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TEMA 3. EL RÉGIMEN DEL PROCESO CON ELEMENTO EXTRANJERO.

1. La perspectiva estructural: la LEX FORI REGIT PROCESSUM.

PLANTEAMIENTO GENERAL.
Se establece la distinción entre las normas que regulan el proceso:
 Las normas ad ordinandam litem-, que debían ser en todo caso las del ordenamiento del Estado del foro
(Estado sede del órgano judicial ante el que se desarrolla el proceso),
 Las normas aplicables a la resolución del fondo de la cuestión litigiosa (lex causae)
 Las normas ad decidendam litem, que podían ser bien las del OJ del Estado del foro, o bien las de otro
Estado.
La regla lex fori regit processum (la ley de foto rige el proceso) es generalmente admitida por todos los OJ,
encontrando su fundamento en el principio de territorialidad y en el carácter cuasi-público de las normas
procesales. En su virtud, los tribunales de cada Estado deben aplicar su propio Derecho procesal a todos los
procedimientos tramitados en su territorio. Al margen de esta fundamentación, sería impracticable un sistema
que obligase a los jueces a aplicar un Derecho procesal extranjero, pues ello, al margen de un coste
desproporcionado, conllevaría dificultades y daría lugar a que en la práctica los procesos resultasen inviables.
Esta regla abarca el ámbito del proceso en un sentido amplio, incluyendo aspectos tales como los actos
procesales propiamente dichos (tanto de las partes- demanda, reconvención, etc.-, como del juez o tribunal-
medidas cautelares, sentencia, etc-, como las clases y estructura del proceso (fases de alegación, prueba, etc),
o como sus consecuencias (sentencia final, costas, etc). Fuera de estos ámbitos, y en particular en lo que se
refiere a la situación de las partes en el proceso o a las reglas sobre la carga de la prueba basadas en razones
de naturaleza material, es posible la aplicación de la Ley personal de las partes que puede ser, eventualmente,
una Ley extranjera. No obstante, incluso en materia de actos procesales propiamente dichos la aplicación de la
regla lex fori regit processum admite en nuestros días algunas excepciones, las cuales aparecen recogidas en
los principales instrumentos supraestatales reguladores de la práctica de la prueba o las notificaciones.
Por ejemplo: en el Reglamento (CE) nº. 1393/2007 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 13 de noviembre
de 2007, relativo a la notificación y al traslado en los EE.MM de documentos judiciales y extrajudiciales en
materia civil y mercantil, se contempla la posibilidad de que la notificación se realice según una forma particular
solicitada por el organismo transmisor, siempre que no sea incompatible con el Derecho interno del Estado
requerido (artículo 7).
En similares términos, en el Reglamento (CE) nº.1206/2001 del Consejo, de 28 de mayo de 2001, relativo a la
cooperación entre los órganos jurisdiccionales de los EE.MM en el ámbito de la obtención de pruebas en materia
civil o mercantil, se permite solicitar la práctica de una prueba en el extranjero de acuerdo con alguno de los
procedimientos especiales previstos en las normas procesales del Estado requirente, lo cual se llevará a efecto
salvo que ello sea incompatible con el Derecho del Estado requerido o existan grandes dificultades de hecho
(artículo 10.3). Si se admitiera, en ambos casos el juez encargado de practicar la notificación o la prueba, lo
haría conforme a una forma que no es la contemplada en su propio sistema procesal, por lo que en tales
supuestos se apartaría de la regla lex fori regit processum.

