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HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA – 2ª PP Carolina Calvo Ayala

TEMA 11 – EL CONDUCTISMO.
1. – EL ASCENSO DEL CONDUCTISMO.

1.1. – EL MANIFIESTO CONDUCTISTA.

John Broadus Watson (1878-1958), ya en 1908 había esbozado una aproximación


conductual a la psicología animal. Tras establecerse como científico expuso públicamente
el alcance de su psicología objetiva (una serie de conferencias sobre psicología animal en
la Universidad de Columbia) Conferencias que fueron publicadas en la Psychological
Review.

El tono agresivo del documento dejaba claro que Watson estaba publicando el manifiesto
de un nuevo tipo de psicología: El conductismo. Que puede ser considerado como uno de
los numerosos manifiestos modernistas que se lanzaron en las primeras décadas del siglo
XX.

El manifiesto conductista de Watson compartía el objetivo de esos manifiestos


modernistas: repudiar el pasado y exponer, aunque fuese incoherentemente una
concepción de la vida como debería ser.

La crítica de la psicología mentalista.

Watson repudió lo que la psicología había sido hasta el momento. No veía diferencia
alguna entre el “estructuralismo” y el “funcionalismo”. Ambas corrientes adoptaban la
definición tradicional de la psicología como la ciencia de los fenómenos de la conciencia y
empleaban la introspección. La psicología había fracasado a la hora de buscar su lugar
como ciencia natural.

Watson se sentía especialmente limitado por el “mentalismo”. Como la introspección no


era posible en animales, había pocas posibilidades para trabajar con ellos, lo que obligaba
a los psicólogos a “construir” los contenidos de conciencia de los animales por analogía
con las mentes de los propios psicólogos. Además la psicología actual era antropocéntrica
y sólo respetaba los descubrimientos de la psicología animal en la medida en que eran
relevantes para la psicología humana. Para Watson esta situación era intolerable y en
1908 declaró la autonomía de la psicología animal como estudio de la conducta de los
animales, y en 1913 propuso emplear seres humanos como sujetos y aplicar métodos de
investigación comparables a los que se utilizan en el trabajo con animales.

Defectos de la introspección para Watson:

 Desde un punto de vista empírico. – La introspección era incapaz de definir


pregunta a las que pudiera responder convincentemente.

 Desde un punto de vista filosófico. – Condenaba la psicología mentalista por


utilizar el método no científico de la introspección. En las ciencias naturales las
técnicas adecuadas ofrecen “resultados replicables”, y cuando éstos no se
obtienen “se critican las condiciones experimentales” hasta que se logran
resultados fiables.

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Lo que Watson quería decir es que los resultados de la psicología introspectiva,


tienen un componente personal que no existe en las ciencias naturales: esta
opinión fue la que sentó las bases del conductismo metodológico.

 Desde un punto de vista práctico. – Watson censuraba la psicología mentalista


porque exigía a la psicología animal que encontrase en el laboratorio criterios
conductuales de la conciencia ya que según Watson la conciencia era irrelevante
para el trabajo con animales. Los experimentos se diseñan para descubrir que
hará un animal en unas circunstancias nuevas, y entonces se observa su
conducta.

Con respecto a la psicología aplicada (psicología educativa, psicofarmacología, tests


mentales, psicopatología y psicología jurídica y publicitaria) la introspección resultaba
irrelevante. Tocando un tema clave del progresismo, Watson ensalzaba estas psicologías
“verdaderamente científicas” porque buscan generalizaciones amplias que permitan el
control de la conducta humana.

El programa conductista.

El punto de partida de la nueva psicología de Watson sería el hecho de que los


organismos, tanto humanos como animales, se adaptan a su entorno (conducta
adaptativa). La descripción de la conducta llevaría a la predicción de la conducta en
términos de estímulos y respuestas.

Watson aspiraba a aprender métodos generales y particulares mediante los cuales


controlar la conducta.

El programa conductista de Watson (describir, predecir y controlar la conducta


observable), estaba claramente inserto en la tradición positivista de August Compte.

En su manifiesto lo que quedó bien claro sobre la metodología conductual fue que, con el
conductismo, el trabajo con el ser humano sería directamente comparable al trabajo con
animales, porque los conductistas se interesan tan poco por los procesos conscientes de
los sujetos humanos durante el desarrollo de los experimentos como por los de las ratas.

Watson dijo algunas cosas sorprendentes sobre el pensamiento humano, afirmaciones


que son el resultado lógico de la teoría motora de la conciencia (ésta sólo registra lo que
decimos o hacemos sin influir en ella):

 Las imágenes (suponiendo que realmente existan), se convierten en un lujo


mental carente de significado funcional.

 Afirmó que el pensamiento no implica al cerebro (sistema nervioso central). El


pensamiento no es más que una conducta implícita que a veces tiene lugar entre
un Estímulo y la conducta explícita resultante. Según esta hipótesis, casi todas las
conductas implícitas tienen lugar en la laringe y pueden ser observadas, aunque
no se haya desarrollado aún la técnica necesaria para observarlas.

Lo más importante para Watson es que no hay procesos mentales funcionales que
desempeñen papel causal alguno en la determinación de la conducta. Sólo hay cadenas

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de conducta, algunas de las cuales son difíciles de observar. De ser cierto esto, ningún
aspecto de la psicología podría escapar al planteamiento del conductismo: se mostraría
que la mente es conducta y el conductista no le reconocería al mentalista ningún objeto
de estudio.

Watson sugería que su conductismo formaba parte de una revuelta más amplia contra el
pasado cultural y no sólo contra la psicología introspectiva.

Para Watson el mentalismo equivalía en el fondo a aferrarse a la religión en una era


científica en que la religión había quedado anticuada. Quienes creen que hay procesos
iniciados desde el sistema nervioso central en realidad creen en el alma. Watson decía
que, como no conocemos nada acerca de la corteza cerebral, resulta sencillo atribuir las
funciones del alma a la corteza, ya que los dos son misterios sin resolver. La psicología
de Watson era extremadamente radical: no sólo no existí el alma, sino que tampoco
existía la corteza cerebral más que como centralita conectora de estímulos y respuestas.
Tanto el alma como el cerebro podían ser pasados por alto a la hora de describir, predecir
y controlar la conducta.

1.2. – LAS PRIMERAS RESPUESTAS, 1913-1918.

Las respuestas al manifiesto que llegaron a publicarse fueron pocas y contenidas:

Críticas Metodológicas.

 Angell. – (maestro de Watson) Reconoció el conductismo como un desarrollo


lógico de su propio énfasis en la conducta. Sin embargo el no creía que la
introspección se pudiera eliminar definitivamente de la psicología, aunque sólo
fuera porque proporcionaba valiosa información sobre los procesos que conectan
estímulos y respuestas. El propio Watson admitió este uso de la introspección,
pero lo denominaba “método del lenguaje”.

