso y primer contacto de la y Mendoza. Pacarina ii: 493-499. Jujuy.
hueste almagrista con un área y población que se colige está Bárcena, J., 2015. Investigaciones en los pasos cordilleranos de
valle arriba y antecede a la de Copayapo propiamente dicha, La Rioja y San Juan: sitios inka de Comecaballos, La Ollita
como ya hemos expresado anteriormente. y Santa Rosa. Arqueología, patrimonio cultural y minería.
21
Considerando lo que podríamos llamar el “tambo” pro- Xama Serie Monografías 5: 199-232. incihusa-conicet.
piamente dicho del noreste de la Laguna con rpc, estructura Beorchia Nigris, A., 1987. El enigma de los santuarios indí-
alargada pircada de base del tipo kallanka y similar dividida genas de alta montaña. San Juan: Universidad Nacional
por bases de muros transversales, entre otras, estimando asi- de San Juan.
mismo la relativa envergadura por las estructuras de carácter Beorchia Nigris, A., 2001. La saga del Veladero. En Arqueolo-
ceremonial con las del cerro Don Mario, entre otras (rele- gía de alta montaña, A. Beorchia Nigris, Ed., pp. 213-230.
vamientos y observaciones de Bárcena (1998, 2007, 2015), San Juan: ciadam.
Beorchia Nigris (1987, 2001), Ceruti (2003), entre otros). Bertling, H., 1917. Estudio sobre el paso de la Cordillera de los
22
“Leña para hacer lumbre no había otra que estiércol de Andes efectuado por el Jeneral San Martín en los meses de
ovejas y unas raíces que sacaban debajo de tierra” (Cieza de enero y febrero de 1817 (campaña de Chacabuco). Santiago:
León (1909 [1553]: Cap. xcv). Talleres del Estado Mayor General.
23
Hoy el cercano Parque Nacional San Guillermo en el Ceruti, C., 2003. Santuarios de altura en la Región de la
noroeste de San Juan y la Reserva Provincial Laguna Brava Laguna Brava (Provincia de La Rioja, Noroeste Argen-
Los pasos andinos de La Rioja (Argentina) / J. Roberto Bárcena 179

tino). Informe de prospección preliminar. Chungara 35 Raffino, R., 2004. El descubrimiento. Diego de Almagro y la
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BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
Vol. 22, Nº 2, 2017, pp. 181-198, Santiago de Chile
ISSN 0716-1530

EL QHAPAQ ÑAN EN FAMATINA (LA RIOJA-ARGENTINA):


RITUALIDAD Y MANIFESTACIONES SAGRADAS INKAS EN
UNA WAK’A INTERREGIONAL AL SUR DEL KOLLASUYU
QHAPAQ ÑAN IN FAMATINA (LA RIOJA-ARGENTINA): RITUALITY AND
SACRED INKA EXPRESSIONS IN AN INTERREGIONAL WAK’A IN
SOUTHERN KOLLASUYU

SERGIO MARTINA

En el presente artículo discutimos la idea de considerar a la INTRODUCCIÓN


Sierra de Famatina como una wak’a de alcance interregional.
Las prospecciones sistemáticas del Qhapaq Ñan sobre estos
paisajes incaicos, contraponiéndose a una visión clásica emi- La sierra de Famatina ubicada al noroeste de la Provincia
nentemente material y economicista, están redeiniendo el de La Rioja (ig. 1), ha sido destacada reiteradamente
registro arqueológico hacia rituales religiosos evidenciados a en la historia regional como una zona de alta relevancia
través de la sacralización del Inka Ñan y de sus sitios asociados. económica para el gobierno inka. La visión economi-
Aspectos particulares de la materialidad del camino, ushnus y
cista de esta formación geológica como un yacimiento
plataformas ceremoniales, son algunos elementos que formaron
parte de las expresiones ideológicas que redeinen al Famatina de importantes riquezas minerales ha sido, además,
como otro nuevo ámbito sagrado al sur del kollasuyu. advertida en algunas crónicas conocidas y en varios
Palabras clave: Qhapaq Ñan, Inkas, sitios rituales, wak’a. de los trabajos arqueológicos publicados al respecto,
atribuyéndole incluso un importante poder político
his article discusses the possibility of considering the Sierra de
como área de posible asentamiento de curacazgo de la
Famatina as a wak’a of interregional scope. Systematic surveys
of the Qhapaq Ñan in these Inca landscapes, which contrast provincia austral, desde la que se impartían y contro-
with extremely materialist and economistic approaches, are laban los territorios más meridionales de Argentina y
redeining the archaeological record in terms of religious ritu- Chile (González 1982). Sin embargo, la aplicación de un
als, as evidenced through the sacralization of Inka Ñan and its sistema de prospecciones intensivas del Qhapaq Ñan y
associated sites. Particular material aspects of the road, ushnus,
la integración del contexto arqueológico de sus paisajes
and ceremonial platforms are some of the ideological expres-
sions that are redeining the Famatina as a new sacred area, in están redeiniendo un ámbito con tendencias más aines a
southern Kollasuyu. la explotación del Famatina como un espacio ceremonial
Keywords: Qhapaq Ñan, Inkas, ritual sites, wak’a. y validando, de acuerdo a nuestras interpretaciones, un
registro arqueológico vinculado mayormente a aspectos
rituales o sagrados, evidenciados a través de la sacraliza-
ción de los caminos (Martin 2015a, 2015b) y de varios

