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LA ATALAYA 1963 1/8 pág.

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“UN VISTASO AL MORMONISMO”
La Iglesia de Jesucristo de los Santos del íntimo Día está lejos de ser una organización religiosa
insignificante. Con un número de miembros de más de un millón y medio en 1960, es lo bastante
grande como para hacer sentir su presencia en este mundo moderno. La actividad celosa de 6,000
misioneros de tiempo cabal y más de 7,000 misioneros de tiempo parcial ha puesto al
mormonismo en contacto con gente de muchos países que sabe poco o nada con respecto a
él. Para provecho de ella demos un vistazo de cerca al mormonismo.
Afirmando ser una organización religiosa completamente diferente, los mormones vigorosamente
rechazan cualquier conexión con el catolicismo y el protestantismo. Su fundador, José Smith,
estuvo convencido de que no había verdad en ninguna de estas grandes divisiones religiosas de la
cristiandad. Enorgulleciéndose de ser diferentes a las otras iglesias, los mormones consideran a su
iglesia como la restauración de la iglesia de Cristo, que ellos creen fue destruida cuando murieron
los apóstoles. Olvidando que Cristo es el principal fundamento de la iglesia o congregación de él,
ellos concluyen que ella no podría existir sin apóstoles vivientes como fundamento. Ellos creen que la
restauración de la iglesia de Cristo comenzó cuando José Smith tuvo visiones de mensajeros
celestiales.
Fue en 1820 que José Smith tuvo su primera visión. El alegó que mientras se hallaba solo en el
bosque vio una visión de dos personajes brillantes que estaban más arriba de él y que éstos le dijeron
que no ingresara a ninguna iglesia. Estos personajes, se alega, fueron el Padre celestial y su Hijo,
Jesucristo. Tres años más tarde él dijo que tuvo otra visión. Esta vez un mensajero celestial que se
llamó a sí mismo Moroni le habló de un libro escondido, escrito en láminas de oro. Obedeciendo
instrucciones del mensajero, dijo que removió las láminas de su escondite después de esperar cuatro
años. Se supone que este libro dorado es el Libro de Mormón.
José Smith alegó que tuvo otra visión en 1829, en la cual ocasión Juan el Bautista se le apareció
como un mensajero celestial y confirió sobre él y su socio, Oliverio Cowdery, el sacerdocio de Aarón,
después de lo cual se bautizaron el uno al otro secretamente. Esta alegación se hizo a pesar del
hecho de que la Biblia dice que el sacerdocio aarónico fue cambiado cuando Jesucristo llevó
a un fin la ley mosaica. Se cree que esta visión y una visión subsecuente de tres apóstoles les dieron
a estos dos hombres autoridad para restaurar la iglesia de Cristo. Heb. 7:11, 12, 18.
PUNTOS DE VISTA DE LAS ESCRITURAS
Los mormones reconocen que aceptan la Biblia como la inspirada Palabra de Dios, pero están
prontos a restringir su aceptación, diciendo: "Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios según esté
traducida correctamente." Esta excusa les permite rechazar cualquier declaración bíblica que esté en
pugna con la enseñanza mormónica. Así, a las enseñanzas y escrituras mormónicas se les hace la
vara de medir de la verdad.
Desde los días de la traducción de la Versión del Rey Jaime de la Biblia [en inglés], el conocimiento
de los idiomas bíblicos ha mejorado mucho y se han hallado millares de manuscritos muy antiguos de
la Biblia. Estos factores han hecho posible las traducciones modernas de la Biblia con una exactitud
textual que está muy cerca de la de los escritos originales. La Biblia es una guía confiable y no
necesita ni los escritos apócrifos de la Iglesia Católica ni el Libro de Mormón para completarla.
2 Tim. 3:16, 17.
Como la Iglesia Católica, que rehúsa aceptar la Biblia como la única autoridad sobre creencias
religiosas, los mormones insisten en que hay otras autoridades iguales a la Biblia. Este punto de vista
es vital para cualquier religión que tiene enseñanzas que carecen de apoyo bíblico. En el libro Why
1 Am a Mormon, Wallace F. Bennett expresa el punto de vista mormónico, cuando dice:
"Reconocemos las limitaciones de la Biblia, así como su valor. No atribuimos autoridad final a ninguna
de sus declaraciones porque creemos que Dios ha restablecido la autoridad para hablar en su nombre
y la ha dado otra vez a hombres justos." Sobre el mismo tema José Smith, hijo, declaró en la
Documentary History of the Ohurch: "Les dije a los hermanos que el Libro de Mormón era el más
correcto de todos los libros de la Tierra, y la llave de nuestra religión, y que el hombre se acercaría
más a Dios al cumplir con sus preceptos que al cumplir con cualquier otro libro." ¿No debería ser la
Biblia la llave de la creencia cristiana?
Los mormones usan el texto de Ezequiel 37:16, 17 para probar su argumento de que la Biblia y el
Libro de Mormón fueron predichos en la profecía. Alegan que los dos palos de que habla el profeta
Ezequiel representan a estos dos libros. Pero los palos de la profecía de Ezequiel no se refieren a
libros, y esto lo indica Ezequiel mismo. El designó un palo para Judá y el otro como "el palo de
1
Efraín." La tribu de Efraín descendió de José y llegó a ser la cabeza de las diez tribus que se
separaron en los días del rey Roboam. A causa de esta jefatura el nombre Efraín llegó a ser
aplicado al reino de diez tribus. Después que los israelitas fueron librados del cautiverio en
Babilonia, las diez tribus se reunieron con las otras dos tribus y los levitas. Esta reunión de 103 reinos
septentrional y meridional de Israel fue lo que predijo Ezequiel cuando habló de que los dos palos
llegarían a ser un solo palo. De modo que la Biblia no presta apoyo a la alegación de que algún
otro libro religioso es de igual autoridad a ella.
CONCEPTO DEL PADRE Y DEL HIJO
Con respecto a su Padre, Jesucristo dijo en Juan 4:24, "Dios es un Espíritu." Los mormones
alegan que Dios no es un espíritu sino un personaje de hueso y carne. "Lo que quiero que se les
grabe," dijo José Smith en el Logan Jaurnal del 14 de marzo de 1911, "es que Dios es real, una
persona de carne y huesos, así como ustedes lo son y yo lo soy. Cristo es igual, pero el espíritu santo
es una persona de espíritu." Estos tres forman, según la creencia mormónica, una trinidad o deidad,
pero no de la misma manera que la trinidad concebida por el catolicismo. La trinidad mormónica
consta de tres personajes distintos que están unidos en propósito. Hablan de los tres como Dios
el Padre, Dios el Hijo y Dios el espíritu santo.
Los mormones señalan a la declaración de la Biblia de que el hombre fue creado a la imagen
de Dios como prueba de su argumento de que Dios tiene un cuerpo de carne y huesos, pero
esta conclusión no está en armonía con las Escrituras. El ser a la imagen de Dios no significa que
el hombre y Dios son semejantes en sustancia. Los cuerpos de carne fueron diseñados para vivir en
la Tierra, no para existir en la región de los espíritus. Por eso Pablo dijo: "La gloria de los cuerpos
celestes es de una clase, y la de los cuerpos terrestres es de una clase diferente." (1 Cor. 15:40) El
hombre se asemeja a Dios porque refleja los atributos de Dios, lo cual hace al hombre superior a
las bestias.
De nada sirve alegar que los cuerpos celestiales de Dios y de Cristo son carne y hueso en
vez de carne y sangre. Los cuerpos de carne y hueso no pueden existir sin sangre, porque la Biblia
dice: "La vida de la carne en la sangre está." (Lev. 11:11, Mod) Un cuerpo de carne y hueso, por lo
tanto, estaría sin vida. Es exactamente tan imposible que un cuerpo de carne y hueso esté en el reino
celestial como lo es para un cuerpo de carne y sangre. El apóstol Pablo aclara esto cuando declara
específicamente que la carne no puede ir allí. "Carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios.".
1 Cor. 15:50.
El resucitado Jesucristo no tuvo un cuerpo carnal cuando entró en la presencia de Dios después de
su ascensión. Pedro muestra que Cristo fue resucitado con un cuerpo de espíritu, no con un cuerpo
material de carne y huesos sin sangre. "Cristo murió una vez para todo tiempo concerniente a pecados,
una persona justa por las injustas, para poder guiarlos a Dios, habiendo sido muerto en la carne, pero
hecho vivo en el espíritu." (1 Ped. 3:18) Considere también el testimonio de Pablo: "El postrer Adán
vino a ser un espíritu dador de vida." (1 Cor. 15:45) Los cuerpos carnales que Jesús tuvo mientras
estuvo en la Tierra después de su resurrección fueron materializaciones como las que hicieron los
ángeles en numerosas ocasiones hasta el primer siglo. Jesús tenía el poder de materializar un cuerpo
carnal.
La conclusión no bíblica del mormonismo de que Dios tiene un cuerpo de carne y hueso ha llevado
a la alegación de que Dios en otro tiempo fue un hombre. José Smith, hijo, dijo en Times and
Seasons del 15 de agosto de 1844: "Es el primer principio del evangelio conocer con certeza el
carácter de Dios y saber que podemos conversar con él como un hombre converso con otro y que en
otro tiempo fue un hombre como nosotros; sí, que Dios mismo, el Padre de todos nosotros, moró en
una Tierra, igual como Jesucristo mismo moró." Para apoyo de este punto de vista los mormones se
ven obligados a dirigirse a sus propios escritos en vez de a la Biblia.
El concepto de que hay una deidad de tres Dioses: el Padre, el Hijo y el espíritu santo, tampoco
tiene fundamento en la Biblia. Esta enseña que solo hay un Dios que es y siempre será sin igual.
"Realmente hay para nosotros un solo Dios el Padre, procedente de quien son todas las cosas, y
nosotros para él; y hay un solo Señor, Jesucristo, por medio de quien son todas las cosas, y nosotros
por medio de él." (1 Cor. 8:6) En vez de ser parte de una deidad y con el tiempo llegar a ser igual al
Padre, Jesucristo es una criatura que, como las otras criaturas, acude al Padre como su Dios y está
eternamente sujeto a él. Por eso él le dijo a María: "Yo estoy ascendiendo a mi Padre y al Padre de
ustedes y a mi Dios y al Dios de ustedes." -Juan 20:17; 1 Cor.15:28.
VIDA y MUERTE

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Como el hinduismo y el budismo, el mormonismo cree que la existencia de un hombre se
extiende antes del día de su nacimiento y más allá del día de su muerte, que es una progresión
larga. Basan esto en su argumento de que el espíritu del hombre es inmortal. Con respecto a esto,
Esteban L. Richards, uno de los presidentes mormónicos, dijo: "En el concepto de ellos, el espíritu
del hombre no solo nunca muere, sino que vive a través de las condiciones de la progresión eterna.
