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Fisiopatología de los adultos mayores

Actividad 1
Envejecimiento activo

Alumno: Oswaldo Alfredo Hernández de la Rosa.

Aguascalientes, Ags. 13 mazo 2022


Introducción.

El envejecimiento saludable es el proceso de desarrollo y mantenimiento de la


capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez.

La capacidad funcional comprende las capacidades que permiten a una persona


ser y hacer lo que es importante para ella. Hay cinco dominios clave de la
capacidad funcional, que los factores ambientales pueden ampliar (o restringir).
Estas capacidades son: satisfacer las necesidades básicas; aprender, crecer y
tomar decisiones; tener movilidad; establecer y mantener relaciones, y contribuir a
la sociedad.

Con el proceso de envejecimiento, la mayor parte de los órganos sufre un


deterioro de su capacidad funcional y de su habilidad para mantener la
homeostasis. El envejecimiento es un proceso lento pero dinámico que depende
de muchas influencias internas y externas, incluídas la programación genética y
los entornos físicos y sociales.

Con el continuo crecimiento de las poblaciones de la tercera edad en las


sociedades modernas, la búsqueda de formas de conservar y mejorar las
habilidades funcionales de las personas al envejecer, ayudarles a manejarse
independientemente en la comunidad y, fundamentalmente, mejorar la calidad de
sus vidas, se ha convertido en un asunto cada vez más urgente. La incidencia de
muchas enfermedades y discapacidades crónicas aumenta con la edad.

En la sociedad actual, cada vez más, nos preocupamos de lo que llamamos vida
saludable de los mayores. Según la Organización Mundial de la Salud, la salud es
un estado de bienestar completo físico, mental y social, y no solamente la
ausencia de una enfermedad. Se adoptó esta definición en 1946 y ha
permanecido inalterada. Sin embargo, el estilo sano de vida es algo ligeramente
más complejo de definir, ya que para alcanzar el objetivo de óptima salud tal como
se ha definido incorpora áreas, tales como: la actividad física, la dieta, el peso, la
enfermedad, el bienestar, la felicidad, la salud sexual y la salud mental, todos ellos
juegan un papel a la hora de dañar o promover la salud y el desarrollo de un estilo
sano de vida.

Características del envejecimiento saludable, activo y positivo en el adulto


mayor.

El envejecimiento es parte integrante y natural de la vida. La forma en que


envejecemos y vivimos este proceso, nuestra salud y capacidad funcional,
dependen no sólo de nuestra estructura genética, sino también (y de manera
importante) de lo que hemos hecho durante nuestra vida; del tipo de cosas con las
que nos hemos encontrado a lo largo de ella; de cómo y dónde hemos vivido
nuestra vida.

La duración de la vida se define como la capacidad de supervivencia máxima de


una especie en particular. En los seres humanos, se cree que la duración de la
vida es de entre 110 y 115 años (Matteson 1988).

La esperanza de vida, a su vez, se define como la media de años que se vive, en


la práctica, desde el nacimiento o desde una edad concreta. A pesar de los
avances más recientes, la mayoría de los mecanismos biológicos básicos
implicados en el proceso del envejecimiento siguen sin conocerse.

Lo que sí sabemos es que:

1) El envejecimiento es común a todos los miembros de cualquier especie.

2) El envejecimiento es progresivo.

3) El envejecimiento incluye mecanismos perjudiciales que afectan a nuestra


capacidad para llevar a cabo varias funciones.

El estado funcional puede definirse como la capacidad de una persona para llevar
a cabo las actividades necesarias para lograr el bienestar. A menudo se
conceptualiza como la integración de tres campos de la funcionalidad: el biológico,
el psicológico (cognitivo y afectivo), y el social. Así, la valoración funcional se
deriva de un modelo que observa la forma en que la relación entre estos tres
campos contribuye al comportamiento y a la funcionalidad generales.
En las personas mayores, las respuestas adaptivas a las situaciones de estrés en
cada uno de estos campos adquieren cada vez más importancia. Aunque los
procesos de desarrollo y envejecimiento pueden dar lugar a grandes diferencias,
las mediciones de la salud física pretenden determinar los niveles totales de salud
y estado físico.

La competencia funcional también se ha definido como el grado de facilidad con el


que una persona piensa, siente, actúa, o se comporta, congruentemente con su
entorno y su gasto de energía. Asimismo, la salud funcional se ha relacionado con
el nivel al que una persona se mantiene a sí misma, la calidad con que
desempeña los papeles que le corresponden en la sociedad, el estado intelectual,
el estado emocional, la actividad social, y la actitud respecto del mundo y de uno
mismo.

La salud y la capacidad funcional son de vital importancia para la calidad de la


vida social de las personas: el nivel de capacidad funcional determina la medida
en que pueden manejarse con autonomía dentro de la comunidad, participar en
distintos eventos, visitar a otras personas, utilizar los servicios y facilidades que les
ofrecen las organizaciones y la sociedad, y en general, enriquecer sus propias
vidas y las de las personas más próximas a ellos.

