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1.

1 Sobrepeso y obesidad: perspectiva


actual y comprensión de la enfermedad

L.N. Primavera Pérez Romero


L.N. Andreah Berenice Gómez Sánchez

Objetivo:

 Reconocer el contexto global del sobrepeso y obesidad para generar una


visión más amplia sobre las causas y consecuencias de estas enfermedades.
Introducción

En el pasado el exceso de peso se asociaba con bienestar y prosperidad, sin


embargo, esta idea comenzó a cambiar durante la segunda década del siglo pasado
a medida que se fue evidenciando la relación del exceso de peso con los riesgos a
la salud. Actualmente la Organización Mundial de la Salud (OMS) define al
sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que
puede ser perjudicial para la salud. Esta definición explica de forma biomédica a
ambas enfermedades, sin embargo, no expone la complejidad del origen y de la
evolución del exceso de peso, la cual es necesario comprender para proponer
tratamientos exitosos que vayan más allá de un enfoque dirigido a la pérdida de
peso.

Adicionalmente, se ha estudiado la percepción que tienen los profesionales de la


salud respecto a las personas que padecen sobrepeso u obesidad, hallando
determinados estereotipos que podrían influir en la manera en la que un profesional
ofrece atención a estos pacientes. Ante esto, la presente lectura tiene la finalidad
de exponer al promotor de la salud las principales causas que generan el sobrepeso
y la obesidad, con la finalidad de invitarlo a reflexionar y comprender el amplio
contexto que rodea a uno de principales problemas de salud pública en México y en
el mundo.
1. Precepción de los profesionales de la salud

La precepción que la sociedad tiene sobre la imagen corporal ha cambiado ya que


en la actualidad se busca la delgadez como un ideal asociado a la belleza y a la
salud y en contraparte, se ha creado una idea negativa sobre el exceso de peso,
asociada a una salud deficiente.1,2

Esta percepción de la imagen corporal está influida culturalmente y se ha observado


que impacta al sector salud, tal como lo documentaron Teachman, Brownell,
Shwarts y cols. quienes aplicaron un test de asociaciones implícitas a personal de
la salud, hallando actitudes y estereotipos negativos sobre las “personas con
obesidad” al asociarlas con los atributos: “malo”, “flojo”, “insignificante” y “tonto”.3,4

Estos prejuicios afectan a los pacientes ya que el hecho de no tener un cuerpo


socialmente aceptable, puede ser motivo de una sensación de malestar, fracaso y
baja autoestima.2 Además, cuando los promotores de la salud tienen estas
creencias existen implicaciones en la atención que brindan a los pacientes; por
ejemplo, la percepción de “flojera” puede llevar a culpar a una persona por su
obesidad, así como afectar el tiempo de consulta que se le dedica, la empatía, la
calidad de las interacciones, el optimismo sobre la mejoría e incluso la disposición
de apoyarlo.4

Todo lo anterior es percibido por estos pacientes ya que en una encuesta, casi dos
tercios de ellos indicaron que “la mayoría de los doctores no entiende lo difícil que
es tener sobrepeso”.5 Por ello, resulta importante que el personal de salud sea
sensible, muestre empatía y esté atento, así como abierto, a trabajar con el paciente
bajo el contexto sociocultural que genera la enfermedad.
2. Sobrepeso y obesidad: una visión global

El sobrepeso y la obesidad son el resultado de una evolución crónica, resultado de


una interacción multifactorial, donde el desequilibrio energético se reconoce como
la causa directa de la obesidad.6 El desequilibrio energético ocurre cuando se
ingiere una mayor cantidad de energía de los alimentos en comparación con la que
se requiere para realizar las actividades cotidianas, lo que ocasiona que el cuerpo
almacene esta energía extra en forma de grasa, ocasionando un aumento de peso.

Parecería sencillo concluir, entonces, que esto es el resultado de la alimentación


individual de una persona y que como tratamiento sería indicado realizar una
restricción calórica; sin embargo, el balance energético positivo está influenciado
por factores económicos, sociales y
culturales, que están presentes a lo
largo de la vida y a los que se les
conoce como ambiente
obesogénico y representan las
causas subyacentes del sobrepeso y
la obesidad.