Lo que se aprende o se adquiere en la vida de una persona se lleva a una vida subsiguiente. La
condenación o 'maldición' solo es una retardación en la progresión. La benignidad acelera la
progresión-la maldad la retarda. No hay limitación concebible para los logros del bien. Finalmente
pueden llegar a ser, por medio de la progresión, tan inteligentes y tan omnipotentes como Dios, él
mismo." Otro vocero mormónico, Jaime E. Talmage, declaró: "Hay en el hombre un espíritu inmortal
que vivió como un ser inteligente antes de que se formara el cuerpo, y que continuará existiendo como
el mismo individuo inmortal después que el cuerpo se haya ido para pudrirse."
La Biblia claramente da a conocer el hecho de que Jesucristo existió en la región de los espíritus
antes de llegar a ser hombre. Si lo mismo fuera cierto para todos los hombres, ¿no sería la Biblia
igualmente clara con respecto a ello? Si tal doctrina fuera cierta, sería de tan grande importancia que
la Biblia ciertamente la mencionaría, pero no dice nada con respecto a que los hombres tengan una
existencia prehumana.
No obstante, los mormones señalan a una pregunta que los discípulos de Jesús hicieron con
respecto a un ciego como prueba de la preexistencia. El texto que usan es Juan 9:1-3, que dice:
"Ahora mientras él iba pasando, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron:
'Rabí, ¿quién pecó, este hombre o sus padres, para que naciera ciego?' Jesús respondió: 'Ni este
hombre pecó ni sus padres.' “Pero Jesús no dijo que ellos tenían la idea correcta. Más bien, él los
corrigió cuando dijo que ni el hombre ni sus padres habían pecado. Posiblemente estos discípulos
creían, como algunos rabinos, que una persona puede pecar en el vientre de su madre antes
de nacer. Dado que su modo de pensar era incorrecto, la pregunta de ellos no es apoyo para la
doctrina de la preexistencia.
Cuando habló con respecto a Esaú y Jacob el apóstol Pablo apoyó el punto de vista bíblico de
que la existencia de un hombre comienza cuando nace y no en alguna región de espíritus antes de
nacer. Pablo dijo: "Cuando ellos todavía no habían nacido ni practicado cosa buena o mala." (Rom.
9:11) Si hubieran tenido una existencia prehumana, Pablo no pudiera haber dicho eso. Jesús mismo
indicó que los hombres no vienen de las regiones de espíritus de arriba como él había venido. A los
judíos él dijo: "Ustedes son de las regiones de abajo; yo soy de las regiones de arriba. Ustedes
proceden de este mundo; yo no procedo de este mundo." Juan 8:23.
También, la creencia mormónica de que el espíritu del hombre se separa de su cuerpo al
morir y continúa su existencia en un lugar llamado "paraíso" donde recibe la oportunidad de
oír el evangelio y de arrepentirse de sus pecados no tiene apoyo en la Palabra de Dios. La Biblia
declara que los muertos no pueden pensar ni hacer decisiones. Note lo que está escrito en el Salmo
146:4: "Su espíritu sale, él vuelve a su tierra; en ese día ciertamente perecen sus pensamientos." Dado
que sus pensamientos cesan, su espíritu no podría ser algo que continúe su existencia consciente,
sino que en cambio es la fuerza impersonal de vida. Otro texto declara: "En cuanto a los muertos, ellos
no están conscientes de nada en absoluto." (Ecl. 9:5) La esperanza de los muertos es una
resurrección, un despertamiento de la muerte a la vida.
Las palabras de Pedro en 1 Pedro 4:6 no apoyan el punto de vista mormónico tampoco. Él no
hablaba con respecto a los espíritus de personas muertas cuando dijo: "Con este propósito fueron
declaradas también las buenas nuevas a los muertos, para que pudieran ser juzgados en cuanto a la
carne desde el punto de vista de los hombres." Dado que los muertos físicamente "no están
conscientes de nada en absoluto," los muertos que se mencionan aquí son los mismos muertos que
Jesús dio a entender cuando dijo: "Deja que los muertos entierren a sus muertos," y los mismos que
Pablo dio a entender cuando dijo: "Es a ustedes a quienes Dios dio vida, aunque estaban muertos en
sus transgresiones y pecados." Las personas vivas que están muertas a los ojos de Dios a causa de
los pecados pueden oír el evangelio, pensar y arrepentirse. Los "espíritus en prisión" a quienes Jesús
predicó eran ángeles caídos, no los espíritus de personas muertas. Mat. 8:22; Efe. 2:1; 1 Ped. 3:18,
19.
MATRIMONIO
Debido a la creencia no bíblica de que la existencia consciente de un hombre continúa después de
la muerte, los mormones presentan el argumento de que el vínculo del matrimonio también
continúa después de la muerte. Wallace Bennett dice: "Los mormones creen que cuando la
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ceremonia se efectúa en un templo, por alguien que tiene la autoridad necesaria, la unión es eterna
en duración y que se extiende más allá de la muerte." No hay nada en la Biblia que justifique esta
conclusión.
Contrario a la enseñanza mormónica, la Biblia revela que la muerte disuelve el vínculo del
matrimonio. En Romanos 7:2 está escrito: "La mujer casada está ligada por la ley a su esposo mientras
él vive; pero si su esposo muere, ella queda desobligada de la ley de su esposo." El vínculo matrimonial
ya no la ata a él. Note también lo que Jesucristo dijo: "En la resurrección ni los hombres se casan ni
las mujeres son dadas en matrimonio, sino que son corno ángeles en el cielo." (Mat. 22:30) Dado que
llegan a ser como los ángeles con respecto al matrimonio, ellos son solteros. Brigham Young
reconoció la soltería de los ángeles cuando dijo: "Son solteros, sin familias o reinos sobre los cuales
reinar." La verdad del asunto es que la muerte termina el vínculo matrimonial.
TRABAJO MISIONAL
Mucho trabajo misional hace los mormones para esparcir sus creencias, pero nadie en la iglesia
mormónica hace del trabajo misional una vocación u ocupación permanente como lo hicieron
Jesucristo y el apóstol Pablo. Los misioneros por lo general son hombres jóvenes de poco más de
veinte años que pasan dos años en los países en que se habla inglés y dos años y medio en países
en que se habla un idioma diferente. Después de esta corta permanencia regresan a su casa a
reanudar su propio modelo de vida en su comunidad.
Durante su permanencia en un país, los misioneros trabajan en parejas, visitando de casa en casa.
Cuando un amo de casa los invita a entrar, proceden a conducir, de manera amigable, una serie de
lecciones sobre las creencias de su iglesia con el objeto de convertir al amo de casa a su religión.
Aunque el amo de casa disfrute de su amigabilidad y llegue a depender de ellos para instrucción y
dirección espirituales, ellos no están lo bastante interesados en él para quedarse en el país más allá
de los dos años o dos años y medio que requieren de ellos. Cuando salen, el amo de casa es
transferido a un nuevo grupo de misioneros, si llega un nuevo grupo.
No puede haber duda con respecto a la sinceridad mormónica en sus creencias, pero la sinceridad
no hace ciertas sus creencias. La verdad no se establece por convicción personal. Muchas personas
desde los días de los apóstoles han alegado haber tenido visiones y ser profetas de Dios. La firme
convicción de los que las creyeron no hizo verdaderas las enseñanzas de estas personas. Por lo
general estos profetas autonombrados tuvieron que proclamar sus propios escritos como santa
escritura para hallar para sus enseñanzas el apoyo que la Biblia no da. La mejor protección contra
tales engaños es comparar las enseñanzas religiosas con la Biblia. Úsela como la vara de medir de la
verdad. Siga el consejo de Juan: “Amados, no crean toda expresión inspirada, sino prueben las
expresiones inspiradas para ver si se originan de Dios, porque muchos falsos han salido al mundo." 1
Juan 4:1.

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EL LIBRO DE MORMÓN COMPARADO CON LA BIBLIA
'Para los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días El Libro de Mormón
es la palabra de Dios y lo consideran como en completa armonía con la Biblia. Su punto de vista fue
expresado concisamente por Brigham Young en Journal of Discourses del 13 de julio de 1862: "El
Libro de Mormón en ningún caso contradice a la Biblia. Tiene muchas palabras como las de la Biblia,
y en conjunto es un testimonio fuerte para la Biblia." Mormones con esta confianza firme en El Libro
de Mormón no deberían objetar cuando otros comparan su libro con la Biblia. Su convicción, expresada
públicamente, de que es veraz es una invitación a otros para hacer tal comparación. Pero primero
comparemos brevemente los antecedentes de estos dos libros.
El escribir la Biblia se hizo a través de un período de más de 1,600 años, y mucha de su
narración histórica ha sido confirmada por muchos hallazgos arqueológicos, así como por
historiadores seglares de diferentes períodos de tiempo. Hoy existen millares de copias
manuscritas de la Biblia en los idiomas originales que datan desde cerca de los días de los apóstoles.
Estas están disponibles para ser examinadas por todos los doctos de lenguas.
La alegación que se hace para El Libro de Mormón es que cubre un período desde alrededor
de 600 a. de J.C. hasta alrededor de 421 d. de J.C. José Smith alegó que lo tradujo de planchas
doradas que él halló en un escondite que un ángel le reveló. La razón por la cual las planchas o
copias del texto que había sobre ellas no se hallan disponibles para ser examinadas se explica
diciendo que el ángel le prohibió a José Smith el mostrarlas a cualquier persona salvo a las

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personas designadas por el ángel. Después de haberse hecho la traducción se dice que el ángel
se las llevó.
El volumen de datos arqueológicos y los registros seglares que confirman la exactitud de la historia
bíblica brillan por su ausencia tocante a lo que se alega que es narración histórica en El Libro de
Mormón. Tampoco es la profunda reserva que rodeó a la escritura del Libro de Mormón cosa
característica de la producción de la Biblia. Las tablillas de piedra sobre las que Dios escribió la
Ley ni se las llevó un ángel ni se le prohibió a Moisés que las exhibiera. Lo mismo puede decirse
de los otros escritos que componen la Biblia. Fueron exhibidos abiertamente y se distribuyeron
copias por todas partes.
EL SER SUPREMO
Si El Libro de Mormón contiene la palabra de Dios, sus doctrinas deberían estar en armonía con la
Biblia. Veamos si esto es así con respecto a lo que dice acerca de Dios. Tocante a él, Mosíah 3:5
declara: "Porque he aquí que viene el tiempo, y no está muy distante, en que, con poder, el Señor
Omnipotente, que reina, que era y que es desde todas las eternidades hasta todas las eternidades,
descenderá del cielo entre los hijos de los hombres; y morará en un tabernáculo terrenal, e irá entre
los hombres efectuando grandes milagros." Aquí hallamos reflejada la popular doctrina de la
trinidad de las iglesias de la cristiandad, las cuales iglesias José Smith consideraba que estaban
equivocadas.
Considere unos cuantos ejemplos más y observe cómo El Libro de Mormón asevera osadamente
que Dios y Cristo son un solo Dios. Alma 11: 38, 39 dice: "Entonces Zeezrom volvió a preguntarle:
¿Es el Hijo de Dios el verdadero Padre Eterno? y le dijo Amulek: Sí, es el Padre Eterno mismo del
cielo y de la tierra." Mormón 7:7 habla tocante a cantar alabanzas "al Padre, y al Hijo y al Espíritu
Santo que son un Dios" "en un estado de felicidad sin fin." El Libro de Mormón hace que Jesucristo
diga categóricamente, en 3 Nefi 11:14: "Soy el Dios de Israel, y el Dios de toda la tierra, y que he
muerto por los pecados del mundo." En ninguna parte hace la Biblia tales declaraciones trinitarias.