A
Sergio Martin, Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (inapl), Ministerio de Cultura, Buenos Aires,
email: smartinarque@gmail.com
Recibido: diciembre 2015. Aceptado: agosto 2016.
182 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

de sus sitios asociados (Schobinger 1966; Ceruti 2007, El término wak’a fue utilizado para designar cual-
2010). Las características formales de sus caminos y los quier cosa o lugar que tuviera poderes trascendentes
emplazamientos de ushnus y plataformas ceremoniales, (D’Altroy 2003: 174). Podía ser un accidente natural, agua,
detectadas y relevadas sobre el Qhapaq Ñan en la variada manantiales, rocas, árboles, cuevas, montañas, frutos o
geografía de la sierra, forman parte de las expresiones cualquier otro tipo de objetos. Esta heterogeneidad de
materiales a las que nos referiremos al proponerla como formas, materiales, tamaños y jerarquías agregaba un
otro espacio sagrado del área andina sur. margen de lexibilidad para que el Inka incorporara con
A continuación, ofrecemos datos que pueden ayudar las wak’as ijas a las poblaciones locales bajo estructuras
a deinir y determinar si el concepto wak’a, se adecúa de creencias similares, mientras que con las wak’as
a las evidencias arqueológicas de este sector. Luego móviles trasladará aspectos ideológicos a lugares y/o
describiremos la transformación que se produce desde poblaciones más distantes (Scott 2011: 23-24).
la sesgada visión economicista de las crónicas, fundada Aunque fueron más conocidas durante la época inka,
en la historia minera, hasta la visión de un espacio que las wak’as han estado presente en la vida cotidiana de
estaría demostrando el interés del incario por la Sierra las poblaciones andinas mucho antes de la aparición del
de Famatina en su rol de wak’a. incario. Sus orígenes han sido establecidos desde épocas
anteriores a la formación del imperio del Tawantinsuyu
en las religiones de las poblaciones locales (D’Altroy
HACIA LA DEFINICIÓN DEL CONCEPTO 2003: 175; Rostworowski 2004: 27; Sánchez Garrafa 2006:
WAK’A 52; Cruz 2009: 58; Bauer 2011: 58-61; Scott 2011: 23).
El poder de su convocatoria pudo involucrar cultos
Los paisajes del oeste sudamericano han incidido ac- locales de tipo familiar, poblaciones de varias regiones
tivamente en la ideología religiosa de sus pobladores. o grandes centros que captaban la concurrencia de
Incluso en la actualidad los pueblos andinos consideran personas de lejanas procedencias y de nivel panandino
que algunos accidentes geográicos son sagrados y deben (Bauer 2011: 30). También sirvieron para varios motivos,
ser venerados para recibir como contraparte protección entre ellos para desarrollar la complementariedad de
hacia las personas y el mundo natural (Sallnow 1987: 2; recursos, como estrategias de alianzas y/o generando
Fernández & Gutiérrez 2012: 19; Reinhard 2012: 68). lazos de reciprocidad al recibir peregrinos de regiones
Los cultos y rituales se desarrollan en lugares donde distantes, que en su afán participativo permitían contri-
las comunidades describen las percepciones de los buir al desarrollo de las comunidades gracias al espíritu
paisajes naturales en los que se insertan en función de concitante de las wak’as (Rostworowski 2004: 26-27).
sus cosmovisiones (Becerril 2012: 69). Se trata de espa-
cios activos y muy dinámicos con características bien Los cerros y montañas wak’a
marcadas y cambiantes que se transformaron a lo largo
del tiempo y que hoy deinimos como paisajes rituales Las sierras y las montañas wak’a fueron importantes
(Broda 1996: 42); ámbitos de peregrinajes y procesio- en el desarrollo de la historia social precolombina.
nes por geografías cargadas de signiicados naturales y Una montaña, como cualquier marca visual que se
culturales (Vitry 2007: 70) que fueron recogidas por los percibe desde el horizonte, se torna esencial y adopta
cronistas, mostrando que en América los movimientos o adquiere un valor simbólico particular (Claval 1999:
rituales de personas también existían (Rostworowski 164). Reconociendo que también se han erigido wak’as
2003: 98). Los sitios sagrados que ocupaban estos en cerros de escasa altura (Bárcena 1989: 104; Cruz 2009:
ámbitos en el mundo andino han recibido el nombre 56; Jacob & Leibowicz 2011: 75), las formaciones mon-
de guacas, huacas o wak’as y han sido identiicados y tañosas de relieves topográicos imponentes, con cotas
caracterizados fundamentalmente por los documentos altitudinales importantes, combinaron diversos aspectos
etnohistóricos en los movimientos de extirpaciones de la materialidad e inmaterialidad de las comunidades
idolátricas que las describían y por sitios arqueológicos prehispánicas (Vitry 2007: 82-83). Las montañas fueron
de adoratorios, santuarios y caminos prehispánicos que incorporadas por las culturas andinas como hitos o re-
han sido detectados y estudiados en varios puntos de ferencias para guiarse territorialmente; como moradas
la geografía andina. de apus; mediadoras entre el mundo sobrenatural y el
El Qhapaq Ñan en la sierra de Famatina / Sergio Martin 183

Ángulos

Subtramo Chilitanca
Los Corrales-Las Pircas Ramblones
Las Trancas
Alto Carrizal
P. Casablanca Los Corrales

Cumbre del Tocino Bajo Carrizal Gualco

Santuario Negro Overo Pampa Real Famatina

Plaza Vieja Valle de


Famatina
Villa Castelli
Santuario
Gral. Belgrano
Valle de
Bermejo

Tamblería del Inca CHILECITO


SIMBOLOGÍA

Camino Inca
Sitios arqueológicos
Nonogasta
Centros poblados
Villa Unión Sañogasta
Rutas nacionales
Rutas provinciales
22,5 Km

Figura 1. Área de la sierra de Famatina y sitios del contexto incaico regional. Figure 1. Area of the Famatina mountain range and su-
rrounding Inca sites.