2.1 Ambiente obesogénico

Dentro del ambiente obesogénico, la OMS, la Organización de las Naciones Unidas


para la Alimentación y la agricultura (FAO) y la Fundación Mundial para la
Investigación del Cáncer destacan tres factores que propician la ganancia de peso
en las personas: el consumo elevado de alimentos de alto contenido calórico,
la ingesta de bebidas azucaras y el sedentarismo e inactividad física.7 Estos
últimos factores son comunes en el estilo de vida actual pues la mayoría de las
personas pasan gran parte de su tiempo sentados durante las actividades que
realizan en el día,8 por ejemplo, durante la jornada laboral, en la escuela, mientras
se transportan en automóviles e incluso durante actividades recreativas como al ver
una película o tomar un café con las amistades. Lo anterior contribuye al aumento
de peso debido a que una persona que se mantiene inactiva gasta muy poca
energía y esto, acompañado de una alimentación desequilibrada, favorece la
acumulación de grasa corporal.
Por su parte, el consumo elevado de alimentos de alto contenido calórico y la
ingesta de bebidas azucaradas es el resultado de una compleja red de causas
subyacentes, entre las que destaca el mercadeo masivo de alimentos de alto
contenido calórico y bebidas azucaradas con su alta disponibilidad y
accesibilidad, apoyados por la publicidad, así como su bajo precio.

Al respecto, cabe notar que es posible encontrar estos alimentos y bebidas en


tiendas de abarrotes, de las cuales en México existe más de medio millón; así como
en tiendas de conveniencia, las cuales han tenido un amplio crecimiento, ya que
según Censo Económico del 2014 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI), en 2013 se registraron 36 816 tiendas a comparación del año 2008, donde
sólo habían 20 004 (figura 1).9

Figura 1. Tiendas de abarrotes y tiendas de conveniencia

“Las tiendas de abarrotes y tiendas de conveniencia acercan los alimentos con alto
contenido calórico y bebidas azucaradas a la población.”

Elaboración propia.

También es posible encontrar su amplia oferta en los supermercados, de los cuales


en la Ciudad de México existen alrededor de 332 (Directorio Estadístico Nacional
de Unidades Económicas 2012).10 Esta cifra es similar a la de los 329 mercados
públicos tradicionales en la misma ciudad (figura 2),11 sin embargo, de acuerdo con
una encuesta de tiendas y mercados (2016) realizada por el Gabinete de
Comunicación Estratégica, el 53.7% de los encuestados prefieren hacer sus
compras en los supermercados (contra 35.0% que prefieren hacerlo en mercados o
tianguis) y las razones principales son que consideran que hacerlas ahí es más
barato, además de que existe más variedad de productos.12 Incluso actualmente es
posible realizar compras en estos establecimientos sin salir de casa a través de sus
páginas en internet, lo cual favorece que se prefiera realizar compras en dichos
sitios.
Figura 2. Oferta de alimentos en mercados públicos y supermercados

Mercados públicos Supermercados


Elaboración propia.

Si bien es cierto que en los supermercados existen secciones de productos frescos


–o perecederos– tales como verduras, frutas y carnes, también es verdad que es
posible encontrar una amplia variedad de bebidas azucaradas y alimentos con alto
contenido calórico e importante cantidad de azúcar, grasas y sodio, que los hace
apetecibles y cuyo consumo se ve favorecido por la publicidad que continuamente
encontramos en medios de comunicación masiva.

Se debe evidenciar que la mercadotecnia tiende a utilizar diversas estrategias con


la finalidad de que las personas compren y consuman determinados productos. Por
ejemplo, la publicidad dirigida a niños suele utilizar personajes ficticios, animados o
famosos que promueven que el niño quiera adquirir el alimento y otra estrategia es
incluir un juguete en la compra del alimento para incrementar su demanda.13 En
cuanto a la publicidad dirigida a adultos, es común observar personas disfrutando
momentos familiares o con amigos, así como celebridades atractivas consumiendo
estos alimentos. En este sentido, la publicidad involucra el afecto y la aspiración
como vínculo del deseo de compra de determinados alimentos y bebidas (figura 3).

