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Significado y comprension en la historia de las ideas* Quentin Skinner Fi objetivo es considerar lo que juzgo la cuestiGn fundamental que surge necesariamente ida vez.que un historiador de las ideas! se enfrenta a una obra que espera comprender. Ese historiador tal vez haya centrado su atencién en una pieza literaria—un poema, una obra tea~ tral, una novela 0 en un trabajo filos6fico: algtin ejrcicio en los modos de pensamiento ético, politico, religioso u otros similares. Pero en todos esos casos la cuestin fundamental seguirs siendo la misma; zcudles son los procedimientos adecuados que hay que adoptar cuando se in- ‘enta alcanzar una comprensiGn de la obra? Existen desde luego dos respuestas actualmente or- todoxas (aunque conflictivas) a esta pregunta, y ambas parecen tener una amplia aceptacién, La ‘primera (que acaso sea cada vez mas adoptada por los historiadores de las ideas) insiste en que ‘el contexto “de los factores religiosos, polticos y econémicos” determina el sentido de cualquier texto dado, y por ello debe proporcionar “e! marco decisivo” para cualquicr intento de compren- derlo. La otra ortodoxia, en cambio (que quizé sea todavia la de mayor aceptacién, insiste en Ja autonomfa del fexto mismo como la tnica clave necesaria de su sentido, y por lo tanto dese cha cualquier intento de reconstruir el “contexto total” como “gratuito e incluso algo peor”? En lo que sigue, mi preocupacién serd considerar una tras otra estas dos ortodoxias y sostener que ambas comparten en sustancia la misma inadecuaciGn bésica: ninguno de los dos "Titulo orginal: “Meaning and understanding inthe history of ideas", en James Tully (comp), Meaning & Con ‘ext. Quentin Skinner and his Crics, Princeton, Nueva Jersey, Princeton University Press, 1988, pp. 297. (Apa ‘eidoorginaiamente en Misory and Theory, N° 8, 1969, pp 35-33.) Taduccén: Horacio Pons "in Maurice Mandelbaum, “The hisiory of ideas, inelletal history, andthe history of philosophy" en The Ht toriography ofthe History of Philosophy, Beihf 5, History and Theory, Middleton, Conn, Wesleyan University Pres, 1963, p33, soa, = encontard.unandlisis dela hy conTsa diversidad de medos en gu te ha wlzadoe- ‘a expresia ineluible. Yo Ta uso de manera consstente aunque con dlierada vaguedad, para alr simplemen- {ana varied lo més amplia posible de investgacioneshstncas sobre problemas itlecales. Tomo estas cas de uno de los muchos enfentsmienios enol debate qu dvi a fs ertioe litearos ene los “ncadémicos y los “ericos” Lo érminosy problemas de este debate parecen repose de manera iéntca faun~ que menos consiene) en ls historias de las dea iloscas, Sin erblrgo exaje mis ejemplos princpalmente (de estas whimas disciplins. Por oa parte, até en todos fos casos denis ess ejemplos & obras que on lise ‘aso de vigeeia acu El heeho de que cn su mayor pace comespondan as historia de In ens potion refle- | simplemente mi propa especialidad. La ereenia en la ectra contextual” que se poclama agus de FW. Bac {eson, "The functions ef evicism atthe presem time”, en Essays Criticism, 9, 1983p. 16.Lactesnelacosraia {nel texto mismo como “algo determinado” ssosena por FR. Leavis, "The responsible rie: o the functions of eres a anytime", en Sertiny, 1, 1953, p. 173. Prismas, Revista de historia intelectual, NY 4, 2000, pp. 149-191, enfoques parece un medio suficiente y ni siquiera apropiado de aleanzar una comprensin ‘conveniente de cualquier obra literaria o filosGfica dada, Puede demostrarse que amibas me- todologias cometen errores filosGficos en los supuestos que plantean sobre las condiciones necesarins para la comprensiGn de enunciados, Se deduce de ello que el resultado de aceptar ‘una u otra ortodoxia ha sido Hlenar la