En ninguna ocasión pretendió Jesucristo ser el "Dios de toda la tierra" ni el "Dios de Israel."
Sobre este punto El Libro de Mormón contradice a la Biblia. En vez de decir que el Padre y el Hijo son
un solo Dios, la Biblia revela que el Hijo es una criatura que fue el principio de las creaciones del
Creador y que está sujeto al Padre aun después de su ascensión al cielo. Esto se muestra en 1
Corintios 15:28: "Pero cuando todas las cosas hayan sido sujetadas a él, entonces el mismo Hijo
también se sujetará a aquel que sujetó todas las cosas a él, para que Dios sea todas las cosas para
con todos."
En vez de afirmar ser Dios en la carne, Jesucristo señaló su dependencia del Padre y su inferioridad
a él, diciendo: "No puedo hacer ni una sola cosa de mi propia iniciativa; así como oigo, juzgo; y el juicio
que yo dicto es justo, porque yo no busco mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió." Juan
5:30.
Frecuentemente el texto hebreo de la Biblia se refiere a la gran Fuente de la vida como Elohim.
La doctrina de la trinidad no se demuestra por el hecho de que esta palabra se halle en la forma plural.
Esta se aplica no solo al Dios verdadero sino también al dios pagano Dagón, como en Jueces
16:23, 24. Cuando se hace referencia al Padre, al que se identifica en la Biblia por el nombre propio
Jehová, a menudo se usa el articulo definido ha antes de Elohim. En vez de indicar una pluralidad
de dioses o personas en un solo Dios, significa el número plural de majestad o excelencia,
como muestra el término real "vuestra."
JESUCRISTO
Varios libros del Libro de Mormón están fechados antes de la venida de Cristo, pero repetidas
veces hablan en cuanto a Jesucristo, su sacrificio de expiación de los pecados, su resurrección, su
bautismo en agua, el bautismo por el espíritu santo, la salvación del hombre por medio de Cristo y la
necesidad de ejercer fe en él para ser salvo. Estas cosas se mencionan con la gran frecuencia que
caracteriza a las obras literarias producidas después que Jesús fue muerto y resucitado. Tales
declaraciones acerca de él vienen a ser anacronismos en el marco de circunstancias del tiempo que
les da El Libro de Mormón. Estando fuera del orden de tiempo, están en pugna con la Biblia, la
cual coloca a declaraciones semejantes después de Cristo, no antes de su venida.
Como pudiera esperarse cuando se habla de los acontecimientos fuera del orden de tiempo, El
Libro de Mormón de vez en cuando comete un desliz y se refiere a ellos en el tiempo pasado en vez
de en el tiempo futuro. En 2 Nefi 31:6, 8 se hace esto. Hablando de Jesucristo, estos versículos
declaran: "Ahora, quisiera preguntaros, amados hermanos míos, ¿cómo cumplió el Cordero de Dios,
con toda justicia bautizándose en el agua? Por tanto, después que fue bautizado en el agua, el Espíritu
5
Santo descendió sobre él en forma de paloma." A estos versículos se les asigna una fecha entre
559 a. de J.C. y 545 a. de J.C. Lo mismo se hace en 2 Nefi 33:6: "Me glorío en mi Jesús, porque ha
redimido mi alma del infierno." ¿Cómo puede una persona que se supone que vivió mucho antes
de que Cristo hiciera su sacrificio decir que Cristo lo había redimido?
Unos 124 años antes de que Jesús naciera en Belén, El Libro de Mormón tiene a personas
clamando: "¡Oh, ten misericordia, y aplica la sangre expiatoria de Cristo para que recibamos el perdón
de nuestros pecados y sean purificados nuestros corazones; porque creemos en Jesucristo, el Hijo de
Dios, que ha creado el cielo, la Tierra y todas las cosas; que bajará entre los hijos de los hombres!"
(Mosíah 4:2) ¿Cómo puede un pueblo clamar por el perdón de pecados por medio de la sangre
expiatoria de Cristo mucho antes de que esa sangre se derramara y en un tiempo en que al
pueblo de Dios se le requería que confiara en los sacrificios de los animales de la Ley para la expiación
de los pecados?
¿Por qué ninguno de los escritores de la Biblia Hebrea habla acerca de Jesucristo, su sacrificio de
expiación de pecados y de la resurrección como El Libro de Mormón? ¿Reveló Dios estas cosas
vitalmente importantes a personas que vivían en la América del Norte en aquel tiempo y no a estos
amados siervos hebreos suyos? Mosíah 3: 13 dice: "El Señor Dios ha enviado a sus santos profetas
entre todos los hijos de los hombres para declarar estas cosas a toda familia, nación y lengua, para
que así, quienes creyesen que Cristo vendría, pudiesen recibir la remisión de sus pecados." ¿Por qué,
entonces, los profetas que vivieron antes de 124 a. de J.C., cuando se supone que Mosíah
escribió, no mencionaron estas cosas en sus escritos inspirados?
Sería completamente increíble alegar que el texto de la Biblia como lo tenemos hoy día está tan
defectuoso a causa de los errores de los copistas que ni una sola referencia a Jesucristo por su nombre
y a su sacrificio se dejara en los copiosos escritos de las Escrituras Hebreas. Si tales referencias
hubieran existido, seguramente los escritores de las Escrituras Cristianas Griegas las habrían
mencionado. En vez de estar crasamente defectuoso, el texto bíblico como lo tenemos hoy día ha sido
refinado al compararlo con manuscritos muy antiguos hasta el grado en que es muy exacto, muy poco
diferente del que tuvieron los apóstoles. Lo que está sujeto a sospecha no es la exactitud de la Biblia
sino la exactitud del Libro de Mormón.
A pesar del hecho de que la palabra griega biblía de la que obtenemos la palabra Biblia, no se usó
como título para las Escrituras hasta el quinto siglo después de Cristo, El Libro de Mormón usa el
vocablo más de 500 años antes de Cristo. Dice en Nefi 29:3, 10: "Muchos de los gentiles dirán: ¡Una
Biblia! ¡Una Biblia! ¡Tenemos una Biblia, y no puede haber más Biblia! Así que no por tener una Biblia,
debéis suponer que contiene todas mis palabras." El vocablo Biblia, o biblía significa "libros" o "folletos"
y se aplica a la colección de escritos inspirados que están encuadernados en forma de códice, es
decir, con hojas y cubiertas. Ninguna colección semejante existió cuando se supone que fue escrito 2
Nefi. Aquí, entonces, se halla otra incompatibilidad de parte del Libro de Mormón.
CITAS y EXPRESIONES BIBLICAS
Una cosa muy notable con respecto al Libro de Mormón es las frecuentes citas o casi citas que
hace de la Biblia, según la Versión Autorizada o del Rey Jaime. Esta fue la versión que era popular
durante los días de José Smith. Los libros de la Biblia fueron escritos originalmente en hebreo, arameo
y griego sin divisiones de capítulos y versículos. Estas vinieron en el siglo díeciséis después de Cristo.
Pero en las numerosas citas directas de la Biblia que hace El Libro de Mormón se usan por lo general
las mismísimas divisiones de versículos que se hallan en la Versión Autorizada. Salvo por el añadir de
vez en cuando unas cuantas palabras las citas son idénticas a la Versión Autorizada. Por ejemplo: 1
Nefi 20 y 21 es igual a Isaías 48 y 49; 2 Nefi 7 y 8 es igual a Isaías 50 a 52:2; 2 Nefi 12 a 24 es igual
a Isaías 2 a 14; 2 Nefi 27:25-35 es igual a Isaías 29:13-24; Mosíah 14 es igual a Isaías 53; 3 Nefi 24
es igual a Malaquías 3; 3 Nefi 25 es igual a Malaquías 4 y Moroni 10:9-17 es básicamente igual a 1
Corintios 12:8-11. Estas solo son unas cuantas de las muchas citas casi directas de la Versión
Autorizada de la Biblia.
Interesante es el hecho de que El Libro de Mormón tiene a hombres que se supone vivieron
centenares de años antes de Cristo usando expresiones que se hallan en las Escrituras Griegas de la
Biblia, las cuales Escrituras fueron escritas después del tiempo de Cristo. La expresión de Pablo en
Hebreos 13:8 se usa por lo menos cinco veces. Él dijo: "Jesucristo el mismo ayer, y hoy, y para
siempre." (V A) Su primera aparición en El Libro de Mormón es en 1 Nefi 10:18, que se supone fue
escrito más de 600 años antes de los días del apóstol Pablo. Dice: "Porque el Señor es siempre el
mismo ayer, hoy y para siempre." Los otros lugares donde aparece son 2 Nefi 27:23, Alma 31:17,
Mormón 9:9 y Moroni 10:19. La expresión que Pablo usó en cuanto a la resurrección de los seguidores
6
ungidos de Cristo en 1 Corintios 15: 53 también se usa en varios lugares. Pablo dijo: "Porque esto
corruptible debe revestirse de incorrupción, y esto mortal debe revestirse de inmortalidad." (V A)
Observe la semejanza a esta famosa expresión de Mosíah 16:10: "y esto que es mortal se vestirá de
inmortalidad, y esta corrupción de incorrupción." Variaciones de ella aparecen en Alma 40:2 y 41:4.
Estos dos libros datan de antes de Cristo.
En Hebreos 3:8, 11 (V A), el cual cita del Salmo 95:8, 11, está escrito: "No endurezcan su corazón,
como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto. Por eso juré en mi ira: No entrarán en
mi descanso." Vea la semejanza de esta declaración en Alma 12: 35, que es fechado en 82 a. de J.C.:
"El que endureciere su corazón, y cometiere iniquidades, he aquí, juro en mi ira que no entrará en mi
descanso." Los versículos 36 y 37 repiten la expresión. Unos cuantos versículos antes en este mismo
capítulo hay otra expresión que se encuentra en la carta de Pablo a los hebreos con una leve variación.
El versículo 27 dice: "Se decretó que los hombres murieran; y que después de la muerte
compareciesen para ser juzgados." La misma expresión aparece en Hebreos 9:27.
A veces un versículo del Libro de Mormón contiene expresiones muy conocidas de más de una
parte de la Biblia. Por ejemplo, Alma 34:36 declara: "Sé esto, porque el Señor ha dicho que no mora
en templos impuros, sino en los corazones de los justos; y también ha dicho que los justos se sentarán
en su reino, para ya no volver a salir; y sus vestidos serán blanqueados por medio de la sangre del
Cordero." La parte acerca de que Dios no mora en templos es una variación de la declaración de
Esteban en Hechos 7:48. Fue Jesús quien dijo que los justos se sentarían en el reino. Sus palabras
están registradas en Lucas 13:29. La parte en cuanto a los vestidos blanqueados corresponde a
Apocalipsis 7:14. Otro ejemplo es Mormón 9:9: "Pues, ¿no leemos que Dios es el mismo ayer, hoy y
para siempre, y que en él no hay variación ni sombra de cambio? Estas expresiones vinieron de
Hebreos 13:8 y Santiago 1:17. Aunque se supone que Mormón dijo esto en la América del Norte unos
400 años después de Cristo, es obvio dónde se originaron las declaraciones.
