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TEMA-3 Derecho Internacional
TEMA-3 Derecho Internacional
PLANTEAMIENTO GENERAL.
Se establece la distinción entre las normas que regulan el proceso:
Las normas ad ordinandam litem-, que debían ser en todo caso las del ordenamiento del Estado del foro
(Estado sede del órgano judicial ante el que se desarrolla el proceso),
Las normas aplicables a la resolución del fondo de la cuestión litigiosa (lex causae)
Las normas ad decidendam litem, que podían ser bien las del OJ del Estado del foro, o bien las de otro
Estado.
La regla lex fori regit processum (la ley de foto rige el proceso) es generalmente admitida por todos los OJ,
encontrando su fundamento en el principio de territorialidad y en el carácter cuasi-público de las normas
procesales. En su virtud, los tribunales de cada Estado deben aplicar su propio Derecho procesal a todos los
procedimientos tramitados en su territorio. Al margen de esta fundamentación, sería impracticable un sistema
que obligase a los jueces a aplicar un Derecho procesal extranjero, pues ello, al margen de un coste
desproporcionado, conllevaría dificultades y daría lugar a que en la práctica los procesos resultasen inviables.
Esta regla abarca el ámbito del proceso en un sentido amplio, incluyendo aspectos tales como los actos
procesales propiamente dichos (tanto de las partes- demanda, reconvención, etc.-, como del juez o tribunal-
medidas cautelares, sentencia, etc-, como las clases y estructura del proceso (fases de alegación, prueba, etc),
o como sus consecuencias (sentencia final, costas, etc). Fuera de estos ámbitos, y en particular en lo que se
refiere a la situación de las partes en el proceso o a las reglas sobre la carga de la prueba basadas en razones
de naturaleza material, es posible la aplicación de la Ley personal de las partes que puede ser, eventualmente,
una Ley extranjera. No obstante, incluso en materia de actos procesales propiamente dichos la aplicación de la
regla lex fori regit processum admite en nuestros días algunas excepciones, las cuales aparecen recogidas en
los principales instrumentos supraestatales reguladores de la práctica de la prueba o las notificaciones.
Por ejemplo: en el Reglamento (CE) nº. 1393/2007 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 13 de noviembre
de 2007, relativo a la notificación y al traslado en los EE.MM de documentos judiciales y extrajudiciales en
materia civil y mercantil, se contempla la posibilidad de que la notificación se realice según una forma particular
solicitada por el organismo transmisor, siempre que no sea incompatible con el Derecho interno del Estado
requerido (artículo 7).
En similares términos, en el Reglamento (CE) nº.1206/2001 del Consejo, de 28 de mayo de 2001, relativo a la
cooperación entre los órganos jurisdiccionales de los EE.MM en el ámbito de la obtención de pruebas en materia
civil o mercantil, se permite solicitar la práctica de una prueba en el extranjero de acuerdo con alguno de los
procedimientos especiales previstos en las normas procesales del Estado requirente, lo cual se llevará a efecto
salvo que ello sea incompatible con el Derecho del Estado requerido o existan grandes dificultades de hecho
(artículo 10.3). Si se admitiera, en ambos casos el juez encargado de practicar la notificación o la prueba, lo
haría conforme a una forma que no es la contemplada en su propio sistema procesal, por lo que en tales
supuestos se apartaría de la regla lex fori regit processum.
EL SISTEMA ESPAÑOL. En lo que concierne al sistema español de DIPR, la regla lex fori regit processum
aparece enunciada con carácter general en el artículo 3 LEC, a cuyo tenor “con las solas excepciones que
puedan prever los Tratados y Convenios internacionales, los procesos civiles que se sigan en el territorio
nacional se regirán únicamente por las normas procesales españolas”.
De este precepto destacan dos notas:
a. Por una parte, y desde una perspectiva crítica, su formulación rígida, genérica y exclusiva.
Frente a ello, y si bien con ciertos límites, se admite dar eficacia a las leyes procesales
extranjeras en determinados ámbitos.
b. Por otra parte, desde el lado positivo, es de destacar la amplitud en su ámbito de aplicación
personal, lo cual permite predicar la tutela judicial efectiva a los extranjeros en igualdad de
condiciones que, a los españoles, sin discriminación por razón de nacionalidad.
Nuestro sistema, como se deduce del artículo 3 LEC, se encuentra conformado por las normas derivadas de la
UE (régimen institucional), de los convenios internacionales (régimen convencional) y de nuestras normas
internas (régimen interno).
Así, el sistema institucional está integrado en nuestro OJ fundamentalmente por reglamentos y directivas de la
UE, los cuales se refieren principalmente a la asistencia jurídica gratuita (Directiva 2202/8/CE, de 27 de enero); a
la notificación y traslado de actos judiciales al extranjero (Reglamento 1393/2007, de 13 de noviembre) y a la
obtención de pruebas en el extranjero (Reglamento 1206/2001, de 28 de mayo).
En el sistema convencional hay diversos convenios internacionales multilaterales aplicables en los referidos
ámbitos. Estos convenios han sido elaborados principalmente en el seno de la Conferencia de La Haya de DIPR,
pero no exclusivamente (también están los convenios elaborados en el marco del Consejo de Europa o de la
Organización de Estados Americanos). Igualmente, hay que destacar que España tiene firmados diversos
convenios bilaterales que afectan a las distintas materias a tratar.
