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a palabra “feminism” sngecladistintos planes de referer Basra supo- ter que la eseritura femenin 6s, por definicién, unaescritura de la diferencia o bien debemos analizar eémo lo “femenine” reconjuga sus mareas de diferenci macerialidad escritural de una pos icidn simbélico-sexual en a dela transgresisn! La"Tseratura de mujeres” designa un conjanto dewbras Jicrariascuya firma dene una valencia sexuaela, aunque ls ato- Olea, Baap. ot * Soledad Bianchi “Leura de mujee em lor aoe de myn. Olga Gone fe), Sango. La Mocal/Cinto Propio. 1992.9. 106. LB tas de estas obras se hagan necesariamente cargace la pregun- ta interna a la obra— de cémo dextwalias la diferencia gencrica-sexual, La categoria “literatura de mujerzs" delimita su zorpuéen baseal previo recorte de la identificecidn sexual de las autoras, yatsla ese ceqpas para que la critica feminista aplique un sistema telativamence autdnomo de referencias valores que le conflera unided de genera la summa empitica dé las obras que agnupa, Es decir que la “Titeratura de mujeres" arma el carpus sociocultural que contiene y sostiene, empiricamente, el valor analitico dela pregunta que debe hacerse la crisica literarta ferni- nisea en corno a lac caracteriraciones de género de la “essritura, fermen’ “Algunas crcicas iterate feminiscasbuscan responder esta pregunca rastreando las caracterizaciones de la mujer nivel ev _presivo (buscando un “esilo” de Lo femenino), « bien a nivel tematico(valoranda un argumenta lizerario centrado en “imé- genes de la mujer” que, par lo general, sigienen na identifica. cién compartida entre el personaje femenino y la narradara rnujer). Esaccltica literaria que pretende descubvisInscaracteri- zaciones expresivasy temticas delo “femenino” en una prolon- gacién lineal cel “see mujer” deh autoro, suele basarse-en una concepcién representacionddde la ieratura segue La cual e ext esllamado aexpresarrealistamente el contenidoexperiencial de las situaciones de vida que retratarfan Ja “autenticid condieiGn-mujer bien, en clave mis directamente feministay Tine py ouareciands “lve un cost pct baling sural poouna te eons) or tuno nm ea del peor Soe nlunay pend spams pls evening en eros tics (| mbit iwoler sracronainene 00 kee opal ono mens Sel fly Libro NPN, aoverine in coal in ateos) en a Suplemento Li de ii La Emre 3 el valor postivo (afitmativey reivindiea )} dela toma devon- Slencia antispatriaecal desu identificacién de génerot Me parece que exe tipo de ca feminisea, al desa wider lemateralidadotgnica del complejo cscriural ylang signi Feanteqe deaplicgay seformula la maquinaria textual, se topa con ctios problemas y limitacioncs reGrica: por una parce, su roncepsidn nataralista del texto —altexeo concebido como sin ple veh culo expresive de contenidos vivenciales— defiende un ‘atamiento realista ce a literatura de mujeres que seve desafia- ddo por aquellas otas abras donde la escrituea protagoniea un trabajo de descrteucturacin-reescrucruracign de los cdg na- trativos que violenea la ex: lad del universa referencial y que, Por lo mismo, desfigura toda supuesto de verosimilitud de los ‘mecanitinos lteraios de personificasién e identificacién deme. ‘ninas, Por acta parte, el tratamiento contenidisea de lo fermen’. fo como una categorfa que deberia expresar el reference pleno den identided-esenciasypone que a telacidmnentre“ls muje- fs que excrben”y“eseribircomo mujer” eslineal yhomogénea, “in tomar en consideracign el med en que éaentidad'y xpricen- saci se bacen y se deshacen incesaremente en ¢l teanscurso del ‘exte bajo las presiones alteradoras del dispositivo de remodel. ita linguistico-simbdlica de Ia escritura. Ambas dimensiones la escritura como productividad textual y a identidad coma juego de represemraciones— somlas quest incorporala nueva teo- ti ltearia feminist, para consult y desconstrir ls signas ce to “femenina” que, lejos de natunalizatse como umn referencia in. variable, cambian de indscarasen el interior del texto, jE pls icmp de ur im eamallrays wl aT fee ene en alba seroma lac