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Valores Frankl
Valores Frankl
La Logoterapia nos muestra que hay tres caminos para encontrar sentido:
● Valores de creación
● Valores de experiencia
● Valores de actitud
● Valores de actitud están en doble dirección, son ir y venir, entre lo que doy de mi
al mundo y el golpe del destino que recibo de la vida, siendo que de ese
intercambio con la vida, doy y recibo para mí construcción y esa es la postura que
tengo ante el mundo cuando por hechos inevitables de la vida, tengo ante mí la
posibilidad de asumir una actitud digna y valiente frente a ese destino doloroso
que no puedo cambiar.
Valores de Experiencia
Haciendo referencia a cómo Frankl habla del amor (1978:197-263), específicamente del
amor de pareja, comenta que tiene tres dimensiones: sexual (corporalizada), erótica
(rasgos psíquicos) y espiritual; el acto sexual en una personalidad madura es un medio
para lograr armonía y unión en la expresión de un amor auténtico, fiel y capaz de entregar
su ser espiritual viendo el ser espiritual de la persona amada, cuanto más
anticipadamente empiece la educación sexual y de valores en el adolescente, cuantas
más herramientas tendrá para procesar sus emociones y dar un sano cause a los
impulsos sexuales propios de la edad; un adulto joven logrará crecer mucho más
complementado en la medida en que sepa integrar su autoconocimiento y camino de
realización con una persona que camine en la misma dirección, compartiendo valores y
proyecto de vida común. El amor es ver al otro, como Dios lo ve. Abierto a la posibilidad
de transformación por libre elección… siendo responsable de lo que quiere para sí y para
el nosotros. Cuando no hablamos de la pareja, sabemos que existen otras formas de
amor filial y fraterno que encontramos en familiares y amigos, incluso mascotas. El amor
trasciende a la muerte. El amor es sustraído al tiempo y por tanto imperecedero. El amor
trasciende su parte física y encuentra su significado más profundo en el Yo íntimo. Aún si
alguien muere, el amor que sentimos por esa persona puede crecer ya que el amor es un
acto de voluntad conciente y de decisión.
Valores Creativos
“Corresponden a la actividad concreta del hombre, a su manera de intervenir en las
fuerzas del mundo para estructurarlo y dirigirlo en la realización de un proyecto”, así los
define Eugenio Fizzotti (2006:166) y continúa: “todo lo que él hace y le permite vivir de un
modo significativo, de un modo humano; el trabajo visto como la realización de una tarea
vital en respuesta a una tarea general que le ha sido ofrecida por la vida. El trabajo
entonces es amado y no tolerado como si fuese tan sólo un medio para lograr un fin”.
Esto quiere decir que no importa tanto la profesión que se ejerce tanto como la prestación
que se da. “Ninguna profesión por sí misma puede justificar una existencia y hacer feliz a
quien la ejerce”. Lo que importa no es lo que se hace, sino cómo se lo hace, porque “la
ocupación en sí no puede volver al hombre indispensable e insustituible: le da tan solo la
posibilidad de convertirse en tal”.
Estos valores se obtienen al esforzarse por llevar a cabo los propios proyectos, no
necesariamente tiene que haber una remuneración en dinero o en especie, ya que el
sentido se encuentra en ver concluido satisfactoriamente un proyecto.
Los valores de creación también se encuentran muy relacionados con aportar al mundo
respuestas, servicios sin fines de lucro y toda una serie de acciones altruistas y solidarias,
en dónde no se espera nada a cambio.
Son aquellos que “…saben emplear racionalmente el tiempo excesivo que disponen, y
dan, con ello, una plenitud de contenido a su conciencia, a su tiempo y a su vida. Han
comprendido que el sentido de la vida del hombre no se reduce en modo alguno, al
trabajo profesional; puede quedarse sin trabajo sin que por eso se vea obligado a
reconocer que su existencia carece de todo sentido.” (Frankl, 1978:177)
Son aquellos capaces de mantenerse libres, sin caer ni en la apatía ni en la depresión.