 M. E. Haggerty. – Reconocía que las recientes leyes del aprendizaje o de la


formación de hábitos reducían la conducta a “términos físicos” de modo que ya
no hacía falta recurrir a la conciencia para explicar el pensamiento.

 Robert Yerkes. – Criticaba a Watson por arrojar por la borda el método de la auto-
observación que había distinguido a la psicología de la biología: con el
conductismo la psicología sería simplemente un fragmento de la fisiología.

 Henry Marshall. – Hacía referencia al “Zeitgeist” conductual, cuya última


manifestación era el conductismo, y concluía que contenía cosas muy valiosas,
pero que identificar el estudio de la conducta con la psicología suponía un gran
error conceptual, porque fuesen cuales fuesen los logros del conductismo siempre
quedaría la conciencia por investigar.

 Mary Calkins. – Quien propuso su “psicología del YO” como un compromiso entre
la psicología estructural y la funcional, lo proponía ahora como una teoría
mediadora entre el conductismo y el mentalismo. Al igual que muchos otros
coincidía con Watson en gran parte de su crítica al estructuralismo y acogía de
buen grado el estudio de la conducta. Sin embargo, consideraba que la

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introspección era el método indispensable de la psicología, aunque a veces diera


problemas.

 H Jones y Titchener. – Consideraban el estudio de la conducta como parte de la


biología y consideraban que la psicología para conservar su identidad tenía que
seguir siendo introspectiva.

Critica de contenido.

 H C McComas. – Vio con acierto que el conductismo de Watson era una


prolongación natural de la teoría motora de la conciencia, y mostró que la
identificación que hacía Watson del pensamiento con los movimientos de la
laringe era falsa: algunas personas enferman y pierden la laringe y no pierden por
ello su capacidad para pensar.

Los demás comentarios sobre el conductismo realizados en los años anteriores a la


Primera Guerra Mundial, siguieron básicamente la línea de estas respuestas iniciales:

 Se reconocían los defectos del estructuralismo.

 Se admitían las virtudes del estudio de la conducta.

 Se defendía la introspección como sine qua non de la psicología.

 Aunque el estudio de la conducta era valioso en verdad se trataba de una forma


de biología más que de psicología, ya que por definición la psicología era el
estudio de la conciencia.

Aunque la postura de estos críticos era razonable, quienes las defendían no parecían
darse cuenta de que Watson podía llegar a redefinir la psicología por completo. Watson
estaba en la cresta de la ola comportamentalista y si un número suficiente de psicólogos
adoptaba su definición, ésta dejaría de ser el estudio de la mente para convertirse en el
estudio de la conducta.

Watson no guardó silencio mientras se debatían sus puntos de vista. Intentó llenar el
vacío más evidente del conductismo: el método y la teoría con los que estudiar y explicar
la conducta. Durante algunos años había intentado demostrar que el pensamiento no era
más que habla implícita, pero no lo había conseguido. Recurrió al trabajo de Karl Lashley
(alumno de su laboratorio) que había estado replicando y ampliando las técnicas de
condicionamiento de Paulov. Watson presentó ahora la investigación con reflejos
condicionados como núcleo del conductismo: el método de Paulov aplicado a los
humanos sería la herramienta de investigación del conductismo, y la teoría de los reflejos
condicionados proporcionaría la base para la predicción y control de la conducta en
humanos y animales, como un sustituto objetivo de la introspección.

El programa de Watson, no era sólo científico, sino también social, afirmó que las
neurosis no eran más que “trastornos del hábito, generalmente trastornos de las funciones
del habla.

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A partir de 1892, el enfoque conductual había ido conquistando la psicología lenta y casi
inadvertidamente. Lo que hizo Watson fue darle al comportamentalismo una voz agresiva
y un nombre pegadizo, Conductismo.

Los psicólogos de edad más avanzada ya habían admitido que la psicología debía prestar
atención a la conducta, pero seguían queriendo conservar la misión tradicional de la
psicología: el estudio de la conciencia.

Los psicólogos más jóvenes (generación de Watson) ya habían aceptado el


comportamentalismo, de modo que aceptaban la posición general de Watson. Por lo que
el manifiesto del modernismo psicológico de Watson no escandalizó ni inspiró a nadie.

1.3. – LA DEFINICIÓN DEL CONDUCTISMO, 1919-1930.

Al igual que sucedió con el resto de la psicología, las discusiones en torno al conductismo
se vieron interrumpidas por la primera Guerra Mundial, motivo por el que la psicología
cambió considerablemente, ganando prestigio por la aplicación de pruebas psicotécnicas.
Tras la guerra la cuestión ya no era si el conductismo era legitimo, sino qué forma debía
adoptar.

Las variedades del conductismo.

Ya en 1922 resultaba evidente que los psicólogos no conseguirían entender o formular el


conductismo de un modo comúnmente aceptado:

Walter Hunter. - Defendía una concepción del conductismo exactamente como la que
Watson predicaba: la definición de psicología como el estudio de las relaciones E-R.
Posteriormente definió una nueva ciencia, la “Antroponimia” la ciencia de la conducta
humana. La cual no cuajó.

Karl Lashley. - Para Lashley el conductismo se había convertido en un acreditado


sistema de psicología, pero que, con su énfasis en el método experimental, no había
conseguido dar con una formulación sistemática satisfactoria de sus teorías.

Según Lashley se habían propuesto tres formas de conductismo hasta el momento:

 Dos formas de conductismo metodológico, que reconocían que los hechos de la


experiencia consciente existen, pero no son susceptibles de tratamiento científico.

 Una un conductismo estricto o radical, cuyo extremo punto de vista consistía en


afirmar que los hechos supuestamente propios de la conciencia no existe.


Lashley concluyó, que la elección entre conductismo y psicología tradicional se
reduce a una elección entre concepciones incompatibles del mundo: La científica
frente a la humanista.

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La fórmula de Lashley era claramente de La Mettrie: la explicación mecanicista y


fisiológica de la conducta y la conciencia, (anteriormente habían presentado de
manera menos clara Albert P. Weiss y Zing Yang Kuo).

Otros psicólogos y filósofos interesados en la psicología consideraron que la definición


fisiológica reduccionista del conductismo era demasiado limitada y adoptaron una
definición más amplia de la psicología conductista.

R. B. Perry. - Perry no veía nada nuevo en el conductismo, simplemente un retorno a


la primitiva concepción aristotélica según la cual mente y cuerpo se relacionan como
la actividad y el órgano.

Stephen Pepper. – Contradecía categóricamente a Perry, para él la tesis central del


conductismo era que la conciencia no desempeña papel causal alguno en la
determinación de la conducta, y que el destino del conductismo era conectar la
psicología con el resto de las ciencias naturales.