terrenal; como elementos dinamizantes de movimientos Estas menciones dirigen principalmente sus objetivos
rituales de personas (procesiones y peregrinajes); como y miradas a la sierra de Famatina como área neurálgica
factor de cohesión entre las creencias y deidades de de explotaciones mineras por parte de los inkas.
las poblaciones que habitaban la región circundante y,
fundamentalmente, como un instrumento para estable- El Famatina y su lugar en la historia del
cer el control político y hegemónico de territorios que Noroeste Argentino
cubrieran sus proyectos expansivos. Creemos que esto
sucedió con la sierra de Famatina, una de las serranías Algunos historiadores mencionan que alrededor de
más emblemáticas en la historia social, económica y cuarenta años antes de la fundación de la capital provin-
política del noroeste argentino. cial de La Rioja, el territorio provincial fue visitado por
Con la intención de demostrar la visión que ha García de Almadén, Francisco de Mendoza, Núñez de
tenido esta formación en los estudios de la arqueo- Prado y Francisco de Aguirre (De La Fuente 1969: 19).
logía inka, resumiremos desde un marco histórico y De estos adelantados, Núñez de Prado fue el primero
regional, el surgimiento de esta formación como un de los europeos que, en diciembre de 1552 o en los
lugar percibido y reconocido. Para ello nos valemos de primeros meses de 1553, recorrió la zona de Famatina
menciones en documentos de épocas fundacionales, e insertó a la región como una de las más promisorias e
crónicas provenientes de viajeros, geólogos y naturalistas inluyentes del Tucumán colonial. A partir de esta fecha,
que, durante el siglo xix y xx, registran datos de interés Famatina cobra signiicado como lugar y es menciona-
para nuestra disciplina, además de un breve comentario do por algunos cronistas. Tal es el caso del oidor de la
de los principales antecedentes de investigaciones ar- Audiencia de Charcas, el licenciado Juan Matienzo que,
queológicas relacionadas con la dominación imperial. en una carta enviada a Felipe ii el 2 de enero de 1556,
184 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

vincula a Famatina como parte de los caminos del Perú: valorizando y acrecentando aún más la fama del cerro:
“De salta a Agualasto hay veinticinco leguas, allí están “y mediante la voluntad de dios pienso descubrir grandes
las minas ricas del Inga, a donde ha de poblarse otro minerales porque la tierra da muestra dellos y hazer a
pueblo. De Agualasto a Famatina treinta y cinco leguas, su majestad vno de los señalados seruicios que se ayan
a donde debe estar otro pueblo que sería muy rico, y de hecho en nuestros tiempos y que el nombre de famatina
allí a Curunera, otras setenta leguas: queda la ciudad quede formado en fama en tiempo de vuestra señoría
de Santiago en triangulo entre Famatina y Curunera” ilustrísima” (Levillier 1926, tomo i: 305-306).
(Matienzo 1910 [1567]: cap. xv. p. 275). Relacionado a la riqueza minera, en casi todas las
Las menciones de Matienzo respecto del Famatina menciones de las crónicas, el Qhapaq Ñan es el denomi-
para algunos historiadores señalan la intención de fundar nador común que aparece relejando la presencia inka.
ciudades en lugares relevantes desde el punto de vista Esto se puede apreciar en el paso de Diego de Almagro
económico y con poblaciones importantes en función en 1535 por la cordillera riojana (Raino 1996), en las
de la mano de obra indígena (De la Fuente 1969: 29). expediciones de Núñez de Prado cerca de la localidad
Incluso esta habría sido la intención del fundador de La de Famatina (Carrizo 1942: 41) y en las menciones
Rioja, Ramírez de Velasco en 1591, aunque se discute explícitas del fundador de La Rioja. Este último, en
si confunde la sierra de Velasco con la de Famatina, tal 1587, luego de incursionar por cincuenta días en los
como sugiere el historiador Félix Luna (Bazán 1979: 8), valles Calchaquíes tomó conocimiento de la ubicación
o si existió un accionar premeditado entre Ramírez de de minas de oro y plata en Famatina, y en una carta
Velasco y el inancista de la expedición Blas Ponce, para escrita al rey mencionó la existencia de la vialidad inka:
fundar una ciudad próxima a la región del Famatina. “procurare traer a servidumbre los indios de Omaguaca,
Esto habría permitido asegurar esta zona potencialmente Casavindo y Calchaquí y pienso poblar una ciudad entre
minera del avance de la Capitanía General de Chile Chile y Famatina de manera que se pueda ir con mucha
que ya estaba enviando generales y encomenderos a brevedad de Potosí a Chile por el viejo camino del inga”
la región de Valle Fértil (Provincia de San Juan), con (Levilier 1920: 244).
la consecuente posibilidad de apoderarse de las minas Respecto a los sitios arqueológicos de épocas incai-
del Famatina (Robledo 2007: 156-157). En cualquiera cas vinculados a la minería, son estos de rara mención.
de los casos existía un factor común que era la Sierra Quizás la más importante excepción es una cita de Lo-
de Famatina, que Velasco conocía (Levillier 1920), y un zano, quien se reiere al Famatina y a las instalaciones
interés particular por su importancia económica basada de la Tambería del Inca en Chilecito:
en sus mentadas y “fabulosas” riquezas minerales, tal
como maniiesta el primer cronista de La Rioja, el escri- donde descubrieron su opulento cerro, que según la fama
tiene todas sus entrañas penetradas de riquísimas vetas de
bano Luis de Hoyos, sobre la gesta colonizadora desde
plata, las que beneiciaron los incas, y por esta razón con-
la ciudad de La Rioja a este cordón serrano: servaron con gran empeño este sitio; poniendo en él una
numerosa guarnición para defenderle de las hostilidades
su señoría del señor gobernador se determino de yr en e invasiones de los comarcanos, y aun asegurarle con este
persona a la rrehdiicación de la dicha ciudad de todos presidio de alguna solevación de los naturales ya rendidos, y
los santos de la nueva rioja que había dejado poblada y dicen reconocen vestigios de la fortaleza, que quieren fuesen
a conquistar e allanar los yndios que no obiesen dado la de los Ingas (Lozano 1874 [1740-1745]: 6).
paz o al descubrimiento de la gran noticia que auia de que
en los cerros llamado famatina que caen en la jurisdic- Son varios los investigadores que, haciéndose eco de lo
ción que se dio a la dicha ciudad avia mucha cantidad de plasmado por los documentos históricos y en percep-
minerales de plata e que se labraban en tiempo del ynga
ciones propias de visitas a terreno, recorren pequeños
e ansi mesmo que avia minas de oro e açogue (Levillier
1926, tomo ii: 505). segmentos del Qhapaq Ñan en las serranías del Famatina
y/o describen algunos de los sitios inkas asociados a la
En la misma línea se ubica la documentación que po- red vial (Uhle 1912; Debenedetti 1917; Boman 1920;
cos días después del hallazgo de socavones indígenas, Aparicio 1936; Rhomeder 1949; Schobinger 1966; De
en cartas enviadas al Rey de España en abril de 1592, la Fuente 1971; González 1982; Raino 1982; Ceruti
comenta la opulencia y riquezas del cerro que, a decir 2007, 2010; Bárcena & Martin 2009; Martin 2005, 2015a,
del gobernador, superaban incluso al mismo Potosí, 2015b; entre otros).
El Qhapaq Ñan en la sierra de Famatina / Sergio Martin 185