El Libro de Mormón hace que Jesucristo aparezca en la carne a la gente de la América del Norte
después de su resurrección y ascensión. Mucho de lo que lo representa como diciendo a la gente son
expresiones escritas en la Biblia. Citas larguísimas de la Versión Autorizada de lo que él dijo en
Palestina son puestas en su boca como siendo dichas en la América del Norte. Por ejemplo, 3 Nefi
12:3-18, 21-28 y 31-45 son casi idénticas, versículo por versículo, con Mateo 5:3-18, 21-28 y 31-
45 en la Versión Autorizada. Esto también se hallará ser cierto cuando se compara 3 Nefi 13 con
Mateo 6 así como 3 Nefi 14 con Mateo 7. El tipo de semejanzas que revela la comparación de estos
pasajes no habría existido si Jesús verdaderamente hubiera repetido estas cosas a otra gente y
estuvieran escritas por diferentes escritores en un idioma diferente.
Muchas de las declaraciones de Jesús registradas en la Biblia pueden hallarse liberalmente
salpicadas a través del Libro de Mormón, de las partes fechadas cerca de 600 años antes de su
nacimiento a las fechadas más de 400 años después de su nacimiento. Lo que Jesús dijo en cuanto
a sus ovejas en Juan 10:9, 14, 16 se halla, en parte, en 1 Nefi 22:25, fechados 588 años antes de
Cristo. Alma 31:37 usa las palabras de Jesús en Lucas 12:32, aunque este libro está fechado 74
años antes de su nacimiento. La expresión bien conocida de Jesús en Mateo 16:19, donde él le dice
a Pedro: “Lo que ligares sobre la tierra, será ligado en el cielo; y lo que desatares sobre la tierra, será
desatado en el cielo,” se halla en Helamán 10:7, que dice: “He aquí, te doy poder para que lo que
ligares en la tierra, sea ligado en los cielos; y cuando desatares en la tierra, sea desatado en los
cielos.” Esto está fechado veintitrés años antes del nacimiento de Jesús. Sería interesante mencionar
aquí que lo que Pedro dijo en cuanto a Jesús en Hechos 3:22-25 aparece, salvo unas cuantas
alteraciones, en 3 Nefi 20:23-25, como palabras que se supone que Jesús dijo en 34 d. de J.C. a
gente en la América del Norte, pero su estrecha semejanza a la Versión Autorizada de la Biblia
identifica su fuente.
En el uso liberal que El Libro de Mormón hace de lo que está escrito en la Versión Autorizada ha
incluido el pasaje espurio que aparece en esta versión en Mateo 6:13, dado que se reconoce que la
última parte de tal versículo es una adición no inspirada a los escritos originales de la Biblia. Este
pasaje espurio en Mateo 6:13, que dice: “Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria para siempre.
Amén,” aparece en forma idéntica en 3 Nefi 13:13. También los aparentemente espurios versículos
de Marcos 16:17, 18, aparecen casi palabra por palabra en Mormón 9:24.
Después de comparar El libro de Mormón con la Biblia, las conclusiones inevitables que deben
sacarse son éstas: No está en armonía con la Biblia sino que enseña doctrinas que están en pugna
con ella. La razón por la que tiene, como Brigham Young dijo, “muchas palabras como las de la Biblia,”
es que plagia de la Biblia, en gran número, expresiones usadas por los escritores de la Biblia y las

7
entreteje dentro de su propio texto. Lo que también reviste para que suene como la popular Versión
Autorizada de la Biblia es su constante uso del inglés arcaico de esa versión.
Medido con la historia detallada del Pentateuco, la belleza sublime de los Salmos, la sabiduría
concisamente expresada de los Proverbios y el consejo edificante de las cartas paulina, El libro de
Mormón subsiste como una imitación gastad, no inspirada y dolorosamente verbosa de la Palabra de
Dios.
DESPERTAD g83 8/5 págs. 24-27
Los Santos del Ultimo Día en el mundo actual ***
“Sí, el mormonismo continúa creciendo en los EE. UU al paso actual —calculó recientemente un
estadístico mormón— y si la población estadounidense continúa aumentando al paso actual, entonces
dentro de 150 años, cuando el mormonismo celebre su tricentenario, todos los ciudadanos de la nación
serán mormones.”
Aunque esta declaración no se hizo con la intención de que se tomara muy en serio, no obstante,
encierra las características del movimiento mormón... el optimismo, la agresividad, la prosperidad y el
crecimiento.
Tendencias modernas
Cuando Joseph Smith, hijo, estableció formalmente la Iglesia Mormona, el 6 de abril de 1830, en el
interior del estado de Nueva York, solo había seis miembros. Hoy día la Iglesia Mormona de Utah
(E.U.A.), conocida oficialmente como la Iglesia de Jesucristo de los santos del último día, que es, por
mucho, la más grande entre diversos grupos de mormones, presume de tener 4.700.000 miembros en
75 países.
Muchas personas probablemente asocian el mormonismo con hombres jóvenes de aspecto sano y
de apariencia seria que van de dos en dos a los hogares procurando convertir a las personas. De
hecho, se dice que los 30.000 misioneros mormones, mayormente varones entre las edades de 19 y
20 años que sirven su cuota de dos años en los Estados Unidos y otras partes del mundo, bautizan a
200.000 nuevos conversos todos los años. Por eso, la Iglesia Mormona de Utah afirma ser una de las
religiones que más rápidamente está creciendo hoy día.
Los atractivos
En un artículo sobre la obra misional de los mormones, la revista Newsweek dice que para los
nuevos conversos el mormonismo promete una red de amistades atentas, una doctrina de la familia
eterna y un profeta vivo que les proporciona seguridad en la vida. Ciertamente en la sociedad actual,
que cambia rápidamente, la familia y las amistades, como también la seguridad religiosa y la
oportunidad de mejorarse, son muy atrayentes y deseables. En este sentido, el mormonismo parece
tener mucho que ofrecer.
Cada congregación mormona, que equivale a una parroquia o diócesis, auspicia con regularidad
juegos de pelota, excursiones, fiestas, bailes y otras actividades en las que participan grupos de
personas de diferentes edades. Se anima a las familias a dedicar el lunes por la noche —Noches en
el Hogar con la Familia— a estar juntos para estudiar, recrearse y participar en otras actividades de
familia. La iglesia también opera su propio sistema de asistencia social para ayudar a compañeros
mormones que estén pasándola mal. Dichos programas, junto con una impresionante lista de
celebridades, como el ex gobernador George Romney, los cantantes de la familia Osmond, el
columnista Jack Anderson y otras personas que están en las filas de ellos, no solo ofrecen algo
sumamente atractivo a los conversos en perspectiva, sino que también contribuyen a que los
miembros que estén descontentos con la iglesia lo piensen dos veces antes de abandonarla.
“No todo marcha bien en Sión”
El impresionante aumento en la cantidad de miembros, la prosperidad material, las familias
amorosas, la pureza moral, una buena posición social y la respetabilidad pudieran contribuir a un
cuadro atractivo e ideal del mormonismo. Pero los “obispos y otros funcionarios eclesiásticos que
dedican mucho tiempo a dar consejo están muy conscientes de que ‘no todo marcha bien en Sión’”,
escribió Leonard Arrington, historiador de la Iglesia Mormona.
Por ejemplo, en Utah, donde la Iglesia Mormona afirma que sus miembros constituyen el 70
por 100 de la población, los registros del gobierno indican que la proporción de divorcios es
más alta que la proporción nacional, y que, de cada 10 madres adolescentes, 7 conciben su
primer hijo sin estar casadas. Todos los programas religiosos y sociales de la iglesia han resultado
en muy pocas, o ningunas, ventajas verdaderas para sus miembros. Por el contrario, el tiempo, el
esfuerzo y las finanzas que tales programas exigen de los miembros solo añaden a la frustración,
8
decepción y depresión que ellos sienten. Como resultado de esto, la proporción de suicidios en
Utah, tanto entre los adultos como entre los adolescentes, es también más alta que el promedio
nacional, y la cantidad de tranquilizantes y estimulantes, entre otras drogas, que los mormones
consumen excede por mucho a la cantidad que consume la población en general.
Otra causa de preocupación entre los líderes de la iglesia es que en años recientes ha ido
aumentando la cantidad de miembros inactivos. De acuerdo con Arrington, “20 a 30 por 100 de los
que pertenecen a congregaciones estadounidenses que adoptan una posición intermedia o tibia no
asisten en absoluto” [a los servicios de la iglesia], y en las congregaciones que están alejadas del
centro, “las personas descontentas que no asisten pudieran constituir hasta 50 por 100 de los
miembros”. No obstante, éstas están incluidas entre los millones de miembros que la iglesia informa
tener.
La teología que hay tras la iglesia
Tal vez parezca extraño que los problemas más apremiantes del mormonismo tengan que ver con los
rasgos de la secta que constituyen su mayor atractivo... la familia, los jóvenes, programas eclesiásticos
sólidos y así por el estilo. En realidad, esta paradoja es el resultado del concepto único y extraño del
mormonismo en cuanto a la naturaleza de Dios y del hombre.
‘Dios Mismo —explicó Joseph Smith— era en un tiempo como nosotros somos ahora, y es un
hombre ensalzado que se sienta entronizado allá en los cielos.’ Para los mormones, Dios es un hombre
glorificado y perfecto. Tiene un cuerpo de carne y hueso, pero sin sangre, en el que mora un espíritu
eterno.
‘Todos los hombres y todas las mujeres son [...] literalmente hijos e hijas de la Deidad’, escribió
Joseph F. Smith, sobrino de Joseph, hijo, y presidente de la iglesia desde 1901 hasta 1918. ‘El
hombre, como espíritu, fue engendrado y nació de padres celestiales, y, antes de venir a la Tierra en
un cuerpo temporal, fue criado en las mansiones eternas del Padre hasta alcanzar la madurez.’
Por eso, de acuerdo con la teología mormona, todos los seres humanos existieron como seres
de espíritu en el cielo antes de venir a la Tierra. Vienen a la Tierra para ser probados, y, si tienen
éxito, son ensalzados, de modo que ellos mismos finalmente llegan a ser dioses que tienen sus
propios mundos. Por eso los mormones creen que existe no solo un dios, sino muchos dioses, cada
uno de los cuales gobierna su propio mundo. Brigham Young, segundo presidente de la iglesia,
dijo en cierta ocasión: “Cuántos dioses hay, no lo sé. Pero nunca ha habido un tiempo en que no haya
habido dioses ni mundos, ni en que los hombres no hayan estado pasando por los mismos sufrimientos
por los que nosotros estamos pasando”.