EL SISTEMA ESPAÑOL. En lo que concierne al sistema español de DIPR, la regla lex fori regit processum
aparece enunciada con carácter general en el artículo 3 LEC, a cuyo tenor “con las solas excepciones que
puedan prever los Tratados y Convenios internacionales, los procesos civiles que se sigan en el territorio
nacional se regirán únicamente por las normas procesales españolas”.
De este precepto destacan dos notas:
a. Por una parte, y desde una perspectiva crítica, su formulación rígida, genérica y exclusiva.
Frente a ello, y si bien con ciertos límites, se admite dar eficacia a las leyes procesales
extranjeras en determinados ámbitos.
b. Por otra parte, desde el lado positivo, es de destacar la amplitud en su ámbito de aplicación
personal, lo cual permite predicar la tutela judicial efectiva a los extranjeros en igualdad de
condiciones que, a los españoles, sin discriminación por razón de nacionalidad.
Nuestro sistema, como se deduce del artículo 3 LEC, se encuentra conformado por las normas derivadas de la
UE (régimen institucional), de los convenios internacionales (régimen convencional) y de nuestras normas
internas (régimen interno).
Así, el sistema institucional está integrado en nuestro OJ fundamentalmente por reglamentos y directivas de la
UE, los cuales se refieren principalmente a la asistencia jurídica gratuita (Directiva 2202/8/CE, de 27 de enero); a
la notificación y traslado de actos judiciales al extranjero (Reglamento 1393/2007, de 13 de noviembre) y a la
obtención de pruebas en el extranjero (Reglamento 1206/2001, de 28 de mayo).
En el sistema convencional hay diversos convenios internacionales multilaterales aplicables en los referidos
ámbitos. Estos convenios han sido elaborados principalmente en el seno de la Conferencia de La Haya de DIPR,
pero no exclusivamente (también están los convenios elaborados en el marco del Consejo de Europa o de la
Organización de Estados Americanos). Igualmente, hay que destacar que España tiene firmados diversos
convenios bilaterales que afectan a las distintas materias a tratar.
En cuanto al sistema interno español, en defecto de instrumento supraestatal, se recurrirá en el mayor número de
ocasiones a la Ley 29/2015, de 30 de julio, de cooperación jurídica internacional en materia civil (LCJIMC). El
régimen general de la cooperación jurídica internacional se contiene en su título I, refiriéndose su capítulo I
(artículos 5 a 19) a cuestiones generales. Sus características generales son las siguientes:
a. Se designa al Ministerio de Justicia como autoridad central española (artículo 7),
concretándose en el artículo 8 sus competencias ad extra y ad intra.
b. Se abordan en el artículo 9 los mecanismos de transmisión de solicitudes, los cuales han de
estar previstos en los OJ de los dos Estados concernidos:
a. la vía consular o diplomática;
b. a través de las respectivas autoridades centrales;
c. directamente entre los órganos jurisdiccionales;
d. por conducto notarial. En todo caso, con independencia de cuál fuere el mecanismo de
transmisión utilizado, el contenido y requisitos mínimos de las solicitudes se detallan en
el artículo 10.
c. La ejecución en España de las solicitudes de cooperación jurídica internacional se someterá a las
normas procesales españolas en tanto que lex fori (artículo 13). Excepcionalmente, y a solicitud
de la autoridad extranjera del Estado requirente, podrían aceptarse formalidades o
procedimientos especiales previstos en el ordenamiento de tal Estado, siempre que ello fuese
compatible con nuestro OJ y resultase materialmente practicables.
d. Con carácter general, la LCJIMC establece diversas causas por las que cabe que las autoridades
españolas denieguen las solicitudes de cooperación recibidas de autoridades extranjeras (artículo
14):
a. Desde un punto de vista teleológico, porque el objeto o finalidad de la cooperación
solicitada por la autoridad extranjera resultase contrario al orden público.
b. Desde una óptica procesal hay dos motivos: por una parte, cuando la autoridad
extranjera se halle conociendo de un proceso que fuese de la exclusiva competencia de
la jurisdicción española y, por otra, cuando el contenido del acto cuya realización la
autoridad extranjera solicite no correspondiese a las atribuciones propias de la autoridad
judicial española requerida.
c. Desde un punto de vista técnico, cuando la solicitud de cooperación internacional no
reuniese los requisitos exigidos por la LCJIMC para su tramitación (artículo 10).
d. Desde una visión política, si las autoridades extranjeras denegasen reiteradamente la
cooperación solicitada por las autoridades españolas o si su ordenamiento dispusiese de
una prohibición de hacerlo, y ello previa aprobación de un real decreto por el Gobierno
español que ordenase la denegación de cooperación en cuestión (artículo 3.2).
Cualquiera que fuese la causa aplicable de denegación de la solicitud de cooperación, la autoridad española
que la dispusiere tendría una doble obligación: por una parte, emitir una resolución motivada sobre el particular
y, por otra, comunicarla a la autoridad requirente (por idéntica vía que por la que la habría recibido).
Al margen de la trascendente LCJIMC, hay otra norma interna en nuestro sistema donde se regulan otros
ámbitos referidos al proceso con elemento extranjero al margen de la asistencia judicial internacional. Se trata
de la Ley 16/2005, de 18 de julio, en relación a las especialidades de los litigios transfronterizos en materia de
justicia gratuita).