Jastrow. - No veía nada nuevo en el conductismo. Entender la psicología como


estudio de la conducta era parte de la reconstrucción que se había ido produciendo en
psicología a lo largo de los 50 años anteriores. Según Jastrow, confundir el
conductismo radical de Watson con el conductismo más general y moderado de la
mayoría de los psicólogos estadounidenses era un error.

Cuando se comparan todas las opiniones, se pone de manifiesto que conductismo era un
término de una elasticidad casi infinita. Podía significar:

 Reduccionismo fisiológico o simplemente el estudio de la conducta con métodos


objetivo.

 Una ruptura con el pasado o tener unos orígenes muy antiguos.

 Una concepción de la mente como un agente causal en la determinación de la


conducta o el rechazo de semejante concepción.

Para Woodworth no hay ninguna gran tarea común que aglutine a todos los pretendientes
al título de conductistas. Woodworth concebía el programa fundamental del conductismo
como el estudio de la conducta, no como la interpretación neuromecánica de la psicología
de Watson.

¿Seres humanos o robots?

El conductismo se basaba en la premisa de que los humanos no son más que máquinas
(robots), pero esa premisa no estaba demostrada. Según Woodworth, estaba por
demostrar que los robots pudiesen hacer todo lo que hacen los seres humanos. Esta
cuestión trasciende todos los tiempos de James (o incluso La Mettrie), ya que afecta por
igual al funcionalismo, al realismo, al conductismo y a la psicología cognitiva. Según Bode
“Si uno no puede distinguir que se trata sólo de una máquina, entonces es que también
nosotros somos máquinas.

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Lashley, estaba en lo cierto cuando entendió que la batalla en torno al conductismo no era
sólo una batalla entre distintas maneras de practicar la psicología, sino entre la
explicación mecanicista y la valoración finalista (como agentes con propósitos, valores,
esperanzas, miedos y amores.

El conductismo watsoniano posterior

Tras la segunda Guerra Mundial Watson orientó su investigación y su defensa del


conductismo en una nueva dirección, una psicología humana basada en los reflejos
condicionados, investigando la adquisición de reflejos en los niños.

Watson afirmaba “que no hay tal cosa como la herencia de la capacidad, el talento, el
temperamento, la constitución mental y las características. Por ejemplo: negaba que el
hecho de que los humanos fuesen diestros o zurdos fuese innato. Como no podía hallar
diferencia periférica alguna en la fuerza y estructura de las manos, llegaba a la conclusión
de que no podía haber ninguna base biológica en el hecho de ser zurdo o diestro. Hoy
sabemos que los hemisferios, izquierdo y derecho del cerebro humano desempeñan
funciones muy diferentes entre diestros y zurdos.

Quiso mostrar que los humanos no son más que material plástico esperando a ser
moldeados por la sociedad: “dadme una docena de niños y los convertiré en lo que
quiera”. El más conocido de sus trabajos con niños es “Las reacciones emocionales
condicionadas” Experimento con un niño conocido como Albert B. (Provocar miedo con un
ruido fuerte, y emparejó el sonido con un estímulo condicionado, una rata que a Albert le
gustaba acariciar, al hacer el sonido siempre que acariciaba a la rata, consiguió que Albert
tuviera miedo de la rata), el objetivo de Watson era demostrar que las personas nacen
sólo con unos pocos instintos (miedo, ira rabia y respuesta sexual), Watson creyó haber
demostrado que la rica vida emocional del ser humano adulto no era, en el fondo, más
que una serie de respuestas condicionadas incorporadas a lo largo de años de desarrollo.

Muy en la línea de la tradición positivista de Compte, el conductismo de Watson


rechazaba el control religioso y moral de la conducta y pretendía reemplazarlo con el
control científico y tecnológico mediante la psicología conductual. El conductismo estaba
dispuesto a engranarse con el progresismo.

2. – LA EDAD DE ORO DE LA TEORÍA.

El problema principal que abordarían en las décadas siguientes sería el del aprendizaje.
El funcionalismo había considerado la capacidad de aprender como el criterio para
determinar si un animal tenía mente, y el conductismo no hizo sino dar aún más
relevancia a este criterio. El aprendizaje era el proceso por el cual animales y humanos se
adaptaban al entorno, por el que eran educados y podían ser moldeados por motivos
terapéuticos o de control social. Los años comprendidos entre 1930 y 1950 fueron la edad
de oro de las teorías del aprendizaje más que de cualquier otra cosa.

El otro gran avance de la psicología experimental en estas décadas fue la creciente


conciencia de los psicólogos acerca del método científico adecuado: el positivismo lógico.

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2.1. – LA PSICOLOGÍA Y LA CIENCIA DE LA CIENCIA.

El conductismo reflejaba la idea de ciencia elaborada por el positivismo de Compte, pero


el positivismo inicial había cambiado y sus seguidores dieron con el modo de admitir
dentro de la ciencia términos que parecían referirse a entidades no observables sin
abandonar por ello el propósito fundamental del positivismo de erradicar la metafísica del
discurso humano, o por lo menos del discurso científico. El nuevo positivismo se
denominó Positivismo Lógico.

El propósito de los positivistas lógicos era proporcionar una receta formal para hacer
ciencia, justo lo que los psicólogos creían necesitar. El positivismo lógico comenzó en un
reducido círculo de filósofos de Viena inmediatamente después de la Primera Guerra
Mundial, pero no tardó en extenderse por todo el mundo como una corriente que
perseguía la unificación de la ciencia dentro de un gran proyecto de investigación
orquestado por los propios positivistas.

Los positivistas afirmaban que el lenguaje científico tiene dos tipos de términos:

 Términos observacionales. – que se referían directamente a las propiedades


observables de la naturaleza (longitud, peso, duración temporal, color, etc.)

 Términos teóricos. – permiten añadir explicación a los fenómenos naturales.

El positivismo lógico tenía numerosas características, pero dos de ellas resultaron


especialmente importantes:

 Definición operacional. - Permite relacionar los términos teóricos a la firme base


de los términos observacionales, garantizando así su sentido. (Por ejemplo: “Masa
es igual al peso de un objeto a nivel de mar) Un término que fuese posible definir
de este modo debía ser rechazado y considerado como un sinsentido metafísico.

 Axiomatización formal. – Los Positivistas Lógicos sostenían que las teorías


científicas consistían en axiomas teóricos que relacionaban los términos teóricos
entre sí (Por ejemplo: Fuerza igual a masa por aceleración) Esta afirmación
teórica expresa una supuesta ley científica y puede ser demostrada gracias a las
predicciones que se pueden derivar de ella.

Con el Positivismo lógico, había investigado la ciencia y había presentado sus resultados
de una forma lógica explícita.

S.S. Stevens. - Psicólogo que llevó las definiciones operacionales a la psicología y


denomina al positivismo lógico “la ciencia de la ciencia”, el punto de vista que por fin
parecía hacer de la psicología una ciencia natural indiscutible.