Estas creencias explican por qué se da tanta importancia al matrimonio y a la familia. Se considera
que es un deber que los mormones fieles se casen y tengan cuantos hijos puedan mantener
con el fin de suministrar cuerpos físicos para que otros espíritus vengan a la Tierra. Es preciso
que el matrimonio de ellos y su familia sean sellados en el templo “por tiempo y eternidad” para que
puedan llegar a ser padres celestiales y produzcan hijos de espíritu. Obviamente están ligados con
este concepto los matrimonios múltiples, o la poligamia, que en un tiempo practicaban abiertamente
los miembros de la iglesia.
También se hace patente por qué los mormones se caracterizan por ser trabajadores arduos y
personas que se esfuerzan por alcanzar sus metas, sea que éstas se relacionen con la educación, la
política o los negocios. Todo es parte del procedimiento de progresar eternamente hacia el reino
celestial.
Base de la creencia
Está claro que, para apoyar dicha teología, se necesita mucho más que la Biblia. Por eso el octavo
de los Artículos de Fe de los Mormones dice: “Creemos que la Biblia es la palabra de Dios siempre y
cuando se traduzca correctamente”. Por otro lado, Joseph Smith dijo que el Libro del Mormón es el
“libro más correcto de la Tierra, y la piedra angular de nuestra religión, y que el hombre se acercaría
más a Dios si se apegara a los preceptos de éste, más bien que a los de cualquier otro libro”. Sin
embargo, el Libro del Mormón es en sí una traducción. Joseph Smith alegó que lo tradujo de
inscripciones “egipcias reformadas” que estaban en tablas de oro (que desaparecieron hace
muchísimo tiempo), las cuales recibió del ángel Moroni, al usar el “Urim y Tummim”, un par de anteojos
especiales. Es interesante que a este “libro más correcto de la Tierra” se le han hecho más de 2.000
cambios textuales desde que se publicó por primera vez en 1830, y contiene unas 27.000 palabras —
la décima parte del libro— citadas palabras por palabra, o ligeramente modificadas, de la Biblia del
Rey Jaime, incluso algunos de los errores de traducción de ésta.

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Hay otros dos libros que también se consideran como obras clásicas de la iglesia: Libro de la
doctrina y de las alianzas y Perla de gran precio. En estos libros, que contienen otras “revelaciones” y
traducciones, Smith desarrolló el complicado sistema de la teología mormona, incluso doctrinas que
no están en el Libro del Mormón, tales como la multiplicidad de dioses, la poligamia, la maldición de
la raza negra, el bautismo de los muertos y una serie de otras doctrinas.
Los mormones también creen en la revelación continua... los cielos no están cerrados para ellos.
El presidente de la iglesia, como profeta, vidente y revelador, recibe directamente de Dios
comunicaciones o respuestas a preguntas de actualidad. El 9 de junio de 1978 el presidente Spencer
W. Kimball proclamó la reciente “revelación” de que todos los varones dignos que pertenecieran a la
Iglesia fueran ordenados para el sacerdocio, prescindiendo de la raza o el color de la piel. Eso puso
fin a la creciente tensión racial que había dentro de la iglesia debido a que los negros, quienes hasta
entonces habían sido excluidos del sacerdocio, nunca antes habían tenido la oportunidad de alcanzar
el reino celestial, según la enseñanza mormona.
Religión que se complace a sí misma
A los mormones les complace citar las palabras de Lorenzo Snow, su quinto presidente, las cuales
dicen que ‘tal como el hombre es, Dios era, y tal como Dios es, el hombre puede llegar a ser’. Al
adoptar este punto de vista, ponen la exaltación y la glorificación personal por encima de la
santificación del nombre de Dios y del hacer la voluntad de él, a diferencia del ejemplo que dejó
Jesucristo (Mat. 6:9; Juan 5:30). A lo más, lo que despliegan es una ilusión egoísta y de
autocomplacencia.
Jesús enseñó a sus discípulos a orar a Dios así: “Santificado sea tu nombre. Venga tu reino.
Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mat. 6:9, 10). Hoy día, los testigos
de Jehová de todo el mundo dirigen la atención de la gente al Reino de Dios como el único medio de
restaurar la paz y la armonía. Anhelan el tiempo en que, bajo la gobernación del Reino Mesiánico, se
restaurará el Paraíso en la Tierra, y “la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni
dolor. Las cosas anteriores han pasado”. (Rev. 21:4.)
[Nota a pie de página] Para consideraciones adicionales de las creencias mormonas y el Libro del
Mormón, vea La Atalaya del 1 de agosto de 1963, páginas 471-475; 15 de agosto de 1963,
páginas 500-504; ¡Despertad! del 8 de abril de 1953, páginas 16-28.
[Ilustración en la página 25] Templo de los mormones Salt Lake City, Utah

DESPERTAD g96 22/6 pág. 30


De nuestros lectores
Mormones: He leído con sumo interés el artículo “El mormonismo. ¿Una restauración de todas las
cosas?” (8 de noviembre de 1995). Me crie en una familia mormona y recibí el bautismo y el sacerdocio
de aquella confesión antes de hacerme testigo de Jehová. Por ello, hubo una frase que me llamó la
atención. Dicen que, según El Libro de Mormón, “el pecado del primer matrimonio tenía que ver con
las relaciones sexuales y la maternidad”. Pero yo recuerdo que nos enseñaron que Adán y Eva
pecaron al comer de un fruto literal. D. A., EE. UU
Lamentamos que esta afirmación haya creado confusión. No quisimos decir que los
mormones piensen que el pecado fuera el coito, aunque uno pudiera llevarse esta impresión al
leer el relato de “El Libro de Mormón”. (2 Nefi 2:22, 23, 25.) Más bien, mencionamos que aquel
pecado “tenía que ver” con las relaciones sexuales. ¿En qué sentido? En que, de acuerdo con
la teología mormona, preparó el camino para que el hombre procreara. Según el libro “Mormon
Doctrine”, de Bruce R. McConkie, antes de pecar, Adán “no podía tener hijos. [...] Según el plan
preordinado, Adán tenía que caer. [...] Una vez que fuera mortal podría tener hijos”. La Biblia,
por el contrario, no enseña que Adán tuviera que pecar para reproducirse (Gén. 1:28), ni que la
caída se debiera a un plan preordinado de Dios, sino al deseo del hombre de independizarse.
(Ecl. 7:29.) Por consiguiente, aunque respetamos el derecho de los mormones a tener las
convicciones que prefieran, este asunto ilustra que las doctrinas de “El Libro de Mormón” son
incompatibles con la Biblia. La dirección.
Nunca supe de qué hablar con los mormones hasta que leí estos artículos; gracias a ellos puedo
decir que estoy bien informado al respecto. ¿Cómo pueden decir los mormones que la Biblia y El Libro
de Mormón provienen de Dios y no darse cuenta de que se contradicen mutuamente? J. M., EE.UU

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DESPERTAD g95 8/11 pág. 28
Observando el mundo
‘Desbautizan’ a los muertos
Hace poco, algunos sobrevivientes del Holocausto judío quedaron aturdidos al enterarse de que a
sus familiares los habían bautizado como mormones mucho tiempo después de su muerte. The New
York Times presentó un artículo sobre la costumbre de “bautizar a los muertos en la fe mormona por
medio de miembros vivos de esta religión que actúan en su representación”. Los mormones
consiguieron los nombres de 380.000 judíos que murieron en los campos de concentración, o que de
alguna otra manera fueron víctimas del Holocausto, y durante un tiempo los fueron ‘bautizando’ en
ceremonias en las que se sumerge en el agua a miembros de la Iglesia que actúan como sustitutos
mientras se leen los nombres de los difuntos. Algunas organizaciones judías protestaron por esta
práctica. Por lo tanto, las autoridades mormonas decidieron borrar de su lista de bautizados los
nombres de las víctimas judías del Holocausto implicadas en tales ceremonias.
DESPERTAD g95 8/11 págs. 19-25
El mormonismo. ¿Una restauración de todas las cosas?
El templo de los mormones, ubicado en Salt Lake City (Utah), es para estos un símbolo de su fe del
que están orgullosos. La laboriosidad, los valores familiares y la autosuficiencia económica son
máximas de la Iglesia. Los misioneros mormones, con sus distintivos de solapa en los que consta su
nombre, constituyen una imagen familiar en todo el mundo. Pero algunos asuntos de orden interno
que ellos consideran sagrados permanecen ocultos a las personas de fuera. Así que la Iglesia sigue
siendo el blanco de rumores sensacionalistas. No obstante, un análisis imparcial debe basarse en
hechos, no en cuentos difamatorios. ¿Qué podemos aprender sobre esta vilipendiada fe?
La Iglesia de José Smith en la actualidad
Los mormones creen que su religión constituye la restauración de la Iglesia verdadera con su
sacerdocio y sus ordenanzas, razón por la que su nombre oficial es “La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días”. No existe en ella división entre clero y legos. Todo varón que sea un
miembro digno puede desempeñar diferentes servicios en la Iglesia a partir de los 12 años de edad, y
a los 16 años ser ordenado sacerdote.
La mayor parte de los cargos eclesiásticos no recibe retribución económica, y las familias
mormonas participan en los muchos programas organizados por su barrio (congregación
local). Desde el plano de la congregación, los élderes (un tipo de sacerdotes), los obispos y los
presidentes de las estacas (distritos) supervisan la buena organización de los asuntos de la
Iglesia. La jurisdicción mundial corresponde a un consejo de doce apóstoles que se halla en
Salt Lake City. En el último escalafón se encuentran el presidente de la Iglesia —al que veneran
como profeta, vidente y revelador— y dos consejeros; los tres forman el Quórum de la
Presidencia, o la Primera Presidencia.
Hay varias ordenanzas, o ceremonias, que afectan la vida de los mormones devotos. El bautismo,
que simboliza arrepentimiento y obediencia, puede tener lugar al cumplir los 8 años de edad. Los
lavamientos y la unción purifican y consagran al creyente. En la ceremonia de investidura del templo
la persona realiza una serie de convenios, o promesas, y se viste con prendas interiores especiales
del templo que deberá llevar siempre para protegerse del mal y como recordatorio de los votos
secretos que ha hecho. Además, las parejas mormonas pueden sellar su matrimonio en el templo “por
tiempo y por toda la eternidad” para que su familia permanezca intacta en el cielo, donde podrán seguir
procreando.
Los mormones han recibido muchos elogios por su programa de servicios de bienestar o asistencia
social, formada para “eliminar la lacra de la ociosidad”. Lo financian los miembros locales, quienes
ayunan dos veces al mes y donan a la Iglesia el dinero que se hubieran gastado en esas dos comidas.
Además, es un requisito que pague el diezmo, es decir, la décima parte de sus ingresos. La familia y
los amigos mantienen a los misioneros mormones, por lo general jóvenes de uno y otro sexo, que
dedican unos dos años a dicho servicio.
La abnegación, la unidad familiar y la responsabilidad cívica caracterizan la vida de los mormones.
Pero ¿qué puede decirse de sus creencias?
