You are on page 1of 12

Dice Samanta Villar que la maternidad no era como le habían contado.

Que le ha quitado
calidad de vida y que ella no sabía hasta qué punto esto era así cuando se embarcó en esta
aventura de ser madre. No le falta razón a Samanta cuando dice que la maternidad te quita
calidad de vida: te quita calidad de sueño, te quita calidad de alimentación, te quita calidad de
higiene (esas primeras semanas en los que a duras penas puedes sacar tiempo para ducharte),
te quita calidad de intimidad, calidad de empleo (aunque de esto no tiene la culpa el niño
precisamente), calidad de ocio... La maternidad te quita muchas cosas y te da muchas otras. En
este post no voy a hablar de ella. Ella simplemente ha elegido utilizar para su libro un hilo
narrativo contrario al predominante. Sin más. En lugar de hacer hincapié en las cosas buenas,
ha decidido hacer hincapié en las malas. Cuestión de perspectiva, y probablemente también de
visión de negocio.

El caso es que la maternidad es difícil. Y visto la lluvia de críticas que sufrió Samanta, parece
que ni siquiera tenemos derecho a quejarnos. La maternidad no solo es difícil, sino que
también debe ser abnegada, sacrificada, generosa... Tanto es así que no nos lo pensamos dos
veces antes de seguir echándonos cosas a la espalda. Trabajo, casa, niños. La supermujer.
Podemos con todo. Solo es cuestión de organizarse. Y encima vienen las "locas del apego", las
de la "crianza respetuosa" y lanzan el mensaje de que las necesidades del niño son lo primero.
Y seguimos sumando más y más carga. ¿Hasta cuando? ¿En qué momento decimos basta?

Hace unas semanas recibí esta consulta en mi grupo de crianza:

"Hola a todxs!!

Escribo a ver si pudieran orientarme o darme tips o consejos. Tengo una bebita de 7 meses. En
una palabra, podría describirla como "intensa". Yo aún no he vuelto a trabajar así que estoy
con ella 24x7. No puedo despegarla de mi vista porque llora y llora. Hasta al baño vamos juntas
(literal). Son pocas las veces que la puedo dejar 5 o 10 mins sola y que no se queje o llore a
cántaros. Desde que nació fue LME, colecho, porteo, no dejarla llorar, etc.

El problema que venimos arrastrando es que NO duerme de corrido. Con esto me refiero que
dormir es un caos. Ejemplo: La duermo alrededor de 20:30/21 y a las 22 llora. Vuelvo a tener
que dormirla, A las 23 llora. Así sucesivamente. Luego cuando me acuesto con ella (alrededor
de 24hs.) se sigue despertando llorando varias veces a la noche. No le alcanza estar al lado.
Quiere brazos y teta. Le trato de dar la teta de costado pero ella quisiera quedarse prendida
todo el rato y realmente me resulta super incómodo.

Mi marido duerme en el living hace como 2 meses. Yo estoy agotada. No doy más del
cansancio. Entiendo que los patrones del sueño se regulan con el tiempo y que los despertares
nocturnos son comunes pero lo que NO entiendo es cómo la duermo a las 20;30hs y cada
media hora (o menos) tengo que ir con ella porque llora como loca.

No me permite cenar, no puedo estar con mi marido nunca, porque está dale que llora.

La verdad se me acabaron las ideas. Por favor, ¿alguien podría orientarme qué hacer? ¿O qué
puede ser que pase?

Mil gracias de antemano."

Esto es sólo un ejemplo, por supuesto. Pero esto es bastante común, al menos en los grupos
de crianza respetuosa y crianza con apego en los que yo me muevo. Sólo tenéis que hacer una
búsqueda con la palabra "agotada" en estos grupos y ver la cantidad de mensajes que salen.
Está claro que esta mamá está esforzándose lo que no está escrito en darle lo mejor a su hija, y
está claro también que es una mamá informada. Entonces mi pregunta es, ¿por qué nadie le
ha hablado de la importancia del autocuidado en general y para la crianza respetuosa en
particular?