2. La perspectiva subjetiva: el litigante en el proceso.

EL LITIGANTE EXTRANJERO ANTE EL PROCESO.


(A) La capacidad. La doctrina española, en general, suele distinguir entre dos situaciones que pueden
plantearse en el proceso en relación con la situación de las personas, tanto las físicas como las jurídicas:
a. Por un lado, la capacidad para ser parte, que es un presupuesto del proceso consistente en la
aptitud para ser titular de los derechos y obligaciones que dimanan del proceso, tratándose de un
concepto que se encuentra ligado a la idea de capacidad jurídica propia del Derecho civil. En el
artículo 6 LEC se determina quiénes podrán ser parte en los procesos ante los tribunales. Las
personas físicas extranjeras tienen capacidad para ser parte por el mero hecho de serlo, y en el
supuesto que se tuviese duda sobre si un sujeto extranjero tiene la condición de persona, habría
que acudir a lo dispuesto en su Ley personal (artículo 9.1 C.C); las personas jurídicas extranjeras
ostentan dicha capacidad si han sido constituidas válidamente conforme a su Ley personal, al ser
éste el criterio establecido en nuestro sistema de DIPR (9.11 CC).
b. Por otro, la capacidad procesal, que es la referida a la aptitud para comparecer en juicio a fin de
realizar válidamente actos jurídicos en el proceso, tratándose ahora de un concepto más
vinculado a la idea de capacidad de obrar del Derecho civil.
Su regulación se recoge en el artículo 7 LEC, precepto que en su primer apartado remite- de manera indirecta- a
nuestra norma de conflicto prevista para determinar la capacidad de las personas físicas (artículo 9.1 CC). Así,
será la Ley personal la que establezca, entre otras cuestiones, quienes carecen de capacidad de obrar, quiénes
la poseen limitada o incompleta, quiénes representan legalmente en juicio a los incapaces, quiénes sustituyen o
suplen a los representantes legales y quiénes pueden jurídicamente integrar-mediante la asistencia y la
autorización para comparecer en juicio- la capacidad de obrar incompleta o limitada. En relación a la capacidad
procesal de las personas jurídicas extranjeras, ésta se regulará por la lex societatis, esto es, por la Ley que
regule la sociedad, la cual en nuestro sistema será determinada a través de los criterios que se establecen en el
artículo 9.11 CC. Será también ésta la Ley que determine quién ostenta la representación orgánica de la persona
en cuestión.
(B) La legitimación. Si el extranjero ostenta capacidad para ser parte y capacidad procesal, hay que
determinar también si se encuentra legitimado para actuar en el proceso, esto es, si tiene idoneidad para
aparecer en él, bien como parte demandante (legitimación activa), bien como parte demandada (legitimación
pasiva), al considerársele titular de la relación jurídica u objeto litigioso (10 LEC). Ahora bien, rompiendo con la
regla lex fori regit processum, y dada la estrecha vinculación existente entre el derecho subjetivo discutido en el
proceso y la cuestión de la legitimación, la doctrina estima que, con carácter general, el OJ aplicable a la
legitimación debe ser el de la lex causae, es decir, el aplicable al fondo del litigio. Ello sería así salvo que la lex
fori estableciera algún tipo de limitación en este ámbito, por ejemplo, en cuanto a la aceptación de la legitimación
activa en determinados casos de acciones colectivas en materia de daños medioambientales.
En tales supuestos se tendría en cuenta lo dispuesto en la lex fori y no se tendría en consideración la posible
legitimación que pudiera establecerse con fundamento en la lex causae. Y esta solución se refiere tanto a la
legitimación propia, en la que la acción se concede directamente al titular del derecho subjetivo (así, la concesión
o no de legitimación al titular de una finca rústica para reclamar su propiedad se decidirá según el derecho del
lugar en que se hallare tal inmueble (artículo 10.1, párrafo 1º. CC), como a la legitimación por sustitución, en