en nsec fait Imachish. Ca flab ineena in comapende la Seger eat ae awtowuticiente™. Tid. * “ Sidescarcamos el andlisis emitieo de las"imagenes dela :mujec" come tinico mécade para explicit lassupuestascorse- Iaciones de identidad entee a zatseripeidn sexual de género (ser mujer) yu tepresearacién literara (lo femenina), deben replan- Qué bace de unrescritura una ‘ease las siguientes pregunes i «scritura femeniva® :Bs posible que una escritusasea femenina ‘Esta escritura femenina una caregorizacidn valida? Que exeri- ‘ura femenina merece nucstra tencidn come tl seritura feme= nina? ;Tenemos expectativas diferentes cuando leemvos la eseti- ura poética de tna mujer! : Frence ala preguntas desi hay alguna distinsin de eseritue sa—sewualmente postulableylieraiamenteverifcaale—entte exe 10 femenino y sexta masculino, y al presensr la anvenniaa de verse rebajadss del rango de la genera! (lo masculino-universal) al rang dco partiuter (lo femenino-concreto}, muchas esxtzorasrmujetes _efcrncontetarque wl hay bua oma ites bien gue Lenguaje no tiene sexo. Partamas dicienda, retorande una clea ide LE Lyotard, que “esta neucralizacdia de la eesti es ella misma inaty sospechosa” ya que “al igual que cuanelo alguien dice que no hace politica, que noes ni dedereca nie iaquierda: ode! mun= do sabe que e dederecha"™,afiemar que lacseitur sin difererte ala diferencia genérico-sexual equiakea complieitase con laste niobras de gencraizaciin del por establecidle que consiven, pre- -samente, en evar larnasculinidad hegeménicaa vulerse delo neu- «co, de bo impersonal, part ocular susenclusionesde género rasta Resnjo ear presa de Marina Ar fe Mari Conutens wbie “Pte jade Ta N11, Bick espacial: Mery ese ot eat Francis Lota, edi del ape renin ut poe, Par, Union Genta Editions, 197 ietalsicade lo humano- univers: Lo supuestamente neutrode la lengua, staparence indiferencia als diferencias sexusles, camilla dle hecho d operative que universling ala fuerza las marcas de lo masculino para convertir as lamasculinidad en representante ab- sohuta del género husrmano. La tconia ferninista ha demosteado la acbinasidad filoséfica deste operative de fuerza ejecutido en none bre defo mgsculino-universaal dejar muy en camo que l lengua no esel vehicula neutral y rascencenne que doe el eeasome meta- fisicosino un soparte modelado perciversos procesos ce hepemo- nizacién y contra-hegemonizackén simbélico-culeurales. Una vez demostrada la falsa universalidad del canon deta literatura, ura pr imcta critic iceraria feminist se propuso: Uy evideneciar los aso de la autoridad simbstco-institucional que obligan la esricoras rujeresa dejarse regir por cxtalogaciones masculinas; 2estimular ssodelos firmativns yvalorativaselel "ser mujer” come experiencia ‘propia? del péneros 3) crear un sistema de eoferencias auashowne iene fersesiino, para que las obras de las mujeres no sean leldas diorsionadamenteen el-éigo ajeno —enajenante—de wnacul- cura impuesta dese fue Pero esta primera critiea feminista que bbuscaba fijar un sistema de propiedadidentidad de lo femenino, parece suponer que lneultura dela mujeres es una cul indepen: dente que se rama en una dimensién paralla y alcernatva ala clkuta delos hombres, Esta isidn autoreefetencial delaconstruc- cid femenina la privade unacomunicacin phacal y diakigicacon las nviiltiples redes de la cultura cm las qque se inscriben les signos hhombre" y ‘mujer’, yconfina por lo tanto lo femenino a recto separatistade una identidad completamence aparte, Lamasculine fo Fermenina on fers nnalesque interacuan entre sieome pparces de un mismo sistemade idencidad y poder que las eonjuga censionalmente, Si ies debernos cuestionae as asimeerias del po- e der simbéico que confisca ls sefias de lo humane s favor deuna masculinizacién de la cultuta, no tenemos por quépensar que cultura de las mujeres obedeve aa tinica clave —menosexuada— de lo femenina. La escritura designa una travesa simblica de las ‘ategorias de a iemtidad y la diferencia por via de lalteridad, No podemos hablar entonces an separadamente, deescritura mascu- lina