La respuesta a esa pregunta la desconozco. Supongo que como se hace tanto hincapié en las
necesidades del niño, que se da por supuesto que las necesidades de los padres pasan a un
segundo o tercer plano. En el post de hoy no voy a contestar a la consulta de esta supermami
en particular, eso lo dejo para el post del próximo lunes. Antes quería explicar qué es el
autocuidado y hasta qué punto es IMPRESCINDIBLE también en la crianza respetuosa.

Para ilustrar esto, voy a utilizar la pirámide de Maslow:

Por si no la conocéis, la pirámide de Maslow fue diseñada por el psicólogo humanista Abraham
Maslow para definir y organizar las necesidades y motivaciones del ser humano. La teoría es
que todos nacemos con las necesidades fisiológicas, y según vamos cubriendo esas
necesidades se van creando otras que nos ayudan a crecer y mejorar como personas. Esta
premisa funciona también al contrario, un ser humano no puede desarrollar una necesidad o
motivación de un piso superior si no tiene cubiertas las inferiores. Los cuatro niveles más bajos
responden a necesidades "deficitarias", respondiendo el nivel superior a las llamadas
necesidades de "desarrollo del ser". Es decir, las necesidades deficitarias hacen referencia a
carencias y cuando no están cubiertas producen malestar. Las necesidades de desarrollo del
ser son importantes para el crecimiento personal y las están relacionadas con el deseo de
crecer como persona.
Ahora echa un vistazo a las necesidades y a los diferentes niveles e intenta identificar qué es lo
que necesitas específicamente cuando estás ejerciendo una paternidad o maternidad
respetuosa.

¿Las has identificado ya? Prácticamente todo está en los dos niveles superiores. Especialmente
en el superior. Es más, vamos a ver las características que según Maslow tendría una persona
autorrealizada y vamos a leerla teniendo en mente el ideal de crianza respetuosa:

- Centradas en la realidad, que sabían diferenciar lo falso o ficticio de lo real y genuino.

- Centradas en los problemas, que enfrentan los problemas en virtud de sus soluciones.

- Con una percepción diferente de los significados y los fines.

En sus relaciones con los demás, eran personas:

- Con necesidad de privacidad, sintiéndose cómodos en esta situación.

- Independientes de la cultura y el entorno dominante, basándose más en experiencias y


juicios propios.

- Resistentes a la enculturación, pues no eran susceptibles a la presión social; eran


inconformistas.

- Con sentido del humor no hostil, prefiriendo bromas de sí mismos o de la condición humana.

- Buena aceptación de sí mismos y de los demás, tal como eran, no pretenciosos ni artificiales.

- Frescura en la apreciación, creativos, inventivos y originales.

- Con tendencia a vivir con más intensidad las experiencias que el resto de la humanidad.

Capacidad de ver más allá de las apariencias, como cuando os digo que busquéis la razón
detrás del comportamiento; capacidad de resolver conflictos y de resolución de problemas,
como cuando os digo que evitéis castigar y os centréis en su lugar en buscar soluciones a los
problemas; capacidad de espíritu crítico, para ser capaz de ir en contra de la crianza
mayoritaria en nuestro entorno; autoestima, respeto propio y a los demás, creatividad para
buscar soluciones poco comunes... Todo esto llega cuando tenemos un cierto bienestar, y
cuando tenemos nuestras necesidades cubiertas en general.
¿Qué pasa cuando nos negamos el derecho de cubrir nuestras necesidades "deficitarias"
durante un largo periodo de tiempo? Que el cuerpo se pone en modo de supervivencia y
comienza a tener dificultades para acceder a ese tipo de herramientas superiores.

¡¡¡TUS NECESIDADES IMPORTAN!!!

Y no sólo es que importen porque eres un ser humano y tienes derecho a sentirte bien, sino
porque de tu bienestar depende también el bienestar de tu familia. Si estás disponible el 100%
del tiempo para tu hijo, puede que pienses que estás haciendo lo mejor para él, pero si esa
disponibilidad implica que estás teniendo cambios de humor bruscos, mal humor constante,
agotamiento crónico, si esto implica que estás teniendo despistes que os ponen en peligro
porque eres incapaz de concentrarte, si implica que haces las cosas con resentimiento, que te
sientes forzada, que te sientes constantemente abrumada, que pierdes el control de tus
emociones muy a menudo, que eres incapaz de buscar soluciones a situaciones más o menos
sencillas... Si esto es lo que implica, entonces es el momento de que te plantees decir basta y
empezar a poner límites.