El operacionalismo sostenía que los términos que no pudiesen definirse


operacionalmente carecían de sentido científico, y que los términos científicos podían
obtener definiciones operacionales en las que todo el mundo estuviera de acuerdo. En
psicología esto significaba que los términos teóricos no podían referirse a entidades
mentales, sino sólo a clases de conducta. De ahí que la psicología mentalista no
fuese científica y tuviese que ser sustituida por el conductismo.

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John F. Dashiell. - Señalaba que la psicología y la filosofía volvían a reunirse para


desarrollar los métodos científicos apropiados. En este acercamiento de la filosofía y
la psicología destacaban dos ideas de los positivistas lógicos: El operacionalismo y la
exigencia de que las teorías científicas sean conjuntos de axiomas formulados
matemáticamente.

2.2. – EL CONDUCTISMO PROPOSITIVO DE EDWARD CHACE TOLMAN.

Watson, Lashley y todos los demás conductistas reduccionistas o fisiologistas defienden


la teoría motora de la conciencia, ya que afirmaba que los contenidos conscientes no eran
sino sensaciones de movimientos corporales, que informaban de la conducta pero sin ser
causa de ella. Tolman y Hull adoptaron enfoques diferentes para explicar la conducta sin
acudir a la mente.

A Tolman el neorrealismo le proporciono la base de su enfoque del problema de la mente,


suponía que la introspección no existía y que tampoco existían objetos mentales que
observar. Para los neorrealistas, la introspección sólo era un examen minucioso de un
objeto del entorno, en el que se informa con gran detalle a cerca de los atributos del
objeto. Tolman relacionó este análisis con la teoría motora de la conciencia, sosteniendo
que la introspección de estados internos como las emociones era sólo la “acción
retroactiva” de la conducta sobre la conciencia. En cualquier caso la introspección no era
especialmente importante para la psicología científica; lo que proponía Tolman era un
conductismo metodológico que aceptaba la conciencia pero que excluía su estudio del
ámbito de la ciencia.

La perspectiva neorrealista también permitía hacerse cargo de los indicios de propósito


inteligente en la conducta. La psicología propositiva más importante del momento era la
psicología “hórmica” de William McDogall, a quien Tolman criticaba por abordar el
propósito desde la perspectiva cartesiana tradicional. Para Tolman el propósito es un
aspecto objetivo de la conducta que un observador percibe directamente, no una
inferencia a partir de la conducta observada. Tolman sostenía la memoria al mismo
análisis: afirmar que uno recuerda un objeto ausente X, es lo mismo que la conducta
actual de uno depende causalmente de X.

Tolman proponía un conductismo que eliminaba la mente y la conciencia de la psicología,


pero que conservaba el propósito y la cognición, no como poderes de una mente
misteriosa inferida de la conducta, sino como aspectos objetivos y observables de la
conducta misma. Frente a Watson que es molecular (la conducta compleja se puede
analizar en sus mismos componentes moleculares), Tolman es molar (defiende estudiar
actos completos e integrados).

Al mismo tiempo que abordaba el propósito desde un punto de vista neorrealista, Tolman
insinuó un enfoque distinto, más mentalista: La conciencia proporcionaba
“representaciones” que guían la conducta: la cognición y el pensamiento tienen un papel
causal en la conducta.

Tolman reformula su conductismo intencional por la influencia del positivismo lógico de


Carnap, según la idea de psicología de Carnap, se debería entender que los términos
tradicionales de la psicología popular no se refieren a objetos mentales, sino a procesos
físico-químicos que tienen lugar en el cuerpo. La psicología de Carnap, no era

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incompatible con las ideas que había desarrollado Tolman, pero le ofrecía a éste una
nueva manera de articular su conductismo en el marco de una filosofía de la ciencia que
cada vez era más prestigios e influyente.

Tolman redefinió su conductismo como Conductismo Operacional: La conducta tenía que


ser considerada como una “variable dependiente” causadas por las “variables
independientes” ambientales e internas (pero no mentales). La meta última del
conductismo, por tanto, consiste en enunciar la fórmula de la función que conecta la
variable dependiente (conducta) con las variables independientes (estímulos, herencia,
formación y estados fisiológicos como el hambre). Como ésta meta es demasiado
ambiciosa para alcanzarla de una vez, los conductistas introducen “variables
intervinientes”que conectan las variables independientes con las dependientes.

En sus últimos escritos Toman habla de las cogniciones como entidades


psicológicamente reales, no sólo como descripciones taquigráficas de la conducta. Así los
“mapas cognitivos” se concebían como las representaciones del entorno.

A Tolman se le considera antecedente de la Psicología cognitiva y del procesamiento de


la información.

2.3. – EL CONDUCTISMO MECANICISTA DE CLARK LEONARD HULL.

Clark Leonard Hull (1884-1952) encontró su fe en las matemáticas y la ciencia, por lo que
Hull afirmó que el pensamiento, el razonamiento, y otras facultades cognitivas, incluso el
aprendizaje, deberían entenderse como procesos de carácter mecánico que se podían
describir y comprender mediante las matemáticas.

Hull dejó su huella en la psicología con su teoría y sus investigaciones acerca del
aprendizaje, lo estudió en enfermos mentales e intentó formular leyes matemáticas
precisas para explicar cómo éstos realizaban asociaciones.

Hull empezó a ser conocido en psicología por los tests de aptitud, diseñó una máquina
para calcular las correlaciones entre las puntuaciones obtenidas en los diversos tests en
una batería de tests. Con esto confirmó la idea de que el pensamiento era un proceso
mecánico que podía simularse con una máquina real.

Hull tuvo que habérselas con el Conductismo de Watson. Al principio aunque estaba de
acuerdo con este en criticar la introspección y exigir objetividad, Hull rechazaba el
dogmatismo de Watson e interesado en la psicología de la Gestalt. Uno de sus
representantes, Kurk Koffka, que convenció a Hull de que el conductismo de Watson
precisaba mejoras de naturaleza matemática, una línea de acción que Hull estaba ya
dispuesto a seguir.

El programa de Hull tenía dos componentes principales:

 Hull estaba convencido de que las máquinas podían pensar, de modo que intentó
construir máquinas capaces de aprender y pensar.

 La ambición teórica de Hull era una continuación del espíritu geométrico de


Hobbes y del asociacionismo de Hume, a quien Hull consideraba el primer

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conductista, considerando a la psicología como una ciencia natural cuyo objetivo


es el descubrimiento de leyes que se puedan expresar cuantitativamente, de las
que puedan deducirse conductas de individuos y de grupos como consecuencia.

Para Hull los objetivos de construir máquinas inteligentes y de formalizar la psicología de


acuerdo con un sistema matemático no eran incompatibles, sin embargo, a medida que
fue pasando el tiempo, las máquinas psíquicas perdieron relevancia en sus trabajos. Al
mismo tiempo, como Tolman y casi todos los demás psicólogos, Hull cayó bajo la
influencia del positivismo lógico, cuya insistencia en el formalismo y en la reducción de lo
mental a lo físico estaba en consonancia con su propia psicología de la ciencia.