ydeesciinura Smetiina, ya que e lenpuajecreatvo y'lavextua lida pocticason espactosce desplazamiento y transfrencia del "yo" ‘que, contrariamene a lo que supone e! tealism bicgrifico-sexual alelserhombre”o “mujer, emadelan incesancemante lasfronte rassimbélicas dela engusay la subjetvidad cultural Josefina Luck merafim, porejemplo, que “lnescrtora femenina noexistecomo categoria porque toa esrituraesasexta, bisexual, emnisexual”™ Fllaalucea una subjetividad ereativa que combina varis marcasde ‘demtidaden un pracew fluctuante de sgnificacién que desordena las pertenenciasde géncto, ampliando yiversificanes aquellazona frometioa ta de [aescrinura—ensfa que se modulan fos trazacios sinboico-sexusles de subjetivacin e identifcacid, Para J. Lan mes, voliera cia el lenguaje en una clave monosoxual, es decir, clefinir«l texta como wnioveanrente masculino © bien fersenino, ‘equivalea restingtrel potencial transimbiica (tranigenético) dela creasidn coma Bujo y desbordamienco phurales dela idenntdad y del sentido. Esta afirmacién de J. Ludlmer se relaciana con las teo- ras le Julia Kristeval? quier-afirra que, ns allécle loseondiciona- mientosbioldgico.sexualesy psco-sociales queinflve portamicnto soco-literarice wna zutons mujer, Inescritura pone fa bordey pp 2782 Ver en espe Julia Kit 1974, y Papngn Pais, Seal, 1977 Ralevion ty Lampasgepotqne, Pass, Sel v siempreen movimiento el nice interdilécticode varias fuetsasde subjetivacién. Sean dos a fuera prinel piles que sein J. Kristex ‘a, se aponen entre sk por un lado, la Fuerza racionalicader cen cepewalizante(asculina) que simbola la inwicucin dl signa en ‘arane del pacto sociocomunicativo de la cultura y, pot oto a feta semibtice-putionad femenina) que desborda la fsined dela palabra con ay entrgia tansverhal. $i bien ambas fucrzasco-actan en toda procesa de subjetivieién creativa, exel predominia deuna fuera sobre la otael que polarea la eseritura-entdeminos sea ma culinos (cuando. imspone la norma exabiizarne) sea femeninos {cuando prevaloce lvértigo desestruenstador), Miah dela iden tiffencién del género sexual “muje:*,cicrtasexperiencias-limite de 4h csertura que se aventutan en los borces mas explosivos de los -06digos de sentido (tal como sucede—segiin la arisma Kristeva — ‘on as vanguard liveratas, son capaces de desta dencio del len ajc la pulsién heterogénea de lo semidtica-Femeninos una pul sién que revienta el signo y cranggrede fa clausua paterna dé lis significationes monoligiess, abtiendo a palabra atuna mukiplii- slid devismosy quicbressinticrlos, Mas que de escritura femenina, convendrla, enronces, hablar (cualquiera sea el género sewual del sujero biogrdtico que Firraa el texto) cle una ferminicacidin de da escritura: una feriniza- cin que se produce acada vex que unapoética una erética del signe rebalsa el mareo de seteneiéndconce de la significa cin masculina con sus excedentés rebeldes (cuerpo. libido, goce, ‘eterogencidacl, multiplicidsd) para destegulae asf la tesis nor- ‘mativa y epresiva delo dominance cultural, Cualquier literatu 8 que se practique como dlsidencia de idensidad en contra cel formato reglamentaria de la cultura mascuilinoepacerna; cual uierescritura que elja bacerse eéemplice de la itmicidad eanse 18 teeta deo emenino-pubional, despa el coeente mi noritario.y subversive (conteadominante) de lo “fmenine’ Dicho en palabras cle Deletie-Guaeari, cualquier eserivura que ‘busca descontrolar las pautasdde la disewsividad masculinashe- sgeménica estarfavircualmente compartiendo el “devenir« ml= nortatio” de un fertenina que opera cone paraclignas de deste- ttitorializacidin de loc eegimenes de poder ycaptura dela identie dacl normada y centrada por la cultura oficial Latesisde Kristeva plantea una experiencia del lenguaje dlividida entre los dos bordes que orillan ef habla —el borde inferior (femenina) de lo psivosomatico ye! borde superior (mas callino} de lo kégico-conceptual— como bordes que no se ex- cluycn rigidamente uno aowo sine que se cruzan intetdialéeri- camente, El incers ele este planteamiento comsisceen pocenciar n movil entre