La calidad de vida

Conseguir que una persona mayor viva una vida que se considere de calidad
habrá de requerir la prestación de unos apoyos superiores a los que los demás
necesitan. La calidad de vida de las personas no es un valor que se logra de una
vez y para siempre. Es un valor que se va adquiriendo y desarrollando día a día,
impregnando su proyecto de vida, y eso sólo se consigue cuando la persona crece
y se desarrolla en un entorno familiar o residencial que lo posee y, en
consecuencia, lo transmite.

Las formas sanas de vida ayudarán a los individuos a mantener su autonomía. Las
personas mayores que tienen misiones útiles dentro de la sociedad están menos
amenazadas por los problemas de salud que aquellas que son marginadas por
razón de su edad.

El autocuidado

Es una práctica que las personas realizamos con nosotros mismos y por voluntad
propia, implica una responsabilidad individual en las decisiones que tomamos y
acciones que emprendemos.

Nos permite identificar comportamientos que nos preparen mejor para el día a día
y nos ayuden a mantener y /o mejorar la salud, está relacionado con el estilo de
vida.

Alimentación saludable

Una buena nutrición es importante para el correcto desarrollo de los órganos y su


funcionamiento. Tenga en cuenta que durante el proceso de envejecimiento hay
ciertos cambios que pueden influir en su estado nutricional como la disminución de
producción de saliva, desgaste dental, atrofia del tejido óseo maxilar y mandibular,
adelgazamiento de encías, pérdida del olfato, cambios del gusto, así como
también cambios gastrointestinales y metabólicos, entre otros.

Actividad física, movimiento corporal

La actividad física nos mantiene más ágiles y atentos y nos hace sentir saludables,
permitiendo preservar la autonomía y la independencia para relacionarse con el
entorno. Mantener una vida activa, un peso adecuado y una alimentación
saludable nos ayuda a prevenir enfermedades.

o Mejora la movilidad permitiendo una vida activa y saludable.


o Mejora la coordinación y el equilibrio colaborando en la prevención de las
caídas.
o Produce liberación de endorfinas, generando sensación de bienestar y
satisfacción.
o Mejora la autoestima y la confianza en las propias posibilidades.
o Estimula la masa muscular, fortaleciéndola, manteniéndonos más activos

Sueño

El sueño está formado por distintas fases. Con el correr de los años disminuyen
los tiempos de duración de las fases profundas, hace que el sueño sea más
liviano, que el tiempo total pueda reducirse y que aumenten los despertares
nocturnos.

El sueño reparador requiere entre 7 y 8 horas. Para mejorar la calidad y cantidad


del descanso, es importante modificar conductas antes de dormir o del entorno
donde duerme. Por ejemplo evitar actividades que le generan un estado de
tensión, los ambientes con ruidos, las luces (de aparatos de TV, radio, teléfonos
celulares, computadoras, relojes); asegurarse que su cama le sea cómoda y
controlar la temperatura. Cada persona tiene sus propias características de sueño.

Sexualidad

La sexualidad forma parte de los hábitos de vida saludable y el placer no tiene


edad. Tenga en cuenta que su actividad sexual va a estar relacionada con la que
tuvo cuando era joven. Son importantes los momentos de intimidad, si no se dan
naturalmente, búsquelos Si es necesario puede modificar las posturas sexuales y
buscar otras formas de estimulación. El erotismo y la sensualidad pueden
prolongarse dándole placer y satisfacción, aún si el acto sexual en sí mismo dura
menos tiempo. En especial cuando hay algunas enfermedades que así lo
requieren Para las mujeres: puede haber sequedad debido a la disminución de las
secreciones vaginales, si lo necesita use lubricantes Para los hombres: no se
preocupe si la erección lleva más tiempo, si tiene orgasmo sin eyaculación o si
disminuye la cantidad de semen eyaculado La masturbación es una práctica
normal Sepa que el deseo y la función sexual pueden disminuir por una situación
de estrés u otros Factores emocionales; por la ingesta de algunos medicamentos,
drogas o por la presencia de algunas patologías. El alcohol reduce la potencia
sexual, y no debe mezclarse con sildenafil.

Mente activa

La pérdida de memoria es una preocupación frecuente en las personas mayores.


Con el proceso de envejecimiento cuesta más fijar nueva información, pero ello no
será relevante si no es progresivo y si no interfiere en nuestra vida cotidiana.

La memoria puede alterarse por diversas causas entre las que se incluyen: el
efecto de algunos medicamentos, ciertas enfermedades o algunos eventos vitales
(jubilación, viudez, soledad) cuando se acompañan de síntomas depresivos.

Prevención de caídas y accidentes

El envejecimiento se acompaña de algunos cambios (pérdida de visión, audición,


fuerza muscular, reflejos) que sumados a enfermedades y al efecto de ciertos
medicamentos aumenta la probabilidad de caídas. Una caída puede tener
consecuencias físicas graves como fractura de huesos y desembocar en
problemas psicológicos (miedo a caer nuevamente), funcionales (disminución de
la movilidad) y/o sociales (disminución de la actividad social y aislamiento social).
Por lo tanto se necesita realizar actividades planificadas para mantener el
fortalecimiento muscular y estabilidad de la persona mayor.
CONCLUSIONES

En la sociedad actual, cada vez más, nos preocupamos de lo que llamamos vida
saludable de los mayores.

