ADMINISTRACIÓN
José Antonio Apipilhuasco Ramírez
¿Planeación
estratégica personal?
L
a cuestión no es saber a dónde dirigirse, sino dirigirse con la
convicción de que se desea lo que se quiere y de que se sabe
que es posible conseguirlo. Y, si lo deseado además cumple
con la condición de ser valioso, entonces el individuo se en-
contrará por ese sólo hecho ya dignificado.
Muchas veces el cambio de paradigmas
implica deshacerse de los antiguos hábi-
tos, costumbres y parámetros de seguri-
dad, pero que son los mismos que condu-
jeron a la crisis.
La modificación de los parámetros
por otros nuevos se efectúa para cons-
truir nuevas y confiables expectativas de
vida.
Sin embargo, para hacer a un lado
viejos paradigmas sin cambiar ni alterar
la esencia de identidad de lo que somos,
es preciso un impulso que venga desde
dentro. Generalmente y hasta hace poco
ese impulso era provocado por la crisis
coyuntural.
A todo este proceso dialéctico de
introspección, análisis de tesis frente
a su antítesis y obtención de una sínte-
sis, los administradores de empresas le
han denominado visión estratégica, la
cual hasta hace poco se desarrollaba
más de manera empírica; en la actuali-
dad el empirismo ha sido sustituido por
un análisis teórico e inclusive científico
en relación con el desarrollo de estilos
de vida personales, empresariales y gu-
bernamentales.
Hoy por hoy el estudio y aplicación
práctica de la visión estratégica permite
a aquellos que la utilizan prevenirse a fu-
turo, planificando con cierta elasticidad
sus diversas metas para obtener resul-
tados relativamente determinados o, en
su caso, prevenir y aceptar en el camino
un cambio de metas sin necesidad de en-
frentar una crisis de coyuntura.
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Planeación estratégica
personal
Requerimientos:
1. Tiempo.
2. Observación externa.
3. Planificación estratégica a futuro.
La aplicación planificada de la visión
estratégica es útil para evitar la crisis co-
yuntural, que de otra forma no sería ob-
servada y obligaría a modificar el rumbo
de planes y proyectos y reiniciar todo
desde cero, cuando el entorno, como en
el que vivimos, igualmente ha mutado,
cosa muy común en nuestros días.
La planeación estratégica en la actua-
lidad es brindada por consultores a gran-
des empresas conscientes de la necesi-
dad de advertir cambios a futuro, como
estructurar planes que permitan enfren-
tar las posibles transformaciones en un
mundo incierto, así como exponer la for-
ma en que la empresa debe enfrentar el
ahora. Para ello, todos los años estructu-
ran las estrategias para su clientela que
se pueden seguir durante cada año a par-
tir de una prospectiva de proyectos a dis-
tintos plazos.
Actualmente la suerte ya no es cosa
de azar, sino el producto de decisiones
debidamente planificadas y coordinadas
a la consecución de un fin, a cuya obten-
ción se suman todos los esfuerzos que es
posible reunir.
Es posible considerar que la visión
estratégica se encuentre igualmente al
alcance de los individuos en lo personal.
“La planeación estratégica personal
es el camino que une dos posiciones: pri-
mero lo que somos o dónde estamos, y
en segundo el lugar a donde queremos
llegar a lo que deseamos ser en el futuro.
También podemos definir a la planea-
ción estratégica personal como un ins-
trumento sistemático que nos permita
emprender una transición integral, or-
denada y motivadora, entre lo que ahora
somos y lo que queremos ser en el fu-
turo, sin perder de vista que en ese re-
corrido siempre habrá oportunidades
que podremos aprovechar.1
¿Cómo desarrollar una planeación
estratégica personal?
En primer término, la elaboración de una
planeación estratégica personal requiere
del recurso más importante con el que
puede contar un ser humano: tiempo.