piidmey concepto, entee ajo ¥ una contradicd segmeentacidn que, on cl interior de la produccién text.al, diluye Ja oposicidn sigida entre “masculina” y "“femenino”. Al rechavar toda coincidencia natural entse deterntinantebieligin ier bi Ji) ¢ ldentielad teeraria (eseribie como majer), podiernos explo~ rarlas brechas ylos descalces de representacidin que se praducen entre la experienciadel génerory sus puestas en escenaenunciati vas, Laelaboracisn critica de an intervalo de na-coincidencia en las esericutas ylasicentidades permite convert lo femenineen pects la sdguientopin de. Fi “Si > Femew coc viable aed la matlab de una sy npr a rprebte a ‘fos signos de una criss (0), Parece Ja metifora activa de “una cearla sobre la manginalidad, la sub- versisn, la disidencia! "que, escapandava la decerminante natu~ ralisa delacondicién “hombre” o “mujer” se piensa como pac- cou tejerentre swhjerividad minorduare (la femeninocamo aquel bore sexuado dela representacién que desafia las normas hege ménicas desde Ia otreda) y politica del sjgno (to femenino como articuladony pdtenciador de varias formas de transgresién sin- boslice-culeural). Desligar la construcci6a de ins tazas sexuales que operan en l texto del soporte originasio del cuerpo navwral, permite datles movilidad a los signos de lo maseulino y Io fe- _menino para que se desplacen y tansformen segin las dindmi: cas de subjecividad formuladas en respuesta a diversas soliita- cionese incerpelaciones de identidad. La critica feminista debe la creencia deverminista en que la fsrciie ateatdontor romper {er mujer! ser hombre) yl mlsimblica (lo femenino! lo-mas- ailing) secorresponden naturalistamente bajo el mizade la Lene tidad-Una del cuerpo de origen, Sdlo asi logravernos hacer ex- rensiva la valencia consestataria de lo femenina al conjunto de ihegeménieas que se complicitan, transversal peericas an mente, con sus marcas dealteridad. "faa Koc hac por Hl Mh ils avai jong, Madea, Cede, 1988, p11 Identidad y desidentidad; pulsién escrivural y descentramiento del sujero Es cierto que lo femenina envle la mujer esablece wna relacidn privilegiaca con lo somatioo-pulsional (com aquellos fu jos indisciplinados que no se ajustan al concrol normativa de la leysimbslica) por encontrase ella sicuada en los bordes de dscri- minacign del sistema masculine, Pero ba relaciein entre mujer y “nangresin no estd nunca garanctiada a priori. Paca tansgrediz cfectivamentela norma socio-masculinds hace alta que la dins- de los signos que moniliea lo fermenine rompa,cesde yen la textualidad misma, con las significaciones exclayentes y monolé- sgicas, A saver, el povencial critica de esa dinémica de transgre> sidri puede ser compartide por aucares masculinos, si es que su préctica del discutso logra fisurar el molde rigide del concepto aliindose asi con la clesobediencia fervenina. Tal como “Set mujer” na garantiza, por naruralezay el cjercicio critica de una fernineidad que sea necesariamence cues: tionadora de la maseulinidad hegeménica, campoca “ser hom- bre” condenaal autora hacerse fatalmente esraplice del poder dela cultura oficial por mucho que w beneficie de sas-ventajas De hecho, son varios y convincentes los ejemplos de practicas literarias firmadas por hombres —tal como ocurrecan los au, tores dela “tevolucién potica” analizadas por la misma J, Kris: entaciones pottico-lterarias legras teva —cuyas.exp: jor. sionae el lenguajey ls identidad, hasta descentrar por comple In funcién-de-sujeto a la que le hace propaganda ht ideologia cultural masculina dominance, Si nos ubicamos en el cancexto chileno de la pocsia es- crits bajo dictadura, fueron Juan Luis Martinez, Rail Zurita, a Gonzalo Mufioz, Diego Maquicira, los primeros en arruinar el “yo dela eradicién épice y lives, y en ditparar sus ecombros «onttala imagen trascendental del hablante metatisico. Fyewoa ssas obras de autores hombres las que carnavalizaron el yo" de ls tradicisa con parodd tcansexuales de roles masculisos y fe meninosquesealteman en la vor montajisea del pocta disfraza- cdo sie lumpen ie prosticura, de travesti, de