Boman (1920), Kuhn (1919) y Rhomeder (1949), CAMINOS, USHNUS Y PLATAFORMAS:


han considerado que las poblaciones en los sitios de ESTRUCTURAS ESTATALES PARA LA
alta montaña cumplieron la función de moradas de DOMINACIÓN DE ESPACIOS RITUALES
mineros prehispánicos que explotaron minerales en EN LA SIERRA DE FAMATINA
las partes más altas de la Sierra. También Schobinger
(1966) y Ceruti (2007), luego de los descubrimientos de Por una cuestión de espacio no abundaremos aquí
los santuarios de altura en las cumbres del Negro Overo en datos relacionados con las tipologías del Qhapaq
y General Belgrano, sugieren una comunión entre las Ñan. Solamente señalaremos que existen aspectos
actividades mineras y las ceremonias rituales ubicadas cualitativos y cuantitativos que han sido tratados en
en los sitios de altura. otra oportunidad (ver Martin 2015a, 2015b); tipolo-
La construcción de esta tradición minera incaica gías y contextos de los caminos que son únicas en la
estuvo fundada en las menciones precedentes y en otros provincia de La Rioja o incluso en el área de inluencia
trabajos arqueológicos regionales (Raino 1982), en inka del noroeste (noa) y centro oeste argentino (coa).
la presencia de la traza de la red vial del imperio que Nos referimos principalmente a los caminos dobles,
circula por sus paisajes y en la existencia de sitios de duales y/o paralelos (ig. 2), que ascienden las laderas
singular importancia arquitectónica, emplazados en del cerro y que, asociados a una serie de estructuras
las cercanías de este aloramiento (Greslebin 1940; rituales menores como las wankas y mojones (ig. 3),
González 1982). demarcan los límites de ingreso a los espacios sagrados
Aun cuando en nuestras primeras aproximaciones del Famatina (Martin 2015a: 93). En tal sentido, hemos
al área de estudio consideramos atractiva la idea de la interpretado también que los caminos duales ubicados
“formación minera” y exploramos algunos aspectos en la pampa de Casablanca constituyen el último lugar
en este sentido (Martin 2001, 2004) hasta el presente, con relieve más regular como para materializar estas
nuestras expectativas respecto del registro minero inka asociaciones de wankas y mojones con distribuciones
ha sido negativo. lineales y extensas sobre el paisaje. Incluso esta con-
Transitivamente, asignábamos estas condiciones junción entre los sitios menores y los caminos dobles
también al Qhapaq Ñan e incluso, imbuidos de todas las como marcadores de espacialidad podrían vincularse
menciones del potencial minero de la región (Raino con aspectos agriculturales. El sector más alto de esta
1982), creíamos que el camino incaico que atravesaba geoforma (entre los 2900 y 3000 msnm), próximo al
el Famatina lo hacía principalmente en función de sitio donde están ubicados los mojones y las wankas,
objetivos económicos como la minería (Martín 2001). delimita efectivamente la frontera itogeográica y am-
Sin embargo, la aproximación al terreno mostraba que biental que separa las provincias del Monte y Puneña y
los caminos conformaron en esta región un disperso con ello las áreas más favorables de prácticas agrícolas
conjunto de datos, con informaciones parciales que tradicionales (Martín 2015a). Estas observaciones, que
transformaban este accidente geográico en un verdadero pueden incluir factores topográicos, ambientales y
“nudo” vial y requerían aproximaciones que integraran visuales nos parecen relevantes, si consideramos que,
las referencias anteriores con los resultados obtenidos desde una perspectiva cosmológica andina, los límites
en la actualidad (Bárcena & Martin 2009). En deinitiva, transicionales denominados punkus reconocen que la
más que un contexto orientado a la explotación minera, culminación de un espacio y el inicio de otro deben ser
se detectó un sistema vial con particularidades propias venerados y recibir ofrendas (Vitry 2002: 11; Sanhueza
que, desde lo arqueológico, tiende a resigniicar los 2011: 333). Además, los antecedentes de algunos espa-
espacios de la sierra de Famatina, utilizando caminos cios del Tawantinsuyo han demostrado que los inkas
ceremoniales y estructuras arquitectónicas orientadas en las entradas y salidas a los ámbitos rituales monu-
hacia rituales religiosos. mentalizan algunos sectores del entorno físico con el
objeto de visibilizar la condición ceremonial de estas
áreas (Hyslop 1992). En resumen, las rutas de ascenso
hacia las áreas ceremoniales de los adoratorios de altura
validan desde el piedemonte oriental y occidental un
escenario destinado al desarrollo de actividades sim-
186 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Figura 2. Caminos ceremoniales dobles, duales y/o paralelos en la pampa de Casablanca y próximos al sitio Chilitanca, en la ladera
oriental de la sierra de Famatina. Figure 2. Double, dual and/or parallel ceremonial paths in the pampa of Casablanca near the Chilitanca
site, on the eastern slope of the Famatina mountain range.