El tiempo invertido en el desarrollo
de una planeación estratégica personal
puede redundar en experiencias suma-
mente interesantes y enriquecedoras
cuando se hace con la convicción de ge-
nerar un nuevo estilo de vida.
Si se está en época de crisis es más
fácil encontrar tiempo, pues general-
mente es el recurso que abunda en una
coyuntura, aunque lo difícil sea trabajar
en ese tiempo, con adición a las tareas
que se tienen que efectuar para superar
dicha coyuntura, pues la primera fase
de una planeación estratégica requiere de
una relativa calma que en épocas críticas
no deja de recibir cuestionamientos ex-
ternos de quienes conforman el entorno
Hoy por hoy el estudio y aplicación
práctica de la visión estratégica permite a
aquellos que la utilizan prevenirse a futuro,
planificando con cierta elasticidad sus metas
por parecer más bien una actitud displi-
cente a la situación de gravedad que se
presenta.
Sin embargo, lo ideal es no esperar
una época crítica o de “vacas flacas” para
efectuar cambios trascendentales, aun
cuando con lo menos que se cuente sea
con tiempo en razón de que la necesidad
que tengamos sea para enfrentar las ta-
reas y labores cotidianas.
El tiempo es, en este sentido, espe-
cialmente necesario para reflexionar en
lo que somos, para hacer un alto mental
dentro de la tormenta, para buscar esa
paz interna que nos permita apreciar con
cordura las satisfacciones que nos brin-
da la vida y los proyectos que desarrolla-
mos, y también para analizar todos aque-
llos proyectos que hemos aplazado por
enfrentar la cotidianidad.
En esta primera etapa es ideal practi-
car alguna forma de relajación, sea bajo la
forma de pasatiempo, de interiorización
o de meditación que permita al individuo
llegar a tocar las fibras más sensibles de
sus más profundos deseos y aspiraciones.
Esta etapa sirve para identificar realmen-
te cómo somos, saber dónde estamos y
lo que en el futuro deseamos ser, se en-
cuentra vinculada al redescubrimiento
de nuestros deseos, pasiones y sueños.
Suele ser la más larga, pues implica acep-
tar logros, y también planes inacabados,
aplazados o a los que no se les ha dedi-
cado tiempo, y suele ser, generalmente,
una etapa que se ha admitido como do-
lorosa, pues significa observarse en el es-
pejo para lograr un cambio trascendental,
implica fijarse en aquella titulación pen-
diente, aquel idioma no finalizado, aque-
llos proyectos empresariales que se hicie-
ron a un lado por hechos circunstanciales
y, en ocasiones, por falta de fe y no obs-
tante, se sabe en el interior que tarde o
temprano deben ser realizados para sal-
dar el pendiente, para enriquecer la vida
personal, fortalecerse y seguir creciendo.
En esta etapa se aconseja hacer una
valoración real de la actividad que se
realiza, identificar y listar aquellos pen-
dientes, pero también identificar y lis-
tar aquellas fortalezas e igualmente las
debilidades, se trata, en suma, de reco-
nocer aquello que somos y lo que de-
seamos ser para estar seguros de dónde
queremos o deseamos ir. Implica un alto
constructivo en la cotidianidad para ha-
cer una nueva planificación de la vida.
Es, en resumen, una etapa de autoob-
servación y análisis crítico de todos los
aspectos benéficos o no de nuestra per-
sonalidad.
La siguiente etapa es de observa-
ción externa, se trata de redescubrir lo
que en la actualidad, en el ahora, se tie-
ne, y de qué manera es útil como punto
de partida para la obtención de los pen-
dientes, planes, sueños y deseos identi-
ficados como de posible realización en
la etapa anterior, también se trata de una
etapa más o menos larga, pues se preten-
de despejar la neblina del paisaje para al-
canzar a ver el sol en el horizonte.