Hoy en día, el aumento del número de personas mayores en Europa pone de


manifiesto problemas médicos, éticos, psicológicos, sociales y económicos que
deben ser objeto de un examen en profundidad.

El envejecimiento saludable, conviene prepararlo a lo largo de toda la vida. Las


formas sanas de vida ayudarán a los individuos a mantener su autonomía.

La salud está intrínsecamente asociada a los estilos de vida que se eligen.

La calidad de vida de la persona mayor, es directamente proporcional a la calidad


de vida desde la cuna. El fortalecimiento de los recursos cognitivos, afectivos,
ejecutivos, físicos, etc… de los mayores les ayuda a enfrentarse a las inevitables
limitaciones conflictos, frustraciones, y esfuerzos a que se verán inevitablemente
expuestos. En los últimos años, estamos viviendo un cambio en la tradicional
visión y conceptualización del proceso de envejecer, que se empieza a desligar de
la imagen de pasar a ser una “carga improductiva” para vincularse con el concepto
de vivir un proyecto de vida activo.

Los Programas de intervención centrados en la persona resultan muy eficaces


para una mayor calidad de vida.

Una importante cantidad de datos a nivel clínico, patológico y epidemiológico


apoyan la asociación entre factores de riesgo cardiovascular y deterioro cognitivo.
Algunos de estos factores pueden tener una relación no monotónica y, además, la
mayoría de ellos pueden ser modificables. Diabetes mellitus, altos niveles de
glucemia y deficiencia o resistencia a la insulina se han asociado a un incremento
en el riesgo.
Factores sensoriales
Los mecanismos que relacionan los déficits sensoriales con la función cognitiva
no están claramente establecidos. Todos ellos pueden impactar en la relación de
la persona con su entorno.
El déficit auditivo se ha relacionado con la fragilidad física y cognitiva. La
asociación entre deterioro de la función olfatoria y deterioro cognitivo puede
reflejar la vulnerabilidad del bulbo para el asentamiento de lesiones específicas, e
incluso su relación con la mortalidad.
Estilos de vida
La actividad física, sobre todo la de intensidad moderada, se asocia a un riesgo
bajo de declinar en la función cognitiva. La relación entre la actividad física y la
incidencia de DCL sigue siendo equívoca y controvertida. Los estudios que
analizan el impacto del consumo tabaco en la función cognitiva sugieren la
asociación entre esas situaciones. Algunos estudios han investigado la relación
entre la ingesta de alcohol y el riesgo de deterioro cognitivo. Algunos datos apoyan
una relación tipo U, es decir, un riesgo ligero de los consumidores leves versus los
grandes consumidores.
Podemos tener diferentes acciones para mejorar el deterioro cognitivo tomando en
cuenta diferente factores de riesgo que son:

 Realizar ejercicio: los adultos mayores deben realizar por lo menos 2 horas
y media de actividad física moderada durante la semana. Por ejemplo:
bailar, caminar, realizar deporte o bicicleta, entre otras.

 Limitar el consumo de alcohol y no fumar: el cigarro genera daño vascular


que se relaciona a la demencia. “En cuanto al alcohol la recomendación es
a mantener un consumo moderado es decir dos copar de vino diarias para
los hombres y una para las mujeres”, explica el el doctor Gerardo Fasce,
geriatra de Clínica Las Condes.

 Mantener una dieta saludable: la más recomendada por los especialistas es


la mediterránea, ya que privilegia la ingesta de pescado, frutas y verduras,
limitando el consumo de alimentos procesados y carnes rojas. “Se ha visto
que los nutrientes que entrega esta dieta, como el Omega 3, tienen un
efecto protector contra muchas enfermedades y protector del cerebro”,
aconseja el geriatra.
 Mantener un peso adecuado: según la OMS el exceso de grasa corporal se
relaciona con el deterioro cognitivo, por lo que la recomendación es a
controlar el peso mediante ejercicio y dieta sana.

 Controlar enfermedades cardiovasculares: los especialistas recomiendan


mantener niveles saludables de presión arterial y colesterol, así como
también tratar la diabetes. Estas enfermedades generan un daño en
los vasos sanguíneos que favorece el deterioro cognitivo.

 Mantener una vida social activa: relacionarse con otras personas, familiares
y amigos, genera enormes beneficios para el bienestar general de las
personas.

 Ejercitar la mente: crucigramas, puzles, juegos de ingenio, son algunos


ejemplos que pueden ayudar a estimular la actividad cognitiva.

Bibliografía

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Down Vida Adulta. 2013.

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Benavides Caro, C. A. (2017) Deterioro cognitivo en el adulto mayor. Mexico,


Medigraphic.

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