bólicas y demarcan los límites de ingreso a los espacios general, los ushnus fueron indispensables para establecer
sagrados de esta sierra (Martin 2015a: 93). la conexión entre las wak’as y las áreas que los inkas
Junto a estos estos componentes espaciales del conquistaban (Pino 2010a: 56; Pino & Montalván 2014:
Qhapaq Ñan, existen otras estructuras que lograron 79). Basándose en este último aspecto, existen incluso
fusionar aspectos de la arquitectura inka y el paisaje interpretaciones más especíicas sobre la cosmología
(Vitry 2007: 70; Jacob & Leibowicz 2011: 74) para es- inka en que se concibe a los ushnus como el centro
tablecer mecanismos de dominación ideológica en las del mundo inka; un espacio sagrado desde el que se
áreas que se quisieron conquistar (Farrington 1992: 370; podían establecer las conexiones con el Ukhu Pacha o
Pino 2004: 303). Estas estructuras a las que nos referi- mundo de abajo y el Hanan Pacha o mundo de arriba
remos son precisamente los ushnus y las plataformas (Farrington 2016).
ceremoniales detectadas en las laderas y cumbres de la En los últimos 30 años se han intensiicado los
sierra de Famatina. estudios de las plataformas ushnus y están ocupando
un lugar relevante en el desarrollo de las investigaciones
El Ushnu de Tambería del Inca sobre el mundo inka, con relevamientos y excavaciones
tanto en el área peruana (Zuidema 1980; Matos 1994;
Todas las apreciaciones coinciden en que los ushnus eran Meddens 1997; Pino 2004, 2010a; Meddens et. al 2010;
las estructuras de carácter ceremonial más relevantes del Monterverde 2011; entre otros), como en la región más
incario, estrechamente relacionadas al funcionamiento meridional del Kollasuyu (Raino et. al 1997; Lynch et
político, administrativo y religioso del ordenamiento del al. 2010; Jacob & Leibowicz 2011; entre otros).1
imperio (Meddens et. al 2010: 174). En un plano muy
El Qhapaq Ñan en la sierra de Famatina / Sergio Martin 187

a c

28
00
d

M7 M8

M5
0 W2
0
30 M6

0
M3 M4 280
W1

M2
M1

00
2900

30

SIMBOLOGÍA

Camino Inca Wanka Mojón

Figura 3: a) mojón entre caminos dobles; b) wanka N° 2; c) wanka N° 1; d) registro espacial de sitios menores (wankas y mojones) en
la pampa de Casablanca, ladera oriental de la sierra de Famatina. Figure 3: a) cairns between double paths; b) wanka N°2; c) wanka N°1;
d) spatial registration of smaller sites (wankas and cairns) in Casablanca pampa, eastern slope of the Famatina mountain range.
188 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Las tareas arqueológicas permitieron descubrir administrativo más austral del Tawantinsuyu con inte-
que existe una importante variabilidad de formas, ta- reses orientados hacia el desarrollo minero metalurgista
maños y ubicaciones de los ushnus en distintos ámbitos (González 1982: 323).
del vasto territorio del imperio (Oberti 1997: 7; Jofré El ushnu de Tambería del Inca (el más austral co-
2015: 8), por lo que aún se discute sobre sus formas, la nocido para la dominación peruana en Argentina) está
composición de sus partes y lo que cada uno de ellos compuesto por una plataforma de tierra sobreelevada
pudo haber representado (Pino 2010a: 46). Esta apertura recubierta por muros asentados con barro y siguiendo
investigativa está generando propuestas de reevaluaciones a Greslebin (1940:101) presenta una planta rectangular
de este concepto (Farrington 2016) ya que, utilizando de 9,80 x 16 m con una altura calculada en 1,60 m apro-
las rígidas categorías de la información etnohistórica, ximadamente.2 Hacia el sur de la plataforma y adosada
muchos de los nuevos registros de ushnus detectados, internamente sobre el muro oriental supo tener una
quedarían excluidos deinitivamente de esta jerarquía. estructura rectangular de 2,80 m x 8,50 m, con una
Se ha podido comprobar que los ushnus no solo división central donde probablemente se produjeron
están en plazas y sitios importantes arquitectónicamente, las libaciones y depositación de ofrendas. Hacia el este
sino también en los caminos o alejados de los grandes presenta una escalinata adosada en la parte central del
centros poblados, emplazados a diferentes altitudes; muro con un ancho de 2,50 m. en la que identiicamos
pueden tener arquitectura o ser simplemente receptores que tuvo al menos 11 peldaños (ig. 5).
de ofrendas (ver Farrington 2016); estar compuestos La orientación de esta construcción sigue aproxi-
por varias plataformas superpuestas o simplemente madamente las líneas de los puntos cardinales con la
sobreelevadas en un mismo plano sobre el suelo. Su escalinata hacia el este y el frente del ushnu al oeste, a
sistema constructivo puede incluir cantería ina, rústica unos 340º de azimut (de norte a este) enfrentada a la
o estar formado solamente por una roca delimitada por cumbre del Famatina y sus dos nevados, cerros General
otras a su alrededor (Tarragó & González 2004), entre Belgrano y Negro Overo.
algunos de sus aspectos constitutivos más relevantes. El ushnu no ha tenido intervenciones de excava-
En la sierra de Famatina el único ushnu reconocido ciones profesionales. Greslebin realiza una excavación
arqueológicamente para la ladera oriental, es el que muy expeditiva y menciona el hallazgo de débiles capas
toma como centro arquitectónico el sitio Tambería del de ceniza, una conana3 y dos manos que adscribe a
Inca (González 1980; Raino 1982), ubicado al pie de la ocupaciones previas al funcionamiento de la Tambería
serranía en plena urbe de la actual ciudad de Chilecito, a (Greslebin 1940: 106).
1189 msnm, considerado el bastión del imperio peruano También se detectó una conana y estructuras de
más relevante en el actual territorio de la Provincia de combustión en torno a la plataforma y entre los diez
La Rioja. Sus instalaciones están inscriptas en una forma años que tarda Greslebin en volver a visitar Tambería
más o menos circular de más de 16 hectáreas, que recuer- (1928-1938) se produce una importante destrucción
dan el sistema ceque del Cuzco (Zuidema 1995) con un del mismo.4
patrón de construcciones dispersas, planiicadas en las
inmediaciones de un muro de forma trapezoidal de 1,70 Plataformas y rectángulos ceremoniales
m de altura que los rodeaba en toda su extensión y que en caminos y cumbres del sistema del
imponía una verdadera arquitectura de poder (ig. 4). Famatina
Este sitio ha tenido diversas consideraciones
funcionales en el transcurso de las investigaciones Las prospecciones en áreas de altura realizadas en las
arqueológicas como un campo fortiicado con represa últimas décadas han permitido identiicar un interesante
y lugares para cultivos (Debenedetti 1917: 391); una registro de estructuras sagradas inkas en lugares alejados
fortaleza amurallada (Uhle 1912: 65); una instalación de los centros más densamente poblados erigidos por el
que controlaba y resguardaba la riquezas naturales del estado peruano. La aparición de los “ushnus aislados”
cerro Famatina (De la fuente 1977: 8 ); un centro admi- en regiones de la puna peruana de Ayacucho (Cavero
nistrativo ordenando el espacio hacia el sur durante el 2010; Jofré 2015) aportan sin duda las bases para dirigir
proceso de expansión inka (Raino 1982: 261 ); y una una mirada más profunda a este tipo de registro en
huamani o capital inka que lo convertía en el centro otras áreas de dominación del imperio. En en el mismo
El Qhapaq Ñan en la sierra de Famatina / Sergio Martin 189