Figura 3. Mercadotecnia de alimentos con alto contenido calórico

Elaboración propia.
En cuanto a la publicidad, Bowman y cols. informaron que los adultos que veían
más de dos horas al día de televisión tenían un mayor consumo de botanas, sodas
y bebidas azucaradas y se ha descrito que la exposición a los anuncios de alimentos
no saludables en la televisión disminuye el consumo de futas y verduras.14

Esta situación se acompaña de otro factor del ambiente obesogénico que es la


pérdida de cultura alimentaria. Al respecto, cabe señalar que en México las
mujeres continúan asumiendo la responsabilidad central de las principales tareas
de la casa, incluida la alimentación, ya sea que trabajen o se dediquen al hogar, sin
embargo, el tiempo que destinan las mujeres que trabajan a dichas tareas es menor
en una tercera parte, en comparación con las mujeres que sólo se dedican al hogar.6

Este cambio en la dinámica familiar limita el tiempo para la selección, compra y


preparación de alimentos, lo cual podría aumentar el consumo de alimentos
industrializados (congelados, enlatados y precocinados) que permiten cierto ahorro
de tiempo en el proceso de preparación.2,6

Además, dicha situación favorece el consumo de alimentos fuera de casa, lo cual


puede incidir en el incremento de peso, debido a que estas comidas tienen una
mayor cantidad de energía si se comparan con las preparadas en casa y se ha
observado que las personas que suelen comer fuera tienen un índice de masa
corporal superior al de las personas que suelen comer en casa.15 Esto mismo ocurre
con el consumo de comida rápida, como hamburguesas y pizza, las cuales se
caracteriza por tener una elevada cantidad de energía, azúcares y grasas, así como
limitado aporte de alimentos de baja densidad energética e importante contenido
nutrimental, tales como verduras y frutas.

Asimismo, en este tipo de establecimientos las comidas suelen acompañarse de


bebidas azucaradas (refrescos o jugos), los cuales representan un riesgo para el
incremento de peso debido a las calorías provenientes de los azúcares que
contienen, ya que se ha documento que el consumo de un refresco al día aumenta
la probabilidad de tener sobrepeso en un 55% en niños y un 27% en adultos. Pero
el incremento de peso es el menor de los
riesgos del consumo de bebidas
azucaradas, ya que de acuerdo con el
Instituto Nacional de Salud Pública, en
México 6 de cada 10 muertes se atribuyen al
consumo de bebidas azucaradas en
menores de 45 años, debido a diabetes,
enfermedades cardiovasculares y diferentes tipos de cáncer.16

Además, en estos establecimientos de comida ha habido un incremento en el


tamaño de las porciones (figura 4); por ejemplo, en los restaurantes de comida
rápida, antes el tamaño promedio de unas papas fritas era de 60 gramos, mientras
que ahora el tamaño se ha más que triplicado (200 gramos). Pero este incremento
no es exclusivo de la comida rápida, pues también hubo un incremento en el tamaño
de las presentaciones de una variedad de alimentos industrializados y existen
estudios que destacan que la gente puede comer hasta un 45% más cuando las
porciones son grandes.17 Cabe mencionar que la presentación más grande de estos
alimentos suele ofrecerse por una diferencia de precio pequeña en comparación
con la versión de menor tamaño, lo cual forma parte de las estrategias de
mercadotecnia y fomenta que la gente prefiera el tamaño más grande.

Figura 4. Incremento en el tamaño de porciones

Elaboración propia.
Lo anterior resulta comprensible pues los precios de los alimentos influyen en la
selección alimentaria y las condiciones socioeconómicas adversas también se
consideran un factor que influye en la presencia de sobrepeso y obesidad. Las
familias con menores ingresos ajustan sus preferencias a las limitaciones
presupuestales y buscan dietas que sean costeables, llenadoras y satisfactorias. En
varios estudios se ha observado que distintas poblaciones en inseguridad
alimentaria consumen menos frutas, verduras, lácteos
y carnes; en contraparte, tienden a consumir más
cereales, ya que tienen un menor costo por caloría.
Además, presentan cambios conductuales que los
hacen consumir más alimentos cuando estos están
disponibles y la modificación que en su composición
corporal –por ejemplo, pérdida de peso frente a periodos de escasez– hace que
sean más eficientes en acumular de grasa en el organismo cuando hay alimentos
disponibles. 2,6

Cabe mencionar que la contraparte (hogares con mayor ingreso) también presenta
riesgo de sobrepeso y obesidad, pues su capacidad económica aumenta la
disponibilidad en la dieta de energía aportada por los alimentos de alta densidad
energética, aceites y azúcares. Las dietas en estos hogares son más diversas, lo
cual las hace más apetecible e incrementa
su densidad energética. En este sentido, es
importante notar que ya sea que el ingreso
sea bajo o alto, las familias requieren
orientación alimentaria que les permita
realizar elecciones de alimentos saludables,
ajustándose a su presupuesto.2