Los mormones y la Biblia
“Creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente”, declara el
octavo de Los artículos de fe mormones. Pero añade: “También creemos que el Libro de Mormón es
la palabra de Dios”. No obstante, muchos se preguntan por qué se necesitan otras escrituras.
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El élder Bruce R. McConkie aseveró: “No hay sobre la faz de la Tierra nadie que tenga la Biblia
en tan gran estima como [los mormones]. [...] Pero no creemos que [...] la Biblia contenga todo lo
necesario para la salvación”. El presidente Gordon B. Hinckley escribió en el folleto (¿Qué se puede
decir de los mormones?) que la profusión de sectas e Iglesias “testimonia la deficiencia de la Biblia”.
Los escritores de esta Iglesia expresan serias dudas respecto a la fiabilidad de la Biblia, debido a
supuestos errores de traducción y supresiones de texto. El apóstol mormón James E. Talmage exhorta
en su libro Artículos de fe: “Léase pues la Biblia reverentemente y con cuidado y oración, buscando el
lector la luz del Espíritu siempre para poder distinguir entre la verdad y los errores de los hombres”.
Orson Pratt, uno de los primeros apóstoles mormones, fue aún más lejos: “¿Quién sabe si hay siquiera
un versículo bíblico que no esté adulterado?”.
Sobre esta cuestión parece que los mormones no están al tanto de los hechos. Aunque el texto
bíblico se ha copiado y traducido repetidamente a lo largo de los años, hay pruebas arrolladoras de
que se ha mantenido su pureza esencial. Se han comparado minuciosamente miles de manuscritos
hebreos y griegos antiguos con copias más recientes de la Biblia. Por ejemplo, el Rollo de Isaías del
mar Muerto, del siglo II a. E.C., se comparó con un manuscrito que data de mil años más tarde. ¿Se
habían infiltrado errores graves? Al contrario: según un erudito, las pocas discrepancias halladas
“consistían principalmente en obvios deslices de la pluma y variaciones ortográficas”.
Después de toda una vida dedicada al estudio, sir Frederic Kenyon, que fue director del Museo
Británico, declaró: “El cristiano puede tomar la Biblia completa en su mano y decir sin temor ni
vacilación que está sosteniendo la verdadera Palabra de Dios, transmitida sin equivocaciones
fundamentales de generación en generación a lo largo de los siglos”. De modo que todavía es cierta
la siguiente afirmación del salmista: “Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada
en horno de tierra, purificada siete veces”. (Salmo 12:6, Reina-Valera, 1960.) ¿Realmente
necesitamos algo más?
“¡Oh necio —reprocha El Libro de Mormón en 2 Nefi 29:6—, que dirás: Una Biblia; tenemos una
Biblia y no necesitamos más Biblia!” Muchos mormones, sin embargo, han reflexionado sobre las
palabras tajantes del apóstol Pablo registradas en la Biblia en Gálatas 1:8 (RV): “Mas si aún nosotros,
o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema”.
Los eruditos de la Iglesia explican que las nuevas escrituras no van más allá de la Biblia, sino que
únicamente la esclarecen y complementan. “No existe conflicto entre los dos libros —escribe Rex
E. Lee, presidente de la Universidad Brigham Young—. Tanto la Biblia como El Libro de Mormón
enseñan el mismo plan de salvación.” ¿Guardan armonía ambos libros? Analicemos el plan de
salvación mormón.
“Tal como Dios es ahora, puede llegar a ser el hombre”
“Aunque no lo recordamos —explica Lee—, antes de esta vida ya existíamos en forma de espíritu.”
Según esta creencia mormona del progreso eterno, mediante la obediencia estricta el hombre puede
convertirse en un ser divino, un creador como Dios. José Smith afirmó: “Dios una vez fue como
nosotros ahora; es un hombre glorificado, y está sentado sobre su trono allá en los cielos [...]; y
vosotros mismos tenéis que aprender a ser Dioses, [...] como lo han hecho todos los Dioses antes de
vosotros”. El profeta mormón Lorenzo Snow dijo: “Tal como es el hombre ahora, fue Dios en un
tiempo; tal como Dios es ahora, puede llegar a ser el hombre”.
¿Se presenta tal futuro en las páginas de la Biblia? La única oferta de divinidad de la que hay
constancia es la promesa vacía que hizo Satanás el Diablo en el jardín de Edén. (Gén. 3:5.) La Biblia
muestra que Dios creó a Adán y Eva para que vivieran en la Tierra, y les mandó que engendraran una
familia humana perfecta que habría de vivir en ella eternamente en felicidad. (Gén. 1:28; 3:22; Sal.
37:29; Isa. 65:21-25.) La desobediencia deliberada de Adán introdujo el pecado y la muerte en el
mundo. (Rom. 5:12.)
El Libro de Mormón dice que, si Adán y Eva, que anteriormente habían sido espíritus, no hubieran
pecado, no habrían tenido hijos y habrían vivido solos e infelices en el Paraíso. De manera que, según
este libro, el pecado del primer matrimonio tenía que ver con las relaciones sexuales y la maternidad.
“Adán cayó para que los hombres existiesen; y existen los hombres para que tengan gozo.” (2 Nefi
2:22, 23, 25.) Por consiguiente, los espíritus celestiales aguardan su oportunidad de vivir en una Tierra
pecaminosa, pues es un paso necesario para alcanzar la perfección y la naturaleza divina. La revista
mormona Ensign indica: “No sentimos desdén, sino un gran aprecio por lo que Adán y Eva hicieron”.
“Esta doctrina [de que el hombre existía en la creación espiritual] —dice José Fielding Smith, sobrino
nieto de José Smith—, solo aparece de forma nebulosa en la Biblia [...] porque muchas cosas claras
y preciosas han sido eliminadas de la Biblia.” Y añade: “Esta creencia se basa en una revelación dada
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a la Iglesia el 6 de mayo de 1833”. Por lo tanto, aunque la doctrina mormona acepta la autoridad de la
Biblia, en caso de discrepancia da prioridad a las palabras de sus profetas.
El Libro de Mormón: clave de la fe
José Smith alabó El Libro de Mormón por ser “el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y
la clave de nuestra religión”. Se dijo que la fuente de sus escritos había sido unas planchas de oro.
Once mormones dieron fe de que las habían visto. Una vez concluido el documento, sin embargo,
Smith afirmó que un ángel se había llevado las planchas al cielo. Así pues, no puede hacerse un
análisis textual de ellas.
La perla de gran precio (véase el recuadro de la página 20) explica que a un tal profesor Charles
Anthon se le mostró una copia de algunas inscripciones y declaró que eran genuinas y que la
traducción era exacta. Pero, según el relato, al saber del origen de las planchas, se retractó de su
veredicto. Esta historia no parece concordar con la afirmación de Smith de que él era el único que
tenía el don de traducir el idioma de las planchas, “el conocimiento del cual el mundo había perdido”.
¿Cómo podía el profesor Anthon confirmar la exactitud de un texto que no sabía leer ni, en
consecuencia, traducir?
El Libro de Mormón cita muchos pasajes de la Versión del rey Jacobo de la Biblia, cuyo inglés
shakespeariano ya se consideraba arcaico en los días de José Smith. A algunos lectores les ha
perturbado que El Libro de Mormón, “el más correcto de todos los libros”, copie al menos veintisiete
mil palabras directamente de una traducción bíblica que presuntamente está llena de errores y que
Smith más tarde se comprometió a revisar. (Véase el recuadro de la página 20.)
Muchos mormones que han comparado la primera edición de El Libro de Mormón con ediciones
actuales han descubierto un hecho sorprendente: que el libro que se “tradujo por el don y el poder de
Dios” ha sufrido numerosos cambios gramaticales, ortográficos y sustanciales. Por ejemplo, parece
haber confusión respecto a la identidad del “Eterno Padre”. La primera edición dice en 1 Nefi 13:40:
“El Cordero de Dios es el Eterno Padre”. Pero ediciones posteriores indican que “el Cordero de Dios
es el Hijo del Eterno Padre”. (Cursivas nuestras.) Los dos manuscritos originales de El Libro de
Mormón, que datan de 1830, todavía existen. Uno de ellos, que obra en poder de la Iglesia
Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tiene las palabras “el Hijo” intercaladas
entre líneas.
En cuanto al libro mormón Doctrina y Convenios, el prólogo de The Revelations of the
Prophet Joseph Smith (Las revelaciones del profeta José Smith), del erudito mormón Lyndon
W. Cook, señala: “Dado que algunas revelaciones han sido revisadas por comités encargados de
prepararlas para su publicación, se han observado añadiduras y supresiones textuales significativas”.
Uno de tales cambios se halla en El Libro de Mandamientos 4:2, que decía de Smith: “Tiene un don
para traducir el libro [...;] no le concederé ningún otro don”. Pero cuando la revelación se reimprimió
en 1835 en Doctrina y Convenios, leía: “Porque no te concederé ningún otro don hasta que se realice
[la traducción]” (5:4).
Enigmas históricos
Hay a quien le cuesta asimilar el relato de que unos veinte judíos que partieron de Jerusalén rumbo
a América en el 600 a. E.C., se multiplicaron y se dividieron en dos naciones en menos de treinta años.
(2 Nefi 5:28.) A los diecinueve años de su llegada, este pequeño grupo supuestamente construyó un
templo “según el modelo del templo de Salomón [...]; y su obra fue sumamente hermosa”. Una
empresa descomunal, desde luego. Para la construcción del templo de Salomón en Jerusalén, que
tomó siete años, se necesitaron casi doscientos mil peones, artesanos y capataces. (2 Nefi 5:16;
compárese con 1 Reyes, caps. 5, 6.)
A los lectores meticulosos de El Libro de Mormón los han desconcertado ciertos acontecimientos
que no parecen guardar la debida secuencia cronológica. Por ejemplo, Hechos 11:26 dice: “A los
discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” (RV). Pero Alma 46:15, al describir
sucesos que, según se supone, tuvieron lugar en 73 a. E.C, sitúa a cristianos en América antes de
que Cristo siquiera viniera a la Tierra.
El Libro de Mormón se presenta más como una narración histórica que como un tratado doctrinal.
La frase “and it came to pass” (traducida en la versión española “y aconteció”, “y sucedió” y con otros
verbos similares) aparece unas mil doscientas veces en la edición actual (alrededor de dos mil en la
edición de 1830). Muchos lugares mencionados en la Biblia aún existen; sin embargo, se desconoce
la ubicación de casi todos los lugares mencionados en El Libro de Mormón, como Gimgimno y
Zeezrom.

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El relato mormón habla de vastos asentamientos a lo ancho de Norteamérica. Helamán 3:8 dice:
“Y sucedió que se multiplicaron y se extendieron [...] a tal grado que empezaron a cubrir la superficie
de toda esa tierra”. Según Mormón 1:7, la tierra “había quedado cubierta de edificios”. Muchos se
preguntan dónde están los restos de estas extensas civilizaciones. ¿Dónde están los diversos objetos
nefitas, como monedas de oro, espadas, escudos o petos? (Alma 11:4; 43:18-20.)