guerrillera o de san 2, Recordar estas citas dela ncovanguardia potico-literasia de Jos ochenta como una zona de emergencis que comparticron voces maseulinas y voces femeninas, es una forma deatendee el pediido de Soledad Bianchi: “Se have necesatia quebrar el ghetto’ del sexo y se teataria de situarlos (los textos de mujeres) junto a Jos attos praducides por contempariacas hombres y mujeres sonsiderande semejanzas y diferencias, reconociendo logios y aportes, pero cambign linaitaciones"™, El feminismo requiere sumar el aporte de todas aquellas veces descanonizantes —ine layendo las vooes masculinas— que iberan interpeetaciones he- terodoxas desde distintas pasicianes de disctrso marcadas por a subalecrnidacl, para reforear la potencia de lo €emenino en lo que Jean Franee Hlarsa “Ia lucha por el poder interpretative" Sino se atiende la necesidad de reeanocer los moos dis- tints y a veces conisatias que tienen Tas textas de mujeres de relacionarse com la auroridad literaria (modes que van del desacae ‘a alaméxima obsdiencia), lacritica feminista corre el riesgo de sobreproreger lo femeninoy de “ampararindiscriminadamence 4a produccicin actsica ce las mujeres. partic delasieregularidades sociales que geavitan en si contra cama ciudadanas". La ceftica Baath op. et, p. 138 “Dials Eli, "Chesionrio" en Numeno Boca gaa 1987, a 3 Lar, Cancels, a feminista debe neccsariamente entrar cn el detalle (discu:sivo e ideolégico-Lnerasio) del eompertamicnte excitural de los estes, para no terminar censtrando, en nombre de de diferencia sexual aque marca el grupo social de las mujeres, aquellas diferencias sxe sates que, por ejemplo, enfientan ciertas prostucciones femeni- ssasavin subordlinadlas a una ideolaga iterate dele represersacidn -femeninao militante-feminisea} a aquellas otra: eseri- expres curas antierepresentacianales que sospechan canto de la caregorta autoevidente de lo femenine coma del determinismo gerdtico- sexual de un veecor homogéneo de unificacién del texto, Marear una diferencia entre los rextoslestve la critcaliveraria ersinista paca separar “dos tendencias extreras en laaetividad cultural de oposiciéin: una que tiendea dar por sentades los pracesos desig: nificacidn® yqueles encarga alocsignificades “ya constieuidas" ly tareadesehicularel mensaje deoposicidn, y oeaque “considera al cardeterideoldgico del proceso de significacin como alge que hay que-desafiat” basindase en la dea “de que los mods habi- tuales de representacin constinayen formas se ba subjee vide —el sujeca fijado por el carscrer cerrado de la obra, por eem- plo— caraceerlstias de una cultura patrireal o masculina y que escribir al modo femenino’ es en sf desafiar ls constitucién idoo- ligica de las modos predaminantes de representacié’ Reincosporar la escritara de mujeres a las dinémizas de entreceutzamienta palémico de las muiltiples series discucsivas e idsoldgicas que animan las tradiciones literarias lel cexto, obliga la critica femsinistaa pensarla femenino siempre en senstin con el marco dela intercextualidad cultural, y na como una dimen: sidn pura y homogénea que se mantendtia aislada de los proce Serer eager Madd C sos deinstinucionalizsein dela culeura. Reubicarel rextode las mujeres como una parte activa de fa tadicidn cultural con la que éta dialoga y cuya autoridad incerpela, permite entender mejor la telaciin constnuidadrupeura que puede llevar la eife- rencia” a intetrumpirlossistemas de identidad y repeticidn off ciales. Ningsna teaclicin lteraria ests heeméticamente sellada por lagontintidad de unasola y vinica vor!