Por otro lado, se ha estudiado la influencia del estado emocional en que se


encuentre una persona en la elección de alimentos y en los hábitos alimentarios,
encontrando que las emociones por si solas no son responsables de la excesiva
ingesta sino más bien, es la forma en que la emoción es afrontada por la persona,
como cuando una persona come mucho por sentirse triste, lo hace en menor
cantidad o no involucra los alimentos con dicho estado emocional. Así mismo se ha
observado que la influencia de las emociones sobre la conducta alimentaria es más
fuerte en las personas con obesidad que en las que no la presentan.18

De la diversidad de causas del sobrepeso y la obesidad expuestas previamente, la


OMS propone clasificarlas según su grado de relación con el aumento de peso en
tres categorías, las cuales son: convincentes, probable y posible, tal como se
muestra en el diagrama 1.

Diagrama 1. Factores del ambiente obesogénico según su relación con la


obesidad

Relación Convincente

Sedentarismo
e inactividad
Relación Probable
física
Consumo de
bebidas
azucaradas
Consumo de
comida rápida
Relación Posible
Mercadotecnia
Consumo de de alimentos
alimentos con industrializados Aumento en el tamaño de Consumo de alimentos
alto contenido las raciones fuera de casa
Condiciones
calórico socioeconómicas
adversas

Modificado de: Rivera 2012 - Clasificación de la evidencia existente sobre los factores de la dieta y de actividad
física y su relación con la obesidad según la revisión de la Organización Mundial de la Salud (2003) y la revisión
de la Fundación Mundial de la Investigación del Cáncer (2007).6

Este diagrama permite visualizar de forma puntual algunos de los principales


factores que contribuyen al aumento de peso y forman parte del ambiente
obesogénico. Se recomienda que el promotor de la salud los tenga presente para
valorar de manera global las causas que podrían estar contribuyendo al sobrepeso
y la obesidad de los pacientes que atiende.
3. Estadística sobre la obesidad en México

Identificar las causas que favorecen la presencia del sobrepeso y la obesidad es


importante para que se tomen medidas que eviten y reviertan dicha ganancia de
peso, teniendo en cuenta que estas enfermedades están presentes en todas las
etapas de vida y que han tenido un incremento muy importante a nivel mundial y
nacional en los últimos años.

Tan sólo a nivel mundial, en 40 años, la obesidad se ha casi triplicado. En el 2016,


se encontró que 1900 millones de adultos tenían exceso de peso, de los cuales,
650 millones presentaban obesidad, es decir casi 4 de cada 10 adultos presenta
exceso de peso (39%), y 1 de cada 10 (13%) presenta obesidad. Lo anterior indica
que actualmente poco menos de la mitad de los adultos en el mundo presentan
sobrepeso u obesidad.19

En el caso de México, este país ocupa el segundo lugar a nivel Latinoamérica y a


nivel mundial de casos de sobrepeso y obesidad, respectivamente. De acuerdo con
la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016, en el caso de los
adultos mexicanos se observa que 7 de cada 10 presentan exceso de peso
(prevalencia combinada de 72.5%).20

En cuanto a las diferencias por sexo (figura 5), la prevalencia combinada de


sobrepeso y obesidad es mayor en las mujeres que en los hombres (75.6%
mujeres, 69.4% hombres). Ahora bien, los hombres presentan mayor porcentaje de
sobrepeso, mientras que las mujeres lo presentan de obesidad. 20

Figura 5. Prevalencia de sobrepeso y obesidad en adultos mexicanos

Los hombres presentan


mayor porcentaje de
sobrepeso: 41.7%
69.4%

Las mujeres presentan


75.6% mayor porcentaje de
obesidad: 38.6%

Fuente: ENSANUT MC 2016.