A partir de 1936 Hull hace un giro desde el interés por las máquinas y las teorías formales
a la preocupación exclusiva por estas últimas. Abordó el problema central del
conductismo: explicar la mente. Al igual que Tolmam, Hull reconocía que la conducta
propositiva y persistente en el esfuerzo para alcanzar metas era una manifestación
externa de la mente. Sin embargo, él proponía explicar esto de manera completamente
diferente: como resultado de los principios mecánicos de la conducta, que están
sometidos a leyes.

Hull reconocía que tradicionalmente una postura mecanicista como la suya sólo había
sido filosófica, y él proponía hacerla científica aplicando lo que él consideraba como
procedimientos científicos. Para Hull la ciencia consistía en un conjunto de “postulados
formulados explícitamente” a partir de los cuales, mediante la “lógica más rigurosa”, se
deducirían predicciones sobre conductas reales.

Hull afirmaba que la virtud del método científico era que las predicciones se podían
comprobar con observaciones, algo que era imposible hacer con los postulados filosóficos
tanto idealistas como materialistas.

Con respecto a la conciencia Hull dio su propia visión del conductismo metodológico. La
psicología podía prescindir de la conciencia al no poderse explicar matemáticamente.
Como Tolman Hull situó la experiencia consciente fuera de los límites de la psicología tal
como los conductistas la concebían. Hull, al igual que Watson, atribuyó ese constante
interés de los psicólogos por la conciencia a la persistente influencia de la teología
medieval.

Después de 1937 Hull concentró sus esfuerzos en elaborar una teoría cuantitativa,
deductiva y formal del aprendizaje, y dejó atrás en buena medida sus máquinas psíquicas,
aunque estas siguieron desempeñando una función heurística en su pensamiento. El
realismo de Hull quedó oscurecido cuando éste adoptó el lenguaje positivista, como
ocurrió con Tolman. Aunque Hull no creía en los propósitos y consignaciones como creía
Tolman, pero era realista al creer que los postulados de sus teorías describían estados y
procesos neurofisiológicos reales del sistema nervioso de los organismos vivos, humanos
o animales.

Su obra más importante fue “Los principios de la conducta” Libro que prometía unificar
toda la psicología bajo la fórmula E-R.

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2.4. – TOLMAN FRENTE A HULL.

Teorías enfrentadas.

Diferencias.

TOLMAN HULL
 Conductismo mecanicista.
 Conductismo proposicional o intencional  Intención y cognición resultado de procesos
 Intención y cognición son reales. mecánicos (no hay mente) descriptibles mediante
 Perspectiva cognitiva ecuaciones lógicas
 Perspectiva Estimulo-Respuesta

Similitudes.

 Tratan de elaborar teorías científicas del aprendizaje.

 Tratan de alcanzar su meta mediante la experimentación.

 Siguen la fórmula de la psicología de Herbert Spencer.

 Rechazan la conciencia.

 El objetivo de la psicología es descubrir, predecir y controlar la conducta.

 Son conductistas metodológicos.

 Influidos por el Positivismo Lógico.

La influencia relativa.

Aunque tanto Tolman como Hull fueron influyentes, Hull ejerció una influencia mucho
mayor.

Tolman nunca fue un teórico sistemático mientras que Hull valoraba el hecho de formular
postulados y derivar teoremas a partir de ellos.

Toman no tuvo discípulos. Hull en cambio sí los tuvo, de entre los cuales Kenneth Spence
se encargó de continuar con su programa. Spence continuó su rigurosa construcción
teórica y creó una versión auténticamente positivista del neoconductismo.

2.5. – YA SOMOS TODOS CONDUCTISTAS.

Spence aúna las distintas ramas del conductismo mediante la formulación de una
metafísica conductista de línea positivista. Tras la segunda Guerra Mundial el
conductismo radical de Skinner sustituirá a todas las corrientes conductistas anteriores.

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3. – TRAS LA EDAD DE ORO.

Sigmund Koch afirmaba que desde el final de la segunda Guerra Mundial, la psicología ha
estado en una larga crisis a consecuencia del desencanto con las teorías del pasado
reciente. Koch identificó dos causas de esta crisis:

 Crisis interna. – Estancamiento de los sistemas teóricos previos a la guerra en la


teoría del aprendizaje.

 Crisis externa. – la psicología clínica y aplicada pujan con fuerza para conseguir el
reconocimiento social.

En 1951 Karl Lashley atacó las bases de la teoría E-R de Watson, Thorndike y Hull
admitiendo como Tolman, que la mente/cerebro tiene un papel activo y no es una mera
central telefónica que establece conexiones entre estímulo y respuesta.

Por otra parte en 1950, Frank Beach, un estudioso de la conducta animal, criticó la
preocupación cada vez mayor que mostraban los psicólogos experimentales por el
aprendizaje de las ratas. En su opinión si no se estudiaban otras conductas y otras
especies, no se debía confiar en los resultados obtenidos en los laboratorios.

3.1. – EL CONDUCTISMO FORMAL EN PELIGRO.

Muchos miembros de la nueva generación de psicólogos experimentales opinaban, como


Koch, que los debates teóricos de los años treinta y cuarenta no habían conducido a
ninguna parte, y que no se estaban resolviendo los problemas de la psicología del
aprendizaje.

En la Conferencia de Dartmouth sobre las teorías del aprendizaje (1950), esta nueva
generación evaluó las teorías del aprendizaje a la luz del positivismo lógico que habían
absorbido y que creían que sus maestros habían seguido al formular sus teorías. La teoría
de Hull que es la que se creía más cercana a los criterios positivistas, fue criticada
duramente, también las de Tolman y Skinner, por no superar los criterios del positivismo
lógico.

3.2. – EL CONDUCTISMO RADICAL.

Skinner es el más conocido e influyente de todos los conductistas y su conductismo


radical supone el completo rechazo de toda la tradición psicológica crecida en el seno de
la filosofía. El conductismo radical skinneriano proponía sustituir toda esta tradición por
una psicología científica que, según el modelo de la teoría darvinista de la evolución,
buscase las causas de la conducta fuera de los seres humanos.

Skinner sigue a Watson al ubicar de forma rotunda la responsabilidad de la conducta en el


medio ambiente del individuo: el ambiente controla la conducta.

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HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA – 2ª PP Carolina Calvo Ayala

El conductismo radical como filosofía.