Esta segunda es de cuestionamien-
to acerca de las vías más convenientes
a seguir, para que, sin hacer una modi-
ficación totalmente abrupta en el esti-
lo de vida actual, los esfuerzos puedan
ser redireccionados poco a poco o, en
su caso, reforzados a la obtención de
aquellos aspectos personales deseados.
Aquí se llega a compromisos internos
que pueden establecerse por escrito, y
conforme a los cuales se actuará en con-
sonancia para obtener aquellos bienes,
logros profesionales, o la realización de
proyectos aplazados. Se trata de refor-
zar la personalidad para enfrentar el reto
que implicará comenzar a desarrollar los
proyectos y los cuestionamientos que el
entorno efectuará en relación con la rea-
lización de los mismos.
Esta etapa es de visualización y de lo-
gro de autonomía. De visualización porque
en ésta se proyecta en general la meta de
crecimiento final a la que se quiere lle-
gar, pero también es de autonomía, por-
que para alcanzarla habrá que reforzar
el criterio para analizar con madurez los
juicios derivados del “complejo cangre-
jo” prevaleciente en el medio.
Tal vez sea más difícil romper con el
“complejo cangrejo” que el planteamiento
de metas a largo plazo (relacionado con el
REVISTA AH 11
La planeación estratégica personal es el
camino que une dos posiciones: primera, lo
que somos o dónde estamos, y segunda,
el lugar a donde queremos llegar
chiste-parábola de los cangrejos con na-
cionalidades).
El complejo cangrejo opera de forma
diferente cuando se realiza un proyecto
personal individual que cuando se reali-
za tal proyecto en equipo; cuando el pro-
yecto es en equipo el complejo cangre-
jo opera generando incluso competencia
desleal contra la empresa. Cuando es
personal individual el freno lo ponen la
familia y las amistades más cercanas. En
el primer caso las acciones pueden ser
mercantiles, como la realización de ac-
tos de dumping, en el segundo es suficien-
te con efectuar una crítica aparentemente
sana acerca de los proyectos planteados
para sofocar la iniciativa.
En suma, en esta fase se trata de
encontrar la fuerza interna suficiente para
convencerse de que el cambio que se pre-
tende, el plan que se persigue o la empresa
a la que se aspira es lo suficientemente
valiosa como para vencer los obstáculos
que se enfrenten, y que es posible sacrifi-
car parte del tiempo libre, de la economía
y de otros recursos para obtenerla, es de-
cir, se trata de valorar que la empresa se en-
cuentra realmente a nuestro alcance y que
es digna de nosotros.
Así, pues, esta etapa es de fortaleci-
miento y de toma de conciencia en la pla-
neación estratégica personal para reco-
nocer los primeros obstáculos limitantes
y la forma adecuada de superarlos, reco-
nociendo los medios y recursos con que
se cuenta para obtener las metas como
para reunir el suficiente amor propio
para sacarlas adelante aun cuando al co-
mienzo las críticas se levanten.
Analizando en esta fase los obstácu-
los que se presentarán en las siguientes
etapas y planeando la manera de supe-
rarlos, es muy posible asegurar que 50%
del trabajo se encuentre hecho para pa-
sar a la otra.
La tercer etapa es de planificación
estratégica a futuro, en ésta se trata de
plantear cuáles son las metas de corto,
mediano y largo plazos.
Sin embargo, la diferencia entre una
planeación y la planeación estratégica es
cualitativa, no cuantitativa.
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Estratégicamente no se trata sólo de
plantear qué proyectos se realizarán a
corto, mediano o largo plazos, sino que
se trata en primera instancia de cuestio-
narse qué pasaría si la base de recursos
y energía con que se cuenta para iniciar
la empresa se modifica, ¿qué ocurriría en
los entornos más adversos a futuro?