b c

1,2 m

Figura 4: a) plano de Tambería del Inca según Greslebin (1940); b) detalles de estructuras arquitectónicas en las fotografías de Greslebin
(1940); c) foto del muro perimetral que muestra la arquitectura “de poder” del inka en Famatina. Figure 4: a) map of the site of Tambería
del Inca according to Greslebin (1940); b) details of architectural structures in Greslebin’s photographs (1940); c) photo of the perimeter wall
depicting an example of Inka “power” architecture in Famatina.
190 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

a b

c Plataforma ceremonial cerro Plataforma ceremonial cerro


General Belgrano 6097 msnm Negro Overo 5791 msnm

19 m
3,6 m 9,8 m

2,8 m

2,5 m

Figura 5: a) plano del ushnu de Tambería del Inca según Greslebin (1940); b) tareas de relevamientos con GPS Geodésico en el ushnu;
c) reconstrucción hipotética virtual de la estructura del ushnu y estado actual de la misma; d) detalle de la escalinata que permite el
ascenso de frente a los nevados de la Sierra de Famatina. Figure 5: a) plan of the ushnu of Tambería del Inca according to Greslebin (1940);
b) surveys with Geodesic GPS in the ushnu; c) virtual, hypothetical reconstruction of the ushnu structure and its current condition; d) detail
of the stairway that allowed people to ascend the platform while facing the snowcapped summits of of Sierra de Famatina.
El Qhapaq Ñan en la sierra de Famatina / Sergio Martin 191

a b

c d

Figura 6: a) plano del sitio El Puquial según Greslebin (1940); b-c) imagen de la plataforma y detalle de sus muros; d) área de la Av. Del
Clabecarril donde estuvo emplazado el sitio, hoy totalmente desaparecido. Figure 6: a) plan of El Puquial site according to Greslebin (1940);
b-c) image of the platform and detail of its walls; d) area of Av. Del Clabecarril where the site, now completely disappeared, was located.

sentido, podemos destacar el hallazgo de plataformas 26 x 30 m ubicada sobe la margen izquierda del camino
ceremoniales, no solamente ubicadas en las cumbres, sino inka en su ascenso por la ladera occidental. Hacia el este
a lo largo del territorio que comprenden los trayectos presenta una pared continua con muro doble próximo
de caminos rituales hacia las áreas donde se realizaban al ramal del Qhapaq Ñan. Hacia el oeste tiene como
prácticas religiosas (ver Vitry 2007: 77; Bauer 2011: 44; límite un ilo abrupto igual que hacia el sur, donde se
Pino & Montalván 2014: 82), que también iguran en encuentra su mayor elevación. Aquí, sobre el borde,
los escritos de las crónicas referidas: “Hay otra guaca unas curiosas formaciones naturales de rocas emergen
general en los caminos reales y en las plazas de los pue- del terreno. Detectamos además cuatro alineaciones
blos, que llaman uznos” (Albornoz [1582] 1967: 24). En de rocas que permiten nivelar la pendiente, aterrazar
el área que nos ocupa dentro de la sierra de Famatina, o bien servir como acceso y utilizar el menor esfuerzo
las plataformas han sido detectadas en los caminos y para acceder al área más alta del sitio. En este sector y
también en las cumbres de mayor altura. también en la cara norte detectamos fragmentos cerá-
En el subtramo cuesta del Inca-Pampa de Guacachica, micos en supericie.
próximo al sitio Las Pircas, registramos a 3539 msnm En la estructura descripta se aprovechó un espacio
un espacio de forma aproximadamente cuadrangular de natural sobreelevado respecto al resto del paisaje, que
192 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

Cordillera de Los Andes

b c
Cerro Negro Overo
Camino
Inca Cerro General Belgrano

Muro

Desnivel
abrupto 0 10 m

0 10 cm

Figura 7: a) imagen de la plataforma cuesta del Inca (3539 msnm); b) croquis de la estructura; c) la plataforma es el último espacio
desde donde se puede visualizar las cumbres del Famatina antes del cruce hacia la ladera oriental; d) fragmentos de cerámica inka pro-
vincial recolectada sobre la supericie de la plataforma. Figure 7: a) Image of the cuesta del Inca platform (elev. 3539 masl); b) sketch of
the structure; c) the platform is the last point from which the summits of the Famatina mountains are visible before crossing to the eastern
slope; d) fragments of provincial inka pottery, collected on the surface of the platform.
El Qhapaq Ñan en la sierra de Famatina / Sergio Martin 193