que la tutela judicial se otorga a personas que en principio no son titulares del derecho subjetivo (así, será la Ley
sucesoria eventualmente una Ley extranjera- la que indicará si los herederos se encuentran legitimados o no
antes de tomar posesión de la herencia para defender procesalmente los bienes hereditarios frente a terceros-
artículos 21 y 22 del Reglamento 650/2012, que regulan la Ley aplicable a las sucesiones mortis causa-).
LA INTERVENCIÓN DEL EXTRANJERO EN EL PROCESO.
(A) La representación procesal. Corresponde también a la lex fori regular el ejercicio del ius postulandi. En su
virtud, los extranjeros que litiguen ante nuestros tribunales deberán confiar la representación de sus intereses en
juicio a un Procurador en los mismos supuestos que, si se tratase de españoles, les resulta exigido a éstos a
tenor de lo dispuesto en el 23 LEC. Con carácter general nuestro OJ permite que el poder para pleitos se
otorgue bien ante Notario o bien apud acta ante el LAJ del juzgado que conozca del asunto (24 LEC). Sin
embargo, dado que frecuentemente el extranjero demandado en España en el marco de un litigio transfronterizo
se encontrará fuera de nuestro territorio, las principales dificultades en este ámbito se han planteado en relación
con el poder otorgado en el extranjero. Al respecto deben destacarse tres aspectos:
a. La forma del poder, que puede ser tanto la admitida por Ley local extranjera si el mismo
fuese otorgado ante autoridad extranjera (en cuyo caso para producir eficacia ante nuestros
tribunales el documento debe reunir los requisitos exigidos por los 144 y 323 LEC), como la
prevista en la Ley española si el poder fuese otorgado ante autoridades consulares
españolas en el extranjero (11.2 CC), dada la función notarial que, entre otras, tiene atribuida
el personal consular.
b. La capacidad para otorgar el poder, que se regirá por lo dispuesto en la Ley personal del
otorgante, que en nuestro OJ se determina por la Ley de su nacionalidad (9.1 y
9.11 CC, para las personas físicas y jurídicas, respectivamente).
c. El contenido del poder, aspecto éste que se regulará necesariamente por la lex fori (OJ
español, si se trata de pleitear ante tribunales españoles a tenor de lo dispuesto en el 10.11
CC en relación con el 3 LEC). Será este OJ el que determinará cuestiones como: si es
bastante el poder o si es necesario un poder especial; si es subsanable; si es sustituible la
persona del apoderado; o, si en virtud de la doctrina de los actos propios, no se puede
excepcionar la falta de personalidad de quien fuera del juicio o en él hubiera reconocido
anteriormente la condición con que pleitea la otra parte (25 LEC).
En el eventual supuesto de que el extranjero hubiere de comparecer personalmente ante el juez español por
exigirlo así la lex fori, y éste no conociera la lengua de uso oficial en el tribunal, tendría derecho a un intérprete
(143.1 LEC).
(B) La defensa. En relación a la otra faceta del ius postulandi, esto es, la relativa a la asistencia jurídica
mediante Abogado, la actuación de dicho profesional- que será exigida a los extranjeros en los mismos
supuestos que el artículo 31 LEC lo exige a los españoles-, no está en principio sujeta a requisitos procesales
especiales. La relación contractual cliente-Abogado se regirá por la ley determinada en virtud del Reglamento
(CE) nº.593/2008, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 17 de junio, sobre la Ley aplicable a las
obligaciones contractuales.
El cobro de honorarios de abogados (al igual que los aranceles de procuradores) que han realizado su actuación
ante tribunales o juzgados españoles en litigios internacionales, de no producirse de manera voluntaria el pago,
se llevará a cabo según los procedimientos contemplados en el OJ español ex lege fori (34 y 35 LEC). Al efecto
se presentará la reclamación ante los tribunales españoles con independencia de que el cliente-demandado