Lo sé. Poner límites a tu hijo es difícil. Especialmente si entiendes el llanto como algo malo y
como algo a evitar a toda costa. Si has leído un poco por el grupo, o por el blog, ya sabrás que
es una visión con la que no estoy de acuerdo. Yo considero que el llanto es algo a escuchar, a
validar y a acompañar, y que por tanto si necesito establecer un límite y a mi hijo no le gusta,
entiendo que tiene el derecho a protestar, y que mi papel será respetar ese derecho, hacerle
que se sienta comprendido y acompañado. Nada más. No necesito modificar el límite si no
deseo hacerlo.

¿Implica esto que debemos anteponer nuestras necesidades siempre? NO. Tener un hijo
siempre va a significar anteponer sus necesidades a las nuestras. Pero deberemos diferenciar
tipos de necesidades.

Por ejemplo: Imagina que has pasado una noche horrible y cuando llega tu pareja quieres
aprovechar para descansar. Sin embargo tu peque lo que quiere es jugar. CONTIGO. No le vale
ningún sustituto. Quiere jugar contigo y con nadie más. Intentas irte pero se pone a llorar.
Intentas convencerle pero no funciona. Tu pareja intenta distraerlo con algo para que se le
pase y no hay forma. ¿Qué haces?
Si tu respuesta es: "Resignarme y quedarme a jugar con él" estás renunciando a una necesidad
básica tuya por una de tu hijo que es de un nivel superior.

Si tu respuesta es: "Decirle al peque con confianza que voy a ir a dormir y que lo veré cuando
haya descansado, irme a dormir, ponerme ruido blanco o tapones, confiar en que mi pareja
manejará la situación y sabrá calmar al peque" entonces estás estableciendo un límite
razonable en torno a tu bienestar. Estás tomando las medidas necesarias para cubrir una
necesidad básica tuya y estás responsabilizándote de tu bienestar.

Si la idea de dejar a tu hijo llorando por ti mientras te vas a dormir te revuelve las tripas, quiero
decirte que te entiendo. Yo no quiero forzarte a que hagas algo que te va a crear ansiedad. Y
desde luego no quiero que nadie use este texto para obligar a ninguna mamá o papá a
cuidarse en contra de su voluntad. Aquí estamos hablando de AUTOcuidado. Es decir, tiene
que salir de ti, tienes que ser tú quien decida qué es lo que necesitas hacer para recargarte de
energía y poder seguir ejerciendo tu crianza de la mejor manera posible. Este post lo que
pretende es desprender la culpabilidad de esas actividades de autocuidado, y decir a esas
madres y esos padres que pedir ayuda no es fracasar en la crianza, y que poner una necesidad
básica tuya por encima de una no tan básica de tu hijo no es egoísta. Eso es lo único que
pretendo.

Vamos a tener que relegar nuestras necesidades a las suyas muchas veces, muchísimas, cada
vez que tenga una necesidad del mismo nivel que la nuestra, o de un nivel inferior (es decir,
más básica). Así que debemos tener claro que las nuestras también son importantes para
poder priorizar nuestras necesidades en los casos en los que entre en conflicto con una
necesidad de nuestro peque (o de nuestra pareja, o de cualquier otra persona que dependa en
cierta forma de nosotros) que pertenezca a un nivel superior a la nuestra (es decir, que sea
menos básica).

En muchas ocasiones, habrá formas de encontrar soluciones que satisfagan a la vez las
necesidades de ambos independientemente del nivel que sean. Pero en otras ocasiones será
imposible y habrá que elegir. Y sé que piensas que no pasa nada por aguantarte el pis un rato
más, o que puedes esperar a ducharte hasta la noche suponiendo que el peque esta vez
acceda a dormirse a su hora, o que tampoco tienes tanta hambre... Sé que piensas que no pasa
nada, y que prefieres asegurarte de que tu hijo tiene todo lo que quiere y lo que necesita, es
tan pequeño que no entiende. Tú eres el adulto, tú puedes esperar.