Gente que encuentra actividades fuera de las típicamente profesionales: trabajan como
voluntarios en centros de ayuda comunitaria, merenderos, acuden a charlas, leen, se
dedican a tareas hogareñas, están más con sus hijos, etc. Son los que en un plazo
determinado vuelven a conseguir un trabajo.
El hombre que vive sólo para su trabajo es un claro ejemplo. ¿Qué pasará cuando se
jubile?, o en el peor de los casos, cuando pierda el trabajo! Estas personas que viven
alrededor de un núcleo central corren el riesgo de perderlo y colapsar su existencia.
El individuo con una orientación horizontal de valores tiene varias áreas “significativas”
que coexisten. Si se desmorona una, encuentra otras laterales en las cuales apoyarse y
no cae en una situación de vacío existencial.
Y mientras los valores creadores del hombre ocupen el primer plano en la misión de
su vida, el campo de su realización concreta coincidirá necesariamente con el de su
trabajo.
En estos términos podemos afirmar que no es ninguna profesión determinada la que da al
hombre la posibilidad de realizarse, o sea, que ninguna profesión hace al hombre feliz; lo
hace el modo en que se ejerce, y en ello no debe culparse a la profesión, sino al hombre
mismo.
En conclusión, lo que hace de la vida del hombre algo insustituible e irreemplazable, algo
único, algo que sólo se vive una vez, depende del hombre mismo. Depende de quién lo
haga y de cómo lo haga, y no de lo que se haga. Por añadidura, como referimos
anteriormente, cuando el trabajo no es más que un medio para ganarse el sustento
indispensable para vivir, la verdadera vida del hombre empieza cuando termina el trabajo
(entendido como no trabajo), y comienza con el tiempo libre; en tal situación, el sentido de
la vida del hombre por medio de su trabajo, obligado a desenvolverse en tales
condiciones, se buscará en el modo de aprovechar el tiempo libre y personal.
Así mismo, debemos tener en cuenta que la capacidad de trabajo no es todo, ni razón
suficiente y necesaria para infundir sentido a la vida del hombre, pues el hombre puede
tener capacidad de trabajo y, sin embargo, llevar una vida carente de sentido.
Así que no debe confundirse a la plenitud del trabajo con la plenitud del sentido de vida
creadora. En ocasiones encontramos a gente que padece los domingos el tedio agobiante
de no tener algo que “hacer”. Huyen de sí mismos como forma de evitar el vacío interior:
al frenar el ritmo laboral de toda la semana, queda al desnudo la pobreza de sentido de la
vida cotidiana.
Menciona Leonardo Buero para terminar su ensayo: “Si yo en este momento hago lo que
tengo que hacer (soy responsable pues respondo a la vida que me interpela) cumplo con
mi deber, eso le va dando sentido a mi vida. Desde este punto de vista lo tengo que hacer
para madurar como hombre es cumplir en cada instante lo que debo hacer. Esos son los
valores absolutos para una persona: si ha trabajado, si ha dado respuestas a la vida con
su hacer concreto, eso es el sentido de la vida. La misión del logoterapeuta será levantar
la lámpara e iluminar el sentido del trabajo, como factor de estímulo y motivación,
responsabilidad y creatividad”.[7]
Valores de Actitud
“En este contexto, lo ineludible e inevitable se le presenta a la persona de una manera
particular que en logoterapia se reconoce como triada trágica, representada en toda su
amplitud por lo siguiente: sufrimiento, culpa y muerte. Ninguno de nosotros puede evitar
en encuentro con el sufrimiento ineludible, con la culpa inexcusable y con la muerte
inevitable. La pregunta que debemos formularnos es: ¿cómo podemos decir sí a la vida a
pesar de todo este su aspecto trágico? (…) Pero hay algo más: también de los aspectos
negativos, y quizá especialmente en ellos, se puede extraer un sentido, transformándolos
así en algo positivo: el sufrimiento, en servicio; la culpa, en cambio; la muerte, en acicate
para la acción responsable” (Frankl 2003 63-64).