literatura actual de la historia de las ideas con una serie de confusiones conceptuales y afirmaciones empiricas errOneas, El intento de ejemplificar esta afirmacion debe ser necesariamente un tanto critica y negativo. Lo emprendo aqui, sin embargo, en la creencia de que puede producir conclusio- ‘nes mucho mas positivas y programiticas; puesto que la naturaleza de la presente confu- sidn en a historia de las ideas no sefiala meramente la necesidad de un enfoque alternati- vo, sino que también indica qué tipo de enfoque debe adoptarse obligatoriamente si se pretende evitar dichas confusiones. Creo que ese enfoque alternativo seria mas satisfacto- rio como historia y, por otra parte, que servirta para otorgar ala historia de las ideas su pro- pio sentido filosético, ‘Encaro en primer Ingar la consideracién de la metodologta ditada por la afirmacién de que el texto mismo deberia constituir el objeto autosuficente de investigacin y comprensién, daddo que éste es el supuesto que sigue rigiendo Ia mayor parte de los estadios, planteando os problemas filoséficos ms amplios y dando origen ala mayor cantidad de confusiones. En sf ‘mismo, este enfoque est I6gicamente conectado, no menos en la historia de las ideas que en tos estudios mas estrictamenteliterarios, con una forma particular de jutficacdn de la ea- lizaciGn del propio estudio. Segin se sostiene de manera earacterstca, todo el sentido de es- tudiar obras filoséficas (0 lterarias) pasadas debe radicar en que contenen (es una de las ex- presiones predilectas) “elementos intemporales"> en la forma de “ideas universales”,’ incluso una “sabiduria sn tiempo” con “aplicaciOn universal”.® ‘Ahora bien, el histriador que adopta ese punto de vista ya se ha comprometido, en sus- tancia en Lo que respect ala cuestin de cul es Ia mejor manera de comprender tos clisicos"7 Puesto que si todo el sentido de un estudio de ese tipo se eoncibe en términos de recuperacin de las ‘preguntas y respuestasintemporales” planteadas en los "grandes li- bros”, y po lo tanto de demostracin de su “pertnencia” constante,* debe ser no meramente posible sino esencial que el historiador se concentre simplemente en lo que cada uno de Tos 3 Poter H. Merk, Poltcal Continuity and Changet, Nueva Yor, Harper and Row, 1967p. 3. En cuanto als *con- figuraciones pereanes” de los textos lsios y sus "problemas perenne, tmbicn Hans J. Morgenthau, Dil as of Polits, Chicago University of Chicago Fess, 1953, p. 1, Mulford Q. Sibley, "The place of casial the ‘or in the study of polis" en Roland Young (comp), Approaches othe Sudyof Pies, Chicago, University of Chicago Press, 1938, p. 133 (un volomen qu conten machas eras afirmaciones similar) 4 Willatn 7. Blin, Theories ofthe Polideal System, Englewood Cif, Nueva Jerzy, Prentice-Hall, 1968.13 5G. E.G, Catlin, A story of Polieal Philosophy, Londres, 1950, p. x S Andrew Hacker, "Capital and cabuncles: the “reat book reapprise”,en American Palitical Science Review, 48,1954, p. 783, 7 Empl en todo e artfvlo esta expres poco agracada dado qu suclen usala todos os historindores de at leas, con una referencia aparentement lira a un “canon” cepa de texts. Con sespcio al insistencia en que el estado Je los “estos esos” debe “encontrar su gran justiicaién en la \sercan political thought and the study of politics" en Ameria Pol ‘al Science Review, 51,1957, p. 129 En cuanto a las “prepuntasy respuesasiterpoales”, véane todos lot |= tos de texto y, para una ep nds general, Hacker, “Capialand crbumcles.”,etado en la nota, p. 786, 180, autores elisicas ha dicho® sobre cada uno de esos “conceptos fundamentales” y “‘cuestiones permanentes".19 En resumen, la meta debe ser proporcionar “una reevaluacién de los escritos

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