Y seguramente sea así durante un tiempo. Pero cuando no le das importancia al autocuidado y
te acostumbras a relegar tus necesidades, llega un momento en que empiezas a pagar las
consecuencias y que empiezas a notar los efectos de negarte una y otra vez durante
demasiado tiempo. Ese será el momento, si es que no te has convencido antes, de empezar a
priorizar también tus necesidades. De ponerlas en la agenda, en la lista de tareas importantes.
Será el momento de reflexionar, y de identificar cuáles son y cuál es la mejor forma de
cubrirlas, será el momento de pedir ayuda, de pedir consejo para buscar soluciones creativas si
no se te ocurre nada. Será el momento de darte cuenta de que tus necesidades importan tanto
como las del resto de tu familia, incluidas las de tu peque.

Debemos aprender a establecer límites sanos en torno a nosotros mismos. Debemos aprender
a decir que no cuando es necesario. Y con nuestro ejemplo nuestros hijos aprenderán, no solo
a respetar el espacio y las necesidades de los demás, sino también a respetar las suyas propias.

Y si eres madre soltera, o si no tienes a nadie cercano al que pedir ayuda, no quiero que te
tomes esto como una carga más. Como una tarea más a hacer. Como una forma más de sentir
la falta de "tribu" como un fracaso. Quiero que lo interpretes como un empujoncito a salir y
conectar. A ser creativa, a buscar otras madres afines con las que intercambiar favores para
cubriros las espaldas unas a otras. A mirar a tu alrededor con el objetivo de buscar opciones
para tomarte un respiro sin sentirte culpable. Porque lo estarás haciendo por ti, y lo estarás
haciendo por ellos.

"Cuidar de ti misma no significa "yo primero ".

Significa "yo también".

Tú importas, tu felicidad importa.

Tu salud importa. Tus sueños importan.

Hoy haz al menos una cosa que sea para ti misma.

Da un paseo bajo la lluvia. Queda con un amigo para tomar un café.

Escribe en tu diario. Lee un libro. Planea un viaje.

Abraza un árbol. Ayuda a un extraño.

Crea algo. Planta algo.

Canta algo. Aprende algo.

Lo que sea que te haga sonreír,

haz un poco cada día.

Tus hijos están mirando.

Deja que te vean feliz." L.R.Knost

Quiero seguir formándome para poder ayudaros más y mejor pero los cursos de crianza son
muy caros. Si te ayudan mis posts y quieres que siga trayendo contenido de calidad, ahora
puedes ayudarme haciendo una pequeña donación. ¡Muchísimas gracias!
PayPal, la forma rápida y segura de pagar en Internet.

Si tienes alguna pregunta o comentario que hacerme, o si tienes algún truco o sugerencia más
que quieres aportar puedes hacerlo a través del blog, de la página de Facebook o de la cuenta
de Instagram. Y si te ha gustado la entrada o crees que podría ayudarle a alguien que conoces
COMPARTE.

¡Mil gracias por leerme!

¡Feliz Crianza!

Enviar por correo electrónico

Escribe un blog

Compartir con Twitter

Compartir con Facebook

Cuidados del Bebé, Ideas y Más, Primera Infancia by Administrador 29/06/2021

Por: Rafaela García Barona.

Un día tu hijo comentará un error o tomará una mala decisión y acudirá a ti en lugar de huir de
ti. Entonces entenderás el valor de una crianza respetuosa, positiva y pacífica.

R. Knost.

Como padres de niños pequeños venimos de una crianza diferente a la que se imparte hoy en
día, lo que nos deja confundidos y sin saber muy bien cómo actuar, la tecnología y sus consejos
nos invaden y en nuestra cabeza tenemos esos recuerdos de como hubieran manejado tal o
cual situación las generaciones de las que precedemos, esto nos da como resultado a padres y
madres asustados que no encuentran asertiva sus acciones, este miedo que sentimos nos
inutiliza, cediendo ante cualquier deseo de nuestros hijos para evitar generarles un malestar o
un momento incómodo, descargamos nuestra responsabilidad en la tecnología como si fuera
la mejor niñera y nos cargamos de estereotipos a los que responder, la familia perfecta que
casi se exige en las redes sociales.
Todo este preámbulo mencionado nos da como resultado, padres angustiados, cansados y sin
un norte claro; en realidad, la paternidad y maternidad se los debe tomar con mayor
naturalidad, viviendo un día a la vez. Para llegar a una crianza respetuosa, primero tenemos
que respetarnos como seres humanos, aceptar nuestras emociones y sentimientos abrazarlos
para después dejarlos ir, muchas veces he leído esta frase: mis hijos no necesitan una mamá
perfecta, necesitan una mamá feliz. Y aun con esta frase tan empática nos ponemos una meta
inalcanzable porque es imposible mantener una felicidad constante eso nos haría apáticos a
cualquier situación cotidiana que se nos presente e incluso podríamos convertirnos en
nuestros mentirosos más acérrimos sería mejor decir Mis hijos no necesitan unos padres
perfectos solo necesitan la naturalidad de ellos.