®, Lengua, historia y tradicién no son totalidades monoliticas, inquebrantables, sino, secuencias formadas por distintos —e inregulares— planos de consistencia que enttan ew muileiples batallas de cédigos. Aun= que ls teas del combate entre lossignos estén precondiciona~ das ideoldgicamente desde lo masculine, ls mujeres no pueden arse el lujo de renunciaea participaractivamente en estos eom- baresde Lneultura pare gencraren sta interior ga teliness rebel des por donde s fileran y diseminan los significados antipatriaccar les, Sabemes bien que muchos cextos ce mujeres—por mine: rismw pasivot por subordinacidn filial ala autoridad prarerna de Jartadicidn cansnniea—s6lo obececen el protocola de la culeara dlaminante y reproducen incensciencemente sus mismes for- matos de subyugacién masculina, Puede ser, eft tivamente. que tena mujer que tome fa palabra sélo lo haga para rendiste win tributo conformista a ls presuposictén masculina de la cultuea establecida. No basta com la determinante sexual del “ser mujer” para que el texto se lucha intelectuales para las mujeres, Los merimientos fei nistas mds ditecramente vineuladss al activismo social tienden adesconflar de ia teorfa por considerarla sospechosa de repro ducir las condiciones de desigualdad opresiva ligadas a una “di cid de los libros ala concrecién de la experiencias la especula- cién mental al contacte Fisica con a realidad diatia, la clase media intelectual al mundo popular, Muchas feministas tada- del trabajo” que opane el pensaral haces, la abstrace ‘vin erecn que la intelectwalizacidn del discurso hace caer a las mujeres en la tramps feloesdsica que vincula el poder-de-lara- x6n a la raxén-como-poder. La teotla serla, para esas ferninis- tas, un discurso de autoridad culpable de repetir la censura mantenida durance siglos por el daminio conceptual del Lo- .g05 (masculine) sobse la cultura del cuerpo y det desea que asocia, naturalmente, lo femenino a lo subjedvo y lo afeexivo cel "yo" vivencial sz eu vere evicnda del taco Expericciavepeesncacin le. Iolininvamescane™ publica en Reta eroamencanut 176175, oleic 6, Unsenidad de Fessburph Peto, al mismo tiempo, hay mujeres que han desarso: lado en Ia escena eulryral del feminismo concempotdties un trabajo intensamente eérico que entta en ardua competencta intelectual com la produccién de conocimiente que formulan {as disciplinas. La verdad es que ya no poelemes abordae los signos" ‘mujer” ygénero” sin encrar en didloge con esta aguda producalin Yedrica del feminisme mds reciente que cruza la flosofia, el psicoandlisis y la deconstruceidn, la crhtica eultue tal, El problema es que, mirada desde los bordesinferiores de luna cierta geagrafia del poder cultural, esta produccidn de cor ‘fe postestructuralista que inspiral feminismo deconseructive Heva inscrisa la marca subordinante del contexta académico- metropolicano que la ofganiza a través de sus eaelenas interna clonales de congresos y publicaciones, La relaclin de conflieww quese establece entre quienes seubican en la petiferialatinoa- mericana y la ceorfa internacional del centco, coma.a menudo Ia forma dewna oposicién entre experi iensia (el mundo prdcti- co de la vi ida cotidiana y de la incervencién directa én la vida Social) yliscarso (el mundo sbstracto dela rcflexiin ecpecul. tiva y del academicismo}, Me prepango aqui avetiguar de qué modo esta oposi- thn entre experience tla realidad latineamesicana) y dincurio {cl dispositivo tedrica del centra) refuerza la cadificacin de tuna “orredad” de lo femeninoy lo latino mente asaciada a los mitos, iericano peligrosa- los sentimientos y tae ideologtas ‘como conciencia esponeintea y como narracion primaria den territoriay un cuerpo de ari de lo vyatucral igen, 30 Cuerpo y experiencia Bl modoen que cada sujeto cancibe y practia las rela a fo us siatemade repte- Jones de género estd mediadlo por todo un sist ‘ob Jos pracesos de subjerividad a teavds sentaciones que a a de formas culturales y convenciones ideolsgicas, Los ime “hombre® y “mujer” son construcciancs discursivas queel len- me Weak i rficic anatsini- auuaje de la cultura proyecta einscribe en lasupert ar BF Je los cuerpos, disfrazando su condicén de signa (atic a y construidas) tras una falsa apariencia de verdades natwra- ae 1s ira La woncien~ s,ahigréricas, Nada nis urgent enanets, paral oe sca que rebar la metafisicn de una identidad onigh Se ai pomtneace oi detmtaiimzan sigito “mujer” ala trampa naturalista de las esencias y las - a Y para cumplir dicha tarea, ba erica oon ci omac priotitariamente en cuentac! Lenguaje yl iscuso, ps ; que éstos son los