Estas palabras expresan lo que en logoterapia se conoce como optimismo trágico, pues
exaltan la grandeza del ser humano y lo emplaza al cumplimiento de la máxima
logoterapéutica: “Sí a la vida a pesar de todo”[8]
”Los valores actitudinales se revelan como superiores frente a los valores experienciales y
creativos en la medida en que el sentido del sufrimiento supera dimensionalmente al
sentido del trabajo y al sentido del amor. Queremos partir de que el homo sapiens se
puede clasificar en homo faber que llena el sentido de su vida produciendo y en homo
amans que llena su vida de sentido viviendo, encontrándose y amando y en homo
patiens que, llamado a la capacidad de soportar, arranca un sentido incluso al
sufrimiento”. Así define Viktor Frankl a los valores de actitud (1994:141).
Para Frankl los valores de actitud están por encima de los demás, debido a sus
características, las cuales enlisto a continuación:
1. Mientras que los valores de experiencia (lo que recibo) y los valores de creación (lo que
doy) tienen una sola dirección, los valores de actitud es lo que doy a la vida como
respuesta de lo que recibo.
0. Son valores que transforman de manera radical al hombre, y sin haberlo elegido,
ya que los valores se dan en respuesta a un golpe del destino o frente a una
tragedia, no elegida para ser vivida como en el caso de los otros valores.
0. Tanto los valores de experiencia como los valores creativos necesitan de otra persona
para vivirse, en una relación interpersonal: Yo-tú o Yo-ello (Martin Buber). Los valores de
actitud se dan en el interior de la persona, en su soledad existencial y con dicha
dignificación del esfuerzo para sobrevivir es que se refleja en regalos (creativos o
vivenciales) al otro o al mundo.
0. El valor de actitud entraña la frase de Viktor Frankl en su promesa frente a sí mismo al
entrar al primer campo de concentración, “sí a la vida bajo cualquier circunstancia”.
0. Los valores de actitud son provocados o tienen su origen en situaciones de crisis o frente
a alguna tragedia, de aquí que se le nombre la tríada trágica ante los que se ejercen: La
pérdida (siendo la muerte de un ser querido la más significativa), el sufrimiento inevitable
y la culpa.
0. Siendo que es en el interior del ser humano en donde se generan como respuesta a un
golpe del destino, son valores que llevan un arduo y complejo proceso transformativo del
que nunca salimos como entramos y el mundo para nosotros tampoco es el mismo.
“Cuando Frankl habla de la “tragedia” del ser humano, se refiere a tres situaciones que le
tocan inevitablemente vivir, a las que llama también el triple desafío:
el sufrimiento, la culpa y la muerte. Éstos son la encarnación de los valores de actitud.
Estos valores son importantes porque se trata de las propias actitudes frente a lo
inevitable. Son lo que le da sentido a la vida en “situaciones límite” ante las que el
hombre se confronta verdaderamente con él mismo, ya que son la dignificación del
esfuerzo al margen de los resultados. Son expresión de la capacidad de la dimensión
espiritual. Por ser éticamente superiores, movilizan lo más valioso del ser humano en su
crecimiento a través del dolor y sufrimiento que llevan consigo”.[9]
Cuando pienso en los transformacionales que pueden ser estos valores, que van desde el
interior de la persona para impactar primeramente en ella misma y luego en el mundo o
en los otros, considero que hacen una exhortación a alcanzar el mayor nivel de sentido de
la vida que se pueda lograr.
Y de una forma suave y muy humana, Elisabeth Lukas (2006:176) expone “La logoterapia
no tiene explicación para los actos crueles del destino, pero puede facilitar el hallar un
sentido potencial detrás del destino no planeado, y aún más: ayuda a encontrar una
sabiduría elemental detrás de una depresiva calidad de vida. La sabiduría es que el
significado del destino está en nuestra respuesta hacia él. Los eventos aparentemente de
azar, obtienen sentido a través del reto de nuestras reacciones y actitudes. Nuestro
oponente en el silencioso juego de la vida, no es un duende malo y poderoso que se lleva
a los jugadores de ajedrez fuera del tablero, en contra de todas las reglas de lo que es
justo. Su función es hacer que el juego continúe. Algunas veces nos fuerza a movernos
bajo coacción, escogiendo entre las alternativas las más dolorosas; ocasionalmente nos
encontramos amenazados por un jaque mate”