tenga su domicilio o residencia habitual en el extranjero. Los honorarios o aranceles serán devengados y
tasados conforme a lo dispuesto en las disposiciones aplicables al efecto en nuestro país (normas orientativas
sobre honorarios profesionales establecidas por los Colegios de Abogados), siendo habitual en este tipo de
asuntos que se tenga en consideración su especialidad y complejidad a la hora de determinar su cuantía.
Sobre la posible actuación de abogados de otros Estados miembros de la UE en España (generalmente en
defensa de intereses de clientes domiciliados en el extranjero), se han de tener en cuenta dos situaciones:
a. Por un lado, el Real Decreto 936/2001, de 3 de agosto, por el que se regula el ejercicio
permanente en España de la profesión de abogado con título profesional obtenido en otro EM de
la UE- el cual transpuso a nuestro OJ la Directiva 98/5/ CE, de 16 de febrero, destinada a facilitar
el ejercicio permanente de la profesión de abogado en un EM distinto de aquel en el que se haya
obtenido el título-, regula la posibilidad de que abogados que han obtenido el título profesional en
otro EM puedan ejercer con carácter permanente la abogacía en nuestro país, estando incluso
prevista la posible posterior integración del abogado extranjero en la abogacía española con el
cumplimiento de ciertos requisitos.
b. Por otro lado, en relación a la posible prestación ocasional de servicios por parte de abogados
extranjeros en España (situación que será más común en el marco que tratamos ahora), su
regulación se estableció en la Directiva 77/249/CEE del Consejo, de 22 de marzo, dirigida a
facilitar el ejercicio efectivo de la libre prestación de servicios por los abogados, que fue
desarrollada en España por el Real Decreto 607/1986, de 21 de marzo( modificado por el Real
Decreto 1062/1988, de 16 de septiembre).
(C) La asistencia jurídica gratuita. La regula la lex fori, al ser cuestión procesal. Situación: en litigio
internacional, una persona con domicilio en un país distinto a donde se esta desarrollando el proceso no
desista de acudir a los tribunales por el alto coste que le puede suponer litigar en un país extranjero.
El 119 CE establece el derecho a asistencia jurídica gratuita sin diferenciar entre español o extranjero, sólo
establece que acredite que no tiene recursos para litigar (basado en el 24 CE, referente a la tutela judicial).
Normas a tener en cuenta:
a. plano supraestatal.
(1) Dentro de la UE hay una Directiva 2002/8/CE de 27 de enero de 2003, destinada a mejorar el
acceso a la justicia en los litigios transfronterizos mediante el establecimiento de reglas mínimas comunes
relativas a la justicia gratuita para dichos litigios. Dinamarca no es parte de la Directiva. Se considera que el
litigio es transfronterizo cuando la parte que solicita la justicia gratuita se encuentra domiciliada o reside
habitualmente en un EM distinto del EM donde se halle el tribunal que esté conociendo o, en su caso, en el que
deba ejecutarse la resolución.
(2) La Directiva fue incorporada a nuestro Derecho mediante la Ley 16/2005, de 18 de julio, para regular
las especialidades de los litigios transfronterizos civiles y mercantiles en la UE, la cual a su vez modificó la ley
1/1996, de 10 de enero, de asistencia jurídica gratuita, precisamente para regular dichas especialidades.
Novedades:
- ha supuesto que, en su ámbito de aplicación, se reconozca el derecho a la justicia gratuita
también a los nacionales de terceros países que residan legalmente en el territorio de un EM.
- reconocimiento de una serie de prestaciones hasta entonces no contempladas en nuestra
legislación: servicios de interpretación, traducción de documentos presentados por el
beneficiario, gastos de desplazamiento del solicitante, etc.
Mediante Decisión de la Comisión, de 26 de agosto de 2005, se estableció un formulario para la transmisión
de solicitudes de justicia gratuita en el marco de la Directiva.
(3) Convenios:

- Consejo de Europa. Contamos con el Acuerdo europeo relativo a la transmisión de solicitudes


de asistencia judicial gratuita. Cualquier persona que tenga su residencia habitual en el
territorio de uno de los Estados contratantes y que desee solicitar asistencia judicial en
materia civil, mercantil o administrativa en el territorio de otro Estado contratante, podrá
presentar su solicitud en el Estado de su residencia habitual, que transmitirá tal solicitud al
otro Estado para su tramitación.
- Otros convenios internacionales de menor importancia, tanto multilaterales como bilaterales.
b. plano estatal.
(1)La importante STC 95/2003, de 22 de mayo, que resolvió un recurso de inconstitucionalidad contra el
apartado a) del artículo 2 de la Ley 1/1996, de 10 de enero, reguladora de la asistencia jurídica gratuita,
estableció de una manera muy amplia que el beneficio de justicia gratuita es predicable tanto en relación a los
extranjeros que residan habitualmente en España, como a quienes simplemente se encuentren en situación
irregular. Ello dio lugar a que mediante la Ley 16/2005 se modificara el artículo 2 de la Ley 1/1996 con el fin de
ajustar su texto a la doctrina constitucional emanada de la referida sentencia.
3. La perspectiva funcional: la asistencia judicial internacional.
EL CONCEPTO Y EL FUNDAMENTO. Ejecución de un acto procesal por un órgano judicial de un Estado
distinto de aquel ante el que se sigue el proceso. Consiste en un acto de auxilio y colaboración entre órganos
judiciales de diferentes Estados. Por lo tanto, y en el marco de los litigios internacionales.
¿En qué se basa? En el principio de cortesía internacional y en el principio de confianza mutua entre Estados
(dentro de la UE), y en el principio de tutela judicial efectiva.
La asistencia judicial internacional comprende diferentes actos y los más importantes son los que estudiaremos
referentes a la notificación y traslado y la obtención de pruebas en el extranjero lo que se conoce como
comisiones rogatorias.
Falta …
NOTIFICACIÓN Y TRASLADO DE LOS ACTOS JUDICIALES EN EL EXTRANJERO
(A) Aspectos generales.
La notificación es un acto procesal formal del órgano judicial por el que se comunica a una persona una
resolución determinada: admisión de una demanda, citación para comparecer como testigo o STC. En los litigios
internacionales la notificación al extranjero viene derivada del hecho de tener la persona a notificar su domicilio
en un país diferente del Estado del foro.
No procede utilizar con carácter general las notificaciones a través de los edictos, a pesar de que el
demandado tenga su domicilio en un Estado diferente al del tribunal. La notificación edictal es el último y
excepcional remedio en las notificaciones internacionales. Los instrumentos supraestatales que vinculan a
España en este campo pertenecen tanto al DIP institucional, al DIP convencional como al Derecho español
puramente interno aplicable a la falta de tales instrumentos.
(B) El régimen supraestatal.

→ El régimen institucional. Desde la perspectiva institucional, el texto de referencia esel Reglamento