meclios través de los cuales se organiza i ideologia cultural que pretende eonvertic lo sunt a femenino en signos de identidad fijos einvariables a at cS tuna formacién discursiva que, delibersdamente, confunde ma "| acs el tunaleoay significaciba para hacernos steer que “la Biolog! — acerea del caricter Leora es fo gue forma cosine aera es ; slvcwsivo dela real-sacial, exhibiendo cOmo la scalded se encus tra, sicrapre intervenida| por organizacionesde significadas. La on ces, tambidn, fo que le permite al sujeto teansformares realidas ve emt bs elec slaves ( reid: edsoaeSepla Benhabib y Drucilla po fin ord a Vitenin: cone fons el Magriny, 1999, 9.202 “Teen ida eign, ca rasa to coroner rg pea a ae de Ee MOR Windgap). Baler: | eno 31 dada como natuna al abrir los signos que la fosmulan 2 nuevas combinaeiones interpretativas capaces de deshacer y rehacer los rayectos conceptualesqucordenan su comprensidin, Para cl Ee siismo, venuneiar'a la teorla sea privarse de las herranazeneas aque le permiten comprence ya la ver, tranaformar! sisters de imagenes, representaciones y simbolos que componsn fa kigica sdiscurciva cal pohsamienso de la icentiLad soeial elominante y setfa, ademis, contribuit pasivamente a que permanczca incues- sionads la eanipulacidn ideobigico-discursiva de las eategartas “hombre” y "mtujer” dela qué s sirveese pensamiento, Paramu- chas entonces, el feminismo es teorta, y “el feministno ¢s teoria del dicta... porque estina tomade consciencia del caricter dis- cursivoses deit; histérico-politico de lo que llamamos realistad, cies cavéeterdeconstruccién y producto al mismo tempo, un ‘ncento consciente de partcipar ene juego politica yen el debate cpisvemol6gico pata determina una cansformacion en las extrac suas sociales y-culturalesde la sociedad” Esteabordaje semidtico-discursivo delo socal ylocultu ral — que deriva de las conquistastedricas del ferninismo pastes: ‘mucturalista—. debesia resultarnas comvincence y eficaz (también ‘en Améries Latina) pata pensar sobre idemtidadl diferencia y alte :eineta internacional ctcule ad. Pero el hecho que lao través de aquellsligicas de reprochuecién universitaria que globa- lizala academia norteameticana, ha suscitado enérgicasreactiones entce las feministaslatinoamericanasquue, entre otros efectos, aes sam al teoricismo metropolitann de corse pastestructuralista de portoncarlascategorlasde “realidad” yee “experiencia” en las que se materistim la dimensién politico-social de lx idencidad en Ja al veo: rones para un debe a 1992. 9.413 5 Mea, ‘Gala Co ser fii x ‘América Latina, Las feministasladinoamcricanas compiometidas con la movilizacin social y polltica desconfian de la hipertewtua lizacién del cueepo y de la sociedad que profesael deconsttuccio- nismo académicoz in deconstruccianismo culpable, sqgin elas, de hacemos creer que lo real es un pure artefacto discursive y que el signa “mujer” notiene mis existencia que la ingtiftica, Para las Feministas de Las protestas sociales, sabre tode en un escenario camo el latinaamericano donde las condiciones bistéricas de explotacién y opresién cefuerzan la desiguaklad sewal en la que seafirma el patriarcado, as sofisticacianes dela teoria metropolitana tesultan clemasiaco clusivas, Ellas opinan que se necesitaaqul pis accidn que diecurso; mds eorapromiso politica que sospecha filaséfica; ms clenuncta cestimonial que arabeseos ceconstructives. La hipertextualizacién del ewerpo y Ge la saciedad de la que se culpa al postestructuralismo y sus ‘mods tedricas metopolianas, ha gencrada reactivamente,en ese feminisme Latinoamericano, una defensa del walorde La “ex- periencia® como gurantiade una vinculacidn directa cen la realie lod de las rmujeres y su prablemética social, Se traza asf uid oposicidn entre prdctica avinnamericana y reorte merwpolizana (que engarza con la anterior divisidn entre experience (mirentici- dll defo vivido, espontancismo dela co saciad y representae cide (abstraccién conceptual ¢ hipermediacisn discursiva). No podemnios desconocer que la reivindicaciéneriticade la categoria de “experiencia” hasido