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Narrador:
Vamos a presenciar una bella historia,que pasó hace tiempo. Y no podemos olvidar. Todo
ocurrió en un pueblo, al que llamaban Belén. Una noche muy fría, y muy oscura también.
Pero mejor dejo de hablar, y les muestro a los protagonistas de esta gran historia que
cambió el mundo y trajo felicidad.
Narrador: Pronto vemos a una dulce jovencita en los aposentos de su hogar, con la ilusión
de casarse. Fervientemente le rezaba a Dios, rogando que se derrame grandes bendiciones
para su futuro matrimonial.
Grande fue su sorpresa cuando:
(Aparece el ángel Gabriel delante de Maria y posa sus manos encima de su cabeza)
Narrador: Haciendo este acto el ángel Gabriel, le concedió su gran deseo. Le dijo que Dios
siempre la escuchaba, y por eso decidió escogerla como su sierva para que en ella crezca
el salvador del mundo.
Gabriel tenía un mensaje para María y le dijo: 'Vas a tener un hijo y se llamará Jesús. Será
llamado Hijo del Altísimo y reinará para siempre'.
Narrador: Maria le dijo que no podía creer lo que escuchaba, estaba demasiado agradecida
por esta gran bendición y que cumpliría la palabra de Dios como su fiel servidora, aunque el
miedo la invadía.
(José y Maria avanzan juntos abrazados en un desierto, posterior a ello José le limpia la
cara a Maria por el sudor)
Narrador: La noche helada cayó, y los primeros dolores empezaron en Maria. Su esposo,
desesperado corrió a los lugares más cercanos para encontrar un lugar acogedor y digno.
Todas las puertas fueron cerradas, y solo una le dijo que podía pasar la noche con ellos.
Alegres, quisieron entrar a la casa, pero grande fue su sorpresa cuando les dijo que podían
instalarse en la cabaña de sus animales. Con los dolores incrementando, no lo pensaron
dos veces. Apenas entró Maria al lugar, José ayudó a acostarla entre las pajas, los animales
se asomaron curiosos ante la escena.
(Pronto se escucha el llanto de un bebé)
(Ingresan los animales alrededor del pesebre juntos a los pastores para adorar al niño)
Narrador: María coloco al niño con la ayuda de José, en una pequeña cuna con paja para
que estuviera cómodo y calentito.
Pronto se cruza en los cielos, una estrella dorada, la más brillante de todo el firmamento.
¡Se podía ver a kilómetros de distancia! y adornaba la majestuosa noche con su suave luz
al niño Jesús envuelto en pañales.
Muy lejos de allí, en Oriente, tres sabios astrólogos llamados Melchor, Gaspar y Baltasar,
vieron la estrella, quien guió su camino para conocer también al Rey de Reyes. Cuando
llegaron, no dudaron en darle al niño su regalo.
Primero comenzó el más longevo de ellos, Melchor, quien hizo entrega de la mirra para
perfumar al redentor. En segunda posición entró el más joven e inocente, Gaspar, entregó el
incienso como símbolo de la presencia de Dios. Finalmente, un rey con grande riquezas,
procedente del África, puso a los pies del pesebre un cofre lleno de oro, como símbolo de
poder y grandeza que algún día alcanzaría ese pequeño niño que encarnaba a Dios.
Por eso…
Para terminar este relato tan peculiar, nos tomaremos de la mano y recordaremos juntarnos
cada 25 de diciembre, para festejar el Nacimiento del Niño Jesús, o como nosotros lo
conocemos Navidad