1393/2007 de 13 de noviembre, relativo a la notificación y el traslado en los Estados miembros de documentos
judiciales y extrajudiciales en materia civil y mercantil.
El Reglamento es aplicable a todos los Estados miembros de la UE y se utiliza cuando un documento debe
transmitirse de un Estado miembro a otro. Desde un punto de vista material, el Reglamento pretenda la
transmisión directa y rápida de los documentos judiciales y extrajudiciales.
El Reglamento opera mediante la instauración de un sistema de organismos transmisores y receptores
designados por cada Estado miembro. En España actúan como organismos transmisores los letrados de la
Administración de Justicia de los distintos órganos y tribunales.
El Reglamento instaura una entidad central designada por cada Estado miembro, cuya principal función es auxiliar
a los organismos transmisores de cada Estado miembro. En España tenemos la Subdirección General de
Cooperación Jurídica Internacional del Ministerio de Justicia.
Existen otras vías de notificación:
- Consular o diplomática.
- La postal directa siempre que sea admitida en el Estado de origen y sea practicada
conforme a lo que disponga el Estado de destino.
- Notificación por el mismo interesado a través de funcionarios competentes del Estado de
destino.
Se pueden usar las 4 vías de manera simultánea, la primera efectuada sería la relevante.
El documento a notificar se transmitirá acompañado de una solicitud, estando exento de legalización o de
cualquier trámite equivalente.
En cuanto a la lengua en la que debe ir redactado el documento a notificar, hay que tener en cuenta las
siguientes consideraciones:
a. El receptor de la notificación puede negarse a aceptarla si el documento no se encuentra
redactado en una lengua que entienda o que sea oficial del Estado miembro requerido.
b. El hecho de que el destinatario de un documento objeto de notificación haya acordado en el
ejercicio de su actividad profesional en un contrato con el demandante, que la lengua utilizada
en la correspondencia entre ellos sería la del Estado miembro de origen.
c. En relación a la necesidad o no de traducir también los documentos anexos a una demanda,
no es necesario si se trata de documentos que no resulten indispensables para comprender el
objeto y la causa de la demanda, lo cual no siempre es fácil de apreciar.
→El régimen convencional.
Nuestro Reino es parte en dos importantes convenios:
El Convenio sobre procedimiento civil en la Haya y el Convenio sobre notificación o traslado en el
extranjero de documentos judiciales y extrajudiciales en materia civil y comercial hecho en la Haya
(sistemas más ágiles de notificación).
El Convenio ha sido sustituido por el Reglamento 1393/2007. El Convenio de la Haya de 1965 establece como
cauce general para la realización de notificaciones el sistema de autoridades centrales (En España, la
Subdirección General de Cooperación Jurídica Internacional del Ministerio de Justicia).
El órgano judicial requirente deberá dirigirse a la autoridad central del Estado donde deba practicarse la
notificación mediante un formulario recogido en un anexo propio del Convenio.
La autoridad central remitirá la solicitud al órgano competente que deba practicar la notificación (normalmente el
juzgado del domicilio del sujeto a notificar) que la devolverá cumplimentada a la autoridad central y ésta a su vez
al órgano requirente extranjero.
Se prevé en España que la transmisión de las solicitudes de prácticas de notificaciones pueda realizarse al
órgano requerido, bien por las propias partes interesadas, bien por vía judicial, bien por intermedio de los
funcionarios consulares o agentes diplomáticos o por la autoridad central del Estado requirente o requerido
según el caso.
Nuestro Reino también tiene firmados convenios bilaterales en materia de cooperación jurídica en el ámbito civil
y mercantil que abordan las materias de las notificaciones: Reino Unido, Italia, Brasil...
EL RÉGIMEN EN DEFECTO DE INSTRUMENTO SUPRAESTATAL.
A falta de instrumentos supraestatal aplicable, desde la perspectiva interna tenemos los documentos judiciales,
donde se parte de una visión bilateral de la cooperación, esto es, tanto la cooperación activa como pasiva.
Las cuestiones de interés al respecto son las siguientes:
a. Los mecanismos de notificación o traslado al extranjero por parte de los órganos
jurisdiccionales españoles y viceversa. Hay dos precisiones:
a. Se excluye en estos casos el conducto notarial por no tener sentido la utilización de
esta vía para notificar o trasladar al extranjero actos de naturaleza jurisdiccional.
b. Se añade la facultad de practicar las comunicaciones directamente a los
destinatarios (siempre que lo admita la legislación del Estado requerido), por correo
postal certificado o medio equivalente con acuse de recibo u otra garantía que
permite dejar constancia de su recepción.
b. Se establece como fecha de notificación o traslado de un acto jurisdiccional aquella en la que
el documento haya sido efectivamente notificado o trasladado de conformidad con el Derecho
interno del Estado requerido o del lugar de la notificación y traslado.
c. Se consagra una regla sobre rebeldía que se proyecta sobre toda citación a un proceso
judicial. Se dispone la suspensión del procedimiento mientras no se acredite que la demanda
o el documento de que se trate hayan sido regularmente notificados. Transcurridos seis
meses desde la fecha de envío de la demanda o del documento en cuestión, a instancia de
parte interesada, la competente autoridad española preverá, y ello aun cuando no se haya
podido certificar que la notificación ha tenido lugar.
d. En relación con el idioma de la documentación objeto de la notificación, caben dos
supuestos:
a. Si el destino de dicha documentación es un país extranjero, sin perjuicio de lo que
pueda exigir la legislación de éste, tal documentación deberá acompañarse de una
traducción a la lengua oficial del mismo o a una lengua que el destinatario entienda.
b. Si el destino de la documentación en España se exige que venga acompañada de
una traducción bien al español, o bien a una lengua que el destinatario comprenda.
e. Posibilidad de solicitar la emisión por una autoridad del Estado requerido de una certificación
de la diligencia de notificación o traslado, pudiendo utilizarse para ello el idioma del propio
Estado requerido. Esto facilita la posterior ejecución de resoluciones.
f. Hay una regla relativa a los emplazamientos y comunicaciones dirigidas a Estados
extranjeros. Con respecto a la notificación de documentos extrajudiciales, sería el autorizado
o expedido por una autoridad no judicial, esto es, por notario, autoridad o funcionario
competente.
Lo que hace al traslado o notificación de documentos extrajudiciales, la LCJIMC entiende por este , por
exclusión , el autorización o expedido por una autoridad no judicial , esto es, por notario, autoridad o
funcionario competente.

3 .- LA OBTENCIÓN DE PRUEBAS EN EL EXTRANJERO.


Aspectos generales .-
Mediante una comisión rogatoria, en un proceso con elemento extranjero, el órgano judicial que está conociendo
de un asunto solicita de un órgano judicial extranjero que realice en el territorio del Estado al que éste pertenece la
ejecución de una diligencia probatoria como tomar declaración a un testigo.
(A) El régimen supraestatal.