Una vez que como padres valoramos y respetamos nuestros estados de ánimo sin juzgarnos
estamos listos para educar a alguien más, no se puede dar lo que no se tiene para lograr una
crianza respetuosa solo se necesita tres simples pasos a seguir:

Conocer la etapa de desarrollo en la que se encuentran nuestros niños, es básico, así como
ponernos en sus zapatos, sería para nosotros, mucho más fácil entender que las rabietas son
parte de su proceso y que la falta de lenguaje les podría crear frustración al no sentirse
entendidos. Esto nos daría cierta tolerancia a los diferentes retos que se presenten, responder
con las frases: “te entiendo”, “me imagino que duele”, “sé que te molesta” nos conecta con
nuestros niños. Abre el espacio de comunicación en lugar de cerrarla.
Establecer los límites y tenerlos claros pues muchas veces en casa no sabemos muy bien cuáles
son las reglas a tratar en cada hogar y porque las implementamos, tenemos una vaga idea de
que, por ejemplo, debemos tener una rutina, pero no sabemos muy bien por qué tampoco
sabemos si las reglas con las que viene mamá comulgan con las de papá , si las quieren reflejar
en casa, si están de acuerdo con ellas, por esto es sumamente importante dialogar y definir
qué es lo que esperamos encontrar el por qué las estamos implementando esto nos daría la
herramienta de no utilizar el castigo como primera opción sino una explicación oportuna y
cariñosa: “no pegues a tu hermano porque le duele, fíjate en su cara él no lo está disfrutando”
que maravillosa oportunidad para enseñar por medio de un golpe acerca de empatía.

Lo que nos lleva al tercer punto Mirar con ojos positivos las situaciones que se presenten, un
conflicto es siempre una oportunidad para enseñar y por supuesto para aprender, así cada
problema deja de serlo y se convierte en una ocasión para aprovechar nuestro papel filial,
fortalecer a nuestros niños porque no están siendo controlados están siendo guiados con
amor. Muchas veces he visto a los padres y madres que tienden a poner su atención en las
cosas que hay que corregir de sus hijos, pero, qué pasaría si en lugar de corregir nos
enfocamos en lo que quisiéramos fortalecer, que atención le estuviéramos brindando a estos
pequeños seres que amamos con tanta entrega el de inquisidores o el de esa persona en la
que ellos pudieran y quisieran confiar.
Así, en tres puntos queda resumida la crianza respetuosa, puntos que en su simplicidad llevan
lo complejo, es muy difícil dejar salir esta postura de amor y guardar la de control, pero un día
a la vez y cuando veas a tus hijos seguros recogerás el fruto de la crianza con respeto.

Entender y tratar las rabietas desde el respeto


Publicado por Rosa Fuentes en 9:00:00

No sé si os habéis fijado en que no siempre utilizo la palabra "rabieta" en mis posts


(excepto en los títulos, la verdad, porque busco claridad). Está cargada de connotaciones
negativas, y como nuestra manera de enfocar las situaciones es tan determinante a la
hora de actuar, procuro sustituirla por expresiones más neutras y con menos carga
emocional para los adultos. Una de mis expresiones favoritas, y que seguro que os
suena si me seguís, es la de "desborde emocional". Me parece que representa muy
visualmente lo que es la pérdida de control cuando a los pequeños les desbordan
las emociones. A mí me hace visualizar en esas imágenes del tsunami de Japón o el
de Tailandia, cómo esas olas lo arrasan todo de una forma absolutamente
incontrolable. A nosotros, acostumbrados a las suaves olas de un mar en calma, o a
unas olas más o menos grandes de un mar un poco picado, nos resulta casi imposible
pensar el nivel de destrucción que puede llegar a causar. Lo mismo nos pasa a los
adultos, acostumbrados como estamos a tener cierto control con nuestras emociones, el
imaginar hasta qué punto los niños pierden el control de sus actos nos puede resultar
difícil. Y muchas veces, de esa incomprensión parte nuestra forma de actuar hacia ellas.