En cuanto al sistema interno español, en defecto de instrumento supraestatal, se recurrirá en el mayor número de
ocasiones a la Ley 29/2015, de 30 de julio, de cooperación jurídica internacional en materia civil (LCJIMC). El
régimen general de la cooperación jurídica internacional se contiene en su título I, refiriéndose su capítulo I
(artículos 5 a 19) a cuestiones generales. Sus características generales son las siguientes:
a. Se designa al Ministerio de Justicia como autoridad central española (artículo 7),
concretándose en el artículo 8 sus competencias ad extra y ad intra.
b. Se abordan en el artículo 9 los mecanismos de transmisión de solicitudes, los cuales han de
estar previstos en los OJ de los dos Estados concernidos:
a. la vía consular o diplomática;
b. a través de las respectivas autoridades centrales;
c. directamente entre los órganos jurisdiccionales;
d. por conducto notarial. En todo caso, con independencia de cuál fuere el mecanismo de
transmisión utilizado, el contenido y requisitos mínimos de las solicitudes se detallan en
el artículo 10.
c. La ejecución en España de las solicitudes de cooperación jurídica internacional se someterá a las
normas procesales españolas en tanto que lex fori (artículo 13). Excepcionalmente, y a solicitud
de la autoridad extranjera del Estado requirente, podrían aceptarse formalidades o
procedimientos especiales previstos en el ordenamiento de tal Estado, siempre que ello fuese
compatible con nuestro OJ y resultase materialmente practicables.
d. Con carácter general, la LCJIMC establece diversas causas por las que cabe que las autoridades
españolas denieguen las solicitudes de cooperación recibidas de autoridades extranjeras (artículo
14):
a. Desde un punto de vista teleológico, porque el objeto o finalidad de la cooperación
solicitada por la autoridad extranjera resultase contrario al orden público.
b. Desde una óptica procesal hay dos motivos: por una parte, cuando la autoridad
extranjera se halle conociendo de un proceso que fuese de la exclusiva competencia de
la jurisdicción española y, por otra, cuando el contenido del acto cuya realización la
autoridad extranjera solicite no correspondiese a las atribuciones propias de la autoridad
judicial española requerida.
c. Desde un punto de vista técnico, cuando la solicitud de cooperación internacional no
reuniese los requisitos exigidos por la LCJIMC para su tramitación (artículo 10).
d. Desde una visión política, si las autoridades extranjeras denegasen reiteradamente la
cooperación solicitada por las autoridades españolas o si su ordenamiento dispusiese de
una prohibición de hacerlo, y ello previa aprobación de un real decreto por el Gobierno
español que ordenase la denegación de cooperación en cuestión (artículo 3.2).
Cualquiera que fuese la causa aplicable de denegación de la solicitud de cooperación, la autoridad española
que la dispusiere tendría una doble obligación: por una parte, emitir una resolución motivada sobre el particular
y, por otra, comunicarla a la autoridad requirente (por idéntica vía que por la que la habría recibido).
Al margen de la trascendente LCJIMC, hay otra norma interna en nuestro sistema donde se regulan otros
ámbitos referidos al proceso con elemento extranjero al margen de la asistencia judicial internacional. Se trata
de la Ley 16/2005, de 18 de julio, en relación a las especialidades de los litigios transfronterizos en materia de
justicia gratuita).
Práctica y obtención de pruebas en el extranjero: contiene nuestro sistema interno aplicable en caso de
inexistencia de instrumento supraestatal. Se rige una visión bilateral, regulándose la práctica y obtención de
pruebas tanto en el extranjero para que surtan efecto en un procedimiento judicial seguido en España como en la
situación inversa.
Admisión de la posibilidad de la práctica de la prueba, con vistas a un procedimiento futuro.
- El objeto de la prueba solicitada debe de tener relación directa con el proceso que se vaya a
iniciar, ello con idea de evitar esfuerzos innecesarios de orden material y humano.
- Admisión de la prueba que se solicite debe ser conforme con las legislaciones de los Estados
concernidos.
- La práctica de la prueba se llevará a cabo conforme a la normativa procesal del Estado en que
se efectúe la misma como lex fori.
Contenido de la solicitud que debe atender a:
- La descripción de las diligencias de obtención de pruebas solicitadas.
- La indicación de si se solicita la práctica de la prueba conforme a un procedimiento
previsto en la legislación del Estado requirente y aclaraciones necesarias para su
aplicación.
- La indicación de si se solicita el uso de medios tecnológicos de comunicación.
- La solicitud de las partes interesadas, sus representantes, o algún funcionario del Estado
requirente.
Circunstancia del territorio patrio. Una vez recibida la solicitud de una autoridad extranjera se verificará si
concurre o no algunos de los motivos de denegación de la cooperación o si la persona designada se niega a la
diligencia solicitada por gozar de una exención o una prohibición de declarar o de aportar documentos y así lo
acredita. Si concurriese algún motivo y/o hubiera negativa justificada, se procedería a la práctica de la prueba en
España.