El régimen institucional. En el plano institucional, el texto de referencia lo constituye el Reglamento 1206/2001 de


28 de mayo, relativo a la cooperación entre los órganos jurisdiccionales de los Estados miembros en el ámbito de
la obtención de pruebas en materia civil o mercantil. Es aplicable a todos los Estados miembros salvo Dinamarca.
La solicitud de práctica de prueba debe tener como destino su utilización en un procedimiento judicial.
Hay una doble posibilidad conforme a la práctica de la prueba:

- La práctica de las diligencias de obtención de pruebas por un órgano jurisdiccional del


Estado requerido, que será lo habitual. Aquí cabe la posibilidad de la previsión de una
comunicación directa entre órganos jurisdiccionales requirentes y órganos
jurisdiccionales requeridos. Cada Estado miembro tiene que elaborar una lista de los
órganos jurisdiccionales competentes para la realización de las diligencias de obtención
de pruebas.
El Reglamento establece que cada Estado miembro designará un órgano central, cuya
misión principal será facilitar información a los órganos jurisdiccionales y buscar
soluciones en caso de que una solicitud plantee dificultades, en casos excepcionales
pueden incluso dar traslado de una solicitud al órgano jurisdiccional requerido.
- La realización de diligencias de obtención de pruebas en otro Estado miembro
directamente por el tribunal ante el que se tramita el proceso. Se presenta mediante
formulario, redactada en la lengua oficial del Estado miembro requerido, trasmitiéndose
por la vía más rápida.
El régimen convencional.
El Convenio de la Haya de 1970 contempla tres formas de practicar las solicitudes:
- Mediante las autoridades centrales designadas por cada Estado.
- A través de funcionarios diplomáticos o consulares del Estado requirente.
- Mediante funcionarios nombrados específicamente para ejecutar la comisión rogatoria.
España ha designado como autoridad central a la Dirección General de Cooperación Jurídica Internacional del
Ministerio de Justicia.
El tribunal que conozca del litigio y precise la práctica de una prueba en el extranjero dirigirá la solicitud a la
autoridad central del Estado donde haya de practicarse, y ésta la remitirá al órgano jurisdiccional competente para
que la ejecute, encargándose de devolver el resultado de la misma al órgano jurisdiccional requirente.
La solicitud irá redacta en francés o en inglés, aunque los Estados pueden exigir que venga en la lengua de su
territorio, debiendo indicarse una exposición de los hechos y las pruebas cuya práctica se solicita. España tiene
acuerdos bilaterales suscritos con Reino Unido, Italia, China, Marruecos, Rumanía, Portugal...

(B) El régimen en defecto de instrumento supraestatal.

Práctica y obtención de pruebas en el extranjero: contiene nuestro sistema interno aplicable en caso de
inexistencia de instrumento supraestatal. Se rige una visión bilateral, regulándose la práctica y obtención de
pruebas tanto en el extranjero para que surtan efecto en un procedimiento judicial seguido en España como en la
situación inversa.
Admisión de la posibilidad de la práctica de la prueba, con vistas a un procedimiento futuro.
- El objeto de la prueba solicitada debe de tener relación directa con el proceso que se vaya a
iniciar, ello con idea de evitar esfuerzos innecesarios de orden material y humano.
- Admisión de la prueba que se solicite debe ser conforme con las legislaciones de los Estados
concernidos.
- La práctica de la prueba se llevará a cabo conforme a la normativa procesal del Estado en que
se efectúe la misma como lex fori.
Contenido de la solicitud que debe atender a:
- La descripción de las diligencias de obtención de pruebas solicitadas.
- La indicación de si se solicita la práctica de la prueba conforme a un procedimiento
previsto en la legislación del Estado requirente y aclaraciones necesarias para su
aplicación.
- La indicación de si se solicita el uso de medios tecnológicos de comunicación.
- La solicitud de las partes interesadas, sus representantes, o algún funcionario del Estado
requirente.
Circunstancia del territorio patrio. Una vez recibida la solicitud de una autoridad extranjera se verificará si
concurre o no algunos de los motivos de denegación de la cooperación o si la persona designada se niega a la
diligencia solicitada por gozar de una exención o una prohibición de declarar o de aportar documentos y así lo
acredita. Si concurriese algún motivo y/o hubiera negativa justificada, se procedería a la práctica de la prueba en
España.

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