Mojón
moderno

0 5m 0 5m

Cerro Negro Overo

Cerro General Belgrano

Figura 8. Área de emplazamiento de rectángulos y plataformas ceremoniales de piedra en las alturas de los nevados del Famatina. Vista
desde la ladera oriental (planos redibujados de Ceruti 2010 y Schobinger 1966, respectivamente). Figure 8. Area of ceremonial stone
platforms and rectangles in the snow-capped heights of Famatina. View from the eastern slope (plans from Ceruti 2010 and Schobinger
1966, respectively).

tenía la particularidad de ser el último lugar desde venado que han sido interpretados como escenarios de
donde se puede tener acceso visual directo hacia las posibles rituales de capacochas (Schobinger 1966; Ceruti
dos cumbres del Famatina, antes de su derrotero al 2001, 2004, 2007). Estas estructuras arquitectónicas
oriente, y desde donde además se pueden observar han sido elementos con una fuerte presencia hacia
las cumbres con santuarios inkas (Ceruti 2004) en la el plano inmaterial y religioso de esta región, al igual
cordillera riojana (ig. 7). que en otros sectores de los Andes. Los sitios han sido
En el mismo sentido, debemos destacar para las considerados como adoratorios o santuarios de altura
zonas de altura detectadas en las dos cumbres más de iliación inka, donde se realizaron ceremonias y
elevadas de los cerros General Belgrano (6097 msnm) probables peregrinajes en épocas de festividades rituales
y Negro Overo (5791 msnm), la presencia de dos rec- (ver Ceruti 2004, 2007).
tángulos ceremoniales (ig. 8) y ofrendas de astas de
194 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN eminentemente material o sesgada hacia lo económico. La


visión de las crónicas sobre el aprovechamiento minero
Cuando los españoles invaden el área andina, existían de Famatina no ha presentado evidencias arqueológicas
wak’as en muchos espacios de los Andes. También había directas y las explicaciones funcionales tienden a quedar
lugares o u objetos con diversos tamaños y jerarquías inmersas en una suerte de reduccionismo que limitan
que intreractuaban con los habitantes del territorio en la las interpretaciones sobre las causas de dominación del
práctica de sus cultos regionales (Bauer 20011: 30). Los imperio sobre las poblaciones locales. El espacio, cuando
inkas habían incorporado estas veneraciones ancestrales es utilizado como recurso, no satisface solamente las
de los pueblos locales hacia las wak’as y las resigniicaban necesidades más elementales de supervivencia; poseerlo
para conseguir resultados exitosos en su política expan- es sinónimo de riquezas, prestigio y poder (Tuan 1976).
siva. Las wak’as actuaban como puentes entre lo humano Siguiendo la idea que las wak’as inkas son resigni-
y lo sobrenatural, organizando los aspectos religiosos e icaciones de las poblaciones locales, intentamos con el
impartiendo nuevos ordenes sociales entre las poblaciones Qhapaq Ñan de Famatina realizar la apertura hacia un
que las frecuentaban (Sánchez Garrafa 2006). El tránsito plano más abarcativo y no menos complejo del pasado
hacia estos sacros espacios geográicos fue uno de los regional. El reposicionamiento del ushnu de la Tambería
tantos ines u objetivos del Qhapaq Ñan, al igual que los del Inca sobre la plataforma del Puquial puede ser visto
vínculos con sitios ubicados en entornos estratégicos y como un acto de dominación cultural (Nielsen & Walker
convenientes a sus intereses expansionistas. En el caso 1999), un mecanismo de control que por intermedio de
analizado de la Sierra de Famatina, todos los elementos la conquista ritual ordenó simbólicamente el territorio
constitutivos del paisaje arqueológico regional integraban de la Sierra de Famatina en el proceso de anexión al
un sistema ceremonial que estaba materializado en el Tawantinsuyo (Cruz 2009: 71).
espacio y en sus recorridos. Ejemplo de esto son el ushnu La visual hacia los ámbitos sacralizados resultó ser
del sitio Tambería del Inca, las plataformas ubicadas en los una variable signiicativa entre las estructuras materiales
caminos y sitios, los rectángulos ceremoniales ubicados y los movimientos que realizaron las personas en los
en las cumbres más altas de la región, las trazas duales distintos paisajes y han presentado su contraparte en
de sus rutas, las wankas y los mojones relacionados a la algunas crónicas cuando se advierte que desde el camino
red vial. Tal como se ha detectado para otras regiones se construían sitios con funciones sagradas: “todas las
del área andina, estas materialidades junto al Qhapaq veces que veían el cerro le iban mochando…cuando
Ñan formaban parte de una cartografía ritual (Pino & iban desde sus pueblos a Potosí, desde donde le daban
Montalván 2014: 84), constituida por estructuras que la primera vista le mochaban y le llamaban señor, y
cumplían una importante función simbólica de apro- pedían ventura, salud y riqueza” (Álvarez 1998 [1588]:
piación y resigniicación de los paisajes. 347). La orientación del Ushnu de Tambería del Inca,
Su geografía, atravesada por caminos cargados de probablemente la del sitio El Puquial, si nos basamos en
sacralidad, cumplieron las premisas de las tradiciones los planos de Greslebin (1940), y la plataforma relevada
andinas preincas, pero también sirvieron para legitimar en Cuesta del Inca (ladera occidental de la sierra de
los nuevos territorios que el imperio dominaba (Acuto Famatina) presentarían visuales directas relacionadas
1999; Bauer & Stanish 2001). a la wak’a de Famatina.
Probablemente las veneraciones ancestrales hacia En deinitiva, esta serranía podría estar represen-
las deidades de esta formación riojana habrían estado tando un paisaje estatalmente modiicado que incorpora
ligadas al rol de wak’a regional, materializada por estas una secuencia de espacios sagrados hasta alcanzar el
estructuras (plataformas, rectángulos y ushnu) que en lugar de mayor relevancia (Bauer 2011: 40), en este caso
tiempos del inka cumplieron una función religiosa con emplazado en las plataformas ceremoniales erigidas en
probables eventos de movimientos de personas (pere- sus cumbres.
grinajes) hacia sus cumbres (Schobinger 1966; Ceruti Es complejo esgrimir ideas respecto a la invisibi-
2007, 2010; Martin 2015b). lidad del registro minero inka cuando se desarrollan
El sistema del Famatina por su relieve y estratégica todavía actividades de investigación intensivas en el
ubicación puede haber ocupado un lugar de relevancia área. Quizás un marco cronológico más detallado del
en el contexto incaico provincial, que excede la función incario en la región pueda clariicar en este sentido,
El Qhapaq Ñan en la sierra de Famatina / Sergio Martin 195