Teniendo en cuenta tales cuestiones, los seguidores de la fe mormona harían bien en reflexionar
seriamente en las palabras de su correligionario Rex E. Lee: “La autenticidad del mormonismo se
confirma o se destruye con el libro del cual deriva su apodo la Iglesia”. Para el mormón sincero, así
como para todo el que se considere cristiano, representa un desafío llegar a tener una fe basada en
conocimiento bíblico sólido y no meramente en una oración emotiva.
La base de la restauración
El caos espiritual que le rodeaba llevó a José Smith a rechazar las sectas enfrentadas de su día.
Otros hombres reverentes antes de él, durante su tiempo y después de él trataron de volver a la fe
verdadera.
¿Cuál es el modelo del cristianismo verdadero? ¿No lo es Cristo, quien “[dejó] ejemplo, para que
sigáis sus pisadas”? (1 Ped. 2:21, RV.) La vida de Jesucristo ofrece un agudo contraste con la teología
mormona. Aunque Jesús no era ningún asceta, llevó una vida sencilla y nunca ambicionó riquezas,
gloria ni poderío político. Fue perseguido por “no [ser] del mundo”. (Juan 17:16, RV.) El principal
objetivo del ministerio de Cristo fue glorificar a su Padre, Jehová, y santificar Su nombre. También es
así en el caso de los verdaderos discípulos de Jesús. Consideran su propia salvación como un asunto
secundario.
Jesús enseñó la Palabra de Dios, citó profusamente de ella y vivió en armonía con ella. Brigham
Young dijo de la Biblia: “Consideramos que este libro es nuestra guía, nuestra norma de acción; lo
consideramos el fundamento de nuestra fe. Muestra el camino a la salvación” (Journal of Discourses,
volumen XIII, página 236). De modo que dio la siguiente exhortación: “Tomad la Biblia, comparad la
religión de los Santos de los Últimos Días con ella, y ved si pasa la prueba” (Discourses of Brigham
Young [Discursos de Brigham Young]). No solo la fe mormona sino todas las religiones que afirman
ser cristianas deben someterse a esta prueba, pues Jesús dijo: “Los verdaderos adoradores adorarán
al Padre en espíritu y en verdad”. (Juan 4:23, RV.)
[Nota a pie de página] Para más información, véase el libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra
del hombre?, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Ilustración en la página 25] Estatua de Moroni en la cúspide del templo de los mormones, en Salt
Lake City
[Recuadro en la página 20] Escritos sagrados de los mormones
ADEMÁS de la Biblia y El Libro de Mormón, los Santos de los Últimos Días reconocen unos cuantos
escritos más.
Doctrina y Convenios: Se trata principalmente de una recopilación de lo que José Smith llamaba
“revelaciones de Dios”. Estas se han revisado varias veces porque así lo han exigido los cambios
doctrinales y los acontecimientos históricos.
La perla de gran precio: Este libro contiene las revisiones que hizo José Smith del libro bíblico de
Génesis y del capítulo 24 de Mateo, así como su historia personal. También incluye su traducción de
un papiro que adquirió en 1835. Smith afirmó que lo había escrito Abrahán de su puño y letra, y que
en él contaba cómo un ángel lo había salvado cuando un sacerdote trató de sacrificarlo sobre un altar.
En 1967 volvió a encontrarse este papiro, y lo examinaron varios egiptólogos. Según cierto informe,
estos descubrieron que “ni una sola palabra de la presunta traducción de Smith guardaba parecido
alguno con el contenido del documento”. Resultó ser el Libro de los hálitos, un documento funerario
egipcio que se enterraba junto con los muertos. El manuscrito original de Smith muestra que este usó
136 palabras inglesas diferentes para traducir el carácter jeroglífico correspondiente a “lago”.
Traducción de la Biblia de José Smith: En 1830 Smith inició una revisión de la Versión del rey
Jacobo de la Biblia, que dejó inconclusa. Revisó unos tres mil cuatrocientos versículos y añadió
mucha información, incluida una profecía al final de Génesis sobre su propia venida como “vidente
escogido”. Puesto que el manuscrito quedó en manos de la viuda de Smith, que no siguió a
Brigham Young, la Iglesia de Salt Lake apenas cita de él, aunque lo considera correcto.
Otras doctrinas “inspiradas”: Las puede transmitir el profeta vivo de la Iglesia en cualquier momento
y gozan de la misma autoridad que la Santa Biblia. Un ejemplo de ello es el discurso “King Follett”,
que Smith presentó en 1844 en el funeral del élder King Follett y en el cual expuso la doctrina del
hombre deificado y del Dios hecho hombre. Aparece en el libro Enseñanzas del Profeta José Smith y
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en el Journal of Discourses, una recopilación de conferencias de Smith, Young y otras autoridades
mormonas del siglo XIX.
[Recuadro en la página 21] La familia de dioses mormones
Dios: El Padre de todos los dioses; tiene un cuerpo de carne y hueso. (Doctrina y Convenios 130:22.)
Elohim: A veces se le considera un ser individual. También se dice que es un Concilio de Dioses que
organizó la Tierra. (Doctrina y Convenios 121:32; La perla de gran precio, Abraham 4:1; Journal of
Discourses, volumen I, página 51.)
Jesús: Dios y Creador de toda la Tierra, el Salvador. (3 Nefi 9:15; 11:14.)
Jehová: Nombre de Jesús en el Antiguo Testamento. (Compárese Mormón 3:22 con Moroni 10:34;
“Guía para el Estudio de las Escrituras” de El Libro de Mormón.)
Trinidad: Divinidad formada por tres personas espirituales distintas: el Padre y el Hijo, de carne y
hueso, y el Espíritu Santo. (Alma 11:44; 3 Nefi 11:27.)
Adán: Ayudante de Jesús en la creación. Brigham Young afirmó: “Nuestro padre Adán entró en el
jardín de Edén [...] y llevó a Eva, una de sus esposas. [...] Él es nuestro Padre y nuestro Dios”. (Journal
of Discourses, volumen I, página 50, edición de 1854.) Después de pecar, Adán se convirtió en el
primer cristiano de la Tierra. (La perla de gran precio, Moisés 6:64-66; Ensign, enero de 1994,
página 11.) Él es “el Anciano de Días” (Doctrina y Convenios 116) y el padre físico literal de Jesús.
(Journal of Discourses, volumen I, página 51.)
Miguel: Otro nombre de Adán, el arcángel. (Doctrina y Convenios 107:54.)
[Recuadro en la página 24]
Discrepancias entre la Biblia y los escritos mormones
La Biblia: Aunque se desconoce el emplazamiento exacto del jardín de Edén, probablemente se
hallaba en Mesopotamia, cerca del río Éufrates. (Gén. 2:11-14.)
Doctrina y Convenios: El jardín de Edén se hallaba en el condado de Jackson (Misuri, E.U.A.).
(Doctrina y Convenios 57, según lo explicó el presidente J. F. Smith.)
La Biblia: El alma muere. (Eze. 18:4; Hech. 3:23.)
El Libro de Mormón: “El alma nunca podía morir”. (Alma 42:9.)
La Biblia: Jesús nació en Belén. (Mat. 2:1-6.)
El Libro de Mormón: Jesús nacería en Jerusalén. (Alma 7:10.)
La Biblia: Jesús fue concebido por espíritu santo. (Mat. 1:20.)
Journal of Discourses: Jesús no fue concebido por espíritu santo. Fue concebido en la carne al tener
Adán relaciones sexuales con María. (Journal of Discourses, tomo I, páginas 50-1.)
La Biblia: La Nueva Jerusalén estará en el cielo. (Rev. 21:2.)
El Libro de Mormón: La Nueva Jerusalén será terrestre, y la construirán los hombres en Misuri
(E.U.A.). (3 Nefi 21:23, 24; Doctrina y Convenios 84:3, 4.)
La Biblia: Los escritores de la Biblia fueron inspirados para escribir los pensamientos de Dios. (2 Ped.
1:20, 21.)
El Libro de Mormón: Sus profetas dicen que escribieron según sus propios conocimientos. (1 Nefi
1:2, 3; Jacob 7:26.)
La Biblia: La Ley mosaica, lo que incluye los diezmos, quedó anulada al morir Jesús. Las
contribuciones deben ser voluntarias, no obligadas. (2 Cor. 9:7; Gál. 3:10-13, 24, 25; Efe. 2:15.)
Doctrina y Convenios: “En verdad, es un día de [...] requerir el diezmo de mi pueblo, porque el que
es diezmado no será quemado en su venida [la del Señor]”. (Doctrina y Convenios 64:23.)
[Recuadro/Fotografía en la página 23]
Los mormones, el nacionalismo y la política
JOSÉ SMITH —profeta, vidente y revelador, según la creencia mormona— también fue alcalde,
tesorero, teniente general y candidato a la presidencia de EE.UU. Fieles a su ejemplo, muchos
mormones son enérgicos activistas políticos. La Iglesia se enorgullece de su legado estadounidense
y afirma que Dios dirigió la redacción de la Constitución de Estados Unidos. Brigham Young dijo:
“Cuando [...] el Reino de Dios gobierne, la bandera de EE. UU ondeará con orgullo impoluta en la asta
de la Libertad y la igualdad de derechos, sin mancha alguna”.
El duodécimo de Los artículos de fe declara: “Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes,
gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y sostener la ley”. ¿Hasta dónde alcanza su sujeción?
Cuando Estados Unidos entró en la I Guerra Mundial, el élder Stephen L. Richards afirmó: “Nadie es
más leal al gobierno de Estados Unidos que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”.
“Cuando luchemos, venceremos por el poder de Dios”, dijo otro élder.

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El artículo duodécimo también se aplicó al otro lado del campo de batalla. Christine E. King,
profesora de la Universidad de Staffordshire, escribió: “A los mormones alemanes se les alentó a tomar
las armas por su país y a orar por su victoria”. La Iglesia alegó que no estaban luchando contra
sus hermanos mormones de Gran Bretaña o Estados Unidos, sino contra representantes de
esos gobiernos. “Tal distinción, aunque obvia, sirvió para disipar las dudas morales y religiosas de
los mormones alemanes.”
Cuando Hitler subió al poder, la política mormona de apoyo incondicional continuó. “Los nazis
no encontraron ninguna resistencia ni atisbo de crítica en los mormones”, escribió la profesora King.
El énfasis que ponía la doctrina mormona en la pureza racial y el patriotismo le fue muy útil a la Iglesia.
Para muchos mormones, “los vínculos que existían entre su fe y la política del Tercer Reich, eran
claros”. Hubo varios mormones que se atrevieron a oponerse a Hitler, pero no recibieron ningún apoyo
de los dirigentes de su religión. “La Iglesia era patriótica y leal, y condenaba cualquier ataque al
gobierno nazi.” La Iglesia incluso excomulgó con carácter póstumo a un disidente después que los
nazis lo hubieron ejecutado.
Qué diferente la postura de aquellos a quienes El Libro de Mormón alaba en Alma 26:32: “Prefieren
sacrificar sus vidas antes que arrebatar la vida aun a su enemigo; y han enterrado sus armas de guerra
profundamente en la tierra a causa de su amor por sus hermanos”.