Continuando con la serie de entradas sobre las rabietas, os traigo el artículo que más me
ayudó a entenderlas, y del que saqué la expresión "desborde emocional":

Acompañar los des-bordes emocionales con empatía y respeto de la Licenciada en


Psicología argentina Natalia Liguori

Esta vez es un artículo en español, así que simplemente tenéis que ir al enlace que os
indico y empaparos del saber que Natalia comparte con nosotros. Recomiendo
encarecidamente su lectura. En él primero nos explica cómo funciona el cerebro, cómo
se va desarrollando, y qué son los desbordes emocionales. Algunas de mis partes
favoritas son:

"Los niños pequeños no tienen los mismos recursos que los adultos para
gestionar sus emociones, y las mismas – al no ser reguladas – inundan y son
vividas con gran intensidad: felicidad plena, tristeza absoluta, frustración
“desmedida”. Como afirma la psicóloga española Violeta Alcocer, lo que la
rabieta de nuestro hijo nos está diciendo es: “He perdido todo el control sobre
mis emociones y sobre mi mismo, los sentimientos negativos se han
apoderado de mi y soy incapaz de manejarlos”.[2]"
[...]
Si los adultos logramos conservar la tranquilidad, podemos ayudar a que el
niño se calme, podemos acompañarlo y contenerlo, podemos “prestarle”
nuestra función de reguladores emocionales para que poco a poco pueda ir
interiorizándola y recién una vez que esté más tranquilos, podemos ayudarlo a
identificar lo sucedido, a comprender la emoción para poder abordarla a futuro
de manera eficaz, contando con distintos recursos para enfrentar este tipo de
situaciones."
Me encanta especialmente ese concepto de "prestarle nuestro cerebro". Me recuerda
muchísimo a esa cita de L. R. Knost que ya he usado tantas veces en el blog: "Cuando
los pequeños están sobrepasados por sus emociones, es nuestra función compartir
nuestra calma, no unirnos a su caos". El concepto es el mismo. En las situaciones de
pérdida de control emocional por parte de los niños, es imprescindible que el adulto sea
capaz de controlar sus emociones y sus reacciones (o al menos que lo intente en la
medida que le sea humanamente posible).

Después de ayudarnos a entender mejor qué es lo que pasa en el cerebro de nuestro hijo
cuando está en pleno desborde, nos indica algunas pautas de lo que podemos hacer.
Como quiero que leáis el artículo, sólo os voy a poner algunas de las más importantes,
pero lo mejor que podéis hacer el ir directamente allí y leerlo enterito:
¿qué podemos hacer?
– Tratar con respeto– Respirar profundo
– Intentar “sintonizar”
– Contener y acompañar
– Escuchar y validar
– Empatizar
– Mostrar otras alternativas
¿Os suena de algo? ¿A que se parece mucho a todo lo que nos aconseja Janet Lansbury?
¿Os parece buena idea lo de referirse a las rabietas con un nombre con menos
connotaciones negativas? En fin, espero que os haya resultado interesante y útil para
gestionar mejor esas "rabietas" o desbordes emocionales de los peques.

A modo de ejemplo, y para los que no me seguís en Facebook, os dejo un post que
escribí allí contando cómo gestioné un desborde emocional de mi hijo de 3 años.

Quiero seguir formándome para poder ayudaros más y mejor pero los cursos de
crianza son muy caros. Si te ayudan mis posts y quieres que siga trayendo contenido de
calidad, ahora puedes ayudarme haciendo una pequeña donación. ¡Muchísimas
gracias!

Si tienes alguna pregunta o comentario que hacerme, o si tienes algún


truco o sugerencia más que quieres aportar puedes hacerlo a través del
blog, de la página de Facebook o de la cuenta de Instagram. Y si te ha
gustado la entrada o crees que podría ayudarle a alguien que conoces
COMPARTE.

You might also like