Una buena aproximación al núcleo del conductismo radical puede obtenerse echando un
vistazo al análisis que hace Skinner de las teorías de Freud. Para Skinner, el gran
descubrimiento de Freíd fue el de que gran parte de la conducta humana tiene causas
inconscientes. Sin embargo, para Skinner, el gran error de Freud fue inventar un aparato
mental (Ello, Yo y Superyó) con sus procesos mentales correspondientes para explicar la
conducta humana. Skinner creía que la lección del concepto freudiano de inconsciente es
que la conciencia es irrelevante para la conducta. Skinner ha extendido esta crítica de las
entidades mentales a todas las psicologías tradicionales, rechazando por igual el
Superyó, la apercepción, la fuerza del hábito y los mapas cognitivos (como rechazó
Aristóteles las formas platónicas y Ockham las facultades mentales).

La herencia intelectual de Skinner se situaba en la línea del empirismo, concretamente del


empirismo radical de Francis Bacon y de Ernst Mach. Al igual que Bacon, Skinner creía
que la verdad debe buscarse en las observaciones mismas (en el “hace” y el “no hace”)
más que en la interpretación de lo que se observa.

La explicación skinneriana de la conducta era heredada del análisis darviniano de la


evolución. Darwin afirmaba que las especies producen constantemente rasgos que
varían, y que la naturaleza actúa sobre estos rasgos seleccionando los que contribuyen a
la supervivencia y eliminando los que no. Del mismo modo, para Skinner, el organismo
produce constantemente formas diversas de conducta. Algunos de estos actos conducen
a consecuencias favorables y otros no. Los que lo hacen son fortalecidos, pues
contribuyen a la supervivencia del organismo y son aprendidos. Los que no son
reforzados no se aprenden, desaparecen del repertorio del organismo y, al igual que las
especies débiles, acaban extinguiéndose.

El conductismo radical de Skinner también constituía una extensión directa del


neorrealismo al ámbito de la psicología. Al enseñar que los organismos perciben
directamente el mundo físico los neorrealistas rechazaban el mundo mental interior
postulado por el Camino de las ideas. De este modo, como en el conductismo inicial de
Tolman, la conducta de un organismo es una función del entorno al que el organismo
responde. No es necesario postular una causalidad interior.

También tienen influencia en su teoría los trabajos de Paulov (aprendió a interesarse por
la conducta total del organismo), del fisiólogo mecanicista Loeb y los primeros trabajos de
Watson.

El análisis experimental de la conducta.

El objetivo de la psicología de Skinner era analizar la conducta mediante la localización de


los determinantes específicos de conductas concretas y establecer la naturaleza exacta
de las relaciones entre la influencia antecedente y la conducta subsiguiente. El mejor
modo de hacer esto es experimentando, porque sólo en un experimento se pueden
controlar sistemáticamente todos los factores que influyen en la conducta. Así Skinner
denominó a su ciencia el análisis experimental de la conducta.

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HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA – 2ª PP Carolina Calvo Ayala

Las contingencias de reforzamiento.

Una conducta queda explicada cuando el investigador ha identificado y puede controlar


todas las influencias de las que esa conducta es función. Llamamos:

 Variables independientes. – Influencias antecedentes que influyen en una


conducta.

 Variable dependiente. – La conducta que es función de los antecedentes.

 Lugar de confluencia de las variables. – Es el organismo donde las variables


independientes actúan conjuntamente para producir una conducta

Skinner suponía que la fisiología podría detallar los mecanismos físicos que controlan la
conducta, pero el análisis de la conducta en términos de relaciones funcionales entre
variables es totalmente independiente de la fisiología. Las funciones permanecerán aun
cuando se comprendan los mecanismos fisiológicos subyacentes.

En sus inicios Skinner enfatizó la naturaleza descriptiva de su trabajo por lo que a sus
primeras ideas se les conoce como Conductismo descriptivo y se le emparienta con
Titchener. Lo que separa a ambos es ka importancia que para Skinner tiene el control de
la conducta.

En su obra “La conducta de los organismos”, Skinner distinguió dos tipos de conductas
aprendidas:

 Conducta (o aprendizaje) responderte. - a esta conducta se la llama con propiedad


conducta refleja, puesto que una conducta respondente es una conducta elicitada
por un estímulo concreto, ya sea condicionado o incondicionado. Se corresponde
con la conducta “involuntaria”, como las respuestas de salivación que estudiaba
Pavlov.

 Conducta (o aprendizaje) operante. - se corresponde con la conducta “voluntaria”.


Ésta no puede ser elicitada o provocada, sino que sólo es emitida de vez en
cuando. Sin embargo, la probabilidad de que se dé una conducta operante si
puede incrementarse si su emisión va seguida de un acontecimiento: el refuerzo;
tras el refuerzo será más probable que esa conducta sea repetida en
circunstancias similares. Las cajas-problema de Thorndike definías una situación
de aprendizaje operante:

“El gato encerrado emite una serie de conductas, y sólo una de ellas, accionar la
palanca, conduce a la libertad, que es reforzante. Si se vuelve a introducir el gato
en la jaula, la probabilidad de respuesta correcta es ahora mayor que antes. La
respuesta operante de accionar la palanca se ha fortalecido.”

Las Contingencias de reforzamiento son definidas por estos tres aspectos:

- Situación o escenario en que se da la conducta (la caja-problema).

- La respuesta reforzada. (Accionar la palanca).

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HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA – 2ª PP Carolina Calvo Ayala

- El refuerzo. (Salir de la caja).

El análisis experimental de la conducta consiste en la descripción sistemática de


las contingencias de reforzamiento tal como se dan en todas las formas de
conducta animal o humana.

Estas Contingencias se analizan de un modo darwinista. El reforzamiento del entorno,


sigue a unas operantes (en el caso de la caja accionar la palanca) y no a otras; las
primeras se fortalecen y las otras se extinguen.

Toda conducta, aprendida o no, es producto de la historia de reforzamiento del individuo o


de su constitución genética. La conducta no es nunca consecuencia de la intención o de
la voluntad.

La definición de la operante de Skinner y de las contingencias que la controlan le


diferenciaban de otros conductistas en tres aspectos:

 Las respuestas operantes nunca son elicitadas o provocadas. (el aspecto que
permite discriminar una situación reforzante de otra que no lo es se denomina
estímulo discriminativo)

 El organismo puede sufrir la influencia de variables que lo controlan y que, sin


embargo, no necesariamente deben considerarse estímulos (Ej. Hambre); el
organismo puede verse influenciado por la motivación (lo que impide considerar a
Skinner como un psicólogo E-R)

 La conducta es un movimiento en el espacio. Una operante no es una respuesta,


es una clase de respuesta. Dos movimientos idénticos pueden ser ejemplos de
operantes distintas si están controlados por contingencias de reforzamiento
diferentes

Skinner rechazaba las teorías que se referían a entidades hipotéticas inobservables, las
consideraba ficciones, como el Yo, la apercepción o los mapas cognitivos.

El método operante.

Skinner en su libro “La conducta de los organismos” definió una metodología innovadora y
radical

 Creó una situación experimental que preservaba la fluidez de la conducta, evitando


fragmentarla en ensayos arbitrarios y artificiales.