De acuerdo con la misma encuesta existe una diferencia de la presencia de
sobrepeso y obesidad según la región donde habitan las personas: se encuentran
mayores casos de sobrepeso en la región centro del país (41.8%) y más casos
de obesidad en la región norte (37.8%). Por localidad, existe una mayor cantidad
de personas con sobrepeso en las zonas rurales (42.7%) y de obesidad en las
zonas urbanas (34.7%).20

Cabe mencionar que el exceso de peso no afecta únicamente a los adultos, pues
en niños de 5 a 11 años de edad, 3 de cada 10 menores presentan sobrepeso y
obesidad (prevalencia combinada de 33.2%) y en la etapa de 12 a 19 años de vida
4 de cada 10 adolescentes presentan dichas enfermedades (prevalencia
combinada de 36.3%). Es muy importante tener presente esto, ya que las cifras
indican que el ambiente obesogénico está afectando a la población mexicana en
sus diferentes etapas de vida, por ello, es muy importante comenzar a prevenirla
desde edades tempranas.20

4. Riesgos en la salud del exceso de peso

El exceso de peso y en particular la obesidad es un importante factor de riesgo de


enfermedades no transmisibles, tales como las enfermedades cardiovasculares
(cardiopatías y accidentes cerebrovasculares), la diabetes, los trastornos del
aparato locomotor (osteoartritis) y algunos tipos de cáncer (endometrio, mama,
ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon).19

De acuerdo con la Guía de Práctica Clínica “Prevención, diagnóstico y tratamiento


del sobrepeso y la obesidad exógena”, se estima que el sobrepeso y la obesidad
son responsables de cerca del 80% de los casos de diabetes mellitus tipo 2,35% de
los casos de enfermedad cardiovascular isquémica y 55% de enfermedad
hipertensiva.21

La misma guía clasifica el riesgo de presentar enfermedades asociadas con las


consecuencias metabólicas y el exceso de peso (tabla 1).
Tabla 1. Riesgo de enfermedades asociadas con la obesidad

Riesgo relativo Asociada con consecuencias


Asociadas con exceso de peso
(RR) metabólicas
Diabetes mellitus tipo 2 Apnea del sueño
Hipertensión Asma
Dislipidemia Aislamiento social y depresión
Mayor aumento
Enfermedad vesicular Somnolencia y fatiga
(RR: mayor a 3)
Resistencia a la insulina
Esteatosis hepática no alcohólica
(hígado graso)
Enfermedad coronaria Osteoartritis
Aumento
Enfermedad vascular cerebral Enfermedad respiratoria
moderado
Hiperuricemia/gota Hernia
(RR: 3)
Problemas psicológicos
Cáncer (mama, endometrial, colon) Venas varicosas
Alteraciones en las hormonas Problemas musculo-esqueléticos
Ligero aumento reproductivas / fertilidad alterada Incontinencia por estrés
(RR: 2) Ovarios poliquísticos Edema/celulitis
Alteraciones en la piel Lumbalgia
Cataratas

Fuente: GPC 2012.

Debido a que las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, los tumores malignos


y las enfermedades del hígado se encuentran entre las primeras causas de muerte
en México, a continuación se explica la relación que tienen con la obesidad.

 Obesidad y enfermedades cardiovasculares

La asociación entre obesidad y enfermedad cardiovascular es compleja debido a


los factores que intervienen en la fisiopatología de la enfermedad, entre ellos, la
obesidad puede causar aterosclerosis coronoria por dislipidemia, hipertensión y
diabetes mellitus tipo 2. Adicionalmente, se han propuesto factores como la
inflamación subclínica, la elevación en las concentraciones de leptina e insulina y el
intercambio aumentado de ácidos grasos libres.22 Estos factores tienen como
consecuencia el incremento en el riesgo de presentar infarto agudo de miocardio y
enfermedad vascular cerebral.

 Obesidad y diabetes

Si bien la relación directa entre obesidad y diabetes no es del todo clara, se ha


propuesto un vínculo entre ambas enfermedades por la presencia de citosinas
proinflamatorias, tales como el factor de necrosis tumoral y la interleucina-6, la
resistencia a la insulina, un metabolismo de ácidos grasos alterado y procesos
celulares, tales como disfunción mitocondrial y de retículo endoplásmico, como
consecuencia del exceso de peso. También ha quedado evidenciado que la
reducción de peso mediante intervenciones con modificaciones en el estilo de vida
mejora el control glicémico y reduce el riesgo de diabetes.23

 Obesidad y cáncer

La asociación entre obesidad y cáncer surge de estudios de cohorte. Existe


evidencia consistente que asocia una mayor cantidad de grasa corporal con un
riesgo incrementado de diferentes tipos de cáncer.24