Ahora bien, no se pretende eliminar
complejos prejuicios externos en la se-
gunda etapa para generar ahora prejui-
cios y complejos en el interior de quien
implanta una planeación estratégica per-
sonal, pues cuando se habla de entornos
o escenarios adversos no nos referimos
a que se tengan que construir escena-
rios destructivos o perjudiciales, se tra-
ta más bien de obtener información del
entorno, de saber qué ocurre en el mun-
do exterior y qué se espera que ocurra a
futuro con el entorno y con el proyecto
planteado: ¿cuáles son las circunstancias
del país para la empresa?; ¿es convenien-
te o no tomar un curso en determinada
escuela?; ¿la institución se encuentra en
la posición de brindar becas o incentivos
por la iniciativa o el aprovechamiento?;
¿se encuentra saturado el mercado con
el producto?; ¿qué servicios se pueden
proveer además de los bienes o servicios
que nuestro proyecto brinda?; en caso de
ser posible, ¿el proyecto es flexible, es
decir, permite un cambio de estrategias?;
¿qué se espera el primer, segundo, ter-
cer mes o al semestre, una vez iniciado
el proyecto?; ¿es posible que los resul-
tados puedan esperarse a un plazo ma-
yor por las circunstancias exteriores o
la obtención de experiencia suficiente?;
¿cuánto?; ¿cuál es el mínimo y máximo
esperado?; ¿existen planes y proyectos
que, vinculados con el principal, pue-
dan desarrollarse paralelamente sin au-
mentar el grado de estrés y utilizando en
cantidad y calidad los mismos recursos
empleados?; ¿cuáles?; ¿en qué momen-
to despegarían los proyectos alternos?;
¿qué sacrificio implican esos nuevos pro-
yectos?; ¿ puede planearse el despegue
de los proyectos de manera escalona-
da?; ¿cómo se relacionan cada uno de los
proyectos escalonados con las metas de
corto, mediano y largo plazos?, ¿de qué
medios es posible servirse para encon-
trar nuevas oportunidades?
Todas estas preguntas son planteadas
a propósito para advertir que siempre y
como condición sine qua non una plani-
ficación estratégica debe ser lo suficiente-
mente integral como para transformar los
entornos adversos en campos de oportuni-
dad, cosa que no ocurre con una planifica-
ción tradicional, en la que se espera que no
sean alterados los marcos de referencia.
Esta etapa es conocida en el ámbito
financiero como aquella en la que el ex-
perto en finanzas planea la obtención de
un portafolio diversificado de riesgos.
En un portafolio diversificado de ries-
gos se tiene claro que una es la actividad
principal, generalmente la inversión en
bolsa, pero no por invertir en bolsa se
hacen a un lado otros mercados diversos
a los bursátiles, así pues, se efectúan al
mismo tiempo inversiones en metales, en
Certificados de la Tesorería de la Federa-
ción, futuros, divisas, operaciones de re-
porto, fideicomisos, etcétera.
La diversificación del riesgo implica no
poner todo el esfuerzo en la misma canas-
ta de inversión, sino en aprovechar diver-
sos ámbitos del mercado para obtener un
sano equilibrio que sólo podría ser roto por
condiciones notablemente excepcionales y
que definitivamente quedan en lo absoluto
fuera del alcance del inversionista.
La diversificación permite obtener
ciertamente un resultado con matices di-
ferentes a los realmente esperados, pero
en el plano personal indudablemente se-
rán más enriquecedores y gratificantes
que dedicarse a una actividad aislada.
REFERENCIA
1
Rodríguez Moguel, Ernesto Alonso,
http://www.monografias.com/trabajos14/
planeación-personaql. shtml
Nuestro autor:
José Antonio Apipilhuasco Ramírez es licenciado en derecho
por la Facultad de Estudios Superiores “Campus Acatlán”, de la
UNAM. Abogado postulante en materia administrativa. Miembro de
la Academia Mexicana de Derecho Fiscal. Titular de la Delegación
Estado de México de la Barra Interamericana de Abogados, A.C. Autor
del libro El derecho monetario y de divisas. ilmondo2001@msn.com,
atlantico979@msn.com