 El experimentador procura ejercer el mayor control posible sobre el entorno del


organismo para poder manipular o mantener constantes las variables
independientes y observar directamente cómo éstas modifican la conducta.,
(mediante el uso de investigaciones anteriores)

 Se selecciona para el estudio una respuesta muy simple, aunque sea algo artificial.

 Definía la tasa de respuesta como dato básico de análisis. Prescindió de la


estadística prefiriendo diseños experimentales con pocos sujetos

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HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA – 2ª PP Carolina Calvo Ayala

La interpretación de la conducta humana.

En los años 50 Skinner comenzó a extender su conductismo radical a la conducta


humana. Skinner concebía la conducta humana como una conducta animal apenas
diferente de la conducta de las ratas o las palomas que había estudiado en su laboratorio.

Skinner y el lenguaje.

La empresa más importante que Skinner llevó a cabo fue interpretar el lenguaje dentro del
conductismo radical, haciéndolo en su obra “La conducta verbal”

“Conducta Verbal” era una obra que pretendía establecer la verosimilitud de un análisis
radical del lenguaje, no su verdad (Skinner no analizaba el lenguaje). La conducta verbal
la definía como una conducta cuyo reforzamiento está mediado por otras personas; la
definición incluye a un animal cuya conducta es controlada por un experimentador, juntos
formas una “genuina comunidad verbal” (no hace referencia a la comunicación verbal).
“Conducta Verbal” trataba de lo que suele considerarse como lenguaje o, mejor dicho,
habla.

Skinner introdujo una serie de conceptos técnicos en su tratamiento de la conducta verbal,


uno de ellos sería el “tacto” considerado por Skinner como la operante más importante.

Un “Tacto” es una respuesta operante verbal bajo el control estimular de determinados


componentes del entorno físico, y el uso correcto de los tactos se ve reforzado por la
comunidad verbal. Así, un niño se ve reforzado por sus padres cuando emite el sonido
“muñeca” ante una muñeca.

El análisis radical que hace Skinner de los tactos plantea una importante cuestión general
sobre su tratamiento de la conciencia humana: La noción de estímulos privados. Skinner
creía que los conductistas metodológicos anteriores como Tolman y Hull, se equivocaban
al excluir del conductismo a los eventos privados (como las imágenes mentales, dolores
de muelas). Para él parte del entorno de cada persona incluye el mundo que hay debajo
de su piel, aquellos estímulos a los que esa persona tiene un acceso privilegiado. Estos
estímulos pueden controlar la conducta y deben ser incluidos en cualquier análisis
conductista de la conducta humana. La comunidad verbal nos ha entrenado para observar
nuestros estímulos privados, por medio del reforzamiento de las expresiones verbales
referidas a ellos. Las respuestas privadas tienen valor adaptativo en el sentido darwinista.

La noción de conciencia de uno mismo de Descartes y James, no era para Skinner algo
innato en los humanos, sino una construcción social fruto de la socialización humana. El
tacto referido a uno mismo permitió a Skinner explicar las conductas verbales
aparentemente propositivas sin hacer referencia alguna a la intención o al propósito. Por
ejemplo: “estoy buscando las gafas” parece describir mis intenciones pero para Skinner
este tipo de conductas debe ser considerada equivalente a “cuando me he comportado de
este modo en el pasado, he encontrado las gafas y luego he dejado de comportarme así”

El último tema tratado en “Conducta verbal” era el pensamiento, al que Skinner considera
que es simplemente conducta, bajo el control de las contingencias de reforzamiento.
Rechazó la idea de Watson de que el pensamiento es una conducta subvocal. El

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pensamiento sólo es un tacto que ha sido aprendido a aplicar en determinados tipos de


conducta. Skinner quería controlar la conducta, no solo describirla, ya que el control era
un componente fundamental para el análisis experimental de la conducta.

La explicación científica de la conducta.

Su libro más leído es “Walden II”, novela utópica basada en los principios del análisis
experimental del comportamiento. Refleja el interés utópico de Skinner por controlar la
conducta humana.

Fue importante el deseo de control social propio del progresismo para determinar una
reacción favorable al conductismo de Watson. Skinner es el heredero de este deseo
progresista de controlar científicamente las vidas humanas en interés de la sociedad, de
la supervivencia de las sociedades, el principal valor darvinista y skinneriano.

3.3. – EL CONDUCTISMO Y LA MENTE HUMANA: EL CONDUCTISMO INFORMAL

El conductismo radical de Skinner seguía la tradición watsoniana de rechazo a todas las


causas internas de la conducta, pero la mayor parte de los conductistas, con Hull y
Tolman no siguen esta tradición. Tras la Segunda Guerra Mundial, los procesos cognitivos
reciben una atención creciente.

Pocos comportamentalistas dispuestos a compartir con Skinner que el organismo está


vacío y que no era lícito postular mecanismos internos al organismo que conectasen los
estímulos con las respuestas. Para los psicólogos como Osgood centrados en procesos
mentales superiores, las personas poseen procesos simbólicos con capacidad para
representarse el mundo internamente y las respuestas humanas están controladas por
esos símbolos y no por estimulación externa.

Osgood y otros autores se aferraron al concepto de mediación como solución al problema


del pensamiento humano. El pensamiento se podía concebir como pares simbólicos de
“estímulos encubiertos” y” respuestas mediadoras”. Con la mediación los procesos
cognitivos podían ser admitidos dentro de la teoría de la conducta sin abandonar la
formulación E-R.

Osgood aplicó sus ideas al lenguaje, intentando medir el significado a través de su escala
del diferencial semántico. Dentro de esta corriente liberadora el más amplio programa de
psicología humana lo constituye la “teoría del aprendizaje social” de Neal Miller. Miller y
otros colaboradores intentaron construir una psicología que hiciese justicia a las
intuiciones freudianas sobre la condición humana pero que permaneciese dentro del
ámbito objetivo de la psicología E-R. Estos teóricos aflojaron sus restricciones para poder
englobar el lenguaje humano, la cultura y la psicoterapia

El conductismo mediacional resultó ser un puente entre el conductismo inferencial de los


años 30 y 40 y la psicología cognitiva de los años 80.Apareció un nuevo lenguaje
poderoso, riguroso y preciso, el lenguaje de la programación de ordenadores. Los
psicólogos mediacionales abandonan el lenguaje de las respuestas mediacionales por el
procesamiento de la información

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HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA – 2ª PP Carolina Calvo Ayala

4. – EL DECLIVE DEL CONDUCTISMO.

4.1. – LA LIGÜÍSTICA CARTESIANA.

Noam Chomsky Jugó el mismo papel que Watson con respecto a la paz de los años 50.
Ha sido radical tanto en sus ideas políticas como lingüísticas. En estas últimas, Chomsky
resucitó el programa racionalista de Descartes proponiendo explicaciones formales del
lenguaje y suscitando la noción de ideas innatas. Como Chomsky consideraba que el
lenguaje era una posesión racional exclusivamente humana, sus ideas entraron en
conflicto con los tratamientos conductistas del lenguaje.