especialmente valiosa para cl feminismo, ala condicién de no confiandiea cow el reseate na- turalisea de un dato psimario®, Tomado en siadimensién ya no ito, per ejemplo, al ensayo tela “Experiencs de Joan Scom,publieads en Hipangutt, 81, oid 1999, Placid In Acacia Argertiva de Mu ‘ontoligica sino epistemolégica, el concepro de experiencia tie- reel saludable valor critico de postular formas de conocimiento pparcials ysituadss,celativasal aqui-ahora de una constreccién local de sujeto. que desmiente a falso universalism del saber uedetiendedl sistema de generaisacién masculina, En contea dela abstraceién neutralizante del saber, la revalorizacién femi- nnista de lagpxiferiencia sirve para afiemar Ia concrecin saterial-sociil de una deserminade posicidn de sujero, especii- can un contexeo particular de relaciones sociales y sextales. El recurso-a la “experiencia” (la persona-cnesituacidn: subjetividad yeontexto) merece, efectivamente, ser defendida conta la tesis dle la cicailicidad del saber objecivo y de la especulatividad del saber Filos6fice como saberes puros, sin: mareas de determinae cid sexual (sin 1a huella de ninguno delas conllictos de géneeo que se desatan en cornea lalegicimaciéa y apropiacidn del sen sido). En su dimensién te6rico-politica, la “experiencia subraya la localizecisn critica deunsujeto que interpelatos eSdigos do- minanees desde un lugar de enunciacién siempre especitico, materialimente sitado, y designa proves de acneacién que do~ tan a4 sujeto-de movilidad operatoria para produeir iflemidad y diferencia en respuesta ciereas coyungurasce porter. Si trasla sdamos esta dimensidn erftica de le “experiencia” al eampo del feminismollarinoamericana, deberla entonces servimos para de- fender un contexto de operaciones partir del cual elaborar for- ras locales de produccidia teérica. Tanto teoriza la experiencia {darle« sta el rango analitico de una con sttuccisn de significa- dos} como dar cuenta de las particulares experiencias de da searia que reliza la crftéca feminist latinoamericana en espacios cul- ‘rales no homologablesa lascodificacianes metropolitanas,pasa porafirmar el valor tetico de un conocimiento sivuade: un eo Mi nocimiento quese reconoce mareade por wa geoprafiaiacernax cional desubardinaciones de poder y que, adcrnés,reivindica la afirmacidndel contexte como un recurso tril para oponerse a unt cierto nomadisma postmodernista que lo deslocaliza coco sin cesar, borrande peligrasamente fronterasy antagonismos “Con an, ent este casa, el mado corsage roxio” y “experiencia” es sey stwaciomel a través del cual las feministaslasinoamericanas producen teorla, Pero si bion nos es il escarar esta defensa {ceérico-politica) dela “experiencia, debemos sospechrdel so. prectitico que suelei hacer dedicha eategorfa ciertas cendencias ferninistas latinoamericanas que docan 2 la experiencia de win valor pre-discursiva o extra-discursivo; un valor que parecerfa ligado 2 una realidad concebida como anterior y exterora las ‘medliacianes categoriales y discursivas, como fuemte de un co- nocimiento vivenciado desde lx nanuraleza (cuerpo) 0 desde la biogratia (vida): un conocimiemto ditecto, in-mediat, Ladefensa de una antesioridad y exteriaridal al concep to mediante palabras come “experiencia” a “cuerpo” estaba ya presence en unscicrto modelo de “eseritura Femenina” que culc- ‘vouna primetaentica literaria feminista in luida por Luce Iriga- ray, Helene Cixous y Monique Wiig. Lo que proponia ese modelo ctitico eta dejar Ruir la materia corporal tracicional- mente censurada parel modelo logocentrice de racionslizacién rmasculina para que, a través dé una estética de os flujo libidi- jerdticamente, misacty mis allé de nates, se deslizara ycircuh Ja barrera sineictica del Logos, todo lo que pracluce ritmo, carne maigenia del cuetpa de la madre —del yy deseo, La lengua “yeqpo acuerpo” con la made (Irigaray}— actwaria como un depésito sensorial y fective de vivencias femeninas que son anteriores al corte producide poraestruciuta de vacios ase 8

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