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La Unión Soviética | El auge y colapso de la URSS

Sofia Hurwitz

La muerte trágica y dramática de Joseph Stalin el 5 de marzo de 1953 fue un evento

significativo en la historia de la Unión Soviética y tuvo un impacto profundo en la

política y la vida en la URSS.

Después de su muerte, Nikita Jrushchov emergió como el líder de la Unión Soviética y

comenzó a implementar una serie de reformas y políticas que marcaban un

distanciamiento gradual del legado de Stalin, lo que llevaría al desmantelamiento de

todo lo que había creado el antiguo líder soviético.

Lavrenti Beria fue quien impulso un cambio desde adentro: esto incluyó una condena

de las prácticas de trabajo forzoso y tortura que habían sido comunes en los gulags,

que eran campos de prisioneros en la Unión Soviética. También liberó a un número

significativo de prisioneros que habían sido encarcelados injustamente, incluyendo a

niños, embarazadas y ancianos.

Además, denunció la infame "Conspiración de los Médicos", que había acusado

falsamente a varios médicos judíos de conspirar para envenenar a líderes soviéticos.

Esta acusación había sido parte de la política represiva de Stalin y había sido utilizada

como pretexto para la persecución de la comunidad judía en la Unión Soviética.


Pero esto levanto grandes sospechas entre sus pares, por lo que fue sometido a un

juicio secreto y condenado a muerte por un tribunal especial. Pocos días después de su

arresto, Beria fue ejecutado.

La era posterior a Stalin también vio un intento de "descongelación" de la Guerra Fría y

una relativa relajación de las tensiones entre la Unión Soviética y Occidente. Parte de

este proceso implicó una autocrítica del Partido Comunista y la admisión de que el

partido era falible.

Uno de los eventos más significativos que marcó esta autocrítica fue el "Informe

Secreto" presentado por Jrushchov en el XX Congreso del Partido Comunista de la

Unión Soviética en 1956. En este informe, Jrushchov criticó fuertemente a Stalin y

reveló algunos de los abusos y represiones que habían tenido lugar durante su

liderazgo.

Sin embargo, es importante destacar que este proceso de desestalinización fue

selectivo y no implicó un cambio fundamental en la estructura política de la Unión

Soviética, que seguía siendo un estado comunista autoritario, que ahora llevaba a cabo

una política nuclear extremista y un juego de intimidación. Lo que desencadenaría en la

crisis de misiles en Cuba. La tensión entre Estados Unidos y la URSS aumentó a

medida que las dos superpotencias estuvieron al borde de la guerra nuclear. El mundo

se encontraba en un punto crítico, y se hablaba de una posible confrontación nuclear.


Su sucesor Leonid Brezhnev fue el líder de la Unión Soviética desde 1964 hasta su

muerte en 1982, lo que marcó un período de liderazgo prolongado conocido como la

"Era de Brezhnev". Era que se ve asociada directamente con el estancamiento y la

decadencia del sistema soviético.

La muerte de Leonid Brezhnev en 1982 marcó otro período de incertidumbre en el

liderazgo soviético. Hubo varios líderes breves que ocuparon el cargo antes de que

Mijaíl Gorbachov se convirtiera en el Secretario General del Partido Comunista en

1985.

Gorbachov llevo a cabo dos reformas que llevarían al final de la Unión Soviética: la

Perestroika, que fue una serie de reformas políticas y económicas implementadas a

partir de mediados de la década de 1980, como un intento de cambiar el sistema

comunista soviético; y la "glasnost" que se implementó con la intención de hacer que el

sistema político soviético fuera más abierto y responsable. Sin embargo, esta política

también tuvo consecuencias no deseadas, ya que permitió una crítica más abierta al

sistema comunista y a sus líderes, lo que contribuyó a la creciente agitación política y al

colapso de la Unión Soviética en 1991.

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