aunque no habría que descartar otras explicaciones grupos sociales que se encuentran vinculados, identiicados
sobre la “no presencia” respecto a la minería imperial y emparentados con un aspecto geográico signiicativo
(montañas, cuevas, lagunas y manantiales) que representa
que, aun sin correlatos materiales, pueden ser igualmente el lugar de origen y residencia de sus ancestros en común,
valederas; por ejemplo, las menciones de ciertas wak’as es decir, cada uno de estos espacios geográicos y su entorno
que no fueron trabajadas por el inka ya que habían vendrían a ser paisajes sacralizados que poseen Waman o
tenido destinos especiales como la consagración al sol donde reside el Waman (Pino 2016: 171).

(Platt et al. 2011:153).


Con la complementación de los exiguos datos La terminación tin o tim para Lafone Quevedo representa
etnohistóricos y el registro arqueológico en esta área, la idea de junta o reunión, basándose en la voz tincu de
la wak’a del Famatina podría considerarse otro de los la que se extrae una raíz tin (Díaz 1994). Así, el termino
espacios de posible control ideológico inka para la re- wamatin, wamatinae o wamatinag podría direccionarse
gión, utilizando la política sagrada para la dominación etimológicamente hacia posibles evidencias como ám-
de las comunidades locales (Scott 2011: 31-32). En igual bito ritual de encuentros o reuniones con los ancestros
sentido, las evidencias del registro caminero demostra- sagrados que arqueológicamente estarían señalados por
rían una importante inversión de energía a favor de una los caminos hacia los adoratorios de altura y los ushnus,
estrategia religiosa que seguramente le aportó beneicios plataformas y sitios menores con visuales directas hacia
al proceso de uniicación de sus extensos dominios. Ello los ámbitos religiosos (Pino 2016: 172).
se puede deducir de los resultados de aproximaciones La fusión de los elementos que componen la
holistas a los estudios de la vialidad regional y caminos materialidad del Qhapaq Ñan han dotado al paisaje de
rituales, demostrando indicadores de sacralización en componentes rituales que colaboran en la sacralización
los segmentos de las áreas ceremoniales de altura (Ceruti del territorio y le asignan características que lo distinguen
2010), aunque también en el registro vial de las áreas del resto de la región, quizás por ser esta la serranía de
de menor altitud (Martin 2015a, 2015b), exhibiendo mayor altitud (fuera del sistema cordillerano) y ubicada
evidencias que podrían sustentar la hipótesis de un más al este del Kollasuyu meridional.
lugar que ejerció un poder trascendental como wak’a,
incluso de alcance interregional.5 Probablemente, esta
sacralización del sitio le sirvió al inka para sostener y NOTAS
reforzar vínculos sociales y rituales con las poblaciones 1
Una de las deiniciones más generales sobre los ushnus
locales, y fortalecer y continuar así su avance hacia
no duda en asignar a estas estructuras una función eminen-
regiones más meridionales. temente ritual y simbólica, pudiendo estar representados por
Para inalizar, realizaré una breve consideración un espacio, un lugar, una roca o simplemente estructuras en
etimológica respecto al nombre de la serranía que la que se desarrollaron rituales colectivos y públicos, espe-
consideramos una wak’a sagrada. Según Dardo de la cialmente de libaciones u ofrendas (Pino 2010: 88).
Vega Díaz en su volumen sobre la toponimia riojana, 2
A ines de 2015 comenzamos un proyecto desde el
Famatina podría descomponerse en f=hua, es decir, ciap-inapl que incluye, entre otros objetivos, una actualiza-
ción planimétrica del sitio con el uso de gps geodésico. Los
fama por huama o wama; que podría tener el sentido
resultados están aún en procesamiento.
del que procrea (Díaz 1994). 3
Siguiendo a Winchkler (2006), entendemos por
El término wama ha sido analizado recurren- conanas a aquellos instrumentos pasivos usados para moler
temente por numerosos autores en la historia de las diversos productos, con una cavidad más larga que ancha ge-
investigaciones andinas, aunque seguimos las últimas nerada por los efectos de desgaste de un instrumento activo
interpretaciones de Pino (2016) que desde los registros con movimientos horizontales.
etnográicos asegura que:
4
A comienzos de 2015, intentamos identiicar el área de
emplazamiento del sitio que, por estar ubicado en pleno casco
el concepto de Wamani no es directa ni equivalente al término urbano a unos 1.500 m de la Plaza principal de Chilecito, ha
“provincia”, sino más bien la idea de Wamani está íntimamente desaparecido merced a la construcción del cablecarril y de las
vinculada a la autoridad y el ejercicio de poder de un líder avenidas que ascienden siguiendo este patrimonio histórico.
que representa en vida a un ancestro y a la territorialidad 5
Por interregional me reiero al menos a los dos valles:
que este ejerce con su grupo social sobre un espacio o con- Famatina y Antinaco - Los Colorados al este y Valle del Ber-
junto de espacios, considerados como territorios de estos mejo al oeste.
196 Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, Vol. 22, No 2, 2017

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