Jesús razonó con Pilato: “Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo
no fuera entregado a los judíos”. (Juan 18:36, Reina-Valera, 1960.) Si sus discípulos no debían tomar
las armas para defender al propio Hijo de Dios, mucho menos lo harían en una guerra entre gobiernos.
Es más, tenían que amar a sus enemigos. (Mat. 5:44; 2 Cor. 10:3, 4.)
Hoy en día hay cristianos verdaderos que han mantenido estricta neutralidad individualmente y como
grupo. El libro Mothers in the Fatherland (Madres en la patria) dice: “Desde sus inicios los testigos de
Jehová se habían mantenido firmes en su postura de permanecer separados de todos los estados”.
Por consiguiente, durante el reinado de terror de Hitler “prácticamente todos ellos se negaron
rotundamente a prestar cualquier tipo de obediencia al estado nazi”. Aunque miles de ellos sufrieron
martirio, los testigos de Jehová tomaron a pecho las palabras de Jesús: “En esto conocerán todos que
sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. (Juan 13:35, RV). [Nota] Dicho disidente,
llamado Helmut Hübener, fue rehabilitado en 1948.
LA ATALAYA w13 1/2 págs. 8-9
LA BIBLIA LES CAMBIÓ LA VIDA
“Querían que descubriera la verdad por mí mismo”
Relatado por Luis Alifonso
AÑO DE NACIMIENTO: 1982
PAÍS: REPÚBLICA DOMINICANA
OTROS DATOS: FUE CRIADO EN LA RELIGIÓN MORMONA
MI PASADO: Nací en Santo Domingo, capital de la República Dominicana; soy el menor de cuatro
hijos. Mis padres eran instruidos y querían criarnos en un buen ambiente social. Cuatro años antes de
que yo naciera, conocieron a unos misioneros mormones y quedaron muy impresionados por su
cortesía y por lo limpios y bien arreglados que iban. Al poco tiempo, nuestra familia se convirtió en una
de las primeras de la República Dominicana en unirse a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de
los Últimos Días, también conocida como Iglesia Mormona.
Yo siempre participaba en las actividades sociales de la Iglesia, pero lo que más me gustaba era la
importancia que se daba a la familia y a los valores morales. Me sentía orgulloso de ser mormón y me
puse la meta de ser misionero.
Cuando cumplí 18 años, mi familia se mudó a Estados Unidos para que yo pudiera ir a una
buena universidad. Un año más tarde, mis tíos, que son testigos de Jehová, vinieron a visitarnos
a Florida y nos invitaron a acompañarlos a una asamblea bíblica. Me llamó mucho la atención ver
que todo el mundo estaba buscando los pasajes en su Biblia y tomando notas, así que pedí papel y
bolígrafo y me puse a hacer lo mismo.
Al final de la asamblea, mis tíos me dijeron que, como yo quería ser misionero, deseaban
ayudarme a conocer mejor la Biblia. Me pareció buena idea, pues sabía más del Libro de Mormón
que de las Escrituras.
CÓMO LA BIBLIA ME CAMBIÓ LA VIDA:
Una vez que se marcharon, continuamos nuestras conversaciones bíblicas por teléfono. Siempre
me animaban a comparar mis creencias con lo que dice la Biblia. Querían que descubriera la verdad
por mí mismo.
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Había muchas cosas de mi religión que daba por ciertas, pero la realidad es que no sabía si estaban
de acuerdo con lo que enseña la Biblia. Mi tía me envió el número del 8 de noviembre de 1995 de la
revista ¡Despertad!, publicada por los testigos de Jehová, que contenía dos artículos sobre el
mormonismo. Me sorprendió darme cuenta de que desconocía muchas de las doctrinas de mi Iglesia,
así que busqué en nuestro sitio oficial para verificar si era cierto lo que decía la revista; y sí, era cierto.
De hecho, encontré aún más pruebas al visitar varios museos mormones en el estado de Utah.
Siempre había creído que la Biblia y el Libro de Mormón se complementaban. Sin embargo,
cuando empecé a leer la Biblia más en serio, descubrí que se contradecían. Por ejemplo, en Ezequiel
18:4 la Biblia dice que el alma muere. En cambio, el Libro de Mormón dice en Alma 42:9 que el
alma nunca puede morir.
Además de estas diferencias doctrinales, me confundían las ideas nacionalistas de los
mormones. Una de ellas es que el jardín de Edén estaba en lo que hoy es el condado de Jackson
(Misuri, EE. UU). Por otro lado, según los profetas de la Iglesia, “cuando el Reino de Dios gobierne, la
bandera de EE. UU, ondeará con orgullo, sin mancha alguna, en la asta de la libertad y la igualdad de
derechos”.
Me preguntaba qué le pasaría a mi país —y a los demás países— cuando eso ocurriera. Una tarde
recibí la llamada de un conocido que estaba estudiando para ser misionero y le saqué el tema.
Le pregunté directamente: “Si tu país estuviera en guerra con otro, ¿pelearías contra los mormones
de ese país?”. Para mi gran sorpresa respondió que sí. Seguí investigando las enseñanzas de mi
religión y consulté a algunos líderes respetados de la Iglesia, quienes me dijeron que las
respuestas a mis preguntas eran misterios que se aclararían a su debido tiempo.
Quedé decepcionado con sus explicaciones. Empecé a cuestionarme por qué me atraía la idea
de ser misionero y me di cuenta de que, para mí, era como apoyar cualquier otra causa
humanitaria; también me atraía el prestigio que obtienen quienes realizan esa labor. Pero en realidad
sabía muy poco de Dios. Aunque había leído pasajes de la Biblia muchas veces, nunca le había
dado a ese libro la importancia que merece. Tampoco sabía que Dios tuviera un propósito para la
Tierra y la humanidad.
QUÉ BENEFICIOS HE OBTENIDO:
Al estudiar las Escrituras con los testigos de Jehová aprendí muchas cosas: cuál es el nombre de
Dios, qué nos sucede al morir, el papel de Jesús en el cumplimiento del propósito de Dios... Por fin
comenzaba a conocer este maravilloso libro, ¡y cuánto me gustaba hablar a otros de las verdades
que estaba aprendiendo! Siempre había sabido que Dios existe, pero ahora podía orarle como si
estuviera hablando con mi mejor amigo. El 12 de julio de 2004 me bauticé como testigo de Jehová
y seis meses después me hice evangelizador de tiempo completo.
Trabajé durante cinco años en la sede mundial de los testigos de Jehová, en Brooklyn (Nueva York).
Fue un placer aportar mi granito de arena a la producción de biblias y otras publicaciones para el
beneficio de millones de personas de todo el mundo. ¡Qué satisfacción he sentido durante todos estos
años de ayudar a mi prójimo a conocer a Dios!
DESPERTAD g86 8/6 págs. 22-23
¿Ha vivido usted antes?
¿Existió usted en la región espiritual?
“Sí”, dice la Iglesia de Jesucristo de los Santos del Último Día, a cuyos miembros se les llama
comúnmente mormones. El fallecido James E. Talmage, apóstol de la iglesia, escribió acerca de
las “muchas pruebas bíblicas de que los espíritus de la humanidad existieron antes de su período de
pruebas terrestres... una condición en la que estos seres inteligentes vivieron y ejercieron su libre
albedrío antes de adoptar tabernáculos corporales”.
Es cierto, Jesús, el Hijo de Dios, existió en el cielo antes de vivir en la Tierra. (Juan 6:38, 62.) De
hecho, esto fue lo que llevó a Talmage a escribir que “es consecuente deducir que, si Su nacimiento
terrestre fue la unión de un espíritu preexistente o antemortal con un cuerpo mortal, también lo es el
nacimiento de cada miembro de la familia humana”.
Mientras estuvo en el cielo, Jesús fue siempre obediente a su Padre. Por lo tanto, está claro que su
residencia temporal en la Tierra no se planeó con el propósito de hacerlo pasar por un “período de
prueba terrestre”, como si fuera un pecador. Al contrario, era un humano perfecto, sin pecado, capaz
de redimir a los pecadores, y de “dar su alma en rescate en cambio por muchos”. (Mat. 20:28.) De
modo que Jesucristo fue único, “un solo mediador entre Dios y los hombres”. (1 Tim. 2:5, 6.) Su

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asignación de servicio en la Tierra fue solo temporal. Después de cumplir con ella, pudo regresar a su
verdadero hogar, al cielo.
Pero en vista de estos hechos, ¿podemos decir que el cielo sea nuestro hogar del mismo modo que
pudo decirlo él?
En forma humana, pero sin ser humano
En tiempos pasados, criaturas de espíritu invisibles, o sea, ángeles, materializaron cuerpos
humanos visibles por mandato de Dios. (Gén. 19:1; Luc. 1:26-28.) Pero en los días de Noé, algunos
de ellos se materializaron por iniciativa propia. ¿Por qué? Con el propósito egoísta de tener relaciones
sexuales con las mujeres. (Gén. 6:2.) Puesto que este no era el arreglo de Dios para los ángeles, el
paso que dieron fue uno de desobediencia. La Biblia los llama “los ángeles que no guardaron su
posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación”. (Judas 6.)
Claramente, pues, el cielo es el “debido lugar de habitación” de los ángeles, así como la Tierra lo es
para los humanos. (Compárese con Sal. 115:16; 1 Cor. 15:39, 40.)
Jesús, en realidad, “vino a ser carne” cuando vino a la Tierra. (Juan 1:14.) No sucedió así en
el caso de aquellos ángeles. Ellos simplemente materializaron cuerpos humanos, los cuales
abandonaron al tiempo del Diluvio para regresar a la región de los espíritus. No obstante, debido a su
rebelión, Dios los confinó a “hoyos de densa oscuridad para que fueran reservados para juicio”. Ya no
podrían materializar cuerpos carnales para vivir en la Tierra. (2 Ped. 2:4.)
Por lo tanto, no se pueden usar apropiadamente los ejemplos de Jesús y de los ángeles que se
materializaron para probar que los humanos existieron en la región espiritual “antes de su período de
prueba terrestre”, como enseñan los mormones. Pero ¿descarta esto la posibilidad de que hayamos
vivido vidas anteriores como humanos aquí en la Tierra?
DESPERTAD g98 8/9 pág. 28
Observando el mundo
Los mormones y la política
De acuerdo con la revista Christian Century, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos
Días ha animado a sus miembros de EE. UU a participar más activamente en la política. La Primera
Presidencia —el consejo supremo de la Iglesia— publicó recientemente una carta en la que instaba a
sus miembros a estar “dispuestos a formar parte de juntas escolares, consejos y comisiones
municipales y de condado y asambleas legislativas estatales, así como a ocupar otros altos cargos,
electivos o no, y a apoyar al partido político que prefieran”. La carta señalaba que la Iglesia
no recomienda candidatos ni ningún partido político en particular. Un detalle que apunta la revista es
que, en sus comienzos, “los mormones evitaban intervenir en la política de su época e intentaban
establecer su propia teocracia en lo que hoy día es Utah”.

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