 Las mujeres con sobrepeso y obesidad tienen de 2 a 4 veces mayor


probabilidad de presentar cáncer de endometrio, en comparación con las
personas de peso normal; el riesgo aumenta a mayor edad y mayor ganancia
de peso.
 Por cada incremento de 5 unidades de índice de masa corporal, las mujeres
tienen 10% mayor riesgo de cáncer de ovario y las mujeres
postmenopáusicas tienen un 12% de incremento en el riesgo de cáncer de
mama.
 Las personas con sobrepeso u obesidad tienen alrededor del doble de
probabilidad de desarrollar cáncer de esófago, estómago, hígado y riñones,
alrededor de 1.5 más veces la probabilidad de desarrollar cáncer de páncreas
y alrededor el 30% de probabilidad de desarrollar cáncer colorrectal, en
comparación con las personas de peso normal.
 Las personas con sobrepeso u obesidad tienen alrededor del 10 al 20% de
probabilidad de desarrollar cáncer mieloma múltiple, así entre 20% y 50% de
riesgo de desarrollar meningioma, en comparación con las personas de peso
normal.
 Obesidad y esteatosis hepática no alcohólica

La obesidad constituye el principal factor de riesgo de esteatosis hepática no


alcohólica, donde los niveles altos de triglicéridos y la resistencia a la insulina
provocan que la grasa se acumule en las células hepáticas, haciendo que el
organismo sintetice más grasa o enlenteciendo el metabolismo y la excreción de la
grasa. En consecuencia, la grasa se acumula y se almacena en el interior de las
células hepáticas provocando un hígado graso.25

 Otras consecuencias de la obesidad

Además de los riesgos en la salud previamente descritos, existen otras


consecuencias del sobrepeso y la obesidad que pueden afectar la calidad vida de
los pacientes. Entre ellas:21

- Apnea obstructiva del sueño, lo cual provoca que los pacientes presenten
micro despertares nocturnos y no tengan un sueño reparador, debido al
exceso del tejido adiposo en el área del cuello, lo que lleva a los pacientes a
estar cansados durante el día y rendir menos en sus actividades diarias.
- Osteoartritis, debido a un desgaste de huesos y articulaciones que puede
generar dolor en el paciente; además, esta afección puede dañar la cadera.
- Disminución en la fertilidad, en ambos sexos, tal como se documentó en
el estudio de salud en enfermeras, donde se observó una mayor infertilidad
en las mujeres con mayor índice de masa corporal; en cuanto a los hombres
se observó una menor cuenta y movilidad de espermatozoides a mayor
índice de masa corporal.
- Consecuencias emocionales (figura 6), ya que se ha observado que las
personas con obesidad tienden a presentar baja autoestima y manifiestan
limitación afectiva por los otros, lo que los puede llevar a aislarse de los
demás. También ven de manera menos optimista las situaciones de la vida
y pueden llegar a presentar ansiedad (se ha encontrado en un 35%) y se ha
documentado que los trastornos depresivos pueden estar presentes en 3 de
cada 10 pacientes con obesidad; si bien, estas consecuencias dependen de
la propia personalidad, de la edad en la que se presente el exceso de peso,
así como del entorno social que rodee a la persona.6
Figura 6. Consecuencias emocionales de la obesidad

Elaboración propia.

Debido a estas consecuencias físicas y emocionales y la estigmatización que


pueden tener estos pacientes resulta muy importante que los promotores de la salud
estén atentos a la identificación y tratamiento del sobrepeso y la obesidad, para que
puedan contribuir de manera positiva a revertir esta situación de creciente
prevalencia e interés en el país.

Conclusiones

El sobrepeso y la obesidad se originan por la combinación de varios factores que


es necesario analizar para poder comprender de manera más integral la creciente
prevalencia que estas enfermedades están teniendo en el país, ya que dicho
entendimiento promoverá un mejor acercamiento y empatía respecto a lo que está
experimentando el paciente que presenta exceso de peso.

Para lograr lo anterior, es necesario que el promotor de la salud se sensibilice


respecto al complejo origen y consecuencias que tienen el sobrepeso y la obesidad,
ya que esto también permitirá ofrecer opciones que verdaderamente respondan a
las necesidades que tiene el paciente. Cabe mencionar que es importante que los
promotores de la salud detecten y brinden atención de manera oportuna a aquellas
personas que presentan exceso de peso, ya que de esta manera el promotor podrá
estar aportando de manera positiva ante una problemática creciente en el país.
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