El ataque a la conducta verbal.

Chomsky arremetió no sólo contra el libro, “Conducta Verbal” de Skinner, sino también
contra las ideas empiristas en lingüística, psicología y filosofía. La crítica fundamental de
Chomsky al libro era que todo él era equívoco.

Chomsky atacó sistemáticamente todos los conceptos de Skinner, como:

 Estímulo. - Es difícil para el conductismo definir estímulo. Podrían ser definidos


bien en términos técnicos con lo que la conducta no estaría sometida a leyes
porque los estímulos que afectan a una situación determinada son muy pocos; bien
en función de sus efectos con lo que la conducta queda por definición sometida a
leyes, ya que entonces el conductista solo considera aquellos estímulos que la
afectan sistemáticamente.

Para Chomsky mantener que cada pedazo de conducta verbal está bajo control
estimular es una afirmación científicamente vacía, siempre podremos encontrar
algún estímulo relevante y alguna propiedad que “controle” la conducta. No hay
posibilidad de predicción ni control serio de la conducta.

Además la definición de estímulo de Skinner se vuelve vaga y metafórica al sacarla


del laboratorio. El uso que hace Skinner de sus conceptos no está relacionado con
el uso que hace de ellos en los experimentos con la respuesta de presión de
palanca y no añade nada nuevo al supuesto control estimular de la conducta
verbal.

 Reforzamiento. - la aplicación del concepto de reforzamiento a la conducta verbal


es vaga y metafórica. Para Skinner hablar con uno mismo es autorreforzante y por
eso se lleva a cabo esta conducta. Existe también reforzamiento remoto: un
escritor rechazado puede ser reforzado por una fama alcanzada con posterioridad.
Chomsky afirma que la noción de reforzamiento había perdido cualquier sentido ya
que Skinner viene a decir que una persona puede ser reforzada aunque no emita
respuesta alguna y el estímulo reforzador no necesita afecta a la persona reforzada
(reforz. remoto) y ni siquiera tiene que existir.

Para Chomsky el conductismo no podía ser reformado, sólo podía ser sustituido.

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La influencia de Chomsky.

Chomsky Adoptando una postura racionalista cartesiana, cree que ningún aproximación
conductista puede abarcar la infinita creatividad y flexibilidad de éste. Para Chomsky esta
creatividad sólo se puede entender si se reconoce que el lenguaje es un sistema
gobernado por reglas. Las personas poseen un conjunto de reglas gramaticales que les
permiten generar nuevas frases, combinando los diferentes elementos lingüísticos
adecuadamente.

Afirma que el lenguaje humano no se entenderá hasta que la psicología describa las
reglas de la gramática, es decir, las estructuras mentales que subyacen al habla y al acto
de escuchar.

En su esfuerzo por resucitar el racionalismo cartesiano, propuso una teoría innatista sobre
la adquisición del lenguaje para acompañar su teoría formal del lenguaje adulto como algo
regido por reglas; propone que los niños poseen un dispositivo de adquisición del
lenguaje, biológicamente dado, que guía la adquisición de su lengua materna entre los
dos y los doce años.

Para Chomsky al igual que para Descartes el lenguaje es posesión exclusiva del humano.
Es el lenguaje y no la capacidad de pensamiento, el rasgo específico de la especie
humana. Poco después de que Chomsky plantease su tesis, los psicólogos
comportamentalistas resucitaron el antiguo proyecto de La Mettrie de enseñar el lenguaje
a monos mediante el lenguaje de signos, hoy en día parece que los simios, aunque
pueden aprender a comunicar sus deseos mediante signos de forma rudimentaria, son
incapaces de adquirir algo remotamente pacecido al lenguaje humano.

Su énfasis en la naturaleza gobernada por reglas del lenguaje, ayudó a modelar las
posteriores teorías del procesamiento de la información que mantienen que toda conducta
está modelada por reglas.

4.2. – LA EROSIÓN DE LOS CIMIENTOS SPENCERIANOS: LOS LÍMITES DEL


APRENDIZAJE ANIMAL.

Al tiempo que Chomsky atacaba el conductismo, los fundamentos del mismo se estaban
desmoronando desde dentro .algunas de las suposiciones básicas de éste empezaban a
ser cuestionadas.

Las pruebas acumuladas en los años 60 demostraban que las leyes del aprendizaje
descubiertas en ratas y palomas no eran generales, y que existían límites importantes en
cuanto a qué y cómo aprenden los animales, unos límites impuestos por la historia
evolutiva del animal. Pruebas que provenían tanto de la psicología como de otras
disciplinas:

 Los psicólogos descubrieron anomalías en la aplicación de las leyes del


aprendizaje en diversas situaciones.

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 Los etólogos demostraron la importancia de tener en cuenta los factores innatos a


la hora de explicar la conducta animal en el entrono natural en el que se
desarrollan sus ancestros
Keller Breland y su mujer se hicieron adiestradores profesionales de animales. A lo largo
de su amplia experiencia entrenando muchas especies para llevar a cabo conductas poco
comunes, Los Breland se encontraron con casos en los cuales los animales no se
comportaban como debían, las conductas instintivas se imponen a las aprendidas.
Concluyen que los psicólogos deben examinar los supuestos ocultos que conducen a
estos fracasos y que se encuentran en la base de las leyes generales de aprendizaje
propuestas por el conductismo. Cuestionaron tajantemente las suposiciones
paradigmáticas del conductismo. Identifican tres suposiciones ocultas:

 Que el animal es virtualmente una tabula rasa.

 Que las diferencias entre especies son insignificantes.

 Que todas las respuestas son susceptibles de ser condicionadas a todos los
estímulos.

Jonh García y colaboradores estudió lo que denominó “náusea condicionada”, una forma
de condicionamiento clásico. Pavlov sostenía que cualquier estímulo podía actuar como
estímulo condicionado; el cual mediante el condicionamiento, podía provocar cualquier
respuesta condicionada. Los estudios empíricos posteriores indicaron que el estímulo
condicionado y el incondicionado tenían que emparejarse con una diferencia de
aproximadamente ½ segundo para que el aprendizaje tuviese lugar.

García probó que las leyes usuales de condicionamiento clásico no se mantenían: asociar
el sabor con la enfermedad es biológicamente más adaptativo que asociarla con
estímulos auditivos o visuales. Su investigación en un primer momento fue acogida con
escepticismo y rechazada. Sin embargo, los estudios de otros investigadores demostraron
que para multitud de conductas la herencia evolutiva de un animal pone límites bien
definidos a lo que éstos pueden aprender o no.

Los descubrimientos de Breland, García y otros demostraron las limitaciones del viejo
paradigma de Spencer en el que descansaba el programa conductista.

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